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INTERVENCIÓN EN CRISIS

Papel de trabajo Janet Guerra

La intervención en crisis es un área de la psicología que se ha desarrollado a partir de la asistencia en


situaciones de emergencia y eventos críticos acontecidos en la humanidad. En los cuales era evidente que
muchas personas requerían una intervención urgente y no solo física sino emocional; dirigida a atender los
problemas de salud mental, desorganización y malestar generado. De forma que a partir de la experiencia
clínica y de investigaciones relacionadas a las crisis se desarrolla el modelo de intervención. El modelo, en
principio, fue desarrollado por Slaikeu (1996), quien sintetizo y organizo los aportes de diversos investigadores
y teóricos estudiosos de la intervención en crisis, entre ellos: Caplan (1968), Lazarus, Glass (1959) y Klingman.
Actualmente es el modelo base para la intervención en crisis empleado en la actualidad por diferentes
organizaciones a nivel mundial.
El modelo de intervención en crisis aquí expuesto parte del modelo desarrollado por Slaikeu (1996). Es
un modelo de carácter interdisciplinario y preventivo.
Es de carácter interdisciplinario pues la persona expuesta a una crisis suele requerir la asistencia de
diversos profesionales como rescatistas, médicos, enfermeras, nutricionistas, psicólogos, trabajadores sociales
de acuerdo al tipo de crisis. Asistencia que resultará más efectiva si estos profesionales trabajan en equipo y
colaboran entre ellos y con la persona en las tomas de decisiones y poder facilitar el proceso de atención.
Tal como plantea Slaikeu (1996) quien parte de las teorías de Caplan, Glass y Kligman se trata de un
modelo preventivo, que considera los tres niveles de intervención: primaria, secundaria y terciaria.
La prevención primaria que se refiere a la preparación de la población, generalmente sistemas, en
habilidades de enfrentamiento ante catástrofes, incendios, u otros. Se maneja el asesoramiento anticipatorio y
tiene lugar, en cualquier momento previo a la crisis. La dificultad de esta intervención consiste en que no le
prestan mucha atención al pensar que el evento está lejas de ocurrir. De acuerdo a Glass (1959 citado en
Slaikeu, 1996), en su modelo de reacción a los desastres, se trata de la etapa preimpacto.
La prevención secundaria se refiere a la asistencia a las personas o grupos que están expuestas a
riesgos. En la intervención en crisis corresponde a las personas o grupos que experimentan la crisis. Esto es, las
fases de aviso, impacto y retroceso de Glass (1959 citado en Slaikeu, 1996). Sufren una crisis en curso y abarca
las estrategias de intervención en crisis dirigidas a atender las secuelas inmediatas.
La prevención terciaria consiste en la atención posterior al evento crítico cuando la disfunción o
trastorno por estrés agudo, trastorno por estrés traumático u otro, toma lugar. Corresponde a la fase
post-impacto de Glass (1959 citado en Slaikeu, 1996). La asistencia trata de rehabilitación, intervención clínica
o psicoterapia.
De forma que el modelo abarca todo el continuo desde la preparación o prevención general hasta la
recuperación o rehabilitación de los más afectados.
Adicionalmente, el modelo se enmarca en una perspectiva de la psicología del desarrollo, integral,
multidimensional y biocontextual.
El modelo parte de un enfoque de desarrollo. A través del ciclo vital, las personas en cualquier
momento (infancia, niñez, adolescencia, adultez y vejez) están expuestas a crisis diversas, esperadas y no
esperadas. Lo cierto es que, el como la persona haya vivido y resuelto las crisis anteriores, así como su
intensidad, importancia y condiciones, le va a influir en las siguientes, tal como señala Erikson (citado en Maier,
1979) en su teoría. La forma como la persona resuelve las crisis anteriores, el contexto en que ocurre y sus
propias características personales, momento evolutivo y decisión influirán en el modo de resolver las crisis
actuales. De forma que la intervención se debe ajustar a las características, edad y condiciones de la persona
en crisis.
Es un enfoque multidimensional ya que considera el funcionamiento de la persona en varias áreas o
dimensiones: cognitivo, emocional, biológico o somático, social o interpersonal) (Lazarus (1981 citado en
Slaikeu, 1996; Horowitz, 1976). Aún más, se trata de una perspectiva biocontextual de acuerdo a
Bronfenbrenner (2001). Quien concibe que el desarrollo humano toma lugar a través de procesos
progresivamente más complejos de interacción recíproca entre la persona que está evolucionando
bio-psicológica y socialmente en diferentes niveles: microsistema (relaciones más próximas a la persona como
la familia o trabajo-escolaridad), mesosistema (la interacción entre esos contextos próximos que incluyen a la
persona como ente activo), exosistema (conformado por contextos más amplios que no incluyen al individuo
como sujeto activo, pero en los que se producen acontecimientos que le afectan como las decisiones sobre:
políticas públicas, de salud y seguridad social) y macrosistema (configuran la cultura y la subcultura en la que
se desenvuelve la persona). Procesos que se extienden a lo largo del ciclo vital y a través del tiempo histórico
pasado y futuro. El profesional para poder comprender lo que ocurre a la persona en crisis tiene que explorar y
analizar los procesos del desarrollo que explican la situación actual de la persona, en este caso el impacto de
las diversas variables personales, contextuales en su respuesta a la crisis, por ejemplo, familia (función clínica
evaluando si es funcional o no, si brinda apoyo ante la crisis o como están afectados), trabajo (si posee un
empleo que le permita sostenerse y cubrir los gastos en la situación de crisis), cultura ( creencias , mitos en
relación a la crisis y como lo afectan), políticas país en cuanto a salud y seguridad social que le garanticen
poder sobrevivir. Identificando así, fortalezas, debilidades, factores protectores y de riesgo. Basado en la
comprensión global e integral, tendrá una mejor perspectiva para ver decidir que puede hacer mejorar los
procesos próximos en la crisis.
El modelo asume una perspectiva activa de la persona, como plantea Erikson (citado en Maier, 1979), el
desarrollo es producto de la interacción entre biología, ambiente y las decisiones de la persona. Es importante
como la persona percibe el suceso que da lugar a la crisis, cómo plantea hacerle frente, mediante qué
estrategia y a quien cree que puede recurrir para resistir los desequilibrios de la crisis y realizar los cambios
apropiados. Esto por supuesto si está en condiciones de hacer frente.
La intervención pretende reducir la probabilidad de efectos debilitantes y aumentar la probabilidad de
crecimiento o destreza para el individuo (Slaikeu, 1996).

CRISIS PSICOLÓGICA

¿Qué es una Crisis psicológica?


Una crisis es un estado temporal de trastorno y desorganización, caracterizado principalmente por una
incapacidad de la persona para manejar situaciones particulares utilizando métodos acostumbrados para la
solución de problemas, y por el potencial para obtener un resultado radicalmente positivo o negativo. La crisis
implica desequilibrio, fracaso en la solución de problemas o en salir adelante durante el estado de crisis. Los
cuales incluyen elementos objetivos y subjetivos (Slaikeu, 1996).
En este sentido, la crisis es un período en el que la persona está temporalmente fuera de balance.
Caplan (1959, citado en Sandoval y Brock, 2009) la describe como un desequilibrio psicológico en una persona
que se enfrenta a una circunstancia peligrosa que para ella constituye un problema importante que, por el
momento, no puede escapar ni resolver con su solución habitual de problemas recursos. Añade que ese estado
de desequilibrio puede implicar un riesgo de deterioro o de crecimiento psicológico.
Las crisis se manifiestan por un evento que lo precipita, de modo que tiene un comienzo identificable.
El impacto del evento depende de su oportunidad, intensidad, duración, continuación y grado de interferencia
con otros acontecimientos en la vida de la persona. Así un evento puede ser repentino y severo o puede
parecer sutil, pero significativo, relevante e intenso para una persona. (Nowak 1978, citado por Slaikeu, 1996)
De forma que es necesario diferenciar en la crisis psicológica entre el evento de crisis y la reacción a la
crisis. Pues un evento de crisis no produce en todas las personas expuestas reacciones de crisis. Hay personas
que elaboran las crisis por sí mismos, al beneficiarse del consejo de sus amigos, las lecciones recordadas del
pasado o de las estrategias de enfrentamiento aprendidas sin la ayuda de un terapeuta. A muchos otros, de
cualquier modo, no les va muy bien con esto, y necesitan asistencia, intervención o terapia breve (Sandoval y
Brock, 2009).
Klein y Lindemann (1961 citado en Sandoval y Brock, 2009) definen el evento de crisis o precipitante
como cualquier alteración repentina en el campo de las fuerzas sociales dentro de las cuales existe la persona,
de modo que las expectativas sobre sí mismo y sus relaciones con los demás cambian. De forma que el evento
de crisis desborda la capacidad de una persona de manejarse en su modo usual, sintiéndose agobiada por la
intensidad de la situación que sobrepasa su nivel de tolerancia, siendo sus mecanismos defensivos
insuficientes para lidiar con dicha situación (Benveniste, 1999).
Por su parte, la reacción a la crisis es la reacción de un individuo ante un evento, caracterizada por
perturbación aguda y a menudo prolongada que puede ocurrir en una órbita individual o social como
resultado de un riesgo emocional (Sandoval y Brock, 2009).
Es importante que la reacción a la crisis y las crisis no implican necesariamente trastornos mentales. Las
crisis como se ha dicho son parte de la vida y a través de todo el desarrollo humano. Las personas en crisis
pueden presentar algunas conductas o estados emocionales incluidos en los trastornos mentales pero no
cumplen con los criterios diagnósticos y además, las crisis suelen ser más breves que los trastornos. También
es relevante diferenciar crisis y estrés; este último, es una reacción del organismo ante una situación que
interpreta como amenaza, desafío o sobrecarga, pero que puede tener las herramientas para afrontarlo. Las
crisis son más severa que el estrés, pues no todo estrés genera crisis (Espinoza y Tapia, 2011).
Algunas pautas que ayudan a identificar cuando una persona está en crisis son: cansancio continuo,
sensación de desamparo e inadecuación, confusión, ansiedad y síntomas físicos. Por otro lado, para contrastar
y distinguir los que no están en crisis, se aprecian que son personas que siguen interactuando con el medio,
buscan información, expresan sentimientos, piden ayuda, hacen una fragmentación favorable (no pensar todo
el tiempo en el problema), confían en sí mismos y se apoyan en otros (Espinoza y Tapia, 2011).

¿Cuánto dura una crisis?


La crisis es un estado agudo, es decir implica un ataque repentino de corta duración, menor a seis
semanas. Corresponde a un periodo transitorio de inestabilidad enmarcado por periodos de una mayor
estabilidad. Es relevante que debido a que unos investigadores (Wortman y Silver, 1987 y Auerbach, 1986
citados en Slaikeu, 1996), habían reportado duraciones mayores a seis meses hasta años, llevó a precisar el
fenómeno. Estableciendo la diferencia entre restablecimiento del equilibrio y la resolución de la crisis. El
primero corresponde al periodo durante el cual el equilibrio se restaura y la conducta se restablece, cediendo
la inestabilidad a mayor estabilidad, su duración puede llegar hasta seis semanas (Slaikeu, 1996).
El restablecimiento del equilibrio no significa necesariamente que la crisis se haya resuelto, más bien
plantea el inicio de un periodo potencial para la reorganización de lo vivido en una dirección positiva
(recuperación del estado previo a la crisis o crecimiento) o negativa (generación de una disfuncionalidad en la
persona o su familia). Los primeros meses después del restablecimiento del equilibrio se constituyen, según
Slaikeu (1996), Sandoval y Brock (2009) y Epinoza y Tapia (2011) en una oportunidad para la resolución de la
crisis.

¿Cómo evolucionan las crisis?


Las crisis siguen patrones sucesivos de desarrollo a través de diversas etapas. Los autores (Caplan 1964,
Horowitz, 1976, Levine, 1976, Lazarus 1980, citados es Slaikeu, 1996) difieren en las etapas que plantean, aquí
se presenta una panorámica general de la evolución que reúne diferentes propuestas. Los autores describen la
evolución desde el impacto del evento crítico hasta la resolución pasando por el restablecimiento del
equilibrio. Algunos se centran en describir las conductas y emociones mientras otros hacen énfasis en los
procesos internos.
El inicio está marcado por el impacto del evento crítico o precipitante, ante el cual las personas
dependiendo de la intensidad y características del mismo pueden intentar dar respuestas a la situación, pero la
falta de éxito incrementa la tensión, sentimientos de trastorno y la ineficiencia. En casos de mayor intensidad,
duración, interferencia, la reacción de la crisis es la desorganización, una reacción emocional reflexiva corno
llanto, angustia, grito, confusión, ambivalencia, aislamiento, desmayo o lamentos; evidente o no para otros.
Conduciendo a negación (como una forma de disminuir el impacto a través de seguir como si nada hubiera
pasado, ocupándose de otras necesidades y así, mostrándose “fuerte”), intrusión (surgimiento de ideas y
sentimientos negativas relacionados al evento crítico, pesadillas y preocupaciones recurrentes) y conductas
acting out (Slaikeu, 1996). En tanto la tensión aumenta, algunas personas movilizan otros recursos personales y
sociales progresando y elaborando esos sentimientos, pensamientos y manejando sus conductas de forma que
se logra el restablecimiento del equilibrio, otros lo hacen con ayuda externa y otros pueden llegar a una
desorganización emocional grave. Como señala Slaikeu (1996), el evento crítico se ha enfrentado, los
sentimientos, pensamientos se han reconocido y se dado la reorganización. Dando paso al potencial de
resolución de la crisis hacia niveles de funcionamiento más altos o bajos.
La terminación es la última etapa de la crisis y se refiere a que la crisis se resolverá de una forma
saludable o perjudicial y que tendrá implicaciones para la vida de la persona. Es relevante que la resolución
final de la crisis depende diversos factores: recursos personales (fuerza del yo, historia de crisis afrontadas),
apoyo social. La resolución puede ser de tres tipos: el cambio para mejorar, empeorar o regresara niveles
previos de funcionamiento. El regresar a niveles previos es poco frecuente por lo abrupto e intenso de las
crisis. De forma que en la resolución de la crisis coexisten el peligro y el crecimiento y el riesgo es alto. El
peligro se refiere a suicidio, homicidio, maltrato, agresión. En una desorganización emocional grave e
incapacidad para enfrentar, se sienten desesperanzados o con un elevado dólar atentando contra sí mismos u
otros. La solución sana refleja la resolución de las crisis pasadas e implica la integración de la experiencia de la
crisis en la vida de la persona y un incremento en la fuerza para enfrentar tensiones futuras (Slaikeu, 1996,
Sandoval y Brock, 2009)
La dirección de la resolución de la crisis, como se ha venido sosteniendo, se ve afectada por los recursos
que posee la persona. En cuanto a recursos personales pudieran favorecer hacia la integración (bienestar
psicológico, salud física, fortalezas adquiridas en el afrontamiento de las crisis previas) o hacia el riesgo (se
remueven conflictos personales no resueltos, problemas de salud física). Recursos materiales: el disponer de
medios económicos, comida, vivienda y transporte le daría serenidad y un sostén para poderse ocupar de
otros aspectos de la crisis, mientras que un déficit incrementara la tensión y más al tratarse de la
sobreviviencia. Los recursos sociales referidos al apoyo social de familia, amigos, compañeros de trabajo,
instituciones y políticas públicas. Las investigaciones refieren en sus resultados que se trata de recursos clave
para la superación de las crisis, en diferentes ámbitos emocional (brindar cercanía, escucha, valoración y
reconocimiento), utilitario (ayuda material como alimentos, ropa, albergue o dinero para aminorar las cargas
financieras). Específicamente hay que resaltar la relevancia de la seguridad social, salud laboral y políticas
públicas que solo recientemente se visualiza su importancia (Espinoza y Tapia, 2011, Sandoval y Brock, 2009).

