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CRÍMENES EN LA MEMORIA

¿Sacrificios rituales en Ciego de Ávila?

José Martín Suárez Álvarez

7
A las personas que brindaron sus testimonios desinteresadamente, especialmente a Viviano Moreno Pujalte y Gilda
González Marín.

8
A mis nietos, José Eduardo y Elianis, príncipe y princesa de mis desvelos y sueños.
Para Etnam, Amanda y Alexa, aunque lejos, siempre presentes.

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ÍNDICE
Detrás del velo
Palabras al lector / 7
I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Los sacrificios humanos / 14
Tradición religiosa /19
II. ASESINATOS DE NIÑOS Y PROFANACIONES.
Crímenes publicados por la prensa cubana / 22
Profanaciones / 26
III. ESCLAVITUD, INMIGRANTES Y XENOFOBIA EN LA REGIÓN AVILEÑA.
Esclavitud / 28
Inmigrantes y xenofobia /29
IV. BREVE ACERCAMIENTO A LAS RELIGIONES AFRICANAS
Elementos comunes /34
Mundo mítico /35
Magia / 36
Regla Conga /37
Santería / 42
El Vudú / 44
V. EL CENTRAL STEWART
Presencia de inmigrantes caribeños / 46
El miedo al «coco» y supersticiones / 47
La culpa la pagó el totí / 49
El mal de ojos y otras creencias / 50
VI. EL INFORTUNIO DE AMÉRICA LUISA
Ámbito histórico – social / 53
Rapto, especulaciones y aparición del cadáver / 56
Brujería, política y fetichismo / 61
Herida sin sanar / 62
VII. EL TRÁGICO CASO DEL NIÑO EMILITO TÁPANES MARTÍNEZ
Ojeada al escenario / 65

10
El secuestro / 67
Repercusión social del crimen y aparición de los restos / 69
Arresto de sospechosos y manipulación de la prensa / 72
Alarma en el batey / 75
Trascendental testimonio / 77
Silencio ante el reclamo de justicia / 82
En la palestra pública / 83
VIII. VISTAZO DESDE LA ACTUALIDAD
Opiniones de un investigador avileño / 86
Una voz autorizada / 86
Dictamen de forenses avileños / 90
Citas y Notas / 94
Anexos 103
Bibliografía / 117
Apoyo gráfico

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DETRÁS DEL VELO

Las desapariciones —que desembocaron en el asesinato— de América Luisa y Emilito Tápanes


están en el imaginario popular no solamente de Ciego de Ávila, sino y, sobre todo del segundo caso,
en el de todo el país. No es extraño teniendo en cuenta que ambos no llegaban a los tres años de
edad.
La primera de ellas, América Luisa, desapareció y fue encontrada muerta y mutilada en
1924. El niño Tápanes, en 1956. Sobre ambos hechos, e insisto, sobre todo en el segundo, se tan
tejido leyendas, conjeturas, fabulaciones, que se han perdido en callejones sin salida.
José Martín Suárez, un apasionado de la investigación y de los eventos extraños, se aplicó
durante años, en la búsqueda de elementos que arrojaran luz sobre estos hechos. Y este libro para el
cual escribo un pórtico, es la muestra inequívoca.
Los primeros argumentos esgrimidos en ambos hechos, fueron el sacrificio ritual,
condicionado por racismo, xenofobia, ignorancia y total desconocimiento —no por los presuntos
autores en verdad—, sino por los observadores, por el pueblo.
Los sacrificios rituales son tan viejos como la propia existencia del hombre. Diferentes
pueblos también en diferentes latitudes los han llevado a cabo. Los griegos, los celtas, los mexicas,
los judíos —no olvidar que en La Biblia se relata el momento justo en que Abraham, cumpliendo
un mandato de Dios, se afanaba en dar muerte a su hijo Isaac para agradar a su señor—. A los ojos
del mundo «civilizado» son espeluznantes, pero si tenemos en cuenta que tales sacrificios eran, en
buena medida, un mero instrumento para lograr beneficios de los dioses en un mundo hostil, de
naturaleza adversa, no es tan terrible. Igual, todos los días miles de personas en todo el mundo —
durante la celebración de la misa— evocan el momento en que Jesús, el Cristo, murió en la cruz
romana a petición de su padre, para salvar a los hombres, con lo cual —y según las escrituras— no
estaba del todo de acuerdo cuando exclamó desesperado: «Padre, ¿por qué me has abandonado?».
Y no es caso también un sacrificio ritual la muerte de miles de hombres en la guerra; la
muerte en nombre de un ideal, de un rey, de cualquier sátrapa que diga: «Avancen, mueran, que
morir en nombre de una buena idea, no es en vano». Respeto mucho a quien juega así con su vida,
pero no es ni más ni menos que un sacrificio ritual, quizás no al estilo vikingo o dacio, pero
sacrificio al fin y al cabo. Recuerdo ahora, de pronto, Espejo de paciencia, la controvertida obra de
Silvestre de Balboa Troya y Quesada, que narra el secuestro del obispo Juan de las Cabezas
Altamirano. Los hispanos, criollos, en fin, que van al rescate dicen: «Que un buen morir cualquier

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afrenta dora». Mientras, los franceses —malvados que son secuestrando al pobre obispo— afirman:
«Que con la vida, al fin, todo se alcanza.» Es obvio que estoy de acuerdo con los franceses, tan
malvados, tan prácticos. Y no con los otros, pero igual, de casta le viene al galgo.
El atestado legal que contenía todos los detalles de la desaparición de Emilito Tápanes, fue
sustraído y Martín Suárez no pudo, por tanto, consultarlo. Solamente el seguimiento de la prensa y
algunos testimonios enriquecieron su investigación, pero en vista de que este caso está plagado de
conjeturas y fabulaciones, permítaseme exponer las mías. En primer lugar, llamó poderosamente mi
atención que el cadáver —los restos, la osamenta más bien— apareció justo una semana después del
secuestro. Consulté con médicos y biólogos, y todos estuvieron de acuerdo en afirmar que ningún
cadáver —ni siquiera con el concurso de alimañas— se convierte en osamenta en solo una semana.
Supieron o conjeturaron en la época de los acontecimientos que eran los restos del niño por un tenis
y un retal de la camisa que usaba. Me pregunto ¿no habrán sido estos detalles identificadores
sencillamente «plantados»? ¿Era en verdad Emilito Tápanes aquel montón de huesos? ¿No pudo
haber sido secuestrado o hasta vendido por su propio padre a un matrimonio sin hijos y con
solvencia económica? En el terreno de las hipótesis, todo es posible.
Pero es más fácil explicar la horrible muerte de ambos niños, achacándolas a los sacrificios
rituales. Ciertamente, no hay conclusiones y, claro, todo podría haber sucedido, pero ahora mismo,
tendría a mano otros argumentos para explicarlas que nada tendrían que ver con ritos ni
inmolaciones. Pero nunca se develó nada sobre estas muertes, quedaron en el misterio, en la
nebulosa, en las habladurías y casi en la leyenda.
Este libro abunda en todas, y no concluye, puesto que, mientras no se pruebe otra cosa, son
solo eso, crímenes sin castigo.

La editora.
Julio/Agosto 2012.

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PALABRAS AL LECTOR

Al presentar una obra consagrada a un tema tan específico y polémico, el autor


debería comenzar por excusarse y explicar al lector benévolo las razones —si las
hubiere—, de tamaño desacato a las conveniencias de una época donde la niñez es lo
más preciado para la sociedad; también tiempo y espacio donde con inusitada fuerza
proliferan prácticas religiosas, sobre todo afrocubanas, tan arraigadas desde la
formación del pueblo nación, observando la más elemental prudencia exigida para
evitar cualquier audacia en la expresión de ideas, pensamientos o conceptos
personales que puedan menoscabar sensibilidades ajenas.

Es evidente la propagación de creencias religiosas en la actualidad, atribuidas,


según nuestra opinión, a diversos factores: influencia de escritores de culto y
antropólogos del siglo XX; publicación de libros sobre la temática; crisis económica
con sus secuelas de carencias y limitaciones que afectan la vida cotidiana de la gente;
sucesión de numerosos fenómenos climáticos como respuesta justiciera de la
naturaleza agredida; enfermedades incurables por la ciencia médica; apertura y
práctica de credos de fe a partir de la celebración del IV Congreso del Partido
Comunista de Cuba; rescate de tradiciones heredadas de diferentes grupos
portadores de culturas diversas, sobre todo africanas y caribeñas, sin exonerar fines
lucrativos de solapados timadores, en fin, un creciente interés por formas
alternativas de expresión religiosa.

Aunque Ciego de Ávila ha sido hasta fecha muy reciente una región de
inmigración como consecuencia de la producción azucarera, está aún por hacerse el
estudio de las grandes corrientes que formaron su pueblo. La afluencia de personas
de diversas partes de la Isla y del mundo, con ideas, costumbres, hábitos religiosos,
en fin, culturas diferentes entrecruzadas, dieron lugar a complejidades sociales
mucho más avanzadas y contradictorias que en otras partes del país, como lo

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certifica la historia recogida en obras y textos literarios: La fiesta de los tiburones 1 de
Reynaldo González Zamora, es un buen ejemplo.
La presente investigación ambiciona un doble propósito: demostrar el
tratamiento que la prensa local y nacional brindaron a dos asesinatos de niños en
colonias cañeras del central Stewart (Venezuela) durante el siglo XX, atribuidos por
este medio a la «brujería»2; pero no quedaron esclarecidos debidamente, al no
mostrarse pruebas contundentes contra los autores intelectuales y materiales.
Además, se valora el impacto social y repercusión de dichos actos delictivos en la
sociedad.
El primer crimen ocurrió en 1924 y el segundo, treinta y dos años más tarde,
en febrero de 1956. Al escribir nos hemos mantenido fieles al tiempo, al lugar y a la
ilación; en ningún caso se tergiversa el verdadero orden cronológico de los
acontecimientos para obtener un efecto dramático.
En la actualidad, como en el ayer, muchas personas coinciden con los
fundamentos de los periódicos y emisoras radiales de que los niños fueron
sacrificados con fines rituales en correspondencia con los dictámenes forenses y
otras particularidades e insinuaciones. No obstante, incertidumbres y nebulosas
matizaron los acontecimientos, lo cual derivó, a la vez, incógnitas difíciles de
desentrañar al no poder —o no querer— la justicia, esclarecer los hechos y castigar a
los culpables: ¿Brujería? ¿Sacrificio? ¿Complicidad? ¿Negligencia? ¿Mala suerte?
¿Homicidio? ¿Aberración?
El lector percibirá en la argumentación de los entrevistados e indagaciones
policíacas, suspicacias y especulaciones, que nos obligan a cotejarlas con los
argumentos informativos publicados por la prensa en búsqueda de rigor y
acercamiento a la verdad..
Estos hechos están arraigados en los recuerdos de la comunidad, sobre todo
de personas que han vivido más de medio siglo, por lo tanto, no pueden extirparse
de la memoria colectiva o ubicarse fuera de su contexto; constituyeron episodios

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lacerantes de los sentimientos y aún hoy, a pesar del tiempo transcurrido, se
comentan con dolor, otro motivo para el trabajo investigativo.
En la localidad objeto de estudio, así como en la región avileña en general, la
población, convertida en juez, alzó sumario acusador contra personas blancas muy
pudientes, para señalarlos como posibles autores intelectuales de los crímenes, y se
afirmaba que de ellos salió el dinero para pagar a desequilibrados fanáticos y acallar
la justicia a través de corruptos funcionarios; cuando esa voz incrimina a posibles
culpables de sucesos tan repudiables, casi siempre se facturan con el sello de la
veracidad, enseñanza perdurable desde la más remota antigüedad.
No podemos soslayar que tras la palabra se encuentran siempre los
sentimientos reales de un individuo, un grupo, una clase o una nación; el análisis
histórico social no puede limitarse al estudio de las manifestaciones externas de la
conducta humana, debe aludir a los sentimientos que le confieren sentido, en parte,
al alegato y a la práctica social e incluso política, de los grupos humanos. Así, el
autor incurre en demandas innumerables en el curso del sondeo; pero su principal
obligación está sustentada por el signo de la sinceridad popular.
Lo justo que se persigue, difícil en su consecución e incluso morboso por
momentos durante la lectura, es dar a conocer los trágicos casos que conllevaron a
crímenes sin castigo, acercar al lector a tan dolorosa página, muestra de una
sociedad injusta, contraria en sus principios y hechos, a la proclamada por José
Martí, quien afirmó: « No hay más modo de curar los males que extinguir sus
causas». 3
El trabajo de campo mostró que el tema es tabú para muchas personas,
reacias a ser entrevistadas y no faltaron sutilezas y sanos consejos para que no
continuáramos profundizando en las averiguaciones, so pena de recibir un castigo.
Otros nos propusieron la encomienda de encender velas a la memoria y el descanso
en paz de las infelices criaturas, acción cumplida con todo respeto.
Nunca antes sentí tan cerca de la piel el aforismo expresado por el eminente
pedagogo cubano José de la Luz y Caballero: «Sólo la verdad nos pondrá la toga viril.

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Antes quisiera yo ver desplomadas, no digo las instituciones de los hombres, sino las
estrellas todas del firmamento, que ver caer del pecho humano el sentimiento de la
justicia, ese sol del mundo moral».4
El autor

1
González Zamora, Reynaldo: La Fiesta de los Tiburones. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,
2010.

2
El concepto brujería, aplicado genéricamente a todos los practicantes de cultos africanos a inicios
del siglo XX, fue paulatinamente sustituido y se prefirió por los estudiosos emplear, a partir de
entonces, voces que ya estaban en el pueblo como la de «santero», que definía al sacerdote de los
cultos lucumí o yoruba, y palero, que sería el sacerdote congo. Esto contribuyó a esclarecer en alguna
medida el intrincado follaje de las religiones africanas practicadas en Cuba. .

3
Martí, José: Obras Completas. Tomo 9.p.413.

4
Conmemoraciones Escolares. Ministerio de Educación. La Habana, 1947. p73

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I. ANTECEDENTES HISTÓRICOS

LOS SACRIFICIOS HUMANOS

Cuando en el decursar de la evolución humana surgieron las ideas religiosas, en los


ritos1 se introdujeron como reflejo de la realidad en que vivía el hombre, los
sacrificios, ritual donde se hace una ofrenda consagrada a un dios o a otro ser
espiritual con el fin de establecer, perpetuar o restaurar un lazo sagrado entre lo
humano y lo divino, que puede consistir en hombres, mujeres, niños y animales
(ofrendas de sangre), o frutas, flores y vino (ofrendas sin sangre).
También significa poner a una persona en algún riesgo o trabajo,
abandonándola a la muerte, destrucción o daño, en provecho de un fin o interés que
se estima de mayor importancia; es esencial a la noción de la muerte y según sus
diversos significados e intenciones de los sacrificantes, se distinguen varios tipos: de
adoración, expiación, acción de gracias, entre otros. El de expiación parte del
reconocimiento del pecado e intenta ofrecer a la divinidad una compensación por el
mismo; su forma característica es lo cruento, con derramamiento de sangre y
destrucción de la víctima: un concepto animista2 que identifique sangre y vida puede
dar lugar a la práctica de inmolaciones.
Para aquellos seres primitivos, los dioses poseían los mismos gustos, deseos y
apetencias que los seres humanos; por lo tanto, había que alimentarlos, tenerlos
contentos, y de esa manera, lograr de ellos benevolencia, evitar castigos,
enfermedades; propiciar un buen clima, abundantes cosechas, excelente cacería,
mayor producción de ganado, todo a base de un canibalismo ceremonial salvaje,
cuyo objetivo era ganarse el favor de las deidades, dándoles de comer los cuerpos,
muchas veces de niños y jóvenes.
Basado en esto surgió la práctica de entregar a las divinidades las llamadas
primicias, o sea, los primeros frutos de la cosecha, el primer cabrito, e incluso, el
primer hijo. De esa manera la oblación, en un sentido remoto, corresponde a la
dedicatoria de un don perceptible por los sentidos, como manifestación externa de la

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veneración hacia el dios. Aunque puede tener connotaciones más espirituales y
abstractas; la ofrenda no se convierte en sacrificio sino hasta que el don visible sufre
una transformación como, por ejemplo, derramar su sangre, quemarlo, vaciarlo.
Algunos pueblos como los tirios, amonitas, celtas, cartagineses y algunas
tribus galas hacían sacrificios humanos en honor a los dioses Baal —nombre de
dioses de los primitivos pueblos semitas—y Moloch3 , arrojando los cuerpos a los
brazos de bronce enrojecidos al fuego de las divinidades;, o los ponían en sus brazos
metálicos extendidos, para que rodaran hacia la boca de un horno encendido, al
tiempo que los pobladores bailaban y hacían sonar flautas y panderos.

Durante el período más antiguo del Hinduismo (etapa védica) los sacerdotes
entregaban en sacrificio a seres humanos, animales y plantas en momentos
estipulados. Los antiguos chinos también lo practicaban y hacían ofrendas de
animales domésticos y comidas a los dioses y a sus antepasados. El sintoísmo
japonés ha hecho de la ofrenda de comida y productos agrícolas a los bami (dioses),
su rito central.
En el Judaísmo el sacrificio era parte obligatoria, esencial y muy elaborada
hasta la destrucción del templo de Jerusalén en el 70 d.C. Entre los muchos ritos de
inmolación del antiguo judaísmo se cuentan los de acción de gracias; mientras, en el
cristianismo, la muerte de Cristo en la cruz se considera un sacrificio perfecto,
ofrecido para expiar los pecados de toda la humanidad. En la obra de San Pablo,
Cristo es identificado como víctima del holocausto, y la eucaristía ha sido asociada,
desde el comienzo de la iglesia cristiana, con el crucifijo; en algunas iglesias, de
modo muy notable la católica, la comunión se interpreta como una forma de
participación en la abnegación del Mesías.
Los griegos y romanos ofrecían expiaciones a todas las divinidades. Estas
consistían en animales de los dedicados a cada una: el caballo a Neptuno, el chivo a
Baco; fuera de estos casos, en bueyes, toros, carneros y tratándose de pobres, en
corderos y aves (gallos, palomas, etc.); el homenaje radicaba al principio en
derramar, sobre la cabeza de la víctima, harina de trigo puro mezclada con sal, pero

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más adelante se llamó inmolación a la muerte completa. El sacrificio de cien bueyes
recibía el nombre de hecatombe.
En las civilizaciones de la región de Mesoamérica, desde aztecas, toltecas y
mayas, el sacrificio humano y animal fue un aspecto fundamental; se instauraba
como una necesidad divina, el hecho de efectuar diversas mutilaciones a las
víctimas, ofrendadas con el fin de calmar a sus dioses sedientos de sangre humana, la
cual dentro de sus creencias, era el alimento de los mismos.
Los antiguos aztecas, sacrificaban niños recién nacidos cuando sembraban el
maíz, niños mayorcitos cuando brotaba la sementera y así sucesivamente; han
calculado los estudiosos del tema que esa práctica de ofrecimiento al dios del sol,
cobraba unas veinte mil vidas al año; para sus guerreros el honor máximo consistía
en caer en la batalla u ofrecerse para la muerte en las ceremonias significativas,
mientras las mujeres que morían en el parto compartían el honor de los soldados.
También realizaban las llamadas guerras floridas con el fin de hacer prisioneros para
la inmolación.
La cultura maya, también ligada a las incertidumbres de la agricultura,
generaba un gran número de intervenciones rituales, que equivalían a otras tantas
intercesiones ante los dioses para que facilitasen la vida cotidiana y las buenas
cosechas. Todas las prácticas místicas de esta civilización americana estaban ligadas
al relato de la Creación, dado que los altísimos crearon a los hombres, a cambio estos
debían adorar a las divinidades, alimentándolas. En este espíritu, combinado con la
necesidad de mostrar a las deidades cuánto se les veneraba, se inscribían los
denominados rituales de los sacrificios, agrupadas bajo este nombre todas las
prácticas litúrgicas que tenían como objetivo honrar a los dioses por medio de una
expiación.

Para ellos la vida en la tierra dependía del designio divino, de aquellos dioses
que, en el pasado, destruyeron varias veces la humanidad para engendrar otra nueva;
dependían del buen humor de estas divinidades todopoderosas y, a veces,
caprichosas, por lo cual había que honrarlos en todas las ocasiones; es decir, los

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sacrificios sangrientos eran necesarios para la supervivencia de los dioses y de los
seres humanos; era la sangre humana una de las ofrendas más apreciadas y de mejor
garantía que la de los animales.

Los mayas no concebían la muerte como el final de la existencia; para ellos


era un paso de un mundo a otro, que estaba señalizado con ritos muy concretos.
Después de la muerte, el alma emprendía un viaje por las nueve esferas inferiores del
mundo subterráneo de Xibalbá, (mundo regido por los espíritus de la enfermedad y
la muerte). El primer destino del alma dependía de su tipo de muerte y era preferible
morir de joven, que viejo y enfermo.

Como puede apreciarse, los cultos y las creencias son, generalmente, el reflejo
concreto y palpable de una mitología enraizada en el pensamiento humano;
constituyen un lenguaje que define y delimita el espacio de comunicación entre los
hombres y sus dioses, en la cual la mitología es el fundamento, el culto es el marco y
el rito, el instrumento.

