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Ahora bien, Baudrillard fue una persona que sostuvo una visión poco esperanzadora
sobre la humanidad y su devenir en la historia. Para él las sociedades
posindustriales, son sociedades que tienen un alto porcentaje de estar
mediatizadas; en otras palabras, la información y la comunicación han de cumplir un
rol sumamente importante, siendo protagonistas e incluso tomando un papel
decisivo. El sociólogo galo sostiene una teoría que habla sobre que las sociedades
actuales están dirigidas por el principio de la simulación. El sistema comienza a girar
sobre sí mismo; ya los hechos no tienen la relevancia que tienen los simulacros, los
cuales se anteponen al propio suceso. Es decir, los medios se apropian de los
acontecimientos, siendo ellos quienes lo crean “Esta sociedad ya sólo produce
acontecimientos inseguros, cuya elucidación es improbable. Antes, un
acontecimiento estaba hecho para producirse, hoy está hecho para ser producido.
Así pues, se produce siempre como artefacto virtual, como un travestido de las
formas mediáticas.(Baudrillard,1990 , p.48). Con esto, lo real ya no solo se
representa sino que también se va proliferando de forma casi infinita. La realidad en
sí se va desvaneciendo, se disipa de forma excesiva. A partir de ello, se pierde la
referencia, como bien señala Baudrillard (2004) “Al igual que no existe
representación posible, no existe propiamente hablando difusión de semejante
acontecimiento. Es a la vez espectacular y clandestino. No hay difusión, sino una
especie de difracción (como un fenómeno fractal), de destilación, de silenciosa
eficacia que por supuesto todos tratan de diluir en los comentarios, que son como
sus metástasis” (p.25). A su vez se va provocando una desintegración progresiva de
lo social. El exponencial y veloz avance de la comunicación ha llevado a que lo real
comience a desaparecer, y empiece a verse simulado en un mundo alterno y
paralelo, que si bien tiene realidad, no necesariamente existe.
De esta forma, Baudrillard habla sobre que la creencia sobre la realidad está siendo
cada vez menor, esto en el sentido de que; “es el exceso de realidad el que nos
hace dejar de creer en ella. La saturación del mundo, la saturación técnica de la
vida, el exceso de posibilidades, de actualización de necesidades y deseos. ¿Cómo
vamos a creer en la realidad una vez que su producción se ha vuelto automática?”
(Baudrillard, 2005, p.19) Lo real está siendo sofocado por su propia acumulación. Ya
no existe manera de que el sueño sea un expresar del deseo, debido a que la
realización virtual del sueño está presente. Falta de sueños, falta de deseos.
Actualmente según Baudrillard (1990);
Cabe acotar que este sociólogo estaba adelantando a su época puesto a que hoy es
posible evidenciar todo lo que ha producido este gran auge de la comunicación y
con ello de la tecnología. “Los avances tecnológicos auguran una carrera sin
sentido, un final tétrico, provocado por una explosión interna ante la falta de
referencias a la que está sometido el hombre moderno. Dios ha muerto, Marx ha
muerto, el hombre ha muerto, la economía ha muerto, sólo prevalece el caos de las
apariencias.”(Baudrillard, 1970, p.49). Baudrillard (1990) ya hablaba sobre la
relación que se podría tener con las nuevas tecnologías. Para ello hace una
comparación entre la relación de una máquina tradicional con el hombre y una de
una nueva máquina con el hombre;
Como bien plantea el sociólogo francés, la relación que se tiene actualmente con las
nuevas tecnologías es bastante energética, es decir, la tecnología se ha metido con
mayor velocidad en la cotidianidad de los seres humanos, por lo cual se ha
provocado que en buena parte se tenga que depender de estos nuevos avances
tecnológicos. De esta forma es como Baudrillard (1990) plantea una visión sobre el
ámbito de lo social y lo que este éxtasis de la comunicación y de la información ha
provocado en el;
¿Acaso, de igual manera, el éxito de la comunicación y de la
información no procede de la imposibilidad para la relación social de
superarse en tanto que relación alienada? A falta de redoblar en la
comunicación, se multiplica en la multiplicidad de las redes y cae en la
indiferencia de éstas. La comunicación es más social que lo social, es lo
hiperrelacional, la socialidad superactiva por las técnicas de lo social. (p.19)
Siguiendo la idea de que todas sus cosas pierden su esencia, su idea, su concepto;
Baudrillard (2009) expone lo que sucede con el sujeto;
Lo que se quiere decir con respecto a esto es que cada quien busca su look, es que
ya no es posible definirse solo por la propia existencia, no queda de otra sino hacer
un acto de apariencia sin preocuparse de ser, ni tampoco de ser observado. No se
trata de decir: yo existo, estoy ahí; sino más bien: soy visible, soy imagen, look, look.
Cada quien se vuelve empresario de su propia apariencia. (Baudrillard,1997). Esto
sucede porque al desaparecer la necesidad de definirse de forma real, bien sea a
través de la propia personalidad o la personalización que pudiese tener el hombre
respecto a su entorno, la identidad de las personas queda sometida a una mera
simulación, donde en la era de las plataformas virtuales, se abre un sinfín de
maneras para que las personas puedan ser lo que nunca lograron ser en la
realidad.”La «persona» en valor absoluto, con sus rasgos irreductibles y su peso
específico, tal como la ha forjado toda la tradición occidental, como mito organizador
del Sujeto, con sus pasiones, su voluntad, su carácter o... su banalidad, esta
persona está ausente, muerta, ha sido barrida de nuestro universo funcional. Lo que
se pretende «personalizar» es pues esa persona ausente, esa instancia perdida.”
(Baudrillard,1970, p.153). Se desprenden de su realidad y se sumergen en una
simulación total, creando quizás un alter ego virtual, el cual será el protagonista de
las nuevas relaciones sociales que existen gracias a la nueva comunicación. En
otras palabras, la esencia de una persona, definida a partir de su personalidad, se
pierde, desaparece, puesto a que en el mundo virtual cada quien asume la
personalidad que más se ajuste a sus necesidades, complejos, deseos, etc. Es
necesario volver a señalar que el sociólogo galo se refiere pues a todo ese
movimiento social y cultural que hubo a finales del siglo XX, donde las cosas se
hicieron cada vez más superficiales, todo se medía en cuestión de los signos.”Es
importante comprender que esta personalización, esta búsqueda de estatus y de
prestigio social se basa en los signos, es decir, no en los objetos y bienes en sí
mismos, sino en sus diferencias.” (Baudrillard, 1970, p.157). Posteriormente esos
signos rompen su valor y se transforman en meras simulaciones, ahora el prestigio y
el estatus social lo puede determinar un perfil en alguna red social con cientos de
miles de seguidores.