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Las representaciones sociales

desde una perspectiva discursiva

Silvia Gutiérrez Vidrio*

El propósito de este artículo es presentar algunas reflexiones sobre el


aspecto discursivo de las representaciones sociales, es decir, de los saberes
elaborados en común, del lazo profundo entre la cognición y la
comunicación, las operaciones mentales y las lingüísticas, las
informaciones y los significados. Este enfoque se orienta más al estudio
del proceso de construcción y los movimientos de transformación de las
representaciones asociadas a las prácticas sociales de los grupos, que a la
mera identificación de contenidos.
A partir de ciertas reflexiones de Jean-Blaise Grize sobre la relación
entre la lógica natural y las representaciones sociales se muestra por qué
la lógica natural puede proporcionar un método de análisis que permita
analizar tanto la forma como el contenido de las representaciones.
También se retoma el concepto de themata que sirve como lazo entre la
cognición social y la comunicación, y entre operaciones mentales y
lingüísticas.

Social representations: a discourse analysis proposal. The purpose of this


text is to present some reflexions on the discursive aspect of social
representations, that is on knowledge that has been socially constructed,
as well as on the strong connection between cognition and
communication, mental and linguistic operations, information and
meaning. This approach focusses more on the process of the
construction of representations, their transformation movements and
their relation to the social practices of groups, than on the mere
identification of contents.
Taking as a starting point some of Jean-Blaise Grize’s proposal
regarding the relationship between natural logic and social
representations, it is argued that natural logic can provide a method for

* Profesora-investigadora del Posgrado de Ciencias Sociales, del área de Comunicación


y Política. Adscrita al Departamento de Educación y Comunicación, UAM-Xochimilco
[sgvidrio@hotmail.com].

VERSIÓN 17 • UAM-X • MÉXICO • 2006 • PP. 231-256 231


C U L T U R A Y D I S C U R S O

analysing the form and content of representations. The concept of


thêmata is also used in order to show the connection between social
cognition and between mental and linguistic operations.

Introducción

EN LA ACTUALIDAD LA PERSPECTIVA TEÓRICO-METODOLÓGICA de las


represtaciones sociales es, cada vez más, retomada para el estudio de
los fenómenos sociales. A partir de la obra de Serge Moscovici (1961) la
noción de representación social ha cobrado un lugar fundamental en las
ciencias sociales, la psicología cognitiva, la educación y la comunicación
social. Una de las razones por las que se recurre a este enfoque es que
permite acceder a una serie de fenómenos múltiples que se observan y
estudian a variados niveles de complejidad, individuales y colectivos,
psicológicos y sociales. Además constituye una nueva aproximación
fecunda para el análisis de los procesos comunicativos.
En el transcurso de las últimas décadas ha habido desarrollos
importantes que permiten profundizar en la teoría de las representaciones
sociales. Para Moscovici y Vignaux (1994), estas contribuciones se pueden
ubicar en dos hipótesis que han estimulado investigaciones fecundas en
el campo de las representaciones sociales. Una es la hipótesis del núcleo
central (Abric, Flamant, Guimelli) según la cual toda representación
social incluye los elementos cognitivos o los esquemas estables alrededor
de los cuales se ordenan los elementos cognitivos o los esquemas
periféricos. La segunda tiene que ver con una de las referencias esenciales
de la teoría de las representaciones sociales, que a menudo no se le da
la importancia que tiene debido a las orientaciones dominantes en la
psicología social, ésta es su referencia a la comunicación, al lenguaje, es
decir, al aspecto discursivo de los saberes elaborados en común.
Como señala Moscovici, la psicología social en general no se interesa
mucho en este aspecto más que de una manera accesoria, pero la teoría
de las representaciones sociales, desde su origen, ha insistido en el lazo
estrecho entre la cognición y la comunicación, entre las operaciones
mentales y las operaciones lingüísticas, entre informaciones y significados
(1994).

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LAS REPRESENTACIONES SOCIALES DESDE UNA PERSPECTIVA DISCURSIVA

Existen varios autores que retoman este segundo aspecto de las


representaciones y han presentado propuestas metodológicas, por
ejemplo, Grize (1987, 1989, 1993), Billig (1987, 1988, 1991), Potter
y Whetherell (1987), Wagner y Elejabarrieta (1994).
Para profundizar en el aspecto discursivo de las representaciones, en
este artículo retomo algunos de los planteamientos de la Escuela de Neuchâtel
acerca de la relación entre lógica natural y representaciones sociales.
Primero explico, de manera general, la importancia del lenguaje en la
construcción de las representaciones sociales. Posteriormente, expongo
algunas razones que respaldan la importancia del análisis argumentativo
para de ahí presentar algunos de los planteamientos de Jean-Blaise Grize1
sobre la relación entre la lógica natural y las representaciones sociales.
Finalmente retomo un concepto que sirve como lazo entre la cognición
social y la comunicación y entre operaciones mentales y operaciones
lingüísticas: el concepto de themata.

La importancia del lenguaje en la construcción


de las representaciones sociales

En este apartado expongo la importancia que tiene el lenguaje en la


construcción de los saberes elaborados en común. Las representaciones
sociales son una manera de interpretar y de pensar nuestra realidad
cotidiana, una forma de conocimiento del entramado social. También,
son la actividad mental desplegada por individuos y grupos a fin de fijar
su posición en relación con situaciones, acontecimientos, objetos y
comunicaciones que les conciernen.
Las representaciones sociales que circulan en los discursos son
vehiculizadas por las palabras, los mensajes y las imágenes de los medios
de comunicación y son cristalizadas en las conductas de los individuos
y las comunidades.
La base de la dimensión simbólica de los procesos sociales es el
lenguaje. La comunicación, interpersonal o masiva, sólo es posible gracias
1
Jean-Blaise Grize, matemático y experto en lógica, es el fundador del Centro de
Investigaciones Semiológicas de Neuchâtel que está dedicado al estudio de la lógica
natural.

