Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Gerard Vázquez
Este texto está protegido por la ley de derechos de autor.
No está permitido ningún tipo de adaptación ni uso sin el permiso correspondiente.
El incumplimiento de esta prohibición y el uso del texto sin el permiso correspondiente
constituirán una violación de la ley de derechos de autor, o bien de los derechos
relacionados con dicha ley, y comportarán responsabilidades civiles y penales.
En caso de estar interesado en utilizar este texto, deberá dirigirse a los representantes
legales correspondientes.
Personajes
1
“Cuando los héroes abandonan el escenario, lo ocupan los payasos.”
Heinrich Heine
ESCENA PRÓLOGO
2
ESCENA 1
WITZI: ¡Señor Krauss! ¡Buenas noches! ¿De nuevo por aquí? ¿Qué
tal en la Gestapo?
KRAUSS: Como de costumbre.
WITZI: Ya me lo temía.
3
KRAUSS: (Ríe, un tanto desconcertado.) Señor Rivel, realmente
usted es tan... Es el más grande.
CHARLIE: (Sin dejar de dar vueltas alrededor de KRAUSS.) Ah, soy
el más gran, soy el más grande...
WITZI: (Igual.) Es el más grande, es el más grande...
KRAUSS: No sabría explicar lo que hace usted. No tengo palabras.
4
KRAUSS: Que he venido a decirle...
CHARLIE: Desde aquí no le oigo, acérquese.
5
WITZI: ¿Mierda? No, esta palabra no es mía.
CHARLIE: Veamos, eructe, por favor. (Atrapa la palabra que sale
de la boca de WITZI. Abre las manos.)
WITZI: ¡Ah, Heil! Perdón, es que esta palabra siempre me repite.
KRAUSS: (A CHARLIE.) ¿Qué me dice? Imagino que podremos
contar con usted.
CHARLIE: (Mientras le pide a KRAUSS que le saque la bata.
Después KRAUSS le ayuda a ponérsela correctamente.)
Claro que sí. Pero tendría que hablarlo con mi mujer. Ella se
encarga de todo.
KRAUSS: Ya lo he hecho. Está de acuerdo.
CHARLIE: En ese caso ya pensaremos algo.
KRAUSS: El Führer estará muy contento.
WITZI: Como todo el mundo.
KRAUSS: Tengo otra buena noticia para usted. El Führer vio su
película en un pase privado. Quedó fascinado, conmovido. Me
han dicho que está pensando en la posibilidad de concederle
el título de “Payaso del Estado”.
WITZI: Ah, creía que ese cargo ya estaba ocupado.
CHARLIE: (Alarmado por la actitud de su compañero. Recuperando
la parodia del médico.) Ya puede cerrar la boca, gracias.
KRAUSS: Sería un buen regalo para su cumpleaños. Es el día 23,
¿verdad?
CHARLIE: Me siento muy halagado.
KRAUSS: Pero, por favor, no lo comente con nadie, aún no es
oficial.
WITZI: Pero es cosa segura. El Führer siempre está dispuesto a
cumplir lo que dice.
KRAUSS: (A WITZI.) Déjeme que le dé un consejo: haría muy bien
de meter las narices en el culo.
CHARLIE: (Pera aligerar la situación.) Pero en el tuyo, ¿eh?
6
WITZI: Tengo que irme. Han dicho que uno de los leones del zoo se
ha escapado. Hay orden de matarlo en cuanto lo vean.
KRAUSS: Me parece que usted, de león, tiene muy poco.
WITZI: Sí, pero cómo lo demuestras una vez muerto. (Va a salir.)
KRAUSS: ¡Heil Hitler!
7
CHARLIE: Señor Krauss, ser payaso es otra cosa.
KRAUSS: Para el cumpleaños de mis hijos, siempre me disfrazo y
actúo para ellos.
CHARLIE: No es suficiente. Un payaso no se disfraza de payaso.
Un payaso es payaso siempre, día y noche.
KRAUSS: Sólo se trataría de hacer algo a su lado. Seria un gran
honor para mí...
CHARLIE: Pero no es suficiente.
KRAUSS: Usted podría enseñarme.
CHARLIE: Mire: un payaso, lo es o no lo es. Si es payaso, le
costará toda la vida aprender el oficio. Si no lo es, no lo
aprenderá nunca.
KRAUSS: No tendría por qué hacer de clown. Quizá podría hacer
una especie de Monsieur Loyal.
CHARLIE: Pero no es suficiente. Ya sabe que yo hago pantomima
acrobática con mis hijos o trabajo solo. Ahora,
ocasionalmente, trabajo con Witzi. Pero no llevo ninguna
entrada para una trouppe de tres.
KRAUSS: Podría ser un número clásico para tres payasos en la
primera parte, y en la segunda actuaría usted solo haciendo lo
que quisiera. Han pensado que podría hacer una selección de
sus mejores números.
CHARLIE: ¿Es que la Gestapo no afloja nunca?
KRAUSS: Aflojar supondría un problema, ¿no le parece?
CHARLIE: Y si le digo que no, no dejará de insistir.
KRAUSS: Pertenezco a la Gestapo, señor Rivel. ¿No es suficiente?
CHARLIE: De acuerdo, confesaré.
KRAUSS: Muchas gracias. Cuando quiera empezar no tiene más
que avisarme. Enviaré un coche a buscarlo.
CHARLIE: ¿Qué hay del mío?
8
KRAUSS: Lamento que se lo requisaran. Continuo tratando de
encontrar otro, créame, pero no es fácil. ¿Aún se aloja en el
hotel Edén?
CHARLIE: ¿Acaso no lo sabe?
KRAUSS: Claro que sí. Ah, por cierto, hemos hablado de una
selección de sus mejores números, pero descarte su imitación
de aquel judío, Chaplin. Ese hombrecillo no tiene ninguna
gracia.
CHARLIE: (Da unos pasos imitando a Chaplin.) Oh, claro. Nada de
Chaplin.
KRAUSS: (Ríe. Hace el saludo habitual para despedirse.) ¡Heil
Hitler!
9
ESCENA 2
10
WITZI: ¡Pero qué has hecho! ¡Despáchalo! ¡Que se vaya a la
mierda! Si quiere hacer de payaso que lo haga en su casa. El
mundo entero se lo agradecerá eternamente.
CHARLIE: En su casa ya lo hace cuando celebran un cumpleaños.
WITZI: ¡Pobre familia! ¿Y qué hace si no se ríen, los tortura?
CHARLIE: Si le digo que no, es capaz de salir solo, hará el ridículo
y después dirá que no quisimos salir con él.
WITZI: ¡No pueden obligarnos a actuar con un agente de la
Gestapo! ¡Dios mío, es lo último que me faltaba!
CHARLIE: No nos obligan. Nos piden una actuación. Es un
contrato.
WITZI: Ah, es un contrato. Una oferta que no podemos rechazar,
¿verdad?
CHARLIE: Un contrato es un contrato. Mira: yo mismo. Estaba en
Dinamarca trabajando cuando llegaron los alemanes. Aún se
acordaban que había firmado un contrato con ellos y me
hicieron volver para cumplirlo. No sé, ya pensaré algo corto,
cinco minutos y nos lo sacamos de encima.
WITZI: Supongo que asistirá toda la pandilla. No faltará nadie, claro.
A ver quien tiene huevos para no presentarse en el
cumpleaños del jefe. Sólo podrá faltar quien presente un
certificado de defunción. Y aún así seguro que le obligan a ir.
Deberíamos aprovechar la ocasión para fastidiarlos un poco.
Tengo el número ideal.
CHARLIE: ¿Qué quieres decir?
WITZI: Empezaremos por hacerlos reír a ellos...
CHARLIE: Eso es lo que siempre tratamos de hacer.
WITZI: A continuación pasaremos a reírnos con ellos...
CHARLIE: Eso también lo hacemos a menudo.
WITZI: Y acabaremos por reírnos de ellos.
CHARLIE: ¿Y eso por qué?
11
WITZI: Alguien ha de atreverse a decir algo en este país.
CHARLIE: Eh, no te compliques la vida. Y no me la compliques a
mí.
WITZI: No nos podemos limitar a divertirlos un rato como si aquí no
pasara nada.
CHARLIE: ¿Y qué pasa?
WITZI: ¿Qué pasa? ¡Dios mío, Charlie! A veces parece como si
no...
CHARLIE: Eh, en primer lugar tú eres payaso, no eres un político.
Tú haces entradas de payaso, no mítines. Si no quieres
trabajar de payaso, dedícate a otra cosa.
