Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Los principios generales del Derecho serían ideas abstractas y generales relativas al conjunto
del ordenamiento jurídico, que permiten su aplicación. Normas o principios que se obtienen a
partir de propio ordenamiento para asegurar su buen funcionamiento. En los principios, es en
lo que se inspira el legislador para hacer valer el ordenamiento jurídico. Son las bases del
sistema jurídico. Necesarias para que éste tenga sentido y sea realmente aplicable. Tienen un
carácter técnico, y en ellos descansa el conjunto del sistema normativo. Orientan n la
interpretación que haya de hacerse de las normas.
EL PRINCIPIO DE EQUIDAD
Para saber si una actuación es o no ética, hay que valorar si la actuación es equitativa.
La equidad se refiere a la aplicación del Derecho. El Derecho está formado por normas que
tienen un carácter general. El problema se da a la hora de su aplicación, al determinar si un
caso concreto se comprende en la regla general.
Juega un papel muy importante en la aplicación del Derecho y exige a quienes tienen que
aplicar la Ley hacerlo de forma prudente y orientándola al bien común.
Es el criterio racional que exige una aplicación prudente de las normas jurídicas al caso
concreto, tomando en cuenta todas las circunstancias particulares del mismo.
El Código Civil señala “La equidad habrá de ponderarse en la aplicación de las normas, si bien
las resoluciones de los Tribunales sólo podrán descansar de manera exclusiva en ella cuando la
ley expresamente lo permita”.
En sentido elemental un acto es justo si está de acuerdo con la ley y la ley es justa si está de
acuerdo con los principios morales. El principio general de la justicia es dar a cada uno lo suyo
y la cultura occidental le ha dado varias interpretaciones a la justicia: justicia como
proporcionalidad natural, justicia como libertad contractual, justicia como igualdad social,
justicia como bienestar colectivo; cada una de estas teorías de la justicia fueron surgiendo en
concordancia con un momento histórico específico y una realidad social y económica en que se
desarrollaron.
El principio de igualdad ante la ley es el que establece que todos los seres humanos son iguales
ante la ley, sin que existan ningún tipo de privilegios. Es un principio esencial de la democracia.
En una de sus facetas fundamentales, trata de adaptar la norma a los casos concretos
mediante la conciliación de la rigidez de una norma, y su necesaria abstracción, con la
situación concreta en la que se aplica. En los casos en que la ley lo permita, el juez puede
ponderar las circunstancias y tiene un margen de discrecionalidad dentro del que puede limar
los desperfectos que se producen en la aplicación de las leyes en determinados casos y hacer
que los resultados se adecuen al orden natural, a lo que es virtuoso de acuerdo con categorías
morales de orden natural.
Hay una estrecha relación entre justicia y equidad de la misma forma que hay una estrecha
relación entre la equidad y la igualdad. Son principios interconectados y que se complementan
mutuamente. La desigualdad que proviene de la igualdad puramente formal, por falta de
equidad, es contraria a la justicia.
La equidad la definimos como una aplicación prudente de las normas jurídicas al caso
concreto, tomando en cuenta todas las circunstancias particulares del mismo.
La finalidad última de la equidad es, que prevalezca el espíritu de la Ley, su pretensión real,
frente a la exigencia de la técnica jurídica.
El principio de equidad debe entenderse por aplicación de la Justicia en las relaciones reales.
Se valora según su grado de cercanía con la igualdad real y permite que se actúe de manera no
homogénea en algunos casos siempre que se persiga una igualdad real.
La equidad nos dirige al cumplimiento de ciertos objetivos que debemos conseguir para
avanzar hacia una sociedad más justa. Una sociedad que aplique la igualdad de manera
absoluta será una sociedad injusta, ya que no tiene en cuenta las diferencias existentes entre
personas y grupos. Y, una sociedad donde las personas no se reconocen como iguales,
tampoco podrá ser justa. La equidad añade justicia a la igualdad.
No sería justa una sociedad en la que la igualdad se aplique sin la corrección que supone la
equidad, en la que no se valoren ciertos criterios o situaciones que afectan a cada persona. La
sociedad debe asegurar una vida digna a las personas con discapacidad.
Hay un autor destacado que teoriza sobre la idea de equidad. John Rawls. En su obra “Teoría
de la Justicia”, relaciona la justicia con la igualdad de oportunidades partiendo de las
diferencias entre las situaciones de las personas. Actuar con justicia y permitir el ejercicio real
de un derecho exige acercar las posibilidades a través de poner a disposición de todas las
personas los medios que aseguren la igualdad de oportunidades en el ejercicio real de los
derechos.
La equidad arranca de tener en cuenta la distinta situación de partida como elemento para
valorar lo que se considera igual-desigual/justo-injusto.
La comprensión de la igualdad desde la equidad conecta con la realidad y con ideas como la
igualdad de oportunidades o las acciones positivas. La equidad permite un trato diferenciado a
quienes parten de una situación de desventaja para que tengan unas mismas posibilidades
reales.
La teoría de las acciones positivas tiene su base en una comprensión del principio de igualdad
que rebasa la igualdad puramente formal para entrar en un concepto más amplio que tiene en
cuenta las diferencias de partida y las desventajas que suponen determinadas situaciones.
