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La organización judicial del reino

Hemos visto que los Valois desarrollaron un consejo jurisdiccional especializado en funciones judiciales a partir
del Gran Consejo. Ese órgano jurisdiccional se convirtió en el equivalente en el Tribunal Supremo en los Estados
liberales, el máximo órgano jurisdiccional de la Corona. El resto de la organización jurisdiccional del reino dependía
de los poderes locales y estaba basado en un tipo de institución judicial propia del reino de Francia denominado
Parlamentos. Los Parlamentos no son cámaras de representación estamental como el Parlamento inglés. Sino que
son organismos judiciales. No son Cámaras Legislativas en el sentido que se puede observar en los Estados
burgueses.

Estaban formados por jueces nombrados por la Corona. Esos jueces eran vitalicios y resultaban independientes
de la administración real, es decir, la Corona no podía removerlos ni quitarlos ni sustituirlos por otros más afectos
en el momento en el que lo necesitasen. Estos Parlamentos fueron creados a imitación del Parlamento de París.
El Parlamento de París tiene un origen muy antiguo remontándose a la Plena Edad Media y proceden del antiguo
Parlamento franco, es decir, de la Asamblea de hombres libres del pueblo franco. Era, por lo tanto, una institución
de composición y funciones muy arcaicas. Hay que recordar que el derecho germánico establecía como principio
fundamental que todo hombre tiene que ser juzgado por sus iguales. Estaba constituido por varias cámaras
especializadas, es decir, varios órganos jurisdiccionales especializados en materia civil, criminal o fiscal. Su
circunscripción o ámbitos de actuación eran muy extensos y prácticamente se vinculaban con el dominio Capeto
(gobernados en Francia entre los merovingios y la Casa Valois). El Parlamento de París era la cámara superior de
justicia de casi la mitad de los habitantes del reino.

A medida que la Guerra de los Cien Años propició la incorporación de nuevos territorios al dominio real, la Corona
fue estableciendo Parlamentos provinciales en esas circunscripciones. Parlamentos que estuvieron situados en la
periferia del reino siendo el más antiguo el de Toulouse, el de Grenoble, el de Languedoc, el de Burdeos (una
provincia de obediencia como consecuencia que era la Aquitania de los Anjou Plantagenet), Ruan (en Normandía
la gran posesión de los Anjou que eran duques de Normandía que invadieron Inglaterra y siguieron conservando
su sede); Aix y Bretaña que fue incorporada a la Corona tras el matrimonio 82 entre Ana de Bretaña con Luis XI.
¿Qué son estos Parlamentos? Todos se desarrollaron a imitación de las instituciones que tenía la organización
parisina. Tales Parlamentos tenían las siguientes funciones: eran tribunales de apelación de las causas civiles y
criminales sentenciadas por los Tribunales inferiores. Además de esa función de Cámara de apelación. A parte de
estas funciones tenían ciertas funciones de carácter legislativo. Esto es: eran los órganos encargados de registrar
y hacer circular las disposiciones de la Corona en su territorio. Eran el órgano mediador que daba validez a los
Decretos Reales conociéndose como Derecho de Registro. Los Parlamentos utilizaban frecuentemente ese
derecho de registro para bloquear la acción política real negándose al Registro de disposiciones de la Corona
cuando consideraban que tales disposiciones vulneraban los privilegios de la provincia. Por ejemplo, vulneraban
los derechos reconocidos por Leyes Reales anteriores o vulneraban el Derecho Consuetudinario (costumbre
convertida en derecho). Las fuentes de este derecho pueden ser simplemente la costumbre local, las formas en la
que los tribunales locales suelen aplicar justicia, pero también pueden formar parte de este Derecho las sentencias
anteriores registradas por el Parlamento (jurisprudencia). Y también, se entiende por Consuetudinario los
ordenamientos locales emitidos por órganos con facultad normativa como los Ayuntamientos: las ordenanzas.
Estos Parlamentos tenían el Derecho de Registro, pero además tenían la competencia de recopilar y sancionar el
ordenamiento local, es decir, realizaban verdaderas funciones legislativas. Estaban dotando de carácter de ley a
tradiciones u ordenanzas locales.

