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CRISIS PSICOLÓGICA
Crisis previstas e imprevistas (Slaikeu, 1996, Rodríguez, 2010, Sandoval y Brock, 2009)
Reacciones psicológicas a las crisis (Slaikeu, 1996, Rodríguez, 2010, Sandoval y Brock, 2009)
En cuanto a las diferencias del desarrollo en signos y síntomas ante las crisis, los niños muestran más
sintomatología relacionada con la agresión, la ansiedad, la depresión y la regresión. Las reacciones ante las
crisis de los niños más pequeños están poco conectadas con el estresor y más probablemente toma la forma
de ansiedad generalizada. (Mazza y Overstreet, 2000 citado en Sandoval y Brock, 2009). En los adolescentes
predominan los conflictos interpersonales, aislamiento, cambios de humor tristeza – rabia.
- Anclaje en el pasado
- Hacerse preguntas sin respuesta o buscar explicaciones imposibles de obtener
- Necesidad de buscar culpables
- Negación cognitiva o emocional del suceso
Biográficos
- Historia de victimización en la infancia (abuso sexual, malos tratos, etc.).
- Antecedentes de otros sucesos traumáticos en el pasado.
Psicobiológicos
- Elevado grado de neuroticismo.
- Baja resistencia al estrés.
Psicológicos
- Escasos recursos de afrontamiento.
- Mala adaptación a los cambios.
- Inestabilidad emocional previa.
Psicopatológicos
- Trastornos psiquiátricos anteriores (trastornos adictivos, del estado de ánimo, de ansiedad, de
personalidad, etc.).
- Rigidez cognitiva o personalidad obsesiva.
Sociofamiliares
- Falta de apoyo familiar.
- Falta de apoyo social.
Definición:
Son las acciones realizadas por un personal voluntario destinadas a auxiliar a la persona para que en lo
inmediato afronte la crisis, pudiendo restablecer el control sobre sus sentimientos para enfrentar la realidad y
establecer contacto con la situación (Rodríguez, 2010).
Los Primeros Auxilios Psicológicos constituyen un enfoque basado en la evidencia y cuyo propósito es
ayudar a niños, adolescentes, adultos y familias a afrontar las consecuencias inmediatas de crisis previstas e
imprevistas como desastres o actos de violencia. Los Primeros Auxilios Psicológicos están diseñados para
reducir a corto y largo plazo la angustia inicial producida por eventos traumáticos y para promover el
funcionamiento adaptativo y las habilidades de afrontamiento. (National Child Traumatic Stress Network
-NCTSN y National Center for PTSD, 2006).
El objetivo principal es lograr, en el menor tiempo posible, que la persona afectada retome el control de sus
emociones y participe en su propia recuperación (Rodríguez, 2010).
¿Quién presta los Primeros Auxilios Psicológicos?
Los Primeros Auxilios Psicológicos están diseñados para ser prestados por cualquier persona con
entrenamiento en el manejo de situaciones de crisis. Estos asistentes pueden formar parte de una variedad de
unidades de respuesta, en las que se incluyen equipos de respuesta de primera instancia, sistemas de
comando de incidentes, cuidado de salud primario y de emergencia, equipos de respuesta a crisis escolares,
organizaciones basadas en la fe, equipos de la comunidad de respuesta ante emergencias (NCTSN y PTSD,
2006).
En algunos entornos, los Primeros Auxilios Psicológicos se pueden proveer en áreas designadas. En otros, los
proveedores pueden recorrer las instalaciones para identificar a quienes pudieran necesitar asistencia (NCTSN
y PTSD, 2006).
Pueden durar desde unos pocos minutos hasta unas cuantas horas, dependiendo de la gravedad del
evento crítico (Rodríguez, 2010).
1. Hacer contacto psicológico (Slaikeu, 1996, NCTSN y PTSD, 2006, Sandoval y Brock, 2009).
El primer componente de los primeros auxilios psicológicos es Hacer Contacto. Se trata de desarrollar
la empatía o ""sintonización"" con los sentimientos de una persona está en crisis. De forma que la persona
sienta que la escuchan, aceptan, entienden y apoyan, lo que a su vez conduce a una disminución en la
intensidad de las emociones (Slaikeu, 1996).
El escuchar de modo empático es una condición previa para cualquier actividad de asistencia. Significa
escuchar hechos, sentimientos. Hechos: cómo la persona visualiza la situación y se comunica, cualquiera que
sea el entendimiento que surja. Sentimientos: reconocer y legitimar los sentimientos, de ira, dolor, temor,
etcétera que surjan. En una crisis la desorganización y el trastorno por lo extraño, abrupto y novedoso con
frecuencia es la parte más atemorizante (Sandoval y Brock, 2009).
La persona al sentirse escuchada y valorada en sus sentimientos puede ayudarla a que se reduzca la
intensidad del aturdimiento emocional y el dolor que está experimentando. Se está dando un "control
calmante" a una situación intensa. Esta reducción permite que la energía puede entonces reorientarse hacia
hacer algo acerca de la situación y a la reactivación de las capacidades de resolución de problema (Sandoval y
Brock, 2009).
En la fase inicial de los primeros auxilios psicológicos, el restaurar un sentimiento de seguridad es una meta
importante inmediatamente después de una crisis. El promover la seguridad y el alivio puede reducir la
angustia y la preocupación. El asistir a las personas en circunstancias de seres queridos desparecidos o
muertos es un componente crítico de la tarea de proveer alivio y apoyo emocional. Se puede proporcionar
alivio y seguridad de diferentes maneras, entre ellas ayudando a la persona a llevar a cabo acciones en vez de
esperar pasivamente y utilizando los recursos disponibles y familiares basándose en experiencias pasadas.
Obtener información actualizada y precisa y evitar que las personas en crisis estén expuestas a información
confusa o excesivamente perturbadora. Establecer conexiones con fuentes de recursos prácticos disponibles.
Conseguir información sobre cómo otros asistentes están mejorando las condiciones de seguridad. Establecer
conexiones con otros que hayan compartido experiencias similares (NCTSN y PTSD, 2006).
En necesario que se garantice la seguridad física inmediata. Se debe asegurar que las personas y las
familias estén físicamente seguros en la medida posible. Si es necesario, se reorganizara el entorno inmediato
para aumentar la seguridad física y emocional, se contactara a los oficiales apropiados que pueden resolver
problemas de seguridad que estén fuera de su control. En caso de estar en refugios, es importante cuidar que
los niños tengan un área segura para jugar y de que estén adecuadamente supervisados (NCTSN y PTSD, 2006,
Figueroa y Montenegro, 2017).