WITZI: Nosotros también tenemos nuestras armas. En cada función
vienen a verte más de tres mil personas. ¡Diez mil personas al
día!, que se sientan en su butaca y te miran y te escuchan.
Cada una de esas personas, después de la función, vuelve a
su casa y explica a sus amigos lo que ha visto...
CHARLIE: ¡Eh, para, para! En primer lugar, sabes que eso sólo lo
podrías hacer una vez, no habría una segunda.
WITZI: ¿Eso sería en primer lugar?
CHARLIE: ¿Qué?
WITZI: Es la segunda vez que dices: “En primer lugar”.
CHARLIE: Quería decir en segundo lugar.
WITZI: Ah.
CHARLIE: Ah.
WITZI: Muy bien.
CHARLIE: Muy bien.
WITZI: ¿Y en tercer lugar?
CHARLIE: ¿En tercer lugar?
WITZI: Sí, primero en primer lugar, después en segundo lugar, ¿y
en tercer lugar?
12
CHARLIE: En tercer lugar, la gente que viene a vernos, viene para
reírse y olvidarse por un rato de sus sufrimientos.
WITZI: Ah.
CHARLIE: Ah.
WITZI: Muy bien.
CHARLIE: Muy bien.
WITZI: ¿Y en cuarto lugar?
CHARLIE: No hay cuarto lugar.
WITZI: ¿Y quinto?
CHARLIE: Tampoco.
WITZI: Pues en sexto lugar estamos moralmente obligados a hacer
lo que podemos.
CHARLIE: Ya hacemos lo que podemos. ¿O no hacemos nuestro
trabajo lo mejor que sabemos?
WITZI: ¿Eso sería en séptimo lugar?
CHARLIE: ¿Séptimo? Sí.
WITZI: Ah.
CHARLIE: Ah.
WITZI: Muy bien.
CHARLIE: Muy bien.
WITZI: Entonces podemos pasar al octavo lugar.
CHARLIE: ¡No hay octavo lugar!
WITZI: ¡Pues paso directamente al siguiente! (Va a decir algo pero
no acaba de arrancar.) ¿En qué lugar estábamos?
CHARLIE: ¿Qué?
WITZI: ¿Dónde nos habíamos quedado?
CHARLIE: Pero ¿de qué estamos hablando?
WITZI: ¿De qué?
13
CHARLIE: Witzi, estás cansado. Ya hemos hecho las tres funciones
de hoy. ¿Por qué no descansas un poco?
WITZI: No sé qué daría por estar en otro lugar. No, en otro lugar no,
en otro tiempo, cuando no había guerra y este país aún no
estaba secuestrado. Cada noche, cuando acababa mi función
en el circo, cogía mi concertina y me iba con Trudi al
Katakombe o al Komiker. Allí estaba rodeado de amigos.
Algunas noches me dejaban actuar. Podía decir lo que
quisiera. Contra todo, contra cualquiera que nos oprimía. Me
sentía útil. Pasábamos hambre pero a ratos éramos felices.
Ahora ni eso.
Sale.
14
ESCENA 3
KRAUSS sale.
KRAUSS: ¿No?
CHARLIE: ¡Mmmm! No. Ha de procurar ser un poco más gracioso.
WITZI: (Acercándose.) Espere. Mire, le enseñaré. Así. (Coge la
mano de goma y le muestra cómo hacerlo pero pegándole la
bofetada a KRAUSS.) ¿Lo ve? (Le pega otra.) Natural.
(Empieza a pegar de verdad. Le pega otra.) Soltando la mano.
(Le pega otra.) Como un juego. (Le pega otra.) Pero con
seguridad. (Le pega otra.) ¡Con superioridad!
15
KRAUSS: (Deteniéndolo.) De acuerdo, de acuerdo. Ya lo he
entendido.
CHARLIE: Muy bien, volvamos de nuevo.
CHARLIE: ¡Adelante!
16
CHARLIE: (Igual.)
WITZI: ¿Por ir con la cara pintada?
CHARLIE: (Igual.)
WITZI: ¿No te deja estar aquí?
CHARLIE: (No.)
WITZI: ¡No tiene derecho a pegarte!
CHARLIE: (Dice que no, pero no muy convencido.)
WITZI: Espera, tengo una idea. Mira, si aparece otra vez y vuelve a
pegarte, haré una foto con una cámara. Así tendremos una
prueba y todo el mundo sabrá lo que te está haciendo.
CHARLIE: (Entendido.)
WITZI: Venga, muévete.
CHARLIE: (Le felicita por la idea que ha tenido. Va hacia el lugar
por donde salió KRAUSS pero vuelve atrás. No ha entendido
bien qué ha de hacer.)
WITZI: Cuando él levante la mano para pegarte, yo haré la foto.
Después la repartiremos por todo el mundo. ¿Entendido?
Vamos. (Dibuja un círculo en el suelo con tiza.) Marcaremos
aquí. Ponte en el círculo. Y quieto. Si te mueves, no saldrá
nada. (Se aleja. CHARLIE lo sigue.) No, tu ponte en el círculo.
No has de salir. (CHARLIE señala el círculo.) Eso es. Dentro
del círculo. Así lo atraparemos.
17
CHARLIE dice que sí, muy confiado. KRAUSS le pega una bofetada
que le hace rodar por el suelo, lejos del círculo, y se va.
18
WITZI: Sí, sí, lo has hecho muy bien, Charlie, tu no te has movido...
pero esta vez se ha movido la cámara.
KRAUSS: (Entrando.) Un momento. Señor Rivel, antes de
continuar... Mire, no me gustaría que hubiera ningún
malentendido, pero me temo que este número no es el más
adecuado.
CHARLIE: ¿Por qué?
KRAUSS: Vamos, ¿cree que le dejaré hacer todo esto? ¿Cree que
participaré en un juego como éste?
CHARLIE: No entiendo qué quiere decir.
KRAUSS: ¡Se trata del cumpleaños del Führer! Todo el mundo
estará presente. ¿Y usted quiere que yo salga al escenario y
me pase todo el tiempo pegándole?
CHARLIE: ¿Por qué no? El número es así. Es un número de
repertorio.
KRAUSS: Pues no ha elegido él más apropiado. ¡Hay demasiada
violencia! (Después de mirar a WITZI.) ¿O no lo ha elegido
usted?
CHARLIE: (Saliendo al paso.) Da igual quien haya sido.
KRAUSS: ¿Qué imagen cree que voy a dar? ¡Un oficial de la
Gestapo pegando a un hombre como usted delante de todo el
mundo, delante del mismísimo Führer!
WITZI: ¡Nada, hombre! Si quiere puede hacerlo en la parte de atrás
y así no lo verá nadie.
CHARLIE: Señor Krauss, cuando me pega, no me pega a mí, pega
a mi personaje. Es un juego.
KRAUSS: Un juego demasiado equívoco, señor Rivel. ¡Y todo lo
que se dice! ¿Cree que somos idiotas?
19
KRAUSS: Comprenda que no puedo permitírselo.
CHARLIE: Pero ¿dónde está el problema? Tan solo es una entrada
de payasos.
KRAUSS: Sí, pero todo lo que se dice podría suponer un problema.
CHARLIE: ¿Me está censurando el número?
KRAUSS: ¡No, en absoluto! Pero alguien podría tomárselo a mal.
Todo el mundo está algo susceptible...
WITZI: ¡Qué dice!
KRAUSS: En estos días hay cierta preocupación por la marcha de
la guerra. Son momentos difíciles. Si el Führer, o cualquiera
de sus acompañantes, llegara a sentirse incómodo... O peor
aún, si se sintiera insultado... No se lo puedo permitir, ¿me
entiende?
CHARLIE: ¡Scheisse! ¿Es que no hay nada que les haga reír?
¡Trate de divertirse, hombre!
KRAUSS: Señor Rivel, quiero que me entienda, no quisiera que
tuviera complicaciones. Usted es quien es, lo admiramos, todo
el Reich lo admira, los alemanes lo llevamos en el corazón.
¡Cada hombre, cada mujer, cada niño alemán que ríe cuando
lo ve actuar! ¡Para todos nosotros, usted es un ídolo, lo
sentimos nuestro, es nuestro payaso! No puedo permitir que
se equivoque.
WITZI: (Que hace ver que se ha quedado dormido de aburrimiento.)
¡Zzzzz!
KRAUSS: (A WITZI.) Y usted, ¿no ha dormido esta noche?
WITZI: Demasiado ruido de sirenas.
CHARLIE: ¡Dios mío! De acuerdo, si se ha de quedar más tranquilo,
ya haremos otro.
