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30

(Narra Dante Weiss)

- ¡Habla maldito hijo de perra! - Le bramé por segunda vez a Iván. La maldita lista de alumnos no
mostraba a nadie sospechoso, la mayoría eran miembros de la manada que habían vuelto a Green
Cold. El resto eran los de nuevo ingreso y eran alumnos del pueblo, no había nadie que viniera de
fuera. ¿Qué más podía hacer? Iba a matar a Iván, esa era mi única manera de hacerlo hablar. Tuve
que obligarme a llamar a alguien para detenerme. Carter llegó unos minutos después.

Tenemos que pensarlo más, Dante. - Me pidió cuando estuvimos alejados de Iván. El infeliz estaba
sonriendo cuando salí y no paraba de preguntar la fecha.

Estoy comenzando a cansarme,

Carter. Lo quiero muerto.

Bien. Mátalo. Pero si lo haces no esperes averiguar quién es su cómplice. - Guardé silencio. Eso era
la jodida verdad.

-¿Entonces que propones? - Escupi ya fastidiado de todo aquello.

- Déjame hablar con él. - Yo dudé pero quizá era una buena idea, así que al final accedí.

De acuerdo. -

Carter entró y yo quede afuera, escuchando todo.

- Iván Müller. - Dijo mi amigo a modo de saludo, aunque su tono de voz era frio.

- ¿Tú eres el lobo que marqué? - Carter


apretó los dientes para contenerse, funcionó. Él no iba a caer en las provocaciones de ese imbécil.
- ¿Por qué mataste a tu anterior compañero?

Sencillo. El idiota no quiso matar a dos mujeres y un anciano. Dijo que era demasiado para él. Así
que si no iba a hacer su trabajo, mejor que no me estorbara. - ¿De dónde los sacaste? - Iván
guardó silencio. -Descubrimos que era un ruso.

Sí. Lo era. En ese país se supone que encuentras a los mejores mercenarios, pero resultó una
verdadera estafa.

Entonces tu nuevo "mercenario" no es ruso.

Iván se carcajeó. Carter le estaba sacando información sin que él se diera cuenta.

- Te voy a decir algo...Carter. - Iván hablaba con un tono despectivo. - Tienen el tiempo contado.
Mi "mercenario" matará a alguien en específico en cierto tiempo. Deberían darse prisa.

Sabes Iván...Creo que ya sé quién podría ser tu mercenario.

- ¿Ah, sí?

Sí. Está en la escuela, ¿no? - Hubo un silencio entre ambos. -¿Un nuevo profesor? ¿Un cocinero? O
mejor... ¿Un intendente?

Uno minuto más tarde Carter salió triunfante. Me guío fuera de la bodega y comenzó a dar
pequeños saltos mientras levantaba los puños. Vaya mierda tan mas afeminada estaba
presenciando.

- Su cara me lo dijo todo. Su mercenario trabaja en la escuela. Debemos averiguar quiénes son
nuevos trabajadores en el instituto.

- Yo me encargó. - Tomé el teléfono y la voz temblorosa del director respondió.


- ¿Sí? -¿Quiénes son nuevos empleados en el instituto?

El hombre carraspeó dos veces intentando controlar su voz.- La señorita Lauren de cocina, el señor
Wilson de intendencia, el señor Sanders de la oficina de consejería y la señora Ramírez, profesora
de Español.

Gracias. - Dije y colgué.

Carter había escuchado todo pero su expresión me decía que algo no le parecía. — ¿A caso dijiste
gracias?

- ¿Qué? - Pregunté frunciendo el ceño.

- Es que dijiste gracias.

Lo pensé y me di cuenta que si lo había hecho. -No es verdad. Pero no iba a aceptarlo, ¿yo? ¿Dante
Weiss dando las gracias a cualquiera? Eso jamás.

Esa noche Carter se quedó para hacer guardia y a la mañana siguiente yo vigilaría a Iván y el iría a
las clases para encontrar al mercenario. Annie se quedaría en casa de Carter con su abuelo. A Bree
nadie pudo convencerla de quedarse, ella quería ir con Carter.