Un elemento a considerar en esta fase de hacer contacto, que se da inmediatamente a la crisis, es que
la mayoría de los individuos afectados por crisis no necesitarán estabilización. Las expresiones de emociones
intensas, aun la expresión apagada de emociones (insensibilidad, indiferencia, desconexión de la realidad o
confusión) son reacciones esperadas y no constituyen por sí mismos signos de que se necesita una
intervención adicional a la del contacto de apoyo ordinario. Mientras que las expresiones intensas de
excitación, indiferencia o ansiedad son reacciones normales y saludables al estrés traumático, pueden
interferir con el sueño, el comer, la toma de decisiones, el cuidado de los hijos y otras tareas del diario vivir. El
asistente debe preocuparse de aquellos individuos cuyas reacciones son tan intensas y persistentes que
interfieran significativamente con la capacidad del sobreviviente para funcionar.
Ahora cómo se hace el contacto, el asistente invita a la persona a hablar, pregunta cómo se encuentra, y
procede a escuchar utilizando lineamientos reflexivos, poniéndose en su lugar, reconociendo sus sentimientos,
responde de manera tranquila y controlada. Es importante resistir la tendencia de quedar atrapado (ponerse
ansioso, enojado o deprimido), ante la intensidad de los sentimientos de la persona (NCTSN y PTSD, 2006).
Se trata de establecer una conexión humana compasiva y no intrusiva. Mejorar la seguridad inmediata
continua y brindar alivio físico y emocional. Calmar y orientar a los sobrevivientes que se encuentren
abrumados o agobiados emocionalmente (NCTSN y PTSD, 2006).
En el establecimiento del contacto, un alerta importante se refiere a considerar la cultura de la persona.
Específicamente en el tipo de contacto físico o personal que se considera apropiado, este puede variar de
cultura o grupo social a otro y de persona a persona. Es necesario considerar, cuánto acercarse a alguien,
cuánto contacto visual establecer, o si tocar o no a una persona, especialmente a alguien del sexo opuesto. A
menos que esté familiarizado con la cultura de la persona en crisis, usted no debe acercarse mucho, hacer
contacto visual prolongado o tocar. Deberá estar pendiente de señales que le informen sobre la necesidad de
la persona de establecer un “espacio personal”, y familiarizarse con las normas culturales a través de los líderes
comunitarios que mejor entiendan las costumbres locales. Cuando esté trabajando con miembros de una
familia, entérese de quien habla por ella y haga el acercamiento inicial con esa persona(NCTSN y PTSD, 2006).
Una consideración especial, se refiere a los niños. El objetivo fundamental del contacto psicológico con
los niños es contrarrestar el sentimiento de soledad y temor que éstos experimentan con frecuencia durante
una crisis. Es frecuente la novedad, extrañeza, falta de familiaridad con respecto a la experiencia de crisis que
los lleva a sentir temor, inseguridad, ansiosos o rabiosos, pueden creen que es el único que se siente de esa
manera, y, ante la ausencia de retroalimentación por parte de otra persona confiable, llega a creer que algo
está "mal" en la reacción emocional. Esto implica escuchar de manera atenta cómo el niño describe la
situación, imaginándose uno mismo "en sus zapatos", poner particular atención a cómo se siente el niño en
ese momento (perturbado, airado, temeroso) y entonces encontrar alguna manera de hacerle notar, la
apreciación /comprensión que tiene uno con respecto a la situación (Complutense, 2004, Sandoval y Brock,
2009).
En síntesis:
Consiste en:
Acercarse a la persona sin juzgarla
“Sintonizar" con la situación personal de la persona en crisis.
Establecer un clima mínimo de confianza que favorezca la conversación
¿Cómo se hace?
● Invite a la persona a hablar
● Escuche con atención lo que le pasa y lo que siente.
● De apertura para llorar o estar molesto, no lo tomes como algo personal.
● No cuente su propia historia, sólo escúchalo.
● No diga “tienes suerte de que no te fue peor”, en su lugar dile que lamentas lo que le pasó y que
quieres entenderlo y ayudarlo.
● Dele orden a la situación y exprésale entendimiento para transmitirle calma.
2. Explorar el problema (Slaikeu, 1996, NCTSN y PTSD, 2006, Sandoval y Brock, 2009, Espinoza y Tapia,
2011).
El segundo componente de los primeros auxilios psicológicos implica la evaluación de las dimensiones o
parámetros del problema. La indagación se debe enfocar en las áreas: pasado inmediato, presente (incidente
que precipitó la crisis) y futuro inmediato. El pasado inmediato remite a los acontecimientos que condujeron al
estado de crisis, en especial el incidente específico que desató o precipitó la crisis (como la muerte de un ser
querido, el desempleo, heridas corporales o la separación del cónyuge) (Slaikeu, 1996).
El estado de crisis, generalmente, tiene un incidente que lo precipita (se debe averiguar cuál), ya que es
la incapacidad para el enfrentamiento lo que conduce a la crisis La pregunta sería aquí ¿por qué él/ella no
puede enfrentarse con la crisis ahora? (Slaikeu, 1996).
La indagación acerca de la situación presente: implica las preguntas de "quién, qué, dónde, cuándo, cómo", de
un detective o reportero. Es necesario saber quién está implicado, qué pasó, cuándo, y demás. Esto se
completa la mayoría de las veces simplemente al tener la narración de la persona (Slaikeu, 1996).
Además, es importante escuchar cómo está la persona, su estado y condiciones: ¿Cómo se siente la persona
ahora (afectiva)? ¿Cuáles es su condición de salud física (somático)? ¿Cuál es el impacto de la crisis en la vida
familiar y los amigos (interpersonal), ¿Cómo se ha afectado la rutina diaria de él/ella (comportamiento)? ¿Cuál
es la naturaleza de las de reflexiones mentales de la persona, lo que incluye los pensamientos y fantasías, lo
mismo que los sueños en la noche y el día durante la crisis (cognoscitiva)? ¿Cuáles son las condiciones de los
contextos cercanos y distantes? ¿Cuáles son los recursos personales y sociales con los que
cuenta?(Complutense, 2004)
La atención se pone tanto en las fortalezas como en las debilidades durante el periodo de crisis. Así como en
los factores protectores y de riesgos y en la mortalidad. Se identifica ¿cuáles actividades o rutinas (como el
ejercicio Físico) son parte del estilo de vida de la persona y pueden actuar en la elaboración de la situación
difícil? ¿Cuáles amigos o miembros de la familia pueden estar disponibles para ayudar? Si existe cualquier
indicio de daño físico (para la persona o para alguien más), es necesaria una evaluación de la mortalidad del
mismo por alguien capacitado. Por último, ¿cuáles son las probables dificultades futuras para la persona y su
familia? (NCTSN y PTSD, 2006).
