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1. Estética. 2. Teoría del Arte. 3. Actas de Congresos. I. Dubatti, Jorge II. Fabiani,
Nicolás Luis, comp. III. Brutocao, María Teresa, comp.
CDD 700.1
Quizá el tema general, “Las Artes y los procesos de descolonización”, hubiera sido
más adecuado para la anterior, en consonancia con la celebración de los doscientos
años de nuestra Independencia. Pero apostamos a considerar los procesos de
descolonización en “nuestra América”, como expresara José Martí. No sin dejar de
mencionar que en América del Norte también Estados Unidos tuvo su gesta de
independencia en 1776, cuando las trece colonias norteamericanas ya no reconocieron
el dominio inglés. En el manuscrito de la Declaración de aquella independencia puede
leerse:
Bueno es recordar estos derechos -por estos y otros que han recorrido ahora sí
“nuestra América”, según la mentada frase de Martí- y actualizar el contenido histórico
y actual del concepto de descolonización en su relación con las expresiones artísticas y
los creadores. De artistas que, desde el amplio arco que va desde colonización hasta
descolonización, han tomado posiciones no solo entre esos extremos, sino también
entre todas las posibles posturas intermedias referidas tanto al cómo y al qué
concretaron en sus prácticas artísticas.
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No nos sentimos, pues, atados a una celebración puntual de una independencia
detenida en el tiempo, sino a procesos que, como tales, son cambiantes y que
problematizan constantemente las relaciones sistémicas entre las personas, la
economía, la política y la cultura.
www.gie-argentina.weebly.com
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“La reconstrucción escénica de Tiempo Compartido. Trabajo en proceso”
1- INTRODUCCIÓN
2- DE LA POÉTICA DE LA OBRA
Este autor teatral francés de origen rumano fue el creador y más distinguido
representante, junto con Samuel Beckett y Adamov del teatro del absurdo. Su obra
hereda la ideología de las vanguardias dadaísta, futurista y surrealista. Lo destacado
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en Ionesco es el desenmascaramiento del lenguaje como soporte de la realidad. Aporta
nuevos caminos poéticos y la aparición de una novedosa y potente comicidad.
El primer acto cuenta con un Hombre y Una Mujer como personajes, que
mantienen una absurda discusión sobre si un caracol y una tortuga son o no el mismo
animal.
Los insultos que continuamente se dedican no deben tomarse como una forma de
herir definitiva. Los reproches que uno y otro se hacen son un juego establecido por
ambos en su forma de vivir y de relacionarse. Como cualquier relación de pareja, ésta
tiene un código de actuación, un código que los personajes mantienen desde hace
diecisiete años y que les permite tomar a cada uno lo que necesita del otro para sí
mismo. El autor lo aborda desde el distanciamiento en escena: por momentos son los
personajes, por momentos son los sujetos reales, por momentos son híbridos entre
ambos.
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Él ve en ella a todas las mujeres y ella tiene en él a todos los hombres del
universo. Han creado un círculo cerrado, como la espiral de un caracol, que se genera
y mantiene sin fin.
Él: Sino te hubiera visto no nos habríamos conocido, ¿Qué habría pasado?
Ella: Estarías tal vez muerto en un asilo. O tal vez nos habríamos encontrado
cualquier otro día. Tal vez lo otro no existe. ¡Quién sabe!..
Entonces nos podemos preguntar: ¿qué invisibles hilos atan a esta pareja que lleva
diecisiete años juntos? ¿Será que en esta unión ambos ganan? ¿o es donde menos
pierden?…¿Será que los seres humanos somos como animales que buscamos un
lugar seguro y terminamos amando la existencia en la que estamos sumidos, por
infame que ésta sea?
El abordaje escénico está en proceso, siendo la autora, junto con otros tres
compañeros de equipo los responsables de coordinar este trabajo, y a la vez de
componer los personajes alternando en ambos roles. Es por ello que se ha gestado un
tipo de investigación que se desarrolla en diferentes niveles simultáneos: individual, en
parejas y grupal.
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la incorporación del texto. Así se pretende ensamblar acciones y rasgos de los
personajes en las diferentes escenas, al cambiar físicamente de personaje femenino o
masculino. Para ello se propone una investigación desde lo sensoperceptivo, la voz, los
sonidos (percusión corporal), la utilización de elementos y objetos (que caractericen y
signifiquen tanto a los personajes femeninos como masculinos), para llegar a una
construcción significativa de los personajes con la incorporación progresiva y
necesaria del texto original adaptado previamente.
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La imaginación constreñida
UNMdP
El objetivo del siguiente trabajo es retomar una tesis esbozada por Marcuse a
mediados del siglo XX, acerca de la dimensión estética. La acusación de Marcuse iba
dirigida al hecho de que en la época del trabajo propia del capitalismo industrial dicha
dimensión sufrió una distorsión conveniente para el sistema establecido, pues logró
solapar aquella dimensión que hace ver a la vida como un juego y remarcó aquella otra
posibilidad que entiende la vida en términos de esfuerzo, trabajo y sacrificio, siempre
en pos del desarrollo económico y en desmedro del desarrollo individual. La reflexión
que proponemos retoma esa denuncia que realiza Marcuse en Eros y Civilización para
mostrar que aquella distorsión hoy parece haberse agravado.
La importancia de la imaginación
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Marcuse discute con la tesis freudiana del Malestar de la cultura, ya que mientras que
entiende que hay una represión necesaria para la vida en sociedad, no concibe que la
represión del sistema capitalista sea completamente necesaria. Aunque no nos
detendremos en esa discusión, es preciso no perder de vista ese marco de
diferenciación en torno al estudio de la represión en la cultura contemporánea.
Cito a Marcuse:
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destructivas y <<salvajes>>, mientras la tiranía de la razón empobrece y
barbariza a la sensualidad. 2
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naturaleza propia del hombre, y pensar en una nueva forma de civilización que pueda
hacer volver la vida a su naturaleza y a la vez curarlo de la herida que le propino la
vieja civilización. “En una civilización humana genuina, la existencia humana seria
juego antes que esfuerzo y el hombre viviría en el despliegue, el fausto, antes que en la
necesidad” 4
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emisión. Esta se vuelve, sin embargo, una manifestación existencial de vida. Emitir
significa ser percibido: ser. No emitir significa no ser –no solamente presentir el horror
vacui del echarse al ocio, sino el ser tomado por un sentimiento: de hecho, no hay yo
de modo alguno 5.
Lo que subyace a todo esto es la dominación de las masas por medio de los
aparatos tecnológicos, dichos aparatos tecnológicos proveen a las masas de patrones
predeterminados, que las masas simplemente reproducirán sin ningún tipo de análisis o
de reflexión. De esta forma, encontramos como se limitan las capacidades intelectuales
e imaginativas del individuo, que solamente se expresa bajo las formas establecidas
hiperconvencionales, formas que son predeterminadas por las agencias productoras de
mercancía cultural. Ya Marcuse había advertido con respecto a esto, en el Hombre
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Unidimensional: “Hoy la dominación se perpetua y se difunde no sólo por medio de la
tecnología sino como tecnología, y la última provee la gran legitimación del poder
político en expansión, que absorbe todas las esferas de la cultura” 7.
Algunas conclusiones
Sin embargo, encontramos otros usos de la tecnología que son importantes y útiles
para la comunidad, de todas formas, en este trabajo hicimos hincapié en aquellos usos
de la tecnología que atentan contra la naturaleza del hombre y que lo predeterminan a
vivir de una que no es la propia de su naturaleza. En el trascurso del trabajo
observamos como en la actualidad nos alejamos cada vez más de aquella “dimensión
estética” propuesta por Marcuse en Eros y Civilización, con ello percibimos que la
existencia sigue siendo una necesidad que priva al hombre de sus facultades
sensuales e imaginativas y que lo oprime en todas las esferas de la vida, tanto social
como culturalmente.
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Creatividad, trabajo y pasión por el teatro.
Horacio Montanelli
GIE-UNMdP-IECE
En estos momentos en que Mar del Plata posee una escuela oficial de arte
dramático –desde hace más de 30 años, con innumerables egresados– resulta
sorprendente comprender la época de aquellos primeros teatristas “vocacionales”.
Hubo otros intentos de una escuela de teatro, una iniciativa privada, ABC escuela
de actuación creada por José María Orensanz en 1954. Alcanzó a tener dos
promociones de egresados pero posteriormente, debido a la prolongada enfermedad
de su creador, fue decayendo e hizo su última representación en 1962.
Desde el punto de vista de esa realidad resulta doblemente valioso el papel jugado
por Horacio Montanelli. Nacido en Mar del Plata vivió continuadamente en esta ciudad,
sosteniendo una múltiple vocación artística como actor, director, dramaturgo y
educador que formó actores durante 40 años.
Los comienzos
Sus inicios se remontan a los años 1956 y 1957 como coreógrafo y director de
danzas. De formación esencialmente autodidacta, Horacio Montanelli provenía del
folklore. De ahí que en 1960 ya fuera presidente de la peña “Inti”, como recuerdan los
integrantes del grupo folklórico “Los Chasquis”, vigente por aquellos años. 1 Respecto
del teatro, como actor no tuvo un aprendizaje formal. Por entonces en Mar del Plata no
había ninguna escuela de teatro oficial.
1 "El grupo Los Chasquis vuelve a cantar luego de cuarenta años”, La Capital, Arte y Espectáculos, 27 de Marzo de
2009
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flautas y cuerdas abocado a la ejecución de música barroca y renacentista; intervenía
como ejecutante de flauta dulce soprano, contralto y tenor. 2 Esta formación le sirvió,
más tarde, para ocuparse de las bandas de sonido de las puestas en escena, en su
condición de musicalizador y sonidista.
Cabe destacar que Mar del Plata solo contó con una Escuela Municipal de Arte
Dramático a partir de 1979. Con anterioridad, la experiencia más destacada había sido
la de la escuela de ABC, Cooperativa de Trabajo Limitada 3, dirigida por José María
Orensanz. Institución que ya para 1960 estaba declinando, en parte debido a la
enfermedad de su creador y principal promotor; finalizó su actividad en 1962.
Los actores Emma Burgos -que se formó con Montanelli- y Mario Martín recuerdan
que, como algunos otros, a menudo viajaban a Buenos Aires para ver obras de teatro
destacadas y, seguramente, Montanelli también lo hacía i tomando algunas clases con
directores de allí.
La Leyenda
2 “Horacio Montanelli” en Suplemento diario La Capital, 28/8/1993. Entrevista y material brindado por la actriz
Teresita Rizzi, 30-6-2017.
3 Fabiani, La Escuela de Arte Escénico ABC al año de su creación. (En Fabiani, 2000)
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dispositivo ingenioso para mejorar la iluminación, el sonido y la puesta en escena en
general.
Dos años más tarde, en 1972, La Leyenda se traslada al Club Quilmes de Mar del
Plata, situado en la Avenida Luro 3868, muy cerca del Centro Vasco y, por lo tanto,
como decíamos. no lejos del microcentro. Allí se instalan en el segundo piso en donde
permanecerán largos años, en tanto elenco estable del Teatro de Cámara de ese Club.
Dicho esto cabe señalar que, sin embargo, la actividad y las inquietudes de Horacio
lo llevaron a transitar otros escenarios: la sala teatral del Torreón del Monje, en playa
Bristol; en una Carpa Municipal, donde hoy está el edificio de la Biblioteca Municipal
(Centro Cultural Osvaldo Soriano, en Catamarca y 25 de mayo) y, años más tarde, en
ese Centro Cultural; en el Teatro Auditórium y, posteriormente, en la actual Sala
Gregorio Nachman, ambas del Edificio Casino; en el Centro Médico y el Club
Pueyrredón (1992) (ambos en el microcentro): Por otra parte realizó presentaciones en
barrios y localidades cercanas: Tandil, Azul, Chacabuco. Llegó con su grupo a la
provincia de Santa Fe. cf. BA
Director y autor
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Historia del Arte, Maquillaje y además Yoga. Como director daba mucha importancia al
manejo del cuerpo del actor, incluyendo en cada una de sus clases ejercicios de
movimiento, caminatas, etc., como posteriormente se incluyó en las escuelas formales
de teatro; pero en la Mar del Plata de comienzo de los 70 estas orientaciones
constituían una avanzada.
Asimismo coinciden en señalar que Montanelli solía tener una percepción muy
acertada/clara de las potencialidades de cada integrante para un rol determinado. Así
para la puesta de Antígona Vélez eligió a Emma Burgos para el papel protagónico,
aunque en ese momento sólo cursaba el segundo año de la escuela; ella recuerda:
“con la inconsciencia de la juventud lo acepté sin vacilar”. Teresita Rizzi -actriz de ese
elenco- aún recuerda la excelente actuación de Burgos.
Montanelli entendía que el público de Mar del Plata no era muy consecuente, y
proponía “formar al público de teatro, creándole el hábito de concurrir a las salas. Pero
esa tarea es lenta y debe iniciarse desde la escuela misma”. A lo que agregaba que se
trata de “llevar a los chicos al teatro como una suerte de obligación, tres o cuatro veces
al mes, [...] motivarlos para que sientan la costumbre de ir por su propia decisión.” (LC,
15/4/80)
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Como cierre de esta breve exposición sobre su labor como director, haremos
referencia a una de las puestas de mayor envergadura que llevó a escena Montanelli.
Se trata de El carnaval del diablo, la conocida obra de Juan Oscar Ponferrada. Su
estreno, en plena temporada del verano de 1984, en el teatro Auditorium, mereció una
extensa nota de Rafael Granado, publicada en Clarín (3/2/84). Al pie de la fotografía
que acompaña la nota se destaca “otro meritorio esfuerzo de los artistas marplatenses”
y, en el cuerpo de dicha nota Granado subraya, respecto de la dirección que Montanelli
“elaboró con acierto la atmósfera mística, de a ratos enajenante, del carnaval...” Y
agrega: “el resultado de la noche de estreno es muy ponderable.” La puesta, que contó
con la coreografía de Estela Maris y la escenografía de Edgard de Santo, constituyó un
esfuerzo de producción contó el auspicio de la Subsecretaría de Cultura del Ministerio
de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires. Acaso un hecho destacado de
la renacida democracia.
Obras de creación
En 1977 Horacio Montanelli escribe y pone en escena “La Trasnakia”, obra dividida
en tres “incoherencias”, como las llama el autor. En ellas expresa sus puntos de vista
sobre el hombre del futuro en un lugar imaginario y denuncia defectos y vicios que
percibía en el mundo actual. Como el mismo Montanelli lo afirma en el programa de
mano, su intención propone “un acto de fe y una expresión de deseo de que La
Trasnakia no sea más que una premonición que nunca llegue a ser realidad.” A pesar
de que, en ese mismo texto, hiciera un diagnóstico de la realidad sumamente duro
como el que sigue: “La deshumanización, la descomposición de la familia, la
desnaturalización del amor y del sexo, la corrupción sensitiva, la pérdida del respeto
generacional, la vulgaridad, el desinterés y la desvalorización del individuo ante el
progreso de la ciencia constituyen la carencia de valores” que sufre el hombre de La
Trasnakia, a pesar de eso, destacamos, el propio autor rescata “la superación de la
muerte misma, como una transición hacia su destino superior.”
Una obra propia que llevó a escena en varias ocasiones fue la muy exitosa
Vivabah… Divertida obra de dos personajes, el padre y la hija, quienes abordan
diferentes temas. Según las diversas puestas el personaje de la hija lo llevaron a
escena Alicia Stagno, Susana Arenz, entre las primeras, mientras que el personaje del
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padre siempre quedaba a cargo Montanelli. Esta obra obtuvo el Premio Municipal de La
Matanza (Festival de Teatro de Ramos Mejía).
Maratones
Cine
Dirigió el largometraje en Súper 8, Mar del Plata 10. Pero sabemos lo difícil que es
llevar adelante una experiencia cinematográfica en el interior del país. En Mar del Plata
se filmaron muchas películas argentinas, tal como lo registró el libro de Julio Neveleff y
Miguel Monforte Mar del Plata: 100 años de cine. 1908-2008. Pero no fueron
realizaciones de los locales. Ahora bien, Montanelli, si algún "pecadillo" tuvo, fue el
haber intervenido en la película Los súper agentes y el tesoro maldito, filmada en Mar
del Plata en 1978, protagonizada por el trío Víctor Bó, Ricardo Bauleo y Julio de Grazia,
dirigida por Mario Sábato. Mar del Plata servía como telón de fondo.
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En otro artículo periodístico (LC, 1980) se citaba la película Motivos, de María Luisa
Bemberg, en la que colaborarían actores marplatenses y el propio Montanelli. En rigor,
la película de Bemberg se llamó Momentos y se estrenó en 1981.
Los proyectos de Montanelli de dirigir una película sobre la vida del Capitán
Piedrabuena, para el sello Aries, más otra de tono picaresco, quedarían olvidados en
algún cajón.
Distinciones
Sin ánimo de ser exhaustivos señalamos que en 1998 Montanelli participa del
concurso 6x6x6=Teatro y gana la dirección de una obra. Se trata de “Una de ombligos”
de Luis Ambrosio Míguez. La frase comentario del programa de mano es “La injusticia y
la indiferencia frente a la discriminación”.
Conclusión
Fuentes primarias
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Entrevista a la actriz Teresita Rizzi, Mar del Plata, 30/6/2017.
Bibliografía
Fabiani, Nicolás Luis y otros (2007) “Mar del Plata (1887-1955)” (En: Osvaldo Pellettieri
editor. Historia del teatro en las provincias. Vol. II. B.A.: Galerna).
Fabiani, Nicolás Luis. 2000. La Escuela de Arte Escénico ABC al año de su creación.
(En: AA.VV. Estética e Historia del teatro marplatense, Vol. II. Coord. Nicolás Luis
Fabiani. Mar del Plata: UNMdP - Ed. Martín)
Neveleff, J.; Monforte, M. 2008, Mar del Plata: 100 años de cine. 1908-2008. B.A.,
Corregidor.
Otras fuentes
-“El grupo Los Chasquis vuelve a cantar luego de cuarenta años”, diario La Capital,
Arte y Espectáculos, 27 de Marzo de 2009.
-Programas de mano
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Larvas: la forma monstruosa de la infancia.
Celehis-UNMdP
Desde el momento en que el otro me mira, yo soy responsable de él sin ni siquiera tener que
tomar responsabilidades en relación con él; su responsabilidad me incumbe. Es una responsabilidad que
va más allá de lo que yo hago.
Emmanuel Lévinas
La estructura del libro define una galería de retratos donde la narración está
siempre supeditada a la fuerza descriptiva del personaje. Son sus acciones, su manera
de hablar, sus gustos, sus odios, sus límites y sus excesos los que dibujan ese mundo
cerrado. Para la Biología, aquellos individuos que se separan de la población original y
1 Castelnuovo, E. Los raros .Estudio Preliminar de Adriana Rodríguez Pérsico ,Buenos Aires : Biblioteca Nacional,
Colección Los raros 2013.
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quedan aislados del resto pueden alcanzar una diferenciación suficiente como para
convertirse en una nueva especie. Esto es lo que nos muestra Castelnuovo: una
especie diferenciada. Para lograr el efecto, la elección del narrador es fundamental:
Castelnuovo decide una primera persona eficaz porque se constituye en la frontera
entre las larvas y el mundo exterior a esa comunidad. Es la voz del maestro que
observa los sujetos de esa especie y que, al mismo tiempo, aprende otra forma de las
cosas y los hombres. (Se trata de una experiencia del propio Castelnuovo que como
maestro en un reformatorio de Olivera, provincia de Buenos Aires, entre 1921 y 1922).
Pero esta voz, a veces, se transforma en una tercera, que exhibe el saber íntimo de
cada personaje.
Jean Rancière en su libro El maestro ignorante (2002) nos cuenta que Joseph
Jacotot en 1818 elaboró una teoría extravagante, que se conoce como ”educación
universal” y provocó una revolución en la educación europea: “Quien enseña sin
emancipar embrutece”, señalaba. Todo ser humano, postulaba, tiene la capacidad de
instruirse solo, sin maestro. El papel del docente debe limitarse a dirigir o mantener la
atención del alumno. Jacotot proscribía a los maestros “explicadores” y proclamaba
como base de su doctrina ciertas máximas paradójicas con las que se ganó virulentas
críticas. 3
2 “El lenguaje sería imposible sin la experiencia cada vez nueva debiera inventarse, en boca de cada quien, una
expresión cada vez distinta, esta experiencia no es descrita, está ahí, inherente a la forma que la trasmite,
constituyendo la persona en el discurso y por consiguiente toda persona cuanto habla”, (1979: 67)
3 “La revelación que se apoderó de Joseph Jacotot se concentra en esto: es necesario invertir la lógica del sistema
explicador. La explicación no es necesaria para remediar una incapacidad de comprensión. Todo lo contrario, esta
incapacidad es la ficción que estructura la concepción explicadora del mundo. El explicador es el que necesita del
incapaz y no al revés, es él el que constituye al incapaz como tal. Explicar alguna cosa a alguien, es primero
demostrarle que no puede comprenderla por sí mismo. Antes de ser el acto del pedagogo, la explicación es el mito
de la pedagogía, la parábola de un mundo dividido en espíritus sabios y espíritus ignorantes, espíritus maduros e
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La propuesta del maestro Jacotot es y su teoría nos lleva a replantear la relación
entre conocimiento e ignorancia, entre inteligencia e incapacidad. El maestro de los
chicos del reformatorio de Larvas es también desafiante porque, si bien observa,
explica y describe las conductas de sus particulares alumnos, sobre todo, aprende las
reglas de un mundo extraño y nos presenta su propia incapacidad.
inmaduros, capaces e incapaces, inteligentes y estúpidos La trampa del explicador consiste en este doble gesto
inaugural.”, nos dice Rancière. (2002: 9)
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monstruo humano es el que trasgrede la ley y lo diferencial de su entidad es, al mismo
tiempo, tanto del orden de lo jurídico como de lo natural. (Foucault: 1996) 4 Se trata del
individuo que debe ser corregido. El reformatorio de Castelnuovo es el lugar de esta
transición imposible donde la institución aísla el individuo anormal para aplicar las
tecnologías requeridas para la corrección y, garantiza, según lo muestra el libro, la
exacerbación de esa peculiar excepción a corregir que, resulta, en definitiva,
incorregible. Sin embargo, la huella de lo humano “natural” se despliega en ese
intersticio por donde la forma se hace monstruosa. Es entonces que la segunda
acepción toma fuerza: son fantasmas de una figura que se escamotea pero que
resplandece, son espectros deformados de la “idea” de infancia. Como Silvina Ocampo,
pero en otro tono, Castelnuovo explora lo que no debe decirse, hace del secreto social
de su época, epifanía. Dice Adriana Rodríguez Pérsico en la Introducción “Larvas
(1931) materializa el punto máximo de impugnación a una cierta división de lo sensible
mediante una práctica que no cae en ningún momento en la denuncia altisonante y que
usa la basura como factor constructivo”
Las larvas son espectros, fantasmas de ese resto, de ese desecho. “Como
fantasma pertinaz que reaparece una y otra vez, en él sobrevive un mínimo de lo que
alguna vez fue” concluye Pérsico en el Estudio Preliminar y define entonces esa huella
del significado del título. El libro es la representación de los atributos negativos de lo
humano que se reconocen como vicios y defectos. Sin embargo, hay atisbos, fisuras
que indican lo otro de lo humano, oculto por las máscaras monstruosas que la instancia
de la vida les ha otorgado. La comunidad/especie del lugar se define por las marcas
propias de sus individuos (“los niños se asociaban entre sí no según sus cualidades
sino según sus vicios”) .Las fisuras están en ciertas acciones inesperadas de los
personajes-monstruos: Pestolazzi, el protagonista del primer cuento, es un filósofo, nos
dice el maestro, y el mote le corresponde por su curiosidad innata, por su contante
cuestionamiento de todas las cosas. Pestolazzi incomoda. Sus preguntas revelan no
solo la inteligencia del chico sino la insuficiencia del maestro. La segunda larva que
aparece en esta historia, Frititis –su monstruosidad física provoca el rechazo y la burla
es rechazada por sus propios compañeros. En la singularidad del personaje,
Castelnuovo define su perspectiva ideológica: “Frititis no odiaba ni amaba a los
hombres. Odiaba o amaba a las instituciones. Por ejemplo: le tenía una rabia feroz a la
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policía”. Sus acciones, por las que es castigado, están siempre en relación con esa
posición particular. A pesar de su odio, cada vez que se comete una injusticia el chico
se queja por escrito al director del reformatorio: “Señor director-decía el alegato-: soy
un menor abandonado, güerfano de padre y no me quieren dar pan. Me estoy muriendo
de hambre. Sepaló.”
Decíamos más arriba que la estructura del libro se dibuja como los cuadros de una
exposición, en una serie de retratos. Tal como Cama desde un peso de Enrique
González Tuñón o Cuentos de la oficina de Roberto Mariani, los relatos son
individuales, están titulados con el nombre del personaje retratado (nombre falso,
diferido, que difiere la identidad del personaje). Castelnuovo elige en cada comienzo de
cada retrato la condensación descriptiva: “Guitarrita era el prototipo del atorrante
crónico. No quería aprender nada. No quería saber nada. No quería mezclarse en
nada.” Esta condensación le da la forma del personaje . “El personaje es un marcador
tipológico, un organizador textual y un lugar de investimiento” señala Jean –Philippe
Miraux (2005:10). Las tres notas se conjugan en la forma del retrato que es una
presencia y, paradójicamente una ausencia de lo humano que se define en esa brecha
con lo no humano. La narración de Castelnuovo es plural pero al mismo tiempo unívoca
porque el lugar de investimiento es fundamentalmente ideológico. Es en este sentido
que Larvas es una sinfonía coral con una sola nota disonante: Ana María. Castelnuovo
deja al final la diferencia absoluta donde lo mejor de lo humano se impone a lo
monstruoso. “Los monstruos son la regla y no la excepción” señala Pérsico. Es cierto.
La excepción la constituye la conducta de Ana María porque lo monstruoso es
contaminante (hasta el narrador es invadido y confiesa la metalepsis del autor) pero en
el caso de la niña es la alegría y una forma particular de la inocencia la que la hace
distinta aunque no la salva.
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Castelnuovo, para entender su definición de literatura, para ver su lugar en el campo
literario argentino.
“Yo soy literato. Nací literato y pienso morir literato” dice de sí Castelnuovo. Este
libro en esta colección pretende darle una nueva vida al literato Elias Castelnuovo, tal
como la que tuvo, coherente y libre. Y sus lectores actuales se multiplican y diseñañn
nuevas formas de Larvas. En Buenos Aires, pueden escucharse las canciones del “Trío
Piraña” que son un homenaje al libro de Castelnuovo y, al mismo tiempo, una mirada
del presente hacia esos espectros monstruosos.
Bibliografía
Foucault, Michel Los Anormales , Texto del Informe del curso de 1974-1975 dictado por
Michel Foucault en el College de France, Ed. Fondo de Cultura Económica, Buenos
Aires, 2006, p. 116.
Foucault, Michel, La vida de los hombres infames, Editorial Altamira, Buenos Aires,
1996, p. 61
Mónica Bueno
30
Siglo. Genealogía de un vanguardista (2001) (Premio Corregidor, 2000),
Conversaciones imposibles con Macedonio Fernández: jornadas de homenaje sobre
Macedonio Fernández (comp).(2002), “Macedonio Fernández. Historia Literaria de una
vida”. – En: Macedonio Fernández: Historia de la literatura argentina. compilador, R.
Ferro (2006). Ha coordinado, entre otros, los libros colectivos La novela argentina: uso
y experimentación del género (en Corregidor, 2010) y Centro Editor de América Latina.
Capítulos para una historia. (Siglo Veintiuno)
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Cultura urbana nómade: las intervenciones artísticas callejeras
Las ciudades funcionan como poderosos imanes que atraen una heterogeneidad
de culturas, costumbres y expectativas, cada vez más políglotas, abigarradas y en
permanente mutación.
Una de las mejores maneras de comprender lo que son las ciudades como
“acontecimientos públicos” es analizándolas como espacios de comunicación. La
ciudad es fundamentalmente un espacio de comunicación que desemboca en la
notable paradoja de ofrecer a un tiempo, visibilidad y aislamiento, conformando una
variedad especial de “espacio de apariencia”; por eso se nos vuelve a veces tan
necesaria la búsqueda de la “densidad comunicativa” que ofrecen el barrio, los
mercados populares y las ferias de diversos tipos.
Analizar la ciudad implica abordar los acontecimientos culturales que generan los
actores de la producción cultural informal: estatuas vivientes, acróbatas, equilibristas,
malabaristas, músicos, etc; estudiando el diagrama social y las estrategias de
producción y circulación de bienes simbólicos que ellos ofrecen como una trama
policentrada y en constante interacción en la ciudad. Ofrecen el espacio como una
extensión temporal, creando una cultura urbana nómada en la que ellos se instalan en
lugares de paso y convierten al ciudadano en un pasajero al que se le destinan
ejecuciones anónimas.
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Cabe preguntarnos si esas manifestaciones son ¿Cultura de la ciudad? O ¿Cultura
en la ciudad? Esta pregunta no es valorativa sino estratégica porque evidentemente
tenemos que evaluar modalidades comunicacionales y de consumo muy particulares.
Podemos señalar que a veces tanto los artistas como el público se multiplican en
tribus efímeras que construyen lugares propios y redes, sin centro físico.
Estos artistas con sus intervenciones efímeras han convertido las calles en
escenarios de argumentación comunicativa y afirmación de una heterogeneidad socio-
cultural en los ciudadanos que permite superar la tradicional visión patrimonialista,
monumentalista en la apreciación de la ciudad.
Ellos crean poéticas que hacen un uso extracotidiano del cuerpo, que nos permiten
empezar a valorar a través de ellos, lo etéreo, lo fugaz, lo poético.
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Es necesario construir una solidaridad operativa que descubra en estas creaciones
un capital social que valoriza y fortalece el espacio público y la identidad cultural.
Mediante su accionar, logran ahora convertir una esquina, una vereda, un banco de
plaza en un lugar con sentido, con memoria, que da respuestas colectivas, manifiestas,
abiertas y distintas al uso del espacio público. Esas intervenciones deben observarse
no solo como una construcción de un espacio temporal ficcional y de los cuerpos
puestos en relación, sino también a partir de cómo la obra viene a irrumpir sobre un
estado de cosas previo a ella.
Ese cambio en la mirada acostumbrada sobre el espacio público, ese pausarla por
unos minutos, logra que aparezca algo nuevo, algo que antes, en el tiempo y espacio
ordinario no estaba.
Este gesto de cambiar la cotidianeidad de los lugares públicos posee un alto grado
de politicidad porque genera vínculos variados con los espectadores nómades. Al
establecer un pacto efímero que dura lo que el período de contemplación, que se
actualiza y reproduce tantas veces como tantos transeúntes miren, provocan en el
espectador la conciencia de que tanto él, como el artista, ocupan corporalmente esos
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espacios, que están en convivio, es decir participando activamente de un
acontecimiento de la Cultura Viviente.
Dice Dubatti: “En el observatorio ontológico esas tres dimensiones —cuerpo real,
cuerpo afectado, cuerpo poético—conviven y exhiben sus límites borrosos, sus
liminalidades, sus fusiones y tensiones. Y en ese espesor se abre la maravilla: los
juegos de presencia y ausencia” (Dubatti, 2016: 206).
Cuando emergen estas formas artísticas que pueden ser efímeras (una estatua
viviente), permanentes (un mural en la pared) o ficcional (los paseos de las artistas del
grupo “Las del alcanfor”) se pueden contemplar dentro de la previsión de que la ciudad
35
puede contener simultáneamente una indeterminada cantidad de manifestaciones, pero
cuando éstas brotan disruptivamente imprimen al paisaje urbano habitual en un ámbito
de creación de formas significativas y proponen al transeúnte que abra su sensibilidad
perceptual, apelando a sus habilidades interpretativas, sumando nuevos sentidos al
paisaje urbano cotidiano.
Bibliografía
Augé, Marc: Los “no lugares”. Espacios del anonimato, Barcelona: Editorial Gedisa ,
1993.
Brill, Michael. Public places and spaces, Nueva York: Plenum Books, Arizona
University, 1992.
Dubatti, Jorge. Filosofía del Teatro I: Convivio, experiencia, subjetividad, Buenos Aires:
Atuel, 2007.
Dubatti, Jorge. Filosofía del Teatro II: Cuerpo poético y función ontológica, Buenos
Aires: Atuel, 2010.
36
García Canclini, Néstor. “Narciso sin espejos. La cultura visual después de la muerte
del arte culto y popular” en Imágenes desconocidas. La modernidad en la
encrucijada postmoderna, Buenos Aires: CLACSO, 1987.
37
Mar del Plata rebelde: educar al soberano teatral en los años 70
UNMdP/GIE/IECE
En los 70, el teatro fue, como las demás artes, una plataforma educativa, mejor,
reeducativa, de masas, ante la inminencia de un estallido revolucionario organizado
que preparaba la guerrilla urbana, la politización de las clases medias y para el caso
argentino, la proximidad del regreso de Juan Perón después de casi dos décadas de
ostracismo. Una minoría culta esclarecida, que mucho tiempo y sangre después supo
formular su autocrítica, al menos desde algunas voces involucradas, creía su deber
moral contar la versión oculta de la Historia, la de los perdedores colonizados, la
transculturación y las astucias y perversiones del imperialismo. Son las postrimerías de
la dictadura iniciada en 1966 por Juan Carlos Onganía, a la que sigue el interregno de
Roberto Levingston y luego la agonía interminable de Alejandro Agustín Lanusse;
eludiendo a la censura, la vigilancia solapada de los servicios de seguridad, la
represión policial-militar y la prensa uniformada, los teatristas marplatenses se suman a
la ola antisistema con un criterio de validación del pasado peronista, crítica a las
instituciones —de la familia al poder trasnacional— y un proyecto de liberación social
del cual se consideraban la vanguardia artística. 1
1 Pilar Calveiro (2005) afirma que la derrota de Montoneros “no se debió a un exceso de lo político sino a su
carencia. Lo militar y lo organizativo asfixiaron la comprensión y la práctica políticas, tirando por la borda buena parte
del trabajo previo” (23). Puntualiza las lacras de la guerrilla que la aislaron de su sociedad y apresuraron su
liquidación: pragmatismo, menosprecio por la elaboración intelectual aceptando “verdades” nunca cuestionadas
(144); desinserción de los sectores populares, junto a una autoconciencia elitista de su propio accionar,
vanguardismo que “aducía una dudosa representación del “pueblo” (148); prevalencia de la lógica revolucionaria
sobre el sentido de “realidad”, o amoldamiento de un mundo complejo al imaginario de la ideología (154), etc.
Gasparini, prisionero de la ESMA y posterior exiliado, critica a sus compañeros de la orga que “miraban pero no
veían: la violencia del peronismo estuvo siempre legalizada por la proscripción” (80) y “se creyeron principales
cuando habían sido secundarios” (214); para el éxito de una guerrilla deber haber comunidad beligerante, ocupar
territorio y tener apoyo popular, 100) como en Argelia o Nicaragua (129). Y el militarismo-verticalismo interno, que
lleva a condenar a muerte por traición a Roberto Quieto, ausente al estar desaparecido (141-2) y el enjuiciamiento y
despromoción a Tulio Valenzuela, debido a criticar a la conducción nacional (150-1), que Miguel Bonasso escenifica
en la novela de non fiction, Recuerdos de la muerte (1994: 242-53). Mario Roberto Santucho, fundador del ERP,
plantea ciertos dogmas que no cambiarán sustancialmente en el futuro: “1) el culto a la espontaneidad tanto de las
masas como de una “vanguardia predestinada”; 2) el papel mesiánico del “revolucionario”, reduccionismo del
concepto del “factor subjetivo” (relación entre conciencia y realidad material) que lo transformaba en voluntarismo”
(Mattini 1996, 32). El muy autocrítico libro de Mattini, no rehúye el dictamen contra el “aventurerismo revolucionario”
(1996, 114), la “desviación militarista” que Robi Santucho imprime al ERP (112) y el creciente aislamiento “precio a
pagar por marcar la intransigencia ideológica con el peronismo” (189), El autismo de la guerrilla erpiana conduce al
absurdo: “la organización que fue la más desinteresada, generosa y entregada, se embriagó con sus propios éxitos
parciales… la fanfarria, la iconografía, la idolatrización en ceremonias casi idénticas a las criticadas a la burguesía y
38
Las primeras señales de una crisis turística y por lo tanto económica en ciernes,
la consolidación de un campo intelectual de intereses sociales y progresista, y un
público consecuente y demandante de un nuevo lenguaje inserto en la crisis de
representación, produce una serie de creaciones en materia teatral cuyo paradigma,
entre otros, lo proporciona Gregorio Nachman, quien es abreviadamente analizado en
esta ponencia.
el culto a la personalidad, nada tienen que ver con la “ideología del proletariado”, transformando la forma en
contenido, desconectada de la realidad” (274).
2 La Capital: 1/10/70, 1 y 7/10/70, 9. En adelante, LC.
39
se halla exceptuado de la censura, pero ésta prohíbe su circulación en el circuito
comercial temiendo incitar la rebelión juvenil (Alsina Thevenet 1977, 285).
El tourning point en la carrera del director fue sin duda la inversión de la puesta
original de Los prójimos, de Carlos Gorostiza, profética pieza sobre la violencia de
género, estrenada el 15 de julio de 1967. En palabras de su actor, Juan Carlos
Stebelski:
3 El Nacional Cervantes lo contrata para dirigir dos obras, Toque fierro (Pirandello) y Registro civil (Nemesio Trejo),
que “una vez estrenadas en Buenos Aires realizarán una gira por distintos puntos del país, habiéndose cursado una
circular a las empresas más importantes a los efectos de ofrecer funciones de carácter gratuito para los empleados,
obreros y familiares en los sitios de trabajo, corriendo por cuenta del Cervantes los gastos de traslado, montaje y
equipos técnicos” (LC: 15/5, 10). La propuesta de acercar el teatro al pueblo coincide con las ideas de GN y el
rumbo del campo en esta etapa.
40
las precedentes. Así, el espectador se convierte en la pareja sometida a la coacción del
integrante masculino y en la sociedad misma que la apaña, anónima y de alguna
manera acusada mediante la confrontación discursiva directa.
Mar del Plata pierde su inocencia a fines del 71. El 6 de diciembre un banda de la
Concentración Nacionalista Universitaria o CNU, piedra basal de la ultraderecha
peronista académica, irrumpe en una asamblea estudiantil de la Facultad de
Arquitectura para trabar su funcionamiento y mata a la alumna Silvia Filler. El proyectil
fatal proviene de algún arma de las que blanden Juan Carlos Gómez, Oscar Corres,
Eduardo Ullúa o José Luis Piatti, integrantes del comando. “Como en el caso de
Córdoba en 1969, el asesinato de un miembro del movimiento estudiantil constituiría en
Mar del Plata un vehículo de reclamos sociales y políticos más profundos” (Ladeuix
2007, 77); condenado unánimemente por la sociedad del balneario, “propiciaría un
grado de articulación sin precedentes entre los sectores populares” (íd, 77-8). 6
4 Cuenta Eduardo Nachman, hijo mayor de GN, por whatsapp, 24 de agosto de 2017.
5 El texto de Somigliana figura en el inventario de la Biblioteca Parlante para ciegos de Mar del Plata como La cama
del emperador, no La cama y el emperador, lo que es un quidproquo semántico grave. No existiría ningún
emperador, salvo como dueño de la cama. (nº 6004194 y 6004382: formato cassette). Lugea: “fue estreno nacional y
Lizarraga, gran amigo de Nachman, la escribió para nosotros. No existía el emperador sino el Control, que era yo. La
historia era coger o no: cada vez que la pareja se encamaba aparecía yo pidiendo cualquier cosa, como certificados
de vacunación, y me mandaba largos discursos. Finalmente terminan los tres en la cama, mi hermana (Gladys) en el
medio”. (reportaje a Juan C. Lugea, 26/1/2011).
6 Consúltese para el particular el libro de los periodistas Cecchini y Elizalde Leal: La CNU. El terrorismo de Estado
antes del golpe (2013).
41
El avión negro, del Grupo de Autores, debuta en el Regina de Buenos Aires el 29
de julio de 1970 y el 21 de mayo del 71 ya está entre nosotros de la mano de
Nachman. Perfila un teatro paródico al intertexto político, en la subfase del realismo
reflexivo híbrido que Pellettieri llama de intercambio de procedimientos, la combinatoria
de los elementos del subsistema del 60 con referentes estructurales de Brecht, sobre
todo en cuanto a la ruptura de la organicidad temporal aristotélica y el efecto catártico,
y un relato fragmentado que avanza a través de sketches o escenas autosuficientes sin
continuismo de personajes y acción (Pellettieri 2003, 476-86). ¿Teatro político o teatro
sobre la política? Ambos a un tiempo, teatro como vehículo de educación política del
público y relectura del pasado reciente pretendiendo rebatir la versión oficial,
“desenmascaramiento de la mentira histórica con miras a iluminar la realidad presente”
(Gava 2007, 295). 7 Desde el aspecto autoral, su óptica es revisionista, cuestionadora
del relato falso, compromiso que se traduce en la unificación de arte y vida y un
objetivo extra-teatral concreto: “Todos estábamos de acuerdo con el regreso de Perón.
Yo era peronista y el propio Nachman, que no lo era, daba su apoyo crítico. La obra
trabajaba por la Vuelta”. Cierto paternalismo de los dramaturgos (Rozenmacher,
Talesnik, Cossa y Somigliana) halla su plasmación en un espectador adiestrado, que
milita en una estética de la identificación: de los fenómenos representados con los
modelos que ya conoce y forman parte de su sistema de reglas. Fijada de antemano, la
expectación del oyente queda justificada por toda la construcción de la obra (cf. Lotman
1978, 345-8). El contexto ideológico piensa al Movimiento inserto en un proyecto de
liberación contra un enemigo exterior bien concreto, el imperialismo, y uno interior, el
antipueblo de la burguesía, cuyo brazo armado distintivo y local es la dictadura militar y
sus estrategias autoritarias. La dialéctica entre los de afuera y los de adentro se
resuelve, mediante el surgimiento y reivindicación de un protagonista heroico-colectivo,
el Pueblo Peronista, sintetizado en la Murga, y sus cánticos —suerte de coro
comentarista de los hechos narrados y gradual partícipe de la acción que invade el
7 También, Zayas de Lima 1995, 103. Verzero (2009: 445) llama teatro militante a las experiencias colectivas de
intervención política en los tempranos 70, dentro de la revolución argentina, y reconoce la centralidad que adquiere
la perspectiva de la transformación social, y la radicalización del pensamiento y la acción, profundizados a partir del
final de Lanusse y la llegada del camporismo tanto como la popularidad de la guerrilla. Néstor Tirri reformula las
década 60/70 en torno a tres escuelas coetáneas: la realista-naturalista, cuyos exponentes más destacados son los
dramaturgos de El avión más Ricardo Talesnik, Guillermo Gentile y Félix Monti; la vanguardia, con Griselda
Gambaro, Eduardo Pavlovsky y la de experimentación, el nucleamiento de artistas y performers que se mueven
dentro del Instituto Di Tella (Tirri 1973, 12). Para Cossa (2013,13) todo teatro es político: “El teatro de arte es
siempre rebelde. Y por eso es siempre político. Cuando le toca, le pone el pecho al autoritarismo; en tiempos de
bonanza institucional se enfrenta al mercantilismo, a la banalidad y al mal gusto. Y en todos los casos necesita
romper con las modas. Es decir, hace política
42
escenario convertido en alegoría de la Historia. GN y equipo montan una versión para
los teatros y otra para los barrios, subidos a un acoplado-escenario que se aventura a
los barrios más pobres y remotos.
Bibliografía
Fuentes primarias
Diario La Capital de Mar del Plata (1970). Hemeroteca del Museo Emilio Mitre.
Fuentes secundarias
Calveiro, Pilar: Poder y/o violencia. Una aproximación a la guerrilla de los años 70.
Buenos Aires: Norma, 2005.
Cecchini, Daniel & Elizalde Leal, Alberto: La CNU. El terrorismo de Estado antes del
golpe. Buenos Aires: Miradas al Sur, 2013.
43
Cossa, Roberto: “El teatro siempre hace política”. Disponible en Sobretodo, Revista
digital de crítica e investigación teatral. Disponible en www.teatrodelpueblo.org.ar.
Fecha de captura: 1/7/2013
Gava, Cecilia : “Mendoza (1939-1960)”. En Pellettieri, Osvaldo (dir.) Historia del teatro
argentino en las provincias, Tomo II. Buenos Aires: Galerna, 2007: 237-296.
Ladeuix, Juan: “Entre las armas de la política y la política de las armas. La dinámica
social de la violencia en la ciudad de Mar del Plata, 1971-1976” En Cacopardo,
Fernando; Da Orden, María Liliana; Pastoriza, Elisa: Pasado y presente de la Mar
del Plata Social. Coloquio II. Mar del Plata: EUDEM, 2007: 75-93.
Pellettieri, Osvaldo (dir.): Historia del teatro argentino en Buenos Aires. Volumen IV. La
segunda modernidad. Buenos Aires: Galerna, 2003.
Zayas de Lima, Perla: Carlos Somigliana. Teatro histórico- Teatro político. Buenos
Aires. Fray Mocho: 1995.