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a él. Mediante el lenguaje objetivamos nuestros sentimientos e ideas


acerca del mundo, es decir, los hacemos reconocibles para nosotros
mismos y para los demás. El lenguaje da cuenta de los procesos subjetivos
de quienes lo usamos en tanto que se trata de una propiedad compartida.
Puesto que el lenguaje se origina en la vida cotidiana, en el aquí y en
el ahora del sujeto, conviene apuntar que “la vida cotidiana, por sobre
todo, es vida con el lenguaje que comparto con mis semejantes y por
medio de él. Por lo tanto, la comprensión del lenguaje es esencial para
cualquier comprensión de la realidad de la vida cotidiana” (Berger y
Luckmann, 1968:55).
El carácter discursivo de las representaciones sociales y la importancia
del lenguaje queda evidenciado en la obra fundamental de Moscovici,
El psicoanálisis, su imagen y su público. En esta investigación Moscovici
recalca la importancia del lenguaje y la comunicación. Como el propio
investigador aclara: “Es cierto que cuando la gente habla de la La
Psychanalyse suele poner el acento en la cuestión de la representación
pero suele dejar de lado la segunda parte del libro, que se ocupa de la
comunicación y el lenguaje” (en Markova, 2003:144).
Para reforzar esta aseveración, Moscovici señala: “Para mí la
comunicación forma parte del estudio de las representaciones, porque
las representaciones se generan en este proceso de comunicación y
luego, por supuesto, se expresan a través del lenguaje” (2003:145).
Dada la importancia que tiene el lenguaje para la construcción y la
expresión de las representaciones sociales, ha surgido una corriente
que postula que el estudio del discurso es la vía más idónea para su análisis.
Así, a la pregunta que le hace Markova sobre si son compatibles el
construccionismo y el análisis del discurso con la teoría de las
representaciones sociales, Moscovici contesta: “Respecto del análisis del
discurso, creo que es perfectamente compatible con la teoría de las
representaciones sociales. En realidad el análisis del discurso comenzó
al lado de mi laboratorio con el trabajo de Pêcheux y Henry. El mismo
Pêcheux2 lo aplicó al estudio de las representaciones sociales” (2003:148).

2
En el artículo de C. Haroche y M. Pêcheux (1972) “Etude expérimentale de l’effet
des représentations sociales sur la résolution d’une épreuve logique a présentation
variable” se puede encontrar esta aplicación.

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LAS REPRESENTACIONES SOCIALES DESDE UNA PERSPECTIVA DISCURSIVA

Si las representaciones sociales son vistas como una actividad de


apropiación de la realidad, en esta apropiación el lenguaje desempeña un
rol importante. La función mediadora del lenguaje, según Roig, presupone
una ampliación metodológica que permite leer en el ámbito discursivo la
contextualidad social que constituye el marco de condiciones de toda
producción simbólica (en Ponte, 1999:26).
Como señala Abric (2001), uno de los componentes fundamentales
de la representación es la significación y ésta es determinada doblemente
por efectos de contexto. Por el contexto discursivo, primeramente, es
decir, por la naturaleza de las condiciones de producción del discurso, a
partir del cual será formulada o descubierta una representación. En la
medida en que, en la mayoría de los casos, son producciones discursivas
que permiten entrar a las represtaciones, es necesario analizar sus
condiciones de producción3 y tener en cuenta que la representación
recabada se produce en situación, para un auditorio, a quien se pretende
argumentar y convencer (cfr. Grize et al., 1987) y que la significación de
la representación social dependerá en parte de las relaciones concretas que
se verifican en el tiempo de una interacción. Por el contexto social, en
seguida, es decir, por una parte, debido al contexto ideológico y, por otra,
al lugar que el individuo o el grupo respectivo ocupa en el sistema social.
Como señala Doise: “La significación de una representación social está
entrelazada o anclada siempre en significaciones más generales que
intervienen en las relaciones simbólicas propias al campo social dado”
(1992:189).
Para enfatizar la función del lenguaje en la construcción de las
representaciones, Raiter señala lo siguiente: “Es que el lenguaje no es
solamente un medio o instrumento para perfeccionar la comunicación:
es una poderosa herramienta cognitiva que ha permitido la formación y
complejización de las representaciones y ha posibilitado la transmisión
e intercambio de esas representaciones entre los miembros de la especie”
(2002:13). Es por medio del lenguaje que las representaciones sociales
no están limitadas a ser de algún modo un reflejo del mundo que nos

3
El concepto de condiciones de producción del discurso es uno de los aportes
fundamentales de la escuela francesa del discurso representada principalmente por M.
Pêcheux, C. Haroche y R. Robin.

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rodea, sino que pueden ser algo hasta cierto punto diferente del mundo:
en las representaciones los seres humanos “completan” el mundo o le
agregan elementos (cfr. Raiter, 2002).
La representación no es así un simple reflejo de la realidad sino una
organización significante. Esta significación depende a la vez de factores
contingentes (de “circunstancias”) –naturaleza y obligaciones de la
situación, contexto inmediato, finalidad de la situación– y factores más
generales que rebasan la situación misma: contexto social e ideológico,
lugar del individuo en la organización social, historia del individuo y
del grupo, desafíos sociales (Abric, 2001:13).
Al hacer uso del lenguaje para objetivar y anclar los sucesos y las
cosas que quieren comunicar, los sujetos sociales generan discursos que
derivan en textos concretos. Aquí valdría aclarar qué se entiende por
discurso. Para explicar dicho concepto retomo la definición de Patrick
Charaudeau4 quien, con base en el modelo de interacción lingüística,
entiende por discurso al

[...] conjunto coherente de saberes compartidos, construido, con frecuencia,


de manera inconsciente por los individuos de un grupo social. Esos discursos
sociales que se podrían llamar igualmente –imaginarios sociales– son testimonio
de la manera en que las prácticas sociales son representadas en un contexto
sociocultural dado y racionalizados en términos de valor (1985:56).

Este tipo de saber socializado que menciona Charaudeau se aproxima


a la descripción general de las representaciones sociales como “un
conjunto de proposiciones, de reacciones y de evaluaciones referentes a
puntos particulares, emitidos por el ‘corazón’ colectivo del cual, cada
uno, quiéralo o no, forma parte” (Moscovici, 1986:45).

Argumentación y representaciones sociales

Las representaciones sociales se encuentran preferentemente en las


conversaciones ordinarias y en el espacio social informal, donde el
4
Patrick Charaudeau, lingüista francés, ha desarrollado una propuesta teórico-
metodológica conocida como el análisis semiolingüístico del discurso.