En este proceso se busca identificar necesidades inmediatas; y necesidades posteriores. El propósito es
trabajar hacia un orden jerárquico de las necesidades de la persona, dentro de dos categorías: 1) conflictos que
necesitan manejarse de manera inmediata; y 2) conflictos que pueden dejarse para después. En la confusión y
desorganización del estado de crisis, las personas con frecuencia tratan de lidiar con todos al mismo tiempo.
Muchas veces existe una pequeña conciencia de lo que debe ser tratado ahora mismo y lo que puede esperar
unos días, semanas, o aun meses. Un papel importante del asistente es, entonces, auxiliar con este proceso de
ajuste y diferenciación (NCTSN y PTSD, 2006).
El establecer esta diferencia entre necesidades inmediatas y posteriores, ayuda a las personas en crisis a
establecer metas alcanzables, lo que puede ayudarlos a revertir los sentimientos de fracaso e inhabilidad para
manejar la adversidad. Así como a ayudarlos a tener experiencias de éxito y a restablecer un sentido de control
ambiental necesario para recuperarse exitosamente del desastre. En el caso de los niños y los adolescentes
también se beneficiaran si participan en aclarar sus necesidades e inquietudes, así como en las fases
posteriores (NCTSN y PTSD, 2006).
Muchas veces, desde luego, hay poco tiempo para examinar todos los aspectos del problema, y muchas de
estas preguntas se posponen. También, con más frecuencia que de manera excepcional, las personas ofrecen
de modo voluntario mucha de la información, de manera que los asistentes rara vez necesitan dirigir una
indagación paso a paso. Aunque el asistente pueda no preguntar de manera directa acerca de cada una de las
categorías mencionadas antes, las tiene en mente mientras escucha a la persona (NCTSN y PTSD, 2006).
En síntesis:
Consiste en:
El esfuerzo deliberado del asistente por comprender de un modo claro las características del problema
o los problemas que han generado la situación crítica en la persona
Objetivos:
Identificar las necesidades y preocupaciones inmediatas y recopilar información adicional cuando sea
pertinente.
Discriminar necesidades inmediatas y posteriores de la persona en crisis
Contribuir con las personas en crisis en la comprensión de la crisis, necesidades y preocupaciones
inmediatas
Dar información general acerca de los problemas y efectos del estrés (síntomas); de su control y
afrontamiento; y de las reacciones normales en situaciones excepcionales
Dar información específica sobre el suceso actual: entender lo que ha pasado; promover una narración
adaptativa (corregir errores, sesgos, falsas atribuciones, ideas irracionales, etc.); informar acerca de la
situación actual (heridos, salvamento, etc.); y responder a todo lo que pregunten.
Cómo se hace:
Explore:
¿Qué pasó antes?
¿Qué causó la crisis? y ¿Cómo se comportó?
¿Qué pasó?
¿Tuviste algún malestar corporal?
¿Interfirió esto en tus relaciones con los demás? ¿Cómo reaccionaron los demás? ¿Quién está
vinculado en el problema? ¿Quién crees que pueda aportar algo para solucionar el problema
por el que estás pasando?
¿Qué hiciste?
¿Cómo te sentiste?
¿Qué pensaste en ese momento?
¿Qué está pasando?
¿Tienes algún malestar corporal?
¿Interfiere esto en tus relaciones con los demás? ¿Cómo reaccionan los demás?
¿Qué estás haciendo? ¿Cómo te sientes?
¿Qué piensas en este momento?
¿Existe alguna situación similar por la que hayas pasado?
¿Qué pasará?
¿Qué podría pasar?
¿Qué decisiones puedes tomar?
¿Va a interferir esto en tus relaciones con los demás? ¿Cómo reaccionarían los demás?
¿Qué podrías hacer?
¿Qué alternativas tienes?
Para esto, el asistente le pregunta opciones o alternativas de acción a la persona. Puede partir de
hacerle preguntas acerca de cómo ha tratado problemas previos. Y después de analizar las sugerencias de la
persona en crisis, puede plantear una lluvia de ideas para generar otras soluciones al problema. En ocasiones,
tendrá que invitar, persuadir a la persona en crisis a considerar la idea de que existen posibles soluciones. El
asistente tal vez tendría que estructurar el análisis con comentarios corno: "Consideremos tan sólo lo que
pasaría si tú (hablaras con ella, te vas a casa esta noche, llamas a la guardería infantil, llamas a tus padres,
etc.)? ¿Qué puede pasar? En tales casos, el asistente hace un espacio, en el proceso de los primeros auxilios
psicológicos, para opciones no intentadas y desechadas prematuramente, y guía a la persona a considerarlas
por completo. De modo similar le puede preguntar: ¿Qué tipo de soluciones puede intentar alguien más?
Piensa en alguien que podría saber qué hacer -¿cuáles serían las ideas de esa persona?" Una segunda cuestión
es la importancia de analizar los obstáculos para la ejecución de un plan en particular; por ejemplo, la
modalidad no asertiva como obstáculo para la conversar con el cónyuge, o no tener un automóvil como
impedimento para comprometerse con la orientación individual. Los asistentes no pueden dejar tales asuntos
al aire. En cambio, piensan por adelantado ante los posibles obstáculos y asumen la responsabilidad de ver que
éstos se encaucen antes de desarrollar un plan de acción (Sandoval y Brock, 2009).
Es muy importante que la premisa de que las personas deberían participar tanto como puedan en la
generación de sus propias soluciones a los problemas se aplica con los niños, adolescentes, ancianos y adultos.
El sentido de dominio sobre la crisis por parte de un niño o adolescente se incrementa en la misma medida en
que ellos mismo generan alternativas, sopesan los pros y contras de cada una y entonces, con la ayuda de otra
persona que esté al pendiente, extraen un "paso próximo mejor". Es un error por parte de un asistente
angustiado o apresurado hacerse cargo de la situación demasiado rápido, privando de esa manera al niño o
adolescente de una oportunidad de arreglárselas a través de los sentimientos, pensamientos y
comportamientos, y de elegir un curso de acción que sea aceptable para el mismo. La mejor pauta de acción
es, asistir a, que el niño o adolescente hagan por sí mismo tanto como les sea posible, incluso si las opciones
son tan limitadas como escoger quién por ejemplo, debería hacer una llamada telefónica, entregar un mensaje
o llevar a la práctica algún paso de acción. Esto es aplicable al anciano y muy pertinente para la resolución de
la crisis (Slaikeu, 1996, NCTSN y PTSD, 2006).
