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BIOGRAFIA DE MABEL COLLINS

MABEL COLLINS AUTORA DE 'LUZ EN EL SENDERO'

Novelista inglesa (1851-1927). Se casó en 1871 con el Dr. Kenningale


Robert Cook, un escritor y poeta del cual se separó posteriormente. En 1884
se afilió a la Sociedad Teosófica.

Gran amiga de Blavatsky

Cuando Blavatsky regresó a Londres en 1887, inicialmente residió en casa


de Mabel, ahí formó la Logia Blavatsky de Londres e inició la revista
Lucifer (ver historia). Mabel trabajó como coeditora (de sep-1887 a oct-1888).

Al formarse la Sección Esotérica en 1888, Blavarsky en un principio se rehusó a aceptar a Mabel,


pero ella se lo imploró. Fue puesta a probación y en poco tiempo fracasó. De acuerdo a testimonios
Mabel no tenía las aptitudes y el compromiso para ser teósofa.

Se vuelve enemiga

En 1889 Mabel experimentó un cambio de actitud cayendo bajo la influencia del Profesor Elliot
Coues cuyas ambiciones personales lo llevaron a ser expulsado de la Sociedad Teosófica.
Se coordinaron para acusarla. Mabel inició un juicio en contra de Blavatsky por difamación, sin
embargo, cuando el caso fue llevado a juicio en julio, el abogado de Blavatsky le mostró al abogado
de Mabel una carta escrita por esta última, después de lo cual el abogado de Mabel pidió que se
anulara la demanda. (ver The Path, v5, ago-1890, p154)

Posteriormente se interesó a la antroposofía de Rudolf Steiners.

Obra

Mabel Collins escribió más de 40 novelas. Las más importantes con temática mística son:

- El Idilio del Loto Blanco (1884)


- Luz en el Sendero (1885)
- Cuando el Sol se Mueve hacia el Norte (1886)
- A Través de los Portales de Oro (1887)

A parecer las dos primeras las escribió bajo la guía del Adepto griego Hilarión.

Luz en el Sendero

Es su obra más famosa y está compuesta por 42 reglas. Hay cierta polémica respecto a la Regla 20
de la Primera Sección:

“Busca [el camino] sumergiéndote en las misteriosas y gloriosas profundidades de tu propio ser.
Búscalo probando toda experiencia, utilizando los sentidos a fin de comprender el crecimiento y el
significado de la individualidad y la belleza y oscuridad de aquellos otros fragmentos divinos que
luchan a tu lado y forman la raza a la que perteneces. . .”

Blavatsky advirtió que podía ser mal interpretada: “en la que el veneno Oculto y la íntima relación
que tiene con la Magia Negra Tântrika nunca habían sido sospechados por los admiradores
inocentes y sinceros de éste por lo demás, invaluable pequeño libro, solamente habiendo sido
dictado el núcleo principal por un verdadero Adepto, y el resto añadido a partir de la conciencia
interior de Mabel Collins. . .”
(Carta de HPB a J.R. Bridge, por 1889. The Theosophical Forum, Point Loma, v22, sep-1944,
p419)

MABEL COLLLINS Y EL MAESTRO HILARION

Mabel Collins es conocida en los círculos teosóficos principalmente como autora de El Idilio del
Loto Blanco y Luz en el Sendero. Sin embargo, ella también escribió una docena de novelas. El
Idilio del Loto Blanco fue publicado en 1884, justo antes de que ella se volviera miembro de la
Sociedad Teosófica en Londres. Cuando fue presentada a Olcott, le comentó que había escrito su
novela en una especie de “trance”. En un artículo sobre las experiencias psíquicas, Sinnett relata la
descripción de Collins sobre cómo fue que escribió El Idilio del Loto Blanco.

La escritura de El Idilio del Loto Blanco

En 1878 Mabel Collins vivía en Londres cuando la Aguja de Cleopatra fue levantada cerca de su
ventana. Desde la primera vez que posó sus ojos en ella, fue capaz de percibir un rostro que nadie
más veía. “Era un rostro egipcio, lleno de poder y voluntad, e intensamente vivo.” (Sinnett 1987,
121)

