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Aquí está el resumen del primer libro de la Ética a Nicómaco de

Aristóteles que me pediste:

Introducción: En este libro, Aristóteles plantea la pregunta

fundamental de la ética: ¿cuál es el bien supremo o el fin último de

la vida humana? Para responder a esta cuestión, el filósofo griego

analiza las diferentes opiniones que existen sobre la felicidad, que es

el nombre que se da al bien supremo. Aristóteles critica las

concepciones vulgares de la felicidad, basadas en el placer, las

riquezas o el honor, y propone su propia definición, basada en la

función específica del ser humano.

Desarrollo:
- Capítulo 1: Aristóteles afirma que toda acción humana tiende a

algún bien, que es lo que se busca por sí mismo y no por otra cosa.

El bien supremo es aquel que es deseado por sí mismo y por el que

se desean todos los demás. Este bien supremo es la felicidad, que es

el fin de la vida humana.

- Capítulo 2: Aristóteles reconoce que hay diferentes opiniones sobre

lo que es la felicidad. Algunos la identifican con el placer, otros con

las riquezas, otros con el honor, otros con la virtud. Aristóteles

critica estas opiniones, mostrando sus limitaciones y

contradicciones. El placer no puede ser el bien supremo, porque es

propio de los animales y no de los seres racionales. Las riquezas no

pueden ser el bien supremo, porque son un medio y no un fin. El

honor no puede ser el bien supremo, porque depende de los demás y

no de uno mismo. La virtud no puede ser el bien supremo, porque

puede darse sin acción ni felicidad.

- Capítulo 3: Aristóteles propone su propia definición de la felicidad,

basada en la idea de que cada ser tiene una función específica que le
corresponde por su naturaleza. La función del ser humano es la

actividad racional, que es lo que lo diferencia de los demás seres.

Por lo tanto, la felicidad consiste en realizar la actividad racional de

acuerdo con la virtud o excelencia. La virtud es una disposición del

alma que nos hace actuar conforme a la razón y al bien.

- Capítulo 4: Aristóteles aclara algunos aspectos de su definición de

la felicidad. La felicidad no es un estado pasivo, sino una actividad

continua y perfecta. La felicidad no depende de los factores

externos, sino de la virtud interna. La felicidad no se da en un

momento, sino en toda una vida. La felicidad no es algo absoluto,

sino relativo a cada persona.

- Capítulo 5: Aristóteles distingue entre los bienes humanos y los

divinos. Los bienes humanos son los que corresponden a la

naturaleza humana, como la salud, la amistad, el conocimiento, etc.

Los bienes divinos son los que corresponden a la naturaleza divina,

como la sabiduría, la bondad, la belleza, etc. Los bienes divinos son

superiores a los humanos, pero inalcanzables para nosotros. Por eso,


debemos aspirar a los bienes humanos más elevados y cercanos a los

divinos.

- Capítulo 6: Aristóteles concluye el primer libro anunciando el plan

de su obra. En los libros siguientes tratará sobre las virtudes morales

e intelectuales, los medios para adquirirlas, las pasiones y emociones

que las acompañan, las acciones voluntarias e involuntarias, las

circunstancias que afectan a la moralidad, las amistades y las

relaciones sociales, y finalmente sobre la política y la educación.

Conclusión: Aristóteles nos ofrece en este libro una visión profunda

y original de la ética, basada en el concepto de función o finalidad.

Según él, el fin último de la vida humana es la felicidad, que

consiste en realizar nuestra función específica de seres racionales y

sociales. Para ello, se necesita cultivar la virtud o excelencia, que es

una disposición del alma que nos hace actuar conforme a la razón y

al bien.
Espero que este resumen te haya sido útil. Si quieres saber más

sobre este tema, puedes consultar los siguientes enlaces:

. El segundo libro de la Ética a Nicómaco de Aristóteles es uno de

los más importantes para comprender su teoría moral. En él, el

filósofo griego explica qué es la virtud ética, cómo se adquiere,

cuáles son sus características y cómo se relaciona con el placer y el

dolor. A continuación, te presento un resumen con introducción,

desarrollo de cada capítulo y conclusión.

Introducción: Aristóteles parte de la idea de que el fin último de la

vida humana es la felicidad, que consiste en el ejercicio de la

actividad racional. Para ello, se necesita cultivar la virtud, que es una


disposición del alma que nos hace actuar conforme a la razón y a la

excelencia. La virtud no es innata ni se aprende por la enseñanza,

sino que se forma por la costumbre y la práctica. La virtud se

encuentra en el término medio entre dos extremos viciosos, el

exceso y el defecto, que son contrarios al bien. La virtud se guía por

la prudencia, que es una virtud intelectual que nos permite deliberar

ey elegir lo mejor para nosotros. La virtud también se manifiesta en

el placer y el dolor adecuados, que son los signos de nuestra

conformidad o disconformidad con nuestra naturaleza.

Desarrollo:

- Capítulo 1: Aristóteles distingue entre las virtudes intelectuales y

las morales. Las primeras se adquieren por la doctrina, el tiempo y la

experiencia. Las segundas se adquieren por la costumbre y la

práctica. Las virtudes morales son hábitos o disposiciones que nos


hacen actuar conforme al bien. No consisten en tener ciertas

pasiones o emociones, sino en regularlas adecuadamente.

- Capítulo 2: Aristóteles define la virtud moral como un término

medio entre dos vicios, el exceso y el defecto. Por ejemplo, la

valentía es el término medio entre la cobardía y la temeridad, la

generosidad entre la avaricia y el derroche, la amistad entre la

adulación y la enemistad. El término medio no es igual para todos,

sino que depende de las circunstancias y de la persona. El criterio

para hallar el término medio es la razón práctica o prudencia.

- Capítulo 3: Aristóteles explica que las cosas que son buenas o

malas para nosotros dependen de cómo las usemos. Por ejemplo, el

dinero puede ser bueno o malo según lo gastemos bien o mal. Lo

mismo ocurre con las pasiones y los placeres. No hay que evitarlos

totalmente ni entregarse a ellos desmedidamente, sino moderarlos

según lo que convenga a nuestra naturaleza racional.