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devenir de las asociaciones y las prevalencias emocionales poseen un


campo fértil para germinar. En los enunciados que se producen en
aquellas situaciones, los sujetos entrelazan narraciones, descripciones
y argumentos que son contenedores de las imágenes adquiridas y
reformuladas que determinan a las representaciones. De estos tres estilos
enunciativos, retomo el nivel argumentativo del discurso por tratarse de
una actividad que elabora razonamientos a partir de una base de valores
socioculturales compartidos.
Según Grize et al. (1987), la actividad discursiva es sin duda la
expresión más compleja a la que pueden dar lugar las representaciones
sociales. No existe discurso que no sea un poco elaborado y que no
presente huellas de argumentación. No existe un discurso donde esta
faceta argumentativa no esté presente, al menos en algún grado. La
argumentación forma parte de nuestra vida cotidiana. En cualquier
situación que uno piense está presente. Por ejemplo, no hay páginas de
un periódico, o secuencias de la radio o la televisión que no expongan o
reporten los argumentos de un editorialista, un invitado, un político...;
hasta la misma descripción de acontecimientos, la presentación de
imágenes son, por tanto, los argumentos implícitos a favor de una
tesis. Cada uno de nosotros, en diferentes momentos y circunstancias, es
llevado a argumentar, ya sea que se trate de justificar nuestra conducta o
de solicitar a los adversarios, amigos, hombres públicos o padres, que
piensen en los pros y los contras de una elección o una decisión (cfr.
Calsamiglia y Tusón, 1999).
Son los sujetos situados en un espacio y un tiempo, los sujetos en el
sentido de una cultura, los que construyen representaciones sociales.
Por tanto, todo discurso en lengua natural ofrece una dimensión
argumentativa y esta dimensión es importante porque una argumentación
no se concibe fuera de un contexto social.
Para Grize, la argumentación “es una actividad que tiene como objeto
intervenir sobre la opinión, la actitud, e incluso el comportamiento de
una persona” (1990:40). Este autor ve la necesidad de insistir en que
los medios que se utilizan en la argumentación son aquellos del discurso,
excluyendo todo acto de violencia física, y que la argumentación requiere
del consentimiento, frecuentemente de la complicidad del interlocutor.
De acuerdo con Grize, la argumentación considera al interlocutor

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[...] no como un objeto a manipular, sino como un “alter ego” al cual se trata de
hacer que comparta nuestra visión. Intervenir sobre él es buscar la modificación
de las diversas representaciones que nosotros le adjudicamos, poniendo en
evidencia ciertos aspectos de las cosas, ocultando otros, proponiendo nuevos,
todo esto, gracias a una esquematización apropiada (1990:40).

Antes de seguir con la explicación de por qué la argumentación y,


más específicamente, la lógica natural pueden ser de utilidad en el análisis
de las representaciones sociales, considero necesario exponer los procesos
por medio de los cuales se construye una representación. Los procesos de
objetivación y anclaje,5 así como las etapas que cada uno comprende, son
fundamentales en la construcción de las representaciones sociales.
Dichos procesos explican cómo lo social transforma un objeto en
representación y cómo esta representación cambia lo social. Éstos han
sido ampliamente estudiados por la psicología social y se ha demostrado
su alcance, además de establecer que una de las funciones básicas de la
representación social es la integración de la novedad al saber compartido
de una sociedad.
La objetivación está relacionada con hacer concreto lo abstracto:
construir la estructura e imagen con la cual la representación social se
apropiará del objeto. Es, por tanto, un proceso fundamental en el
conocimiento social. En otras palabras, objetivar es transformar conceptos
abstractos extraños en experiencias o materializaciones concretas.
Para Moscovici (1979), la objetivación tiene la función de “llevar a
hacer real un esquema conceptual”, es decir, que el sujeto, de todo el
universo de palabras y objetos que circulan a su alrededor como algo
complejo, hace una selección de dichas palabras y objetos para poder
descontextualizarlos de su situación original, para de esta manera adaptar
a cada palabra un objeto; es decir, se materializan concretamente las
significaciones.
Moscovici señala que la objetivación se lleva a cabo por medio de
tres fases. Éstas quedan claramente explicadas por Jodelet: a) la selección
y descontextualización de los elementos de la teoría, consistentes en
separar ciertas informaciones en determinado campo y proyectarlas
5
Acerca de ese tema existe una bibliografía extensa. Véanse Moscovici (1979), Jodelet
(1986), Wagner y Elejabarrieta (1994), Ibáñez (1994).

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LAS REPRESENTACIONES SOCIALES DESDE UNA PERSPECTIVA DISCURSIVA

en otro contexto, b) la formación del núcleo figurativo, donde se


reproduce una estructura de imagen en una estructura conceptual, y c) la
naturalización, proceso que construye la imagen y la dota de sentido
(1986:481-483).
Estos elementos que configuran el proceso de objetivación, en suma,
actúan sobre un determinado objeto, materializándolo en un concepto
que permite delimitar y poner en funcionamiento la asociación
desprendida de la representación mental en la elaboración cotidiana
que realizan los sujetos en su relación con el mundo.
El segundo proceso que permite la conformación de las representa-
ciones sociales es el anclaje, el cual “se refiere al enraizamiento social de
la representación y de su objeto” (Jodelet, 1986:486). Este proceso
tiene la función de transformar aquello que es novedoso en un esquema
familiar.
La intervención de lo social se traduce en el significado y en la utilidad
que se le confiere; la integración cognitiva del objeto representado dentro
del sistema de pensamiento preexistente comienza a transformar el orden
primitivo de pensamiento, abriéndose un espacio orgánico en el sistema
de asignación de sentido, identidad, relaciones y conductas.
El anclaje articula tres funciones básicas de la representación: función
cognitiva de integración del objeto, función de interpretación de la
realidad y función de orientación de las conductas y las relaciones sociales.
Existe una relación probada entre la cristalización de una representación
en torno a un núcleo figurativo y el sistema de interpretación de la
realidad y orientación de los comportamientos.
Ambos conceptos mantienen una relación dialéctica. Se combinan
para hacer inteligible la realidad y para que, de esa inteligibilidad, resulte
un conocimiento práctico y funcional: un conocimiento social que nos
permita desenvolvernos en el entramado de relaciones y situaciones que
implica la vida cotidiana (Wagner y Elejabarrieta, 1994:836).
El análisis argumentativo y en específico algunos conceptos de la
lógica natural y la retórica, pueden ser de gran ayuda para reconstruir
cómo se dan estos dos procesos.6
6
Para un estudio de estos procesos desde la perspectiva del análisis del discurso véase
el texto de Lourdes Berruecos: “Las dos caras de la ciencia: representaciones sociales en el
discurso”, Discurso y Sociedad, vol. 2 (2) 2000, Gedisa, Barcelona, pp. 105-130.