¿Cuáles son los tipos de crisis?


Las crisis se clasifican de diversas maneras. Por un lado, de acuerdo a su contenido en crisis naturales,
políticas, sociales, familiares. Por otro lado, una categorización más amplia en crisis de desarrollo o previstas y
crisis circunstanciales o imprevistas (Slaikeu, 1996).
Las crisis de desarrollo son aquellas relacionadas con el desplazamiento de una etapa del crecimiento a
otra, desde la infancia basta la senectud. Estas crisis vitales presentan síntomas y trastorno como: ausencia
laboral, incapacidad para concentrarse, trastorno emocional, descenso en el desempeño, aislamiento respecto
de los demás, comportamiento agresivo, desorientación cognoscitiva, etcétera. Se pueden presentar en
relación a cualquiera de los indicadores del desarrollo, tales como el nacimiento de un hijo, matrimonio, "nido
vacío" o jubilación. Es decir, las crisis de desarrollo se refieren a la interferencia en la realización de las tareas
del crecimiento en cada etapa del desarrollo. A fin de entender una crisis del desarrollo es necesario
considerar el evento critico o precipitante y el significado que tiene para la persona. La experiencia de la crisis
depende del significado del evento para la persona (Slaikeu, 1996).
Las crisis circunstanciales son imprevistas, accidentales, de aparición repentina y su rasgo central tiene
que ver con el ambiente o contextos de la persona. Algunas crisis circunstanciales son: desastres naturales
(lluvias, deslave, terremotos, incendio) donde se pueden haber perdido familiares, amigos, las fuentes de
sustentos y otros; crímenes violentos (abuso, asaltos, violaciones, maltrato), mudanzas, migración, desempleo.
Son crisis que requieren acción inmediata, evaluación rápida y decisiones apropiadas. Suelen ser crisis que
impactan a poblaciones enteras, afectando a muchas personas simultáneamente e involucran altos niveles de
peligro (Slaikeu, 1996).
Por último, las crisis también se pueden clasificar según su nivel de intensidad o gravedad. Los eventos
críticos varían en su potencial equivalente para generar reacciones de crisis. De forma que, algunos tipos de
crisis son más traumáticos que otros. Específicamente, señalan Sandoval y Brock (2009) los eventos que tienen
un inicio predecible / gradual, que involucran lesiones no agresivas y / o lesiones amenazadas, se consideran
desastres naturales y / o no involucran muertes, son menos traumáticos. Por el contrario, aquellos tipos de
crisis que tienen un inicio impredecible / repentino, que involucran lesiones agresivas y / o lesiones
amenazadas, se consideran desastres provocados por el hombre y / o resultan en muertes que probablemente
sean más traumáticas.
La Greca y sus colegas (1996 citado en Sandoval y Brock, 2009) establecen cinco factores relacionados
con el desarrollo de sintomatología severa: (a) exposición a experiencias relacionadas con desastres, incluidas
amenazas de vida percibidas; (b) características preexistentes de la persona, tales como pobreza y
enfermedad; (c) el entorno de recuperación, incluido el apoyo social; (d) las habilidades de afrontamiento del
niño; y (c) intervenir eventos estresantes de la vida durante la recuperación.

Crisis previstas e imprevistas (Slaikeu, 1996, Rodríguez, 2010, Sandoval y Brock, 2009)

Transición hogar-escuela Gravedad de un docente o compañero


Cursos de transición Accidentes
Dependencia –independencia Homicidios y asaltos. Niño como testigo
Nacimiento de un hermano Violación, abuso sexual
Mudanzas Migración
Divorcio Problemas políticos
Duelos previstos Desastres naturales
Duelos traumáticos

Reacciones psicológicas a las crisis (Slaikeu, 1996, Rodríguez, 2010, Sandoval y Brock, 2009)

Angustia Dificultad para tomar Conflictos interpersonales


decisiones
Miedo Insomnio
Depresión
Rabia Incapacidad para el desempeño
Ideas o acciones sexual
Dificultad para pensar
autodestructivas
Dificultad para llevar adelante
Llanto fácil
Hablar sin parar de lo mismo su trabajo
Impulsividad
Pérdida de afecto positivo Se acompañan de
Pensamiento de “túnel” Enfermedades somáticas
Hiperexcitación
Paralización
Desamparo

En cuanto a las diferencias del desarrollo en signos y síntomas ante las crisis, los niños muestran más
sintomatología relacionada con la agresión, la ansiedad, la depresión y la regresión. Las reacciones ante las
crisis de los niños más pequeños están poco conectadas con el estresor y más probablemente toma la forma
de ansiedad generalizada. (Mazza y Overstreet, 2000 citado en Sandoval y Brock, 2009). En los adolescentes
predominan los conflictos interpersonales, aislamiento, cambios de humor tristeza – rabia.

Conceptos de riesgo social, vulnerabilidad y resiliencia. Trastornos y trauma

Tipos de variables en las crisis:


1. Variables Facilitadoras de la Crisis

Factores predisponentes (pretrauma)

- Psicopatología previa personal o familiar


- Exposición previa a traumas
- Personalidad vulnerable
- Estrés acumulativo

Factores precipitantes (suceso traumático)

- Tipo de suceso traumático (intencionalidad)


- Gravedad del suceso traumático (modelo dosis/efecto o modelo dosis/dependiente)

Factores mantenedores (postrauma)

- Anclaje en el pasado
- Hacerse preguntas sin respuesta o buscar explicaciones imposibles de obtener
- Necesidad de buscar culpables
- Negación cognitiva o emocional del suceso

Factores de Vulnerabilidad Personal ante un Suceso Traumático

Biográficos
- Historia de victimización en la infancia (abuso sexual, malos tratos, etc.).
- Antecedentes de otros sucesos traumáticos en el pasado.
Psicobiológicos
- Elevado grado de neuroticismo.
- Baja resistencia al estrés.
Psicológicos
- Escasos recursos de afrontamiento.
- Mala adaptación a los cambios.
- Inestabilidad emocional previa.
Psicopatológicos
- Trastornos psiquiátricos anteriores (trastornos adictivos, del estado de ánimo, de ansiedad, de
personalidad, etc.).
- Rigidez cognitiva o personalidad obsesiva.
Sociofamiliares
- Falta de apoyo familiar.
- Falta de apoyo social.

PROCESO DE INTERVENCIÓN EN CRISIS


La intervención en crisis es un proceso de ayuda dirigido a auxiliar a una persona, familia o grupo a sobrevivir
un evento critico o precipitante, de modo que se minimice la probabilidad de efectos debilitantes (estigmas
emocionales, daño físico) y se maximice la probabilidad de crecimiento (nuevas habilidades, perspectivas y
opciones en la vida) se maximiza (Slaikeu, 1996)

El proceso de intervención en crisis se subdivide .en dos etapas:

❖ Ayuda de Primera instancia: Primeros Auxilios Psicológicos


Dirigida al restablecimiento del equilibrio. Es inmediata y toma minutos u horas. Cualquier
persona capacitada puede ofrecerla.

❖ Ayuda de segunda instancia: Intervención en crisis


Encaminada a facilitar la resolución psicológica de la crisis. Ello toma más tiempo (semanas o
meses), y la proporcionan profesionales con conocimiento específico en técnicas de evaluación
y tratamiento en crisis.

PRIMEROS AUXILIOS PSICOLÓGICOS. Ayuda de Primera Instancia

Definición:
Son las acciones realizadas por un personal voluntario destinadas a auxiliar a la persona para que en lo
inmediato afronte la crisis, pudiendo restablecer el control sobre sus sentimientos para enfrentar la realidad y
establecer contacto con la situación (Rodríguez, 2010).
Los Primeros Auxilios Psicológicos constituyen un enfoque basado en la evidencia y cuyo propósito es
ayudar a niños, adolescentes, adultos y familias a afrontar las consecuencias inmediatas de crisis previstas e
imprevistas como desastres o actos de violencia. Los Primeros Auxilios Psicológicos están diseñados para
reducir a corto y largo plazo la angustia inicial producida por eventos traumáticos y para promover el
funcionamiento adaptativo y las habilidades de afrontamiento. (National Child Traumatic Stress Network
-NCTSN y National Center for PTSD, 2006).

1. Objetivos de los Primeros Auxilios Psicológicos son (Robles y Medina, 2003):


2. Brindar asistencia en la crisis que permita hacer frente a los síntomas más inmediatos y establecer unas
medidas de higiene psicológica, basadas en la regularización de la comida y del sueño, en la
recuperación de las rutinas de la vida cotidiana y en la expresión compartida de los sentimientos
experimentados con amigos y familiares
3. Evaluación inicial de los efectos psicológicos de la crisis: reacciones psicológicas, físicas, sociales,
contexto (familia, laboral, instituciones y políticas de salud),
4. Derivación a las personas afectadas por la crisis que muestren una mayor vulnerabilidad a padecer una
sintomatología crónica del trastorno por estrés postraumático, o de otros cuadros clínicos, a programas
terapéuticos más especializados, como los ofrecidos por los Centros de Salud Mental. De este modo, se
puede prevenir, al menos en muchos casos, la aparición o aparición crónica de trastornos psicológicos y
se pueden contrarrestar las posibles actitudes de odio y venganza (Robles y Medina, 2003).

Premisas Básicas: (NCTSN y PTSD, 2006):


Los primeros auxilios psicológicos:
● son apropiados para cualquiera de las etapas de desarrollo. Las estrategias de intervención de Primeros
Auxilios Psicológicos están dirigidas a la atención de niños, adolescentes, padres/cuidadores, familias y
adultos expuestos a una crisis.
● se adaptan a las particularidades culturales y provistos de manera flexible
● no suponen que todas las personas afectadas por una crisis desarrollarán problemas de salud mental
severos o dificultades para recuperarse a largo plazo.
● se basan en que las personas en crisis experimentarán un amplia gama de reacciones tempranas (por
ejemplo, físicas, psicológicas, de comportamiento, espirituales). Algunas de las cuales causarán
suficiente angustia como para que interfieran con la capacidad de afrontamiento y adaptación ante el
evento y, en estos casos, el apoyo de parte de asistentes de primera instancia compasivos y
comprensivos puede facilitar la recuperación.
● se basan en estrategias respaldadas por la evidencia científica y llevadas a la práctica en el campo, de
tal forma que se pueden proveer en una variedad de entornos de desastres (NCTSN y PTSD, 2006).

La primera ayuda psicológica se basa principalmente en las estrategias (Rodríguez, 2010):


● Escuchar activamente
● Establecer un contacto físico afectivo y respetuoso, y permitir el desahogo emocional de la persona
afectada.
● Ofrecer información sobre lo ocurrido, sobre lo que está pasando, sobre lo que se les está haciendo y
sobre el estado de sus familiares.
● Actuar con calma y no mentir en la información son principios básicos

El objetivo principal es lograr, en el menor tiempo posible, que la persona afectada retome el control de sus
emociones y participe en su propia recuperación (Rodríguez, 2010).
¿Quién presta los Primeros Auxilios Psicológicos?
Los Primeros Auxilios Psicológicos están diseñados para ser prestados por cualquier persona con
entrenamiento en el manejo de situaciones de crisis. Estos asistentes pueden formar parte de una variedad de
unidades de respuesta, en las que se incluyen equipos de respuesta de primera instancia, sistemas de
comando de incidentes, cuidado de salud primario y de emergencia, equipos de respuesta a crisis escolares,
organizaciones basadas en la fe, equipos de la comunidad de respuesta ante emergencias (NCTSN y PTSD,
2006).

¿Cuándo se deben utilizar los Primeros Auxilios Psicológicos?


Los Primeros Auxilios Psicológicos constituyen una intervención de apoyo proporcionada
inmediatamente después de la crisis.
Se realiza ante estados de crisis cuando la persona ha saturado sus mecanismos de adaptación
intentando superar una situación que desconoce y afecta su curso de vida (NCTSN y PTSD, 2006).

¿Dónde se deben utilizar los Primeros Auxilios Psicológicos?


Los Primeros Auxilios Psicológicos están diseñados para ser prestados en diferentes entornos. albergues de
población general, albergues de necesidades especiales, hospitales, o áreas de triaje, instalaciones de
emergencias, centros de operaciones de emergencias, líneas telefónicas para emergencias o bancos
telefónicos, lugares de alimentación, centros de servicios de asistencia en casos de desastre, centros de
recepción y asistencia a las familias, hogares, negocios y otros entornos comunitarios (NCTSN y PTSD, 2006,
Figueroa y Montenegro, 2017).

En algunos entornos, los Primeros Auxilios Psicológicos se pueden proveer en áreas designadas. En otros, los
proveedores pueden recorrer las instalaciones para identificar a quienes pudieran necesitar asistencia (NCTSN
y PTSD, 2006).

¿Cuál es la duración de los primeros auxilios psicológicos?

Pueden durar desde unos pocos minutos hasta unas cuantas horas, dependiendo de la gravedad del
evento crítico (Rodríguez, 2010).

Procedimiento de los primeros auxilios psicológicos


Los Primeros Auxilios Psicológicos comienzan cuando un asistente, como resultado de una crisis, entra en el
entorno de manejo de crisis. Una entrada conveniente involucra el trabajar dentro del marco de un Sistema de
Comando de Incidente autorizado, en el cual los roles y la toma de decisiones está claramente definidos. Es
esencial establecer comunicación y coordinar todas las actividades con organizaciones autorizadas para el
manejo de la situación que estén involucradas (NCTSN y PTSD, 2006, Espinoza y Tapia, 2011).
.
Es importante que el asistente conozca al máximo el entorno y el evento crítico. Específicamente,
conocimiento sobre la naturaleza del evento, las circunstancias actuales y el tipo y disponibilidad de servicios
de ayuda y apoyo. También, disposición de información sobre el liderazgo, organización, políticas,
procedimientos y seguridad en el contexto. Debe recopilar esta información lo antes posible, ya que el
proporcionarla resulta, en la mayoría de los casos, crucial para reducir la angustia y promover el manejo
adaptativo de la situación (NCTSN y PTSD, 2006, Espinoza y Tapia, 2011).

¿Cuál es el procedimiento? ¿Cuáles son los componentes?