ANALOGÍA
Implica una relación de semejanza entre cosas distintas. Llevado al ámbito del Derecho la
analogía puede entenderse como el método por el que una norma jurídica se extiende, por
identidad de razón, a casos no comprendidos en ella.
El Código Civil reconoce expresamente la analogía como método de integración. El artículo 4.1
del mismo señala que «procederá la aplicación analógica de las normas cuando éstas no
contemplen un supuesto específico, pero regulen otro semejante entre los que se aprecia
identidad de razón».
Permite tomar decisiones a los Jueces y Tribunales aplicando normas a casos no contemplados
exactamente en las mismas, pero respecto de los que existe cierta semejanza. Es preciso que
exista una gran semejanza o identidad. Será función del Juez valorar en cada caso dicha
semejanza.
No puede aplicarse siempre, sino que es preciso que exista una evidente similitud desde el
punto de vista del Derecho, así como que haya una laguna legal, es decir, que no exista una
norma reguladora prevista para el supuesto de que se trata.
Un principio general previsto para el ámbito Civil, no aplicable, en el ámbito del Derecho Penal.
Ha devenido en un principio del ordenamiento jurídico, pone en relación con el Derecho con el
Juez y es aplicable a cualquier tipo de proceso.
El aforismo- principio “iura novit curia” supone que el Juez conoce el Derecho. De ahí que
pueda, resolver los litigios mediante normas que sean distintas de las que los litigantes han
invocado.
El Juez no está vinculado, por la invocación que hagan las partes de las normas jurídicas
aplicables al caso, pues puede decidir conforme a las que considere procedentes. Conforme a
este principio, se permite al Juez fundar su decisión en preceptos jurídicos distintos de los
invocados cuando no se alteren sustancialmente los hechos que fundamentan la pretensión.
Esta capacidad del juez para decidir cuál es la norma aplicable, no va a suponer, una
modificación en los hechos que las partes alegaron ni en lo que éstas solicitan. El Juez o
Tribunal no pueden fundamentar su decisión en hechos distintos a los alegados y probados por
las partes. El Juez está obligado a ser congruente. La congruencia es correlación que ha de
existir entre las pretensiones de las partes y el fallo de la sentencia.
Se debe actuar con cautela para evitar posibles excesos que pudieran causar indefensión.
Los jueces deberán resolver y no será excusa para no hacerlo el que no hubiera ley aplicable al
caso. Deberían hacerlo conforme a lo que disponga la costumbre o los principios generales del
Derecho. La obligación del Juez de resolver es la garantía del ciudadano de que va a recibir una
respuesta del órgano judicial competente.
Supone llevar la cronología al mundo de la organización del Derecho. La ley posterior deroga la
ley ante cumplimiento de las leyes afecta, de modo especial, a los funcionarios públicos y,
dentro de ellos a los Jueces y Tribunales.
De acuerdo con lo que establece el Código Civil, “Las leyes sólo se derogan por otras
posteriores. La derogación tendrá el alcance que expresamente se disponga y se extenderá
siempre a todo aquello que, en la ley nueva, sobre la misma materia, sea incompatible con la
anterior. Por la simple derogación de una ley no recobran vigencia las que ésta hubiere
derogado.”
Es una cuestión básica para la seguridad y para que el Derecho se adapte a las nuevas
necesidades y sea algo vivo.
Para que una Ley se derogue es preciso que se apruebe una con posterioridad y que ésta sea
del mismo rango. Así, un Reglamento, por ejemplo, que tiene un rango superior a la Ley, no
puede modificar la Ley, aunque sea de fecha posterior.
Es posible que se produzca una derogación no expresa, sino que resulte de la aprobación de
una nueva norma. Por ejemplo, cuando se aprobó la Constitución española, ésta incluía una
cláusula en la que derogaba cualquier norma incompatible con ella. Cualquier norma contraria
a la Constitución, por tanto, debe considerarse nula por la sola aprobación del texto
constitucional y como una consecuencia de este.
De acuerdo con el Código Civil se sigue la regla de que “La ignorancia de las leyes no excusa de
su cumplimiento. El error de derecho producirá únicamente aquellos efectos que las leyes
determinen”. artículo 6.1 Habrá que ver cada ley en particular pues el error del Derecho no
supone una exclusión general, sino que es posible que se le de cierta relevancia.
Habría que distinguir si se trata de leyes escritas, costumbres y/o principios generales del
Derecho. Es evidente que en las leyes escritas la inexcusabilidad es aún más clara. Si se trata de
una costumbre, hay que estar a la notoriedad de esta, a su conocimiento por la comunidad, no
por cada individuo.
El Código Civil señala que “La exclusión voluntaria de la ley aplicable y la renuncia a los
derechos en ella reconocidos sólo serán válidas cuando no contraríen el interés o el orden
público ni perjudiquen a terceros.”
Cabe renunciar al Derecho o excluir la Ley siempre que de ello no se derive un perjuicio, por
ser contrario al interés público o de manera más concreta, a los intereses de otras personas.
La exclusión voluntaria de la Ley referida a las que puedan excluirse, que no son todas,
por lo que habrá que estar al tipo de Ley de que se trate y determinarse las reglas que
reemplazarán a la Ley.