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Al analizar la lógica natural que interviene en las actividades


discursivas, Grize (1974) corrobora el proceso de objetivación por medio
de la noción de “esquematización”. Una persona que se dirige a otra
utiliza los signos de la lengua para “darle a ver” su representación en
una “esquematización” compuesta por imágenes. Ésta es construida
en función de los objetivos perseguidos en la comunicación (Jodelet,
1986:484).7
Con el fin de hacer menos descriptivo el análisis del funcionamiento del
proceso de objetivación, es decir, para estudiar cómo el conocimiento
abstracto se convierte en conocimiento cotidiano, se han propuesto
recientemente algunas alternativas más precisas; Wager y Elejabarrieta
(1994) mencionan tres. La primera sugiere que además de analizar la
objetivación, el estudio de las representaciones sociales se dirija hacia el
análisis retórico y argumentativo de actitudes socialmente compartidas
(Billig, 1994). La segunda propone la metaforización como un
dispositivo específico de objetivación de lo extraño (Wagner, Lashnsteiner
y Elejabarrieta, 1993). La tercera presenta un efecto específico de la
objetivación: la personificación (Elejabarrieta y Valencia, 1993), que
había sido restringida descriptivamente al dominio de la popularización
de conceptos científicos.
Como lo que expongo aquí tiene que ver con la aplicación del análisis
argumentativo, me gustaría señalar que de acuerdo con Billig (1988),
una característica particular del proceso de objetivación es que no
todas las ideas son objetivadas. Este autor señala que la teoría de las
representaciones sociales ha insistido en el carácter homogéneo de la
mentalidad moderna, pero ha descuidado el estudio de la argumentación
implicada en las conversaciones cotidianas sobre elementos conflictivos.
Los temas que aparecen en conflicto y son controvertidos en el sentido
común, generan ideas y argumentaciones, oposiciones discursivas, que
son posibles en la dimensión retórica (1998:149-150).

7
Más adelante retomaré este punto para señalar la vinculación entre la lógica natural
y las representaciones sociales.

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LAS REPRESENTACIONES SOCIALES DESDE UNA PERSPECTIVA DISCURSIVA

Lógica natural y representaciones sociales

Para explicar por qué la lógica natural puede ser una aproximación útil
para acceder al análisis de las representaciones sociales, considero necesario
exponer qué es lo que la escuela de Neuchâtel entiende por lógica natural.
La teoría de la lógica natural,8 desarrollada por los investigadores
que conforman esta corriente (Grize, Vignaux, Borel) concibe al discurso
como una actividad compleja que uno puede caracterizar por cuatro
aspectos: 1. es una actividad de un sujeto locutor; 2. utiliza una lengua
natural; 3. está finalizada, en el sentido de que se trata del prójimo; 4. se
desarrolla siempre en una situación.
Para establecer la vinculación entre lógica natural y representaciones
sociales, Grize parte de un hecho esencial: “toda representación, de
cualquier manera que uno la especifique, es la representación de alguna
cosa. Por lo tanto se trata de un concepto semiótico”. Por lo que la
naturaleza de “esa cosa” no es indiferente, y todo aquello, que después
de las publicaciones de Moscovici, se ha dicho sobre las representaciones
sociales, es que son una forma de conocimiento (1989:153).
Para mostrar la aplicación de la lógica natural al análisis del discurso
compartido, Grize retoma uno de los conceptos centrales de la lógica
natural: el concepto de esquematización.
Cuando alguien emite un discurso para alguien más, lo que se le
propone a ese interlocutor es una imagen verbal de aquello de lo que
está en cuestión, en otras palabras, le propone lo que Grize denomina
una esquematización. Ésta, por el hecho de ser construida por medio de
una lengua natural, implica cuatro cosas:

1. Es el resultado de un comportamiento social.


2. Es un componente de un proceso de comunicación.

8
La base de esta concepción es una teoría de la “lógica natural del lenguaje” que debe
entenderse no en el sentido de la lógica formal, sino en el de la “lógica operatoria” de
Piaget. Esta lógica operatoria no debe confundirse con la lógica matemática, que remite a
un sistema hipotético-deductivo abstracto y prescinde de toda situación concreta. La
lógica natural, en cambio, no es una lógica de “todos los mundos posibles”, sino una lógica
de la verosimilitud, de carácter restringido y local, en la medida en que incluye
necesariamente la situación en que se hallan inmersos los interlocutores.

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C U L T U R A Y D I S C U R S O

3. Contiene las marcas del sujeto enunciador; es decir, no está hecha de


proposiciones falsas o verdaderas, sino de enunciados.
4. No es formalizable en el sentido estricto del término, en la medida en
que están presentes las marcas de un sujeto (Grize, 1993).

Esto no quiere decir que no importa cómo se construya una


esquematización. Para Grize (1993), “ésta resulta de una aplicación de un
cierto número de operaciones que uno bien puede llamar lógico-discursivas.
Son lógicas porque son operaciones del pensamiento y discursivas porque
el pensamiento se manifiesta a través del discurso”. Por tanto, Grize
denomina lógica natural a la teoría de esas operaciones lógico-discursivas
propias para engendrar las esquematizaciones.
Como ya señalé, la esquematización es una noción clave de la lógica
natural. Para Grize, hablar de un tema cualquiera, ya sea de la crisis
económica, de las nuevas leyes, de la moda, la contaminación, es construir
por medio del discurso un tipo de microuniverso que denomina
esquematización.
La “esquematización” conlleva la idea de una producción esencialmente
dialógica cuyo resultado es el “esquema”, es decir, un microuniverso
construido por un locutor para un interlocutor en lenguaje natural con
el objeto de producir cierto efecto sobre él (Grize, 1982). El locutor se
hace una representación de sí mismo y de su auditor, del tema del cual
quiere hablar y de las relaciones entre estos tres componentes, en función
de una situación concreta donde se encuentra.
Si bien la esquematización exige que su autor disponga de un cierto
número de representaciones de la situación del discurso y de su auditorio,
Grize (1978:194-195) ve la necesidad de distinguir entre representaciones
e imágenes, ya que para él las representaciones son aquellas del locutor,
mientras que las imágenes son propuestas por el discurso. Las imágenes
son aquello que la esquematización nos hace ver, mientras que las
representaciones sólo pueden ser inferidas a partir de indicios; las imágenes
pueden, en principio, describirse sobre la base de configuraciones
discursivas.
Una esquematización propone esencialmente tres tipos de imágenes:
aquella del locutor, la del destinatario y la de aquello que está en cuestión.
La imagen del locutor im(A) es sobre todo importante en la medida en

