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Microorganismos Bacterianos

Las bacterias son componentes biológicos unicelular típicamente


caracterizados por presentar un tamaño que oscila entre 0,5 a 5 nm de
diámetro y corresponde con aspectos procariotas a nivel nuclear.

Asimismo, las bacterias de un modo distintivo a los virus casi no


presentan elementos intracelulares y su acido nucleico también es poco
diferenciado, además, las mismas juegan un papel fundamental en
la naturaleza y en el hombre debido a que su presencia de una flora bacteriana
normal es indispensable para el correcto mantenimiento de ciertos territorios
orgánicos.

Componen Estructurales

1. Pared Celular: Estructura rígida presente en la mayoría de las


bacterias, se sitúan por fuera de la membrana citoplasmática. Es una
estructura vital para las bacterias que las poseen. Si ésta se destruye o
se impide su formación, la célula pierde su viabilidad.

El peptidoglicano, principal constituyente de la pared celular, es un


polímero constituido por unidades repetidas del monómero formado por:
o Dos derivados de carbohidratos.
o N-acetil Glucosamina.
o N-acetil Murámico

2. Capsula: Es una envoltura externa, ubicada por fuera de la pared


celular, mucosa, que forma un gel que se adhiere a la célula. Es una
estructura variable que la pueden producir tanto bacterias Gram
positivas como Gram negativas. Le confiere a la bacteria resistencia
frente a la fagocitosis y adherencia a superficies.

3. Membrana Plasmática: Rodea el citoplasma de las células procariotas


y eucariotas, contiene tanto proteínas como lípidos. Presenta diversas
funciones como:
 Servir como barrera permeable.
 Funcionar como límite mecánico de la célula.
 Sirve para el transporte de nutrientes y residuos.
 Sirve para la realización de muchos procesos metabólicos
(respiración, fotosíntesis).
 Detecta señales ambientales quimiotácticas.

4. Citoplasma: Presenta un aspecto viscoso, y en su zona central


aparece un nucleoide que contiene la mayor parte del ADN bacteriano.
También contiene vacuolas (gránulos que contienen sustancias de
reserva) y ribosomas (utilizados en la síntesis de proteínas).

5. Flagelo: Los flagelos son filamentos largos, delgados, helicoidales, de


longitud y diámetro uniforme. Son responsables de la motilidad de las
bacterias.

6. Fimbrias o pilis: Las fimbrias son estructuras filamentosas proteicas


similares a los flagelos en su composición y morfología, pero no
participan en la motilidad y son menos abundantes y más cortas. Es una
estructura variable que la poseen algunas bacterias.

Las fimbrias o pilis comunes se relacionan con la adherencia de las


bacterias a superficies inertes o vivas. De gran importancia en este
sentido es la adherencia específica que presentan muchas bacterias a
determinados epitelios, jugando un papel fundamental en la
colonización. Esto se debe a que las fimbrias encuentran en las células
epiteliales receptores específicos para ellas

Clasificación de los Fármacos

Antimicrobianos

Un fármaco antimicrobiano ideal presenta toxicidad selectiva. Este


término implica que el medicamento es dañino para las bacterias, pero no lo es
para el huésped. En muchos casos, la toxicidad selectiva es relativa, más que
absoluta, e implica que el medicamento puede dañar a la bacteria en
concentraciones tales que pueden ser toleradas por el huésped.

La toxicidad selectiva puede ser la función de un receptor especifico que


se requiere para interactuar con el medicamento, o depender de la inhibición de
los fenómenos bioquímicos que se llevan a cabo en la bacteria o que son
esenciales para este pero no para el huésped.

Aun no se ha comprendido de todo el mecanismo de acción de gran


parte de los medicamentos microbianos. Sin embargo, se puede decir que los
fármacos antimicrobianos se clasifican de la siguiente manera:

1. Inhibición de la síntesis de la pared celular.

2. Alteración de la permeabilidad de la membrana celular o en el trasporte


activo a través de dicha membrana.

3. Inhibición de la síntesis proteica (por ejemplo inhibición de la


transducción y trascripción de material genético).