- Capítulo 4: Aristóteles afirma que las virtudes morales son

relativas a nosotros mismos, no absolutas. Por eso, no basta con


seguir una regla general o una ley escrita, sino que hay que

adaptarse a cada situación particular. La prudencia es la que nos

ayuda a discernir lo que es justo y conveniente en cada caso.

- Capítulo 5: Aristóteles señala que las virtudes morales no solo nos

hacen actuar bien, sino también sentir bien. El placer y el dolor son

los incentivos y los obstáculos de la acción moral. El placer

verdadero es el que acompaña a la actividad virtuosa, mientras que

el placer falso es el que acompaña a la actividad viciosa. El dolor

verdadero es el que se sufre por una causa noble o justa, mientras

que el dolor falso es el que se sufre por una causa vil o injusta. El

placer y el dolor son criterios para juzgar el carácter moral de las

personas: las buenas sienten placer en lo bueno y dolor en lo malo,

mientras que las malas sienten lo contrario.

Conclusión: Aristóteles nos enseña que la virtud moral es el camino

para alcanzar la felicidad humana, que consiste en realizar nuestra

función específica de seres racionales y sociales. La virtud moral se


adquiere por la costumbre y la práctica, siguiendo el término medio

entre los vicios del exceso y del defecto. La virtud moral se guía por

la razón práctica o prudencia, que se apoya en otras virtudes

intelectuales y morales. La virtud moral también se manifiesta en el

placer y el dolor adecuados, que son los signos de nuestra

conformidad o disconformidad con nuestra naturaleza.

Aquí está mi resumen del tercer libro de la Ética a Nicómaco de

Aristóteles, con introducción, desarrollo y conclusión:

Introducción:

El tercer libro de la Ética a Nicómaco trata sobre las acciones

voluntarias e involuntarias, que son relevantes para la virtud, el


vicio, el elogio, la culpa, el perdón y la compasión. Aristóteles

define lo voluntario como aquello que tiene su principio en el

agente, que conoce las circunstancias particulares de su acción. Lo

involuntario es aquello que se hace por violencia o por ignorancia.

La violencia es cuando el principio de la acción está fuera del

agente, que no participa en nada de lo que hace o padece. La

ignorancia es cuando el agente no sabe lo que hace, o cómo lo hace,

o para qué lo hace. Aristóteles distingue entre la ignorancia que

excusa y la que no excusa, según sea involuntaria o voluntaria.

También analiza los casos mixtos de acciones hechas por temor o

por elección de un mal menor, que son más voluntarias que

involuntarias, pero no del todo libres. Aristóteles afirma que la

virtud y el vicio dependen de lo voluntario, pues son hábitos

adquiridos por la repetición de actos deliberados.

Desarrollo:
El tercer libro se divide en doce capítulos, que se pueden agrupar en

cuatro partes:

- Capítulos 1 y 2: Definición y clasificación de lo voluntario y lo

involuntario.

- Capítulos 3 al 5: Análisis de los casos mixtos de acciones hechas

por temor o por elección de un mal menor.

- Capítulos 6 al 9: Estudio de la ignorancia como causa de lo

involuntario, y sus tipos y efectos.

- Capítulos 10 al 12: Examen de la deliberación, la elección y el

deseo como elementos de lo voluntario.

En la primera parte, Aristóteles define lo voluntario como aquello

que tiene su principio en el agente, que conoce las circunstancias

particulares de su acción. Lo involuntario es aquello que se hace por

violencia o por ignorancia. La violencia es cuando el principio de la


acción está fuera del agente, que no participa en nada de lo que hace

o padece. Por ejemplo, si alguien es arrastrado por el viento o por

otra persona. La ignorancia es cuando el agente no sabe lo que hace,

o cómo lo hace, o para qué lo hace. Por ejemplo, si alguien mata a su

padre sin saberlo, o si usa un arma sin saber cómo funciona, o si

hace un sacrificio sin saber a qué dios se dirige. Aristóteles clasifica

lo involuntario en dos tipos: lo forzoso y lo no forzoso. Lo forzoso

es cuando el agente actúa contra su voluntad o su deseo natural. Lo

no forzoso es cuando el agente actúa sin deseo ni aversión. Por

ejemplo, si alguien camina sin tener un fin determinado.

En la segunda parte, Aristóteles analiza los casos mixtos de acciones

hechas por temor o por elección de un mal menor. Estas acciones

son más voluntarias que involuntarias, pero no del todo libres. Son

voluntarias en cuanto tienen su principio en el agente, que las

prefiere a otras peores. Son involuntarias en cuanto el agente no las

haría si no estuviera bajo una coacción externa o interna. Por


ejemplo, si alguien entrega su dinero para salvar su vida, o si alguien

come algo desagradable para curarse una enfermedad. Aristóteles

sostiene que estas acciones son dignas de perdón o incluso de

compasión, pero no de alabanza ni de reproche.

En la tercera parte, Aristóteles estudia la ignorancia como causa de

lo involuntario, y sus tipos y efectos. Aristóteles distingue entre la

ignorancia que excusa y la que no excusa, según sea involuntaria o

voluntaria. La ignorancia involuntaria es aquella que no depende del

agente ni puede ser remediada por él. Por ejemplo, si alguien ignora

una ley que no ha sido promulgada ni divulgada. La ignorancia

voluntaria es aquella que depende del agente o puede ser remediada

por él. Por ejemplo, si alguien ignora una ley porque no quiere

saberla o porque no se preocupa por informarse. Aristóteles afirma

que la ignorancia involuntaria es causa de lo involuntario, y por

tanto excusa al agente de culpa y castigo. La ignorancia voluntaria

es causa de lo voluntario, y por tanto no excusa al agente de culpa y


castigo. Aristóteles también diferencia entre la ignorancia del

universal y la del particular. La ignorancia del universal es aquella

que se refiere a las normas generales de la acción. Por ejemplo, si

alguien ignora que matar es malo. La ignorancia del particular es

aquella que se refiere a las circunstancias concretas de la acción. Por

ejemplo, si alguien ignora que el que mata es su padre. Aristóteles

sostiene que la ignorancia del universal es más voluntaria y más

culpable que la del particular, pues indica una mala disposición

moral del agente.