KRAUSS: Y tal vez no estaría de más que antes del ensayo me
pasara cuatro líneas explicando el número en cuestión.
CHARLIE: (Ofendido.) ¡Ah, no, yo no soy escritor, yo soy payaso!
(Conciliador.) Está bien, ya se lo hará mi mujer.
20
KRAUSS: (Le pasa la mano por el hombro. No se ha dado cuenta
de que aún lleva puesta la mano de goma.) Créame, es lo
más conveniente.
WITZI: ¡Un momento, no se muevan!
21
ESCENA 4
22
WITZI: (Leyendo.) ¿Tarragona? ¿Por aquí?
CHARLIE: Sí. No, más arriba.
WITZI: (Leyendo.) ¿Barcelona? ¿Más arriba, más abajo?
CHARLIE: Sí.
WITZI: Sí, ¿qué? ¿Más arriba?
CHARLIE: Más abajo.
WITZI: (Leyendo.) “Prat de Llobregat, Sitges, Villanueva y Geltrú...”
WITZI: ¿Qué?
CHARLIE: Nada.
WITZI: ¿No está?
CHARLIE: No.
WITZI: ¿Seguro que es por esta parte?
CHARLIE: Sí, más o menos.
WITZI: ¿Más o menos?
CHARLIE: Sí, es por aquí, por aquí.
WITZI: Y ¿cómo sabes que es en la costa?
CHARLIE: ¡Porque había mar!
WITZI: Pero esta costa es muy larga. A lo mejor no es exactamente
por aquí. ¿Y si lo repasamos todo de arriba a abajo?
CHARLIE: ¡Es por aquí!
WITZI: Pues aquí no hay más nombres. Debe ser un pueblo muy
pequeño.
CHARLIE: Ya te lo dije.
WITZI: Es el mapa más grande que encontré.
23
CHARLIE: Venga, vamos. Y no me traigas más mapas, por favor,
déjalo estar. (De lejos se oye ruido de aviones.) Mira, ya están
aquí.
WITZI: ¿No has vuelto nunca?
CHARLIE: No.
WITZI: ¡Tú también...! Si hubieras nacido en una ciudad más
grande. Yo soy de Berlín. Berlín figura en todos los mapas. Tu
pueblo quizás no saldrá en ningún mapa, pero siempre lo
encontrarás en alguna parte cuando quieras volver. En
cambio yo... Sólo podré ver Berlín en algún mapa antiguo.
Pronto no quedará nada.
CHARLIE: No exageres.
WITZI: Y ¿no has querido volver?
CHARLIE: No he pensado en ello.
WITZI: Hay que sentirse de algún lugar.
CHARLIE: Yo soy del lugar donde trabajo. Hoy soy de aquí,
mañana seré de... vete a saber.
WITZI: Está muy bien ser de todo el mundo, pero uno ha de sentir
que pertenece a algún lugar, digo yo.
CHARLIE: Mi lugar son mi mujer y mis hijos.
WITZI: ¡Una patria de carne y hueso!
CHARLIE: Sí.
WITZI: Pero todo el mundo ha nacido en algún sitio, ¿no?
CHARLIE: Nacer se puede nacer en cualquier parte, es una
cuestión de azar.
WITZI: Y ¿morir?
CHARLIE: ¿Qué?
WITZI: ¿Dónde desearías morir?
CHARLIE: ¿Es preciso que hagas estas preguntas ahora?
WITZI: Muy bien, haré otras. ¿Cuántos huevos tiene Hitler?
24
CHARLIE: ¡Dos!... ¿Uno? Yo qué sé.
WITZI: Yo tampoco lo sé. Por eso trato de tocárselos tanto como
puedo, a ver si lo averiguo. (De lejos empiezan a sonar las
explosiones de las bombas.)
CHARLIE: A mí me gustaría morir donde sea, pero trabajando. Es
lo único que deseo. Pero si no nos vamos de aquí, nos va a
caer una bomba en la cabeza.
WITZI: De acuerdo. (Con las manos corta un trozo de mapa, la
zona donde se supone debería estar el lugar que buscaban.)
CHARLIE: Y ahora ¿qué haces?
WITZI: (Le da el trozo de mapa que ha cortado.) Toma, quédatelo.
CHARLIE: No. ¿Qué quieres que haga con esto?
WITZI: Tómalo.
CHARLIE: No.
WITZI: Guárdalo.
CHARLIE: ¡Que no!
WITZI: (Le mete el trozo de mapa en el pecho, bajo la camiseta.)
¡Que sí! Toma, guárdalo aquí. Quizás otro día, si lo miras
bien, encontrarás el nombre.
CHARLIE: Venga, date prisa. (WITZI pliega el resto del mapa.) Mira
cómo has dejado el mapa.
WITZI: Es un trozo muy pequeño. Ni se notará. He pensado otra
entrada para hacer con Krauss. Una cosa muy grotesca.
CHARLIE: ¡Ni hablar! Esta vez la elegiré yo. ¿O acaso no soy el
jefe?
WITZI: Hombre, jefe jefe... De momento, el jefe es el del bigotito.
(Suena una bomba cerca. Hacia el cielo.) ¡Idiotas, estáis
apuntando mal! ¡La Cancillería está hacia allá!
CHARLIE: Witzi, ¿qué te ocurre?
WITZI: ¿A mí?
25
CHARLIE: Pareces un desesperado. Te pones continuamente en
peligro con tu actitud, y lo sabes. ¿Por qué lo haces? ¿Qué
pretendes?
WITZI: (Un poco para esquivar la pregunta.) Ya sabes lo que
pienso. ¡Hay que resistir toda esta mierda con lo que tienes!
¿O no? ¡Ah! (Pausa. Con un tono diferente.) Se llevaron a
Trudi, mi patria de carne y hueso. A mí ya no me queda
ninguna patria. Yo no pensé que... Yo no quería... No quería
que... Lo hice por... Y un día, de repente... Y después...
(Aliviado.) Bueno, ya está, ya te lo he contado.
CHARLIE: ¡Ah!
26
atravesando el escenario. Recoge el trozo de mapa. Lo observa. Se
lo guarda bajo la camiseta y sale.
27
ESCENA 5
28
siempre se vestía de rojo? Así, si resultaba herido, nadie se
daba cuenta.” “Ah, dice Hitler, entonces a mí vestidme de
marrón.” (Ríe, después para en seco.) Yo ya lo conocía.
Pero hay chistes que tienen eso, ¿verdad? Siempre hacen
gracia. ¡Ay, este hombre de Alexanderplatz...! Explicar
estos chistes... Seguro que no es de raza aria. Pero claro,
como está en la sombra no se le puede ver bien... (Pausa.)
Cuesta entenderlo: El homo germanicus ha de ser rubio,
delgado, alto, viril... y, en cambio, Hitler es moreno, Goering
es gordo, Goebbels es lisiado y muchos especimenes del
homo germanicus son homosexuales.
29
KRAUSS sale. CHARLIE y WITZI improvisan una discusión. Suben
a la silla. KRAUSS vuelve a entrar.
30
KRAUSS sale. CHARLIE y WITZI vuelven a subir a la silla,
improvisando la discusión. KRAUSS vuelve a entrar, ahora con seis
globos atados con sendos cordeles.
31
CHARLIE: (No puede evitar reírse. En voz baja, mirando hacia
dónde salió KRAUSS.) Por favor, no hagas estos chistes.
(Vuelve al número.) Demuéstrame que no tienes miedo.
WITZI: Cuando quieras.
32
WITZI: ¿Qué dices? ¿Que yo voy detrás de todas las mujeres?
¡Eso es mentira! (Aparta con aprensión sus globos, que no
estallan.) ¿Lo ves? Yo jamás he engañado a mi mujer.
KRAUSS: (Vuelve a entrar, esta vez con una carta.) Carta para el
señor Charlie. ¡Carta para el señor Charlie! (CHARLIE
permanece callado.) Es para ti, mira la dirección. ¿No sabes
leer?
CHARLIE: ¡Sí!
33
CHARLIE finalmente consigue que el globo estalle. Se coge a si
mismo por el cuello del vestido y se lleva hacia fuera.
34
sirve. ¡Qué le vamos a hacer! ¡Scheisse! ¡Scheisse! (WITZI y
KRAUSS ríen.) Y ahora ¿de qué se ríen?
KRAUSS: Disculpe, señor Rivel.
CHARLIE: ¡Scheisse! A mí no me hace gracia.
WITZI: ¡Scheisse!
CHARLIE: ¡Estoy hablando en serio!
WITZI: ¡No, no lo digas! ¡Scheisse!
