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Derecho Civil IV
3º Grado en Derecho
Facultad de Derecho
Universidad de Huelva
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
1. ADQUISICIÓN DE LA HERENCIA: SISTEMA ROMANO Y GERMÁNICO. SISTEMA DEL
CÓDIGO CIVIL.
El art. 661 es uno de los puntos fuertes en la interpretación germanista: “los herederos
Pero si nuestro sistema sucesorio descansa en la voluntad del llamado que podrá aceptar o
repudiar, es evidente la posibilidad de la yacencia de la herencia. Y, si esto es así, es necesario
proveer a la conservación de las relaciones jurídicas cuya titularidad, desaparecido el causante,
espera su concreción definitiva. Lo que hace el Código civil en los siguientes casos:
El administrador asume las titularidades del causante de un modo provisional con aquella
finalidad y ostenta la representación de la herencia.
2. Institución de heredero en favor de persona incierta que por cualquier evento puede
resultar cierta (por ejemplo: nombro heredero al primero que acabe la carrera). La herencia
queda en administración, aplicándose al administrador las reglas del que lo es de una herencia
deferida bajo condición suspensiva.
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3. Institución de heredero en favor de un concebido y no nacido. Hasta que se verifique el
parto o se adquiera la certidumbre de que no tendrá lugar, la herencia se hallará en
administración. El administrador se sujetará a las normas sobre la administración de la
herencia en los juicios regulados en los arts. 795 a 805 LEC.
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Se piensa que en la herencia yacente será de aplicación, por razones de analogía, lo dispuesto
en el art. 1020. Además, la jurisprudencia ha admitido con reiteración la práctica judicial de
que los acreedores demanden a la herencia yacente y los herederos desconocidos. Se evita así
que pese sobre los terceros la carga de solicitar y esperar el nombramiento judicial del
representante de la herencia.
Si el causante ha manifestado lo que haya de hacerse mientras la herencia está yacente, a sus
disposiciones habrá que estar ante todo (p. ej., ha nombrado un administrador, o ha dado a los
albaceas poder de representación de la herencia).
El llamado a la herencia está legitimado antes de aceptarla o repudiarla para realizar actos de
mera conservación o administración provisional, sin que ello signifique su aceptación tácita. La
La aceptación y repudiación se basan en la voluntad del llamado a la herencia, que tiene aquí
los siguientes caracteres:
1. Unilateralidad, en tanto que es obra exclusiva del titular del ius delationis.
3. Indivisibilidad, pues se prohíbe que la aceptación o repudiación pueda hacerse en parte. Han
de recaer sobre la totalidad de la herencia deferida.
4. CAPACIDAD Y LEGITIMACIÓN.
Para aceptar o repudiar una herencia el llamado ha de tener la “libre disposición de sus
bienes”.
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Se exige, por tanto, la capacidad de disponer libremente, que presupone la de obrar plena.
A) Menores e incapacitados:
Por lo que respecta al menor sometido a tutela, el tutor necesitará autorización judicial para
aceptar la herencia sin beneficio de inventario o para repudiarla.
En cuanto a los menores sometidos a la patria potestad, “los padres deberán recabar
autorización judicial para repudiar la herencia o legado deferidos al hijo. Si el juez denegase la
autorización, la herencia sólo podrá ser aceptada a beneficio de inventario”.
B) Persona casada:
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“La aceptación de la que se deje a los pobres corresponderá a las personas designadas por el
testador para calificarlas y distribuir sus bienes, y en su defecto a las que señala el art. 749, y
se entenderá aceptada a beneficio de inventario”.
D) Personas jurídicas:
En relación con los establecimientos públicos oficiales, el Código preceptúa que no podrán
aceptar ni repudiar sin la autorización del Gobierno.
Por lo que respecta a las fundaciones, las limitaciones a la capacidad para repudiar han
desaparecido. El art. 22.2 Ley 50/2002 de 26 de diciembre, de fundaciones, sólo obliga a
comunicar la repudiación al protectorado, en el plazo máximo de los 10 días hábiles siguientes,
“pudiendo este ejercer las acciones de responsabilidad que correspondan contra los patrones,
si los actos del patronato fueren lesivos para la fundación, en los términos previstos en esta
Ley”. Por otra parte, dispone ésta que la aceptación de la herencia se entenderá siempre
hecha a beneficio de inventario (art. 22.1).
La herencia debe ser aceptada o repudiada por la persona a quien le ha sido dejada, que es
quien posee legitimación directa para ello. Sin embargo, no son actos estrictamente
personales y pueden hacerse mediante representantes con poder especial.
