Está en la página 1de 2

Al gran pueblo Argentino, Salud Mental.

San Agustín sabía lo que era el tiempo hasta que se lo preguntaban. Y es muy similar
cuando nos hacen la pregunta acerca de ¿qué es la salud mental? Toda respuesta se
vuelve inacabada e insuficiente. Sin bien hay definiciones que se encuentran a una
búsqueda de google, es imposible que esa definición capture todas las aristas de la
complejidad que es la salud mental.

En la búsqueda de google, junto con la definición de la OMS, aparecerán estadísticas sobre


trastornos frecuentes de salud mental. Encontrarán por ejemplo que en la Argentina 1 de
cada 4 habitantes de la argentina padece, o ha padecido algún tipo de trastorno psíquico.
Podrán comprobar que el 29% de la población actual necesitará consultar sobre salud
mental en algún momento de su vida. O que el 82% de las personas que requieran servicios
de salud mental en países emergentes no los encontrarán. O bien que durante la pandemia
las consultas a los servicios de salud mental han aumentado en promedio un 30%.

Pero la salud mental no puede reducirse a esos términos. En esas definiciones en las que
se dan solamente estadísticas o probabilidades, que una de cuatro personas requiera una
intervención de complejidad por parte de un efector de salud, sería volver a pensar la salud
en términos de enfermedad. Entonces la mirada estaría puesta otra vez en déficit que
implica la enfermedad y no en la salud.

En esa misma búsqueda de google aparecerían también el listado enfermedades


frecuentes, las características de los principales trastornos mentales, y también aparecerán
test autoadministrados que intentan medir nuestros niveles de salud. Adjuntos a estas
búsquedas, seguramente por varios días, llegarían distintas ofertas de servicios sobre
tratamientos, atenciones online y aplicaciones que garantizarían mejorar la salud mental. La
hipermodernidad en la que vivimos va en consonancia con la lógica que a cada necesidad
no nace un derecho sino una app. Algunas de pago, otras gratuitas con el costo mínimo de
darle la entrada a nuestros deseos más íntimos, a través de la aguja de medición donde
nuestros ojos se detienen en el sinfín de imágenes que proyectan las redes sociales más
populares. En esta lógica la salud mental sigue siendo algo que se puede comprar, se
puede vender, y se puede entrenar.

Gozar de una buena salud no es solamente no sufrir enfermedades. Desde hace muchas
décadas que la concepción sobre cómo pensamos la salud cambió y hoy entendemos que
la salud es la búsqueda y la concreción de un estado de bienestar que se puede dar
únicamente en la articulación de tres ejes que nos constituyen: lo biológico, lo psíquico y lo
social. Pero esta definición no suele reflejase en nuestra vida diaria, la mayoría de los
padecimientos psíquicos suelen pasar desapercibidos, o creemos que forman parte de
nosotros, y que siempre estuvieron ahí y nada se puede hacer para cambiarlos.

Nuestra vida se enfrenta permanentemente a situaciones que nos desafían y confrontan


desde distintas fuentes; desde la naturaleza (contaminación, catástrofes, virus, cambio
climático etc.) desde lo social (nuestros vínculos, el trabajo, las exigencias económicas, etc.)
y hasta desde nosotros mismos. La Salud Mental es la que se encarga de entender cómo
es posible hacer algo con nuestros malestares, donde la singularidad de cada articulación
entre lo orgánico, lo psíquico y lo social es lo que nos permite llevar adelante los desafíos
de nuestra vida y de la comunidad.

En la historia de la humanidad, lo que hoy son pensados como padecimientos o trastornos


psíquicos, han sido motivo de vergüenza, ocultamiento, desconocimiento, segregación y en
casos más extremos encierro o tortura. Aún hoy, los nombres de diagnósticos y
enfermedades son usados como insulto o descalificación al otro. A estos prejuicios los
nombramos como el Estigma en Salud Mental y se configuran como el mayor obstáculo al
momento de acceder y sostener los tratamientos.

La ley de Salud Mental (26.657) tiene entre sus objetivos justamente cambiar la forma en
que se conciben los padecimientos psíquicos, dejando de pensar la salud mental en
términos de peligrosidad y encierro, para entenderla como un sistema de protección de
derechos, tanto para aquellas personas que las padecen, como a toda la población en
general. Pensando estrategias de prevención a fin de evitar o disminuir su incidencia. Es en
vista de estos factores es que hoy resulta imposible pensar la Salud sin pensar en Salud
Mental.

También podría gustarte