1. Hacer contacto psicológico
2. Explorar el problema
3. Buscar posibles soluciones
4. Acompañar la acción concreta
5. Realizar evaluación y seguimiento

1. Hacer contacto psicológico (Slaikeu, 1996, NCTSN y PTSD, 2006, Sandoval y Brock, 2009).
El primer componente de los primeros auxilios psicológicos es Hacer Contacto. Se trata de desarrollar
la empatía o ""sintonización"" con los sentimientos de una persona está en crisis. De forma que la persona
sienta que la escuchan, aceptan, entienden y apoyan, lo que a su vez conduce a una disminución en la
intensidad de las emociones (Slaikeu, 1996).
El escuchar de modo empático es una condición previa para cualquier actividad de asistencia. Significa
escuchar hechos, sentimientos. Hechos: cómo la persona visualiza la situación y se comunica, cualquiera que
sea el entendimiento que surja. Sentimientos: reconocer y legitimar los sentimientos, de ira, dolor, temor,
etcétera que surjan. En una crisis la desorganización y el trastorno por lo extraño, abrupto y novedoso con
frecuencia es la parte más atemorizante (Sandoval y Brock, 2009).
La persona al sentirse escuchada y valorada en sus sentimientos puede ayudarla a que se reduzca la
intensidad del aturdimiento emocional y el dolor que está experimentando. Se está dando un "control
calmante" a una situación intensa. Esta reducción permite que la energía puede entonces reorientarse hacia
hacer algo acerca de la situación y a la reactivación de las capacidades de resolución de problema (Sandoval y
Brock, 2009).
En la fase inicial de los primeros auxilios psicológicos, el restaurar un sentimiento de seguridad es una meta
importante inmediatamente después de una crisis. El promover la seguridad y el alivio puede reducir la
angustia y la preocupación. El asistir a las personas en circunstancias de seres queridos desparecidos o
muertos es un componente crítico de la tarea de proveer alivio y apoyo emocional. Se puede proporcionar
alivio y seguridad de diferentes maneras, entre ellas ayudando a la persona a llevar a cabo acciones en vez de
esperar pasivamente y utilizando los recursos disponibles y familiares basándose en experiencias pasadas.
Obtener información actualizada y precisa y evitar que las personas en crisis estén expuestas a información
confusa o excesivamente perturbadora. Establecer conexiones con fuentes de recursos prácticos disponibles.
Conseguir información sobre cómo otros asistentes están mejorando las condiciones de seguridad. Establecer
conexiones con otros que hayan compartido experiencias similares (NCTSN y PTSD, 2006).
En necesario que se garantice la seguridad física inmediata. Se debe asegurar que las personas y las
familias estén físicamente seguros en la medida posible. Si es necesario, se reorganizara el entorno inmediato
para aumentar la seguridad física y emocional, se contactara a los oficiales apropiados que pueden resolver
problemas de seguridad que estén fuera de su control. En caso de estar en refugios, es importante cuidar que
los niños tengan un área segura para jugar y de que estén adecuadamente supervisados (NCTSN y PTSD, 2006,
Figueroa y Montenegro, 2017).
Un elemento a considerar en esta fase de hacer contacto, que se da inmediatamente a la crisis, es que
la mayoría de los individuos afectados por crisis no necesitarán estabilización. Las expresiones de emociones
intensas, aun la expresión apagada de emociones (insensibilidad, indiferencia, desconexión de la realidad o
confusión) son reacciones esperadas y no constituyen por sí mismos signos de que se necesita una
intervención adicional a la del contacto de apoyo ordinario. Mientras que las expresiones intensas de
excitación, indiferencia o ansiedad son reacciones normales y saludables al estrés traumático, pueden
interferir con el sueño, el comer, la toma de decisiones, el cuidado de los hijos y otras tareas del diario vivir. El
asistente debe preocuparse de aquellos individuos cuyas reacciones son tan intensas y persistentes que
interfieran significativamente con la capacidad del sobreviviente para funcionar.
Ahora cómo se hace el contacto, el asistente invita a la persona a hablar, pregunta cómo se encuentra, y
procede a escuchar utilizando lineamientos reflexivos, poniéndose en su lugar, reconociendo sus sentimientos,
responde de manera tranquila y controlada. Es importante resistir la tendencia de quedar atrapado (ponerse
ansioso, enojado o deprimido), ante la intensidad de los sentimientos de la persona (NCTSN y PTSD, 2006).
Se trata de establecer una conexión humana compasiva y no intrusiva. Mejorar la seguridad inmediata
continua y brindar alivio físico y emocional. Calmar y orientar a los sobrevivientes que se encuentren
abrumados o agobiados emocionalmente (NCTSN y PTSD, 2006).
En el establecimiento del contacto, un alerta importante se refiere a considerar la cultura de la persona.
Específicamente en el tipo de contacto físico o personal que se considera apropiado, este puede variar de
cultura o grupo social a otro y de persona a persona. Es necesario considerar, cuánto acercarse a alguien,
cuánto contacto visual establecer, o si tocar o no a una persona, especialmente a alguien del sexo opuesto. A
menos que esté familiarizado con la cultura de la persona en crisis, usted no debe acercarse mucho, hacer
contacto visual prolongado o tocar. Deberá estar pendiente de señales que le informen sobre la necesidad de
la persona de establecer un “espacio personal”, y familiarizarse con las normas culturales a través de los líderes
comunitarios que mejor entiendan las costumbres locales. Cuando esté trabajando con miembros de una
familia, entérese de quien habla por ella y haga el acercamiento inicial con esa persona(NCTSN y PTSD, 2006).
Una consideración especial, se refiere a los niños. El objetivo fundamental del contacto psicológico con
los niños es contrarrestar el sentimiento de soledad y temor que éstos experimentan con frecuencia durante
una crisis. Es frecuente la novedad, extrañeza, falta de familiaridad con respecto a la experiencia de crisis que
los lleva a sentir temor, inseguridad, ansiosos o rabiosos, pueden creen que es el único que se siente de esa
manera, y, ante la ausencia de retroalimentación por parte de otra persona confiable, llega a creer que algo
está "mal" en la reacción emocional. Esto implica escuchar de manera atenta cómo el niño describe la
situación, imaginándose uno mismo "en sus zapatos", poner particular atención a cómo se siente el niño en
ese momento (perturbado, airado, temeroso) y entonces encontrar alguna manera de hacerle notar, la
apreciación /comprensión que tiene uno con respecto a la situación (Complutense, 2004, Sandoval y Brock,
2009).
En síntesis:
Consiste en:
Acercarse a la persona sin juzgarla
“Sintonizar" con la situación personal de la persona en crisis.
Establecer un clima mínimo de confianza que favorezca la conversación

En esta primera fase los objetivos propuestos son:


1.1. Establecer el contacto y acercamiento a las personas en crisis. Responder al contacto iniciado
por los sobrevivientes o iniciar el contacto de manera compasiva, servicial y no intrusiva.
1.2. Promover seguridad y alivio. Mejorar la seguridad inmediata y continua y proveer alivio físico y
emocional.
1.3. Calmar y orientar a los sobrevivientes que se encuentren abrumados emocionalmente o
desorientados.

¿Cómo se hace?
● Invite a la persona a hablar
● Escuche con atención lo que le pasa y lo que siente.
● De apertura para llorar o estar molesto, no lo tomes como algo personal.
● No cuente su propia historia, sólo escúchalo.
● No diga “tienes suerte de que no te fue peor”, en su lugar dile que lamentas lo que le pasó y que
quieres entenderlo y ayudarlo.
● Dele orden a la situación y exprésale entendimiento para transmitirle calma.

2. Explorar el problema (Slaikeu, 1996, NCTSN y PTSD, 2006, Sandoval y Brock, 2009, Espinoza y Tapia,
2011).
El segundo componente de los primeros auxilios psicológicos implica la evaluación de las dimensiones o
parámetros del problema. La indagación se debe enfocar en las áreas: pasado inmediato, presente (incidente
que precipitó la crisis) y futuro inmediato. El pasado inmediato remite a los acontecimientos que condujeron al
estado de crisis, en especial el incidente específico que desató o precipitó la crisis (como la muerte de un ser
querido, el desempleo, heridas corporales o la separación del cónyuge) (Slaikeu, 1996).
El estado de crisis, generalmente, tiene un incidente que lo precipita (se debe averiguar cuál), ya que es
la incapacidad para el enfrentamiento lo que conduce a la crisis La pregunta sería aquí ¿por qué él/ella no
puede enfrentarse con la crisis ahora? (Slaikeu, 1996).
La indagación acerca de la situación presente: implica las preguntas de "quién, qué, dónde, cuándo, cómo", de
un detective o reportero. Es necesario saber quién está implicado, qué pasó, cuándo, y demás. Esto se
completa la mayoría de las veces simplemente al tener la narración de la persona (Slaikeu, 1996).
Además, es importante escuchar cómo está la persona, su estado y condiciones: ¿Cómo se siente la persona
ahora (afectiva)? ¿Cuáles es su condición de salud física (somático)? ¿Cuál es el impacto de la crisis en la vida
familiar y los amigos (interpersonal), ¿Cómo se ha afectado la rutina diaria de él/ella (comportamiento)? ¿Cuál
es la naturaleza de las de reflexiones mentales de la persona, lo que incluye los pensamientos y fantasías, lo
mismo que los sueños en la noche y el día durante la crisis (cognoscitiva)? ¿Cuáles son las condiciones de los
contextos cercanos y distantes? ¿Cuáles son los recursos personales y sociales con los que
cuenta?(Complutense, 2004)
La atención se pone tanto en las fortalezas como en las debilidades durante el periodo de crisis. Así como en
los factores protectores y de riesgos y en la mortalidad. Se identifica ¿cuáles actividades o rutinas (como el
ejercicio Físico) son parte del estilo de vida de la persona y pueden actuar en la elaboración de la situación
difícil? ¿Cuáles amigos o miembros de la familia pueden estar disponibles para ayudar? Si existe cualquier
indicio de daño físico (para la persona o para alguien más), es necesaria una evaluación de la mortalidad del
mismo por alguien capacitado. Por último, ¿cuáles son las probables dificultades futuras para la persona y su
familia? (NCTSN y PTSD, 2006).
En este proceso se busca identificar necesidades inmediatas; y necesidades posteriores. El propósito es
trabajar hacia un orden jerárquico de las necesidades de la persona, dentro de dos categorías: 1) conflictos que
necesitan manejarse de manera inmediata; y 2) conflictos que pueden dejarse para después. En la confusión y
desorganización del estado de crisis, las personas con frecuencia tratan de lidiar con todos al mismo tiempo.
Muchas veces existe una pequeña conciencia de lo que debe ser tratado ahora mismo y lo que puede esperar
unos días, semanas, o aun meses. Un papel importante del asistente es, entonces, auxiliar con este proceso de
ajuste y diferenciación (NCTSN y PTSD, 2006).
El establecer esta diferencia entre necesidades inmediatas y posteriores, ayuda a las personas en crisis a
establecer metas alcanzables, lo que puede ayudarlos a revertir los sentimientos de fracaso e inhabilidad para
manejar la adversidad. Así como a ayudarlos a tener experiencias de éxito y a restablecer un sentido de control
ambiental necesario para recuperarse exitosamente del desastre. En el caso de los niños y los adolescentes
también se beneficiaran si participan en aclarar sus necesidades e inquietudes, así como en las fases
posteriores (NCTSN y PTSD, 2006).
Muchas veces, desde luego, hay poco tiempo para examinar todos los aspectos del problema, y muchas de
estas preguntas se posponen. También, con más frecuencia que de manera excepcional, las personas ofrecen
de modo voluntario mucha de la información, de manera que los asistentes rara vez necesitan dirigir una
indagación paso a paso. Aunque el asistente pueda no preguntar de manera directa acerca de cada una de las
categorías mencionadas antes, las tiene en mente mientras escucha a la persona (NCTSN y PTSD, 2006).
En síntesis:
Consiste en:
El esfuerzo deliberado del asistente por comprender de un modo claro las características del problema
o los problemas que han generado la situación crítica en la persona

Objetivos:
Identificar las necesidades y preocupaciones inmediatas y recopilar información adicional cuando sea
pertinente.
Discriminar necesidades inmediatas y posteriores de la persona en crisis
Contribuir con las personas en crisis en la comprensión de la crisis, necesidades y preocupaciones
inmediatas
Dar información general acerca de los problemas y efectos del estrés (síntomas); de su control y
afrontamiento; y de las reacciones normales en situaciones excepcionales
Dar información específica sobre el suceso actual: entender lo que ha pasado; promover una narración
adaptativa (corregir errores, sesgos, falsas atribuciones, ideas irracionales, etc.); informar acerca de la
situación actual (heridos, salvamento, etc.); y responder a todo lo que pregunten.
Cómo se hace:
Explore:
¿Qué pasó antes?
¿Qué causó la crisis? y ¿Cómo se comportó?
¿Qué pasó?
¿Tuviste algún malestar corporal?
¿Interfirió esto en tus relaciones con los demás? ¿Cómo reaccionaron los demás? ¿Quién está
vinculado en el problema? ¿Quién crees que pueda aportar algo para solucionar el problema
por el que estás pasando?
¿Qué hiciste?
¿Cómo te sentiste?
¿Qué pensaste en ese momento?
¿Qué está pasando?
¿Tienes algún malestar corporal?
¿Interfiere esto en tus relaciones con los demás? ¿Cómo reaccionan los demás?
¿Qué estás haciendo? ¿Cómo te sientes?
¿Qué piensas en este momento?
¿Existe alguna situación similar por la que hayas pasado?
¿Qué pasará?
¿Qué podría pasar?
¿Qué decisiones puedes tomar?
¿Va a interferir esto en tus relaciones con los demás? ¿Cómo reaccionarían los demás?
¿Qué podrías hacer?
¿Qué alternativas tienes?

3. Buscar Posibles Soluciones

El tercer componente de los primeros auxilios psicológicos implica la identificación de un rango de


soluciones alternativas tanto para las necesidades inmediatas corno para las que pueden dejarse para después,
identificadas de manera previa (Slaikeu, 1996).
Se trata de identificar con la persona qué ha intentado ya, y partiendo de allí, llevar a la persona en
crisis a generar otras alternativas; seguido por revisar lo que el asistente vea como otras posibilidades. Se
analizan las ventajas y desventajas (o las ganancias y pérdidas) de cada solución. Después las alternativas de
solución planteadas son sintetizadas y jerarquizadas de modo adecuado a las necesidades inmediatas y
posteriores, identificadas con anterioridad (Slaikeu, 1996, NCTSN y PTSD, 2006).
En este proceso se sigue un principio básico de la intervención en crisis, la persona en crisis hace tanto como
pueda por sí mismas, incluso si sólo es para generar alternativas acerca de qué hacer en esta situación
particular. La premisa es que la falta de ayuda puede controlarse al alentar a la persona a generar ideas acerca
de cuál es el siguiente paso, es decir, auxiliarla a obrar a partir de una posición de fortaleza antes que de
debilidad (Sandoval y Brock, 2009).