- ¿Qué día es hoy? - Preguntó Iván alzando la voz para que yo lo escuchará. Lo ignoré pero siguió
gritando la misma pregunta una y otra vez. Entré para hacerlo callar de un golpe pero su rostro
lleno de satisfacción me hizo darme cuenta que algo no estaba bien.

- Lunes 15- Le respondí y apreté los puños.

Deberías darte prisa, Dante. Hoy es el día. - Le solté un golpe lo suficiente fuerte para dejarlo
inconsciente. Y salí de ahí lo más rápido que pude. Llamé a Carter y a Bree pero ninguno
contestaba. Ya no tenía duda de que algo había salido mal. Y en se momento solo deseé haber
cambiado de lugar ese día con Carter...Ojala lo hubiera hecho.
30.1

(Narra Carter Travers)

Bree tienes que irte. - Le solté por tercera vez cuando se rehusó a volver con la manada.

- No.- Me di a vuelta y la pare en seco. Bree se veía hermosa como siempre, llevaba sus jeans,
botas largas café y una blusa blanca de manga larga. El cabello se le agitaba por el viento, un
viento que anunciaba el final del invierno. Deseaba que todo esto terminara pronto para invitarla
a un lugar más cálido, hace algunos años viví en un pueblo cercano a una playa. Quizá Bree
quisiera ir conmigo ahí.

- Entiende que es peligroso, Bree.

Por eso mismo voy contigo. - Tenía esa mirada de terquedad y decisión en la cara. Iba a ser
imposible detenerla.

De acuerdo. -Dije mientras suspiraba y me pasaba la mano entre el cabello. Llamé a Dante y le
informé sobre que Bree iría conmigo. No queríamos exponer a nadie de la manada, así que
estábamos trabajando solos.

Las clases comenzaron como de costumbre, Bree miraba con ojos atentos a nuestros sospechosos,
tuvimos clase con la profesora de español, la señora Ramírez. Se veía muy sospechosa, salimos de
la clase y ambos acordamos en que ella estaba en la lista.

- Iré a consejería. - Me dijo Bree.

- ¡No! - El gritó se me salió. Estábamos en el pasillo, Bree guardaba sus cosas en el casillero, y
varios alumnos nos miraron luego de que yo hubiera llamado su atención. Baje la voz y me
acerqué a ella. - No te dejaré ir sola.
Entonces vamos ambos, tu espera afuera y yo hablaré con él.

- ¿No podríamos entrar los dos? - Pregunté mientras jugaba con las manos. Me ponía ansioso que
ella estuviera sola y más, si estaba sola con un sospechoso.

- ¿Cómo podríamos entrar los dos? - Yo negué con la cabeza pero mientras ella cerró su casillero
una sonrisa le apareció en el rostro. - Vayamos a pedir una consejería de pareja.

Acudimos con ese pretexto durante la tercera hora, el señor Sanders no hizo pasar a ambos pero
tras 15 minutos de charla nos quedó claro que él no era a quien buscábamos. Era un hombre de 40
años, tenía una licenciatura en psicología y había tomado cientos de seminarios de variados tipos.
Le tomó más de 30 minutos comenzar a hablar de nuestro supuesto problema de pareja. Salimos
de ahí aturdidos de tanta charla, ese hombre hablaba hasta por los codos.

- Él no es. - Dijo Bree.

- No, no es.

La campana sonó anunciando el almuerzo. Ambos teníamos hambre así que fuimos a la cafetería,
Bree se sentó en una mesa y yo fui a la fila para conseguir algo de pasta y pan. Mientras estaba en
la fila observé al intendente nuevo. Estaba trapeando... Muy cerca de Bree. El instinto me hizo salir
de la fila y acercarme a Bree a toda prisa, el hombre llevaba un gorro en la cabeza y no se movía
del lugar. Susurré para que solo Bree pudiera escucharme.

Bree, el hombre atrás de ti. Es Wilson. - Ella se enderezó despacio y se puso en pie, pero cuando
trato de girar parar mirarlo él se lo impidió y puso una mano sobre el respaldo de la silla. Llegué a
la mayor velocidad posible.

