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La licitud se utiliza como adjetivo de un hecho u acto jurídico cuando se considera acorde

a la  ley vigente y a su vez se considera moralmente y éticamente un acto justo.

Solamente podrán tener como adjetivo de lícito los hechos u actos realizados por las
personas. Esto ya que un hecho de la naturaleza, como una catástrofe natural, no puede
considerarse ni lícita ni ilícita.

Un ejemplo de hecho lícito es aparcar en una zona destinada para ello. Está permitido por
la normativa local y a su vez es justo que se aparque en la zona destinada para ello.

La licitud es un adjetivo utilizado habitualmente en el objeto lícito pero, ¿esto qué


significa? Vamos a verlo.

Objeto lícito

En derecho de contratos, un requisito esencial para la validez de un contrato u obligación


es que tenga un objeto lícito. ¿Qué significa? Que la materia sobre la que se quiera
contratar sea acorde al derecho y a la moral.

También es habitual la utilización del objeto lícito en los actos jurídicos. Lo cual significa
que todos los negocios jurídicos deben ser conformes a la normativa vigente sin
sobrepasar los límites establecidos en la misma y debe cumplir con ciertos requisitos:

 No puede ser un hecho imposible.


 Tampoco puede vulnerar derechos fundamentales.
 No puede ser contrario a la ley vigente.
 Tampoco puede ser contrario a las costumbres.
 No puede ser contrario a la moral ni al orden público.

Todos los actos jurídicos que incumplan estos requisitos serán considerados actos ilícitos
y por ende el acto o negocio jurídico será nulo de pleno derecho. Esto significa que no
tendrá ninguna validez ni lo ha tenido nunca (anulando los efectos que pudiera haber
tenido).

Diferencias entre lícito/legítimo/legal

Suele ser habitual confundir los términos lícito, legítimo y legal, pero aquí vamos a
diferenciarlos.

Algo es legal cuando es acorde a la normativa vigente sin ningún tipo de consideración
moral.

Se considera legítimo cuando es acorde a la moral y a la ética pero no necesariamente


tiene que estar recogido en una norma escrita.

Finalmente algo es lícito cuando además de estar de acuerdo con una ley escrita, tiene
aceptación moral.

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Ilicitud

Por contra, nos encontramos con los actos ilícitos que son aquellos que están prohibidos
en la norma y además tiene una valoración moral y ética negativa. 

A destacar el ilícito penal que es algo utilizado habitualmente en el ámbito jurídico y


significa el acto que infringe una norma penal teniendo como resultado la comisión de un
delito y tiene como consecuencia una sanción entendida como pena.

Licitud e Ilicitud del Acto jurídico en el Perú.


Dado la importancia del Acto Jurídico como la base de todo el sistema Legal en el
régimen del Derecho Civil peruano, es justificable la presente investigación por el hecho
que esta acarrea en dos perspectivas, es decir, podemos hablar de actos jurídicos
positivos que serían los común actos de la persona como es por ejemplo el celebrar un
contrato; por otro lado tenemos un acto jurídico negativo donde podemos ubicar a la
ilicitud de los actos jurídicos, siendo este el tema abarcar. Palabras clave: Acto jurídico,
Licitud, Ilicitud, Hecho jurídico, Requisitos del Acto jurídico. Es de un primer punto de
vista, admitimos al acto jurídico como “especie” del hecho jurídico. Entendiendo por hecho
jurídico a todo D acontecimiento o falta de acontecimiento proveniente de la naturaleza o
del comportamiento humano, que cuando es reconocido y verificado por el ordenamiento
jurídico produce consecuencias de Derecho consistentes en crear, regular y/o modificar o
extinguir relaciones jurídicas. Es por ello que se tiene entendido que el hecho jurídico
guarda una relación de género a especie, es decir todo acto jurídico es un hecho jurídico,
pero en forma de viceversa no siempre se da. Aparte de ello, el hecho jurídico comprende
a los actos meramente lícitos, como así también los actos ilícitos o actos involuntarios,
sean estos de acuerdo o en contra al ordenamiento jurídico, así mismo, también
comprenden los hechos naturales o externos que influyen a la vida de relación.