Es relevante que la postura del asistente será básicamente facilitadora, mediante la escucha activa y tal
vez aconsejar acerca de que debería hacer la persona en crisis en lo subsecuente. Por supuesto, está acción
facilitadora está sustentada en la evaluación de las condiciones y estado de la persona realizado previamente,
y en sí puede actuar en su propio beneficio. En caso que no sea así, el asistente asumirá una postura más
directiva, acordara con la persona posibles alternativas de solución, mediante estrategias persuasivas de ser
necesario y en algunos casos referirá a la persona a ayuda profesional, especializada. De aquí la importancia de
disponer de enlaces con profesionales y organizaciones que ofrezcan los servicios (Slaikeu, 1996, NCTSN y
PTSD, 2006).
En síntesis:
Consiste en:
Consiste en realizar un análisis cuidadoso de las posibles soluciones. Dos condiciones:
¿La persona está desbordada? Usted Actuará
¿La persona NO está desbordada? Ella Actuará. Usted Acompañará
Objetivos:
Identificar alternativas de solución a las necesidades inmediatas y posteriores.
Ayudar a establecer contactos breves o continuos con personas de apoyo primario y otras fuentes de
apoyo tales como miembros de la familia, amigos y recursos de ayuda comunitaria.
¿Cómo se Hace?
¿Preguntar qué es lo que la persona ha intentado hasta ahora?
Examinar con la persona en crisis, ¿qué es lo que la persona puede o podría hacer ahora?
Evaluar entre algunas alternativas: un nuevo comportamiento de la persona, asistencia externa (un
tercero), cambio de ambiente o incluso redefinición del problema.
Ofrecer asistencia e información práctica para ayudar a la persona en crisis a enfrentar sus necesidades
y preocupaciones inmediatas.
4. Acción concreta
El cuarto componente de los primeros auxilios psicológicos implica ayudar a la persona a ejecutar
alguna acción concreta para manejar la crisis. De acuerdo a Slaikeu (1996), el propósito es que la persona dé el
mejor próximo paso. Esto significa que ejecute lo acordado acerca de las soluciones inmediatas, encaminadas
a resolver las necesidades inmediatas.
La acción concreta acordada puede variar en su dificultad dependiendo de las necesidades inmediatas de la
persona y de sus posibilidades. Lo importantes es que la persona haga tanto como sea capaz de hacer. Algunas
personas podrán hacerlo de forma independiente, otras requerirán hacerlo acompañado, bien sea con
familiares, amigos, otros profesionales, voluntarios u otra persona en crisis. En todo caso, la persona actúa
para solucionar su necesidad y el hacerlo será un avance para el restablecimiento del equilibrio, afrontar la
adversidad y tomar un rol activo en su propia recuperación. Además, una oportunidad para reconocer el
esfuerzo y fortaleza al realizar la acción apoyando así el afrontamiento y manejo de la crisis (Slaikeu, 1996,
NCTSN y PTSD, 2006).
Es importante que el realizar las acciones concretas con el apoyo o compañía de otros no disminuye su
valor para la recuperación. Es más, la persona en crisis se debe conectar lo antes posible con sus fuentes de
apoyo social (familia, amigos, vecinos y recursos de ayuda comunitarios). Tal como afirma la NCTSN y PTSD
(2006), el apoyo social está relacionado con el bienestar y la recuperación emocional ante una crisis o desastre.
Fomentar conexiones sociales lo antes posible y asistir a las personas en crisis en el desarrollo y
mantenimiento de éstas es crucial para la recuperación.
El apoyo social puede recibirse y proveerse de muchas maneras: -sentir que alguien está dispuesto a
escucharlo y comprenderlo; - sentir que se tiene personas con quien se lleva bien y comparte actividades; -
sentirse necesitado, valorado y apreciado por los demás; - tener gente que lo ayude a tener confianza en sí
mismo para enfrentar los desafíos que tiene delante; -tener personas que le aseguren que estarán ahí en caso
de que los necesite; - tener personas que le enseñen cómo hacer algo o le den información o buenos
consejos; - tener personas que le ayuden a entender que su reacción a lo que ha sucedido es común; - tener
buenos ejemplos que le permitan aprender cómo manejar las crisis en forma positiva; - tener personas que le
ayuden a llevar a cabo tareas, como cargar cosas, arreglar su casa y ayudar con el papeleo; - tener personas
que le den cosas, como comida, ropa, techo, medicina, materiales de construcción o dinero. El contar con
apoyo social proporciona mayores oportunidades para adquirir conocimiento esencial necesario para la
recuperación después de una crisis o desastre, solución práctica de problemas y comprensión y aceptación
emocional. (NCTSN y PTSD, 2006).
Entonces, son acciones concretas importantes aquellas dirigidas a promover el acercamiento social y
facilitar las interacciones grupales y sociales según sea apropiado. Por lo general, es tranquilizador estar cerca
de personas que están manejando la situación adecuadamente. Si las personas han escuchado información
preocupante o han estado expuestos a rumores, ayudan a clarificar y a corregir información incorrecta. Los
niños, y hasta cierto grado los adolescentes, tienden particularmente a buscar en los adultos señales acerca de
la seguridad y ejemplos de comportamiento adecuado. En albergues o refugios, los niños deberían estar cerca
de adultos confiables y serenos o con otros niños de la misma edad. El participar de grupos y contar con
adultos serenos y positivos es una fuente adecuada de apoyo social. (NCTSN y PTSD, 2006, Sandoval y Brock,
2009).
La ejecución de acciones concretas dirigidas a solucionar las necesidades inmediatas y a conectar con
las fuentes de apoyo social lleva a la persona a contrastar las reacciones psicológicas que le generó la crisis: el
pensamiento de “túnel” (esto no tiene solución, perdí el control), paralización, miedo o aislamiento y esto
quizás disminuya la desorganización, malestar y aumente el afrontamiento de las necesidades inmediatas. Para
llegar a este paso, la clave, nuevamente, es que la persona haga tanto como sea capaz de hacer. Lo que
constituye el reto del asistente, quien para que se dé asume un papel facilitador. Sólo cuando las circunstancias
deterioran severamente la capacidad de una persona para actuar, de acuerdo a Slaikeu (1996), el asistente
toma un papel más directivo. Es decir, partiendo de la capacidad de la persona en crisis para realizar acciones
conscientes y beneficiosas para sí misma el asistente asume una actitud facilitadora, y en caso que tenga
indicadores de riesgo o ideas autodestructivas o de daño a otros su actitud será directiva. Slaikeu (1996)
define la actitud facilitadora como: "Hablamos y tú (persona en crisis) actúas". Es decir, el asistente y la
persona en crisis hablan acerca del evento precipitante, las necesidades inmediatas y posteriores y las
alternativas de acción convenidas y la persona en crisis, toma la responsabilidad y lleva a cabo la acción.
