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Santiago Alberto Leiva Piñeros

En la constitución política de 19991 encontramos el principio de buena fe en el Artículo 83.


“Las actuaciones de los particulares y de las autoridades públicas deberán ceñirse a
los postulados de la buena fe, la cual se presumirá en todas las gestiones que
aquellos adelanten ante éstas.”
Esto ha de entenderse, según la jurisprudencia,como:
“Que dicho principio constituye un verdadero postulado constitucional, y que
debe entenderse como una exigencia de honestidad y rectitud en las
relaciones entre los ciudadanos y la Administración. Además ha definido el
principio de buena fe “como aquel que exige a los particulares y a las
autoridades públicas ajustar sus comportamientos a una conducta honesta,
leal y conforme con las actuaciones que podrían esperarse de una persona
correcta. En este contexto, la buena fe presupone la existencia de relaciones
recíprocas con trascendencia jurídica, y se refiere a la “confianza, seguridad
y credibilidad que otorga la palabra dada”
Sentencia C-745 de 2012 Corte Constitucional de Colombia

El principio de buena fe de la administración la encontramos dentro del articulado del 1165


de 2019 en los artículos 47 y 117 del decreto 11, dichos artículos lo mencionan dentro del
marco de la buena fe de la función pública el cual menciona:

“El concepto de buena fe hace referencia al comportamiento leal y honesto que


deben asumir los particulares y autoridades para mantener un orden justo y permitir
el goce efectivo de los derechos y oportunidades de los asociados.” Función Pública

Por lo que podemos inferir que el principio de buena fe está enfocado en la actuación de los
entes del estado y sus representantes, buscando que su actuación siempre tienda a evitar
las prácticas desleales y que afecten al control que la DIAN tenga sobre las mercancías que
han de entrar en el territorio nacional aduanero.

En su contra partida la idea del Poseedor de buena fe o como lo encontramos en el artículo


648 del decreto 1165 de 2019 adquirente, en este artículo no se menciona con expresa
tipicidad de buena fue pero se asume su buena fe al poseer los “documentos expedidos con
todos los requisitos legales”, por lo que la buena fe no es una presunción, una forma de
actuar o una estructura normativa para el poseedor, es una condición de excepción que ha
de ser probada documentalmente.

Teniendo en cuenta los dos conceptos anteriores podemos inferir que las mayores
diferencias podrían encontrarse en la configuración de a quien aplica la buena fe, es decir,
el principio de buena fe en materia penal se encuentra tipificado en el código penal en el
artículo 769: "La buena fe se presume, excepto en los casos en que la ley establece la
presunción contraria. "En todos los otros casos, la mala fe deberá probarse", mientras que
en temas aduaneros la buena fe solo aplica para la actuación de los funcionarios de la
autoridad aduanera, no para importadores, exportadores, transportadores y terceros que
puedan intervenir en la actuación de comercio exterior.

La buena fe para adquirientes es únicamente bajo la base probatoria de la tenencia de los


“documentos expedidos con todos los requisitos legales” por lo que no es una presunción
Santiago Alberto Leiva Piñeros

de la buena fe, es únicamente una buena fe probada documentalmente, una actuación


debidamente legitimada por la norma es aquella que te califica con “Buena fe” en tu
posesión de las mercancías, esto en su final permite asumir que para la autoridad aduanera
no considera a sus sujetos aduaneros como sujetos de buena fe, sino que asumen en toda
la actuación la mala fe y búsqueda de enriquecimiento ilícito en sus actuar

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