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Con estos conceptos previos podremos afirmar que, el acto jurídico, es el acto humano,
voluntario, licito con una manifestación (de voluntad) destinada a la creación, modificación
o extinción de ciertas relaciones jurídicas. Por otro lado, los panteístas definen al hecho
jurídico voluntario como el denominado acto jurídico y se le conceptúa como una conducta
humana generadora de efectos jurídicos que pueden ser lícitos o ilícitos
Sin embargo, no serán actos jurídicos los hechos de la vida espiritual interna, los
producidos en estado de inconciencia y por actos de fuerza que priva al sujeto de su libre
potestad. De acuerdo al artículo 140º de nuestra legislación, plasmada en el código civil,
contiene un concepto más preciso del acto jurídico, del que infiere que es la manifestación
de voluntad del sujeto destinada a crear, regular, modificar y extinguir relaciones jurídicas.
“La voluntad que genera el acto jurídico sostenida por Vidal Ramírez, es la de un sujeto
que actúa simplemente como tal, como un sujeto de derecho y por eso el acto incide
sobre toda clase de relaciones sean patrimoniales o extramatrimoniales, o trátese de
derechos crediticios o reales, sucesorios, de familia o personalísimos”
Pues bien, para que el acto jurídico produzca los efectos jurídicos deseados por quienes
lo practican, debe reunir los requisitos prescritos por la segunda parte del artículo 140º del
CC.; agente capaz, objeto física y jurídicamente posible, fin lícito y forma prescrita bajo
sanción de nulidad
En primer Lugar, el agente capaz, se refiere a la capacidad de ejercicio y
solo la persona que goza de esta capacidad puede prestar un consentimiento valido y
este último solo puede manifestarse por medio de una persona con capacidad. La
capacidad de la actitud legal de toda persona natural o jurídica para adquirir derechos o
ejercicios válidamente, desde esta óptica la capacidad se clasifica en capacidad jurídica y
de ejercicio. La capacidad jurídica o de goce, se basa en el principio de derecho a la vida,
consagrado por el artículo 2º inciso 1º de la Constitución Política, estableciendo lo
siguiente: “La persona humana es sujeto de derechos desde su nacimiento. La vida
humana comienza con la concepción.
El concebido es sujeto de derechos para todo cuando le favorece. La atribución de
derechos patrimoniales está condicionada a que nazca vivo”. Por otro lado tenemos a la
capacidad de ejercicio o de obrar, permite a los titulares de derecho que han cumplido 18
años no solo disfrutar de sus capacidades de ejercicio de sus derechos, sino también les
otorga capacidad política para intervenir en el gobierno del país y desempeñarse en la
Sucesivamente el artículo 140° en su segundo párrafo, establece, el objeto física y
jurídicamente posible, a lo que nos lleva a decir que, el objeto del acto debe ser posible y
realizable bajo el dominio de los hombres, porque nadie puede comprometerse a lo
imposible. En torno a este aspecto. Citamos a Vidal Ramírez que nos indica lo siguiente:
“La posibilidad física está referida a la factibilidad de realización con adecuación a las
leyes de la naturaleza. Se trata de una posibilidad material, como la existencia o
posibilidad de existir de los bienes, intereses jurídicos o relaciones jurídicas”
La imposibilidad debe ser entendida en forma general por todo el mundo y no solamente
por quienes practican el acto jurídico. Por ejemplo donar el mar, los ríos, las minas, etc.,
que constituyen bienes del Estado, acontecen en actos con una imposibilidad jurídica.
Estos actos jurídicos no serán jurídicamente posibles por no estar determinados en
nuestra ley sustantiva, cuya inobservancia trae consigo la nulidad del acto jurídico en