Un poco después de que la Aguja fuera erigida, Mabel Collins comenzó a ver largas procesiones de
sacerdotes ataviados con túnicas blancas entrando a su casa y permaneciendo parados alrededor de
ella mientras escribía. Esto ocurrió frecuentemente y ella se acostumbró a tenerlos cerca. En una
ocasión, mientras ella escribía su novela y su cuñada pintaba en la misma habitación, una larga línea
de sacerdotes llegó hasta su habitación y la rodeo. Ella no dijo nada a su cuñada, pues ya le había
mencionado el fenómeno en diversas ocasiones anteriores, y continuó ocupada con su escritura. En
ese momento, Mabel Collins relata, mi cuñada:

“Me miró y notó un cambio en mi apariencia, me había puesto de alguna manera rígida, como si
fuera de piedra, según ella expresó, mis ojos se cerraron rápidamente, pero continué escribe y
escribe, mucho más rápido que antes, mientras ella me miraba llenar de tinta página tras página.
Ello continuó por algún tiempo considerable, y entonces al final abrí los ojos y solté la pluma.
Estaba muy cansada, pero no era consciente del hecho de haber estado inconsciente –o más bien,
fuera de mi cuerpo– o como sea que deseen llamarlo.

Ella no dijo nada, pero continuó mirándome, y observó como tomaba una página de mi manuscrito
para leer de ella y descubrir con denodada sorpresa que no era, como yo creía, una página de la
novela que estaba escribiendo, sino algo total y completamente desconocido para mí. Página tras
página fui leyendo con la misma sorpresa. Y descubrí que tenía en mi mano el prólogo y el primer
capítulo, completos, de El Idilio del Loto Blanco. […] Para mí fue una maravillosa experiencia,
pues nunca antes había abandonado mi cuerpo para que mi pluma fuera impulsada por otra
inteligencia, pues la mía –si me permiten expresarlo así– siempre había estado presente.

De tiempo en tiempo, después de ello, algo similar tomó lugar, pero nunca más estuve
absolutamente ausente de la escena como la primera vez, y así los primeros siete capítulos de el
“Idilio” fueron terminados. La escritura fue por completo automática, es decir, que nunca tuve
consciencia de palabra alguna que fui escribiendo, y siempre lo que leí, me resultaba tan
desconocido, como si lo hubiera escrito otra persona.” (Sinnett 1987, 121)

Mabel Collins explicó que los sacerdotes dejaron de venir al finalizarse la escritura del séptimo
capítulo y, a pesar de estar ella ansiosa por completar el trabajo, no pudo continuar escribiendo una
sola palabra por los siguientes siete años. En 1884-85, en medio de muchos problemas y
enfermedades,

“el trabajo fue retomado nuevamente por un misterioso poder más allá de mí por el cual había sido
escogido como instrumento, y el trabajo pudo ser terminado en la misma forma en que fueron
escritos los siete capítulos previos, sin ser yo consciente de palabra alguna. (Sinnett 1987, 122)

Aquí otro relato de la misma experiencia:

Un obelisco de Egipto llamado La Aguja de Cleopatra fue traído a Inglaterra y erigido en un banco
del río Támesis, opuesto a donde entonces vivía una dama en una pequeña casa. Mirando todos los
días el exterior a través de su ventana, ella pudo ver a un hombre de extraño aspecto saliendo del
monumento por así decirlo, vestido con un atuendo especial. Ella solía ganarse la vida escribiendo
novelas cortas. Un día, mientras ella escribía en su mesa de trabajo, pudo ver una fila de sacerdotes
vestidos de blanco pasando a su lado, pasando entonces a cierto estado de trance, pero su mano
comenzó a trabajar escribiendo hoja tras hoja, con una mano que no era la suya. Esto sucedió por
varios días, y la mitad del libro titulado El Idilio del Loto Blanco fue escrito, terminándose después
el proceso de escritura. Un pariente judío de las damas que ahí habitaban acostumbraba mirar
mientras tan extraño fenómeno sucedía. Ella no sabía nada de las Sociedad Teosófica. Un amigo de
ellas las presentó con el coronel Olcott, al que una de ellas contó como El Idilio del Loto Blanco
había comenzado a escribirse sin haberse aún finalizado. El coronel Olcott le recomendó que si ella
había esperado ganar algún tipo de ingreso publicando dicho libro, debía alejar tales pensamientos e
intentar escribir de nuevo. Ella así lo hizo y la escritura de El Idilio pudo ser terminada de la misma
manera, a través de ese proceso de escritura automática.