4. Inhibición de la síntesis del ácido nucleico.

Principales Agentes Bacterianos a Atacar

Las bacterias gram negativas presentan 2 membranas lipídicas (una


externa y otra citoplasmática) entre las que se localiza un fina pared celular de
peptidoglicanos, mientras que las bacterias gram positivas presentan solo una
membrana lipídica y la pared de peptidoglicanos es mucho más gruesa. Por lo
tanto, los fármacos antimicrobianos atacan o destruyen con mayor rapidez y
eficacia a las bacterias gram positivas debido a que la membrana externa que
presentan las bacterias gram negativas las protege de varios antibióticos,
colorantes y detergentes que normalmente dañarían la membrana interna o la
pared celular de peptidoglicano; proporcionándole a dichas bacterias
resistencia a la lisozima (enzima presente en las lágrimas y la saliva en donde
actúa como una barrera frente a las infecciones)  y a la penicilina
Fàrmacos inhibidores de la síntesis de la pared celular bacteriana.

Forman parte de este grupo los antibióticos B-lactamicos (penicilinas,


cefalosporinas, carbapenemes y monobactamicos), la bacitracina, la
cicloserina, la ristocetina y la vancomicina.

 B-lactámicos

Los antibióticos B-lactámicos son una importante, usada y amplia clase


de antibióticos incluyendo básicamente cualquier agente antibiótico que
contenga un anillo B-lactámico en su estructura molecular. Un anillo
Betalactámico, también llamado penam es una estructura Lactámica con un
anillo heterocíclico que consiste en tres átomos de carbono y un átomo de
nitrógeno. El anillo Betalactámicos es parte de la estructura de varias familias
de antibióticos, especialmente las penicilinas, cefalosporinas, Carbapenemes y
los Monobactámicos, por lo que estos se conocen como antibióticos
Betalactámicos.

El modo de acción de estos antibióticos es la inhibición de la síntesis de


la pared celular de las bacterias, por lo que tiene capacidades letales para las
Gram positivas. Las bacterias pueden desarrollar la clásica resistencia a
antibióticos Betalactámicos por medio de la producción de una enzima llamada
betalactamasa la cual ataca por hidrólisis al anillo β-lactámico.
Son el grupo más comúnmente usados entre los antibióticos disponibles
por ser los más indicados para la profilaxis y el tratamiento de las infecciones
causadas por los microorganismos susceptibles, aparte de ser los primeros de
su clase en descubrirse.

Mecanismo de acción
Todos los Betalactámicos tienen un mecanismo de acción igual. Este
comprende:

1. La inhibición de la síntesis de la pared bacteriana en la cuarta etapa de


transpectidación.
2. La activación de sistemas autolíticos endógenos.

Para ejercer su acción los Betalactámicos se unen a las proteínas


fijadoras de penicilinas con lo que se bloquea la síntesis del Péptidoglicano,
principal componente de la pared bacteriana.
Son habitualmente bactericidas, destruyendo las bacterias que están en
crecimiento activo, pero no a las que están en reposo.
Su eficacia terapéutica se relaciona especialmente con el tiempo que
permanecen en cantidades suficientes por encima del nivel terapéutico
teniendo menos importancia el pico sérico alcanzado.
La brevedad del efecto post-antibiótico, hacen que gran parte de los
Betalactámicos deban administrarse en infusión continuas o con intervalos
breves.

Todas las células vivas, tanto las bacterias como la de los mamíferos,
tienen membranas celulares o membranas plasmáticas que son
imprescindibles para su integridad funcional. La membrana celular tiene una
característica en común, su estructura lipoproteica, cualquiera que sea la
especie que se trate. Por tanto, los agentes que afecten a la membrana celular
bacteriana probablemente también lo harán con las membranas celulares de
las células del huésped. Sin embargo, las bacterias tienen, aparte de la
membrana celular, una pared celular externa rígida de la que carecen las
células de los mamíferos.

La razón de la existencia de esta pared es que las células bacterianas


tienen una presión osmótica interna mucho mayor que las células de los
mamíferos y sin ella estallarían al encontrarse en el medio isotónico de la
sangre o de los tejidos. Por otra parte, cabe señalar que la presión interna de
estas células procariotas es de tres a cinco veces mayor en las bacterias gram-
positivas que en la gram-negativa. La lesión de la pared celular o la inhibición
de su formación, puede conducir a la lisis de la célula. En un medio hipertónico,
la formación de la pared celular lesionada conduce a la formación de
"protoplastos" bacterianos en el caso de las células gram-positivas, o
"esferoplastos" en el caso de las gram-negativa, que solo están cubiertos por la
débil membrana celular. Si estas células flexibles se sitúan en un medio más o
menos isotónico, captan rápidamente líquidos y pueden estallar.

