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RSIDAD DE GUAYAQUIL

LTAD DE CIENCIAS MÉDICAS

CARRERA DE MEDICINA

TAREA DE PSICOLOGÍA

ESTUDIANTE:

DIEGO ANDRÉS PAREDES JIMÉNEZ

GRUPO:

4-6

DOCENTE:

DRA. ROSA CEPEDA

PERIODO:

2023-2024

GUAYAQUIL, ECUADOR
TRASTORNO BIPOLAR
INTRODUCCIÓN

El trastorno bipolar, también conocido como enfermedad maníaco-depresiva, es un trastorno


mental crónico que se caracteriza por cambios extremos e impredecibles en el estado de ánimo
de una persona. Las personas con trastorno bipolar experimentan episodios maníacos o
hipomaníacos, en los que se sienten eufóricos, enérgicos o irritables, y episodios depresivos, en
los que experimentan una profunda tristeza y desesperanza.

Durante los episodios maníacos, las personas pueden tener una energía excesiva, hablar
rápidamente, tomar decisiones impulsivas y tener un sentido inflado de sí mismos. Por otro
lado, durante los episodios depresivos, pueden experimentar una pérdida de interés en las
actividades cotidianas, dificultades para dormir, cambios en el apetito y pensamientos suicidas.

CLASIFICACIÓN SEGÚN CIE-10 Y DSM-5

Según el DSM-5, el trastorno bipolar se clasifica en los siguientes subtipos:

Trastorno bipolar tipo I: Se caracteriza por la presencia de al menos un episodio maníaco


completo, que puede ser precedido o seguido por episodios depresivos mayores o
hipomaníacos. Los episodios maníacos son períodos distintivos de elevación del estado de
ánimo, irritabilidad o energía excesiva que duran al menos una semana.

Trastorno bipolar tipo II: En este subtipo, se presentan episodios depresivos mayores y al
menos un episodio hipomaníaco, que es un estado menos grave de elevación del estado de
ánimo en comparación con los episodios maníacos completos del trastorno bipolar tipo I.

Ciclotimia: También conocida como trastorno ciclotímico, se caracteriza por la presencia de


numerosos períodos de síntomas hipomaníacos y depresivos que no cumplen los criterios para
episodios completos. La ciclotimia implica cambios de humor menos severos pero crónicos.

Por otro lado, según la CIE-10, el trastorno bipolar se clasifica en los siguientes subtipos:
Trastorno bipolar tipo I: Es similar al subtipo del DSM-5, que implica episodios maníacos
completos seguidos o precedidos por episodios depresivos.

Trastorno bipolar tipo II: En este subtipo, se presentan episodios depresivos mayores y al
menos un episodio hipomaníaco, al igual que en el DSM-5.

Ambas clasificaciones (DSM-5 y CIE-10) reconocen la importancia de los episodios maníacos y


depresivos en el diagnóstico del trastorno bipolar, pero existen algunas diferencias en la
terminología y los criterios específicos utilizados.

Es importante señalar que estas clasificaciones son herramientas utilizadas por los
profesionales de la salud mental para evaluar y diagnosticar trastornos psiquiátricos. Si
sospechas que podrías tener trastorno bipolar, te recomendaría buscar la evaluación de un
profesional de la salud mental capacitado, como un psiquiatra o psicólogo clínico, para obtener
un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.

ASPECTOS CONDUCTUALES

aspectos conductuales del trastorno bipolar pueden variar según las fases del trastorno (manía,
hipomanía, depresión) y las características individuales de cada persona. A continuación, te
proporcionaré una visión general de los aspectos conductuales comunes asociados con el
trastorno bipolar:

Fase maníaca: Durante la fase maníaca, las personas con trastorno bipolar pueden exhibir los
siguientes aspectos conductuales:

Aumento de la energía: Pueden tener una actividad motora excesiva, hablar rápidamente y
sentirse inquietos.

Comportamientos impulsivos: Tienden a involucrarse en actividades de alto riesgo, como


gastos excesivos, comportamiento sexual promiscuo, abuso de sustancias o decisiones
precipitadas sin considerar las consecuencias.

Irritabilidad y agresión: Pueden ser fácilmente irritables y experimentar cambios rápidos en el


estado de ánimo, lo que puede llevar a respuestas agresivas o confrontaciones.