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LAS REPRESENTACIONES SOCIALES DESDE UNA PERSPECTIVA DISCURSIVA

que es el locutor el que lleva a cabo la determinación para engendrar un


enunciado. Es a través de la combinación entre la im(A) e im(B) que es
posible obtener la imagen de la relación entre locutor y auditorio, relación que
puede ser susceptible de caracterizar tal o cual tipo de intervención
discursiva. Es aquí donde el papel de la lógica natural tiene una función
esencial de instrumento. El análisis “lógico” de un discurso deberá
permitir poner en evidencia algunas de las imágenes que el texto propone
al auditor: imágenes de A, de B, del tema im(T) y de las relaciones
entre ellos.9
Estas precisiones sobre el concepto de esquematización son necesarias
para explicar la relación que establece Grize entre lógica natural y
representaciones sociales.
Para hablar de las representaciones, Grize (1993) retoma la expresión
de Marc Richelle de “modelo mental”, es decir, “la representación
organizada de objetos del mundo exterior o de conceptos”. Grize parte de
la siguiente hipótesis: “Toda acción, todo comportamiento, y en particular
todo discurso, reposa sobre el modelo mental de alguna realidad específica”
(1993:3).
Desde la perspectiva de Grize, los modelos mentales no pueden ser
observados directamente (o por lo menos en el estado actual de la ciencia).
Éstos no pueden ser captados más que a partir de los comportamientos
de los sujetos e implican comportamientos de todos los tipos,10 pero el
tipo que retoma Grize son los comportamientos verbales, es decir, los
discursos.
Un discurso no hace otra cosa que pro-poner, es decir, poner frente a la
mirada (los ojos) del interlocutor, una esquematización. Existe ahí un
acto semiótico que consiste en dar a ver un modelo mental que uno
tiene a partir del discurso. Por eso y porque además son visibles, las

9
En el análisis del discurso la imagen del locutor ha sido analizada utilizando el
concepto de Ethos. Este concepto ha sido utilizado para referirse a la imagen que de él da
el locutor a partir de la manera de expresarse. Esta noción fue reformulada por Ducrot
dentro de un marco pragmático: en el ethos está concernido el locutor en tanto tal, el
personaje que habla, no el individuo considerado independientemente de su enunciación
(cfr. Maingueneau, 1999).
10
Otro tipo de comportamientos pueden ser los que se expresan por medio del
lenguaje corporal.

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Análisis
Representación controlada
Preconstruidos de
culturales
PCC Esquematización los indicios
Representación discursiva de

de

Modelo mental
Representación cognitiva
Representaciones
sociales de

Cierta realidad
Grize, 1993

esquematizaciones pueden ser analizables, y el instrumento para su


análisis es, para Grize, la lógica natural. Los resultados de esos análisis
proveen los indicios propios para obtener los datos sobre los modelos
mentales.
Una esquematización se sirve de los términos de la lengua en la que
es producida. Aquí es donde Grize ubica el concepto de preconstruido
cultural (PPC). Para definir este concepto utiliza una metáfora: “son los
depósitos que las representaciones dejan en el lenguaje; en el fondo se
trata del aspecto lingüístico de las representaciones sociales” (1993:3).
Son los preconstruidos culturales11 los que autorizan, y a veces exigen, lo
no dicho.
Si la esquematización es siempre construida para un auditorio
dado, es importante tener en cuenta que este interlocutor pertenece

11
Este concepto también fue abordado por Pêcheux en su texto Les vérités de la Palice
(1975). Pêcheux lo define como “lo que remite a una construcción anterior externa, en
todo caso independiente, por oposición a lo que es ‘construido’ por el enunciado. El
preconstruido responde lingüísticamente a formas de encastramiento de la sintaxis como
las nominalizaciones (el llamado a la Patria), o las construcciones epitéticas (un lujoso
Mercedes Benz), que representan un elemento como si ese elemento ya estuviera ahí,
como el efecto de una predicación anterior” (1975:88-89).

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LAS REPRESENTACIONES SOCIALES DESDE UNA PERSPECTIVA DISCURSIVA

necesariamente a un cierto medio sociocultural. Por lo que el analista


debe contemplar esto y reconocer, por tanto, que por medio de las lenguas
naturales, cualquier discurso siempre se ancla en un preconstruido cultural
y en un preconstruido situacional (Grize, 1982:200). Lo que denomina
preconstruido cultural pertenece a la familia de las presuposiciones y los
implícitos.
Grize señala algunas razones por medio de las cuales se podría
justificar por qué la lógica natural puede ser un enfoque adecuado para
el estudio de las representaciones sociales; de ellas me interesa resaltar
las siguientes:

1. Toda unidad cognitiva, cuando está presente en un discurso revela,


por el complejo que forma, algo sobre la naturaleza de las represen-
taciones sociales.
2. Las operaciones de la lógica natural permiten asir ciertos aspectos de
las representaciones sociales (cfr. Grize, 1993:8).

En relación con las operaciones de la lógica natural, se debe señalar


que de acuerdo con Grize, toda esquematización es resultado de complejas
operaciones lógico-discursivas que permiten, en primer término,
construir en forma orientada determinados objetos, para luego operar
discursivamente sobre “lo construido” con el propósito de intervenir
sobre un destinatario. Estas operaciones son manifestaciones de la lógica
natural del lenguaje, es decir, del sistema (en principio axiomatizable)
de operaciones de pensamiento que permiten a un sujeto-locutor, en
una situación dada, proponer sus representaciones a un auditorio por
medio del discurso.
Son varias las operaciones de la lógica natural que Grize ha sugerido12
pero para los fines de esta exposición sólo retomo aquellas que considero
pueden servir más claramente para el análisis de las representaciones
sociales; éstas son las operaciones que tienen que ver con la construcción
de los objetos del discurso (las clases objeto) y las operaciones de
predicación o determinación.