La pared celular contiene un polimero complejo especial de naturaleza


mucopeptidica, llamado "peptidoglicano" o mureina, que está formado por
polisacaridos y un polipeptido con un elevado grado de entrecruzamiento. Los
polisacaridos contienen normalmente aminoazucares N-acetilglucosamina y
ácido N-acetilmuramico. Este último solo se halla en las bacterias. A estos
aminoazucares se encuentran unidas cadenas peptídicas cortas. La rigidez
final de la pared celular la proporciona el entrecruzamiento de las cadenas
peptídicas como consecuencia de reacciones de "transpeptidación" que llevan
a cabo diferentes enzimas. Esta capa de peptidoglicano es mucho más ancha
en la pared celular de las células gram-positivas que las de gram-negativas,
probablemente porque en las primeras la presión osmótica endocelular es
mayor.

Durante el crecimiento y la division celular, la pared celular original debe


alargarse y formar un nuevo septo entre las dos células hijas de manera que,
cuando estas se separen, cada una tenga una pared externa completa. Esto
requiere naturalmente la síntesis de nuevo material de la pared, síntesis que
deberá ser tanto más rápida cuanto más rápidos sean el crecimiento y la
multiplicación; en consecuencia, la acción de los inhibidores de la síntesis será
por una parte más eficaz cuanto más crezca y se multiplique la bacteria, y será
selectiva, ya que este proceso es característico de las bacterias pero no de las
células de los mamíferos. Por otra parte, el efecto lítico de estos inhibidores
puede depender también de la puesta en marcha de enzimas líticas
previamente reprimidas (autolisinas o mureína-hidrolasas).

La síntesis de la pared tiene lugar en cuatro etapas: formación del


precursor en el citoplasma, transporte del precursor a través de la membrana,
formación del polímero lineal y transpeptidación. El último paso en la síntesis
de la pared celular es un entrecruzamiento de las cadenas de peptidoglicano;
esta reacción de transpeptidación del di péptido d-alanil-d-alanina es catalizada
por diferentes enzimas según las especies bacterianas.

Los antibióticos B-lactámicos se fijan a los centros activos de la enzima


en las especies sensibles y previenen la formación de los entrecruzamientos.
Las penicilinas y cefalosporinas tienen especificidad por las transpeptidasas
que participan en la síntesis de la pared celular bacteriana, ya que las primeras
tienen una estructura tridimensional parecida al del di péptido d-alanil-d-
alanina, que es el lugar de la cadena del peptidoglicano al que se fijan estas
enzimas. Las transpeptidasas forman de hecho parte de unas proteínas
situadas en la cara externa de las membranas celulares bacterianas llamadas
proteínas fijadoras de penicilina (PBPs) que tienen una elevada afinidad para
las penicilinas y las cefalosporinas por la mencionada similitud (el núcleo B-
lactámico se une irreversiblemente al PBP y esto evita el paso final de la
formación de la barrera de peptidoglicanos). Se trata de un sistema muy
complejo, ya que diferentes receptores PBP pueden tener distintas afinidades
por estos fármacos, y cada uno puede mediar un mecanismo de acción distinto.

Al formarse una pared defectuosa existe una menor protección de la


bacteria frente a un medio no isotónico, que se asocia a un aumento de la
presión intracelular debido al normal aumento de la masa citoplasmática lo que
produce la lisis de la membrana celular y por lo tanto la muerte de la bacteria.

La notable falta de toxicidad de los antibióticos B-lactámicos para las


células de los mamíferos se debe sin duda a la ausencia de esta pared celular
con su peptidoglicano. Las diferencias en la susceptibilidad de las bacterias
gram-positivas y gram-negativas a diferentes penicilinas o cefalosporinas
dependen probablemente de variaciones en la estructura de sus paredes
celulares, que determinan la penetración, fijación y actividades de estos
fármacos. Por otra parte, en las bacterias gram-negativas existe una membrana
externa de naturaleza fofolipidica que puede impedir el paso de estos
fármacos, cosa que no ocurre con las gram-positivas.

