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1.1. Explica las diferencias entre la economía y la organización social del Paleolítico y
el Neolítico, y las causas del cambio.
La economía y la organización social del Paleolítico.
Economía.
Se trataba de una economía depredadora, es decir, que aprovecha lo que la naturaleza crea.
Las actividades básicas eran la caza, la pesca y la recolección.
Los instrumentos más característicos relacionados con estas actividades son de piedra tallada
(cuarcita, sílex y cantos rodados de los ríos). Destacamos los bifaces* o hachas de mano y los
utensilios realizados con lascas* con las que se hacía instrumentos más pequeños como puntas,
raspadores y raederas. En general servían para cazar, cortar carne, preparar pieles…También
utilizaron otros materiales como el hueso con los que hicieron utensilios relacionados con la
caza (puntas de hueso o azagayas, propulsores*), y la pesca (arpones).
No había excedentes
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Organización social.
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La economía y la organización social del Neolítico.
La economía.
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La organización social.
Se agrupan en tribus.
Tanto la agricultura como la ganadería permitieron al hombre asentarse en unas tierras determinadas,
sin el nomadismo constante del cazador paleolítico: el hombre se hace sedentario, con lo que acabó
agrupándose en comunidades, formando poblados.
Al haber excedentes:
- Crece la población
- Se inicia la división del trabajo, es decir, aparecen los oficios: agricultores, pastores, tejedores,
ceramistas…Además continúa la división sexual del trabajo: los hombres talan los bosques,
preparan la tierra para el cultivo, cazan…, y las mujeres se dedicaban a la crianza, la recolección,
la fabricación de tejidos y cerámica…
- Se inicia el desarrollo del comercio (trueque o intercambio de productos).
También se inician las diferencias sociales (ricos y pobres) y había jefes o autoridades necesarios
para dirigir los trabajos colectivos de la aldea y también organizar la vida del poblado.
Dominio absoluto del fuego.
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Las manifestaciones funerarias. En algunos poblados neolíticos se han encontrado necrópolis
próximas a los poblados, con enterramientos en fosas. En estos enterramientos individuales aparece
el cadáver en postura fetal y rodeado de ofrendas. A mediados del Neolítico (3.500 a.C), aparecieron
los llamados monumentos megalíticos construidos con gigantescos bloques de piedra (megalitos)
que se utilizaban como enterramientos o santuarios. Las construcciones más frecuentes son las
siguientes:
- El menhir: es una gran piedra clavada en el suelo. A veces, los menhires se colocaban
formando un círculo (denominado crónlech) o una hilera (llamada alineamiento). No sabemos
su finalidad, aunque podrían tener un significado religioso.
- El dolmen: Está formado por grandes piedras verticales que hacían de paredes y otra
horizontal que constituía la cubierta o techo. Se utilizaba como cámara funeraria (tumba
colectiva). Más tarde suele añadirse un pasadizo-entrada (sepulcro de corredor) y la cámara
funeraria llega a cubrirse con una falsa cúpula formada por aproximación de hiladas de
piedra, ladrillos…, que van cerrándose progresivamente hacia el centro hasta tapar el espacio
previsto. Este tipo de dolmen recibe el nombre de tholos y su construcción se generaliza en el
Calcolítico o Edad del Cobre (2.500-1800 a.C). Los ejemplos más perfectos son los del
Romeral y Menga (Antequera, Málaga) y Matarrubilla y la Pastora (Sevilla).
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Las causas del cambio.
El Neolítico fue una verdadera revolución de las actividades económicas: El hombre dejó de ser cazador o
recolector (depredador) para convertirse en agricultor y ganadero (productor).
Esta revolución neolítica debió iniciarse en el Próximo Oriente (Siria, Palestina, Mesopotamia, Anatolia)
hace unos 8.000 a.C. Las causas del cambio son varias. Pero los historiadores coinciden en que el cambio
de una economía depredadora a la productora fue una necesidad causada por el aumento de la población y
por la desaparición de parte de la caza al aparecer un clima menos frío (En el Neolítico las condiciones
climatológicas eran ya como las actuales). La escasez de alimentos para sobrevivir hizo que estos
pobladores se iniciaran en la estabulación y cría del ganado y en el aprovechamiento de las semillas para los
cultivos. Fue una necesidad vital y de supervivencia lo que originó la mayor revolución que la humanidad ha
conocido.