Señorita, no arrastre la silla por favor, acabo de limpiar aquí. - Fue lo que dijo. Yo ya estaba frente
a ella y el hombre dio un respingo. Yo me reí nervioso. Solo fue un susto. El hombre siguió
trapeando y pronto se alejó de nosotros. Bree me hizo sentar en la silla a su lado y me puso un
mano sobre el hombro.
-Yo creí que el...- Dije con una voz temblorosa. El miedo de que algo le ocurriera a ella era
demasiado. - Lo sé. - Su tono era de calma cuando me dedicó una mirada que me tranquilizó. -
Pero no pasó nada.

El resto ocurrió demasiado rápido. Tanto que me sentí como un idiota. Solo quedaba alguien más
en la lista, fue muy tarde para cuando lo noté. Mi mirada viajó al frente, y ahí estaba, una dulce
señorita Lauren, la mujer que servía el almuerzo le apuntaba a Bree con un arma. Los disparos se
escucharon y solo tuve tiempo de ponerme frente a ella para cubrirla. Recibí los disparos, uno tras
otro. Perdí la cuenta luego de 4. No supe cómo ni cuando llegué al suelo. Bree me gritaba pero yo
no escuchaba nada, apenas podía verla. Mis sentidos estaban aturdidos, mi olfato solo captaba el
olor de mi propia sangre, mi vista estaba viendo todo con un brillo indescriptible. Sentía que lo
que estaba a mi alrededor estaba empapado...Iba a morir, lo haría. No podría salvarme de eso ni
siquiera como un hombre lobo.

Poco a poco mi vista y oído mejoraron solo un poco, lo suficiente para darme cuenta de que Bree
lloraba con fuerza, estaba arrodillada junto mí y su hermosa blusa blanca ahora era roja. Con todas
las fuerzas que me quedaban articulé una pregunta.

-¿Estas...Bien?

- ¡Sí, sí, sí! ¡Estoy bien! - Gritó desesperada. - ¡Carter, por favor, no cierres los ojos! ¡Por favor!

La cabeza me daba vueltas, sentía que me sumía en un sueño muy profundo. Solo quería escuchar
algo de los labios de Bree, era lo único que quería. Lo único.

Bree...- Dije en un hilo de voz.- ¿Tú me quieres?

El tiempo se escapaba y Bree no respondía.

Carter yo...- Habló pero supe sin terminar de escucharlo cual era la respuesta. Todo se volvió
oscuro, y sentí como si me colocaran sobre una manecilla de un reloj, después aceleraron el
tiempo hasta que llegó a detenerse, se frenó en seco y finalmente se rompió. Al igual que mi
corazón. Todo terminaba para mí.

31
(Narra Bree Mond)

- Carter. - Susurré en cuanto lo pude ver finalmente. Su rostro estaba pálido, tanto que me
recordaba a la nieve que cubría Green Cold en invierno. Odiaba eso, no soportaba verlo así. Se veía
tan apacible, su cabello negro y fino le cubría la frente, sus ojos estaban cerrados y unos círculos
morados se dibujaban sobre ellos. El único movimiento que había era el de las maquinas que lo
mantenían con vida. Antes de que dijera algo más Dante entró por la puerta, y mi prima apareció
justo detrás de él.

Bree. Me llamó Annie y no pude hacer otra cosa que desplomarme en sus brazos. - Estoy aquí,
estoy aquí.

Las lágrimas ya no salían, estaba seca de tanto llorar. Pero el dolor seguía latente en mi pecho.
Estaba mal y no podía ocultarlo, Carter me había protegido y ahora se debatía entre la vida y la
muerte...Por mí. Los doctores no me permitían verlo, pero una llamada de Dante fue suficiente
para que me dejaran entrar. Habían decidido mantenerlo aislado y bajo el cuidado de solo cierto
personal, el doctor que lo atendió estaba asombrado de que el aun siguiera con nosotros.
Tuvieron que pagarle una cuantiosa suma para mantenerle la boca cerrada, y que no hablará
sobre ciertas cosas respecto a Carter.

- Vayan a casa, Annie. - Habló Dante con una voz rota. Levanté mi mirada y aun estando rodeada
por los brazos de Annie vi la expresión de Dante. Sufría.