12
No existe un número determinado de operaciones, ya que con el tiempo y en cada
artículo o libro, Grize ha ido identificando diferentes tipos de operaciones.

245
C U L T U R A Y D I S C U R S O

Como no existe lógica que no distinga los objetos y los predicados,


Grize ve la necesidad de postular la existencia de dos operaciones. La
operación α va a suministrar un objeto (la comunicación), la η un predicado
(ser esencial ). Lo importante de estas operaciones es que activan los
preconstruidos y hacen que se manifiesten en la lengua. Así, a partir de la
noción, indecible, pero que es necesario expresar: comunicar mensajes a otras
personas13 la operación α puede extraer comunicación, comunicador y la η
transmitir, interactuar.
Las operaciones de objeto permiten a las actividades discursivas
disponer del léxico en función de su objetivo. La operación r selecciona
ciertos ingredientes del haz del objeto, por ejemplo: “los medios de
comunicación... la radio”; la operación ρ elige ciertos rasgos del dominio
en el cual está localizada: “El cine mexicano no me gusta”. La operación
θ re-envía el mismo referente por vía del léxico 14 “los medios de
comunicación... Esas industrias culturales”. Esta apropiación es
fundamental; expresa la posición del locutor en relación con aquello de
lo que habla. Se manifiesta por el tiempo elegido, el aspecto seleccionado,
la modalidad utilizada. Se deriva de las representaciones que tiene, o
que se hace, de la situación de interlocución.
En diversas propuestas del grupo de Neuchâtel: Grize (1982),
Vignaux (1976), Verges, Apotheloz y Meiveille (1978) las operaciones
α, o de anclaje, se definen como aquellas que, al tiempo en que
introducen el tópico –objeto del discurso, anclan este objeto en un
preconstruido cultural. Así, además de cumplir con la función llamada
“referenciación”, el anclaje tiene valor esencial en cuanto activa en los
interlocutores ciertos contenidos culturales cuyo conocimiento comparte
con el emisor.
13
Los ejemplos están retomados de los datos de mi investigación sobre la representación
social que tienen los alumnos de la UAM-X respecto del campo de la comunicación (cfr.
Gutiérrez, 2003).
14
Se trata de un principio de operaciones de pura designación, en el sentido que el
nuevo elemento se refiere exactamente al mismo objeto que al anterior. Se pueden detectar
las funciones siguientes: a) introduce el nombre del género o sinónimo, b) introduce un
nombre, que aunque designa al mismo objeto, aporta una información suplementaria
sobre el mismo, c) introduce un nombre que contiene un juicio de valor, e informa, sobre
la relación entre el autor y el objeto del que trata (“el café era intomable: una especie de
líquido obscuro y sin gusto”).

246
LAS REPRESENTACIONES SOCIALES DESDE UNA PERSPECTIVA DISCURSIVA

Todo discurso se puede considerar como un proceso de elaboración


de un universo compuesto de ciertas entidades que se llaman los objetos
de discurso. Éstos combinan una dimensión semiológica (resultan de un
conjunto de signos lingüísticos y remiten a diversos campos referenciales)
y una dimensión cognitiva (son como microrepresentaciones y en
este sentido se pueden considerar como fragmentos de conocimientos).
Un objeto de discurso siempre se asocia con un conjunto de ciertas
características.
La noción de objeto de discurso no está separada de lo que la Escuela de
Neuchâtel denomina preconstruido cultural, es decir, de la organización
socialmente regida por un conjunto de representaciones.
Además, como señala Grize, los preconstruidos culturales de la lógica
natural corresponden de manera bastante exacta a esas “realidades
preformadas” de las que habla Jodelet a propósito de las representaciones
sociales. Éstos sirven a menudo como lugares comunes (topoi15) en el curso
de los razonamientos no formales. Por tanto, para la lógica natural, así
como para las representaciones sociales, forma y contenido son indisociables
(Grize, 1989:163). Dicho de otra manera, los ingredientes de las clases
objeto pueden mostrar cuáles son los préstamos que las representaciones
hacen a diversos dominios de las ciencias establecidas e informar respecto
de su grado de homogeneidad y sobre su nivel de elaboración (cfr. Grize,
1989).
Además de poder detectar los objetos del discurso, es necesario saber
cómo es que los individuos construyen los predicados que describen
esos objetos. A mi parecer, entre las diferentes operaciones que sirven
para detectar la manera en que son construidos los objetos del discurso,
las operaciones de apropiación y las de proyección valorativa pueden ser
más útiles para detectar dicha construcción. Una de las familias de
operaciones que permiten detectar las referencias individuales o colectivas
son las operaciones de apropiación ( prise en charge) (μ), cuya función
central es construir la credibilidad del discurso; éstas incluyen, entre otras,

15
“Para Aristóteles un topos es una especie de depósito donde un orador puede encontrar
toda clase de argumentos que le sirven para defender sus tesis” (en Ducrot, 1988:102). Sin
embargo, para Ducrot un topos es un principio argumentativo y no un conjunto cualquiera
de argumentos.