La mayor parte de la doctrina suele admitir la facultad de los acreedores para aceptar la
herencia dejada a su deudor actuando en vía subrogatoria. Sin embargo, la tesis negativa
ofrece a nuestro juicio razones más sólidas y fundadas. Excluye la aceptación por acción
subrogatoria el hecho de que el ordenamiento jurídico ponga a disposición de los acreedores
otros medios específicos de protección de sus intereses, como son la interpellatio in iure y la
regla del art. 1001 si el deudor renuncia causándoles perjuicios.
5. PRESUPUESTOS.
1. Que la sucesión haya sido abierta, pues nadie puede aceptar o repudiar sin que haya
certidumbre de la muerte de la persona a quien se haya de heredar. A la de apertura de la
sucesión por muerte hay que equiparar la de apertura por declaración de fallecimiento.
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2. Que a la sucesión del fallecido resulte llamado legal o testamentariamente el aceptante o
repudiante, de manera que se haya producido la delación en su favor. No se puede aceptar ni
repudiar sin estar cierto del derecho a la herencia.
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6. LA ADQUISICIÓN EX LEGE DE LA HERENCIA.
La aceptación y la repudiación de la herencia son actos voluntarios y libres. Sin embargo, por
excepción el legislador liga a determinadas conductas no una adquisición tácita sino ex lege.
Tales casos son:
1. Sustracción u ocultación de alguno de los efectos de la herencia. Los herederos que hayan
sustraído y ocultado alguno de los efectos de la herencia pierden la facultad de renunciarla y
quedan con el carácter de herederos puros y simples.
7. LA INTERPELACIÓN NOTARIAL.
“Hasta pasados nueve días después de la muerte de aquel de cuya herencia se trate, no podrá
intentarse acción contra el heredero para que acepte o repudie”. Este plazo está establecido
en consideración a la memoria del difunto y al dolor del heredero. Art. 1004 CC. Transcurrido,
puede intentarse la llamada interpellatio in iure, que es un requerimiento hecho notarialmente
al llamado para que manifieste concretamente si acepta o no.
Pueden intentar esta interpelación los interesados: acreedores hereditarios, coherederos, los
legatarios, los que serían llamados en caso de repudiación, los acreedores del heredero, etc. El
plazo para que el llamado manifieste si acepta o no lo señala el juez, pero en ningún caso
puede exceder de 30 días. Si transcurrido ese plazo el llamado no hace ninguna declaración, su
silencio se considera como aceptación.
El Código sólo se ocupa de la prescripción del derecho de aceptar una herencia a beneficio de
inventario, o con derecho de deliberar, que es la facultad que se concede al heredero de pedir
la formación de inventario de la herencia para decidir si acepta o repudia. Después de fijar los
supuestos en los que debe utilizar esos beneficios dentro de unos plazos determinados, dice el
art. 1016: “Fuera de los casos a que se refieren los dos artículos anteriores, si no se hubiere
presentado ninguna demanda contra el heredero, podrá éste aceptar a beneficio de
inventario, o con el derecho de deliberar, mientras no prescriba la acción para reclamar la
herencia”. La demanda contra el heredero es la interpelación del art. 1005, en el que hay un
plazo para aceptar o repudiar. Ahora bien, lo que se dispone para la aceptación con beneficio
de inventario o para el derecho de deliberar debe también alcanzar a la aceptación pura y
simple de la herencia por razón de analogía.
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
- Los vicios que anulan el consentimiento.
- La aparición de un testamento desconocido.
Aquí se trata de privar de su eficacia a un acto o negocio apta para producirlas, es decir, se
produce una situación paralela a la de la anulabilidad del contrato.
La amplia remisión que se hace a los vicios del consentimiento obliga a aplicar el régimen de la
anulabilidad del contrato por error, dolo, violencia o intimidación al acto o negocio jurídico de
aceptación y repudiación de la herencia con las necesarias adaptaciones.
Hay que partir de la base de que contiene el nuevo una voluntad de subsistencia del
testamento anterior. Además, al situar la hipótesis de la aparición en el mimos plano que los
vicios de la voluntad, da a entender que la situación que prevé es la de una alteración en el
contenido de la llamada que hizo en el primero, de manera que cambie el presupuesto sobre
el que se basó la aceptación o repudiación. Por ejemplo, el repudiante es ahora llamado a una
mayor parte de la herencia.
No se permite la explotación económica ni la transformación de esta obra. Queda permitida la impresión en su totalidad.
Es la declaración de voluntad del llamado de adquirir la sucesión.
