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TEMA 4: PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO

Los principios generales del Derecho serían ideas abstractas y generales relativas al conjunto
del ordenamiento jurídico, que permiten su aplicación. Normas o principios que se obtienen a
partir de propio ordenamiento para asegurar su buen funcionamiento. En los principios, es en
lo que se inspira el legislador para hacer valer el ordenamiento jurídico. Son las bases del
sistema jurídico. Necesarias para que éste tenga sentido y sea realmente aplicable. Tienen un
carácter técnico, y en ellos descansa el conjunto del sistema normativo. Orientan n la
interpretación que haya de hacerse de las normas.

Los principios cumplen distintas funciones:

 Son base o fundamento del sistema.


 Ofrecen elementos para la interpretación a Jueces y Magistrados
 Son fuente supletoria del derecho. Se aplican en caso de que no haya norma aplicable.

EL PRINCIPIO DE EQUIDAD

Se relaciona tanto con la justicia como con la igualdad.

Para saber si una actuación es o no ética, hay que valorar si la actuación es equitativa.

La equidad se refiere a la aplicación del Derecho. El Derecho está formado por normas que
tienen un carácter general. El problema se da a la hora de su aplicación, al determinar si un
caso concreto se comprende en la regla general.

Juega un papel muy importante en la aplicación del Derecho y exige a quienes tienen que
aplicar la Ley hacerlo de forma prudente y orientándola al bien común.

Es el criterio racional que exige una aplicación prudente de las normas jurídicas al caso
concreto, tomando en cuenta todas las circunstancias particulares del mismo.

El Código Civil señala “La equidad habrá de ponderarse en la aplicación de las normas, si bien
las resoluciones de los Tribunales sólo podrán descansar de manera exclusiva en ella cuando la
ley expresamente lo permita”.

La finalidad última es que prevalezca el espíritu de la Ley, su pretensión real, frente a la


exigencia de la técnica jurídica.

La justicia tiene una clara relación con la igualdad y la no discriminación porque la


discriminación, el trato desigual sin que exista una justificación razonable, es un acto contrario
a la justicia en sí mismo.

En sentido elemental un acto es justo si está de acuerdo con la ley y la ley es justa si está de
acuerdo con los principios morales. El principio general de la justicia es dar a cada uno lo suyo
y la cultura occidental le ha dado varias interpretaciones a la justicia: justicia como
proporcionalidad natural, justicia como libertad contractual, justicia como igualdad social,
justicia como bienestar colectivo; cada una de estas teorías de la justicia fueron surgiendo en
concordancia con un momento histórico específico y una realidad social y económica en que se
desarrollaron.

La equidad introduce un principio ético o de justicia en la igualdad en la que se trata de lograr


una justa distribución atendiendo a las circunstancias.
La igualdad exige al Estado que permita el ejercicio de los derechos y libertades de los
ciudadanos. El artículo 14 de la Constitución nos da la clave de los aspectos más típicamente
discriminatorios. Predica la igualdad ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación
alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o
circunstancia personal o social.

El principio de igualdad ante la ley es el que establece que todos los seres humanos son iguales
ante la ley, sin que existan ningún tipo de privilegios. Es un principio esencial de la democracia.

En una de sus facetas fundamentales, trata de adaptar la norma a los casos concretos
mediante la conciliación de la rigidez de una norma, y su necesaria abstracción, con la
situación concreta en la que se aplica. En los casos en que la ley lo permita, el juez puede
ponderar las circunstancias y tiene un margen de discrecionalidad dentro del que puede limar
los desperfectos que se producen en la aplicación de las leyes en determinados casos y hacer
que los resultados se adecuen al orden natural, a lo que es virtuoso de acuerdo con categorías
morales de orden natural.

Hay una estrecha relación entre justicia y equidad de la misma forma que hay una estrecha
relación entre la equidad y la igualdad. Son principios interconectados y que se complementan
mutuamente. La desigualdad que proviene de la igualdad puramente formal, por falta de
equidad, es contraria a la justicia.

La equidad la definimos como una aplicación prudente de las normas jurídicas al caso
concreto, tomando en cuenta todas las circunstancias particulares del mismo.

La finalidad última de la equidad es, que prevalezca el espíritu de la Ley, su pretensión real,
frente a la exigencia de la técnica jurídica.

El principio de equidad debe entenderse por aplicación de la Justicia en las relaciones reales.
Se valora según su grado de cercanía con la igualdad real y permite que se actúe de manera no
homogénea en algunos casos siempre que se persiga una igualdad real.

La equidad nos dirige al cumplimiento de ciertos objetivos que debemos conseguir para
avanzar hacia una sociedad más justa. Una sociedad que aplique la igualdad de manera
absoluta será una sociedad injusta, ya que no tiene en cuenta las diferencias existentes entre
personas y grupos. Y, una sociedad donde las personas no se reconocen como iguales,
tampoco podrá ser justa. La equidad añade justicia a la igualdad.

No sería justa una sociedad en la que la igualdad se aplique sin la corrección que supone la
equidad, en la que no se valoren ciertos criterios o situaciones que afectan a cada persona. La
sociedad debe asegurar una vida digna a las personas con discapacidad.

El principio de igualdad implica, la no discriminación. Se considera que se logra la igualdad, en


principio, si se evita la discriminación. Igualdad y no discriminación son principios que se
complementan. La búsqueda de la igualdad se lleva a cabo mediante varios instrumentos, uno
es la prohibición de la discriminación con base en criterios como el sexo, la raza, etc. La
igualdad, con una enorme fuerza jurídica y doctrinal, engloba a la no discriminación que es una
realización concreta de la igualdad.

Hay un autor destacado que teoriza sobre la idea de equidad. John Rawls. En su obra “Teoría
de la Justicia”, relaciona la justicia con la igualdad de oportunidades partiendo de las
diferencias entre las situaciones de las personas. Actuar con justicia y permitir el ejercicio real
de un derecho exige acercar las posibilidades a través de poner a disposición de todas las
personas los medios que aseguren la igualdad de oportunidades en el ejercicio real de los
derechos.

La equidad arranca de tener en cuenta la distinta situación de partida como elemento para
valorar lo que se considera igual-desigual/justo-injusto.

La comprensión de la igualdad desde la equidad conecta con la realidad y con ideas como la
igualdad de oportunidades o las acciones positivas. La equidad permite un trato diferenciado a
quienes parten de una situación de desventaja para que tengan unas mismas posibilidades
reales.

La teoría de las acciones positivas tiene su base en una comprensión del principio de igualdad
que rebasa la igualdad puramente formal para entrar en un concepto más amplio que tiene en
cuenta las diferencias de partida y las desventajas que suponen determinadas situaciones.

ANALOGÍA

Implica una relación de semejanza entre cosas distintas. Llevado al ámbito del Derecho la
analogía puede entenderse como el método por el que una norma jurídica se extiende, por
identidad de razón, a casos no comprendidos en ella.

El Código Civil reconoce expresamente la analogía como método de integración. El artículo 4.1
del mismo señala que «procederá la aplicación analógica de las normas cuando éstas no
contemplen un supuesto específico, pero regulen otro semejante entre los que se aprecia
identidad de razón».

Permite tomar decisiones a los Jueces y Tribunales aplicando normas a casos no contemplados
exactamente en las mismas, pero respecto de los que existe cierta semejanza. Es preciso que
exista una gran semejanza o identidad. Será función del Juez valorar en cada caso dicha
semejanza.

No puede aplicarse siempre, sino que es preciso que exista una evidente similitud desde el
punto de vista del Derecho, así como que haya una laguna legal, es decir, que no exista una
norma reguladora prevista para el supuesto de que se trata.

Un principio general previsto para el ámbito Civil, no aplicable, en el ámbito del Derecho Penal.

EL PRINCIPIO IURA NOVIT CURIA

Ha devenido en un principio del ordenamiento jurídico, pone en relación con el Derecho con el
Juez y es aplicable a cualquier tipo de proceso.

El aforismo- principio “iura novit curia” supone que el Juez conoce el Derecho. De ahí que
pueda, resolver los litigios mediante normas que sean distintas de las que los litigantes han
invocado.

Proviene del medievo y se recogió en el Derecho Romano. El Tribunal Supremo lo ha


reconocido como la facultad atribuible a Jueces y Tribunales "para encontrar el Derecho
aplicable a la solución del caso", con estricta sumisión a la Ley, siempre y cuando no acudan a
fundamentos de hecho distintos de los alegados.

El Juez no está vinculado, por la invocación que hagan las partes de las normas jurídicas
aplicables al caso, pues puede decidir conforme a las que considere procedentes. Conforme a
este principio, se permite al Juez fundar su decisión en preceptos jurídicos distintos de los
invocados cuando no se alteren sustancialmente los hechos que fundamentan la pretensión.

Esta capacidad del juez para decidir cuál es la norma aplicable, no va a suponer, una
modificación en los hechos que las partes alegaron ni en lo que éstas solicitan. El Juez o
Tribunal no pueden fundamentar su decisión en hechos distintos a los alegados y probados por
las partes. El Juez está obligado a ser congruente. La congruencia es correlación que ha de
existir entre las pretensiones de las partes y el fallo de la sentencia.

Se debe actuar con cautela para evitar posibles excesos que pudieran causar indefensión.