¿Qué hay de la mujer? - Pregunté, y cuando lo hice sentí que mi cuerpo se comenzaba a
descontrolar. La quería ver muerta.

Cuando intentó escapar de la escuela la detuvieron. Los otros chicos de la manada la atraparon.

- Quiero verla muerta. - Exclamé. Mi prima me separó despacio de ella y pude verlo en su mirada.
No estaba de acuerdo pero una parte de ella también quería que pagara.

- No hace falta. - Dijo Dante. Yo fruncí el ceño, ya que no comprendía de lo que hablaba. en su
celda. Unas horas más tarde se colgó
- ¿Qué? - Preguntamos a coro Annie y yo.

Hablé con ella antes...Iván jugó con ella, le prometió un falso amor a cambio de su ayuda. La
engañó y cuando le dije que él ya estaba muerto...Bueno, ella se suicidó.

Hubo un silencio. En verdad Iván estaba dispuesto a todo para obtener su venganza. ¿De verdad
está muerto? - Le preguntó Annie. El negó con la cabeza. - No. Solo mentí, no creí que ella hiciera
algo así.

Dante...- Annie dejó escapar un suspiró. Le preocupaba que Dante estuviera pasándola aún más
mal.

Cuando estuvimos en la cabaña me sentí extraña. El lugar se sentía vació, al poner un pie en la
escalera pude escuchar claramente la voz de Carter. "Hola, Bree" Era lo que escuchaba cada vez
que bajaba por las escaleras y él ya estaba sentado en el comedor con los demás, en ese momento
lo extrañaba. Subí con pesadez los escalones, entré a mi habitación y tomé mi toalla. Iba a ny
darme un baño. Desde el día de ayer seguía con la misma ropa. No quise moverme de la sala de
emergencias y tampoco poner un solo pie fuera del hospital. Me saqué la blusa y cuando la miré
mis manos temblaban con fuerza. La sangre tiñó con violencia el lienz blanco.

Me miré al espejo y tenía más sangre... En el cabello, el cuello, las mejillas. Entré en la ducha y el
agua me empapó por completo. Pude ver como por la coladera se iba un remolino rojo carmesí. El
agua se lo estaba llevando todo. Me senté y abracé mis rodillas. Escondí el rostro y cerré los ojos
con fuerza. Cuando lo hice pude revivir ese momento, Carter cubriéndome con su cuerpo y
recibiendo los disparos. Desde el principio iba a ser yo, no él. Si no hubiera sido una estúpida
necia...Si lo hubiera escuchado cuando me dijo que no fuera.

- Maldita estúpida. - Me dije mientras me golpeaba con fuerza las piernas. Estaba desesperada. Ni
siquiera había tenido el valor para responderle. Si el no despertaba...

Un gritó ahogado se me escapó del pecho y seguido de eso unos sollozos incontrolables. Escuché
los pasos apresurados de Annie por las escaleras, unos segundos después golpeó la puerta del
baño.

- ¡Voy a entrar, Bree! - Yo no podía parar de sollozar. Annie cerró la llave del agua y me cubrió con
una toalla. Se acuclilló junto a mí y esperó a que pudiera articular alguna frase.
- Annie. - Comencé luego de un par de minutos. Por mi culpa Carter va... - ¡No! - Me interrumpió
en seco. - Él no va a morir.

Guardé silencio y Annie me ayudó a ponerme en pie. Deseaba con todas mis fuerzas creer en esas
palabras. Quería poder cambiar de lugares con Carter. Sabía que si el permanecía cerca de mí
cosas malas le sucederían. A la gente mala como yo le ocurren esas cosas...Carter es bueno, el no
merecía que eso le pasara. Todo era mi culpa. Esa noche apenas pude dormir, cada vez que
cerraba los ojos lo veía a él, y la pregunta que me hizo se repetía una y otra y otra vez. "¿Tú me
quieres?"

31.1

(Narra Dante Weiss)

Había sido un jodido día. Lo más difícil aparte de ver a Carter en ese estado fue decirle a su familia.
Su padre y su hermana no me dijeron nada, aun cuando yo deseaba que lo hubiera hecho. Si no lo
hubiera involucrado en esto, todo estaría bien, seguramente a esta hora estaría tomando el
desayuno con su padre y su hermana. Ellos se fueron en la noche y yo me quede aquí toda la
madrugada. La luz era aún muy tenue y apenas entraban algunos rayos de sol por las ventanas.