44
Lo metateatral en La sombra del Tenorio de Alonso de Santos: una lectura dual
entre ilusión y realidad
UNMdP
Para comenzar, es importante mencionar que la figura del Don Juan surge por
primera vez de la mano de Tirso de Molina (1630) en su comedia El burlador de Sevilla
y Convidado de piedra, motivo por el cual su burlador es el arquetipo de los próximos
donjuanes que siguieron en el trascurso de la dramaturgia. Como sucede con muchas
figuras canónicas y emblemáticas del Siglo de Oro español, existieron distintas
variantes de éstas, a lo largo del tiempo, que permitieron la aparición de nuevas piezas
dramáticas en donde el seductor siempre está presente, pero adobado por un tamiz
que lo distingue de su obra madre. En efecto, tal como argumenta Marcela Aniela Ion:
45
Don Juan vive su propia vida, pasa de obra en obra, de autor en autor y
de siglo en siglo como si perteneciera a todos y a nadie […] un rasgo
específico del mito, que se mezcla con su aptitud de nacer y de renacer
siempre, en continua transformación (2003: 1)
46
contrario, en la segunda pieza prepondera este ideal romántico del amor: ambos
poetas plantean dos cosmovisiones distintas sobre el Don Juan, que forman parte de
cada una de las obras y que mucho tienen que ver con el proyecto cultural de cada
uno.
47
establece rasgos de conexión con su contenido argumental. Por un lado, se lo puede
pensar desde el lugar del personaje de Ciutti, el cual siempre estuvo bajo “la sombra”
de su amo y que, por lo tanto, nunca pudo sobresalir, ni dejar de representar su tipo
social. Lo mismo sucedió con Saturnino, quien siempre cumplió el rol de sirviente,
incluso estando detrás de escena, cuando el actor principal, que representaba al
Tenorio, le pedía distintos favores que excedían lo teatral. Por otro lado, puede verse
como un lugar de encuentro con la obra de Zorrilla. Es así que al final de la obra
romántica, Don Juan dialoga con las sombras de Inés y de Don Gonzalo, de manera
que son las esculturas de los féretros los que desaparecen del cementerio. Esto se
podría atender desde el punto de vista de que es la sombra del Tenorio la que vino a
dialogar sobre el final del texto dramático, para hablar en la voz de Saturnino y por fin
darle una muerte definitiva. De alguna manera, Saturnino, al morir, mata también al
burlador –su objeto de deseo– y resinifica por completo sus obras hermanas.
Asimismo, afirma que se muere “de don Juan Tenorio”. Esa preposición “de” es
sumamente marcada, puesto que deja soslayar que el personaje deseado es una
enfermedad. En efecto, éste se muere “cada día” “de” ese personaje, de modo que
puede entenderse que en el transcurso del tiempo se fue envenenando al estar bajo la
sombra del burlador de Sevilla.
48
si nos detenemos en ese diálogo, también conjeturamos que Saturnino no distingue el
papel que representa, de su persona empírica. Patrice Pavis, en relación con lo dicho,
sostiene que en el teatro, el personaje y el actor están íntimamente unidos (2000: 5). A
propósito, el monólogo abunda en intromisiones personales en donde se cruza la
subjetividad del personaje. En efecto, en ocasiones explica los vacíos de la obra de
Zorrilla a través de acotaciones en donde priman los subjetivemas: “Y don Juan, a partir
de aquí, se queda sin familia, aunque él ya se sentía fuera de ella por diferencias que
tenían” (Alonso de Santos: 36), “Él se hace el fanfarrón, pero en el fondo don Juan
Tenorio es una buena persona…” (Alonso de Santos: 39), como si el personaje de Don
Juan realmente existiera y no fuera de ficción. Es interesante el hecho de que a partir
de estas reflexiones pueda meditar sobre su propia vida, precisamente, sobre su
soledad mientras está en el hospital: “…en el primer acto, Zorrilla, le deja sin padre ni
madre, ni suegros, ni hijos… ¡Qué va a hacer el pobre! Una persona sin familia es una
hoja que lleva el viento.” (Alonso de Santos: 39). Advertimos que, efectivamente, a
medida que transcurre el monólogo, el actor da lugar a un proceso de identificación con
el personaje que tanto ha deseado representar y, en consecuencia, humaniza su figura.
1 Al respecto, Tadeusz Kowzan sostiene que el vestuario forma parte del paradigma de signos escénicos de los
cuales puede hacer uso un espectáculo. En su obra, principalmente, hace hincapié en la idea de que las artes
escénicas, las cuales tienen un campo en común con los hechos lingüísticos, estuvieron sólo de forma incipiente en
el análisis semiológico, aun cuando el arte del espectáculo es aquel en donde el signo se manifiesta con mayor
densidad, riqueza y variedad. Como respuesta al porqué de este descuido teórico, argumenta que la riqueza y la
variedad que presenta el arte escénico se traducen en términos de complejidad. A pesar de ello, él plantea un
49
observamos cómo le cuesta desprenderse del papel que tanto lo marcó, es así que por
momentos, como ya mencionamos, se mimetiza con él, impidiendo una clara distinción
entre la realidad y la ilusión generada en el escenario. Si bien él es consciente de que
los actores que interpretan al Tenorio cruzan los límites ficcionales y lo siguen tratando
como si fuera el criado, considera que no hizo nada para imponer esa barrera.
Simplemente aceptó, como si fuera un criado del Siglo de Oro, que lo trataran de esa
forma, casi como si estuviera naturalizado el hecho de que al actor que interpreta al
sirviente deba ser tratado como tal. De alguna manera, y del mismo modo que en las
obras precursoras, aquí también la figura donjuanesca representa al fuego, debido a
que se incendia sola y esa llama desborda de la piel de Saturnino. Ésta última es
demasiado fuerte para ser contenida en su epidermis, como si su cuerpo no mereciera
interpretar a semejante personaje. Por ese motivo, una vez concretado su objeto de
deseo, puede morir en paz.
En síntesis, hemos podido observar que, desde el principio, subyace en la obra una
dicotomía que nos acerca a la concepción calderoniana entre lo que es la realidad y lo
onírico. Es así que Saturnino no sabe si se ha muerto, si está soñando una pesadilla o
si sigue en la cama del hospital. En rigor, vislumbra la figura de la monja, de sor Inés, y
desconoce si es una “sombra del otro mundo”. En esta imposibilidad de distinguir entre
lo que es real y lo que es una ilusión, vale destacar la referencia que se hace de Don
Quijote:
sistema de signos de los que hace uso una representación, con el objetivo de revitalizar el arte teatral (Kowzan
1968: 125).
50
está preparando para luchar en las “escenas de duelos”. Podemos soslayar que, al
igual que Don Quijote, él quiere enfrentarse a duelo con sus contrincantes, pero esta
vez en la piel de Don Juan Tenorio. Además, y en relación al tópico de la cena con un
difunto que se presenta constantemente en las obras precursoras, el texto que propone
Alonso de Santos, finalmente, termina siendo una especie de cena con un sujeto que
se encuentra en el ocaso de sus días. Solo que, en este nuevo contexto, nosotros,
desde nuestro rol de lectores, somos los invitados y Saturnino Morales es quien brinda
el banquete con sus reflexiones meta-teatrales.
Bibliografía utilizada
Alonso de Santos, José Luis (1996). La sombra del Tenorio. Madrid: Sociedad General
de Autores y Escritores.
Egido, Aurora (1988). “El mito de don Juan”. Madrid, Compañía Nacional de Teatro
Clásico.
Zorrilla, José (1994). Don Juan Tenorio. Barcelona, España: Edicomunicación, S.A.
51
Arte moderno y posmodernidad en la teoría de Lipovetsky
UNMdP
Introducción:
1Lipovetsky Gilles, La era del vacío, ensayos sobre el individualismo contemporáneo. Anagrama. Barcelona. 1986.
pág. 79
52
El punto de partida se remonta al movimiento cultural del siglo XIX y comienzos del
siglo XX llamado modernismo, que significó por entonces un quiebre con la tradición,
una nueva lógica que rendía culto a lo nuevo y al cambio. El arte se propuso romper
con su propia historia, con sus temas, sus procedimientos, sus técnicas, a la vez que
se autoimpuso un rol activo en la transformación de la sociedad. Ello, desde luego,
toma cuerpo en las vanguardias artísticas de principios del siglo XX, que poseen un
doble carácter: por un lado el rupturista, el que denuncia la obsolescencia de los
cánones del arte, de sus fines, el que se rebela contra los encorcetamientos morales y
el modo de vida burgués; y por otro el creador o propositivo: que asocia al arte
finalidades y compromisos novedosos hasta entonces (de corte político y social; en
ciertos casos revolucionarios y en otros ciertamente reaccionarios), que exalta la
creación, el cambio, la libertad del pensamiento y de los procedimientos para hacer
arte. Desde el arte parte la rebelión contra el orden instituido, contra el espíritu burgués
y contra la sociedad que él produce. A ello los artistas oponen “vivir con la máxima
intensidad, desenfreno de todos los sentidos, seguir los propios impulsos e
imaginación, abrir el campo de las experiencias” 2, la cultura modernista hace especial
hincapié en el individuo, como dice Lipovetsky; en el Yo encuentra su centro. El
individualismo hedonista hizo allí su aparición, en declarada batalla contra el orden
disciplinario impuesto por la sociedad burguesa.
2 Ibidem. Pág.83
3Ibidem. Pág. 87
53
Lipovetsky analiza fenómenos disímiles, compara acontecimientos de índole político,
social y artístico, y en todos ellos observa un mismo ímpetu emancipatorio, un espíritu
común, el que da como resultado la liberación del individuo, lo cual lo lleva a afirmar
que el modernismo es vector de la individualización 4. En tal sentido, el modernismo se
presenta como un fenómeno rupturista, que rompe deliberadamente con la tradición,
pero paradójicamente forma parte, como se sugirió, de un proceso mediante el cual el
individuo se hace soberano de su propia existencia, de su organización social y política,
se da a sí mismo los principios morales que guían sus actos y las leyes que
colectivamente los aplican, etc. El modernismo libera al arte de su propia historia y en
tal sentido decimos que rompe o rechaza su pasado. Lo que surge de todos estos
procesos de naturaleza muy diferente es un individualismo fortalecido, el valor de la
autonomía personal se hace el centro de la existencia humana. Eso lo lleva a
Lipovetsky a reconocer que “El modernismo artístico no introduce una ruptura absoluta
en la cultura, perfecciona, con la fiebre revolucionaria, la lógica del mundo
individualista.” 5 Así interpretado, el modernismo no es una ruptura, sino la
profundización de un proceso histórico. Resulta interesante observar que dicha
conmoción en la concepción del arte indujo a que los artistas exploraran nuevos temas,
técnicas, que trabajaran con materiales nuevos, otrora impensados, que elucubraran
nuevos procedimientos y objetivos de sus obras, y que todo ello constituyó un nuevo
modo de legitimación individual, un rediseño de la subjetividad. Cada artista era a la
vez que el autor de sus obras, el artífice de sí mismo; el arte puso de relieve un
proceso de construcción de la individualidad. Es la revolución individualista la que hizo
posible el modernismo, es hija de una nueva lógica social que pone en el centro a un
Yo que busca su autodeterminación política, espiritual, moral, económica y, en este
caso, artística.
4Ibidem. Pág. 88
5Ibidem. Pág. 88
54
acontecido en la literatura y en las artes plásticas. En ellos puede verse una verdadera
revolución, un deliberado poner “patas para arriba” las nociones más fundamentales,
hasta entonces, de la experiencia artística de cada disciplina. La pintura es, quizá, el
caso más fácil de comprender. Existía una relación más o menos establecida entre un
cuadro y el espectador que lo contemplaba: la pintura representaba un espacio, un
plano dado a un observador pasivo; todo ello era esperable, tanto el contenido definido
del cuadro, identificable, circunscrito a una espacialidad, como un individuo inclinado a
una expectación previsible, ya dispuesto o preparado a la experiencia contemplativa.
Podría decirse vulgarmente que el vínculo se vivía inconscientemente de este modo:
“voy a pararme frente a un cuadro y a ver en él algo seguramente familiar”. Todo ello
sufrió una verdadera conmoción, puesto que cambió por completo la relación entre la
obra y el espectador. El espacio representado dejó de reflejar situaciones cotidianas
para dar lugar a contenidos de un carácter más abstracto o simbólico, concitando en
oportunidades el desconcierto del espectador. Se establece un rol novedoso para el
otrora observador pasivo, una exigencia de interpretación, trabajo, o toma de posición;
en definitiva, un involucramiento que supone que pararse frente a un cuadro ya no es
simplemente como mirar a través de una ventana. “En las obras modernas ya no se
contemplaba a un objeto alejado; el observador está en el interior del espacio y
numerosos pintores se dedican a proponer espacios abiertos, curvos o polisensoriales
en los que está sumergido el observador.” 6 La literatura contempla un cambio de
proporciones comparables. El clásico narrador omnisciente que estructura un relato
deja su lugar a subjetividades varias, fragmentarias e incluso mínimas. Las
continuidades narrativas son vulneradas, las historias contadas por varios personajes,
el devenir de la conciencia cobra relevancia a la par que lo hacen hechos inusitados
por su pequeñez.
6Ibidem. Pág. 96
7Ibidem. Pág. 98
55
ante la obra. Como señala Adorno, “Anteriormente, la forma tradicional de enfrentarse
con las obras de arte (…) era la de la admiración: las obras de arte son así en sí
mismas, no para el que las contempla (…) la relación con el arte no era la de la
posesión del mismo, sino que, al contrario, era el observador el que desaparecía en la
cosa.” 8 Con el modernismo la relación ante la obra, sea ésta una novela, una escultura,
una pintura o una canción cambia radicalmente y lo propone al individuo como parte,
implicándolo en un trama de sensaciones, interpretaciones y experiencias subjetivas,
carentes de un punto de vista único o definitivo, ungiéndolo como co-creador de la
obra. En definitiva, las convenciones del arte son afectadas, sus imposiciones
transgredidas, dejando su experiencia abierta a una libertad sin precedentes históricos;
las normas artísticas se disuelven, flexibilizan o mixturan librando a la voluntad del
individuo su designio. El proceso de personalización está estrechamente vinculado con
la libertad individual para automodelar su experiencia; en este caso, emancipado de la
tradición, el artista es libre de configurar su obra sin atenerse a jerarquías, referencias
ni límites externos. En el transcurso de la historia el mismo proceso conquistará otras
esferas del acontecer humano, iluminando, según Lipovetsky un orden social
caracterizado por la fluidez, la movilidad y la apertura a las posibilidades más amplias
de los individuos.
Posmodernidad y vanguardias
Claro que hace rato que las vanguardias artísticas que fueron rebeldes pioneras
contra la tradición han sido fagocitadas. El espíritu que las impulsó no demoró en hacer
visibles sus propias limitaciones. Si era un movimiento artístico destinado al fracaso en
base a sus contradicciones internas es un debate que excede la propuesta de ésta
presentación. Su propio devenir institucionalizado en la sociedad de consumo
constituye su trágico fin; la rebelión se convirtió en norma en el decurso del siglo XX. El
acceso de enormes masas, consumo mediante, al ideal de vida hedonista que tiempo
atrás ostentaban sólo los rupturistas artistas modernos, consagró una nueva época: la
posmodernidad. La fecha clave para ubicar los factores esenciales que nos permiten
erigir un discurso respecto de una nuevo tiempo eclosionan en la famosa década de los
sesenta. Según Lipovetsky, la posmodernidad radicaliza los postulados del
modernismo, todo lo que hemos venido describiendo hasta aquí, esa emancipación en
56
el orden artístico, contamina otros órdenes de la vida y en su unión con el consumo de
masas conquista la cotidianidad. Lo que cambia definitivamente, según el autor, es el
modo de vida. La flexibilidad que se hizo notar en la esfera del arte y que conmocionó
sus cimientos se traslada ahora a la vida común de las personas. Ya no hace falta ser
un artista iconoclasta para rebelarse ante las convenciones sociales y la moral vigente;
dicha inclinación vital se afincó masivamente en el imaginario colectivo. El individuo ve
disolverse su propio contorno, las prácticas antes regidas por normas añejas son
reconsideradas en un marco general de desregulación de las mismas; el mundo
cambia tan aceleradamente que el sujeto carece de referencias estables, lo cual lo
obliga a ser móvil, flexible, capaz de cambiar rápidamente, de adaptarse. Ello requiere
una extraña labor sobre sí, con resultados efectivos: la personalización de la propia
vida, un acondicionamiento existencial en un medio sin señales que indiquen un rumbo
común. Dicha labor privada ocurre a la par que el consumo de masas vuelve uniforme
las conductas; millones de personas logran acceder a un sinfín de bienes, en tal
sentido sus comportamientos se homogeneizan, todos consumen lo mismo. Sin
embargo lo anteriormente dicho es la contracara de ese fenómeno normalizador: a la
par, el individuo personaliza su existencia, la modela a su gusto; cada individuo
emprende una tarea de diferenciación del otro sin estar atado más que a su deseo de
plenitud personal. “El consumo obliga al individuo a hacerse cargo de sí mismo (…) la
era del consumo se manifiesta y continúa manifestándose como agente de
personalización de los individuos, obligándoles a escoger y cambiar los elementos de
su modo de vida.” 9
No está de más subrayar que todo ese empeño puesto en el ámbito privado, todo
ese trabajo sobre sí de cada individuo, cobró enorme fuerza en detrimento de los
proyectos colectivos y de las iniciativas públicas, lo cual trajo como consecuencia un
cambio en las formas de socialización, en cómo nos relacionamos entre nosotros y
cómo concebimos los asuntos comunes. Si la esfera individual es inestable, sujeta a
modificaciones veloces y constantes, afuera el panorama no deja de ser menos
incierto, se aprecia una espacialidad social fragmentada, móvil y descentralizada. La
fase moderna de nuestras sociedades, dirá Lipovetsky, estaban dominadas por lógicas
de corte disciplinario, cuando no directamente autoritarias: piense por ejemplo en la
9 Lipovetsky Gilles, La era del vacío, ensayos sobre el individualismo contemporáneo. Anagrama. Barcelona. 1986.
pág. 109.
57
rigidez impuesta en la escuela clásica, en la conducta exigida al obrero en la fábrica, en
la tradicional estructura familiar, cuando no en las medidas coercitivas y violentas de
algunos gobiernos. La sociedad posmoderna es aquella en donde esa lógica se
invierte, inaugurándose un novedoso tipo de socialización apoyado en el predominio de
lo individual, en la diversificación de las conductas, el rechazo a las estructuras rígidas
que organizaban la sociedad hasta entonces y en la personalización de la vida. Todos
los órdenes de la vida se ven afectados por este nuevo tipo de socialización: la familia,
la educación, la sexualidad, la política, el trabajo, la moda, las relaciones personales,
etc. El proceso de personalización originó el desplazamiento de la lógica disciplinaria
que antaño estructuraba a la sociedad.
Interrogantes sugeridos
58
omnipresente. Lipovetsky es esencialmente un (neo)liberal optimista, que entiende que
el mercado ha sido, con todas sus imperfecciones, un vehículo de igualdad sin
precedentes y que entiende fundamentalmente a la realización humana como “libertad
con el menor número de reestricciones posibles”. Por desgracia su meticulosa labor
descriptiva queda huérfana de propuestas fértiles para superar el estado en el que se
encuentra el individuo y descree en sí que el arte pueda ostentar hoy un carácter
transformador de la realidad.
59
La liberación alcanzada por el arte parece irrenunciable, incluso indeseable; ningún
esclavo debería añorar sus ataduras. La pregunta es si tal vez al arte le queda hoy algo
por rechazar o no, y si dicho esquema explicativo ha visto hoy sus posibilidades
explicativas agotadas o si es que acaso no distinguimos cuál sería el elemento a
rechazar. ¿Puede pensarse una superación que no suponga un retroceso para los
individuos? ¿Se puede creer y desear que tal superación contemple alguna inclinación
al encuentro entre las personas? Quedan aquí mencionados estos modestos
interrogantes en calidad de aporte a una discusión que sin duda alguna es por demás
extensa.
Bibliografía
60
Construcciones discursivas de infancias en el Teatro para Niños: “Cosa de
Chicos, el musical de la República de los Niños”
IHAAA-UNLP/FBA
Muchas vivencias, sentimientos, miedos y deseos sepultados en la memoria pueden aflorar en el curso
de la creación y conviene reconocerlos, ponerles nombre y examinarlos con claridad para saber en
última instancia si estamos diciendo lo que realmente deseamos decir o “se nos escapó un monstruo”.
(Mehl, 2010: 17)
1 El presente artículo forma parte del Plan de Beca Tipo A de la UNLP Micropoéticas escénicas para la infancia:
representaciones discursivas de las infancias y géneros en el teatro platense contemporáneo (2010-2014), dirige
Gustavo Radice.
2 La obra contó con el auspicio total de la Municipalidad de la Ciudad de La Plata, ya que fue una propuesta de la
Dirección de Cultura. Se presentó en la República de los Niños, inaugurada por Juan Domingo Perón en 1951 como
un espacio de formación ciudadana democrática. Considerado el primer parque temático y educativo de América,
fue un proyecto del gobernador Domingo Mercante, quien comprendía, en concordancia con la era peronista, la
necesidad de formar ciudadanos concretos en el funcionamiento democrático desde la temprana edad. Está ubicada
en la localidad de Gonnet, perteneciente a la Ciudad de La Plata y su arquitectura responde a la escala de la
contextura física de un niño promedio. Cada año, miles de personas visitan “La Repu”, como actividad de fin de
semana o vacación corta, por sus 53 hectáreas ocupadas por atractivos edificios y actividades culturales.
61
que atraviesan lo adultocentrista y guardan una definición generacional de infancia. Se
demostrará, para ello, que la unidad de análisis toma los llamados temas obligados del
Teatro para Niños como la narrativa convocante y así se erige como instaurador de un
acontecimiento escénico formador de configuraciones identitarias. La conclusión
rondará sobre los conceptos de ser niño que se presentan como oficiales a partir de
comprensiones estereotípicas de las infancias atribuidas a lecturas proyectivas de la
idea de ser niño.
Al respecto del análisis la obra, se presentará junto con los postulados de Ruth
Mehl (2010) acerca de los factores que definen al Teatro para Niños en Argentina.
Como crítica teatral, Mehl comprende al Teatro Infantil como uno creado especialmente
para una platea de menores, es decir, pensado como un teatro destinado. Así, para la
autora, es un fenómeno con características singulares que oscilan y se tensan entre
dos polos: el teatro como tal, que en esta investigación es comprendido como
acontecimiento (Dubatti, 2012) y el niño como espectador. De este modo, la primera
tensión notoria se da al momento de definir a esos niños y niñas espectadores, en tanto
existe una distancia generacional que impediría un verdadero conocimiento del
espectador destinatario. Por tanto, es común un acercamiento a través de lo que Mehl
62
llama identikits (2010), comprendido como una reconstrucción vaga pero fehaciente
acerca de la imagen de otro. Debido a su connotación delictiva, para esta investigación
reemplazaremos la palabra identikit por proyección, en el sentido de depositar en otro
valoraciones y comprensiones propias con el objetivo de construir una imagen que
resulte representativa. Estas proyecciones guardan relación con una explicación de la
infancia basada en cuatro anclajes: el recuerdo de la propia infancia, el rol del niño
como hijo y/o el rol del niño como alumno y el basamento profesional. Mehl afirma que:
Por tanto, la primera conclusión refiere a que el niño al que se destina este teatro,
la platea que organiza la micropoética, es en realidad un desconocido cuya distancia se
rellena a partir de presupuestos o recuerdos que podrían o no ser verídicos para una
persona concreta en situación de infancia. A partir de este primer acercamiento, Mehl
comprende que hay una serie de malentendidos alrededor del Teatro para Niños, que
según se analiza, podrían encontrarse ejemplificados en “Cosa de Chicos…”. El
primero de ellos refiere a la asistencia al teatro infantil como una fiesta desde su
ingreso, puesto que el teatro para niños cumple la función de entretenimiento o de
adoctrinamiento pedagógico. Esto da pie tanto a dramaturgias o propuesta esperables
como a micropoéticas que concientizan superficialmente sobre temas particulares:
ecología, discriminación, nacionalización, etc. En la obra citada, la fiesta comenzaba
desde el ingreso efectivamente: el espectáculo se desarrollaba en el Anfiteatro de la
República, un espacio cementado al aire libre, con un escenario para el caso repleto de
luces coloridas y equipos de sonido. Una pantalla gigante teñía el espacio con una
proyección de alta definición, presentando el logo de la República y la Municipalidad.
Mientras la gente se acomodaba, un animador comentaba acerca de los espectadores:
comentarios ácidos, humorísticos y peyorativos recibían a los observadores. Con esto
ya se pautaba sobre ell tipo de espectáculo al que se asistía, contemplando el
rompimiento de la cuarta pared y la interacción con el público constante. También se
destaca aquí la comprensión de Mehl del espectador infantil como un espectador
63
temido, dotado de sensatez y espontaneidad, lo que genera en los productores
teatrales el temor al aburrimiento. Se refiere a la respuesta negativa del público, con
preguntas que resultan típicas, del estilo “¿Cuándo nos vamos?” o “estoy aburrido”, y al
supuesto reclamo constante de la participación, suponiendo la incapacidad del niño
espectador de no poder diferencia los espacios actorales de los espectatoriales. A
partir de esto es que se comprende la presencia del animador y del consiguiente
presentador llamado Marota, un hombre de contextura gruesa con un vestuario
payasesco. Un saco púrpura y un pantalón verde, con dos zapatos enormes de los que
el presentador hacía referencia, dando nacimiento a su carácter de disfraz. Así, el
animador y el presentador competían para ver quién arengaba más a la gente, lo que
funcionó como un ordenador para el público ya que se acordó que a cierto gesto
debían pararse a aplaudir, a otro hacer una ola, y con un tercero, aplaudir más fuerte.
Mientras los técnicos recorrían el escenario y la gente se terminaba de acomodar, el
presentador Marota le indicó al animador que se retire, ya que la gente se había
cansado de él y que era hora de comenzar la función. Preguntó al público si estaba
listo, y tras repetir dos veces la pregunta, alegando la falta de energía, anunció que
éste iba a comenzar. De pronto, ingresaron los demás personajes: Ani y Lau,
acompañados por seis bailarines, tres mujeres y tres varones, que corrieron a
esconderse tras las patas estructurales. Todos los personajes llevaban coloridos
vestuarios, rondando lo espectacular y esperable: colores vivos, lunares, rayas,
polleras y enteritos. Siempre se alegó a la idea de fiesta mencionada anteriormente. El
presentador Marota, presentó a Ani, una mujer adulta con rasgos de lo esperable en
una caracterización de niña –voz aguda, rasgos delicados, dos coletas y una actitud
muy adorable-. Su contra figura era Lau, un hombre joven, de contextura fina, también
caracterizado como un presentador, con vibrantes colores y un sombrero en la cabeza,
atento a la amabilidad y a suavizar su voz. Tras charlar un poco en el escenario, y
hacer los comentarios esperables sobre la cantidad de gente, el miedo a salir a escena
y la alegría de recibir a “los chicos”, Marota indicó que era el momento de comenzar
finalmente el espectáculo. Así comenzó la música, compuesta por Renzo Luca, y la
pantalla estalló en colores, junto con las luces. Apareció un cartel de bienvenida y la
canción rezaba lo que iba a suceder durante el show: “junto a mis amigos he venido a
jugar, con todas las ganas también vamos a cantar, con mucha pasión, llenos de
emoción, dándoles la bienvenida con esta canción”. Los bailarines se movían
eufóricamente y los cantantes, apoyados en el playback, realizaban los pasos con gran
64
energía. Todo el tiempo, se buscaba la participación del público. De este modo, se
destacan los postulados de Mehl acerca de la sobre utilización de recursos
espectaculares en el Teatro Infantil. La primacía en el canto y el baile efectista, que da
pie a dramaturgias olvidables o poco profundas, principalmente por una lectura
biologisista y evolutiva de las infancias espectadoras. Cuando terminaba cada canción,
Marota el presentador planteaba a Ani y Lau una inquietud que tenía una función tanto
de conclusión como de apertura. Lau manifestó un pequeño berrinche, así que Ani,
Marota y los personajes le cantaron una canción del grupo musical Ktrask sobre querer
llamar la atención. Esto dio pie a que Marota juegue con elementos circenses y luego
invite a un grupo selecto de niños a un concurso de baile. Los criterios de selección
rondaban en torno a quien esté “mejor sentado” y a los padres que rían más fuerte
acerca de los chistes que el presentador hacía. El ganador sería seleccionado por los
aplausos más fuertes del público, lo que obviamente devino en el cuidado de
susceptibilidades y la conclusión de que todos eran los ganadores por “haberse
animado”. Una vez finalizado el concurso, cantaron una canción sobre la Ecología, la
bondad de la naturaleza y la importancia de no contaminar. Y finalmente, entre colores,
coreografías enérgicas y grandes explosiones de luces, Marota anunció que había
llegado el momento más importante: el homenaje a los niños de antes. Con esto refería
a las infancias de los padres asistentes, afianzando otra característica que dialoga con
los postulados de Mehl. Siendo que el niño es considerado un espectador no
independiente, la obra debe tener en cuenta un carácter familiar, principalmente
alrededor de los padres espectadores que asisten con sus hijos. Priman, entonces, la
nostalgia los mensajes de otras generaciones. En este caso, Ani comenzó cantando “El
Reino del Revés” de Walsh en un tono muy maternal y luego se combinó con Lau para
cantar “Hola Don Pepito” de Miliki. Finalmente, todos cantaron juntos la traidicional
“Vamos de Paseo” del mismo autor. Marota agradeció al público presente y explicó que
la idea era que todos se puedan divertir juntos. Ani y Lau comentaron sus experiencias
como niños pasados en la Repu y, a modo de cierre, cantaron una canción publicitaria
sobre la República de los Niños.
65
medioambiente, entre otros. La pregunta es, entonces, por el tipo de proyección
discursiva realizado sobre las infancias en “Cosa de Chicos, el Musical de la República
de los Niños”, como un analizador del concepto de niño que el Municipio ofrece
actualmente.
66
niño espectador. En “Cosa de Chicos…” los modelos de identificación toman carácter
de interpelación: los niños deben respetar la naturaleza, deben aprender a participar
eufóricamente cuando se lo pide, no están aptos para comprender la vulnerabilidad de
un concurso, no pueden exigir en tono de berrinche. Estas aseveraciones, como
modelos de identificación, en realidad guardan una intervención directa en la
construcción de identidades sociales, ya que son los discursos y las figuras los que
hablan sobre las infancias como espectadoras. Las figuras se comprenden como
imágenes constituidas desde los mismos discursos (Carli, 2006), que funcionan como
aquellas proyecciones señaladas anteriormente. Son estas figuras las que habilitan los
discursos presentados: se necesita que el teatro sea una fiesta, si no los niños se
aburrirán, se requieren chistes y humoradas, porque el teatro para niños es
entretenimiento. En “Cosa de Chicos,..” la misma infancia es un cristal leído
biologisistamente, en el que los problemas de los tiempos que nos interpelan no
existen; sólo se problematiza alrededor de los supuestos estereotípicos, no hay pautas
de problemáticas de las diversas realidades que interpelan a las infancias en su
multiplicidad de manifestaciones. Los discursos de la micropoética interpelan
constantemente: hay que portarse bien como señaló la canción, los papás y mamás
comparten con sus hijos aquella infancia dorada de Miliki, que continúa siendo un
referente del gesto de la infancia, los colores y el estallido de luces son exigencia para
el entretenimiento. Es importante que los productores, intelectuales y estudiosos del
Teatro para Niños no olviden que la infancia es un tiempo construido por los adultos,
por lo que no debe disolverse su sentido de opción histórica, convirtiendo a los
discursos y figuras siempre en una opción entre un puñado de cosas. Las identidades
que se fijan en este estilo de teatro necesitan ser repensadas, evaluadas y puestas en
discusión. Es notorio el olvido en este tipo de micropoéticas escénicas acerca de la
novedad y otredad de las personas en situación de infancia.
Jorge Larrosa comprende que la infancia es siempre algo otro (2000), ya que
siempre escapa a la captura y pone en cuestión los saberes ya conocidos. Lejos de
posturas esencialistas, esto refiere la novedad en el nacimiento de un otro, ya que su
concretud como otra persona se instala como una aparición que se situará cultural,
histórica y socialmente. Pensar a las infancias como otredad es comprender su
67
absoluta heterogeneidad respecto del mundo instaurado, lejano a toda significación que
el mundo adulto deposite en ellas:
Bibliografía
Mehl, R. (2010). El teatro para niños y sus paradojas. Reflexiones desde la platea,
Buenos Aires, Instituto Nacional del Teatro.
69
Lo descolonial en la estética contemporánea
CONICET-GIE-UNMdP-IECE
1 Una de las muchas reseñas históricas de este grupo, iniciado hacia 1996, puede encontrarse en Santiago Castro-
Gómez y Ramón Grosfoguel (Comp) El giro decolonial: reflexiones para una diversidad epistémica más allá del
capitalismo global.Bogotá: Siglo del Hombre Editores; Universidad Central, Instituto de Estudios Sociales
Contemporáneos y Pontifi cia Universidad Javeriana, Instituto Pensar, 2007.
70
En tanto perspectiva de pensamiento, no solamente reúne y resignifica los aportes
el pensamiento latinoamericano y periférico en general, sino también el pensamiento
sobre Latinoamérica y el Caribe producido incluso en los países centrales por
intelectuales interesados en los pueblos subalternizados, e incluso a otras genealogías
con las que dialoga, como las de la teoría crítica de la sociedad y la tradición del
pensamiento nacional.
Así las cosas, desde los inicios de la crítica de la cultura en esta perspectiva
descolonial, la estética como cuestión no ha tenido un papel relevante. Es recién a
partir del año 2009, y desde el trabajo en torno a un taller y exposición realizados en
Bogotá, que cobra protagonismo en la escena de esta corriente la cuestión del arte y la
estética 2. No obstante, sostendremos aquí que la estética ha sido desde siempre una
dimensión inmanente a lo descolonial, en tanto éste se ha vertebrado como una crítica
al concepto de racionalidad moderna o a la “racionalidad-modernidad europea”
(Quijano, 1992:440) y ha opuesto a este concepto categorías que incluyen la dimensión
de la sensibilidad.
2 Así lo afirma explícitamente Mignolo: “la idea misma de estéticas descoloniales había sido ya adelantada por
Adolfo Albán Achinte varios años antes, pero no fue sino hasta el 2009 que la idea prendió” (Mignolo, 2014:6)
3 Se trata de la compilación “Arte y estética en la encrucijada Descolonial”, reunida por Pedro Pablo Gómez y
publicada por ediciones del Signo.
71
produjo paradigmas distorsionados de conocimiento y malogró las promesas
liberadoras de la modernidad” (1992: 437). La estética se instalaba, al menos desde los
ecos de la tercera crítica kantiana, en el ámbito indeterminado de esas promesas.
La estética inmanente a lo descolonial se muestra toda vez que se pugna por una
racionalidad otra, inclusiva de la dimensión del sentir y por eso, abierta a otros mundos
posibles. Pero esto tampoco es un reclamo exclusivo de la perspectiva descolonial, lo
que señala que la estética ha sido inmanente, desde siempre, a toda búsqueda de una
racionalidad emancipadora, a todo intento de transformación que haga suyas lo que
Raymond Williams llamó las estructuras del sentir:
4 La diagnosis social de Marcuse que coincide con la lectura de Mignolo hacia el final de la cita, puede verse, entre
otros textos, en El hombre unidimensional, de 1964.
72
interesados en los significados y valores tal como son vividos y sentidos
activamente; (…) Estamos hablando de los elementos característicos de
impulso, restricción y tono; elementos específicamente afectivos de la
conciencia y las relaciones, y no sentimiento contra pensamiento, sino
pensamiento tal como es sentido y sentimiento tal como es pensado; una
conciencia de tipo presente, dentro de una continuidad viviente e
interrelacionada. (Williams, 1980:154)
Un camino para desplegar esta relación sería sin duda acudir a las tesis de Giunta
y sostener en principio ese carácter escurridizo de lo contemporáneo: “Contemporáneo,
con-tempus, estar con el propio tiempo, mezclados con el vértigo del cambio pero
buscando percibirlo. Veloz, simultáneo, confuso, anacrónico, el tiempo vivido no es,
definitivamente, homogéneo. El término contemporáneo, carece de poder de definición”
(Giunta, 2014:8), para enfocarnos con ella en los síntomas de lo contemporáneo en el
arte.
73
contemporáneo para analizar o poner en cuestión el estatuto de las iconografías
gestadas como parte del imaginario colonial. Según esta autora, cuestionar esos
valores forma parte del repertorio del arte contemporáneo. Así, desde el punto de vista
de la poiesis artística, ese cuestionamiento descolonial, forma parte del pensamiento
estético. Giunta ofrece dos ejemplos de este tipo de gestos: la versión de Bolivar de
Juan Dávila (1994), y la de Leticia El Halli Obeid sobre la Carta de Jamaica de Bolivar
(Dictados, 2009) y donde describe una Argentina que “es mestiza y no blanca como
quiere representarse” (Giunta, 2014:25).
He querido pensar, a propósito del tema de estas jornadas, la relación actual entre
la estética y lo decolonial, en ese sentido he encontrado dos puntos importantes en
74
torno a los cuales aparecen estrechamente ligados. Creo que, en el fondo, ambos
puntos son el resultado de que tanto lo descolonial como perspectiva teórica y como
conjunto de acontecimientos, como la estética (en tanto que disciplina de la filosofía,
campo de la sensibilidad y forma de pensamiento artístico) son eminentemente
políticas.
Referencias bibliográficas
75
Dussel, E. (1994). 1492: El Encubrimiento del Otro: Hacia el Origen del «Mito de la
Modernidad». La Paz, Bolivia: Plural Editores.
Fals Borda, O. (2009). Una sociología sentipensante para América Latina. Buenos
Aires: CLACSO.
Santos, Boaventura de Sousa (2011) El milenio huérfano. Ensayos para una nueva
cultura política. Madrid: Trotta/Ilsa.
76
Performances decoloniales.
UNMdP-UNDAV
77
que se manifiestan contra su perpetuación indefinida. (Jota Mombaça
2017)
Hay un combate abierto, inmanente, entre las intempestivas fuerzas que nos
componen. Cruces de fuerzas sensibles donde se atraviesa la crudeza de una
experiencia que excede los límites comprensibles y mantiene viva toda la potencia
subyacente de aquello que siempre es desbordante; un éxtasis primordial de los
encuentros intensivos.
Ese cruce no tiene otro nombre que el devenir, y no es más que la brecha potencial
de movimiento, que la experiencia porta en su crudeza más originaria. Devenir-guerrero
es habitar esa zona potencial de transversalidad que conjuga fuerzas inhumanas, y es
por eso que ese desafío no deja nunca de cuestionar la propia vida, esa misma vida
que se arriesga en cada batalla.
Tal como lo propone Furio Jesi (2014: 63), la revuelta designa un movimiento
insurreccional que posee una experiencia diferente del tiempo cronológico, se sitúa en
esa brecha que suspende el tiempo histórico para experimentar la pluriversalidad vital
de las fuerzas múltiples que componen un acontecimiento.
78
brinda. Se trata de dar nacimiento a la experiencia vital desde la potencia creadora y
disidente de las corporalidades, y con ello re-existir singularmente en las revueltas
sensibles que brotan en cada encuentro poéticamente tramado.
79
Hace falta una profunda ética nómade para entrarnos en los ritmos de los
devenires que las performances provocan, una especie de protocolo prudente de buen
experimentador se requiere para subirse a las líneas de la multiplicidad que vamos
siendo. Toda una política estética de existencia, de re-existencia sensible, que
entrecruza el acto poético por excelencia: componer el deseo de una vida.
La é(ro)tica es una actitud nómade que entreteje las líneas sutiles del deseo, como
potencia afirmativa de los placeres, gozos y dolores, no se reduce a la sexualidad, sino
que es la profundidad intensiva del sentir vital (Chávez & Difarnecio, 2014: 35). …lo
erótico es una fuerza de vida que nos abre a las amplitudes de los sentidos y nos
conecta con nuestro ser (Lorde 2007: 54; Chávez 2015: 88).
Recuperar las ars eróticas que el dispositivo de las scientia sexuales (Foucault
2007, 72) occidental ha codificado en métricas calculables y cuantificables, estadísticas
amorosas –hoy, encarnadas por el neurofarmacopoder-, que traducen la relación
consigo mismo como un recetario médico-económico de la buena sociabilidad.
80
Nuestrx andar e(ró)tico expresa un yo we-hén - in láak’ech relacional, inspirados en
los conceptos Taíno we-hén (me reflejo en ti) y Maya de in láak’ech (tú eres mi otro yo)
(Ferrera-Balanquet 2015: 45).
Una epistemología ch’ixi es el movimiento del lento andar del conocimiento, que se
produce desde la densidad simultánea de lo sensible corporante, en el momento en
que nos disponemos a la creación de un encuentro diferencial de líneas heterogéneas,
en esa zona fronteriza, en ese mundo-del-medio o zona de contacto que es el taypi: el
telar diverso del conocimiento de la naturaleza. (Rivera Cusicanqui 2015: 207)
81
En una performance decolonial siempre se declara una batalla sensible y el cuerpo
deviene espacio de resistencia y medio de expresión. Cuerpos que llevan a sus límites
todos los sentidos para despertarlos nuevamente a la vida (Alcázar y Fuentes 2005: 12-
13).
Cuerpxs que no se dejan dominar por las fuerzas binarias y que se resisten con un
gesto de desafiante experimentación, una potencia creadora que no implica la
imposición o la destreza –a ningún performerx le interesa el virtuosismo- sino la
profunda necesidad irresistible de expresar una vivencia acechante que desafía la
muerte, la vergüenza, el silenciamiento y toda intención de captura de fuerzas vitales.
Esta e(ro)tica-guerrera posee su fortaleza en saber que está vacía de temor, y que
habita la rabiosa crudeza de la experiencia viva, la cual implica sostener la dignidad de
la incomprensión del acontecimiento que se vive, y aun así proceder en el gesto
combativo de asediar todo lo que se impone como un orden regulador externo.
Una especie de e(ro)tica política particular que permite afirmarse contra los
embates reiterados de la intemperie, arremetidas insistentes que banalizan cualquier
práctica artística, gesto político o concepto. Por ello, lo complejo es no dejarse doblegar
por tales artimañas -¡Basta de Egotrip artístico!-, y comenzar a sostener secretamente
una idea, una práctica, un gesto, alegre y amorosamente en el tiempo (Anónimo 2015:
11).
82
Si como dice Gómez-Peña, cada performerx es un cartógrafo experimental de sí
mismo y de su época, esta e(ro)tica-guerrera debe tomar el cuerpo como una
territorialidad donde el artista pueda efectuar sus propios trazados estéticos que
provoquen un nuevo diagrama sobre el sentido común imperante.
Cada acción performática decolonial se rubrica por sí misma, porque no deja huella
más que la estela latente de lo que no cesa de desaparecer (Tiqqun 2014: 83). Un
rostro en la arena en plena tormenta.
83
Bibliografía citada
Gómez,-Peña, G. (2011): “En defensa del arte del performance”, en Taylor, D. &
Fuentes, M.: Estudios avanzados de performance. México: FCE, 489-520.
Jesi, F. 2014. Spartakus. Simbología de la revuelta. Bs. As.: Adriana Hidalgo editora.
Lorde, A. (2007): Sister outsider. Essays and speeches. Berkeley: Crossing Press.
84
Nietzsche, F. (1973): El crepúsculo de los ídolos. Madrid: Alianza.
85
Dramaturgias argentinas en el canon de multiplicidad: proliferación de poéticas,
en expansión
1 Sobre los conceptos de Postdictadura y canon de multiplicidad, véase Dubatti, Cien años de teatro argentino,
2012, caps. VI y VII.
2 Creemos que debería hablarse de teatro de la Modernidad Crítica.
86
En Postdictadura, tanto en la dramaturgia como en la dirección, la actuación, el
trabajo grupal, la escenografía y el diseño espacial, la música, el vestuario, etc., incluso
en la actividad de los espectadores, en su forma de relacionarse con los
acontecimientos escénicos, se produce un “gran estallido” poético, de dimensiones
artísticas excepcionales. El teatro nacional se moleculariza, se produce un fenómeno
histórico que hemos llamado de diversas maneras: desdelimitación, destotalización,
canon de la multiplicidad, canon imposible (ya que en él no podrían estar
representadas todas las expresiones micropoéticas y micropolíticas), conquista de la
diversidad (Dubatti, 2002, 2003, 2011). Dejan de imponerse regulativamente los
modelos de autoridad antes vigentes, se instala en la creación el “cada loco con su
tema”. La desregulación es la norma del campo.
3 USAL, en prensa, incluye textos de Ariel Barchilón (Cartas de la ausente), Javier Daulte (Clarividentes), Eva Halac
(Café irlandés) y Mariano Tenconi Blanco (Las lágrimas), compilación a nuestro cargo.
87
loco (?) que solía aplicar un principio de medición diferente en cada fase del cálculo”
(Disjecta, 2009: 58).
89
artistas que, aunque manifiestan líneas de continuidad de una obra a otra, han
acentuado su dinámica de metamorfosis.
91
cuando lee los versos de Libertario, Elvirita lo hace con la voz plenamente masculina
de Fanego) y, a la par, universalidad.
92
renovación, en Clarividentes Daulte lleva su poética inconfundible (desarrollada, con
coherencia y organicidad, hito tras hito, en Gore, ¿Estás ahí?, Automáticos, 4D Óptico,
Personitas, entre otras creaciones) a un grado de radicalización y complejidad inéditos.
Sigue indagando dentro de sus propias coordenadas, pero sube la apuesta y exige
cada vez más a los espectadores, a los que desafía con una auténtica aventura
estética e intelectual.