Mecanismos De Resistencia Bacteriana


La producción de enzimas que inactivan o destruyen el antibiótico es un
mecanismo muy frecuente por el cual las bacterias se muestran resistentes a
una gran variedad de agentes antimicrobianos de muy diversa estructura.

Los mecanismos de resistencia a β-lactámicos se pueden resumir en:

1. Alteraciones del transporte y modificación de los sitios de acción


2. Producción de β-lactamasas.

Considerándose la producción de β-lactamasas el mecanismo más


importante por su frecuencia de aparición en el área clínica.

1. Alteración del transporte y modificaciones en los sitios de acción

Los β-lactámicos deben alcanzar sus puntos de fijación (PBP) en la cara


externa de la membrana citoplásmica, lo cual se consigue fácilmente en las
bacterias grampositivas y por difusión a través de las porinas (OmpC,
principalmente) en las bacterias gramnegativas.

Las mutaciones en las proteínas PBP producen resistencia en las


bacterias gram positivas (Staphylococcus Aureus, Streptococcus spp, y
Enterococcus) y las mutaciones en las porinas OmpC provocan resistencia
ante las bacterias gram negativas (Salmonella, Klebsiella y Pseudomonas),
además de que la perdida de porinas produce una resistencia cruzada para
otros compuestos que usan las porinas como vía de entrada como el
cloranfenicol, quinolonas y tetraciclinas.

Además de las que podemos llamar porinas generales, se conocen otras


que son específicas para algunas moléculas e incluso su apertura está
controlada por la unión de su ligando.

 Un ejemplo es la porina OprD de Pseudomonas, específica para


aminoácidos básicos, pero que también se utiliza de forma selectiva
para transporte de imipenem; su pérdida es un mecanismo habitual de
resistencia a este antibiótico en Pseudomonas, aunque se requieran
mecanismos adicionales (síntesis de β-lactamasas) para completar la
resistencia. En el caso del meropenem y doripenem se requiere,
además, la intervención de bombas de expulsión que no son necesarias
para producir resistencia a imipenem.

Una nueva forma de resistencia a β-lactámicos, asociada con una


alteración del transporte, está relacionada con las ya mencionadas bombas de
salida o de expulsión, sistemas inespecíficos de bombeo al exterior de
moléculas diversas.

 La inactivación de una bomba de salida en cepas resistentes de


Pseudomonas (gram negativo) productoras de β-lactamasas o de gram
positivos con las PBP alteradas da lugar a un notable descenso de su
resistencia, lo cual indica que en este género, y probablemente en otros
gramnegativos y grampositivos, la resistencia a β-lactámicos es el
resultado de la cooperación entre los tres tipos de mecanismos de
resistencia.
 El caso más característico de resistencia por este mecanismo es la
resistencia a meticilina en S. aureus. La meticilina se une con gran
afinidad a la PBP2 de S. aureus produciendo la lisis de la bacteria. Son
frecuentes los aislamientos de cepas de S. aureus resistentes a
meticilina que, además de su PBP2 normal, presentan una forma nueva
de esta proteína llamada PBP2a o PBP2’ que tiene muy baja afinidad
por la meticilina, y que por lo tanto, son resistentes a este antibiótico. La
proteína PBP2a es producto de un gen mecA presente sólo en el
cromosoma de S. aureus resistentes a meticilina, que se supone que lo
ha adquirido de otra especie bacteriana.
 Los enterococos presentan una resistencia natural a muchos antibióticos
β-lactámicos, especialmente cefalosporinas, debido a la baja afinidad de
una de sus PBP (PBP5) que es capaz de sustituir la actividad de las
otras PBP cuando son inhibidas por estos antibióticos.