El Lies de Justicie requería la presencia del monarca y la presidencia del Parlamento. El monarca era el presidente
nato del Parlamento cuando asistía a sus sesiones La autoridad real se impuso sobre la independencia de los
Parlamentos hasta mediados del siglo XVI con el desmoronamiento del Estado francés que se produce con el
estallido de las Guerras de Religión. Todo esto es comprendido entre 1453 hasta 1462. La monarquía francesa en
este contexto podríamos llamarlo una especie de Estado fallido. Podemos valorar el nivel de desarrollo político de
la Corona y el reino. Estas oligarquías funcionariales estaban formadas por sujetos procedentes de la pequeña
nobleza local, letrados y gentes de oficios de justicia como abogados, procuradores, etc. y mercaderes
ennoblecidos que accedían a estos puestos parlamentarios para iniciar el proceso de ascenso social. ¿Cómo se
asciende? Enlaces matrimoniales con familias aristocráticas y demás actos consiguiendo el cursus honorum para
llegar a ascender en las categorías sociales. Acabaron convirtiéndose en una verdadera oligarquía hereditaria a
partir de 1604 ya bajo la dinastía Borbón. Todo esto es gracias al establecimiento de un impuesto real denominado
Paulette que les permitía dejar el oficio en herencia mediante el procedimiento de la renuncia en vida. De este
modo, la Corona francesa entró en la senda de la venalidad de oficio.

¿Qué quiere decir esto? Este término designa la venta de puestos en la administración y justicia del reino por parte
de la monarquía. Esta venalidad de oficios permitía a la Corona obtener recursos de urgencia en momentos de
extrema necesidad poniendo en el mercado productos que eran muy demandados o cotizados. A cambio de
enajenar esos oficios la Corona obtenía dos ventajas: 1) en primer lugar, creaba una base social aristocrática
favorable a la política real. Estos nuevos ascendidos eran partícipes de esa política real que los había permitido
introducirse en la administración. 2) Ponían los oficios de la administración al margen de las entregas palaciegas.
El que quiera conseguir un cargo de oficial en un Parlamento o una senescalía o un baile (oficio de alcalde) no lo
va a obtener mediante intrigas. Era una forma de financiación extraordinaria del Estado y una forma de objetivar
el acceso a la administración a través del dinero. Estos Parlamentos provinciales se convierten en un poder a escala
local independiente de la Corona. Además, muy apegado a sus privilegios y derechos sociales que se manifestó en
periodos de debilidad real. Esto es, en las minorías reales. El último momento de manifestación fue durante la
minoría de Luis XIV en el episodio convulso conocido como la Fronda. Fueron un conjunto de revueltas sociales a
comienzos del reinado de Luis XIV. Ese periodo de la Fronda es de 1648 a 1652.

El control de la Iglesia francesa

Las pretensiones de la monarquía francesa de someter a su Iglesia nacional a un férreo control por parte del
monarca vienen de la Baja Edad Media. No en vano el cisma de Occidente estuvo provocado por los reyes
franceses que intentaron someter al control al Papado obteniendo el desplazamiento del Papa a Avignón y el
control del Concilio por parte de los cardenales franceses. Así que existe una larga tradición en Francia que
planteaba que la dirección de la Iglesia francesa era un asunto privativo del reino. Ese principio quedó sancionado
en la denominada pragmática sanción de Bourges. La Pragmática de Bourges dictada en 1434 establecía que el
nombramiento de beneficios eclesiásticos dentro del reino debía hacerse con el consentimiento del monarca y
que las disposiciones morales y doctrinales que afectasen a la Iglesia francesa debían ser aprobados mediante un
concilio nacional. Esto quiere decir que la Iglesia francesa adquiría un claro matiz nacional opuesto a los dos
grandes poderes supra-estatales de la Edad Media: el Papado y el Imperio. Como recordamos, en la base del
conflicto de las investiduras estaba la facultad del emperador para convocar el Concilio. La visión de la Corona
francesa sobre la capacidad del papa o el emperador para convocarlo entraba en contradicción con un principio
que venían afirmando los reyes de Francia desde el siglo XII frente al Imperio. Ese principio es que la Corona
francesa no era feudataria o dependiente del trono imperial. Ninguna de las competencias imperiales tendría valor
dentro del reino. Si el rey es emperador tendrán los mismos derechos: convocar el Concilio. Sería un concilio
exclusivamente nacional. Se regulaba la forma de nombrar beneficiados de tal forma que la Corona se reservaba
un bloque considerable de altos puestos eclesiásticos con todos los obispados, arzobispados y grandes abadías
del reino que serían designados por la Corona, aunque nombrados por el Papado. El nombramiento papal para un
beneficio se conoce con el nombre de incardinación. La incardinación es el equivalente a nuestra toma de posesión.
El derecho de nombramiento de un clérigo para ser encaminado es competencia del Papado en tanto que el
derecho de elección acerca de qué clérigo va a ser incardinado. El Concordato regula además los derechos de
apelación de los súbditos del reino ante los tribunales eclesiásticos señalando qué tipo de causas podían salir de
fuera del reino y apelarse directamente ante la Santa Sede. Como toda jerarquía jurisdiccional los procesos que
corresponden al ámbito canónigo se llevan ante el Tribunal ordinario del obispado.