Es difícil resumir la(s) historia(s) que inscribe Clarividentes por sus diversos planos
y relaciones internas. Hay que verla o leerla como un microcosmos de multiplicidad. Se
divide en tres partes. En la primera, un “equipo” de desesperados que buscan
“salvarse”, se confabulan para vender a un inversionista arruinado un método para
ganar en la Bolsa. Han descubierto a una clarividente, Validia, que tiene la capacidad
de predecir los hechos que acontecerán en el futuro inmediato, y ella puede anunciar al
financista cuáles acciones subirán y cuáles bajarán. Para demostrarle el poder de
Validia, el “equipo” realiza un singular experimento: contratan a tres “conejillos de
indias” a los que meten en un cubo de paredes internas espejadas, que cuando se
cierra queda herméticamente aislado y que, a la manera de una Cámara Gesell,
permite ver el interior desde afuera. La adivina, de espaldas al cubo, adelanta con
precisión lo que harán enseguida los allí encerrados. Inversionista y espectadores
atestiguan el fenómeno.
93
Cualquier semejanza con la realidad mundial actual no es mera coincidencia. Sin duda,
la visión apocalíptica de Clarividentes la hace una obra eminentemente política.
Tercero: Daulte suele buscar modelos estructurales fuera del teatro, ya sea en el
cine y la literatura, en las matemáticas (la topología), en la filosofía o en la física. La
idea de un cubo de paredes internas espejadas recuerda al principio físico del “termo”.
La alteración perceptiva que produce el vínculo de correspondencias entre el mundo, el
teatro (especialmente el escenario) y el cubo, a la manera de la “estructura en abismo”
(el todo en la parte, la infinita serie de cajas chinas), remite a la escritura borgeana y su
visión metafísica del universo. Justamente el texto de Clarividentes lleva un epígrafe de
Borges: “Sólo una cosa no hay. Es el olvido. / Dios que salva el metal salva la escoria /
y cifra en Su profética memoria / las lunas que serán y las que han sido” (del poema
94
“Everness”). Las observaciones sobre las relaciones entre pasado, presente y futuro, la
predicción y la memoria, reenvían a la filosofía, la historia y a la lectura de Nassim
Nicholas Taleb. Otro epígrafe de Clarividentes pertenece a Antifrágil de Taleb: “Quiero
ser feliz en un mundo que no entiendo. Los Cisnes Negros (en mayúsculas) son
sucesos a gran escala, imprevisibles, irregulares y con unas consecuencias de muy
gran alcance que sorprenden y perjudican a ciertos observadores que no lo han
previsto y a los que llamaremos ‘pavos’”. Dice Validia o Ana: “El futuro es tan obvio;
siempre caótico y fúnebre. Pero el pasado es impredecible y nos acecha siempre de la
forma más inesperada. Y la vida es nada más que tratar de luchar contra eso”.
95
Respecto de sus obras anteriores, todo es más barroco, cargado y se acentúa la
metamorfosis. Clarividentes es, en términos de Taleb, un “Cisne Negro”, una pieza
autorreferente, automodélica, de estructura irregular y única, cuya comprensión sólo
puede hallarse en la indagación del sistema de sus propias reglas internas. Un mundo
paralelo al mundo, cuya organización interna es metáfora y cosmovisión del otro
mundo, el externo, en el que vivimos. Por eso el estallido del cubo en mil pedazos
marca también el estallido (o el final) de la pieza.
96
Melancolía y manifestaciones de Lola Arias, Cineastas de Mariano Pensotti, también
son miradores ontológicos. Lo invariante evidencia una preocupación recurrente y
compartida, que ha transformado el teatro en un lugar de revelación del espesor
complejo del ser: un teatro que problematiza y muestra la complejidad del
acontecimiento de lo que llamamos “realidad”, amasada con rumores, creencias y
adhesiones irracionales, ficciones y mitos, lagunas y ocultamientos, enorme
desinformación, más cercana a la narración ficticia que a la supuesta “verdad” empírica
comprobable. Materia híbrida que el buen periodismo desenmascara y que acaba
coronándose en la verdad de la literatura, en un cuento magistral de Walsh y en una
gran novela de Martínez. Parece que el teatro, y el arte en general, cumplen hoy una
función política de reconstitución y comprensión de la realidad y nos relacionamos con
el arte para confrontarlo con la existencia cotidiana y construir a través de él el sentido
que la realidad mediatizada se empeña en disolver (expresión que alguna vez
escuchamos decir a Rafael Spregelburd). Por eso, creemos, hoy abundan además los
espectáculos que, como Café irlandés, tematizan las relaciones entre el arte y la vida, y
en particular la vida y las miradas de los artistas (escritores, músicos, plásticos,
cineastas, teatristas). Algunos casos en la cartelera reciente: Amadeus (sobre Mozart y
Salieri), 33 variaciones (sobre Beethoven), Manzi, la vida en orsái (sobre el gran
Homero), Red (sobre Mark Rothko), Al final del arco iris (sobre Judy Garland), Noches
romanas (sobre Ana Magnani y Tennessee Williams), y muchos otros.
En Café irlandés, a decir verdad, los artistas convocados son tres: la actriz Eva
Perón (quien sin duda se valió de su dominio de la teatralidad como magnífica
herramienta para multiplicar la potencia de su carrera política, tan breve como brillante,
y para construir mito y épica) y los jóvenes periodistas-narradores Walsh y Martínez, de
34 y 27 años. Ambos buscan información sobre el destino del cadáver de Eva Perón
para escribir una nota que esperan vender a buen precio a Paris Match. Acierta Eva
Halac al desolemnizar a Walsh y Martínez, a quienes se muestra (especialmente al
segundo) en la franqueza e informalidad de su relación de amistad, sin eufemismos y
con algunos rasgos “políticamente incorrectos”.
97
amasa entre la verdad de la historia y la verdad de la ficción, entre la verificación
documental y la invención. “Te va a ir bien –le dice Walsh a Martínez cuando sale a la
busca de información–. Y si te va mal siempre te queda la novela”. La expresión
“novela” adquiere aquí un valor múltiple: proyecta hacia el futuro la escritura de Santa
Evita; sintetiza el ejercicio del “novelar”, es decir, de ejercitar una crónica
ficcionalizante, de invención fantasiosa. Justamente la década del sesenta se plantea
como el momento de afirmación productiva del borramiento de límites entre periodismo
y literatura, ya sea a través de la non-fiction (A sangre fría de Truman Capote) o del
“nuevo periodismo” (en Estados Unidos, a lo Tom Wolfe y Gay Talese, y en la
Argentina, a lo Walsh y a lo Jacobo Timerman en Primera Plana). “Novelar” es,
finalmente, lo que hace la misma Eva Halac. Después de todo, su obra no es más, y
nada menos que eso: literatura, teatro.
Este “triunfo” final del arte sobre la realidad, esta capacidad del arte de
transformarse en enunciación metafísica de la realidad, no podría haberse sostenido
como tal sin los excelentes trabajos de los actores Guillermo Pfening (Walsh), Michel
Noher (Martínez), Guillermo Aragonés (el Coronel) y María Ucedo (la esposa). De ese
triunfo habla también la magnífica (como siempre) escenografía de Micaela Sleigh, que
ubicaba la acción en una sala de cine estallada, con butacas de hileras rotas, escenario
y pantalla de proyección, que componían, subliminalmente, una gran máquina de
escribir, con teclas (las butacas), rodillo (el escenario elevado) y papel (la pantalla): la
máquina de Walsh y Martínez, la de Eva Halac. Café irlandés es un texto inteligente
que, como todo el mejor teatro, invita a pensar grandes cuestiones acuciantes, más allá
de la superficie de su relato y sus personajes.
Justamente, no hay forma de comenzar las reflexiones sobre Las lágrimas sino
formulando un conjunto de preguntas apremiantes para el teatro argentino actual.
¿Cómo representar en escena el dolor de la Postdictadura? ¿Cómo construir hoy una
poética teatral que dé cuenta del horror? ¿La elección de los procedimientos artísticos
98
–con los que están compuestas las obras– encierra un sentido político y ético? ¿Hay
alguno de esos procedimientos contraindicado, irreverente, ambiguo, del que el teatro
anterior aconseje no valerse? ¿Cómo lograr que esas elecciones estéticas sean hoy un
renovado homenaje a los muertos y, especialmente, a los desaparecidos, un homenaje
que transforme su memoria proyectándola como legado y energía política hacia el
futuro?
Estas son algunas de las preguntas que están en la génesis de Las lágrimas,
dramaturgia y espectáculo eminentemente conceptuales de Mariano Tenconi Blanco. A
diferencia de sus obras anteriores (Quiero decir te amo, La fiera, entre otras), en Las
lágrimas está presente más que nunca la sensación de que cada escena, cada gesto,
cada resolución están sostenidos por una red de ideas y tomas de posición frente a los
interrogantes que enunciamos. La presencia, a la vez visible e invisible, leve y
saturada, de esta red conceptual en la que Tenconi ha reflexionado durante años,
otorga a Las lágrimas un efecto de extrañamiento, que sin duda es uno de sus
principales encantos estéticos. Se percibe nítidamente un “teatro experimental”, un
“teatro laboratorio”, que quiere encarnar esas ideas en formas. Sabemos que Las
lágrimas llevó muchos años de investigación, porque esto se desprende del complejo
trabajo final (el laborioso resultado escénico, impecable, magníficamente interpretado
por Ingrid Pelicori, Violeta Urtizberea, Iride Mockert, Martín Urbaneja y Fabio Aste, junto
al músico Ian Shifres), del fechado de la obra (que en el cierre detalla las siete
reescrituras, de la “1° versión: marzo-agosto de 2009” a la “7° versión: febrero-agosto
2014”), de los agradecimientos a los actores (que seguramente aceptaron colaborar en
una búsqueda con sus múltiples laberintos) y porque esto se refleja, además, en un
99
brillante texto teórico escrito por Tenconi: “Las lágrimas, un manual” 5, que explicita la
red conceptual.
100
bizarra, con una inflexión lúdica de convención consciente, entre el respeto a los
géneros, la parodia y el pastiche que desemboca en una crítica feroz al realismo
televisivo, porque desnuda a la televisión como artificio y construcción. Un recurso
homeopático: valerse de la televisión no realista para atacar el realismo de la televisión.
Creemos que Las lágrimas se introduce en una senda ya abierta por espectáculos
anteriores del teatro argentino (incluso muchos de la programación de
Teatroxlaidentidad, que a través de los años fue abandonando un registro más
conservador del realismo y ampliando el espectro de poéticas de representación). El
mérito de Tenconi no radica tanto en iniciar un camino, sino en ensancharlo con
potencia artística, intelectual e ideológica poco común. Retoma así para el teatro la
consigna cortazariana de “la revolución de la literatura”, confrontada a una “literatura de
la revolución”. Retomemos entonces una de las preguntas iniciales: ¿cómo habla la
poética teatral sobre el mundo que está fuera del teatro? Contesta Tenconi: volviendo
a producir una revolución alegre en el seno mismo de sus sistemas de representación.
Bibliografía
6 Tesoro incalculable que nos lleva a pensar la Postdictadura como auténtica “Época de Oro” del teatro argentino.
Véase Dubatti, 2010: 403-428.
101
- Bourriaud, Nicolas, 2009, Radicante, Buenos Aires, Adriana Hidalgo Editora.
- Brook, Peter, y Brook, Simon, 2005, Brook par Brook. Portrait intime, París, Arte
Vidéo et Ministère des Affaires Étrangères.
----------, 2012, Cien años de teatro argentino. Desde 1910 a nuestros días, Buenos
Aires, Biblos-Fundación OSDE.
----------, 2013, “Filosofía del Teatro, acontecimiento teatral: cambios en los conceptos
de drama, dramaturgia, texto dramático, poética dramática y notación dramática”,
en Cristian Figueroa Acevedo y Astrid Quintana Fuentealba, compiladores, V
Congreso Internacional de Dramaturgia Hispanoamericana Actual, Valparaíso,
Chile, Universidad de Valparaíso, Facultad de Arquitectura, Carrera de Teatro, 31-
66.
----------, 2014, Filosofía del Teatro III. El teatro de los muertos, Buenos Aires, Atuel.
102
----------, 2017a, “Contemporaneidad y territorialidad: pensar el teatro de Buenos Aires
en el siglo XXI”, en Escrituras híbridas en la Argentina: Abordajes actuales de la
Teoría y la Crítica Literarias, Marcela Crespo Buiturón, editora, Enzo Cárcano,
editor asistente, Buenos Aires, Universidad del Salvador, 41-58.
103
La Guerra de Malvinas en la novísima dramaturgia argentina: poéticas de
herencia, silencio y herida
Este doble uso de la representación permite que el pasado reciente pueda ser
reexaminado en sus zonas traumáticas (Jelin, 2002). Por el convivio, por el encuentro
de cuerpos en presencia y en coordenadas territoriales compartidas (Dubatti, 2007), el
teatro deviene una zona particularmente rica para la configuración de espacios de
reflexión donde el estímulo aparece enfatizado por sobre la transmisión de ideas. Se
construyen relatos abiertos a lecturas plurívocas que evitan perspectivas simplemente
encasillables como de “triunfo” o “lamento”, zonas de experiencia donde se hace
posible ensayar una mirada sobre lo ocurrido y una activación de lo que Elizabeth Jelin
llama “los trabajos de la memoria” (2002).
104
Este conflicto bélico significó, para muchos historiadores, un último intento
desesperado del gobierno de facto por sostener su posición en el poder (Vezzetti,
2002) y “limpiar” su accionar previo de aberrante represión y violencia (Rozitchner,
2015). La vigencia de la Guerra y de sus efectos como zona conflictiva dentro de la
memoria colectiva de los argentinos, al día de la fecha, manifiesta su carácter de
trauma.
Sobre la Guerra de Malvinas se han escrito textos teatrales ya desde 1982. Uno de
los primeros fue El señor Brecht en el Salón Dorado de Abelardo Castillo, reestrenado
en Teatro Abierto 1983. Para nuestra investigación hemos relevado hasta hoy unas
cincuenta piezas dramáticas de diversas características. A partir de 2004, tal vez
favorecidas por la mayor distancia histórica, se multiplican las propuestas que buscan
traer el tema al presente como terreno donde se enfatiza lo “dilemático” del conflicto
(Rozitchner, 2015) y se superpone una multiplicidad de elementos en tensión: lo
nacional, la juventud, la violencia, los efectos de la guerra en la vida cotidiana, el
filicidio, la imposibilidad del duelo, etc.
1 Para las características de la “novísima dramaturgia argentina”, sugerimos la lectura de “Mirar hacia el futuro”,
nuestro prólogo al volumen Futuros Contemporáneos. Novísima Dramaturgia Argentina (Ediciones del CCC, 2017),
antología de jóvenes autores (menos de 35 años) reunidos en un Festival anual que realizamos ininterrumpidamente
desde 2014. Pueden verse también nuestros estudios citados en la Bibliografía al final de este trabajo en cuatro
antologías anteriores, publicadas entre 2014 y 2016.
105
Queremos detenernos en tres casos: Los hombres vuelven al monte de Fabián
Díaz (2014), Isla Flotante de Patricio Abadi (2015) y De los héroes que no aterrizan en
las islas de los cuentos de Pilar Ruiz (2017). Guiaremos nuestras observaciones desde
los parámetros de la Poética Comparada. 2 Si bien las tres piezas comparten un eje
tematológico común –lo que implica un conjunto de imágenes, referencias y nociones
recurrentes–, encontramos modos poéticos diversos de aproximarse a un
acontecimiento histórico específico.
2 Sobre metodología de análisis de Poética Comparad, nos basamos en Claudio Guillén (1985) y Jorge Dubatti
(2009, 2010).
3 Actúa: Iván Moschner. Diseño de escenografía y vestuario: María Isabel Gual. Diseño de iluminación: David
Seldes. Diseño sonoro: Patricia Casares. Bajo: Juan Pablo Casares. Violín: Demián Luaces. Asistencia de
iluminación: Facundo David. Asistencia de dirección: Naiquén Aranda. Dramaturgia y dirección: Fabián Díaz.
Estrenada el 4 de diciembre de 2014 en Apacheta Estudio (Pasco 623, Ciudad Autónoma de Buenos Aires).
106
espectador pueda advertirlo. Ambos están a mitad de camino entre lo legal y lo ilegal,
lo jurídico atraviesa la obra y marca los territorios. Así, tanto el Sur –las Islas Malvinas–
como el Norte –representado por el ámbito del monte chaqueño– se presentan como
ámbitos lejanos donde la legalidad funciona de manera suspendida. Si el Sur es la
posibilidad de matar dentro de un marco que la guerra torna legal, el Norte habilita a
vivir como forajidos, out-laws, apartados de la sociedad y la ley. Se extiende desde
estos territorios una imposibilidad de reincorporación, de condena al exilio. Federico
Lorenz (2012) señala que uno de los problemas más significativos de toda posguerra
es el conflicto que se produce entre las costumbres adquiridas o alteradas por la batalla
y la re-inserción en un ámbito en el que ya no se mantienen las mismas condiciones
que las habilitaban. Resuena así la situación del retorno de las tropas argentinas,
especialmente el caso de los combatientes que fueron ingresados al país a escondidas
y presionados para que no cuenten sus experiencias en batalla. Muchos de ellos
incluso fueron obligados a firmar un documento por el que se comprometían a no
hablar de ciertos tópicos de la guerra. También resuenan los miedos de los propios ex-
combatientes, que temían ser recibidos de mala manera por la derrota. El protagonista,
al reencontrarse con sus “hermanas adoptivas”, observa: “Me huelen, ¿soy
sospechoso?”.
107
ausencia –de ley– y las –nuevas– costumbres (incompatibles con la vida previa a la
guerra) marcan la vida tanto en el Sur/las islas como en el Norte/monte, porque estos
espacios se conectan y dejan un vacío en el medio, en la vida cotidiana. Las marcas de
la sangre –propia y ajena– hacen imposible el retorno a la “normalidad”.
La herencia de un padre sin padres –el padre es adoptado, sin que se realice ni la
documentación ni la adopción del apellido; la ilegalidad ya podría estar sugerida desde
ese primer incidente–, que se va al monte, se transmite entonces a un hijo que también
queda huérfano. Padre e hijo están marcados por la misma experiencia imposible de
transmitir que los separa pero que simultáneamente los une. En este aspecto, cuando
hablamos de posguerra o postdictadura, el prefijo “post” debe ser leído de dos
maneras: por un lado, por contigüidad, “lo que viene después de” la guerra; por otro, “lo
que ocurre a causa de”. Después de y consecuencia de la Guerra de Malvinas. En el
texto que construye Díaz, la guerra atraviesa al padre y al hijo, los transforma a ambos
y los obliga a modificar su vida. Al reunirse ambos personajes en un sólo cuerpo, se
profundiza esta imposibilidad de disociación, símbolo (encarnado en el cuerpo del
actor) del legado de la experiencia y de la transmisión de la memoria. El protagonista y
las voces que atraviesan el relato tornan imposible saber con certeza quién habla, si el
hijo o el padre, y desde qué lugar exacto habla. Esto obliga al espectador a tratar de
organizar el relato pero siempre desde la multiplicación de lecturas posibles. Padre e
hijo se vuelven uno, ambos se convierten en el monte, pasan a formar parte de él.
Ambos viven experiencias distintas, pero quedan afectados, cada uno a su manera, por
un antes y un después que ya no pueden ignorar y que modifica sus modos de vivir
“por muerte, por ausencia, por costumbre”.
4Actúan: Alicia Palmes, Nicolás Mizrahi y Jimena Kroucco. Iluminación: Ricardo Sica. Escenografía: Ariel Vaccaro.
Vestuario: Cecilia Zuvialde. Área sonora: Malena Graciosi. Fotografía: Paula Marrón. Diseño gráfico: Romina Juejati.
Asistente de escena: Débora Torre. Asistencia de dirección: Paula Marrón. Dramaturgia y dirección: Patricio Abadi.
Estrenada el 2 de abril de 2015 en Espacio Onírico (Fitz Roy 1846, Ciudad Autónoma de Buenos Aires).
108
Abadi propone pensar la antesala de la guerra, sus vísperas, como un espacio de
calma relativa o aparente. Los protagonistas, Ramón (un joven que debe presentarse
en los cuarteles al día siguiente, encarnado por Nicolás Mizrahi) y Marta (su madre, la
actriz Alicia Palmes), aparecen como figuras ambiguas, frágiles. No resulta demasiado
claro qué tanta consciencia poseen acerca de lo que se aproxima. Mientras madre e
hijo se disponen a cenar solos, debido a la cancelación a último momento de los otros
pocos familiares que vendrían de visita y a la ausencia del padre, el silencio toma la
escena y se vuelve cada vez más espeso.
Isla flotante funciona como una poética de los silencios, que articula distintas
maneras de pensar lo no dicho. Al menos consideremos tres: 1) el silencio de lo que no
se dice involuntaria, azarosamente; 2) el silencio de lo que no se puede decir porque
está en el trauma, de acuerdo con Jelin; y 3) el silencio de lo que no se quiere decir
deliberadamente, voluntaria y conscientemente. Desde la ambigüedad que articula la
relación entre estos tres silencios, que resuenan superpuestos en los personajes y en
el ambiente del comedor humilde, se construye el carácter profundamente trágico de la
obra. Los protagonistas se dirigen inevitablemente hacia un destino que parecen
ignorar o, lo que sería aun más doloroso, que prefieren ignorar, pero que el espectador
comprende debido a que conoce no sólo el resultado de la Guerra, sino también el
horror de las condiciones de la batalla (hambre, frío, indigencia y desamparo, falta de
equipamiento y entrenamiento, etc.). La guerra aparece representada de esta manera
como inminencia, como un acontecimiento que mientras más tarda en llegar , más
próximo se proyecta. El vínculo entre ambos personajes, madre e hijo, también está
marcado por una pre-historia de silencio. Tanto lo acontecido –el contexto de la
dictadura– como lo que está por acontecer –la guerra– aparecen callados, omitidos. Es
únicamente a partir de lo que se sugiere, del fondo ante el que se recorta la obra como
figura, que se pueden delimitar la guerra y la dictadura cívico-militar. Abadi propone no
realizar una evaluación retrospectiva del acontecimiento de la guerra, sino explorar tres
subjetividades –la madre, el hijo y la amante del hijo– atrapadas por una sombra que ya
está proyectada sobre ellos pero que no permite que sepamos plenamente qué saben.
Los tres callan cosas: ¿Ejercen un silencio motivado por la consciencia o por la
inconsciencia? ¿Entienden lo que está por ocurrir? ¿Es un silencio pasivo, que ignora,
o activo, que busca ignorar? Es desde esta incertidumbre sobre la subjetividad de los
personajes que se impulsa un doble ejercicio simultáneo en el espectador. Por un lado,
109
interpretar a los personajes como figuras psicológicas. Por otro, conociendo lo que
ocurrirá en la guerra, reactivar los procesos de rememoración para realizar una
proyección de lo que implica aquello que se está sugiriendo en escena. Debe
reflexionar sobre esa ausencia que se materializa como presente para tratar de darle
alguna forma, por difusa que sea, actualizando diversas hipótesis que se articulan
desde los saberes propios. Por ejemplo, al armar el bolso, Ramón dice: “Nos van a dar
cosas allá”. Selecciona lo que va a llevar desde una mirada ingenua que lo impulsa
incluso a elegir las medias que usó recientemente para jugar al fútbol en su partido
despedida organizado por los amigos. También opta por llevarse una bufanda, pero
“sin pompones”, para no pasar vergüenza. En esa selección que hace el personaje el
espectador reconoce un carácter ingenuo –no sabemos si involuntario o producido–,
así como entran en resonancia los diversos problemas sufridos por los combatientes,
mal equipados en un terreno con un clima hostil. La duda y la ambigüedad hacen que
el espectador complete la información con lo que sabe sobre la Guerra. Potente
capacidad de la ausencia para estimular la memoria del espectador.
110
pero que se abre a todas las opciones que cada espectador pueda percibir en el
ominoso vacío de la guerra.
En De los héroes que no aterrizan en las islas de los cuentos, 5 Pilar Ruiz (nacida
en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en 1988) invita a un acercamiento sobre la
Guerra desde el reencuentro de dos jóvenes de 22 años, Julio y Cecilia (interpretados
por Juan Tupac Soler y Verónica Cognioul Hanicq). El primero acaba de regresar de las
islas y se encuentra encerrado en su habitación, rodeado de sus pertenencias
guardadas en cajas. Entre ambos personajes han quedado cuestiones personales a
discutir, que se complejizan por dos hechos: él fue dado por muerto en la Guerra y ella
oculta lo que ocurrió luego de haber recibido esa noticia. Julio ya fue visitado antes por
un amigo que le ha informado de todo lo sucedido en su ausencia, por lo que trata de
evitar a Cecilia, y el reencuentro se produce en un ámbito de incomodidad. Para Julio la
experiencia de la Guerra está atravesada por la imposibilidad de contar aquello que le
ha ocurrido, que le resulta imposible de transmitir plenamente mediante la palabra. En
su lugar, recurrirá a pequeñas “representaciones” que le permitirán mostrar a Cecilia
algo de ese acontecimiento extraordinario, fuera de lo cotidiano y familiar, siniestro e
iniciático que ha vivido.
Ruiz articula estas perspectivas desde una lectura explícita del “periplo del héroe”
enunciado por Joseph Campbell (2004). Si tenemos en cuenta las tres instancias
fundamentales de la propuesta de este teórico, Julio ha vivido una aventura ya que ha
realizado un recorrido marcado por una partida, una iniciación y un retorno que
producen un cambio en su subjetividad. De este modo, él mismo llega a reconocerse
como un “héroe”, pero no por la lucha en una causa justa, sino más bien por traer en su
cuerpo una doble vivencia. Por un lado, ha sufrido los horrores de la Guerra en carne
propia. Por otro, “reemplaza” a su amigo Emilio, con quien intercambian mochilas y que
es quien ha muerto realmente. Si todo relato del horror no puede estar completo debido
a la falta de aquellos que no pudieron sobrevivir, la presencia de Julio trae al mismo
tiempo la voz de los vivos y de los caídos y permite proponer una lectura, una
5 Actuán: Juan Tupac Soler y Verónica Cognioul Hanicq. Vestuario y escenografía: Eliana Itovich. Iluminación: Lucía
Feijoó. Asistente de dirección: Camila Comas. Dramaturgia y dirección: Pilar Ruiz. Estrenada el 10 de febrero de
2017 en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543, Ciudad Autónoma de Buenos Aires), en el marco del
IV Festival Novísima Dramaturgia Argentina.
111
apropiación sobre lo ocurrido. Pero Cecilia también juega un rol fundamental, ya que
ella también posee un “camino” propio. Ella se ha quedado, pero también ha sufrido y
experimentado la guerra desde su lugar. Más allá de sus errores ha esperado
activamente a Julio, incluso luego de su presunta muerte, le ha escrito, y ha realizado
un recorrido que incluye su propia partida, iniciación y retorno, especialmente vinculada
con aquello que oculta. Esto genera una triple mirada del “héroe”, que se redefine.
“Héroe” ya no es aquél que triunfa o cae en la guerra, sino todo aquél que pone el
cuerpo ante una situación absurda que está por fuera de su comprensión.
Pilar Ruiz otorga al arte la función de canalizar las vivencias traumáticas, un modo
de echar luz sobre aquello que no se puede manifestar espontáneamente. Una vía de
develación, catarsis y saneamiento. Al recurrir al procedimiento metateatral (el teatro
dentro del teatro), invita a reflexionar sobre el poder terapéutico del teatro en su función
social. Esas pequeñas representaciones que los personajes realizan se redimensionan
y se proyectan hacia el espectador, que al presenciar una doble representación –la
112
teatral propiamente dicha y la interna a la acción escénica–, puede vincularse desde
una proximidad aún mayor con lo que les ocurre a los personajes. En este movimiento
Ruiz multiplica los campos de batalla en un teatro de operaciones. La tensión se
produce en los personajes, en la escena y en la guerra que se construye fuera de la
habitación, pero también en la interioridad del espectador. Se proyecta desde la escena
hacia una multiplicidad de niveles aún abiertos: históricos, sociales, colectivos,
particulares, estéticos, etc.
De los héroes que no aterrizan en las islas de los cuentos despliega una poética
del “joven veterano”, oxímoron que problematiza la noción del joven que descubre
cómo su universo se transforma, para bien o para mal, por una vivencia impuesta por
fuera de su voluntad. 6
En los tres textos que hemos analizado la guerra y el teatro aparecen como un
territorio de estímulo para el espectador. No se trabaja desde la imposición de un
sistema referencial cerrado, sino que se explora desde la interrogación y desde las
posibilidades de un arte que fomenta el encuentro de cuerpos y la reactualización
constante del convivio. La clave no radica en una “bajada de línea”; ste teatro se
posiciona en el campo de la reflexión –como modo de “volver sobre algo”– habilitando
nuevas miradas y recorridos. Cada representación y lectura son diferentes, no están ya
dados, invitan a una mirada abierta que problematiza y multiplica. El teatro aparece una
vez más como dispositivo de la memoria, que permite a un grupo heterogéneo de
artistas preguntarse desde diversas perspectivas y procedimientos por aquello que aún
se manifiesta como abierto y doloroso. Reflexionar sobre la Guerra de Malvinas implica
preguntarse qué significa la guerra hoy, indagar sobre la historia reciente no sólo para
echar luz sobre el pasado, sino especialmente para utilizar ese aprendizaje para el
presente y el futuro.
Bibliografía
Campbell, Joseph (2004). The Hero With The Thousand Faces. New Jersey: Princeton
University Press.
6 Si bien es posible pensar ciertos puntos de contacto con la noción de “chicos de la guerra”, hemos optado por
utilizar el término “joven veterano” debido a que desde esta perspectiva se amplían las posibilidades a un conjunto
mayor de conflictos y referencias. Al mismo tiempo permite una lectura que coloca menos el énfasis sobre el
combatiente como víctima, habilitando más matices a las interpretaciones posibles.
113
Chartier, Roger (1992). El mundo como representación. Estudios sobre historia cultural.
Barcelona: Gedisa.
Dubatti, Jorge (2007). Filosofía del Teatro I. Convivio, experiencia, subjetividad. Buenos
Aires, Atuel.
---------- (2010). Filosofía del Teatro II. Cuerpo poético y función ontológica. Buenos
Aires: Atuel.
---------- (2014). Filosofía del Teatro III. El teatro de los muertos. Buenos Aires: Atuel.
Dubatti, Ricardo, comp. (2013). Off! Novísima Dramaturgia Argentina, Buenos Aires:
Interzona. Estudio introductorio: “Apuntes para una nueva búsqueda”, 7-11.
----------, coord. (2016). Los Nuevos. Novísima Dramaturgia Argentina. Buenos Aires:
Ediciones del CCC. Estudio introductorio y nota a nuestro cargo: “Introducción.
Acopio de lo contemporáneo”, 7-18, e “Isla flotante, el teatro como mirada a la
máscara del pasado”, 19-24.
Lorenz, Federico (2012). Las guerras por Malvinas. Buenos Aires: Edhasa.
114
Rozitchner, León (2015). Malvinas: de la guerra sucia a la guerra limpia. El punto ciego
de la crítica política. Buenos Aires: Ediciones Biblioteca Nacional.
115
Neuroestética: ¿colonización o descolonización?
GIE – IECE
1
Ver bibliografía
2
De hecho, la bibliografía citada solo incluye los siguientes libros (y ningún artículo):
-Ibáñez, A. y García A. Qué son las neurociencias. CABA: Paidós, 2015. Nora Bär en el prólogo.
-Manes, Facundo. Usar el cerebro. 26ª ed. CABA: Planeta, 2016.
116
farmacológica, a la que responsabiliza “de transformar la salud en una mercancía
dirigida al público en tanto consumidor.” De aquí eleva el dedo acusador al “poder
político-económico-científico”.
Por cierto que su punto de vista, parece acorde con su pertenencia a la Escuela de
la Orientación Lacaniana y de la Asociación Mundial del Psicoanálisis. “Pese a los
grandes avances de las neurociencias -señala-, los diagnósticos en psiquiatría se
siguen llevando a cabo a partir de conversaciones con el paciente y su familia sobre
sus síntomas y su historia.” Me permito adelantar un comentario: reconozcamos que
conocer cómo funciona el cerebro aporta conocimientos, hoy, ineludibles.
A diferencia del trabajo de Laura Kiel -diferencia también marcada por la formación
psicoanalítca de ella y el enfoque filosófico-científico de Lucía Ciccia- la entrevista de
Carbajal indaga sobre la tesis de doctorado de la segunda. Ahora bien, más allá de esa
diferencia diría casi superficial, se traslucen aportes que significan un abordaje más
complejo y menos ligado a sostener rupturas como es el caso del primer artículo, en
parte supeditado a esa misma y limitativa categoría.
117
Dejo de lado las preguntas de Carbajal, a mi criterio más apegada a los
lineamientos de aquel primer artículo (no olvidar su explosiva expresión “patea el
tablero”, desmentida en la entrevista por la investigadora). Así, pues, me detengo en
algunas ideas de Ciccia quien, por lo demás, tampoco parece referirse estrechamente
a una postura feminista preocupada en la igualdad de cerebros masculino y femenino.
Si bien destaca que ambos sexos poseen cerebros semejantes, señala:
Más adelante agrega algo que tendrá un punto de contacto con mi artículo ya
mencionado: “En definitiva, si nosotras viéramos cerebros de mujeres y de varones y
encontráramos diferencias en respuestas asociadas con tareas multifunción, puede ser
que tales diferencias fueran consecuencia de nuestra práctica cultural, y no causas
biológicas.” Su postura apunta, entonces, más al género que al sexo.
118
sobre la relación entre neurociencias e ideología sin más. La ciencia (o las
neurociencias) por sí sola nada “hace”. El verdadero sujeto son las personas. Que se
dedican a la práctica científica y que asumen ideologías.
En coincidencia con aspectos del planteo de Lucía Ciccia, señalaba que, como
seres humanos que somos, compartimos una constitución semejante, desde el punto
de vista biológico; conformamos una misma especie. Y ya desde una instancia
descolonizadora, que obviamente tiene altos alcances, proponía la siguiente reflexión:
“Si alguien no acepta el “ámense los unos a los otros como a ustedes
mismos”, por lo menos cabe sea respetuoso de esa maravilla que es cada
persona desde el punto de vista de su constitución biológica. Pregunto:
¿no sería obvio ese respeto como para impedirnos colonizar al otro,
menospreciar su cultura y, aun, matarlo? ¿No podríamos extender ese
respeto biológico a lo cultural del otro? ¿Una utopía?”
Al final del apartado III señalaba lo que faltaba para completar el enfoque sistémico
propuesto: los dos subsistemas ineludibles para un planteo descolonizador: el
subsistema económico [E] y el subsistema político [P]. De consideración inexcusable
desde la llegada de los colonizadores a nuestra América hasta el presente.
119
No se trata, pues, de denunciar a las neurociencias y ni de negar el aporte de las
ciencias en general. ¿Qué son sino cultura, producto del quehacer humano? No
sumemos confusión: el verdadero sujeto, el de la “sujetividad” que propone Arturo
Andrés Roig, es la persona, responsable de la ciencia, de las ideologías, de la
economía y la política, de la colonización o de la descolonización; responsable ante el
otro y ante el nosotros. Seres biológicos, que permiten su abordaje como tales,
científicamente, y creadores de cultura e inmersos en su propia cultura. Dicho esto, sin
olvidarnos que somos capaces de matar mediante cualquier excusa que consideremos
válida. Voz de alerta.
Sólo me resta subrayar la importancia del abordaje del susbsistema biológico [B]
aun para plantearnos la descolonización. Es un abordaje relativamente nuevo el que se
ha abierto, sea el de la neuroestética o, como he comenzado a proponer, el de la
somatoestética. No una moda, sino ineludible diálogo con referencia a los procesos
neuronales cuyo acceso nos facilitan hoy la ciencia y la tecnología.
Bibliografía
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Biagini, Hugo E.; Roig, Arturo A. (directores) 2008. Diccionario del pensamiento
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120
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Mar del Plata: Ed. Martin-UNMdP . ISSN 2314-1883), pp. 130-142
121
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arte, la mente y el cerebro. Barcelona: Paidós.
Zeki, Semir, 2005. Visión interior. Una investigación sobre el arte y el cerebro. Madrid:
A. Machado libros, S.A.
122
Hacia una comprensión naturalista de la experiencia estética.
El desarrollo histórico del arte y su correlato en la disciplina estética han dado lugar
a formas de relación cada vez más distanciadas de la materialidad de sus soportes.
Ello ha motivado el esfuerzo por recuperar la dimensión pragmática de la experiencia
estética desde un acercamiento naturalista. Según éste conviene enfatizar en
situaciones concretas como instancias disparadoras de experiencias de cierto tipo.
Desde aquí es posible analizar la particularidad en el vínculo existente entre ambos
dominios: lo estético y lo artístico.
1
Dewey, J. (1934), Art as experience, reprinted in 1939, John Dewey: The Later Work, 1925-1953 vol. 10. Boydston,
J. (ed.), Carobondale: Southern Illinois University Press.
123
ligazones que cada una de ellas mantiene con la práctica de la que emerge. El sujeto
es un ser en situación que encuentra sentido en un reajuste permanente de su campo
de experiencias a fin de asegurarse un incremento vital de relevancia para su
evolución. A simple vista la afirmación no asume contrariedades esperables. No
obstante, ofrecerá algunos escollos al momento de considerar el arte desde su
situación actual.
124
última es activa y está en la experiencia, es lo que hace el producto, su acción.”
(Dewey: 2008, p. 183).
De este modo, la obra de arte –o la experiencia de sí– parece activarse una vez
que las formas físico-materiales del objeto en cuestión interactúan en la experiencia de
quien lo vivencia en el desarrollo de un proceso que acaba con el arribo a un
cumplimiento de las impulsiones situacionalmente motivadas. Tales impulsiones
suponen justamente la serie de movimientos que el intercambio relacional con el
mundo promueve en aquél que vivencia dichas situaciones. 2 En tales términos, la
experiencia del arte supone una captura de la experiencia en desarrollo toda vez que
se sostienen vínculos con sus obras. La obra de arte, así, deposita su sentido en la
experiencia estética particular que su encuentro promueve en aquellos que la
vivencian. Es por ello que la propuesta deweyana no concibe un arte desafectado de
las ligazones que hacen de él un tipo de experiencia estética singular.
El singular planteo ofrecido por Dewey no buscó delimitar las fronteras esquivas de
lo artístico por oposición al resto de dominios de la vida y la cultura. Por el contrario, su
esfuerzo parece encaminado a identificar la serie de continuidades que se sostienen
entre el alcance de su extensión y el trasfondo de experiencia vital en que se asienta y
desarrolla. Acción que motiva no pocas críticas para los enfoques teóricos preocupados
con la definición y caracterización específica del arte, pero que no obstante alienta
interesantes derivas que ponen el acento en reintroducir su análisis en el seno de
2
La noción de impulsión sobre la que descansa el planteo supone, según Dewey, el comienzo mismo de toda
experiencia. Es decir, supone un movimiento en desarrollo de la totalidad del organismo, a la manera de respuestas
que se ajustan a las necesidades que las ocasionan, en términos de interacción con el entorno circundante.
125
encuadres teóricos más amplios. Muchos de estos son recuperados desde enfoques
naturalistas que plantean un retorno a las bases físico-materiales de toda experiencia
como guía para la comprensión de toda instancia de conceptualización. En particular,
resultará interesante detenerse en el planteo ofrecido por Jean Marie Schaeffer
esbozado a continuación.
126
más específicos que Schaeffer realiza sobre literatura y sobre estética. En síntesis,
para desarmar la tesis de la excepcionalidad humana, hace hincapié en que el ser
humano se inserta en la evolución y, en ese sentido, es un ser biológico más.
En consonancia con lo anterior, para Schaeffer resulta inevitable analizar las bases
biológicas de la cognición humana. Pero esto no conlleva una reducción de las
preguntas o cuestiones eminentemente filosóficas a respuestas científicas cerradas,
sino que se apunta a abrir el diálogo entre disciplinas para lograr una comprensión del
ser humano en toda su complejidad. Su presupuesto metodológico es que “la génesis
de la atención estética, y la de la actividad artística, deben estar ligadas a una
genealogía cultural anclada en la evolución biológica de la especie humana”. 3
3
Jean-Marie Schaeffer, Adiós a la estética, Madrid, Machado Libros, 2005, p.38.
4
Jean-Marie Schaeffer, Op. Cit., p. 32.
5
Jean-Marie Schaeffer, Op. Cit., p. 50.
127
En conclusión, la conducta estética es lo que vuelve estético al objeto, dejando
atrás la concepción según la cual el carácter de estético de ciertos objetos estaría dado
por una propiedad esencial o interna de estos. Vale tener presente, como ya aclaramos
en su momento, que para Schaeffer resulta sumamente perniciosa la identificación
abusiva de lo estético con lo artístico: lo segundo sería tan sólo una parte de lo primero.
Aquí vemos cómo operaría este abandono del lugar esencial de la teoría del arte por
parte de la disciplina estética. Además sostiene que “Pensar la dimensión estética en
términos de objetos nos impide el acceso a la realidad de los hechos estéticos” 6
6
Jean-Marie Schaeffer, Arte, objetos, ficción, cuerpo, Buenos Aires, Biblios, 2012. Pág. 56
7
Jean-Marie Schaeffer, Adiós a la estética, Madrid, Machado Libros, 2005, p. 54.
8
Jean-Marie Schaeffer, Arte, objetos, ficción, cuerpo, Buenos Aires, Biblios, 2012. p. 45
128
acerca del arte, enfatizando en una suerte de “continuidad entre el arte y las
constelaciones perceptivas de la vida diaria”. 9
Conclusiones
Los horizontes que se proyectan desde aquí nos permiten pensar en una
confluencia enriquecedora. La actualidad del arte y la estética invitan a considerar una
recuperación del trato con las instancias más básicas de lo factual. El planteo llevado
adelante por Schaeffer ubica el valor de la obra de arte en el contacto que el
espectador sostiene con la misma, revitalizando la dimensión relacional. Por su parte
Dewey sostiene que el contacto con las obras de arte brinda ocasión de intensificar y
enriquecer el campo experiencial de lo vital. Esto permite suponer que el contacto con
las formas estetizantes del arte y del mundo conllevaría un incremento del pulso vital
de la experiencia.
Bibliografía:
Bozal, V. (ed.) (1996), Historia de las Ideas Estéticas y de las Teorías Artísticas
Contemporáneas, Vol. I y II, Madrid, Visor Dis. S.A.
9
Jean-Marie Schaeffer, Adiós a la estética, Madrid, Machado Libros, 2005, p. 31.
129
Leddy, Tom, "Dewey's Aesthetics", The Stanford Encyclopedia of Philosophy (Winter
2016 Edition), Edward N. Zalta (ed.), URL =
<https://plato.stanford.edu/archives/win2016/entries/dewey-aesthetics/>.
Schaeffer, Jean-Marie, Arte, objetos, ficción, cuerpo, Buenos Aires, Biblos, 2012.
130
La escenificación barroca del ethos autorial. Una aproximación a Rimas del
Licenciado Tomé de Burguillos de Lope de Vega
En las Rimas del Licenciado Tomé de Burguillos (1634) el espacio del poema
sugiere una sala de espejos donde las figuras reflejadas reproducen la crisis barroca.
La construcción del sujeto poético, que se entrelaza y se funde en la identidad del
heterónimo, despliega un juego de máscaras donde el yo lírico y el propio autor
parecen difuminar sus límites. La crisis del personaje poético es también una crisis
barroca. Y la escritura se hace cargo de esa dialéctica creativa. El escritor y el lector de
sí mismo confluyen en la conciencia de la profesión. Asimismo, el juego de las
máscaras permite que la voz del sujeto fluya casi sin prejuicios y cuestione
sesgadamente el ideario poético tradicional. Esta estrategia recuerda al Arte nuevo de
hacer comedias en este tiempo (1609). Lope exhibe sus conocimientos de retórica, de
historia del teatro, pero decide encerrar “los preceptos con seis llaves” 1. Así como el
Arte Nuevo es una poética del teatro popular, Tomé de Burguillos es la máscara que
posibilita a Lope poeta establecer una polémica con la tradición y proponer la soberanía
de una lírica que construye su propia identidad. Las conexiones con el Arte de Nuevo
se activan constantemente desde la voluntad innovadora de Lope. Esta actitud vitaliza
la escritura poética y convierte a las Rimas del Licenciado Tomé de Burguillos en una
poética del autor.
Tanto en el juego de las máscaras como en la construcción del sujeto poético, Lope
diseña una imagen discursiva que proyecta su concepción de autor frente al campo
intelectual de la época. Las controversias con otros poetas, la necesidad de
reconocimiento, la toma de una postura dentro de los debates estéticos; es decir, la
circunstancia que rodea al acto creativo, configura una actitud frente a la tradición y a
los terceros partícipes de las diversas polémicas del momento. Nuestro autor expone
en su obra una clara conciencia del oficio de escritor y se construye como tal. En El
Arte Nuevo, Lope despliega una enciclopedia personal con la que sostiene los
1
Lope de Vega, Rimas humanas y otros versos, Ed. de Antonio Carreño, Barcelona, Crítica, 1998, pág. 549.
131
fundamentos de la nueva comedia y simultáneamente crea su imagen de autor. Ingresa
en el debate de la época y respalda su producción dramática desde la perspectiva de
un innovador que negocia con la norma clásica. En este sentido, Lope demuestra tener
un amplio conocimiento no sólo de lo que acontece en su entorno intelectual, sino
también del proceso histórico que experimentaron los postulados estéticos de la
tradición. No duda en tomar posición y hacerla pública. Por lo tanto, su diseño de figura
de autor 2 aparece plasmada de modo deliberado en la construcción del sujeto poético
que sostiene las palabras de El Arte Nuevo. Se sitúa en medio de la escena de las
polémicas de la época y reclama un espacio protagónico en el ámbito del debate de las
ideas.