Donde las estrategias facilitadoras son el dialogo, escucha activa, dar consejo y motivar a la acción.
Estas estrategias facilitadoras son pertinentes para la asistencia a personas en crisis, que presentan
signos de desorganización y trauma. Es frecuente que se muestren temerosos, angustiados y expresen miedo a
perder el control o sufrir demencia, enloquecer y no poder actuar y resolver sus problemas (necesidades
inmediatas y posteriores) y piensan que “nunca más” podrán. El asistente a través de la escucha activa,
expresarles comprensión de sus temores y comunicarles que sus sentimientos y temores son normales ante la
situación que están viviendo y que lo anormal sería que no sintieran desorganización, de forma de validar sus
emociones y quizás contribuir así al restablecimiento del equilibrio y ver a ver sus sentimientos y conductas
desorganizadas como algo temporal, lo cual podría ayudar a que se disponga a realizar las acciones e iniciar su
recuperación (Organización Panamericana de la salud, OPS,2006).
Por otro lado, la actitud directiva, de acuerdo a Sleikeu (1996), se ilustra: “Hablamos y yo actúo en tu
beneficio” y además puede incluir a otros significativos (familia, trabajo, comunidad). En este caso, se
mantiene la comunicación entre el asistente y la persona en crisis, es importante mantener la clave que la
persona haga tanto como pueda, aunque parte de la acción o toda incluya al asistente lo mismo que la
persona. También puede incluir a otros, la familia, instituciones (hospitales, albergues, policías). Las estrategias
implican la movilización de recursos y apoyo social. La actitud directiva puede referirse, en unos casos, a tomar
medidas de hospitalización o medicación o contactar a familiares para salvaguardar la integridad de la persona.
En otros casos a asegurarse que se realizó alguna medida o acción de protección, por ejemplo, si se hizo una
denuncia o medida de protección de un menor en riesgo. Es importante que tales acciones se realizan sólo
cuando todas las demás posibilidades restrictivas han sido consideradas o intentadas, y cuando el alto riesgo
indica que la situación no puede dejarse como está. Es necesario destacar la pertinencia de la ética y lo legal
en la intervención en crisis.
En síntesis:
Consiste en:
Acompañar a la persona en los "primeros pasos", en la ejecución de acciones concretas que se deben
tomar para solucionar las necesidades inmediatas
Objetivos:
Acompañar que la persona dé el mejor paso próximo, dada la crisis.
Establecer contactos breves o continuos con redes de apoyo social (familia, amigos, vecinos, recursos
de ayuda comunitarios, servicios de salud mental, servicios del sector público y organizaciones)
Obtener información sobre reacciones al estrés y sobre el manejo de adversidades para reducir la
angustia y promover el funcionamiento adaptativo.
¿Cómo se Hace?
Centra a la persona en la ejecución de actividades y hechos para solucionar necesidades inmediatas
Promueve el funcionamiento independiente: Retroalimentación, Feedback,
Emplea estrategias facilitadoras como dialogo, escucha activa, dar consejo y motivar a la acción.
Promueve fuentes de apoyo social: físico, emocional, conexión social, instrumental, etc
Estudiar la posible derivación o traslado.
Acuerda o informa de si va a ser hospitalizado.
5. Evaluación y Seguimiento
El último componente de los primeros auxilios psicológicos implica el evaluar y si es posible,
establecer un procedimiento que permita el seguimiento para verificar el progreso. La principal actividad
del asistente aquí es evaluar si se alcanzaron los objetivos de los primeros auxilios psicológicos (Slaikeu,
1996).
La evaluación se realiza al cierre de la sesión y de acuerdo con la persona en crisis. El propósito es
completar el circuito de retroalimentación, o determinar si se lograron o no las metas de los primeros auxilios
psicológicos: el suministro de apoyo, reducción de la mortalidad y cumplimiento del enlace con fuentes de
apoyo. Realiza una verificación de si la solución inmediata fue apropiada o no para la necesidad inmediata. Si
las necesidades inmediatas fueron confrontadas con una de las soluciones inmediatas acordadas, seguido esto
por los pasos de acción concreta, y se ha completado el enlace para las necesidades posteriores, entonces está
completo el proceso y terminaría la responsabilidad del asistente (Slaikeu, 1996).
En cuanto al seguimiento, se trata de verificar el progreso. El asistente acuerda con la persona un
procedimiento para establecer contacto en un tiempo posterior. Es importante que se pongan de acuerdo en la
estructura y dinámica del encuentro: modalidad (cara a cara, telefónica, virtual), fecha, horario, contacto
(quién llamará a quién, o quién visitará a quién, lo mismo que el tiempo y lugar para el contacto), si aplica.
Todo esto encaja en lo que puede llamarse "contrato para recontactar" (Slaikeu, 1996, NCTSN y PTSD, 2006).
La evaluación y seguimiento facilita otros pasos hacia la resolución de la crisis. La evaluación le permite
establecer el alcance de los objetivos, procedimientos y estrategias. La evaluación y la reunión de seguimiento,
permiten al asistente el hacer operativas las soluciones posteriores, ya descritas (como la remisión a una
subsecuente terapia para crisis). En cada caso, existe una verificación de si la solución inmediata fue apropiada
o no para la necesidad inmediata. Si las necesidades inmediatas fueron confrontadas con una de las soluciones
inmediatas acordadas, seguido esto por los pasos de acción concreta, y se ha completado el enlace para las
necesidades posteriores, entonces está completo el proceso y terminaría la responsabilidad del
consejero/asistente (Slaikeu, 1996, NCTSN y PTSD, 2006).