A) Forma:
1. Cuando el heredero dona, vende o cede su derecho a un extraño, a todos sus coherederos o
a alguno de ellos. En realidad, el precepto se refiere al llamado, que es titular simplemente del
ius delationis. Transmitirlo equivale a aceptar la herencia, por lo que los adquirentes lo son no
de aquel ius, sino de la herencia que corresponde al ya heredero.
3. Cuando la renuncia por precio a favor de todos sus coherederos. El art. 1000 termina
diciendo que si la renuncia es gratuita pero en favor de los coherederos a quienes debe
acrecer la porción renunciada, no se entiende aceptada la herencia. Lo mismo entendemos
que debe suceder cuando los beneficiarios de la renuncia fueran no los coherederos, sino los
llamados en el lugar del que la efectúa (sustitutos).
B) Clases de aceptación:
Desde el punto de vista de sus efectos, la aceptación puede ser pura y simple o con beneficio
de inventario.
Cuando la aceptación es pura y simple el heredero, al mismo tiempo que adquiere la herencia,
se hace responsable de las deudas y demás cargas de ella, no sólo con los bienes que la
componen, sino con los suyos propios. El efecto característico de la aceptación pura y simple
de una herencia es la producción de una extensión de la responsabilidad del heredero, que es
ultra vires hereditatis. En cambio, cuando la aceptación es a beneficio de inventario, el
patrimonio hereditario y el del heredero se constituyen en patrimonios separados y el
heredero no queda obligado a pagar las deudas y demás cargas de las herencias sino con los
bienes de ésta y hasta donde ellos alcancen. La responsabilidad hereditaria es limitada o intra
vires hereditatis.
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11. LA RENUNCIA O REPUDIACIÓN DE LA HERENCIA. EXAMEN!
A) Forma y efectos:
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Para la repudiación, el Código civil exige que sea expresa, y ello probablemente en razón de la
mayor certeza que la situación provocada por la renuncia requiere, por las complicaciones que
acarrea y los intereses que pone en juego. La repudiación ha de hacerse ante Notario en
instrumento público, art. 1008 CC.
1. La repudiación hace desaparecer la delación en favor del llamado con efectos retroactivos al
momento de la muerte del causante, con el consiguiente nacimiento de otra nueva en favor de
la persona a quien corresponda. Por ello, “el que válidamente repudia una herencia se
entiende que no la ha poseído en ningún momento”.
3. El repudiante conserva las donaciones que hubiese recibido en vida del causante. Ello sin
perjuicio de que tengan que reducirse, en el caso de que sean inoficiosas, para salvaguardar las
legítimas, por lo que han de ser computadas a tales fines en la herencia a la que renunció.
Si el heredero repudia la herencia en perjuicio de sus propios acreedores, podrán éstos pedir al
juez que les autorice para aceptarla en nombre de aquél, añadiendo el Código que “la
aceptación sólo aprovechará a los acreedores en cuanto baste a cubrir el importe de sus
créditos”, ya que “el exceso, si lo hubiera, no pertenecerá en ningún caso al renunciante, sino
que se adjudicará a las personas a quienes corresponda según las reglas establecidas en este
Código”. Es una facultad de los acreedores que si bien se engloba dentro de las genéricas
facultades de control de la gestión económica del deudor, presenta unas características
propias y singulares. Se funda en la idea de que atenta el interés justo de aquéllos el deudor
que ha podido adquirir bienes para pagar y no lo ha hecho.
No es necesario que sea fraude, ni una especial intención dañosa. Basta que objetivamente la
repudiación cause perjuicio a los acreedores. Ello ocurrirá siempre que el patrimonio personal
del deudor sea insuficiente para el pago y que el incremento determinado por la herencia
pudiera haberlo aumentado. No habrá perjuicio si la herencia estaba a su vez endeudada.
La facultad de los acreedores se ejercita judicialmente y determina una aceptación de la
herencia previamente repudiada, que entraña una parcial ineficacia de la repudiación. Su
efecto consiste en que, contra las reglas generales de la sucesión, se verifica una doble
adquisición de los bienes hereditarios. Con la actuación de los acreedores el deudor que ha
renunciado adquiere bienes hereditarios, pero sólo en la medida necesaria para satisfacer los
créditos de los acreedores; el resto de los bienes hereditarios lo adquieren los sucesivamente
llamados o los coherederos con derecho a acrecer. No establece el Código plazo dentro del
cual ha de ejercitarse esta facultad de los acreedores. Se debe optar por el plazo fijado por las
acciones rescisorias, que es el de cuatro años.