Desde la génesis humana se han sacrificado seres vivientes en honor de los


dioses, con la intención de preservar la vida a través de la muerte, siempre con una
carga simbólica muy fuerte, pero más que describir las diferentes formas que
adoptaron estos sacrificios, lo importante es destacar la relación entre la vida y la
muerte, el equilibrio frágil entre el ser y el no ser, el sentido conferido al tránsito
entre dos mundos. Son muchas y muy variadas las formas en que las ideas religiosas
han tendido su nefasto velo para la desdicha humana, sobre todo para la infancia.

Resulta curioso resaltar que en los aborígenes cubanos estaba muy enraizada,
sobre todo en los taínos, la tradición de rendir culto a los antepasados. Los ídolos
que veneraban (cemíes), eran representaciones de la progenie, quienes venían a ser
espíritus tutelares de la familia. Algunos cronistas de la conquista recogieron relatos
mitológicos curiosos de los taínos, en los que prevalece la idea de que el sol, la luna
y el hombre surgieron de cuevas; cuentan conversiones de hombres en otros seres,
causadas por el Sol; narran las aventuras de los fundadores de la raza y tratan de

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explicar el origen de ciertos ritos, del sexo femenino, de las castas sociales y de los
principales cultivos. Es muy difícil reconstruir las diversas normas que regulaban la
conducta de la vida social de los aborígenes cubanos, lo que constituía su moral. No
obstante, el eminente y prestigioso historiador e investigador Fernando Portuondo,
en su obra Historia de Cuba 1492 – 1898, afirma:

Entre los taínos era prácticamente desconocido el homicidio. El robo


aun en su forma más leve era sancionado con la muerte del ladrón por
empalamiento o por hambre. Si a esto se une que su religión no exigía
sacrificios humanos y que es cosa probada su amor filial, no puede
haber escrúpulo en conceder a los taínos una moral más elevada que la
de otros pueblos indios de América que los superaron en organización
institucional e industrias.4 (S. del A)

Los actos necesarios de sacrificar a los niños para devorarlos y sobrevivir,


crueles y sanguinarios a nuestros ojos, eran perfectamente lógicos y morales a los
ojos de aquellos antiguos seres. En el denominado Antiguo Testamento de La Biblia
se muestra claramente en varias ocasiones. El pasaje bíblico donde Abraham va hasta
el monte a degollar a su hijo Isaac en holocausto a Dios (Gen.22: 1-2) demuestra —
como lo recoge en sus Notas la propia Biblia— que era una costumbre de la época la
«de sacrificar al primogénito», y que «Abraham no duda de los derechos divinos, y
con toda naturalidad obedece a lo mandado».5
La costumbre evolucionó y al pasar los años el primogénito dejó de ser
degollado como si fuera un carnero y comenzó a ser entregado al altar para usarlo en
las labores rituales. Este paso representa un avance que se asienta en las nuevas
condiciones de vida imperantes, en las cuales era necesario emplear esa mano de
obra. Fue un proceso lento y dilatado, duró miles de años y en todas partes no
cambió al unísono.
Por muy naturales, morales y aceptables que fueran los sacrificios dentro de
las concepciones imperantes en su época, para nosotros resultan crueles. Las formas

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de ejecutarlos variaba en las diferentes regiones del mundo, pero sus finalidades eran
más o menos las mismas y perduraron a través de la historia.
En la Enciclopedia Judaica Castellana, aparecen registrados del siglo XII al
XIX, innumerables acusaciones de asesinatos rituales de niños: 35 casos en Alemania;
20 en Polonia; 14 en Rumania; 9 en Austria; 11 en Italia; 7 en Rusia e igual cantidad en
Inglaterra Francia y Hungría. También hubo hechos de esta índole en España,
Grecia, Turquía, Siria y otros países.6
El Héroe Nacional de Cuba, José Martí, conoció en los Estados Unidos, actos
horribles de fanatismo religioso y su pluma dejó constancia de ello como una
dramática denuncia:
Este ¡oh espanto! Creía hace tres años en el advenimiento del nuevo
Mesías; y para dar fe de su creencia y su certidumbre de que Dios
volvería a la tierra precedido de milagros, a la luz de una lámpara que a
la cabeza de la cuna tenía en alto la madre, clavó el puñal en el pecho
de su propia hija, y llamó a sus vecinos a anunciarles que resucitaría al
tercer día; el padre ahora se mesa los cabellos y se maldice, y no habla
sino con lágrimas.7

Y se detiene el pensador, y se pregunta:

Pues, ¿a qué pasan los siglos, si el bárbaro Silvestre Knobb (…) ata en
una cruz que ha hecho de árboles de su heredad a su propio hijo, y
mientras le hunde en el pecho la rodilla porque no rebote, con un clavo
de gruesa cabeza le fija la mano al madero, ensangrentado; y amarra
luego a su hija a un haz de leños, que al poco es pira humeante, que
lame y plaga de úlceras el cuerpo virgen que el padre insensato ofrece a
un Dios horrible, fantasía burda sangrienta de los pueblos en cuna y de
los hombres ignorantes?8

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Casos como estos han ocurrido donde quiera que el fanatismo religioso haya
cegado la razón de los seres humanos.
Dentro de las teorías explicativas se han expuesto muchas interpretaciones
teóricas relativas al origen de los ritos de sacrificio, sobre todo en el siglo XIX y a
comienzos del XX, pero no se ha establecido ninguna conclusión definitiva. Los
eruditos contemporáneos tienden a estar más interesados en el significado simbólico
y funcional de los mismos. Una de estas doctrinas lo considera como una forma de
comunicación no verbal entre los seres humanos y los dioses; otra relaciona las
ofrendas con su valor económico en ciertas culturas, mientras diversos estudios
arguyen que los ritos sacrifícales reproducen las estructuras de las relaciones
humanas, y son, por tanto, símbolos no sólo de aspiraciones religiosas, sino también
de las vidas cotidianas de quienes toman parte en ellos.
Entre las especulaciones más notables sobre los sacrificios se encuentran:
interés y buena fortuna, apaciguamiento, obediencia para no desagradar o mantener
contenta a una deidad, preservación de las relaciones con el otro mundo;
adivinación, desastre natural, justicia, antropofagia, cura de enfermedades,
eliminación de la mala suerte, etcétera. En las religiones occidentales se estableció
un vínculo directo entre el sacrificio humano y el pacto con el diablo.9
Investigadores del tema sostienen que las inmolaciones humanas no
desaparecieron totalmente, han persistido de manera más o menos violenta bajo
formas sustitutas, algunas de ellas simbólicas, como las hogueras y los sacrificios de
animales; otras son simples sustituciones de igual o mayor violencia, como la pena
de muerte, ciertas torturas rituales, e incluso la muerte en guerra considerada como
un sacrificio a la patria.

Tradición religiosa
La influencia psicológica directa e ideológica de la religión sobre la conciencia de la
gente, acostumbrada por las tradiciones, las lleva a buscar apoyo y consuelo en caso
de cualquier inconveniente y en particular en las grandes desgracias. Esa costumbre,

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formada a través de milenios, se ha enraizado en la psiquis de las masas y muchas
personas buscan alivio en ella. De ahí que resulte evidente el papel conservador de
real importancia que ha desempeñado la religión, y, en parte sigue desempeñando
en la vida del hombre, no sólo en la esfera ideológica, sino también en la vida diaria,
la legislación, la política y la economía.
La religión tiene sus raíces en la impotencia, en el desamparo y en el
sufrimiento. Primero fue la impotencia ante las fuerzas de la naturaleza
y, después, tuvo el hombre que sumarle su incapacidad ante las
brutalidades de la sociedad dividida en clases. ¿Qué resulta? Pues que
el creyente tiene y tendrá siempre una limitación. Estará convencido de
que sus fuerzas y las de sus compañeros tienen un límite: el que trae la
voluntad del ser o los seres omnipotentes que, según él cree, son
quienes lo determinan todo.
Indudablemente no puede darse una interpretación simplista al
problema de las raíces religiosas, pues ellas no siempre están a la vista.
La contrariedad es muy compleja porque toda etapa de cada religión,
hereda un sinfín de creencias y supersticiones correspondientes a un
estado de su desarrollo anterior al suyo propio y los vestigios del pasado
se aferran a las creencias con uñas y dientes, y no es raro, con el paso
del tiempo, encontrarlas formando parte del cuerpo de doctrina,
infiltrados allí merced no sólo de su tesón, sino a que de hecho los
practicantes se encuentran viviendo materialmente en la época
histórica a la que corresponden. No en balde alguien dijo que «los
dioses mueren cuando lo hace el último de sus creyentes.10

Según este concepto marxista, las ideas religiosas, una vez surgidas son, por lo
general, muy persistentes y se conservan, aun cuando cambien las circunstancias que
le dieron origen; se modifican por el imperio de nuevas realidades, ejercen

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influencias unas sobre otras y a menudo se entremezclan, se contaminan, se
transforman en conceptos más complejos.
Lo mismo ocurre con los ritos y los cultos que nacen de ciertas necesidades
materiales de los hombres; existe una extraordinaria diversidad de dogmas entre los
distintos pueblos y en distantes épocas. Pero este proceso no es independiente ni
espontáneo, está determinado por todo el mecanismo del desarrollo de la sociedad
misma, por ocurrencias históricas concretas.
José Martí escribió:
[…] Hay en el hombre un conocimiento íntimo, vago, pero constante e
imponente, de un gran ser creador. Este conocimiento es el sentimiento
religioso, y su forma, su expresión, la manera con que cada agrupación
de hombres concibe este Dios y lo adora, es lo que se llama religión.
Por eso en lo antiguo, hubo tantas religiones como pueblos originales
hubo; pero ni un solo pueblo dejó de sentir a Dios, tributarle culto. La
religión está, pues, en la esencia de nuestra naturaleza; aunque las
formas varíen, el gran sentimiento de amor, de firme creencia y de
respeto, es siempre el mismo.
Todo pueblo necesita ser religioso. No sólo lo es esencialmente, sino
que por su propia utilidad deber serlo. […] Es innata la reflexión del
espíritu en un ser superior; aunque no hubiera ninguna religión, todo
hombre sería capaz de inventar una, porque todo hombre la siente. […]
La moral es la base de una buena religión.11
Cuba, dada su condición de destinataria de inmigrantes desde los tiempos
fundacionales, se convirtió en un laboratorio de entrecruzamiento de diversas
culturas y mestizajes. El sabio cubano don Fernando Ortiz12 calificó como «gran
ajiaco» la formación del pueblo nación, dada la presencia de etnias procedentes de
diversas partes del mundo, y califica al fenómeno como «multisincretismo».
Se registra que en el periodo comprendido entre los años 1801-1865 se produce
la entrada más cuantiosa de esclavos a la Isla. Esto trajo como consecuencia que

26
estas personas, a las cuales se les arrebataban sus costumbres, cultura y credos se
vieran prácticamente obligadas a rescatar de alguna forma sus tradiciones.

Cada pueblo africano importó a Cuba su panteón, sus ritos y, hubo un tiempo,
hasta el cese de la trata, en que los cultos debieron conservarse relativamente en su
originalidad africana, algunos con raíces primitivas y totémicas13 siempre con un
oponente: el catolicismo. No obstante, generaron festejos sistemáticos en
celebración de las deidades u otros motivos, para mezclarse en asombroso concierto
interno generador de nuevas costumbres litúrgicas; por ello no siempre es fácil
localizar las raíces de los desiguales conceptos y ritos religiosos; a menudo es
totalmente imposible lograrlo, no porque esas raíces no existan, sino porque suelen
estar ocultas en un remotísimo pasado histórico.

Mientras más primitiva es la forma religiosa, más importancia y peso tiene en


ella los aspectos rituales y litúrgicos, los casos puramente formales, y más sencillo y
pobre es el contenido ideológico.

27
NOTAS Y REFERENCIAS
1
Ceremonia repetida invariablemente, con arreglo a unas normas estrictas. Tienen un carácter
simbólico. La celebración de los rituales puede consistir en fiestas y ritos, de carácter más o menos
solemne, según pautas que establece la tradición o la autoridad religiosa. Entre los principales se
encuentran los de purificación, sangre, de tránsito o paso en los momentos claves de la vida,
funerarios, de iniciación, ante fenómenos naturales, exorcismos, conmemoración, expiación y acción
de gracia, entre otros. En algunas religiones, los rituales puede llevarlos a cabo cualquier creyente,
mientras que en otras se necesita la mediación de una persona o institución especial.

2
El animismo está basado en varios preceptos: la vida de los ancestros continúa después de la muerte;
se puede interactuar directamente con los espíritus; reconoce la existencia de una gran variedad de
espíritus y dioses; el alma puede abandonar el cuerpo durante trances o sueños; cree en la mediación
de personas sagradas como chamanes, brujos, magos, seres espirituales que viven en el alma o
espíritu del ser humano y se fusionan conceptos: individuo-comunidad, presente-pasado, objeto-
símbolo. Desde siempre se ha relacionado el animismo para tratar de explicar lo que hay más allá de
la muerte, lo intangible existente o sencillamente las cosas que son para la mayoría inexplicables, es
decir una forma de pensamiento que vincula al ser humano con las cosas que lo rodean.

3
Baal era una divinidad (probablemente el Sol) . Su significado se aproxima al de «amo» o «señor»,
dios de la lluvia, el trueno y la fertilidad; mientras Molock era considerado el símbolo del fuego
purificante, que a su vez simbolizaba el espíritu.

4
Fernando Portuondo. Historia de Cuba (1492 -1898), La Habana, 1965. pp. 46 48.

5
La Biblia. Edición de Nácar-Caluya. 12 edición, p.1562

6
Enciclopédia Judaica Castellana. Tomo 1. p. 565.

7
José Martí: Obras Completas. Editorial Lex, La Habana, 1961. Tomo 9. p. 413.
8
Ibidem pp. 455-456
9
El pacto con el diablo es un referente cultural muy extendido de la civilización occidental. En el
mismo hay una presencia importante del demonio, manifestada sobre todo en la leyenda de Fausto y
la figura de Mefistófeles, común a todo el folclore cristiano. Según las creencias cristianas
tradicionales sobre la brujería, el pacto quedaría establecido entre una persona y Satanás o cualquier
otro demonio (o demonios): la persona ofrecería su alma a cambio de favores diabólicos poderosos.
Estos favores varían según el relato, pero suelen incluir la eterna juventud, el conocimiento, las
riquezas, el amor o el poder. Se cree que algunas personas llevan a cabo este pacto sin pedir nada a
cambio, como una forma de reconocer en el diablo a su señor.

28
A propósito del tema, La noche del 8 de agosto de 1969, Charles Watson (Tex), Patricia Krenwinkel y
Susan Atkins, entraron en la residencia 10050 de Cielo Drive de Beverly Hills, California, y las acólitas de
Charles Manson mataron salvajemente a Sharon Tate, la mujer de Roman Polanski, que estaba embarazada,
cortándole los pechos y dejándola morir desangrada, junto a sus invitados Jay Sebring, Abigail Folger y
Voytek Frykowski .Se dice que el posible móvil fue el rodaje de la película de Roman Polanski Rosemary's
Baby. El director había sufrido amenazas a causa del rodaje por grupos esotéricos de la época, ya que trataba
un tema polémico como era la práctica del satanismo entre las personas de la élite americana y el
advenimiento de un hijo del diablo al igual que Dios mandara a Jesús a la Tierra.En las paredes de la
habitación los asesinos escribieron con sangre de sus víctimas como «Pig» (cerdo) y «Helter Skelter». (Nota
de la editora).
10
Ciencia y religión. Selección de artículos. Editora Política, La Habana, 1981. pp. 288-289.
11
José Martí: Ob. cit. Tomo 19 pp. 391-392.
12
Fernando Ortiz (1881-1969). Su quehacer abarcó estudios de Sociología, Antropología, Etnología,
Lingüística, Historia, Folclor, Arqueología, Derecho, Arte, Literatura. Constituye la figura más
representativa de la cultura nacional durante la primera mitad del siglo XX. Aval de tal magnitud que
se le considera el tercer descubridor de Cuba.

13
El tótem es el animal o planta que sirve de sustento principal al grupo, el cual, con el tiempo, pasa a
considerar a dicho animal o planta su «antepasado», su «progenitor» su «protector». La traducción
correcta de la palabra sería «el afín del hermano» o sea, que denota un parentesco de consanguinidad.
Esto establece toda una serie de complejos rituales y prohibiciones, y una gran variedad de
informaciones que puede tener el totemismo. Junto a él encontramos siempre el concepto «tabú»,
cuyo significado «separado», «alejado» viene a designar lo que no se puede tocar o hacer sin grave
riesgo. El totemismo abrió las puertas al culto de los antepasados, primero animales y después de
humanos, por lo que contribuyó a la personalización de las fuerzas sobrenaturales.

29
II. ASESINATOS DE NIÑOS Y PROFANACIONES

CRÍMENES PUBLICADOS EN LA PRENSA CUBANA

Las investigaciones realizadas en las publicaciones nacionales y otras fuentes,


verifican que durante el primer cuarto de la centuria pasada fue la época en que más
asesinatos de niños se cometieron en nuestro país, a partir de 1904. El primero de
ellos aparece recogido en el libro Los negros brujos de Fernando Ortiz:

Poco ha que la sociedad cubana se conmovió por un horrible crimen:


por el asesinato de una niña blanca, cometido por unos brujos con el
objetivo de extraerle el corazón y la sangre y utilizarlos en la confección
de un embó. No pude —ausente de Cuba— practicar las investigaciones
y estudios necesarios para apreciar con precisión, y en todos aspectos,
el suceso de referencia, y he de valerme únicamente de lo publicado en
su ocasión por la prensa y de las noticias solicitadas a algunos amigos y
amablemente comunicados. El delito ha sorprendido más que por la
delictuosidad revelada por sus autores, por lo inesperadamente que ha
puesto al descubierto el canceroso fanatismo que corroe las capas
ignorantes de nuestra nación. Porque, en efecto, un caso semejante no
había ocurrido, o por lo menos no había sido conocido, desde los
tiempos de la esclavitud. […] La voz popular tan sólo puede servir de
guía en este asunto, pero la luz que arroja es tan débil que apenas basta
para descubrir algo en la penumbra. Después de sucedido el asesinato,
la prensa ha escudriñado por primera vez en el subsuelo de nuestro
pueblo y ha hecho eco de la creencia general de que tal delito no era el
único cometido por los brujos en condiciones y con finalidad igual o
parecidas.1

30
Más adelante señala el destacado antropólogo:

Se ha publicado que —según la referencia de algunos brujos


habaneros— la desaparición de niños en los campos no era cosa rara, si
bien no se da siempre cuenta de ello a las autoridades por temor a las
represalias de los delincuentes; que los brujos del campo son
verdaderos salvajes y capaces de cualquier delito; que los secuestros de
niños los realizan yendo uno de ellos a caballo provisto de un serón a
fin de meter dentro de él a la víctima y asfixiarla rápidamente tapándola
con sacos; que la esterilidad la curan con víscera de niños, etcétera.
Verosímil es todo ello, pues en los campos, donde la acción del poder
social es casi nulo, donde hay negros que viven de modo
verdaderamente africano, no es de extrañar que el fetichismo ha
conservado sus caracteres de barbarie primitiva, sin haber avanzado un
solo paso de las ideas religiosas y, en general, de la inteligencia,
distanciándose de sus colegas urbanos, quienes, aunque a rastras,
siguen la marcha progresiva de la sociedad cubana en la evolución.2

También apunta Don Fernando:

La condición de la buena fe y de la astucia de los brujos se ha puesto de


relieve no ha mucho. Unos brujos, para curar cierta dolencia,
convinieron en que era necesario el corazón de una niña blanca. La
niña fue buscada y asesinada. Poco importaba al brujo que el corazón
salvador fuese de tal o cual niña, bastaba que fuese blanca. Su orden de
asesinato fue dictada con la misma facilidad que si se tratara de la
muerte de una paloma. El brujo, siendo un completo hipócrita, hubiese
engañado igualmente a los imbéciles creyentes con cualquier recurso
de su imaginación, que no hubiese acarreado riesgo tan grave como el

31
de exponer su propia vida. Nada iba a ganar ninguno de los brujos con
el crimen, salvo la curación de la enfermedad y el consiguiente
aumento de su prestigio. Ningún otro móvil fuera de éste, ni la codicia,
ni la venganza, ni la lujuria inspiró el delito; hasta me permitiré decir
que el fin era altruista bajo cierto aspecto. De ahí resulta la «buena fe»
del brujo al afirmar convencido el poder curativo del corazón de una
niña blanca y arriesgarlo todo para obtenerlo. Pero la astucia, la «mala
fe», por decirlo así, entra después; con el objetivo de despistar la justicia
y defender la propia vida: se preparan ingeniosas coartadas, se escriben
anónimos indicando pistas falsas, se llega a matar un cerdo para que la
sangre y las vísceras del animal disimularan los restos del ser humano;
en las cartas escritas por los brujos se adoptan ciertas palabras
accidentalmente jergales, etcétera. Pero, repito, la buena fe no es
absoluta; me refiero únicamente a la credulidad que tiene, por lo
general, el brujo en las líneas generales de su religión, de su hechicería,
aunque no vacile en explotar su «ciencia» y vivir a costa del trabajo de
los dioses; acción que únicamente aparece como reprobable cuando
la moral se humaniza, despojándose de su secular carácter divino.3