- No hay posibilidades de que el despierte. - Había dicho el doctor que atendía a Carter. - Lo más
recomendable es desconectarlo.

Cuando esas palabras salieron de su boca, Elena ahogó un gritó mientras su padre la aferraba con
fuerza. Yo tomé al doctor por el cuello de la bata y lo levanté.

- No hará ni una mierda a menos que yo lo diga. ¿Le quedo claro? - El hombre asintió y cuando lo
solté se alejó unos cuantos pasos. Luego se dio la vuelta y salió por donde entró.

-¿Esta consiente del costó? - - El padre de Carter pronunció la pregunta con visible dolor.

No voy a desconectar a Carter. - Les dije. - Y no quiero obligarlos a obedecer esa orden. Solo
necesito de su apoyo. despertar. Lo hará. Él va a

Mi hermano...- Comenzó Elena. - Él es fuerte, solo confía en el, papá.


El hombre frente a mi estaba con la vista clavada en su hijo, se acercó a él y le habló. - Asegúrate
de volver pronto, hijo.

Ambos se fueron luego de insistiera en irse a descansar. Entonces me que les quedé con Carter.
Todos vinieron a verlo, la manada entera, Konrad, Dania, el anciano Elliot. Y Bree, Bree no podía
estar mucho sin venir a verlo. Pero jamás le hablaba, aun cuando una enfermera nos dijo que era
bueno hablarle. Annie venía y charlaba a diario con él, le contaba sobre las clases y sobre los
chismes de la escuela. Le dijo que todos lo veían como un héroe y que en el instituto habían
puesto un área especial para dejarle notas y cartas. Annie le leía todas y cada una de ellas. Muchas
de sus fans vinieron también a verlo. Pero a nadie más se le permitió estar con él por demasiado
tiempo. De ese modo lo días pasaron, primero una semana, luego, dos... Después un me completo
y Carter no volvía. Los ánimos estaban decaídos, ir a la escuela era algo aburrido y triste, en
especial para Bree, que ahora estaba sola todo el tiempo, apenas y comía o hablaba. Después de
clases iba al hospital y se quedaba ahí hasta que anochecía. Todos tomábamos turnos, nunca
quisimos dejarlo solo. Yo no sabía si hablar con ella sobre lo que dijo Iván, ella estaba demasiado
mal como para que ahora yo la jodiera preguntando sobre su “padre". Había decidido que si era
real, si ella era mi familia... No iba a odiarla por los crímenes de alguien más.

En cuanto Iván... Hice algo de lo que no estoy orgulloso, pero no podía hacer más. El me dejo muy
en claro que no iba a cambiar sus intenciones y gozó al saber que Carter estaba en coma. Un coma
del que muy difícilmente despertaría.

Espero que tu amigo se pudra en esa cama para siempre. Estuve a punto de darle una golpiza
nuevamente. Pero opté por dejar que el mismo terminará con todo.

Nunca saldrás de aquí, Iván. Tú eres el que en realidad se va a pudrir aquí, para siempre. - Le aflojé
las cadenas y antes de salir le mostré el arma con un solo tiro. - Esta puerta se cerrará y jamás se
abrirá. No mientras estés vivo, tú decides como vas a morir. — Arrojé el arma a sus pies y salí de
ahí mientras escuchaba su risa enferma. - Salúdame a tu padre.

Tras decir aquello su risa se tornó en un grito desgarrador, lleno de rabia e impotencia. Cuando me
alejé otros pasos más escuché el tiro. Iván acabó con su propia vida. Un secreto que me llevé a la
tumba. Annie nunca más me preguntó sobre él, Bree lo hizo solo una vez y cuando negué con la
cabeza ella comprendió que él no sería un problema jamás. Todo terminaba. Ya solo nos restaba
esperar por Carter. Una tarde mientras estaba a solas con el recordé algo. Carter estaba en la
cabaña desayunando, yo me levanté de la mesa y deje el teléfono sobre ella. Carter hizo una
llamada, pero se había equivocado y marcó mi número en vez del que en realidad quería. Cuando
vio su nombre en mi teléfono hizo una especie de drama.