Asegurar la retroalimentación en las tres submetas de los primeros auxilios psicológicos: El apoyo recibido;
reducción de la mortalidad; culminación: establecimiento del enlace con (otros) recursos. Poner en
movimiento a la siguiente fase: Soluciones posteriores; a) necesidades inmediatas se satisficieron con
soluciones inmediatas y la acción concreta que se tomó, y si b) se realizó el enlace para las necesidades
posteriores entonces parar. Si no, regresarse al .paso 2 (las dimensiones del problema) y continuar (Slaikeu,
1996, NCTSN y PTSD, 2006).
Si, por otra parte, estas condiciones no se han cumplido (por ejemplo, si la acción acordada no ayudó de la
manera que se pretendía), entonces el asistente regresa al paso 2 (analizar las dimensiones del problema), y
reexamina la situación en su estado actual. El proceso continúa entonces a través de las posibles soluciones, la
acción concreta y el seguimiento (Slaikeu, 1996, NCTSN y PTSD, 2006).
En síntesis:
Consiste en:
El proceso de reevaluación de las decisiones tomadas durante el proceso así como en el
establecimiento de un futuro contacto con la persona afectada de ser posible.
Objetivos:
Evaluar el alcance de los objetivos de primeros auxilios psicológicos.
Evaluar los procedimientos y estrategias empleadas.
Establecer un procedimiento que permita el seguimiento para verificar el progreso
¿Cómo se Hace?
Mediante dialogo, escucha activa, análisis
Retroalimentación, feedback
Recomendaciones para la ayuda (Asociación Mexicana para Ayuda Mental en Crisis, A.C, 2000)
Facilita la expresión de sentimientos. Mostrarse disponible a la persona en caso que desee hablar
Escucha con atención el relato espontáneo de la persona sobre lo que le sucede. Realizar breves comentarios
que muestren comprensión de lo relatado por persona
Se solidario. El sólo estar presente y compartir con las personas afectadas por los acontecimientos tiene un
efecto decisivo en la recuperación
Qué hacer (Asociación Mexicana para Ayuda Mental en Crisis, A.C, 2000):
● Desarrolla el sentido de escucha-responsable.
● Escucha atentamente, sintetizando brevemente los sentimientos del afectado. Hágalo sentir que usted
lo entiende y comprende por lo que está pasando, esto es la empatía.
● Se cortés, honesto y transparente; ganarse la confianza y cooperación del afectado.
● Se realista y objetivo.
● Favorece la dignidad y libertad para que las víctimas trabajen en sus problemas.
● Favorece la confianza y seguridad.
● Esta alerta sobre las oportunidades de dar énfasis a las cualidades y fuerzas de la persona.
● Acepta el derecho de los afectados de sentirse así.
● Realice preguntas saludables y efectivas.
● Pida retroalimentación para ver si está usted comprendiendo
Qué NO hacer (Asociación Mexicana para Ayuda Mental en Crisis, A.C, 2000):
● No ofrezca algo que no pueda cumplir.
● No le tenga miedo al silencio, ofrezca tiempo para pensar y sentir.
● No se sienta inútil o frustrado. Usted es importante y lo que está haciendo vale la pena.
● No muestre ansiedad ya que ésta puede ser fácilmente transmitida a los afectados.
● No ofrezca respuesta, más bien facilite la reflexión.
● No permita que el enojo u hostilidad de la persona lo afecte.
● No los presione a hablar de Dios, sea comprensivo con las creencias religiosas.
● No tenga miedo de admitir que el afectado necesita más ayuda de la que usted le pueda brindar.
Puede referirlo a profesionales especializados (Psicólogos)
● No permita que las personas se concentren únicamente en los aspectos negativos de la situación.
● Tampoco se exprese de manera autoritaria o
● impositiva. Busque un punto intermedio entre estas dos posiciones.
● No espere que la persona funcione normalmente de inmediato.
● No confronte a una persona en crisis si este se va a sentir amenazado.
● No insista con preguntas más allá del punto en que la persona no desea hablar.
● No trate de interpretar las motivaciones ocultas de un comportamiento.
● No moralice o sermonee.
● No intente progresar demasiado rápido en el proceso de intervención en crisis.
● No considere de manera superficial las amenazas de suicidio u homicidio.
● No aliente a alguien a hacer algo que en realidad no quiere hacer.
Los niños no reaccionan como lo hacen las personas adultas y sus respuestas emocionales van a estar en
relación directa con las reacciones de los adultos que son significativos para ellos; son muy perceptivos a los
cambios emocionales en ellos. Así mismo, no tienen el mismo nivel de abstracción como para poder
comprender racionalmente los acontecimientos o verbalizar sus requerimientos emocionales, los cuales varían
según la edad.
● El contacto físico es importante con los niños, por ejemplo, abrazarlos. De acuerdo a la cultura.
● Recomendar que los padres acompañen a los niños y estén informados
● Reafirmarles frecuentemente que están seguros y a salvo.
● Hablar con ellos sobre lo acontecido de forma simple.
● Facilitar que hablen sobre lo ocurrido, si desean hacerlo.
● No minimizar ni exagerar la situación.
● No hablar a los niños sobre los miedos de los adultos hacia el futuro.
● No hacer promesas que no se puedan cumplir.
● No decir que los muertos están felices en el cielo, ya que pueden desear morir para ir con esa persona.
● El tema de la muerte debe de ser tratado concretamente, decirles que ésta es permanente y que causa
una gran tristeza. Si no es necesario, no debe hablarse de las muertes ocurridas.
● Dar a los niños tareas apropiadas para su edad.
● Mantener las rutinas familiares y sociales propias de su edad y contexto.
Los niños requieren una intervención orientada básicamente a brindarles una sensación de seguridad,
afecto y protección
Los primeros auxilios psicológicos con los ancianos requieren un conocimiento de sus principales limitaciones y
necesidades, así como una predisposición a actuar con respeto y comprensión.
● Tenga paciencia.
● No muestre una excesiva confianza.
● No intentar suplir o ayudar en cosas que ellos pueden hacer.
● No aceptar ningún obsequio.
● Muchos se sienten solos y ansiosos de poder comunicarse; favorecer la escucha responsable.
● No dejarlos solos, procurar que se queden con personas de su confianza o familiares.
Con los ancianos, la intervención se orienta a la comprensión y la paciencia para poder escucharlos y
comprender sus necesidades
La intervención con grupos especiales requiere una buena comunicación y demostrarles que se está
dispuesto a ayudarles. Las personas con discapacidades requieren intervenciones que se adapten a cada
tipo de limitación.
● Deficiencias motrices:
o Preguntar en qué y cómo se le puede ayudar. Adaptarnos a su ritmo de movimiento y
adoptar una postura que resulte cómoda para ambos.
o No les hable como a un niño.
o Facilite que pueda llevar consigo cualquier dispositivo que use para el desplazamiento.
o Siempre explique a dónde se le lleva y por qué.