2
María Teresa Gramuglio determina una cuestión fundamental en la creación de la imagen de autor: “¿Cuál es el
lugar que piensa para sí?” (pág.18) Ese lugar se abre en dos líneas: en la literatura y en la sociedad. Por una parte,
las relaciones con sus pares, la filiación con la tradición literaria, las genealogías, las instituciones, el mercado; y por
otra, las luchas culturales, vinculación a sectores dominantes, mecanismos de reconocimiento social.
3
Para este trabajo se ha utilizado la siguiente edición: Lope de Vega, Rimas humanas y divinas del Licenciado Tomé
de Burguillos, Ed. de Antonio Carreño, Salamanca, Alcayuela, 2002, pág. 180
132
intertextualidad abre el espacio de encuentro entre dos poéticas barrocas para
enfrentarlas desde la perspectiva irónica. Tomé reconoce de inmediato la filiación del
verso y reacciona con disgusto. Si bien la situación se compone de manera burlesca,
se construye la postura del sujeto en las antípodas del poeta cordobés. La mención del
nombre del autor del Polifemo es una explicitación del antagonismo y la afirmación de
una poética diferente, opuesta. El sujeto reacciona amenazando a la pluma con arrojar
los utensilios con los que la prepara para escribir. La circunstancia dramática escenifica
el enfrentamiento entre dos estilos, uno personificado por la pluma, bajo la influencia
del culteranismo, y otro representado por Tomé, defensor de los “versos sencillos”. El
último propone una proyección de la imagen autoral del propio Lope. Así, las
controversias del ámbito extratextual ingresan al poema y se materializan en la voz del
clérigo. La atmósfera humorística del soneto parece atenuar el tomo de la disputa
poética, sin embargo, la ironía –tan propia de este poemario- hiperboliza los contrastes
y los exacerba burlescamente.
La voz del sujeto intenta convencer a la pluma de la labor poética que le propone.
Pera ésta no comprende y se preocupa por el futuro de Tomé como escritor.
Esencialmente, la disputa parece desarrollarse no solo en torno a un estilo poético, sino
a la realización de un trabajo que rinda un provecho material: “y alabemos señores”. De
este modo, el panegírico se presenta como una posible fuente de beneficios. El éxito
del oficio de poeta se determina por una cuestión básica: alimentarse. Sin embargo, la
pluma no parece convencida de la capacidad del poeta para lograr tal patrocinio y
manifiesta su desavenencia: “No le entiendo”. Esta falta de comprensión exagera las
divergencias entre el poeta y la herramienta de su expresión. La pluma como
metonimia del autor y símbolo del quehacer lírico parece postular una crisis
fundamental en el ámbito de la escritura: el poeta frente a su instrumento. Aunque
deformada por el humor, es una crisis íntima, un dilema en el interior del trazo poético.
“¿Morir quiere de hambre?”, pregunta exhortativamente la pluma. La reputación de
Góngora contrasta con la humildad del fraile Tomé y ese contraste parece exaltarse
133
irónicamente en la personificación de la pluma como partidaria de una escritura
culterana. El éxito no sería otra cosa que paliar el hambre, en este caso. Sin embargo,
el sujeto insiste enfáticamente en continuar con su proyecto de escritura: “-Escriba y
calle”. En el último terceto la rebeldía de la pluma pone en conflicto las pretendidas
conquistas poéticas del autor ficcional:
Este soneto propone un escenario donde se monta un drama entre dos miradas
acerca de la poesía de la época y su relación con los estamentos de poder. La postura
de Tomé coloca en la escena la necesidad del mecenazgo para la sobrevivencia del
poeta y la voz de la pluma confronta exhibiendo la desilusión por la falta de
reconocimiento. Los dos puntos de vista son cauces por donde se expresa el ethos
autorial. De este modo, se manifiesta una ideología literaria y una ética de la escritura.
Lope actúa detrás de sus “personajes” poéticos y disfraza burlescamente una situación
de intensa desazón. 5 Entre el Arte Nuevo y las Rimas de Tomé median veinticinco
años; el transcurso del tiempo modeló un Lope que intensificó el gesto irónico y maduró
la actitud creativa en perspectiva con su propia obra y las conflictivas relaciones con el
4
Rozas, Juan Manuel, “Burguillos como heterónimo de Lope”, Edad de Oro, 4, 1985, pág. 55.
5
Recordemos que este poemario pertenece a la etapa de sectute, caracterizada por las rivalidades en los círculos
intelectuales, la falta de reconocimiento por parte de la Corte y ciertas penurias económicas.
134
entorno intelectual y cortesano. El complejo entramado del campo artístico de la época
con su impulso y necesidad de cambios estéticos es el espacio fértil para exhibición de
la tensión y la crisis que alimentan las raíces mismas del Barroco.
Bibliografía
Carreño, Antonio (Ed.) “Introducción” en Lope de Vega, Rimas humanas y divinas del
licenciado Tomé de Burguillos, Salamanca: Ed. Almar. 2002,
Rozas, Juan Manuel , Estudios sobre Lope de Vega, Madrid, Cátedra, 1990.
135
Propuesta de integración entre la “Ciudad real” y la ilusión de la “Ciudad
catastral”
136
pos del “progreso” aparente de la ciudad, que comenzaban a infiltrarse e instaurarse
lamentablemente a mediados del siglo XX en las “mentes urbanas” plasmadas en la
falacia de la “ciudad catastral”, a la que hace mención este plan regulador.
137
desarrollo y ordenamiento del uso de la tierra. La adhesión y formulación de los mismos
abría rápidamente las puertas a los beneficios de diversos créditos hipotecarios. Los
planes reguladores se convertían en el aval requerido para la aprobación de estos
créditos, ya que de esta forma quedaban asegurados contra la devaluación que
ocasionaba el descontrolado crecimiento de una ciudad (Babini, 1953). En este sentido,
y en cumplimiento de estas premisas la Comuna del Partido de Gral. Alvarado emitió a
través de la Ordenanza 191 de 1955 el Plan Regulador de Miramar.
138
sucesivas etapas con la verdadera capacidad habitacional de tal extensión y la realidad
de la población en cada período. Ésta división fue determinada por el reconocimiento
histórico de hechos y situaciones significativos que caracterizaron el crecimiento de la
ciudad.
Se comprobó a través de este estudio que más de 11.000 lotes fueron vendidos en
este último período y que sólo fue edificado menos del 2%. Por lo tanto no se podía
justificar como una "ampliación de Miramar", ya que el 50% de la planta urbana estaba
constituida por terrenos baldíos. Esta situación convirtió a esas zonas en lugares
ambiguos, que no eran ni urbanos ni rurales, una “híbrida dualidad de la “CIUDAD
REAL” y de la “CIUDAD CATASTRAL” que aparejaba una situación de permanente
desequilibrio entre recursos y gastos de servicios públicos. Respecto a la
reglamentación municipal vigente, se identificó sus falencias en relación a las
problemáticas planteadas. Se especificaba que tanto la "densidad de población" como
la "densidad de ocupación de la tierra" no estaban reguladas por ninguna norma que
promueva una apropiada distribución de edificios y espacios libres públicos y privados.
El reglamento de construcciones permitía, ya en ese entonces, “un congestionamiento
innecesario de edificios que jamás se justificaría en Miramar”. Por ello a través de una
139
observación en vuelo, se constató que existía tierra disponible para establecer una
ocupación comparable al de una "ciudad-jardín" 4.
En este sentido, era imperioso desterrar rápidamente “la falsa y antisocial idea” de
generar riquezas a costa de una “valorización ficticia” de la tierra, y así, los
profesionales de la construcción debían generar sus obras en forma ética y eficiente,
en lugar de convertirse en “meros instrumentos de la especulación”. Esta especulación
encontraba su sustento legal en la ley 13.512 de "propiedad horizontal", que tenía -y
tiene todavía- un fuerte acatamiento en diferentes ciudades del país. Esta construcción
de carácter especulativo “a la manera de lo que está ocurriendo en Mar del Plata”,
representaba una amenaza para el progreso de Miramar. Aunque Miramar poseía en
ese entonces varios casos de “edificación antiestética” 5, todavía ofrecía un típico
panorama de ciudad veraniega, de carácter hogareño y pintoresco que debía
conservarse y conforma su identidad.
4
O sea libre de la especulación de los terrenos para la construcción de “edificios congestivos”.
5
Identificados por edificios con medianeras desnudas y pozos de ventilación a la vista.
140
las cuales se extendienden a otras ciudades costeras como Mar del Plata y Villa Gesell,
entre otras. En relación a la evolución histórica de Miramar se “demuestra que ha
crecido en el papel sin relación con el crecimiento real de su población estable y
veraniega”, por lo que se aconsejaba detener cualquier iniciativa que implique mayores
ensanches. Al analizar en el primer objetivo las relaciones entre la “población” y el
“área urbana”, se evidenciaba que el plano primitivo de su fundador estaba preparado
para albergar una población de 11.000 a 12.000 habitantes con una densidad de
edificación muy baja 6. Se comprobó que si se llevaba esa baja densidad a la densidad
media de una “ciudad-jardín” 7, sería capaz de albergar en un ambiente armónico a
50.000 habitantes, o sea a 10 veces más que la población que vivía en ese entonces,
sin necesidad de ampliar el plano urbano primitivo, subdividir los lotes o levantar
grandes volúmenes de edificios.
6
Densidad representada por una casa por lote.
7
Densidad estipulada que equivale a un promedio de 170 habitantes por hectárea.
141
establecer un criterio de ocupación de la tierra urbana en base a densidades tales que
la edificación resultante produzca una “ciudad libre de congestión, estéticamente
hermosa y plena de atractivos sociales”, siendo la densidad de la ciudad-jardín la más
adecuada para la “villa pintoresca”. La actual edificación de innumerables edificios
sobre el frente costero de Miramar y por lo tanto destrucción de su paisaje costero, es
prueba fehaciente de la falta de contemplación y acatamiento a este plan regulador que
terminó doblegado por las inversiones edilicias frente al mar.
BIBLIOGRAFÍA
JAJAMOVICH, G (2007). “Elementos para una historia del urbanismo: del urbanismo a
la planificación”. En F. Ostuni (Ed.), IV JORNADAS DE JÓVENES
INVESTIGADORES. Bs. As.: UBA.
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1943-1946: fragmentos de convergencia entre técnicas y políticas”. En
REGISTROS, N°2, Año 2, p.p. 111-135. Mar del Plata: FAUD-UNMDP.
142
1- PLANO DE RECONOCIMIENTO PRELIMINAR – PLAN REGULADOR DE MIRAMAR 1955
143
3- IMAGEN AÉREA DE MIRAMAR, EN LA DÉCADA DE 1920
144
5- ANÁLISIS DEL FACTOR DE OCUPACIÓN DE LA TIERRA EN MIRAMAR.
6- CROQUIS SOBRE LOS DIFERENTES MODOS DE EDIFICACIÓN DE UNA HECTÁREA, PARA UN MISMO
FACTO DE OCUPACIÓN.
145
7- DÉCADA DE 1950. POSTALES DEL PAISAJE DE MIRAMAR.
146
8- ESPECULACIÓN INMOBILIARIA”, PROYECTO DE CONSTRUCCIÓN DEL EDIFICIO NEPTUNO.
147
9- EDIFICIOS CON MEDIANERAS DESNUDAS, PEATONAL SAN MARTÍN, MAR DEL PLATA.
DÉCADA DE 1950.
Archivo Museo Municipal Punta Hermengo, “Museo Miramar”, Director Daniel Boh.
148
Reflexiones sobre el exotismo:
“Mato Grosso. El mismo río”, de Martín Caparrós
CONICET-CELEHIS-UNMDP
I.
El viaje y su relato son aún hoy, en el tiempo de los desplazamientos virtuales, dos
experiencias íntimamente relacionadas: los motivos de traslado se multiplican gracias
al movimiento de un mundo cada vez más conectado y, paradójicamente, más
conflictivo, en el cual viajeros, turistas, migrantes y exiliados comparten experiencias
similares de contacto con lo diverso o diferente. Esa esencia compartida, ese
reconocimiento en el extrañamiento y/o extranjería es lo que hace que muchos libros
que narran viajes conserven su interés a pesar del paso del tiempo.
Así ocurre con los relatos del primer libro de crónicas de Martín Caparrós publicado
en 1992, el cual mantiene intacta su vigencia como narración del mundo actual. Los
textos heterogéneos que componen Larga distancia, desde crónicas periodísticas y
fragmentos ensayísticos, hasta relatos de ficción, logran una unidad y coherencia
sorprendente si consideramos que fueron publicados en diferentes medios de forma
aislada. Por ejemplo, los que me interesan hoy, es decir, las crónicas, aparecieron por
primera vez en la revista Página/30, donde Caparrós llevó adelante la sección fija que
él llamó Crónicas de Fin de Siglo. 1 Gracias esa asignación laboral, y a cierta “viveza
criolla” –cambia páginas de publicidad para conseguir pasajes a destinos más lejanos–,
entre 1991 y 1992 viaja a Hong Kong, Bolivia, Moscú, Haití, Madrid, Lima, entre otros,
destinos que interesaban no tanto por estar alejados, como por la extrañeza que tenían
para el público de ese momento, el cual, previo a la eclosión de internet en Argentina,
sólo conseguía informaciones sobre esos lugares por la prensa y publicaciones del
estilo de National Geographic o The New Yorker (Caparrós 2016). Estos
1
El germen de esos textos iniciales es narrado por el propio autor en Lacrónica: en el diario El Porteño se
comenzaron a publicar unos artículos largos que llamaron territorios porque contaban, con prosa trabajada, la vida
de un barrio, un oficio, un sector social. Ese modelo discursivo se mantuvo luego en Página/12, cuando su editor
Jorge Lanata le ofreció repetir la experiencia de territorios para Página/30, una revista cultural dependiente de ese
periódico. En 1991, una nota sobre Tucumán inauguró la serie que incluyó la mayoría de los textos de Larga
Distancia.
149
desplazamientos son guiados, por lo tanto, por una consigna común de Caparrós,
“Viajar para contarlo” (2012, 15), es decir, acercar al lector aquello desconocido, incluso
en sus propias inmediaciones.
Uno de estos relatos, “Mato Grosso. El mismo río”, narra el viaje de ocho días que
realizó en un buque de pasajeros por el río Paraguay, desde Puerto Asunción
(Paraguay) a Corumbá (Brasil). Travesía turística para muchos, incluía la visita de
pueblos costeros y puestos del ejército en ambas orillas (Concepción, Fuerte Olimpo,
Puerto Esperanza, Bahía Negra, Porto Murtinho), reservaciones indígenas, la
contemplación del espectáculo de la selva circundante, carnavales (al llegar a Brasil) y
la visita al Pantanal de Mato Grosso. Un paseo vacacional que ofrecía, en la época de
la crisis del espacio ignoto, cierta aventura: espacios límites, zonas aisladas, la
tentación del contacto con lo primitivo (en la forma de la naturaleza y de los hombres)
desde la seguridad de un barco con aire acondicionado. 2
Por este motivo, más que la descripción cronológica del trayecto fluvial, Caparrós
observará con mirada atenta las zonas de contacto, esos “espacios sociales donde
culturas dispares se encuentran, chocan, se enfrentan” (Pratt 2011, 31), producidas no
sólo en los puertos, sino también en el buque donde paraguayos y turistas conviven
durante más de una semana, mapeando un espacio restringido en dos territorios: la
cubierta, donde habitan los locales, y debajo, en los camarotes y el salón, los
extranjeros: “Arriba y abajo: quizá la guerra de los mundos o, mejor: historia de dos
ciudades, dos tierras que se rozan cautelosamente.” (Caparrós 2012, 231). Esos
intercambios cautelosos le servirán al viajero para reflexionar acerca del exotismo,
entendido más allá del sentido acotado asociado a ciertos objetos y prácticas triviales,
sino como lo definió ya en 1904 Víctor Segalen, “Todo lo que está ‘fuera’ del conjunto
de nuestros hechos de conciencia actuales y cotidianos, todo lo que no es nuestra
‘totalidad mental’ acostumbrada.” (1989, 17). Así, lo exótico puede manifestarse en
formas variables y, sobre todo, ser refractante: la mirada que identifica lo exótico es a
su vez definida como tal por otros. Una meditación recurrente en todo el relato, que se
expresa en la repetición de ciertas estructuras aforísticas en las cuales el exotismo será
estribillo que reaparece entre los fragmentos que conforman el texto.
2
Afirma Caparrós: “Vértigo del mapa: estamos en el medio de la masa, en plena terra incognita, a miles de
kilómetros de cualquier costa, encerrados en el agua sin desvíos.” 234
150
II.
El exotismo es una condición de la mirada
Martín Caparrós
Para el viajero, lo que importa, entonces, es, “la forma en que interactúan con los
otros en el curso de su viaje” (Todorov 2007, 387); por ese motivo, reconstruirá un
catálogo de formas de relacionarse con el otro, un conjunto de retratos variados que
aparecen distribuidos en los diferentes fragmentos: el gerente de banco que consume
viajes para comparar con su hogar (230); el austríaco hippie viejo, que nunca sale de la
hamaca y que persigue el viaje sin metas, ni siquiera para elaborar recuerdos (233); la
3
Marc Augé los define como los recorridos típicos de la industria del turismo, las “formas estereotipadas” de viaje
(1998).
4
Para Caparrós es forma de consumir el viaje sólo lleva a la acentuación del viaje virtual: “ir por los lugares por los
que ya sabía que iría, evitar al máximo cualquier sorpresa posible; reconocer lo previsto, en lugar de ver y conocer.”
(2016, 306)
151
turista treintona, que busca conocer gente en un afán que capitaliza experiencias (“no
hay que desaprovechar nada”, 235); Berte, el alemán ornitólogo, que viaja para
estudiar aves y Dave Porter, el veterinario escocés que se divierte arrojando piedras a
los yacarés. 5 El sujeto exótico, ése que nos provoca atracción y al mismo tiempo
rechazo (Weisz 2007), es en este caso el turista en sus diferentes variedades, las
cuales son objetadas no sólo por sus costumbres manifiestas, sino también por los
discursos biempensantes en los que se refugian. Por ese motivo, y para salir de la
imagen más estereotipada del turista, Caparrós recurre a la construcción de etopeyas y
a la vez deja hablar a los protagonistas: “Algunos turistas se quejan de los paraguayos
extendidos con frutas y paquetes y hamacas por la cubierta alta. Otros los contradicen:
‘los que se quejan no se dan cuenta de que ellos son seres humanos como nosotros”
(228, cursivas me pertenece).
Para completar esta primera serie de exotismo, resta el que el viajero reconoce en
los ojos que lo miran, ya que será para los locales tan exótico como el resto de los
turistas: al comer fruta en la cubierta con los paraguayos, se “enchastra” y los otros se
ríen –“¿No sabés comer un mango, che patrón?” (228)–; su lectura constante le genera
5
Seganel había ensayado ya un intento de tipología de viajeros entre los exotas y los seudoexotas, pero es Tzvetan
Todorov en particular quien construye retratos de las distintas actitudes que se pueden tomar respecto de los otros:
el asimilador, el aprovechado, el turista, el impresionista, el asimilado, el exota, el exiliado, el alegorista, el
desengañado y el filósofo. Véase Nosotros y los otros. Reflexiones acerca de la diversidad humana (2007).
6
En este punto, no puedo dejar de mencionar el estudio de Edward Said de 1978, Orientalismo (2003), en el cual
analiza la imagen exótica de Oriente como una invención europea.
152
un inconveniente con una india que lo apremia a curar su brazo enfermo porque “está
claro que el blanco que lee tiene que conocer los secretos de la curación, otros
secretos.” (232); en el salón se celebra un baile de disfraces y él asiste con su atuendo
habitual, en un gesto que lo diferencia de los que festejan, pero que lo distancian
también de los que no pueden asistir y “por los ventanales que dan a cubierta, […]
miran pacientes, con sonrisas, el baile de los otros.” (231).
III.
El exotismo está hecho también de relatos
Martín Caparrós
Ahora bien, esos relatos, que en su caso cumplen una función complementaria
pueden ser peligrosos en otras instancias si no se los retoma críticamente y, por el
153
contrario, se los “aplica sobre la superficie impenetrable de lo diferente –que se ofrece
como espectáculo incomprensible ante sus ojos.” (2012, 233). Eso es justamente lo
que pasa cuando la expectativa generada por los discursos circulantes choca con la
realidad empírica, o cuando se trata de consumir la experiencia a partir de las
categorías establecidas por los discursos publicitarios o la tradición. Por ejemplo, los
turistas desembarcan emocionados, pero llegan a un mercado “menos pintoresco que
simplemente pobre” (229, cursivas me pertenecen) o la gente que protagoniza el
carnaval en Corumbá, sólo reproduce a escala menor lo que ocurre en cientos de
ciudades brasileras, cumpliendo con “la obligación del desenfreno, del delirio” (242). Lo
mismo ocurre con la contemplación de la selva, sobre la cual pesa una evaluación
vacilante entre la maravilla de esa naturaleza indómita –“el misterio –la amenaza– de
esa vida secreta que transcurre detrás de la maleza, impenetrable, bajo el agua, tras
las enramadas, a nuestras espaldas, contra nosotros.” (245)– y, por otro lado, el
cansancio generalizado frente al ruido constante y la uniformidad del paisaje: “Calor,
motín de pájaros: el viajero piensa que cualquier otra cosa que produjera semejante
nivel de decibelios sería execrable, y excretada. Pero lo natural es admirable, y debe
ser admirado, dicen nuestros cánones” (230, la cursiva me pertenece).
Otra de las operaciones se relaciona con el propio texto que escribe el cronista ya
que es evidente el intento de ruptura con las marcas clásicas del género relato de viaje:
evita la narración ordenada de los acontecimientos y fragmenta el texto en una serie de
figuras, 7 las cuales presentan temas diferentes –el exotismo, lo que ocurre dentro del
barco, lo que ocurre fuera, la naturaleza, la lectura, etc.– que se suceden
alternativamente y permiten reconstruir, gracias a una lectura paratáctica, series o
isotopías.
Esta forma de escritura que disloca la unidad lineal del relato persigue anular la
forma del viaje más tradicional y valorizar la digresión y la trascripción de voces y
discursos. Esto se debe a que al cronista no le interesa contar un viaje, es decir, que el
lector se quede solo con lo anecdótico del desplazamiento fluvial, sino, en palabras del
propio Caparrós, “tratar un problema concreto” (2016, 99). “Mato Grosso”, entonces, no
es una narración de lo acontecido en el barco, sino una excusa para pensar los
7
Barthes señala al respecto: “Se puede llamar a estos retazos de discurso figuras. La palabra no debe entenderse
en el sentido retórico, sino más bien en el sentido gimnástico o coreográfico. […] Las figuras se recortan según
pueda reconocerse, en el discurso que fluye, algo que ha sido leído, escuchado, experimentado. La figura está
circunscripta (como un signo) y es memorable (como una imagen o un cuento)” (1993, 13) .
154
diferentes tipos de viajeros a partir de cómo se relacionan con la otredad cultural, cómo
miran a y coexisten con lo diferente, en especial a partir de los discursos –televisivos,
cinematográficos, literarios, científicos– que los atraviesan. Por eso para él el exotismo
es una condición de cada mirada –“uno puede aceptar que es –como siempre, al
contrario de siempre– un extranjero.” (2016, 309)– y de los relatos que hemos recibido
alguna vez y nos ayudan o limitan en nuestro contacto con el otro.
Referencias bibliográficas
Augé, Marc. 1998. El viaje imposible: el turismo y sus imágenes. Barcelona, España:
Gedisa.
Bauman, Zygmunt. 2003. «De peregrino a turista, o una breve historia de la identidad».
En Stuart Hall y Paul Du Gay (comps.), Cuestiones de identidad cultural. Buenos
Aires: Amorrortu Editores, 40-68.
Lollo, María Soledad. 2010. Diarios de viaje por América: un instrumento del
reformismo borbónico en el Río de la Plata. Huelva: Universidad de Huelva.
Said, Edward W. 2003. Orientalismo. Traducido por María Luisa Fuentes. Barcelona:
Debolsillo.
155
Urry, John. 2004. La mirada del turista. Lima: Universidad de San Martín de Porres.
Weisz, Gabriel. 2007. Tinta del exotismo. Literatura de la otredad. México: Fondo de
Cultura Económica.
156
El Club de Teatro en Tandil, una sala y un proyecto con más de 20 años de
trayectoria artística, cultural y social.
La ciudad no eran una isla ajena a la realidad nacional, tan proclive en esos años a
la frivolidad y la corrupción del poder, al escaso interés por las grandes causas
nacionales – la crisis de la educación en todos sus niveles y el abandono total del
apoyo a la actividad científica son dos de los tantos ejemplos – y a cierta indiferencia
ciudadana frente a estos hechos.
1
Julio José Zanatelli tenía su domicilio en Batán, Partido de General Pueyrredón. Producido el golpe de estado de
marzo de 1976, Zanatelli encabezó las tropas que tomaron el Palacio Municipal, desplazando al intendente
justicialista Jorge Lester. En julio dejó su cargo, para retomarlo en 1979 y mantenerlo hasta el 10 de diciembre de
1983, cuando Américo Reinoso (UCR) alcanzó la intendencia con la recuperación de la democracia. A Reinoso lo
siguió Gino Pizzorno (PJ), quien gobernó hasta fines de 1991, cuando Zanatelli logró el triunfo al frente de la lista
local de Alianza Fuerza Republicana-Unión de Centro Democrático. Cuatro años más tarde lograría nuevamente el
triunfo, como candidato de una agrupación local, Apertura Independiente, a la que abandonó al poco tiempo para
afiliarse al Partido justicialista.
157
estudiante de la Carrera de Teatro en la Escuela Superior de Teatro de la Universidad
Nacional del Centro –en adelante, UNICEN–. Ambas eran las responsables del Taller
de Expresión de sexto y séptimo del colegio, desde el cual se desarrollaba la actividad
teatral con los alumnos de la institución. El cierre del colegio las llevó a continuar dicha
actividad por fuera, en principio sin muchos recursos.
¿En qué contexto de actividad teatral tandilense se desarrollaron los primeros años
del Club? Durante los años noventa la actividad teatral de la ciudad tenía pocos
espacios de referencia. La Escuela Superior de Teatro, dependiente de la UNICEN era
uno de los focos de formación más importantes, con carreras que se habían iniciado a
finales de los ochenta. Desde 1998, la Escuela dispondría de una sala teatral,
bautizada La Fábrica, que aportaría un escenario más a la pobre oferta de salas de la
158
ciudad. El otro centro de formación de la época era la Escuela Municipal de Teatro, que
desde 1973 desarrollaba sus actividades con un público de diversas edades. Las salas
teatrales eran, en esos años, muy pocas: a la ya mencionada La Fábrica, se le sumaba
la sala del Auditorium Municipal –emplazada en del Museo de Bellas Artes–, poco
tiempo después cerrada. En 2001 se recuperaría la sala del Teatro Municipal del
Fuerte. En la ciudad, además, se comenzaba a dar un proceso de organización de los
diferentes espacios y referentes teatrales, que se vería plasmado en la aparición de la
Coordinadora de Actividades Teatrales de Tandil en mayo de 1999.
En 1998, con la sala en pleno funcionamiento, el Club obtiene el apoyo del Instituto
Nacional de Teatro. Este apoyo fue acompañado con la consolidación de los diferentes
talleres, y de las producciones que año a año se realizaban en el Club, muchas de las
cuales por la época comenzaron a circular fuera de la ciudad 3. Para fines de 2001 la
cantidad de estrenos que se habían dado en el Club sobrepasaba largamente la
veintena con obras de los más diversos géneros y el espacio era reconocido en la
ciudad y la región por su actividad continua en el ámbito teatral. El teatro tandilense
había tenido un protagonismo importante con la aparición del Mayo Teatral, organizado
por la Dirección Municipal de Cultura y Educación, y que permitía una programación
2
Entrevista colectiva: En sus comienzos, varias frases presentes en los folletos de difusión destacaban los valores
positivos que se podían encontrar en el Club: “para sentirse parte de un grupo”, “para todas las edades”, “para salir
de la rutina”, “para intentar una comunicación más abierta, con imaginación, creatividad, buena onda”, “para pasar
un momento agradable y distinto”.
3
Así, por ejemplo, Los mosqueteros del rey (1998) una obra para niños que llegó a escuelas de Tandil y Mar del
Plata, y participó del Festival Infantil Necochea 1999; u Hola Panza (2000) otra obra infantil que recorrió escuelas de
Tandil, Rauch y Mar del Plata, o Gardel-Gardel (2000) que llegó al Festival Infantil de Necochea en 2001. En
general, estas propuestas eran dirigidas por la dupla Marcela Juárez – Alejandra Casanova, y en muchos casos se
organizaban grupos ad hoc que estrenaban en el espacio del Club, tal el caso de la Compañía Laverapasta, cuya
actuación se extendió entre 1997 y 2001. Además, en el año 2000 el grupo TA.TA.TA del Club, bajo la dirección de
Pepo Sanzano, participó en los Torneos Juveniles Bonaerenses –destinados a alumnos de las escuelas medias de
la provincia–, obteniendo el reconocimiento a nivel local.
159
amplia de la actividad teatral de la ciudad. 4 Sin embargo, la crisis económica y social –y
luego política– que vivía el país tuvo su impacto en la actividad teatral local, creando un
clima de incertidumbre frente a las posibilidades concretas de mantener o realizar
nuevas producciones. Los recortes que se dieron a nivel nacional en el área de cultura,
y que afectó sensiblemente el presupuesto del Instituto Nacional de Teatro, no eran un
buen augurio para salas como la del Club del Teatro. Como destacaban Marcela
Juárez en una nota sobre el peligro de cierre de salas en Tandil, a partir de la posible
pérdida de subsidios:
4
El Primer Mayo Teatral se desarrolló entre el 25 de mayo y el 6 de junio de 2001, en la flamante sal del Teatro
Municipal del Fuerte. Contó con la participación de actores como Víctor Laplace y Cristina Banegas, y obras como
Cuarteto (con Víctor Laplace y Cristina Banegas), La Morocha (con Cristina Banegas) y Rápido nocturno: aire de fox
trot (de Mauricio Kartún, con dirección de Carlos Catalano).
5
“Por el ajuste a la cultura. Podrían cerrar sus puertas dos salas de teatro en Tandil”, El Eco de Tandil, 17 de
octubre de 2001. Con el subsidio del Instituto Nacional del Teatro el Club pagaba el alquiler, la luz y el gas de la sala
de Rodríguez.
160
de actividades se complementaba con la posibilidad de que las obras resultado de los
talleres circularan por escuelas de la ciudad y la región. Este crecimiento fue
acompañado en los años siguientes por la incorporación de nuevos profesores y
colaboradores que, año tras año, se sumaban a las actividades y los estrenos del club.
Además, los “números” que reflejaban las actividades desarrolladas –estrenos, talleres,
alumnos, espectadores– eran un claro exponente del desarrollo del emprendimiento, tal
como se exponía en la programación de las producciones de ese año:
6
Programa Producciones 2006.
161
El estreno de Porteños con dirección de Marcela Juárez en 2005 marco un punto
de inflexión para los referentes del Club, ya que fue la primera obra que se mantuvo en
escena durante meses, e impuso un modelo de gestión y producción que se
mantendría en el tiempo, valorizando el trabajo de actores y directores. En ese contexto
el desarrollo del Club del Teatro parecía no tener techo a inicios de 2011. Sin embargo,
cuando el comienzo de un nuevo año auguraba la consolidación del crecimiento de la
oferta de talleres y cursos, una noticia inesperada sorprendió a todos: la sede de
Rodríguez 545 sería vendida, y el Club debía abandonar el espacio que había sido su
casa durante 14 años, al no renovarse el contrato de alquiler que tenían con la
Sociedad Española de Socorros Mutuos.
Después de una mudanza memorable –ya que las tres cuadras que separaban el
antiguo espacio del nuevo fueron salvadas por una larga hilera de voluntarios que
movieron el mobiliario–, las actividades debieron adaptarse a un nuevo espacio, que
poseía dos salas bien aisladas una de la otra, y cuya entrada “daba a la calle”. Como
recuerda Marcela Juárez, el cambio supuso un fuerte cimbronazo a la identidad del
Club 7
Esa identidad supuso una masividad que, de alguna manera, “traicionaba” los
postulados originales del Club, pero que hacía al espacio conocido a un nuevo público.
Como destaca Marcela Juárez, “hay algo que se cambió naturalmente, el espacio lo
cambió […] bueno ahora tenemos una vidriera y ahora hay gente que viene a preguntar
qué obras hay, y que nunca... ¡Cree que el teatro abrió hoy! Gente que nos conoció en
Chacabuco”.
7
Entrevista a Marcela Juárez, 2017: “…Fue como complejo porque fue como un exilio, fue un exilio. Era nuestra
casa, era el lugar que habíamos pintado de a una maderita, y bueno darse cuenta que no era nuestro. Bueno, ya
sabíamos que no era nuestro, pero bueno, ya empezar a hacer miga en otro lado. Con todas las diferencias que los
edificios tienen, que marcaron un cambio en la forma de ser del Club, también. Una estructura bien diferente, más...
todo más aislado, cada sala cerrada, acústica, no se escucha lo que pasa. Cada uno más en lo suyo, y bueno.
Significó todo un esfuerzo en conservar el espíritu del club a pesar de un formato más moderno, no, menos místico.
Y, por otro lado, un cambio en todo. Un espacio con vidrieras a la calle da otro formato, otra manera de ser, menos
under. El otro era un lugar que tenías que descubrir, estaba en el fondo, y esto…; con otra personalidad que había
que adaptar totalmente. Y también eso trajo otro tipo de espectadores, otro tipo de espectáculos, otro tipo de
propaganda. Hubo que modificar todo, hubo que adaptarse de nuevo a eso…”
162
La visibilización que trajo consigo el nuevo espacio sin dudas aportó una vidriera
que permitió la llegada de nuevos estudiantes y nuevos públicos, pero al mismo tiempo
segmento los lugares de trabajo. Hoy cuentan con dos salas independientes mejor
preparadas para el trabajo, sin embargo, al tiempo que se ganó en intimidad en cada
una también en cierto modo se fragmentó el espacio de sociabilidad. Lo que no paso
de ser un desafío para construir alternativas, porque como explica Marcela Juarez:
“nosotras necesitamos que el Club nos supere. Superó nuestras expectativas. Es un
camino que no esperábamos. Ahora ya funciona sin nosotras… estamos en una fiesta
y le decimos a un chico ¿nos mandas esa foto? Y nos dice ¿Quién sos? (Risas) Y la
verdad que no importa, pero nos damos cuenta del tiempo que ha pasado”
163
El lado oscuro del lenguaje. Sobre el film de Carlos Echeverría Juan, como si
nada hubiera sucedido (1987)
TECC/FA/UNICEN
Introducción
Este camino del arte, fundamentalmente del que utiliza la palabra como materia
prima para sus creaciones, es también hoy recorrido por otros espacios. La significativa
hibridación de géneros, estilos y modos de expresión de la cultura contemporánea
permite cuestionar los límites impuestos por una clasificación tradicional. No se plantea
la invención en términos absolutos, sino el diálogo y el entramado de recursos
existentes, que combinados van a producir un nuevo objeto estético, acorde, quizás, a
los nuevos mecanismos de recepción.
En el marco del clásico binomio ficción-no ficción que el mundo del cine propone
como alternativa para agrupar sus producciones, se presentan varias esferas de
164
contacto que involucran, además, a la literatura y al periodismo como nuevas prácticas
discursivas que permiten el intercambio. Esta nueva forma de narrar da lugar a una
multiplicidad de miradas. A un juego ambiguo de lecturas: los textos periodísticos
pueden percibirse como ficción y la no ficción adopta rasgos de la narrativa histórica.
Asimismo, los recursos del cine documental dejan su impronta en los noveles textos de
la no ficción, provocando al lector y permitiendo la construcción de una mirada crítica
sobre la realidad. Así, las producciones se liberan de cánones preestablecidos y se
instalan como mensajes posibles que movilizan más allá de la reflexión.
Sobre el film
En cualquiera de los sentidos propuestos está claro que el film admite una
representación compleja. Atravesada por distintos momentos históricos y diversas
construcciones sobre el pasado reciente se mueve permanentemente alrededor de
diferentes planos temporales: el Proceso de Reorganización Nacional, el período
democrático de Raúl Alfonsín -1977 específicamente, año en que se produce el
secuestro de Juan Herman-, y 1987, año de presentación de la película y de la sanción
165
de la Ley de Obediencia Debida 1 . Si se anexa a este complejo entramado la mirada
actual que pretende reconstruir un pasado y resignificarlo desde la interpretación de los
vacíos que, como el lado oscuro de la luna, se han mantenido ocultos para una mirada
desprevenida, se define la multiplicidad de enfoques posibles.
El film está realizado en blanco y negro, con la figura del periodista barilochense
Esteban Buch como entrevistador. En su recorrido no solo interpela a los testigos de la
desaparición y detención de Juan Herman, sino también a las personas que debieron
estar involucradas en el delito, entre ellas los militares y funcionarios que tenían el
poder en Bariloche en el momento del hecho. Partiendo del testimonio de un
sobreviviente del centro clandestino de detención conocido como El Club Atlético,
instalado en Buenos Aires, el relato indaga sobre los testimonios de funcionarios y
militares que la justicia había tildado de inhallables. Miguel D´Agostino relata los
recuerdos de su compañero de celda Juan Herman y detalla los modos de acción de
las fuerzas represivas dentro del campo de detención.
Verdad y verosimilitud
1
El 24 de diciembre de 1986 se promulga la Ley de Punto Final
2
Dato extraído de: Piedras, Pablo (2014): El cine documental en primera persona, Paidós, Buenos Aires.
166
Desde el título se anuncia el campo de acción en el que, al modo de los clásicos
relatos policiales, se aventurará el protagonista: como si nada hubiera sucedido. El
vacío, la ausencia de registros, la monotonía de una vida que continua sin marcas de lo
acaecido serán el entorno. Eso sí, circunscripto a un lugar, Bariloche, y a una persona,
Juan Herman. Que inevitablemente adquieren carácter universal hacia el final de la
película.
Los silencios aportan, en algunos casos, los datos más relevantes. Eduardo,
amigo de la infancia de Juan y compañero de vivienda en época de estudios en Buenos
Aires, piensa sus respuestas. Evalúa las posibles consecuencias, aún diez años
después del hecho. Teme. Claramente teme:
“…por sobre todas las cosas se puede decir que me aterrorizó la noticia (del
secuestro) porque lo más normal era que …yo que había vivido muchos…muchos años
con Juan…eehhhh……o sea que que …si lo buscaban a él, lo más normal (…) era que
levantaran a todas las personas que habían vivido con él…”
Como contrapunto sonoro, Echeverría elige como fondo musical para registrar el
pasaje de Esteban Buch desde Bariloche hacia Buenos Aires un tema interpretado por
Mercedes Sosa:
167
Son aves que no se asustan
De animal ni policía
Me gustan los estudiantes
Porque levantan el pecho
Cuando le dicen harina
Sabiéndose que es afrecho” 3
Esta secuencia reafirma la identificación que propone el filme entre la figura del
estudiante desaparecido y la del periodista. Ambos jóvenes en un momento de
búsqueda. Ambos oriundos de Bariloche. Ambos con una mirada amplia de la realidad
que les permite diferenciar entre la verdad y la apariencia. Buch en su rol de
entrevistador decodifica una serie de datos que decide salir a investigar, porque, dice:
“Al buscar a Juan redescubro mi ciudad”. Y Herman, en palabras de su padre, con un
profundo conocimiento de “la otra parte de Bariloche” la parte oculta del pobrerío.
Contextos y reacciones similares.
“… no hacen el sordomudo
4
Cuando se presenta el hecho…”
El jefe del aeropuerto de Bariloche, al ser entrevistado por Buch, utiliza estos
elementos ante la intención del periodista de arribar a datos ocultos por años: “¿quién
se lo puede asegurar? ¿Qué avión? ¿Pero..qué avión? ¿Usted lo sabe? Yo tampoco
¿Quién se lo puede decir a usted? Nadie lo puede saber.” Al igual que la mayoría de
los entrevistados, no expresa todo lo que sabe. Y se lee en la actitud corporal, en los
gestos, en los tonos de voz, la otra cara del discurso. La cara oculta.
3
Tema musical de Violeta Parra Me gustan los estudiantes
4
Ibidem
168
ante la mención del hecho Herman, no solo cambia su postura, sino que incurre en
imprecisiones “nos informan de eso …no sé como terminó el problema…no había datos
del hecho….creo que el padre era doctor…..creo que el joven estudiaba en La Plata”
.Cambia el ángulo de la cámara y Zárraga, al pensarse liberado de la filmación, recurre
al relato intimista. Entre sonrisas y guiños cómplices deja la construcción del verosímil y
pasa al relato verdadero: “…El día ese estábamos en una fiesta. Yo lo conozco al
padre, si trabajaba en la radio! Eso fue un robo….” Si se contextualiza toda la escena,
comenzando por el plano general del frente del Edificio Libertador y la caminata, firme y
segura, del militar hacia la cámara, enmarcado en la presentación de Buch que lo
define como la principal figura de la represión política en Bariloche, la cimentación de la
obra discursiva es tan evidente que impacta. Y si queda alguna duda aún, antes de su
permitido discurso, Zárraga mira la cámara, extrema su parada y pregunta “¿Listo?”.
La actuación está encaminada.
Corolario para demostrar esta tesis es el reportaje al militar Castelli. Siendo que su
discurso permitido va perdiendo fuerza secuencia a secuencia, se reiteran los
procedimientos ya mencionados que atemperan el devenir del discurso oculto:
preguntas retóricas, negaciones, contradicciones, repeticiones, acusaciones,
suposiciones, re preguntas, dudas. Se vislumbra claramente que no quiere ser él quien
relate la verdad. ¿Por qué ser el primero? ¿Por qué reconocer algo que lo inculparía?
Cambios percibidos también al contraponerse las imágenes que la cámara nos
presenta: frente a la hermética figura del periodista la descolocada presencia del
entrevistado. Otro ejemplo es el del ex intendente Barberis, quien luego de esquivar
hábilmente las preguntas y sostener contra los embates su discurso permitido, se relaja
y admite que el encuentro fue “un peloteo tremendo". Y en sintonía con estos
169
comportamientos, la justicia anexa su discurso desde la voz del Dr. Lanfranchi, quien
en clara posición de alerta construye su versión. Corporalmente a la defensiva y con
el sociolecto habitual de la justicia, el doctor César Lanfranchi construye su alegatoo.
“Me remito a la causa (…) el caso se inscribe en una serie de casos de índole similar
(…) según la causa no hay motivo alguno que surja del expediente (…) el motivo
estaría en la cabeza de quien comete el delito (…) no es causa que esté bajo mi
competencia.” La no respuesta como respuesta obedece a una retórica hermética e
impenetrable que hace de esta pieza del rompecabezas, justamente la pieza que
debería aportar la versión más sustanciosa: la de la justicia, una obsoleta porción de la
realidad.
A esta altura del filme queda claro que ya no se trata de establecer una verdad.
Esto se detecta como un imposible. Se trata entonces de aproximarse lo más posible,
de dar la impresión de ella, y esta impresión será tanto más fuerte cuanto más hábil
sea el relato. Para salir airosos de este proceso importa menos haber obrado bien que
hablar bien. Platón afirmará en este sentido: “En los tribunales, en efecto, la gente no
se inquieta lo más mínimo por decir la verdad, sino por persuadir, y la persuasión
depende de la verosimilitud”.
Son los discursos los que dan forma a esa realidad susceptible de ser aprehendida,
“Toda caracterización de la que pueda decirse que es veraz o precisa tendrá que ser
5
Campo, Javier. Cine documental argentino. Entre el arte, la cultura y la política. Buenos Aires: Imago Mundi, 2012,
pág. 18.
6
Plantinga, Carl. Rhetoric and representation in nonfiction film. Pág 38
170
una verdad a medias y una construcción”. Y en la compleja trama que hilvana la
búsqueda de la verdad en Juan, como si nada hubiera sucedido, la construcción está
planteada también desde el documental como un proceso creativo. Según palabras de
Pablo Piedras7 , al organizar el montaje de forma transparente, con la inserción de
fotos y videos registrados que Buch revisa frente a cámara, se crea la impresión de una
investigación que hace partícipe activo al espectador. La mirada final, que va a permitir
el ensamble de una verdad más creíble, surgirá de este espectador. De la
decodificación de los mensajes subliminales que cada entrevistado aporta. De la
connotación precisa de cada subjetivema empleado.
Con una estrategia narrativa planificada, el director ofrece los testimonios incitando
una interpretación, una reflexión, una lectura transversal por parte del espectador que
permita ver más allá de lo evidente. En su artículo “El camino hacia la
profesionalización. Un acercamiento a la producción documental de los años ochenta
en Argentina” Paola Margulis analiza la operación fílmica que emplea Echeverría a
través de un dispositivo mixto: una cámara de video filmada a su vez por una cámara
de 16 mm. Este artificio presenta una doble puesta en escena que permite ampliar el
espectro de registro y reinterpretar los mensajes. Margulis detalla especialmente una
escena donde el recurso de la cámara no autorizada resulta más que evidente: la
entrevista al Teniente Coronel Miguel Isturiz en el Regimiento de Infantería 1 Patricios
(dato al que se arriba luego del testimonio de la vecina mencionado anteriormente). La
hostilidad, resistencia y tensión de los momentos registrados se potencian en las
imágenes descuidadas y fuera de cuadro que componen la versión final. Se trata de
exhibir de la forma más completa a aquel que intenta ocultarse (Margulis, 2014: 4).