No menos dramático fue lo divulgado por el periódico La Discusión el 20 de


diciembre de 1904:

En un pueblo de campo, que se me asegura es San Juan y Martínez,


residía un matrimonio al que todo cuanto negocio emprendía, o
siembra que acometía le salía mal después de ocurrido el nacimiento de
un niño, hijo de ambos, a quien la naturaleza dotó de tal bellos y
hermosos ojos, que no había persona en el pueblo y fuera de él que, al
hablar de algo bello, no mencionara los ojos de aquella criaturita. El
padre del niño estaba desesperado por su mala fortuna, y quiso la

32
desgracia que encontrara en su camino a un moreno brujo, el que le
prometió curarle el daño que tenía y alejar de aquel hogar la maléfica
influencia.
Después de diferentes entrevistas, en que el negro acabó con lo
poco que a aquel hombre le quedaba, le sugirió la satánica idea de que
la culpa de su ruina eran los bellos ojos del niñito. Días tras día le
repitió aquel infundio, llegando a convencerle de que así era, en efecto,
y que lo único que podía hacer para conjurar el mal era arrancárselos
con la punta del cuchillo.
Aquel hombre, ignoro si con el consentimiento de la madre,
llevó al fin su obsesión a creer en las palabras del brujo, y con su propio
cuchillo arrancó los ojos a su hijito, sin que los gritos de dolor del
pobrecito enternecieran su corazón, y sin que el aspecto de aquellos
huecos ensangrentados llenara su alma de pavor y arrepentimiento.
Ese niño vive, es hoy un hombre útil a la sociedad y al que la
Naturaleza, como si quisiera indemnizarle de tan tremendo e
inquisitorial suplicio, le dotó de exquisita inteligencia y excelente tacto.
Cuenta hoy unos treinta años de edad, se ha dicho que su
nombre es Antonio León; reside en San Juan y Martínez, donde se
dedica a la venta de carne de cerdo. Él, sin ayuda de persona alguna,
compra el cerdo, lo beneficia y expende al público, por libras, sin que
experimente jamás el menor quebranto, pues sabe calcular
perfectamente el peso del animal que compra.4

Además estaba la otra cara de la moneda. En los medios informativos


consultados aparecen diversos asesinatos de niños, casi todos imputados a prácticas
de brujos, pero en ocasiones, al final, las pericias policiales demostraban que los
autores de las muertes no tenían vínculo alguno con la religión y los mismos
practicaban sobre los cadáveres toda clase de profanaciones, desde heridas para

33
provocar hemorragias, hasta la extracción del corazón y otras vísceras, con el
marcado objetivo de hacer creer que eran ritos de brujería y así despistar a las
autoridades.
Veamos algunos ejemplos.
El 21 de marzo de 1919, el Diario de la Marina publica que en Agramonte,
Matanzas, el niño Manolo López había sido sacrificado por los brujos, pero diez días
más tarde rectifica y expresa: «Un individuo llamado Antonio Pérez confiesa que él
lo había matado de una pedrada sin querer y luego a fin de despistar para que le
atribuyeran el crimen a los brujos, le arrancó el corazón». El 7 de mayo, el propio
diario se hace eco de que en Guantánamo un niño blanco, Evelio Rodríguez, había
sido sacrificado por los brujos; pero las actuaciones policiales revelaron que el autor
del asesinato fue un tío de la víctima por enemistad con el padre del niño y sin
ninguna relación con prácticas religiosas.5
En un cintillo a siete columnas de fecha 8 de octubre de l9l9 el periódico El
País anuncia en gran titular:
La ferocidad macabra de los brujos arranca al corazón de la niña Cuca
El hecho ocurre en un batey cañero del central Francisco, Camagüey. Se
encuentra detenido como presunto autor un jamaiquino sospechoso. El
corazón de la niña infeliz debió ser manjar predilecto en el festín
horrendo de los execrables y feroces caníbales. El pueblo de esta región
camagüeyana está indignado.
En otra cercana edición el diario vuelve a la carga: «El acusado es ahora un
haitiano y se llama Arístides Fils.». El 28 de noviembre aparece: «Inverosímil nueva
versión del crimen de la niña Cuca». «La madre, presionada por los investigadores de
la policía judicial, declara que la niña murió accidentalmente al caerse de sus brazos
e inventó lo de los brujos ante el temor de la ira del padre» y el 1 de diciembre
apunta finalmente:

El crimen de la niña Cuca ya ha sido esclarecido

34
La madre, una desequilibrada mental la mató de un golpe en la cabeza
por «llorona» y luego ayudada por la vecina Tomaza Olivera y su hija
Carmelina le sacaron el corazón y enterraron el cadáver a 500 metros de
la casa. Tomaza y su hija Carmelina han sido las que comieron en festín
de fieras el corazón y bebieron la sangre de la infeliz Cuca.6

Estos ejemplos y otros que pudieran enumerarse, confirman que el fanatismo,


la ingenuidad y la ignorancia son grandes ayudantes de los embaucadores, puesto
que le facilitan la realización de sus engaños y fraudes, así como la labor
distorsionada de la prensa sensacionalista ensañada contra las personas de piel
oscura y sus creencias.

Profanaciones
Fueron innumerables los actos de profanaciones de tumbas denunciados por los
periódicos en diferentes lugares del país, como los recopilados por Fernando
Ortiz.Una breve síntesis de algunos de ellos así lo confirma:
Remedios, 1903
El 21 de junio del año actual se recibió en esta cabecera la noticia de
haber sido violada, en el cementerio de Buenavista, barrio rural de este
municipio, la sepultura de la señora A.P., fallecida dos días antes y
profanado su cadáver. Esta profanación, que consistió en separar la
cabeza del tronco del cadáver, impresionó grandemente a los pacíficos
habitantes de este territorio, y desde el primer momento se supuso que
fuese obra de brujos, de los muchos que desgraciadamente existen en
nuestro país […] 7

Abreus, 1904
Un trabajador de la finca «Jibarú» se presentó ayer de mañana al
sargento de la Guardia Rural Jerónimo Castillo, jefe de este

35
destacamento, manifestándole que en la colonia citada se decía que del
cementerio de Abreus, estaban «sacando muertos y cortándoles la
cabeza para componer brujerías». […] Constituido el Juzgado en el
cementerio y abiertas las fosas que se suponían profanadas, se halló que
habían desparecido sus cadáveres, probablemente hace algún
tiempo.[…] Vueltos a la casa del Juzgado, se procedió a registrar un
macuto misterioso (encontrado en una casa del barrio Seborucal de ese
pueblo) encontrándose dentro de él tierra de cementerio, raíces de
arbustos, cadenas, cuernos de venado y de reses con una substancia en
su interior parecida a sangre podrida, pedazos de cráneos humanos,
costillas, fémures, etcétera., pertenecientes a más de tres cadáveres,
según afirmaciones del médico municipal. 8

Los Palos, 1904.


La Policía de aquel pueblo ha ocupado una cazuela de barro que
contenía huesos humanos: un cráneo, las mandíbulas y otros
fragmentos del esqueleto. El pueblo dice que la cazuela pertenece al
brujo Juan Cabangas, a quien ayuda en sus misteriosos trabajos de
brujería el sepulturero de Los Palos. Se murmura allí tímidamente,
porque nadie quiere que lo embrujen, que del cementerio se hayan
extraído el cadáver de un niño y la cabeza de una señora.9

Santiago de Cuba, 1905.


En posesión de ciertas confidencias, el capitán de Policía, Sr. Alayo,
practicó un registro en una casa de la calle del General Escario, esquina
a San Miguel, domicilio de A.R.R., y allí se ocuparon una calavera de
niño y un fragmento de otra, cuatro rosarios de oraciones con varios
amuletos, un cuerno, un espejo, una campanita y un poco de pólvora;
objetos empleados en prácticas de brujería.10

36
Universalmente el excavar un cuerpo que se encontraba enterrado se le llama
exhumación, y se considera un sacrilegio por la mayoría de las culturas que entierran
a sus muertos. Sin embargo a menudo existen un número de circunstancias en las
cuales se tolera la exhumación por causas debidamente justificadas o mediante
pactos entre personas que lo consienten dadas sus creencias religiosas.

37
Notas y referencias
1
Fernando Ortiz: Los negros brujos. La Habana, 2007. pp. 114-115.
2
Ibídem
3
Ibídem
4
Periódico La Discusión, La Habana, 20 de diciembre de 1904. p1. Colección de la Biblioteca Nacional
José Martí.
5
Diario de la Marina, La Habana, 21 de marzo de 1919. p. 1. Colección de la Biblioteca Nacional José
Martí.
6
Periódico El País, La Habana, 8 de octubre; 28 de noviembre y 1 de diciembre de 1919. Colección de
la Biblioteca Nacional José Martí.
7
Fernando Ortiz. Ob.cit. Capítulo VIII. «Noticias sobre la brujería». p 169

8
Ibídem, p 172
9
Ibídem, p 176
10
Ibídem, p 178

38
III. ESCLAVITUD, INMIGRANTES Y XENOFOBIA EN LA REGIÓN AVILEÑA

ESCLAVITUD

En la región avileña se practicó durante el siglo XIX la economía de plantación


azucarera mediante la esclavitud de negros africanos. Hacia 1860 habían censados
1009 esclavos entre pardos y morenos que representaban el 14,03 por ciento del total
de los pobladores. De ellos correspondían al Partido pedáneo de Morón 465 y al de
Ciego de Ávila 554, aunque existe constancia que desde 1804 y 1886 se bautizaron en
la Parroquia de San Eugenio de la Palma, 625 esclavos: 463 adultos y 162 párvulos, lo
cual no excluye la posibilidad de que existiera en las fincas, haciendas y labores
domésticas un número mayor de africanos.1 A su vez también comenzaron a llegar
los primeros «colonos» asiáticos, o culíes chinos.
El área productiva azucarera más importante y, por ende, donde se expresó
con más brutalidad e intensidad la oprobiosa esclavitud, estuvo localizada hacia la
parte sur, actual municipio de Venezuela, donde más de 300 negros esclavos de
diferentes nacionalidades y etnias integraron la dotación de los ingenios llamados
La Resurrección y Nuestra Señora de la Soledad.
El látigo azotador y el sonido de las campanas marcaban las interminables
jornadas de labor en ambas plantaciones; frente al trapiche moledor y los fogones
donde hervía a borbotones y se concentraba el guarapo contenido en las pailas, se
unía el tambor africano. A la cadencia y compás de su contagioso repiqueteo, ora
escondidos en el barracón, ora al aire libre, bailaban los negros sus danzas de
movimientos eróticos, lamentándose en silencio porque se pretendía cambiar el
nombre a sus deidades por el de un dios blanco, santos y vírgenes, ídolos que para
ellos nada significaban en sus creencias, o la obligación de elevar plegarias al cielo en
lenguaje que no entendían, a pesar de haber sido bautizados y convertidos en
cristianos a la fuerza. Pero ellos encontraron la forma de burlar esta prohibición y
concluyeron que los santos cristianos no eran más que manifestaciones de sus
propios dioses; así los amos pensaron que sus cautivos se habían convertido en

39
buenos cristianos y rezaban a los santos católicos, cuando en realidad estaban
siguiendo sus creencias tradicionales. Fue cruel y traumático tal proceder contra
hombres, mujeres y niños arrancados sin piedad de sus lejanas tierras. Se originó una
doble moral religiosa, fenómeno que al paso del tiempo conllevó a la concordancia
de los superiores dioses del panteón africano con los del catolicismo, mediante
semejanzas y otros rasgos simbólicos, fenómeno resumido conceptualmente como
sincretismo. En fin, el esclavo resistió gracias a la fuerza vital de sus dioses, mitos,
valores, ritos y ritmos; todo ello lo llevaban tan oculto, que el blanco esclavista, a
quien sólo le interesaba su cuerpo, no podía descifrar.

En los libros de control de ambas dotaciones aparecen registrados congos,


mandingas, lucumíes, carabalíes, minas, etc., lo que hizo más compleja aún la
mixtura religiosa, hábil política practicada por los dueños de los ingenios con un
definido propósito: evitar la unidad ante la diferencia étnica y, por ende, neutralizar
la posibilidad de rebelión. 2

Como consecuencia de las guerras por la independencia, las fábricas


azucareras desaparecieron, aunque persistió, en menor escala, la esclavitud
doméstica, sobre todo en los poblados de Ciego de Ávila y Morón, hasta el cese del
oprobioso sistema.

Puede afirmarse que durante esta época, el universo de la cultura africana no


dejó con fuerza su impronta en la región avileña; nunca el por ciento de población
negra fue tan elevado al comparársele con el occidente del país, ni la historiografía
local recoge, hasta ahora, actos de sacrificio humano con fines religiosos.

Inmigrantes y xenofobia

Al nacer el siglo XX el Término municipal de Ciego de Ávila presentaba una pobre


densidad poblacional, de las más bajas de Cuba, donde convivían algo más de dos
habitantes por kilómetro cuadrado, mientras los únicos barrios rurales existentes en

40
el actual municipio de Venezuela, Júcaro y La Ceiba, estaban prácticamente
despoblados.
Al producirse la gran expansión azucarera sobre el llamado «Frente pionero
de La Trocha», consecuencia de la gran penetración económica norteamericana,
fueron edificados los dos primeros centrales, Stewart y Jagüeyal, al sur del territorio,
acontecimiento promotor de un flujo migratorio sin precedente, sobre todo del
occidente del país, con especial destaque de matanceros, así como de otras partes del
mundo representados por canarios, peninsulares, chinos, árabes, italianos,
colombianos, norteamericanos, caribeños y hasta hindúes con creencias islámicas,
estos últimos llegaron a Cuba vía Jamaica y un número de ellos se asentó en una
colonia del ingenio Stewart, llamada Tío Pedro.3
Tal afluencia humana provocó el aumento vertiginoso de la población, a tal
extremo que el censo verificado en 19l9 demuestra que Ciego de Ávila fue de los
territorios de más crecimiento poblacional en la Isla, sólo superado por el municipio
de Marianao, en La Habana. Entre 1907 y 1919, el por ciento de población de color
subió en el Término Municipal de Ciego de Ávila del 15.8 % al 20.7 %, para llegar al
28.4 en 1933, mientras que en Morón la población de color aumentó un 265 %, entre
l907 y l93l. Un fenómeno inverso ocurrió en la provincia de Matanzas que de 1900 a
1925, perdió más de 80 000 habitantes por concepto de emigración. 4
Comenzó entonces a cocinarse en la región trochana —donde predominaba el
catolicismo—, el «ajiaco» enunciado por don Fernando Ortiz, sazonado por una
amalgama de ingredientes muy heterogéneos, en la que se acentuaban otras
prácticas religiosas y creencias diversas, sobre todo afrocubanas, introducidas por los
inmigrantes. En esta mezcolanza sobresalió el elemento haitiano, portador de
fuertes manifestaciones culturales y prácticas esotéricas, conservadas hasta los días
de hoy en varios asentamientos, reflejo del carácter étnico y religioso de este pueblo.
Merece igual atención la presencia jamaicana y de otras antiguas colonias británicas,
ubicada al sureste de la provincia, actual municipio de Baraguá, con un nivel cultural
superior al haitiano, la mayoría devoto de la religión anglicana u otra iglesia o

41
nominación protestante, quienes desarrollaron sus relaciones sociales alrededor de
las mismas.
Pero antes de la llegada masiva de los inmigrantes antillanos5 ya en la Isla se
realizaban mañas de brujería como se mostró anteriormente y así lo reafirma el
periódico La Discusión en 1913: «Alarma en varias provincias del país por registrarse
casos de denuncia de niños amenazados por brujos. Varias cartas al respecto dirigen
personalidades al Ministro de Gobernación. Varios congresistas presentan un
proyecto de ley con el fin de acabar con la brujería» 6
El siguiente comentario publicado por el periódico El Pueblo muestra
elocuentemente cómo se veía la problemática de la inmigración en 1917 desde Ciego
de Ávila:
[…] Pongamos coto de alguna manera a la inmigración jamaiquina,
haitiana y amarilla que va creciendo en términos nada convenientes y sí
peligrosos para nuestra República en el orden político, y para nuestra
raza en el étnico y véase el modo de traer muchos, muchos inmigrantes
de España y Canarias, de allí de donde somos originarios y se habla
nuestro idioma y se siente como nosotros, y se ama y practica la ley
santa del trabajo.
Hagan de una vez el esfuerzo el gobierno y los hacendados para
que vengan varios miles de hombres de nuestra raza a Cuba, a realizar
la próxima zafra, y harán verdadera labor patriótica y de previsión para
el porvenir de nuestra república, la que correrá en un mañana no muy
lejano graves peligros interiores de carácter político, si no se ataja y
corta con tiempo esta poderosa corriente inmigratoria de jamaiquinos y
haitianos de color, que se nos están metiendo franca y
clandestinamente por todos nuestros puertos y costas.7

Coincidentemente la campaña periodística sobre rapto y muerte de niños se


trasladó desde el Occidente del país hacia La Trocha de Júcaro a Morón, en los

42
momentos que, sincronizadamente, más numerosa era la presencia de inmigrantes
en estas tierras.
Aquellos hombres venían a Cuba a solucionar su problema económico y
destruían aquí sus vidas al tiempo que alimentaban —y padecían— el odio racial,
agudizado por el aclamado peligro de la «africanización.» Por las leyes vigentes
debían reembarcar al terminar cada período de zafras, pero eso no se cumplía

De todas las taras abrumadoras echadas a rodar contra la inmigración


caribeña, ninguna de más impacto público que su vinculación con las prácticas de
brujería y participación en los supuestos sacrificios rituales de niños. Siempre la
prensa dio particular relieve a los noticias sobre fingidos secuestros y subsiguientes
hechicerías; pero jamás este sensacionalismo morboso tomó caracteres de histeria
hasta finalizar la Primera Guerra Mundial, tiempo en que comienzan a respirarse los
primeros aires de una crisis económica internacional de nefastas consecuencias para
nuestro país, que llega a su clímax en 1921, época conocida popularmente como de
«las vacas flacas».

Es cierto que esta fuerza laboral impidió que en Ciego de Ávila, Camagüey y
Oriente subieran los jornales de los obreros agrícolas nativos por encima del nivel
del occidente del país y mejorasen las condiciones de trabajo. Dentro de la cruzada
de difamación contra ellos se recurrió al arsenal ideológico de los racistas del siglo
XIX, empleando muchas veces los mismos argumentos y expresiones.

El Heraldo de Cuba, en una crónica fechada el 17 de diciembre de 1922 propagaba:


Esta inmigración es la invasión de la muerte
[…] Desde el punto de vista social se crea una competencia al obrero
verdaderamente torpe, absurda y se inunda esta sociedad de elementos
incultos, rudos, sin ninguna afinidad con los cubanos. Esos inmigrantes
son portadores de prácticas de brujería, si su número llegase a
aumentar, todos los niños blancos correrían peligro de ser devorados
por esas fieras parlantes. Además, con sus ritos diabólicos y sus

43
tambores acabarán por contaminar a los pacíficos afrocubanos. La vida
civilizada se hará imposible en la Isla.8
Era como un miedo al diferente, prejuicio arraigado desde los tiempos de la
esclavitud, manifestado en su forma más leve con la indiferencia, la falta de empatía
hacia el extranjero, llegando hasta la agresión física, los abusos y asesinatos; eran
enemigos imaginarios y contra ellos fue dirigida la ira xenófoba, proclamando la
superioridad de la cultura propia. Matar a un haitiano era como matar a un perro en
una guardarraya.

En aquella sociedad el derecho del inmigrante a mantener sus diferencias


culturales con la sociedad receptora fue letra muerta, ya que las clases gobernantes
no renunciaron nunca a la ideología de la asimilación pura y simple de las
comunidades extranjeras, sobre todo la caribeña, ni consintieron la cohabitación de
comunidades diferentes, al ser vistos como un peligro para la identidad cultural, ni
ser concebida como una posibilidad de enriquecimiento de la cultura propia. De esa
manera se replegaron sobre sí mismos, hacinados en sus comunidades, en actitud
temerosa, recelosa y triste, condición impuesta por la realidad económica y social
desde la llegada a un país ofrecido y soñado como solución pero que terminaba
empeorando sus vidas. Por eso tuvieron que acudir a diversas argucias para resistir,
defenderse, poder sobrevivir en medio de tal hostilidad social, donde lo blanco
aparecía contrastado con lo negro, lo popular se oponía a lo culto, a lo decente y
estaba claro que las prácticas religiosas de origen africano e incluso las
mediunímicas, «eran cosas de negros». El palero, el voduísta, el abakúa, el espiritista
o el santero, eran la otra cara de la moneda del buen y piadoso religioso dedicado al
ejercicio cristiano, sencillamente fueron considerados paganos, hijos de Satanás,
término representativo de la encarnación suprema del mal y de la desobediencia
contra los mandatos de Dios.