LA INEXCUSABILIDAD DE LOS JUECES

Garantizar el derecho a la tutela jurisdiccional efectiva recogido en el artículo 24 de la


Constitución. Los Jueces y Tribunales están obligados a conocer de los asuntos de manera que
no pueden excusarse. Esto es asimismo aplicable a cualquier tipo de proceso.

Los jueces deberán resolver y no será excusa para no hacerlo el que no hubiera ley aplicable al
caso. Deberían hacerlo conforme a lo que disponga la costumbre o los principios generales del
Derecho. La obligación del Juez de resolver es la garantía del ciudadano de que va a recibir una
respuesta del órgano judicial competente.

EL PRINCIPIO LEX POSTERIOR DEROGAT ANTERIOR

Supone llevar la cronología al mundo de la organización del Derecho. La ley posterior deroga la
ley ante cumplimiento de las leyes afecta, de modo especial, a los funcionarios públicos y,
dentro de ellos a los Jueces y Tribunales.

De acuerdo con lo que establece el Código Civil, “Las leyes sólo se derogan por otras
posteriores. La derogación tendrá el alcance que expresamente se disponga y se extenderá
siempre a todo aquello que, en la ley nueva, sobre la misma materia, sea incompatible con la
anterior. Por la simple derogación de una ley no recobran vigencia las que ésta hubiere
derogado.”

Es una cuestión básica para la seguridad y para que el Derecho se adapte a las nuevas
necesidades y sea algo vivo.

Para que una Ley se derogue es preciso que se apruebe una con posterioridad y que ésta sea
del mismo rango. Así, un Reglamento, por ejemplo, que tiene un rango superior a la Ley, no
puede modificar la Ley, aunque sea de fecha posterior.

Es posible que se produzca una derogación no expresa, sino que resulte de la aprobación de
una nueva norma. Por ejemplo, cuando se aprobó la Constitución española, ésta incluía una
cláusula en la que derogaba cualquier norma incompatible con ella. Cualquier norma contraria
a la Constitución, por tanto, debe considerarse nula por la sola aprobación del texto
constitucional y como una consecuencia de este.

EL PRINCIPIO DE LA INEXCUSABILIDAD DEL CONOCIMIENTO DE LAS NORMAS Y EL ERROR DE


DERECHO

El principio de inexcusabilidad en el cumplimiento de las normas supone que éstas deben


cumplirse sin que puedan utilizarse excusas para fundamentar su incumplimiento. Deriva del
carácter imperativo de la norma y dota de sentido al conjunto del ordenamiento. El
cumplimiento no puede depender de la decisión de aquél a quien va dirigida salvo que no
contraríe el interés o el orden público ni perjudique a terceros. Habría que ver cada supuesto,
dentro de estas condiciones, sí que sería posible, excluir la aplicación de alguna norma a
demanda del interesado.

Tiene su fundamento en el principio de seguridad. En que es necesario que las normas se


apliquen y que no estén condicionadas para evitar de este modo que cada individuo decida si
se cumple o no la norma. Lo que supondría la inexistencia de hecho del sistema jurídico
mismo.

El error de Derecho supone un desconocimiento de las consecuencias jurídicas atribuibles a


una acción. El error de hecho en cambio tiene que ver con la realidad. Sobre qué
consecuencias jurídicas produce en error, hay que estar a qué tipo de error nos referimos, así
como a la posibilidad de vencerlo, o no, que tuvo quien erró.

De acuerdo con el Código Civil se sigue la regla de que “La ignorancia de las leyes no excusa de
su cumplimiento. El error de derecho producirá únicamente aquellos efectos que las leyes
determinen”. artículo 6.1 Habrá que ver cada ley en particular pues el error del Derecho no
supone una exclusión general, sino que es posible que se le de cierta relevancia.

Se trata, de asegurar el cumplimiento de la norma. Por eso la aplicación tampoco puede


quedar condicionada a su conocimiento. Las leyes se deben respetar y soportar, incluso aun
cuando éstas no se conozcan.

Habría que distinguir si se trata de leyes escritas, costumbres y/o principios generales del
Derecho. Es evidente que en las leyes escritas la inexcusabilidad es aún más clara. Si se trata de
una costumbre, hay que estar a la notoriedad de esta, a su conocimiento por la comunidad, no
por cada individuo.

EL PRINCIPIO DE LA RENUNCIA DE DERECHOS Y LA EXCLUSIÓN COLUNTARIA DE LA LEY


APLICABLE

El Código Civil señala que “La exclusión voluntaria de la ley aplicable y la renuncia a los
derechos en ella reconocidos sólo serán válidas cuando no contraríen el interés o el orden
público ni perjudiquen a terceros.”

Cabe renunciar al Derecho o excluir la Ley siempre que de ello no se derive un perjuicio, por
ser contrario al interés público o de manera más concreta, a los intereses de otras personas.

Se recogen dos cuestiones:

 La exclusión voluntaria de la Ley referida a las que puedan excluirse, que no son todas,
por lo que habrá que estar al tipo de Ley de que se trate y determinarse las reglas que
reemplazarán a la Ley.
 La renuncia a los derechos. En la generalidad de los derechos es posible la renuncia, si
bien, hay algunos sobre los que no cabe la renuncia. Por ejemplo, es nula, de acuerdo
con lo dispuesto en el Código Civil, la renuncia sobre la legítima futura.

EL PRINCIPIO DE LA BUENA FE Y LA PROHIBICIÓN DEL ABUSO DE DERECHO

Se recoge en el Código Civil en el artículo 7.1: Los derechos deberán ejercitarse conforme a las
exigencias de la buena fe.
Un principio general del Derecho que se relaciona con la ética. Se debe entender de manera
objetiva, como expresivo de un comportamiento justo y adecuado. Es preciso que se pruebe
que ha habido mala fe, porque la buena fe se da por hecho, se presume.

Abusar de un derecho es excederse de sus límites naturales, de manera que este exceso tenga
como resultado un perjuicio para un tercero. Incorpora el valor de la confianza, que es un
referida a la forma de actuación que cabe esperar de la persona con quien nos relacionamos.

El Código Civil recoge la prohibición del abuso de derecho "La ley no ampara el abuso del
derecho o el ejercicio antisocial del mismo. Todo acto u omisión que, por la intención de su
autor, por su objeto o por las circunstancias en que se realice sobrepase manifiestamente los
límites normales del ejercicio de un derecho, con daño para tercero, dará lugar a la
correspondiente indemnización y a la adopción de las medidas judiciales o administrativas que
impidan la persistencia en el abuso”.

Principales efectos: ineficacia del acto, el resarcimiento de daños y perjuicios y la adopción de


medidas judiciales o administrativas

Se exige que el ejercicio de los derechos y obligaciones sea según las reglas de la buena fe, de
forma que el abuso manifiesto de un derecho no está protegido por a la ley. Es difícil
determinar en qué casos se produce abuso de derecho, por lo que habrá que estar a cada
caso. La equidad será un elemento clave a la hora de determinar si hubo buena o mala fe en
un caso determinado. En principio el abuso de derecho produce un daño a un tercero,
existiendo intención de perjudicar, o al menos no se persigue un fin serio o legítimo. Esa
intención debe ser clara y notoria, no son suficientes los meros indicios. Y supone una
anormalidad en el ejercicio del derecho de que se trate.

Los actos realizados contra la buena fe y mediante abuso de derecho, resultan ineficaces y
devienen nulos. El que hubiera sufrido daños y perjuicios puede solicitar el resarcimiento de
los mismos a través de la indemnización que corresponda. Señala el Código Civil "el que por
acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar
el daño causado".

EL PRINCIPIO DE CONSTITUCIONALIDAD

La Constitución se reconoce como norma superior a todas las demás y como parámetro para
interpretar el resto de las normas.

El pueblo, se da su propia norma básica reguladora. Y ésta, por su amplia legitimidad, obliga de
forma efectiva, vincula al propio pueblo y a sus poderes institucionales. Se aplica a los poderes
públicos y a los ciudadanos. Vemos que la supremacía y valor normativo de la Constitución se
recoge en el artículo art. 9.1 “los poderes públicos y los ciudadanos están sometidos a la
Constitución y al resto del ordenamiento jurídico”.

El hecho de que sea la norma superior del ordenamiento jurídico hace que las demás normas
están sometidas a la Constitución y deben respetarla. Como consecuencia de su posición se
derivan las siguientes consecuencias:

 Se crean sistemas para que las normas que no sean coherentes con la Constitución se
anulen y se expulsen del ordenamiento jurídico. Esos sistemas de control tienen como
finalidad que cualquier norma aplicable en nuestro sistema jurídico sea conforme con
la Constitución. La Constitución no puede ser contraria a cualquier otra norma inferior.
Deben ser el resto de las normas las que se adapten a los mandatos constitucionales.

 Es obligada la interpretación de cualquier norma de conformidad con la Constitución.