Por lo que se refiere a la Península Ibérica, un problema básico es el origen del Neolítico. La teoría
tradicional defiende su llegada con pueblos que emigraron del Próximo Oriente en busca de nuevas tierras a
través del Mediterráneo o por la ruta del Danubio y Europa Central. Parece certificar esta teoría el
hecho de que los principales yacimientos que hoy conocemos se encuentran ocupando una amplia franja del
litoral mediterráneo español. Destacamos los yacimientos de Cueva de l´Or en Alicante y Cueva de
Montserrat (Barcelona).
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1.2. Explica el diferente nivel de desarrollo de las áreas celta e ibérica en vísperas
de la conquista romana en relación con la influencia recibida de los indoeuropeos,
el reino de Tartesos y los colonizadores fenicios y griegos.
La primera mitad del primer milenio antes de Cristo representa un momento fundamental en la historia
de España. De forma casi simultánea surgió el reino de Tartesos, penetraron en la Península oleadas de
pueblos indoeuropeos y colonizadores fenicios y griegos establecieron enclaves comerciales en la costa
meridional y levantina.
A este periodo se le conoce como la Edad del hierro, ya que los nuevos pobladores introdujeron la
técnica de este metal; o protohistoria, porque aparecen los primeros documentos escritos sobre la
Península.
A. EL REINO DE TARTESOS:
● Las fuentes griegas (en el siglo V a. C. destaca el historiador y geógrafo griego Herodoto)
llamaron Tartesos a un río –probablemente el Guadalquivir-, a un extenso territorio situado al sur
de la Península y a una ciudad que, si existió, no ha sido localizada hasta el momento. Dichas
fuentes afirman que sus leyes estaban escritas en verso y sus habitantes eran muy longevos, lo que,
según la mentalidad de los griegos, eran signos de una civilización avanzada. También estas
fuentes hacen referencia a la existencia de un sistema de carácter monárquico y mencionan al
mítico rey tartésico Argantonio.
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● Tenían riquezas agrícolas, ganaderas y minerales, además de un activo comercio que llegaba
hasta las islas Británicas. Comerciaron con los fenicios a los cuales exportaban cobre, estaño,
plata y oro.
A partir del año 1000 a. C., pueblos procedentes de las estepas euroasiáticas entraron por los
Pirineos en sucesivas oleadas y se asentaron, sobre todo, en Cataluña, Navarra, Meseta norte y
Galicia. Destacamos los yacimientos de Cortes de Navarra, Soto de Medinilla (Valladolid)...
Estos pueblos indoeuropeos denominados celtas por los griegos, eran fundamentalmente ganaderos,
traen consigo la metalurgia del hierro y la difunden por la Península. Los conocemos a través de los
restos arqueológicos: poblados, armas y urnas funerarias. (Los celtas practicaban la incineración y las
cenizas del difunto las depositaban en recipientes de cerámica que enterraban en hoyos practicados en
la tierra, formando extensas necrópolis denominadas por los arqueólogos campos de urna).
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C. LAS COLONIZACIONES FENICIA, GRIEGA Y CARTAGINESA.
Coinciden con la llegada de los pueblos indoeuropeos y procedentes del Mediterráneo Oriental, se
establecen en la costa este y sur de la Península. Primero llegaron los fenicios, luego los griegos y
finalmente los cartagineses. Todos buscaban lo mismo en la Península: los metales
Los fenicios -pueblo mercantil procedente del actual Líbano- establecieron enclaves por todo el sur del
Mediterráneo. La colonia más antigua que fundaron en la Península fue Gadir (Cádiz) en el 800 a. C. A esta
fundación siguieron otras en la costa andaluza, como Malaka (Málaga), Sexi (Almuñecar) o Abbera (Adra).
Poco después llegaron los griegos y al igual que los fenicios intentaron monopolizar el comercio de los
metales. Se asentaron en el este, fundando Emporion (Ampurias), Rhode (Rosas), Hemeroskopeion
(Denia)…
Tanto los fenicios como los griegos fundaron sus colonias con la intención de comerciar con los
pueblos nativos y en espacial con el reino de Tartesos.
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Los cartagineses: Cartago era una antigua colonia fenicia del norte de África (actual Túnez). En el
siglo VI a. C. se produjo la caída de las ciudades fenicias bajo dominio de los imperios orientales (los
asirios). A partir de ese momento, Cartago tomó el relevo de los fenicios y controló el comercio del
mediterráneo occidental. Los cartagineses reactivaron el comercio y fundaron nuevas colonias como
Ebussus (Ibiza) desde la que impedían los asentamientos griegos en el sur.