La renuncia a los derechos. En la generalidad de los derechos es posible la renuncia, si
bien, hay algunos sobre los que no cabe la renuncia. Por ejemplo, es nula, de acuerdo
con lo dispuesto en el Código Civil, la renuncia sobre la legítima futura.
Se recoge en el Código Civil en el artículo 7.1: Los derechos deberán ejercitarse conforme a las
exigencias de la buena fe.
Un principio general del Derecho que se relaciona con la ética. Se debe entender de manera
objetiva, como expresivo de un comportamiento justo y adecuado. Es preciso que se pruebe
que ha habido mala fe, porque la buena fe se da por hecho, se presume.
Abusar de un derecho es excederse de sus límites naturales, de manera que este exceso tenga
como resultado un perjuicio para un tercero. Incorpora el valor de la confianza, que es un
referida a la forma de actuación que cabe esperar de la persona con quien nos relacionamos.
El Código Civil recoge la prohibición del abuso de derecho "La ley no ampara el abuso del
derecho o el ejercicio antisocial del mismo. Todo acto u omisión que, por la intención de su
autor, por su objeto o por las circunstancias en que se realice sobrepase manifiestamente los
límites normales del ejercicio de un derecho, con daño para tercero, dará lugar a la
correspondiente indemnización y a la adopción de las medidas judiciales o administrativas que
impidan la persistencia en el abuso”.
Se exige que el ejercicio de los derechos y obligaciones sea según las reglas de la buena fe, de
forma que el abuso manifiesto de un derecho no está protegido por a la ley. Es difícil
determinar en qué casos se produce abuso de derecho, por lo que habrá que estar a cada
caso. La equidad será un elemento clave a la hora de determinar si hubo buena o mala fe en
un caso determinado. En principio el abuso de derecho produce un daño a un tercero,
existiendo intención de perjudicar, o al menos no se persigue un fin serio o legítimo. Esa
intención debe ser clara y notoria, no son suficientes los meros indicios. Y supone una
anormalidad en el ejercicio del derecho de que se trate.
Los actos realizados contra la buena fe y mediante abuso de derecho, resultan ineficaces y
devienen nulos. El que hubiera sufrido daños y perjuicios puede solicitar el resarcimiento de
los mismos a través de la indemnización que corresponda. Señala el Código Civil "el que por
acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar
el daño causado".
EL PRINCIPIO DE CONSTITUCIONALIDAD
La Constitución se reconoce como norma superior a todas las demás y como parámetro para
interpretar el resto de las normas.
El pueblo, se da su propia norma básica reguladora. Y ésta, por su amplia legitimidad, obliga de
forma efectiva, vincula al propio pueblo y a sus poderes institucionales. Se aplica a los poderes
públicos y a los ciudadanos. Vemos que la supremacía y valor normativo de la Constitución se
recoge en el artículo art. 9.1 “los poderes públicos y los ciudadanos están sometidos a la
Constitución y al resto del ordenamiento jurídico”.
El hecho de que sea la norma superior del ordenamiento jurídico hace que las demás normas
están sometidas a la Constitución y deben respetarla. Como consecuencia de su posición se
derivan las siguientes consecuencias:
Se crean sistemas para que las normas que no sean coherentes con la Constitución se
anulen y se expulsen del ordenamiento jurídico. Esos sistemas de control tienen como
finalidad que cualquier norma aplicable en nuestro sistema jurídico sea conforme con
la Constitución. La Constitución no puede ser contraria a cualquier otra norma inferior.
Deben ser el resto de las normas las que se adapten a los mandatos constitucionales.
El art. 9. 3 de la Constitución establece los principios que regulan las relaciones y que
resuelven los conflictos entre normas. Principios como la jerarquía de las normas o su
carácter no retroactivo que ordenan el sistema jurídico y le dotan de coherencia. A
estos principios haremos referencia en temas posteriores.
Hay un procedimiento concreto para la reforma de la Constitución. Hace que sea más
complejo reformar la Constitución que otras normas del ordenamiento. Es preciso que
haya ciertos acuerdos que permitan la modificación, que son superiores y más
complicados de obtener que los que son necesarios para modificar cualquier otra
norma.
Debemos tener en cuenta que todas las normas constitucionales vinculan a los
Tribunales y sujetos públicos y privados, pero no todas se aplican de la misma forma.
Esto es: el grado de vinculación no es el mismo. Vemos el grado de eficacia de la parte
dogmática y orgánica.
o Dogmática: Los derechos y libertades reconocidos en el Capítulo segundo del
presente Título vinculan a todos los poderes públicos.
El principio de igualdad y los derechos de la sección primera del Capítulo
segundo, los derechos fundamentales, pueden acudir a los Tribunales por un
procedimiento especial y al Tribunal Constitucional y plantear un recurso de
amparo.
Los principios rectores de la política social y económica no tienen el mismo
grado de vinculación. Sólo se alegarán ante la Jurisdicción ordinaria según lo
que dispongan las leyes que los desarrollen. Lo que supone que solo se podrán
exigir si previamente una ley ha desarrollado ese principio.
o Orgánica: ¿cuál es el grado de vinculación?
La CE determina cuál es la finalidad, funciones y composición de cada órgano
constitucional:
Corona (Título II)
Cortes Generales (Título III)
Gobierno (Título V)
Poder Judicial (Título VII)
Tribunal Constitucional (Título IX)
Respecto de los órganos de relevancia constitucional sólo señala su papel y
deja que una Ley posterior lo configure:
Tribunal de Cuentas
Consejo de Estado
Defensor del Pueblo.