No solo las normas deben ser coherentes con la Constitución, además la interpretación
que se haga de cualquier norma a la hora de aplicarse se realiza de acuerdo con la
Constitución. Entre los posibles sentidos de una norma debe prevalecer el que sea más
cercano a la CE. Los Jueces y Tribunales interpretarán y aplicarán las leyes y
reglamentos según los preceptos y principios constitucionales conforme a la
interpretación de los mismos que resulte de las resoluciones dictadas por el Tribunal
Constitucional.
Los Jueces y Tribunales no podrán aplicar leyes contrarias a la Constitución. Deberán
plantear la “cuestión de inconstitucionalidad” al Tribunal Constitucional para que éste
decida acerca de la validez de la norma.

 El art. 9. 3 de la Constitución establece los principios que regulan las relaciones y que
resuelven los conflictos entre normas. Principios como la jerarquía de las normas o su
carácter no retroactivo que ordenan el sistema jurídico y le dotan de coherencia. A
estos principios haremos referencia en temas posteriores.

 Hay un procedimiento concreto para la reforma de la Constitución. Hace que sea más
complejo reformar la Constitución que otras normas del ordenamiento. Es preciso que
haya ciertos acuerdos que permitan la modificación, que son superiores y más
complicados de obtener que los que son necesarios para modificar cualquier otra
norma.

 Obliga a diferenciar entre normas postconstitucionales (probadas después de que


entrara en vigor la Constitución) y normas anteriores a la Constitución. El Tribunal
Constitucional es el único órgano que tiene capacidad para decidir la no aplicación de
la Ley por ser contraria a la Constitución siempre que la Ley sea posterior a la
Constitución. Respecto de las normas preconstitucionales, el Juez directamente puede
también decidir no aplicar la Ley porque entiende que es inconstitucional.
La entrada en vigor de la Constitución deroga las leyes contrarias a la Constitución.
La entrada en vigor de la CE deroga las Leyes Fundamentales del régimen anterior y
cualquier otra que se oponga a sus preceptos, de manera que se produce una
inconstitucionalidad sobrevenida.
La inconstitucionalidad deviene por el contenido, no por la forma de aprobación. No
son inconstitucionales por el solo hecho de aprobarse según un procedimiento
diferente al actual. Lo determinante es sí respetan los principios del ordenamiento en
el momento en que se aplican.
¿Quién está facultado para decidir sobre la inconstitucionalidad sobrevenida? Hay que
distinguir: Sobre la que afecta a las normas aprobadas antes de la entrada en vigor de
la Constitución, están facultados los Jueces y Tribunales por sí mismos. En caso de
duda el Tribunal Constitucional decidirá acerca de si la norma es o no constitucional.
De esta forma, las normas son válidas si se aprobaron según el orden constitucional
vigente en el momento de su aprobación y si no son contrarias al orden actual
marcado por la vigente Constitución.
 Con la Constitución se crea una nueva estructura política del Estado que legitima la
concepción de la Constitución como norma. El Estado que define la Constitución es:
Social y democrático de Derecho. En el respeto a los derechos fundamentales y
garantías para su cumplimiento. Con un control de la acción del Gobierno y de la
Administración Pública. Un sistema de competencias orgánico y territorial

 Debemos tener en cuenta que todas las normas constitucionales vinculan a los
Tribunales y sujetos públicos y privados, pero no todas se aplican de la misma forma.
Esto es: el grado de vinculación no es el mismo. Vemos el grado de eficacia de la parte
dogmática y orgánica.
o Dogmática: Los derechos y libertades reconocidos en el Capítulo segundo del
presente Título vinculan a todos los poderes públicos.
El principio de igualdad y los derechos de la sección primera del Capítulo
segundo, los derechos fundamentales, pueden acudir a los Tribunales por un
procedimiento especial y al Tribunal Constitucional y plantear un recurso de
amparo.
Los principios rectores de la política social y económica no tienen el mismo
grado de vinculación. Sólo se alegarán ante la Jurisdicción ordinaria según lo
que dispongan las leyes que los desarrollen. Lo que supone que solo se podrán
exigir si previamente una ley ha desarrollado ese principio.
o Orgánica: ¿cuál es el grado de vinculación?
La CE determina cuál es la finalidad, funciones y composición de cada órgano
constitucional:
 Corona (Título II)
 Cortes Generales (Título III)
 Gobierno (Título V)
 Poder Judicial (Título VII)
 Tribunal Constitucional (Título IX)
Respecto de los órganos de relevancia constitucional sólo señala su papel y
deja que una Ley posterior lo configure:
 Tribunal de Cuentas
 Consejo de Estado
 Defensor del Pueblo.
Los poderes públicos y los ciudadanos están obligados a tener en cuenta lo
que señale la CE en este sentido. De forma más clara afecta a los poderes
públicos el respetar el sistema de organización de poder de la CE.
 En la Constitución se regula el sistema de fuentes. Tengamos en cuenta que hasta la
aprobación de la CE las fuentes se recogían en el art. 1 Código Civil con el siguiente
tenor:
“Las fuentes del ordenamiento jurídico español son la ley, la costumbre y los principios
generales del derecho. Carecerán de validez las disposiciones que contradigan otra de
rango superior. La costumbre sólo regirá en defecto de ley aplicable, siempre que no
sea contraria a la moral o al orden público y que resulte probada. Los usos jurídicos
que no sean meramente interpretativos de una declaración de voluntad tendrán la
consideración de costumbre. Los principios generales del derecho se aplicarán en
defecto de ley o costumbre, sin perjuicio de su carácter informador del ordenamiento
jurídico. Las normas jurídicas contenidas en los tratados internacionales no serán de
aplicación directa en España en tanto no hayan pasado a formar parte del
ordenamiento interno mediante su publicación en el Boletín Oficial del Estado. La
jurisprudencia complementará el ordenamiento jurídico con la doctrina que, de modo
reiterado, establezca el Tribunal Supremo al interpretar y aplicar la ley, la costumbre y
los principios generales del derecho. Los Jueces y Tribunales tienen el deber
inexcusable de resolver en todo caso los asuntos que conozcan, ateniéndose al sistema
de fuentes establecido”.

Según se desprende del Código Civil:

 La ley es la fuente primaria, absoluta, incondicional.


 Junto a ella, y subordinada a la misma, el reglamento como norma que dimana del
Ejecutivo.
 Subordinado a lo anterior, la costumbre, como uso social constante y continuado en
que concurre la creencia social de que es de obligado cumplimiento.
 Los principios generales se usarán en defecto de ley y costumbre y, a diferencia de
ésta, informan al resto del ordenamiento.
 La jurisprudencia no se concibe como fuente de derecho, sino que su misión es
completar el ordenamiento a través de la doctrina del Tribunal Supremo. Tiene pues
también carácter indirecto.
 Los tratados internacionales. Se reconocen como fuente indirecta, en cuanto sólo
forman parte del ordenamiento si se publican en el BOE.

La entrada en vigor de la CE altera el sistema de fuentes. Este pasa a ser más complejo y plural

La entrada en vigor de la CE hizo que se replantease el sistema de fuente. El motivo: la


Constitución es una “superley” que se impone sobre las demás.

En el constitucionalismo histórico español se ha primado la idea de que la Constitución había


nacido del pacto Corona- Soberanía nacional. Su propósito: limitar los poderes absolutos del
Rey. La Constitución era un pacto sin carácter normativo. No se considera “norma” en sentido
estricto.

Sólo las Constituciones republicanas dieron cierto valor normativo a la CE.

La Constitución se sitúa por encima del resto del ordenamiento como una ley superior, dotada
de contenido normativo vinculante, es decir que obliga, y que configura los poderes del Estado
y el ámbito y límite de los derechos.

Se crea, el Tribunal Constitucional, que tiene entre sus funciones velar por esa superioridad de
la Constitución y que anula las normas contrarias a la CE.

El sistema es más plural porque se dota a las Comunidades autónomas de facultad para legislar
en el desarrollo de sus Estatutos.

El principio de jerarquía no es suficiente porque las leyes autonómicas no se sitúan por encima
ni por debajo de las leyes estatales, sino que sus competencias son distintas y en las materias
en que una ley autonómica es competente la ley de ésta es la que prima.

La Constitución reza su propia supremacía admitida por todos. Las normas emanadas de las
Instituciones europeas se imponen a la propia Constitución como consecuencia de que vía art.
93 hemos cedido competencias que en principio correspondían a nuestro Estado a órganos
supranacionales. El sistema de fuentes debe ser comprendido desde la perspectiva de nuestra
pertenencia a Europa.
EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD, JERARQUÍA Y COMPETENCIA

Junto con los principios constitucionales, existen otros que, son también constitucionales,
porque están recogidos en la Constitución, pero que su valor es organizativo y de soporte del
orden jurídico.

Podemos distinguir entre los principios-valores, como pueden ser la igualdad o la libertad, que
son también principios constitucionales, y los principios organizativos. Estos son
instrumentales. No señalan los valores ni los contenidos, sino que se centran en las garantías,
en cómo hacer valer el sistema en su conjunto.

Lo importante en estos principios organizativos es que se utilizan para apoyar el sistema


jurídico, se dice que son de organización, pero son fundamentales porque sirven para hacer
valer las normas. Su carácter es jurídico-técnico Por muy importante que fuera una norma, si
no creamos los resortes para hacer que se cumpla, no tendrá efecto. Las normas de
organización hacen que el ordenamiento sea un conjunto, un sistema, en el cual cada norma
tiene su lugar, está garantizada por esos principios y en caso de incumplimiento se toman
ciertas medidas.

