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Antología Intervención en Crisis 2021

Intervención en Crisis

Antología Educativa

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de los autores.
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Unidad 1 Conceptos básicos y niveles de intervención

Objetivo específico:

Conocer los principales niveles de intervención, a partir de las etapas de la crisis

y clasificación de esta, identificando su grado de impacto en las diversas esferas del ser

humano.

1.1 Antecedentes históricos sobre la intervención en crisis

De acuerdo con Rocha (2005) la crisis ha sido definida por diferentes autores, entre

los que destacan Fernández y Rodríguez quienes en 2002 establecieron que la crisis la

conforman ciertos elementos como son la situación de emergencia, las condiciones

individuales y las condiciones externas, todas estas inciden para determinar que la situación

sea percibida como crisis o no.

La teoría de crisis tiene sus comienzos a partir de la teoría psicoanalítica, cuando

Freud señaló la relación existente entre situaciones vitales presentes y una enfermedad de

origen emocional, es por ello que dentro de los estudios de casos clínicos Sigmund Freud

demostró cómo es que el origen de síntomas físicos podrían ligarse a una situación

conflictiva familiar o de otra índole en la vida del individuo, dando paso a la posibilidad de

comprender el sentido biográfico de la enfermedad (XNAEP, 2015).

El origen de la moderna intervención en crisis se remonta de igual forma a los

trabajos de Erich Lindemann y sus colaboradores, tras el incendio del centro nocturno

Coconut Grove situado en Boston, el 28 de noviembre de 1942; aquello fue el más grande

incendio de un solo edificio en la historia del país hasta ese momento, ya que 493 personas

murieron, las llamas cubrieron a la multitud concentrada en el Coconut; Lindemann y otros


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colaboradores del Hospital General de Massachussets desempeñaron un papel activo en

la ayuda a los sobrevivientes, o a aquellos que perdieron a un ser querido en el desastre.

Por tal razón, Lidmann dentro de su informe clínico detalló acerca de los síntomas

psicológicos de los sobrevivientes, los cuales fueron pieza clave para poder teorizarlos a

través de una etapa mediante la cual el afectado progresa en el camino cuando tiene la

capacidad de aceptar y resolver la pérdida.

A partir de los principios aportados por Lindemann, Gerald Caplan, también

miembro del Hospital General de Massachussets y de la Escuela de Salud Pública de

Harvard, fue el primero en concebir la trascendencia de las crisis vitales dentro de la

psicopatología de los adultos, ya que, de acuerdo con exámenes realizados, determinó que

los pacientes psiquiátricos mostraban que, durante ciertos periodos de crisis el paciente

parece haber enfrentado sus problemas de manera desajustada y haber salido menos

saludable de lo que había sido hasta antes de la crisis, por lo que más tarde identificó la

importancia de los recursos personales y sociales en la determinación de las crisis.

Así, el papel del profesional de la salud mental se involucró con el de un asistente

de maestros, enfermeras, clero, consejeros orientadores y otros, en cuanto al aprendizaje

para detectar y abordar las crisis en establecimientos comunitarios, por lo que a principios

de la década de1960, el movimiento de prevención del suicidio creció con rapidez en

Estados Unidos, por el apoyo que sostuvo en la teoría de la crisis de Caplan.

Mientras los programas de intervención en crisis se desarrollaban en las décadas

de 1960 y 1970, se comenzaron a escribir bibliografías de intervención en crisis, sobre todo

en publicaciones de psiquiatría, psicología, enfermería, así como en trabajo social, en

donde aparecieron numerosos informes de casos sobre cómo ayudar a individuos y familias

en crisis (Slaikeu, 1996).


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1.2 Concepto de crisis

Desde el punto de vista filosófico, la crisis se entiende como un salto dialéctico que

permite la evolución, el cambio, la modificación de una situación dada, por lo que se puede

definir que la crisis presenta ciertos rasgos como los que se mencionan a continuación:

• Es una variación de un estado, de una situación predeterminada.