En la cuarta parte, Aristóteles examina la deliberación, la elección y

el deseo como elementos de lo voluntario. Aristóteles define la

deliberación como un proceso racional de búsqueda de los medios

para alcanzar un fin deseado. La deliberación no se refiere al fin en

sí mismo, sino a lo que depende de nosotros para conseguirlo. Por

ejemplo, no deliberamos sobre si queremos ser felices, sino sobre

cómo serlo. Aristóteles define la elección como una preferencia


racional y deliberada de uno de los medios posibles para alcanzar un

fin deseado. La elección implica un juicio práctico y una inclinación

voluntaria hacia lo que se juzga mejor. Por ejemplo, si alguien elige

estudiar filosofía porque cree que le hará más sabio y más feliz.

Aristóteles define el deseo como una tendencia natural o adquirida

hacia un objeto que se percibe como bueno o placentero. El deseo

puede ser racional o irracional, conforme o contrario a la razón. Por

ejemplo, si alguien desea comer una fruta porque le gusta y le nutre,

o si alguien desea comer un veneno porque le gusta pero le mata.

Aristóteles afirma que la virtud y el vicio dependen de lo voluntario,

pues son hábitos adquiridos por la repetición de actos deliberados,

elegidos y deseados.

Conclusión:

El tercer libro de la Ética a Nicómaco es una exposición clara y

profunda de las condiciones y características de las acciones


voluntarias e involuntarias, que son fundamentales para la ética

aristotélica. Aristóteles muestra cómo la virtud y el vicio son el

resultado de nuestras decisiones libres y racionales, que nos hacen

responsables de nuestros actos y merecedores de elogio o culpa.

Aristóteles también reconoce la complejidad y diversidad de las

situaciones humanas, en las que a veces actuamos bajo coacción o

ignorancia, lo que atenúa o anula nuestra responsabilidad y

merecimiento. Aristóteles nos invita a reflexionar sobre nuestros

fines, medios y deseos, para actuar conforme a nuestra naturaleza

racional y alcanzar nuestra felicidad.

Aquí hay un resumen del cuarto libro de la Ética a

Nicómaco
Introducción:

El cuarto libro de la Ética a Nicómaco trata de algunas virtudes y

vicios relacionados con el uso del dinero, la verdad, el honor y la ira.

Aristóteles analiza las características y los efectos de cada una de

estas cualidades, así como los extremos que deben evitarse y las

medianías que deben buscarse. El objetivo es mostrar cómo el

hombre virtuoso debe comportarse en distintas situaciones de la vida

social, buscando siempre el bien propio y el bien común.

Desarrollo:

El libro se divide en nueve capítulos, que se pueden resumir de la

siguiente manera:
- Capítulo 1: De la liberalidad y la prodigalidad. Aristóteles

define la liberalidad como una virtud que consiste en dar y recibir

dinero de manera adecuada, según las circunstancias y las personas.

El liberal es el que da a quien conviene y no recibe de quien no

conviene, ni deja de tomar de quien conviene. El pródigo es el que

gasta más de lo que debe y no se preocupa por conservar su

hacienda. El avaro es el que recibe más de lo que debe y no da a

nadie. El liberal es el más alabado y el pródigo el más reprobado,

porque el avaro al menos se beneficia a sí mismo, mientras que el

pródigo se perjudica a sí mismo y a los demás.

- Capítulo 2: De la magnificencia y la mezquindad. Aristóteles

distingue la magnificencia de la liberalidad, porque la primera se

refiere a los gastos grandes y extraordinarios, mientras que la

segunda se refiere a los gastos ordinarios y cotidianos. El magnífico

es el que gasta mucho en cosas dignas y nobles, como los

sacrificios, los templos, las fiestas públicas, etc. El mezquino es el


que escatima en estas cosas y no se atreve a gastar lo necesario. El

vulgar es el que gasta mucho en cosas innobles e indignas, como los

placeres, los adornos, etc. El magnífico debe tener buen gusto, buen

juicio y buena disposición para gastar bien su dinero.

- Capítulo 3: De la magnanimidad y la pusilanimidad.

Aristóteles define la magnanimidad como una virtud que consiste en

tener una alta opinión de uno mismo, siempre que sea verdadera y

fundada en el mérito. El magnánimo es el que se considera digno de

grandes cosas y actúa en consecuencia. El pusilánime es el que se

considera indigno de grandes cosas y se rebaja a sí mismo. El

vanidoso es el que se considera digno de grandes cosas sin serlo. El

modesto es el que se considera digno de cosas medianas o pequeñas.

El magnánimo debe tener conciencia de su valor, pero sin soberbia

0ni arrogancia.

- Capítulo 4: De los que dicen verdad y de los que mienten en

palabras o en obras o en disimulación. Aristóteles define la


veracidad como una virtud que consiste en decir y obrar conforme a

la verdad, sin exagerar ni disminuir nada. El veraz es el que habla y

actúa con sinceridad y sin engaño. El mentiroso es el que habla y

actúa con falsedad y con intención de engañar. El jactancioso es el

que habla y actúa con presunción y vanagloria. El irónico es el que

habla y actúa con humildad y modestia falsas. El veraz debe tener un

justo medio entre estos extremos, sin alabarse ni despreciarse a sí

mismo.

- Capítulo 5: De la agudeza o gracia del ingenio o del hablar

bien o mal o del burlarse o del ser burlado. Aristóteles define la

agudeza o gracia del ingenio como una virtud que consiste en decir

cosas ingeniosas y divertidas, sin ofender ni herir a nadie. El agudo

o gracioso es el que sabe decir cosas oportunas, agradables y

moderadas. El grosero o chocarrero es el que dice cosas inoportunas,

desagradables y excesivas. El rústico o torpe es el que no dice nada

ingenioso ni divertido. La agudeza o gracia del ingenio debe tener


un justo medio entre estos extremos, sin caer en la vulgaridad ni en

la insipidez.