7
En : El cine documental en primera persona, Paidós, Buenos Aires
171
Pero, como ya se afirmó en el inicio de este trabajo, la construcción discursiva
manifiesta subliminalmente el lado oscuro del mensaje. El que se quiere ocultar. Isturiz
capta rápidamente el tenor de la entrevista y, tanto los silencios como las re preguntas
le aportan el tiempo necesario para rearmar su estrategia. En la constelación de datos
que aporta ingenuamente percibe que la lectura lo inculpa: estaba efectivamente en
Bariloche en el 77, tenía un auto marca Peugeot, le suena el apellido Herman.
Entonces cambia de rumbo. Y recurre al discurso imperativo y autoritario que le resulta
cómodo y habitual. Ya no necesita los silencios porque repensó la situación y actúa en
consecuencia.
A modo de conclusión
172
Bibliografía
Bernini, Emilio (2007): “El documental político argentino. Una lectura”, en Josefina
Sartora y Silvina Rival (eds.), Imágenes de lo real. La representación de lo político
en el documental argentino, Libraria, Buenos Aires.
Campo, Javier (2012): Cine documental argentino. Entre el arte, la cultura y la política,
Imago Mundi, Buenos Aires.
Ong, Walter J.(2006): Oralidad y escritura, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires.
Piedras, Pablo (2014): El cine documental en primera persona, Paidós, Buenos Aires.
173
La Unión Soviética según la mirada de Bernardo Kordon: el progreso es posible 1
UNMdP – CELEHIS
Así, en 1957, decidió conocer Oriente por primera vez. Su experiencia quedó
plasmada en el texto 600 millones y uno (1958), que consta de trece capítulos
ordenados según los lugares que fue visitando en un itinerario que finaliza y se detiene
fundamentalmente en la República Popular China.
Del trayecto recorrido, la Unión Soviética es el primer país que aparece en los
capítulos iniciales, aunque no le dedica la misma atención que a la República de Mao.
El “Encuentro con Moscú” es un relato en primera persona plagado de metáforas y
descripciones detalladas de lo que observa el recién llegado. A modo de cronista,
desde el aeropuerto, Kordon realiza un comentario puntilloso de los aviones que ve
(diferentes de los que conocía) a pesar de haber viajado a distintos lugares del mundo.
Esos aviones que representan el progreso marcado por la tecnología imponente están
en una contradicción complementaria con la gente campesina y modesta que cruza en
el aeropuerto; es decir, a pocos minutos de haber pisado esas tierras ya es capaz de
percibir la combinación de poderío/avance y sencillez que caracteriza a este país según
va señalando más adelante.
1
El presente trabajo es parte de mi tesis doctoral (Ezequiel Martínez Estrada, Luis Franco y Bernardo Kordon: la
construcción del escritor, desde el margen hacia la experiencia revolucionaria), que llevo a cabo bajo la dirección
de las Dras. María Coira y Rosalía Baltar en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Agradezco a las profesoras
sus comentarios y sugerencias bibliográficas que han sido muy iluminadoras en el desarrollo de mi investigación.
174
experiencia en viajes de un narrador que, en este caso, descubre una sociedad
pujante:
A pesar de no saber ni una palabra en ruso y visitar Moscú durante unas horas sin
un guía al principio, pudo recorrer a pie o en tren lugares emblemáticos de la
Revolución de 1918 o aquellos que tienen un nombre relacionado con los actores y
artistas más representativos de fines del siglo XIX y comienzos del XX, como la
estación Maiacovsky; calles, bulevares y plazas que llevan nombres de escritores y no
de héroes militares (Gorky, Pushkin, Gogol); la Plaza Roja de Moscú; la muralla rojiza
del Kremlin; el mausoleo de Lenin; el Gran Templo de Iván; la Biblioteca Lenin
(construida por Le Corbousier, que cuenta con veinte millones de libros).
175
El progreso y la modernidad, que diferencian a esta capital de otras en Europa,
emergen en la pujante edificación que observa a cada paso: es “una ciudad en
construcción” que crece día a día. Kordon da cuenta de la obsesión por construir que
invade a los rusos, por esa razón, con frecuencia se reitera la imagen de las grúas y de
las mujeres que trabajan en pos de edificar algo novedoso, subsanar la falta de
vivienda y, al mismo tiempo, superar el pasado:
Aquí se está erigiendo algo nuevo; la Unión Soviética, según esta mirada, es un
país socialista en desarrollo en el que se puede construir (verbo muy utilizado) algo
inédito:
–El público juega un rol activo en nuestra vida artística. Muchas veces
nuestros funcionarios y burócratas pretenden disminuir, o pasan por alto
la notable evolución cultural que se operó en nuestro pueblo. Tomemos el
ejemplo del teatro, actualmente el espectáculo más popular de la Unión
Soviética, tanto como puede serlo el cine en el resto de Europa. Nuestro
público adora a Shakespeare y a Lope de Vega (1958: 25-26).
2
Ezequiel Martínez Estrada realizó viajes hacia Rumania y la Unión Soviética casi por la misma época (1957) debido
a que fue invitado por el Comité de la Paz. El intelectual se mostraba receptivo a las ideas de los bloques socialistas
como a los de Occidente; por ejemplo, en Moscú habló con el escritor y periodista soviético Ilyá Grigórievich
Erhenburg, que durante mucho tiempo estuvo disconforme con las acciones de política cultural desarrolladas en su
país, y al mismo tiempo, conversó con el poeta y dramaturgo turco Nazim Hikmet, militante del comunismo y exiliado
de su patria, quien cuestionaba la actitud conservadora del realismo socialista, la cual impedía la intercomunicación
con otras literaturas. Precisamente, esa atmósfera cultural contrastaba con los “adelantos” en la educación impartida
en Rusia que vio el autor argentino durante su estadía. En consecuencia, Martínez Estrada percibió las
contradicciones políticas que implicaban avances pero también retrocesos por cuestiones ideológicas. Así, por
ejemplo, en una biblioteca de la capital rusa, no entendía por qué en una enciclopedia que leyó no aparecía el
nombre de León Trotsky (Orgambide 1985: 99). Lamentablemente, de ese viaje, se ha perdido el diario/relato
original del autor (aún sin publicar).
177
A continuación, el viajero se desplaza en tren desde Moscú hacia Leningrado en
medio de un paisaje que describe metafóricamente como legendario, fantasmagórico,
pero al mismo tiempo, dinámico, con un constante movimiento de trenes y camiones
que van y vienen.
Una vez que llega a Leningrado –mezcla de París y de Venecia, según él, por sus
imponentes palacios verdes, celestes y rosados–, lo recibe el escritor Vladimir Savickij
y le transmite los saludos de la Unión de Escritores. En la ciudad, observada desde
ojos maravillados, casi de ensueño, Kordon y su colega recorren los iconos
representativos de la Revolución, a los que describe puntillosamente, con énfasis,
muchas veces, en el color y los detalles artísticos, además de la asociación nostálgica
e idealizada con los sucesos de 1918:
Abundan las imágenes visuales: el lector puede imaginarse casi al mismo tiempo
que el protagonista cada lugar visitado y “revivir” ciertos episodios históricos a la
distancia, como si estuviera frente a una fotografía de aquellos lugares tan lejanos, sólo
que, en este caso, las palabras serían las pinceladas que van diseñando el paisaje.
178
observa la placa de mármol y el retrato del revolucionario en un ambiente poco
ostentoso –que consta, además, de un armario enclenque, una mesa de trabajo, dos
camas de hierro, los periódicos que leyó y la pluma que utilizó para escribir su último
artículo–, y reproduce las palabras que pronunció durante aquel momento cuando el
proletariado obtuvo el poder y recuperó la tierra:
Se trata de una Leningrado amada y respetada por sus habitantes, que “hechiza” a
este extranjero con sus contradicciones. En consecuencia, al igual que en el comienzo
del capítulo, Kordon cierra este apartado de una forma similar a la que empezó; vuelve
a la imagen del paisaje mágico constituido por mar y bosques, piedra y bronce, que lo
convierten en una hermosa leyenda que lo enamora tanto como a sus ciudadanos,
pese a su corta estancia y contacto con los lugareños: “Sus habitantes se muestran
perdidamente enamorados de su ciudad, y comprendo que no puede ser de otro modo:
pocos días he vivido en Leningrado pero algo de ese amor lo he traído conmigo para
siempre” (1958: 34).
Kordon, Bernardo (1958). 600 millones y uno. Buenos Aires: Siglo Veinte, colección
Leviatán.
Orgambide, Pedro (1985). Genio y Figura de Ezequiel Martínez Estrada. Buenos Aires:
Editorial Universitaria de Buenos Aires.
Romano, Eduardo (2006). “No se olviden de Bernardo (Kordon)”. Orbis Tertius: Revista
de Teoría y Crítica Literaria, La Plata, año XI, Nº 12. Disponible en:
http://www.orbistertius.unlp.edu.ar
180
Artes visuales en Mar del Plata: El Fondo Internacional de Arte Contemporáneo.
Continuidades, rupturas e influencias en la escena artística actual.
GIE – IECE
La ciudad de Mar del Plata a fines de los años ochenta y principio de los noventa
contaba con un número reducido de espacios de exposición, circulación o formación
abiertos a propuestas de artistas contemporáneos. El proyecto de Daniel
Besoytaorube, Cecilia Gispert y Mario Gemin, llevado a cabo en el taller del fondo de la
casa de los dos primeros, se inserta en un contexto internacional de bienales, becas,
clínicas y residencias.
181
Basso, Margarita Ciarlotti, María Inés Drangosch, Teresita Olhaberry, Juan José Souto,
Inés Szigety, Mariano Ullua.
MOTP
182
Mundo Dios
Una de las actividades más importantes que desarrollaron fue la Beca Mundo Dios,
subsidiada por el Fondo Nacional de las Artes, con nueve meses de duración siguió el
formato de clínica con invitados como Ernesto Ballesteros, Rafael Cippolini, Alberto
Goldenstein y también generaba la oportunidad de hacer una exposición individual.
El sector del edificio que gestiona Mundo Dios, junto con otros artistas y gestores,
como Marcela Baltar y Mariana Pellejero, se constituye por un primer piso con “El
Residencial”, espacio pensado para alojar artistas y una buhardilla de pinotea donde
funciona Mundo Dios, con espacio de taller, cocina, la sala de exposición “My Dary” y
un espacio donde se encuentra una estufa hogar de piedra con una talla emblema de
París: “Fluctuat Nec Mergitur” 5 (flota a la deriva pero no se hunde).
4
La casa fue la sede de la empresa francesa Société Nationale des Travaux Publics, de París, y la vivienda de sus
jefes desde 1911, al comenzar la construcción del puerto, hasta 1943, al finalizar. Se encuentra en la esquina de las
actuales 12 de Octubre y Avenida de los Trabajadores . También allí funcionó durante unos años el Cabaret My
Dary, famoso por la historia de “Pepita la Pistolera”. Se sugiere la lectura de la siguiente nota de la Revista Radar del
18 de diciembre de 2011: http://bit.ly/2grpOE2.
5
“Fluctuat Nec Mergitur” es también el título de una película de la productora Negra40 que a través de diferentes
relatos de los protagonistas deja constancia de la historia de la “Casa Francesa”.
183
de pintura, dibujo, escultura, instalación, objetos y nuevos soporte, y G.R.A.P.A. (Grupo
de Reflexión, Análisis y Producción de Arte), anunciado como una “sucesión de horas
de la que se van guardando las conversaciones de aquello que nos inquieta, que nos
pone en duda, que solamente ahí y con ellos podemos preservar”. Siguiendo el formato
clínica, el G.R.A.P.A. es popular por sus jornadas intensas y extensas, allí se “busca
finura, destreza y se afianza el paso, mientras alguien observa todo”. La idea principal
de Josefina Fossatti y Claudio Roveda es proponer interacción y una plataforma de
debate constante donde se repiense la propia obra desde la contemporaneidad
(modelo, referentes, influencias), con la posibilidad de participar de una exposición
colectiva como cierre de los encuentros.
Conclusión
Los casos aquí citados son claves en la escena actual, pero no son los únicos,
también hay espacios o proyectos cuyos promotores participaron como becarios del
Fondo, pero que han tenido un carácter más efímero, y también otras propuestas
emergen de becarios de Mundo Dios o participantes de las clínicas de El querido / arte
contemporáneo. Entonces, el “efecto clínica” posibilita el crecimiento y la expansión de
la escena artística, generando continuidades en cuanto al formato y los vínculos,
influencias en la producción personal y en la idea de artista-gestor, también rupturas,
proponiendo nuevas maneras de abordar la producción, la gestión y la exposición
artística en la contemporaneidad.
184
Bibliografía
Cippolini, Rafael… [et.al] (2013) Algunos Artistas arte argentino 1990 – hoy, Ciudad
Autónoma de Buenos Aires: Fundación Proa.
Giunta, A. (2009) Poscrisis: Arte argentino después de 2001. Buenos Aires: Siglo
Veintiuno Editores.
Gómez, Verónica (2011), “Dios está Feliz”, en Radar, dominfo 18 de diciembre de 2011
Gumier Maier, J., & Pacheco, M. (1999). Artistas argentinos de los 90. Buenos Aires:
Fondo Nacional de las Artes.
Lebenglik, F., 1 de Febrero de 2000. “Muestra del Vasco Besoytaorube. En el fondo del
mar”. Obtenido de Página 12. Archivo:
http://www.archivo.pagina12.com.ar/2000/00-02/00-02-01/pag29.htm
Prezioso, B. (2005). “Los otros, allá y en casa”. En R. Amigo… [et.al.], La red como
lugar común: estrategias de participación y cooperación en proyectos de artistas
contemporáneos en Argentina. Buenos Aires: Fundación Espigas.
Restany, P. (1995) “Arte argentino de los 90. Arte guarango para la Argentina de
Menem”. En Lápiz (págs. 50-55). Madrid: nº116, noviembre de 1995.
185
Carlos Astrada y la poesía gauchesca: un debate sobre la temporalidad del arte
UNMdP
Introducción
Es en tal marco que nos proponemos responder en principio dos preguntas, una
con sentido histórico y otra filosófica. Primero que nada, entonces, debemos entender
qué es la poesía gauchesca y cómo surgió en nuestra tierra. Luego, indagaremos los
argumentos de Astrada para la constitución de una antropología pragmática 2 del ser
argentino a partir de su escrito. Una vez realizadas tales tareas podremos pasar a la
sección personal en la que plantearemos algunas preguntas referidas a la temporalidad
del arte a partir de las ideas de Astrada. Tal cuestión, finalmente, se arriesgará también
a desvelar los misterios políticos y culturales de una nación.
1
Hernández, José. Martín Fierro, Barcelona, Editorial sol 90, 2000, 250p, ISBN 84-931100-5-1.
2
Los supuestos antropológicos que Astrada utiliza en su ensayo son, según él, “tomados en el sentido kantiano de
una antropología pragmática” (p.5). Se refiere con ello a lo que el hombre puede hacer de sí mismo a partir de su
carácter moral y de las influencias que recibe de los otros hombres con quienes habita el mismo suelo. Tendrá en
cuenta también, en este sentido, la cuestión telúrica lindante al clima y el suelo de una región. Dirá finalmente sobre
esto Astrada que “las cualidades reales en que se transforman las posibilidades o predisposiciones, que traemos al
mundo como herencia, son el resultado del medio, tanto físico como social” (p.5).
186
La poesía gauchesca: breve historia de un género rioplatense
A cada uno de nosotros, de pequeños, nos han dado en la escuela para leer el
Martín Fierro. Muchos de nosotros, también, hemos rezongado al ser adolescentes o
infantes y juzgar la obra por su antigüedad o sus modismos. Pero son los problemas, la
esencia del ser argentino que se capta en tal poema y esto, es lo que podríamos
pensar, es atemporal. ¿Cómo puede ser entonces que los jóvenes no puedan
comprender el valor de esta obra en la época contemporánea? Tal es una pregunta
que se le puede hacer al modelo pedagógico o a la idea de escuela en sí, pero que
también puede llevarse no sólo a la dimensión del arte, sino también a la historia y la
política. Cómo ha dicho, en su obra, El mito gaucho, Carlos Astrada:
Pero la discusión por cómo mantener este mito, este comienzo histórico, en la
virtud de sus valores, sin desprestigiarlo ni descuartizarlo debe ser retenida hasta el fin
mismo de nuestro trabajo. Deseamos entonces, empezar por el justo principio y
exponer brevemente la historia y características de la poesía gauchesca.
Este género, entonces, nace en el siglo XIX en el Río de la Plata. El mismo, refleja
las costumbres del hombre de campo, su tradición y vocabulario además de su
habilidad para las cuestiones referidas a este contexto. Se forma entonces, la imagen
de jinete que también se configura posteriormente como "Hombre argentino" dándole
estatus de guerrero. Pero este no será el clásico caballero noble, sino que decaerá en
su condición social. Tal visión se produce también por el marco histórico y por la
persecución de estos personajes. Esta literatura, por tanto, tenía la condición de ser
popular, ya que narraba una vida de luchador, pero en el sentido de la pelea por la vida
cotidiana del individuo demonizado, excluido y estigmatizado por una sociedad que lo
consideraba bárbaro e inculto. La sabiduría del gaucho, sin embargo, prueba ser
adquirida a través de la dificultad del vivir en una tierra de nadie en desoladas y críticas
3
Astrada, Carlos. El mito gaucho, Buenos Aires, Cruz del Sur, 1948, p.11.
187
condiciones. Si bien no sabrá de que tratan los libros de los cultos y académicos, refleja
una inteligencia en base a lo cotidiano, a lo vivido, a lo existencial. Por su parte, refleja
también la condición originaria de quién entiende las características geográficas de
donde ha ido a parar por los vaivenes de la historia; en su caso, la pampa. No es por
ello extraño que los temas más tratados en la poesía o literatura gauchesca sean las
vivencias cotidianas del ser de campo, así como también la aguda crítica a una
sociedad contemporánea que defenestra sus valores.
Pero José Hernández, autor del Martín Fierro no ha sido el pionero de este género.
En este sentido, ha sido Bartolomé Hidalgo quien se consagra como el primer poeta
gaucho, seguido por Hilario Ascasubi y Estanislao del Campo. Ante tal cuestión, cabe
destacar entonces cuáles han sido los principales atributos que hacen del Martín Fierro
la obra por excelencia, no sólo del género, sino también de la literatura argentina. Así,
luego de la caída de Rosas y con el gobierno de Sarmiento quien deja claro en El
Facundo 4 su pensamiento respecto de los gauchos, la obra de José Hernández surge
con tonos de oposición representando a un gaucho marginal el cuál es explotado por el
gobierno de turno. La intención del autor aquí es claramente política. Surge entonces, a
partir de tal crítica, un empoderamiento de la configuración del gaucho como ser
nacional desde lo artístico. Aquel personaje, bárbaro, tosco y de mente corta retratado
por Sarmiento demostraría que no sólo resiste los embates de un gobierno que lo
atoziga, sino que también puede hacer arte. Tiene capacidad tanto heroica como
estética, y aún más que ello: puede demostrar que en su esencia reside el empuje de lo
autóctono. Aquello que siendo nacional tiene no sólo fuerza bruta sino también cultura.
Nace entonces, como explicaría Astrada, el ser argentino desde la situación traumática
que impulsa a la creación de esta obra. El objetivo será ante esto, dejar de comprender
e imponer a los gauchos como contra hegemónicos en su propia tierra. Su conquista de
la pampa deberá ir más lejos que los fines sarmientistas de ser la carne de cañón
contra el avance indígena.
Sobre la esencia del ser argentino en Carlos Astrada a partir de Martín Fierro
En primera instancia, este fragmento aporta una de las características del ser
gaucho y lo que conlleva tal cuestión en torno al ser nacional. Podría pensarse que
desde una pedagogía colonialista el ser argentino es y será siempre un delito respecto
4
Sarmiento, Domingo Faustino. El facundo, elaleph.com, 1999 <www.educ.ar>
188
de quienes pretenden europeizar la zona. Ante esta situación se genera la crisis de
identidad que suele atormentar a nuestra población. Carlos Astrada, en torno al Martín
Fierro, dirá lo siguiente:
Este mito del gaucho es nada menos que el plasma vital y espiritual de
nuestra estirpe que, desde su brote inicial, se viene prolongando en el
tiempo; es la iteración y reflorecimiento de un arquetipo humano,
encarnándose en las nuevas promociones, las que, al renovar y
enriquecer un acervo tradicional, aseguran la continuidad histórica de la
comunidad argentina. 5
Sin embargo, por otra parte, su arquetipo fue negado por una clase dirigente, que,
"mirando hacia afuera en búsqueda de "inspiración" y aparentes lemas constructivos,
dio la espalda a los orígenes". 8 De tal modo es como han perdido "el rumbo que lleva a
la fuente mítica" 9. Será entonces como, para empezar, el gaucho que debería ser
idealmente el arquetipo del ser argentino es convertido en paria. Pero, ante esto, el
filósofo argentino dirá lo siguiente:
5
Astrada, Carlos. El mito gaucho, Buenos Aires, Cruz del Sur, 1948, p.23.
6
Astrada, Carlos. op. Cit., p.24.
7
Astrada, Carlos. op. Cit., p.7.
8
Astrada, Carlos. op. Cit., p.24.
9
Astrada, Carlos. op. Cit.
189
Sin embargo, el paria soledoso y errante, el hombre silenciado por cosas
y ruidos que llegaban de afuera, era infinitamente rico en su pobreza, era
nada menos que el poseedor de todo el oro pampeano, pero no
ciertamente de los trigales; era, pues, el insobornable guardador del
numen germinal de la nacionalidad […] 10
Pero ¿de qué se trataría este renacer? Hay que tener en cuenta que en el ideal de
Carlos Astrada el mito argentino se escribe con el fin de brindar un objetivo histórico a
la Nación. Es por ello que en los consejos del protagonista a su hijo vemos las bases
que el filósofo argentino considera como fundamentales para fortalecer el espíritu
nacional. Pero no sólo eso, sino que también Astrada concebirá a la figura del viejo
Vizcacha como el antagonista debido a las enseñanzas que da este otro personaje. Es
por ello, que en el apartado final veremos la noción astradiana del hombre argentino
10
Astrada, Carlos. op. Cit., p.25.
11
Astrada, Carlos. op. Cit., p.73.
12
Astrada, Carlos. op. Cit., p.76
13
Astrada, Carlos. op. Cit.
14
Astrada, Carlos. op. Cit. p.81
190
"como tarea", contraponiendo sus intereses con los de la oligarquía representada por
Vizcacha. Finalmente, a partir de tal exposición, debatiremos sobre la vigencia del mito,
tanto desde su sentido estético como en su horizonte histórico político.
“El hombre argentino es una tarea” 15: conclusiones sobre el ser argentino en
base a la obra Martín Fierro
Cuando, al dar carácter de mito al Martin Fierro, Carlos Astrada se refiere a que el
"hombre argentino es una tarea", está no solamente entendiendo la importancia
estética que el poema gauchesco posee, sino que ve, dentro de la belleza de tales
versos, también un destino político, histórico, en donde el ser nacional puede asentar
las bases de una nación imponente. Sin embargo, expone también el filósofo argentino
las complicaciones frente a este devenir de una conciencia nacional sostenida bajo la
imagen del gaucho. Personificará por ello Astrada, al personaje del viejo Vizcacha
como representante de la oligarquía argentina. De aquella clase dirigente que ha
perjudicado el destino nacional. Ante esto, el heroísmo del gaucho no es puesto a
prueba sólo por un conjunto aleatorio de fenómenos adversos, sino que el sufrimiento
que le aqueja tiene nombre. Tal es el nombre de la clase dirigente de este país.
Teme el filósofo argentino en esta situación no que el mito se pierda, sino más bien
que el mismo se desvirtúe y se confunda el rol de cada personaje. Que se tome a
Fierro por villano y a alguien más por héroe. Quizás, revisando la historia política de
este país, sea el Martín Fierro un poema atemporal, una obra de arte que quede en la
historia justamente porque define la ambivalencia eterna de la Argentina y en ella su
espíritu. La lucha constante representada a partir de la máxima "civilización y
barbarie" 16. Tal vez, es por ello también que Astrada mencione al ser argentino como
tarea, puesto que su objetivo de una "urbanización la pampa" 17 y de su humanización
representaría, desde nuestra perspectiva, un "fin del mito" en el sentido en que rompe
con la eterna disputa entre lo nacional y lo extranjero para darle a nuestro país una
esencia nacional. Nos preguntamos, por ello finalmente, ¿será lograr la tarea
astradiana un quebrantar la atemporalidad del mito y con ello, el espíritu argentino?
15
La siguiente es una cita proveniente de la obra El mito gaucho de Carlos Astrada p.5
16
Es inteligente Sarmiento al colocar el conector “y” en lugar de la disyuntiva “o”, lo cual quiere demostrar que, si
bien el fin del ex presidente era “civilizar” la población argentina, su contenido “barbárico” es intrínseco a él. Cómo si
de dos posiciones en eterna batalla se tratase. Esta cuestión nos muestra a un Sarmiento de características más
novelescas que plantea también develar los secretos del espíritu argentino como comunidad.
17
Astrada, Carlos. El mito gaucho, Buenos Aires, Cruz del Sur, 1948, p.44.
191
Bibliografía
Astrada, Carlos (1948), El mito gaucho, Buenos Aires, Cruz del sur.
Hernández, José. Martín Fierro, Barcelona, Editorial sol 90, 2000, 250p. ISBN: 84-
931100-5-1.
192
Representaciones de la naturaleza: Velasco y Fader, dos interpretaciones
pictóricas de la luz y el color
FBA-UNLP
Introducción
Según nos cuenta Francisco de Holanda en sus Conversaciones con Miguel Angel,
conversaciones que se llevaron a cabo en 1538 cuando el gran florentino tenía ya
sesenta y tres años y estaba pintando el Juicio Final en la Capilla Sixtina. En una de
esas conversaciones Miguel Ángel dijo que en relación a la representación de la
naturaleza: el paisaje, y en general, el mundo exterior, era mucho menos importante
que la idea –en el sentido platónico- que la obra de arte debía traducir. En lugar de
copiar la naturaleza, había que corregirla para que fuera una invención en la que
buscar la perfección ideal (Francisco de Holanda: 1956) 1.
Francisco de Holanda, que admiraba a Miguel Ángel, exageró un poco lo bien que
había aprendido la lección cuando recomendó pintar con los ojos cerrados para evitar
que la idea se desvaneciera.
El término entorno es un concepto que ayuda a precisar los límites del significado
de paisaje. La naturaleza, siguiendo a Fernández es el conjunto completo de las cosas,
con sus energías, propiedades, procesos y productos. El paisaje es una pantalla de la
1
Nos cuenta Vintila Horia, que es quien hace el prologo a esta edición, que: Francisco de Holanda escribió también
un tratado Da pintura antiga cuya primera parte constituye un manual de observaciones y preceptos técnicos,
inspirados por Vitruvio y cuya segunda parte comprende las Conversaciones con Miguel Ángel y sus amigos. El
manuscrito de este tratado fue descubierto en Madrid, hacia fines del siglo xviii. El original se perdió y la copia de
éste fue traducido por primera vez al español en 1563 por el pintor Manuel Denis. El libro fue publicado en Madrid en
1922, conservándose intacta la traducción de Manuel Denis. También existe una traducción francesa de 1845. Y
parece ser que nunca fue publicada en portugués.
193
naturaleza modificada por la cultura, una suma de naturaleza y cultura. En cambio, el
entorno es un sitio percibido por un sujeto en forma compleja, es decir, no solo
visualmente. Un lugar en el que se produce una serie de relaciones entre el sujeto, el
espacio y sus significados. (Fernández, 2007: 166-167).
El entorno puede ser natural, pero el paisaje no, para que exista es necesaria la
elección cultural de un observador, determinada por su mirada, tanto con los ojos bien
abiertos como cerrados para atender sólo a las imágenes del pensamiento. El paisaje
no es la naturaleza ni el entorno, sino una imagen de la naturaleza o del entorno. Un
tipo de representación que ha sido valido en Occidente entre su invención, si
coincidimos más o menos, en el Renacimiento y su omisión, olvido o abandono más o
menos beligerantes a partir de un momento un tanto impreciso que no han tratado de
aclarar los historiadores del arte que otorgan el protagonismo absoluto en sus estudios
a las llamadas vanguardias del siglo xx.
Dicho esto, ahora podemos avanzar sobre el paisaje en José María Velasco y
Fernando Fader.
Landesio era un italiano formado en Roma pero que desde 1855 fue maestro de
paisaje en la Academia de San Carlos. Su formación era clásica, el método de
enseñanza de Landesio en el arte del paisaje incluía salidas al campo con sus
alumnos. En esas salidas los alumnos debían tomar minuciosos apuntes de la
naturaleza pero de una manera sectorizada, es decir, atendiendo al detalle de una
hoja, de una caída de agua, de las singularidades de un determinado tipo de roca, del
plumaje de un ave o de los pétalos de una flor. El método incluía no solo el dibujo in
situ, sino que además le había enseñado a Velasco a abocetar con oleo. A pesar de
que estos bocetos al óleo hechos por Velasco parecían ser obras terminadas, pues
parece ser que era muy rápido y habilidoso, en realidad una vez realizados estos
ejercicios, la composición y el acabado del cuadro se realizaba en el taller.
194
Se podría decir que Velasco fue heredero de dos tradiciones, por un lado recibió la
influencia del paisaje clásico, creado en el siglo xvii por Claude Lorrain y Nicolas
Poussin, a través de su maestro Landesio. Y por otro lado también recibió la influencia
de aquella pintura que representaba escenas y estudios topográficos realizadas por los
llamados pintores viajeros, todos ellos europeos, cuyas obras estaban impregnadas de
actitudes románticas y pintorescas.
Por un lado o por el otro, Velasco se vio empujado a interesarse por las ciencias
para perfeccionarse en el arte del paisaje. En paralelo a sus estudios artísticos, se
inscribió en algunos cursos de la carrera de medicina, estudió zoología y botánica.
Puede verse con bastante claridad que Claude Lorraine pintaba una naturaleza
idealizada. Si bien tomaba los apuntes del natural, en la campaña romana, los cuadros
eran realizados en su estudio siguiendo invariables principios compositivos. Sus vistas
se encontraban enmarcadas por árboles o alguna colina, y se articulaban desde un
primer plano hacia el horizonte en bandas alternantes unas más iluminadas y otras más
oscuras con ángulos que enmascaraban delicadamente la transición de una a la otra,
con frecuencia incluía algún rio que obligaba al espectador a perder la vista en la
lejanía. También podía incluir ninfas, pastores o figuras mitológicas que introducían un
elemento poético y reforzaba el carácter ideal de la escena. Este tipo de composiciones
propone una naturaleza unificada e ideal en total armonía con los personajes.
Velasco si bien, como dijimos, tiene una fuerte influencia en su formación del
paisaje clásico, irrumpe con algunos importantes cambios en su estructura compositiva:
elimina los marcos de árboles o colinas, eleva en el lienzo la línea del horizonte, hace
195
desaparecer el punto central muy por debajo de la línea de referencia, enfatiza los
rasgos del primer plano, para acercarse más al espectador en vez de alejarse de él, y
nos muestra una extensión abierta en vez de cerrada.
Fernando Fader
Fader fue uno de los fundadores y principal ideólogo del grupo Nexus. En una
conferencia pronunciada en 1907 sobre las “Posibilidades de un arte argentino y sus
probables caracteres”, -dijo-, “sed tan fuertes que vuestras obras representen solo
aquello que pueda ser vuestra patria” (…) “las raíces y nuestra fuerza están en cultivar
lo propio” (Cipollini, 2003: 68), y para Fader y los integrantes de Nexus, las raíces
estaban en nuestro paisaje.
Fader fue un pintor del aire libre y allí donde el entorno natural lo atrapaba,
plantaba el caballete y comenzaba el cuadro. Cada obra le llevaba varias sesiones y
llegó a ser tan exigente con su fidelidad al natural que muchas veces se vio obligado a
196
esperar el día que se repitieran las mismas condiciones atmosféricas para continuar su
obra.
Su paleta varía, entonces, de esos primeros cuadros donde predominan los colores
tierras, hasta esa otra que utiliza los azules apaciguados por el blanco, los lilas, los
amarillos, hasta conseguir cada vez mayor luminosidad, como las estaciones del año.
Conclusiones
Podríamos decir que el valle de México pintado por Velasco encierra una compleja
construcción de perspectivas aéreas, en la insistencia de sus visiones panorámicas.
Existe en la construcción de esos grandes espacios cierto apetito de monumentalidad
sin monumentos y la representación de la luz y la transparencia parecen casi
imposibles pero, definitivamente, son unas de sus mayores contribuciones al arte del
paisaje en Iberoamérica.
2
Todas las obras citadas pueden encontrarse en Ades (1990) o en internet.
197
valle también es una obsesión por representar una realidad geográfica e histórica de
ese momento. Esto solo es posible por su formación académica en el dibujo, la pintura
y las ciencias.
Bibliografía
Collazo, Alberto H. (1980). Fader. Revista Pintores argentinos del siglo XX. Buenos
Aires. CEAL.
3
Todas las obras citadas pueden encontrarse en Gutierrez Zaldivar (1993) o en internet.
198
De Holanda, Francisco. (1956). Conversaciones con Miguel Ángel. Buenos Aires.
Ediciones La Reja.
Hernandez Peña, L.C. (2012): Dos visiones de un mismo paisaje. Una aproximación a
la obra de José maría Velasco y Eugenio Landesio. IX Foro de ciencia, creación y
restauración. Guadalajara (Jalisco) México.
199
“Voces de la infancia en el mundo poético de Gloria Fuertes”
CELEHIS, UNMDP-CONICET 1
Sin embargo, en una faceta no muy explorada por la crítica (sobre todo la
española, sí más atendida por el hispanismo norteamericano) y que ha comenzado a
estudiarse con mayor interés en los últimos tiempos -en especial, en el año de su
1
Trabajo escrito en el marco de una Beca Postdoctoral de CONICET, con sede en el Celehis, Facultad de
Humanidades, UNMDP.
2
Dice la poeta en el Prólogo a Obras incompletas: “Voy por los pueblos, aldeas y provincias de España. A los que
no compran libros (porque allí no llega el libro, o el dinero, o la alfabetización), yo, humildemente les llevo mi libro
vivo, en mi voz, cascada rota, en mi cuerpo, cansado y ágil. Así que mi poesía también es oral, así la entiendo y me
entienden”. Fuertes, Gloria. Obras incompletas. Madrid: Cátedra, 2011, 31.
200
centenario-, la poeta posee asimismo un corpus de poemarios “para adultos”. Esta cara
de su producción, bastante insular y de marcada originalidad que comienza en los años
‘50, podría ser ubicada en términos generales en el marco de las poéticas sociales de
la posguerra española. 3 Desde sus primeros libros, englobados en las Obras
incompletas de 1975, luego con Historia de Gloria (Amor, humor y desamor) (1980),
Mujer de verso en pecho (1995), 4 hasta libros editados póstumamente (Glorierías, Los
brazos desiertos, Se beben la luz, etc.), se puede leer una voz poética temporalista,
anclada y atravesada por las circunstancias históricas, por la situación política en una
opresiva posguerra plagada de injusticias, miseria, pobreza, hambre, miedo, censura y
muerte.
Si bien la propia poeta ha querido separar ambas caras de su escritura (“Soy poeta
de verso en pecho, siempre en vanguardia. Hago poesía constantemente […] Soy
poeta y además hago libros para niños, pero son cosas bien diferenciadas. ¡Que nadie
se confunda!”), 5 es evidente que ambas constelaciones se entrecruzan. Situándonos
en el terreno de su poesía para adultos -material que concierne a estas páginas-
indudablemente resuenan en sus textos estrategias retóricas, mecanismos semánticos,
matrices lingüísticas, temáticas, tonos, etc. que remiten de manera manifiesta al orbe
de la literatura infantil. Juegos de palabras, tendencia al disparate, al absurdo, a la
repetición, a los estribillos, entre muchos otros recursos conforman un universo que
conecta la palabra poética con el mundo de la infancia. Innumerables títulos acuden por
ejemplo a paranomasias, aliteraciones y retruécanos: la oca loca, sola en la sala,
estribillo sin brillo, qué facha de fecha, ejemplo ejemplar… o eligen asimismo imágenes
desconcertantes, con tintes surrealistas (o postistas), como Aconsejo beber hilo o
Como atar los bigotes del tigre. En relación con esta última mención, se despliega
asimismo un bestiario maravilloso compuesto por pulpos, gatos, pájaros, hormigas,
saltamontes, lagartijas, lechuzas, peces, etc. Y junto a estas criaturas del cielo, la tierra
y el mar, otras presencias curiosas asoman también en sus versos bajo una forma
3
Es un lugar habitual en la crítica la difícil ubicación de Fuertes en el mapa de la poesía de posguerra española,
frecuentemente considerada “a caballo” entre las dos promociones de poetas sociales. Dice por ejemplo González
Muela: “No se puede encasillar a Gloria Fuertes. No entra en ningún “movimiento” preconcebido, ni escuela de
moda; como ella dice: ‘me muevo sola’. Es poeta ‘social’, pero no marxista; es cristiana, pero la Iglesia no la utilizaría
como apologista; poeta de protesta... pero protestaría siempre que viera una injusticia; celayesca, pero en lo más
hondo: en el sentido y valor que da Celaya al Hombre” (citado en Browne Peter. El amor por lo (par)odiado. La
poesía de Gloria Fuertes y Ángel González. Madrid: Pliegos, 1997, 5).
4
Utilizaremos abreviaturas en ocasiones para referirnos a los libros de la autora: Obras incompletas (OI), Historia de
Gloria (Amor, humor y desamor) (HG) y Mujer de verso en pecho (MVP).
5
Conde Martín, Luis. “Charla con Gloria Fuertes” en Alacena, nº 30, 38-40, 1997, 39
201
humanizada, en una tendencia afín a las creaciones infantiles: muñecos, robots,
marionetas, fantasmas, espectros, ovnis, etc.
Pero, a su vez, esta conexión forma parte de un mapa mayor: un imaginario que
recorre la extensa obra de la autora, con la incorporación de niños como personajes
(“niño con ganglios”, “niño flaco”, “niño que nació muerto”, etc.), con la recreación de
tipos textuales (nanas, villancicos, cuentos, fábulas, adivinanzas, canciones de ronda,
etc.), niveles de lengua que remedan el habla infantil, la explotación de cacofonías,
tartamudeos etc. Y, en especial, a partir de la acentuada vinculación del sujeto poético
con la niñez, tanto en textos de vocación autoficcional (que recrean su propia historia
en clave ficticia) como, a través de un punto de vista asociado al desparpajo y la falsa
ingenuidad que permite introducir críticas de orden social, político, etc.
6
Fuertes, Gloria. Obras…, 60.
7
Fuertes, Gloria. Obras…, 231-32.
8
Fuertes, Gloria. Obras, 87.
9
Benítez, Rubén. “El maravilloso retablo popular de Gloria Fuertes” en Mester, 9 (1), 1980.
202
autoficticia en que la escritura se vuelca hacia la propia experiencia, bajo la forma del
“autorretrato”, “autoepitafio”, “autoclase”, y también a partir de cartas, notas, artes
poéticas o poemas que, sin paratextos explícitos, dan cuenta de la escritora en su
periplo extratextual.
En este panorama, la inclusión de su propio nombre como parte del poema (tanto
en primera, como en segunda y tercera persona gramatical, es decir, como “yo”, “tú” y
“ella”) supone una estrategia central en su afán de poetizar su propia biografía con la
rúbrica de su propio nombre que, como decía Lejeune, “otorga a todo lo que toca un
aura de verdad”: “Gloria Fuertes nació en Madrid / a los dos días de edad, / pues fue
muy labioroso el parto de mi madre”, 10 “¿Es usted Gloria Fuertes?/ -De vez en
cuando”, 11“-Ahí va Gloria la vaga./ -Ahí va la loca de los versos, dicen”, 12 “Gloria
Fuertes/ antipoeta/ teóloga-agrícola”, 13etc.
10
Fuertes, Gloria. Obras…, 41.
11
Fuertes, Gloria, Es difícil…, 45.
12
Fuertes, Gloria, Obras…, 254
13
Fuertes, Gloria, Obras…, 329.
14
Alberca, Manuel. El pacto ambiguo. De la novela autobiográfica a la autoficción. Madrid: Biblioteca Nueva, 2007,
127.
203
representa el dispositivo más básico en la elaboración literaria, como germen de la
fabulación de sí mismo en la literatura: así lo proponía ya el crítico Colonna, al afirmar
que “la autoficción es el mecanismo más primario y el más espontáneo y sencillo para
producir ficciones”. 15 En esta sugerente operatoria de invención infantil, se vislumbran
nexos con el proyecto fuertiano: la propia vida y la de los otros permite componer
aventuras –mitad verdad, mitad invención– con el disparador más efectivo y elemental:
el del propio nombre, el de la ciudad que habito, el de las personas que conozco. La
pulsión que alentaban las “aventis” parece funcionar también en la poesía de la
madrileña, como un motor poético singular que apuesta a la “sencillez” e introduce a un
sujeto asociado a la niñez, y a través de ella, a la espontaneidad y a la sabia
impertinencia.
15
Citado en Alberca, Manuel. El pacto…,128
16
Fuertes, Gloria, Historia de Gloria (Amor, humor y desamor). Madrid: Cátedra, 2004, 61.
17
Langbaum, Robert. La poesía de la experiencia. Granada: Comares, 1996.
18
Dice el poeta Gil de Biedma: “señoritos de nacimiento/ por mala conciencia escritores/ de poesía social” (Gil de
Biedma, Jaime. Las personas del verbo. Barcelona.: Lumen, 1982, 84). En cambio, una de las “Autobio” de Fuertes,
subraya la distancia con otros compañeros de generación (especialmente los agrupados en la “Escuela de
Barcelona”), definidos por su origen burgués: “Comprendo que los poetas que han nacido/ en un seno y ambiente
204
En Fuertes, en cambio, la ascendencia humilde y suburbial trasluce desde la
experiencia privada reflexiones de índole histórica que se proyectan hacia dramas
existenciales y universales: “éramos nueve hermanos,/ quedamos tres,/ -los más
fuertes […] La mayoría de mis hermanitos/ murió de mortandad infantil/ o de guerra
civil”. 19 La muerte, la soledad, la pobreza, el hambre serán enunciados como factores
decisivos en el recorte vital propuesto; éstos aparecerán de manera tenaz en la
evocación de la niñez y las relaciones familiares: “mi niñez y juventud/ fue de ataúd,/
fue injusta y dura”, 20 “Empecé a trabajar de niña de niñera./ Fui la criada de mi casa
propia./ (Yo misma fui mi primer muñeca)”, 21 “Los primeros pendientes que tuve/ fueron
dos sabañones en ambos lobulillos”, 22 “Yo me recuperé de la infelicidad de mi
infancia”, 23 “Yo tenía/ manía/ a mi hermano Angelín,/ -casi le odiaba-/ porque le querían
un poco,/ (a mí nada)”. 24
burgués/ tengan un cierto sentido de culpabilidad./ No es mi caso./ Yo nací en un seno de hambre y de pobreza/ de
chabola (aunque era una buhardilla).” (Fuertes, Gloria. Mujer…, 59).
19
Fuertes, Gloria. Historia…, 87.
20
Fuertes, Gloria. Historia…, 74.
21
Fuertes, Gloria. Historia…, 108.
22
Fuertes, Gloria. Historia…, 164.
23
Fuertes, Gloria. Mujer de verso en pecho Madrid: Cátedra, 2006, 67.
24
Fuertes, Gloria. Historia,…, 321.
25
Benson, Douglas. “La voz inconfundible de Gloria Fuertes, 1918-1998: poesía temprana” en Hispania, vol 83, N° 2,
mayo, 2000, 210-221; Payeras, María. El linaje de Eva, op. cit.; Pellarolo, Silvia. “La poesía de Gloria Fuertes o el
ingenioso distanciamiento de sí misma” en Literatura Femenina Contemporánea. VII Simposio Internacional. Instituto
Literario y Cultural e Hispánico. Diciembre, 1991, 69-78.
205
carácter lúdico y se asocian a una curiosidad impertinente y una sabiduría que, bajo la
apariencia de la ingenuidad, el desparpajo, el asombro o la “maravilla” vinculadas con
la mirada infantil, promueve a la crítica y a la reflexión. 26
Amén de estas presencias que dan cuenta de rostros y afinidades plurales del
sujeto, se incorporan también otros grupos excéntricos, como las locas en textos como
“Poema sin ton ni son” o “Canción de las locas” (Aconsejo beber hilo), o los borrachos,
introducidos en relación con la propia poeta: “me gusta el vino, como a los albañiles”. 27
Así, los locos, los borrachos y también los niños son los colectivos con los que se
equipara la poeta: voces confiables y creíbles. Gloria Fuertes, en su personaje de
poeta, desenmascara los discursos de poder, las normas oficiales, las injusticias
sociales, etc. Se establece con el lector un diálogo contestatario y revulsivo, que
revierte representaciones y estereotipos acudiendo de manera recurrente a una voz
naif; una voz cándida, atravesada por la ternura y la falsa ingenuidad que permite ver el
mundo con nuevos ojos, a través de una constelación de procedimientos y
desplazamientos que aprovechan los matices plurales y polisémicos del lenguaje
poético que acercan la poesía de Gloria Fuertes a muchos de los ejes frecuentes en los
textos infantiles.