Lamentablemente la región avileña no escapó a las amargas experiencias del


asesinato de impúberes, siempre atribuidos por la prensa y las clases dominantes, a
los negros.

44
La muerte de la niña América Luisa González en marzo de 1924, nacida en
hogar humildísimo, tuvo como escenario una colonia cañera del central Stewart y los
periódicos denunciaron el quebrantamiento a consecuencia de la brujería, mientras
las acusaciones recayeron, en primera instancia, sobre los haitianos asentados en los
campos cañeros. Las maniobras periodísticas dieron lugar a un fenómeno hostil
nunca antes conocido, dirigido contra ellos cuando comenzaron a ofrecer
competencia al obrero agrícola cubano. Muchas personas inocentes estuvieron a
punto de ir a la cárcel o de perder la vida ante la histeria, incluso se pedía a gritos la
aplicación de la ley estadounidense de Lynch, es decir, la ejecución popular por la
gente enardecida y envenenada por la propaganda, conocida como linchamiento.

Complicado se torna el tema al verificar que el crimen cometido contra la


pequeña fue en el campo, en lugar inhóspito, espacio donde existió el ingenio
colonial más importante de Ciego de Ávila, Nuestra Señora de la Soledad, en cuya
dotación habían convivido, esclavos procedentes de diversas regiones y culturas
africanas, entre ellos congos.9 Al producirse el hecho, la zona estaba copada por
macheteros haitianos y obreros agrícolas nativos.

45
Notas y referencias

1
Ver: revista Identidad. Esther Rodríguez Carral y Arnaldo Aguilar Couso: «Algunos rasgos de la
esclavitud en Ciego de Ávila», p.38. Ciego de Ávila, 1989.
2
José Martín Suárez Álvarez: «La cultura que aportó el azúcar en Ciego de Ávila». Inédito. p.8. En
archivo del autor.
3
Ibídem, p11.
4
Censos de Población de la República de Cuba (1919 y 1931)
5
Bajo el gobierno de José Miguel Gómez se dictó el Decreto Presidencial 23, de enero de 1913 que
concedía a la empresa norteamericana Nipe Bay Company, el permiso de importar 1 000 braceros
antillanos para el central Preston, ubicado al Norte de la antigua provincia de Oriente (Holguín). El
permiso otorgado por dos años abrió las puertas de par en par a la inmigración contratada.
6
Periódico La Discusión, La Habana, 5 de diciembre de 1913. p.2. Colección de la Biblioteca Nacional
José Martí, La Habana.
7
Periódico El Pueblo, Ciego de Ávila, 25 de octubre de 1917, p1. Colección de la Biblioteca Provincial
Roberto Rivas Fraga.
8
Periódico El Heraldo de Cuba, La Habana, 17 de diciembre de 1922. P 1. Colección de la Biblioteca
Nacional José Martí.
9
Archivo Histórico Provincial Serafín Sánchez Valdivia de Sancti Spíritus. Fondo: Valle Iznaga,
expediente «Ingenios Azucareros de la Jurisdicción».

46
47
IV BREVE ACERCAMIENTO A LAS RELIGIONES AFRICANAS

La confusa situación provocada por los señalamientos de la prensa de que el móvil


del asesinato de la niña se debió a prácticas rituales de brujería de negros, obliga a
un breve acercamiento relativo a ciertos fundamentos, muy elementales, de las
religiones africanas, de las que se derivaron los cultos afroamericanos, entendidos
como una serie de adoraciones relacionadas entre sí, desarrolladas por los esclavos
traídos a América en diferentes zonas del Caribe y Latinoamérica como el
candomblé, palomonte , santería, vudú, etc.

Elementos comunes

Entre los elementos comunes a estas prácticas se puede encontrar la veneración a


los ancestros o a un panteón de espíritus divinos, como los loas en el vudú haitiano o
los orishas en la regla de osha, derivaciones que originaron a estas (religiosidad de
los yorubas o los congos). Además de las mencionadas influencias, aparecen
componentes del cristianismo, las religiones indígenas americanas, el espiritismo, e
incluso del Islam, lo que lleva a una avenencia adoradora.

El africano, esencialmente religioso, concibe como una totalidad el hombre y


la naturaleza, integralidad estructurada en torno a un concepto de energía vital,
universal, omnipotente con una aspiración suprema: la posesión de la fuerza que le
haga posible una vida intensa y la creación por sí mismo de semejante fuerza. El ser
humano, en una concepción egocéntrica de la jerarquía de los entes, ocupa el punto
central del universo; pero también las plantas, los animales y los minerales
participan en esa energía.
Para ellos las cosas y los seres, incluso los desaparecidos, forman una
comunidad en la cual todos participan de la misma mencionada energía perenne
dentro de cuyo ámbito se encuentra también, aunque de manera simbólica, el arte 1
— esculturas, estatuillas, ídolos, máscaras, fetiches, vasijas, recipientes y otros
objetos, así como la música y la danza—como expresión ritual en las diversas

48
ceremonias del culto religioso, que desempeñaba la función a la que están
destinados, es decir, la de reproducir, la de retener para ellos dicha fuerza esencial.
El culto a los ancestros es una práctica habitual a todas las sociedades
tradicionales africanas; reposa sobre dos ideas principales: que la muerte no anula
totalmente al ser y que el muerto sobrevive en un mundo que le es propio,
conservando sus relaciones con los seres amados. Los muertos corresponden a una
parte del elemento divino que se representa en las esculturas, esa que se asemeja a
Dios, que tiene la esencia vital recibida directamente de la divinidad suprema y que
se encadena a los humanos por el nacimiento de sus descendientes;: de esa manera
se establece un lazo entre la divinidad y el hombre y lleva a ciertas creencias sobre la
relación entre los vivos y los muertos.
La referencia a los antepasados, su evocación individual o colectiva, se hace
mediante la interpretación; en algunas ocasiones se nombran, en otras se
representan, y se veneran mediante invocaciones verbales o con ofrendas simples,
individuales o familiares, con ceremonias colectivas que se llevan a cabo en distintos
lugares, pero siempre cerca de su representación.

Mundo mítico

El mundo mítico se debe entender como aquel en el que no hay límites de orden
lógico, en el que no existe la permanencia, en el que hay una mezcla fluida entre el
pasado y el presente, lo real y lo imaginario, lo natural y lo sobrenatural, lo sagrado y
lo profano. En las relaciones que se establecen entre humanos y seres míticos, se
pone en juego la categoría de lo sobrenatural. Los mitos no explican lo sobrenatural,
simplemente lo reflejan. La escultura no encarna una deidad sino la representa. Al
contemplar esas formas, el mito se vive —no es un relato—, su valor reside sobre
todo en la constancia, en los efectos que produce, en la conducta que inspira;
constituye un reconocimiento afectivo.
La etnóloga mexicana Luz María Martínez Montiel apunta al respecto:

49
Los africanos recurren al mito para señalar las hazañas sobrenaturales
que han dado lugar a la existencia de los hombres, para aludir a una
realidad total como es la del cosmos, y a fragmentos de esa misma
realidad: fuerzas naturales, comportamientos humanos, instituciones
[…] Se reconocen los personajes míticos sobre todo porque han actuado
en los momentos en que se iniciaron todas las cosas; por eso los mitos
revelan la actividad creadora de sus personajes, descubren lo sagrado y
lo sobrenatural en sus acciones. La lectura de los mitos es la explicación
dramática de lo sobrenatural y del mundo. La celebración y
reconstrucción de los mismos no es una conmemoración de sucesos,
sino una confirmación y reiteración; el africano vive las tradiciones
como una experiencia religiosa, puesto que lo separan de la experiencia
ordinaria de la vida cotidiana. La religiosidad de las leyendas africanas
da a esta experiencia una actualización de los hechos fabulosos,
exaltantes, y significativos para la vida colectiva. Cada celebración ritual
en la que se conmemora un mito, repite las obras creadoras de los seres
sobrenaturales.2

Magia

La magia en las religiones africanas constituye un comportamiento particular que


conjuga el sistema de ritos y creencias, que conlleva maniobras o manipulaciones
consideradas como eficaces para la obtención relativamente directa y benéfica de
resultados concretos; las prácticas mágicas son también una condición para actuar
sobre la naturaleza, es una lógica coherente emanada de la observación del medio
natural y de la forma de controlarlo; se acepta la existencia de una energía universal,
y de la llamada fuerza vital donde ambas son captadas por el mago, quien las maneja
hábilmente3.
Los actos mágicos son una serie de maniobras de gran variedad y amplitud,
que van desde la simple fórmula oral hasta la confección de talismanes, amuletos y

50
hechizos, sin excluir medicamentos que se pueden administrar asociados a técnicas
o, a la inversa, ciertas técnicas que comparten su efectividad con accesorios
fantásticos. En la eficacia de la curación en esta modalidad las dos partes van juntas
y constituyen una asociación importante; esta mecánica se efectúa tanto en la magia
agresiva como en la defensiva. Cualquiera que tienda a provocar en un individuo
cierto comportamiento, tiene que recurrir a estas prácticas mágicas en que los
objetos llamados «fetiches» tienen una participación relevante pero tal asignación
tiene una validez relativa, dado que lo divino no reside en ellos, sino simplemente
está representado.

El acto mágico puede ir dirigido a los humanos y a los objetos, a los


animales y a los fenómenos naturales. Los magos son dueños de la
lluvia o el trueno, de las enfermedades y sus causas. Son individuos
respetados en los medios tradicionales, contemplados como
especialistas, protectores temidos que tienen en sus manos la
posibilidad de cristalizar y expresar los sentimientos colectivos relativos
a hechos temibles y peligrosos, de manejar las fuerzas que pueden
escapar al control de la mayoría y volverse contra ella. Casi todas las
sociedades africanas distinguen al mago del brujo, así como del
curandero y del adivino. La distinción entre magia y religión se puede
hacer a partir del acto mismo porque la religión tiene una finalidad
aprobada colectivamente, mientras que la magia es socialmente temida
y a veces condenada; en la religión las plegarias solicitan favores que
pueden ser o no concedidos por el Dios supremo, mientras que los
resultados de la magia son automáticos e independientes o separados
de la voluntad divina. La religión es una actividad pública, la magia es
social pero más íntima, más individual; los objetivos de la religión se
difunden también socialmente, mientras que los de la magia son
secretos limitados.4

51
Sin embargo, el carácter de las religiones tradicionales africanas, raíz nutricia
de las afrocubanas, está fundamentalmente señalado por el vitalismo, que es una
expresión de las sociedades vinculadas íntimamente a la naturaleza y su diversidad
condicionada por los modos de vida de la colectividad en la que se practica.
La brutalidad de la esclavitud no pudo suprimir el lazo raigal que une al
africano a sus orígenes. Su presencia en el vudú, el palo monte o la santería, muestra
el dinamismo, la riqueza y el potencial de cambio que el africano aportó a Cuba,
cuando se refugiaba en sus costumbres y religión para resistir ante la tentativa del
régimen colonial y neocolonial de borrar su identidad cultural mediante la
imposición de patrones occidentales.
No hemos encontrado referencias normativas en los principios litúrgicos por
los que se rigen las religiones afrocubanas, en lo concerniente a la práctica del
sacrificio humano, aunque sí del animal.

Regla Conga
La Regla Conga constituye un grupo de denominaciones estrechamente relacionadas
con orígenes Bantú5 desarrolladas por esclavos de África Central que fueron traídos a
la Mayor de las Antillas, definición que puede englobar a otras tendencias de las
sectas congas de Cuba, y que de hecho absorbe casi todos los ritos de brujería de las
restantes; otros nombres asociados incluyen: Palo Monte, Palo Mayombe, Brillumba
y Kimbisa.

El sistema de credo en el «Palo Congo» reside en dos pilares: la creencia


en los poderes naturales, y la veneración de los espíritus de sus
ancestros. Los objetos naturales son considerados como poderes a
menudo ligados a los poderes infundidos por espíritus. Estos objetos
son conocidos como «nganga» y son el objeto central de ritos mágicos
del Palo y su práctica religiosa. Es así que el culto y la práctica del Palo

52
se centran sobre el Nganga o prenda, espacio consagrado donde se
deposita tierra del cementerio y de una encrucijada, palos, cráneos y
otros restos humanos, yerbas, sabandijas, huesos de aves y animales y
otros componentes que constituyen los soportes que vienen a fijarse, y
fuerzas que dominan el Padre o la Madre (dueña) de la Nganga o del
Nkiso, para cumplir sus órdenes. La Nganga es el habitáculo en que se
encierra una fuerza, un espíritu. Cada prenda está dedicada a una
energía específica. Este espacio religioso, habitado por un muerto o el
espíritu de un muerto (en raras ocasiones, el antepasado directo del
dueño del objeto) actúa como guía para todas las actividades
adoradoras que se relacionan con el Nganga.
Los métodos de adivinación usados en esta regla son varios,
empleándose collares con amuletos y en los ritos aguardiente, tabaco,
carbón, fuego, pólvora,6 entre otros elementos. La adivinación es un
factor de primer orden entre los congos. Adivinar, ver el futuro, arreglar
la vida de manera rápida constituye la eficacia del palero, son premisas
inaplazables entre los cultos de origen bantú, esa es la garantía del
prestigio para la religión que profesan.
El sincretismo religioso, en particular el uso de la Cruz cristiana
e imágenes de Santos Católicos como representantes del Nkisi, pueden
ser vistos en el llamado Palo Cristiano, pero en el Palo Judío (sin
ninguna relación con la religión judía), no hay combinación con las
imágenes católicas. El término judío es más bien una especie de
taquigrafía metafórica para referirse a quienes se niegan a convertirse
7
en cristianos, es el caso de Palo puramente del Congo Africano. (S del
A)
Para Lydia Cabrera, autora de El Monte, se hace evidente que: «mucho del
sincretismo dado en Palo Cristiano en contraposición al Palo Judío tuvo sus orígenes
en África y no en Cuba.»8

53
Efectivamente, el intercambio y la conciliación provenientes de nuevas
formas, estimularon las antiguas y eliminaron otras. Sin embargo las firmas, grafías
mágicas, han quedado y poseen una riqueza increíble de trazos complejos y
barrocos.
Al respecto Leovigildo López sostiene:

Las firmas de los santos se hacen para hacer trabajos. En ello juega un
papel de mucha importancia; de tanta importancia que, sin firma, no se
puede hacer nada. Cuando un tata nganga va a hacer un trabajo,
después de pedirle permiso a Zambia (Dios) y de pedirle permiso a los
muertos y a Lucero, llama al santo de la cazuela mediante el trazado de
la firma, que es lo que lo llama…Si la firma se hace con tiza blanca, es
una firma destinada a un trabajo del bien, ya sea encaminado a curar a
una persona o dirigido a otro tipo de trabajo que no lleve aparejado el
mal de nadie. Ahora, si la firma es trazada con carbón negro, entonces
la cosa cambia, pues estamos en presencia de una firma destinada a un
trabajo judío, es decir, a un trabajo del mal.9

El palero se sirve de la naturaleza, en franca actitud animista para explicar la


vida, cuestión muy lógica si se tiene en cuenta la importancia concedida al monte,
sus diversos elementos y el conocimiento de las propiedades curativas de las plantas,
esos componentes junto a los dioses y entidades constituyen el vehículo que posee
para expresar su lenguaje ritual.
El investigador santiaguero Rafael Duharte alega:

A través de esta religión (conga) se puede trabajar la magia negra o la


magia blanca indistintamente y esto es un elemento que se toma muy
en cuenta a la hora de confeccionar la prenda: si el palero está bien
intencionado y sólo desea practicar la magia blanca la bautiza con agua

54
bendita de la Iglesia Católica y de esta forma su nganga será «cristiana»
y sólo será utilizada con fines benéficos; si por el contrario se trata de
un palero que quiere hacer el mal o por lo menos la capacidad para
hacerlo, utilizará para la confección de su nganga huesos de alguien
que fuera asesinado, un suicida o un asesino, etc. De esta forma su
prenda no tendrá ningún escrúpulo y será capaz de ejecutar cualquier
acción que se le ordene; este tipo de prenda es la que se conoce como
«judía», siempre infalible. Existe un tercer tipo que es la nganga neutra,
utilizada indistintamente para hacer el bien o el mal.
Para la regla conga, en tanto que religión animista, todos los
componentes de la nganga están dotados de alma y por ende de una
fuerza propia que trasciende lo puramente material. 10
En su obra Hombres y Dioses, Duharte asevera:

Los sacrificios no son muy frecuentes, lo obligado es ofrecer a la nganga


una vez al año, la sangre de un gallo o un chivo. Algunas prendas
necesitan «comer» con mayor frecuencia que otras y se han consignado
casos muy aislados de ngangas judías que han pedido la sangre de un
niño y sus dueños se la han ofrecido; esto, por supuesto, ha contribuido
en mucho al rechazo y al temor popular hacia esta religión. (S del A).
Quizás para muchos creyentes, — sostiene el citado autor — la
santería es más «cómoda» como práctica religiosa, pero si se tiene un
problema muy grave se acude a un palero, pues estos tienen fama de
poder hacer trabajos muy fuertes; si se quiere eliminar a un enemigo o
hacerle un daño irreparable entonces se buscará al palero que tenga un
nganga judía, siempre infalible. Si estableciéramos una comparación
entre la Regla de Ocha y el Palo Monte, sería necesario apuntar un
orden prioritario que la primera centra su atención en los orishas,
aunque por supuesto, atiende a los muertos; sin embargo, en la segunda

55
la atención parece estar concentrada mayormente en los espíritus. En el
palo se utiliza mucho más la magia que en la Ocha. Por ambas razones
es frecuente que muchos consideren a la santería como religión y a la
regla conga como «brujería».11
Fernando Ortiz escribió en torno al tema:

[…] Es probable que en la soledad de los palenques, o en los campos en


tiempos antiguos, los brujos hayan llevado a cabo asesinatos con objeto
de procurarse ingredientes para sus embós y quizás a la vez ofrendas
para sus ídolos; pero actualmente, un hecho semejante es de extrema
excepcionalidad. […] Pero el germen delictuoso casi siempre se
encuentra, aunque larvado, en la psiquis del brujo, y cuando en éste se
reúnen el fetichismo de sus supersticiones con un exceso de
impulsividad, busca salida por la vía de la brujería y entonces se llega al
delito.12

Ambos autores manifiestan la excepcionalidad en lo relacionado con los


sacrificios humanos, sin aportar pruebas contundentes, se utilizan los términos
«probable», «quizás», «extrema excepcionalidad», «casos muy aislados», e incluso
don Fernando alude a la «psiquis impulsiva y supersticiosa», es decir, al individuo
en estado de extravío, camino que conduce inevitablemente al error, a la injusticia o
al delito.
Así se infiere que desde la perspectiva piadosa, los practicantes de esta regla
que así actúan están más lejos del cristianismo o de la sana vocación religiosa que
los fieles de la santería, tal vez por la carga de la llamada magia negra13 que algunas
veces, como aseguran en las citas anteriores, han incluido raramente sacrificios de
seres humanos.
Las valoraciones de los reconocidos investigadores «echan leña al fuego», por
ello se impone continuar el acercamiento al peliagudo tema.

56
Miguel Barnet, reconocido etnólogo y estudioso de las religiones afrocubanas
afirma:

La liturgia conga es muy compleja y está frecuentada de modalidades


que en el curso de los años ha ido conformando un cuerpo muy rico de
valores. Todo el nganga, la nganga misma, es fuerza mágica, telúrica.
Todo tiene una fuerza concentrada según el tiempo que haya
permanecido dentro de ella, como parte de su mensaje. Sin la nganga
no hay Regla de Palo, no hay Mayombe, «no hay nada». Ellas tienen
espíritus malos y buenos, como las piedras sagradas de los lucumí (…)
Como en un microcosmos, en ella se concentra todas las fuerzas
sobrenaturales. (…) El amalgamado cuerpo de creencias congas, sus
constantes cambios y adaptaciones, su permeabilidad, hacen difícil el
estudio. Todo esfuerzo que se haga en este sentido es loable, pero estoy
seguro que cualquier resultado es discutible.14

Es oportuno comentar que desde el imaginario colectivo de los esclavos


africanos, se proyectaban en el universo de los amos, creencias y supersticiones. Los
métodos para invocar a las potencias maléficas y a ciertos dioses, cuyo origen no
conocían ni los descendientes de los africanos ni sus amos, se llegaron a aceptar
como seguros. De esa manera, «el diablo», como arma para crear temores, rencores,
además de tensiones sociales, fuerza temible y destructiva capaz de alterar la
existencia humana, estuvo presente en ambas partes, es decir, entre amos y esclavos.