Los poderes públicos y los ciudadanos están obligados a tener en cuenta lo
que señale la CE en este sentido. De forma más clara afecta a los poderes
públicos el respetar el sistema de organización de poder de la CE.
En la Constitución se regula el sistema de fuentes. Tengamos en cuenta que hasta la
aprobación de la CE las fuentes se recogían en el art. 1 Código Civil con el siguiente
tenor:
“Las fuentes del ordenamiento jurídico español son la ley, la costumbre y los principios
generales del derecho. Carecerán de validez las disposiciones que contradigan otra de
rango superior. La costumbre sólo regirá en defecto de ley aplicable, siempre que no
sea contraria a la moral o al orden público y que resulte probada. Los usos jurídicos
que no sean meramente interpretativos de una declaración de voluntad tendrán la
consideración de costumbre. Los principios generales del derecho se aplicarán en
defecto de ley o costumbre, sin perjuicio de su carácter informador del ordenamiento
jurídico. Las normas jurídicas contenidas en los tratados internacionales no serán de
aplicación directa en España en tanto no hayan pasado a formar parte del
ordenamiento interno mediante su publicación en el Boletín Oficial del Estado. La
jurisprudencia complementará el ordenamiento jurídico con la doctrina que, de modo
reiterado, establezca el Tribunal Supremo al interpretar y aplicar la ley, la costumbre y
los principios generales del derecho. Los Jueces y Tribunales tienen el deber
inexcusable de resolver en todo caso los asuntos que conozcan, ateniéndose al sistema
de fuentes establecido”.
La entrada en vigor de la CE altera el sistema de fuentes. Este pasa a ser más complejo y plural
La Constitución se sitúa por encima del resto del ordenamiento como una ley superior, dotada
de contenido normativo vinculante, es decir que obliga, y que configura los poderes del Estado
y el ámbito y límite de los derechos.
Se crea, el Tribunal Constitucional, que tiene entre sus funciones velar por esa superioridad de
la Constitución y que anula las normas contrarias a la CE.
El sistema es más plural porque se dota a las Comunidades autónomas de facultad para legislar
en el desarrollo de sus Estatutos.
El principio de jerarquía no es suficiente porque las leyes autonómicas no se sitúan por encima
ni por debajo de las leyes estatales, sino que sus competencias son distintas y en las materias
en que una ley autonómica es competente la ley de ésta es la que prima.
La Constitución reza su propia supremacía admitida por todos. Las normas emanadas de las
Instituciones europeas se imponen a la propia Constitución como consecuencia de que vía art.
93 hemos cedido competencias que en principio correspondían a nuestro Estado a órganos
supranacionales. El sistema de fuentes debe ser comprendido desde la perspectiva de nuestra
pertenencia a Europa.
EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD, JERARQUÍA Y COMPETENCIA
Junto con los principios constitucionales, existen otros que, son también constitucionales,
porque están recogidos en la Constitución, pero que su valor es organizativo y de soporte del
orden jurídico.
Podemos distinguir entre los principios-valores, como pueden ser la igualdad o la libertad, que
son también principios constitucionales, y los principios organizativos. Estos son
instrumentales. No señalan los valores ni los contenidos, sino que se centran en las garantías,
en cómo hacer valer el sistema en su conjunto.
Los principios informadores del sistema de fuentes están relacionados entre sí y toman su
valor precisamente en relación con los demás.
Principio de legalidad:
En la actualidad entendemos que la soberanía reside en el Pueblo, del que emanan todos los
poderes del Estado. Es, el Pueblo el que decide cuales son las normas por las que se quiere
regir. El Pueblo, se da sus propias leyes que deben entenderse en sentido amplio, como
conjunto normativo. El principio de legalidad nos lleva a que la voluntad del Pueblo se cumpla
porque todos los poderes del Estado deben someterse a ella.
La pretensión del principio de legalidad es que la Ley se cumpla. Que se cumpla por todos, por
los ciudadanos y especialmente por los poderes públicos. Este es un principio básico de todo
sistema democrático.
Estamos ante un principio jurídico según el que toda norma jurídica, deben ser conformes a
una norma superior, y en última instancia, a la Constitución.
Es una garantía frente a la arbitrariedad en la toma de decisiones. Supone la sujeción del poder
a la ley y evita cualquier actuación contraria a la misma. Sea de cualquier poder que pretenda
actuar contrariamente a la Ley.
No solo comprende a la Constitución y las leyes emanadas del órgano legislativo, sino también
las disposiciones, que vinculan a la Administración en su actuación concreta en virtud del
principio de la jerarquía de las normas.
En el ámbito judicial, de aplicación del Derecho, la legalidad exige al aplicar la ley que ésta se
aplique cuando corresponda sin que el juez pueda actuar de forma contraria o distinta a la
prevista en la propia ley.
Las disposiciones de rango superior han de prevalecer sobre las de rango inferior.
Esto supone que las normas tienen un determinado rango, un nivel y que una norma de rango
superior, supongamos una ley, no puede ser anulada ni modificada por una norma de rango
inferior, supongamos un reglamento. Incluso dentro de cada rango habría distintos rangos.