El rey y el reino: el poder político de la monarquía francesa en el siglo XVI

En primer lugar, vemos cómo la dinastía de los Valois no pudo imponer una administración centralizada del reino
como sí vemos en otras monarquías europeas de la primera mitad del siglo XVI significando que buena parte de
sus poderes en términos jurisdiccionales y militares estaban mediatizados por oligarquías locales o por la alta
nobleza. Necesitaban a la nobleza para defender las fronteras del reino, a los Parlamentos para gobernar el reino
tanto jurisdiccional como legislativo porque la facultad de registrar los decretos reales no había sido conquistada
por los Parlamentos mediante luchas, sino concedidas por la Corona. Eran una monarquía que no logró implantar
un modelo centralizado. Esto es importante percibirlo porque contrasta con la administración francesa de los
siglos XIX y XX. Frente a la centralización política surgida durante la Revolución Francesa concentrando todos los
poderes en París en tanto que centro de defensa de los intereses revolucionarios, choca con lo que observamos
en el siglo XVI al menos hasta Luis XIV.

¿Por qué ese escaso desarrollo de la centralización? Por el propio tamaño del reino y por el índice poblacional.
Una red burocrática que alcanzase a todos los pueblos, ciudades y aldeas era demasiado grande como para poder
sostenerla con los recursos financieros con una monarquía de primera mitad del siglo XVI. En segundo lugar, por
la solidez de las relaciones feudales de Francia. Las cadenas de dependencia feudal entre los grandes señores y la
pequeña nobleza estaban muy vivas en Francia. De tal forma que la gran nobleza era todavía un poder que no
podía ser desplazado.

Los Valois no necesitaron desarrollar un poder político centralizado demasiado potente debido a un factor y es
que fueron capaces de proyectar la belicosidad nobiliaria hacia el Este del reino. Desde 1494 (intervención de Luis
XII en Nápoles) hasta la Paz de Château-Cambresis de 1559 se sitúa ese episodio que conocemos como las Guerras
Habsburgo-Valois que fueron conflictos por el control de Italia y que tuvieron como eje principal el control del
ducado de Milán y el reino de Nápoles, pero, también, entre ese conjunto de conflictos estuvo la invasión de
Navarra por parte de Francisco I en 1521. Estos conflictos permitieron a la Corona francesa proyectar la belicosidad
nobiliaria hacia el exterior. La nobleza siguió encontrando una ocupación acorde con su estatus y su espíritu de
clase. Y además encontraba oportunidades de promociones del ejército real y oportunidades económicas gracias
al saqueo y al botín. Francia era el país donde se había dado la mayor inflación y se había depreciado en mayor
grado las rentas de la nobleza como consecuencia de la Revolución de precios del siglo XVI. Por lo tanto,
permitieron pacificar el reino sin necesidad de enfrentarse con una nobleza levantisca. Durante el reinado de
Francisco I (toda la primera mitad del siglo XVI) los ingresos de la Corona tendieron a aumentar como consecuencia
de varios factores: 1) el aumento demográfico que proporcionó mayor cantidad de contribuyentes; 2) el
crecimiento del comercio. Ese incremento generaba más recursos fiscales para la Corona de tal manera lo que los
economistas llaman la tasa fiscal (porcentaje de la riqueza) tendió a disminuir durante el siglo XVI. Definición:
Apanage. Los grandes feudos del reino habían sido desplazados concesiones del monarca a ramas secundarias de la
Casa Real. Es por eso, que los príncipes de sangre en Francia se intitulan primos del reino e incluso usan esta
denominación para relacionarse con el monarca y éste con ellos. Esas concesiones estaban sometidas a la ley sálica que
regulaba el derecho de descendencia en las dinastías herederas del reino Franco. Esta ley prohibía la sucesión de las
mujeres al feudo e incluso la transmisión de los derechos de sucesión por vía femenina. Los feudos deberían reinvertir a
la Corona cuando se producían la sucesión por vía femenina o la dinastía quedaba sin descendiente legítimo. A esos
feudos retornados a la Corona se les denominaba Apanage (Valois, Orleans, Angulema, etc).