Regla de Osha

La Regla de Osha es una religión que tiene sus orígenes en la tribu Yoruba del África;
vivían en lo que se conoce hoy como Nigeria, a lo largo del Río Niger. En un tiempo
tuvieron una poderosa y compleja estructura organizada en una serie de reinos, de

57
los cuales el más importante era Benin. Pronto fueron llamados los «Lucumí», debido
a su saludo oluku mi, que significa «mi amigo».
Su forma religiosa en América es consecuencia de la simbiosis de antiguos
ritos yoruba-lucumí con elementos del catolicismo. Lo sorprendente de este culto es
su aclimatación al medio urbano y su sobrevivencia a todos los avatares del traslado
esclavista al nuevo continente y a los siglos del coloniaje

La Regla de Osha o santería —como se le ha llamado a partir de su


transculturación con el cristianismo católico— adora una fuerza central y creativa
llamada Oloddumare. De él procede todo lo que existe, y todo regresa a él; se expresa
a sí mismo en el mundo creado a través de Ashé, que es la sangre de la vida cósmica,
el poder de Oloddumare hacia la vida, la fuerza y la justicia, la base absoluta de la
realidad. Luego están los orishas, deidades que gobiernan diversos aspectos del
mundo y velan para que cada mortal cumpla el destino que tiene marcado desde su
nacimiento.

Es esta una religión politeísta, según la cual cada persona nace bajo la
protección de un orisha al que debe reverenciar de por vida mediante algunos
sacrificios basados en la ofrenda de algún tipo de comida correspondiente al mismo,
tocar el instrumento que a este le «gusta», e incluso bailar para él. Los sacerdotes de
esta religión son conocidos como santeros o santeras, y la autoridad superior la
ocupan los babalaos, sacerdotes que tras realizar estudios especializados, estar
signados para ello por las dedidades, y celebrar una serie de rituales, alcanzan este
puesto de preferencia.

Las investigaciones practicadas y los testimonios de las personas entrevistadas


coinciden en una afirmación: el sacrificio mayor que llega a realizar un practicante o
creyente de esta regla es consagrarse al orisha mediante los rituales
correspondientes con los que recibe toda la bendición de este, como la fuerza de
espiritualidad, protección y poder de la deidad yoruba que constituye el proceso de
consagración religiosa, lo cual significa para ellos llevar el orisha a la cabeza.. Dicha
consagración, que es el asentamiento, simboliza que la persona recibirá un bautismo

58
y por lo tanto un dictamen, donde el santo le hace llegar los consejos y tabúes para
que la persona sepa conducirse en su vida terrenal.

Los santeros aluden a que cada quien nace con un compás específico, una
cadencia espiritual en la vida y no debe ser interrumpida y si es así, entonces la
persona no podrá realizarse plenamente. Sin embargo, cuando este equilibrio ha sido
trastocado por diversas razones, entonces se requiere del sacrificio de un animal para
restaurarlo, además de otros rituales relacionados con lo que el orisha solicite de su
hijo. La sangre del animal, ofrecida a alguna deidad, afirman, es capaz de restaurar
dicho ritmo.

Los llamados curanderos o santeros han desempeñado una función


incuestionable dentro de sus propias comunidades a través de la historia de la
nación cubana, cuando no existían servicios de salud pública al alcance de todos,
mucho menos en las zonas rurales. Estos «médicos» videntes luchan contra las
fuerzas del mal: poseen supuestamente poder para curar las enfermedades por
medio de la medicina verde o natural, (infinidad de mujeres santeras fueron
comadronas y «enfermeras» en colonias y bateyes); practican exorcismos con el
ánimo de expulsar a los espíritus oscuros o aplacan a los que podrían volverse
hostiles, asimismo, tratan de anular el mal, denuncian a los facinerosos e intentan
llevar a cabo su destrucción.

El vudú

Haití fue una de las colonias más prósperas de Las Antillas, a lo cual contribuyó
enormemente la mano de obra esclava africana, procedente de todas partes de aquel
continente. La amalgama cultural era muy rica y completamente ajena a la del
colonizador. Una de las herencias más significativas en la formación de la población
haitiana fue el vudú, cuya importancia en la unificación de la población fue
determinante para llevar a cabo las rebeliones en contra de los sistemas esclavistas.
En una ceremonia vudú se concretó la independencia de Haití, que favoreció el
reforzamiento espiritual del sentimiento nacionalista.15

59
El poder del vudú fue sumamente temido y la relación del esclavo haitiano
con su origen africano fue establecida a través de su práctica como un modo de
mantener la identidad, que floreció con ciertas variantes que se fueron consolidando
y otorgando características propias al culto. En general, esta manifestación religiosa
considera que existe una entidad sobrenatural última, llamada de diversas maneras,
entre las más habituales Bondye o Mawu (en ocasiones se hace referencia a una
pareja, Mawu y Lisá), regente del mundo sobrenatural, pero esta es inaccesible y
permanece ajena al mundo de los humanos, por lo que la comunicación con ese
mundo sobrenatural ha de llevarse a cabo a través de los numerosos loas, entidades
también sobrenaturales que actúan como intermediarios y que conforman de hecho
el eje central del vudú; cada uno de ellos tiene una personalidad diferente y
múltiples modos de ser alabados (por canciones, bailes, símbolos rituales, etcétera).

Si bien no existe una estructura religiosa homogénea, un sacerdote vudú tiene


la función de ponerse en contacto con los loas invocados, quien habla a través de él;
por lo que se atribuye a los sacerdotes un gran poder, y recibe genéricamente el
nombre de houngan, o si se trata de una mujer, mambo. El término bokor se reserva
para un houngan que usa su poder para el mal, sería asimilable al vocablo «brujo».14
Muchos investigadores afirman la existencia de un vudú cubano, diferente en
algunos aspectos al practicado en Haití.

Estas apreciaciones tratan de explicar en alguna medida las bases sustentables


entre las más importantes reglas religiosas del continente negro aclimatadas en la
Isla, conformadoras de las raíces de la cultura cubana en asociación original, todo
integrado al mismo tiempo en un sistema de valores y tradiciones que permite cierta
intuición en lo referente al caso que nos ocupa.

60
Notas y referencias

1
Lo que hoy llamamos arte, representaba para ellos solamente elementos litúrgicos. (Nota de la
editora).
2
Luz María Montiel. África en América. Instituto de Investigaciones Estéticas. Universidad Nacional
Autónoma de México, pp.13-30.
3
La magia es magia, en África o en cualquier lugar del mundo, con leyes propias. Cfr La rama dorada, de
Lord James Frazer. Ed y Año
4
Ibídem
5
El término bantú se refiere a cualquier individuo perteneciente a los más de 400 grupos étnicos de
pueblos melanoafricanos que hablan lenguas bantúes que viven al sur de una línea que va desde
Duala (Camerún) hasta la desembocadura del Yuba (Somalia). No comprenden un tipo racial ni una
cultura uniformes. Sus creencias son animistas, salvo las de aquellos grupos cristianizados o
islamizados. Históricamente el complejo lingüístico-cultural bantú procede de una expansión durante
el primer milenio de nuestra era.
6
Curiosamente durante el examen forense del cuerpo sin vida de América Luisa se determinó la
presencia de pólvora y la exposición del mismo a altas temperaturas. (En el ritual para la confección
de una nganga, se incluye la ceremonia de quemar pólvora. Igual operación en las iniciaciones de la
hermandad ñáñiga de origen carabalí.)
Tampoco es concluyente el hecho de la presencia de la pólvora en los restos de la niña para achacar su
muerte a grupos religiosos. Otra conjetura igual de improbable, sería que sus ropas fueron de una
niña muerta por descarga de fusileros en la Primera Guerra Mundial (Nota de la editora).
7
Palo Monte. Enciclopedia de la Fundación Wikimedia en español, 2009, Microsoft Encarta 2009 y
http:// www.palomayombe.com
8
Lydia Cabrera: El Monte. Editorial Letras Cubanas, 1989, pp.215- 216. En sus obras Cabrera se ocupó,
sobre todo, de los rituales que manifiestan el sincretismo religioso de los negros cubanos, así como de
las leyendas y narraciones orales que, en ocasiones, le sirvieron de inspiración para sus textos
narrativos.
9
Leovigildo López. «La firma de los santos», en Actas del Folklore, La Habana, año 1, No 5.
10
Rafael Duharte Jiménez: Hombres y dioses. Panorama de las Religiones Populares en Cuba. pp. 44 -
45.
11
Ibídem. p 46.
12
Fernando Ortiz. Ob. cit. p 202.
13
Para algunos estudiosos la magia negra parece ser aquella que se cree usada en perjuicio o daño del
mundo en su totalidad o en parte de él: los adeptos no sólo buscarían afectar a la sociedad sino alterar
todo tipo de materia orgánica o inorgánica; al contrario, estos mismos adeptos creen que la magia
blanca sirve para neutralizar el daño de la magia negra y actúa para el beneficio del mundo. Otra de
las creencias reside en que los efectos o profundidad de la magia tienen que ver con la capacidad de
conexión con las jerarquías de la oscuridad, quienes serían los que permitirían que la magia produzca
efectos, con una triangulación entre el practicante de magia negra, la jerarquía caída u oscura y la o
las personas, animales, o seres y cosas a afectar.
La magia no es blanca ni negra, opera con leyes naturales. Lo mismo puede usarse para el bien, a lo que
comúnmente se le denomina magia blanca; o para el mal, conocida por magia negra. Pero los colores a la
magia se los confiere el mago que haga uso de ella.
14
Miguel Barnet. La Fuente Viva. «Sobre los cultos congos de origen Bantú en Cuba». pp. 290 -296.
15
Elizabeth Fuentes Rojas: «Herencia africana en Haití», en África en América, pp. 87.90.
El 14 de agosto de 1791 se produjo en Bois-Cayman una ceremonia oficiada por el sacerdote vuduista
Boukman, que es considerada por muchos como el punto de partida de la Revolución haitiana. El 22 de
agosto estalla la rebelión en el norte. Dirigidos por Boukman, decenas de millares de esclavos se sublevan.

61
Destruyen las haciendas que representan el instrumento de opresión del negro por el blanco. Boukman muere
en noviembre, y su cabeza es exhibida en Cabo haitiano, la capital. (Nota del autor).

62
V. EL CENTRAL STEWART

PRESENCIA DE INMIGRANTES CARIBEÑOS


El central Stewart, posteriormente llamado Venezuela, fue uno de los mayores
productores de azúcar en Cuba. Realizó su primera zafra en 1908 y los avileños de la
época le denominaron El Orgullo de la Trocha, debido a su capacidad potencial y la
fuente de empleo que generó en una región despoblada, casi arruinada como
consecuencia de la última guerra por la independencia nacional.
La Cuban Cane Sugar Corporatión, el monopolio más voraz que existió en el
mundo azucarero internacional, lo compró en 1916. Esta compañía norteamericana
fue una de las que más se destacó en nuestro país en lo concerniente a la
contratación de inmigrantes antillanos; también era propietaria de los centrales
Jagüeyal (ubicado a sólo unos pocos kilómetros del Stewart), Violeta, Morón y
Velasco; en todos introdujo cientos de trabajadores caribeños, fundamentalmente
haitianos y jamaicanos, en los momentos en que subió el precio del azúcar como
consecuencia de la Primera Guerra Mundial y la Mayor de Las Antillas se convirtió
en productora por excelencia en el planeta, y provocó un espejismo económico
conocido históricamente como la «Danza de los Millones». A igual proceder
acudieron los propietarios de otros centrales ubicados en la región trochana.
Más de trescientos mil haitianos partieron de Haití rumbo a nuestro país.
Entraron legalmente entre 1915 y 1929 doscientos mil cuatrocientos sesenta y ocho;
los demás llegaron ilegalmente en los barcos fletados por las empresas azucareras,1
arrojados como animales en los llamados embarcaderos de azúcar o subpuertos
privados de los ingenios, como Palo Alto, ubicado en el litoral sur de Ciego de
Ávila.2
La interpretación del fenómeno requiere la consideración de cuatro
elementos:
1. La población avileña y en particular la del actual municipio de Venezuela,
no era suficiente para cubrir la cantidad de jornaleros necesitados para los dos

63
centrales aquí enclavados (Stewart y Jagüeyal) al aumentar sus capacidades de
producción.
2. El número de ingenios creció a un ritmo acelerado en los municipios de
Ciego de Ávila y Morón; se construyeron catorce centrales entre 1906 y 1925.
3. La demanda de los consumidores de azúcar aumentó como consecuencia
de la guerra en Europa y el precio se elevó, por lo que se convirtió en un magnífico
negocio.
4. Las leyes dictadas por el Gobierno cubano favorecieron ampliamente los
intereses de las compañías azucareras, fundamentalmente norteamericanas.
Lo anterior generó una nueva trata humana, igualmente tenebrosa en sus
fines que su antecesora colonial: la introducción de braceros caribeños.
Los haitianos proliferaban en las zonas rurales del central Stewart, el foco más
numeroso y representativo fue el ubicado en la colonia cañera llamada Castillo,
integrada por los bateyes, Lola, y Batey del Medio, donde llegaron a cultivar y
cosechar más de l6 millones de arrobas de caña, todo un emporio de riqueza
propiedad de Demetrio Castillo, hijo del general mambí santiaguero de igual
nombre. Dolores era la esposa del dueño y de ahí el nombre de Lola a uno de los
asentamientos señalados.3
En esos predios, sobre todo en el tiempo de zafra, se peleaban gallos, se
jugaba a los dados, cartas y dominó con interés monetario; se practicaban las
llamadas bolita, charada y lotería; era común la prostitución (dada la baja presencia
de mujeres haitianas); se consumían bebidas alcohólicas como el aguardiente de
caña, o la tafia —bebida compuesta por alcohol comercial adquirido en la tienda del
batey— , al que le agregaban azúcar al gusto y daban calor hasta que comenzaba a
hervir, momento a partir del cual, la consideraban lista para el consumo; se le añadía
en ocasiones hierbas, jengibre o canela para ser degustada por las mujeres,
elementos añadidos a la bebida con fines eróticos.
La realización de grandes «fiestas de santo» con toques de tambor, hizo
famoso al lugar y hasta el popular Malanga4 bailó rumba en Lola y Castillo. Otros

64
bateyes con asentamientos de haitianos fueron Tres Golfos, La Susana, La Tumba, La
Palma, Grúas 44 y 45, La Caoba, Soledad, La Amparo, etcétera.

El miedo al coco y supersticiones


A pesar de la hermeticidad y el aislamiento geográfico de los asentamientos en las
colonias cañeras, los infelices hombres y mujeres sembraron costumbres,
tradiciones, creencias religiosas, cantos, bailes, en fin, su cultura, siempre mal
mirada por la clase dominante.
Muchos pobladores aún recuerdan cómo en los días de Semana Santa o los de
vísperas de Santa Bárbara, La Virgen de la Caridad del Cobre, San Lázaro y de otros
santos, los padres y familias del batey del ingenio, colonias o poblados cercanos,
extremaban las precauciones de protección hacia los niños por el temor a que podían
ser raptados y asesinados con fines de brujería. Prácticamente no los dejaban salir
del perímetro de las casas durante las efemérides religiosas, eran días de
recogimiento y desasosiego, de cautiverio para los muchachos a la vista de «los
grandes».
Una imagen quedó grabada en la mente de los menores por la constancia
repetida en el lenguaje de los mayores: el negro haitiano secuestrador de niños, cuyo
modus operandi era introducirlos en un saco vacío de azúcar, y taparles la boca con
un pañuelo rojo para que no se oyeran los gritos de auxilio. Jamás se escuchó que el
ladrón de niños fuese un blanco.
Para meter miedo se empleaba la palabra «coco» y en los idiomas bantú, koko
equivale a un ser misterioso, temible y con frecuencia se aplicaba en aquellas lejanas
tierras a un fantasma o diablo. Sin dudas, los africanos introdujeron este término en
Cuba.5
Durante las celebraciones religiosas los muchachos se veían privados a subir a
los árboles, jugar a los escondidos, de consumir carne en determinados días,
acercarse a negros desconocidos, brincar cercas, llevar ropas de colores llamativos y
portar siempre el azabache para romper el mal de ojo. No los dejaban tocar una

65
tumbadora, acercarse a un bulto de maíz tostado o una tela roja, comer pescado
ahumado, jutía o jicotea; era preciso huir de los majaes, así como prohibiciones, en
fin una gama inmensa de tabúes.

En la Semana Santa católica se paralizaban las labores productivas de la zafra;


era la fecha en que los haitianos festejaban y recorrían los bateyes de las colonias
donde se asentaban sus paisanos, incluso llegaban hasta el central, mostrando sus
cantos, bailes, vestuario de colorines, banderas, caprichosos pañuelos amarrados
sobre la cabeza, y concluían la ceremonia con la incineración de un muñeco con el
ánimo de propiciar un buen régimen de lluvias; también para que se fuera lo malo.
La gente miraba con asombro y recelo cada una de las evoluciones danzarias y ritos;
no obstante, los antillanos exponían con ímpetu su alegría desbordante mediante
diversos actos como golpear partes del cuerpo con filosos machetes sin provocar
heridas, llevar majaes enroscados en el cuello, levantar asombrosamente una mesa
con la dentadura, transfigurar el rostro, degollar y beber sangre de animales, etc.
Pero el clímax especulativo adquiría tragedia misteriosa cuando se acercaba el
mes de diciembre con los toques de tambor y los bembés en las colonias cañeras, en
vísperas de Santa Bárbara y San Lázaro, es decir, según la sincretización Shangó y
Babalú Ayé; en estos días se extremaban las precauciones en el ámbito familiar para
proteger a los niños, aunque muchos blancos y campesinos participaban en los
homenajes a las deidades por curiosidad o creencias propias. En el batey del ingenio,
por lo general, se realizaban velorios en las casas a los santos cristianos.

La culpa la pagó el totí

Cuando estalló la mencionada crisis económica de 1921 y los inmigrantes antillanos


ofrecieron la competencia al obrero agrícola cubano, volvió a surgir el fantasma del
Guarico 6 y hacerse realidad la frase «la culpa la pagó el totí».7
Y fue así, junto al olor y sabor dulzón del guarapo, el rudo trabajo de corte y
alza de la gramínea de sol a sol, desde el verde infierno de los cañaverales

66
atravesados por polvorientas guardarrayas y barracones, que interactuaron creencias,
supersticiones y leyendas. El haitiano fue, a partir de entonces, el «chivo expiatorio»
utilizado por las capas más retrógradas de la pequeña burguesía con el propósito de
aplacar su complejo de frustración nacional.
Analfabetos, desvinculados casi por completo de la iglesia oficial, la católica,
sumidos en el juego, la ignorancia, el hambre y las necesidades, el sumiso obrero
negro conoció como única herencia válida, el tan llevado y traído vudú, ritos donde
predominan el tambor, los rezos, cantos, banderas de colores, el culto a los muertos
y el sacrificio de animales.
Pero la política negrofóbica de la prensa mucho contribuyó a crear una
imagen negativa sobre los laboriosos hombres y mujeres, sin duda, los que salvaron
la industria azucarera cubana, y los acusaban repetidamente de inmorales, sádicos,
brujeros, en fin, segregados en las relaciones sociales y lo peor de todo:
incriminándolos de inmolar niños blancos para utilizar el corazón y la sangre en sus
prácticas de brujería.

El mal de ojo y otras creencias

Las experiencias adquiridas durante la investigación permiten aseverar la existencia


de creencias muy generalizadas desde tiempos pretéritos en el seno de la población
del sur avileño. Por ejemplo aparecen «los echadores de mal de ojo», proceso que
puede llegar, según se manifiesta, de forma voluntaria o involuntaria; en el
reconocimiento popular tiene como fin el efecto de la envidia o la admiración del
«emisor», es decir, a través de una mirada se provoca un mal al envidiado-admirado,
fenómeno supersticioso donde supuestamente algunas personas poseen un poder
maligno en los ojos; recuérdese la frase popular «hay vistas que tumban cocos».

Los síntomas del aojamiento —afirman los entrevistados— son los de un


cansancio, adormecimiento o pesadez, aluden a una tristeza profunda y ganas de
llorar que terminan enfermando gravemente a su víctima. De la misma manera —

67
dicen— se puede sospechar el mal de ojo, si algún objeto de la persona afectada
sufre daño inesperado, sin causa previa específica o si el daño viene de «la nada».
Entonces la eliminación del mal de ojo suele dejarla la población en manos de los
vecinos curanderos, quienes realizan diferentes rituales con el ánimo de
contrarrestar el embrujamiento mediante pases mágicos, limpieza con hierbas,
baños, el uso de amuletos, azabaches, o las oraciones a San Luis Beltrán, entre otros
procedimientos. En torno al tema, una mulata ya entrada en años, muy querida por
la comunidad, residente en el batey del central Venezuela, confesó a condición del
anonimato: «del que digan que ejerce el mal de ojo y se entere la gente, no irá a la
hoguera, pero vivirá en el infierno. Aquí hay mucha gente con dinamita en la vista.».