- Capítulo 6: De la amistad y de la enemistad. Aristóteles define

la amistad como una virtud que consiste en querer y hacer bien a

otro por él mismo, y no por interés o placer. La amistad se basa en la

benevolencia, la reciprocidad y la semejanza. Hay tres tipos de

amistad: la de utilidad, la de placer y la de virtud. La primera se da

entre los que se benefician mutuamente. La segunda se da entre los

que se complacen mutuamente. La tercera se da entre los que se

aprecian mutuamente por su virtud. La primera y la segunda son

frágiles y cambiantes. La tercera es firme y duradera. La enemistad

es lo contrario de la amistad, y consiste en querer y hacer mal a otro

por él mismo, o por interés o placer.

- Capítulo 7: De la vergüenza y de la desvergüenza. Aristóteles

define la vergüenza como una pasión que consiste en sentir dolor o

turbación por alguna acción torpe o vergonzosa, propia o ajena. La

vergüenza no es propiamente una virtud, sino una señal de que se


tiene alguna virtud o se desea tenerla. El vergonzoso es el que siente

vergüenza por las cosas que debe sentir vergüenza, y no por las que

no debe. El desvergonzado es el que no siente vergüenza por nada,

ni siquiera por las cosas más torpes y vergonzosas. El impúdico es el

que siente placer en hacer cosas torpes y vergonzosas. El

vergonzoso debe tener un justo medio entre estos extremos, sin caer

en el escrúpulo ni en la insolencia.

- Capítulo 8: De la indignación y de la envidia. Aristóteles

define la indignación como una pasión que consiste en sentir dolor o

disgusto por el bien ajeno, cuando es inmerecido o injusto. La

indignación no es propiamente una virtud, sino una señal de que se

tiene alguna virtud o se desea tenerla. El indignado es el que siente

indignación por las cosas que debe sentir indignación, y no por las

que no debe. El malicioso es el que siente indignación por todo el

bien ajeno, sea merecido o inmerecido, justo o injusto. El insensible

es el que no siente indignación por nada, ni siquiera por el mal

ajeno, sea merecido o inmerecido, justo o injusto. El indignado debe


tener un justo medio entre estos extremos, sin caer en el rencor ni en

la indiferencia.

- Capítulo 9: De la mansedumbre y de la irascibilidad.

Aristóteles define la mansedumbre como una virtud que consiste en

tener un justo medio en el sentir y expresar la ira, sin excederse ni

quedarse corto. El manso es el que se enoja con quien debe, por lo

que debe, cuanto debe y como debe. El irascible es el que se enoja

más de lo que debe, con quien no debe, por lo que no debe o como

no debe. El apático es el que no se enoja nunca, ni con quien debe,

ni por lo que debe, ni cuanto debe, ni como debe. El manso debe

tener un justo medio entre estos extremos, sin caer en la violencia ni

en la pasividad.

Conclusión:

El cuarto libro de la Ética a Nicómaco nos muestra cómo el hombre

virtuoso debe regular su conducta en relación con el dinero, la


verdad, el honor y la ira, buscando siempre el justo medio entre los

extremos viciosos. Estas virtudes son necesarias para vivir bien y

felizmente en sociedad, respetando los derechos y deberes de cada

uno, y contribuyendo al bien común.

Aquí está mi resumen del quinto libro de la Ética a Nicómaco de

Aristóteles, con introducción, desarrollo y conclusión:

Introducción

En el quinto libro de la Ética a Nicómaco, Aristóteles se ocupa de la

virtud de la justicia, que es la más importante y necesaria para la

convivencia social. Aristóteles distingue entre dos tipos de justicia:

la justicia universal, que es la conformidad con la ley, y la justicia


particular, que es la igualdad proporcional entre las partes. Dentro de

la justicia particular, Aristóteles diferencia entre la justicia

distributiva, que reparte los bienes según el mérito de cada uno, y la

justicia correctiva, que restablece el equilibrio cuando se ha

cometido una injusticia. Además, Aristóteles analiza la equidad, que

es una forma superior de justicia que atiende a las circunstancias

concretas y corrige las deficiencias de la ley.

Desarrollo

La justicia universal es la virtud que hace al hombre bueno en

relación con los demás, cumpliendo con las leyes que regulan la vida

en comunidad. La justicia universal se opone a la injusticia, que es la

transgresión de la ley y el deseo desmedido de tener más de lo que le

corresponde. La justicia universal abarca todas las demás virtudes,

ya que todas ellas implican una cierta conformidad con la ley.


La justicia particular es la virtud que establece una proporción entre

las partes, dando a cada uno lo suyo. La justicia particular se opone

a la injusticia particular, que es el desequilibrio entre lo que se da y

lo que se recibe. La justicia particular se divide en dos tipos: la

distributiva y la correctiva.

La justicia distributiva es la que reparte los bienes comunes entre los

miembros de una comunidad según un criterio de proporcionalidad.

El criterio puede ser el mérito, la riqueza, el honor, la libertad o

cualquier otro valor que se considere relevante. La justicia

distributiva se basa en una igualdad geométrica, que mantiene una

relación constante entre las partes. Por ejemplo, si A tiene el doble

de mérito que B, debe recibir el doble de bienes.

La justicia correctiva es la que restituye el equilibrio cuando se ha

cometido una injusticia voluntaria o involuntaria. La injusticia

voluntaria puede ser por fraude o por violencia, y afecta a las


relaciones privadas entre los individuos. La injusticia involuntaria

puede ser por error o por ignorancia, y afecta a las relaciones

públicas entre los ciudadanos. La justicia correctiva se basa en una

igualdad aritmética, que resta lo que sobra y añade lo que falta. Por

ejemplo, si A le ha robado 100 a B, debe devolverle 100.

La equidad es una forma superior de justicia que modifica la ley

cuando esta resulta insuficiente o injusta para un caso particular. La

equidad no es una transgresión de la ley, sino una corrección de ella.

La equidad tiene en cuenta las circunstancias concretas y las

intenciones de las partes, buscando el bien común y no el propio. La

equidad es una virtud propia del hombre bueno y prudente, que sabe

discernir lo justo en cada situación.