• Es súbita, inesperada.

• Es objetiva, se puede medir, valorar, analizar.

• Es momentánea.

Sin embrago tiempo después, Mellafe determinó que una crisis no es más que una

situación donde las cosas que siempre ocurrían de una manera empiezan a suceder de otro

modo, pero que nunca los hechos se repiten en la misma forma a aquellos anteriores que

estudiamos o que vivimos (Bustos, 2005).

Caplan definió a la crisis como el estado que aparece cuando una persona enfrenta

un obstáculo a sus objetivos o expectativas vitales que parece ser insuperable con los

métodos usuales de resolución de problemas que la persona ha utilizado en el pasado.

Sobreviene entonces un periodo de desorganización y de alteración durante el cual se

intentan diferentes soluciones (Slaikeu, 1996).

De acuerdo con González (2001) la crisis es un síndrome agudo de estrés,

caracterizado por la ruptura brusca de la vivencia de continuidad psíquica y por la respuesta

activa ante un proceso de cambio. El éxito en esta respuesta favorece el desarrollo e

integración de la personalidad, mientras que su fracaso puede llevar a una total

desestructuración.
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También se puede entender a la crisis como aquellos eventos inesperados o

inevitables de carácter catastrófico que pueden afectar a los activos críticos, la estructura

financiera, las personas e incluso la reputación, poniendo en peligro la propia supervivencia.

(Deloitte, s.f.)

Una crisis es un estado temporal de trastorno y desorganización, caracterizado

básicamente por una incapacidad de la persona para manejar tanto a nivel emocional como

conceptual, situaciones particulares, utilizando métodos acostumbrados para la solución de

problemas que le llevaban a lograr resultados importantes (Santillan y cols., s.f.).

El individuo enfrenta un problema ante el cual sus recursos de adaptación, así

como sus mecanismos de defensa usuales no funcionan, por lo que el problema rebasa sus

capacidades de resolución y, por lo mismo se encuentra en franco desequilibrio. Como

resultado de todo esto la persona experimenta una mayor tensión y ansiedad, lo cual la

inhabilita todavía más para encontrar una solución.

La crisis se produce en un momento crítico, en el cual las partes en conflicto se

identifican como un juego a dos, de voluntades enfrentadas y por ende ocurre una serie de

acontecimientos en un clima de incertidumbre, riesgo y urgencia. Esto sucede porque los

actores principales saben que de sus decisiones depende el futuro de una colectividad a su

cargo, sea esta una empresa, una familia, una comunidad o un país.

Parente (s.f.), hace mención que en el momento crítico en que se presenta la crisis

o el proceso conflictivo se produce una serie de efectos fácilmente reconocibles que nos

van a servir para identificar la crisis, tales son:

• Aumento súbito de la tensión del conflicto.


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• La urgencia en la toma de decisiones, debido a la rapidez de los acontecimientos.

• La presentación de alternativas conducentes a la pacificación o a la escalada del

conflicto.

• La intensidad de las actividades de información, la proliferación de mensajes con

propuestas o amenazas.

Osorio (2007) hace una descripción de aquellos síntomas que aparecen más

frecuentemente en las personas que atraviesan por una crisis, los cuales son:

• Sentimientos de cansancio y agotamiento

• Sentimientos de desamparo

• Sentimientos de inadecuación

• Sentimientos de confusión

• Síntomas físicos

• Sentimientos de ansiedad

• Desorganización del funcionamiento en sus relaciones laborales

• Desorganización del funcionamiento en sus relaciones familiares

• Desorganización del funcionamiento en sus relaciones sociales

• Desorganización en sus actividades sociales

1.3 Tipos de crisis

De acuerdo con Osorio (2007), dentro de la crisis se pueden distinguir dos tipos,

entre las que destacan:

• Circunstanciales

• De desarrollo
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La primera hace referencia a aquellos sucesos cuyo rasgo más sobresaliente se

relaciona con algún factor ambiental, como puede ser la muerte de alguien querido, una

inundación o un incendio.