Los principios informadores del sistema de fuentes están relacionados entre sí y toman su
valor precisamente en relación con los demás.

Principio de legalidad:

Supone un sometimiento del poder público al Derecho. Debe entenderse en una


interpretación amplia de “legalidad” referida al Derecho del Estado.

Su reconocimiento está en el origen mismo del constitucionalismo. La pretensión desde los


inicios de los Estados liberales es someter al poder a la Ley como una forma de evitar abusos.
De ahí que la técnica de la codificación propia de la revolución francesa de 1789 sea
considerada uno de los aspectos fundamentales de los Estados modernos.

En la actualidad entendemos que la soberanía reside en el Pueblo, del que emanan todos los
poderes del Estado. Es, el Pueblo el que decide cuales son las normas por las que se quiere
regir. El Pueblo, se da sus propias leyes que deben entenderse en sentido amplio, como
conjunto normativo. El principio de legalidad nos lleva a que la voluntad del Pueblo se cumpla
porque todos los poderes del Estado deben someterse a ella.

La pretensión del principio de legalidad es que la Ley se cumpla. Que se cumpla por todos, por
los ciudadanos y especialmente por los poderes públicos. Este es un principio básico de todo
sistema democrático.

Estamos ante un principio jurídico según el que toda norma jurídica, deben ser conformes a
una norma superior, y en última instancia, a la Constitución.

Es una garantía frente a la arbitrariedad en la toma de decisiones. Supone la sujeción del poder
a la ley y evita cualquier actuación contraria a la misma. Sea de cualquier poder que pretenda
actuar contrariamente a la Ley.

Se resalta el papel superior de la Constitución frente al “resto del ordenamiento” La sujeción a


la Constitución es la primera premisa, porque de ella arrancan el resto de las leyes que
componen el ordenamiento jurídico. Es por lo tanto una norma cualitativamente distinta de las
demás. La Constitución es la norma fundamental y fundamentadora de todo el ordenamiento
jurídico.

Si la Constitución es la base de nuestro ordenamiento, la norma superior, el resto de las


normas deben estar sometidas a ella. Deben ser acordes con ella. Si una Ley es contraria a la
Constitución debe anularse para dar cumplimiento al principio de legalidad. Esto supone el
reconocimiento del principio de la validez normativa de la Constitución. Esta es norma jurídica
de aplicación directa y no mero conjunto o reunión de principios programáticos o políticos.

No solo comprende a la Constitución y las leyes emanadas del órgano legislativo, sino también
las disposiciones, que vinculan a la Administración en su actuación concreta en virtud del
principio de la jerarquía de las normas.

En el ámbito de la Administración es especialmente importante. Implica que las facultades de


la Administración no son ilimitadas, sino que están sujetas a la ley. Cualquier órgano de la
Administración debe actuar conforme al principio de legalidad.

En el ámbito judicial, de aplicación del Derecho, la legalidad exige al aplicar la ley que ésta se
aplique cuando corresponda sin que el juez pueda actuar de forma contraria o distinta a la
prevista en la propia ley.

Es un elemento fundamental para consolidar un Estado de Derecho que asegura el imperio de


la ley como expresión de la voluntad popular.

Principio de jerarquía normativa

Las disposiciones de rango superior han de prevalecer sobre las de rango inferior.

Esto supone que las normas tienen un determinado rango, un nivel y que una norma de rango
superior, supongamos una ley, no puede ser anulada ni modificada por una norma de rango
inferior, supongamos un reglamento. Incluso dentro de cada rango habría distintos rangos.

Una vez que sabemos que las normas tienen distintos rangos y que conforman el sistema
jurídico regulando las materias que les corresponde de acuerdo con el rango que tengan, nos
preguntamos: ¿Cómo se determina el rango?

Hay distintos criterios:

Ver qué órgano crea la norma. Así, el órgano legislativo crea generalmente leyes y éstas son de
rango superior a las normas que emanan del Gobierno, salvo excepciones concretas.

Cuál es aplicable en caso de conflicto. Nos preguntamos si hay dos normas que regulan una
misma cuestión cual es la aplicable. Para el caso de que una determinada actividad esté
regulada por ambas y éstas se contradigan, sabemos que la ley se aplica de forma preferente
al reglamento. Por tanto, esto supondría que la ley tiene un rango superior.

Que capacidad tienen para derogar. Para el caso de que haya una cuestión regulada por una
norma nos preguntaríamos qué norma es la que puede modificar esa regulación.

La ley obliga a los jueces y tribunales a no aplicar los reglamentos o cualquier otra disposición
contrarios a la Constitución, a la Ley, o al principio de jerarquía normativa.

El sistema jurídico se ordena en una jerarquía en función de los criterios que hemos señalado.
Determinados órganos están facultados para la creación de normas superiores, en caso de
conflicto se aplica la norma superior frente a la inferior y las normas de rango inferior no
pueden vulnerar lo establecido por las normas de rango superior ni modificar éstas.

Hay una determinada jerarquía que ordena las normas de la siguiente forma:

1.-Constitución como norma superior sobre el resto de las normas.

2.- Leyes. Normas con rango de ley: orgánicas, ordinarias, etc

3.- Reglamentos del Gobierno: Reales Decretos, Órdenes Ministeriales y disposiciones de


las demás autoridades y órganos inferiores según el orden de su respectiva jerarquía.

4.- La costumbre y los principios generales del Derecho.

Competencia

El principio de jerarquía se completa con el de competencia. Atendemos no solo a cuál es la


norma de rango superior sino a cuál es la encargada de regular una materia porque tiene
atribuida esa competencia.

Se trata de un principio que no está recogido en la Constitución, pero se ha desarrollado a


través de la doctrina y es un aspecto fundamental en los principios de organización del
Derecho.

La competencia es una capacidad que viene atribuida de forma expresa por la ley a los órganos
del Estado y que les permite actuar en relación con determinadas materias o sobre
determinados aspectos de una materia. La competencia permite ejercer acciones a unos
órganos y limita la actuación de otros.

El Gobierno es competente para dictar decretos, pero no para aprobar una ley orgánica.

La competencia puede deberse a distintas cuestiones:

Por razón de la materia, de manera que a cada órgano le corresponde actuar en relación con
una materia.

Puede venir atribuida por razón del lugar. Se refiere a la diferenciación de competencias de
acuerdo con los ámbitos territoriales.

Nos preguntamos ¿qué norma es superior una ley autonómica o una ley estatal? Depende de
cuál sea el órgano competente para la creación de esa norma. No siempre es superior el
derecho del Estado central. Lo será el autonómico si dicta una norma sobre una competencia
que tiene atribuida esa Comunidad.

Las Comunidades autónomas pueden tener competencias exclusivas que se ejercen


únicamente por ellas o bien competencias compartidas entre órganos estatales y
autonómicos.

Todo esto debe ser tenido en cuenta porque si una norma regula una materia que le está
reservada a otro tipo distinto de norma o si un órgano regula una materia para la que no es
competente, la norma resultante será nula.
SEGURIDAD E IRRETROACTIVIDAD

SEGURIDAD

El principio de seguridad jurídica es la base y fundamento de los principios de organización del


sistema. Lo que pretenden los principios anteriores es precisamente lograr la seguridad
jurídica.

Es suma de certeza y legalidad, jerarquía y publicidad normativa, irretroactividad de lo no


favorable, interdicción de la arbitrariedad, pero que, si se agotara en la adición de estos
principios, no hubiera precisado de ser formulada expresamente. La seguridad jurídica es la
suma de estos principios, equilibrada de tal suerte que permita promover, en el orden jurídico,
la justicia y la igualdad, en libertad.

La seguridad jurídica exige poder conocer el ordenamiento jurídico. Su manifestación es la


confianza que los ciudadanos pueden tener en la observancia y el respeto a la ley.

Su principal efecto es que todos conocen las consecuencias jurídicas de sus actos. Tanto los
poderes públicos como los ciudadanos sepan a qué atenerse, lo cual supone por un lado un
conocimiento cierto de las leyes vigentes y, una cierta estabilidad de las normas y de las
situaciones que en ella se definen. Esas dos circunstancias, certeza y estabilidad, deben
coexistir en un estado de Derecho.

Es por tanto consecuencia directa de la concepción de Estado como “Estado de Derecho” y del
principio de legalidad.

Hay una serie de medios que ayudan a lograr alcanzar mayores cuotas de seguridad jurídica:

 Perseguir la claridad por el legislador, no utilizar términos confusos, ambiguos. Se trata


de que las normas sean accesibles, que se comprendan por aquellos no formados en
Derechos con un lenguaje claro.
 Evitar la confusión normativa. Continuamente encontramos el problema de que una
misma materia está regulada en distintos textos y que hay además un exceso de
normas que regulan una materia. Colabora con el principio de seguridad jurídica el que
haya una claridad en este sentido.
 La publicidad de las normas es el instrumento fundamental para dar a conocer las
normas que coadyuva a la mayor seguridad.

El Código Civil exige la publicación de las leyes en el Boletín Oficial del Estado.

La publicación de las normas es fundamental para que los destinatarios tienen oportunidad
para conocerlas.

