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Informe N°1
Portada……………………………………………………………………… 1
Índice…………………………………………………………………………2
Introducción………………………………………………………………….3
Desarrollo…………………………………………………………………4-11
Conclusión………………………………………………………………11-12
Bibliografía………………………………………………………………….13
Introducción
El Estadio Nacional de Chile, originalmente conocido por su prestigio en el ámbito
deportivo y cultural, ha experimentado una transformación que refleja tanto los momentos
luminosos como los oscuros de la historia del país. En sus instalaciones se celebraron
eventos deportivos de renombre internacional, como la Copa Mundial de Fútbol de 1962.
Sin embargo, su historia dio un giro oscuro el 11 de septiembre de 1973, cuando tuvo lugar
un golpe de Estado liderado por el general Augusto Pinochet que derrocó al gobierno
democráticamente elegido de Salvador Allende. El estadio se convirtió en un símbolo
trágico de la represión política bajo el régimen militar de Pinochet. Fue utilizado como un
centro de detención y tortura donde miles de personas, tanto chilenas como extranjeras,
fueron llevadas por motivos políticos.
Este informe busca explorar tanto la historia inicialmente positiva del Estadio Nacional
como su oscuro pasado como centro de tortura y detención de presos políticos,
especialmente durante el período que siguió al golpe de Estado de 1973. También se
analizará su posterior transformación en un espacio de conmemoración y reflexión,
marcando un importante hito en el camino hacia la reconciliación nacional y la promoción
de los derechos humanos en Chile, tanto a nivel nacional como en la escena internacional.
Desarrollo
1° “camarín de damas”
(fotografías de mujeres
quienes fueron
prisioneras,
placas con nombres de
mujeres quienes fueron
detenidas en la época)
Continuando con lo anterior, las condiciones en las que estas mujeres se encontraban era
inhumano, el “camarín de damas” contaba con un espacio muy reducido para la cantidad de
mujeres que albergaban, estas contaban con algunas colchonetas y frazadas para pasar las
noches, noches las cuales se les encerraba con candado y vigilaban militares, los cuales
abusaron de ellas, física y mentalmente por lo que en este sitio nació la sororidad entre
mujeres, las cuales se ayudaban, escuchaban y apoyaban incondicionalmente, mostrando
que su integridad como mujeres estaba intacta y que seguirán luchando pese a lo que fuere.
Durante el recorrido por este lugar, se mencionó el relato de una mujer, que al parecer había
visualizado a lo lejos a su familia y decidió salir corriendo en dirección a la puerta
principal de la calle Avenida Grecia, las compañeras detenidas, al ver la acción de esta
mujer, desconocida para ellas, decidieron correr tras ella, aproximadamente eran 20
mujeres, rodeando a la fugitiva, ya que si los militares la identificaban, le aplicarían la “ley
de fuga” que consistía en fusilar a esta mujer desesperada, con esta acción, se dice que a
los militares se les ablandó un poco el corazón, ya que la unidad que tenían estas mujeres,
aún sin conocerse los conmovió. Luego de este suceso comenzaron a traerles más
frazadas, las dejaron salir a tomar aire más seguido, entre otras cosas.
En este lugar los detenidos pasaban día y noche hacinados en los camarines, apretados
sobre baldosas heladas, incluso en los inmundos baños, inundados de desechos humanos.
Las frazadas, una por cabeza, apenas lograban amortiguar el frío y la humedad. Algunos
detenidos relatan que juntaban sus frazadas, colocando unas en el piso y dejando otras
como cubierta. Dormían apretados, lo cual al menos generaba calor humano.
De acuerdo con testimonios de los propios militares, había agentes infiltrados en todos los
camarines. Cada 15 días sacaban a sus agentes para reemplazarlos por otros, fingiendo que
los llevaban a interrogatorio. A pesar de que en su momento esto no se pudo comprobar,
todos los prisioneros sospechaban de una situación de esta naturaleza, por lo que cuidaban
lo que conversaban y tendían a socializar sólo con sus conocidos.
Por las noches, pasaban militares a los camarines y escotillas para avisar quiénes serían
interrogados al día siguiente, pero también se hizo rutina que tanto civiles reservistas o
militares fueran a buscar a detenidos para ser interrogados. Volvían horas después en muy
malas condiciones. A veces no regresaban, ya sea porque los habían trasladado a otro lugar
o los habían ejecutado.