- ¿Cartera de mujer? - Giré despacio y vi como Annie ahogaba una carcajada. Una que Bree no se
aguantó. —¿Me guardaste como "cartera de mujer"?

- Ya, Carter. Le dijo Bree. - No es para tanto.

- ¡No! - Carter se levantó de golpe y me llevó el teléfono hasta el fregadero. - Cambia el nombre.

- ¿Ahora me das órdenes? - Él se inclinó un poco pero siguió en las suyas.

Mi nombre es muy masculino y me gusta. No quiero que me guarden como Cartera de mujer.

Tú habías puesto un jodido corazón. Le dije y él se defendió.

Un corazón es una muestra de cariño.

- Una muestra que solo le doy a Annie.

- La miré y le guiñé un ojo. Ella se sonrió y siguió comiendo.

- ¡Cámbialo! - Gritó mientras agitaba el teléfono.

- No.- Y esa fue mi última palabra.

Ahora me arrepentía. Me saqué el teléfono del pantalón y abrí los contactos. -

Mira, ahora estas como Carter y un emoji de lobo gris.


El seguía igual, no se movía y cada día que pasaba se veía más débil, más delgado...

más lejos.

Amigo...- Dije mientras los ojos me picaban. Malditas lágrimas de mierda. - Si despiertas haré algo
mejor. Te juro que si tengo un hijo le pondré tu nombre. Solo vuelve con nosotros.

Guardé silencio con la esperanza de verlo despertar, pero Carter no abrió los ojos.

32

(Narra Annie Rowan)

Los días pasaron como agua en el rio, pero nuestro rio era uno muy turbio. Nadie estaba feliz y
todos temíamos por Carter. Yo no quería perder las esperanzas pero cada dia parecia que Carter
nos dejaba más y más. Ver a Bree me partia el corazón, todas las tardes después de clases iba al
hospital, se quedaba sentada a su lado, haciendo sus deberes, mirándolo o haciendo cosas para él.
Una tarde llegué y la encontre rasurándolo, la visión que tuve me rompió el corazón, mi prima
tenia la expresión más triste que jamás había visto. Su mirada estaba vacía y su tenue bronceado
había desparecido, su piel se tornó grisácea y sin vida, al igual que toda su persona. Habia dejado
de comer y como consecuencia perdió mucho peso. Era como si ella también quisiera irse con
Carter. Bree no se percato de mi presencia y siguió cortando con la cuchilla la poca barba que
tenia Carter.

-Bree...- La llamé en un susurro, ella solo levantó un poco la vista y asintio despacio para continuar
con su tarea. Yo me acerqué y me senté en una de las sillas que habia cerca de la cama de Carter.
Noté como las manos de mi amigo estaban mucho más delgadas, mirarlas me produjo un vacio en
el estómago, Carter se veia más como un muerto. Tienes que parar.

-¿Parar qué? - Bree apartó la cuchilla y con mucho cuidado retiró los restos de espuma de la
barbilla de nuestro Carter.
Asustada de su expresión tan sombria me levanté y me acerqué a ella. La tomé de ambas manos y
no pude evitar derramar lágrimas.

-No quiero perderte a ti también, Bree. - Ella suspiro y apartó su mirada de la mia. - Se lo que
intentas.

-Ah, sí? ¿Qué intento? También quieres irte. Bree, no puedes hacer eso. Sé que quieres unirte a
Carter.- Ella guardo silencio. - Has dejado de comer, Bree. Cada dia te ves peor. Estas más débil,
más alejada de todos... No hagas esto. Carter no lo querría.

-Entonces que despierte y me lo diga el.-Sus palabras resonaron por todo el cuarto como una
declaración. Sin embargo, Bree no pudo más y uno sollozos salieron de su pecho. – Que despierte
y me lo diga...Que despierte.

Repitió una y otra vez...

Cuando Elena llegó, Bree tomó sus cosas y salió. Aún era incapaz de mirar o hablar con la hermana
o el padre de Carter. Supuse que solo se sentia culpable, por eso evitaba cualquier contacto con
ellos.

