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Fase 1. Identificación de escenarios actuales y actores involucrados.

De este abanico de amenazas, en los últimos años la delincuencia organizada transnacional


(DOT) se ha convertido en una creciente problemática dentro de las agendas públicas de
seguridad a nivel internacional. En un escenario de constantes cambios globales y
regionales enfrentan desafíos relacionados a la presencia y accionar de grupos de
delincuencia organizada. En el escenario estratégico actual, el desafío para el Ecuador recae
en adoptar nuevos y cada vez más modernos mecanismo de coordinacion y renovadas
estrategias de seguridad pública, basadas en la inteligencia e investigación criminal para
identificar y apoyar en la judicialización de estos grupos criminales. En este contexto, la
cooperación nacional e internacional entre las intuiciones de seguridad pública: ministerios,
secretarias, cuerpo de Policía y sistema de justicia penal se convierte en una herramienta
fundamental para prevenir y combatir a la DOT.

En este ámbito de las políticas públicas participan una diversidad de actores que demandan
cambios en las actuales políticas en implementación. Dentro del Estado, además de las
autoridades de los ministerios de Interior y Justicia, participan los intendentes y autoridades
municipales, policías y ciudadanos. A nivel político, los partidos participan no sólo a través
del ámbito legislativo, sino como representantes de las demandas de la ciudadanía por
mayor seguridad.

Fase 2. Construcción de escenarios hipotéticos

El sistema de planificación tradicional basado en hipótesis de conflicto y amenazas


específicas, que orientan el planeamiento para lograr un efecto calculado en base a una
posibilidad con alta certidumbre de ocurrencia; ya no resiste la realidad presente ni su
futura proyección, dado que el nivel de certeza del que depende este modelo desapareció y,
además, porque exige de recursos económicos en demasía ya que, para cada hipótesis y
amenaza en particular, se requieren implementar ciertas capacidades específicas. De ahí la
necesidad de establecer un modelo de planificación del defensa innovador, que se adapte a
las necesidades y realidad imperantes, y que permita justificar.

El costo que representa la defensa, frente al valor que se obtiene al emplear las Fuerzas
Armadas en el cumplimiento de sus misiones, haciendo hincapié en su ventaja comparativa
para satisfacer las necesidades de seguridad de la población. Este criterio es posible
resumirlo señalando que, el empleo de la fuerza militar debe enmarcarse en función de su
naturaleza para lograr la eficiencia esperada en los resultados. En este sentido, la presente
propuesta tiene como propósito determinar el modelo de planificación de la defensa que
más se adecúe a la realidad y necesidad del Ecuador.

Conclusiones

Primero, las problemáticas propias de la seguridad ciudadana afectan a todos los

ciudadanos de forma directa o indirecta en diferentes magnitudes y con disímiles

consecuencias, lo que ocasiona que cualquier posible solución por parte del Estado para

remediarlas siempre va a estar rodeada de un sinnúmero de intereses particulares, lo que

hace más difícil la gestión de esta temática desde la administración pública y disminuye la

posibilidad de lograr satisfacer a todos los ciudadanos al mismo tiempo y en igual medida.

Segundo, todas las problemáticas que se relacionan con el tema de la seguridad ciudadana

siempre deben encontrar una respuesta desde la institucionalidad estatal, motivo por el que

las gestiones que se lleven a cabo siempre deben ser integrales, coherentes y evitando la

duplicidad de esfuerzos y la pérdida de recursos.

Tercero, es necesario entender que no resulta posible confrontar los problemas de

inseguridad sin romper las vallas de desconfianza y frustración que imposibilitan la

cooperación entre las autoridades, y entre éstas y la ciudadanía, lo que sugiere la necesidad

de programas y acciones en doble vía, en los que la participación de los ciudadanos se

constituya en un vértice fundamental de las acciones emprendidas, generando de esta forma

capital social.
Cuarto, la lucha contra la violación al derecho humano a la seguridad necesita de estudios

más complejos y menos demagógicos y acciones más efectivas e inteligentes, que permitan

diseñar políticas públicas de seguridad ciudadana integrales y estratégicas, que superen el

síndrome del terror, el corto plazo y soluciones que privilegien el uso de la fuerza y las

restricciones de libertad.

Quinto, las políticas públicas de seguridad ciudadana no sólo deben tener su sustento

filosófico en la noción de derechos humanos, sino que deben ser concebidas para garantizar

los derechos humanos. En este sentido, deben rechazarse las políticas que criminalizan y

estigmatizan ciertos sectores sociales y propender por políticas inclusivas que protejan los

diversos actores.

Sexto, toda política de seguridad ciudadana debe tener presente la defensa de los derechos

humanos de los procesados por delitos, de las víctimas de delitos y en general de toda la

sociedad.

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