Para esto, el asistente le pregunta opciones o alternativas de acción a la persona. Puede partir de
hacerle preguntas acerca de cómo ha tratado problemas previos. Y después de analizar las sugerencias de la
persona en crisis, puede plantear una lluvia de ideas para generar otras soluciones al problema. En ocasiones,
tendrá que invitar, persuadir a la persona en crisis a considerar la idea de que existen posibles soluciones. El
asistente tal vez tendría que estructurar el análisis con comentarios corno: "Consideremos tan sólo lo que
pasaría si tú (hablaras con ella, te vas a casa esta noche, llamas a la guardería infantil, llamas a tus padres,
etc.)? ¿Qué puede pasar? En tales casos, el asistente hace un espacio, en el proceso de los primeros auxilios
psicológicos, para opciones no intentadas y desechadas prematuramente, y guía a la persona a considerarlas
por completo. De modo similar le puede preguntar: ¿Qué tipo de soluciones puede intentar alguien más?
Piensa en alguien que podría saber qué hacer -¿cuáles serían las ideas de esa persona?" Una segunda cuestión
es la importancia de analizar los obstáculos para la ejecución de un plan en particular; por ejemplo, la
modalidad no asertiva como obstáculo para la conversar con el cónyuge, o no tener un automóvil como
impedimento para comprometerse con la orientación individual. Los asistentes no pueden dejar tales asuntos
al aire. En cambio, piensan por adelantado ante los posibles obstáculos y asumen la responsabilidad de ver que
éstos se encaucen antes de desarrollar un plan de acción (Sandoval y Brock, 2009).
Es muy importante que la premisa de que las personas deberían participar tanto como puedan en la
generación de sus propias soluciones a los problemas se aplica con los niños, adolescentes, ancianos y adultos.
El sentido de dominio sobre la crisis por parte de un niño o adolescente se incrementa en la misma medida en
que ellos mismo generan alternativas, sopesan los pros y contras de cada una y entonces, con la ayuda de otra
persona que esté al pendiente, extraen un "paso próximo mejor". Es un error por parte de un asistente
angustiado o apresurado hacerse cargo de la situación demasiado rápido, privando de esa manera al niño o
adolescente de una oportunidad de arreglárselas a través de los sentimientos, pensamientos y
comportamientos, y de elegir un curso de acción que sea aceptable para el mismo. La mejor pauta de acción
es, asistir a, que el niño o adolescente hagan por sí mismo tanto como les sea posible, incluso si las opciones
son tan limitadas como escoger quién por ejemplo, debería hacer una llamada telefónica, entregar un mensaje
o llevar a la práctica algún paso de acción. Esto es aplicable al anciano y muy pertinente para la resolución de
la crisis (Slaikeu, 1996, NCTSN y PTSD, 2006).
Es relevante que la postura del asistente será básicamente facilitadora, mediante la escucha activa y tal
vez aconsejar acerca de que debería hacer la persona en crisis en lo subsecuente. Por supuesto, está acción
facilitadora está sustentada en la evaluación de las condiciones y estado de la persona realizado previamente,
y en sí puede actuar en su propio beneficio. En caso que no sea así, el asistente asumirá una postura más
directiva, acordara con la persona posibles alternativas de solución, mediante estrategias persuasivas de ser
necesario y en algunos casos referirá a la persona a ayuda profesional, especializada. De aquí la importancia de
disponer de enlaces con profesionales y organizaciones que ofrezcan los servicios (Slaikeu, 1996, NCTSN y
PTSD, 2006).
En síntesis:
Consiste en:
Consiste en realizar un análisis cuidadoso de las posibles soluciones. Dos condiciones:
¿La persona está desbordada? Usted Actuará
¿La persona NO está desbordada? Ella Actuará. Usted Acompañará

Objetivos:
Identificar alternativas de solución a las necesidades inmediatas y posteriores.
Ayudar a establecer contactos breves o continuos con personas de apoyo primario y otras fuentes de
apoyo tales como miembros de la familia, amigos y recursos de ayuda comunitaria.

¿Cómo se Hace?
¿Preguntar qué es lo que la persona ha intentado hasta ahora?
Examinar con la persona en crisis, ¿qué es lo que la persona puede o podría hacer ahora?
Evaluar entre algunas alternativas: un nuevo comportamiento de la persona, asistencia externa (un
tercero), cambio de ambiente o incluso redefinición del problema.
Ofrecer asistencia e información práctica para ayudar a la persona en crisis a enfrentar sus necesidades
y preocupaciones inmediatas.

4. Acción concreta

El cuarto componente de los primeros auxilios psicológicos implica ayudar a la persona a ejecutar
alguna acción concreta para manejar la crisis. De acuerdo a Slaikeu (1996), el propósito es que la persona dé el
mejor próximo paso. Esto significa que ejecute lo acordado acerca de las soluciones inmediatas, encaminadas
a resolver las necesidades inmediatas.
La acción concreta acordada puede variar en su dificultad dependiendo de las necesidades inmediatas de la
persona y de sus posibilidades. Lo importantes es que la persona haga tanto como sea capaz de hacer. Algunas
personas podrán hacerlo de forma independiente, otras requerirán hacerlo acompañado, bien sea con
familiares, amigos, otros profesionales, voluntarios u otra persona en crisis. En todo caso, la persona actúa
para solucionar su necesidad y el hacerlo será un avance para el restablecimiento del equilibrio, afrontar la
adversidad y tomar un rol activo en su propia recuperación. Además, una oportunidad para reconocer el
esfuerzo y fortaleza al realizar la acción apoyando así el afrontamiento y manejo de la crisis (Slaikeu, 1996,
NCTSN y PTSD, 2006).
Es importante que el realizar las acciones concretas con el apoyo o compañía de otros no disminuye su
valor para la recuperación. Es más, la persona en crisis se debe conectar lo antes posible con sus fuentes de
apoyo social (familia, amigos, vecinos y recursos de ayuda comunitarios). Tal como afirma la NCTSN y PTSD
(2006), el apoyo social está relacionado con el bienestar y la recuperación emocional ante una crisis o desastre.
Fomentar conexiones sociales lo antes posible y asistir a las personas en crisis en el desarrollo y
mantenimiento de éstas es crucial para la recuperación.
El apoyo social puede recibirse y proveerse de muchas maneras: -sentir que alguien está dispuesto a
escucharlo y comprenderlo; - sentir que se tiene personas con quien se lleva bien y comparte actividades; -
sentirse necesitado, valorado y apreciado por los demás; - tener gente que lo ayude a tener confianza en sí
mismo para enfrentar los desafíos que tiene delante; -tener personas que le aseguren que estarán ahí en caso
de que los necesite; - tener personas que le enseñen cómo hacer algo o le den información o buenos
consejos; - tener personas que le ayuden a entender que su reacción a lo que ha sucedido es común; - tener
buenos ejemplos que le permitan aprender cómo manejar las crisis en forma positiva; - tener personas que le
ayuden a llevar a cabo tareas, como cargar cosas, arreglar su casa y ayudar con el papeleo; - tener personas
que le den cosas, como comida, ropa, techo, medicina, materiales de construcción o dinero. El contar con
apoyo social proporciona mayores oportunidades para adquirir conocimiento esencial necesario para la
recuperación después de una crisis o desastre, solución práctica de problemas y comprensión y aceptación
emocional. (NCTSN y PTSD, 2006).
Entonces, son acciones concretas importantes aquellas dirigidas a promover el acercamiento social y
facilitar las interacciones grupales y sociales según sea apropiado. Por lo general, es tranquilizador estar cerca
de personas que están manejando la situación adecuadamente. Si las personas han escuchado información
preocupante o han estado expuestos a rumores, ayudan a clarificar y a corregir información incorrecta. Los
niños, y hasta cierto grado los adolescentes, tienden particularmente a buscar en los adultos señales acerca de
la seguridad y ejemplos de comportamiento adecuado. En albergues o refugios, los niños deberían estar cerca
de adultos confiables y serenos o con otros niños de la misma edad. El participar de grupos y contar con
adultos serenos y positivos es una fuente adecuada de apoyo social. (NCTSN y PTSD, 2006, Sandoval y Brock,
2009).
La ejecución de acciones concretas dirigidas a solucionar las necesidades inmediatas y a conectar con
las fuentes de apoyo social lleva a la persona a contrastar las reacciones psicológicas que le generó la crisis: el
pensamiento de “túnel” (esto no tiene solución, perdí el control), paralización, miedo o aislamiento y esto
quizás disminuya la desorganización, malestar y aumente el afrontamiento de las necesidades inmediatas. Para
llegar a este paso, la clave, nuevamente, es que la persona haga tanto como sea capaz de hacer. Lo que
constituye el reto del asistente, quien para que se dé asume un papel facilitador. Sólo cuando las circunstancias
deterioran severamente la capacidad de una persona para actuar, de acuerdo a Slaikeu (1996), el asistente
toma un papel más directivo. Es decir, partiendo de la capacidad de la persona en crisis para realizar acciones
conscientes y beneficiosas para sí misma el asistente asume una actitud facilitadora, y en caso que tenga
indicadores de riesgo o ideas autodestructivas o de daño a otros su actitud será directiva. Slaikeu (1996)
define la actitud facilitadora como: "Hablamos y tú (persona en crisis) actúas". Es decir, el asistente y la
persona en crisis hablan acerca del evento precipitante, las necesidades inmediatas y posteriores y las
alternativas de acción convenidas y la persona en crisis, toma la responsabilidad y lleva a cabo la acción.
Donde las estrategias facilitadoras son el dialogo, escucha activa, dar consejo y motivar a la acción.
Estas estrategias facilitadoras son pertinentes para la asistencia a personas en crisis, que presentan
signos de desorganización y trauma. Es frecuente que se muestren temerosos, angustiados y expresen miedo a
perder el control o sufrir demencia, enloquecer y no poder actuar y resolver sus problemas (necesidades
inmediatas y posteriores) y piensan que “nunca más” podrán. El asistente a través de la escucha activa,
expresarles comprensión de sus temores y comunicarles que sus sentimientos y temores son normales ante la
situación que están viviendo y que lo anormal sería que no sintieran desorganización, de forma de validar sus
emociones y quizás contribuir así al restablecimiento del equilibrio y ver a ver sus sentimientos y conductas
desorganizadas como algo temporal, lo cual podría ayudar a que se disponga a realizar las acciones e iniciar su
recuperación (Organización Panamericana de la salud, OPS,2006).
Por otro lado, la actitud directiva, de acuerdo a Sleikeu (1996), se ilustra: “Hablamos y yo actúo en tu
beneficio” y además puede incluir a otros significativos (familia, trabajo, comunidad). En este caso, se
mantiene la comunicación entre el asistente y la persona en crisis, es importante mantener la clave que la
persona haga tanto como pueda, aunque parte de la acción o toda incluya al asistente lo mismo que la
persona. También puede incluir a otros, la familia, instituciones (hospitales, albergues, policías). Las estrategias
implican la movilización de recursos y apoyo social. La actitud directiva puede referirse, en unos casos, a tomar
medidas de hospitalización o medicación o contactar a familiares para salvaguardar la integridad de la persona.
En otros casos a asegurarse que se realizó alguna medida o acción de protección, por ejemplo, si se hizo una
denuncia o medida de protección de un menor en riesgo. Es importante que tales acciones se realizan sólo
cuando todas las demás posibilidades restrictivas han sido consideradas o intentadas, y cuando el alto riesgo
indica que la situación no puede dejarse como está. Es necesario destacar la pertinencia de la ética y lo legal
en la intervención en crisis.
En síntesis:
Consiste en:
Acompañar a la persona en los "primeros pasos", en la ejecución de acciones concretas que se deben
tomar para solucionar las necesidades inmediatas
Objetivos:
Acompañar que la persona dé el mejor paso próximo, dada la crisis.
Establecer contactos breves o continuos con redes de apoyo social (familia, amigos, vecinos, recursos
de ayuda comunitarios, servicios de salud mental, servicios del sector público y organizaciones)
Obtener información sobre reacciones al estrés y sobre el manejo de adversidades para reducir la
angustia y promover el funcionamiento adaptativo.
¿Cómo se Hace?
Centra a la persona en la ejecución de actividades y hechos para solucionar necesidades inmediatas
Promueve el funcionamiento independiente: Retroalimentación, Feedback,
Emplea estrategias facilitadoras como dialogo, escucha activa, dar consejo y motivar a la acción.
Promueve fuentes de apoyo social: físico, emocional, conexión social, instrumental, etc
Estudiar la posible derivación o traslado.
Acuerda o informa de si va a ser hospitalizado.

5. Evaluación y Seguimiento
El último componente de los primeros auxilios psicológicos implica el evaluar y si es posible,
establecer un procedimiento que permita el seguimiento para verificar el progreso. La principal actividad
del asistente aquí es evaluar si se alcanzaron los objetivos de los primeros auxilios psicológicos (Slaikeu,
1996).
La evaluación se realiza al cierre de la sesión y de acuerdo con la persona en crisis. El propósito es
completar el circuito de retroalimentación, o determinar si se lograron o no las metas de los primeros auxilios
psicológicos: el suministro de apoyo, reducción de la mortalidad y cumplimiento del enlace con fuentes de
apoyo. Realiza una verificación de si la solución inmediata fue apropiada o no para la necesidad inmediata. Si
las necesidades inmediatas fueron confrontadas con una de las soluciones inmediatas acordadas, seguido esto
por los pasos de acción concreta, y se ha completado el enlace para las necesidades posteriores, entonces está
completo el proceso y terminaría la responsabilidad del asistente (Slaikeu, 1996).
En cuanto al seguimiento, se trata de verificar el progreso. El asistente acuerda con la persona un
procedimiento para establecer contacto en un tiempo posterior. Es importante que se pongan de acuerdo en la
estructura y dinámica del encuentro: modalidad (cara a cara, telefónica, virtual), fecha, horario, contacto
(quién llamará a quién, o quién visitará a quién, lo mismo que el tiempo y lugar para el contacto), si aplica.
Todo esto encaja en lo que puede llamarse "contrato para recontactar" (Slaikeu, 1996, NCTSN y PTSD, 2006).
La evaluación y seguimiento facilita otros pasos hacia la resolución de la crisis. La evaluación le permite
establecer el alcance de los objetivos, procedimientos y estrategias. La evaluación y la reunión de seguimiento,
permiten al asistente el hacer operativas las soluciones posteriores, ya descritas (como la remisión a una
subsecuente terapia para crisis). En cada caso, existe una verificación de si la solución inmediata fue apropiada
o no para la necesidad inmediata. Si las necesidades inmediatas fueron confrontadas con una de las soluciones
inmediatas acordadas, seguido esto por los pasos de acción concreta, y se ha completado el enlace para las
necesidades posteriores, entonces está completo el proceso y terminaría la responsabilidad del
consejero/asistente (Slaikeu, 1996, NCTSN y PTSD, 2006).
Asegurar la retroalimentación en las tres submetas de los primeros auxilios psicológicos: El apoyo recibido;
reducción de la mortalidad; culminación: establecimiento del enlace con (otros) recursos. Poner en
movimiento a la siguiente fase: Soluciones posteriores; a) necesidades inmediatas se satisficieron con
soluciones inmediatas y la acción concreta que se tomó, y si b) se realizó el enlace para las necesidades
posteriores entonces parar. Si no, regresarse al .paso 2 (las dimensiones del problema) y continuar (Slaikeu,
1996, NCTSN y PTSD, 2006).
Si, por otra parte, estas condiciones no se han cumplido (por ejemplo, si la acción acordada no ayudó de la
manera que se pretendía), entonces el asistente regresa al paso 2 (analizar las dimensiones del problema), y
reexamina la situación en su estado actual. El proceso continúa entonces a través de las posibles soluciones, la
acción concreta y el seguimiento (Slaikeu, 1996, NCTSN y PTSD, 2006).
En síntesis:
Consiste en:
El proceso de reevaluación de las decisiones tomadas durante el proceso así como en el
establecimiento de un futuro contacto con la persona afectada de ser posible.
Objetivos:
Evaluar el alcance de los objetivos de primeros auxilios psicológicos.
Evaluar los procedimientos y estrategias empleadas.
Establecer un procedimiento que permita el seguimiento para verificar el progreso