- Hola, Annie. - Me saludó Elena. - Aún no puede ni vernos, ¿cierto? - Me dijo una vez que Bree se
había ido por completo.

Por favor disculpala.

-No es necesario, ella no hizo nada. Y a decir verdad, estoy muy agradecida por todos los cuidados
que le da a mi hermano. Ni mi padre ni yo la culpamos.

32.1

(Narra Annie Rowan).


Esa noche en la cabaña la cena transcurrió como siempre, en total silencio. No hablábamos ya que
nadie tenia ganas de decir algo. Mi abuelo también iba a menudo al hospital. El realmente
apreciaba a Carter, siempre dijo que él era un muchacho alegre y lleno de vigor, ademas de
educado y amable. La cena terminaba y yo salia con Dante a caminar por el bosque. Una noche él
me confesó el terrible sentimiento de culpa que lo atormentaba, al igual que Bree, creia que era su
culpa, por haberlo involucrado.

-No es culpa de nadie, Dante. - Le dije en un intento por aliviar su dolor, pero eso era imposible.
No podía hacerlo cambiar de idea, dijera lo que dijera.

-¿Como pude hacerle eso, Annie? ¿A mi mejor amigo?

Exclamo mientras se llevaba las manos a la cabeza. Yo me puse de puntillas para intentar acercar
mi rostro al suyo. Lo tomé entre mis manos y lo hice mirarme, solo asi pude notar como sus
hermosos ojos verdes estaban cubiertos por una fina capa cristalina. -Tenemos que confiar en que
el volverá. - Dante me estrecho con fuerza y ocultó su rostro sobre mi hombro. Lo único que pude
hacer fue aferrarme a él mientras le susurraba. - Todo estará bien.

Una noche tuve un sueño muy extraño, extraño pero hermoso. En el yo estaba caminando por los
bosques de Green Cold, era un paseo habitual y tranquilo. La nieve caia con dulzura y a cada paso
que daba todo el bosque cambiaba, pasó de estar nevado a estar seco y lleno de hojas, como se
veía en otoño. Luego el viento levantaba las hojas y se las llevaba para dejar lugar a un bosque
verde y lleno de mariposas, cientos de a******s se asomaban de entre los árboles. Otro paso más
y los a******s se fueron despacio, y entonces a mis espaldas escuché zancadas y pasos. Cuando
giré me topé con ellos. Ese lobo enorme y blanco, seguido de un pequeño lobezno del mismo
color... Corrian el uno tras el otro y al cruzar por mi camino se detuvieron para restregarse sobre
mis piernas, me saludaban. El pequeño lobezno no era otro que Dan...Mi pequeño Dan. Me incliné
y le acaricié la cabeza, era suave y calido, tal cual lo recordaba en mi infancia. Siguió su marcha y
desapareció entre la espesura del bosque, senti entonces una fresca brisa, cerré mis ojos para
sentirla y el sonido de una voz que amaba me hizo abrir los ojos de golpe, era mi abuela y no venia
sola, Daniel estaba con ella. Corri hasta ellos y me fundi en un abrazo que quise que jamás se
acabara. La abuela se separó de mi y Daniel me sonrió con ternura, como siempre lo hacia. Las

lágrimas se me escaparon, estaba feliz... No importaba si era un sueño. Podia sentirlos otra vez.

-Cariño.- Hablo mi abuela.-El verano está aqui. ¿No crees que es lindo?
Miré a mi alrededor observando el verde de los árboles, de la hierba, sintiendo la brisa fresca.

- Es lindo.

La abuela se acercó para darme otro abrazo y susurrarme algo en el oido que me dejo
sorprendida. Daniel me tomo de la mano y deposito sobre mi palma un beso. Y me quedé de
piedra cuando escuché una voz proveniente de sus labios..

- Nos veremos después mi querida, Annie.

- Daniel... tu. Su sonrisa me hizo callar. Lo abracé con fuerza y cuando me separé, él y la abuela
comenzaron a avanzar.

- Adiós...-Susurré y los vi desaparecer. Abri mis ojos y en voz baja repeti las palabras de mi abuela.
- Despierten al lobo de verano.

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