Una vez que sabemos que las normas tienen distintos rangos y que conforman el sistema
jurídico regulando las materias que les corresponde de acuerdo con el rango que tengan, nos
preguntamos: ¿Cómo se determina el rango?
Ver qué órgano crea la norma. Así, el órgano legislativo crea generalmente leyes y éstas son de
rango superior a las normas que emanan del Gobierno, salvo excepciones concretas.
Cuál es aplicable en caso de conflicto. Nos preguntamos si hay dos normas que regulan una
misma cuestión cual es la aplicable. Para el caso de que una determinada actividad esté
regulada por ambas y éstas se contradigan, sabemos que la ley se aplica de forma preferente
al reglamento. Por tanto, esto supondría que la ley tiene un rango superior.
Que capacidad tienen para derogar. Para el caso de que haya una cuestión regulada por una
norma nos preguntaríamos qué norma es la que puede modificar esa regulación.
La ley obliga a los jueces y tribunales a no aplicar los reglamentos o cualquier otra disposición
contrarios a la Constitución, a la Ley, o al principio de jerarquía normativa.
El sistema jurídico se ordena en una jerarquía en función de los criterios que hemos señalado.
Determinados órganos están facultados para la creación de normas superiores, en caso de
conflicto se aplica la norma superior frente a la inferior y las normas de rango inferior no
pueden vulnerar lo establecido por las normas de rango superior ni modificar éstas.
Hay una determinada jerarquía que ordena las normas de la siguiente forma:
Competencia
La competencia es una capacidad que viene atribuida de forma expresa por la ley a los órganos
del Estado y que les permite actuar en relación con determinadas materias o sobre
determinados aspectos de una materia. La competencia permite ejercer acciones a unos
órganos y limita la actuación de otros.
El Gobierno es competente para dictar decretos, pero no para aprobar una ley orgánica.
Por razón de la materia, de manera que a cada órgano le corresponde actuar en relación con
una materia.
Puede venir atribuida por razón del lugar. Se refiere a la diferenciación de competencias de
acuerdo con los ámbitos territoriales.
Nos preguntamos ¿qué norma es superior una ley autonómica o una ley estatal? Depende de
cuál sea el órgano competente para la creación de esa norma. No siempre es superior el
derecho del Estado central. Lo será el autonómico si dicta una norma sobre una competencia
que tiene atribuida esa Comunidad.
Todo esto debe ser tenido en cuenta porque si una norma regula una materia que le está
reservada a otro tipo distinto de norma o si un órgano regula una materia para la que no es
competente, la norma resultante será nula.
SEGURIDAD E IRRETROACTIVIDAD
SEGURIDAD
Su principal efecto es que todos conocen las consecuencias jurídicas de sus actos. Tanto los
poderes públicos como los ciudadanos sepan a qué atenerse, lo cual supone por un lado un
conocimiento cierto de las leyes vigentes y, una cierta estabilidad de las normas y de las
situaciones que en ella se definen. Esas dos circunstancias, certeza y estabilidad, deben
coexistir en un estado de Derecho.
Es por tanto consecuencia directa de la concepción de Estado como “Estado de Derecho” y del
principio de legalidad.
Hay una serie de medios que ayudan a lograr alcanzar mayores cuotas de seguridad jurídica:
El Código Civil exige la publicación de las leyes en el Boletín Oficial del Estado.
La publicación de las normas es fundamental para que los destinatarios tienen oportunidad
para conocerlas.
se pueden asegurar las posiciones jurídicas de los ciudadanos. Esto es, los ciudadanos
saben cuáles son las consecuencias de sus actos. La publicidad conlleva conocimiento y
el conocimiento hace que los ciudadanos sepan cuando actúan en contra de las
normas.
Los ciudadanos pueden defender sus derechos. La publicidad de las normas da a
conocer los derechos que éstas aportan a los ciudadanos. De esta forma, permite que
los ciudadanos conocedores puedan defender lo que la norma le otorga.
Los ciudadanos y los poderes públicos quedan sujetos al ordenamiento jurídico.
PRINCIPIO DE IRRETROACTIVIDAD
Se prohíbe que una norma dictada con efectos futuros afecte a situaciones jurídicas ya
perfeccionadas cuando sea restrictiva de derechos.
La norma rige y regula lo que ocurre a partir de su entrada en vigor. Esto supone, que una
norma no puede afectar a una situación que se produjo antes de la entrada en vigor de esta si
restringe derechos.
Supongamos que se aprueba una norma que prohíbe y penaliza una determinada actividad. Si
esa actividad se ha realizado antes de que se aprobara la norma queda fuera de la misma, la
ley no puede penalizar esa actuación porque no tiene efectos retroactivos. No se retrotrae,
rige solo hacia futuro, regula solo lo que ocurrirá una vez aprobada la norma de que se trate.
Hay una excepción en las que si se aplica el principio de irretroactividad. Se refiere a las
disposiciones sancionadoras favorables. Es decir, la Constitución garantiza la retroactividad de
la ley penal favorable. Esto supone que se aplica la ley más beneficiosa
En relación con la Administración. La Administración Pública sirve con objetividad los intereses
generales y actúa de acuerdo con los principios de eficacia, jerarquía, descentralización,
desconcentración y coordinación, con sometimiento pleno a la ley y al Derecho.”