“Era un país tan pobre/ que el arco iris era en blanco y negro”, 28 “Pronto me di
cuenta/ de que era una errata eso/ de que los niños venían de París./ A los seis años
cambié la ese por erre./ Los niños vienen de Parir…”, 29 “También desconocéis/ los
problemas de las familias del cuarto mundo,/ (digo cuarto mundo/ porque toda la familia
vive en un cuarto)”, 30 “El tercer mundo está ya…/ está ya…/(tartamudeo), está ya…
¡Qué estalla!”, 31 “En vez de pensar que Don Tiempo/ momento a momento te lleva a la
Muerte,/ piensa que su tía/ la Doña Alegría/ minuto a minuto te lleva a la Vida”, 32 “En el
bosque de cemento/ pasé un miedo atroz./ Yo era una caperucita roja/ y «el Franco» un
lobo feroz”. 33 El disparate, las rupturas temporales, lógicas y gramaticales, el absurdo,
26
Payeras, María. El linaje…, 98.
27
Fuertes, Gloria. Obras…, 137.
28
Fuertes, Gloria. Es difícil ser feliz una tarde. Madrid: Torremozas, 2005, 52.
29
Fuertes, Gloria. Historia…, 78.
30
Fuertes, Gloria. Mujer…, 89.
31
Fuertes, Gloria. Es difícil…, 24.
32
Fuertes, Gloria. Obras…, 238.
33
Fuertes, Gloria. Mujer…, 83.
206
los retruécanos, calambures, juegos de palabras, homonimias y sinonimias,
paronomasias, aliteraciones, antítesis o disemias se suman a otros recursos que
vemos ilustrados en los breves ejemplos citados, como las alegorías para recrear
lúdicamente los tópicos clásicos del carpe diem y tempus fugit, o la incorporación
original e irónica del personaje “caperucita roja” para jugar con la carga ideológica del
color rojo y la resemantización de la anécdota en clave política.
207
El retrato de Eva Perón. La equivalencia y su mediatización.
FBA·UNLP
1
Gombrich, E.H.: “El experimento de la caricatura” en: Arte e ilusión, G. Gilli, Barcelona, 1979.
2
Gombrich, E.H.: “La máscara y la cara. La percepción del parecido fisionómico en la vida y en el arte” en: Arte,
Percepción y Realidad, Paidós, Barcelona, 1983.
208
norte, la reinterpretación de una simbólica fotografía que muestra a Eva hablándole al
pueblo desde un balcón en un acto del día del trabajador de 1951.
Para empezar nuestra análisis, creemos decir sin temor a equivocarnos que
efectivamente se quiso retratar a Evita, y que no hay nadie (al menos nadie argentino o
que haya vivido en estas tierras un tiempo considerable) que no vea a otra mujer que
no sea Evita. La vemos con claridad, ya sea a escala monumental o a escala peatonal,
como es en el caso del mural realizado en Pehuajó 3, por lo que descartamos la
cuestión de escala. En un primer acercamiento, utilizaremos el texto “El experimento de
la caricatura” 4. Antes de continuar, nos parece importante aclarar que si bien Gombrich
analiza el dibujo caricaturesco, es decir, el retrato cómico con una intención burlesca,
creemos pertinente sus escritos a pesar de que nuestras imágenes no tienen esta
intención de burla. El historiador plantea que la experimentación humana en el terreno
de la imitación ha llegado al término de la simplificación, ya que “la idea queda tanto
más verdaderamente presente cuanto menos sean los elementos que contradigan
nuestra proyección” 5. Y es que, como espectadores, “reaccionamos ante una cara ante
un todo” 6. Se nos da una impresión global, general, que cuenta con nosotros para
completar el truco: no vemos las pequeñas arrugas que se hacen en el entrecejo,
vemos un rostro preocupado. En la historia de la caricatura, la omisión de indicios
contradictorios o confusos en los rostros y expresiones, es la clave del éxito,
consentida por el observador que acepta e incorpora aquella reducción. El artista usa
un lenguaje simplificado, y el observador puede compensar lo que falta sin
impedimentos en la lectura total de la imagen. Gombrich aquí recoge los escritos de un
dibujante y caricaturista suizo, Rodolphe Töpffer, que en 1845 publica las recetas de su
método novedoso para su tiempo: la improvisación, el ensayo y el garabato. Las
sucesivas pruebas y experimentaciones de rostros con distintos diseños y lo que
aquello genera en el espectador, develarían los «indicios mínimos» de la expresión.
Las continuas pruebas con estos indicios mínimos, pero sobre todo, la reacción que
generan en el que observa, otorgarían a las caricaturas esa particular apariencia de
vida. Así, opera lo que Gombrich denomina como “«Ley de Töpffer»: no clasificaremos
3
Imagen recuperada de http://www.lacampora.org/2012/05/18/mural-de-evita-en-la-campora-pehuajo/ [Consultado
20/07/2017]
4
Gombrich, E.H.: “El experimento de la caricatura” en: Arte e ilusión, G. Gilli, Barcelona, 1979.
5
Gombrich, E.H., op. cit., p. 287
6
Gombrich, E.H., op. cit., p. 289
209
la forma simplemente como una cara, sino que adquirirá un carácter y una expresión
definidos, que dotará de vida y de presencia” 7
Expuesta la teoría de Gombrich, no nos cabe duda que dichos anunciados pueden
aplicarse a nuestras dos primeras imágenes. Se simplifica el rostro de Evita, hasta
llegar a presentarse unas pocas líneas, para ser acabado por los que lo vemos. Unimos
las líneas que forman ojos, cabellos y flores, micrófonos y vestidos para decidir ver a
Evita, en su expresión de cariño y lucha. Si nos proponemos descubrir los indicios
mínimos que otorgan de vida a nuestras dos primeras imágenes, tenemos un doble
desafío, ya que nos encontramos ante dos imágenes que quieren transmitir sino dos
caracteres, dos momentos de diferente expresión. Ante la fachada sur, vemos a la Eva
de los humildes, con collar y una flor como prendedor. Se pueden descubrir un asomo
de las pestañas, y las pupilas parecen estar mirando al espectador, ubicándolo frente a
frente. El trazo que insinúa el mentón lo confirma. La línea de las cejas referencia más
a la línea de pelo, y no tanto a mueca o una gesto. La boca se presenta como una línea
que dibuja unos labios, dejando el vacío en el interior del contorno que forman, por lo
que se nos aparece una sonrisa. La oreja se vislumbra de entre un conjunto de líneas
que nos hacen adivinar un peinado recogido y un pendiente. La imagen del norte, la
Eva que habla ante un micrófono, en cambio, se presenta en la oposición. El ojo que
vemos sugiere una mirada hacia abajo, en este caso también confirmado por la línea
superior del ojo que descubre el vacio del párpado. La sombra del mentón, construida a
partir de líneas paralelas, ubica al espectador en un nivel más bajo. La línea de la ceja
nos ofrece el rasgo más llamativo de la imagen: la expresión firme y categórica de Eva,
y acentúan la tenacidad de la expresión. Los labios, al contrario de lo anterior, se
conforman a partir del pleno oscuro de la boca abierta, que delimita su inicio y
encuentran su terminación en una línea delgada. La oreja puede separarse fácilmente
el conjunto y no parece estar enjoyada, diferente a la imagen anterior. Todos estos
indicios mínimos encontrados, entonces, serían los que nos presentan a Eva en dos
actitudes diversas. Pero a estos indicios señalados, nos interesa adherir uno que
creemos de vital importancia: el icónico peinado presente en los dos retratos, el rodete
bajo que se asocia inevitablemente con Evita. Y ante esto, nos vuelve a surgir un
interrogante: ¿por qué asociamos inevitablemente el peinado de rodete con la figura de
Eva? ¿Por qué en las imágenes vemos inevitablemente a Evita?
7
Gombrich, E.H., op. cit., 295
210
Llegados a este punto, si seguimos las hipótesis de Gombrich, encontramos una
categoría que nos resultará útil. El teórico anuncia: “la invención del retrato
caricaturesco presupone el descubrimiento teórico de la diferencia entre el parecido y la
equivalencia” 8. Reiterando la aclaración sobre la caricatura burlesca con la que
iniciamos, esta discriminación entre parecido y equivalencia es esencial para nosotros.
Son justamente las equivalencias (y no los parecidos) las que “nos permiten ver a la
realidad en términos de una imagen y a una imagen en términos de realidad. Y
siempre, esta equivalencia descansa menos en el parecido de los elementos que en la
identidad de las reacciones ante ciertas relaciones” 9. Es decir, que lo que opera en la
subconsciencia de nuestra reacción ante la imagen, no es tanto el parecido logrado,
sino la equivalencia de nuestra experiencia con lo que vemos. Porque las “identidades
no dependen tanto de la imitación de rasgos particulares como de la configuración de
indicios” 10. Aquí es donde se pone en marcha la experiencia de la identidad en nuestra
reacción ante la monumental imagen. Antes mencionábamos que nadie que haya
estado transitando en estas tierras argentinas puede dudar que aquella que vemos es
Evita, porque conservamos en nuestra experiencia visual una multiplicidad de
reproducciones del rostro de Evita. La vemos en remeras, tazas, llaveros, pósters,
gigantografías, murales, grafitis, banderas de movilizaciones callejeras, películas,
documentales, etc. La imagen de Evita es parte de nuestra iconografía política
argentina, cuyos alcances y dimensiones amerita un estudio aparte. Lo cierto es que, la
iconografía peronista y la de Evita en particular ocupa un lugar primordial en el flujo de
información visual mediatizada que circula en nuestra cotidianeidad. Así, llegamos a
una primera conclusión: nuestras imágenes, pueden ser o no parecidas al rostro, pero
son equivalentes a la imagen mediatizada de Evita como figura central de la política
argentina.
8
Gombrich, E.H., op. cit., 296
9
Gombrich, E.H., op. cit., 298
10
Gombrich, E.H., op. cit., 298
11
Gombrich, E.H.: “La máscara y la cara. La percepción del parecido fisionómico en la vida y en el arte” en: Arte,
Percepción y Realidad, Paidós, Barcelona, 1983.
211
experiencia pasada influirá en la forma en que vemos el rosto” 12. Este reconocimiento
en la impresión global de la imagen, que por medio de nuestra experiencia visual
volvemos equivalente a lo antes visto, opera mediante categorías perceptivas. Estas
categorías, según Gombrich, dan pie a una paradoja entre lo que él llama «la cara» y
«la máscara»: “la experiencia de las constantes subyacentes en la cara de una persona
[…] contrasta con el extraño hecho de que este tipo de reconocimiento puede inhibirse
con bastante facilidad de lo que podríamos llamar la máscara” 13 Para explicar esta
paradoja, menciona el caso de un oficial del gobierno alemán bajo el Tercer Reich que
usaba el cuello de la camisa más alto que lo acostumbrado. Caricaturas de la época se
atreven a mostrar unos hombros ataviados y un cuello exageradamente alto, sin ni
siquiera esbozar indicios mínimos de un rostro humano. El cuello reemplazó el rostro y,
como dice Gombrich, “la máscara fagocitó la cara […] es que por lo general aceptamos
la máscara antes de advertir la cara” 14.
Esta teoría puede ilustrarse también con una tercera imagen. En el marco de una
curiosa campaña publicitaria de la serie de televisión estadounidense House of Cards,
se pudo ver un mural en una de las paredes laterales de un edificio sobre la Calle 9 de
Julio; mural que representaba a la protagonista de la serie emulando la imagen “Eva de
los humildes” 15. Es interesante ver cómo las imágenes del edificio del M.O.P.
representan una cara, reproducible en sus indicios más significativos, el trazo simple y
la monumentalidad. Aquí, creemos, se ha fagocitado el rostro mediante la máscara, con
la intención picaresca que Gombrich plantea en su escrito. Cuando vemos la imagen
publicitaria, vemos a la Evita del M.O.P. sin verla, sino a través de los indicios
rescatados. El modo de construcción de la imagen, las líneas negras, la flor y el detalle
del vestido, y el lugar de emplazamiento, el costado de un edificio de la icónica calle 9
de Julio en una escala urbana; ponen en marcha la dinámica de la máscara. No hace
falta más para anclar la imagen publicitaria, que representa a uno de los principales
personajes de la serie (la esposa de un importante político de la escena
estadounidense) a la imagen de Evita (esposa de Juan Domingo Perón, personajes
clave en la historia política argentina) Arribamos así, a nuestra segunda hipótesis. A
12
Gombrich, E.H., op. cit., 22
13
Gombrich, E.H., op. cit., 24
14
Gombrich, E.H., op. cit., 29
15
Imagen recuperada de http://www.perfil.com/sociedad/el-mural-de-house-of-cards-sobre-la-9-de-julio-que-recrea-
el-de-evita.phtml
212
partir del rostro de Evita se ha construido una máscara, y en este caso, esta máscara
no necesita más que la imagen para apropiarse del rostro, y con ella apropiarse de todo
el carácter representado: la figura femenina en el escenario político.
Bibliografía
Gombrich, E.H.: “El experimento de la caricatura” en: Arte e ilusión, G. Gilli, Barcelona,
1979.
16
ROMERO, P.G.: Un conocimiento por el montaje. Entrevista a George Didi Huberman. Minerva Revista del
Círculo de Bellas Artes de Madrid (nº 5). Recuperado de
http://www.circulobellasartes.com/revistaminerva/articulo.php?id=141 [Consultado 18/07/2017]
213
eva-duarte-peron-dn20100000329-2010-03-08/123456789-0abc-923-0000-
0102soterced [Consultado 18/07/2017]
“El mural de House of Cards sobre la 9 de Julio sorprendió a los porteños”. En Diario
Perfil (19/06/17). Recuperado de: http://www.perfil.com/sociedad/el-mural-de-
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[Consultado 20/07/2017]
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[Consultado 20/07/2017]
https://yiraenlp.wordpress.com/category/murales-politico/page/2/ [Consultado
20/07/2017]
214
La propuesta de trabajo con la voz cantada en los inicios del conservatorio de
música “Isaías Orbe” de Tandil
215
• los aportes de informantes claves realizado a través de entrevistas
personales.
A su vez somos conscientes que la mirada sobre una institución debe ser
multidimensional, tratando de dar cuenta (en lo posible) del entramado de
condiciones institucionales, sociales, históricas y culturales que atravesaron los
procesos de producción académica y curricular de un conocimiento en particular (en
este caso la formación del músico, y más puntualmente del cantante). Por ello, el
análisis institucional puede ser abordado metodológicamente desde dos
dimensiones: 1) internalista y 2) externalista.
En este proceso tiene un rol fundamental el Prof. Isaías Orbe. El mismo se radica
en Tandil en el año 1933. Oriundo de la ciudad de Carmen de Areco, se traslada a
Buenos Aires y emprende estudios con maestros del tango de la talla de Julio De Caro,
quien dirigiera algunas de las orquestas de Gardel. Luego en Bahía Blanca se dedica a
la administración de los cines Italiano de Coronel Dorrego y su similar de Tandil.
Cuando llega a ésta última ciudad reorganiza la Banda Municipal con un grupo de
músicos que se le unen y en 1943 dirige la Banda Municipal de Niños. El mismo año,
finalmente se lo confirma como director de la Escuela Municipal de Música. Es por todo
ello que su figura se vuelve emblemática para el desarrollo musical de Tandil, y en lo
que refiere a los cimientos para la creación de esta Institución. Por otra parte, en el
ámbito nacional comienzan a desarrollarse una serie de políticas educativas que
permiten el ingreso del campo artístico al campo escolar. Tal así, que en 1958 se crea
la Dirección de Educación Artística de la Provincia de Buenos Aires, con once servicios
educativos a su cargo: cuatro Conservatorios de Música y Arte Escénico; una Escuela
de Cerámica, dos Escuelas de Danzas Tradicionales Argentinas, dos Escuelas de
Danzas Clásicas; una Escuela de Artes Plásticas y un Instituto Docente de Orientación
Estética Infantil.
En 1981: los docentes del Conservatorio concursan con sus antecedentes, y por
Resolución Nº 344/81 la institución se incorpora al Sistema Educativo de la Provincia
de Buenos Aires, dependiendo de la Dirección de Enseñanza Artística
1
Presidentes 1958-1962 Arturo Frondizi / En la Provincia: Oscar Alende (UCRI) / Autoridades en Tandil
Intendente Juan Rosser Isaac (1958-1961 partido conservador) y Comisionado Mario A. Elissondo (1961-1962
partido conservador) ////Presidente 1962-1963 José María Guido De Facto / En la Provincia: 1 interventor y 4
comisionados/ En Tandil: 1962 Comisionado Manuel Leitao y 1963 Comisionado Alberto J. Lalloz /// Presidente:
218
Conurbano Bonaerense. Sobre finales de ésta década se observa el inicio de
una descentralización de la creación de instituciones más hacia la provincia, por
ejemplo Chascomús y Chivilcoy. Hay que destacar en esta década dos
intervenciones del gobierno democrático, por lo cual hubo 5 años de gobiernos
de facto, tanto en las intendencias como en las gobernaciones de la provincia de
Buenos Aires.
• Década de 1980 3: La lógica de creación estaría sujeta más a una lógica política
que a otras razones provenientes de motivaciones tales como las demandas de
la comunidad, emprendimientos locales, obras, migraciones poblacionales, entre
otras.
Es notorio el hecho de que desde la década de 1960 hasta inicios de 1980 tuvimos
alrededor de quince años de gobiernos militares mientras que, por otra parte,
continuaban creándose instituciones de formación artística. La distribución de
instituciones no parecía responder a una lógica de polos difusores con impacto
regional, sino a decisiones políticas ligadas a las características de los proyectos
educativos y culturales de los gobiernos de facto. Según Dimatteo:
1963-1966 Arturo Umberto Illia / En la Provincia: Anselmo Marini UCR / En Tandil: José Emilio Lunghi UCR ///
Presidente 1966 -1970: Juan Carlos Onganía / En la Provincia:4 interventores En Tandil: 4 comisionados
2
Presidente 1970-1971 Roberto Levingston y 1971-1973 Alejandro Lanusse / En la Provincia: Horacio Rivara (10-
06-70 al 08-09-71) y Miguel Moragues (08-09-71 al 25-05-73) Tandil: 5 comisionados /// Presidente 1973 a 1976
Héctor Cámpora, Raúl Lastiri, Perón y M.E. Martínez de Perón / En la provincia: Oscar Bidegain (25-05-73 al 24-03-
74) y Victorio Calabró (24-01-74 al 24-03-76) / En la intendencia: Jorge Lester /// Presidente 1976 a 1981 Videla /
En la provincia: 2 gobernadores de facto / En la intendencia: 3 comisionados (1 vez Zanatelli)
3
Presidente 1981 a 1983 Roberto Viola, Galtieri y Bignone / En la provincia: Oscar Bartolomé Gallino (29-03-81 al
14-01-82) y Jorge Aguado (14-01-82 al 11-12-83) / En la intendencia: Zanatelli (1979 a 1983) /// Presidente 1983 a
1989 Alfonsín / En la provincia: Alejandro Armendáriz (11-12-83 al 11-12-87) / En la intendencia: Américo
Reynoso
219
Estos grupos de artistas a su vez responden a tendencias pictóricas y
musicales conservadoras.
La vinculación entre agentes del campo artístico con tendencia a la
conservación y a la continuidad de determinadas manifestaciones tanto
plásticas como musicales y gobiernos dictatoriales se pone en evidencia
en el campo educativo ya que, en estas circunstancias políticas, el grado
de autonomía de cada campo es muy limitado. Cuando el poder político
está muy concentrado y controla y dirige la mayoría de los ámbitos del
espacio social es probable que las estrategias de reproducción y las
luchas al interior de un campo se trasladen al otro.” (Pág 103)
Mientras tanto a nivel interno, en 1978 se estaba contratando a una nueva directora
para la Escuela Municipal de Música. La misma se había formado en el Conservatorio
Nacional de Buenos Aires en la carrera de piano hasta nivel superior y paralelamente
en órgano. Oriunda de Tandil, al recibirse en 1974 fue contratada por el Municipio para
venir a dictar clases. Por lo tanto, seguía residiendo en Buenos Aires y viajaba a la
ciudad serrana a dictar las clases. Luego de un período de dos años viviendo y
estudiando en Barcelona (1976 a 1978) a su regreso le ofrecen el cargo de Directora
con sólo 28 años de edad.
“M del C. A.: Era una tristeza esa Escuela. En las aulas un foquito
tenían. Yo decía “¿pero cómo pueden trabajar con ésta luz? ¡Están
locos!” Digo, bueno vamos a empezar. Dale, dale. Más como una
quijotada de mi juventud me propuse levantar la escuela. No le
enseñaban nada. Era un lamento todo. Yo decía “¿¡Cómo puede ser que
trabajen así!?” Por lo tanto, los reuní a todos y les dije “Vamos a
comenzar a trabajar con los programas del Conservatorio de La Plata”
“¡Noooo estás loca! ¡Acá en Tandil no se puede!” Y les propuse: “el que
sabe más que le dé una mano al que sabe menos. Esto va a ser un
equipo de gente, y acá hay que ponerse a trabajar”.
R.D.M.: ¿Y el cuerpo docente estaba integrado por quienes? ¿Eran
músicos o eran profesores?
220
M del C. A.: Nooo, era un rejunte de gente que el maestro Orbe había
convocado. Me costó mucho, te digo la verdad. Mucha cosa de no querer
cambiar.
R.D.M.: Mucha resistencia.
M del C. A.: Resistencia. Sí. Después los sueldos eran bajos. Hasta me
llegaron a decir “¡pero, por lo que ganamos!” Como diciendo “Hacé vos el
esfuerzo si querés” Y yo les dije “Bueno, tenemos dos posibilidades:
ganamos poco, pero tenemos la libertad de trabajar bien. De hacer lo que
se nos de las ganas. Si trabajamos bien, por ahí, quién les dice, la
Provincia nos reconozca”. Bueno, yo todo el tiempo dale y dale. En tres
años pasamos a provincia. Mirá lo que te estoy contando. Toda una
hazaña. Una quijotada.
R.D.M.: Pasar a Provincia significa… de algún modo una mayor
jerarquización.
M del C. A.: Y… los títulos son oficiales. Los sueldos son provinciales.
Es decir que tenemos todas las ventajas de… ganar mejor. Es decir… los
sueldos municipales son bajitos. Y se jerarquizó.” (13 de Mayo de 2017 –
Tandil)
3) Condiciones de la institución:
c. Sueldo bajos.
221
d. La resistencia de los docentes al cambio.
En ese momento, según nuestra informante, la matrícula rondaba entre los 250 y
300 alumnos. Una nueva estructura curricular y satisfacer la demanda de este número
de alumnos implicó apostar a la formación de un cuerpo de profesores acorde a las
circunstancias. Por ello, para aquellas cátedras en la que no se contaba con un
profesor de la ciudad se lo contrataba de afuera:
222
Aires. Y todavía siguen viajando profesores de afuera. (13 de Mayo de
2017 – Tandil)
“R.D.M.: Y en esa gente que vos recibiste cuando te hiciste cargo, ¿ya
estaba Canto?
M del C. A.: ¡Noooo! Para nada. No existía canto.
R.D.M.: ¿Qué había? ¿Sólo instrumentos?
M del C. A.: Instrumentos. Sí, sí. En 1986 yo ya venía pidiendo permiso
para abrir una cátedra de canto. Pero siempre te decían “Más adelante,
vamos a ver”
R.D.M.: Eso lo pedías siempre a Provincia.
M del C. A.: A Provincia. Entonces yo hice una pre-inscripción. Vamos a
ver si hay interés o no. Pre-inscripción se anotaron como 60 para Canto.
Yo dije “¡bárbaro! ¡Acá hay mucho interés!” Entonces me dieron permiso.
Y empezó el profesor Mauricio Carlón que venía de La Plata. Un hombre
joven con una voz de barítono preciosa. Y él estaba estudiando con
Carmela Giuliano de La Plata. Una maestra de mucha repercusión por
allá. Tenía una técnica muy buena.
Mauricio como no teníamos lugar tenía que dar clases en la Escuela de
Artes Visuales, ahí donde ensaya el Coro arriba, ahí a veces dábamos
canto. Venía los días martes y trabajaba todo el día. Porque además de
trabajar con los alumnos, creo que había tomado otra materia para
completar su horario. No sé cuánto tiempo vino, uno o dos años. Asumió
compromisos en otro lugar y dejó de venir. Y luego comenzó a venir
Daniel Zuppa también de La Plata. Un tenor impresionante. Y luego de
Daniel Zuppa entró Susana Platero.
223
contrata en primer término al barítono Mauricio Carlón que asistió al Coservatorio
durante 1986 y parte de 1987.
“Mi objetivo es lograr que el alumno cante con el mínimo esfuerzo para
lograr el mayor resultado, mejorando la performance de todos los
aspectos cualitativos y cuantitativos del sonido cantado. Los ejercicios son
una combinación de diferentes métodos de trabajo que he ido
incorporando a lo largo del tiempo: Eutonía, Senso percepción y el último
tiempo algo de Canto Funcional (Método Rabine)” (San Martín de los
Andes, Vía Email, 11-06-17)
Su máxima principal como docente es que la praxis antecede a la teoría, y para ello
potenciar la auto-observación de la propia práctica artística del alumno va creando el
marco teórico.
Por su parte Daniel Zuppa también egresó del Conservatorio Provincial “Gilardo
Gilardi” de La Plata con el Título de Profesor de Canto y un año después se recibió de
la Facultad de Bellas Artes de La Plata de Licenciado en Música con especialidad
Canto. En abril 89 ingresa al Coro del Teatro Argentino de La Plata y se jubiló en 2017.
4
Maestro de canto y musicólogo que recopiló obras olvidadas de estos siglos y las adaptó a tesituras como para
principiantes y le hizo un acompañamiento más o menos adaptados a la época.
226
Cuando cantas muchas veces no hay tiempo para el aire entre por nariz,
de modo que usas las dos maneras de respirar. Enseño a respirar por
boca de modo que el paladar humedezca, caldee y purifique como lo hace
la nariz.
2do año: se incorporaban canciones de Cámara española e italiana del
siglo XIX (Rossini, Donizetti) y comenzaban con Arias de Ópera del
Barroco y Clásico.
3er. Año: tuve alumnos que cantaban Arias de Mozart, Puccini, Donizetti
y música de Cámara alemana de Schumann, Schubert, Brahms.” (La
Plata, Vía Telefónica, 14-06-2017)
Conclusiones:
Este contexto comienza a influir sobre la Escuela Municipal de Música, que si bien
era dirigida por Isaías Orbe (un referente para la música tandilense vinculado al mundo
de la música culta) su intención no era la de formar músicos para esos estilos
musicales sino capacitarlos para integrar la Banda Municipal que presentaba un
227
repertorio “no clásico”. A su vez, y sobre fines de la década del 60 comienzan a
proliferar las orquestas musicales con un repertorio más “popular”.
Esta puja entre lo “popular y lo culto” que se daba en el contexto, también existía
hacia el interior del Conservatorio. De cualquier manera la Escuela Municipal de Música
no puede escapar a su “sello de origen”: haber sido creada por un decreto municipal,
por un Comisionado de corte conservador como fue Manuel Leitao (que además le
solicita al cuerpo directivo y docente ajustarse al espíritu y reglamentaciones
propuestas para el Conservatorio Provincial de Música de la ciudad de La Plata).
Profesores que más allá de sus recorridos personales en el trabajo con la voz
cantada, enseñan desde una de las concepciones clásicas del canto lírico: el Bell
Canto.
Bibliografía
5
Las instituciones representativas para esta tendencia son las academias y conservatorios cuyas prácticas estarían
orientadas a conservar el patrimonio artístico entre un grupo selecto de destinatarios. La enseñanza está orientada
al logro de aspecto técnicos para la ejecución de un instrumento, en el caso de la música. Otra de las
preocupaciones de los docentes es desarrollar las “condiciones” o “el talento” de aquellos alumnos que aprenden
con mayor facilidad, aumentando el afán de selectividad y detección de talentos.
228
Dimatteo, María Cristina (2016) Tesis de Maestría en Educación con Mención en
Ciencias Sociales La “formación escolar” del Arte en la Provincia de Buenos Aires
(1940-1967) directora Dra. María Alejandra Corbalán, Facultad de Ciencias
Humanas, UNICEN.
Entrevistas
Personales:
Vía Email:
Vía Telefónica:
229
Latinoamérica en el ideario cultural del suplemento literario del diario La Nación
en la década de 1980
CeLeHis-UNMdP
El presente trabajo se propone realizar una lectura crítica del suplemento literario
del diario La Nación, de Buenos Aires, denominado “Letras – Artes – Ciencia – Filosofía
– Historia – Bibliografía”, correspondientes a la década de 1980. El objetivo consiste en
abordar el posicionamiento que el periódico tuvo frente a América Latina, cuál fue la
concepción, en el plano semántico, de esa porción del continente que es instalada en la
sociedad a través de sus páginas, considerando las opciones culturales propuestas y la
valoración que sobre ellas practica. El corpus reunido consta de suplementos
correspondientes a cuatro años distintos que permiten considerar la década como
conjunto, debido a las similitudes presentadas en los aspectos analizados.
230
sobre su tema” (15). Señala que este espacio no es fijo, sino que depende del litigio, y
esto, remitiéndose a Aristóteles y a Platón, se asienta sobre la posibilidad humana de la
palabra, lo que vuelve significativo lo propuesto para el presente análisis. El estudio de
la imagen construida sobre Latinoamérica en el suplemento literario es parte de la
configuración que La Nación realiza de la cultura, específicamente de la literatura, y
que, en consecuencia, forma parte del accionar del diario en la política del país, de la
región y del mundo.
231
caso de Danubio Torres Fierro, el escritor uruguayo que no lo conoció, pero al que sin
embargo la obra de aquel le influyó significativamente. En el ’88 y en el ’89 sucede algo
similar, porque en el primero son dos reseñas de libros de latinoamericanos las que se
incluyen, es el caso de José Lezama Lima con su libro Relatos, y de Gaby Brimmer,
con su libro homónimo, en colaboración con Elena Poniatowska; y una mención a un
intelectual mexicano que publicó recientemente un diccionario, más una publicidad de
Emecé acerca de la novela Elogio de la madrastra del escritor Mario Vargas Llosa.
El caso del suplemento del ’89 es aún más particular, porque, como en los otros, se
encuentran mínimas menciones a algunas obras, halladas sólo en el espacio
publicitario de Emecé y correspondientes a Octavio Paz, Mario Vargas Llosa y
Fernando del Paso, nuevamente escritores que alcanzaron una gran trascendencia en
el ámbito literario. Pero lo que resulta significativo desde otro punto de vista, el de la
concepción sobre lo latinoamericano como construcción identitaria, es el artículo
presentado en primera plana, bajo el título de “Las conquistadoras: presencia de la
mujer española en América durante el siglo XVI”, firmado por Teresa Piossek Prebisch.
Se trata de la segunda y última entrega del ensayo realizado por la historiadora
tucumana acerca del significado y la importancia que tuvo la mujer española en el
desarrollo de la colonización americana. Si bien el tema del texto no es propiamente
América Latina, sí se encuentra estrechamente vinculado y se manifiesta una
consideración particular sobre ella. Dice:
232
sobre una etapa tan singular de nuestro pasado. En cuanto a la consideración de
Latinoamérica que nos ocupa en esta lectura, es importante tener en cuenta que de
modo indirecto se está haciendo una valoración desde el suplemento sobre lo que
significa esta región, ni más ni menos que desde un hecho bisagra en su historia como
es el descubrimiento por parte de los europeos.
233
reparar en lo que dice Sarlo en “Política, ideología y figuración literaria” (1987), donde
considera las novelas publicadas en Argentina y en el exilio entre fines de los setenta y
principios de los ochenta, que presentan un discurso literario opuesto a los discursos
del autoritarismo y que, por ello, dice, encontraron una recepción social en momentos
políticos difíciles (327). Estos textos configuran un entramado disidente con los
modelos impuestos y se posicionan así con una importante actitud política desde los
temas planteados y las formas utilizadas. Es curioso que ninguno de los autores
incluidos en el corpus propuesto por Sarlo, salvando el caso de Manuel Puig, con Cae
la noche tropical, estimada un best-seller en el número del ’89, sea siquiera
mencionado en los números analizados del suplemento de La Nación. Se trata de
César Aira, Jorge Asís, Nicolás Casullo, Carlos Catania, Marcelo Cohen, Humberto
Constantini, Antonio Dal Masetto, José Pablo Feinmann, Enrique Fogwill, Jorge
Manzur, Juan Carlos Martelli, Carlos Dámaso Martínez, Tomás Eloy Martínez, Juan
Carlos Martini, Juan Carlos Martini Real, Enrique Medina, Daniel Moyano, Pedro
Orgambide, Ricardo Piglia, Rodolfo Rabanal, Andrés Rivera, Juan José Saer, Osvaldo
Soriano, Mario Szichman, Héctor Tizón y David Viñas. Esta apreciación no significa que
el diario se opusiera directamente a este tipo de literatura, en tanto pueden ser diversos
los motivos de las ausencias, pero lo que sí manifiesta es una parcialidad en cuanto a
la información que brinda desde sus páginas.
234
a través del que se percibe el apoyo del diario al gobierno militar, de acuerdo a las
palabras finales de la reseña:
Martín Alberto Noel firma esas palabras que muestran la coincidencia de opinión
con la autora del libro, lo que señala un posicionamiento ante la historia reciente. Es,
entonces, mediante el texto que se elige reseñar que se está haciendo política desde el
periódico, y que se configura un ideario que es transmitido a la sociedad. Roberto
Baschetti, en su texto “El diario La Nación”, señala que durante la década del ochenta
ocurren dos cambios políticos significativos para la ideología mantenida por La Nación,
lo que puede explicar las opciones realizadas. Se trata en 1983 de la victoria radical en
las urnas por primera vez frente al peronismo, y la transformación ideológica
representada por Menem, en 1989, al volcarse al liberalismo económico. Lo que quiere
decir que estos años se convierten en un buen momento para el pensamiento del
diario, que como señalaba la historiadora mencionada, serán beneficiosos para el país.
Esta postura adoptada coincide con los temas tratados, que no son fuente de
conflictos, ni de críticas hacia el actual gobierno, pero tampoco hacia el anterior,
porque, como señala en su texto Baschetti, la operación del diario frente a la dictadura
militar iniciada en 1976 fue de encubrimiento.
235
trabajo de Julia Kristeva y otros. Es significativo el lugar que se les otorga a los
intelectuales extranjeros considerando también un apartado que recoge tres
valoraciones sobre la obra de Borges realizadas por distintos intelectuales, quienes son
todos extranjeros: un estadounidense y dos italianos. En el ’88 las tres primeras
páginas se encuentran dedicadas a estos autores, incluyendo en la totalidad de la
primera un texto inédito, en traducción al español, de la escritora sudafricana Nadine
Gordimer. Le sigue una sección denominada “Letras en el mundo”, en la que se incluye
la referencia a una publicación de Ionesco, una de Sábato que tiene la particularidad de
ser alemana y un libro editado que trata la relación entre Rabindranath Tagore y
Victoria Ocampo. Esto señala el interés por señalar los vínculos que la literatura,
nuestro entorno cultural, establece con lo extranjero, no se trata sólo de un deseo o
aspiración, sino que se intenta demostrar que es efectivamente lo que está ocurriendo.
Las fotografías incorporadas, retratos en su mayoría contribuyen a la construcción que,
entonces, advertimos que se realiza de la escena cultural actual, mirando hacia el
norte. Se trata de mostrar a esos autores de los que se está escribiendo, para que los
lectores los tengan presentes hasta en su dimensión física, que puedan reconocerlos
en otros ámbitos y se forjen un ideario de escritores que no corresponde a los
argentinos, sino a aquellos a los que se considera superiores.
236
Por último, es imprescindible tener en cuenta otro de los elementos fundamentales
que componen el suplemento, de acuerdo con los espacios que ocupa. Se trata de la
publicidad de la editorial Emecé sobre best-sellers, que, por la información que brinda,
contribuye a construir el ideario del campo literario presentado por el diario. En los
casos seleccionados de los años ’86 y ’89, se observa que de un total de cincuenta y
dos títulos, sólo ocho no son ni estadounidenses ni europeos, encontramos una
escritora de literatura infantil brasileña, Ruth Rocha, a Fernando Del Paso, Mario
Vargas Llosa, un abogado argentino, Ruiz Moreno, y los novelistas argentinos Isidoro
Blaisten, Silvina Bullrich, Eduardo Gudiño Keiffer y Ernesto Sábato. Además de estos
datos, es pertinente señalar que en el número del ’89 no se incluye ninguno de los
nombres argentinos, sino que corresponden al del ’86, donde es particular el modo en
el que se los incorpora. Se encuentran divididas por temáticas las distintas opciones,
pero el último recuadro, situado en el margen derecho inferior, ubicación que no sólo le
corresponde en la publicidad, sino, también, en la página, se denomina “escritores
argentinos”. Se establece, entonces, una sutil, pero importante diferencia con el primer
recuadro, que ocupa casi toda la columna de la izquierda, titulado “grandes novelistas”,
en el que se incluyen sólo textos de escritores norteamericanos. Esta contraposición,
que pareciera excluir a los “escritores argentinos” de ser “grandes novelistas”, se
vuelve significativa al analizar el modelo cultural impuesto desde las diferentes esferas
de lo social, siendo La Nación, como integrante de los medios de prensa gráfica, uno
de los influenciantes en las conductas de compra de la gente, junto a las políticas
editoriales desarrolladas en la época 1.
A modo de conclusión, pero sin pretender que sea una clausura del tema, ni un
límite a las posibles interpretaciones, es factible considerar el posicionamiento distante
que La Nación plantea en su suplemento literario respecto a América Latina. En el
corpus analizado priman y sobresalen las consideraciones de personajes, obras y
ediciones del ámbito estadounidense y europeo, sumado a la actualidad argentina,
parcializada, y dejada de lado la actividad latinoamericana, salvo en casos particulares,
como el de Mario Vargas Llosa. El eje se encuentra en los países del hemisferio norte,
pudiéndose reconocer la elección de esa filiación cultural, y en el espacio del que ha
sido establecido como canon. Además, es pertinente señalar que, cuando se remite a
1
Se ofrece un estudio amplio y pormenorizado en Editores y políticas editoriales en Argentina (1880-2010), dirigido
por José Luis De Diego, 2015.
237
temas latinoamericanos propiamente, como el de la conquista española, se hace
referencia al accionar del extranjero, a quien se valoriza de manera positiva. Por otro
lado, es necesario reconocer que la publicidad incluida es otro de los recursos
utilizados para transmitir un modelo cultural, complementándose ambas instituciones, la
prensa y la editorial, al encontrarse con la misma postura frente a este hecho.
Referencias bibliográficas
Textos de análisis
Textos críticos
Rancière, Jacques. Política de la literatura. Buenos Aires: Libros del Zorzal, 2011.
238
Williams, Raymond. “El crecimiento de la prensa popular”, en La larga revolución.
Buenos Aires: Nueva Visión, 2003, 171-207.
239
Arte y política en los años ochenta. Argentina y Latinoamérica.
Apropiaciones populares en El Siluetazo.
FBA - UNLP
Ponerle el cuerpo
240
circunscripta además, en Argentina. La primera etapa que va desde 1881 hasta
1887 se caracterizó por el uso del espacio público -sumamente contrastante
con la esfera pública de la dictadura -, por la interdisciplinaridad y por una
efervescencia de la parodia en todas las esferas. En otras palabras, durante
esta época emergen dos rasgos esenciales de la producción cultural: lo
paródico y lo performático no sólo como rasgo característico del teatro sino que
también se expandió hasta la pintura, la música, la literatura y los nuevos
medios. “Los primeros años fueron tiempo de una entusiasta eclosión que
apuntaba a salir del encierro, aún con una profunda conciencia de la tragedia y
de los años vividos bajo el terror” (Battistozzi. 2011; 4). En relación a ello,
decanta la necesidad de ocupar los espacios privados y públicos mediante los
grafitis, el teatro, las performance, entre otras actividades, y junto a ello,
aparece también un nuevo escenario: las calles, las plazas, los sótanos, las
paredes, los pubs, etc.
3 Coordinado por: Ana Longoni (Argentina), Mabel Tapia (Argentina), Miguel A. López (Perú), Fernanda
Nogueira (Brasil), André Mesquita (Brasil), Jaime Vindel (España) y Fernanda Carvajal (Chile).
241
materiales, de los objetos y de las prácticas artísticas, como por ejemplo la
poesía, el teatro, la música, la historieta, la fotografía, el activismo grafico y el
recurso del cuerpo como soporte artístico y político prioritario. Es evidente que
las manifestaciones artísticas de la época desbordan el campo del arte y que
ocurre un distanciamiento de las formas curatoriales tradicionales. Nelly
Richard (2009) también reflexiona acera de las configuraciones históricas que
se han establecido para el arte y la política en la formación cultural chilena y
expresa lo siguiente:
242
4
unieron con una misma estrategia y un mismo objetivo. De esta manera, la
Red de Conceptualismos del Sur remarca la importancia de este efecto
<<contagio>> característico de la época y que, a pesar de las singularidades
de cada país, es imposible entender la coyuntura política particular, por fuera
del vínculo extranjero. Perder la forma humana es un “concepto del antropólogo
peruano Carlos Castaneda que apunta hacia la disolución del yo individual” ”.
(AA.VV. 2014; 11) que durante los años 80 fue resignificado por los artistas
para hacer alusión a dos cosas; por un lado a las terribles consecuencias que
acarreó el terrorismo de estado en América Latina y por el otro “remite a las
metamorfosis de los cuerpos y las experiencias de resistencia y libertad que
ocurrieron paralelamente —como réplica, refugio o subversión—durante los
años ochenta en América Latina.” (AA.VV. 2014;7).
4 Con esto hacemos referencia a: el Plan Cóndor , el plan de coordinación de acciones y apoyo mutuo
entre los regímenes dictatoriales de Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia, con la
participación de Estados Unidos, realizado entre 1970 y 1980.
5 El caso de Tucumán Arde ha sido otra de las exposiciones más reconocidas y cuestionadas por su
estatuto artístico en relación a su evidente contenido político y de protesta.
6 Por un lado, por la novedad en la forma de producción, y por el otro, las siluetas sobre las paredes
intimidaban a los peatones que se sentían observados por aquellas figuras sin rostro.
7 Apropósito de esto, Ana Longoni dice: “La Plaza de Mayo, concentración simbólica, administrativa y
edilicia del poder político, religioso y financiero de la nación, es sin duda el lugar de la memoria más
sobrecargado y conflictivo de la historia argentina. El lugar que bautizó a las Madres…” (2011:43)
243
organismos de derechos humanos, El Siluetazo “consiste en el trazado sencillo
de la forma vacía de un cuerpo a escala natural sobre papeles, luego pegados
en los muros de la ciudad, como forma de representar “la presencia de la
ausencia”, la de los miles de detenidos desaparecidos durante la ultima
dictadura militar. (Longoni, 211: 125) En este sentido, fue pensada no sólo con
fines de protesta, sino también con el objetivo de que el pueblo se apropie de la
obra y resignifique la ausencia de los detenidos-desaparecidos. De esta
manera, comienza a aparecer ya el cuerpo como medio y como soporte de lo
van a ser las <<nuevas>> prácticas artísticas y culturales que, con el
advenimiento de la democracia, van a diversificarse aún mas cristalizándose en
las diversas formas de presencia que testimonian y denuncian una perdida de
la forma humana. Ante la represión ejercida por las dictaduras militares en
Argentina y en los países aledaños, surge la necesidad, por parte de sectores
populares, de los colectivos de artistas y en particular de los organismos de
derechos humanos, de manifestarse y alzarse contra la represión estatal de los
años setenta. En relación al uso del cuerpo en el caso especñifico del
Siluetazo, Ana Longoni manifiesta que “la acción de poner el cuerpo porta una
ambigüedad intrínseca: ocupar el lugar del ausente es aceptar que cualquiera
de los allí presentes podría haber desaparecido, correr esa incierta y siniestra
suerte.” (Longoni, 2011: 32) Así, comienza a surgir una confluencia entre los
colectivos de artistas y las organizaciones de derechos humanos, de militantes
feministas, etc., que permitieron que se llevase a cabo El Siluetazo. En la vía
pública como escenario, los dispositivos de esta acción eran, principalmente,
los papeles y las paredes de las calles.
244
eurocéntrico, colonialista y en una curaduría más radical que pretende exceder
los limites de lo tradicional; proporcionar un arte reproductible, colectivo,
colocando en primer plano los discursos y descentrando la autonomía artística.
En ambos catálogo se refieren al Siluetazo como un arte activo, público y como
un arte social, o más bien que se da, en este hecho, una socialización del arte
estableciendo así una compleja relación entre el arte, la vida y la política, que
muchas veces no tiene respuestas concluyentes. Por último, Roberto Amigo,
en el capítulo <<Aparición con vida>> del catálogo de la muestra concluye que
“al haber abandonado la iniciativa de generar un hecho político participando en
el campo de las artes plásticas, realizaron un cambio radical, que no está dado
por el cambio de escenario, sino por el mismo mecanismo elegido para
producir las siluetas de detenidos-desaparecidos: la intervención de los
manifestantes” (Amigo. 2011; 92).
A modo de cierre
245
entre lo artístico y lo social, propiciando una fuerza crítica de
interpelación y desacomodo de la imagen (Richard, 2009). 8
Bibliografía
AA.VV. (2014) Perder la forma humana. Una imagen sísmica de los años
ochenta en América Latina. Sáenz Peña: UNTREF, MNCARS. (Cat. Exp.)
Battistozzi, A. M. (2011) Escenas de los 80. Los primeros años. Buenos Aires:
Fundación Proa. (Cat. Exp.)
