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Sus orígenes
➢ Nació durante un incendio el 12 de diciembre de 1779 en Joigny,
Francia. Eran tiempos caóticos en los que la revolución francesa
arrastraba como un ciclón vidas, valores e instituciones. A pesar
de ello su infancia estuvo marcada con el sello de lo natural y lo
sencillo y creció contemplando en las cepas de su tierra cómo los
sarmientos se adhieren a la vid y aprendiendo que el secreto para
dar fruto está en la vida que nace desde las raíces.
➢ Su formación intelectual fue atípica y desmesurada para una muchacha de aquel tiempo:
su hermano sacerdote Luis se propuso sacarle partido a la inteligencia de su hermana y
se ocupó de que rindiera al máximo, descuidando en cambio la extrema sensibilidad de
Sofía. Las exigencias de su madre y hermano hubieran podido ahogar su inicial
experiencia religiosa y aunque no lo lograron, sí la hicieron tímida, callada y desconfiada
de sí. Pero junto a aquel estrechamiento, las lecturas le ensanchaban el horizonte: gozaba
con la historia y la literatura, aprendió filosofía y astronomía, latín y griego, se acercó a
los clásicos en su lengua original y se rió leyendo El Quijote en español.
Contemplativa y apostólica
➢ Más tarde se reunió con su hermano en París y allí completó sus
estudios. Se preguntaba cómo podría compaginar su atractivo por una
vida puramente contemplativa con el deseo creciente de hacer conocer el
amor de su Dios y las vidas de algunos grandes santos
orientaron su búsqueda: Santa Teresa le daba el atractivo por la
oración; San Ignacio y San Francisco Javier le contagiaban su urgencia
apostólica y en el amor al Corazón de Cristo se unificaron sus dos
atractivos.
➢ Contemplativa y educadora, Sofía querría ganar el mundo entero al amor de Jesucristo y
por eso soñaba con «una multitud de adoradoras de todas las naciones hasta las
extremidades de la tierra». En esa intuición realizaba la síntesis de dos deseos en
apariencia contradictorios: la vida de soledad con Dios y el celo misionero.
Fidelidad a la Iglesia
➢ Le tocó vivir fuertes conflictos eclesiales: los obispos
franceses desconfiaban de una Congregación que se extendía fuera de
Francia y querían mantener la autoridad sobre ella a toda costa; otros
consideraban que si la Sociedad quería implantarse en otros países, la
casa general debía estar en Roma cerca del Papa, centro visible de la
Iglesia. Sofía estaba en medio de las dos tendencias y cualquier que
fuera su decisión, era mal interpretada por los que sostenían la postura
contraria. Vivió esta tensión, una de las mayores causas de sufrimiento de su vida, con
paciencia, humildad y sabiduría.
➢ En medio de opiniones controvertidas, Sofía eligió el silencio, la paciente espera y la
disculpa. Las ‘aguas torrenciales’ no consiguieron vencer la solidez de su humilde
fidelidad a la Iglesia.
➢ Contemplativa y educadora, Sofía querría ganar el mundo entero al amor de Jesucristo y
por eso soñaba con «una multitud de adoradoras de todas las naciones hasta las
extremidades de la tierra». En esa intuición realizaba la síntesis de dos deseos en
apariencia contradictorios: la vida de soledad con Dios y el celo misionero.
Influencia social
➢ En aquellas circunstancias políticas, la clase alta influyó en la sociedad francesa. Mayor
aún por la compra del Hotel Biron (hoy Museo Rodin), un palacete muy conocido en
Paris y Sofía, que tomó la decisión llena de dudas, lo lamentó después: «Me parece que
estamos demasiado en el candelero por culpa de este Hotel Biron».
➢ La humildad de su origen y su innata sencillez hacían que no se sintiera a gusto allí y
escribía a Rosa Filipina Duchesne, su gran amiga y primera misionera en América:
«¡Con cuánto mayor gusto me dedicaría a evangelizar a los salvajes…!»
Obediencia al Espíritu
➢ Tenía sólo 32 años cuando decía: «Si volviera a nacer, lo
haría sólo para obedecer al Espíritu Santo y actuar
movida por él».
➢ Los que la conocieron bien dieron testimonio de que su
vida consistió precisamente en eso. Eran conscientes (y
ella también…) de que, sin su fuerza, hubiera sido imposible que una mujer tan frágil, con
tendencia a la timidez y a replegarse sobre sí misma, con tanto atractivo por vivir la
soledad y el escondimiento, fuera capaz de:
1. Emprender la aventura de fundar una nueva congregación religiosa,
2. Mantener firme su inspiración original,
3. Llevar adelante tantas fundaciones,
4. Hacer tantos viajes,
5. Enfrentarse con tantos conflictos,
6. Superar tantas crisis,
7. Encajar tantos sufrimientos.
8. Y, en medio de todo eso, permanecer fiel a las personas y seguir confiando en ellas,
perdonar deslealtades, no dejarse desanimar, reaccionar con mansedumbre y con
humilde paciencia.
Don de la realidad
➢ Quizá fue su capacidad de relación el rasgo más atractivo de su personalidad: tenía el don
de sacar a flote lo mejor que había en las personas e impulsarlo hacia adelante.
➢ Miraba de frente y a los ojos, pero no para analizar ni controlar, sino con la mirada de
alguien que, desde una honda compasión, se ofrecía para hacer camino con quienes se le
acercaban.
Fuente de inspiración
➢ Tenía un carácter vivo y se comunicaba por carta con asombrosa facilidad (¡se conservan
unas 14.000!) y tuvo el don de hacerse cercana a sus hijas a pesar de las distancias. Su
preparación intelectual y sobre todo humana, la había capacitado para hacerse cargo con
precisión de los datos de una situación, decidir lo que debía hacer en cada momento y
llevar a término lo que consideraba acertado. Sus cartas están llenas de innumerables
propuestas, ideas y proyectos, de los que algunos podían ser llevados a cabo mientras que
otros resultaban irrealizables.
➢ Sofía, flexible y creativa a la hora de buscar soluciones, se convirtió en una fuente de
inspiración para sus compañeras y cuando pasaron los tiempos de fuertes crisis, se abrió
a nuevas perspectivas y la imagen de Dios se había transformado en una presencia
amorosa y cálida.
➢ En diferentes momentos de su vida Sofía había tenido que avanzar sola hacia el futuro.
Pasó momentos de un aislamiento angustioso y se equivocó a veces al confiar demasiado
en sus amigas. A lo largo de su vida, más de una traicionó su confianza y sin embargo
mantuvo hasta la muerte su amistad, era su manera de amar.
Fuente de energía
➢ La fuente de su energía estaba en su fe profunda y en la oración: ahí encontró valor para
salir de las tinieblas de su desconfianza de sí misma y de sus resistencias a asumir el
liderazgo.