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El patriarca Freud
Son varias las teorías pedagógicas que conciben el hombre de tal forma que se hace más o
menos presente la metapsicología freudiana. Tal el pretendido talante científico de Freud
aparece una antropología metafísica de características inconfundibles. Los diversos
freudomarxismo, así como las corrientes antipsiquiátricas-unos y otros deudores de Freud-,
explican concepciones pedagógicas tan llamativas como las expuestas por Tolstoi, por Neil, por
Lobrot, por Oury, pot Rogers, etc. El pensamiento anarquista también inspira las pedagogías de
los anteriores escritores aunque en diversos grados.
Freud ha tocado directamente el tema educativo. Pero aquí no nos interesa esta vertiente del
fundador del psicoanálisis, sino aquella otra que encierra un modo metafísico de concebir al
ente humano. Su antropología, como él mismo confiesa, conduce a una concepción agónica
del proceso educador; toda educación, dice está condenada a descubrir un camino entre Escila
de la permisividad y la Caridis de la prohibición. (Escila y Caribdis son dos monstruos marinos
de la mitología griega situados en orillas opuestas de un estrecho canal de agua, tan cerca que
los marineros intentando evitar a Caribdis pasarían muy cerca de Escila y
viceversa.... Escila vivía en los acantilados y Caribdis era un peligroso remolino). (El
acto pedagógico opera entre sujetos, lo que implica desde el psicoanálisis distinguir entre el
Sujeto y el yo. El sujeto es de entrada un Sujeto dividido entre consciente e inconsciente y se
produce en el interior de una trama intersubjetiva, en el Otro del lenguaje). Aunque más tarde
alterarán su pensamiento, y tal modificación precisamente iluminará el discurso pedagógico de
diversos tratadistas, resulta imprescindible exponer de entrada aunque sea sucintamente y de
forma un tanto impresionista el pensamiento del propio Freud, hontanar de muchísimos
discursos posteriores sobre la conducta humana.
Existen en la actualidad diversas corrientes psicológicas, una de las cuales es la iniciada por
Freud. Conviene, para comenzar, situar esta última dentro de los espacios ocupados por cada
corriente.
Para Freud, los sueños dejan de ser fantasías absurdas para convertirse en lenguajes
codificados que ponen finalmente al desnudo un contenido que estaba oculto. Con esto pone
tres postulados: 1- hay determinismo psíquico; 2- Todos los actos de un sujeto poseen
significación; 3- la absurdidad aparente de muchos actos –sueños, actos fallidos, lapsus
lingüísticos,…-proviene del hecho de que su significación no está presente en la conciencia del
sujeto. Con estos tres postulados Freud concibe un conjunto de mecanismos inconscientes que
son la fuente de innombrables actos de la vida psíquica cotidiana.
“Para llegar al exacto conocimiento del proceso psíquico es condición imprescindible dar a la
conciencia su verdadero valor… En lo inconsciente tenemos que ver… la base general de la vida
psíquica… Todo lo consciente tenemos que ver… la base general de la vida psíquica… Todo lo
consciente tiene un grado preliminar inconsciente, mientras que lo inconsciente puede
permanecer en este grado y aspirar, sin embargo, al valor completo de una función psíquica…
Lo inconsciente es lo psíquico verdaderamente real: su naturaleza interna nos es tan
desconocida como la realidad del mundo exterior y nos es dada por el testimonio de nuestras
conciencia tan incompletamente como el mundo exterior por el de nuestros órganos
sensoriales”
El mismo Freud resume su segunda formulación del psiquismo humano con estas palabras:
“Las nociones que tenemos del aparato psíquico las hemos adquirido estudiando el desarrollo
individual del ser humano. A la más antigua de estas… instancias psíquicas la llamamos ello;
tiene por contenido todo lo heredado, lo innato, lo constitucionalmente establecido… Bajo la
influencia del mundo exterior real que nos rodea, una parte del ello ha experimentado una
transformación particular… A este sector de la vida psíquica le damos el nombre de yo… El yo
persigue el placer y trata de evitar el displacer… Como sedimento del largo período infantil…
fórmese en el yo una instancia especial que perpetúa la influencia parental y a la que se ha
dado el nombre de super-yo… Una acción del yo es correcta si satisface al mismo tiempo las
exigencias del yo, del super-yo y de la realidad”.