2. Producción de β-lactamasas

Este comprende el mecanismo más importante de resistencia a los β-


lactámicos. Las β-lactamasas son enzimas que hidrolizan el anillo β-lactámico
de estos antibióticos y los convierte en compuestos biológicamente inactivos.
 En organismos grampositivos, la síntesis de β-lactamasas suele ser
inducible por la presencia de antibiótico y las enzimas se secretan al
medio externo en gran cantidad, produciendo su destoxificación, con lo
que la resistencia tiene un efecto poblacional, ya que, al destoxificar el
ambiente, se permite el crecimiento de otras bacterias que no producen
β-lactamasas.
 En bacterias gramnegativas, las β-lactamasas se sintetizan de forma
constitutiva y en pequeña cantidad, secretándose posteriormente al
peri- plasma. Su situación es estratégica, ya que escasas moléculas de
enzima pueden inactivar al antibiótico a su paso al periplasma a través
de las porinas.

Acciones farmacocinéticas

1. Absorción

 Existen notables diferencias en la absorción de las penicilinas, que


tienen su origen en la escasa estabilidad en el medio acido que
presentan algunos de los componentes de esta familia ( Penicilina G,
Meticilina, Nafcilina o las penicilinas con actividad frente a Pseudomona
Aeuriginosa)
Las restantes penicilinas se absorben mejor por via oral, aunque existen
evidencias que pueden facilitar la elección preferente de alguno de los
fármacos como la amoxicilina frente a la ampicilina.

 Algunas cefalosporinas presentan una absorción adecuada por vía oral


como son las de primera generación entre las que destacan
( Cefalexina, cefadroxilo, y cefradina ; en la de segunda generación
(Axetil – cefuroxima, cefaclor, y cefprozilo y entre las denominadas de
amplio espectro ( Cefixima, proxetil – cefpodoxima, cefditoreno y
ceftibuteno) . la absorción de cefuroxima, cefpodoxima, y cefditoreno es
favorecida por la formulación en forma de esteres que sufren hidrolisis
por las esterasas a nivel digestivo, su biodisponibilidad aumenta con la
ingesta alimentaria por el retraso del vaciamiento gástrico e incrementa
con administración de anti – h2 y antiácidos.
 Todos los monobactámicos y carbapenemes comercializados hasta la
actualidad deben administrarse por vía parenteral. Aunque todavía no
autorizados en España, se han obtenido nuevos derivados del grupo de
los carbapenemes: el biapenem, más estable a la hidrólisis por la
dipeptidasa renal, y el faropenem, un profármaco (daxolato de
faropenem), que se puede administrar por vía oral.

2. Distribución

 Los β-lactámicos son sustancias hidrófilas, por lo que tienen bajo grado
de unión a las proteínas plasmáticas, puesto que favorece la difusión
tisular.

 Existen diferencias notables en el porcentaje de unión a las proteínas


plasmáticas, lo que repercute de manera definitiva en el paso de los
fármacos a través de las membranas celulares y por lo tanto, en los
procesos de difusión y eliminación.

 La distribución es buena, en general, y se alcanzan concentraciones


adecuadas en líquido pleural, pericardio, líquido sinovial, entre otros.

 El pasó al sistema nervioso central (SNC); sin embargo, es escaso en


condiciones normales, pero la inflamación meníngea hace posible la
utilización de penicilinas en el tratamiento de infecciones a ese nivel.

 Con respecto a las cefalosporinas, sólo alcanzan concentraciones


significativas en líquido cefalorraquídeo: cefuroxima, cefotaxima,
ceftriaxona, ceftizoxima, cefmenoxima, moxalactam y ceftazidima.

 Todos los β-lactámicos atraviesan la barrera placentaria, alcanzando


concentraciones variables en la circulación fetal; a pesar de ello, y de
acuerdo con su escasa toxicidad, se consideran los antibióticos de
elección para el tratamiento de infecciones durante el embarazo.

3. Metabolismo y Excreción
 En su mayoría son eliminados por la orina sin metabolizar. La excreción
renal de las penicilinas se produce por procesos de filtración y de
secreción tubular activa, mientras que en el caso de las cefalosporinas
la secreción tubular es más variable para los distintos derivados.