Conclusión

En conclusión, Aristóteles nos presenta en el quinto libro de la Ética

a Nicómaco una teoría de la justicia como virtud fundamental para


la vida social. Aristóteles distingue entre dos tipos de justicia: la

universal y la particular. La primera se refiere al cumplimiento de la

ley, y la segunda a la igualdad proporcional entre las partes. Dentro

de la justicia particular, Aristóteles diferencia entre la distributiva y

la correctiva. La primera se refiere al reparto de los bienes según el

mérito, y la segunda al restablecimiento del equilibrio cuando se ha

cometido una injusticia. Además, Aristóteles introduce el concepto

de equidad como una forma superior de justicia que atiende a las

circunstancias concretas y corrige las deficiencias de la ley.

Aquí está el resumen del libro sexto de la Ética a Nicómaco, con

introducción, desarrollo de los capítulos y conclusión:

Introducción: El libro sexto de la Ética a Nicómaco trata sobre las

virtudes intelectuales, es decir, las facultades del alma que se

relacionan con el conocimiento y el razonamiento. Aristóteles

distingue entre dos partes del alma que poseen razón: una que es
teórica y otra que es práctica. La primera se ocupa de las cosas que

son necesarias y eternas, como la ciencia y la sabiduría; la segunda

se ocupa de las cosas que son contingentes y variables, como la

prudencia y el arte. El fin de la parte teórica es la verdad, mientras

que el fin de la parte práctica es la acción conforme a la virtud.

Desarrollo de los capítulos:

- Capítulo 1: Aristóteles define la virtud intelectual como una

disposición que produce verdad mediante el razonamiento.

Distingue entre cinco tipos de virtudes intelectuales: ciencia, arte,

prudencia, entendimiento y sabiduría.

- Capítulo 2: Aristóteles explica la naturaleza de la ciencia, que es el

conocimiento de las causas y los principios de las cosas que no

pueden ser de otra manera. La ciencia se adquiere por demostración,

que es un silogismo que parte de premisas verdaderas, necesarias y

primeras.
- Capítulo 3: Aristóteles expone las características del arte, que es la

capacidad de producir cosas buenas o bellas siguiendo una regla o

un método. El arte no se ocupa de lo que existe por naturaleza, sino

de lo que depende del hombre. El arte es diferente de la experiencia,

que es el conocimiento de los hechos particulares.

- Capítulo 4: Aristóteles define la prudencia como la capacidad de

deliberar y elegir lo mejor para la vida humana, teniendo en cuenta

las circunstancias particulares. La prudencia no es una ciencia ni un

arte, sino una virtud práctica que se refiere a lo contingente y

variable. La prudencia requiere tanto el conocimiento universal

como el particular, así como el buen sentido común.

- Capítulo 5: Aristóteles analiza el entendimiento, que es la

capacidad de juzgar lo verdadero o lo falso en los asuntos prácticos,

basándose en la intuición o en el razonamiento. El entendimiento se

aplica tanto a los principios indemostrables como a las conclusiones


demostrables. El entendimiento es diferente de la opinión, que es un

juicio probable y discutible.

- Capítulo 6: Aristóteles describe la sabiduría, que es la combinación

de la ciencia y el entendimiento aplicados a las cosas más elevadas y

divinas. La sabiduría es el conocimiento más perfecto y más

deseable por sí mismo. La sabiduría se ocupa de las cosas que son

necesarias y eternas, como Dios y el primer motor.

- Capítulo 7: Aristóteles distingue entre otras facultades relacionadas

con el razonamiento práctico, como el buen consejo, el buen juicio y

el buen parecer. El buen consejo es la capacidad de deliberar bien

sobre lo que conviene hacer. El buen juicio es la capacidad de

aprobar lo que se ha deliberado bien. El buen parecer es la capacidad

de estimar correctamente lo que es bueno o malo para uno mismo.

Conclusión: Aristóteles concluye que las virtudes intelectuales son

necesarias para alcanzar la felicidad humana, pero no suficientes.


También se requieren las virtudes morales, que consisten en el

hábito de elegir el medio justo entre los extremos viciosos. Las

virtudes morales e intelectuales se complementan y se refuerzan

mutuamente, ya que ambas dependen de la recta razón. La recta

razón es el criterio que nos permite discernir lo bueno de lo malo, lo

justo de lo injusto, lo conveniente de lo inconveniente. La recta

razón es, en definitiva, el principio y el fin de la ética aristotélica.

Introducción:

El libro número 7 de Ética a Nicómaco es una parte importante de la

obra escrita por Aristóteles que aborda el tema de la virtud

intelectual. En este libro, Aristóteles explora la importancia de la

razón práctica y la sabiduría en la búsqueda de la felicidad y el

bienestar humano. A lo largo de los capítulos, se analizan distintos

aspectos relacionados con la virtud intelectual y se profundiza en

cómo aplicarla en la vida diaria.


Desarrollo:

Capítulo 1: En este capítulo, Aristóteles define la virtud intelectual

como la capacidad de razonar correctamente y tomar decisiones

acertadas. Explica que esta virtud se desarrolla a través de la

educación y la práctica, y esencial para el desarrollo de un carácter

moralmente valioso.

Capítulo 2: En este capítulo, Aristóteles explora la relación entre la

virtud intelectual y la acción. Sostiene que la virtud intelectual solo

es completa cuando se pone en práctica a través de acciones

virtuosas. Además, destaca la importancia de adquirir conocimiento

y experiencia para tomar decisiones correctas.

Capítulo 3: Aquí, Aristóteles discute cómo la virtud intelectual se

relaciona con la sabiduría y el conocimiento. Argumenta que la

sabiduría es la forma más alta de virtud intelectual y consiste en la

capacidad de discernir lo que es verdaderamente valioso en la vida.


También destaca la importancia de la prudencia, que implica tomar

decisiones sabias y prudentes en situaciones específicas.

Capítulo 4: En este capítulo, Aristóteles examina la relación entre la

virtud intelectual y el juicio correcto. Sostiene que el juicio correcto

es fundamental para el desarrollo de la virtud intelectual, ya que

implica evaluar adecuadamente las situaciones y tomar decisiones

informadas.