La colonización cartaginesa, mercantil al principio, adquirió más tarde un carácter militar cuando tuvo
que enfrentarse a Roma, su rival, por el control del Mediterráneo occidental. A raiz de este
enfrentamiento (Guerras Púnicas) Cartago ocupó la península en busca de plata, mercenarios y bases
militares (Cartagonova, la actual Cartagena). Esta política de colonización más hostil pudo ser, quizás,
la causa de la desaparición del reino de Tartesos.
En el siglo III a. C., en vísperas de la conquista romana, la población de la Península Ibérica era un
mosaico de pueblos que se pueden agrupar en dos áreas: área ibérica y área celta.
Sin la influencia de las oleadas celtas y sin la influencia de los fenicios y griegos no se entienden las
características de los dos grandes grupos en que pueden dividirse los pueblos prerromanos de la
Península Ibérica: los íberos y los celtas.
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➔ ÁREA IBÉRICA (SUR Y LEVANTE).
Los pueblos iberos (turdetanos, bastetanos, contestenos, edetanos…) eran los descendientes de
los pueblos indígenas prehistóricos y entraron en contacto con los griegos y los fenicios, recibiendo su
influencia civilizadora. Todos ellos presentan unas características o rasgos comunes:
- Poblados: eran pequeños y estaban situados en lugares elevados para su defensa. Una muralla
rodeaba el recinto y en su interior se construían las viviendas de planta cuadrada o rectangular. La base
de estas viviendas era de piedra, las paredes de adobe y las cubiertas de ramaje. La necrópolis se
encontraba cerca del poblado. Uno de los yacimientos más importantes es la ciudad ibera de
Ullastret Gerona).
- Organización política: Nunca formaron una unidad política, pues estaban integrados por
pueblos dirigidos por reyes o “régulos” (reyezuelos) ayudados por la aristocracia militar (guerreros) y
el consejo de ancianos. (El sistema político era, pues, la monarquía)
- Economía: Se basaba en una agricultura variada (cereales, vid, olivo, hortalizas y frutas),
ganadería y en el comercio de minerales. Para comerciar utilizaban moneda (plata, bronce…), que
copiará modelos griegos (dracma). Desarrollaron también una importante artesanía, destacando sus
cerámicas de gran calidad usando torno y sus productos textiles (lana, lino y esparto). Además su
tecnología del hierro no tenía rival. Con este metal fabricaron azadas, hoces, arados y las famosas
fálcatas, espadas de filo curvo que portaban los guerreros y que fueron temidas por los romanos por su
dureza y flexibilidad.
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- Sociedad: La sociedad ibera era tribal y muy jerarquizada en función del poder económico y
también del militar. Estaba encabezada por los régulos, luego la aristocracia militar (guerreros)
vinculados a aquéllos por medio de un juramento de fidelidad conocido como “fides” o “devotio
ibérica”. Tras los guerreros debían situarse los sacerdotes, los comerciantes, los artesanos y, finalmente
los campesinos y el resto de los trabajadores. Debió existir la esclavitud pero no está bien documentada.
- Cultura: Tenían alfabeto propio y sobre los orígenes de su lengua hay varias hipótesis (alguna de
ellas muestra la similitud de la lengua ibera con la lengua vasca). Eran politeístas y sus dioses no solían
tener forma humana, excepto la Gran Madre o Madre Tierra que tenía forma femenina. Existían
santuarios donde ofrecían a sus dioses exvotos (ofrendas) de bronce, normalmente con forma de
animal. El santuario más importante es el Cerro de los Santos (Albacete). En cuanto a los ritos
funerarios, practicaban la incineración y luego enterraban las cenizas en una urna y junto a su ajuar,
que reflejaba la importancia social del difunto. La Dama de Elche (Alicante) o la Dama de Baza
(Granada) son consideradas urnas funerarias de importantes personajes y constituyen importantes
muestras de la escultura ibérica. Ambas son del siglo IV a.C. y se conservan en el Museo Arqueológico
Nacional de Madrid.
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➔ ÁREA CELTA (NORTE, CENTRO Y OESTE).
Los celtas habían penetrado en la Península a través de los Pirineos a partir del año 1000 a. C, en
varias oleadas y acabaron asentándose en el norte, oeste y centro (Meseta). Fueron grupos poco
numerosos que acabaron mezclándose con con los pueblos indígenas que vivían en estas zonas.
También se puede incluir en esta área a los llamados celtíberos, de la zona centro-oriental de la meseta.
Son pueblos con rasgos culturales de origen celta, pero muy influidos por sus vecinos iberos.