Existen algunas excepciones que es necesario tener en cuenta:

a) Algunos β-lactámicos (cefalotina, cefapirina y cefotaxima) sufren


procesos de desacetilación, dando lugar a metabolitos con
diferentes grados de actividad antibacteriana; en el caso de la
cefotaxima, la desacetilcefotaxima tiene una semivida
ligeramente más larga que la cefotaxima de (1,6 h).

b) La eliminación renal de cefaloridina, ceftazidima y ceftriaxona se


produce exclusivamente por filtración glomerular

c) Numerosos β-lactámicos pueden alcanzar concentraciones


superio res a las plasmáticas en bilis (mezlocilina, nafcilina,
piperacilina, cefazolina, cefamandol y cefoxitina); la eliminación
biliar es muy importante para la ceftriaxona (40%) y el cefotetán
(12%); en el caso de la cefoperazona sólo el 25% se elimina por
el riñón y el resto (75%) lo hace en forma activa por la bilis.

 El hecho de que estos antibióticos se concentren en cantidades


importantes en forma activa en la bilis tiene consecuencias de interés
clínico:
a) Pueden ser útiles en el tratamiento de infecciones localizadas en
las vías biliares aunque, si existe obstrucción, sólo en el caso de
la cefoperazona se han demostrado cantidades suficientes.

b) Pueden dar lugar a efectos adversos importantes: diarrea por


modificar la flora intestinal normal y alteraciones de la
coagulación por hipo- protrombinemia que se produce, en la
mayoría de los casos, como consecuencia de la inhibición de la
síntesis de la vitamina K al reducirse la flora bacteriana intestinal

c) Los β-lactámicos cuyo porcentaje de eliminación biliar es mayor


(cefoperazona y ceftriaxona) no requerirán modificación de la
dosis en la insuficiencia renal.

 Los procesos de secreción tubular renal son inhibidos por la


probenecida, por lo que su administración prolongará la semivida de los
β-lactámicos en cuya eliminación participa de forma importante este
mecanismo. Asimismo, la probenecida compite con los β-lactámicos por
los puntos de unión a la albúmina plasmática, por lo que su
administración simultánea aumentará la cantidad de antibiótico en forma
libre en la sangre, favoreciéndose los procesos de difusión.

 Es evidente que en la dosificación de un antibiótico y en el intervalo de


administración hay que tener en cuenta muchos factores, tanto
farmacológicos como bacteriológicos, pero como norma general se
acepta que el intervalo de administración de un antibiótico debe ser de
cuatro veces la semivida en infecciones graves y de seis veces para
infecciones de gravedad moderada.

 La semivida está aumentada en el recién nacido, fundamentalmente en


los prematuros y en personas de edad avanzada, mientras que en los
niños y las
 Usos clínicos

Generalmente los antibióticos Betalactamicos son utilizados clínicamente


para cubrir diversos tipos de infecciones dentro de las cuales destacan:

1. Infecciones ORL (Otorrinolaringologas)


1.1. Amigdalitis Bacteriana
1.2. Profilaxis de Fiebre Reumática
1.3. Otitis Media y Sinusitis Aguda
1.4. Sinusitis Crónica

2. Infecciones Respiratorias
2.1. Neumonía Extrahospitalaria
2.2. Neumonía Intrahospitalaria
2.3. Neumonías por aspiración
2.4. Brinquitis

3. Infecciones oseas y articulares

4. Infecciones cutáneas y de tejidos Blandos


4.1. Erisipela
4.2. Linfangitis estreptocócica
4.3. Celulitis
4.4. Furunculosis estafolococcica
4.5. Vasculopatías periféricas
4.6. Infecciones secundarias a mordeduras

5. Infecciones del sistema nervioso


5.1. Meningitis
5.2. Abscesos cerebrales

6. Infecciones urinarias
6.1. Extrahospitalarias del tracto inferior
6.2. Intrahospitalarias del tracto inferior
6.3. Pielonefritis
7. Infecciones ginecológicas
7.1. Endometritis
7.2. Enfermedad inflamatoria pélvica

8. Infecciones de transmisión sexual


8.1. Sifilis primaria y secundaria
8.2. Gonorrea
8.3. Neurosifilis

9. Infecciones intestinales

10. Infecciones de las vías biliares

11. Endocarditis infecciosa

12. Infecciones dentarias


12.1. Absceso periapical

13. Profilaxis quirúrgica

14. Otras infecciones


14.1. Corynebacterium diphtheriae
14.2. Clostridium tetani
14.3. Clostridium perfringens

Reacciones adversas

Son antibióticos muy bien tolerados en general; sin embargo, se han


descrito numerosos efectos secundarios, tanto para las penicilinas como para
las cefalosporinas.
Reacciones adversa de las penicilinas