Disímiles historias y leyendas atemorizantes hicieron creer desde las edades


más tempranas, el «ver» u «oír» supuestas visiones o apariciones fantasmagóricas
como luces, figuras vestidas de blanco, siguapas, güijes, jinetes sin cabeza, piratas,
perros, gatos y gallinas, animales perseguidores insistentes de las personas cuando
en horas de la noche pasan por ciertos lugares; descomunalmente crecen sus
cuerpos, mientras arrastran cadenas, acosan y tocan los talones hasta la puerta de la
casa tras sofocante carrera.
No menos interesante resulta la afirmación prohibitiva durante la Semana
Santa de machetear un árbol porque — según se infiere—, «llora sangre», así como
el respeto y veneración manifestada hacia las ceibas —el iroko cubano, el roble
cubano—, las que nadie se atreve a tumbar, por las dramáticas historias padecidas
por los osados que «sin permiso» las han talado.
Asimismo lo referido a las personas que «cogen muertos», capaces de
tomarse botellas enteras de aguardiente de un sorbo, masticar y tragar platos y lozas,
transformar sus figuras en animales, pronunciar palabras y diálogos en idioma
desconocido o consultar sobre temas tan diversos como adulterio, inverosímiles
promesas a pagar, hallazgos de dinero, tesoros escondidos, mala suerte, viajes a
realizar, riquezas por llegar, malévolos instintos, enemigos, evasión de la justicia,
infidelidad entre marido y mujer, entre otros.

68
Son innumerables las fábulas y cuentos sobre la actuación de curanderos y
santeros que por medio del ebbó (antídoto del daño, anti maléfico en Cuba mediante
ofrenda a los dioses) han realizado asombrosos milagros de curación de
enfermedades o neutralización de ensañamientos diabólicos; además la práctica muy
común de colocar amuletos o feticherías en las viviendas como herraduras detrás de
las puertas, estampas de ojos y santos, collares, calderos, árboles y arbustos con
propiedades mágicas y medicinales sembrados en los patios, criar ciertos animales y
pájaros, exhibir telas de colores, encender velas, tocar madera, etc., todo con un fin
determinado: contrarrestar los maleficios.
Del mismo modo abundan ejemplos de lo que se ha dado en llamar «brujería
o magia contaminante», mediante manipulaciones con fotos, recortes de uñas,
mechones de pelo, obtener prendas sudadas o la captación de la sombra personal
por quien es objeto del hechizo, en más de las veces, amoroso. Persiste en muchas
personas la noción de que las cosas, alguna vez juntas, quedan después, aun cuando
se las separe, en tal relación simpática que todo lo que se haga a una de ellas
producirá parecidos efectos en la otra.
No menos practicada es la magia homeopática. Baste un solo ejemplo de los
muchos escuchados: «cuando el hombre ha perdido la erección debe comer cresta de
gallo frita para volver a tener vigor.»
Los ejemplos enumerados bastan para demostrar la constancia de ideas
mágico-religiosas, en el seno de la población del territorio donde se produjeron los
aborrecibles crímenes.

69
Notas y referencias

1
Julio Ángel Cabrera: Esclavitud, Abolición y Racismo. pp. 104-109.
2
Palo Alto fue un embarcadero de azúcar propiedad del central Stewart, abierto en 1911. Alejado de las
poblaciones permitió a sus dueños realizar contrabando, violar al fisco e introducir ilegalmente en el
país braceros antillanos con el fin de utilizarlos como macheteros en sus plantaciones cañeras.
3
Obra Científica de la Historia Local Municipio de Venezuela. Período l898 - l952. Mecanografiado. En
Museo del municipio de Venezuela.
4
José Rosario Oviedo, conocido por Malanga. Nació en Alacranes, provincia de Matanzas, el 25 de
noviembre de 1885, de padre desconocido y madre africana. Fue bautizado el 5 de octubre de 1886 en
la iglesia de San Francisco de Paula de su ciudad natal. Desde pequeño pasó a residir en Unión de
Reyes, junto a sus padrinos. Desde 1914 se convierte en un excelente bailador de rumba Columbia y
sobre su figura comienza a tejerse una leyenda. Cultivó la religión y el mundo espiritual de sus
ancestros africanos. Tenía santo hecho, su orisha era Ochosi . Fundó el grupo Timberos de Unión de
Reyes con el que viajó por todo el país. A fines de l926 se establece en Ciego de Ávila, en la zona de
Morón y su arte danzarín hace época. Participó como rumbero en toques de tambor de haitianos en
colonias cañeras del central Stewart Se rumora que fue envenenado en Morón y su cuerpo sepultado
en el cementerio de la ciudad avileña.
5
Fernando Ortiz: Los negros esclavos. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 1975. p.30.
6
Por el nombre Guarico se conoció en el siglo XIX en Cuba, la colonia francesa de Haití. El fantasma
del Guarico estuvo presente tanto en los sectores esclavistas, con una fuerte carga de discriminación,
como en la mayoría de los abolicionistas quienes querían blanquear la Isla mediante la supresión de la
trata, la expulsión de los negros libres y la inmigración europea.
7
Como se sabe, el totí es un pájaro muy común en Cuba, de color negro con reflejos violáceos y desde
comienzos del siglo XIX formó parte del folklore nacional como representación de algo aciago. La
gente decía y aún dice: «Tengo una suerte más negra que un totí». Así fue el cabeza de turco y desde
entonces se ha mantenido en expresiones como «el gorrión se comió el arroz y el totí pagó la culpa»,
en clara alusión a la discriminación racial, entre blancos y negros. El gorrión fue el ave representativa
de los españoles durante los años de lucha por nuestra independencia, dada su condición de pájaro
inmigrante, en contraposición con la bijirita, especie nacional con la que se identificaban los
mambises.
8
Es verdad que hay vistas que tumban cocos, secan plantas y hasta revientan literalmente a personas y animales. Como hay otras vistas que salvan
plantas, animales, personas y hasta evitan maremotos. Es un sencillo asunto de energía positiva o negativa. Pura ciencia. (Nota de la editora)

9
Las posesiones ficticias, pero las hay auténticas. Cfr: El monte, de Lydia Cabrera.
10
Magia. Pura magia. Cfr: La rama dorada, de Lord Frazer.

70
71
VI. EL ASESINATO DE AMÉRICA LUISA
ÁMBITO HISTÓRICO-SOCIAL

La situación imperante en los momentos del secuestro y asesinato de la niña


América Luisa (1924) se caracterizaba por el colapso experimentado por la economía
cubana con sus consecuencias sociales, debido al descenso vertical de los precios del
azúcar. A esa realidad no pudo escapar un territorio eminentemente cañero-
azucarero donde existían dos grandes centrales, miles de hectáreas sembradas de
caña, un puerto y un subpuerto exportadores del producto.
Sobre el infausto caso, los periódicos locales centraron su atención efectista
con un marcado fin: neutralizar ante la opinión pública la formidable huelga
desarrollada en 1924 por los trabajadores azucareros avileños dirigidos por Enrique
Varona González, enfrentados a las injusticias del capital azucarero yanqui, cuya
protesta estuvo a punto de provocar una nueva ocupación militar de la Isla por los
norteamericanos1, aunque es justo señalar se trataba de la primera experiencia
criminal de este tipo en la región y por ende, suscitó gran impacto informativo.
Junto a ello, el absurdo procedimiento de los gobernantes desde el
nacimiento de la República extremaba a todas luces la tolerancia y el perdón; la zona
era una verdadera sentina y lo mismo en las cabeceras de las poblaciones que en el
campo, vivían muchos individuos tácitamente consentidos al margen de la ley. La
politiquería, extendida hasta los más recónditos rincones, fomentaba el mal, lo
encubría con imprudencia y cinismo. La línea imaginaria que separaba al hombre
honrado y al que no lo era, había desaparecido.
La prostitución, el vicio en establecimientos públicos y los jugadores ilícitos,
desafiaban a quienes no los imitaban. El revólver colgado a la cintura, llevado por
gente de cierta clase, era una moda indispensable y daba la medida del estado social
en que se vivía. Las muertes por imprudencia, los crímenes y los delitos de toda laya
eran de una profusión alarmante.

72
Un ejemplo palpable de esa situación fue el pequeño poblado del Quince y
Medio, ubicado muy cerca del central Stewart, donde proliferaron comercios
manejados por chinos, españoles y cubanos, que la convrtió en el centro
gravitacional de la problemática social, a tal extremo que una novela costumbrista
cubana titulada Quince y Medio, de Mesa Royet, haya sido inspirada en los
acontecimientos ocurridos durante los primeros años de la Cuba republicana, sobre
las relaciones establecidas entre un coronel del Ejército Constitucional y una joven
mulata prostituta, violada por un norteamericano al que su padre ajustició con sus
propias manos, así como la feroz lucha política entre liberales y conservadores. Baste
mencionar uno de los lugares que los pobladores conocieron como El Cabaret, donde
existía cabida para treinta y siete mujeres dedicadas al «oficio», realmente insólito
para una población de apenas algo más de mil almas, una altísima densidad de
prostitutas por habitantes.
Toda la calle principal del poblado estaba ocupada por bares,
establecimientos y casas de cita; la música y bebidas alcohólicas de todos tipos y
sabores dominaban el ambiente; en las aceras, junto a los más disimiles vendedores,
postes de madera rolliza horizontales descansaban sobre pequeños horcones
destinados a amarrar las bestias de los guajiros visitantes a la «meca de la lujuria»,
semejante a las de los pueblos norteamericanos durante la conquista del Oeste.
En las investigaciones practicadas en los Registros de los Juzgados de Primera
Instancia e Instrucción del Término Municipal de Ciego de Ávila —obran en el
Archivo Histórico Provincial—, son numerosas las causas donde aparecen delitos
cometidos en el mencionado poblado, en los que se destacan los raptos de jóvenes y
niñas para iniciarlas en la prostitución; consumo de drogas, asesinatos, violaciones
de la ley electoral, riñas tumultuosas, juegos ilícitos, en fin una cloaca demostrativa
de la realidad en aquel entonces, mientras las coordenadas sociales fueron
perfectamente establecidas sobre la discriminación racial, sexual y posición
económica.

73
Los procesos judiciales más importantes se desfiguraban por la influencia, la
mentira y el cohecho. El sentimiento de justicia y el amor a la verdad se hallaban
relegados al más completo olvido por hombres fríos, indiferentes, amantes del
dinero.
Una breve ojeada a las estadísticas de la época demuestra la dramática
situación en que vivían los cubanos, reflejados en la localidad objeto de estudio.

La comisión de delitos no parecía adscrita a un grupo racial


determinado. Por ejemplo en el país por cada 10 000 ciudadanos negros
había 10 delincuentes, mientras que por 10 000 ciudadanos blancos,
había 9,1 delincuentes. El grado de violencia existente en la sociedad
puede ponderarse remitiéndonos a las estadísticas internacionales de
delitos de sangre y de homicidios. Los resultados de estas estadísticas
no podían ser más desfavorables para Cuba. En 1913, los delitos de
sangre en Italia arrojaban el saldo de 95 personas muertas, en Estados
Unidos l29, y en Cuba 300 por 100 000 habitantes. El promedio de
homicidios por 100 000 habitantes en un período de diez años, de 1911 a
1921, fue de 7,2 en Estados Unidos; de 3,6 en Italia; de 0,9 en España; 0,8
en Inglaterra y de 2 en Suiza. En Cuba el promedio de homicidios por
100 000 habitantes en los años que relacionamos a continuación fue el
siguiente: 1914, 10,64; 1915, 12,80; 1916, 20,86; 1917, 23,31; 1918, 21,24; 1920,
32,6 y 1921, 30,81. Por su parte en 1922, el país presentaba una tasa de
suicidio de 400 por cada millón de habitantes, de las más altas del
mundo.2

Estas cifras sólo pueden ser explicadas en virtud del creciente sentimiento del
fracaso individual y colectivo del cubano así como de la tolerancia gubernamental y
de los tribunales.

74
La frustración social y nacional de los más caros anhelos del pueblo,
había dado lugar a un proceso de desintegración social y psíquica,
caracterizada por el malestar, la inconformidad, el descreimiento y la
creciente desilusión con respecto a las instituciones, los hombres, y los
fundamentos éticos sobre los que originalmente había descansado la
república. Las razones últimas de ese estado de ánimo se encontraban,
por supuesto, en las estructuras sociales que conformaron la
dominación neocolonial norteamericana.54

Poco quedaba de la soñada república martiana «con todos y para el


bien de todos ».
Por su parte, los haitianos trabajaron muy duro en el territorio, pero nunca se
les consideró; fue bochornoso verlos deambulando masivamente por la trocha de
Júcaro a Morón cuando la crisis económica se agudizó, dando cabezazos,
muriéndose sin asistencia médica, hambrientos, errando como fantasmas
embriagados por los caminos y guardarrayas. Quienes los habían traído, se
desentendían de ellos. Se decía que contagiaban la raza cubana.3 Muchos negros
nativos también los despreciaban.
A lo anterior podemos añadir la presencia en el barracón o en el batey de los
haitianos de «la pareja» de la Guardia Rural, montados en enormes y lustrosos
caballos, anunciando siempre algo aciago: la pérdida del gallo fino, la gallina o el
puerquito y lo más temido, la confiscación de los tambores. Este era el medio de
chantaje más eficaz que usaban los «vestidos de amarillo». Con tal que le
permitiesen de cuando en cuando tocarlos al anochecer, el haitiano estaba dispuesto
a cualquier sacrificio. Conocedores de la importancia del tambor, pieza esencial en
su sistema de dominio, las autoridades se las arreglaban para que el jefe de la
cuadrilla los recogiera en el cuartel, donde se amenazaba a los infelices inmigrantes
con medidas represivas o la destrucción del instrumento.4

75
El año 1924 fue convulso y puede considerársele históricamente como el de las
huelgas en Ciego de Ávila, dado el incremento de la explotación capitalista y la
negación de los derechos más elementales demandados por los trabajadores
azucareros, portuarios y ferroviarios, lo que motivó la necesidad organizativa de la
clase obrera.
El desempleo, el analfabetismo, la insalubridad, la incultura tendían su manto
sobre las colonias cañeras y comunidades azucareras de los centrales Stewart y
Jagüeyal, dejaban caer todo su peso contra las espaldas de los obreros agrícolas,
campesinos pobres y obreros industriales.
En esas circunstancias se produjo el secuestro de América Luisa en la colonia
Casualidad, tributaria de caña al central Stewart. En la finca predominaban bohíos
de palma, guano y piso de tierra; se localizaba relativamente cerca de un
asentamiento mayor, llamado La Soledad.

Rapto, especulaciones y aparición del cadáver


El suceso del rapto hizo estremecer los cimientos de la convulsa sociedad avileña e
inmediatamente la prensa se hizo eco del acontecimiento:

La Brujería en Ciego de Ávila

Se descubrieron individuos que sustraían restos humanos del


cementerio y centros de curanderismo. En esta ciudad concurren
elementos de los más atrasados de nuestro pueblo. Ese cáncer social
que se llama brujería requiere su escarmiento. Que se corte por lo sano.
En la colonia Casualidad, del barrio Simón Reyes (El Quince
Medio), de la morada del señor Arturo González e Inocencia Marín,
desapareció misteriosamente el día 9 su pequeña hija, de dos años y
medio de edad, nombrada América Luisa González.

76
Cundió la alarma, pues se consideró desde el primer momento
que la desaparición de la niña se debía a la práctica de brujería. Se cree
que el autor del rapto es un individuo de la raza de color que merodeó
esta tarde las guardarrayas cercanas a la casa del referido Arturo
González y, por las señas que dan del antes dicho individuo, recayeron
las sospechas policíacas en un individuo que dicen se dedica en esta
ciudad al curanderismo por medio de la brujería y que se nombra José
Irene Cobarrubia, el cual fue seguidamente detenido y conducido al
vivac.
Un depósito de hierro enterrado en el patio de Ángel Caraballo y
Juana Agegnomo —italiana— demostró al ser roto, que estaba
destinado al fin de la brujería. Ambos señores fueron detenidos. 5
Dos días más tarde, el propio diario divulga en una pequeña nota:
El alcalde de Simón Reyes señor Bencomo, declara que según
confidencias que le han dado, el vecino de ese barrio, señor Ramón
Fleites, vio en la colonia Dos Hermanas, el día del suceso, a un
individuo de color que corría con un niño en los brazos y otro moreno
detrás, que le gritaba: ¡Suelta a la niña! A estas horas, la policía de
nuestro municipio ha realizado una recogida de sospechosos y
curanderos habituales. 6
Después de las investigaciones practicadas, se comprobó que la persona que
llevaba al niño en brazos era un haitiano del lugar que cargaba a su propio hijo.
Veamos algunos titulares publicados por el mencionado periódico.
A pesar de los esfuerzos de nuestra Policía municipal, aun no ha
sido encontrada la niña América Luisa González.

El más absoluto misterio continúa envolviendo la desaparición


de la niña América Luisa.

77
La Guardia Rural y la Policía no descansan en sus investigaciones.
El Juzgado hizo ayer una inspección en las colonias Casualidad y
Caridad.

Más detenidos por el secuestro de la niña América Luisa.

A última hora: Secreta a Ciego de Ávila.


Por primera vez un caso de secuestro de un niño para fines de
brujería en la zona.

El crimen fue muy bien premeditado. El primer detenido fue un


negro, conducido al vivac.

Asalto a una casa y ocupación de objetos de brujería.


Cuatro personas más detenidas.7

Según declaraciones de las autoridades participantes en las investigaciones y


publicadas en la prensa, se pudo comprobar en el lugar de los hechos que la
desaparición de América Luisa ocurrió a una distancia no mayor de veinte varas de la
casa en que vivía; se practicó un registro en el platanal distante un cordel de la
vivienda y se hicieron otros registros en casas del batey, no habiéndose logrado
obtener el más pequeño dato que diese luz en el asunto.
Por declaraciones de una tía, la niña despareció en un brevísimo espacio de
tiempo: el que ella empleaba en distribuir caramelos a los varios muchachos que a su
alrededor se encontraban disfrutando de un cumpleaños.
Puede suponerse entonces, como teoría hipotética, que más de una persona
estuvo complicada en la misteriosa desaparición de la pequeña, y otros que
conocieron detalles del suceso y se callaron por temor a una venganza; ello dio lugar

78
al arresto de numerosas personas, vecinos del lugar e incluso el propio padre de la
víctima.
También se rumoró que la pequeña destinada al sacrificio no era América
Luisa, por su condición de mulata, sino otra criatura de la misma edad, blanca,
vecina del propio batey de la colonia. La seña supuestamente dada al secuestrador
sería el color de la vestimenta y un lazo sobre el pelo. Y ese día América Luisa iba
vestida y peinada, al parecer, igual, es decir, fueron confundidas.
El día l4 de marzo arribaba a la Estación del Ferrocarril de Ciego de Ávila el
investigador Mario Díaz, miembro de la Policía Secreta, enviado desde La Habana,
dado el impacto suscitado en las altas esferas del gobierno y por las quejas remitidas
por personalidades de la localidad.
En la primera página de la edición correspondiente al día 19 del propio mes el
periódico El Pueblo daba a conocer:

Apareció el cadáver de la niña América Luisa en una arboleda de la


finca La Soledad y es desgarrador el aspecto que presenta. El lugar
había sido muchas veces registrado.
Urge que se nombre Juzgado Especial en este hecho que no
puede quedar impune. Hay que conocer los motivos y sufrimientos a
que debe haber sido sometida la niña América Luisa, a la que sus
familiares llamaban cariñosamente «Ququi», para darse cuenta de la
magnitud del crimen que se ha cometido. Cuadro horripilante
verdaderamente horroroso que llena de pavor a la familia avileña.
A las ocho de la noche, haciendo uso del Ford, ya que la
ambulancia policíaca se encuentra ponchada desde hace algunos días,
se trasladaron a la finca La Soledad el juez y el secretario. El cuerpo de
la niña no estaba en estado de descomposición, ya que fue sometido a
una elevadísima temperatura. Hízose objeto de un minucioso
reconocimiento apreciándose una profunda herida que seccionaba

79
completamente la yugular, así como quemaduras diseminadas por todo
el cuerpo especialmente en las regiones costales y en la boca, las cuales,
se observa, fueron producidas por un hierro, sino candente, lo
suficientemente caliente para producir las lesiones antes indicadas.
Además pudieron apreciarse distintas incisiones en las plantas
de los pies, como igualmente en las extremidades superiores, lo cual
hace presumir que sirvió para extraerle la sangre que tan necesaria se
hace en las bárbaras prácticas de la brujería.8

Impresionante es leer lo escrito en la autopsia realizada al cadáver de la niña,


no obstante la transcribimos tal y como fue certificada por los forenses para poder
valorar en toda su magnitud las pervesidades inflingidas.