LA MONARQUÍA AUTORITARIA EN INGLATERRA BAJO LOS TUDOR

La monarquía Tudor, al igual que otras monarquías del siglo XV, se instaura tras una Guerra Civil. Y procede de
una rama bastarda de la dinastía reinante. Lo mismo que pasa con los Avis, los Trastámara de Castilla y/o Aragón;
los Tudor fueron al igual que otras dinastías de nuevo cuño surgido de una rama colateral de la casa reinante. Se
instaura tras una guerra civil muy cruenta que conocemos con el nombre de la Guerra de las Dos Rosas. La dinastía
ocupó, prácticamente, las últimas décadas del siglo XV y todo el siglo XVI. Fue una dinastía breve. Sus monarcas
fueron: Enrique VII, Enrique VIII con tres de sus hijas: Eduardo VI, María I la Sanguinaria e Isabel I. Fue una dinastía
truncada por los accidentes en las sucesiones. Consecuencia del final de la Corona inglesa, recayó en manos de su
mayor enemigo: la dinastía escocesa de los Estuardo. Momentos en el que se produce una unión de Coronas,
aunque no una unificación política. La unificación política en Inglaterra se produce en 1704 del Reino Unido de la
Gran Bretaña e Irlanda. Inglaterra y Escocia, regidas por una misma dinastía, seguían teniendo estructuras sociales,
gobiernos e Iglesias independientes. La Iglesia anglicana inglesa no llegó a penetrar en la iglesia escocesa que
evolucionó en otro sentido diferente.
La dinastía Tudor es la dinastía reinante en Inglaterra desde 1445-1603. En cierta medida esta monarquía
reproduce el mismo esquema de desarrollo político que hemos visto en otros Estados renacentistas, es decir, la
creación de órganos especializados de gobierno y justicia derivados del antiguo Consejo real, de génesis medieval.
Y el intento de creación de unas bases fiscales propias. En el caso de Inglaterra, los Tudor no lograron afirmar su
autonomía fiscal. Puesto que, la aprobación de impuestos siguió siendo una competencia Parlamentaria. Esto
supuso que el poder político y militar de la dinastía Tudor fuese mucho más limitado que el de sus Estados
contemporáneos: Francia o la monarquía castellana.

El gobierno y la administración real bajo la dinastía Tudor

Con Enrique VII, el primer Tudor, se produjo el alejamiento de los grandes magnates del reino del Consejo privado
del rey: el Consejo real. Con él se consiguió el primer objetivo: los grandes magnates no copan el Consejo real. No
tienen derecho participación en las deliberaciones del gran órgano de gobierno de la monarquía. Esta alta nobleza
del reino fue sustituida por letrados, es decir, por funcionarios creados por la Corona y que disponían de una sólida
formación en Derecho.

El primer paso es convertir el tratamiento de los asuntos gubernativos en un asunto procedimental. La


herramienta es el Derecho romano. Por lo tanto, el Consejo privado (nombre que se da al Consejo real) se convirtió
en un organismo funcionarial. Factores que facilitaron ese desplazamiento de la nobleza: 1) el debilitamiento de
la alta nobleza como consecuencia de la sangría militar y demográfica que supuso la guerra civil. Buena parte de
los grandes linajes de la Baja Edad Media habían quedado extinguidos. La guerra civil, al igual que pasaba en
Castilla, no solo fue un conflicto militar sino un conflicto político que se resolvía mediante asesinatos, vendettas y
otras acciones de violencia nobiliaria.