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aplicación del artículo 219º inciso 3º del CC. En tercer lugar, tenemos, el fin
lícito (fundamento del presente ensayo), que es el objeto o motivo del acto jurídico que no
se opone al orden público y a las buenas costumbres, en tal sentido los sujetos de
derecho gozan de libertad para practicar actos jurídicos de acuerdo a su contenido; por
ejemplo, el caso jurídico del matrimonio. La finalidad o el fin licito, consiste, pues, en la
orientación que se da a la manifestación de la voluntad, esto es, que ésta se dirija, directa
o reflexivamente, a la producción de los efectos jurídicos. La finalidad del acto jurídico se
identifica con el contenido específico de cada acto, o sea, con los efectos buscados
mediante la manifestación de la voluntad, las cuales deben ser lícitos y, por lo tanto,
acaparados por el ordenamiento jurídico. Por último, y no menos importante, señala el
presente artículo citado (Art. 140 del C.C.) que el acto jurídico debe estar
bajo observancia de la forma
prescrita bajo sanción de nulidad. Si un acto jurídico requiere para su validez
alguna solemnidad prevista por la ley positiva, esta tiene que cumplirse necesariamente;
de contrario, si el acto jurídico no reviste tal formalidad, carece
devalidez. Los actos jurídicos de forma prescrita pueden a su vez clasificar en
actos de forma prescrita ad solemnitatem y actos de forma prescrita no ad solemnitatem,
siendo los primeros los que tienen prescrita por la ley una forma exclusiva bajo pena de
nulidad, y, los segundos, tienen también una forma prescrita, pero la ley no lo establece
bajo pena de nulidad.
Determinados los puntos a favor del Acto Jurídico, es decir, los requisitos previstos en el
Articulo 140 del Código Civil Peruano, tomamos como punto de referencia y de partida, al
inciso 3 del artículo citado con anterioridad. Visto que, el inciso 3 citado tiene por objeto el
Fin y la licitud, cabe establecer algunos parámetros conceptuales sobre la licitud para
luego dar pase a las respuestas Para poder determinar el acto cometido o realizado por el
sujeto, tenemos 3 puntos de partida que he tomado en consideración:
La conducta humana, El fin y Su objeto; todos ellos orientados hacia la determinación del
acto del sujeto, en todo caso con estos factores se puede verificar o afirmar cuando
estamos en frente de un acto licito o contrario. 
(1)La conducta humana, es aquella que puede desenvolverse ya en la
esfera de los lícitos y en el ámbito de lo prohibido por el ordenamiento jurídico, de allí una
clasificación tripartida de los actos voluntarios: actos lícitos, ilícitos y abusivos. El acto
lícito es aquel que se ejecuta de acuerdo con el derecho objetivo; el acto ilícito en cambio
es el acto contra derecho, o sea aquel que revela en sí su antijuridicidad; por otro lado, el
acto abusivo está constituida por el ejercicio de un derecho subjetivo o de una facultad
jurídica, o del simple uso de la libertad, pero antijurídicamente, es decir, fuera del plano de
la institución, prostituyéndose esos fines sociales y económicos del derecho objetivo que
ampara tal prerrogativa individual o que tutela el desarrollo de la libre actividad de la
persona
(2) El fin, consiste en la orientación que se da a la manifestación de voluntad para que
ésta, partiendo del motivo del o de los celebrantes, se dirija directa y reflexivamente a la
producción de efectos jurídicos, vale decir, a la creación de una relación jurídica y
normarla. Existe, pues, una identificación de la finalidad del acto jurídico con los efectos
queridos y buscados mediante la manifestación de voluntad. Para ello, la finalidad del acto
jurídico se vincula a la manifestación de voluntad, necesitando exteriorizarse o ponerse de