● , Deficiencia sensorial:
o Sitúese de forma que se le vea la cara al que brinda la ayuda.
o Hable despacio vocalizando, usar lenguaje no verbal, repetir las veces que haga falta; si
tiene:
▪ hipoacusia, eleve el volumen de su voz, pero, si es sordo, por más que grite no va a
oír.
▪ Ceguera. No gritar al hablar: no es sordo. Preguntar en qué y cómo se le puede
ayudar. Ofrecer el brazo y caminar a paso lento, anticiparle obstáculos; si se va a
sentar, tomar su mano y ponerla encima del asiento; no usar conceptos espaciales
que no comprenda (aquí, allí): use derecha, izquierda.
Cómo prepararse para proveer los Primeros Auxilios Psicológicos (NCTSN y PTSD, 2006, Espinoza y
Tapia, 2011):
Entre 6 a 9 años.
1. Contener
● Tratar que las emociones no se desborden.
● Lograr un equilibrio entre la ventilación emocional y el control racional.
● Recoger siempre los miedos y las fantasías, pero responder desde el nivel cognitivo.
2. Calmar
● Hablar en voz baja y pausada.
● Ofrecer motivos y razones que le ayuden a tranquilizarse.
● Recordar alguna situación previa, en la que el niño pudo controlar sus miedos.
● No decir nunca que si se calma, todo irá mejor. Posiblemente eso no sea verdad.
3. Informar
● Utilizar palabras y explicaciones simples.
● Responder a todas sus preguntas.
● No dar más información de la que nos pide el niño. Si quiere saber más, ya nos lo preguntará.
● Averiguar qué sabe el niño: posiblemente haya oído informaciones a medias que le asusten, porque no las
comprende.
● Si no quiere saber nada, estará evitando el dolor. Es importante retomar el tema al día siguiente.
● Si el incidente ha comportado la muerte de alguien, abordar el tema de forma directa, sin rodeos.
4. Normalizar
● Ayudar al niño a expresar cómo se siente, poniendo nombre a sus sensaciones.
● Animarle a expresarse, pero sin forzarle a ello.
● Tampoco obligarle a hablar.
● Si reacciona con irritabilidad, en lugar de ignorarlo, comentarle suavemente que entendemos que esté enfadado,
pero que poco a poco tiene que tratar de no estarlo.
5. Consolar.
● Permitirle participar en los rituales de despedida.
● Animar al niño a dibujar y/o jugar acerca de lo ocurrido.
● Permitirle volver a la escuela y a las actividades habituales.
● Fomentar su vida social.
La intervención en crisis, ayuda en segunda instancia, generalmente toma lugar después de los
primeros auxilios psicológicos. En el proceso de intervención en crisis, la ayuda en primera instancia o primeros
auxilios psicológicos es la ayuda inmediata al evento crítico donde se auxilia a la persona en crisis y
desorganizada para que restablezca su equilibrio. De forma que cuida la supervivencia física, regularización de
comida y sueño, rutinas y equilibrio emocional. Este proceso, como se señaló, toma de minutos a unas pocas
horas y posteriormente, si la persona no ha logrado la resolución de la crisis se deriva a terapeutas para la
ayuda en segunda instancia (Slaikeu, 1996, Sandoval y Brock, 2009).
La ayuda en segunda instancia o intervención en crisis está dirigida a la resolución psicológica de la
crisis. Este proceso toma alrededor de seis semanas. Esta fase comprende experiencias facilitadoras dirigidas a
reelaborar la crisis, tales como: reflexión sobre el suceso y su significado para la persona, expresión de
sentimientos, mantener un grado mínimo de bienestar físico durante la crisis, resolver por lo menos
parcialmente conflictos subyacentes representados o reactivados por la crisis, además de realizar adaptaciones
interpersonales y de conducta apropiadas a la situación (Slaikeu, 1996, Sandoval y Brock, 2009). .
La elaboración de la crisis se refiere a la integración del suceso dentro de la historia de la vida. Al darse
la integración, significa que la crisis se resolvió, entonces, el suceso y sus consecuencias toman sus lugares a la
par de otros sucesos vitales y determinantes en la vida de la persona, para formar parte de una experiencia
evolutiva. Lo contrario de esta integración es fragmentar la historia de vida artificialmente, obstruirla fuera de
la conciencia haciéndole como si nada hubiera pasado o de algún modo negar su existencia. Mientras que la
negación o el bloqueo son con frecuencia parte de reacciones tempranas a un suceso de crisis (Horowitz,
1976), la resolución última de la experiencia de crisis debe trasladar esta reacción hacia la integración de la
experiencia con otras de la vida. Incluso en experiencias traumáticas como violación, pérdida de un miembro
del cuerpo, o de un ser querido, la resolución final esperanzadoramente encontrará a la víctima con la
capacidad de expresar un cierre y continuar (Slaikeu, 1996, Sandoval y Brock, 2009).
La ayuda en segunda instancia contempla unos pasos básicos para orientar la resolución de la crisis. Los
mismos, sin embargo, permiten la flexibilidad para ser aplicados desde el enfoque psicológico manejado por el
profesional (modelo cognitivo conductual, humanista, gestáltico, psicoanalítico, entre otros).
En esta segunda instancia, el terapeuta asiste a la persona para comprender aquellos aspectos vitales
que han sido violados por la crisis y promueve el desarrollo de un nuevo concepto de sí mismo y del mundo
(Slaikeu, 1996). Además, el clínico se enfoca a promover el desarrollo de habilidades de solución de problemas
y de tolerancia al malestar, todo ello con base en un modelo colaborativo que enfatiza en la importancia de la
relación terapéutica y el involucramiento de las redes de soporte social (Bryan, 2007; Dykeman, 2005; citados
por Agudelo y Rendón, 2011).
El tratamiento básico para responder a las problemáticas de los pacientes se basa en una Psicoterapia
Cognitiva individual con cierto límite de tiempo y está orientada a aliviar el malestar psicológico mediante la
modificación de esquemas disfuncionales.