Capítulo 5: En este último capítulo, Aristóteles aborda el tema de la

continencia y la incontinencia. Explica que la continencia es la

capacidad de resistir las tentaciones y actuar virtuosamente a pesar

de las pasiones o deseos desordenados. Por otro lado, la

incontinencia implica ceder a las tentaciones y actuar en contra de la

virtud. Aristóteles sostiene que la continencia es superior a la

incontinencia, ya que implica un mayor control y dominio de uno

mismo.
Conclusión:

En el libro número 7 de Ética a Nicómaco, Aristóteles nos brinda un

profundo análisis de la virtud intelectual y su importancia en la

búsqueda de la felicidad y el bienestar humano. A través de los

diferentes capítulos, el autor explora aspectos esenciales como la

relación entre la virtud intelectual y la acción, la sabiduría y el

conocimiento, el juicio correcto y la continencia. En última

instancia, Aristóteles nos muestra que la adquisición de la virtud

intelectual es fundamental para vivir una vida plena y moralmente.

Aquí está el resumen del octavo libro de la Ética a Nicómaco de

Aristóteles, con introducción, desarrollo de cada capítulo y

conclusión:

Introducción:

La Ética a Nicómaco es una obra de Aristóteles dedicada a su hijo

Nicómaco, en la que expone su teoría sobre la felicidad, la virtud, el


vicio, la voluntad, la amistad y la justicia. En el libro octavo, el tema

central es la amistad, que Aristóteles considera como una virtud o al

menos como algo relacionado con la virtud. El filósofo analiza los

distintos tipos de amistad, sus causas, sus características, sus

beneficios y sus problemas.

Desarrollo:

Capítulo I: Naturaleza de la amistad

Aristóteles afirma que la amistad es algo necesario para la vida

humana, ya que nadie querría vivir sin amigos, incluso si tuviera

todos los bienes materiales. La amistad es también una forma de

virtud, ya que implica el amor al otro por sí mismo y no por algún

interés. La amistad se da entre seres semejantes y racionales, que se

comunican y se desean el bien mutuamente. La amistad también

contribuye a la armonía social y política, ya que evita las

enemistades y las guerras.


Capítulo II: Lo que se ama

Aristóteles distingue tres objetos de amor: lo bueno, lo útil y lo

placentero. Estos objetos corresponden a tres tipos de amistad: la

amistad por el bien, la amistad por el interés y la amistad por el

placer. La amistad por el bien es la más perfecta y duradera, ya que

se basa en el reconocimiento de la virtud del otro y en el deseo de su

felicidad. La amistad por el interés y por el placer son más

superficiales y cambiantes, ya que dependen de las circunstancias y

de los beneficios o los placeres que se obtienen del otro.

Capítulo III: Los tipos de amistad

Aristóteles clasifica las amistades según la igualdad o la desigualdad

de los amigos. Las amistades entre iguales se dan entre personas que

comparten la misma condición social, económica o moral, y se

basan en la reciprocidad y la proporción. Las amistades entre


desiguales se dan entre personas que tienen una relación de

superioridad e inferioridad, como el padre y el hijo, el maestro y el

discípulo, el gobernante y el súbdito, etc. Estas amistades se basan

en el beneficio y en la gratitud, y requieren una adecuación entre lo

que se da y lo que se recibe.

Capítulo IV: Los motivos de la amistad

Aristóteles explica que los motivos de la amistad son naturales, ya

que los seres humanos tienen una tendencia innata a asociarse con

otros. Esta tendencia se manifiesta desde la infancia, cuando los

niños buscan compañeros de juego, hasta la vejez, cuando los

ancianos buscan consuelo y ayuda. La amistad también es necesaria

para realizar acciones virtuosas, ya que los amigos se estimulan y se

corrigen mutuamente. Además, la amistad es una fuente de placer,

ya que los amigos comparten sus alegrías y sus penas.

Capítulo V: Los efectos de la amistad


Aristóteles señala que la amistad tiene efectos positivos tanto para

los individuos como para las comunidades. Para los individuos, la

amistad les proporciona seguridad, confianza, apoyo, consejo y

diversión. Para las comunidades, la amistad fomenta la concordia, la

cooperación, la justicia y la paz. Aristóteles también indica que la

amistad es un bien en sí mismo, ya que no sólo es un medio para

conseguir otros fines, sino también un fin en sí mismo.

Capítulo VI: Los grados de amistad

Aristóteles distingue entre los grados de intensidad y de extensión de

la amistad. La intensidad se refiere al grado de afecto y de

compromiso que se tiene con el amigo. La extensión se refiere al

número de amigos que se tiene. Aristóteles sostiene que no es

posible tener muchos amigos verdaderos, ya que la amistad perfecta

requiere mucho tiempo, atención y dedicación. Por eso, la amistad

perfecta se da entre pocos y buenos. En cambio, la amistad por el


interés y por el placer se puede dar entre muchos y malos, ya que no

exige tanta calidad ni cantidad de trato.

Capítulo VII: La elección de los amigos

Aristóteles aconseja cómo elegir a los amigos adecuados, según el

tipo de amistad que se busca. Para la amistad por el bien, se debe

elegir a personas virtuosas, que sean semejantes en carácter y en

gustos, y que se amen por sí mismas. Para la amistad por el interés,

se debe elegir a personas útiles, que puedan ofrecer algún servicio o

beneficio, y que se amen por lo que hacen. Para la amistad por el

placer, se debe elegir a personas agradables, que puedan

proporcionar algún goce o diversión, y que se amen por lo que son.

Capítulo VIII: La base de la amistad

Aristóteles examina la base de la amistad, es decir, el principio o la

causa que la origina y la mantiene. La base de la amistad es el amor,


entendido como el deseo del bien para el otro. El amor es una virtud

que implica una disposición habitual y racional hacia el otro, y no

una pasión irracional y efímera. El amor se manifiesta en actos de

benevolencia, de complacencia y de beneficencia hacia el amigo. El

amor también implica una cierta semejanza entre los amigos, ya que

se ama lo que es similar a uno mismo.