- Los cántabros se asentaron en la actual comunidad autónoma de Cantabria y los astures ocuparon
Asturias, León, y parte de las provincias de Zamora, Lugo y Orense.
- Los galaicos y lusitanos se asientan en el noroeste peninsular y crearon la Cultura de los Castros.
Los castros eran poblados fortificados situados en lugares elevados y protegidos por varios recintos
amurallados. Las casa eran de planta circular. Uno de los ejemplos más representativos es el Castro
de Santa Tecla (A Guarda, Pontevedra).
- Los vacceos se asentaron sobre todo en la zona central de la cuenca del Duero ( Palencia, Valladolid,
parte de Zamora)).
- Los celtíberos ocuparon la parte oriental de meseta. (Soria, parte de Segovia, sur de Burgos), La
Rioja, Teruel , Zaragoza y Guadalajara Entre ellos los arévacos son los más conocidos por la
resistencia de su capital, Numancia, (Soria) ante la conquista romana.
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Aunque hay diferencias entre ellos podemos señalar algunos rasgos comunes:
● Poblados: vivían en asentamientos situados en lugares elevados y protegidos por varios recintos
amurallados (reciben el nombre de castros). La planta de las casas podía ser circular o rectangular,
la base de piedra (mampostería), las paredes de adobe y las cubiertas de ramaje.
● Economía: la ganadería parece ser más importante que la agricultura, el comercio era escaso y sin
moneda, y conocían muy bien la metalurgia del hierro. El pillaje con los pueblos vecinos constituía
una práctica frecuente.
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1.3. Define el concepto de romanización y describe los medios empleados para llevarla
a cabo.
Para compensar estas pérdidas y afrontar los pagos a Roma por reparaciones de guerra, los cartagineses
bajo la dirección sucesivas de tres grandes dirigentes militares de la familia Barca -Amílcar, y sus dos
hijos, Asdúbal y Aníbal-_extendieron su conquista hacia el sureste de la península Ibérica y fundaron
Akra LeuKe (Alicante) y Cartago Nova (Cartagena), que se convirtió en la capital cartaginesa en la
Península.
Roma empezó a interesarse por la Península (a la que llamó “Hispania”) cuando comprendió que la
conquista cartaginesa podía reforzar a su enemigo. Además la victoria sobre Cartago en la primera guerra
púnica había despertado en las clases dominantes romanas la ambición de continuar la expansión y
conquistar la península Ibérica, por lo que aprovecharon el ataque de Aníbal a Sagunto (ciudad ibera
aliada de Roma) como pretexto para declarar de nuevo la guerra a los cartagineses. Se inició así la
segunda guerra púnica (218-201 a.C) entre Roma y Cartago. Ante el nuevo conflicto la estrategia de
Aníbal es sencilla: sorprender a Roma atacando su capital, lo que le lleva a emprender un viaje en el que
su ejército deberá atravesar, los Pirineos y los Alpes. La respuesta romana es el envío de sus legiones a la
Península intentando cortarle el paso, lo que no consigue. Con este desembarco se inicia la conquista
romana de Hispania que durará 200 años, y en la que se reconocen tres etapas fundamentales.
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➔ La conquista romana de la península Ibérica.
● 1ª fase: La segunda guerra púnica y la conquista del este y sur (218-197 a.C).
La conquista de Hispania se inicia con el desembarco de Publio Cornelio Escipión y su hermano Cneo
en Ampurias. Tras fundar Tarraco, fueron derrotados y muertos en 211a.C por Asdrúbal Barca.
Ante ello, y mientras Aníbal amenazaba Roma, el Senado decidió enviar a Escipión el Joven que
avanzó rápidamente hacia el sur y tomó Cartago Nova (209 a.C), lo que determinó la victoria romana en
la guerra y la ocupación del este y sur peninsular. Tras su victoria, Escipión volvió a Italia pasando a
África en persecución de Aníbal al que derrotó en Zama (cerca de Cartago, actual Túnez) en el año 202
a.C. La segunda guerra púnica había terminado y Escipión recibió el sobrenombre de “el Africano”.
Durante los primeros años de su dominio, Roma organiza el territorio conquistado en dos provincias:
Hispania Citerior (franja mediterránea y valle del Ebro) e Hispania Ulterior (valle del Guadalquivir).
La segunda fase de la conquista se dirige a los pueblos del centro y oeste peninsular. Roma tendrá que
hacer frente a durísimas guerras entre las que destacamos las guerras lusitanas (su caudillo más
importante fue Viriato) y las guerras celtibéricas (cuyo hecho más significativo fue la toma de
Numancia). Para Roma el esfuerzo merecía la pena, ya que la conquista de estos pueblos acababa con
la amenaza que representaban para los pueblos más civilizados del sur y del levante, y además facilitaba
el acceso a los recursos metalíferos del noreste peninsular.