Amigo, R. (2011) Escenas de los 80. Los primeros años. Buenos Aires:
Fundación Proa. (Cat. Exp.)
8 El escrito presenta una selección acotada de obras del artista y una primera aproximación a su análisis,
lo que pretende ser completado en futuros trabajos.
246
“Tendencias estéticas en las Artes del Circo: circo tradicional, Nuevo
Circo y Circo Contemporáneo.”
Circo tradicional
247
Los espectáculos circenses tradicionales son espectáculos heterogéneos,
que se caracterizan por su carácter fragmentario. El principio constructivo del
circo es el montaje entre unidades independientes llamadas números (solos,
dúos, tríos o números grupales o de compañía). Un espectáculo circense en su
forma tradicional suele tener un promedio de 18 números, organizado en dos
partes con un intervalo intermedio. La primera parte suele estar formada por
diez números o actos, mientras que la segunda por ocho. Cada parte a su vez
se organiza según una lógica interna, donde la tensión y la importancia de los
números va aumentando hacia el final, dejando para finalizar cada parte los
números más significativos y pregnantes, los considerados en lenguaje del
circo “la atracción” (Gurievich, 1986: 16). El montaje que se establece entre los
números de circo tradicional es por discontinuidad, en el que el pasaje de un
número al otro se da sin una transición ni justificación. El enlace, el motivo
destinado a enlazar o conectar dos números, generalmente se da por al
discurso del presentador o por intermedios musicales o danzados. Así, un
espectáculo de circo tradicional se caracteriza por su heterogeneidad y
diversidad, al estar conformado números sin correlación o continuidad entre sí,
cuyo orden puede alterarse.
248
Alameda (1845), la Compañía Ecuestre y Gimnástica de Alejandro Loande en
1859, el Circo Pavón en 1862 y el Circo Ecuestre y Gimnástico Calle San Juan
en 1865 (Aisemberg, 2005) El aporte original de estos primeros circos de
carácter nacional fue la inclusión de elementos de canto, música o baile propios
de nuestra cultura, combinados con números ecuestres o gimnásticos, o
ubicados como epílogos de pantomimas. En 1842 se incorporó a las
representaciones de los circos la segunda parte, en la cual se representaba
una comedia o un sainete. El Circo Olímipico pasó a llamarse Circo Olímpico o
Teatro del Retiro, la primera parte se llamaba “exhibición gimnástica” y la
segunda “exhibición dramática”, utilizando alternativa o simultáneamente la
pista y el escenario o proscenio ubicado en la parte central.
A partir del éxito de la versión teatral de Juan Moreira, muchos los circos
adoptaron esta modalidad de añadir en la segunda parte una representación de
teatro gauchesco, lo que confirió una peculiaridad al circo criollo, que lo
diferenció del circo europeo. Así el espectáculo de circo continuaba dividido en
dos partes, la primera que presentaba números circenses y en la segunda se
representaba una obra teatral gauchesca. Esta modalidad propia fue
evolucionando y continuó y pervivió en los circos que se presentaron en
Buenos Aires y que recorrieron el interior del país en forma trashumante
durante casi todo el siglo XX.
Más allá del modelo propio del circo criollo, el modelo de circo moderno
inglés siguió presente en forma paralela, en especial en el circo de Frank
Brown, clown inglés que se presentó primero en Buenos Aires formando parte
249
de otras compañías, hasta que formó la suya propia y se instaló en Buenos
Aires entre 1893 y 1924 (Mogliani, 2017). Durante todo el siglo XX y hasta la
actualidad se produjo una continua presencia del circo tradicional por la
presentación en gira por el país de compañías tanto nacionales como
extranjeras. Dentro de éstas, queremos destacar especialmente por su
significación para nuestro país y para esta ciudad de Mar del Plata al circo
Sarrasani (Bernstein, 2000). Este circo de origen alemán se presentó en
Buenos Aires el marco de sus giras latinoamericanas en 1924 y 1935. Luego
de su disolución al finalizar la Segunda Guerra Mundial, se reinauguró en
Buenos Aires, momento en el que se legitimó al ser reconocido durante el
gobierno peronista como el “Circo Nacional Argentino”. Luego el circo Sarrasani
regresó entre 1970 y 1972, presentándose en el verano en una carpa en Mar
del Plata, en vacaciones de invierno en Buenos Aires y el resto del año en giras
por el interior del país. O en la actualidad el Circo Rodas, que realizó quince
temporadas en Mar del Plata, la última este verano de 2017.
Nuevo circo
251
con ese contexto histórico de apertura cultural y de recuperación de la libertad
de expresión, surgió en Buenos Aires una revalorización cultural del circo, un
aumento de su difusión, de su práctica y de su enseñanza, lo que permitió la
llegada y el surgimiento del Nuevo Circo.
252
Nuevo Circo, y así fue reconocido por la crítica especializada de la época. Los
exponentes más claros de este nuevo circo porteño son los espectáculos
creados por las propias escuelas de circo, como la compañía La Arena, creada
por Gerardo Hochman en 1998 (Sher, 2012) y la Compañía Circo Negro,
creada en 2005 y dirigida por Mariana Sánchez, fundadora del Club de
Trapecistas Estrellas del Centenario.
Circo contemporáneo
253
cuerpo del intérprete, en el circo contemporáneo el artista aparece como él
mismo, despojando al circo de las construcciones de "personajes" y
enarbolando una reflexión personal sobre el hombre contemporáneo (Scattolini,
2017).
254
Bibliografía
AAVV (2012). El camino hacia el nuevo circo. Buenos Aires: Cuadernos del
Picadero, Año V, Nro. 22, Instituto Nacional del Teatro.
AAVV (2013), “Arenas de ilusión. Postales del arte circense”, Saverio. Revista
Cruel de Teatro. Año 6. Número 20, marzo.
Fratellini, Annie (1988). “La pista es la libertad. Una mujer payaso enseña circo
haciéndolo”, en: Revista El Correo de la Unesco, Año XLI, Número especial
“El circo. Un espectáculo del mundo”, enero 1988, pág.27-28.
Gurievich, Z. (1986). Sobre los géneros del circo soviético. Editorial Pueblo y
Educación.
255
período de constitución (1700-1884), Buenos Aires, Editorial Galerna, 358-
382.
Mogliani, Laura, y María de los Angeles Sanz (2005) Circo, títeres y volatineros,
en: Osvaldo Pellettieri (director) Historia del Teatro Argentino en Buenos
Aires, Vol. I, El período de constitución (1700-1884), Buenos Aires, Editorial
Galerna, 130-139.
Mogliani, Laura (2017). Historia del Circo en Buenos Aires. De los volatineros a
la formación universitaria. Buenos Aires: el autor. ISBN 978-987-42-4096-5.
Ricardes, Gabriela y Alejandro Cruz. (2014) Circo Expandido. Una mirada del
arte circense del siglo XXI desde la perspectiva del Festival Internacional
de Circo de Buenos Aires, Buenos Aires, Ministerio de Cultura del Gobierno
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
256
El proceso de montaje de una obra teatral
El teatro es acción.
La acción que interesa
es la que se produce por voluntad del hombre:
buscando satisfacer una necesidad o un deseo,
el hombre hace y al hacer, el hombre modifica la realidad.
(…)
La mejor manera de ayudar a un actor
A desarrollarse es estimulando su sentido de acción;
Empujarlo permanentemente a desarrollar esa capacidad
y necesidad de modificar la realidad,
que lo caracteriza como actor: el que hace.
1
Juan Carlos Gené
1 Gené , J.C (5 de noviembre de 1929, en Buenos Aires, Argentina - 31 de enero de 2012) fue un actor y
dramaturgo argentino, con destacada actuación gremial y política. Fue presidente y secretario general de
la Asociación Argentina de Actores, director general de Canal 7 y director general del Teatro San
Martín de Buenos Aires. Fue director del CELCIT, encontrándose a cargo de su Centro Latinoamericano
de Creación e Investigación Teatral, con sede en Moreno 431, Buenos Aires (Barrio de San Telmo) hasta
la fecha de su fallecimiento. Algunas de las obras de la que es autor como escritor son La Raulito, Cosa
juzgada, Golpes a mi puerta, El inglés, El sueño y la vigilia, Ulf.
257
accionar cambia su conducta y sensaciones. La quietud nunca ha sido
benevolente con el teatro, más bien la sinergia es lo que merece ser visto. El
movimiento de la vida. Es la obligación del actor inscribir la obra literaria en el
espacio. Ese es su trabajo.
El actor debe saber perfectamente lo que debe hacer en escena. Pero tiene
que actuar como si lo hiciera por primera vez. Eso es lo más seductor para el
espectador. La ansiedad actoral es algo que debemos aprender a controlar y
estar atentos, para que no trasgreda la naturalidad de nuestro trabajo
258
(Entendiendo por naturalidad que el hecho vivo sea lo más verdadero posible).
La mecanización de las acciones solo debe ser la partitura, que organizará las
situaciones y dará libertad al desarrollo de la misma.
En cine el guion literario es el que cuenta que pasa en cada escena. El que
va a organizar todo el trabajo en rodaje será el guion técnico. Dirá cuales son
los planos a realizarse en el rodaje. Cuantos serán, que actores participaran
etc. En cine también el montaje es lo que une las piezas sueltas que fueron
grabadas. Jorge Frontera 2 dirá que en teatro es igual, el montaje se realiza al
final y tiene mucho que ver en la coherencia y concordancia de la obra toda.
El texto dramático
2 Frontera Jorge. Docente de la catedra de Actuación III del profesorado de teatro de la Escuela Municipal
de Arte Dramático Angelina Pagano. EMAD. Mar del Plata.
3 Bonitzer, Pascal. “El campo ciego”, Ensayos sobre el realismo en el cine. Editorial Santiago Arcos.
Página 101. Buenos Aires 2007.
259
esas acciones, ya tengo gran parte del trabajo hecho, decía mi maestro Antonio
Mónaco 4.
4 Antonio Mónaco es un exponente del teatro independiente de Mar del Plata, pero está en su naturaleza
llevar el Teatro a donde vaya. Se desempeñó como actor, director, dramaturgo y docente en diferentes
ciudades de nuestro país, hasta que en 1982 eligió Mar del Plata para vivir y crear. Ganó por concurso el
cargo de Director de la Escuela Municipal de Arte Dramático, cargo que ocupó hasta su jubilación en el
año 2002.
260
actuábamos, porque la tironeábamos, la lanzábamos, la desarmábamos.
Entonces traíamos otra, que no tenía el mismo tamaño o color y la situación se
iba a otro lado. El trabajo con el objeto fue muy enriquecedor. Si bien en ese
momento los cambios de dirección y de situación nos angustiaban, hoy que lo
miramos con el tiempo que ha pasado, nos damos cuenta que estábamos en
pleno entrenamiento creativo de la situación. Es muy necesaria esa instancia
de “variación”. La definición no pasa por si nos gusta o no lo que hacemos. La
definición pasa por utilizar aquello que más nos significó en escena. Nuestra
situación del no lugar, nos ponía inactivos, no podíamos accionar con claridad.
Por eso decidimos grupalmente que no contribuía al trabajo. Y no la retomamos
nunca más. Luego en otras pasadas se generó un trio amoroso, en el que
podíamos pensar mejor en las acciones de cada uno. Al final del primer
cuatrimestre el objeto caja se transformo es la poética de la situación.
Decidimos usar un código minimalista, donde teníamos colgado al cuello cajas
ahuecadas que nos permitían llevar todo el tiempo objetos que usábamos en
escena. Estábamos con vestuario negro, unos pocos objetos: mantel,
tenedores y linternas, dentro de las cajas. Y nada de muebles en el espacio a
la italiana. Las cajas oficiaban de auto, mesa u oficina. Según lo requería la
escena. El estímulo del objeto fue solo un elemento de trabajo para avanzar en
la creación.
Montaje
Las escenas debían ir definiéndose. Fue así como el docente propuso una
instancia de síntesis. Jorge pidió que cada grupo “resumiera” la escena en
cinco o seis fotos, de aquellas acciones que fueran las más sustanciales de
ésta, las que elegiríamos para afiche de la misma. Los momentos culmines. Lo
que se podría utilizar como anzuelo que atraparía al espectador y lo llevaría a
la sala. Las “fotos” de la escena debían ser memorizadas (como acciones
físicas y en sin fin, al realizar la última acción que pueda engancharse con la
primera). Jorge nos propone siempre realizar los trabajos con la menor
cantidad de charla posible. El considera que deben hablar los cuerpos, y que
261
este tiene suficiente memoria como para rescatar del olvido los materiales
generados que valen la pena. En esta instancia solo nos pedía 5 o 6 fotos
máximo, y creíamos que la situación tenía muchos momentos culmines y se
nos dificultaba elegir. Trabajamos mucho con estas fotografías. Introduciendo
el texto de Shakespeare. Haciéndolo más rápido o más lento. En sin fin, hasta
llegar a hacerlo perfectamente sincrónico y sin dudar.
Hoy por hoy las fotografías nos han ordenado el trabajo. Como los planos
en el cine. Han hecho que el contar sea más claro. La foto condensa un
montón de camino recorrido, que está en nuestros cuerpos. Que nos permite
intensificar lo que hacemos y volverlo orgánico.
262
Las escenas todas pasaron por la instancia de síntesis y luego de
expansión. La mayoría se han desarrollado en calidad de trabajo. Sigue la idea
de la pasarela, como también metáfora del matadero, por donde desfilan las
vacas para ser asesinadas. En relación a los femicidios. Se propone una
búsqueda de textos y canciones a todo el grupo.
El montaje hoy
263
para generar un aquí y ahora verdaderos. La mayoría de las veces replicar o
rememorar con una crónica lo que ocurrió en el ensayo anterior es sumamente
dificultosa y volátil. Ya que quizás no podemos reponerlo de manera fuerte y
con el mismo ímpetu del bios natural. Ese es el trabajo. La concientización de
que la fuente de todo es el actor accionando. La escritura del espacio que hace
con su cuerpo. El montaje será la unión de las partes generadas por el actor.
Ordenándolas por alguien que mira. Que comprueba que ahí pasa algo, que en
lo que se ve hay un hecho que vive y es verdadero. Tan solo ahí y no menos
que ahí, si esta logrado eso está logrado el montaje.
Concluimos con una frase que nos parece muy certera, de un director de
cine francés, Roman Polanski, que viene a cuento de la similitud entre ambos
lenguajes:
Tanto el cine como el teatro pretenden crear verdad de vida. El cine nos
muestra muchas veces lugares alejados, que quizás jamás veremos con
nuestros propios ojos. El espectador debe olvidarse que está en el teatro de su
ciudad viendo a personas que se hacen pasar por otras. El espectador debe
ver una realidad otra, vívida. Un artificio. Un convivio puro. Pero haberlos
vivenciado tan genuina y verdaderamente que no podrá evitar disfrutar de la
magnitud del presente del hecho artístico.
264
El arte paleolítico en la Argentina
UNMdP – CONICET
Resumen
Existe una concepción difundida respecto del paleolítico en general y del arte
rupestre de esa época en particular que buscamos cuestionar. Según esa
concepción, todos los grupos humanos del paleolítico tenían las mismas
características en cuanto a su modo de vida, y particularmente en el arte rupestre
que realizaban. En ese arte, supuestamente, predominan las escenas de cacería.
Los casos del arte rupestre paleolítico de la Patagonia y de la Puna contribuyen a
cuestionar esa concepción. En la Patagonia, las pinturas rupestres comenzaron
siendo figurativas, pero atravesaron distintos períodos, y en el último de ellos se
incorporan motivos geométricos y abstractos en las escenas de caza. En la región
de la Puna, las pinturas rupestres fueron geométricas y abstractas desde sus
comienzos, y sólo en una época muy posterior se incorporaron elementos
figurativos, como las representaciones de distintos animales. Concluimos que es
necesario encontrar criterios que nos permitan periodizar las distintas fases que
caracterizaron al paleolítico en la Argentina, y que las variaciones en el arte rupestre
pueden constituir uno de esos criterios.
Introducción
265
y flechas, y las presas, que generalmente son cuadrúpedos salvajes, como ciervos o
bisontes.
266
Veamos con mayor detalle cada uno de estos dos casos, donde además de
estas diferencias regionales, también podemos apreciar otro tipo de diferencias,
relacionadas con los distintos momentos que se sucedieron a través del tiempo.
A partir del trabajo de Aschero (2000), podemos decir que el arte rupestre de la
patagonia atravesó tres grandes períodos. El primero de ellos comienza entre 9.700
- 9.000 AP y se extiende aproximadamente hasta el 7.500 AP (es decir, desde el
7.700 - 7.000 A. C. hasta el 5.500 A.C.). El arte patagónico de esta época se
caracteriza por escenas de caza del guanaco y por imágenes de manos. En cuanto
a las escenas de caza, se destacan dos variantes: en primer lugar, cazas pequeñas,
donde el número de los cazadores va desde 8 a 12 individuos; y en segundo lugar,
cazas colectivas, donde puede haber hasta 57 cazadores. En palabras de Aschero:
267
cambios en la representación de los cazadores: ahora aparecen escenas de caza
dondes se encuentra un único cazador individual. Dice Aschero:
268
estos sitios retuvo algo particular en las formas de ejecución y diseño
de las figuras. En el modelo que venimos desarrollando esto sería
coherente con la circunscripción de los circuitos en torno a ciertos
sitios o microrregiones.” (Aschero, fecha: 54)
269
tarea sencilla indicar cambios fundamentales a través del tiempo en ese arte
abstracto, de modo que nos permitiera establecer una secuencia de periodos. En
cambio, la incorporación de representaciones figurativas de los animales sí nos
permite distinguir un periodo nuevo. Podemos decir, por lo tanto, que el arte
paleolítico de la Puna tuvo dos grandes periodos: el primero de ellos es
predominantemente abstracto y geométrico, mientras que en el segundo se
incorporan representaciones figurativas.
Conclusiones
Bibliografía
270
CARDICH, A. y MIOTTI, L., "Recursos faunísticos en los cazadores recolectores de
Los Toldos", Relaciones SAA, 15: 145-157, Buenos Aires, 1983.
271
"Pobrecito" de Mariano Moro: entre la hagiografía, el texto dramático y la
puesta en escena
1
Menéndez Peláez (2015) estudió que hay registro de la existencia fidedigna de 849 obras de este tipo
durante este período (considerando la posibilidad de que otras tantas se hayan perdido). Al respecto,
señala: "En ocasiones, se nos conservan aquellas obras en manuscritos, la mayor de las veces nunca
editados, custodiados en la Biblioteca Nacional de Madrid o en los depósitos de la Biblioteca Real de la
Historia; en otras ocasiones – las menos – los textos dramáticos se nos han transmitido en raras
ediciones que ennoblecen los anaqueles de bibliotecas universitarias, catedralicias, conventuales y
monásticas. Los expolios de todo tipo que ha sufrido el libro antiguo español son los culpables de que los
restos de aquella floración de teatro hagiográfico antiguo se considere hoy una auténtica reliquia; de ahí
que lo hoy conservado sea tan solo una pequeña muestra de lo que en realidad existió" (Menéndez
Peláez 2015: 2).
272
Justamente sobre este último santo versa la obra "Pobrecito" de Mariano
Moro 2 que, cuatrocientos años después, utiliza el mismo molde genérico para
recrear la vida de este personaje crucial para la Iglesia Católica. Las
vinculaciones de este autor contemporáneo con el teatro del Siglo de Oro son
vastas y diversas a lo largo de toda su producción y, en los últimos años, se ha
volcado a la recreación dramatúrgica de asuntos sacros, a través de sus piezas
"Teresa" y "Jesucristo". El caso de "Pobrecito", no obstante, resulta excepcional
respecto de aquellas dos ya desde su génesis: nuevamente -y
sorprendentemente- en vinculación con la época áurea, y en este caso con su
circuito de producción teatral, se trata de una pieza que surge "por encargo",
dado que un admirador de San Francisco fue quien llevó a Moro el deseo de
dar a luz una obra sobre su vida: Hernán Ábalo, quien resultaría productor
general de la puesta, sugirió además tanto bibliografía que cimentase la
creación como posibles actores que le den su impronta final. El resultado de
esta solicitud es una pieza sólida en su constructo literario, en la que comulga
la vida medieval con técnicas teatrales diversas logrando una amalgama
significante capaz de conmover al lector/espectador más allá de cualquier fe
religiosa.
2
La obra fue estrenada en la temporada de verano de 2017, en la ciudad de Mar del Plata. Su
ficha técnica es la siguiente: Texto y Dirección: Mariano Moro - Elenco: Patricio Paz y José Toccalino -
Dirección de Arte y Vestuario: Silvina Zorzolli - Escenografía: Matías Ledesma - Stage
Manager: Lucas Torres Antunes -Fotografía: Nacho Miyashiro
273
hijo, que lo acerca en la interpretación escénica del actor José Toccalino a la
Commedia dell' Arte; luego seguirá el obispo Guido, primero en escuchar al
protagonista en sus necesidades y también primero en nombrarlo "Pobrecito"
(título que se irá resemantizando a lo largo de la obra hasta alcanzar un
paroxismo final) en una muestra de piedad sobre los maltratos que ha padecido
pero también dando a entender una fragilidad psicológica al manifestar su
comunicación con el plano divino. Después, con la figura del leproso se dará
lugar a la entrega total por parte del protagonista, en una escena construida
con una tensión creciente que se magnifica en la siguiente, cuando una voz en
off que evoca a Dios le solicita a Francisco que reconstruya su Iglesia; sin
embargo, de inmediato tanto la tensión como la solemnidad se disuelven al
momento en que el protagonista, desbordante de vitalidad y alegría, genera
comicidad al buscar piedras entre el público. Luego aparecerá su amigo
Bernardo para ayudarlo y advertirle del peligro de ir contra los intereses de la
Iglesia al vivir en la pobreza; Francisco, no obstante, decide ir a pedir permiso
al Papa, y el público adquiere un rol ya definido: el de los pobres que lo siguen.
Y este segundo actor versátil aquí deviene en la figura del Papa, quien se
presenta también humilde, desacralizado en buenos términos, que hasta es
capaz de generar comicidad: dice que pida lo que necesite porque allí sobra de
todo, pero cuando Francisco le dice que va a pedir permiso, el Papa contesta:
"Ah, de eso no nos sobra mucho" (Moro 2017: 39). Aquí el carácter iconoclasta,
siempre desde el absoluto respeto, también se traslada a la voz del
protagonista, quien llama "ese libro" a la Biblia, y deja expuesto que las cosas
solo son eso: cosas, carentes del valor que de verdad importa, premisa que
recorrerá toda la pieza bajo diversas formas.
274
La escena con el Sultán denota una absoluta armonía, desde la posibilidad
de una encuentro entre culturas signado por la paz, la empatía y el poder de la
palabra, y aún no carente de guiños de comicidad. Esta armonía se continúa en
la escena siguiente, desbordante de emotividad y alegría, en la que Francisco
se dirige a las aves, exhortándolas a que canten agradecidas su libertad, y
acaba cantando con ellas a través de sonidos de pájaros in crescendo. Tras
ello, su interlocutor devendrá en el hermano León, quien toma nota de sus
predicaciones, fundadas en un parlamento desbordante y determinado por la
acumulación que quita el hambre a León, quien manifiesta: "Ya casi no siento
que estemos tan lejos de casa, y famélicos y ateridos y solos" (p. 52). Esta
afirmación acerca de la aparente soledad opera como disparador para que el
personaje de Francisco dé lugar a la escena cúlmine de participación de los
espectadores: serán convocados para subir al tablado y ser parte del pesebre
en la celebración de la Navidad, lo cual genera comicidad pero también
emoción verdadera: conmueve la transmisión de Fe y alegría.
Los dos últimos personajes que interactúan con el protagonista son Elías,
responsable de la Orden que no logra despojarse de la perspectiva material (lo
275
cual genera apenas hilos de comicidad ante el advenimiento de inminente
desenlace) y que, en una mirada anticipatoria, establece que Francisco será "el
Santo más venerado de la cristiandad" (p. 68) y Jacoba, la anciana que lo
asiste en su muerte. Pero en esta instancia no podía ausentarse su
acompañante fiel, y es León quien toca música mientras Francisco recita, en un
cierre pletórico de emotividad, el "Cántico de las criaturas" en su lengua
original. León exclamará finalmente "¡Pobrecito!, ¡Pobrecito!", con una
resemantización que lejos está de la mirada inicial de aquella conmiseración de
la primera vez que es llamado así.
3
Este cántico es el que en la contemporaneidad inspiró al papa Francisco para redactar su
encíclica Laudato si' sobre el cuidado de la casa común, también conocida como la «encíclica ecológica».
276
espectador, esta obra logra que indefectiblemente conmueva hasta las
lágrimas y quede reverberando en alguna parte de nuestro interior aquello de
"La propiedad y el dominio no dan la libertad. Someten a la peor esclavitud" (p.
46) y "Para andar libre debo andar sin nada" (p.48).
Bibliografía
http://www.franciscanos.org/esfa/veral.html
https://saquenunapluma.wordpress.com/2017/02/02/mariano-moro-genesis-y-
proceso-de-pobrecito/
277
Del Juego a la Cultura. Encuentro con Asja Lacis y Walter Benjamin
278
No puede exagerarse lo suficiente todo lo que nuestro pensamiento, el de
este siglo que comienza, le debe a Walter Benjamin. Muerto por mano propia
en Portbou, España, en 1940, mientras escapaba de la Gestapo, en la frontera
entre España y Francia, incursionó en los territorios de la crítica cultural,
literaria y política con una lucidez que se adelantó varias décadas a su tiempo.
Fue además autor de muchos artículos sobre teatro y literatura para niños y
dueño de una colección de antiguos libros infantiles.
Cuatro son los caminos que la obra de Walter Benjamin nos abre para
poder pensar el teatro en general y el teatro para niños en particular. En primer
lugar, su concepción del aura como “la manifestación irrepetible de una lejanía
(por cercana que pueda ser)” contenida en uno de sus trabajos más conocidos
“La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica” [1935] (Benjamin
1998). En segundo lugar sus observaciones respecto del rol de la experiencia
en las sociedades contemporáneas que lleva a cabo en “Experiencia y
Pobreza” [1933] (Benjamin 1998) y en “El narrador” [1936] (Benjamin 2008). En
tercer lugar su análisis respecto del capitalismo como religión y el lugar que le
asigna en él a la infancia y a los niños como sujetos naturales del juego y la
imaginación. Finalmente, sus aportes a la teoría de la traducción contenidos en
“La tarea del traductor” [1923] (Benjamin 2007) que podremos aplicar hacia el
final de este trabajo a la relación siempre problemática entre el texto y su
puesta en escena (Benjamin 2007).
279
malentendidos. Para nuestros objetivos, baste con referir aquel famoso pasaje
de “La obra de arte…” donde Benjamin subsume el aquí y ahora de la
autenticidad de una obra bajo la noción de aura que escapa a la condición
histórica de lo auténtico. En el mismo fragmento y en nota al pie, nos recuerda
que la imagen de una virgen medieval no era auténtica en el momento en que
fue esculpida, pero este comienzo llevaba ya todas las trazas de su función
ritual, es decir la de ser representación de lo no-representable o signo de lo no-
comunicable.
280
Que “pobreza de experiencia” e “infancia” se superpongan no resultará en
absoluto sorprendente. La niñez es, después de todo, esa especie de barbarie
positiva a la que la entera herencia de la humanidad no se le presenta como un
peso que ha de cargar sobre sus hombros. De allí la pregunta que subyace a la
condición del niño en el mundo contemporáneo ¿Cuál puede ser el lugar de la
imaginación y la fantasía en el interior de una cultura que, lejos de haber roto
de una vez y para siempre con su dimensión religiosa, ha hecho del capitalismo
la religión última?
282
Lejos de los métodos pedagógicos burgueses, que perseguían la
efectividad a través del desarrollo de ciertas específicas habilidades
individuales, el proyecto de Asja conservaba lo que a su juicio era mayormente
importante en un verdadero teatro infantil: el placer del juego y la creación sin
un rumbo específico. Años más tarde, intentará repetir esta experiencia en
Berlín, para lo cual solicitará a Benjamin la escritura del “Programa de un teatro
infantil proletario” (1989: 101-106):
Bibliografía
Benjamin, Walter, 1989. Escritos. La literatura infantil, los niños y los jóvenes.
Buenos Aires: Nueva Visión.
284
Schiavoni, Giulio. 1989. “Frente a un mundo de sueño. Walter Benjamin y la
enciclopedia mágica de la infancia”. En Benjamin, Walter, 1989, Escritos.
La literatura infantil, los niños y los jóvenes. Buenos Aires: Nueva Visión.
285
Arte destructivo: una experiencia estética de ruptura en la Argentina de
los años ‘60
FBA-UNLP
“Es evidente”. Sin datos técnicos, fue exhibida en la muestra de Arte Destructivo en la Galería Lirolay
(Esmeralda 868), Buenos Aires, Noviembre de 1961.
La obra “Es evidente” (1961) da inicios a la década del ‘60, donde tanto a
nivel mundial como nacional se condensaron los cambios más radicales en
todos los órdenes, se trata de la edad de oro del capitalismo en un mundo
signado por la guerra fría. En cuanto a la Argentina, el Arte Destructivo se
presenta como precursor en cuanto a los procesos vanguardistas y rupturistas
respecto a la tradición, que tendrán lugar en nuestro país a lo largo de toda la
década, y a su vez, en los inicios del arte contemporáneo sobre la década del
ochenta en adelante. Presenta ciertos rasgos, que se hicieron visibles en la
Muestra de Arte Destructivo, como por ejemplo, su carácter experimental,
286
colectivo (dado que mostraban obras de autorías confusas y mezcladas) ,
efímero (en tanto que las obras eran pensadas para ser descartadas y no para
introducirlas en el mercado del arte), la nueva relación con el espectador por el
hecho de enfrentarlo con objetos de la cotidianeidad destruidos, que suspendía
cualquier aplicación del gusto y el reconocimiento artístico.
Esta obra formó parte de la muestra de Arte Destructivo, del cual Kenneth
Kemble fue mentor, así mismo trabajó en conjunto con Enrique Barillari, Jorge
Lopez Anaya, Jorge Roiger, Antonio Seguí, Silvia Torras y Luis Alberto Wells.
En Galería Lirolay se trabajó en una experiencia multisensorial, con imágenes y
objetos para construir un clima de violencia, destrucción, y sadismo.
Por otro lado, Kemble también enuncia que las necesidades propias del ser
humano, de expresar y comunicar su mundo interior y de cómo quisiera que
éste fuera, de su intrínseca necesidad de aventura y de belleza. Sin embargo,
el autor pronuncia que sólo el artista posee los medios propicios para canalizar
este tipo de necesidades de forma activa, llenando así las necesidades del
espectador. De la misma manera se refiere a la necesidad de expresar el
costado sádico, masoquista y destructivo del hombre, ese lado muchas veces
reprimido y escondido. Sólo el artista, dice el autor, puede canalizar esta
tendencia destructiva del hombre a través de un proceso de creación artístico,
de manera inofensiva. Como también sólo el artista podrá proporcionarle
belleza a la destrucción. En esta línea, y de acuerdo a lo que menciona el
autor, se admiten distintos modos o procesos de destrucción, en el caso de la
muestra en general, y del objeto seleccionado en particular, se observa una
fuerte impronta de los artistas en canalizar la expresión por medio de una
destrucción directa sobre los objetos, ya sea rompiéndolos, quemándolos, etc.
Es interesante detenernos en esto, dado que podría tratarse de una obra en la
que se presentase un sillón destruido por las inclemencias del tiempo, pero
aquí, en cambio, es “evidente” que se ha buscado mostrar la acción destructora
del artista. Es notable también, que la elección del objeto no es arbitraria, sino
que Kemble expresa que varía según la personalidad del artista. Éste realiza,
según el autor, lo contrario de lo que sería su acción habitual, es decir, el
proceso inverso a la creación.
288
El artista puede sentir placer o satisfacción en la destrucción, y el
espectador siente placer o satisfacción en la contemplación de la destrucción.
Ambos, sienten realizadas sus necesidades destructivas y sádicas, de manera
pasiva y contemplativa en el caso del espectador, y activa en el caso del
artista. El autor hace referencia a la historia de la humanidad, una historia
cargada de hechos destructivos y a la curiosidad mórbida de las personas en la
contemplación de estos hechos, guerras, películas, masacres, publicidades,
etc. Plantea finalmente “¿Es que se puede pretender que el artista, que
siempre ha actuado como antena receptora de lo por venir, permanezca
insensible ante tal eventualidad?”. Desde este punto el artista se sitúa de
manera comprometida en su contexto, si bien él expresa su labor como una
acción catártica, va más allá, tomando una posición crítica ante los sucesos
que acontecen en su contemporaneidad.
Por otro lado, Aldo Pellegrini expresa en sus “Fundamentos de una estética
de la destrucción” que es el artista quien dignifica el concepto de la destrucción,
a éste le corresponde descubrir el verdadero sentido de la destrucción. A su
vez expresa que “Cuando la destrucción es voluntaria y desinteresada, cumple
primordialmente una función estética” (Pellegrini, 1961; 36), es decir, cuando
no está mediada por el odio que aniquila. Destrucción y aniquilamiento son
vistos como antagónicos por el autor, dado que la destrucción de un objeto nos
enfrenta ante una nueva realidad del mismo, lo carga de un nuevo sentido, y a
través de ella se revela la belleza.
Bibliografía
289
El espacio sonoro y el entorno escénico
UNLP
Introducción
Con el sonido del cine clásico sucede algo similar. En realidad solo
necesitamos que la fuente sonora de la película se sitúe en un el mismo lugar
de la pantalla, o próximo a ella. Luego nosotros, como espectadores, nos
encargamos de integrar ambas percepciones, visual y auditiva, en un único
discurso audiovisual. Lo importante aquí es la mirada que propone el director
respecto a lo que se quiere mostrar y también ocultar. Esa mirada es visual y
también auditiva.
290
actores, los sonidos que ellos pueden emitir mediante sus acciones, los objetos
que pueden producir sonido dentro del espacio escénico, y finalmente los
sonidos que pueden salir de los parlantes de la sala. Todas estas fuentes
sonoras pueden ubicarse y desplazarse dentro e inclusive fuera del espacio
escénico. Pero, lo importante aquí es el actor, que construye el discurso a partir
de su propio cuerpo. Todo lo demás queda en función suya.
291
Venecia durante el siglo XVI [1]. Ésta, consistía en disponer cuatro o más coros
en distintos lugares para generar ecos y otros efectos en la interpretación de
obras contrapuntísticas. El compositor Giovanni Gabrieli (1557-1612) es la
referencia más importante de la Escuela Veneciana.
Adolfo Núñez, en Informática y electrónica musical (1992 – pág. 81) [2], nos
dice: “La localización del sonido en el espacio es un parámetro que cada vez se
está integrando más dentro de la música… La localización espacial se puede
utilizar en la música electrónica como un elemento más de juego… asignando
por ejemplo una posición para cada timbre o añadiendo una nueva dimensión a
una melodía dotándola de un movimiento espacial determinado.”
Michel Chion, en su libro El Sonido (1999, pág. 336) [3] nos habla de una
idea del compositor François Bayle que ronda alrededor del concepto del
292
personaje sonoro. Refiriéndose a este concepto dice: “… ¿qué decir cuando un
fenómeno sonoro intermitente se repite, y se vuelve a iniciar tras una
interrupción, y parece que prosigue lo cual había precedido?... No se trata de
un instrumento que alguien ‘accione’, sino de algo vivo cuyas manifestaciones
más o menos intermitentes conservan una cierta identidad. Cuando el sonido
vuelve a empezar, el oyente se dice a sí mismo: esta cosa sigue ahí.”
Graciela Tarchini, en Análisis Musical (2004 – pág. 262) [4] alude también a
lo mismo que plantea Núñez, y luego de ofrecernos un cuadro donde sintetiza
descriptivamente las posibilidades combinadas respecto de cantidad, ubicación
y actitud de las fuentes sonoras dispuestas en un entorno escénico, nos dice:
“El manejo de estas posibilidades produce diversos efectos perceptivos: de
concentración espacial del sonido, de difusión espacial del sonido, etc.”
293
rico, no basta con dotarlo de una gran complejidad espectral, porque si el
sonido es estático, la riqueza se transforma rápidamente en pobre trivialidad.
Pues, hay que dotarlo de vida, y la vida se imprime a través de la dinámica de
las cosas…”
Mary aquí, está proponiendo que el discurso sonoro, tanto micro como
macro-formalmente, habite el espacio, desplegando a cada evento sonoro en
disposiciones espacio-temporales de componentes que él denomina timbres
parciales.
295
Sabemos que la localización espacial auditiva es notoriamente inferior a la
visual. También sabemos que la precisión temporal auditiva es notoriamente
superior a la visual. También sabemos que los oídos no tienen párpados ni
ventana que los limite.
La tecnología
- Sonido Surround, 5.1, etc.: nos mete dentro del escenario, rodeándonos
de posibilidades (que nosotros llamamos “espacio entorno”).
296
Estas tecnologías se fueron sucediendo durante el siglo XX. Todas pueden
ofrecer un grado de utilidad para nuestros propósitos.
Conclusión
¿Qué decir de los actores? Ellos tienen la intuición necesaria para manejar
el tiempo y el espacio eficazmente desde la coherencia que otorga la acción
dramática.
Este trabajo deja la puerta abierta a otro que podría titularse “La
coreografía musical” donde se podría explorar un lenguaje y una metodología
compositiva de este nuevo recurso.
Bibliografía
297
[5] Supper Martin, Música electrónica y música con ordenador, Alianza
Editorial, Madrid, 2004.
298
“Acariciar la piedra hasta hacerla pensar. Máximo C. Maldonado y Los Cinco
FBA - UNLP
El Monumento a los Cinco Sabios es una obra realizada por Máximo Carlos
Maldonado, emplazada en el Paseo del Bosque de la ciudad de La Plata (calle de acceso
al Museo de Ciencias Naturales, entre la Avenida Iraola y la Avenida Centenario) e
inaugurada el 19 de noviembre de 1942 bajo autorización de la Ley Provincial Nº 4848,
tratada en la Legislatura de Buenos Aires, con la presencia del Presidente de la
Universidad de La Plata, Alfredo L. Palacios y el ministro de Gobierno de la Provincia de
Buenos Aires, Vicente Solano Lima.
El proceso de restauración
El Monumento a los Cinco Sabios presentaba hasta el año 2017 un avanzado estado
de deterioro y degradación.
1 Este resumen del análisis técnico y la restauración de “Los Cinco Sabios” (2017) fue realizado por Lic. Luis Ferreyra
Ortiz (FBA-UNLP) sus resultados finales puede consultarse en:
https://sites.google.com/angeledgardocaro.com.ar/monumentos-qr-cincosabios
299
Asimismo, el Monumento fue pintado teniendo en cuenta las relaciones de tono
originales entre las cabezas y el basamento, con sus bancos y pilares.
La importancia de su conservación
2 La segunda parte de este trabajo pertenece al análisis estilístico-iconológico realizado por Lic. Federico Luis Ruvituso
(IHAAA-FBA-UNLP) próximo a publicarse en su extensión final.
301
inventario y catalogación de esculturas en espacios públicos en la ciudad de La Plata
2000-2001 (2002) Ricardo González evoca la opinión de Pagano, y atribuye a Maldonado
un desarrollo similar: desde unos comienzos realistas hacia un trabajo geométrico y
prismático cuya estilización de mayor calidad, de acuerdo con González, se encontraría
en su San Francisco, una obra de madurez que también recuerda Pagano como cumbre
de su carrera (González, 2002: 336). De esta manera, la crítica y los estudiosos atribuyen
a Maldonado un lugar en la escultura argentina definida a partir de los tópicos
antagónicos entre los que oscilaba esta práctica artística: la tradición clásica y la
innovación vanguardista (Pagano, 197) que tan bien encajaban en la definición de
progreso propuesta para la obra de Maldonado.
Sin embargo, resulta interesante señalar esta breve inscripción estilística para abordar
un análisis de los otrora célebres “Cinco Sabios” platenses, ya que la genealogía
propuesta por Pagano, también responde a una época específica y pareciera ser
intercambiable con muchos otros casos de la generación de Maldonado. La evolución que
implicaba la destrucción de la mimesis tradicional a partir de la irrupción del formalismo de
vanguardia, sin duda orientaba los quehaceres de la crítica progresista durante esos años
y de esa forma, el desarrollo artístico atribuido a Maldonado era similar a la interpretación
de muchos otros artistas que habían escuchado el llamado de los nuevos tiempos. Por
otra parte, el animismo propuesto por Pagano, adquiere dimensiones espirituales si
pensamos en la teoría estética que el propio Maldonado escribiría un año después de la
ejecución de los cinco sabios en un pequeño texto denominado Canon. Ética y Estética
del Arte (1943). En este trabajo, el artista presentaba una poética a partir de máximas,
casi como mottos acerca de la vida con un apartado especial denominado “Del Arte”
donde se establecen algunos lineamientos sobre su particular concepción artística. En
estas máximas, se advertía, por ejemplo, cierto recelo por parte de Maldonado a la crítica
y a las clasificaciones generales: “Después. Hablaremos de arte, después que hagamos
la obra de arte” (Maldonado, 1943: s/n). Otras veces, quizás aludiendo a su formación
autodidacta, Maldonado ponía en cuestión el consejo clásico para el aprendizaje artístico
y de toda índole (el célebre “imita a los maestros”): “Si la belleza es infinita ¿para qué
detenerse en estilos ajenos?”. Más tarde, en el apartado “Del Artista” también insistiría en
ese declarado individualismo: “ARTISTA es el que sigue su propio camino” o “El
verdadero artista no da consejos: enseña las tortuosidades y las planicies de su camino”
(Maldonado, 1943: s/n).
302
Las posiciones sobre el Arte y sobre el artista se verían además complementadas por
el resto de los apartados que, imbuidos de un profundo sentido religioso, versaban sobre
cuestiones más metafísicas a partir del cristianismo, el ideal y sobre Dios. En ellos, se
adivina una conjunción de ideas estéticas particular que, quizás sólo en su última
configuración se podría llamar moderna. En Canon, existe una primera tendencia incluso
a una suerte de animismo medieval: “Si Dios creó el cielo y las cosas ¿Por qué no han de
poseer espíritu el cielo y las cosas?” y también a la tradición estética inaugurada por
Vasari, aquella que versa sobre la divinidad de los artistas, iguales a Dios en sus
facultades creativas: “Los únicos doctores capaces de rejuvenecer los ojos del espíritu,
después de Dios, son los artistas creadores”. Estas afirmaciones, que bien podrían ocupar
las páginas de un tratado renacimental o la amistosa correspondencia de Rubén Darío
con el propio Pagano, se empapan al final de Canon en la última máxima del apartado
sobre Dios y la naturaleza de un tinte modernista o por lo menos anti-mimético: “Si la
naturaleza es creación de Dios, ofendo a Dios copiandola, y honro a Dios creando”
(Maldonado, 1943: s/n).
Sobre estos aspectos dejamos aquí sólo algunos lineamientos ya que existen muchas
otras cuestiones a considerar sobre los trabajos del artista y el ambiente de legitimación
crítico de aquellos años. Por otra parte, resta analizar los pormenores de la configuración
de Los cinco sabios, grupo escultórico que en gran medida sintetiza varias de las ideas
expuestas por Maldonado mientras que, también, expone ciertas variaciones originales
realizadas en favor del encargo.
303
El monumento llamado a “los artistas y sabios de La Plata” fue encargado a
Maldonado por Alfredo L. Palacios, recordado presidente socialista de la Universidad
Nacional de La Plata e inaugurado el 19 de Noviembre de 1942, con motivo del 60
aniversario de la ciudad. Como señala el diario El Argentino, la inauguración fue apenas
un día después de que se emplazarán las figuras alegóricas y la escultura de cuerpo
entero del Monumento a Mitre, enorme columna de homenaje cercana al hemiciclo,
concebida por el celebérrimo Alfredo Bigatti (1898-1964) que daba punto final a un
ambicioso monumento (El Argentino, 20/9/1942). Pese a las proporciones de este
encargo, el trabajo de Maldonado no pasaría desapercibido. Su obra causaría gran
revuelo en los medios de prensa locales, siendo motivo de un apartado exclusivo en el
folletín Los Artistas y el Estado (1942) que la universidad dedicara a las leyes que
Palacios había sancionado en pos del crecimiento artístico de la ciudad. En este
documento se estipulaba la Ley Provincial Nº 4848 donde Palacios pedía a la Honorable
Legislatura los fondos para terminar el monumento a los sabios platenses.
304
Máximo Maldonado, grabando así, en el, “(...) su talento de artista y su fervor de patriota”
(Palacios, 1942: 57).
Por otra parte, Fernán Félix de Amador, profesor de la Escuela de Bellas Artes, fué el
primero en referirse a la obra de Maldonado. En su análisis se destaca como el estatuario
argentino rechazaba la acostumbrada verticalidad de los monumentos (como el de Mitre)
en favor de una horizontalidad en semicírculo, coincidente a los propósitos de expansión
humanista de la universidad. En la base del hemiciclo, destaca el crítico a la rosa de los
vientos que según de Amador, (...) marca el rumbo y la proyección de aquellas almas
mesiánicas” (De Amador, 1942: 68). Del modelado de las figuras, señala su trazo
sintético y firme y el gesto “grave y fecundo” del ceño fruncido, que hermana a los sabios
en “el pensar y en el sentir”. Este gesto y la organización en semicírculo sin figuras
prominentes ni organización jerárquica, deja según de Amador “(...) que sus espíritus
magnánimos se restituyan en la libertad del silencio, a la definitiva claridad de las
estrellas” (De Amador, 1942: 69).