El efecto adverso más importante lo constituyen las reacciones de


hipersensibilidad de aparición inmediata (2-30 min), acelerada (1-72 horas) o
tardías (> 72 horas) y de gravedad variable, desde erupciones cutáneas hasta
la reacción anafiláctica inmediata a su inyección. Su incidencia es del 1-5 %
incluyendo desde las formas más le-ves hasta las más graves; sin embargo, las
reacciones anafilácticas sólo aparecen en el 0,2 % de los pacientes, siendo
mortales en el 0,001 % de los casos.

Además, hay que considerar que, tras la administración de penicilinas,


pueden aparecer alteraciones cutáneas, a veces de tipo maculopapular, de
etiología no alérgica, cuya incidencia alcanza el 50 % en pacientes con
mononucleosis infecciosa.

Debe evitarse la terapéutica con penicilinas en un paciente realmente


alérgico siempre que sea posible, pero si el tratamiento con estos antibióticos
es imprescindible, bien por la etiología del proceso o por otros factores (p.ej.,
durante el embarazo, en el que los b-lactámicos constituyen el grupo de menos
riesgo de toxicidad tanto para la madre como para el feto), existe la posibilidad
de de sensibilizar al paciente mediante la administración oral o subcutánea de
cantidades muy pequeñas y crecientes de penicilina con los intervalos
recomendados.

Otros efectos adversos que pueden aparecer tras la administración de


penicilinas son:

 Alteraciones gastrointestinales, sobre todo diarreas, que pueden


ser debidas a sobreinfección por bacterias resistentes (incluido
Clostridium difficile) y que son más frecuentes con los preparados
de amplio espectro o de eliminación biliar importante.
 Aumento reversible de las transaminasas, más frecuente con
oxacilina, nafcilina y carbenicilina, que en general pasa inadvertida.
 Alteraciones hematológicas: anemia, neutropenia y alteraciones de
la función de las plaquetas; estas últimas se han descrito más a
menudo con las penicilinas con actividad antipseudomonas
(carbenicilina y ticarcilina), pero pueden ser producidas también por
las restantes penicilinas.
 Hipopotasemia, sobre todo con los compuestos con mayor
contenido en sodio (carbenicilina y ticarcilina). Con las nuevas
penicilinas con actividad antipseu-domonas, el riesgo de
hipopotasemia y sobrecarga de líquidos es menor, puesto que su
contenido en sodio es más bajo; sin embargo, no se ha confirmado
la importancia clínica de esta diferencia.
 Nefritis intersticial, más frecuente con meticilinas aunque se ha
descrito también con otras penicilinas.
 Encefalopatía que cursa clínicamente con mioclonías y
convulsiones clónicas o tónico-clónicas de extremidades que
pueden acompañarse de somnolencia, estupor y coma; se ha visto
sobre todo con penicilina G, pero también se ha descrito con otras
penicilinas y algunas cefalosporinas cuando alcanzan
concentraciones elevadas en LCR; es, por lo tanto, más probable si
existe insuficiencia renal

Cefalosporina

Puede originar:

 Reacciones de hipersensibilidad que pueden ser cruzadas con las


penicilinas; se ha descrito el 5-10 % de reacciones a las cefalosporinas
en pacientes alérgicos a las penicilinas. Las manifestaciones clínicas
son idénticas a las producidas por penicilinas.
 Nefrotoxicidad: necrosis tubular producida por cefaloridina con dosis
mayores de 4 g/día; puede ser provocada, aunque menos
frecuentemente y con dosis más altas, por cefalotina, pero las restantes
cefalosporinas prácticamente carecen de nefrotoxicidad, si bien hay que
tener en cuenta la posible potenciación de este efecto adverso cuando
se asocian a aminoglucósidos.
 Por vía parenteral pueden producir dolor localizado en inyección
intramuscular y tromboflebitis por vía intravenosa.
 Intolerancia al alcohol, descrita tras la administración de cefamandol,
moxalactam y cefoperazona.
 Fenómenos hemorrágicos, relacionados con la producción de
hipoprotrombinemia, trombocitopenia y alteraciones en la función
plaquetaria; este efecto es más frecuente y grave con cefoperazona,
moxalactam y cefa-mandol, especialmente si se administran a pacientes
debilitados o desnutridos porque la presencia de un grupo
metiltetrazoltiol en la cadena lateral altera la coagulación por un
mecanismo similar al de los anticoagulantes ora-les. Puede evitarse
parcialmente mediante la administración simultánea de vitamina K.
 Además, las cefalosporinas pueden producir sobreinfecciones, aumento
de las transaminasas, eosinofilina, test de Coombs positivo (en
ocasiones asociado a anemia hemolítica), habiéndose descrito algún
caso de encefalopatía semejante a la producida por penicilinas.