Se crea todo un aparato administrativo conocido como “Star Chamber”. Se denomina así por la decoración del
cielo raso de la sala donde se reunía el tribunal. Esta cámara estrellada se convirtió en el primer organismo
jurisdiccional del reino destinado a impartir justicia. Ahora bien, tenía una competencia muy limitada. Era un
tribunal de orden público, es decir, un tribunal destinado a perseguir los delitos de traición a la Corona y las
revueltas sociales. Y era un tribunal encargado de supervisar el comportamiento de las autoridades reales y
defender la real prerrogativa frente a la injerencia de otras jurisdicciones. Por ejemplo: defender las competencias
del rey frente a los tribunales eclesiásticos. Esas limitaciones venían establecidas por el peculiar sistema judicial
de Inglaterra que estaba basado en tribunales de condado en los que se aplicaba la ley común (common law).
¿Qué era esta ley común? Era la ley consuetudinaria que se había convertido en el principio de derecho
fundamental en los tribunales ingleses, es decir, si en el resto de los Estados europeos en la Baja Edad Media se
fue afirmando el principio de primacía del derecho real sobre el derecho local, en Inglaterra la jerarquía de la
norma jurídica era a la inversa. Primero se aplica la ley local y luego la ley real.

La monarquía intentó crear grandes tribunales territoriales en sus principales distritos: Gales y York. Junto a estos
distritos, la Corona disponía de una serie de tribunales centrales especializados que se habían fragmentado a partir
del Consejo real. Esto era el tribunal de Échiquier. Es el encargado de los asuntos económicos de la monarquía
encargados de los litigios en materia económica y comercial. Por otro lado, estaba la Corte de los asuntos civiles:
King’s Bench. Presentaban una escasa garantía jurídica.

La common law y la organización jurisdiccional del reino

Un sistema jurisdiccional basado en la common law es un sistema que dicta sentencias en función de los
antecedentes y resulta imposible determinar, previamente a la apelación, la probabilidad de éxito del recurso.
Puesto que la sentencia se derivará de un extremo difícil de conocer qué antecedentes puede alegar la contraparte.
¿Qué disposiciones, costumbres existen sobre las cuáles se puedan formular el alegato? En un país en que no hay
recopilaciones legislativas oficiales. Dentro de esta confusa situación, la Corona desarrolló un Tribunal adicional
que era el de la Cancillería. El Tribunal de la Cancillería era también un tribunal superior al que podían acudir los
vasallos en demanda de apelación. Este tribunal de la cancillería no operaba bajo los principios de la ley común,
sino que operaban como procedimientos y principios del Derecho romano. Era un tribunal equiparable a los
grandes organismos jurisdiccionales que hemos visto en la Europa continental durante el Renacimiento. Ofrecía
mayores garantías procedimentales a los litigantes. Consecuentemente el tribunal de la Cancillería se convirtió en
el Tribunal de apelación preferido en el reino. Esto explica hasta qué punto la Corona inglesa no fue capaz de
generar una estructura burocrática que extendiese las atribuciones jurisdiccionales de la Cancillería hasta los
niveles inferiores. Estaba en manos de tribunales de hombres libres y de jueces electivos nombrados por la
comunidad. Estos jueces de paz pertenecían a la propia comunidad local y eran los únicos capaces de garantizar
el funcionamiento de los tribunales acorde con la ley común del lugar. Esto puso a la red burocrática del reino en
manos de la gentry, que sustituyó a la gran aristocracia que se enriqueció con las confiscaciones a la Iglesia y su
posterior venta y, formó parte de esas élites locales que ejercen las funciones jurisdiccionales a lo largo del
territorio. Estos sheriffs de condado, en teoría, imparten justicia en nombre del rey, pero no se designan así.
Simplemente porque tienen la concepción de que sus empleos dependen más de la comunidad local que no es
una comunidad democrática sino una comunidad donde la jerarquía y el poder se hacen sentir. Los notables de la
comunidad se perpetúan, generación tras generación, en las elecciones parlamentarias. Así, la common law
determinará que la Corona inglesa no pudiese generar una red burocrática propia. Más allá de la Corte, la Corona
no tiene funcionarios que dependan del rey y, por lo tanto, no tiene una burocracia como sí encontramos en otras
monarquías europeas.