El psicoanálisis ha sido en manos de Freud algo más que una terapia médica; se ha convertido
en un esquema hermenéutico de la realidad. Así el arte es el resultado de la sublimación de las
pulsiones reprimidas, la vida social halla explicación en el mito edipiano del asesinato del
padre, los fenómenos religiosos se deben a mecanismos de proyección…, etc. En El malestar
en la cultura defiende la siguiente tesis interpretadora de los hechos culturales:
“Dado que la cultura obedece a una pulsión erótica interior que la obliga a unir a los hombres
en una masa íntimamente amalgamada, sólo puede alcanzar este objetivo mediante la
constante y progresiva acentuación del sentimiento de culpabilidad… Si la cultura es la vía
ineludible que lleva de la familia a la humanidad era entonces…, a causa de la eterna querella
entre la tendencia de amor y de la muerte, la cultura está ligada indisolublemente con una
exaltación del sentimiento de culpabilidad, que quizá llegue a alcanzar un grado difícilmente
soportable para el individuo”.
Las dos formulaciones del aparato psíquico expuestas por Freud –antes y después de 1920-
encierran una ambigüedad que ha dado pie a hermenéuticas harto distintas del freudismo. Si
la fuente del psiquismo es el rechazo, como interpreta Lacan, entonces la sociedad es
básicamente represiva; si, en cambio, el hontanar de la vida psíquica radica en las pulsiones,
según la hermenéutica de Marcuse, en tal circunstancia el hombre puede alcanzar su
liberación a base de liberar sus instintos y pulsiones.
El contacto de la obra de Freud con otros pensadores ha engendrado diversas antropologías
que aquí hemos denominado freudianas con ánimo de subrayar fuentes comunes.
“Marx ha definido el hambre y la sexualidad como las necesidades instintivas elementales del
hombre… Esta delimitación de la esfera del instinto en la existencia humana es absolutamente
exacta aunque Freud haya concentrado su estudio en la energía sexual… La necesidad de
satisfacer el hambre difícilmente puede sublimarse; no obstante, en el modo de satisfacer el
hambre encontramos otro tipo de variabilidad que tiene una importancia extraordinaria para
la existencia del hombre y la evolución de su libido… La situación de carencia vital en la que
aparece el hombre fue provocada por la necesidad elemental de satisfacer el hambre… El
hombre ha variado el modo animal de procurarse tal satisfacción inventando el trabajo, es
decir, descubriendo la economía”.
Wilheim Reich fue el primero que intentó casar a Marx con Freud. En 1920 ingresó en la
sociedad psicoanalítica de Viena. En 1929 entraba en el partido comunista como militante
ferveroso. Fue expulsado del Partido en 1933 y al año siguiente lo expulsaban de la Asociación
psicoanalítica internacional porno admitir la segunda formulación de Freud sobre el aparato
psíquico humano, negando el instinto de muerte o destrucción.
Contra Marx, afirma Reich que la liberación económica no traerá la dicha si no va acompañada
de una absoluta liberación sexual. La sexualidad es de suyo sana; cuando se la cohíbe no sólo
se deja las masas bajo el dominio de las clases explotadoras, más también se provoca
perversiones sexuales como formas derivadas y malsanas de dar salida a las pulsiones más
fundamentales. No deben prohibirse ni el onanismo infantil ni las uniones sexuales de los
adolescentes.
Presentación sexual: “¿Qué podemos hacer… para evitar la represión sexual de los niños?...,
desde el primer momento el niño debe tener libertad completa para tocarse cualquier parte
del cuerpo… Odiad el sexo y odiareis la vida. Odiad el sexo y no podréis amar a vuestro
prójimo”. Neill calificó de nefasta cualquier represión sexual; los niños son naturalmente
buenos en su espontaneidad. Se halla próximo a Rousseau.