WITZI: Eh, Charlie, pero ¿por qué no podemos hacer esta entrada?
CHARLIE: (Mientras sale.) ¡Hay alusiones! Que te lo explique el
señor Krauss.
WITZI: Este Charlie. No te lo puedes tomar en serio ni cuando se
enfada. Nunca podría trabajar en la Gestapo. Ha dicho
alusiones, ¿verdad? ¿Qué quería decir? Si las he sacado
todas. Fíjese: cuando yo le digo a Charlie: “Más te valdría
decir la verdad”, había pensado que él me contestara: “¡Un
alemán nunca miente!” Entonces yo decía: “¿Uno? ¡Es un
triste porcentaje para un país de ochenta millones!” Seguro
que el Führer se hubiera reído. En fin, ya encontraremos otra
cosa. A ver... Mire, para evitar problemas, lo mejor sería que
el número lo hiciera usted con sus camaradas. ¿Qué le
parece? Yo les recomiendo el número de la bombilla. Se trata
de enroscar una bombilla en el techo. Pero a su manera,
claro. Usted se sube a una escalera y aguanta la bombilla con
la mano. Entonces vienen sus camaradas y van girando la
escalera. Tiene el éxito asegurado. (KRAUSS se lo queda
mirando.) ¡Adiós, buen agente!
KRAUSS: ¿Ahora me trata de buena gente?
WITZI: ¡No, qué va! No le he dicho buena gente. He dicho: buen...
agente, buen agente de la Gestapo. Adiós.
35
KRAUSS: Espere. Dígame una cosa: ¿No cree que al final he
estado bastante gracioso?
WITZI: ¿Eh? Ah, sí, sí, muy gracioso.
KRAUSS: Yo también había pensado añadir al número una cosa
muy, muy graciosa: usted estaba con los globos en la mano, y
yo me dirigía al público diciendo: Este hombre, hace años,
solía actuar algunas noches, con otro nombre, en el cabaret
Katakombe.
WITZI: ¿Yo? ¡Pero qué dice!
36
WITZI: ¡Es inútil! ¡Nunca lo hará con gracia!
37
ESCENA 6
38
decir que me puse a releerlo, claro. Pero, miren, no hubo nada
que hacer. A mi ese libro... Mein Kampf es la peor novela
policíaca que he leído, se lo digo yo. Desde la primera página
ya se sabe quién es el asesino. Y no crean que yo soy un
disidente, aunque a primera vista pueda parecerlo. La
pequeña diferencia que existe, entre ustedes y yo, es que yo
soy capaz de no hacer nada en todo el día y ustedes son
capaces de hacer cualquier cosa. ¡Pero que yo sea un
disidente...! Si incluso he comprado un retrato de Hitler, otro
del doctor Goebbels y otro del mariscal Goering. Y aún no he
encontrado el momento, pero en cuanto pueda volver... los
pienso colgar. Quizá la razón de todo haya sido mi pequeño
problema al enviar cartas. Siempre que voy a pegar un sello
con la imagen de nuestro Führer, escupo en el lado
equivocado. A mí... A mí...
39
WITZI: Bueno, sobre el papel... muy ventajoso... Todo pagado...
CHARLIE: ¡Witzi! Un momento... un momento...
WITZI: En primer lugar, un contrato es un contrato.
CHARLIE: Deja que hable con alguien.
WITZI: Me están esperando.
CHARLIE: Conozco ciertas personas que podrían arreglarlo...
Seguro que me hacen el favor...
WITZI: Ya sabes qué ocurre si llegas tarde, enseguida se ponen
nerviosos. No sé por qué, creen que no quieres ir y vienen a
buscarte...
CHARLIE: No te preocupes, trataré de solucionarlo.
WITZI: Si ha sido una cuestión de suerte: estaba en el lugar
adecuado en el momento adecuado.
CHARLIE: Hablaré con ellos hoy mismo. Se puede solucionar...
WITZI: Soy la persona que buscaban. Se busca clown que se
atreva a contar chistes prohibidos y tenga la sangre algo
sucia.
CHARLIE: Déjame intentarlo. Sólo tendrás que prometerles que no
contarás más chistes.
WITZI: Eso no lo haré. Y aunque lo hiciera, no les puedo prometer
que no he tenido un pariente judío en segundo grado.
CHARLIE: ¿Tienes un...? Debe ser un malentendido...
WITZI: Pera mí no significa nada. La sangre es roja y si te cortas,
sangras.
CHARLIE: Eso quiere decir que tienes una cuarta parte de judío. En
este mismo teatro hay más de uno. No tienen nada en contra.
Legalmente eres alemán.
WITZI: A no ser que te apliquen una de las excepciones previstas:
que muestres que sientes o te comportas como un judío.
CHARLIE: Pero tú no te comportas como un judío.
WITZI: ¿Y cómo se comporta un judío?
40
CHARLIE: No lo sé...
WITZI: Ellos sí lo saben. Lo que menos me importaría es tener que
llevar una estrella amarilla en el abrigo. Eso para un payaso...
CHARLIE: ¡Witzi!
WITZI: Charlie... Entiéndeme... No podía trabajar con Krauss... No
te preocupes por mí, todavía me quedan unos cuantos chistes
que contar. La lástima es que no podremos hacerlo juntos.
CHARLIE: Pronto volverás a estar aquí, ya verás.
WITZI: ¡Claro!
41
ESCENA 7
42
(A CHARLIE 2.) Les quiero pedir si no les importa que
viajemos en el mismo compartimiento. Así podremos
aprovechar para ir trabajando. Hemos de preparar algo
realmente bueno, una de esas cosas que no se olvida una vez
vuelves a casa. (Se oye un toque de silbato.) Ah, me parece
que ya nos vamos. Ese debe ser nuestro tren. (Se ponen en
pie. WITZI coge la maleta.) ¡Venga, Charlie, apresúrate!
Vamos a coger un buen sitio. ¡Me pido ventanilla!
Salen corriendo.
43
ESCENA 8
Pausa.
44
KRAUSS: ¿No podemos salir usted y yo solos? ¿No quiere actuar
conmigo?
CHARLIE: ¿Usted no quería actuar con él?
KRAUSS: ¿No le han explicado quién es?
Pausa.
45
CHARLIE: ¿Debo ser yo?
KRAUSS: ¿Quiere que lo haga volver, sí o no?
CHARLIE: ¿Por qué es tan importante para usted actuar conmigo?
KRAUSS: ¿Por qué es tan importante que vuelva su compañero?
CHARLIE: ¿Me da su palabra?
KRAUSS: ¿Actuará o dejará que se lo lleven?
CHARLIE: ¿No me dirá nada más?
KRAUSS: ¿Tiene suficiente si le aseguro que permanecerá en
Berlín hasta que hagamos nuestra actuación?
CHARLIE: ¿Y después?
KRAUSS: ¿Le parecería bien que lo dejaran en la estación de
metro más próxima para volver a su casa? ¿Va bien así?
CHARLIE: ¿Ha visto a mi mujer?
KRAUSS: ¿Aún tiene más preguntas?
CHARLIE: ¿Y usted?
46
ESCENA 9
47
con confianza. Y si consigo que todos me miren, como se mira
un cuadro, o a una bailarina, y que al final aplaudan... ¡Bravo!
Entonces, Charlie, ya no necesitaremos tener esperanza
porque ya no nos podrán hacer nada.
48
ESCENA 10
49
GOLO: Buscaba a Franz.
CHARLIE: ¿Franz? ¿Qué Franz?
GOLO: Franz el payaso, Franz el cómico, Franz el humorista, Franz
el equivocado, el iluso, el inocente Franz. Trabaja con usted,
¿no?
CHARLIE: Ah, se refiere a Witzi.
GOLO: ¿Se hace llamar Witzi? Un nombre muy apropiado.
CHARLIE: Ya no trabaja aquí.
GOLO: ¿Se fue?
CHARLIE: Debería decirme quién es usted.
GOLO: Sí, claro. No se fía. Y hace bien. No son tiempos para
confiar en nadie. Mi nombre es Hans, pero puede llamarme
Golo, soy un viejo amigo de Franz, de Witzi.
CHARLIE: Witzi tuvo que marcharse hace unos días. Se lo llevaron.
GOLO: ¿Se ha metido en problemas?
CHARLIE: Dijeron que era medio judío. Bueno, ni siquiera medio
judío, un cuarto de judío.
GOLO: ¿Franz? No sabía que fuera...
CHARLIE: Me parece que él tampoco lo sabía.
GOLO: Vaya, el pobre Franz... (Se tambalea, como si fuera a
desmayarse.)