De acuerdo con Slaikeu (1996), las crisis circunstanciales tienen cinco

características:

1. Aparición repentina. Las crisis circunstanciales pareciera que llegan todas al mismo

tiempo y de todas partes.

2. Imprevisión. En la mayoría de las ocasiones, la gente suele creer que la crisis le

sucederá a alguien más excepto a él, por tanto, cuando ocurre un evento inesperado

que causa una crisis, el sujeto no se encuentra realmente preparado para poder

solucionarlo.

3. Calidad de urgencias. En la mayoría de las crisis circunstanciales se ve amenazado

el bienestar físico y psicológico, lo que genera necesidad de atención oportuna y de

manera inmediata; por tanto, las estrategias de intervención en crisis deben permitir

que las prioridades sean evaluadas de manera rápida, y debe ser seguido de la

ejecución de pasos apropiados.

4. Impacto potencial sobre comunidades enteras. En algunas ocasiones las crisis

circunstanciales afectan de manera simultánea a un gran número de personas, y

como consecuencia se requiere la intervención de grupos numerosos dentro de un

periodo relativamente corto, como es el caso de algún sismo, en el que todos los

involucrados luchan por enfrentar la pérdida correspondiente en las próximas

semanas o inclusive meses.

5. Peligro y oportunidades. Es cierto que el peligro es una de las causas principales de

crisis circunstanciales, lo que genera una desorganización, pero con el tiempo se


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vuelve a realizar una reorganización, la cual tiene la potencialidad de trasladar a la

persona, así como a la familia en niveles más altos o bajos de funcionamiento.

Es importante considerar crisis circunstanciales dentro del área de la salud, entre

las que destacan las cirugías, debido a que en esta puede ocurrir la pérdida de alguna

extremidad del cuerpo, alguna enfermedad que puede poner en riesgo la vida de la persona,

así como alguna discapacidad física, la muerte inesperada o repentina, como algún

accidente que provoque la muerte, alguna enfermedad mortal, homicidio, suicidio, etc.

Dentro de esta categoría también podemos encontrar la violencia doméstica,

agresión sexual, abuso sexual en niños, encarcelamiento, desastres naturales, migración,

separación, divorcio, pérdida de empleo.

El segundo tipo de crisis (de desarrollo) se refiere a aquellas tareas que se deben

cumplir en la transición de una etapa de la vida a otra, que están implicadas en el proceso

de desarrollo mismo de cualquier persona.

Existen diferentes hipótesis detrás de un planteamiento del desarrollo en las crisis

vitales, las cuales incluyen lo siguiente:

• Desde el nacimiento hasta la muerte, la vida está caracterizada por crecimiento y

cambios continuos, por lo que el cambio es una de las principales causas de la crisis

y en algunos casos puede llegar a ser extremista.

• El desarrollo es considerado como una serie de transiciones, a la que algunos

autores llaman etapas, y cada una de estas conlleva la realización de ciertas tareas

o inclusive preocupaciones.

• Las transiciones del desarrollo que se dan en la vida adulta son completamente

diferentes a las que se dan durante la niñez o la adolescencia.


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• La diferencia de actividades o tareas de desarrollo con base en la diferencia de

género y etnias.

• Es importante que se considere los sucesos que precipitan la crisis de desarrollo en

relación con la historia personal del individuo.

• Las crisis de desarrollo son desorganizadas, ya que preceden al crecimiento.

Cabe mencionar que las situaciones de crisis dependen de la forma como cada

individuo las perciba, las interprete, las afronte y les dé un significado, ya que esto influirá

en la conceptualización que se haga de la crisis, la cual repercutirá en la forma de ver el

mundo de la persona a partir de dicha situación.