Cabe destacar que esta escotilla daba a las graderías en donde a partir del 22 de septiembre,
los militares comenzaron a llevar a los detenidos -encerrados en camarines y escotillas día
y noche a las graderías del coliseo. Esta práctica se constituyó en una rutina de las primeras
horas de la mañana y también de las tardes. Allí los prisioneros se ejercitaban como podían
y también tenían la posibilidad de encontrarse con otros detenidos que se encontraban en
distintos lugares de reclusión, pudiendo así intercambiar información sobre lo que estaba
sucediendo.
La inventiva permitió que con algunos pedacitos de cartón provenientes de cajas de pasta
dental o de cigarrillos, se fabricaran juegos de dominó, naipes, ajedrez y damas, otras veces
elaborados con las astillas de las bancas, para así tratar de distraerse y hacer menos difíciles
esos momentos.
Esas horas en las graderías también eran un «lugar de espera» desde donde eran llamados a
interrogatorios y torturas, haciendo del terror un elemento constante.
Delegados de la Cruz Roja Internacional visitaron el estadio para asistir en lo que podían a
los relegados. Asimismo, se autorizó el ingreso de la prensa nacional y extranjera, la que
registró gráficamente muchas escenas vividas allí por sus
prisioneros y prisioneras, invaluable material que ha sido parte de la reconstrucción de la
historia de ese oscuro período de la historia de Chile.
Los nombres de quienes serían interrogados eran llamados por altoparlantes por el
suboficial Oziel Severino, instalado en la oficina de inteligencia del segundo piso. Las
personas nombradas, tras una angustiosa espera, debían bajar al disco negro ubicado en la
pista de ceniza para partir a su interrogatorio en grupos, ya sea al segundo piso o al
velódromo.
Todos en algún momento vieron regresar a los grupos de detenidos, tras los interrogatorios
y torturas. Volvían con dificultades para caminar, malheridos, apoyados en sus compañeros,
cojeando. Algunos regresaban en camillas improvisadas con frazadas, llevados por
aquellos que habían sufrido “menos violencia”, mientras que otros no llegaron de vuelta.
Algunos no regresaron nunca.
Conclusión
La historia del Estadio Nacional de Chile es una crónica de contrastes impactantes, que
abarcan desde su glorioso pasado como epicentro de eventos deportivos y culturales hasta
su transformación en un sitio infame de detención y tortura durante la dictadura de
Pinochet. Este recinto, que una vez albergó celebraciones y competencias deportivas de
renombre internacional, se convirtió en el escenario de abusos y sufrimientos
inimaginables.
Resulta imposible ignorar el dolor que este estadio encierra en su pasado. Miles de
hombres y mujeres, chilenos y extranjeros, fueron detenidos en este lugar y sometidos a
condiciones deshumanizantes. Los testimonios de quienes sobrevivieron a este oscuro
capítulo de la historia de Chile revelan el sufrimiento físico y emocional que soportaron.
La sororidad y la solidaridad entre las mujeres detenidas, a pesar de las terribles
circunstancias, son ejemplos conmovedores de resiliencia y fortaleza.
En lo personal, reflexionar sobre la historia del Estadio Nacional de Chile nos lleva a
reconocer la capacidad de resistencia y esperanza del ser humano frente a la adversidad.
Las historias de las personas que pasaron por este lugar oscuro nos recuerdan la
importancia de luchar por la justicia y la dignidad en cualquier circunstancia. Además,
reafirma nuestra convicción de que debemos aprender de la historia para construir un
mundo más justo y respetuoso de los derechos humanos. El Estadio Nacional, con toda su
carga histórica, es un recordatorio poderoso de la necesidad de defender y proteger estos
derechos en todo momento y en todas partes, porque un pueblo sin memoria es un pueblo
sin futuro.
Bibliografía
● https://www.memoriaestadionacional.cl/
● https://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-92649.html
● Ahumada Lillo, Manuel. Testimonio: Cerro Chena – un campo de
prisioneros. Santiago: Leonardo Sepúlveda producciones gráficas, 2011.
● Bonnefoy, Pascale. Terrorismo de estadio: prisioneros de guerra en un
campo de deportes Santiago: Ediciones Chile América (cesoc), 2005.