CHARLIE: ¿Qué le ocurre? ¿No se encuentra bien?
GOLO: Sólo es un golpe. En el bombardeo de ayer... Un trozo de
cornisa me cayó en la cabeza.
CHARLIE: ¡Dios mío, está sangrando! Siéntese aquí. Se ha de
curar esa herida. ¡Carmen!
GOLO: Estoy bien.
CHARLIE: Lo llevaré a un hospital.
GOLO: ¡No! No es nada. Es superficial. Es más el cansancio que
otra cosa.
50
CHARLIE: Si tuviéramos algo más de luz... ¡Carmen!
GOLO: Con tanto bombardeo, pronto no quedará nadie aquí.
CHARLIE: (Moja un algodón en alcohol y se lo aplica sobre la
frente.) A ver... Así. Lamento que no haya podido encontrar a
Witzi. ¿Hace mucho que se conocen?
GOLO: Desde el tiempo en que un día una patata costaba un marco
y al día siguiente ya valía diez millones. Ambos hacíamos cola
en Alexanderplatz, para pedir trabajo. Él estaba detrás de mí,
y su estómago no paraba de sonar. Entonces me giré hacia él
y le conté un chiste. Él empezó a reír de una manera... cómo
si le fuera a dar un ataque. Después, de repente, se puso
serio y dijo: “Ya lo conocía.” A partir de entonces nos
convertimos en el dúo “Golo und Franz”, los payasos de la
cola. En realidad éramos tres. Él acababa de casarse con
Trudi. Nos entendimos muy bien, al principio. Los tres,
siempre juntos... Hasta el día en que todo se acabó.
CHARLIE: No se entendieron. A mí me pasó igual. Primero con mi
padre, después con mis hermanos. La envidia no es buena
para este oficio. Bien, si quiere algún encargo...
GOLO: Había pensado que tal vez Franz podría saber de algún
trabajo para mí, pero ahora ya...
CHARLIE: Ah, ¿está buscando trabajo?
GOLO: Todo el mundo vuelve a sus orígenes. Yo he vuelto a la
cola.
CHARLIE: ¿Dice que es payaso...? ¿De qué hace?
GOLO: Siempre de augusto. Franz era el clown. Pero puedo hacer
lo que sea.
CHARLIE: Ahora que Witzi no está... Necesitaría a alguien...
GOLO: Bien, yo puedo...
CHARLIE: Alguien para actuar en el espectáculo del cumpleaños.
GOLO: Ah, el cumpleaños.
CHARLIE: No es gran cosa, pero...
51
GOLO: Es igual, cogeré lo que haya...
CHARLIE: Espere, déjeme que le explique. Tengo un compromiso.
He de hacer un número con un hombre que quiere actuar para
Hitler. Le quiere ofrecer una actuación como regalo. Parece
que le va la vida en ello...
GOLO: Bueno, es comprensible, para cualquiera sería un honor
actuar ante el Führer, ¿no?
CHARLIE: Sí, claro. Pero el problema es que este hombre no tiene
ninguna experiencia en el mundo del circo, y no tiene ningún
talento, ya le aviso. Se llama Krauss y pertenece a la
Gestapo.
GOLO: ¿A la Gestapo?
CHARLIE: Habrá de tener paciencia con él.
GOLO: ¿Paciencia con la Gestapo?
CHARLIE: Si no quiere hacerlo, no importa. Comprendo que le
inquiete...
GOLO: (Como asustado.) ¿Por qué inquietarme?
CHARLIE: Trabajar con un aficionado.
GOLO: (Bromeando.) Ah, bueno, ya estamos acostumbrados, ¿no?
¿Acaso no hemos tenido paciencia todos estos años?
CHARLIE: Sí, a veces no hay más remedio. Y Witzi no tenía mucha.
GOLO: No ha cambiado. Quizá sería mejor que ése tal Krauss no
me relacionara con él.
CHARLIE: Sí, ya hemos tenido bastantes complicaciones. Bien,
sólo quedan dos días. Si tiene preferencia por algún número...
GOLO: Haré lo que usted quiera. Ah, ¿conoce la entrada de la
bala?
CHARLIE: Sí, claro.
GOLO: Franz y yo la habíamos hecho muchas veces. ¿Qué le
parecería hacer una pequeña variación?
52
CHARLIE: Sí, podría ser. Con un par de ensayos lo dejaríamos
listo. No sé si el vestuario de Witzi le irá bien.
GOLO: Ya trataré de aprovecharlo. A él ya no le servirá de nada.
CHARLIE: No, hasta que no vuelva, no.
GOLO: Sería el primero.
CHARLIE: ¿Por qué dice eso?
GOLO: Nadie vuelve de ese viaje.
CHARLIE: No hay que ser tan pesimista.
GOLO: ¿Adónde cree que se lo han llevado?
CHARLIE: A ninguna parte. Está aquí, en Berlín.
GOLO: Una mañana te levantas y te das cuenta que la casa de al
lado está vacía. Un día la mujer que amas... ¿Qué hacen con
toda esa gente?
CHARLIE: Nada. Los llevan a trabajar.
GOLO: Al este.
CHARLIE: Sí, a trabajar al este.
GOLO: Los hay que sí, que tienen suerte y los convierten en
esclavos.
CHARLIE: Todo esto es muy penoso... Pero cuando esta guerra se
acabe...
GOLO: ¿Y qué me dice del resto?
CHARLIE: Mire, aquí trabajaba un músico judío, que también se
llevaron. Nos escribió cartas...
GOLO: ¿Cuánto hace que no reciben una carta suya?
CHARLIE: Y los compañeros le envían paquetes de comida.
GOLO: ¿Cómo saben que le llegan los paquetes?
CHARLIE: Tan sólo los echan. Simplemente no los quieren aquí.
GOLO: ¿Aquí, dónde? ¿En el mundo?
CHARLIE: Pero ¿qué está diciendo?
53
De repente, vuelve la luz. Ahora pueden verse bien. Pausa.
54
GOLO: También habrá de tener paciencia conmigo. Llevo mucho
tiempo sin trabajar.
CHARLIE: No se preocupe, ser payaso no se olvida nunca. Antes
se olvidaría de ir en bicicleta que de ser payaso.
GOLO: ¿Cómo sabe que lo soy?
55
ESCENA 11
WITZI: ¡Joder, hace un frío que pela! Seguro que nos instalan en
una pensión de mala muerte. Todos los empresarios son
iguales. Con tal de ahorrar... Y esto tiene un aspecto
deplorable, ¿no te parece? Pero ¿dónde coño estamos?
(CHARLIE 2 saca del interior de su camiseta el trozo de mapa
que había recogido y lo estudia.) ¿Quién quieren que venga
aquí a ver un espectáculo? (Se coloca detrás de CHARLIE 2 y
lo hace pasar delante.) Charlie, debo decírtelo. No quiero que
te hundas pero esto no es lo que parece. ¿Te has fijado en
que no hay anuncios luminosos en ninguna parte, ni siquiera
un cartel? Bueno, antes he visto uno en la puerta de una
caseta de la luz, que decía: “¡Cuidado, peligro de muerte!” No
se puede decir que no nos han avisado. (CHARLIE 2 se
coloca detrás de él, dejándolo delante.) Es la primera vez en
mi vida que estoy en una cola donde nadie se quiere colar. Me
parece que cuando te llega el turno, te echan un vistazo y te
preguntan qué sabes hacer. ¡Por qué demonios elegiría yo
esta profesión! (Se coloca detrás de CHARLIE 2, haciéndolo
pasar adelante.) Cuando me pregunten, les diré que soy pintor
de brocha gorda. De joven, trabajé de pintor con mi tío. No
pueden decir que es un oficio inútil. Mira Hitler, empezó de
pintor y ya ves adónde ha llegado. Y aquí hace falta una
buena capa de pintura. Todo está sucio... y oscuro. (CHARLIE
2 emite un sonoro suspiro.) ¡Charlie, por favor, no hagas
comentarios políticos ahora! (Pausa. CHARLIE 2 se coloca
detrás de WITZI, dejándolo delante. Al cabo de un instante,
WITZI hace lo mismo. Después abre su maleta y saca su
concertina.) Toma, quédatela tú. A ti no te la quitarán. Si
tienes problemas, haz ver que forma parte de tu cuerpo. (Se la
56
coloca como si fuera un pene.) Así. No creo que se pongan a
mutilar a la gente. Y ahora ¿qué te pasa? ¿A qué viene esa
cara de ofendido? ¿Pequeña? (Estira el fuelle de la concertina
para alargarla.) Mira, siempre puedes hacer así, ¿eh? (Le da
la concertina. CHARLIE 2 se coloca detrás de WITZI y hace
que pase hacia adelante.) Sí, tienes razón. No me esconderé.