Es importante saber que existen otros factores que interactúan como son las

experiencias anteriores, los valores, las estrategias de afrontamiento, las creencias, las

redes de apoyo, la capacidad de resiliencia, entre otros. Ante una crisis hay personas que

despliegan estos recursos y las afrontan, y otras requieren de apoyo exterior. Hernández y

Gutiérrez (2014), determinan que existen dos tipos de crisis:

• Choque. Es aquella que representa un cambio repentino en el ambiente social, la

cual provoca que las emociones sean liberadas de manera explosiva, lo que genera

incapacidad en los mecanismos de enfrentamiento con los que cuenta la persona,

aunque en este caso, como no existe un aviso previo que permita al individuo

asimilar el impacto, este cae en un estado de choque emocional.

• Agotamiento. En esta establece que la persona puede haber manejado de manera

efectiva y durante un tiempo prolongado la situación de emergencia, pero llega a un

punto de agotamiento, en el cual no se tiene fuerza para enfrentar la situación y su

estructura de enfrentamiento puede llegar a desintegrarse.


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Santillan y cols. (s.f.), coinciden con autores antes mencionados en que existen

dos tipos de crisis, las circunstanciales, estas son accidentales o inesperadas como lo son,

la muerte inesperada, enfermedades corporales, pérdida del trabajo, desastres naturales,

crímenes violentos, etc., dentro de estas destacan las siguientes características:

• Es repentina: aparece “de golpe”.

• Es inesperada: no puede ser anticipada.

• Es urgente: amenazan el bienestar físico o psicológico.

• Masiva: muchas crisis circunstanciales afectan a muchas personas al mismo tiempo,

un ejemplo de ellas son los desastres naturales.

• Presentan un peligro y oportunidad: la crisis puede desembocar en un mejoramiento

o empeoramiento de la situación de la persona.

El otro tipo de crisis hace referencia a las del ciclo vital o crisis del desarrollo, las

cuales están relacionadas con el traslado de una etapa a otra, son relativamente

predecibles y sobrevienen cuando una persona va cumpliendo etapas en su vida desde la

niñez a la senectud (Santillan y cols., s.f.).

1.4 Principios básicos de la intervención en crisis

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (2019) existen principios

básicos para la intervención en crisis, entre los que destacan:

• La escucha responsable: escuchar atenta y cuidadosamente.

• Permitir la libre expresión del paciente, en primer término.

• Transmitir la necesidad de aceptar lo ocurrido, pues ya no se puede modificar.

• En un segundo momento, realizar un interrogatorio limitado y lo más abierto posible.


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• Realizar resúmenes periódicos de la exposición de la persona: organización del

pensamiento.

• Proveer información.

• Orientar en lo necesario, pero evitando los consejos directivos.

• Aceptación de las personas tal y como son, respetando su dignidad y sus derechos.

• Empatía, que significa ponerse en el lugar del otro, comprender lo que le está

sucediendo.

• Crear una atmósfera calurosa y humana alrededor de la víctima.

• Posibilidad de desarrollar reuniones grupales con víctimas directas.

• Desarrollo de actividades para el manejo del estrés.

Por otro lado, Hernández y Gutiérrez (2014) determinan que la intervención en

crisis contiene cinco principios básicos:

• La escucha responsable.

• Transmitir aceptación.

• Una atmósfera de confianza y empatía.

• Proporcionar información.

• La libertad de expresión.

También podemos mencionar a Slaikeu (1996), quien propone cinco aspectos o

principios básicos dentro de la intervención en crisis. Los cuales son:

• Realizar un contacto psicológico.

• Analizar las dimensiones del problema.

• Sondear posibles soluciones.

• Asistir en la ejecución de pasos concretos.


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• Seguimiento para verificar el progreso.

García (s.f.), citado en Hernández y Gutiérrez (2014), determina que los

componentes básicos para los primeros auxilios psicológicos son:

• Realizar contacto psicológico. Generar empatía con los sentimientos y necesidades

de una persona durante la crisis, lo cual conlleva a escuchar cómo la persona en

crisis puede visualizar la situación, posteriormente se invita a que la persona hable

sobre lo sucedido y a escuchar, pero sobre todo a darse cuenta de las reacciones

como son los sentimientos y actitudes ante dicho acontecimiento, que permita

establecer lineamientos de reflexión, así como los sentimientos encontrados.