El Maestro Hilarión pertenece al quinto rayo de Conocimiento Concreto o Ciencia [LAHR: Su


ashrama supervisa los descubrimientos (y su aplicación) en el movimiento científico del mundo
actual. (RI, 481) ], y en una encarnación anterior fue Pablo de Tarso. Tiene cuerpo cretense, pero
pasa gran parte de su tiempo en Egipto. Dio al mundo el tratado ocultista llamado Luz en el Sendero
[LAHR: Y se encargó también del dictado de El Libro de las Revelaciones, hace 1900 años, cuando
aún era discípulo. (TVE, 131) ] y Su trabajo resulta particularmente interesante, para el gran
público, en la crisis actual, pues trabaja con quienes desarrollan la intuición, y controla y trasmuta
los grandes movimientos que tienden a descorrer el velo de lo invisible. Su energía estimula a través
de Sus discípulos a los grupos de investigadores psíquicos, y fue quien inició, mediante varios de
Sus discípulos, el movimiento espiritista. Tiene en observación a todos los psíquicos de orden
superior, y los ayuda a desarrollar sus poderes para bien del grupo; trabaja juntamente con algunos
devas en el plano astral, para abrir, a los buscadores de la verdad, ese mundo subjetivo que está tras
de la materia grosera. [IHS, p. 59]

Luz en el Sendero

Estas reglas han sido escritas para todos los discípulos. Síguelas.
Antes que los ojos puedan ver, deben ser incapaces de llorar.
Antes que el oído pueda oír, tiene que haber perdido la sensibilidad.
Antes de que la voz pueda hablar en presencia de los Maestros,
debe haber perdido la posibilidad de herir.
Antes de que el alma pueda erguirse en presencia de los Maestros
es necesario que los pies se hayan lavado en sangre del corazón.

[ Luz en el Sendero, por El Maestro Hilarión, a través de Mabel Collins. ]

La escritura de Luz en el Sendero

Las circunstancias en las cuales fue escrito Luz en el Sendero fueron enteramente diferentes. Mabel
Collins dijo que dicho trabajo fue el resultado de arduo trabajo tratando de adquirir cierto
conocimiento.

Cuando ella fue capaz de retirarse fuera del cuerpo se sentía como una chiquilla comenzando a
explorar sus recién adquiridos sentidos. Y fue guiada por la mano de un poderoso ser que le
mostraba lo que ella debía ver y le explicaba lo necesario para que ella lo comprendiera.

En cierta ocasión ella fue llevada a un amplio salón, que ella llamaba “El Aula de Conocimiento”,
que estaba cubierto por piedras preciosas y, con la ayuda de su guía, ella pudo percatarse que éstas
formaban frases. Él le dijo que tratara de recordar cuidadosamente aquellas frases y escribirlas tan
pronto como regresara a su cuerpo físico.

Así fue como fueron compuestas las primeras sentencias de Luz en el Sendero, y de la misma
manera, fragmento tras fragmento, el libro entero fue escrito. (Sinnett 1987, 123)

Aquí otro relato de la misma experiencia:

La dama relató como era conducida día tras día, por varios días, en su cuerpo astral a cierto Salón o
Aula, en cuyas paredes pudo ver y leer ciertas líneas escritas en letras doradas, que ella podía
recordar más tarde, cuando ella despertaba, y las escribía en un papel. Dichas líneas, cuando fueron
arregladas en un conjunto uniforme, conformaron el pequeño pero importante libro titulado Luz en
el Sendero.

H. P. Blavatsky sobre Mabel Collins

Mabel Collins se encontró brevemente con H. P. Blavatsky en noviembre de 1884, antes que
Madame Blavatsky saliera para la India. En una carta publicada en “Luz” en junio de 1889, HPB
escribió:

“…cuando la conocí [a Mabel Collins] ella justo había terminado El Idilio del Loto Blanco, que
como dijo al coronel Olcott, le había sido dictado a ella por cierta “misteriosa persona”. Guiada por
su descripción, ambos reconocimos a un antiguo amigo griego [LAHR: cretense], entonces todavía
no un Mahatma [LAHR: 1860 fue el año en que el M. Hilarión tomó la Quinta Iniciación, según se
relata en Las Cartas Mahatma y otros lugares. Véanse las notas finales.], pero sí un Adepto; el
tiempo nos probó que estábamos en lo correcto…” (CW VIII, 427)

En una carta a N. D. Khandalavala, de julio de 1888, Madame Blavatsky escribió que hasta 1884
Mabel Collins era una mujer no muy interesada en asuntos espirituales, pero, que ese año:

“… ella comenzó a ver delante suyo, de cuando en cuando, la imagen astral de un hombre moreno
(un griego perteneciente a la Fraternidad de nuestros Maestros [LAHR: Maestro M. y Maestro K.
H.] ), que le pidió escribiera bajo su dictado. Ese era Hilarión, quien Olcott conocía muy bien. El
resultado fue Luz en el Sendero, entre otros escritos.” (Gomes 1991, 194)

Cuando Madame Blavatsky leyó por primera vez Luz en el Sendero estuvo segura que un Maestro
Occidental que ella conocía debió haber sido quien dictó tal libro. [LAHR: en la misma carta de
1888.]