Capítulo IX: La ruptura de la amistad

Aristóteles analiza las causas que pueden provocar la ruptura de la

amistad, y cómo evitarlas o remediarlas. Las causas principales son

el cambio, el exceso y el defecto. El cambio se refiere a la alteración

del carácter o de las circunstancias de los amigos, que puede

hacerlos incompatibles o indiferentes. El exceso se refiere al abuso o

al aprovechamiento de uno de los amigos sobre el otro, que puede

generar resentimiento o rencor. El defecto se refiere a la falta o al

descuido de uno de los amigos hacia el otro, que puede generar

desconfianza o decepción. Para evitar o remediar estas causas,


Aristóteles recomienda mantener la comunicación, la sinceridad, la

moderación y la equidad en la relación.

Capítulo X: La concordia

Aristóteles define la concordia como un tipo especial de amistad que

se da entre los ciudadanos de una misma comunidad política. La

concordia consiste en estar de acuerdo sobre los asuntos comunes,

como las leyes, las costumbres, los intereses y los fines. La

concordia es un bien para la ciudad, ya que favorece la estabilidad,

la cooperación y la justicia. La concordia se basa en la virtud cívica,

que implica el respeto a las leyes, el cumplimiento de los deberes y

el ejercicio de los derechos.

Conclusión:

El libro octavo de la Ética a Nicómaco es una reflexión profunda y

práctica sobre la naturaleza, los tipos, los motivos, los efectos, los
grados, la elección, la base, la ruptura y la concordia de la amistad.

Aristóteles muestra que la amistad es un fenómeno humano

universal y necesario, que tiene una dimensión ética y política. La

amistad perfecta es aquella que se funda en el bien y en el amor al

otro por sí mismo. La amistad imperfecta es aquella que se funda en

el interés o en el placer. La amistad requiere cuidado, atención y

equilibrio para mantenerse y prosperar. La amistad también

contribuye a la felicidad individual y colectiva.

Aquí está mi resumen del noveno libro de la Ética a Nicómaco de

Aristóteles, basado en la información que encontré en la web¹²³⁴:

Introducción: El noveno libro de la Ética a Nicómaco trata sobre la

conservación de la amistad, el amor propio, el número y el tiempo

de los amigos, y la felicidad como fin supremo de la vida humana.

Aristóteles continúa su análisis de las distintas clases de amistad y

las condiciones que las hacen duraderas y beneficiosas para las

partes involucradas.
Desarrollo:

- Capítulo 1: Aristóteles afirma que la conservación de la amistad

depende de que cada uno haga lo que le corresponde según el tipo y

el grado de amistad que tenga con el otro. Así, en las amistades

basadas en la utilidad o el placer, se debe mantener la proporción

entre lo que se da y lo que se recibe, y en las amistades basadas en la

virtud, se debe procurar el bien del otro por sí mismo. La amistad se

disuelve cuando no se logra lo que se buscaba en ella, ya sea

utilidad, placer o virtud.

- Capítulo 2: Aristóteles distingue entre el amor propio bueno y el

malo. El amor propio bueno es el que se tiene por ser virtuoso y

buscar el bien propio y el ajeno. El amor propio malo es el que se

tiene por ser egoísta y buscar el propio interés a costa del ajeno. El

amor propio bueno es compatible con la amistad, pues quien se ama

a sí mismo de esta manera también ama a sus amigos como a sí


mismo. El amor propio malo es contrario a la amistad, pues quien se

ama a sí mismo de esta manera no ama a nadie más que a sí mismo.

- Capítulo 3: Aristóteles examina la cuestión de si es mejor tener

muchos o pocos amigos. Argumenta que no es posible tener muchos

amigos verdaderos, pues estos requieren una convivencia frecuente

y una benevolencia mutua que no se puede extender a muchos.

Además, tener muchos amigos puede generar conflictos de lealtad y

preferencia. Por tanto, es preferible tener pocos amigos verdaderos,

pero buenos y virtuosos, que muchos amigos falsos o mediocres.

- Capítulo 4: Aristóteles aborda la cuestión de si es mejor tener

amigos iguales o desiguales. Reconoce que hay dificultades para

mantener la amistad entre los desiguales, pues estos pueden sentir

envidia o desprecio por el otro, o no saber cómo compensar la

diferencia. Sin embargo, sostiene que es posible tener una amistad

entre los desiguales si se respeta la proporción entre lo que cada uno

da y recibe según su mérito y su condición. Así, por ejemplo, un

padre puede ser amigo de su hijo si le da más beneficios que los que

recibe, pero también más honor y obediencia.


- Capítulo 5: Aristóteles trata de la cuestión de si es mejor tener

amigos en la prosperidad o en la adversidad. Afirma que ambas

situaciones tienen sus ventajas y sus inconvenientes para la amistad.

En la prosperidad, los amigos pueden disfrutar juntos de los bienes y

las actividades que les gustan, pero también pueden caer en la

rivalidad o la indiferencia. En la adversidad, los amigos pueden

consolarse y ayudarse mutuamente, pero también pueden sentir pena

o molestia por el otro. Por tanto, lo mejor es tener amigos en ambas

situaciones, pero moderando los excesos y los defectos de cada una.

- Capítulo 6: Aristóteles considera la cuestión de cómo romper una

amistad sin causar ofensa al otro. Aconseja que se debe hacer con

prudencia y delicadeza, evitando las injurias y las calumnias, y

dando razones válidas para justificar la ruptura. Así, por ejemplo, se

puede alegar un cambio de circunstancias o de carácter que impida

mantener la amistad como antes. También se puede recurrir a una

separación gradual o a una disminución de la frecuencia o la

intensidad del trato.


- Capítulo 7: Aristóteles reflexiona sobre la cuestión de cómo tratar a

los antiguos amigos que han cambiado para mal. Opina que no se

debe abandonar a los amigos que han cometido faltas leves o

involuntarias, sino corregirlos y perdonarlos. Sin embargo, si los

amigos han cometido faltas graves o voluntarias, se debe romper la

amistad con ellos, pues ya no son los mismos que antes, ni merecen

el mismo afecto y respeto.

- Capítulo 8: Aristóteles vuelve al tema de la felicidad como fin

supremo de la vida humana. Reitera que la felicidad consiste en la

actividad conforme a la virtud, y que la virtud más alta es la

sabiduría, que se ocupa de las cosas más nobles y divinas. Sin

embargo, reconoce que la felicidad también necesita de ciertos

bienes externos, como la salud, la riqueza, los amigos y la patria,

que facilitan y adornan la vida virtuosa. Por tanto, la felicidad es una

combinación de lo humano y lo divino, de lo necesario y lo

deseable, de lo individual y lo social.


