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En este ámbito de las políticas públicas participan una diversidad de actores que demandan
cambios en las actuales políticas en implementación. Dentro del Estado, además de las
autoridades de los ministerios de Interior y Justicia, participan los intendentes y autoridades
municipales, policías y ciudadanos. A nivel político, los partidos participan no sólo a través
del ámbito legislativo, sino como representantes de las demandas de la ciudadanía por
mayor seguridad.
El costo que representa la defensa, frente al valor que se obtiene al emplear las Fuerzas
Armadas en el cumplimiento de sus misiones, haciendo hincapié en su ventaja comparativa
para satisfacer las necesidades de seguridad de la población. Este criterio es posible
resumirlo señalando que, el empleo de la fuerza militar debe enmarcarse en función de su
naturaleza para lograr la eficiencia esperada en los resultados. En este sentido, la presente
propuesta tiene como propósito determinar el modelo de planificación de la defensa que
más se adecúe a la realidad y necesidad del Ecuador.
Conclusiones
consecuencias, lo que ocasiona que cualquier posible solución por parte del Estado para
hace más difícil la gestión de esta temática desde la administración pública y disminuye la
posibilidad de lograr satisfacer a todos los ciudadanos al mismo tiempo y en igual medida.
Segundo, todas las problemáticas que se relacionan con el tema de la seguridad ciudadana
siempre deben encontrar una respuesta desde la institucionalidad estatal, motivo por el que
las gestiones que se lleven a cabo siempre deben ser integrales, coherentes y evitando la
cooperación entre las autoridades, y entre éstas y la ciudadanía, lo que sugiere la necesidad
capital social.
Cuarto, la lucha contra la violación al derecho humano a la seguridad necesita de estudios
más complejos y menos demagógicos y acciones más efectivas e inteligentes, que permitan
síndrome del terror, el corto plazo y soluciones que privilegien el uso de la fuerza y las
restricciones de libertad.
Quinto, las políticas públicas de seguridad ciudadana no sólo deben tener su sustento
filosófico en la noción de derechos humanos, sino que deben ser concebidas para garantizar
los derechos humanos. En este sentido, deben rechazarse las políticas que criminalizan y
estigmatizan ciertos sectores sociales y propender por políticas inclusivas que protejan los
diversos actores.
Sexto, toda política de seguridad ciudadana debe tener presente la defensa de los derechos
humanos de los procesados por delitos, de las víctimas de delitos y en general de toda la
sociedad.