¿Cómo se Hace?
Mediante dialogo, escucha activa, análisis
Retroalimentación, feedback

Recomendaciones para la ayuda (Asociación Mexicana para Ayuda Mental en Crisis, A.C, 2000)
Facilita la expresión de sentimientos. Mostrarse disponible a la persona en caso que desee hablar
Escucha con atención el relato espontáneo de la persona sobre lo que le sucede. Realizar breves comentarios
que muestren comprensión de lo relatado por persona
Se solidario. El sólo estar presente y compartir con las personas afectadas por los acontecimientos tiene un
efecto decisivo en la recuperación

Qué hacer (Asociación Mexicana para Ayuda Mental en Crisis, A.C, 2000):
● Desarrolla el sentido de escucha-responsable.
● Escucha atentamente, sintetizando brevemente los sentimientos del afectado. Hágalo sentir que usted
lo entiende y comprende por lo que está pasando, esto es la empatía.
● Se cortés, honesto y transparente; ganarse la confianza y cooperación del afectado.
● Se realista y objetivo.
● Favorece la dignidad y libertad para que las víctimas trabajen en sus problemas.
● Favorece la confianza y seguridad.
● Esta alerta sobre las oportunidades de dar énfasis a las cualidades y fuerzas de la persona.
● Acepta el derecho de los afectados de sentirse así.
● Realice preguntas saludables y efectivas.
● Pida retroalimentación para ver si está usted comprendiendo

Qué NO hacer (Asociación Mexicana para Ayuda Mental en Crisis, A.C, 2000):
● No ofrezca algo que no pueda cumplir.
● No le tenga miedo al silencio, ofrezca tiempo para pensar y sentir.
● No se sienta inútil o frustrado. Usted es importante y lo que está haciendo vale la pena.
● No muestre ansiedad ya que ésta puede ser fácilmente transmitida a los afectados.
● No ofrezca respuesta, más bien facilite la reflexión.
● No permita que el enojo u hostilidad de la persona lo afecte.
● No los presione a hablar de Dios, sea comprensivo con las creencias religiosas.
● No tenga miedo de admitir que el afectado necesita más ayuda de la que usted le pueda brindar.
Puede referirlo a profesionales especializados (Psicólogos)
● No permita que las personas se concentren únicamente en los aspectos negativos de la situación.
● Tampoco se exprese de manera autoritaria o
● impositiva. Busque un punto intermedio entre estas dos posiciones.
● No espere que la persona funcione normalmente de inmediato.
● No confronte a una persona en crisis si este se va a sentir amenazado.
● No insista con preguntas más allá del punto en que la persona no desea hablar.
● No trate de interpretar las motivaciones ocultas de un comportamiento.
● No moralice o sermonee.
● No intente progresar demasiado rápido en el proceso de intervención en crisis.
● No considere de manera superficial las amenazas de suicidio u homicidio.
● No aliente a alguien a hacer algo que en realidad no quiere hacer.

Recuerde (Asociación Mexicana para Ayuda Mental en Crisis, A.C, 2000):


Mantenga una Escucha responsable: escuchar atentamente y cuidadosamente.
Permita la libre expresión de la persona, en primer término.
Transmitir la necesidad de aceptar lo ocurrido, pues ya no se puede modificar.
En un segundo momento, realizar una conversación limitada y lo más abierta posible. No excederse
en un “interrogatorio fiscal”.
Realizar resúmenes periódicos de la exposición de la persona: organización del pensamiento.
Proveer información.
Orientar en lo necesario pero evitando los “Consejos Directivos”
Aceptación de las personas tal y como son, respetando su dignidad y sus derechos.
Empatía, que significa ponerse en el lugar del otro
Crear una atmósfera cálida y humana alrededor de la persona.
Posibilidad de desarrollar reuniones grupales con diversas personas que pasaron por lo mismo.
Desarrollo de actividades para el manejo del estrés.

Intervención de primeros auxilios psicológicos con grupos especiales


Recomendaciones para la asistencia a niños (Rivera, Molina, 2008):

Los niños no reaccionan como lo hacen las personas adultas y sus respuestas emocionales van a estar en
relación directa con las reacciones de los adultos que son significativos para ellos; son muy perceptivos a los
cambios emocionales en ellos. Así mismo, no tienen el mismo nivel de abstracción como para poder
comprender racionalmente los acontecimientos o verbalizar sus requerimientos emocionales, los cuales varían
según la edad.
● El contacto físico es importante con los niños, por ejemplo, abrazarlos. De acuerdo a la cultura.
● Recomendar que los padres acompañen a los niños y estén informados
● Reafirmarles frecuentemente que están seguros y a salvo.
● Hablar con ellos sobre lo acontecido de forma simple.
● Facilitar que hablen sobre lo ocurrido, si desean hacerlo.
● No minimizar ni exagerar la situación.
● No hablar a los niños sobre los miedos de los adultos hacia el futuro.
● No hacer promesas que no se puedan cumplir.
● No decir que los muertos están felices en el cielo, ya que pueden desear morir para ir con esa persona.
● El tema de la muerte debe de ser tratado concretamente, decirles que ésta es permanente y que causa
una gran tristeza. Si no es necesario, no debe hablarse de las muertes ocurridas.
● Dar a los niños tareas apropiadas para su edad.
● Mantener las rutinas familiares y sociales propias de su edad y contexto.
Los niños requieren una intervención orientada básicamente a brindarles una sensación de seguridad,
afecto y protección

Recomendaciones para la asistencia con ancianos (Organización panamericana de la salud -OPS,


2006):

Los primeros auxilios psicológicos con los ancianos requieren un conocimiento de sus principales limitaciones y
necesidades, así como una predisposición a actuar con respeto y comprensión.
● Tenga paciencia.
● No muestre una excesiva confianza.
● No intentar suplir o ayudar en cosas que ellos pueden hacer.
● No aceptar ningún obsequio.
● Muchos se sienten solos y ansiosos de poder comunicarse; favorecer la escucha responsable.
● No dejarlos solos, procurar que se queden con personas de su confianza o familiares.

Con los ancianos, la intervención se orienta a la comprensión y la paciencia para poder escucharlos y
comprender sus necesidades

Recomendaciones para la asistencia con grupos especiales (Organización panamericana de la salud


OPS, 2006):

La intervención con grupos especiales requiere una buena comunicación y demostrarles que se está
dispuesto a ayudarles. Las personas con discapacidades requieren intervenciones que se adapten a cada
tipo de limitación.
● Deficiencias motrices:
o Preguntar en qué y cómo se le puede ayudar. Adaptarnos a su ritmo de movimiento y
adoptar una postura que resulte cómoda para ambos.
o No les hable como a un niño.
o Facilite que pueda llevar consigo cualquier dispositivo que use para el desplazamiento.
o Siempre explique a dónde se le lleva y por qué.
● , Deficiencia sensorial:
o Sitúese de forma que se le vea la cara al que brinda la ayuda.
o Hable despacio vocalizando, usar lenguaje no verbal, repetir las veces que haga falta; si
tiene:
▪ hipoacusia, eleve el volumen de su voz, pero, si es sordo, por más que grite no va a
oír.
▪ Ceguera. No gritar al hablar: no es sordo. Preguntar en qué y cómo se le puede
ayudar. Ofrecer el brazo y caminar a paso lento, anticiparle obstáculos; si se va a
sentar, tomar su mano y ponerla encima del asiento; no usar conceptos espaciales
que no comprenda (aquí, allí): use derecha, izquierda.

Los grupos especialmente vulnerables, como las personas con discapacidades,


requieren intervenciones que se adapten a cada tipo de limitación.

Cómo prepararse para proveer los Primeros Auxilios Psicológicos (NCTSN y PTSD, 2006, Espinoza y
Tapia, 2011):

● Esté atento a las necesidades de poblaciones en riesgo


● Tiene que poseer conocimiento sobre la naturaleza del evento, las circunstancias actuales y el tipo y
disponibilidad de servicios de ayuda y apoyo.
● Mantenga un entrenamiento actualizado en el área de salud mental ante desastres y el conocimiento
de la estructura del equipo de incidentes
● Conozca las estrategias y procedimientos para asistir a niños, adultos mayores y poblaciones especiales,
todos los cuales requieren conocimiento adicional más profundo.
● Ante su decisión de participar en la respuesta a una crisis, debe tomar en consideración cuán cómodo
se siente con este tipo de trabajo, su salud actual, sus circunstancias familiares y de trabajo y estar
preparado para darse a sí mismo el cuidado apropiado.
● Mantenga una presencia calmada Su comportamiento puede afectar las reacciones de otras personas.
Al demostrar calma y claridad de pensamiento, usted puede ayudar a los sobrevivientes a sentir que
pueden depender de usted. Otras personas pueden seguir su ejemplo y mantenerse atentos, aun
cuando no se sienten calmados, seguros, efectivos o esperanzados.
● Los proveedores de Primeros Auxilios Psicológicos muchas veces modelan el sentido de esperanza que
los sobrevivientes no pueden sentir mientras todavía están intentando manejar lo que ha sucedido y las
preocupaciones apremiantes actuales.
● Sea sensitivo a la cultura y a la diversidad. Es clave la sensibilidad ante la diversidad cultural, étnica,
religiosa, racial y lingüística. Ya sea que esté proporcionando asistencia a la comunidad o proveyendo
otro tipo de servicios, usted debe ser consciente de sus propios valores y prejuicios y de cómo éstos
pueden estar de acuerdo o diferir con los de la comunidad que está sirviendo. Para ayudar a los
sobrevivientes en el manejo del impacto de un desastre, es importante ayudarlos a mantener o
reestablecer costumbres, tradiciones, rituales, estructura familiar, roles de los géneros y lazos sociales.
● Conozca el entorno de la crisis. Las características particulares del evento crítico, conozca lo ocurrido, la
magnitud de los hechos; familiarizarse con la situación antes de tomar contacto con las víctimas
(contextualización global); y realice una primera valoración al llegar. Con la ayuda de los líderes
culturales de la comunidad que representen y mejor entiendan a los grupos culturales locales, recopile
información de la comunidad, en cuanto a cómo se expresan las emociones y otras reacciones
psicológicas, la actitud hacia las agencias gubernamentales y la receptividad hacia la ayuda.
● Reconozca las propias limitaciones. Esté alerta para percibirlo y abstenerse de intervenir.
● Transmita seguridad, competencia, empatía, no lástima. Es importante que el afectado perciba que se
le comprende, que el auxiliador es capaz de ponerse en su lugar y entender su situación. La persona en
crisis no siempre colaborará con el asistente.
● Sea amable y no emitir juicios, muestre interés y preocupación por el bienestar de la persona a quien
va a ayudar.
● Busque un sitio adecuado, cómodo, tranquilo y que permita la privacidad en la medida de las
posibilidades.
● Cada caso es especial, ponga empeño en comprender las circunstancias específicas de la persona o
personas a quien busca prestar el auxilio.
● Tenga presente que la finalidad de su intervención es favorecer la normalización de la situación y
ayudar a la persona a la reorganización de su proyecto de vida a corto y mediano plazo
● Identifique cuándo es necesario remitir a evaluación médica, psicológica o psiquiátrica. Si la persona es
suicida, o presenta comportamientos fuera de control como episodios psicóticos, el asistente debe
llevarlo o remitirlo rápidamente a un servicio de urgencias.
● Siga las reglas de seguridad:
● No permita que la atención de una crisis sea una sorpresa para la persona en crisis.
● El que presta la ayuda debe identificarse, señalar el motivo de su presencia y verbalizar
sus intenciones de ayuda.
● Prevea actos hostiles
● Se recomienda evaluar cuidadosamente el entorno.
● No permita ser abrumado por las llamadas de auxilio. Frecuentemente, muchas personas
al mismo tiempo quieran solicitar ayuda, así como dar sugerencias u órdenes.
● Intervenir en pareja, siempre que sea posible

Una perspectiva evolutiva de los Primeros Auxilios Psicológicos


Primeros Auxilios Psicológicos en niños.
En el caso de niños o niñas, atendiendo a su edad se seguirán los siguientes 5 pasos: contener, calmar, informar,
normalizar y consolar. 
Entre 0 y 3 años
1. Contener
● Intentar no separarse del niño/a.
● Cogerle de las manos.
● Reconducir las conductas de apego físico exagerado.
● Conceder un espacio para el llanto o el grito de forma controlada.
2. Calmar
● Ayudarle a relajarse.
● Hacer que se sienta comprendido, querido y apoyado.
● Facilitarle la liberación de energía nerviosa.
● Con niños mayores de dos años ayudar a poner nombre a las emociones.
3. Informar
● Intentar explicarle al niño o niña en un lenguaje adaptado a su edad cuál es la situación.
● Utilizar frases cortas y  hacerle entender que no está solo y qué es lo que pasará a continuación.
● No ocultarle información y no mentirle nunca.
● Dile a menudo que le entiendes y que sabes que está triste y tiene miedo.
4. Normalizar
● Establecer una rutina para ir a dormir adaptada a la situación.
● No obligar a comer si no se tiene hambre.
● Intenta realizar las comidas en un ambiente lo más relajado posible.
● Establecer límites razonables para las rabietas.
5. Consolar
● Procura hacer actividades positivas con el niño/a.
● Intenta escuchar cuando el niño/a se intente comunicar contigo.
● Permítele tener el control de cosas pequeñas.
● Ayúdale a expresar sus sentimientos a través de actividades lúdicas.
Entre 3 y 6 años.
1. Contener
● Asegurar la comodidad y descanso.
● Muestras de cariño frecuentes.
2. Calmar
● Hablarle en voz baja y suave.
● Procurar actividades relajantes.
● Tratar de distraer al niño con elementos de su mundo imaginario.
3. Informar
● Usar un lenguaje adecuado a su edad.
● Explicar lo ocurrido de forma simple y honesta.
● Tratar de responder a todas sus preguntas.
● Explicar las diferencias entre los sueños y los miedos y la vida real.
● Explicar el carácter permanente de la muerte y la tristeza que causa.
4. Normalizar
● Poner nombre a las emociones.
● Aparición de conductas agresivas.
● Regresiones.
5. Consolar
● Ayudarle a entender qué ha ocurrido.
● Mantener las rutinas familiares.
● Permitirle que realice tareas productivas.
● No obligarlo a hablar.
● Permitirle que participe en rituales de duelo cultural y religioso.

Entre 6 a 9 años.
1. Contener
● Tratar que las emociones no se desborden.
● Lograr un equilibrio entre la ventilación emocional y el control racional.
● Recoger siempre los miedos y las fantasías, pero responder desde el nivel cognitivo.
2. Calmar
● Hablar en voz baja y pausada.
● Ofrecer motivos y razones que le ayuden a tranquilizarse.
● Recordar alguna situación previa, en la que el niño pudo controlar sus miedos.
● No decir nunca que si se calma, todo irá mejor. Posiblemente eso no sea verdad.
3. Informar
● Utilizar palabras y explicaciones simples.
● Responder a todas sus preguntas.
● No dar más información de la que nos pide el niño. Si quiere saber más, ya nos lo preguntará.
● Averiguar qué sabe el niño: posiblemente haya oído informaciones a medias que le asusten, porque no las
comprende.
● Si no quiere saber nada, estará evitando el dolor. Es importante retomar el tema al día siguiente.
● Si el incidente ha comportado la muerte de alguien, abordar el tema de forma directa, sin rodeos.
4. Normalizar
● Ayudar al niño a expresar cómo se siente, poniendo nombre a sus sensaciones.
● Animarle a expresarse, pero sin forzarle a ello.
● Tampoco obligarle a hablar.
● Si reacciona con irritabilidad, en lugar de ignorarlo, comentarle suavemente que entendemos que esté enfadado,
pero que poco a poco tiene que tratar de no estarlo.
5. Consolar.
● Permitirle participar en los rituales de despedida.
● Animar al niño a dibujar y/o jugar acerca de lo ocurrido.
● Permitirle volver a la escuela y a las actividades habituales.
● Fomentar su vida social.