La débil base fiscal de la monarquía inglesa

Una monarquía necesita burócratas e impuestos. Como consecuencia de la Carta Magna, es decir, de la
confirmación real de que todos los impuestos deberían ser aprobados por el Parlamento, la Corona tenía limitado
la capacidad para cobrar impuestos dentro del reino. Esa limitación se acrecentó e incrementó como consecuencia
de la Reforma anglicana, es decir, no solo existía un antecedente legal, sino que se dio una coyuntura política que
impidió a la Corona olvidar esa concesión y es que Enrique VIII necesitaba del apoyo parlamentario para llevar
adelante sus planes de cisma religioso con respecto al Papado. Así que, aunque los Tudor tendieron a evitar la
convocatoria parlamentaria, la ruptura con la Iglesia de Roma los llevó a depender del Parlamento. Si esto era así,
si la Corona no podía implantar impuestos extraordinarios cuáles eran sus fuentes de financiación. Sus fuentes
principales estaban basadas en las rentas de la tierra, y en los ingresos aduaneros.

La dinastía Tudor tuvo, por tanto, una débil base fiscal. Esto se debía a la facultad del Parlamento inglés para
aprobar impuestos extraordinarios y la necesidad de la Corona de mantener su alianza con el Parlamento para
llevar adelante la Reforma anglicana. Ambos factores impidieron a la monarquía Tudor establecer nuevos
impuestos sin el control parlamentario algo que como vemos sí hicieron sus coetáneos del continente. Por lo tanto,
el sistema fiscal inglés tenía unas bases de tributación más antiguas basadas en, primer lugar, en los derechos de
la Corona a rentas de la tierra en condiciones de señor de esta. Es decir, el rey es titular de una parte considerable
de las tierras del reino como consecuencia de ello tiene derecho a percibir ingresos derivados de la posesión de la
tierra. Lo que llevaron a cabo los dos primeros Tudor (Enrique VII y VIII) fue la reedición de los amirallamientos (es
decir, de las listas de tributación de los condados) para actualizar las tasas y los impuestos que cobraban sobre la
tierra.

• Amirallamiento: es el padrón fiscal confeccionado a partir de las declaraciones individuales de los


contribuyentes o, en el último de los casos, de las listas de tributación elaboradas por juntas locales. Es decir,
el control de documentos fiscales está en manos de las autoridades locales.
• Catastro: Es el otro tipo de padrón fiscal. Donde la valoración y la cuota catastral que graba las propiedades
las establece el Estado. La Hacienda Real o el Ministerio de Hacienda. A diferencia entre un sistema de
amirallamiento y un sistema catastral se basa en que el primero es menos fiel a la proporción de la riqueza
producida y suelen contener, por un lado, una sobre-tributación de los sujetos más débiles y, una baja
tributación de los más poderosos. El catastro suele ser un sistema más objetivo. En el que, la cuota del
impuesto mantiene una mayor relación con la riqueza imponible.

