Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
impuesto por el Estado del Terror para intentar asegurarse la impunidad por los delitos
cometidos. Y con el intrascendente “desaparecidos”, una palabra que no significa nada
parecido a lo que sucedió, se nombró a quienes eran secuestrados, torturados y asesinados a
la luz del día, a sabiendas de los vecinos, con ocultamiento de los cuerpos de las víctimas y
sustracción de pruebas y rastros de lo sucedido que agregan un plus al valor siniestro del
genocidio: la metodología de la “desaparición” impidió a los familiares de las victimas el
derecho al duelo, dejándolo en espera, dejando dolores y traumas, que no son visibles de lo
que fue la represión.
“Desaparecidos” esa misma palabra reproducían con insistencia los torturadores en los
campos clandestinos de concentración: “Vos acá no sos nadie”, “no tenes nombre”, “no estás
ni vivo ni muerto”, “no existís”.
Por lo que sabemos, el 14 de agosto de 1976, ocurrió lo que le ocurría a muchos jóvenes que
luchaban por que a nadie le falte comida, educación, casa y trabajo, que el estado se hiciera
cargo de las personas enfermas, de las más necesitadas, luchaban por transformar el mundo,
al menos su mundo. Luis Alberto “Piqui” Sotuyo era de Necochea, lugar donde nació el 14 de
octubre de 1948. La primaria la hizo en la Escuela Nº 28 y la secundaria ENET N°1, hoy escuela
de educación técnica n°2, donde construyó una amistad fuerte con Roberto “Poro” Lorenzo.
Y treparon el paredon,
corriendo en piyamas,
¿Nadie escucho?,
La casa saqueada,
Creo que la historia no está separada en buenos ni malos, hacerlo es una simplificación, es
reducir la historia culpando a unos y victimizando a otros, transformando a unos en angeles y a
otros en demonios. En la historia hay responsabilidades, hay gente que ataca, gente que se
defiende, gente que tiene muchísimo poder, armas y dinero y la utiliza en contra del pueblo, y
hay pueblos que se defienden y que luchan.
NUNCA MÁS.