Entre de 9 a 12 años. Adolescentes


1. Contener
● Tratar que las emociones no se desborden.
● Lograr un equilibrio entre la ventilación emocional y el control racional.
● Dejar cierto espacio para que puedan estar solos (a esta edad suelen comenzar a avergonzarse de
las emociones), pero no excesivo.
2. Calmar
● Hablar en voz pausada y serena.
● Ofrecer motivos y razones que le ayuden a tranquilizarse.
● Recordar alguna situación previa, en la que pudo controlar sus miedos.
● Permitirle distraerse viendo la televisión, jugando con amigos, etc.
3. Informar
● Usar un lenguaje adulto, pero sencillo.
● Responder con claridad y sin evasivas a sus preguntas.
● No dar más información de la que se nos pide, pero invitar a formular más preguntas.
● Si no quiere saber nada, estará evitando el dolor. Es importante retomar el tema al día siguiente.
● Si el incidente ha comportado la muerte de alguien, abordar el tema de forma directa, sin rodeos.
4. Normalizar
● Animar al preadolescente a expresarse, pero sin forzarle a ello.
● Tampoco obligarle a hablar: posiblemente prefiera estar con amigos.
● Explicarle que hay muchas formas de estar triste y de “llorar sin lágrimas” y que a veces el mal humor es una de
ellas.
● Explicarle que no es necesario estar triste todo el tiempo, si ha habido una muerte en la familia.
5. Consolar
● Permitirle participar en los rituales de despedida.
● Animarle a explorar qué actividades les ayudan a estar mejor y a realizarlas.
● Permitirle volver a la escuela y a las actividades habituales.
● Fomentar el contacto y el tiempo con su grupo de iguales.
MODELO DE INTERVENCIÓN EN CRISIS EN SEGUNDA INSTANCIA

La intervención en crisis, ayuda en segunda instancia, generalmente toma lugar después de los
primeros auxilios psicológicos. En el proceso de intervención en crisis, la ayuda en primera instancia o primeros
auxilios psicológicos es la ayuda inmediata al evento crítico donde se auxilia a la persona en crisis y
desorganizada para que restablezca su equilibrio. De forma que cuida la supervivencia física, regularización de
comida y sueño, rutinas y equilibrio emocional. Este proceso, como se señaló, toma de minutos a unas pocas
horas y posteriormente, si la persona no ha logrado la resolución de la crisis se deriva a terapeutas para la
ayuda en segunda instancia (Slaikeu, 1996, Sandoval y Brock, 2009).
La ayuda en segunda instancia o intervención en crisis está dirigida a la resolución psicológica de la
crisis. Este proceso toma alrededor de seis semanas. Esta fase comprende experiencias facilitadoras dirigidas a
reelaborar la crisis, tales como: reflexión sobre el suceso y su significado para la persona, expresión de
sentimientos, mantener un grado mínimo de bienestar físico durante la crisis, resolver por lo menos
parcialmente conflictos subyacentes representados o reactivados por la crisis, además de realizar adaptaciones
interpersonales y de conducta apropiadas a la situación (Slaikeu, 1996, Sandoval y Brock, 2009). .
La elaboración de la crisis se refiere a la integración del suceso dentro de la historia de la vida. Al darse
la integración, significa que la crisis se resolvió, entonces, el suceso y sus consecuencias toman sus lugares a la
par de otros sucesos vitales y determinantes en la vida de la persona, para formar parte de una experiencia
evolutiva. Lo contrario de esta integración es fragmentar la historia de vida artificialmente, obstruirla fuera de
la conciencia haciéndole como si nada hubiera pasado o de algún modo negar su existencia. Mientras que la
negación o el bloqueo son con frecuencia parte de reacciones tempranas a un suceso de crisis (Horowitz,
1976), la resolución última de la experiencia de crisis debe trasladar esta reacción hacia la integración de la
experiencia con otras de la vida. Incluso en experiencias traumáticas como violación, pérdida de un miembro
del cuerpo, o de un ser querido, la resolución final esperanzadoramente encontrará a la víctima con la
capacidad de expresar un cierre y continuar (Slaikeu, 1996, Sandoval y Brock, 2009).
La ayuda en segunda instancia contempla unos pasos básicos para orientar la resolución de la crisis. Los
mismos, sin embargo, permiten la flexibilidad para ser aplicados desde el enfoque psicológico manejado por el
profesional (modelo cognitivo conductual, humanista, gestáltico, psicoanalítico, entre otros).

Definición. Intervención de Segunda Instancia o Terapia Multimodal para Crisis:


Se refiere a un proceso terapéutico breve que va más allá de la restauración del enfrentamiento
inmediato y se encamina a la resolución de la crisis, a adquirir el dominio cognitivo del incidente de la crisis e
integrarlo a la vida para establecer una mayor apertura y disposición hacia el futuro. La terapia multimodal
requiere de un acompañamiento del paciente en crisis que puede durar una (1) a seis (6) semanas y en ella se
analiza los aspectos conductuales, afectivos, somáticos, interpersonales y cognitivos del paciente. (Universidad
Industrial Santander, 2014).
Modalidad psicoterapéutica dirigida a ayudar al paciente en la resolución de su crisis mediante la
reelaboración del incidente, de modo que éste se integre de manera funcional en la trama de la vida; esto le
permite al paciente encarar el futuro de forma positiva. La peculiaridad de las crisis yace en el hecho de que
todo lo que el terapeuta hace se encamina a auxiliar al paciente para que este sea capaz de arreglárselas con el
impacto del incidente de crisis en cada área de su vida (Slaikeu, 1996).

En esta segunda instancia, el terapeuta asiste a la persona para comprender aquellos aspectos vitales
que han sido violados por la crisis y promueve el desarrollo de un nuevo concepto de sí mismo y del mundo
(Slaikeu, 1996). Además, el clínico se enfoca a promover el desarrollo de habilidades de solución de problemas
y de tolerancia al malestar, todo ello con base en un modelo colaborativo que enfatiza en la importancia de la
relación terapéutica y el involucramiento de las redes de soporte social (Bryan, 2007; Dykeman, 2005; citados
por Agudelo y Rendón, 2011).

Algunas Premisas Básicas a considerar en la intervención de segunda instancia:


Mayor efectividad cuando coincide con el periodo de desorganización de la crisis en sí misma,
alrededor de las seis primeras semanas (Slaikeu, 1996).
Durante las primeras semanas después del evento crítico o precipitante, ocurre alguna modalidad de
reorganización de manera invariable; condición propicia para la intervención, ya que cuando se proporciona
asistencia en este periodo se incrementa la probabilidad de que la reorganización sea hacia el crecimiento y se
aleje del debilitamiento (Slaikeu, 1996, Sandoval y Brock, 2009).
La intervención en crisis valora la naturaleza de los apoyos sociales (apoyo utilitario, emocional y
contactos sociales) y conducir su influencia hacia una dirección positiva. Dicha valoración lleva a preguntarse si
los apoyos sociales como Es decir para tener ventaja en la intervención es importante saber quién puede
ayudar y qué clase de ayuda proporcionaría. De forma que dicha valoración lleva a preguntarse, si la familia y
amigos proporcionan comentarios que conducen a una mayor comprensión en la crisis, dominio en la situación
e Incremento ele la confianza o más bien, sus palabras y acciones hacen que el individuo se sienta menos
digno, menos capaz, más dependiente y falto de solvencia para los meses y años posteriores (Sandoval y Brock,
2009).
 

¿Cuándo debe ser aplicada?


Hay personas que han padecido un suceso traumático y que, no obstante, no han requerido de un
tratamiento psicológico o farmacológico. Sin embargo, existen personas que, posterior al evento y a recibir
primeros auxilios psicológicos se encuentran atrapadas por el suceso sufrido, no logran recobrar del todo sus
constantes biológicas en relación con el sueño y el apetito, padecen sufrimiento constante, aún con
dificultades para controlar emociones y pensamientos; se aíslan socialmente y se muestran incapaces de hacer
frente a las exigencias de la vida cotidiana, adoptando a veces conductas contraproducentes (beber en exceso,
comer más o menos de la cuenta, auto-medicarse, etc.). Son estas personas las que, al sentirse desbordadas
por el trauma, requieren una ayuda específica psicológica y, en algunos casos, también farmacológica (Wainrib
y Bloch, 2001; citados por Echeburúa y Paz, 2007).
Entre estas personas necesitadas de ayuda se encuentran especialmente aquellas que cuentan con
antecedentes psicopatológicos, que han sufrido secuelas graves (por ejemplo, tras un atentado terrorista), que
se sienten solas, que tienen hijos pequeños a su cargo, que quedan en unas condiciones económicas precarias
o que son inmigrantes en una situación irregular o inestable. En síntesis, la intervención en crisis surge cuando
los primeros auxilios psicológicos cesan al asistir al paciente en el proceso de reconstruir una vida quebrantada
por un incidente externo. (Echeburúa, 2007b).
En síntesis, más allá de la asistencia inmediata la víctima de un suceso traumático debe buscar ayuda
terapéutica cuando:
- Las reacciones psicológicas perturbadoras duran más de 4 a 6 semanas.
- Hay una interferencia negativa grave en el funcionamiento cotidiano (familia, trabajo o escuela).
- Cuando la persona se siente desbordada por sus pensamientos, sentimientos o conductas
- Negativa de la víctima a hablar con nadie del trauma y la carencia de un apoyo social, bien porque sea
ella misma la que se aísle (para evitar el sufrimiento que le produce hablar del suceso traumático, para
no molestar a las demás personas con sus problemas, porque su estado anímico se encuentra bajo
mínimos, etc.), o bien porque las personas de su entorno la eviten. En estos casos se corre el riesgo de
un aislamiento emocional (relaciones íntimas) y social (red social de apoyo). (Echeburúa y Corral, 1997;
Echeburúa, Corral, Sarasua y Zubizarreta, 1996a).

Proceso de la Intervención en Crisis de Segunda Instancia.

El tratamiento básico para responder a las problemáticas de los pacientes se basa en una Psicoterapia
Cognitiva individual con cierto límite de tiempo y está orientada a aliviar el malestar psicológico mediante la
modificación de esquemas disfuncionales.
Se establece un mínimo de 6 sesiones en las cuales se realizará la evaluación, tratamiento y seguimiento;
dichas sesiones se realizarán a lo largo de un mes y la duración de cada sesión es de aprox. 40 minutos. Es
importante aclarar que, dependiendo del tipo de problemática y el nivel de afección emocional, se puede
modificar el número de sesiones establecidas. Para la atención de una persona en crisis se sugiere los
siguientes pasos:

A. Evaluación del Paciente en Crisis:

La intervención en crisis de ayuda en segunda instancia, parte de la evaluación de la persona en crisis


para tomar las decisiones de intervención. Es relevante que, si bien el terapeuta puede contar con la
información obtenida durante los primeros auxilios psicológicos, requiere la realización de una primera fase de
evaluación más detallada, precisa y holista que dé lugar a los componentes de intervención (Slaikeu, 1996,
Sandoval y Brock, 2009).
Como se ha señalado, la ayuda en segunda instancia parte de la evaluación de la persona en crisis, a fin
de comprender el impacto del incidente de crisis en todas las áreas de funcionamiento de la persona:
comportamiento, sentimientos, salud corporal, relaciones interpersonales y cognición. Además de la
evaluación intra e interpersonal se requiere la evaluación del contexto (familiar, social, laboral, escolar,
comunitario y país) puesto que estas variables supra sistémicas tienen un peso directo sobre el éxito o fracaso
de las estrategias de intervención. Las áreas aunque valoradas por separado, se interrelacionan de manera que
puede esperar que los cambios en uno conduzcan al cambio en los otros. El reto terapéutico es capitalizar este
hecho al valorar aspectos específicos del funcionamiento en cada área, con lo que puede tratarse de manera
directa, y que conducen al cambio positivo en otras áreas (Bronfenbrenner, 2001, Sandoval y Brock, 2009).
Es importante mantener las características de la evaluación y valorar tanto las fortalezas como las
debilidades, factores de riesgo y protectores en el funcionamiento durante la crisis. La finalidad es contar con
un perfil del funcionamiento de la persona en la crisis y previo a la crisis que guiaran las decisiones sobre
estrategias de intervención y la evaluación final (Slaikeu, 1996).
De forma que se obtienen datos de:
1. Incidente(s) precipitante(s).
2. Presentación del problema.
3. Entorno de la crisis.
4. Funcionamiento CASIC previo a la crisis.
5. Funcionamiento CASIC durante la crisis.

Incidente crítico o precipitante


Es importante conocer el evento precipitante y sus características. Saber si el evento precipitante fue un
evento mayor, único, general a la población o fue un evento menor, particular, que produjo la crisis luego de
una acumulación de acontecimientos provocadores de tensión. También conocer otros elementos del evento
como: cuando ocurrió, otros participantes o afectados, evaluación del evento por la persona afectada como
pérdida, reto o amenaza (Slaikeu, 1996).

Presentación del problema


Se refiere a la descripción del motivo de consulta por la persona afectada, expectativas sobre la
intervención en crisis, como describe el evento crítico o precipitante y que cree que necesita (Slaikeu, 1996).

Entorno de la crisis
Es este elemento se explora el efecto del evento crítico en los contextos, grupos y espacios donde la
persona participa (familia, trabajo-escuela, recreativos). El efecto del curso de la crisis de la persona en esos
ámbitos y viceversa. Como, quien y en qué rol participan cada uno de esos ámbitos: facilitan y favorecen o
debilitan. Se incluye información sobre la percepción de la crisis por otros y los recursos disponibles para asistir
a la persona en la elaboración de la crisis.

Funcionamiento CASIC previo a la crisis


Se trata de explorar el estado y condiciones previo al evento. La historia de la persona: antecedentes y
condiciones previas, identificando el funcionamiento pre mórbido, especialmente lo relacionado con el evento
crítico, patrones de afrontamiento y conflictos personales no resuelto. De forma de entender la producción de
la crisis (Slaikeu, 1996).

Funcionamiento CASIC durante la crisis


El énfasis es comprender el impacto del evento crítico en todas las áreas de funcionamiento de la persona y en
sus contextos (familia, trabajo-escuela, comunidad y país). Salikeu (1996) señala que se debería poner especial
énfasis sobre los quiebres en cada área, áreas no afectadas y áreas fortalecidas.

