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Una emoción es un sentimiento 

que surge cuando la persona reacciona de manera subjetiva al


ambiente, generando así un estado afectivo que va acompañado de cambios físicos puesto
que las emociones pueden causar reacciones fisiológicas.

Estas reacciones somáticas causadas por las emociones están controladas por el sistema
nervioso autónomo y por el hipotálamo, por ello se consideran involuntarias (sudoración, ritmo
cardíaco acelerado, etc.). Sin embargo, también podemos decir, que una emoción puede
generar comportamientos observables más o menos controlables como pudieran ser gestos,
lenguaje no verbal, expresiones faciales, etc.

A pesar de que en el lenguaje coloquial es fácil hablar de emociones y de estado emocional


como si se tratase de lo mismo, debemos saber que una emoción tiene una duración más
corta y una intensidad mayor que un estado de ánimo.

Se considera que existen una serie de emociones básicas universales que todas las personas
independientemente de su cultura, experiencia o vivencias, poseemos desde que nacemos; sin
embargo otras sí están condicionadas por las experiencias pasadas y por los aprendizajes que
se van adquiriendo a lo largo de la vida.

No existe consenso sobre cuáles son las emociones primarias, las más básicas, y cuáles las
secundarias. Las últimas teorías, y en especial las de mayor popularidad, hablan de que al
menos parecen existir entre cuatro y ocho emociones básicas.

Exponemos a continuación una de las muchas clasificaciones existentes, que consideramos


como las más definitorias.

Clasificación de las emociones

Emociones primarias

Son aquellas que aparecen con gran rapidez. Se originan en la amígdala y son innatas.

– Ira: genera rabia, irritabilidad.

– Alegría: euforia, gratificación, felicidad, ganas de volver a sentir este tipo de situaciones.

– Tristeza: soledad, pena.

– Miedo: nos prepara ante una amenaza, se anticipa a ella y produce nerviosismos, inseguridad
o ansiedad entre otros estados.

– Aversión: tendencia a alejarnos de aquello que rechazamos, que nos da asco, etc.

– Sorpresa: el sujeto se siente sobresaltado, desubicado, asombrado y con cierto desconcierto.

Emociones secundarias

– Vergüenza

– Orgullo

– Excitación

– Ansiedad
– Inseguridad

– Esperanza

– etc.

En definitiva, es difícil establecer un número exacto de las emociones existentes, pero lo que sí
se puede afirmar es que las emociones básicas sirven de base para el resto de emociones, que
son más complejas y numerosas que estas. De hecho, en 1980, Robert Plutchik definió «la
rueda de las emociones», en la cual se podían observar cómo las distintas emociones se
combinaban entre sí para crear otras más complejas.

Finalmente concluimos exponiendo que el conocimiento y la comprensión de nuestras


emociones nos permite, no solo conocernos y saber cómo sentimos, sino que es un grandioso
y valioso recurso a utilizar para poder interactuar con el resto del mundo y con uno mismo de
una forma más saludable, adecuada y óptima. Ser capaz de interactuar, controlando y
manejando nuestras emociones, así como ser capaces de expresarlas, conlleva grandes
beneficios en el sujeto.

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