• Analizar las dimensiones del problema. Se basa en 3 áreas que son:

▪ Presente: en la que se pueden realizar preguntas claves como ¿qué

sucedió?, ¿cómo te sientes?, ¿qué puedes hacer?

▪ Pasado: dentro de esta área se sugieren realizar preguntas como ¿quién?,

¿dónde?, ¿cuándo?, ¿cómo?

▪ Futuro: este se encuentra enfocado a cuáles son los eventuales riesgos para

la persona y de esta manera poder prepararse para las soluciones

inmediatas.

• Sondear posibles soluciones. Identificación de un rango de soluciones alternativas,

es decir, acompañar a la persona que se encuentra en crisis, ayudándola a generar

alternativas y analizando los posibles obstáculos.

• Iniciar pasos concretos. Consiste en ayudar a la persona a ejecutar una acción en

concreto, lo que implica tomar una actitud facilitadora o directiva según sean las

circunstancias.
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• Verificar el progreso. Se tiene que extraer información y establecer un procedimiento

que permita el seguimiento con la finalidad de poder verificar el progreso de ayuda,

por lo que se debe completar el circuito de retroalimentación o en dado caso

determinar si se lograron o no las metas de los primeros auxilios psicológicos.

Elementos del estado crítico en la intervención en crisis

El primer elemento al que se hace referencia es al evento peligroso, este es un

acontecimiento estresante, de origen externo o de cambio interno, el cual le ocurre al

individuo en un estado de relativa estabilidad en su vida y que inicia una serie de acciones

y reacciones en cadena. Los eventos pueden ser anticipados y predecibles o bien,

inesperados y accidentales.

El segundo elemento es el estado vulnerable, este es la reacción subjetiva ante un

evento peligroso, cuando este ocurre y posteriormente, la persona responde según sea su

percepción del evento.

Posteriormente el tercer elemento es el factor precipitante, causando la tensión

que coloca en un estado vulnerable o de peligro al individuo y que es lo suficientemente

poderoso para iniciar la crisis, o bien, puede ser un incidente sin importancia aparente.

Finalmente se encuentra el estado de crisis activo, el cual describe al individuo que

se encuentra en estado de desequilibrio, a quien la tensión ha invadido y cuyos mecanismos

homeostáticos se han roto. Este estado tiene una duración de 4 a 6 semanas, es en este

estado de malestar en donde se acompaña por la preocupación excesiva de los eventos

que condujeron a la crisis, pero finalmente se llega a un periodo de reajuste.


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Fases de la crisis

• Evento precipitante (Fase I). Ocurren eventos que son percibidos como amenazas

o inclusive pueden resultar abrumadores, lo que, por ende, genera estrés en la

persona y da como resultado respuestas de shock o negación.

• Respuesta desorganizada (Fase II). Se muestran comportamientos desorganizados

que pueden ir desde la aflicción hasta la angustia, debido a que es un intento de

reestablecer el significado de la existencia.

• Explosión (Fase III). Se da la pérdida de control de las emociones, pensamientos,

además de comportamientos, es decir, conductas inapropiadas que pueden resultar

destructivas.

• Estabilización (Fase IV). Se comienza a aceptar la situación, sin embargo, al

recordarla, se vuelven a presentar reacciones, aunque estas pueden ser no tan

extremas como en las fases anteriores, pero sí es importante considerar que es

vulnerable a volver a explotar.

• Adaptación (Fase V). Se llega a una conciliación entre el evento suscitado y la

realidad actual de la persona, por lo que se toma en cuenta el control de la situación

y se da una orientación hacia el futuro (Hernández y Gutiérrez, 2014).