Se establece un mínimo de 6 sesiones en las cuales se realizará la evaluación, tratamiento y seguimiento;
dichas sesiones se realizarán a lo largo de un mes y la duración de cada sesión es de aprox. 40 minutos. Es
importante aclarar que, dependiendo del tipo de problemática y el nivel de afección emocional, se puede
modificar el número de sesiones establecidas. Para la atención de una persona en crisis se sugiere los
siguientes pasos:
Entorno de la crisis
Es este elemento se explora el efecto del evento crítico en los contextos, grupos y espacios donde la
persona participa (familia, trabajo-escuela, recreativos). El efecto del curso de la crisis de la persona en esos
ámbitos y viceversa. Como, quien y en qué rol participan cada uno de esos ámbitos: facilitan y favorecen o
debilitan. Se incluye información sobre la percepción de la crisis por otros y los recursos disponibles para asistir
a la persona en la elaboración de la crisis.
Continuar con el registro de la información requerida en la Historia Clínica. La cual comprende: Motivo de
consulta, Presentación y evolución de síntomas, vínculos afectivos y ambiente familiar, antecedentes e historia
de vida, examen mental pensamientos, descripción de comportamientos disfuncionales, características del
paciente en sus diferentes dimensiones, realizar diagnósticos o impresión diagnóstica contrastando con los
criterios establecidos en el DSM IV (R) y CIE 10.
b. Entrevista Diagnóstica y Aplicación de Prueba o Test para Realizar Evaluación de los Cinco
Subsistemas de la Persona: Un Perfil CASIC
La valoración es importante que abarque tanto la fortaleza como la debilidad de cada una de los sistemas
implicados en la crisis. La información acerca de qué está vulnerable en la vida de una persona se
complementa con la información acerca de qué es aún funcional. Las fuerzas y recursos sociales pueden y
deben utilizarse para ayudar a una persona a superar la crisis.
En este acápite se hace imprescindible tener en cuenta el Perfil CASIC: (Conductual, Afectiva, Somática,
Interpersonal y Cognitiva).
Interpersonal:
El proceso de intervención de acuerdo con Slaikeu (1996) parte de cuatro tareas básicas, sucesivas. Si
bien estas tareas están enmarcadas en una perspectiva cognitiva, la investigación basada en la
evidencia ha validado estos cuatro componentes y se presentan en las diferentes propuestas y
protocolos de intervención de organismos y centros que intervienen en crisis (Sandoval y Brock, 2009,
NCTSN y PTSD, 2006, Espinoza y Tapia, 2011, Asociación Mexicana para Ayuda Mental en Crisis, 2000,
Figueroa y Montenegro, 2017). A continuación se describen los componentes y luego, más
específicamente la propuesta cognitiva.
Síntesis:
Expresión de sentimientos relacionados a la crisis
a. Actividad del paciente: Identificar y expresar sentimientos relacionados con la crisis.
b. Estrategia terapéutica: Discutir sobre el incidente de la crisis, con atención particular sobre cómo se
siente el paciente acerca de distintos aspectos de la crisis (escucha activa, relación terapéutica, afecto
inducido).
Síntesis:
Adaptaciones conductuales interpersonales requeridos para la vida futura.
a. Actividad del Paciente: Hacer cambios en los patrones conductuales de trabajo, desempeño de
un rol y relación con las personas a la luz del incidente de la crisis.
Estrategia terapéutica: Reflexionar con el paciente los cambios que pueden requerirse en cada
una de las áreas principales; utilizar sesiones de terapia, asignación de actividades para la casa y
cooperación de la red social para facilitar el cambio en cada área (orientación anticipatoria,
entrenamiento en asertividad, ensayo de comportamiento, terapia familiar, retroalimentación,
asignaciones de tareas para la casa, “silla caliente”, entrenamiento en habilidades
interpersonales, terapia marital, modelamiento, establecimiento de redes, etc.)
MODELO COGNITIVO:
Etapa 1: Dominio Cognitivo y Motivación a generar Estilos De Vida Saludables
La tarea inicial del tratamiento es traducir el perfil CASIC de la crisis en un lenguaje de tareas.
1. Determinar cuáles problemas son los más relevantes para el paciente ese momento. Los mismos
pueden ser pesadillas acerca del incidente de la crisis, temores sobre el futuro, o exigencias
conductuales del medio. Si existe duda, se debe ir al área en que el paciente experimente mayor dolor.
2. Considerar, al comienzo de una actividad para resolver la crisis, que la misma es la más fácil de tratar,
esto es, la más susceptible a cambiar. El comenzar con éxito puede incrementar la autoconfianza del
paciente y movilizar energías para reelaborar otras áreas difíciles.
3. Buscar la actividad para la resolución de la crisis que parezca responder a la mayoría de las variantes en
la desorganización total del paciente. Es posible que una cognición malograda sea tratada de manera
directa, para de este modo abrir la puerta a sentimientos más grandes de autoestima y rápido cambio
conductual. Por otra parte, el paciente puede necesitar la realización de un cambio conductual de
modo rápido, por ejemplo, hallar un empleo o confrontar a un empleado, para preparar el terreno de
cambio en otras áreas.
4. Consagrar la atención, en las primeras sesiones de terapia para la crisis, a cualquier actividad que, si se
descuida, puede reducir la opción de un paciente en las semanas, meses y años subsiguientes.
Con base en lo anteriormente expuesto, en esta sesión se buscará:
Orientar e incentivar la práctica de actividades necesarias para el manejo de la crisis como: Deporte,
higiene del sueño, alimentación adecuada, técnicas de respiración y relajación.
Acompañar la acción concreta. Acompañar a la persona en los "primeros pasos", en la ejecución del plan
de acción mediante el análisis de las acciones que se deben tomar para alcanzar las metas propuestas.
EVALUACIÓN DE RESULTADOS
Se valora las diferentes variables verificando el estado de cada una de ellas. Se busca verificar si ha
habido un regreso al equilibrio y una reorganización de los sistemas CASIC de la personalidad.
¿Se ha producido una reorganización que refleje estabilidad en el paciente?
¿Con qué ganancias y pérdidas? ¿Existe apertura hacia el futuro o el paciente se ha apartado de
actividades vitales?
La reducción de sentimientos insatisfactorios ¿es producto del incremento en el dominio de la
situación? ¿O se ha establecido una visión estrecha y pesimista de la vida?
Evaluar la resolución tanto de la crisis como de conflictos anteriores abiertos por la crisis.
¿Se ha integrado el incidente o trauma a la vida?
D. SEGUIMIENTO
El seguimiento es el procedimiento que evalúa la eficacia de una medida de intervención
psicoterapéutica para prevenir las recaídas en los pacientes. Este seguimiento se hace con la finalidad de
evaluar la evolución y desarrollo de la crisis y busca asegurar la identificación de la información o establecer los
circuitos de retroalimentación.
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