Dictamen forense

Hábito externo:
El cadáver presenta en su piel una coloración negruzca; en su cuello
aparece una incisión en sentido transversal que se extiende a toda la
región anterior y regiones laterales dejando ver la cara anterior de los
cuerpos vertebrales correspondientes a esta región. Aparece seccionada
la porción izquierda de ambos labios así como la comisura labial de este
lado. En la cara anterior de ambos brazos aparece una incisión como de
ocho centímetros de extensión, correspondiendo la parte media de esta
incisión al pliegue del codo; la cara anterior de las articulaciones del
codo así como la parte interior anterior de los húmeros y la superior y
anterior de ambos cúbitos y radios están al descubierto, faltando las
capas musculares que recubren estas regiones. En la región axilar
derecha también aparece una amplia incisión que deja al descubierto la
articulación escapelo humeral, pudiendo apreciarse la luxación

80
completa de esta articulación, así como el desprendimiento de la
clavícula en su parte externa. En ambas ingles aparecen incisiones
como de cuatro o cinco centímetros de extensión. Aparecen también,
diseminadas por todo el cuerpo, numerosas punciones de pequeña
profundidad, siendo más numerosas en la región plantal del pie
izquierdo. También aparece en la región costal izquierda una
quemadura de primer grado. La cara palmar de ambas manos también
presenta quemaduras de primer grado
Cavidad craneal:
Abierta esta cavidad, se encontró que el cerebro había perdido su forma
habitual por la discreción de sus elementos, estaban convertidos en una
papilla de color amarillento.
Cavidad bucal:
En esta cavidad la lengua ha desaparecido.
Cavidad toráxica:
Abierta esta cavidad, pudimos apreciar que el corazón faltaba,
habiéndose encontrado la aorta seccionada inmediatamente por debajo
del cayado. El pulmón derecho tampoco se encontró. No aparecen el
esófago ni la tráquea.
Cavidad abdominal:
Abierta esta cavidad se pudo apreciar como los órganos
correspondientes a la cavidad pélvica (útero y ovarios) han
desaparecido. Explorada la cavidad gástrica, no se encontró en ella nada
digno de mencionarse. 9

El dictamen demuestra los instintos sádicos de los sacrificantes, crimen que la


«justicia burguesa» dejó en la impunidad.

81
A partir de aquel momento se desencadenó sobre la región una ola de pánico
entre las familias y comenzaron a ser denunciados intentos de secuestros de niños
en Gaspar, Morón, Ciego de Ávila y otros sitios.

Brujería y política
El 27 de diciembre de 1924, apenas unos meses después del asesinato de la niña
avileña, el diario habanero La Discusión, de tirada nacional, publicó en sus páginas:
«Asistió el Presidente de la República a un «bembé» celebrado en su honor.
Degollaron un carnero para limpiar a Machado»,10 clara evidencia de que sortilegio y
política marcharían de la mano.
El periódico El Pueblo publicaba entonces:

Efectivamente la brujería, que es producto exótico de Cuba, y que no se


circunscribe, como algunos piensan, a los negros, a los africanos, pues
hay muchos blancos brujos, quienes así arrastran a muchos miembros
de su raza a caer en esos ritos bárbaros, hace tiempo que habría sido
extirpada de raíz si la política no la amparase. El castigo se impone y si
las autoridades y el Gobierno no toman las medidas que proceden,
fuerza es que el pueblo se haga justicia por sus propias manos, pues
hemos llegado a un límite que a todas luces resulta intolerable. Más que
pacientes hemos sido. Y no es posible que sigamos aguardando más. 11
A partir del sacrificio de América Luisa y las salvajes prácticas contra ella
cometidas, unido a las tensiones propias de una república frustrada y contenciosa,
convirtieron a las colonias cañeras y los bateyes azucareros de la región de Ciego
de Ávila en sitios hostiles e inseguros para las madres y la familia en general. El
detonador de los hechos lo constituyó el anuncio manipulado por la prensa
sensacionalista del secuestro y la muerte de la criatura, primero en manifestarse en
la región de La Trocha y supuestamente perpetrado por negros oficiantes de
religiones primitivas.

82
Móviles sociales y políticos modelaron la opinión pública. Las masas
desposeídas quedaron sumidas en la incertidumbre, la desconfianza y la miseria;
todo se amalgamó y el crimen quedó en la impunidad.

Herida sin sanar


Gilda González Marín, la menor de las hermanas de América Luisa, no había nacido
cuando se produjo el asesinato de la pequeña. Han pasado muchos años desde
entonces, aunque el dolor y los recuerdos trasmitidos por su mamá y las hermanas
mayores reviven en el presente. Dice cuando se refiere al acontcimiento:

Yo nací el 1 de junio de l937. En total fuimos siete hermanos, cuatro


hembras y tres varones. Papá trabajaba en la colonia cañera junto a su
hermano mayor. Fui la menor y pude conocer, por lo que me contaron
mis familiares, lo sucedido el trágico día.
Por entonces visitaba nuestra casa una hermana de mi mamá,
que vivía en el central Céspedes, en Florida. Venía acompañada por sus
hijos y los primos se pusieron a jugar por los alrededores de la casa,
cosa habitual. América, que era muy bonita, despareció
misteriosamente y ahí empezó la búsqueda. Nadie se explicaba lo
sucedido y al transcurrir el tiempo, la alarma cundió por todo el batey.
Después aparecieron sus restos, horriblemente mutilados. Hubo
muchos presos por sospechas, hasta papá. Se comentó que la pequeña
fue sacrificada para salvar la vida del hijo enfermo de un acaudalado
político de Ciego de Ávila, hombre muy rico. Todo se tornó muy
oscuro, las averiguaciones nada aportaban y el crimen quedó sin
castigo. Dicen que vinieron policías investigadores de La Habana, pero
imagínese, qué podía hacer la gente pobre en aquella época.
A partir del doloroso hecho mamá sólo vivió para nosotras, más
nunca fue a una fiesta, ni boda o cumpleaños. Cuando murió yo tenía

83
cincuenta años y jamás la vi pintada, sólo con su inseparable moñito
que se recogía detrás de la cabeza. Nunca hablaba sobre el asunto. Su
sufrimiento interior era tal que le reflejaba en el rostro, pálido, ojeroso,
sombrío, abrumado por una nostalgia, expresión sentida por las madres
cuando pierden a un hijo. Y ella había perdido a su princesa de una
forma tan desgarradora y brutal; jamás volvió a ser una mujer con
deseos de amar la vida.
Después papá se mudó para el poblado del Quince y Medio
donde puso una venduta, y recuerdo que en l956, cuando sucedió el
caso del asesinato del niño Emilito Tápanes, mamá lloró sin consuelo
durante días enteros. Se refugió en la soledad del hogar, en sus
recuerdos. Otra vez manos criminales llevaban el luto a un humilde
hogar, tal y como sucedió con el nuestro. La vi muchas veces parada a la
puerta de la casa, muy triste, buscando la más mínima información,
tratando, si alguien pasaba, le comentara algo sobre el suceso. Fueron
días de angustia y zozobra para ella y todos nosotros. Lo más doloroso y
condenable: no apareció tampoco el asesino o los asesinos.
Una noche, después de casada, soñé con una niña. Jugaba con un
grupito de amigas pero de pronto salió del ruedo, se paró delante de mi
cama, sonriente, hermosa, feliz. Pensé, al despertarme, en América
Luisa, según mamá, la más linda y alegre de todas nosotras.12

84
Notas y referencias

1
La huelga comenzó por el central Morón (actual Ciro Redondo) y al siguiente día se extendió al
Stewart, Jagüeyal y posteriormente a todos los ingenios pertenecientes al consorcio norteamericano
Cuban Cane Sugar Company. Más tarde se paralizaron también centrales azucareros ubicados en Las
Villas y Oriente. El paro duró tres meses y fue calificado como heroica resistencia. Los bateyes de los
centrales fueron tomados por la Guardia Rural y se nombraron Supervisores Militares. En medio de la
protesta el gobierno de los Estados Unidos de América envió a Cuba una nota conminatoria en la que
se expresaba que en caso de no terminar el conflicto, harían uso de la Enmienda Platt.
2
Jorge Ibarra: Un análisis psicosocial del cubano. 1898-1925. pp. 240 -247
3
Ibídem.
4
El vocablo raza es de raíz semítica (judaica) surgido del Convenio de Caballos, de donde se extendió
a la trata de esclavos y luego a un sentido general de instituciones humanas. Así, pues desde antiguo
surgió, apareció el concepto de raza como discriminación entre los grupos humanos basada en
diferencias efectivas o supuestamente corporales y hereditarias. La raza es uno de los más remotos
mitos; es el más arraigado divisivo de los hombres.
5
Los toques de tambor fueron prohibidos durante el gobierno del Presidente de la República Tomás
Estrada Palma con las peleas de gallos, pero fueron más o menos tolerados hasta el alzamiento de los
negros en Oriente, en 1912, bajo la presidencia de José Miguel Gómez. Durante todo el gobierno de
Mario García Menocal (1914 - 1920) la Guardia Rural persiguió sañudamente las manifestaciones
folklóricas de la población afrocubana.
6
Periódico El Pueblo. Ciego de Ávila, 11 de marzo de 1924, p.1. Colección de la Biblioteca Provincial
Roberto Rivas Fraga.
7
Ídem, 14 de marzo de 1924. p1.
8
Ídem, 16 de marzo de 1924. p1
9
Ídem, 19 de marzo de 1924. p1
10
Periódico La Discusión, La Habana, 27 de diciembre de 1924. p2.Colección de la Biblioteca Nacional
José Martí.

11
Periódico El Pueblo, Ciego de Ávila 12 de abril de 1924. p1. Colección de la Biblioteca Provincial
Roberto Rivas Fraga.
12
Entrevista realizada en su hogar de la ciudad de Ciego de Ávila el 23 de marzo de 2009.

85
VII. EL TRÁGICO CASO DEL NIÑO EMILIO TÁPANES MARTÍNEZ
OJEADA AL ESCENARIO

Corría el mes de febrero de l956. La zafra azucarera en el central Stewart se


ejecutaba, como en todo el país, en medio de una política de restricción aplicada por
el sátrapa Fulgencio Batista y Zaldívar desde hacía tres años atrás. Las contiendas
eran cada vez más cortas y el tiempo muerto más largo, agravante de la situación
económica, política y social de los obreros cañero-azucareros en particular, por la
falta de trabajo.
Habían transcurrido dos meses desde la huelga de 1955, cuya demanda fue el
pago del Diferencial Azucarero.1 Este movimiento tuvo notable connotación en toda
la región avileña, donde ya se sentaban las bases organizativas para la lucha frontal
contra la tiranía que desgobernaba al país desde el 10 de marzo de 1952. Las
instituciones civiles, estudiantes y políticos de la oposición protestaban por los
abusos y atropellos cometidos contra los manifestantes por la fuerza pública en la
ciudad de Ciego de Ávila, que causó la muerte del joven ortodoxo Raúl Cervantes
Cervantes, y de la disposición que prohibía grupos de más de tres personas y la
permanencia de público en la calle, después de las 9:00 de la noche, entre otras
medidas coercitivas.
En el seno del Movimiento Obrero tenía lugar un repudiable hecho
antidemocrático cometido por el gobierno contra los trabajadores: la intervención
del Sindicato Azucarero de la localidad por dirigentes impuestos, los llamados
mujalistas —seguidores de Eusebio Mujal Barniol, entonces secretario general de la
oficialista Central de Trabajadores de Cuba—, lo que provocó airadas protestas, y el
arresto de varios dirigentes obreros.
La prensa local anunciaba la destitución del comandante Juncosa, el teniente
Salas Pelayo de la Policía Municipal y el capitán del Ejército nombrado Isaac, por el
capitán Monteira, el teniente Águila y el capitán Pizarro.2

86
Apenas un mes antes, en un pequeño batey de la colonia Dos Hermanos,
suministradora de caña a los molinos del Stewart, los niños de la familia Tápanes
Martínez esperaban con añoranza la llegada del seis de enero, Día de los Reyes
Magos. La víspera, como era tradicional, habían colocado debajo de las improvisados
camastros donde dormían, mazos de yerba fresca y abundante agua a los camellos
porque, a media noche, supuestamente, vendrían Gaspar, Melchor y Baltazar; se
pasaron parte de la noche y madrugada casi «en vela», abriendo y cerrando los ojos
para tratar de ver por dónde entrarían al bohío con la carga tan añorada. No
comprendían por qué razón aquellos reyes, nunca les dejaban juguetes, mientras
otros niños del batey del ingenio los recibían debajo de sus camas. Preguntaban a sus
padres acerca del asunto, quienes argumentaban las más disímiles respuestas,
mientras los ojos de Paula, la madre, se cubrían de lágrimas.
Una vez más recibían aquel seis de enero del aciago año la misma decepción;
entonces, comprensivos y sin otra alternativa posible, volvían los varones a
«enyugar» dos botellas vacías y con una horqueta cortada de una rama de un árbol
obtenían una yunta de bueyes con su arado amarrado a improvisado cordel;
también, en el propio monte, seleccionaban los cabos de los tallos más resistentes
para confeccionar los tira piedras y poder cazar libremente pájaros en la campiña.
Las niñas reunían un manojo de pelos de mazorcas de maíz tierno y los enrollaban a
cualquier botella vacía que encontraban o a la misma tusa de maíz. A continuación,
la envolvían en hojas de la propia planta o con algún trapo viejo a manera de
vestuario; luego, pasaban el resto del día, acariciándola y arrullándola, cual si fuera
una muñeca.
Así transcurrían los días en medio de la pobreza e ingenuidad infantiles,
mientras el hermano mayor, junto al padre, cortaban caña para adquirir el magro
salario con el que pagar, una vez más, las deudas contraídas con la tienda,
mercancías y alimentos consumidos durante el tiempo muerto; si sobraba algún
dinero, el cabeza de familia acudía a su distracción favorita: pelear gallos en la valla
del Quince y Medio.

87
De pronto una noticia provocó, por toda la región, indignación popular: el
domingo 5 de febrero había desaparecido el niño Emilito Tápanes Martínez, vecino
de la mencionada colonia cañera Dos Hermanos.
El hecho, en un principio no confirmado, fue que el menor de apenas dos
años y medio de edad había sido raptado con fines de brujería —en su terminología
popular en la época, sinónimo de sacrificio ritual y muerte—.

El secuestro
El rapto de Emilito Tápanes se efectuó cuando el abuelo del menor fue a buscar su
yegua. En ese momento, tanto Paula, la madre, como sus hermanos, dedujeron que
el niño estaba en casa de un vecino cercano. Al notar su tardanza, la señora salió a
buscarlo. Preguntó al vecino, pero allí no lo habían visto en todo el día. Pensó
entonces que tal vez se había dirigido a casa de otro hermano, nombrado Julio, de
diecinueve años, pero tampoco. Surgió de inmediato otra suposición: que hubiese
salido en busca de sus hermanitos que cazaban tomeguines en un monte cercano.
Julio Tápanes fue al monte, esperando confirmar la hipótesis, pero al llegar al sitio,
los que estaban cazando dijeron que mientras andaban por esos lugares, volvían de
vez en cuando la vista para comprobar si el hermano los seguía.

La madre le había dicho al niño que no se alejara del bohío, que lo iba a
bañar. Después de bañarlo, lo sentó en el comedor, muy próximo a la puerta,
encargando expresamente al abuelo paterno, nombrado Wencenlao Tápanes, que lo
cuidara, ocasión que ella aprovecharía para dedicarse a tareas domésticas
De cómo pudo esfumarse el pequeño, existió una hipótesis admisible.
Súbitamente, la mencionada yegua, propiedad del abuelo, amarrada a un
árbol, se soltó y fue a dar a una distancia aproximada de cincuenta cordeles. Al
notarlo, Wensenlao se levantó del taburete y le repitió a su nieto las mismas palabras
que le dijera a su nuera Paula: «No te muevas de aquí que voy a volver a amarrar la
yegua que se zafó».

88
Tales palabras atinó a escucharlas claramente Elisa Tápanes Martínez,
hermana de Emilito, que contaba entonces con diecisiete años de edad, la que en los
precisos momentos se estaba bañando dentro del local de la letrina sanitaria de la
casa, a corta distancia de la misma, y observó cuando el abuelo aceleraba el paso
para atrapar a la bestia. Se supone que mientras tanto, alguien acechaba desde un
lugar estratégico los movimientos de la familia.3
Cuando la madre creyó inútil seguir buscando a su hijo, mandó un aviso al
padre que se encontraba en la valla de gallos del poblado del Quince y Medio. Este
llegó pronto al cuartel de la Guardia Rural y realizó la correspondiente denuncia por
la desaparición de su hijo menor. Con las diligencias levantadas, se dio cuenta al Jefe
de Escuadrón 23 de la Guardia Rural en Ciego de Ávila, y más tarde, en compañía de
otros números y el guía de puesto local, este se personó en la colonia, donde
comenzó el interrogatorio a los trabajadores y vecinos con el ánimo de conocer si
habían visto a alguna persona extraña por los contornos. Tales indagaciones fueron
en vano. Macheteros, carreteros, campesinos, motoristas, fueron interrogados, pero
todos respondieron lo mismo: ni elementos extraños, ni el menor, habían sido
advertidos por ellos.
Dos días después arribaba al lugar de los hechos el coronel Pérez Coujil4 y la
investigación tomó fuerza, mientras el pueblo y la prensa ofrecían sus versiones
sobre el acontecimiento. Muchos pensaban en un secuestro con fines de brujería, en
un posible sacrificio por rito salvaje; los técnicos afirmaban que el caso se trataba de
un crimen y no de un accidente.5

Repercusión social del crimen y aparición de los restos


El rapto y posterior asesinato de Emilito no sólo conmocionó a la región avileña,
también a la nación; el sensacionalismo adquirió ribetes de leyenda y fueron
utilizadas demagógicamente las figuras de Fulgencio Batista y su esposa, Marta
Fernández, quienes aparecían en los cintillos como muy interesados y preocupados

89
por el dantesco episodio, incluso ordenaron el envío de afamados investigadores
policíacos y periodistas, algo clásico de la politiquería de entonces.
Tan grave episodio se convirtió en un detonante del que emergió el más
formidable despliegue de voluntades humanas en la historia local, un esfuerzo
común proyectado sin concierto previo, sin dilaciones innecesarias; centenares de
hombres y mujeres se ofrecieron para localizar al pequeño.
En la medida que pasaban los días, más grande era la expectación y así lo
recogía la prensa.
SIN APARECER
A la hora que escribimos estas cuartillas continúa en el más absoluto
misterio la desaparición del niño de dos años de edad Emilito Tápanes
Martínez, quien desde el pasado domingo falta de su hogar en la
colonia Dos Hermanos del barrio de Jagüeyal.
La incesante búsqueda por espacio de seis días consecutivos con
sus respectivas noches, vienen realizando oficiales y miembros de la
fuerza pública, con el concurso de cientos de personas han sido hasta
ahora infructuosos. No obstante, la búsqueda continuará hasta el total
esclarecimiento del mismo.6

El domingo 12 de febrero, una semana después de la desaparición, en que las


especulaciones, los criterios distintos, las versiones contradictorias y el esfuerzo
desplegado parecía resultar infructuoso cuando, en horas de la tarde, casi al
oscurecer, se produjo el hallazgo del cadáver en estado putrefacto, devorado
parcialmente por las aves de rapiña.
El cuerpo fue localizado en un campo de piñas de la finca Aguas Verdes o
Siete Caballerías, del Barrio Sur, propiedad de Francisco Jiménez, distante unos tres
kilómetros del lugar donde vivía el niño con sus padres, Pascual Tápanes, Paula
Martínez y el resto de sus ocho hermanos.