Conclusión: El noveno libro de la Ética a Nicómaco nos ofrece una

serie de consejos prácticos para conservar y mejorar nuestras

relaciones de amistad, así como para alcanzar y disfrutar de la

felicidad. Aristóteles nos muestra que la amistad y la felicidad son

dos aspectos esenciales de la vida buena, que dependen tanto de

nuestra virtud como de nuestra fortuna. Por ello, debemos cultivar

nuestra excelencia moral y nuestra prudencia política, pero también

agradecer nuestra suerte y nuestra condición humana.

Aquí está el resumen del décimo libro de Ética a Nicómaco de

Aristóteles, con introducción, desarrollo de cada capítulo y

conclusión.

Introducción

El décimo libro de Ética a Nicómaco es el último de la obra ética de

Aristóteles, en la que expone sus reflexiones sobre la felicidad, la

virtud, el bien y la política. En este libro, el filósofo retoma el tema

de la felicidad, que había iniciado en el primer libro, y lo relaciona


con la actividad contemplativa, que considera la más alta y perfecta

de todas. Asimismo, analiza el papel de los placeres y los dolores en

la vida moral, y ofrece algunos consejos prácticos para educar el

carácter y fomentar la virtud.

Desarrollo

El libro se divide en nueve capítulos, que se pueden resumir así:

- Capítulo 1: Aristóteles recuerda que el fin último de todas las

acciones humanas es la felicidad, que consiste en una actividad

conforme a la virtud. Sin embargo, hay diferentes tipos de virtudes,

y algunas son superiores a otras. La virtud más alta es la del

intelecto, que se ejerce en la contemplación de la verdad. Por tanto,

la felicidad más perfecta es la que se basa en la actividad

contemplativa.

- Capítulo 2: Aristóteles argumenta que la actividad contemplativa

es la más divina y autárquica de todas, ya que se ocupa de los

objetos más nobles y eternos, y no depende de factores externos ni


de otras personas. Además, es la más placentera y continua, y la que

más se asemeja a la vida eterna.

- Capítulo 3: Aristóteles reconoce que la actividad contemplativa no

es fácil de realizar, ya que requiere tiempo, ocio, salud y recursos

materiales. Por eso, dice que el hombre feliz necesita también de las

virtudes morales, que le permiten vivir bien en sociedad y moderar

sus pasiones. Sin embargo, las virtudes morales son secundarias

respecto a las intelectuales, y solo son un medio para alcanzar la

felicidad.

- Capítulo 4: Aristóteles pasa a examinar el papel de los placeres y

los dolores en la vida moral. Afirma que los placeres son buenos

cuando acompañan a las actividades virtuosas, pero malos cuando

son excesivos o contrarios a la razón. Los dolores, por el contrario,

son malos cuando impiden o dificultan las actividades virtuosas,

pero buenos cuando sirven para corregir o evitar los vicios. Por

tanto, el hombre virtuoso debe buscar los placeres moderados y

racionales, y evitar los dolores innecesarios o desproporcionados.


- Capítulo 5: Aristóteles distingue entre los placeres propios de cada

actividad y los placeres comunes a todos los seres vivos. Los

primeros son más nobles y verdaderos que los segundos, ya que

dependen de la naturaleza y el hábito de cada uno. Los segundos son

más falsos y engañosos, ya que dependen de las circunstancias y las

necesidades del cuerpo. El placer más propio y verdadero es el que

se deriva de la actividad contemplativa, ya que es el más acorde con

la naturaleza humana.

- Capítulo 6: Aristóteles critica las opiniones de algunos filósofos

anteriores que negaban o despreciaban el valor de los placeres. Entre

ellos, menciona a Platón, que afirmaba que el bien supremo era el

Uno o lo Uno-Bueno, al margen de toda sensación o emoción.

Aristóteles rechaza esta idea, ya que considera que el bien debe ser

algo deseable y apetecible por sí mismo. Además, dice que los

placeres no son un género único, sino que hay muchos tipos

diferentes según las actividades a las que acompañan.

- Capítulo 7: Aristóteles aborda el problema de cómo educar el

carácter para adquirir las virtudes. Dice que se necesita una buena
legislación que establezca las leyes y costumbres adecuadas para

fomentar las acciones virtuosas desde la infancia. También se

necesita una buena educación familiar y social que inculque los

hábitos morales correctos. Finalmente, se necesita una buena guía

filosófica que ilumine la razón y oriente la voluntad hacia el bien.

- Capítulo 8: Aristóteles insiste en la importancia de la educación

para formar el carácter. Dice que la educación debe ser universal y

obligatoria para todos los ciudadanos, y que debe estar basada en el

ejemplo y la persuasión, no en la fuerza o el castigo. También dice

que la educación debe ser adaptada a las capacidades y necesidades

de cada uno, y que debe tener en cuenta los fines últimos de la vida

humana.

- Capítulo 9: Aristóteles concluye el libro y la obra con una reflexión

sobre la relación entre la ética y la política. Dice que la ética es una

parte de la política, ya que ambas se ocupan del bien humano. Sin

embargo, la política es más amplia y noble que la ética, ya que se

refiere al bien común de la ciudad, no solo al bien individual. Por

eso, el filósofo dice que su intención es continuar su investigación


con una obra sobre la política, en la que tratará los temas de la

constitución, las leyes, la educación y la justicia.

Conclusión

El décimo libro de Ética a Nicómaco es un resumen y una

ampliación de las ideas expuestas en los libros anteriores. En él,

Aristóteles vuelve a definir la felicidad como una actividad

conforme a la virtud, y destaca el papel de la actividad

contemplativa como la más alta y perfecta de todas. También analiza

el papel de los placeres y los dolores en la vida moral, y ofrece

algunos consejos prácticos para educar el carácter y fomentar la

virtud. Finalmente, relaciona la ética con la política, y anuncia su

propósito de escribir una obra sobre esta última.

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