Les diré la verdad. Cuando llegue mi turno, les diré que soy
payaso. Yo no sé hacer nada más. Seguro que ya les va bien.
Los payasos también somos necesarios. Incluso para ellos,
somos necesarios. (Pausa.) Somos necesarios, ¿verdad,
Charlie?... Somos necesarios, ¿no?
57
ESCENA 12
GOLO: ¿Preparado?
CHARLIE: (¡Mmm!)
GOLO: Abre la boca.
CHARLIE: ¡Aaaah!
GOLO: ¡Más abierta!
CHARLIE: (Fuera del personaje.) Golo, un poco más lejos. (GOLO
se aleja.) Sí, aquí está mucho mejor.
GOLO: ¡Más abierta! (Mirando hacia la platea.) Por cierto, ¿dónde
se sentará?
58
CHARLIE: ¿Dónde se sentará quién?
GOLO: El Führer.
CHARLIE: No lo sé. (A KRAUSS.) ¿Dónde se sentará?
KRAUSS: (A GOLO.) ¿Por qué quiere saberlo?
GOLO: Se me ha ocurrido que quizá podríamos tener un detalle con
él.
KRAUSS: ¿Qué detalle?
GOLO: No sé... Podríamos girarnos hacia él y felicitarlo.
CHARLIE: ¿En este momento?
GOLO: Sí, antes de acabar.
KRAUSS: ¿Felicitarlo?
GOLO: Sí, aquí, los tres.
KRAUSS: Sí, buena idea, muy buena idea. Se sentará allí arriba, en
el palco.
GOLO: Claro, Charlie. Tener al Führer, a nuestro Führer, tan cerca,
y en un día así... (A KRAUSS.) ¿En el palco, dice? ¿Cuál,
aquel de allí?
KRAUSS: Sí, en el primer piso, el del centro.
GOLO: Antes de acabar, podríamos girarnos hacia él y decirle:
¡Feliz cumpleaños!, y después salimos corriendo.
KRAUSS: Sí, sí, perfecto, es un detalle que le gustará mucho.
CHARLIE: De acuerdo. Sigamos, a partir de aquí. (A GOLO, que
aún mira hacia el palco.) ¡Golo!
GOLO: ¿Eh? Ah, sí. ¿Preparado?
CHARLIE: (¡Mmm!)
GOLO: Abre la boca.
CHARLIE: ¡Aaaah!
GOLO: ¡Más abierta!
59
CHARLIE: ¡Aaaah! ¡Uuuug! (Hace gestos como si se hubiera
tragado la bala.)
GOLO: (Apuntando con la pistola.) ¡Uno... dos... tres! (Dispara.)
CHARLIE: Muy bien. Yo me tiro el pedo, sale la bala con el humo y
nos vamos.
GOLO: No, nos giramos, decimos: ¡Feliz cumpleaños!, y nos
vamos.
CHARLIE: Eso es, de acuerdo. (A KRAUSS.) Y así terminamos. (Lo
mira, interrogando.)
KRAUSS: Ah, no, no.
CHARLIE: ¿No?
KRAUSS: Usted no puede tirarse un pedo e inmediatamente
después felicitar al Führer.
GOLO: No, claro. El señor Krauss tiene razón. No quedaría bien.
CHARLIE: Pues hagámoslo antes.
KRAUSS: ¡No, no, peor todavía! ¿Quiere que lo felicitemos y usted,
a continuación, tirarse un pedo?
GOLO: No, claro, tampoco estaría bien. ¿Y si lo hacemos antes del
disparo?
CHARLIE: No, eso rompería el ritmo en el momento más
inoportuno. No nos carguemos el número, por favor.
GOLO: Sólo era una idea.
KRAUSS: A mí me parece un gran acierto lo de felicitarlo.
CHARLIE: Pues hagámoslo una vez terminado, en el saludo.
KRAUSS: Ah, bien pensado.
GOLO: Eso es, en el momento de saludar, hacemos un poco de
passacaglia y lo felicitamos.
KRAUSS: ¿Passacaglia? ¿Qué he de hacer?
CHARLIE: ¿Sabe tocar algún instrumento?
KRAUSS: Sí, toco algo el piano.
60
CHARLIE: Le costará un poco ir arrastrando el piano por todo el
escenario.
GOLO: No se preocupe, no hace falta que toque nada. Usted
síganos. Lo hará muy bien, ya verá, usted tiene mucha
intuición.
KRAUSS: ¿Le parece?
GOLO: ¡Ya lo creo! Aunque no sea profesional, opino que tiene
mucha gracia actuando.
KRAUSS: ¿Sí?
GOLO: A mí, antes, cuando ha hecho su parte, me ha hecho reír.
KRAUSS: ¡Ah!
CHARLIE: (Que está sorprendido.) De todas formas, aún podemos
mejorar algunas cosas. Volvamos, desde el principio.
KRAUSS: Lo siento pero yo debo irme. Un asunto me reclama. En
el último bombardeo, cayeron algunas bombas sobre la
prisión de Alexanderplatz y algunos reclusos aprovecharon
para huir.
CHARLIE: Pero señor Krauss... Éste es el último ensayo y aún no
sabe bien por donde va.
KRAUSS: Ahora mismo tampoco sé por dónde van los presos
fugados.
CHARLIE: Hagamos un último repaso, al menos. (A partir de ahora
hacen un repaso, con movimientos rápidos, de todo el
número.) Veamos, usted hace su presentación y se va. Las
luces se apagan. Cuando vuelven a encenderse, Golo está en
medio del escenario.
GOLO: Aquí.
CHARLIE: (A KRAUSS.) Entonces entra usted para decirle que no
puede estar allí.
GOLO: Yo le pregunto si me quiere ayudar. (Le da el plato.) Usted
sube a la silla.
CHARLIE: Se pone el plato bajo la barbilla y abre la boca.
61
GOLO: Yo me alejo... Apunto...
CHARLIE: Usted baja, asustado.
GOLO: Yo le explico cómo funciona, y usted no quiere saber nada.
CHARLIE: Le devuelve el plato y se aleja. Entro yo.
GOLO: Te pido que me ayudes. (Le pasa el plato.)
CHARLIE: Subo a la silla...
GOLO: Te explico que él, antes, ha tenido miedo de hacerlo.
CHARLIE: Yo me burlo de él. Se me rompe el plato.
GOLO: Te hago volver a la silla y te doy otro plato.
CHARLIE: Me meto con Krauss otra vez. Eso será según cómo
reaccione el público.
GOLO: (A KRAUSS, que cada vez está más confundido.) Al final,
usted se va asqueado.
CHARLIE: Yo vuelvo a la silla.
GOLO: Yo apunto. Uno... dos... tres... ¡Pum!
CHARLIE: Atrapo la bala y la escupo en el plato.
GOLO: Llamo al señor Krauss. Acérquese. Le contamos que lo
hemos hecho.
CHARLIE: Usted no se lo cree. Nos dice que quiere verlo.
GOLO: Y repetimos.
CHARLIE: Subo a la silla...
GOLO: Apunto...
CHARLIE: Me trago la bala...
GOLO: Yo no me doy cuenta. Apunto y disparo.
CHARLIE: Yo me tiro el pedo, sale la bala con el humo y nos vamos
corriendo.
GOLO: No, no, hacemos la passacaglia. (Caminan dando vueltas
en circulo.) Venga señor Krauss. (Krauss se les une como
puede.)
62
CHARLIE: De golpe, nos paramos, así en fila, decimos: ¡Feliz
cumpleaños!, y nos vamos.
KRAUSS: ¿No será muy corto?
CHARLIE: No, no. Cuanto más breve, mejor.
KRAUSS: Pero si apenas durará cinco minutos.
CHARLIE: Señor Krauss, es una entrada de payasos, no una ópera
de Wagner.
KRAUSS: De acuerdo. Espero que todo salga bien.
CHARLIE: Sí, hombre, sí.
KRAUSS: Señor Rivel, esto... Sólo hay una cosa que...
CHARLIE: (Que ya lo ve venir.) ¡No!
KRAUSS: Piense en lo que represento... Eso de tener miedo...
CHARLIE: Señor Krauss, el espectáculo es mañana.
KRAUSS: Muy bien, muy bien. No he dicho nada. (De repente se
fija en el vendaje de GOLO.) Señor Golo, le sangra la herida.
GOLO: (Se toca la frente.) ¡Oh, sí! ¡Vaya!