Son debidas fundamentalmente a las incursiones de los lusitanos en las tierras ricas de la Bética, a cusa
de su pobreza y falta de campos fértiles, lo que lleva al general romano Galba, pretor (gobernador) de la
Ulterior, a hacer una promesa de paz y entrega de tierras a aquellos lusitanos que acudieran desarmados
a recibirlas. La captura o muerte de los que accedieron a ello, provocó un levantamiento dirigido por
Viriato, que se convirtió en “caudillo” de los rebeldes y en uno de los símbolos de oposición al
dominio romano. La incapacidad de los romanos para enfrentarse a la guerra de guerrillas que plantean
los lusitanos y la necesidad de enviar parte de sus tropas hacia Numancia, fueron las causas del
alargamiento de la guerra hasta que el asesinato de Viriato a manos de compañeros traidores al servicio
de Roma, debilita a los lusitanos y trajo su derrota. Tras ella, Roma quedó como propietaria de las
tierras situadas al sur del Duero.
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• Las guerras celtibéricas.
Numancia (Soria), capital de los arévacos se convirtió en el símbolo de la resistencia contra Roma.
Tras varios intentos de conquista, que las murallas de Numancia resistieron, Roma humillada, envía a
Hispania en el año 134 a.C a su mejor general: Escipión Emiliano (nieto de Escipión “El Africano”),
destructor de Cartago unos años antes (tercera guerra púnica). Después de sitiar Numancia durante ocho
meses, la ciudad se rinde agotada por el hambre y las dificultades. Algunos de los habitantes de
Numancia prefirieron darse muerte entre sí, antes que rendirse a los romanos.
A finales del siglo I a.C, Roma consiguió completar la conquista peninsular. Primero el emperador
Augusto y después su yerno Agripa, ocuparon el territorio de cántabros y astures poniendo fin a las
guerras cántabro-astures. Se lograba con ello evitar los constantes ataques de los pueblos de las
montañas sobre las más fértiles tierras de la Meseta, pero además había un interés económico: controlar
los ricos yacimientos de metales del noroeste peninsular. Sin embargo la resistencia de astures y
cántabros fue terrible a lo largo de estos veinte años, lo que exigió el establecimiento de campamentos
militares en zonas próximas. A medida que el territorio se pacificó, las legiones fueron abandonando el
territorio, salvo la Legio VII Gémina (León).
Por romanización se entiende el proceso de adopción y asimilación de la cultura y las formas de vida
romanas por parte de los pueblos conquistados. Al igual que la conquista, fue un proceso discontinuo
con resultados desiguales:
• En el área ibérica (sur y levante), más urbanizada y de cultura más avanzada, la romanización fue
muy intensa.
• En el centro y en el oeste, la romanización fue tanto más difícil cuanto menor era su grado de
urbanización y desarrollo. En estas zonas lo romano se mezcló con las formas indígenas que aún
pervivían.
• En el norte, la zona más atrasada y la última en conquistarse, la vida urbana era inexistente y los
romanos no consiguieron desarrollarla ni imponer del todo su modelo de vida.
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La romanización fue un proceso que se llevó a cabo a través de varios medios:
Al frente de cada provincia había un gobernador asesorado por una asamblea o consejo. En la
reforma de Diocleciano todas las provincias constituyeron una unidad mayor llamada “Diócesis
Hispaniarum” gobernada por un “vicarius” o representante del emperador que residía en Híspalis
(Sevilla) con autoridad sobre los gobernadores.
Cada provincia , a su vez, estaba dividida en conventos jurídicos o distritos provinciales para
administrar justicia. Así Gallaecia la integraban los conventos Asturum (capital Astúrica), Lucensis
(capital Lucus) y Bracarensis (capital Brácara).
Por último las células básicas y fundamentales de la administración territorial romana eran las
ciudades que actuaban como centro económico (mercado), político (institiciones de gobierno),
religioso (templos) y de ocio (teatro, anfiteatro, termas…).
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➢ La extensión de la vida urbana
Los romanos aprovecharon la red de ciudades indígenas existentes, las ampliaron y transformaron sus
órganos de gobierno autónomos en órganos dependientes de la administración romana. Pero también
crearon nuevas ciudades (colonias), según el modelo romano, para asentar ciudadanos romanos, con
frecuencia veteranos del ejército a los que se entregaba tierras en pago por su servicio militar. Mérida,
por ejemplo, (Emérita Augusta) fue fundada por orden del emperador Augusto para asentar a los
veteranos de las guerras cántabras.