El interés general no es la mera suma de los intereses particulares. Se identifica con el interés
público y se contrapone, al interés particular o privado, pero no representa el interés de la
mayoría sino que va más allá de la pura adición de intereses particulares. Es un principio
general del Derecho que hace que las normas deban interpretarse en el sentido más favorable
a los intereses generales. Es el principio que determina el funcionamiento y la actuación de las
Administraciones, en definitiva, nos sirve como criterio orientador de las políticas públicas,
pero también como límite a la propia Administración que no puede actuar de manera contraria
a los intereses generales.
Es evidente que cada ideología tiene su manera de entender cómo se favorece el interés
general. El Gobierno, debe justificar que los costes que representa una decisión para un sector
concreto se amortizan en el beneficio común.
El artículo 155 CE nos da el instrumento necesario para adoptar las medidas necesarias con el
fin de lograr la protección del interés general en caso de incumplimiento de las obligaciones
constitucionales de una Comunidad Autónoma.
No es necesario un plazo muy largo para que pueda aprobarse en el Pleno del Senado.
El Gobierno debe proponer al Senado cuáles serían las medidas, tanto su contenido como el
alcance formal y material, así como el plazo temporal previsto para su ejecución. Se trata de
medidas temporales y provisionales, que persiguen restablecer el orden jurídico-
constitucional. Pero luego, el Senado, a través del dictamen de la Comisión General de
Comunidades Autónomas y del propio debate en Pleno, es quien fijará los términos concretos
de la aplicación del artículo 155.
EL PRINCIPIO AUTONÓMICO
Las Comunidades Autónomas son instituciones que asumen el poder del Estado dentro de un
limitado ámbito territorial, dotadas de personalidad jurídica y potestad de autogobierno.
La autonomía no es soberanía.
La autonomía es política, no sólo administrativa, que corresponde a provincias y
municipios.
Su justificación está en la superioridad de los fines generales sobre los específicos comunitarios
implica una jerarquía de los entes políticos Estado/CA.
La capacidad de coordinación del Estado tiene límites claros para no dejar vacías de contenido
las competencias de CCAA.
La primacía del derecho estatal está recogida en el art. 149.3 CE. ¿En qué sentido?
Las materias no atribuidas expresamente el Estado podrán corresponder a las CCAA.
Las competencias sobre las materias que no se hayan asumido por los Estatutos de
Autonomía corresponderán al Estado.
Las normas estatales prevalecerán, en caso de conflicto, sobre las de las CCAA en todo
los que no esté atribuido a la exclusiva competencia de ésta.
El derecho estatal es, en todo caso, supletorio del derecho de las CCAA
PRINCIPIO DE SOLIDARIDAD
Por vía positiva, las Cortes pueden impedir la creación de situaciones discriminatorias entre las
CCAA a través de leyes de armonización.
La CE no estableció cuáles iban a ser las CCAA en concreto. No específico los criterios
de creación, salvo las referencias generales ya vistas.
No impone como obligatoria la constitución de las CCAA. En la práctica los territorios
se han constituido en CCAA (excepto Ceuta y Melilla que son ciudades autónomas)
pero podrían no haberlo hecho. Eran libres para elegir.
No determina la estructura de las CCAA salvo mínimos.
No determina las competencias de cada CA. Sólo las que son exclusivas del Estado.
Esto deberá aparecer recogido en los Estatutos
Las actuaciones abusivas se pueden definir como aquellas en las que la administración actúa
con absoluto desprecio y abandono del interés general, frente al particular, así como con
olvido de las normas y principios objetivos en que debe basarse toda resolución.
Hay que ver en que casos podemos entender que una actuación es inadecuada o arbitraria.
Para eso distinguimos entre actividades regladas, o reguladas previamente y aquellas que no lo
están. De esta forma:
ADMINISTRACIÓN
PODER JUDICIAL
Esto supone que los jueces y tribunales deben motivar las sentencias, esto es, debe explicar
por qué han tomado una determinada decisión. Además, deben aplicar unos mismos criterios
para juzgar casos similares. En caso de que no lo hagan, deberían explicar por qué se apartan
de la doctrina anterior, porqué para ese supuesto han aplicado una ley distinta o la misma en
un sentido diferente.
Cuando se trata de la aplicación de la Ley por un mismo órgano judicial, obliga a que las
soluciones ofrecidas a los casos individualizados obedezcan a un criterio general de
interpretación y aplicación de la legalidad.
No existe un mandato de igualdad absoluta que obligue en todo caso al tratamiento igual de
los supuestos iguales, pues ello sería contrario a la propia dinámica jurídica que se manifiesta
no sólo en una modificación normativa, sino también en una razonable evolución en la
interpretación y aplicación de la legalidad concretada en un cambio de criterio que legitima las
diferencias de tratamiento. Es preciso compatibilizar el principio de igualdad con la autonomía
de los órganos judiciales en el ejercicio de su exclusiva competencia para juzgar y ejecutar lo
juzgado.
PARLAMENTO
Respecto del poder legislativo, sus actos son arbitrarios si engendran desigualdad, cuando ésta
no esté validada por un fin como la búsqueda de la igualdad real y efectiva.