Carbapenemes

Como los restantes b-lactámicos, los carbapenemes producen escasas


reacciones adversas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que este grupo de
antibióticos puede originar reacciones de hipersensibilidad que pueden ser
cruzadas con penicilinas o cefalosporinas. Tras la administración intravenosa
rápida de imipenem aparecen náuseas o vómitos en el 1 % de los pacientes
aproximadamente.

El imipenem puede producir, con mayor frecuencia que otros b-


lactámicos, convulsiones; este efecto adverso es más frecuente tras la
administración de dosis elevadas (algunos autores señalan cifras de hasta el
10 % en pacientes tratados con dosis de 1 g/6 h), en pacientes con
insuficiencia renal fundamentalmente si son ancianos, pero sobre todo en
pacientes con patología cerebrovascular previa, epilepsia o cualquier otro tipo
de enfermedad del sistema nervioso central. La incidencia de convulsiones tras
la administración de meropenem al parecer es mucho más baja.

Monobactámicos
La diferencia en la estructura química de estos anti-bióticos y los otros b-
lactámicos disminuye la posibilidad de hipersensibilidad cruzada, no
habiéndose descrito hasta este momento ni reacciones anafilácticas ni
alteraciones cutáneas tras la administración de aztreonam en pacientes con
test cutáneos positivos a la penicilina.

Contraindicación

La contraindicación generalizada de todos los fármacos que entran dentro


de los b-lactamicos es la hipersensibilidad de los b-lactámicos.

Interacciones

Algunas interacciones son:

 Clorafenicol o tetraciclina + Penicilinas: Antagonismo


 Fenilbutazona + Penicilina G: Puede inducir un aumento de las
concentraciones plasmáticas y menor concentración en tejidos de
penicilina G.
 Aines, probenecid + Penicilinas: incremento de la vida media.
 Aparición de exantema cuando se administra ampicilina en pacientes en
tratamiento con halopurinol.
 Dosis elevadas de Beta-lactámicos pueden interferir la secreción tubular
de metotrexato, incrementando sus concentraciones.
 Probenecid, indometacina, ácido acetilsalicílico y sulfinpirazona pueden
inhibir la secreción tubular de betalactámicos, prolongando su semivida.

En el cuadro presentado a continuación se muestra todas las interacciones


presentes en la familia del b- lactamicos con otros grupos farmacológicos.
Sodica
EV
Cristalina
Potasica
EV
Benzatinica
Penicilina G
IM
Naturales Penicilinas
Penicilina V Procainica
VO IM

Amoxicilina
E. amplio
(aminopenicilina)
Ampicilina

Oxacilina

Resistentes a B-
S. Sinteticas Dicloxacilina
lactamasa

Cloxacilina

Piperacilina

Antipseudomonas

Ticarcilina

Cefalotina. Cefuroxima. Cefotaxima. Cefepima.


2da

Cefazolina. Cefamandol Ceftizoxima. Cefpirona.


Cefalosporinas 1ra

Cefalosporinas 3ra

Cefalosporinas 4ta

Cefapirina. Cefoxilima. Cefoperazona.


Cefalosporinas

Cefalexina. Cefonicida. Ceftriaxona.


Cefadroxilo. Cefmetazol Cefixima.
Cefadrina. Cefproxilo. Ceftazidima
Cefaclor. Ceftibutén
Monobactámicos Carbapenemes

Aztreonam Imipenem
Carumonam Meropenem.
Ertapenem
Biapenem
Faropenem.

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