Disminución de la necesidad de sueño: Durante los episodios maníacos, las personas pueden
sentir que necesitan menos horas de sueño y pueden presentar insomnio.

Fase hipomaníaca: En la fase hipomaníaca, los aspectos conductuales pueden ser similares a
los de la fase maníaca, pero generalmente son menos intensos. Algunas personas pueden
parecer más enérgicas, productivas o creativas, pero aún funcionan relativamente bien en sus
actividades diarias.

Fase depresiva: Durante la fase depresiva, los aspectos conductuales pueden incluir:

Apatía y pérdida de interés: Las personas pueden perder el interés en actividades que antes
disfrutaban y pueden tener dificultades para motivarse.
Cambios en el apetito y el sueño: Pueden experimentar cambios en el apetito, como pérdida o
aumento de peso, y tener dificultades para conciliar el sueño o dormir en exceso.

Retraimiento social: Tienden a aislarse socialmente, evitando interacciones sociales y


pasatiempos previos.

Sentimientos de desesperanza: Pueden experimentar una profunda tristeza, sentimientos de


desesperanza y pensamientos suicidas.

ASPECTOS COGNITIVOS

Cambios en el pensamiento: Durante las fases maníacas, las personas con trastorno bipolar
pueden experimentar pensamiento acelerado y racing, lo que significa que sus pensamientos
se suceden rápidamente y en ocasiones de manera desorganizada. Esto puede hacer que les
resulte difícil concentrarse en una tarea o seguir una línea de pensamiento coherente.

Durante las fases depresivas, las personas con trastorno bipolar pueden tener dificultades para
concentrarse y pueden experimentar una disminución en la velocidad del pensamiento.
Pueden tener dificultades para tomar decisiones, recordar información o procesar la
información de manera eficiente.

Sesgos cognitivos: Las personas con trastorno bipolar pueden estar sujetas a ciertos sesgos
cognitivos, que son patrones de pensamiento distorsionados. Algunos de los sesgos cognitivos
comunes en el trastorno bipolar incluyen:

Pensamiento polarizado: Ver las cosas en términos extremos, como todo o nada, bueno o
malo, sin matices intermedios.

Atención selectiva: Centrarse excesivamente en detalles negativos o interpretar erróneamente


la información para que encaje con sus creencias negativas.

Sobregeneralización: Sacar conclusiones generales negativas sobre uno mismo, los demás o el
mundo en base a experiencias o eventos aislados.

Creencias y atribuciones negativas: Las personas con trastorno bipolar pueden tener creencias
negativas sobre sí mismas, como sentir que son defectuosas, inútiles o culpables. También
pueden atribuir los eventos negativos únicamente a sí mismas, ignorando otros factores
externos. Estas creencias y atribuciones negativas pueden contribuir a los episodios depresivos
y afectar la autoestima.

ETIOLOGÍA

Factores genéticos: Existe una clara influencia genética en el trastorno bipolar. Los estudios han
demostrado que hay un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad si hay antecedentes
familiares de trastorno bipolar. Sin embargo, no se ha identificado un único gen responsable
del trastorno bipolar, sino que se cree que es una interacción compleja entre múltiples genes.
Factores neuroquímicos: Los desequilibrios en los neurotransmisores cerebrales, como la
serotonina, la dopamina y la noradrenalina, se han implicado en el trastorno bipolar. Los
cambios en la actividad y la regulación de estos neurotransmisores pueden influir en la
estabilidad del estado de ánimo y la respuesta al estrés.

Factores biológicos: Se han observado alteraciones estructurales y funcionales en el cerebro de


las personas con trastorno bipolar. Los estudios de neuroimagen han revelado diferencias en el
tamaño y la actividad de ciertas regiones cerebrales involucradas en el procesamiento
emocional y la regulación del estado de ánimo, como el hipocampo, la corteza prefrontal y el
sistema límbico.

Factores ambientales: Los factores ambientales también pueden desempeñar un papel en el


desarrollo del trastorno bipolar. Los eventos estresantes significativos, como traumas, pérdidas
o cambios importantes en la vida, pueden desencadenar episodios maníacos o depresivos en
personas genéticamente vulnerables. Además, el uso de sustancias psicoactivas, como el abuso
de drogas o el consumo excesivo de alcohol, puede desencadenar o empeorar los síntomas del
trastorno bipolar.

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