Esta garantía aparece como consecuencia de la proclamación de España como un Estado de


derecho, y se encuentra en íntima relación con el principio de seguridad jurídica. Sólo podrán
asegurarse las posiciones jurídicas de los ciudadanos, la posibilidad de éstos de ejercer y
defender sus derechos, y la efectiva sujeción de los ciudadanos y los poderes públicos al
ordenamiento jurídico, si los destinatarios de las normas tienen una efectiva oportunidad de
conocerlas en cuanto tales normas, mediante un instrumento de difusión general que dé fe de
su existencia y contenido, por lo que resultarán evidentemente contrarias al principio de
publicidad aquellas normas que fueran de imposible o muy difícil conocimiento.
Es, una regla básica para conseguir la seguridad jurídica y hacer valer el principio de seguridad.
Si existe una ley, pero no se publica, no se da a conocer, se plantean una serie de problemas
que finalizan en un mal funcionamiento del sistema jurídico.

La publicidad de las normas produce los siguientes efectos:

 se pueden asegurar las posiciones jurídicas de los ciudadanos. Esto es, los ciudadanos
saben cuáles son las consecuencias de sus actos. La publicidad conlleva conocimiento y
el conocimiento hace que los ciudadanos sepan cuando actúan en contra de las
normas.
 Los ciudadanos pueden defender sus derechos. La publicidad de las normas da a
conocer los derechos que éstas aportan a los ciudadanos. De esta forma, permite que
los ciudadanos conocedores puedan defender lo que la norma le otorga.
 Los ciudadanos y los poderes públicos quedan sujetos al ordenamiento jurídico.

PRINCIPIO DE IRRETROACTIVIDAD

Se prohíbe que una norma dictada con efectos futuros afecte a situaciones jurídicas ya
perfeccionadas cuando sea restrictiva de derechos.

La norma rige y regula lo que ocurre a partir de su entrada en vigor. Esto supone, que una
norma no puede afectar a una situación que se produjo antes de la entrada en vigor de esta si
restringe derechos.

Supongamos que se aprueba una norma que prohíbe y penaliza una determinada actividad. Si
esa actividad se ha realizado antes de que se aprobara la norma queda fuera de la misma, la
ley no puede penalizar esa actuación porque no tiene efectos retroactivos. No se retrotrae,
rige solo hacia futuro, regula solo lo que ocurrirá una vez aprobada la norma de que se trate.

Esto es así siempre que la normas sea restrictivas de derechos individuales.

Hay una excepción en las que si se aplica el principio de irretroactividad. Se refiere a las
disposiciones sancionadoras favorables. Es decir, la Constitución garantiza la retroactividad de
la ley penal favorable. Esto supone que se aplica la ley más beneficiosa

EL PRINICIPIO DE PRESERVACIÓN DEL INTERÉS GENERAL

El interés general es un concepto jurídico indeterminado, es decir, un concepto impreciso en la


teoría y que se hace eficaz en su práctica.

Se recoge en nuestra Constitución referido a cuestiones distintas.

En relación con la Administración. La Administración Pública sirve con objetividad los intereses
generales y actúa de acuerdo con los principios de eficacia, jerarquía, descentralización,
desconcentración y coordinación, con sometimiento pleno a la ley y al Derecho.”

La relación entre derecho administrativo y el concepto de Interés General van de la mano. La


función misma de la Administración está centrada en conseguir, en servir, como señala la
Constitución, el interés general.

El interés general no es la mera suma de los intereses particulares. Se identifica con el interés
público y se contrapone, al interés particular o privado, pero no representa el interés de la
mayoría sino que va más allá de la pura adición de intereses particulares. Es un principio
general del Derecho que hace que las normas deban interpretarse en el sentido más favorable
a los intereses generales. Es el principio que determina el funcionamiento y la actuación de las
Administraciones, en definitiva, nos sirve como criterio orientador de las políticas públicas,
pero también como límite a la propia Administración que no puede actuar de manera contraria
a los intereses generales.

Es evidente que cada ideología tiene su manera de entender cómo se favorece el interés
general. El Gobierno, debe justificar que los costes que representa una decisión para un sector
concreto se amortizan en el beneficio común.

Interés nacional o interés general de España.

El artículo 155 CE nos da el instrumento necesario para adoptar las medidas necesarias con el
fin de lograr la protección del interés general en caso de incumplimiento de las obligaciones
constitucionales de una Comunidad Autónoma.

El procedimiento previsto, es el siguiente. El Gobierno deber enviar un requerimiento al


presidente de la comunidad autónoma para que vuelva a cumplir la Constitución y las leyes. Si
este requerimiento no es atendido, el Gobierno enviará una comunicación formal al Senado,
proponiendo las medidas que considera necesarias para obligar al cumplimiento de sus
obligaciones constitucionales a las autoridades autonómicas, y proteger de este modo el
interés general de España. Esta propuesta del Gobierno debe ir justificada, acreditando que se
ha realizado el requerimiento y que éste no se ha atendido. En principio, no es necesario que
intervenga el Tribunal Constitucional para constatar el incumplimiento de las obligaciones
legales o constitucionales, aunque quizá el Gobierno busque una declaración formal del Alto
Tribunal para legitimar más su actuación.

El procedimiento de tramitación en el Senado está regulado en su Reglamento. Una vez


recibida la comunicación del Gobierno, la Mesa del Senado debe remitir la documentación
recibida del Gobierno a la Comisión General de las Comunidades Autónomas, que requerirá al
presidente de la comunidad implicada para que remita las alegaciones que considere
oportunas y designe a una persona para que ejerza su representación. La Comisión tiene que
emitir un dictamen razonado sobre si procede o no aprobar la solicitud del Gobierno central,
con los condicionantes y precisiones oportunas. Finalmente, el Pleno de la Cámara debatirá y
votará la propuesta, siendo necesario para la aprobación el voto de la mayoría absoluta de los
senadores.

No es necesario un plazo muy largo para que pueda aprobarse en el Pleno del Senado.

El efecto de este artículo no es la suspensión de la autonomía. Se trata de habilitar al Gobierno


a tomar medidas para asegurar el cumplimiento forzoso de las obligaciones. El Gobierno
asume únicamente determinadas competencias autonómicas con una finalidad clara:
garantizar el cumplimiento de la Constitución y las leyes por parte de la comunidad autónoma.

El Gobierno debe proponer al Senado cuáles serían las medidas, tanto su contenido como el
alcance formal y material, así como el plazo temporal previsto para su ejecución. Se trata de
medidas temporales y provisionales, que persiguen restablecer el orden jurídico-
constitucional. Pero luego, el Senado, a través del dictamen de la Comisión General de
Comunidades Autónomas y del propio debate en Pleno, es quien fijará los términos concretos
de la aplicación del artículo 155.
EL PRINCIPIO AUTONÓMICO

Las Comunidades Autónomas son instituciones que asumen el poder del Estado dentro de un
limitado ámbito territorial, dotadas de personalidad jurídica y potestad de autogobierno.

La naturaleza de las CCAA viene configurada por las siguientes notas:

 Forman parte del Estado.


 Tienen competencias atribuidas constitucionalmente.
 Están sometidas al control del Estado.

Su organización institucional responde al principio clásico de división de poderes y al principio


de responsabilidad política del órgano de gobierno ante la Asamblea de la CA.

El Estado autonómico se articula a través de una serie de principios. El principio de unidad; El


principio de autonomía; El principio de solidaridad; El principio de igualdad; El principio de
cooperación; El principio dispositivo que permite la flexibilidad; El principio de pluralidad
sometido a límites.

Es especialmente importante para comprender su naturaleza la combinación de los principios


unidad – autonomía, que se oponen dialécticamente el uno al otro.

El alcance de ambos principios no es fácil definir, pero:

 La autonomía no es soberanía.
 La autonomía es política, no sólo administrativa, que corresponde a provincias y
municipios.

Respecto de la posición del Estado cabe señalar:

 La CE establece, en el artículo 149.3, la supremacía del derecho estatal en todas las


materias que no sean de exclusiva competencia de las CCAA.
 En virtud de esa superioridad, al Estado corresponden ciertas facultades de control y
coordinación de las CCAA.
 El TC señala que el objetivo de esa capacidad de coordinación es integrar las diversas
partes en un conjunto unitario. Supone:
o La fijación de medios y sistemas de relación que haga posible la información
recíproca
o La homogeneidad técnica en diversos aspectos,
o La acción conjunta de las autoridades para ejercer sus competencias.

Su justificación está en la superioridad de los fines generales sobre los específicos comunitarios
implica una jerarquía de los entes políticos Estado/CA.

La capacidad de coordinación del Estado tiene límites claros para no dejar vacías de contenido
las competencias de CCAA.

PRIMACÍA DEL DERECHO ESTATAL

 La primacía del derecho estatal está recogida en el art. 149.3 CE. ¿En qué sentido?
 Las materias no atribuidas expresamente el Estado podrán corresponder a las CCAA.
 Las competencias sobre las materias que no se hayan asumido por los Estatutos de
Autonomía corresponderán al Estado.
 Las normas estatales prevalecerán, en caso de conflicto, sobre las de las CCAA en todo
los que no esté atribuido a la exclusiva competencia de ésta.
 El derecho estatal es, en todo caso, supletorio del derecho de las CCAA

PRINCIPIO DE SOLIDARIDAD

El artículo 2 de la CE recoge el principio de solidaridad entre la Nación española y las


nacionalidades y regiones que la integran, así como entre las mismas.