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manifiesto. Por otro lado, el código civil exige que la finalidad sea licita, esto es, que el
motivo
Compagnucci, R. El negocio jurídico: caracterización, elementos esenciales y
accidentales, ineficacia, rescisión, revocación. Argentina. Astrea. 1997. 14-15 pp.
determinante de la celebración del acto jurídico, aunque subjetivo, no sea contrario a las
normas de orden público ni a las buenas costumbres a fin de que, exteriorizados con la
manifestación de voluntad, los efectos queridos y producidos puedan tener el amparo del
ordenamiento jurídico.
Por otro tenemos el lado contrario de esta, nos referimos cuando el acto determinado
contiene por finalidad una ilicitud, pues de acuerdo a la prescrito en el código civil en el
inciso 4 del artículo 219, el acto jurídico será nulo cuando su fin sea ilícito. Teniendo en
cuenta lo que dice la doctrina de la teoría subjetiva de la causa, que dice lo siguiente: “Si
bien es cierto que el código civil en su artículo 140 dispone en forma expresa que para la
validez del acto jurídico se requiere un fin licito, lo que nos podría llevar a pensar que el
código habría optado por un sistema unitario de la causa, en el sentido que el acto jurídico
no solo requiere de un fin objetivo, sino además de ello de un fin que no deberá estar
viciado por ningún motivo ilícito, en el inciso 4 del artículo 219 sanciona con nulidad
únicamente el acto jurídico cuyo fin es ilícito, de forma tal que al código solo le interesa al
aspecto subjetivo de la causa, pues si se hubiera tomado en cuenta su aspecto objetivo,
se habría establecido como una causa adicional de nulidad del acto jurídico que no tuviera
fin.”
(3)Su objeto; el objeto en el acto jurídico, sea licito o ilícito constituye un elemento
esencial ya que podría ser una causal de nulidad de un acto determinado. Para conocer al
objeto en el ámbito jurídico y sobre todo en un acto jurídico es preciso saber las
características esenciales q presenta. De acuerdo a lo que prescribe el artículo 140º de
nuestro código civil y a los señalado por nuestro autor Vidal Ramírez9, el objeto cumple
con ser posible físicamente, posible jurídicamente y determinado. Por un estrecho camino
también tenemos, como ya antes lo mencionamos, a la licitud del objeto, que, según
Torres Vásquez, lo define de la siguiente manera: “El objeto del acto jurídico es licito
cuando es conforme con el ordenamiento jurídico, es decir, cuando no transgredí normas
imperativas, el orden público o las buenas costumbres”. Según esto la relación jurídica
será calificada como válida o invalida según que reúna o no los requisitos de validez
exigidos por la ley. No obstante, la calificación de la relación jurídica siendo de una noción
abstracta no se le puede calificar como licita o ilícita, al igual con los bienes objetos de la
prestación ya que no tienen comportamiento contrario o conforme a la ley. Tampoco se le
puede calificar de lícito o ilícito al ser humano. Esta sub-clasificación de los actos
voluntarios como ya hemos visto antes puede ser lícita o ilícita según sean conformes o
contrarios con el ordenamiento jurídico. No obstante, no hay acto voluntario que sea al
mismo tiempo lícito o ilícito, salvo que su cometido este integrado por disposiciones
separables, siendo unas licitas y otras ilícitas.
Con respecto a la ilicitud del acto, existen dos acepciones sobre esta, una objetiva y la
otra subjetiva; la primera considera a la mera trasgresión del ordenamiento jurídico y la
segunda toma en cuenta el dolo o Para finalizar, según Renato Scognamiglio manifiesta
que existe una divergencia entre el derecho positivo y la doctrina tradicional, acerca de la
coherencia y fundamentación de las normas sobre el régimen de los actos. Así mismo