Reacciones Habituales

Una crisis es la respuesta a eventos peligrosos y por lo tanto es vivida como un

estado doloroso, por tanto, la persona tiende a movilizar las reacciones que le ayuden a

aliviar el malestar que lo aqueja, así como a recuperar el equilibrio que existía antes del

inicio de la crisis, de ser así entonces se puede hablar de una crisis superada (la persona

aprende a emplear nuevas estrategias adaptativas).


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En muchas ocasiones, los recursos habituales resultan insuficientes para poder

manejar la situación, debido a que pueden aparecer factores desestabilizadores que

generan sentimientos de indefensión y desconfianza.

Las consecuencias generan reacciones de estrés al evento que se interpreta como

amenazador y que por ende provoca reacciones fisiológicas, psicológicas y de conducta,

todos estos factores estresantes y traumáticos pueden iniciar, modificar y continuar el

progreso de un síndrome biológico que depende de variables que tiene influencia

bidireccional. Los signos y síntomas de una reacción psicológica ante una situación de crisis

se producen en las áreas emocional, cognitiva, fisiológica y de conducta.

Fases de Reacción

Las reacciones habituales ante situaciones de estrés atraviesan por cuatro fases,

las cuales se describen a continuación:

• Fase aguda. Suele ocurrir pasados los primeros momentos, es decir, se produce

durante los estados afectivos intensos; generando respuestas emocionales como

angustia, ansiedad, irritabilidad e inclusive sensación de irrealidad. Aunque en

ocasiones la carga emocional es tardía y se manifiesta a través del llanto, agitación,

gritos, respuestas agresivas.

• Fase de reacción. Suele durar unas seis semanas aproximadamente, en esta fase

las reacciones son tardías y los sentimientos que han sido previamente reprimidos

o negados pueden salir a la superficie, o aparecer sentimientos dolorosos

abrumadores, que provoquen una alteración en el sueño y tensión muscular.

• Fase de reparación. Suele durar de uno a seis meses aproximadamente y se

diferencia en que las reacciones son menos intensas y abrumadoras, además los
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sentimientos de dolor persisten, pero se suelen sobrellevar e inclusive se despierta

el interés por las actividades cotidianas, además toman en cuenta actividades

relacionadas con el futuro.

• Fase de reorientación. Esta fase va desde los seis meses e inclusive se puede llevar

a cabo en más tiempo, aquí se asimila e integra la situación vivida, además se lleva

a cabo la readaptación a la vida cotidiana de la persona, debido a que el estrés se

ha reducido, por lo que es importante evaluar las necesidades actuales del individuo.

(Fernández, 2010).

1.5 Niveles de intervención

Dentro de la intervención en crisis destacan tres niveles de prevención, que son

primaria, secundaria y terciara.

Prevención primaria

Consiste en reducir la incidencia de los trastornos mentales, así como el

mejoramiento de la moral y cohesión, tiene una duración aproximada de minutos a horas,

además puede ser proporcionada por padres de familia, policías, clero, abogados, médicos,

enfermeras, trabajadores sociales, maestros, estudiantes líderes, supervisores, etc., y

puede llevarse a cabo en ambientes informales, como son los hospitales, iglesias, hogares,

escuelas, lugar de trabajo, líneas telefónicas de urgencia, etc.

El objetivo de este nivel de intervención consiste en restablecer el equilibrio, dar

apoyo de contención, así como reducir la mortalidad, rescate de eventualidades de riesgo

y enlazar con recursos profesionales de ayuda.

Implica actuar antes de que aparezca la enfermedad, atacando las circunstancias

que son perjudiciales para la vida del ser humano, algunos ejemplos de este tipo de

prevención aplican en programas para reducir la discriminación laboral, mejorar planes de


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estudio escolares, mejorar la vivienda, los talleres de escuela para padres, proporcionar

ayuda a las familias monoparentales, solo por mencionar algunos.

Prevención Secundaria

Reducir los efectos debilitantes de las crisis dirigido a las víctimas del suceso y sus

familiares, inmediatamente después del suceso.