305
ecuestres o Constantinianos del siglo XIX de los que encontramos sendos ejemplos en
La Plata. El monumento a los cinco sabios o como los llama Atilio Milanta (1993) los cinco
hermes pueden enmarcarse además en la tipología de las hermas (Milanta, 1993:
s/n). Las cinco hermas sin duda encumbran a los siete sabios en aquella “definitiva
claridad de las estrellas” para guiar el camino cuál “espíritus prometeicos”. Los rasgos
acentuados para consolidar esta fraternidad y lograr el estilismo sintético son justamente
evidentes remembranzas del viejo sabio (senex) aquel que domina y transmite el
conocimiento por su inteligencia y experiencia: el ceño fruncido y las marcas exageradas
en la comisura de los ojos, consecuencia de la vejez y del gesto reflexivo.
En este sentido, resulta interesante volver a los cinco sabios, obra recientemente
restaurada para advertir tanto el legado de este artista como un perfecto resumen de sus
decires , tanto aquel que afirma que “la firma debe estamparse en el estilo” (Maldonado,
1943: s/n) como la proclama acerca del labor del escultor, parafraseando y actualizando al
Miguel Ángel vasariano al recomendar: “Acariciar la piedra hasta hacerla pensar”.
Bibliografía consultada
Agrupación Bases (1938) Valores Básicos. M.C. Maldonado. Una expresión nacional.
Edición de Bases: La Plata
Palacios, A. y otros (1943) “El monumento a los artistas y sabios de La Plata” (pp.45-69)
en Los artistas y el estado. Iniciativas del Presidente de la Universidad Alfredo L.
Palacios. Universidad Nacional de La Plata, Escuela Superior de Bellas Artes: La
Plata
----De Amador, F. (1943) s/t (pp.69-67) citado por Palaicios en “El monumento a los
artistas y sabios de La Plata” en Los artistas y el estado. Iniciativas del Presidente de
la Universidad Alfredo L. Palacios. Universidad Nacional de La Plata, Escuela
Superior de Bellas Artes: La Plata
Pagano, José León (1981) “La escultura. Tradición clásica e innovación vanguardista”
(pp.196-230) en El Arte de los argentinos. Goncourt: Buenos Aires
307
Tres mujeres en el límite: Una aproximación a los personajes
calderonianos de Anajarte, Semíramis y Rosaura
UNMDP
La inserción de las piezas en el barroco nos abre la puerta para ver cómo
las tres se encuentran cargadas con la contradicción y el desengaño que son
propias de esa estética. En ese sentido, el lugar límite en el que se construyen
estas mujeres es puesto en relación a los pares del ser y el parecer, del deber
y el ser, fuertemente presentes en la obra de Calderón. Reforzando un espacio
ambiguo que se dejará ver a través de sus personajes: “es especialmente
importante en Calderón, [...] la ambigüedad que podríamos denominar
estructural, es decir aquella que resulta del especial sistema de relaciones
entre palabra y acción construido por el dramaturgo, cuyo crisol es,
lógicamente, el personaje.” (Ruiz Ramón, 2002: 22) Por ello, el juego ambiguo
del que buscamos dar cuenta se filtrará de manera profunda, poniéndose en
evidencia no sólo en las configuraciones psicológicas complejas, sino también
308
en signos como el vestuario, dado que las tres, por ejemplo, aparecerán en
algún momento travestidas en hombres. Al respecto es precisa la siguiente
salvedad, dado que si bien es sabido que el vestuario masculino en las mujeres
era implementado en la época por agradar al público, como recomienda Lope
de Vega: “Las damas no desdigan de su nombre,/ y si mudasen traje, sea de
modo/ que pueda perdonarse, porque suele/ el disfraz varonil agradar mucho.”
(1998: vv. 280-283), veremos que en nuestras damas adquiere una
multiplicidad de significaciones que exceden al juego cómico y erótico.
309
capaz, por tanto, de llevar a cabo en la escena acciones y discursos propios
tanto de mujeres como de hombres.” (2006: 91). Por ello, el fragmento anterior
nos resulta valioso en dos sentidos. Siguiendo a la autora, observamos la
hibridez de Rosaura, que se refuerza mediante los distintos signos teatrales
(vestuario, accesorios), y su potencialidad comunicativa para ubicarse en ese
límite de identidad doble en el que Escalonilla López la define como monstruo.
Pero, a su vez, nos permite pensar que esa coexistencia afirma su identidad
femenina en términos del deber-ser. Con esto queremos decir que, a fin de
cuentas, la concepción y representación de lo masculino en ella son utilizadas
en tanto responden al cuidado y defensa del honor. Será ese honor defendido
“como varón” lo que la llevará a ser una esposa honrada. Es decir que el
desdoblamiento termina por responder al deber-ser.
Por otro lado, Anajarte, como uno de los personajes centrales de La fiera,
el rayo y la piedra, 1 nos plantea un posicionamiento diferente. En su
configuración vemos un desarrollo que se orienta hacia la esfera del poder y el
gobierno. A diferencia de Rosaura, que da inicio a la obra ocultando su
identidad, Anajarte parte de la auto-afirmación. De manera que se presenta
como una prisionera recluida injustamente, heredera de un reino y víctima de
presagios que acompañan su nacimiento. 2 Por otro lado, en su primera
aparición se la describe en la didascalia “vestida de cazadora, con venablo”
(Calderón de la Barca, 1989: 181), por lo cual su aspecto inicial, con rasgos
masculinos, responde a una identidad propia y no a un disfraz. En
concordancia, en ella se hace presente una bestialidad interna que refiere al
carácter violento con el que se presentará. Esta violencia, que la distancia de lo
femenino, tiene origen en el haber sido desplazada del poder:
1 Anajarte se construirá en contrapunto con el personaje de Irífile, dando cuenta así de una estructura
dramática bicéfala, propia de las formas calderonianas: “Valbuena Prat ha señalado los dos
procedimientos básicos que utiliza Calderón en la construcción de sus obras dramáticas: “unas veces
construye Calderón a base de un protagonista, al que, en el de subordinación, muy propia de todo el arte
barroco, se supeditan los demás personajes […] Otras veces estructura una ley de paralelismo a base de
dos personajes que pueden ser protagonistas o antagonistas. Algunas de estas figuras contrapuestas,
como las de los dramas religiosos y mitológicos, se alzan en dialéctico tono que puede llevar a la
controversia.” (Diez Borque, 1976: 33)
2 En este sentido es preciso notar cómo los hados en vinculación con el nacimiento violento resultan
recurrentes en el universo calderoniano. Al respecto es interesante y pertinente el trabajo de Santiesteban
Oliva “Paralelismos monstruosos calderonianos. Segismundo, Semíramis, Aquiles; monstruos de La vida
es sueño, La hija del aire, El monstruo de los jardines”, al abordarlo en relación a la categoría de
monstruosidad.
310
Él, con no sé qué pretextos/de que teniendo, ¡qué pena!,/en
Céfiro hijo varón,/yo perdida, por ser hembra,/ la acción del reino,
tomó/ posesión de él. Indefensa/ yo, él poderoso, ¿quién/ le había
de hacer resistencia?/Désta tiranía injusta/resultó, ¡ay de mí!, que
tenga/ (en efeto, no hay fiscal/como la propia conciencia)/
escrúpulos que en el alma/ roan siempre y nunca muerdan.
(Calderón de la Barca, 1989: vv. 597-610)
311
será el punto cúlmine para luego ser convertida en piedra. La metamorfosis y
muerte retendrán su belleza –su lado femenino–, es decir, una apariencia
vacía. De manera que toda esa puesta en conflicto ante la preferencia por
aquello que no responde a su lugar como mujer, culminará con el castigo y la
anulación de su interioridad.
313
psicológico de sus actitudes hipócritas, aflora a la superficie a
través de su integración en el plano de la ficción. (2006 [2000]:
482-483)
3 En este sentido nos parece central la concepción del deber-ser que se hace presente en lo propuesto
por Santiesteban Oliva (2003) extendiendo su consideración a las tres obras.
314
Bibliografía
Calderón de la Barca, Pedro (2002) [1653]. La hija del Aire. Madrid, Ediciones
Cátedra.
315
Kowzan, Tadeuz. (1997) “El signo en el teatro. Introducción a la semiología del
arte del espectáculo”, en Teoría del Teatro [M. C. Bobes Naves (comp.)].
Madrid, Arco Libros: 121-153.
Vega, Lope de (1998) [1609]. “Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo”
en Rimas humanas y otros versos. Barcelona, Crítica: 545-569.
316
El Leitmotiv entre Nietzsche y Wagner
UNMdP
Introducción.
1
El presente escrito presenta modificación y agregados de un texto publicado, que es parte del capítulo
“Deleuze y la música como experiencia de lo impersonal. Entre las formas de vida y la vida de las formas”
Juan P. Sosa del libro “Hacer Audibles….Devenires, planos y afecciones sonoras entre Deleuze y la
Música Contemporánea” Juan P. Sosa & Santiago Díaz. 2013.
2
Nietzsche, F. El nacimiento de la tragedia. Alianza. 2012, 177.
317
Nietzsche hallaba en la música lo monstruoso, lo que excede, la fuerza que
pulveriza las formas apolíneas y consume al “yo”, más aun, la música
concedería instantes de sensación verdadero. Instante de sensación que es
experimentado, que es desencadenado, en un concierto que le produce el
estremecimiento de cada fibra, de cada nervio, hacía mucho tiempo que
Nietzsche no tenía este sentimiento duradero de arrobamiento 3. La gran razón 4
ha hablado. Acababa de escuchar la ópera Tristán e Isolda de Richard Wagner,
obra crucial que abriría camino a la atonalidad del siglo XX y que algunos
señalan como inicio de la música contemporánea o clásica moderna. En este
caso, para Deleuze la música se ha vuelto imposible nuevamente. Con Wagner
se ha producido un cambio en la maquina musical, un nuevo tipo de
agenciamiento 5, y un nuevo método que promovería brotes de devenires,
potencias elementales.
3
Cf. Safranski, R.: Nietzsche, biografía de un pensamiento. Barcelona: Tusques, 2009, 58.
4
“El cuerpo es una gran razón, una enorme multiplicidad dotada de un sentido propio, guerra y paz,
rebaño y pastor.” Nietzsche, F.: Así habló Zaratustra. Madrid: Alianza, 2000, 24. [AZ]
5
“Qué pasa cuando los instrumentos dejan de ser un simple acompañamiento de la voz, cuando la
maquina musical deja de ser primordialmente vocal, para devenir instrumental y sinfónico? Creo que es la
maquina musical o el agenciamento lo que cambia. Me parece una gran revolución musical. Ya no se
trata de agenciar la voz, sino de considerarla como un elemento más; teniendo su especificidad,
considerarla como un elemento entre otros en la maquina musical.” DRS, 328.
6
El acorde llamado acorde de Tristán (figura de arriba) implicaría el abordaje de un nuevo y audaz
modelo armónico - estructural que incorpora un cromatismo desestabilizador de los referentes tonales y
moderatorios.
318
es una música de la transición, que se proyecta con seguridad y fuerza hacia el
futuro, hacia ese pueblo futuro que carece de lenguaje. Por esta razón, no se
trata de pensar las épocas de la música, los movimientos o los géneros que la
estratifican, sino las líneas de fuga que no deja de hacer pasar como otras
tantas multiplicidades de transformación y las haecceidades que hace brotar.
7
Deleuze, G .Derrames. Entre capitalismo y esquizofrenia. Cactus. 2006, 355.
8
Deleuze, G.: Dos regímenes de locos. Valencia: Pre-textos, 2007, 264.
9
“Lo que fuerza a pensar, es el signo. El signo es el objeto de un encuentro; pero es precisamente el
objeto de un encuentro lo que garantiza la necesidad de lo que da qué pensar. El acto de pensar no se
deriva de una simple posibilidad natural. Es, por el contrario, la única creación verdadera. La creación es
319
síntoma que remite a modos de vida, modos de existencia emergente o
decadente, de formas o de velocidades, a insulsas emociones o instantes de
sensación verdadera, genuina.
la génesis del acto de pensar en el propio pensamiento.” Deleuze. G.: Proust y los signos. Barcelona:
Anagrama, 1972, 180.
10
Boulez, P. Puntos de referencia. Gedisa. 2009, 238.
11
Boulez, P. Puntos de referencia. Gedisa. 2009, 238.
320
metamorfosis 12. La ductilidad de éstos se efectúa en la variación que produce
la velocidad de desarrollo (tempo) en el orden de las relaciones métricas y el
modo en que se las percibe. El leitmotiv como bloque sonoro que varía sin
cesar y que se desarrolla en una dimensión autónoma de tiempo posibilita lo
que para Boulez es el acto musical por excelencia, el trazado de la diagonal
como dimensión autónoma, en la medida que no remite como coordenadas
preexistentes ni a la vertical armónica ni a la horizontal melódica, sino que es
una fusión de armonía y melodía que se traza al mismo tiempo que el bloque
varía. De esta manera de la referencia que define divisibilidades a partir de
relaciones métricas y cronométricas, estableciendo la pulsación como mínimo
común múltiplo y el tempo como el número de unidades que ocupan un tiempo
(espacio-tiempo estriado), se desprende un espacio tiempo que no remite a la
cronometría sino de forma global, un espacio-tiempo liso o no pulsado. 13 De
hecho, tanto el tiempo estriado como el tiempo liso, tiempo pulsado y tiempo no
pulsado respectivamente, son susceptibles de interacción recíproca, no pueden
ser solamente liso o solamente estriado, un tiempo liso de velocidades infinitas
sólo puede ser extraído del tiempo estriado.
12
Cf. Boulez, P. Puntos de referencia. Gedisa. 2009, 219.
13
Deleuze, G.: Dos regímenes de locos. Valencia: Pre-textos, 2007, 264-265.
14
Cf. Deleuze, G & Guattari, F. Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Pre-textos. 2006, 268-274.
321
tiempo no pulsado a partir de un movimiento de desterritorialización liberando
moléculas sonoras y haciendo brotar las haecceidades que habitan el plan de
composición. Habida cuenta de las formas de forjar el plan, el plano de
consistencia sonoro (máquina musical) implica dos dimensiones correlativas,
una dimensión bajo la cual es plano de contenido, que tiene devenires
propiamente musicales y no se confunde con un sujeto, y una dimensión bajo
la cual es plano de expresión, que es siempre una maquinación y no se
confunde con forma. Wagner -con la incorporación de la voz en la máquina
instrumental-, desde el punto de vista de la forma de expresión, procede por
una maquinación sonora generalizada, maquinación sinfónica, y desde el punto
de vista de la forma de contenido produce una apertura a devenires
moleculares sonoros. Por lo que forma de contenido y como forma de
expresión son arrastradas en un movimiento de desterritorialización que es la
música 15.
15
Cf. Deleuze, G .Derrames. Entre capitalismo y esquizofrenia. Cactus. 2006, 330-331.
16
Deleuze, G & Guattari, F. Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Pre-textos. 2006, 328.
17
Deleuze,G & Guattari, F. Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Pre-textos. 2006, 299.
18
“…la propia oreja es un ritornelo, tiene la forma de un ritornelo”. Deleuze,G & Guattari, F. Mil mesetas.
Capitalismo y esquizofrenia. Pre-textos. 2006, 301.
19
“Lo tonal parece tener una extensión heteróclita: es el organismo, pero también todo lo que está
organizado y es organizador: también es la significancia, todo lo que es significante y significado, todo lo
que es susceptible de interpretación, de explicación, todo lo que es memorizable bajo la forma de algo
que recuerda a otra cosa; por último, es el Yo, el sujeto, la persona, individual, social o histórica, y todos
los sentimientos correspondientes. En resumen, lo tonal es todo, incluido Dios, el juicio de Dios, puesto
322
música formal-funcional) advierte una sensación de placer, el placer de lo
reconocido, la segura satisfacción de la expectativa que lo dado de antemano
produce. El placer como afección de una persona por una melodía es un
volverse a sí mismo, ya que los placeres son reterritotializaciones 20 que
endurecen el núcleo subjetivo. De esta manera bajo el perímetro de la
organización orgánica de los órganos se funda un tribunal que desarrolla una
doctrina del juicio anteponiendo la forma dada a la experiencia por venir e
imponiendo la llegada de nuevos modos de existencia. Pero cuando la música
se apodera del oído, perfora el tímpano y arrasa el organismo, desafía el juicio
y lleva a aquel más allá del oír, entonces, algo nuevo emerge, un paso de vida
que atraviesa lo vivible y lo vivido 21. Por lo que ese instante, que Nietzsche en
la escucha de Tristán e Isolda denomina de sensación verdadera (percepto y
afecto liberados del sujeto, una experiencia sonora de extrañamiento, de
saturación, que no reconoce sentimientos), no es otra cosa que un bloque de
sensación, un ser de sensación sonora que excede cualquier vivencia. Donde
el “yo” es tendido hacia una multiplicidad que es la continuación de otra
multiplicidad que actúa sobre él y lo distiende por dentro 22.
que construye las reglas mediante las cuales aprehende el mundo, así, pues, crea el mundo por así
decir.” Deleuze, G & Guattari, F. Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Pre-textos. 2006, 166.
20
Cf. Deleuze, G & Guattari, F. Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Pre-textos. 2006, 161.
21
Deleuze, G.: Crítica y clínica. Barcelona: Anagrama, 2009, 11. [CC]
22
Deleuze, G & Guattari, F. Mil mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. Pre-textos. 2006, 254.
323
El documental como estrategia artístico-política de combate. Un análisis
sobre la producción audiovisual colectiva Argentina Arde 1
FBA-UNLP 2
Introducción
1
El presente trabajo forma parte de los inicios de una investigación en el marco de la Beca Estímulo a la
Vocación Científica del Consejo Interuniversitario Nacional (Convocatoria 2016/2017), como estudiante
avanzada de la Licenciatura en Historia de las Artes con Orientación en Artes Visuales de la Facultad de
Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata. El proyecto de investigación se titula “Las estrategias
de visibilización en las producciones audiovisuales contemporáneas. Realizaciones y tramas políticas”.
2
Es estudiante avanzada en la carrera de Licenciatura en Historia de las Artes con Orientación en Artes
Visuales de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata. En la misma facultad es
adscripta a la cátedra de Historia de las Artes Visuales 3. Becaria UNLP en el programa de las becas
EVC-CIN.
3
“La gravedad de la crisis, el poder de los centros financieros internacionales y el peso de una sociedad
altamente corporativa doblegaron la voluntad política del gobierno, mientras el sistema de partidos se
resintió y los ciudadanos perdieron protagonismo y buscaron desentenderse, en términos relativos, de la
política. Simultáneamente, las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, impulsadas por las presiones de
los rebeldes militares, comprometieron la continuidad de los juicios militares —limitando la acción de la
Justicia— y perjudicaron la credibilidad presidencial, que con estas medidas desandaba sus propios
pasos.” (Quiroga, 2005: 97)
324
la ley 23.696 que posibilita la constitución de monopolios multimediales 4. Al
mismo tiempo, se produce un movimiento de continuidad y ruptura en el interior
del campo cinematográfico, atendiendo a las condiciones extra
cinematográficas en relación a la gestación de nuevos imaginarios sociales del
arte y la política. Es en este proceso donde se conforman numerosos grupos
de intervención política audiovisual que, documentando la lucha de los sectores
vulnerados por el desbastador modelo neoliberal, retoman y resignifican las
experiencias del cine político militante de los sesenta y setenta, como por
ejemplo: Cine Insurgente, Alavio, Adoquín Video, Boedo Films, Contraimagen,
entre otros.
4
Capítulo II de las privatizaciones y participación del capital privado. Artículo 8º. PROCEDIMIENTO. Para
proceder a la privatización total o parcial o a la liquidación de empresas, sociedades, establecimientos o
haciendas productivas cuya propiedad pertenezca total o parcialmente al Estado Nacional, incluyendo las
empresas emisoras de radiodifusión y canales de televisión, es requisito previo que hayan sido
declaradas "sujeta a privatización" de acuerdo a las previsiones de esta ley. Cuando el Estado Nacional
y/o sus entidades, cualesquiera sea su personalidad jurídica, fuesen propietarios de acciones o de
participación de capital en sociedades en las que no les otorgue la mayoría de capital social necesario
para ejercer el control de la respectiva entidad, dichas acciones o participaciones de capital podrán ser
enajenados aplicando los procedimientos previstos en esta ley, sin que se requiera en tales casos, la
declaración aquí regulada. (Congreso de la Nación, 1989)
325
sistemas de legitimación- es denominada por el autor: policía. La segunda
llamada política es la actividad antagónica de la primera, la que rompe la
configuración sensible donde se definen las partes o su ausencia por un
supuesto que por definición no tiene lugar en ella: la de una parte que no tiene
parte.
A su vez define al sujeto político, como un operador que une y desune las
regiones, las identidades, las funciones, las capacidades existentes en la
configuración de la experiencia dada, es decir, en el nudo entre los repartos del
orden policial y lo que está inscripto allí de igualdad.
326
estigmatizar las acciones de los sectores excluidos, quienes recurren a
saqueos de comercios no sólo para satisfacer necesidades básicas, como así
también sobre las movilizaciones piqueteras que bregan por un trabajo digno.
De este modo, el grupo, reactualiza las matrices de acción de movimientos
artísticos revolucionarios de los años sesenta y setenta como Tucumán Arde,
llevado a cabo por Artistas Argentinos de Vanguardia en conjunto con la central
obrera. El movimiento, compuesto por artistas de Buenos Aires y Rosario,
denuncia la silenciada y crítica situación socioeconómica que atraviesa la
población tucumana generada por los cierres de los ingenios azucareros hacia
1968. Para ello, bajo un manifiesto de acción, realizan tareas de investigación
infiltrándose en la escena provincial, en la que se registra y documenta su
pobreza y miseria.
327
Los vínculos entre las organizaciones sociales y los colectivos
audiovisuales de combate se desarrollan en las asambleas populares, mesas
barriales y sindicales, a lo largo de la década del noventa. La situación de
máxima acefalía, hambruna y desempleo presenta una plataforma, a fines del
2001, de democratización de la política y de la participación social. La sociedad
civil, en ese momento, llega a un acuerdo en relación a lo que no quiere: “El
golpeteo de las cacerolas enhebra una red de indignación y protesta que
confluye hacia la Plaza de Mayo. Aquellos que se habían ilusionado en 1999,
concluyen en el 2001 manifestando contra quienes habían traicionado aquella
ilusión. El cantico de la multitud es contundente: que se vayan todos, que no
quede ni uno solo”. (Galasso, 2005:40)
5
Argentina Arde (2002) Manifiesto Argentina Arde // Colectivo de Contrainformación. Disponible en línea:
http://www.cineinsurgente.org/informacion1.htm
328
medios de comunicación hegemónicos, que intentan restaurar el régimen
colapsado y devolver los intereses de los sectores privilegiados. Es en este
proceso que cobran relevancia las prácticas de contrainformación, en las que
se pueden evidenciar no sólo el registro y documentación de lo que los medios
ocultan. El efecto político de los Videos de Contrainformación se manifiestan en
la distorsión que estos presenta, es decir, que hacen visible las dos caras de
una misma moneda: por un lado la lógica de vigilancia policial, y por otro lado la
lógica política que suspende esta armonía mostrando la desigualdad de los
seres parlantes.
329
Las producciones audiovisuales, como vimos, se presentan desde un
carácter complejo que excede a la idea de representación y/o tematización de
la realidad en una toma directa –a la manera del género realista-. En éstas se
tematiza la acción y la intervención en el estado de las cosas, cobrando
relevancia el trabajo de posproducción, de selección y montaje con el objetivo
de construir un símbolo de la participación social vinculado a la búsqueda de
desmantelar el régimen policial.
330
trabajo buscó articular dichos aspectos con el fin de evidenciar la construcción
de un nuevo sujeto político heterogéneo conformado por aquellos que,
autoconscientes de la diferencia entre aquellos que tienen voz y lo que no la
tienen, denuncian desde el lenguaje audiovisual la condiciones desiguales de
existencia. Asimismo, se abordó la estrategia de contrainformación, y las
relaciones de agenciamiento que se generan en el interior del colectivo en la
lucha por desmontar el sistema policial.
Bibliografía
331
GRUPO DE ARTISTAS ARGENTINOS DE VANGUARDIA (1968) "Artistas
Argentinos de Vanguardia: Tucumán Arde". Disponible en línea: Personal
archive of Graciela Carnevale, Rosario.
332
Cultura y gobernanza
Introducción:
333
del año 1400 se desarrolla el capitalismo comercial, la puja por la posesión de
las colonias, el “descubrimiento” de nuevos mundos que se transforman en el
espacio fértil para poner el pie del colonizador. En Europa, que de esta manera
expande su cultura, se desarrolla el Renacimiento.
335
Posicionamiento, no ya de clase o de características culturales sino de
consumo: se ha creado la necesidad.
Por otra parte, todo tiene que ver con nuestro Patrimonio tangible e
intangible porque somos conscientes de que nuestras artes, nuestra cultura,
son elementos de gran valor que pueden lograr (y de hecho lo han hecho) un
reconocimiento a nivel global. El caso típico es el Tango, proveniente de una
mistura criolla, indígena, negra y europea, que ha sido Declarado Patrimonio de
la Humanidad por la UNESCO. Es uno de los elementos que más nos definen,
tiene que ver con nuestra esencia e Identidad, y nos provee de un Capital
Cultural que merece el reconocimiento en todo el planeta.
336
Otros casos que podemos mencionar son Buenos Aires, Capital del
Diseño, lo que demuestra la evolución de la ciudad capital de la República
Argentina situada en el Sur del Continente de América del Sur. O la movida
conocida como La Nueva Trova Rosarina, con la inserción de los músicos en
los circuitos internacionales , o el crecimiento y participación del Cine Argentino
y sus actores en los Festivales más prestigiosos. La defensa de nuestra
Identidad Cultural promueve la autoestima, debe ser fortalecida como un rasgo
de pertenencia y utilizada sabiamente por la Política.
Cultura y Gobernanza:
337
“Estamos como Nación y como región Latinoamericana, abocados a un
proceso de apertura creciente, no sólo de nuestra economía sino de nuestra
sociedad y de nuestra cultura. Nosotros no podemos sustraernos a este
proceso que llegará y traspasará el comienzo del Siglo XXI ; además ,
considero que no lo deberíamos hacer. Pero es un proceso que conlleva unas
exigencias especiales a toda la cultura, a todas sus manifestaciones, a todo su
potencial. En este proceso de apertura se tiene que establecer una relación
dialéctica entre abrirse y al mismo tiempo, afirmarse. Si no se hace un esfuerzo
muy serio por reafirmar los elementos de identidad y de pertenencia
simplemente podríamos quedar convertidos, con la apertura, en unos
consumidores anónimos, renegando de nuestra historia, nuestras
especificidades y de nuestras posibilidades. Entonces, hay una tarea urgente
en el trabajo cultural: fortalecer todos aquellos elementos que nos ayudan a
fortalecer nuestra identidad y nuestro sentido de pertenencia”. Juan Manuel
Ospina, Director de Colcultura, Red de Periodismo Cultural de Colombia
338
Reflexiones en torno a la gestión cultural y difusión de arte en la ciudad
de La Plata: el caso de Espacio Índigo.
FBA-UNLP-IHAAA
Introducción
339
En los últimos años en Argentina y más específicamente en núcleos
urbanos como la ciudad de La Plata, se ha producido una multiplicación de
espacios artísticos y culturales, que incrementan los ámbitos de circulación
artística tradicionales, creados como alternativa de los espacios institucionales
y gubernamentales. Estos espacios emergentes, trabajan de forma
autogestionada, tienden a la participación colectiva, al cruce de diferentes
disciplinas y se constituyen en nuevos espacios de sociabilidad. De esta
manera, a partir del año 2010 se observa la presencia de una variedad de
espacios culturales, complementando la escena artística local en referencia a la
circulación y difusión de producciones artísticas.
Por su parte, Alicia Valente explica estos espacios que han crecido y se
han multiplicado en distintas ciudades de Argentina y también de otros países
de América Latina, surgen al margen del circuito tradicional del arte de galerías
y museos, buscando desarrollarse de forma autónoma tanto de las instancias
gubernamentales como de las empresas privadas. “En términos generales
rechazan financiamientos que puedan resultar condicionantes, y eligen sobre
340
todo aquellos que les permita moverse con libertad a la hora de generar una
agenda. Son espacios que se desarrollan desde la práctica colectiva, y apuntan
a la autogestión como forma de trabajo” (Valente, 2014). En este sentido, la
autogestión, que puede surgir como solución a la falta de financiamiento, tanto
como forma de rechazo a un financiamiento condicionante, la búsqueda de
autonomía, y la liberación de las ataduras institucionales para legitimarse en
sus propias prácticas, son otros puntos de similitud entre las estrategias
desplegadas. Esos contextos van a determinar algunas características
particulares, líneas comunes que subyacen a las diferentes formas de
organización, vinculadas a la construcción de modos de trabajo basados en la
horizontalidad y la búsqueda del consenso para la toma de decisiones (Valente,
2014).
341
formación de ecologías culturales” (Laddaga, 2006:9), concibiéndose como
organizadores de procesos en los cuales intervienen “(…) no sólo en tanto
poseedores de saberes de especialista o sujetos de una experiencia
extraordinaria, sino como sujetos cualesquiera aunque situados en lugares
singulares de una red de relaciones y de flujos.” (Laddaga, 2006: 43).
342
En este sentido, el presente trabajo analiza el modo de agenciamiento del
espacio denominado “Indigo. Arte y delicias”, con el fin de indagar en el rol del
artista como gestor cultural, en tanto agente que desarrolla proyectos artísticos
vinculados al contexto que lo rodea, tales como la acción de gestionar espacios
culturales donde se desarrollan y difunden las producciones artísticas locales.
343
ubicado en el sector principal del sitio. El objetivo original, de generar un
espacio con objetivos vinculados a abordar la temática de la discapacidad, de
conformarse con un espacio que propicie la inclusión y difusión de la situación
de discapacidad, aborda la temática desde diferentes aristas, generando una
relación con el arte que se evidencia a partir de la realización de talleres,
charlas y eventos.
344
Vinculado a esto, es pertinente mencionar que para los gestores la función
principal de la exposición tiene que ver con propiciar la difusión de la
producción artística de los artistas expositores, debido a que el objetivo de
venta de obras suele ser difícil de alcanzar. De todas maneras, el sitio busca
potenciar el comercio de las producciones locales, por lo que han sumado
dentro de sus actividades, la realización de ferias de artistas y artesanos con
una trastienda, donde las obras se venden a un precio módico, que no supera
los 800 pesos argentinos.
Reflexiones finales
En este sentido, a partir del análisis realizado se puede indagar en el rol del
artista en tanto gestor cultural, dimensionando la nueva configuración del actor
social a partir del análisis de las actividades que realiza. Este replanteamiento
de su figura, que deviene en la profundización de una serie de aspectos que
exceden la producción de una obra, permiten entenderla a partir de la noción
de lo colectivo, comprendiendo su acción desarrollada como una tarea
fundamental de mediación entre diferentes propuestas culturales, prácticas
artísticas y público.
345
Referencias bibliográficas:
346
WORTMAN, Ana: “Entre la política y la gestión de la cultura y el arte. Nuevos
actores en la argentina contemporánea”. 1° Ed. Buenos Aires, Eudeba,
2009.
347
“Tres formas de negar la palabra libertad y una propuesta de rescate
simbólico” de E. Vigo. Arte de archivo y la apertura a nuevas lecturas
críticas en nuestro presente
FBA-UNLP
Según Bugnone,
1
La Beca se encuadra en el Proyecto de Investigación “Lo político-crítico en el arte argentino actual. El
rostro de lo indecible” (2014-2017), dirigido por Silvia García.
2
Bugnone, A. L. (2013). “El espacio público en la poética de Edgardo Antonio Vigo: Los señalamientos”.
Pág. 4.
348
Los señalamientos se presentan como prácticas artísticas efímeras, que
absorben las características políticas que les otorga su propio contexto,
explotando de ellas las significaciones que les brindan. Entenderlos como
posible dispositivo, diluye las categorías que nos son reconocibles, ya que no
parece corresponder a los parámetros que tenemos incorporados para el
análisis de obras. ¿Existe algo objetual en la obra? ¿la acción misma y su
carácter efímero constituye la única materialidad de la obra?, de ser así ¿cómo
“sobrevivió” la obra hasta nuestros días?.
3
Imágenes disponibles en la página del archivo del Centro de arte Experimental Vigo
(CAEV):http://caevobjetosyacciones.blogspot.com.ar/p/senalamientos.html
349
[…] si la operación duchampiana traza su densidad disruptiva en
la práctica de descontextualizar el objeto cotidiano, para
reubicarlo, al interior de la institución artística, en una nueva trama
de asociaciones y referencias semánticas, el señalamiento
invierte esta estrategia: no se trata de alterar o desviar la
presencia o circulación corrientes del objeto, sino de señalarlo […]
en su ubicación habitual, allí donde el objeto se entrega a nuestra
percepción cotidiana como parte del paisaje acostumbrado. 4
4
Davis, F. (2007). "Prácticas 'revulsivas'. Edgardo Antonio Vigo en la escena crítica del conceptualismo”.
Pág.5.
5
Ídem. Pág.12.
350
Sin embargo, en la coyuntura en la que se enmarca, la propuesta de Vigo
interpela con su estrategia poética, tomando fragmentos de lo real, señalándolo
y propiciándolo como forma artística:
6
Davis, F. (2007). "Prácticas 'revulsivas'. Edgardo Antonio Vigo en la escena crítica del conceptualismo”.
Pág.14.
7
Didi-Huberman, G., Chéroux, C., & Arnaldo, J. (2013). Cuando las imágenes tocan lo real. Pág. s/n.
351
De esta forma, esta propuesta artística termina por cuestionar en alguna
medida las relaciones que establece Bugnone (2013) entre los Señalamientos y
el espacio público o, al menos nos invita a realizar reflexiones que hilen más
fino al respecto. Si bien la calle se plantea en las propuestas de Vigo como el
espacio óptimo, donde se condensan las características y contradicciones de la
sociedad, cabe preguntarnos qué nos dice esta obra que aunque aspira a ser
ejecutada en el espacio público, se ve limitada (pero aún así llevada a cabo) en
el espacio de lo privado. Tal vez, la función artística de la propuesta apunta a
buscar los intersticios de enunciación que se cuelan, apelando o dejando en
evidencia las marcas de un contexto que imponía censuras y coartaba
libertades.
8
Derrida, J. (1996). Mal de archivo. Una impresión freudiana. Pág.13.
9
Didi-Huberman, G., Chéroux, C., & Arnaldo, J. (2013). Cuando las imágenes tocan lo real. Pág. s/n.
352
Esta perspectiva, a la vez que creemos que resulta sumamente
interesante, implica necesariamente responsabilidades y reflexiones: ¿cuál es
el rol que nos compete en la actualidad frente a estos archivos? ¿qué
experiencias sensibles abren las documentaciones de obras con carga poética
y densidad crítica? ¿en qué se convierte una acción efímera cuando es
‘documentada’?¿qué nos sigue habilitando la obra de Vigo, aún estando
archivada?. Podríamos seguir innumerablemente, pero las reflexiones apuntan
siempre a divisar aquellas oportunidades y posibilidades que nos abre la
presencia del archivo.
Quizá como extensión del trabajo de archivista que Vigo realizaba en ese
entonces en el Poder Judicial, o tal vez rescatando el vínculo del archivo no
tanto preservando la relación con ese pasado, sino “[…] la cuestión del porvenir
mismo, la cuestión de una respuesta, de una promesa y de una
responsabilidad para mañana” 10, parece haberse colado allí un ejercicio
intuitivo, o una pulsión de archivo, que hace llegar el señalamiento hasta
nosotros.
El archivo debe estar abierto al vínculo con sus posibles usuarios, porque
será únicamente a través de ello donde la reactivación de la memoria anule el
olvido. Podemos ver esta práctica de archivo de Vigo como contrapartida ante
el olvido: la verdadera represión. Su denuncia archivada, lejos de ser víctima
10
Derrida, J. (1996). Mal de archivo. Una impresión freudiana. Pág.23.
353
del abandono, se vuelve cada vez más crítica ante la mirada del presente, que
moviliza sus potencialidades. Nos llega así, a través del documento archivado
del señalamiento, la responsabilidad con nuestro pasado e, inevitablemente
con nuestro mañana, como bien planteaba Derrida.
Referencias bibliográficas
Didi-Huberman, G., Chéroux, C., & Arnaldo, J. (2013). Cuando las imágenes
tocan lo real. Círculo de Bellas Artes. [en línea] Consultado el 21 de agosto
11
Bugnone, A. L. (2013). “Edgardo Antonio Vigo: Archivo / vanguardia”. Pág.6.
354
de 2017 en:
http://www.macba.cat/uploads/20080408/Georges_Didi_Huberman_Cuand
o_las_imagenes_tocan_lo_real.pdf
355
Coplas a la muerte de su padre, de Manrique: un abordaje al tema de la
muerte en la Edad Media.
GLiSO - UNMdP
356
cualquiera tiempo pasado
fue mejor. 1
La copla tercera se inicia con la tan famosa metáfora del río que representa
la vida terrenal: “Nuestras vidas son los ríos/ que van a dar a la mar/ que es el
morir” 2. La muerte se presenta entonces como igualadora, dado que en sus
aguas convergen todos los ríos, desde los más grandes hasta los más
pequeños. Este tópico de la muerte igualadora, llamado omnia mors aequat,
remite a las “Danzas de la Muerte”, en las que se trata este mismo tema a partir
de la alegoría que sugiere el título: la Muerte saca a bailar a personas de
diversos estratos: reyes, grandes señores, clérigos, campesinos humildes,
nadie puede eludir la danza.
1
Manrique, Jorge; “Coplas a la Muerte de su padre”, en Poesías Completas, Kapeluz, Buenos Aires,
1974. Copla 1, vv. 1 a 12.
2
Ibidem 1, vv. 25-27.
3
Manrique, Jorge; Op. Cit., vv. 49-51.
357
comportamiento en esta vida dependerá el lugar de morada en la otra vida, que
a diferencia de esta es eterna y, por lo tanto, más importante: “mas cumple
tener buen tino/ para andar esta jornada/ sin errar./ Partimos cuando
nascemos,/andamos cuando bivimos/ y allegamos/ y al tiempo que
4
fenescemos;/ así que cuando morimos/ descansamos.”.
4
Manrique, Jorge; Op. Cit., vv. 52-60.
5
Manrique, Jorge; Op. Cit., vv. 163-168.
358
son, en que nos deleitamos,
temporales,
y los tormentos de allá
que por ellos esperamos,
6
eternales.
6
Ibidem, vv. 136-144.
7
Manrique, Jorge; Op. Cit; vv. 154-156.
359
la genealogía de Reyes españoles, acompañadas de otro tópico: el ubi sunt. La
serie de preguntas retóricas en las que se inquiere por el paradero de personas
notables del pasado español, sus lujos y vestimentas, no son inocentes. Tienen
una clara intención didáctico- moral: no reparar en lo mundano, dado que todo
es efímero como “rocíos de los prados”, metáfora esta última de lo breve del
tiempo de los hombres en la tierra.
8
Manrique, Jorge; Op. Cit. Vv. 265-270.
9
Ibidem 8, vv. 421- 426.
360
La vida eterna se gana, entonces, de tres modos: los clérigos por medio de
sus rezos, los guerreros por medio de su lucha contra los moros y los hombres
en general, por medio de la fe y transitando una vida lejos de los pecados. De
este modo, el padre de Manrique gana la vida eterna por su condición de
servidor al Rey y guerrero. La Muerte le dice: “partid con buena esperanza,/
que esta otra vida tercera/ ganaréis”. En este diálogo, el padre responde:
No gastemos tiempo ya
en esta vida mezquina
por tal modo
que mi voluntad está
conforme con la divina
para todo,
y consiento en mi morir
con voluntad plazentera,
clara y pura,
que querer ombre bivir
cuando Dios quiere que muera
10
es locura.
En la antítesis vida mezquina- vida divina, se observa por medio del uso de
los adjetivos, el posicionamiento claro por parte del autor, que toma partido por
la tercera vida, es decir, la vida eterna.
10
Manrique, Jorge; Op. Cit., vv. 445- 456.
361
Así, con tal entender
(…)
Cercado de su muger
(…)
Dio el alma a quien ge la dio,
El cual la ponga en el cielo
Y en su gloria;
Y aunque la vida murió,
Nos dexó harto consuelo
Su memoria. 11
Bibliografía:
Gilson, Étienne; "La imagen del mundo en la Edad Media", en Historia y crítica
de la literatura española, Vol. 1, Barcelona: crítica: 1880.
11
Ibidem 10, Copla XL.
362
Haindl Ugarte, Ana Luisa; “La Muerte en la Edad Media”, en Revista Electrónica
Historia del Orbis Terrarum, 2009, nro. 1. Edición y Revisión por la
comisión Editora de Estudios Medievales. ISSN 0718-7246.
363
El espacio doméstico en la nueva dramaturgia de la provincia de Buenos
Aires
GLiSO-CeLeHis-UNMdP
Además, hay que tener en cuenta que en todas las épocas los elementos
espaciales en el teatro son determinados por la estética del momento y también
de una cultura de la mirada. Sostiene Anne Ubersfeld (2002: 50) que “la
representación contemporánea se caracteriza por una relación directa con una
estética de lo discontinuo, con diferencias de escalas, y por la riqueza del juego
de las citas, con obras de otras épocas o de otras civilizaciones”.
364
El teatro contemporáneo hace sus prácticas en todas partes, aun en
lugares inesperados; el espacio también se ve descentrado, fracturado o
condensado, se juega con las dimensiones, las oposiciones y también prueba
todas las relaciones posibles entre la escena y el recinto que la contiene.
365
fuerza el vector de la interioridad espacial más íntima. Luego de asistir a la
representación de unas cuarenta piezas 1, hemos seleccionado un corpus
compuesto por seis obras: Confusa, Benilde, ¿Qué estaba haciendo yo?,
Calzonudo y punto y La repugnancia.
El corpus que hoy nos ocupa habla de una búsqueda en la que la acción
tiene lugar en lugares menos frecuentados y que permiten crear un clima
intimista, tanto sea para expresar la comicidad como la opresión, la locura o un
dolor intolerable. Veamos los casos particulares.
1
La mayoría de las obras vistas participaron en la VII Fiesta Provincial del Teatro Independiente,
organizada en regiones por el Consejo Provincial de Teatro Independiente.
366
Benilde, obra de Patricia Suárez, también se representó en La Maga y giró
por Miramar y Villa Gesell 2. La acción transcurre en la cocina de una casa de
campo donde se observan unos pocos elementos escenográficos; la
iluminación crea un ambiente angustioso donde las tres mujeres (madre, hija,
prima) desgranan el rosario de sus desdichas generadas por ocultamiento,
envidia, secretos y amores frustrados, mientras realizan tareas domésticas y
relacionadas con la producción del campo. El espacio de lo femenino, interior,
oscuro y misterioso recibe a la protagonista que ha huido y buscado refugio en
otra localidad, en los libros, enmascarada bajo otro nombre y otra historia; la
memoria regresa cuando la madre, en la oscuridad de la noche, en la cocina,
verbaliza el dolor de los abusos sufridos por ella y su hija.
¿Qué estaba haciendo yo?, de María Marta Vidas y dirigida por Juan
Martín Borges, se estrenó en la sala Abel Santa Cruz de Miramar y las
2
Funciones en los teatros Abel Santa Cruz y Teatro de la Cultura, respectivamente.
367
funciones tuvieron un fin solidario. La pieza es el monólogo de una mujer que
mientras prepara el pesebre para la Navidad revela una historia marcada por
abusos y negaciones; la acción transcurre en el espacio femenino por
excelencia: la cocina-comedor. Allí se plancha, se cocina, se busca la imagen
perdida de San José, se reza a Gilda pidiendo milagros; si bien la protagonista
tiene conductas extrañas, el espacio no produce agobio ya que la iluminación
es a giorno, lo que haría pensar en una comedia amable. Una presencia muda,
un hombre envuelto en telas, amortajado y sentado en una silla de ruedas,
conduce el hilo errático del discurso femenino. El espacio extensivo se
diversifica. Primero es otra casa que llega a la escena mediante una
comunicación telefónica en la que se solicita la oración a Gilda, la cantante
canonizada por el fervor popular; luego es la calle, desde donde la policía
procura quebrar la clausura de la enajenación. La irrupción de la autoridad
(voces y golpes en la puerta) comienza la liberación de ese encierro forzado
por las circunstancias aunque ello implique otro aislamiento para la
protagonista que ha matado a quien abusó de ella desde la infancia.
368
La última obra que elegimos, La repugnancia, es una obra de creación
colectiva 3 dirigida por Eugenia Ferrario y que se ha representado en Necochea
(donde residen los integrantes del grupo), en Quequén y en Tres Arroyos. Dado
que se trata de un ejercicio experimental, en lugar de salas convencionales u
otros espacios alternativos se han buscado casas particulares pera representar
la obra.
Conclusiones
3
El grupo está integrado por estudiantes de una escuela de Arte de la ciudad de Necochea.
369
trasladar la acción a lugares más íntimos y alejados de la misma. Esos nuevos
espacios dramáticos son el ámbito de conflictos irresueltos o revulsivos cuya
temática subyacente está ligada a la violencia, al abuso femenino, al amor
gastado o posesivo hasta la exasperación. Los personajes de estas obras
tienen identidades ocultas, olvidadas o extraviadas.
Bibliografía
370
---------------------- (1998), Semiótica teatral, Cap. IV, El teatro y el espacio,
Universidad de Murcia, Madrid, Cátedra, pp. 108-136.
371