Fue uno de los más importantes vehículos de difusión de la cultura romana. Se reclutaban tropas
auxiliares entre los pueblos indígenas, lo que facilitaba su contacto con los romanos, y, además, al
término de su servicio militar, podía obtener el privilegio de la ciudadanía romana y recibir lotes de
tierras. A veces junto a los campamentos de las legiones, se formaron núcleos urbanos habitados por
mercaderes, soldados licenciados, mujeres e hijos de soldados, etc., que se convirtieron con el tiempo
en municipios romanos. Es el caso, por ejemplo, de León, cuyo nombre deriva de legio, ya que allí
estuvo asentada la Legio VII Gemina.
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➢ La concesión de la ciudadanía romana a los indígenas.
Los habitantes de las ciudades indígenas eran considerados “extranjeros” hasta que en el año 212 el
emperador Caracalla concedió a todos los habitantes libres del Imperio el título de la ciudadanía
romana. La obtención del título de ciudadano suponía gozar de numerosos derechos y privilegios :
participar en las asambleas, ser elegido para cargos políticos, tener propiedades y firmar contratos,
contraer matrimonio con otro romano, inmunidad frente a algunos impuestos, derecho de defensa
delante de los tribunales,…. De esta forma, la concesión de la ciudadanía romana a los indígenas fue
utilizada como reclamo para asegurarse su apoyo y colaboración.
Los romanos crearon una excelente red viaria basada en las calzadas. Esta red se diseñó con la
finalidad de organizar el territorio, asegurar su control militar y administrativo, y unir las distintas
ciudades. También sirvió para fomentar el comercio.
El mapa de la red viaria romana indicaba un claro predominio de la periferia peninsular sobre el
centro, que estaba menos poblado y urbanizado. Tres fueron los ejes de comunicación principales: la
vía Augusta, que conectaba todas las ciudades de la franja costera mediterránea; la vía de la Plata,
que unía Hispalis con Emérita Augusta y Ásturica Augusta (Astorga); y la vía Transversal, que unía
Emérita Augusta con Caesaraugusta (Zaragoza) atravesando toda la Meseta.
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INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
➔ Características generales de la economía hispano-romana (Alto Imperio siglos I
y II).
• Hispania quedó integrada en el sistema de producción esclavista: los esclavos constituían la
principal mano de obra de Imperio romano. Los esclavos se obtenían sobre todo de las guerras y
trabajaban en los talleres de la ciudad, en el campo, en las minas y en el sector doméstico.
• Es una economía de tipo colonial: Hispania exportaba materias primas a Roma (aceite, metales,
esclavos…) e importaba productos manufacturados caros de Italia o de las provincias de oriente
(tejidos, joyas…).
• Es una economía urbana: El sistema socio-económico romano giraba alrededor de la ciudad como
centro de producción, comercio y administración de las zonas colindantes.
• Las fuentes de riqueza:
a) La agricultura siguió siendo la principal actividad económica. Las tierras conquistadas pasan a ser
propiedad de Roma (ager publicus) que las devuelve a sus antiguos propietarios (aristocracia
indígena), las entrega a nuevos colonos (normalmente soldados licenciados) o a las grandes familias de
la aristocracia romana que acaban convertidas en propietarias de extensos latifundios dedicados a
producir para la exportación y trabajados por mano de obra esclava. La producción principal era el
trigo, vino y aceite, que se exportaba a Roma. Su producción fue muy elevada ya que los romanos
introdujeron nuevas técnicas (barbecho), nuevos instrumentos de la labranza (arado romano con una
reja de hierro tirado por bueyes) y aumentaron los regadío
b) La minería: se obtenía oro y estaño (noroeste), plata (Sierra Morena), plomo (Sierra Morena y
Cartagena), mercurio (Almadén en Ciudad Real) y cobre (Río Tinto en Huelva). Estos minerales se
exportaban también a Roma. Las minas pertenecían al Estado romano que las explotaba directamente a
través de funcionarios o las arrendaba a particulares. En ambos casos los esclavos fueron la principal
mano de obra. Muchas minas acababan agotadas, como las Médulas en León.
c) La artesanía: Se desarrolló poco, con el fin de no hacer competencia a la producción italiana. Se
limitó a la salazón, la alfarería, la industria del esparto, garum…
d) El comercio: La comercialización de toda esta producción se realizó gracias a:
Una extraordinaria red de vías de comunicación (calzadas).