El segundo nivel de intervención puede llegar a tener una duración aproximada de

semanas a meses, y ser proporcionada por psicoterapeutas, en dado caso, también por

orientadores, en ambientes formales, como son las clínicas, centros de salud mental,

centros o estancias de día, consultorios médicos, etc., con el objetivo de resolver la crisis,

reelaborar y recolocar el incidente de la crisis, ordenar el incidente al trauma de vida,

establecer la apertura, y disposición para afrontar el futuro (Hernández y Gutiérrez, 2014).

Dentro de este nivel de intervención se pueden incluir programas que promuevan

la identificación temprana de salud mental e impulsen el tratamiento de problemas de salud

mental en una etapa temprana para evitar el desarrollo de trastornos mentales.

Además se busca atacar los problemas en un nivel que pueden ser controlados y

sensibles a la intervención, aunque una de las dificultades que presenta es que está dirigido

a un numeroso grupo de personas que no están buscando ayuda y no saben que pueden

estar en riesgo, por ejemplo, se podría elaborar un programa de detección temprana para

la identificación del consumo de alcohol y por ende, el tratamiento de las personas con

este tipo de problemas en el consumo de alcohol, pero como aún no consideran que tienen

o pueden llegar a tener consecuencias, no forman parte del programa.

Prevención Terciaria

Esta prevención busca reparar el daño hecho por una crisis no resuelta, a través

de psicoterapia a largo plazo, reentrenamiento psicosocial, etc. (Montero, 2018).


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Su objetivo es reducir la duración y los efectos negativos de los trastornos mentales

después de su aparición, o una vez diagnosticados. Dentro de este sobresalen programas

de rehabilitación que pretenden aumentar la competencia vocacional, reforzar el

autoconcepto del paciente. Entre los métodos más utilizados están la consejería y la

capacitación laboral (Revista Digital de Psicología, 2015).

Los cinco niveles de intervención

Por otra parte, los Servicios Sociales Diputación de Córdoba (2005), proponen

cinco niveles de intervención:

1. Intervención a posterior (Nivel 0). Este nivel determina que no es necesaria la

presencia del psicólogo en el lugar del suceso, aunque cabe destacar que se

valorará la necesidad de una intervención posterior, es decir, la fase post-

impacto.

Este nivel incluye las pérdidas humanas por muerte natural, pérdidas humanas

por muerte accidental con bajo número de fallecidos, pérdida material con bajo

número de afectados. No se valora el impacto social, tampoco se valoran

situaciones especiales como niños, debido a que no existe una situación de

urgencias.

2. Intervención inmediata tomando en cuenta los niveles I, II, III y IV, los cuales

activan el dispositivo de intervención en el nivel correspondiente.

• Nivel I. Se involucra a los accidentes, tanto de tránsito como laborales, entre los

que destacan las pérdidas humanas tomando en cuenta un número aproximado

de tres fallecidos, las pérdidas materiales que pueden llegar a afectar a un

número limitado de personas, además de valorar el impacto social que este ha

producido, se produce la intervención desde el primer momento, por lo que se


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implementa el número de psicólogos necesarios para la intervención, con base

en la valoración correspondiente.

• Nivel II. Corresponde a las emergencias, en este nivel el número de pérdidas

humanas es elevado, además las pérdidas materiales afectan a un número

considerado de personas, por lo que existe una ruptura de la normalidad del

sistema, la intervención también se da desde el primer momento y también

existen los psicólogos necesarios para a intervención en un grupo máximo de 26

personas.

• Nivel III. Alude a los desastres que causan un gran número de pérdidas

humanas, así como materiales, generando un fuerte impacto social y, por ende,

se carece de los recursos suficientes; se necesita a todos los profesionales de

la red e inclusive externos.

• Nivel IV. Hace referencia a las catástrofes en donde existe un gran número de

pérdidas humanas, además de materiales, por lo que se requiere de un número

ilimitado de profesionales.
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