Es un mecanismo de conexión profunda entre las CCAA y el Estado en el que se integran. De


participación. De manera que las CCAA participan en la voluntad del Estado a través de los
siguientes instrumentos:

 Del Senado (Cámara de representación territorial)


 De la iniciativa legislativa
 De la legitimación para impugnar leyes ante el TC
 De la participación en la planificación de la actividad económica...
 De limitación: Las CCAA tienen unos claros límites. Como:
o Material: Las competencias que corresponden al Estado
o Territorial: Sus decisiones tienen eficacia en su CA
o Los principios y valores constitucionales.
o Otros concretos: prohibición de privilegios, igualdad.

Vemos más detenidamente la igualdad en el ámbito autonómico. La CE reconoce la igualdad


jurídica por vía negativa:

Por vía positiva, las Cortes pueden impedir la creación de situaciones discriminatorias entre las
CCAA a través de leyes de armonización.

Además, se garantiza la igualdad de todos los ciudadanos independientemente de donde


residan.

El Estado se le atribuyen competencias exclusivas para garantizar la igualdad: “regular las


condiciones básicas que garanticen la igualdad de los españoles”. Sobre esta materia no
podrán legislar los órganos de las CCAA.

La CE reconoce la cooperación entre las CCAA al permitir la celebración de convenios entre


ellas para la gestión y protección de servicios, con autorización de las Cortes Generales.

En ningún caso permite la Constitución la federación de CCAA.

Se relaciona con el principio de equilibrio.

También tenemos en cuenta el principio de suficiencia financiera. La autonomía financiera es


fundamental para el ejercicio de la acción de las CCAA.

El sistema autonómico es flexible y se aplica el principio dispositivo. Esto lo vemos en la CE:

 La CE no estableció cuáles iban a ser las CCAA en concreto. No específico los criterios
de creación, salvo las referencias generales ya vistas.
 No impone como obligatoria la constitución de las CCAA. En la práctica los territorios
se han constituido en CCAA (excepto Ceuta y Melilla que son ciudades autónomas)
pero podrían no haberlo hecho. Eran libres para elegir.
 No determina la estructura de las CCAA salvo mínimos.
 No determina las competencias de cada CA. Sólo las que son exclusivas del Estado.
Esto deberá aparecer recogido en los Estatutos

LA INTERDICCIÓN DE LA ARBITRARIEDAD DE LOS PODERES PÚBLICOS. LA RESPONSABILIDAD


DE LOS PODERES PÚBLICOS

PRINCIPIO DE INTERDISCCIÓN DE ARBITRARIEDAD

Lo arbitrario puede definirse como lo no adecuado a la legalidad y la interdicción debe


entenderse como prohibición. Se prohíbe actuar de manera inadecuada mediante actuaciones
ilegales o abusivas, por parte de los poderes públicos.

Las actuaciones abusivas se pueden definir como aquellas en las que la administración actúa
con absoluto desprecio y abandono del interés general, frente al particular, así como con
olvido de las normas y principios objetivos en que debe basarse toda resolución.

Hay que ver en que casos podemos entender que una actuación es inadecuada o arbitraria.
Para eso distinguimos entre actividades regladas, o reguladas previamente y aquellas que no lo
están. De esta forma:

 Frente a una actividad reglada la arbitrariedad equivale a infracción de la norma. Es


decir, hay una norma que se debería aplicar para regular una determinada situación y
sin embargo no se aplica o no se hace en el sentido indicado por la propia norma.
 Frente a una actividad no reglada la arbitrariedad equivale a desviación de poder. Esto
supone que en aquellos casos en que no exista una norma reguladora, una norma que
indique cómo se debe actuar, el poder público no tiene en cuenta los principios
generales del derecho o los valores de nuestro ordenamiento, sino que actúa de
manera contraria a éstos.

La interdicción de la arbitrariedad es algo fundamental para el buen funcionamiento de un


Estado y abarca los distintos poderes públicos.

ADMINISTRACIÓN

De hecho, la interdicción está referida básicamente a la Administración y es una garantía del


ciudadano frente a posibles abusos.

La seguridad jurídica, no supone la vinculación de la Administración a sus decisiones


precedentes, pero sí obliga a motivar suficientemente las razones por las cuales se separa de
su criterio anterior.

La Administración está obligada a publicar regularmente instrucciones y consultas en


respuesta a peticiones de los administrados para facilitar el conocimiento de sus criterios al
interpretar y aplicar la ley.

PODER JUDICIAL

Se manifiesta en la falta de motivación de las sentencias y en la no vinculación al propio


precedente sin explicación.

Esto supone que los jueces y tribunales deben motivar las sentencias, esto es, debe explicar
por qué han tomado una determinada decisión. Además, deben aplicar unos mismos criterios
para juzgar casos similares. En caso de que no lo hagan, deberían explicar por qué se apartan
de la doctrina anterior, porqué para ese supuesto han aplicado una ley distinta o la misma en
un sentido diferente.

Cuando se trata de la aplicación de la Ley por un mismo órgano judicial, obliga a que las
soluciones ofrecidas a los casos individualizados obedezcan a un criterio general de
interpretación y aplicación de la legalidad.

No existe un mandato de igualdad absoluta que obligue en todo caso al tratamiento igual de
los supuestos iguales, pues ello sería contrario a la propia dinámica jurídica que se manifiesta
no sólo en una modificación normativa, sino también en una razonable evolución en la
interpretación y aplicación de la legalidad concretada en un cambio de criterio que legitima las
diferencias de tratamiento. Es preciso compatibilizar el principio de igualdad con la autonomía
de los órganos judiciales en el ejercicio de su exclusiva competencia para juzgar y ejecutar lo
juzgado.

PARLAMENTO

Respecto del poder legislativo, sus actos son arbitrarios si engendran desigualdad, cuando ésta
no esté validada por un fin como la búsqueda de la igualdad real y efectiva.

Este principio es exigible a cualquier poder público. Estado, Comunidad Autónoma, entidad
local o institucional.

RESPONSABILIDAD

Los poderes públicos son responsables por los daños causados en el ejercicio de su actuación.

Esto supone el correspondiente derecho y seguridad para los ciudadanos que entienden que la
actuación de los poderes públicos será corregida.

El artículo 106 de la Constitución recoge el derecho de los particulares a ser indemnizados por
toda lesión que sufran de sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor y siempre
que la lesión sea consecuencia del funcionamiento de los servicios públicos.

Deriva el principio de control jurisdiccional de los actos administrativos. Este principio significa:

Que los Tribunales controlan la legalidad de la actuación de los órganos administrativos.

Que los Tribunales controlan que la actuación de los órganos de la Administración sea
conforme a los fines justificadores de la misma.

Que los particulares puedan reclamar ante los Tribunales ante una actuación ilegal de la
Administración que suponga lesión de sus derechos.

La responsabilidad es exigible a cualquier poder público, en cualquier nivel de organización y


ámbito territorial.

La misma responsabilidad es exigible a la Administración de Justicia. El art. 121 reconoce el


derecho a una indemnización a cargo del Estado por los daños causados por error judicial, así
como los que sean consecuencia del mal funcionamiento de la Administración de Justicia.

De acuerdo con la Constitución solo hay una excepción a este principio es la referida al Rey, al
jefe del Estado. Quien responde de los actos que realiza el Rey es quien lo refrenda. De manera
que el refrendo de los actos del Rey es una forma de trasladar la responsabilidad de quien de
manera excepcional no puede ser responsable de sus actos.
LA INDEPENDENCIA JUDICIAL

Ya se ha señalado en relación con la deontología de los Jueces que la independencia no es un


privilegio otorgado en beneficio de los jueces sino un derecho reconocido a todos y cada uno
de los ciudadanos de una sociedad democrática a disfrutar de un poder judicial independiente
de los poderes legislativo y ejecutivo, y que ha sido establecido para salvaguardar la libertad y
los derechos de los ciudadanos en el marco del Estado de Derecho.

Corresponderá a todo juez respetar la independencia del poder judicial y contribuir a su


mantenimiento, tanto en sus aspectos individuales como en sus aspectos institucionales.

La CE dedica el Título VI al Poder Judicial como un poder independiente del resto de los
poderes constitucionales.

Actualmente la Justicia se conecta con el principio de soberanía popular y el sistema de


Jefatura de Estado.

Como consecuencia de la aplicación del principio de soberanía popular en el ámbito judicial los
ciudadanos pueden participar en la Justicia, ya sea a través del ejercicio de la acción popular,
bien participando en la Administración de Justicia mediante la institución del Jurado, en
determinados procesos que establece la Ley o en los Tribunales consuetudinarios y
tradicionales.

En el Estado absoluto, todos los poderes se aúnan en manos del Rey, de manera que la Justicia
también la impartía el monarca. Hasta su reconocimiento como un poder independiente y
derivado de la soberanía popular, se produce una evolución que se corresponde con la propia
del Estado. De forma progresiva, los poderes del Rey se limitan. En primer lugar, se va a limitar
el poder legislativo que se arranca de la esfera del Monarca para pasar a las Cortes. El poder
ejecutivo sigue en manos del Rey y el poder judicial lo componen una serie de funcionarios que
dependen estructuralmente del Monarca.

