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Principio de la Buena Fe en materia Comercial.

Harrinson Algarin Mendoza

En el derecho, como en cualquier otra ciencia conocida, existen unos


pilares fundamentales sobre los que se ciñen dichas ciencias;
postulados que sirven de guía e interpretación, y que están presentes
en todas sus ramas, es esto a los que le llamamos “principios”.
Concretamente en la ciencia social de nuestro objeto de estudio se le
conocen como Principios Generales del Derecho. Solo por mencionar
algunos, tenemos: el de prohibición al enriquecimiento sin causa,
abuso del derecho, fraude a la ley, buena fe, etc.
Dichos postulados también cumplen funciones fundamentales en el
ordenamiento jurídico, según la Corte Constitucional en la sentencia
C284/15 establece que, “En una revisión de la literatura permite
identificar que a los principios generales del derecho suelen atribuirse
diferentes funciones. En algunos casos se advierte que ellos cumplen
una función crítica de los ordenamientos. En este caso los principios
actúan como la imagen de un derecho ideal al que deben apuntar los
ordenamientos históricos. Otra perspectiva señala que los principios
generales actúan como verdaderas normas jurídicas y cumplen por
ello una función integradora. En estos casos, dicha función se activa a
falta de ley y, en esa medida, aunque constituyen verdaderas fuentes,
tienen una naturaleza subsidiaria. Suele encontrarse vinculada esta
caracterización con aquella doctrina que asume que los principios
generales del derecho son el resultado de un proceso inductivo que
parte de las reglas específicas previstas en el ordenamiento y arriba a
la identificación de enunciados generales que las agrupan a todas.
Finalmente, una tercera postura advierte que la tarea de los principios
consiste en precisar el alcance de las fuentes del derecho, cumpliendo
entonces una función interpretativa. En estos casos se acude a los
principios únicamente con el propósito de aclarar dudas, o superar las
ambigüedades y vaguedades propias de los enunciados jurídicos”
Unos de los principios de más importancia y preponderancia en las
diferentes ramas del derecho es el de la Buena Fe. Igualmente, la
Corte Constitucional mediante la providencia C1194/08 definió al
principio de la Buena Fe “como aquel que exige a los particulares y a
las autoridades ajustar sus comportamientos a una conducta honesta,
leal y conforme con las actuaciones que podrían esperarse de una
“persona correcta. Así la buena fe presupone la existencia de
relaciones reciprocas con trascendencia jurídica, y se refiere a la
“confianza, seguridad y credibilidad que otorga la palabra dada”
Tal es la importancia de tal postulado fundamental que incluso
aparece consignado en el artículo 83 de la Constitución Política de
Colombia y establece que “Las actuaciones de los particulares y de las
autoridades deberán ceñirse a los postulados de la buena fe, la cual
se presumirá en todas las gestiones que aquellos adelanten ante
éstas”.
Y es precisamente en el área de Derecho Comercial donde este
principio presenta una mayor significación dada la diversidad de
actividades generadoras de obligaciones y derechos que suelen
llevarse a cabo bajo esta área, por lo cual se exige indudablemente
una conducta honesta, confiable, leal y moral entre las partes.
La Legislación Colombiana contempla el principio de Buena Fe en el
Código Civil en el art. 1603 que estipula que “Los contratos deben
ejecutarse de buena fe, y por consiguiente obligan no solo a lo que en
ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de
la naturaleza de la obligación, o que por ley pertenecen a ella”.
Igualmente lo consagra el Código de Comercio en el art. 863 que dice
“Las partes deberán proceder de buena fue exenta de culpa en el
período precontractual, so pena de indemnizar los perjuicios que se
causen” y además en el art. 871 “Los contratos deberán celebrarse y
ejecutarse de buena fe y, en consecuencia, obligarán no sólo a lo
pactado expresamente en ellos, sino a todo lo que corresponda a la
naturaleza de los mismos, según la ley, la costumbre o la equidad
natural.”
Pero este principio no es nada nuevo, desde los tiempos del Antiguo
Derecho Romano se usaba el concepto de buena fe en los distintos
actos de comercio que se llevaban a cabo en la Antigua Roma, al
respecto se señala que “desde los comienzos de las relaciones
jurídicas obligacionales, este se constituyó en cimiento de los
encargos asumidos por los negociantes, como modelo de conducta
general, que exalta los parámetros correctos de comportamiento
exigidos dentro de una sociedad y además, es una condición
necesaria para la convivencia, la paz y la seguridad jurídica de
cualquier sociedad, en tanto supone una condición de confianza en el
actuar del otro. (RUIZ SANDOVAL, 2018)
Diversos tratadistas también han discutido sobre la importancia del
principio de la buena fe en materia contractual, “la buena fe en materia
contractual es simplemente el deber de cumplir con las obligaciones,
bajo un criterio de “conducta de fidelidad, o sea, por medio de la
lealtad y sinceridad que imperan en una comunidad de hombres
dotados de criterio honesto y razonable” (Ortiz Monsalve & Valencia
Zea, n.d.)
Se puede concluir entonces, que el principio de Buena fe es de gran
relevancia en materia contractual, y que este de alguna manera les
exige a aquellas partes involucradas en actos generadores de
derechos y obligaciones a que sigan una conducta dentro del marco
legal, bajo las buenas costumbres, equidad y moral.

Harrinson Algarin Mendoza

Bibliografía
 CORTE CONSTITUCIONAL. C-284/05 (2015). COLOMBIA.
 CORTE CONSTITUCIONAL. C1194/08 (2008). COLOMBIA.
 RUIZ SANDOVAL, G., 2018. LA BUENA FE CONTRACTUAL Y
LA VIGENCIA DE LA JURISPRUDENCIA COMO REGLA
CONTRACTUAL. Magister. UNIVERSIDAD DEL ROSARIO.
 Ortiz Monsalve, Á., & Valencia Zea, A. Derecho civil, tomo I.
Parte general y personas (12th ed., p. 679). Bogotá: Temis.

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