Comentario final:

Es interesante notar la diferencia de métodos utilizados por el Maestro Hilarión para la escritura de
El Idilio del Loto Blanco y Luz en el Sendero.

Todo parece indicar que el Maestro Hilarión, utilizando un potente talismán para focalizar su
presencia en Londres, pudo contactar a Mabel Collins, una dama con ciertas aptitudes psíquicas
innatas, a quien pudo influir bajo el resguardo de sus discípulos (los monjes coptos que la Sra.
Collins pudo ver en su estudio) para a través de ella escribir El Idilio del Loto Blanco, una obra
alegórica del Alma humana en su proceso de redención y posterior servicio al género humano. Tal
como su prólogo describe:

Contienen las siguientes páginas una narración relatada en toda época y país. Es la tragedia del
alma. Atraída por el deseo, elemento predominante en la naturaleza inferior del hombre, cae en el
pecado; pero vuelta en sí por el sufrimiento, recurre al redentor espíritu interno en demanda de
auxilio, y en el sacrificio final logra su apoteosis y derrama una bendición sobre la humanidad.

Sin embargo, tuvieron que transcurrir siete años de “trabajo interior para tratara de adquirir cierto
conocimiento” y “purificación” para que la obra pudiera ser terminada, y sólo entonces comenzada
la escritura de una obra mayor.

Es sólo entonces, habiendo adquirido ya la Sra. Collins el estatus de discípulo, que pudo
emprenderse tal tarea. El relato de Mabel Collins de cómo fue escrito Luz en el Sendero es
extraordinariamente coincidente al relato de otros discípulos espirituales que en otras épocas nos
han relatado experiencias similares.

Se destaca de forma significativa, el testimonio de la vida ashrámica que Vicente Beltrán Anglada,
discípulo español de un ashrama de segundo Rayo nos brinda a través de sus libros y conferencias,
particularmente en Mis Experiencias Espirituales, La Jerarquía, los Ángeles Solares y la
Humanidad, y Diario Secreto de un Discípulo.

En tales libros, VBA nos relata como el desarrollo de la intuición, basada en la Doctrina del
Corazón (HPB), la Técnica de la Presencia (DK) o la Práxis del Agni Yoga (VBA), es el único
medio auténtico de ponerse en contacto con un verdadero Ashrama de la Jerarquía Espiritual del
Planeta, al servicio de Shamballa, y así recibir genuino entrenamiento esotérico, conducente a un
servicio sostenido hacia la Humanidad.

El Maestro Hilarión (de 5to Rayo) –según nos revela el Maestro Tibetano–, está hoy día
especialmente ocupado en el desarrollo psíquico superior de la humanidad actual, especialmente en
los métodos científicos de la utilización de la Intuición, apoyándose para ello en el trabajo de cierto
grupo de Ángeles (Devas) superiores del plano astral.

La Escuela Fundamental es una, y la uniformidad de métodos en los distintos Ashramas, nos indica
que el camino siempre es el mismo: La purificación de la naturaleza inferior, el contacto con el
Ángel Solar, el Servicio desinteresado por el género humano, y el desarrollo sostenido de la
Intuición para así ser capaces de entonarnos con el Plan de Dios para los hombres. Tal es el camino
seguro para acceder a alguna de las Aulas de Enseñanza Humano-Dévica.

Notas:

Sobre la Quinta Iniciación del Maestro Hilarión en 1860

Conozco a “John King” [LAHR: El Maestro Hilarión.] desde 1860, que por entonces mantenía la
forma de un adepto oriental, que se disponía hacia el lugar de su Iniciación final, y que pasó a
visitarnos en cuerpo físico en su ruta a Bombay. (CW VI, 271)

…un “adepto oriental, que se dirigía a tomar su Iniciación final”, y que pasaba en ruta de Egipto
hacia Tíbet, a través de Bombay, nos visitó en su cuerpo físico. […] Me refiero al caballero griego a
quien conozco desde 1860. (CW VI, 291)

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