A fin de realizar la evaluación se emplean los siguientes instrumentos:


a. Llenado de Historia Clínica

Continuar con el registro de la información requerida en la Historia Clínica. La cual comprende: Motivo de
consulta, Presentación y evolución de síntomas, vínculos afectivos y ambiente familiar, antecedentes e historia
de vida, examen mental pensamientos, descripción de comportamientos disfuncionales, características del
paciente en sus diferentes dimensiones, realizar diagnósticos o impresión diagnóstica contrastando con los
criterios establecidos en el DSM IV (R) y CIE 10.

b. Entrevista Diagnóstica y Aplicación de Prueba o Test para Realizar Evaluación de los Cinco
Subsistemas de la Persona: Un Perfil CASIC

La valoración es importante que abarque tanto la fortaleza como la debilidad de cada una de los sistemas
implicados en la crisis. La información acerca de qué está vulnerable en la vida de una persona se
complementa con la información acerca de qué es aún funcional. Las fuerzas y recursos sociales pueden y
deben utilizarse para ayudar a una persona a superar la crisis.
En este acápite se hace imprescindible tener en cuenta el Perfil CASIC: (Conductual, Afectiva, Somática,
Interpersonal y Cognitiva).

Conductual: Actividades y patrones de conductas manifiestas.


- Patrones de trabajo
- Interacción
- Descanso
- Ejercicio
- Dieta (hábitos de comida y bebida)
- Comportamiento sexual
- Hábitos de sueño
- Uso de drogas y tabaco
- Presencia de cualquiera de los siguientes: actos suicidas, homicidas o de agresión.
- Habilidades para resolver conflictos o salir de situaciones de gran tensión. Gama de conductas agradables
(reforzantes) y desagradables (aversivas).

Afectiva: Sentimientos acerca de la crisis el factor precipitante y los comportamientos.

- Emociones sentidas con más frecuencia.


- Sentimientos acerca de cualquiera de los comportamientos antes citados
- Presencia de ansiedad, ira, alegría, depresión, temor, etc;
- Adecuación
- Distorsión o negación de los afectos a las circunstancias. ¿se expresan o se ocultan los sentimientos?

Somática: Funcionamiento físico general y estado de salud.

- Funcionamiento físico general, salud, enfermedades relevantes actuales y pasadas.


- Sensaciones placenteras o dolorosas experimentadas.
- Influencia del consumo de sustancias y alimentos.
- Presencia o ausencia de tics, dolores de cabeza, malestares estomacales y cualquier otro trastorno somático.
- Estado general de relajación/tensión.
- Sensibilidad de la visión, el tacto, el gusto, la percepción y el oído.

Interpersonal:

- Naturaleza de las relaciones con la familia, amigos, vecinos y compañeros.


- Naturaleza (asertiva o conflictiva) de las relaciones con otras personas.
- Identificación de: Fortalezas y problemas interpersonales.
- Número de amigos (frecuencia del contacto con ellos y con los conocidos).
- Habilidades sociales: Papel asumido con los distintos amigos íntimos (pasivo, independiente, líder, como un
igual).
- Estilo de la resolución de conflictos (asertivo, agresivo, aislado).
- Estilo interpersonal básico (suspicaz, manipulador, explotador, sumiso, dependiente).

Cognoscitiva: representaciones mentales

- Manera de dormir y sueños diurnos y nocturnos usuales.


- Representaciones mentales distorsionadas acerca del pasado o el futuro.
- Autoimagen
- Metas vitales y las razones para su validez
- Creencias religiosas
- Filosofía de la vida
- Presencia de cualquiera de los siguientes pensamientos: Catastrofización, sobregeneralización, delirios,
alucinaciones, hablarse a sí mismo de manera irracional, racionalizaciones, idealización paranoide; actitud
general (positiva/negativa) hacia la vida.
- Expectativas sobre la terapia y atribuciones de cambio.
- Recuerdos, ideas e imágenes incomoda recurrentes.

c. Entrevista Diagnostica para Evaluar la Calidad de los Contextos del Paciente:


El terapeuta para poder comprender lo que ocurre a la persona en crisis además de evaluar los
cinco subsistemas de la persona del perfil CASIC, explora y analiza los subsistemas del contexto: familia (nivel
de funcionalidad, nivel de afectación y si brinda apoyo), trabajo (tipo de actividad laboral actual, medidas de
seguridad laboral y salud), cultura ( creencias , mitos en relación a la crisis y como lo afectan), políticas públicas
del país, seguridad social que le garanticen poder sobrevivir. Identificando así, fortalezas, debilidades, factores
protectores y de riesgo. Basado en la comprensión global e integral, tendrá una mejor perspectiva para la
intervención (Sandoval y Brock, 2009).

B. Componentes de La Intervención en Crisis en Segunda Instancia. Fases

El proceso de intervención de acuerdo con Slaikeu (1996) parte de cuatro tareas básicas, sucesivas. Si
bien estas tareas están enmarcadas en una perspectiva cognitiva, la investigación basada en la
evidencia ha validado estos cuatro componentes y se presentan en las diferentes propuestas y
protocolos de intervención de organismos y centros que intervienen en crisis (Sandoval y Brock, 2009,
NCTSN y PTSD, 2006, Espinoza y Tapia, 2011, Asociación Mexicana para Ayuda Mental en Crisis, 2000,
Figueroa y Montenegro, 2017). A continuación se describen los componentes y luego, más
específicamente la propuesta cognitiva.

(1). Supervivencia física


Este primer componente de la ayuda en segunda instancia es necesario considerarlo aunque se haya asistido y
restablecido mediante los primeros auxilios psicológicos, pues algunos riesgos, peligros y debilidades pueden
persistir o volverse a presentar y requieren que el terapeuta lo reevalúe y asista. Así revisa con la persona sus
patrones de alimentación, rutina, actividad física, descanso y sueño. En ocasiones el resultado de la
reevaluación puede indicar que la persona requiera ser referida para medicación ante extrema ansiedad,
angustia, depresión u otros. Lo cual será considerado en la intervención por la interferencia que podría causar
(Slaikeu, 1996, Sandoval y Brock, 2009).
La intervención en supervivencia física puede incluir organización de actividades y rutinas, especialmente
ejercicios aeróbicos, yoga u otro, construir horarios de sueño, entrenamientos en procedimientos de
relajación, técnicas de respiración y recomendaciones en cuanto a cambios de dieta como estrategias para
manejar la tensión física y mental que acompaña a una crisis mientras reciben el tratamiento para la
reelaboración de la crisis. Adicionalmente, podría contribuir mejoramiento en el autocuidado (Sandoval y
Brock, 2009).
Síntesis:
Supervivencia física en las secuelas de la crisis (somática)
a. Actividad del paciente: Preservar la vida (impedir el suicidio u homicidio)
Estrategia terapéutica: Otorgar los PAP,
b. Actividad del paciente: Mantener la salud física.
Estrategia terapéutica: Consultar al paciente acerca de la nutrición, el ejercicio y la relajación
(entrenamiento autogénico, biorretroalimentación, control de la respiración, relajación muscular
profunda, dieta y nutrición, masaje, control de dolor, ejercicio físico)

(2). Expresión de sentimientos


Las personas expuestas a eventos críticos suelen en las primeras semanas mostrar constricción de las
emociones o hipersensibilidad emocional. En algunos casos, crisis anteriores no resueltas o asuntos personales
no resueltos también se disparan ante la crisis presente y pueden mostrar, además, constricciones
disfuncionales de pensamiento y comportamiento y males somáticos. Por lo que la segunda tarea de la
resolución de la crisis es que la persona exprese sus emociones de modo que libere la tensión y carga
emocional. Dando un paso hacia la resolución de la crisis y estar en mejor condición para reelaborarla (Slaikeu,
1996, Sandoval y Brock, 2009).
La expresión de las emociones verbal o no verbal puede ayudar a las personas a identificar los
sentimientos que está experimentando. Además de expresarlos abiertamente y ayudarla a liberar tensión
puede contribuir para que puedan trabajar creencias, significados y otras emociones reprimidas. Algunas
personas temen que si expresan rabia van a perder el control viéndose involucrados en actos de violencia; el
poder expresar su temor puede ser una oportunidad para aprender a manejarla (Complutense, 2006).
El proceso de intervención en este componente puede valerse de estrategias para facilitar la expresión de
emociones como escucha activa, comprensión empática, juego de roles, imaginería. Otro aspecto importante a
considerar es el comunicar que sus emociones son normales ante un evento anormal, que su reacción fue
natural ante las circunstancias de la crisis, incluso al experimentar emociones extremas, “raras” que no son
siempre un signo de enfermedad mental. El terapeuta puede tener que trabajar las creencias erróneas de la
persona en crisis (Slaikeu, 1996, Sandoval y Brock, 2009).
Son muchas las vías para expresar las emociones y cada persona encontrará su propio lugar, tiempo y
compañía (o, a partir de ello, ausencia) para realizarlo. Slaikeu (1996) destaca que los sentimientos son una
realidad psicológica durante una crisis (o en cualquier momento, en ese caso) y ameritan una expresión, de
una u otra clase. Se debe ayudar a la persona a poder expresarlos, identificarlos y determinar lo que ellos en
realidad significan para ella. También podría trabajar con los sueños y metas para el futuro.

Síntesis:
Expresión de sentimientos relacionados a la crisis
a. Actividad del paciente: Identificar y expresar sentimientos relacionados con la crisis.
b. Estrategia terapéutica: Discutir sobre el incidente de la crisis, con atención particular sobre cómo se
siente el paciente acerca de distintos aspectos de la crisis (escucha activa, relación terapéutica, afecto
inducido).

(3). Dominio Cognoscitivo


El tercer componente se refiere a desarrollar una comprensión basada en la realidad acerca del evento crítico
o precipitante. La premisa básica es la elaboración del evento crítico, del significado en la propia vida, la
integración a la historia personal, es decir, la comprensión de porqué un evento precipitante quebranta las
expectativas acerca de la vida, es discrepante con las metas vitales estimadas, destroza una autoimagen
particular. De forma que la persona se movilice a través y más allá de la experiencia, para avanzar (Slaikeu,
1996, Sandoval y Brock, 2009).
La resolución de la crisis en este aspecto de la comprensión del evento crítico, puede hacerse mediante las
representaciones imaginarias y los pensamientos, para la comprensión del por qué un incidente particular
conduce a la crisis. Acompañar a la persona a obtener una comprensión basada en la realidad acerca del
incidente de crisis. Otras estrategias como que relate la historia de lo que pasó, qué condujo a la crisis, quien
estuvo/está implicado, el(los) resultado(s), y otros detalles relacionados, mientras se pone atención en los
vacíos de la información, posibles omisiones deliberadas, distorsiones, y así sucesivamente. En tanto las
personas varían en su deseo de obtener detalles concretos, la premisa es que, con el fin de que un persona en
crisis se movilice a través y más allá del incidente que la provocó, él mismo debe saber lo que pasó y por qué.
Para esto, revisar y buscar información disponible del evento, repasar las circunstancias del evento de crisis, lo
mismo que a revisar los sucesos anteriores y posteriores a aquél, como medios para establecer un fundamento
de lo que el incidente significa para la persona. Es relevante que muchas de las cuestiones que la persona
necesita examinar son dolorosas; la ira, la culpa y una variedad completa de sufrimientos emocionales surgen
en cuanto la persona repasa los acontecimientos. De hecho, el dolor puede ser tan fuerte para algunas
personas que, si se les deja solos, evitarán examinar las realidades del incidente de crisis. La persona puede
necesitar tiempo para procesar, requiere retraerse por momentos hacia otros aspectos del proceso de
elaboración. Cuando estos espacios de retraerse se extienden pueden requerir confrontación con la evitación.
Al presionar a un persona a reflexionar sobre las realidades del evento, esta actividad opera corno un
importante paso hacia la comprensión y, en algunos casos, desmitificación del mismo, con la meta de,
finalmente, sobrepasar los elementos dolorosos (Slaikeu, 1996, ICISF,2000, Sandoval y Brock, 2009).
La segunda premisa de intervención, trata de la elaboración del significado que tiene el evento para la persona
en crisis, como el evento y sus vivencias reflejan conflictos con sus metas, expectativas, asuntos inconclusos,
conceptos y creencias religiosas. Aquí es trabajar con el relato de la persona de los acontecimientos,
sueños preocupaciones. Al escuchar qué es lo que el incidente significa para la persona, se puede identificar
creencias erróneas o el sentido que le da. El terapeuta utilizar preguntas y aseveraciones reflexivas
(esclarecedoras) y así extraer los procesos de pensamiento de la persona, para analizarlos y advertir asuntos
inconclusos, expectativas que se han derrumbado, creencias que discrepan con la información sobre la
crisis(Slaikeu, 1996, Complutense,2000, Sandoval y Brock, 2009).
Con los niños, o aun con adultos de inteligencia menor al promedio, se necesita identificar sus cogniciones más
relevantes y estimar su suficiencia, esto es, ¿son verdaderas estas cogniciones, y equipa a la persona para
tratar con otros acontecimientos de la vida en el futuro? En el trabajo con niños es necesario prestar atención
a sus pensamientos e interpretaciones y el sentido desde sus conceptos y conocimientos y contextos en que se
mueve. Es el significado para un niño de una edad con un desarrollo determinado (Slaikeu, 1996, OPS,2006,
Sandoval y Brock, 2009).
La tercera premisa se trata de reconstruir, reestructurar sus significados y sentidos que se habían
resquebrajado por la exposición a un evento crítico. Es reconstruirse personalmente, restaurar o construir
creencias, valores, sentidos, la autoestima, la adaptación, actuaciones. En un sentido de crecimiento y de
mayor integración y aprecio de sí mismo, quizás al enmendar una filosofía global sobre la vida. (Slaikeu, 1996,
Sandoval y Brock, 2009).
En el caso de los niños y quizás algunos adolescentes puede consistir la reconstrucción en darles información o
quizás construyan creencias, sueños y visiones de la vida que no esperadas (Slaikeu, 1996, Sandoval y Brock,
2009).
Síntesis:
Dominio cognoscitivo de la experiencia completa
a. Actividad del paciente: Desarrollar una comprensión basada en la realidad acerca del incidente
de la crisis.
Estrategia terapéutica: Reflexionar sobre el incidente de la crisis y las circunstancias (Estrategia
de resolución de problemas)
b. Actividad del paciente: Comprender la relación entre el incidente de la crisis y las creencias del
paciente, sus expectativas, asuntos inconclusos, conceptos, sueños y metas para el futuro.
Estrategia terapéutica: Analizar los pensamientos previos a las crisis y las expectativas, planes y
el impacto del incidente en cada una de estas (Terapia racional – emotiva).
c. Actividad del paciente: Adaptar o cambiar creencias, autoimagen y planes futuros a la luz del
incidente de crisis
Estrategia Terapéutica: Asistir al paciente en la adaptación de creencias expectativas y a hablar
sobre sí mismo. (Biblioterapia, reestructuración cognitiva, toma de decisiones, tareas para la
casa, autodiálogo dirigido, imaginación guiada, detención de pensamientos automáticos, etc.