CHARLIE: Ve a ver a mi mujer, que te cambie el vendaje.
GOLO: Sí... Sí, claro...
KRAUSS: Si esta noche hay alarma de bombardeo, baje al refugio,
hágame caso. (Por la herida.) ¿Ve lo que pasa por salir a la
calle cuando no debe? Lo quiero vivo, señor Golo, al menos
hasta mañana.
GOLO: Me comprometo a seguir vivo hasta que se acabe el
espectáculo.
GOLO sale.
63
KRAUSS: Ha dicho que yo tenía gracia.
CHARLIE: No me he fijado.
KRAUSS: ¿Qué le ocurre, señor Rivel? Últimamente lo noto algo
apagado.
CHARLIE: Si todo lo que se dice es cierto, no puedo estar muy
contento.
KRAUSS: No podemos hacer caso de todo lo que se dice.
CHARLIE: Últimamente no suelo hacerlo. Pero no se preocupe,
mañana podrá actuar para su Führer.
KRAUSS: ¿Para él? No. Yo lo que deseo es actuar con usted. Bien,
hasta mañana, señor Rivel, buenas noches.
CHARLIE: ¿Qué hay de Witzi?
KRAUSS: (Como recordándole el trato.) ¡Ah, ah!
Sale.
64
ESCENA 13
65
WITZI atraviesa la puerta. CHARLIE 2 coge el banco de madera y lo
acerca a la puerta para subir en él y poder mirar a través de una
mirilla. Al cabo de unos instantes, retira la vista. Cabizbajo, baja del
banco y sale.
66
ESCENA 14
GOLO: La sala debe estar llena hasta los topes. Antes había una
cola en la calle que daba la vuelta al edificio.
CHARLIE: (Buscando.) ¿Has visto mi nariz?
GOLO: Sólo falta él.
CHARLIE: ¿No has visto una nariz?
GOLO: No. ¿Estás seguro de que vendrá?
CHARLIE: Claro que sí. Todo esto se hace para él. ¿Para qué te
buscaba Krauss?
GOLO: Nada, me ha hecho repasar toda su parte otra vez. Está
histérico.
CHARLIE: ¿Lo tienes todo?
GOLO: Sí.
CHARLIE: ¿El plato?
GOLO: En bastidores, junto con la silla.
CHARLIE: ¿La pistola?
GOLO: La llevo en el bolsillo.
CHARLIE: Muy bien. (Buscando su nariz por todo el camerino.)
¡Scheisse, yo tenía una nariz aquí encima, ayer!
67
KRAUSS: La chaqueta me queda un poco estrecha. ¿No habría
otra?
CHARLIE: No, qué dice. Si le queda perfecta.
KRAUSS: ¡Y además esta ropa pica! ¡Debe tener piojos!
CHARLIE: ¡Cálmese, hombre! Está muy nervioso. ¿No habrá
encontrado una nariz, por casualidad?
KRAUSS: ¿Una nariz? No. (A GOLO.) Esto... ¿Primero me coloco
el plato bajo la barbilla y después subo a la silla, o era al
revés?
GOLO: No, primero sube a la silla. Como lo acabamos de hacer.
KRAUSS: Entendido. Discúlpenme, creo que tendré que ir al baño.
CHARLIE: Sí, vaya, vaya. (KRAUSS sale.) Está desecho.
68
Se oye al público, que comienza a cantar el himno nacional alemán,
“Deutschland über alles”.
GOLO: ¿Estás en contra y has trabajado para esta gente todo este
tiempo?
CHARLIE: Yo no trabajo para ellos, yo actúo para la gente
corriente.
GOLO: Toda esta gente tan corriente sabe lo que está pasando. Y
¿qué han hecho? Mirar hacia otro lado mientras reían contigo.
CHARLIE: ¿No te das cuenta? No saldrás vivo de aquí.
GOLO: No les daré ese placer. Guardo una bala para mí.
CHARLIE: Pero ¿qué estás diciendo?
GOLO: Y además, no pueden matar a un muerto. Y yo ya hace
mucho tiempo que estoy muerto.
CHARLIE: Golo, escúchame, ésta no es la manera.
GOLO: ¿Cuál es, pues? Yo no pienso hacer lo mismo que Witzi. El
muy estúpido se pasó la vida pensando que con cuatro
chistes podía enfrentarse a todo. Siempre con la misma
bobada en la boca: “Somos artistas, con nuestro arte
podemos cambiar el mundo.” ¡Nos creíamos tan importantes!
¿Y qué ha podido cambiar? Nada. Ya ves de qué le ha
servido. ¿Y a mí? Sólo para pudrirme en la cárcel.
CHARLIE: Nosotros trabajamos para alegrar la vida a la gente. Para
hacerlos felices. Allí donde sea y sin importarnos quiénes son.
GOLO: ¿Cómo si fuéramos médicos, no? Muy romántico. A ti,
incluso, te vienen a buscar para curar enfermos. Te tienen por
un Dios y te piden milagros. Pero ahí fuera, en esas calles, no
hay enfermos, hay muertos. Todos, en este país, están
muertos. Yo también quiero un milagro, quiero resucitar a
estos muertos, quiero que retornen a la vida. Pero lo haré de
la única manera posible.
69
CHARLIE: ¡No, no! No te lo permitiré, ¿me entiendes? No
saldremos a actuar.
GOLO: ¡No puedes impedirlo!
CHARLIE: ¡Claro que puedo! ¡Suspenderé la actuación! (Se da
cuenta de lo que supondría no actuar.) ¡Dios mío, Witzi!
GOLO: ¡Claro! ¡Witzi! ¡El pobre Witzi! ¡Yo te diré quién es Witzi! Él y
yo éramos amigos, los dos amábamos a Trudi y ella nos
amaba a los dos. Todo era limpio, sin ningún tipo de
malentendido. Hasta que a él se le empezó a llenar la cabeza
de mierda. Se obsesionó con la idea de que Trudi y yo
queríamos abandonarlo... Al final pidió el divorcio. ¿Pero es
que no tenías cerebro? ¡Trudi era judía! Al día siguiente de
obtener el divorcio, vinieron a casa a buscarla. No la volví a
ver. La condenó a muerte. ¡Imbécil!
CHARLIE: Golo, dime que no harás nada. No me obligues a
suspender la actuación.
GOLO: No, no hace falta que suspendas nada. Salgamos y, una
vez en el escenario, cada uno a su negocio.
CHARLIE: ¡No! No puedo dejarte salir...
GOLO: Muy bien. Si prefieres condenarlo...
70
KRAUSS: (Atónito.) ¿Qué? Pero... ¿por qué?
CHARLIE: (Improvisa una razón. Tocándose el vientre.) No me
encuentro bien.
KRAUSS: (Después de los primeros momentos de desconcierto, al
ver a GOLO reír, de repente reacciona, riendo también.)
¡Señor Rivel, usted es un caso! ¡Por un momento...! Haciendo
bromas a mi costa, ¿eh? Disculpen, pero he de volver al baño.
¡Mucha suerte! (Se va. El himno ha acabado.)
GOLO: Ser el mejor payaso del mundo tiene sus inconvenientes.
(Después de una pausa.) Deberíamos ir al escenario.
CHARLIE: ¡Espera! Mi familia y yo hemos decidido salir de
Alemania. Hay un tren...
GOLO: ¿Qué ha ocurrido? ¿Has encontrado tu lugar en el mapa?
CHARLIE: Es un tren que regresa a Suecia. Mi mujer lo está
arreglando todo en la embajada. Es un tren de mercancías
pero lo importante es poder salir. Ven con nosotros.
GOLO: Soy un preso político.
CHARLIE: En Suecia tengo buenos amigos. Allí podrías comenzar
de nuevo.
GOLO: ¿Qué piensas hacer, esconderme en un baúl?
CHARLIE: Podemos intentarlo.
GOLO: Sabes que no hay ninguna posibilidad. Y además, no pienso
morir escondido como una rata. Leí en el diario que te
gustaría morir trabajando.
CHARLIE: (Intenta meter la mano en el bolsillo de GOLO.) ¡Golo,
dame esa pistola! (GOLO se libra de él y sale corriendo.)
¡Golo!
71
ESCENA 15
72
GOLO: ¿Y ahora qué le ocurre? ¿Le da miedo un plato?
KRAUSS: (Por la pistola.) ¿Y eso qué?
GOLO: Ah, esto. Ahora se lo explico. Usted sostiene el plato y abre
la boca. Yo cuento: ¡uno, dos, tres!, disparo, usted atrapa la
bala con la boca y después la escupe en el plato. Eso es todo.