Un abundante tráfico marítimo centrado en tres puertos principales: Tarraco, Cartago Nova y Gadir.
La unidad monetaria conseguida gracias a la introducción del denario de plata.
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➔ La estructura social.
Existía una división fundamental entre hombres libres y esclavos con una situación intermedia
representada por los libertos.
1. Los hombres libres: Los ciudadanos romanos. En el año 212 el emperador Caracalla concedió a
todos los habitantes del Imperio la ciudadanía romana.
Se distinguieron dos tipos de ciudadanos :
➢ Ciudadanos romanos pertenecientes a órdenes. Minoría privilegiada y dominante que
desempeñaba los más altos cargos políticos, financieros, militares y religiosos. Formaban un
cuerpo social cerrado (oligarquía). Existían tres órdenes con diferencias de poder y riqueza.
• Orden senatorial, integrado por los miembros del Senado romano, para los cuales
estaban reservadas las más altas magistraturas (cónsules, pretores…) y su riqueza
económica se basaba en la posesión de tierras (latifundios) en todo el Imperio.
• Orden ecuestre, ocupaban los puestos intermedios del ejército y los cargos
políticos (magistraturas) locales o provinciales. Así, por ejemplo desempeñaron el cargo
de procuratores, magistrados que controlaba las finanzas públicas. Muchos tenía
propiedades de tamaño medio, eran comerciantes o dueños de talleres artesanales.
• Orden decurional, procedentes en su mayoría de las aristocracias de los pueblos
sometidos integraban el senado municipal. Controlaban, pues, la dirección de los
municipios.
➢ Ciudadanos romanos (no pertenecientes a órdenes). Al tener la condición de ciudadanos
romanos gozaban de privilegios políticos -participaban y votaban en las asambleas políticas-,
militares -podían integrarse en las legiones- y sociales -tener propiedades, heredar...-. Sin
embargo existían grandes diferencias de fortuna en el conjunto de los ciudadanos romanos,
desde los más pobres, que vivían casi en exclusiva de la beneficencias hasta los más ricos. Eran
campesinos, pequeños comerciantes, artesanos, tenderos... Constituían la mayoría de la
población y componían la plebe.
2. Los libertos.
Eran antiguos esclavos manumitidos, (liberados por su señor). Tenían derechos sociales, como los
libres, pero el estatuto de liberto no se borraba normalmente hasta la tercera generación, que adquiría ya
la libertad plena.
3. Los esclavos.
No tenían ni derechos políticos ni sociales; constituían simplemente una propiedad de su dueño. No eran
considerados personas, eran instrumentos. La condición de esclavo se tenía de nacimiento -por ser hijo de
una esclava- o se podía adquirir por varias circunstancias: ser prisionero de guerra, ser vendido por el
padre, o incluso por autoventa -por ejemplo, para saldar una deuda que no se había podido pagar.
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➔ La crisis del siglo III y el Bajo Imperio (s. IV-V).
Las causas.
➢ Externas. A finales del siglo II, Roma alcanzó la máxima expansión territorial y las fronteras del
imperio estaban amenazadas por el empuje de los pueblos bárbaros. Los romanos denominaron
bárbaros a todos los pueblos situados fuera de las fronteras del Imperio. Entre ellos estaban los
germanos, un conjunto de pueblos procedentes del norte y del este de Europa, que se habían establecido
cerca de los ríos Rin y Danubio (que era la frontera norte del Imperio romano). Eran germanos los
sajones, los anglos, los francos, los suevos, los vándalos, los visigodos y los ostrogodos.
➢ Internas.
• Anarquía militar y caos político. El ejército era la pieza imprescindible para la defensa del
imperio y sus generales se apoyaban en sus legiones para erigirse emperadores por la fuerza,
lo que desembocaba en guerras civiles. El resultado fue el caos político.
• El declive de las ciudades y del esclavismo.
- La creciente inseguridad en el interior del imperio y en las fronteras impidió el desarrollo
del comercio entre las ciudades, que se fueron empobreciendo y despoblando.
- Por otra parte, con el cese de las guerras de conquista, la mano de obra esclava empezó a
escasear y desde entonces la esclavitud dejó de desempeñar un papel económico
importante.
Las consecuencias.
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1.4. Resume las características de la monarquía visigoda y explica por qué
alcanzó tanto poder la Iglesia y la nobleza.