(4). Adaptaciones conductuales/lnterpersonales


Este componente se trata de comprometerse en el desempeño de un papel y participar en relaciones
significativas. La persona puede haber vuelto al trabajo con los primeros auxilios psicológicos, pero aquí se
trata no solo de la vuelta, sino de resignificar ese trabajo, reflexionar los cambios que pueden requerirse en
cada una de las áreas principales. Conversar con la persona acerca del papel de los sentimientos, y alentar
modos apropiados de expresión, en relación con: el control de la ira, expresión y provocación; manejo de la
ansiedad. Es retomar la acción (el trabajo, cuidado, rutina) con sentido emocional y cognitivo,
serenidad-alegría y consciencia. La persona expresa sentirse “bien” (fortalecida). Lo que no significa que pueda
sentir, miedo, tristeza, rabia, significa que tiene otro sentido, relaboro. Estrategias que pueden ayudar: la silla
vacía, meditación, entrenamiento en asertividad, terapia familia, retroalimentación, entrenamiento en
habilidades interpersonales, terapia marital, modelamiento, establecimiento de redes, técnicas paradójicas,
desempeño de roles (Slaikeu, 1996, Sandoval y Brock, 2009).

Síntesis:
Adaptaciones conductuales interpersonales requeridos para la vida futura.
a. Actividad del Paciente: Hacer cambios en los patrones conductuales de trabajo, desempeño de
un rol y relación con las personas a la luz del incidente de la crisis.
Estrategia terapéutica: Reflexionar con el paciente los cambios que pueden requerirse en cada
una de las áreas principales; utilizar sesiones de terapia, asignación de actividades para la casa y
cooperación de la red social para facilitar el cambio en cada área (orientación anticipatoria,
entrenamiento en asertividad, ensayo de comportamiento, terapia familiar, retroalimentación,
asignaciones de tareas para la casa, “silla caliente”, entrenamiento en habilidades
interpersonales, terapia marital, modelamiento, establecimiento de redes, etc.)

MODELO DE INTERVENCIÓN EN CRISIS:

MODELO COGNITIVO:
Etapa 1: Dominio Cognitivo y Motivación a generar Estilos De Vida Saludables

La tarea inicial del tratamiento es traducir el perfil CASIC de la crisis en un lenguaje de tareas.

1. Determinar cuáles problemas son los más relevantes para el paciente ese momento. Los mismos
pueden ser pesadillas acerca del incidente de la crisis, temores sobre el futuro, o exigencias
conductuales del medio. Si existe duda, se debe ir al área en que el paciente experimente mayor dolor.
2. Considerar, al comienzo de una actividad para resolver la crisis, que la misma es la más fácil de tratar,
esto es, la más susceptible a cambiar. El comenzar con éxito puede incrementar la autoconfianza del
paciente y movilizar energías para reelaborar otras áreas difíciles.
3. Buscar la actividad para la resolución de la crisis que parezca responder a la mayoría de las variantes en
la desorganización total del paciente. Es posible que una cognición malograda sea tratada de manera
directa, para de este modo abrir la puerta a sentimientos más grandes de autoestima y rápido cambio
conductual. Por otra parte, el paciente puede necesitar la realización de un cambio conductual de
modo rápido, por ejemplo, hallar un empleo o confrontar a un empleado, para preparar el terreno de
cambio en otras áreas.
4. Consagrar la atención, en las primeras sesiones de terapia para la crisis, a cualquier actividad que, si se
descuida, puede reducir la opción de un paciente en las semanas, meses y años subsiguientes.
Con base en lo anteriormente expuesto, en esta sesión se buscará:

a. ORIENTAR AL PACIENTE PARA QUE ADQUIERA UN MAYOR DOMINIO COGNITIVO

- Comprender la realidad del incidente de crisis.


- Comprender el significado que el incidente tiene para él.
- Reconstruir, reestructurar o reemplazar cogniciones, imágenes y/o sueños.

b. RECOMENDAR LA ADOPCIÓN DE HÁBITOS SALUDABLES

Orientar e incentivar la práctica de actividades necesarias para el manejo de la crisis como: Deporte,
higiene del sueño, alimentación adecuada, técnicas de respiración y relajación.

Etapa 2: Orientar en la Toma de Decisión y Asistir en la Ejecución

● ORIENTAR EN LA TOMA DE DECISIÓN

Identifique las actividades específicas del paciente bajo cada encabezado:

(1). Supervivencia física


a. Actividad del paciente: Preservar la vida (impedir el suicidio u homicidio)
Estrategia terapéutica: Otorgar los PAP,
b. Actividad del paciente: Mantener la salud física.
Estrategia terapéutica: Consultar al paciente acerca de la nutrición, el ejercicio y la relajación (entrenamiento
autogénico, biorretroalimentación, control de la respiración, relajación muscular profunda, dieta y nutrición,
masaje, control de dolor, ejercicio físico)

(2). Expresión de sentimientos


Actividad del paciente: Identificar y expresar sentimientos relacionados con la crisis.
Estrategia terapéutica: Discutir sobre el incidente de la crisis, con atención particular sobre cómo se siente el
paciente acerca de distintos aspectos de la crisis (escucha activa, relación terapéutica, afecto inducido).

(3). Dominio Cognoscitivo


a. Actividad del paciente: Desarrollar una comprensión basada en la realidad acerca del incidente de la crisis.
Estrategia terapéutica: Reflexionar sobre el incidente de la crisis y las circunstancias (Estrategia de resolución de
problemas)
b. Actividad del paciente: Comprender la relación entre el incidente de la crisis y las creencias del paciente, sus
expectativas, asuntos inconclusos, conceptos, sueños y metas para el futuro.
Estrategia terapéutica: Analizar los pensamientos previos a las crisis y las expectativas, planes y el impacto del
incidente en cada una de estas (Terapia racional – emotiva).
c. Actividad del paciente: Adaptar o cambiar creencias, autoimagen y planes futuros a la luz del incidente de
crisis
d. Estrategia Terapéutica: Asistir al paciente en la adaptación de creencias expectativas y a hablar sobre sí
mismo. (Biblioterapia, reestructuración cognitiva, toma de decisiones, tareas para la casa, autodiálogo
dirigido, imaginación guiada, detención de pensamientos automáticos, etc.)

(4). Adaptaciones conductuales/lnterpersonales


Actividad del Paciente: Hacer cambios en los patrones conductuales de trabajo, desempeño de un rol y relación
con las personas a la luz del incidente de la crisis.
Estrategia terapéutica: Reflexionar con el paciente los cambios que pueden requerirse en cada una de las áreas
principales; utilizar sesiones de terapia, asignación de actividades para la casa y cooperación de la red social para
facilitar el cambio en cada área (orientación anticipatoria, entrenamiento en asertividad, ensayo de
comportamiento, terapia familiar, retroalimentación, asignaciones de tareas para la casa, “silla caliente”,
entrenamiento en habilidades interpersonales, terapia marital, modelamiento, establecimiento de redes, etc.)

● ASISTIR EN LA EJECUCIÓN DE LA ACCIÓN PROPUESTA

Acompañar la acción concreta. Acompañar a la persona en los "primeros pasos", en la ejecución del plan
de acción mediante el análisis de las acciones que se deben tomar para alcanzar las metas propuestas.

C. EVALUACIÓN DE LOGROS ALCANZADOS

EVALUACIÓN DE RESULTADOS

Se valora las diferentes variables verificando el estado de cada una de ellas. Se busca verificar si ha
habido un regreso al equilibrio y una reorganización de los sistemas CASIC de la personalidad.
¿Se ha producido una reorganización que refleje estabilidad en el paciente?
¿Con qué ganancias y pérdidas? ¿Existe apertura hacia el futuro o el paciente se ha apartado de
actividades vitales?
La reducción de sentimientos insatisfactorios ¿es producto del incremento en el dominio de la
situación? ¿O se ha establecido una visión estrecha y pesimista de la vida?
Evaluar la resolución tanto de la crisis como de conflictos anteriores abiertos por la crisis.
¿Se ha integrado el incidente o trauma a la vida?

D. SEGUIMIENTO
El seguimiento es el procedimiento que evalúa la eficacia de una medida de intervención
psicoterapéutica para prevenir las recaídas en los pacientes. Este seguimiento se hace con la finalidad de
evaluar la evolución y desarrollo de la crisis y busca asegurar la identificación de la información o establecer los
circuitos de retroalimentación.

E. CRITERIOS DE TERMINACIÓN DEL TRATAMIENTO


El tratamiento se dará por terminado cuando se dé en el paciente uno o dos de las siguientes variables:
- Desaparición del 80 – 90% de los síntomas.
- Vinculación productiva en actividades cotidianas.
- Presencia de pensamientos adaptativos y funcionales.
- Presencia de estrategias de afrontamiento para resolución de problemas.

MODELOS Y TÉCNICAS ALTERNATIVAS:


Eye Movement Desensitization Reprocessing (EMDR) (Shapiro, 1995, Solomon y Shapiro, 2008)
FOCUSING Proceso y técnica del enfoque corporal (Gendlin, 1981 citado en KlagsBrun, 2000).
Es un procedimiento terapéutico dentro de la psicoterapia existencial. Permite acceder a las experiencias
significativas de las personas desde su experiencia corporal. Glendlin (1981 KlagsBrun (2000) la definen como
una experiencia sensorial y holista. El proceso de Focusing se trata de, primeramente, prestarle atención a una
sensación del cuerpo, una sensación global la cual da información de la manera en que el cuerpo siente una
especial inquietud por un problema determinado. Se fundamenta en que una compleja y poco definida
sensación corporal, llamada la sensación sentida, puede ser simbolizada en palabras o imágenes que resuenan
a la sensación sentida (Gendlin, 1981). En el proceso del focusing, el individuo se mueve desde toda una
sensación sentida en una experiencia, hacia una resolución corporal de ese asunto, llamado un cambio
sentido. El focusing permite tomar contacto con las emociones, sentimientos, pensamientos, con aspectos no
resueltos de la vida, a través de las sensaciones corporales, buscando una integración que permita
experimentar y recuperar la autenticidad. Es estar atentos a la sabiduría del cuerpo, es escuchar la versión
corporalmente sentida del problema que agobia, para dar claridad y conciencia del mismo. El proceso es:
enfocar, sentir, expresar, comprobar, profundizar y recibir (Gendlin, 1981, KlagsBrun, 2000).

Manual de la Asoc. Mexicana para ayuda mental en crisis. Intervención en Desastres.


Asociación Mexicana para Ayuda Mental en Crisis, A.C. (2000). Handesarrollado una serie de técnicas y
protocolos para atender a las personas en crisis.

Técnicas de respiración (Figueroa y Montenegro, 2017):


1.-Diríjase a la persona y dígale Explique que la forma como respiramos influye en nuestras emociones, y que
es por eso que en el yoga y la meditación se trabaja con la respiración. “Ahora ensayaremos el
re-entrenamiento de la respiración: consiste en inspirar, exhalar y luego esperar un momento con los
pulmones vacíos hasta volver a inspirar... lo importante es la pausa luego de vaciar los pulmones” 2.-Puede
pedirle que lo practiquen juntos. 3.-Para empezar, pídale a la persona que adopte una postura relajada y
cómoda, poniendo los pies en el piso y sintiendo ese contacto. “Si lo desea y se siente cómodo, puede cerrar
los ojos o mirar un punto fijo con la mirada baja. Ahora vamos a intentarlo...”Una vez que el afectado haya
comprendido la mecánica puede dejar que continúe solo por 10 minutos, reforzando lo bien que lo está
haciendo: “Para ayudarse, puede repetir mentalmente y de forma lenta la palabra calma o tranquilo cada vez
que bote el aire o puede imaginar que la tensión se escapa con el aire que bota. Intentémoslo de nuevo...”.
“muy bien...está haciéndolo excelente”. Los 4 tiempos no siguen necesariamente el tiempo real (en
segundos). La duración de los tiempos es variable, según el estado de agitación de la persona. Acomode la
duración de los tiempos para que el afectado se sienta cómodo y no se quede sin aire. Inspiración 4 tiempos.
Retención con los pulmones “vacíos”. 4 tiempos. Exhalación: por la nariz o por la boca. 4 tiempos.
Adicionalmente, también puede guiarse utilizando las pautas adaptadas de Foa, Hembree y Rothbaum (2007)
para el reentrenamiento de la respiración, que siguen la misma lógica anteriormente expuesta:· Explique
detalladamente la lógica del ejercicio: “La forma como respiramos modifica nuestras emociones. Cuando
botamos el aire nos relajamos más que cuando inspiramos (al contrario de lo que se suele creer), por lo que
podemos entrar en un estado de calma si prolongamos el tiempo en que nuestros pulmones están vacíos...”. ·
Explique y demuestre la mecánica del ejercicio: “El ejercicio se trata de que usted inspire en cuatro tiempos,
exhale en cuatro tiempos y aguante cuatro tiempos más antes de volver a inspirar”. Ahora mire como yo lo
hago...
Referencias Bibliográficas:

Asociación Mexicana para Ayuda Mental en Crisis, A.C. (2000) Primeros Auxilios Emocionales. International
Critical Incident Stress Foundation ICISF
Benveniste, D.(1999). ¿Qué es una crisis psicológica? Obtenido de
http://www.proyectoarmonia.com/articulos.php
Bronfenbrenner, U (2001). The bioecological theory of human development. EEUU: Cornell University
Centro de Asesoramiento y Desarrollo Humano CADH (2010) Primeros Auxilios Psicológicos
Espinosa, A. y Tapias, A (2011) PSICOLOGÍA Y ACOMPAÑAMIENTO A VÍCTIMAS
Figueroa, R. y Montenegro, P. (2017) Manual ABCDE para la aplicación de Primeros Auxilios psicológicos En
crisis individuales y colectivas. Chile
Flannery, R. B. y Everly, G. S. (2000). Crisis Intervention: A Review. International Journal of Emergency Mental
Health, 2, 119-125.
KlagsBrun, J (2000). Focusing: Una herramienta corporal y mental para la autoexploración y reducción del
stress.
Maier, H (1979) Tres Teorías sobre el Desarrollo del Niño. Buenos Aires: Edit Amorrortu
National Child Traumatic Stress Network y National Center for PTSD (2006) Primeros Auxilios Psicológicos. Guía
de operaciones Prácticas.2da edición. PFA
Nieto, N (2010). Intervención en urgencias, emergencias y desastres
Organización Mundial de la Salud (OMS (2012) Primera ayuda psicológica: Guía para trabajadores de campo
Organización Mundial de la Salud (OMS (2015) Evaluación de necesidades y recursos psicosociales y de salud
mental Guía de herramientas paracontextos humanitarios ISBN 978 92 4 354853 1 (www.who.int)
Organización panamericana de la salud (OPS) (2006) Guía práctica de salud mental en desastres Guía práctica
de salud mental en desastres
Rivera Molina, G (2008) Guía Práctica: “Primeros Auxilios Psicológicos”
Rodríguez, P. (2010) Primeros Auxilios Psicológicos: guía mínima. Material no publicado elaborado para Unidad
de Psicología UCAB
Sandoval, J. y Brock, S. (2009). Managing crisis: prevention, intervention, and treatment. En Gutkin, T. y
Reynolds, C (Eds) , The handbook of School Psychology (4ta ed, pp. 886-904) . EEUU: Wiley
Shapiro, F. (1995). Movimientos oculares, desensibilización y reprocesamiento. Niveles I y II. Manual de
Entrenamiento. California: EMDR Institute
Slaikeu (1996) Intervención en crisis. México: Manual Moderno 2da Edición
Solomon R.W. y Shapiro, F. (2008) EMDR y el modelo adaptativo de la información (PAI). Mecanismos
potenciales de cambio. Revista de Psicoterapia. Vol XX. N° 80
Unidad de Psicología Clínica y de la Salud de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de
Madrid (2004) Guía de primeros auxilios psicológicos para psicólogo

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