Posteriormente, con el liberalismo la teoría de la división de poderes del Estado planteará una
distinción que pasa por la necesaria independencia del poder judicial respecto del resto.

Se trata de uno de los grandes poderes del Estado que arranca como independiente a partir de
la división de poderes que planteará Montesquieu.

Montesquieu concibe al poder judicial como “la boca por la que habla la ley” fruto de su
desconfianza en los jueces.

Frente a esta visión, la aproximación anglosajona ha dado un papel fundamental a la capacidad


creadora de derecho de los jueces.

En la actualidad, la visión restrictiva del poder judicial que planteó el liberalismo por deseo de
la imposición de la Ley sin privilegios ha cedido ante una actividad de los jueces que permite a
éstos, a través de la interpretación, actualizar el Derecho y adaptarlo a los cambios sociales.

Respecto de sus miembros, la Justicia se administra por Jueces y Magistrados integrantes del
Poder Judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente a la
Constitución al imperio de la Ley.
INDEPENDENCIA

Es la base para el buen funcionamiento del Poder Judicial y obliga a ser respetada por todos los
poderes del Estado.

Los Jueces y Magistrados son independientes respecto del resto de poderes del Estado y
también de los propios órganos judiciales y de gobierno del Poder Judicial.

Los jueces no pueden corregir la aplicación o interpretación del ordenamiento jurídico hecha
por sus inferiores sino es en virtud de un recurso.

Los jueces no pueden dictar instrucciones, de carácter general o particular, dirigidas a sus
inferiores, sobre cómo deben aplicar o interpretar el ordenamiento jurídico dentro de su
función jurisdiccional.

En caso de que fueran perturbados en su independencia lo pondrán en conocimiento del


Consejo General del Poder Judicial.

Con el objeto de reforzar la independencia del Juez, se determina también su inamovilidad,


junto con un sistema de incompatibilidades.

La inamovilidad supone que no pueden ser separados, suspendidos, trasladados ni jubilados


sino con las causas y con las garantías establecidas por la ley. Los Jueces y Magistrados,
mientras se hallen en activo, no podrán: Desempeñar otros cargos públicos; Pertenecer a
partidos políticos o sindicatos. Su capacidad para asociarse está sometida a unas modalidades
específicas. De manera general se declara su incompatibilidad para ejercer otras funciones que
las de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado.

Se reconoce el sometimiento único al imperio de la Ley. Los Jueces y Tribunales interpretarán y


aplicarán las Leyes según la Constitución por ser la norma suprema del ordenamiento,
Además, la interpretación de la Ley será conforme a la interpretación que resulte de las
resoluciones dictadas por el Tribunal Constitucional en todo tipo de procesos.

LOS PRINCIPIOS DE ACTUACIÓN DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS

PRINCIPIOS FUNCIONALES

La Administración Pública sirve con objetividad los intereses generales…. con sometimiento
pleno a la ley y al Derecho.

Sería la base de los principios reguladores de la actuación de las Administraciones Públicas:


Búsqueda del interés general de manera objetiva y bajo el principio de legalidad.

El principio de legalidad, por el que la Administración ejerce sus funciones con sometimiento
pleno a la Constitución, a la ley y al Derecho. Su actuación está sujeta al control ante la
jurisdicción ordinaria, en la vía contencioso-administrativa, y en última instancia ante el
Tribunal Constitucional.

El principio de objetividad entendido como neutralidad o imparcialidad. Estos principios se


pueden completar con otros:

 El principio de eficacia referido a la mejor utilización de los medios con que cuenta
para lograr los fines a que va dirigido, que es la consecución de fines de interés
general.
 El principio de transparencia, como forma de garantía de lo anterior.
 El principio de participación, por el que la Administración debe encaminar su actuación
a permitir una mayor y mejor participación de los ciudadanos en el acceso a la
decisión, en la toma de decisiones, en el acceso a la vida política, económica y social.
 El principio de igualdad referido a la Administración incluye la igualdad formal y la
igualdad real y efectiva.

PRINCIPIOS DE ORGANIZACIÓN

Un segundo grupo de principios tienen que ver con la organización de la Administración: El


principio de jerarquía, descentralización, desconcentración y coordinación.

 La organización jerárquica es fundamental en la Administración para el buen


desempeño de sus funciones.
 La descentralización permite el traspaso de funciones entre distintas organizaciones.
Puede ser territorial o institucional.
 Desconcentración. A través de este principio se transfiere la titularidad y el ejercicio de
competencias de un órgano superior a otro inferior dentro de un mismo ente público,
con carácter permanente.
 La coordinación actúa como un principio organizativo para conseguir una unidad en la
actuación entre los distintos órganos de la Administración.

LA UNIDAD DE MERCADO Y EL PRINCIPIO DE ESTABILIDAD PRESUPUESTARIA

LA UNIDAD DE MERCADO EN LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978

España, que recoge expresamente el principio de unidad, es un Estado unitario, pero


fuertemente descentralizado territorialmente. Llevado a lo económico lo anterior se traduce
en el principio de unidad de mercado.

El principio de unidad de mercado pretende garantizar la integridad del orden económico y


facilitar, a través de unos principios básicos comunes en el orden económico. Se trata de lograr
el aprovechamiento de economías de escala y de facilitar el mercado mediante el libre acceso,
ejercicio y la expansión de las actividades económicas en todo el territorio nacional. El objetivo
de este principio es crear el marco jurídico fundamental para la estructura y funcionamiento
de la actividad económica; el conjunto de todas ellas compone lo que suele denominarse la
constitución económica o constitución económica formal.

La unicidad del orden económico nacional es un presupuesto necesario para que el reparto de
competencias entre el Estado y las distintas Comunidades Autónomas en materias económicas
no conduzca a resultados no funcionales. Por ello, la Constitución retiene en poder del Estado,
como exclusivas en su integridad, aquellas competencias que atañen a determinados aspectos
del orden económico y de su unidad.

Su objetivo, es eliminar barreras administrativas y cuestiones burocráticas que provengan de


las distintas Comunidades Autónomas. Se pretende que las empresas puedan operar en las
diferentes Comunidades Autónomas sin la obligación de cumplir una normativa distinta en
cada una de ellas. Su finalidad, es armonizadora.

La Constitución señala que ninguna autoridad podrá adoptar medidas que directa o
indirectamente obstaculicen la libertad de circulación y establecimiento de personas y la libre
circulación de bienes en todo el territorio nacional”.
Su fundamento esta “en la libre circulación y establecimiento de los operadores económicos,
en la libre circulación de bienes y servicios por todo el territorio español, sin que ninguna
autoridad pueda obstaculizarla directa o indirectamente, y en la igualdad de las condiciones
básicas de ejercicio de la actividad económica”.

Su objeto es, minimizar las distorsiones que puedan derivarse de nuestra organización
administrativa territorial. Se trata de un principio que supone límites a la descentralización en
materia económica y evita que se dicten determinadas normas que dificulten la actividad
económica para así hacer que no se fragmente el mercado.

Su ámbito de aplicación será el “acceso a actividades económicas en condiciones de mercado y


su ejercicio por parte de operadores legalmente establecidos en cualquier lugar del territorio
nacional”.

La unidad, no significa uniformidad. Nuestro Estado es descentralizado, lo que quiere decir,


que las Comunidades Autónomas tienen capacidad para dictar normas también en el ámbito
económico. Hay que hacer compatible la idea de unidad económica de la Nación y con la de
que haya normativas reguladoras diferentes, derivadas de la autonomía, por lo que ha de
buscarse un equilibrio entre ambos principios, siempre que ello resulte proporcionado al
objeto legítimo que se persigue, de manera que las diferencias y peculiaridades en ella
previstas resulten adecuadas y justificadas por su fin, y, por último, que quede en todo caso a
salvo la igualdad básica de todos los españoles.

Los que se va a tener en cuenta es la necesidad y proporcionalidad de las actuaciones de las


autoridades competentes.

Se trata de una materia que ha sido regulada por la Ley 20/2013, de 9 de diciembre, de
garantía de la unidad de mercado -LGUM-La Ley reguladora ha sido muy debatida.
Especialmente la Comunidad Autónoma de Cataluña

CONCEPTUALIZACIÓN DEL PRINCIPIO DE ESTABILIDAD PRESUPUESTARIA

La estabilidad presupuestaria es la pauta que fija que las administraciones públicas deben
cerrar en equilibrio sus finanzas a lo largo de un período de tiempo, sea un año o más,
pudiendo incurrir en superávit, pero nunca en déficit. Todas las Administraciones públicas
deben presentar el equilibrio presupuestario o superávit, incluidas todas las empresas del
sector público, fundaciones… La estabilidad presupuestaria permite alargar los ciclos de
bonanza económica, con lo que su repercusión en el crecimiento del PIB, en el empleo y en la
generación de inversiones es mayor.

Es preciso que la deuda de las Administraciones públicas no podrá superar el valor en el


porcentaje del PIB establecido en la normativa europea, salvo casos excepcionales y tanto el
Estado como las comunidades autónomas y las corporaciones locales deben aprobar un techo
de gasto.