Este principio es exigible a cualquier poder público. Estado, Comunidad Autónoma, entidad
local o institucional.
RESPONSABILIDAD
Los poderes públicos son responsables por los daños causados en el ejercicio de su actuación.
Esto supone el correspondiente derecho y seguridad para los ciudadanos que entienden que la
actuación de los poderes públicos será corregida.
El artículo 106 de la Constitución recoge el derecho de los particulares a ser indemnizados por
toda lesión que sufran de sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor y siempre
que la lesión sea consecuencia del funcionamiento de los servicios públicos.
Deriva el principio de control jurisdiccional de los actos administrativos. Este principio significa:
Que los Tribunales controlan que la actuación de los órganos de la Administración sea
conforme a los fines justificadores de la misma.
Que los particulares puedan reclamar ante los Tribunales ante una actuación ilegal de la
Administración que suponga lesión de sus derechos.
De acuerdo con la Constitución solo hay una excepción a este principio es la referida al Rey, al
jefe del Estado. Quien responde de los actos que realiza el Rey es quien lo refrenda. De manera
que el refrendo de los actos del Rey es una forma de trasladar la responsabilidad de quien de
manera excepcional no puede ser responsable de sus actos.
LA INDEPENDENCIA JUDICIAL
La CE dedica el Título VI al Poder Judicial como un poder independiente del resto de los
poderes constitucionales.
Como consecuencia de la aplicación del principio de soberanía popular en el ámbito judicial los
ciudadanos pueden participar en la Justicia, ya sea a través del ejercicio de la acción popular,
bien participando en la Administración de Justicia mediante la institución del Jurado, en
determinados procesos que establece la Ley o en los Tribunales consuetudinarios y
tradicionales.
En el Estado absoluto, todos los poderes se aúnan en manos del Rey, de manera que la Justicia
también la impartía el monarca. Hasta su reconocimiento como un poder independiente y
derivado de la soberanía popular, se produce una evolución que se corresponde con la propia
del Estado. De forma progresiva, los poderes del Rey se limitan. En primer lugar, se va a limitar
el poder legislativo que se arranca de la esfera del Monarca para pasar a las Cortes. El poder
ejecutivo sigue en manos del Rey y el poder judicial lo componen una serie de funcionarios que
dependen estructuralmente del Monarca.
Posteriormente, con el liberalismo la teoría de la división de poderes del Estado planteará una
distinción que pasa por la necesaria independencia del poder judicial respecto del resto.
Se trata de uno de los grandes poderes del Estado que arranca como independiente a partir de
la división de poderes que planteará Montesquieu.
Montesquieu concibe al poder judicial como “la boca por la que habla la ley” fruto de su
desconfianza en los jueces.
En la actualidad, la visión restrictiva del poder judicial que planteó el liberalismo por deseo de
la imposición de la Ley sin privilegios ha cedido ante una actividad de los jueces que permite a
éstos, a través de la interpretación, actualizar el Derecho y adaptarlo a los cambios sociales.
Respecto de sus miembros, la Justicia se administra por Jueces y Magistrados integrantes del
Poder Judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente a la
Constitución al imperio de la Ley.
INDEPENDENCIA
Es la base para el buen funcionamiento del Poder Judicial y obliga a ser respetada por todos los
poderes del Estado.
Los Jueces y Magistrados son independientes respecto del resto de poderes del Estado y
también de los propios órganos judiciales y de gobierno del Poder Judicial.
Los jueces no pueden corregir la aplicación o interpretación del ordenamiento jurídico hecha
por sus inferiores sino es en virtud de un recurso.
Los jueces no pueden dictar instrucciones, de carácter general o particular, dirigidas a sus
inferiores, sobre cómo deben aplicar o interpretar el ordenamiento jurídico dentro de su
función jurisdiccional.
PRINCIPIOS FUNCIONALES
La Administración Pública sirve con objetividad los intereses generales…. con sometimiento
pleno a la ley y al Derecho.
El principio de legalidad, por el que la Administración ejerce sus funciones con sometimiento
pleno a la Constitución, a la ley y al Derecho. Su actuación está sujeta al control ante la
jurisdicción ordinaria, en la vía contencioso-administrativa, y en última instancia ante el
Tribunal Constitucional.
El principio de eficacia referido a la mejor utilización de los medios con que cuenta
para lograr los fines a que va dirigido, que es la consecución de fines de interés
general.
El principio de transparencia, como forma de garantía de lo anterior.
El principio de participación, por el que la Administración debe encaminar su actuación
a permitir una mayor y mejor participación de los ciudadanos en el acceso a la
decisión, en la toma de decisiones, en el acceso a la vida política, económica y social.
El principio de igualdad referido a la Administración incluye la igualdad formal y la
igualdad real y efectiva.
PRINCIPIOS DE ORGANIZACIÓN
La unicidad del orden económico nacional es un presupuesto necesario para que el reparto de
competencias entre el Estado y las distintas Comunidades Autónomas en materias económicas
no conduzca a resultados no funcionales. Por ello, la Constitución retiene en poder del Estado,
como exclusivas en su integridad, aquellas competencias que atañen a determinados aspectos
del orden económico y de su unidad.
La Constitución señala que ninguna autoridad podrá adoptar medidas que directa o
indirectamente obstaculicen la libertad de circulación y establecimiento de personas y la libre
circulación de bienes en todo el territorio nacional”.