Esto nos permite entender cómo la monarquía inglesa intentó elevar sus ingreso a base de reformar los
amirallamientos. Esto suponía depender de las élites locales qu controlaban la administración de los condados,
básicamente de la gentry. Y, por lo tanto, suponía un incremento de la tributación con una escasa recaudación
general. Cuando un sistema fiscal depende mucho de la colaboración leal de las autoridades locales (dotadas de
una gran independencia y autonomía), la mayor parte del incremento se queda en la suya de los que recaudan.
Un aumento de los ingresos del 50% requiere a veces un incremento de la tributación real del más del 100%.
Una de las bases generadas por la monarquía inglesa para incrementar sus ingresos fue la reforma de los
amirallamientos. Otra fue la vía de los ingresos aduaneros. Los ingresos aduaneros se incrementaron
considerablemente a lo largo del siglo XVI como consecuencia del incremento exportador de la economía inglesa.
Hay que recordar que la economía inglesa del siglo XV era una gran exportadora de materias primas (lanas).
Durante el siglo XVI esas exportaciones se enriquecieron con la exportación masiva de paños bastos (new
drapperies). Hizo que las tasas aduaneras, cobradas a la exportación de productos, se incrementasen de forma
notable durante el siglo XVI. Lo que aumentó fue el total de las exportaciones. No hubo una penalización fiscal de
las exportaciones. Seguían pagando los mismos derechos que a comienzos de siglo. Junto a esas iniciativas, la
Corona puso en marcha otras iniciativas fiscales de muy escasa operatividad. En primer lugar, la ampliación de la
Real Prerrogativa para reclamar el monopolio de la Corona en la explotación de minerales. Hemos visto que, ese
tipo de monopolios estatales para la explotación general está presente en el continente (la sal en Francia, el
alumbre de los Estados pontificios o el mercurio por parte de la monarquía castellana). El intento de controlar los
yacimientos auríferos y de carbón generó escasos beneficios fiscales. Es cierto que la Corona cimentó el principio
de que los recursos minerales del reino eran propiedades del monarca. Su explotación no llegó a adquirir
importancia hasta el siglo XVII con la minería del carbón. La otra gran fuente de financiación de los Tudor fue la
venta de tierras confiscadas a la Iglesia. Supuso un gran flujo de ingresos durante un periodo corto pero que no
fue capaz de sustituir un sistema tributario sólido.

El débil poder militar de la dinastía y la política de arbitraje en Europa

El progresivo debilitamiento militar de Inglaterra entre los siglos XV y siglo XVI es un tema recurrente en la Historia
militar y fáctica moderna. Los éxitos en la Guerra de los Cien Años, unido al relativo aislamiento militar y territorial
de Inglaterra con respecto al continente, provocó que la Corona y la sociedad inglesas incorporara muy pocas
innovaciones militares durante el siglo XVI. Es un siglo de innovaciones caracterizado, en cuanto a la guerra
terrestre, por los avances en los sistemas de fortificación y por la eficiencia de las unidades de infantería dotadas
de arma de fuego.

En Inglaterra su eficiencia medieval en el terreno militar la mantuvo al margen de la innovación general en Europa.
Los Habsburgo y los Valois no se pudieron permitir ese relajamiento debido a la escala de desarrollo militar de sus
contrincantes: ejércitos franceses, tercios españoles, los turcos otomanos, etc. Sin embargo, el único conflicto
significativo que puso en peligro al reino era las hostigaciones periódicas de los clanes escoceses para saquear las
tierras del arzobispado de York. Esto significaba que la milicia local, junto con un ejército real de caballería eran
suficientes para mantener a raya estas incursiones. Hasta el episodio de la Armada Invencible no hubo ningún
conflicto bélico que amenazara seriamente a la Corona inglesa. Sus intervenciones en el continente, en las guerras
Habsburgo-Valois, para reforzar su influencia internacional se realizaron siempre con ejércitos mercenarios
reclutados en el continente. Esto significa, que la nobleza inglesa participaba escasamente en estas actividades
bélicas. No sucedió lo mismo en otras coronas que estuvieron implicados en los conflictos de la primera mitad del
siglo XVI.

¿Qué supuso? Sin la necesidad de financiar un ejército moderno, la Corona inglesa no se vio obligada a generar
estructuras más potentes. Equiparables al resto de monarquías del continente. Otra cuestión 88 es la naval. Donde
Inglaterra, sobre todo, el reinado de Isabel I desarrolló un importante poder marítimo. Poder marítimo que se
manifestó más que en la Invencible, en la batalla del Atlántico. En la capacidad para hostigar las rutas del Imperio
colonial español y portugués hacia América. Desarrollan una capacidad de hostigar que se inicia en la década de
los 70 con el hostigamiento a las rutas en Canarias, y en los 80 con el hostigamiento en el ámbito del Caribe y del
Pacífico. Cuando hostigan ese sistema de rutas no estaban protegidos. No había sistemas de convoyes ni sistemas
de fortificaciones costeras. Ninguna potencia enemiga podía llegar a aquellos dominios. Estos dominios eran el
eje vertebral que unían las dos facciones del Imperio

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