Como escribe Maud Mannoni en el prefacio a un libro de Neill, existen dos grandes modelos
educacionales: según uno, el proceso educador está sometido a un ideal que ya existe en el
inicio del proceso. Los niños, en tal perspectiva, sólo ilustran las excelencias de una doctrina. El
segundo modelo presta atención al niño prescindiendo de ideales exteriores; se va a los datos,
a los datos que ofrece cada niño. El primer modelo descansa en la imaginación del educador
mientras el segundo, valiéndose por ejemplo del psicoanálisis, se esfuerza en liberar el deseo
de los educandos –con todo hay que reconocer que el segundo modelo también descansa en
una antropología metafísica: el niño y su deseo son naturalmente buenos, como Adán y Eva
antes de la caída- Neill se adhiere incondicionalmente, siguiendo las doctrinas de Reich, al
segundo de los modelos. Esto le conduce a negar todo modelo del individuo ideal dentro de
una sociedad ideal; se rebela ante todo sistema comunitario, sea israelita o comunista. Está
emparentado con la antipsiquiatría. Como educador, Neill procura liberar al niño de la
imaginación parental y social a fin de que tenga acceso al propio deseo. Las clases en
Summerhill, por ejemplo, serán facultativas.
El freudomarxismo de Frankfurt
De los diversos autores que es costumbre colocar dentro de la Escuela filosófica de Frankfurt
nos limitamos a Marcuse. Dicha escuela se formó a finales de los años veinte. Weil fue su
iniciador. Pronto tomó la dirección Horkheimer quien inscribió la Escuela a la Universidad de
Frankfurt como Instituto de Investigaciones Sociales. Enfrentados con el nazismo, sus
integrantes huyeron a EEUU. Los nombres más destacados son Marcuse y Fromm.
Todos los miembros de la Escuela se interesan por el marxismo y por el psicoanálisis. Son
antipositivistas y antidogmáticos, preocupándose por cuestiones sociopolíticas.
Los acontecimientos del mayo francés de 1968 hicieron célebre a Herbert Marcuse. Los
estudiantes se entusiasmaron al escuchar que todos los adultos eran imbéciles. Marcuse daba
pie a tales fervores. La libertad de poder elegir a sus amos, decía, no suprime ni a los amores ni
a los esclavos. El “bon sauvage” de Rousseau se encarnaba en el “hombre nuevo” –puro
proyecto- de Marcuse.
Marcuse asegura que nuestras sociedades son esencialmente represivas; los instintos básicos
del hombre se hallan encorsetados en ellas. Acabamos deseando lo que nos enseñan a desear.
La instintiva básica no reprimida es la verdadera naturaleza del hombre; para liberarla ya no
sirve el proletariado como explicaba Marx, porque aquél proletariado del siglo XIX ya no existe;
el actual está integrado en la sociedad de consumo. Marcuse confía en los marginados
sociales; éstos y las condiciones técnicas actuales hacen posible alcanzar una sociedad no
represiva y beata.
Marcuse se distancia de Freud en algunos extremos. Para Freud las civilizaciones son posibles
en la medida que imponen corsés a la sexualidad. Según Marcuse es posible una moral
libidinosa que permitiría el libre juego de los instintos en el marco de una nueva sociedad . Esta
sociedad paradisíaca no enfrentará el principio de placer, nacido en la libido, con el principio
de realidad, surgido de las exigencias sociales. Con todo, nunca será posible suprimir la
totalidad de los constreñimientos. Vivir en sociedad siempre implicará un mínimo de
represiones; lo interesante es hacer desaparecer el actual máximo de represión.
El freudomarxismo marcusiano es distinto del de Reich. Para Marcuse sólo son perversamente
represivas las sociedades capitalistas y dictatoriales. Un núcleo represivo siempre será
indispensable y benefactor. El padre del Mito de Edipo freudiano es el propietario; la
revolución juega el papel de asesinato del padre que permitirá la instalación de la “nueva
sociedad”. No sólo el empresario o el patrón son el padre; esta figura abraza además los mass-
media y la burocracia. Escribe Marcuse: “Aunque cualquier forma del principio de realidad
exige un considerable grado y magnitud de control represivo sobre los instintos, las
instituciones históricas del principio de realidad y los intereses específicos de dominación
introducen controles adicionales por encima de los indispensables para una asociación
humana civilizada. Estos controles adicionales, que salen de las instituciones específicas de
dominación, son los que llamamos represión sobrante”.