Es fácil, ¿verdad?
KRAUSS: ¡Estás completamente loco! ¡Déjame en paz!
GOLO: ¡Mira quién tenemos aquí! Hola, Charlie. ¿Qué, dando una
vuelta?
CHARLIE: (Sí.)
GOLO: En ese caso, te contrato. Trabajaremos juntos. Es muy fácil.
Tú subes a la silla, coges el plato y lo sostienes con las
manos, así. Abres la boca y haces “aaaah”.
CHARLIE: (¿Ya está?)
GOLO: Nada más.
CHARLIE: (De acuerdo.)
73
CHARLIE: (¿Él?) (Baja de la silla y se acerca a KRAUSS. Se burla
de él.)
KRAUSS: Sí, es verdad. He tenido miedo y no me importa decirlo.
GOLO: ¡El plato! Bueno, no importa. Aquí tengo otro. Pero ve con
cuidado. (CHARLIE va a la silla. Está a punto de subir cuando
se lo piensa. Va hacia KRAUSS y de nuevo se encara con él,
gesticulando como antes. GOLO le obliga a volver a su lugar.)
¡Sí, sí, ha tenido miedo!
CHARLIE: ¡Aaaah!
GOLO: ¿Y el plato?
CHARLIE: ¡Aaaah! (Finalmente se da cuenta al ver los restos del
plato en el suelo.) ¡Uy! (Acaricia el trozo que lleva en la
mano.)
74
GOLO: (Irónico.) ¡Uy! Se ha roto. (Saca otro plato. CHARLIE vuelve
con KRAUSS para seguir burlándose. GOLO va a buscarlo y
le da el plato.) ¡Deja de fastidiar! ¡Vuelve a la silla!
CHARLIE: ¡Uy!
GOLO: ¡Ya basta de tonterías! (Va a buscar otro plato y se lo da.)
Toma. Ahora abre la boca.
CHARLIE: ¡Aaaah!
75
GOLO: ¡Más abierta!
CHARLIE: ¡Aaaah! ¡Aaaah!
GOLO: (Estira el brazo y apunta con la pistola.) Uno... (Mira hacia el
palco.)
CHARLIE: ¡Ah! ¡Ah! (Baja de la silla. Deja el plato con aprensión.)
GOLO: ¿Tú también tienes miedo?
CHARLIE: (¡No!) (Se acerca a GOLO, mira el cañón de la pistola.
Saluda y hace ademán de salir.)
GOLO: Espera. Mira, yo apunto, disparo, la bala sale. Tú haces:
¡Am!, atrapas la bala con la boca y la escupes en el plato. No
es muy difícil.
CHARLIE: (Estudiando la jugada.) (La bala sale de aquí (de la
pistola), entra por aquí (por su cuerpo)... y sale por aquí...)
GOLO: No. Así estás muerto.
CHARLIE: (Entonces no. Adiós.)
GOLO: (Obligándolo a ir hacia la silla.) Si te mato te doy mil marcos.
CHARLIE: (Ah, entonces nos entendemos.) (Sube a la silla.)
GOLO: (Mira hacia el palco.) Muy bien, abre la boca.
CHARLIE: ¡Aaaah!
GOLO: (Apuntando.) Uno...
CHARLIE hace ver que ha oído reír a alguien del público. Baja de la
silla y le ofrece el plato a un espectador, como diciéndole: “Si te
parece tan divertido, toma, hazlo tú.”
76
CHARLIE sube a la silla. Sostiene el plato. Abre la boca.
CHARLIE dice que no. Quiere irse y llevarse a GOLO con él.
77
CHARLIE se gira, simula un susto, hace caer la bala de su boca.
Rápidamente trata de atraparla. Se le cae al suelo. Se lanza tras de
ella para que Krauss no la vea. Para disimular ante Krauss mima la
acción de nadar. Sube a la silla y se vuelve a lanzar como si lo
hiciera desde un trampolín. Finalmente encuentra la bala y se la
introduce en su boca. GOLO le hace subir de nuevo a la silla, le da
el plato y vuelve a su lugar. Se prepara para disparar. Apunta. De
repente, CHARLIE levanta los manos, como si estuviera detenido,
dejando caer el plato al suelo. GOLO, furioso, va a buscar otro plato
y se lo da.
78
CHARLIE: ¡Uuggg! (Hace gestos de quien se atraganta. Hace ver
que se ha tragado la bala. Se agacha, se levanta, se da
golpes en el pecho, gira sobre la silla, se agarra el cuello...)
GOLO: (Sin hacerle caso ya.) Dos...
79
ESCENA 16
Una luz extraña permite ver que GOLO está en el suelo. KRAUSS
se acerca y le ofrece una silla. GOLO se levanta con dificultad y
hace ademán de sentarse. KRAUSS le retira la silla. GOLO cae al
suelo. (Se oyen risas, con un sonido extraño, distorsionado, que, a
lo largo de la escena, se van repitiendo en cada “gag”.) KRAUSS le
ofrece de nuevo la silla para volver a retirarla después. Se repite el
juego otra vez pero GOLO ya no se levanta. CHARLIE 2 se le
acerca y le pasa un algodón por la frente. KRAUSS ata unos globos
en el cuello de GOLO. GOLO se eleva, como si estuviera colgado.
Se ahoga visiblemente, saca la lengua. KRAUSS observa el efecto.
CHARLIE 2 sube a la silla y revienta los globos. GOLO cae al suelo.
KRAUSS hace que GOLO suba a la silla. Le hace sostener un plato
en las manos, bajo la barbilla. Se aleja y saca una pistola. Apunta y
dispara. GOLO cae al suelo violentamente. KRAUSS sale.
CHARLIE 2 recoge el plato y escupe en él una bala que llevaba en
la boca. Espera el efecto: que GOLO se levante. Como no lo hace,
CHARLIE 2, sorprendido, coge la bala y vuelve a escupirla en el
plato. GOLO no se mueve. CHARLIE 2 deja el plato y toca unas
notas en la concertina. El resultado es el mismo: GOLO no se
mueve. Finalmente, CHARLIE 2 coge la silla y sale arrastrándola,
con paso cadencioso y vacilante.
80
ESCENA 17
Pausa.
81
KRAUSS: Pronto...
CHARLIE: ¡Scheisse! ¡Ya estoy harto de medias respuestas!
KRAUSS: ¡Muy bien! ¡ Entonces, toda la verdad!
CHARLIE: ¡Dígame dónde está Witzi!
KRAUSS: ¡No lo sé! ¡Ni me importa! ¿Quiere más verdad? Si quiere
encontrarlo, búsquelo sobre los sembrados, en los anillos de
oro que vea, en las pastillas de jabón con que se lava las
manos. ¿Tiene más preguntas?
CHARLIE: Usted es un monstruo, es inhumano.
KRAUSS: ¿Tiene más preguntas?
CHARLIE: Si me permite, debo salir a actuar... Y antes quisiera
hablar con mi mujer...
KRAUSS: Debe estar preparando el equipaje. (Por la reacción de
sorpresa de CHARLIE.) A la Gestapo no se le puede ocultar
nada.
CHARLIE: Yo... me enfriaré aquí.
KRAUSS: De manera que esta noche quiere hacer su última
función. Cuando el barco se hunde, las ratas son las primeras
en saltar al agua. Se lo hemos dado todo, señor Rivel. ¿Así
nos lo quiere pagar?
CHARLIE: Yo... estoy agotado. De tantas cosas que he sabido, de
todo lo que he oído, de todo lo que he visto...
KRAUSS: Podría irse... Pero me podría resultar imposible creer que
usted no tuvo nada que ver en este asunto.
CHARLIE: ¿Qué es lo que quiere?
KRAUSS: (Amargo.) A usted tampoco lo vi reír.
CHARLIE: No lo recuerdo.
KRAUSS: Quiero que me diga... si alguna vez le hice reír.
82
KRAUSS: Aún puede hacerlo.
CHARLIE: ¿Qué?
KRAUSS: Si es que desea irse.
CHARLIE: ¿Hacer qué...?
KRAUSS: Tan sólo ha de reír conmigo.
CHARLIE: ¿Quiere que ría así...?
KRAUSS: Ahora.
CHARLIE: De acuerdo, estoy dispuesto a reír. Ya puede empezar.
KRAUSS: ¿Qué quiere decir?
CHARLIE: Haga algo para que ría y reiré.
KRAUSS: Pero... ¿Aquí...?
CHARLIE: Ahora.
83
Pausa.
84
ESCENA EPÍLOGO
CHARLIE: ¡Uuuuh!
Oscuro.
85