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El 

último capítulo trata de la naturaleza de la transición ecológica a la que nos llama la


encíclica. La raíz de la crisis cultural es profunda, y no es fácil transformar hábitos y
comportamientos. La educación y la formación siguen siendo un gran desafío: todo cambio
requiere motivación y cursos de formación.

El punto de partida es apostar por una forma de vida alternativa que abra la posibilidad de


ejercer una sana presión sobre quienes detentan el poder político, económico y
social. Esto sucede cuando la elección del consumidor logra "cambiar el comportamiento de
las empresas y obligarlas a tener en cuenta el impacto en el medio ambiente y los modelos
de producción.

No se puede subestimar la importancia de los programas de educación ambiental que


pueden cambiar las actitudes y hábitos cotidianos. apagar luces innecesarias . Un ecosistema
completo también consta de simples movimientos cotidianos, rompemos la lógica de la
violencia, el lucro y el egoísmo.

Es necesario involucrar al entorno educativo, en primer lugar a la escuela, la familia, los medios
de comunicación. Vivir sobrios con libertad y conciencia es liberador, así como la felicidad
requiere saber limitar algunas de las necesidades que nos agobian, permaneciendo así abiertos
a las múltiples oportunidades que la vida nos ofrece.

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