La nueva sociedad dichosa únicamente pueden traerla aquellos en quienes reside el verdadero
poder de la negación, que son los que se encuentran o deliberadamente se sitúa fuera del
sistema social vigente. Sólo ellos pueden denunciar la irracionalidad de una sociedad
inútilmente represora o sobre-represora. La penuria que en otros momentos justificada la
necesidad de tanta censura ha quedado superada en las sociedades occidentales. Los “blouson
noirs”, los “Hell’s Angels”, la prensa “underground”…, la ultraizquierda en general anuncian la
sociedad beatífica que se prefigura en el horizonte. Palmier toca ampliamente este aspecto del
marcusianismo así como las afinidades y diferencias con respecto a Marx y a Freud.
El anarquismo post-psicoanalítico
Emparentados con el anarquismo, con la anti-psiquiatría, con cierto marxismo y hasta con
algún que otro aspecto estructuralista –negación del sujeto- se ha desarrollado un
pensamiento freudiano que ha tenido escritores notables como son Norman O. Brown, en
EEUU, y Deleuze y Guattari en Francia.
Gilles Deleuze apareció como un teórico del estructuralismo en sus obras. Al publicar en 1972,
“El Antiedipo, capitalismo y esquizofrenia” adquiere notoriedad al propio tiempo que aborda
una temática que permite incluirlo en este apartado. Esta última obra tiene como coautor al
psiquiatra Guattari. Critican la psiquiatría negándose a ver en ella una enfermedad mental del
individuo que puede ser tratada mediante una terapia adecuada. Según Deleuze y Guattari la
existencia de tales enfermos tiene que imputarse a las relaciones sociales. Hay mucho de
antipsiquiatría en estos escritores.
El psicoanálisis, como ya advirtiera Reich, está íntimamente vinculado con el sistema
capitalista, con el individualismo, con la despolitización, con la familia, con la vida privada . Esta
tesis compartida con la antipsiquiatría se completa en manos de Guattari y de Deleuza con la
exigencia de una politización efectiva de la antipsiquiatría, sin lo cual ésta permanecerá estéril.
Jack Kerouac puso en marcha su invento de la “Beat Generation” antes de las teorizaciones del
esquizoanálisis. Su libro En el camino (On the Road) iluminó a muchos miles de jóvenes
norteamericanos y europeos que habían roto con el conformismo social, mental y cultural de
sus sociedades buscando desesperadamente hasta a través de drogas alucinógenas un nirvana
que coincidiese con el “Id” liberado. Budismo zen, música y grito, droga. Kerouac fue un
“beat” nervioso y no un “hippie” o un “beatnik” lento. Insistió en lo absoluto humano anterior
al ahogo social. Pero, sólo recorrió la primera fase, la destructora, con alcohol, velocidad,
palabras surrealistas, dioses inmensos y vagos; fracasó en la segunda fase ya que fue a dar con
un paraíso perdido.
Los Kinderlaeden alemanes –creados en Berlín occidental en 1968- aunque sin la radicalidad de
la experiencia de Hamburgo, también se inspiran en el modelo antropológico traído. No hay
tan siquiera problemas permanentes del hombre ni tampoco universales; la naturaleza
humana no existe. Cada individuo es su experiencia; la pretendida lógica de los adultos es un
“Super-ego” frustrador. Esto se traduce, por ejemplo, en el rechazo de programas escolares.
La contracultura posee una visión antropológica que reduce el hombre a primacía del
inconsciente. Roszak lo describe con las siguientes pinceladas: “Se supone tópicamente que la
obra del científico empieza en el espectroscopio y el fotómetro… La experiencia del poeta se
define precisamente por el hecho de que el poeta no va más allá de ella. Empieza y termina en
ella. ¿Por qué?, porque es suficiente. O más bien porque es inagotable.
https://www.youtube.com/watch?v=MyNHgICBFyI