Se entiende que el gasto público en todas las Administraciones no podrá aumentar por encima
de la tasa de crecimiento del PIB.

Esta materia ha sido objeto de una modificación con el nuevo artículo 135 de la Constitución
reformado en 2011 y desarrollado por la Ley Orgánica 2/2012 de Estabilidad Presupuestaria y
Sostenibilidad Financiera.
Bases fundamentales:

 La prioridad de atender los intereses y el capital de la deuda pública frente a cualquier


otro gasto
 El incumplimiento del objetivo de estabilidad exigirá presentar un plan económico
financiero que permita la corrección de la desviación en un año que deberá explicar las
causas de dicha desviación y las medidas que permitirán retornar al equilibrio.
 Se da un tratamiento diferente en el caso de déficit por circunstancias excepcionales.
En estos supuestos deberá presentarse un plan que permita volver al equilibrio
detallando las medidas adecuadas para hacer frente a las situaciones extraordinarias.
 La ley refuerza los mecanismos preventivos y de seguimiento de los objetivos de
estabilidad y deuda. Se establece un umbral de deuda de carácter preventivo. Como
una señal para evitar los problemas de tesorería.
 El cumplimiento de los objetivos de estabilidad se tendrá en cuenta para autorizar las
emisiones de deudas, como para la concesión de subvenciones, o la suscripción de
convenios entre comunidades o Ayuntamientos con el Estado. No habrá convenios con
ninguna Administración que incumpla.
 Las sanciones impuestas a España en materia de estabilidad serán asumidas por la
Administración responsable. La ley incluye los mecanismos correctivos de la UE. En
caso de incumplimiento de un plan económico financiera, la Administración
incumplidora deberá constituir un depósito que podrá convertirse en multa en caso de
que los incumplimientos se requieran. El ministerio de Hacienda podrá enviar una
delegación para valorar la situación económica presupuestaria de la Administración
incumplidora, al igual que ocurre con países intervenidos en la UE.

En lo que se refiere a la relación con Comunidades Autónomas y Administración Local,


tenemos en cuenta el principio general referido a todas las Administraciones. Y dentro de estas
Administraciones Públicas estarían las Comunidades Autónomas, así como las entidades
locales.

En lo que se refiere a las Comunidades Autónomas, no se especifica plazo alguno, pero se


señala que no podrán, “incurrir en un déficit estructural que supere los márgenes establecidos,
en su caso, por la Unión Europea para sus Estados Miembros”. Será pues la Unión Europea la
que determine los márgenes del déficit y la Ley Orgánica la que desarrolle este precepto, fijará
el déficit estructural máximo permitido al Estado y a las Comunidades Autónomas, en relación
con su producto interior bruto.

La obligación se impone al Estado primero y el resto de las Administraciones quedan


supeditadas a la regulación general del déficit estructural que se hará por Ley Orgánica, de
acuerdo con la CE.

Ocurre que la referencia a los límites del artículo a que se refiere el precepto anterior, viene
establecidos por una Ley Orgánica. Esto es que lo hará el Estado a través de una Ley Orgánica.

En la práctica una reducción del poder de los gobiernos autonómicos, un tratamiento


homogéneo fiscal para todas las Comunidades Autónomas, frente a la posibilidad de que sean
los parlamentos autonómicos los que establezcan el límite del déficit, por lo que la
determinación de éste a través de Ley Orgánica es un recorte para el poder de los gobiernos
autonómicos. No se exige más a las Comunidades Autónomas que al propio Estado del que
forman parte y se crea un amplio margen normativo para que cada Comunidad adecué a sus
necesidades el principio de estabilidad y aquello que deriva de éste.

La regulación del nuevo artículo 135, debilita la autonomía financiera de las comunidades
autónomas al exigir una Ley Orgánica para controlar la capacidad de endeudamiento de la
Administración autonómica y local y establece unidad de criterio en la disciplina
presupuestaria en las diferentes administraciones.

En lo que se refiere a las entidades locales, la Ley señala únicamente que “Las Entidades
Locales deberán presentar equilibrio presupuestario”. Ha sido la Legislación reguladora de las
Haciendas Locales la que ha permitido que estas administraciones se endeuden dentro de los
límites establecidos por la propia Ley.

LA RELEVANCIA DEL PRINCIPIO DE ESTABILIDAD PRESUPUESTARIA TRAS LA REFORMA DEL ART.


135

En el año 2011 se reforma la Constitución, para incluir la regla del equilibrio presupuestario
limitando el techo de gasto del Estado, y vinculando a todas las Administraciones Públicas.

El nuevo artículo 135, establece un principio de estabilidad presupuestaria. que viene a


garantizar la estabilidad presupuestaria, a través de un compromiso con el que pretendemos
continuar en la Unión monetaria y la zona euro. Su valor, es básicamente programático. Se
trata básicamente de un compromiso formal. El objetivo es crear una sensación de estabilidad
al ponerse un freno a la deuda y al déficit. Se trata, de enviar un mensaje a los mercados de la
voluntad de sanear el estado de las finanzas de nuestro País, aunque la entrada en vigor de la
obligación constitucional está prevista a partir del año 2020.

Es preciso enmarcar esta reforma de artículo 135 en la situación política actual y en las
dificultades en que se encuentra nuestro País como consecuencia de la crisis económica. En
este caso, con la reforma del artículo 135 CE se refuerza el compromiso de España con la
Unión Europa en relación al déficit estructural y se recoge la obligación constitucional de no
superar el valor de referencia que determine la Unión Europea para el volumen de deuda
pública de las Administraciones Públicas en relación con el producto interior bruto del Estado.
La situación de crisis económica nos ha llevado a que los mercados internacionales, el Banco
Central Europeo y fundamentalmente Francia y Alemania presionen a nuestro Estado para que
incluya esa exigencia de estabilidad presupuestaria en el texto constitucional. Es evidente que
esta reforma está vinculada a las directrices de la Unión Europea.

La deuda de las administraciones del Estado goza de prioridad absoluta en el pago. La deuda y
los intereses de la deuda. El pago de deuda será prioritario y el impago inconstitucional. Se
trata de una novedad como consecuencia de la reforma que no aparecía en el reformado
artículo 135 CE.

Dificulta la situación el que los créditos, no puedan ser objeto de enmienda o modificación. Lo
que supone, que no puedan ser renegociados ni a través de aplazamientos de los vencimientos
de la deuda.

Sobre la forma en que se ha procedido a la modificación, se utilizó el procedimiento de


reforma, en lectura única y sin referéndum por la necesidad de adaptarse a las circunstancias,
la situación límite o el interés general. Llevó a que se redujeran los plazos parlamentarios al
mínimo imprescindible, a la falta de consulta a las comunidades autónomas, los entes locales y
los ciudadanos y a que se hiciera también sin consultar al Consejo de Estado.
La reforma se hizo mediante el procedimiento simple y no agravado, pues no forma parte de
las materias que están sujetas a la reserva de reforma agravada.

Este sería el contenido del artículo 135. CE después de la reforma.

“1. Todas las Administraciones Públicas adecuarán sus actuaciones al principio de


estabilidad presupuestaria.

2. El Estado y las Comunidades Autónomas no podrán incurrir en un déficit estructural


que supere los márgenes establecidos, en su caso, por la Unión Europea para sus
Estados Miembros.
Una ley orgánica fijará el déficit estructural máximo permitido al Estado y a las
Comunidades Autónomas, en relación con su producto interior bruto. Las Entidades
Locales deberán presentar equilibrio presupuestario.

3. El Estado y las Comunidades Autónomas habrán de estar autorizados por ley para
emitir deuda pública o contraer crédito.
Los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las
Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus
presupuestos y su pago gozará de prioridad absoluta. Estos créditos no podrán ser
objeto de enmienda o modificación, mientras se ajusten a las condiciones de la ley de
emisión.
El volumen de deuda pública del conjunto de las Administraciones Públicas en relación
con el producto interior bruto del Estado no podrá superar el valor de referencia
establecido en el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea.

4. Los límites de déficit estructural y de volumen de deuda pública sólo podrán


superarse en caso de catástrofes naturales, recesión económica o situaciones de
emergencia extraordinaria que escapen al control del Estado y perjudiquen
considerablemente la situación financiera o la sostenibilidad económica o social del
Estado, apreciadas por la mayoría absoluta de los miembros del Congreso de los
Diputados.

5. Una ley orgánica desarrollará los principios a que se refiere este artículo, así como la
participación, en los procedimientos respectivos, de los órganos de coordinación
institucional entre las Administraciones Públicas en materia de política fiscal y
financiera. En todo caso, regulará:
a) La distribución de los límites de déficit y de deuda entre las distintas
Administraciones Públicas, los supuestos excepcionales de superación de estos
y la forma y plazo de corrección de las desviaciones que sobre uno y otro
pudieran producirse.
b) La metodología y el procedimiento para el cálculo del déficit estructural.
c) La responsabilidad de cada Administración Pública en caso de
incumplimiento de los objetivos de estabilidad presupuestaria.

6. Las Comunidades Autónomas, de acuerdo con sus respectivos Estatutos y dentro de


los límites a que se refiere este artículo, adoptarán las disposiciones que procedan
para la aplicación efectiva del principio de estabilidad en sus normas y decisiones
presupuestarias”.

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