En el año 409 tres pueblos germanos originarios del norte del Rin, presionados por los hunos (pueblo
procedente de Asia Central), invadieron Hispania: los suevos se instalaron en Gallaecia, los alanos en la
Lusitania y los vándalos en la Bética, de donde pasarán posteriormente al norte de África.
Para expulsarlos, los romanos buscan la ayuda de los visigodos, pueblo germano asentado en la zona del
Danubio. Roma establece un pacto o foedus con los visigodos por el que Roma les concede tierras al
sur de la Galia (Francia) y en el norte de la Península a cambio de combatir y expulsar a los suevos ,
vándalos y alanos. En esta zona los visigodos crearon un reino con capital en Tolosa (Toulouse, Francia).
Posteriores enfrentamientos (batalla de Vouillé, 507) con sus vecinos del norte de la Galia, los francos,
les obligó a desplazarse al sur de los Pirineos y se asentaron en la Península donde fundarán el Reino
visigodo de Toledo.
La monarquía visigoda era electiva y la designación de los reyes dependía de los principales nobles y
eclesiásticos (obispos). El rey tenía amplias competencias (era el jefe del ejército, el juez supremo y
elaboraba las leyes), muy limitadas en la práctica por el poder de la nobleza y la Iglesia.
• El Officium Palatinum, integrado por los nobles de mayor confianza del rey, se encargaban de las
principales tareas de gobierno (tesorería, recaudación de impuestos, provisiones…) y las domésticas de
palacio.
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• Aula Regia: asamblea de carácter consultivo integrada por todos los miembros del Officium
Palatinum, y otros nobles de la confianza del rey, a quién estaban vinculados por un juramento de
fidelidad personal. Lo asesoraban en la administración de justicia, en asuntos políticos y militares, y en
la elaboración de leyes. A cambio recibían tierras y ocupaban los altos cargos de la administración y
del ejército.
El territorio controlado por los visigodos, en un principio, no abarca toda la Península. Tres zonas
escapaban a su dominio: el noroeste (Galicia ) en poder de los suevos, el norte, territorio independiente
de los vascones y el sur, bajo dominio del Imperio bizantino, que había ocupado la zona en tiempos del
emperador Justiniano. El rey Leovigildo consiguió la unidad territorial:
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El rey Recaredo (586-601) consiguió la unidad religiosa .
Los romanos eran católicos y los visigodos arrianos. Los arrianos eran seguidores de Arrio (256-
336), obispo del norte de África que proclamó que Jesús era hombre y estaba desprovisto de
naturaleza divina. Esta doctrina se consideró una herejía en el mundo católico.
Recaredo se convirtió al catolicismo en el III Concilio de Toledo (589). De esta forma los
monarcas visigodos recibieron el apoyo de la nobleza hispano romana como de la cada vez más
poderosa Iglesia.
A partir de este momento, los Concilios de Toledo (hasta entonces asambleas eclesiásticas de
obispos), integraron al rey y a la nobleza, y adquirieron un gran peso político y asumieron
funciones legislativas (asambleas legislativas).
Recesvinto creó un código de leyes para ambos pueblos, el Liber Iudiciorum o Fuero Juzgo.
La monarquía visigoda era electiva y esto propiciaba ambiciones políticas y rivalidades por la
sucesión al trono entre bandos nobiliarios. Las continuas luchas por el poder debilitaron a la
monarquía. Fue, precisamente una disputa sucesoria el pretexto para la irrupción musulmana en el
año 711, que acabó con la monarquía visigoda. ¿Qué ocurrió? El rey Witiza había designado como
sucesor a su hijo Agila, pero a su muerte (710), el duque de la Bética, Roderico (Don Rodrigo),
encabezó una revuelta y ocupó el trono lo que desencadenó una guerra civil entre grupos
nobiliarios rivales. Fue entonces cuando el bando witiziano solicitó ayuda de los musulmanes. Un
ejército musulmán cruzó el estrecho de Gibraltar y derrotó a Rodrigo en la batalla de Guadalete
(Cádiz, 711). En poco tiempo los musulmanes conquistaron prácticamente toda la Península
(excepto el norte)., lo que supuso el fin del reino visigodo de Toledo.
● La monarquía visigoda era electiva y la designación del rey dependía de los principales
nobles y eclesiásticos (obispos). Este sistema daba mucha fuerza a nobles y obispos, ya que
cualquier candidato al trono sabía que su éxito dependía de ellos.
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1.7. Identifica las diferencias entre una imagen de pintura cantábrica y otra de
pintura levantina.
LA PINTURA CANTÁBRICA.
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LA PINTURA LEVANTINA
Imagen 1 Imagen 2
Imagen 3
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