247
C U L T U R A Y D I S C U R S O

la presentación de los argumentos como irrefutables, el señalamiento


de fuentes, las operaciones de toma de distancia; aquí se podría detectar
el uso de las modalidades que marcan la actitud del locutor hacia el
contenido del juicio del cual se hace cargo. Otro aspecto a revelar en la
argumentación son los valores que los sujetos asignan a los objetos; para
identificar esos valores, las operaciones de proyección valorativa (de
eclaraige) (π) pueden servir de apoyo. Estas operaciones tienen que ver
con el hecho de que los argumentos son raramente neutros: ciertos
operadores los iluminan, los destacan y les confieren a la vez ciertos
valores. Esta asignación de valores se da por medio de enunciados
axiológicos o evaluativos.
A mi parecer, una de las ventajas que ofrece la lógica natural es
precisamente el proporcionar un método de análisis que permite analizar
tanto la forma como el contenido de las representaciones. Las operaciones
lógico-discursivas de la lógica natural pueden ser aplicadas para superar
el simple análisis de contenidos y poner en evidencia las verdaderas
organizaciones cognitivas. En otras propuestas metodológicas, por
ejemplo el enfoque del núcleo central (o enfoque estructural), existe
una metodología precisa para analizar la organización y la estructura
de una representación por medio de la búsqueda de la estructura y el
núcleo central (cfr. Abric, 2001). Sin embargo, es necesario saber cómo
esos elementos constitutivos se integran en un discurso argumentado.
Habría que agregar al análisis el funcionamiento contextualizado de
la representación que permita integrar a lo vivido los elementos
situacionales, las actitudes y valores que sustentan los sujetos, así como
las referencias individuales o colectivas. Las operaciones que he
mencionado pueden servir de vía de acceso para detectar ese
funcionamiento.
Por todo lo antes mencionado, la lógica natural puede ser un
instrumento capaz de poner en evidencia un cierto número de aspectos
que constituyen las representaciones sociales (1989:167). Sin embargo,
como el propio Grize lo menciona, este enfoque es parcial, es sólo un nivel
de análisis y exige otras vías de acceso. Eso fue exactamente lo que Grize,
Verges y Silem pretendieron demostrar en su obra interdisciplinaria:
Salaires face aux nouvelles technologies. Vers une approche socio-logique des

248
LAS REPRESENTACIONES SOCIALES DESDE UNA PERSPECTIVA DISCURSIVA

représentations sociales16 (1987) en la cual pusieron a funcionar varios


enfoques, entre ellos la lógica natural.

Los themata

En esta parte quiero retomar un concepto que fue introducido en la


teoría de las representaciones sociales por Moscovici17 y que después fue
re-elaborado conjuntamente con George Vignaux, 18 uno de los
representantes de la escuela constructivista de la argumentación, éste es
el concepto de themata. Una de las razones por las que lo retomo es que
dichos autores lo ven como el lazo entre la cognición social y la
comunicación y entre operaciones mentales y operaciones lingüísticas
(1994:32).
Esta noción está directamente relacionada con el concepto de
preconstruidos culturales y, a mi parecer, enriquece la perspectiva de la
lógica natural, ya que ayuda a determinar más nítidamente los valores
que están en la base de las representaciones.
Los themata son aquellos postulados o improntas que están presentes
en el imaginario social de los sujetos y que en cierta manera rigen sus
sistemas de identificación.
Los themata son categorías primitivas compartidas culturalmente que
son transmitidas por la memoria colectiva y que dan origen a las
representaciones sociales. Según los autores, “todos nuestros discursos,
nuestras creencias, nuestras representaciones vienen de muchos otros
discursos y de muchas otras representaciones elaboradas con anterioridad.
Es un asunto de palabras, pero también de imágenes mentales, de
creencias o de prejuicios” (Moscovici y Vignaux, 1994:61).
16
Los asalariados frente a las nuevas tecnologías. Hacia un enfoque sociológico de las
representaciones sociales (1987).
17
Este concepto fue introducido por S. Moscovici en su discurso de inauguración de
la Primera Conferencia Internacional sobre Representaciones Sociales en Ravello, Italia
(1992). Véase Moscovici (1993).
18
George Vignaux es uno de los representantes de la escuela constructivista de la
argumentación, también conocida como Escuela de Neuchâtel, cuyo fundador es
precisamente Jean-Blaise Grize. Vignaux también retoma la lógica natural para explicar el
funcionamiento de la argumentación.

249
C U L T U R A Y D I S C U R S O

Para Moscovici y Vignaux los themata corresponden a ese tipo de


concepciones primarias profundamente arraigadas en la memoria. Los
themata conceptuales pueden ser considerados como “ideas-fuente” que
producen el surgimiento de axiomas nuevos en la evolución de nuestras
representaciones del mundo. Toman la forma de nociones, es decir, de
“lugares potenciales”19 del sentido en tanto generadores de concepciones,
y son “virtuales” porque esos “lugares” no son concretizables más que por
medio del discurso, de las justificaciones y las argumentaciones que los
van a nutrir, bajo la forma de producciones de significación (1994:62).
La búsqueda de los themata supone dos cuestiones: 1. un plan de
análisis semántico y cultural del discurso y los textos, una exploración
temática (qué es aquello que es un tema común en un momento
determinado en un consenso o en una ruptura de consensos), y 2. un plan
de análisis congnitivo y lógico de la argumentación, una especificación de
los tipos de relaciones dialécticas que van a establecer entre las pro-
posiciones y los conceptos en esa relación de confrontación, entre ciencia
pública y conocimiento común o sentido común (Moscovici y Vignaux,
1994:48).
Otro aspecto que señalan Moscovici y Vignaux es que “existen en
nuestras cogniciones ordinarias huellas o postulados de larga duración
que están anclados en nuestras creencias, estas improntas emergen en
nuestros discursos en forma dinámica de aperturas y clausuras
recurrentes” (1994:68).
Para ilustrar lo anterior, los autores retoman el siguiente ejemplo:
En francés, como en otras lenguas (en nuestro caso el español), tenemos
la oposición hombre/mujer la cual va a permitir derivar un cierto número
de themata conceptuales (hombre=fuerza; mujer=gracia), éstos van a
perfilar sobre la larga duración nuestros comportamientos, nuestras
conductas y sobre todo nuestras imágenes, pero también van a funcionar
como “ejes semánticos”, generadores y organizadores de los regímenes
discursivos, los posicionamientos congnitivos y culturales, en otras

19
Al hablar de “lugares potenciales” los autores señalan la relación entre el concepto
de themata y el de topoi. Existe, en realidad, un parecido entre ambos conceptos, pero en
este texto el de themata es más abarcador que el de topoi. Sobre el concepto de topoi véase
Ducrot (1988).