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sostiene que el acto jurídico puede ser disconforme o contrario a las disposiciones que lo
regulan, y que esta antijurídica propia de lugar justamente a su invalidez.
Todo acto jurídico que sea contrario al derecho, se considera un acto defectuoso (ilícito)
ya que es desconforme respecto de las normas jurídicas. Según la concepción tradicional
del acto, afirma que el único camino posible y que en los hechos es superado, consiste en
reconocer una peculiar naturaleza de las normas reguladoras. En materia de actos nulos,
la nulidad del acto que contraviene las normas imperativas corresponde al <<Tu No
Puedes>>, estas son las normas que conciernen a la esfera de lo posible y no a la esfera
de lo lícito. Existen normas ordenadoras, o finales o en condición de obligar
condicionalmente; las cuales constituyen disposiciones que tratan de fijar los
presupuestos de eficacia del acto jurídico.
En otras palabras, las valideces del acto jurídico se resumen en: “es aquel que reúne los
requisitos exigidos por la ley”. Si el acto reúne todos los elementos esenciales (lo que el
artículo 140º denomina: requisitos de validez), se dice que es válido (o perfecto), tiene
valor, la eficacia está referida a la producción de efectos jurídicos. No obstante, hay que
recordar que no se debe identificar la invalidez con la ineficacia. La invalidez se refiere a
su apreciación valorativa del acto, mientras que la ineficacia es atinente a sus efectos. La
invalidez constituye una de las causales de ineficacia del acto, es decir, no toda ineficacia
proviene de la invalidez, porque hay también una ineficacia de actos validos (ineficacia
Volviendo a lo nuestro, se declara la vez de una invalidez del acto, su nulidad por
incumplimiento de lo expedido por el artículo 140º; ya sea en los casos presentados como
el objeto en su imposibilidad física y jurídica, ya que presuponemos la imposibilidad de la
existencia de la relación jurídica, su no factibilidad de realización., a la vez que esta no se
encuentra en el marco legal y jurídico, así también es imposible identificar los derechos y
obligaciones que constituye dicha relación jurídica.
Por otro lado, la ilicitud de la finalidad que se determina cuando la manifestación de
voluntad no se dirige a la producción de efectos jurídicos que puedan recibir tutela
jurídica, pues la intención evidente del o de los celebrantes del acto jurídico es
antijurídica. Es así pues que estas son una de las causales de nulidad del acto: La falta de
manifestación de voluntad, la incapacidad absoluta, la simulación absoluta, la
inobservancia de la forma prescrita bajo sanción de nulidad, la declaración de nulidad por
la ley (art. 219º) y la oposición a las normas de orden público.
Como punto final de esta investigación, vale aclarar que, bajo el fundamento legal del art.
140° del Código Civil Peruano, específicamente sobre el inciso 3°, que señala sobre los
requisitos de valides de un acto jurídico…” el fin licito” …(entre otros).
Hago preciso aclarar que, no se puede hablar de los actos jurídicos ilícitos propiamente
dicho, es decir, doy por inexistes dichos actos. Pues la según mi fuente legal, el fin licito,
nos hace poner en cuestión que ¿Es posible un acto jurídico ilícito, cuando dentro de sus
requisitos de validez (del acto jurídico) existe el fin licito? Auto-respondiendo a la pregunta
planteada, puedo decir que, teniendo como requisito la finalidad del acto y la licitud del
acto, es incoherente hablar de actos jurídicos ilícitos cuando uno de sus requisitos no se
ha cumplido, es decir, el fin de la acción humana puede comprender tanto conductas
positivas como negativas para el individuo y/o la sociedad, y sea cual sea esta, el
ordenamiento jurídico interviene regulándola respectivamente. Pero, cuando nos

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referimos a la segunda parte de este inciso, la licitud del acto, nos damos cuenta que
dicho inciso está limitando el fin del individuo o del actuante a que su acción sea una
conducta positiva, tanto personal como colectivamente, para que sea válido para el
ordenamiento jurídico.
Se dice que, cuando uno de los requisitos del artículo 140° no se ha cumplido, o, se ha
vulnerado uno de ellos, cae bajo la nulidad o anulabilidad del acto jurídico reprochado.
Pues bien, ¿Qué pasa entonces con aquellos actos jurídicos ilícitos que se suponen que
acarrean consecuencias? Si decimos que el acto jurídico reprochado cae bajo nulidad o
anulabilidad, no quiere decir que las personas no tengan responsabilidades pues es un
acto nulo, es decir un acto que no existe para el ordenamiento jurídico, para ello,
propongo cambiar la denominación “acto jurídico ilícito” por el de “hecho jurídico ilícito”,
dado que, como hemos visto, el hecho y el acto jurídico guardan una relación de género –
especie, entonces no se pierde la relación jurídica existente.

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