Su fundamento esta “en la libre circulación y establecimiento de los operadores económicos,
en la libre circulación de bienes y servicios por todo el territorio español, sin que ninguna
autoridad pueda obstaculizarla directa o indirectamente, y en la igualdad de las condiciones
básicas de ejercicio de la actividad económica”.
Su objeto es, minimizar las distorsiones que puedan derivarse de nuestra organización
administrativa territorial. Se trata de un principio que supone límites a la descentralización en
materia económica y evita que se dicten determinadas normas que dificulten la actividad
económica para así hacer que no se fragmente el mercado.
Se trata de una materia que ha sido regulada por la Ley 20/2013, de 9 de diciembre, de
garantía de la unidad de mercado -LGUM-La Ley reguladora ha sido muy debatida.
Especialmente la Comunidad Autónoma de Cataluña
La estabilidad presupuestaria es la pauta que fija que las administraciones públicas deben
cerrar en equilibrio sus finanzas a lo largo de un período de tiempo, sea un año o más,
pudiendo incurrir en superávit, pero nunca en déficit. Todas las Administraciones públicas
deben presentar el equilibrio presupuestario o superávit, incluidas todas las empresas del
sector público, fundaciones… La estabilidad presupuestaria permite alargar los ciclos de
bonanza económica, con lo que su repercusión en el crecimiento del PIB, en el empleo y en la
generación de inversiones es mayor.
Se entiende que el gasto público en todas las Administraciones no podrá aumentar por encima
de la tasa de crecimiento del PIB.
Esta materia ha sido objeto de una modificación con el nuevo artículo 135 de la Constitución
reformado en 2011 y desarrollado por la Ley Orgánica 2/2012 de Estabilidad Presupuestaria y
Sostenibilidad Financiera.
Bases fundamentales:
Ocurre que la referencia a los límites del artículo a que se refiere el precepto anterior, viene
establecidos por una Ley Orgánica. Esto es que lo hará el Estado a través de una Ley Orgánica.
La regulación del nuevo artículo 135, debilita la autonomía financiera de las comunidades
autónomas al exigir una Ley Orgánica para controlar la capacidad de endeudamiento de la
Administración autonómica y local y establece unidad de criterio en la disciplina
presupuestaria en las diferentes administraciones.
En lo que se refiere a las entidades locales, la Ley señala únicamente que “Las Entidades
Locales deberán presentar equilibrio presupuestario”. Ha sido la Legislación reguladora de las
Haciendas Locales la que ha permitido que estas administraciones se endeuden dentro de los
límites establecidos por la propia Ley.
En el año 2011 se reforma la Constitución, para incluir la regla del equilibrio presupuestario
limitando el techo de gasto del Estado, y vinculando a todas las Administraciones Públicas.
Es preciso enmarcar esta reforma de artículo 135 en la situación política actual y en las
dificultades en que se encuentra nuestro País como consecuencia de la crisis económica. En
este caso, con la reforma del artículo 135 CE se refuerza el compromiso de España con la
Unión Europa en relación al déficit estructural y se recoge la obligación constitucional de no
superar el valor de referencia que determine la Unión Europea para el volumen de deuda
pública de las Administraciones Públicas en relación con el producto interior bruto del Estado.
La situación de crisis económica nos ha llevado a que los mercados internacionales, el Banco
Central Europeo y fundamentalmente Francia y Alemania presionen a nuestro Estado para que
incluya esa exigencia de estabilidad presupuestaria en el texto constitucional. Es evidente que
esta reforma está vinculada a las directrices de la Unión Europea.
La deuda de las administraciones del Estado goza de prioridad absoluta en el pago. La deuda y
los intereses de la deuda. El pago de deuda será prioritario y el impago inconstitucional. Se
trata de una novedad como consecuencia de la reforma que no aparecía en el reformado
artículo 135 CE.
Dificulta la situación el que los créditos, no puedan ser objeto de enmienda o modificación. Lo
que supone, que no puedan ser renegociados ni a través de aplazamientos de los vencimientos
de la deuda.
3. El Estado y las Comunidades Autónomas habrán de estar autorizados por ley para
emitir deuda pública o contraer crédito.
Los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda pública de las
Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus
presupuestos y su pago gozará de prioridad absoluta. Estos créditos no podrán ser
objeto de enmienda o modificación, mientras se ajusten a las condiciones de la ley de
emisión.
El volumen de deuda pública del conjunto de las Administraciones Públicas en relación
con el producto interior bruto del Estado no podrá superar el valor de referencia
establecido en el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea.
5. Una ley orgánica desarrollará los principios a que se refiere este artículo, así como la
participación, en los procedimientos respectivos, de los órganos de coordinación
institucional entre las Administraciones Públicas en materia de política fiscal y
financiera. En todo caso, regulará:
a) La distribución de los límites de déficit y de deuda entre las distintas
Administraciones Públicas, los supuestos excepcionales de superación de estos
y la forma y plazo de corrección de las desviaciones que sobre uno y otro
pudieran producirse.
b) La metodología y el procedimiento para el cálculo del déficit estructural.
c) La responsabilidad de cada Administración Pública en caso de
incumplimiento de los objetivos de estabilidad presupuestaria.