250
LAS REPRESENTACIONES SOCIALES DESDE UNA PERSPECTIVA DISCURSIVA

palabras, las clases de argumentación (feminismo frente a machismo; la


mujer en la casa frente a la mujer en el trabajo, etc.).
Los themata operan metodológicamente con el objeto de establecer
las clases de argumentación. Esas argumentaciones van a generar las
leyes de distribución del yo en relación con los otros y con el mundo. Es,
por tanto, el anclaje de todo discurso en las “formas de vida” (Wittgenstein)
y su objetivación en términos de construcción de objetos cognitivos y
sociales, los cuales devienen progresivamente “objetos de discurso” y, por
ende, “puntos focales” en el intercambio de representaciones (1994:66).
El esquema de la siguiente página, propuesto por Moscovici y Vignaux,
muestra la articulación de este concepto con las representaciones sociales,
los procesos de objetivación y anclaje hasta llegar a los principios
legitimantes de toda argumentación.
El tema de los themata ha sido retomado por otros autores, entre
ellos Ivanna Markova (2004). Para ella este es el concepto más importante
de la teoría de las representaciones sociales ya que para entender los themata,
es necesario dejar de pensar en categorías estables como “negro”, “blanco”,
“arriba”, “abajo”; debemos dejar atrás el mundo que subdivide la realidad
en universales estáticos. Más bien debemos pensar en categorías relacionales
como “libertad/opresión, moralidad/inmoralidad, ego/alter. Esto implica
que veamos el mundo social en relaciones. Pensar en relaciones de naturaleza
opuesta es para Markova probablemente parte de todas las culturas.
Rouquette (1995) también ha reflexionado sobre dicho concepto. Para
él, los themata tendrían la función de alimentar el contenido de las
ideologías y, en consecuencia, el contenido de las representaciones
sociales, afectando de esta manera los procesos de comunicación.
Rouquette20 ilustra esta idea con el siguiente esquema explicativo:

Themata ideología representación social actitud opinión

Los themata, como unidades cognitivas, impactan el lenguaje y el


conocimiento cotidiano; instituyen los grandes artificios explicativos
sobre el entorno de la gente; y son los esquemas epistémicos de la
20
En varios de los seminarios que Rouquette ha dictado en México, siempre ha
enfatizado la utilidad del concepto de thêmata. El esquema aparece en el texto de Óscar
Rodríguez (1988).

251
C U L T U R A Y D I S C U R S O

Themata: “ideas origen”: “conceptos-imágenes”

Nociones: tópicos de procreación de sentidos y representacio-


nes “primitivas” en la relación cognición-cultura.

Anclaje
Clases de discursos:
Representaciones sociales

Construcción de campos semánticos afecta-


dos por “leyendas de lectura”

Objetivación
Marcas cognitivas y trabajo lingüístico de la referenciación:
modos de composición entre “objetos” y demarcación de
“fronteras” en la relación interior/exterior de los dominios

Especificación de objetos “ejemplares” por la atribución


“Leyes” de propiedades presentadas como “típicas” con la mira a
estabilizar la localización cognitiva y las referencias sociales

“Principios aplicativos” legitimantes de argumentaciones


inscritas en la “semiosis social”:

Reglas máximas -retórica ordinaria,


-“sentido común”,
- representaciones legitimantes,
- modos ordinarios de justificación,
- validación de las creencias.

252
LAS REPRESENTACIONES SOCIALES DESDE UNA PERSPECTIVA DISCURSIVA

conciencia colectiva. Como puede observarse, las relaciones de los themata


invaden el mundo de las opiniones y, por tanto, podemos sugerir que
los themata simbolizan el borde del universo cognitivo de una sociedad
(Rouquette, citado en Rodríguez, 1996:290).
En el análisis de las representaciones sociales sería importante
detectar cómo los themata alimentan las ideologías y éstas a su vez las
representaciones sociales de las cuales se derivan ciertas actitudes que se
reflejan en las opiniones. En dicho análisis sería importante identificar
los valores y preconstruidos culturales que circulan en la memoria colectiva
de las comunidades, y que en cierta manera rigen sus sistemas de
identificación. La noción de themata puede servir para reconocer que la
base de toda argumentación está centrada en la oposición de tópicos
que engendran el sentido y las representaciones primitivas y establecen
la relación entre cognición y cultura.
Si como ya mencioné los themata operan metodológicamente con el
objeto de establecer las clases de argumentación, esas argumentaciones
van a generar las leyes de distribución del yo en relación con los otros y
el mundo. Es precisamente esta distribución del yo en relación con los
otros, o como lo dice Markova, del ego con el alter, lo que sería importante
detectar en el análisis.

A manera de conclusión

Para finalizar quiero incluir algunas reflexiones respecto de la importancia


de retomar la propuesta teórico-metodológica de las representaciones
sociales para el estudio de los fenómenos comunicativos y acerca de la
pertinencia de recurrir a un enfoque que se centre en el aspecto discursivo
de éstas.
Las representaciones sociales desempeñan un papel capital en la
comunicación social como integrar las novedades, confirmar identidades
personales y sociales, y generar tomas de postura.
Si bien las representaciones sociales se forman después de un tiempo
prolongado de tener contacto con la nueva noción; su origen y nutriente
principal se debe buscar en los medios de comunicación masiva. Según
algunos teóricos (Moscovici, 1979; Piñuel, 1987; Ibáñez, 1994; Jodelet,

253
C U L T U R A Y D I S C U R S O

1986), son ellos los que imponen los temas que se emplean en las
conversaciones cotidianas, que son el lugar donde las representaciones
sociales se generan y desarrollan con libertad.
Las discusiones sobre lo que hemos visto la noche anterior en la
televisión o de lo que hemos leído en la prensa constituyen una gran
parte de nuestras conversaciones cotidianas. Muchos de nosotros
dependemos de los medios de comunicación de masas para informarnos
acerca de los temas de los que no tenemos una experiencia personal
directa. Por tanto, el análisis de los medios de comunicación de masas
es una de las muchas formas posibles de detectar las representaciones
sociales que circulan en nuestra sociedad.
Por lo anteriormente expuesto es necesario aceptar y enfatizar el papel
cada vez más determinante de los medios de comunicación de masas en
la creación y la difusión de informaciones, opiniones e ideas. El estudio
de las representaciones sociales es inseparable del estudio de la
comunicación.
Además, como se ha insistido en este texto, en el estudio y análisis de
las representaciones sociales es fundamental considerar la naturaleza
discursiva de éstas. Las representaciones se generan en el proceso de
comunicación y luego se expresan mediante el lenguaje.
La actividad discursiva es sin duda la expresión más compleja a la
que pueden dar lugar las representaciones sociales ya que no existe un
discurso donde la faceta argumentativa no esté presente, al menos en
algún grado. Es precisamente la lógica natural la que ofrece un método
de análisis que permite analizar la argumentación implicada en las
conversaciones cotidianas.

254
LAS REPRESENTACIONES SOCIALES DESDE UNA PERSPECTIVA DISCURSIVA

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