90
El hallazgo se le atribuyó a Leandro y Humberto Segarra, acompañados de
dos menores y del soldado Gabriel González. Los restos se encontraban dispersos
debajo de una guácima y junto a ellos segmentos del pulóver y tenis que vestía el
menor el día de su desaparición; pudieron ser localizados gracias al aviso dado por el
vecino Ángel Delgado López, quien informó haber observado gran cantidad de auras
tiñosas en esa dirección, a la l:00 de la tarde, aproximadamente.
El coronel Pérez Coujil, solicitó de inmediato la presencia de los médicos
forenses Leopoldo Pérez Pérez, Oscar Domínguez y Delio Recio Romeo, este último
del Gabinete de Identificación del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) y del juez
Dr. Camus, quienes reconocieron los restos en su hábito externo, y certificaron la
muerte que databa de días y a consecuencia de un golpe en la frente. No se
encontraban los huesos del pie izquierdo, ni los de las manos.
A la mañana siguiente se verificó una revisión más detallada de las partes
encontradas; los especialistas dictaminaron que el cadáver presentaba, a simple
vista, las características de una presión en el cuello, realizada posiblemente con un
pañuelo o una tela cualquiera, lo que produjo la fractura de las vértebras del cuello,
que provocaron la muerte por estrangulación. Las investigaciones post - mortem
revelaron, además, que la criatura fue sometida a bárbaros tratamientos antes de ser
asesinada. Los doctores diagnosticaron que en las partes del cuerpo de Emilito
observadas, presentaban señales evidentes de que fue objeto de golpes y en la cabeza
otros, al parecer, producidos con un objeto contundente.
Comenzó entonces a circular una idea en el seno de la población y la prensa
de que hechiceros desangraron y arrancaron el corazón al menor, quizás para usar el
plasma en la curación de alguien que pagó a precio de oro el sacrificio, mutilando,
además, otras partes del cuerpo; posteriormente tiraron el despojo debajo del
mencionado árbol, lugar cuidadosa y reiteradamente registrado con antelación.
Distintos órganos de la prensa nacional, dentro de ellos el sensacionalista
diario Ataja, con una tirada de 8 000 ejemplares y cuyo director, Alberto Salas
Amaro (recibía l2 000 pesos mensuales como subvención otorgada por el régimen

91
como premio por exaltar «la obra revolucionaria y humana del Presidente»), envió
desde La Habana a uno de sus corresponsales «estrellas», de apellido Herrera, quien
en más de una ocasión reseñó con frases apologéticas, la actuación de las
autoridades y el gobierno ante el caso, incluidas las figuras del Presidente de la
República y su esposa, mientras la familia cubana se estremecía ante tamaña
tragedia.
Los titulares de la referida publicación adquirieron tono efectista, típico de la
llamada crónica roja y así se podía leer:
Devorado por las auras cuerpo del niño secuestrado.
Trata el pueblo de linchar a santero que fue detenido.
Estrangularon al infeliz menor.
Desapareció de su casa el niño Emilito Tápanes.
Comido por las auras y los ratones apareció el infortunado Emilito.
El móvil del asesinato del niño, dicen, se encuentra en generalizadas
aberraciones.
Indignación popular en la región de Ciego de Ávila.
El pueblo del central Stewart busca afanosamente a Emilito Tápanes.
Interviene la Primera Dama de la República.
Preocupado el Presidente de la República por el vandálico hecho.7

Arresto de sospechosos y manipulación de la prensa


Los focos de santería y los elementos más conocidos por practicar la brujería en
Ciego de Ávila, fueron localizados y llevados al cuartel de la Guardia Rural, sin que
nada ni nadie pudiera ofrecer una pista que llevara a los pesquisantes por el
derrotero del triunfo, esto es, conocer, con exactitud lo sucedido al pequeño. Pero
nada reveló la verdad del hecho. Algunas notas en torno a las detenciones fueron
publicadas por la prensa:

92
Arrestados el abuelo del niño secuestrado y un jamaicano
Cuando en horas de la mañana del domingo fueron presentados ante el
juez de Ciego de Ávila los detenidos Wensenlao Tápanes Rojo, de 75
años de edad, abuelo del menor Emilito Tápanes y Agustín Prombert,
de 53 años, el primero por haber sido señalado por el último como
posible conocedor de los hechos que culminaron con la desaparición
del niño, dicha autoridad judicial los puso en libertad. Hasta los
familiares más allegados han sido objeto de posibles interrogatorios con
la finalidad de hallar un cauce, un punto de referencia, que conduzca a
los investigadores a saber la verdad, la verdad que aún no ha sido
revelada.8

El mencionado Agustín Prombert, de nacionalidad jamaicana, conocido como


Jimagua, era vecino de la cuartería El Moro, ubicada en la calle República de la
ciudad de Ciego de Ávila. Trabajaba como zapatero remendón en la calle José María
Agramonte entre Chicho Valdés y Joaquín de Agüero. Dio muestras de caer en trance
cuando era interrogado por las autoridades, expresando que «el niño estaba muerto
y enterrado cerca de la casa como consecuencia de un trabajo de brujería para
asuntos de dinero y que el abuelo del menor estaba implicado.» Después de
infructuosa búsqueda (no aparecieron los restos del menor) se arrepintió de sus
afirmaciones, y declaró públicamente que «jamás creería en los santos, que
inmediatamente que saliera del lío se marcharía de Ciego de Ávila» Por esas
declaraciones fue detenido el anciano quien, sensiblemente afectado expresaba
constantemente con lágrimas en sus ojos durante los interrogatorios policiales
«Como podría hacer algo así a mi nieto, si yo mismo lo he criado». 9
Los periódicos realizaron grandes reportajes gráficos y apareció en uno de
ellos, Ataja, la foto de un personaje tildado de brujero, acompañada de una nota:

Trata el pueblo de lincharlo

93
José Villa Gutiérrez, alias Villita, que se ha visto involucrado en hechos
de santería y brujería anteriormente, siendo detenido varias veces, se
hallaba en Ciego de Ávila. Los que le conocen lo señalaron como
presunto autor del supuesto secuestro del menor Emilito Tápanes y no
dudaban de que él mismo le hubiera dado muerte. Tal cosa lo situó en
un plano sospechoso, pero el coronel Pérez Coujil procedió a ordenar
que se le chequeara, para arrestarlo en caso necesario. Villita conoció
que entre determinados grupos se había hablado de la intención de
lincharlo, por lo que corrió presuroso al cuartel de la Guardia Rural,
presentándose ante el teniente coronel Ramos, al que suplicó que lo
albergara allí pues se abrigan serios temores de que lo hagan víctima de
un atentado de ese tipo, es decir, la gente quería lincharlo. 10

José Villa Gutiérrez, cubano y mulato, era natural de La Esperanza, provincia


de Las Villas y hacía zafra como obrero cíclico en el central Stewart y, efectivamente,
las autoridades se vieron precisadas a alojarlo en el cuartel de la Guardia Rural para
protegerlo de la indignación popular al publicarse en el periódico tales afirmaciones,
pero al final no se le pudieron comprobar los hechos imputados y quedó libre.
Los padres y familiares de Emilito Tápanes estaban atribulados. La gente, a
veces sin quererlo, continuamente los importunaban; por otro lado, los periodistas
no los dejaban descansar. Los acosaban a preguntas que ellos, la mayoría de las
veces, no respondían por desconocimiento o porque eran atentatorias de la decencia
y de la moralidad. Luego en los periódicos aparecían declaraciones y detalles por
ellos jamás dichos.
Existió una evidente manipulación periodística. Baste un solo ejemplo: la
respuesta que ofrece el diario avileño La Región a una información dada a conocer a
la opinión pública en la Radio Nacional:
Falsos informes

94
Se afirma en Unión Radio, en la Peña del Café Pilón, que el cadáver del
niño fue encontrado en un cañaveral, que por orden del coronel Pérez
Coujil, atendiendo a sus indicaciones, de que allí estaba el niño
desaparecido, ordenó la demolición del mismo, desechando por tanto
la posibilidad de un crimen y mucho menos para prácticas de brujería, y
que la distancia donde fue encontrado era de un kilómetro de su
residencia. Los datos que nosotros tenemos, adquiridos de compañeros
que concurrieron a ese lugar y de algunos que cooperaron a la
búsqueda del niño, resulta que el esqueleto de este se encontró a los 7
días, a 3 o 4 kilómetros del lugar de su residencia, en un piñal
abandonado y debajo de una mata de palma, lugar que, según nos
informó el teniente de los exploradores, había sido registrado por ellos
y era casi imposible que el niño de tan corta edad llegara a él con vida.
El cronista del periódico preguntaba: «¿Dónde está la verdad? Por la
verdad señores y la verdad es que hasta ahora nadie sabe nada y si hay
alguien que lo sepa no quiere hablar».11

En esta información se expresa que los restos del menor fueron encontrados
debajo de una mata de palma y en un cañaveral, mientras que en las pesquisas
iniciales se afirmaba que fue en una guásima y un piñal abandonado. En el misterio,
así se puntualizaba el caso del niño y no era para menos, toda vez que oficialmente
no se ha había podido probar cómo, quién lo secuestró y cómo y quién lo sacrificara,
ni los fines o propósitos del por qué se hizo. Sospechas, conjeturas, detenciones,
acción de los agentes del orden, pero nada. Lo único cierto es que existía una
criaturita de pocos años sacrificada, un hogar entristecido, unos padres
desconsolados por el dolor terrible de haber perdido uno de sus hijos y una sociedad
aterrorizada.
En medio de la incertidumbre se publicaba en la prensa:

95
50 000 pesos para descubrir al asesino
Hemos leído en nuestro colega Prensa Libre que alguien ha solicitado
50 000 pesos para descubrir el asesinato del niño Emilito Tápanes
Martínez, y el coronel Pérez Coujil ha informado a la Radio que acepta
dar esa cantidad, pues de todas formas hay que descubrir al autor de
ese crimen, manifestaciones que recogemos porque hemos mantenido
el criterio de que se trataba de un crimen y esto viene a comprobarlo.
Esperamos pues el resultado de esta última noticia que resulte o no
cierta, quede por lo menos probado que no somos nosotros solos los
que hemos creído y seguimos creyendo en la existencia de un criminal
12

Alarma en el batey
A pesar del tiempo transcurrido y hasta los días finales de su existencia, Miguel
Rosell mantuvo en su memoria los momentos difíciles vividos por el pueblo del sur
avileño en los días aciagos de febrero de 1956:
Cuando comenzó a correr la noticia de que habían secuestrado al niño
Emilito Tápanes, el pueblo del batey y del Quince y Medio se lanzó
espontáneamente a la calle para participar en la búsqueda del menor.
Fue más de una semana, a todas horas. La gente, por la noche, portaba
faroles, velas, chismosas, quinqués, antorchas, todo lo que pudiera
brindar iluminación. Nunca antes se había visto tal consternación
popular. Se registraban, como en un cerco militar, los cañaverales,
pozos, piñales, guardarrayas, en fin, toda la colonia de Moreno llamada
Dos Hermanos fue rastreada palmo a palmo y más allá. Recuerdo que la
Guardia Rural y el cura de la iglesia católica también ayudaron en la
búsqueda. Vinieron personas de todos los lugares de la provincia y
hasta el propio coronel Pérez Coujil en persona estuvo por aquí, así
como investigadores criminalistas de Camagüey y La Habana. Fue un

96
momento de mucha conmoción y a la vez de unidad popular. Los
periódicos y estaciones de radio, nacionales y provinciales, mantenían
en sus principales espacios y titulares el caso del secuestro e
informaban a todas horas, incluso las emisoras interrumpían la
programación habitual para brindar noticias de última hora, muchas de
ellas lo hacían con gran sensacionalismo, lo que provocaba la exaltación
del pueblo.
El cadáver apareció, si mal no recuerdo, cerca del Día de los
Enamorados, o la víspera, en un lugar que se había limpiado en varias
oportunidades sin resultado alguno, debajo de una mata de guácima;
entonces comenzó a sospecharse que el niño había sido asesinado en
otro lugar y no en esos contornos. El pueblo comenzó a acusar a
Paquito Jiménez, un rico burgués y político de Ciego de Ávila, de la raza
blanca, dueño de la colonia donde apareció el cuerpecito, de ser el
autor intelectual del crimen. Se conocía que en su casa se practicaban
ceremonias de brujería y se dijo más, algo muy grave, que la sangre y el
corazón del niño se guardaron en el refrigerador de su vivienda, en un
cuarto grande a la entrada, de limitado acceso, donde —dicen— había
una gran Santa Bárbara. Siempre he escuchado eso y creo que también
lo ratificarán todas las personas que sean entrevistadas en Ciego de
Ávila. El pueblo nunca se equivoca y «cuando el río suena, es porque
agua trae». 13
Después de los funerales del niño comenzó a afianzarse un murmullo
generalizado, a todas voces, de las posibles causas del asesinato y el miedo se
apoderó de los pobladores del batey del central Stewart y de su pueblecito cercano:
el Quince y Medio. El siguiente testimonio así lo corrobora:

El pavor dominaba las calles del batey y todos sus rincones. Cundía el
miedo. Muchos vecinos cerraron sus casas. Circulaba un rumor cuyo

97
nombre era «brujería» y donde quiera que se oía esa palabra la gente
hacía la señal de la cruz, rezaban implorando protección para sus hijos.
Fueron días terribles, muy difíciles para las familias y los niños. Casi en
todos los hogares se encendían velas implorando a la Virgen de la
Caridad con el ánimo de alejar el maleficio y la práctica canallesca. Los
vendedores de amuletos y azabaches hicieron la zafra, mientras la
iglesia se llenaba durante la celebración de la misa dominical. Se
hicieron infinidad de promesas, se clamaban oraciones contra los
ensalmos y brujos; cuando caía la noche la angustia se hacía mayor y
por mucho tiempo no se veía a casi nadie a esas horas en el parque, el
cine o deambulando por la carretera que conducía al Quince y Medio.
Los niños eran llevados a la escuela y regresados al hogar en
compañía de algún familiar o vecino. Los circos, caballitos y otros
espectáculos por mucho tiempo sintieron la ausencia de público.
Fueron momentos muy traumáticos para la población, sobre todo para
las madres al ver peligrar la vida de nuestros hijos por una perversa
practica aborrecible, absurda, cobarde e inmoral que nada tiene de
piedad, de bien, y sí mucho de maldad, contraria a los principios de la
religión cristiana.14

Trascendental testimonio
Alfredo Viviano Moreno Pujalte tiene en la actualidad setenta y ocho años de edad
(2011). Hombre de probada conducta ciudadana, accedió con la humildad que lo
caracteriza a brindar su testimonio en torno al caso:
Mi padre, Alfredo Moreno Moreno, compró la colonia Dos Hermanos
en la década del ′ 40 del siglo pasado. La finca tenía unas doce
caballerías de tierra y molía sus cañas, unas 300 000 arrobas, en el
central Stewart, llamado después Venezuela. El batey no era muy
grande, unas ocho o diez casas a lo sumo, incluida la de nuestra familia.

98
Había un barracón que se utilizaba para albergar a algunos macheteros
en la época de zafra. Sólo dos haitianos cortaban caña en la colonia,
hombres muy trabajadores, afables, queridos por todos nosotros.
Sobre 1950 papá autorizó a la familia Tápanes Martínez para que
construyeran un bohío en la finca y les brindó trabajo. Eran gentes
respetables, muy laboriosas.
Cuando ocurrió el secuestro y asesinato del niño yo tenía
veintitrés años y en mi memoria quedaron grabadas para siempre, las
incidencias ocurridas, el tremendo impacto ocasionado en el seno de la
población y en toda mi familia por tal acto de barbarismo y crueldad.
Yo vivo convencido de que el móvil del crimen fue la práctica de
brujería, brujería del mal, donde corrió escondido mucho dinero de
gente poderosa, blancos, que con su influencia obstaculizaron y
apagaron la voz de la justicia. Yo moriré con ese convencimiento
porque otra lógica no cabe en mi cabeza, ni cupo en la de mi padre, una
de las personas que más se preocupó y luchó por esclarecerlo todo. Así
piensa el resto de mi familia y mucha, pero mucha gente.
Por ser mi padre el dueño de la colonia, hombre honesto a toda
prueba, las autoridades civiles y militares fueron atendidas por él en
nuestra propia casa, donde almorzaban y recibían atenciones. Vinieron
especialistas muy afamados desde La Habana, expertos en cuestiones
criminales del Servicio de Inteligencia Militar y del Gabinete Nacional
de Identificación. El viejo sostuvo largas conversaciones con dos de
ellos, Grabiel Vega y Montelongo, ambos investigadores. Un día,
mientras almorzaban, él les preguntó: « ¿Por qué un niño de esta
colonia y no otro de los cientos que andan por las calles de pueblos y
ciudades?»
Yo escuchaba de cerca y a su pregunta respondió Vega con los
siguientes argumentos: «Mire, Moreno, dentro de las reglas de los

99
practicantes de sacrificios rituales de personas, existe una forma mágica
a través de un juego con las manos y los dedos, derivándose algo así
como un abecedario; al unir las letras surge entonces el nombre de la
víctima, casi siempre un niño o niña de la raza blanca y todo parece
indicar, en este caso que correspondió al nombre Emilio».
Cuando oí aquello los pelos se me pusieron de punta y sin
pensarlo dos veces eché a correr para la casa del padre de Emilito y le
pregunté si alguna persona había estado días antes por la colonia o por
su casa averiguando el nombre de los niños. Meditó unos minutos y
cuál fue mi asombro cuando escuché una respuesta afirmativa.
Recordaba a un jamaicano llamado José, residente en el barrio de
Corea, en la ciudad de Ciego de Ávila quien hacía carbón en los montes
circundantes a la colonia. Comentó de su llegada al bohío días atrás del
secuestro en tono amistoso, pidiendo agua y mientras conversaba
preguntó cómo se llamaban los pequeños, poniendo una de sus manos
en la cabecita de cada uno cuando se les mencionaba, acariciándoles
levemente el pelo, tanto a hembras como a varones y que antes de
marcharse le regaló una pelotita de caucho para que tuviera suerte,
pero como él no creía en nada de eso, inmediatamente la botó para el
patio.
No podía creer lo que estaba oyendo. Salí disparado para el
cuartel de la Guardia Rural del central y conté lo sucedido.
Inmediatamente, con una pareja de soldados, montamos en un jeep con
dirección a Ciego de Ávila con el fin de arrestar al referido jamaicano.
Así se hizo, pero cuando regresábamos con el preso al batey del
ingenio, algo llamó nuestra atención: un automóvil marca Cadillac
negro, de último modelo, nos pasó a toda velocidad cerca del poblado
de Carolina, es decir, antes de llegar a nuestro lugar de destino. Pero
mayor fue la sorpresa cuando, poco después, sin interrogar ni levantar

100
acta, sacaron al jamaicano de la celda del cuartel y lo montaron,
coincidentemente, en el mismo carro que habíamos visto en el viaje de
regreso, ahora parqueado cerca del recinto militar. ¿Qué significaba
aquello? Me pregunté a mí mismo y a las autoridades allí presentes,
pero nadie brindó una respuesta, todo fue un misterio hasta los días de
hoy.15

Una pausa inesperada interrumpe el interesante testimonio, el silencio se


apodera de la sala de la vivienda de quien fue también un destacado pelotero, pero
vuelve a la carga:
Hay algo más, también muy confuso que por sus coincidencias
llamó poderosamente la atención de mucha gente, incluida la mía,
originando comentarios muy graves.
Resulta que días antes del secuestro del niño se apareció de
incógnito en la casa de Francisco Jiménez, alías Paquito, en la ciudad de
Ciego de Ávila, quien vivía al lado del hotel Santiago Habana, entonces
en construcción, el cocinero del jefe del Ejército Constitucional general
16
Francisco Pancho Tabernilla, figura de primer orden de la tiranía y
amigo personal e íntimo de Fulgencio Batista. El hombre era conocido
en La Habana como brujero de los malos, palero judío por demás. Se
cuenta que Jiménez fue su anfitrión durante varias horas y sostuvieron
una larga conversación en la propia vivienda, después el personaje
marchó a La Habana.
Coincidentemente, en rara casualidad, en ese mismo tiempo fue
desahuciado por la ciencia médica por grave enfermedad, creo
leucemia, el conocido político Carlos Saladrigas 17 figura muy
prominente en la política cubana de aquellos años.
Francisco Batista y Zaldívar, conocido por Panchín, hermano de
Fulgencio, era en ese tiempo el Gobernador de La Habana y a su vez

101
presidente del Partido Demócrata, el mismo clan que dirigía aquí el
avileño Francisco Jiménez. Es decir, eran amigos, conocidos aliados que
compartían similares ideas políticas junto a Saladrigas.
Como puedes ver son muchas las casualidades, no puedo
asegurar nada sin pruebas, pero son cosas que llamaron poderosamente
mi atención, también de otras personas, una tela enmarañada de la que
puede sobresalir un hilo conducente a zafar el nudo.
Para ponerle la tapa al pomo, el investigador Vega le dijo
confidencialmente a mi padre cuando la investigación comenzó a dar
los primeros destellos: «Moreno, por fuerzas ajenas a mi voluntad,
fuerzas mayores, tengo que retirarme del caso, pero sigo manteniendo
el criterio de que el niño fue asesinado con fines de brujería. Muchas
gracias por todas las atenciones que Usted nos ha dispensado». Más
nunca supimos de él.18
¿Qué fuerzas ajenas impidieron al investigador continuar con el caso? ¿No
habían sido enviados, según la prensa, por el propio Presidente Batista para
esclarecer los hechos? ¿Qué se escondía detrás de aquella actitud, de un hombre
aparentemente humano, profesional y capaz? ¿Acaso la visita del cocinero de
Tabernilla a Francisco Jiménez, reconocido político local, hombre de negocio y
fortuna, vinculado con el régimen de turno, tenía algún nexo con el sacrifico del
niño para pretender salvar la vida del político Saladrigas? ¿Por qué el pueblo acusaba
a Jiménez de ser el autor intelectual del macabro hecho? ¿Por qué la prensa lo acosó
y emplazó públicamente? ¿No es acaso significativo que el cuerpecito sin vida del
menor haya aparecido en una finca propiedad de los Jiménez?
Las palabras testimoniales de un hombre de la calidad humana del
entrevistado constituyen un componente motivador ante la necesidad de una
investigación más profunda, por su trascendencia y las figuras comprometidas en el
caso.

102
Silencio ante el reclamo de justicia
Un momento de honda significación y duelo popular lo constituyeron las honras
fúnebres del menor. Los padres mandaron a buscar al periodista Alfonso Server a
Ciego de Ávila para que presidiera la conducción de la osamenta al cementerio del
Quince y Medio. Caminaron ocho kilómetros desde la casa mortuoria hasta el
camposanto. En todo el trayecto cientos de mujeres, niños, jóvenes y pueblo en
general pedían justicia. Era un acto imponente, triste, aunque los gritos de reclamo
se perdieron entre el silencio y el vaivén de los verdes cañaverales.
Las palabras de despedida de duelo fueron pronunciadas por el venerado
maestro de la localidad Pastor Águila Juvier quien, en sentido mensaje, condenó el
monstruoso crimen, clamando, además, por la equidad de las autoridades ante la
necesidad de un esclarecimiento inmediato que pusiera al descubierto al autor o
autores de tan aborrecible transgresión social.
Viejos vecinos de Ciego de Ávila y del central Stewart recordaban en aquella
tarde luctuosa otro acontecimiento análogo y pretérito, el de América Luisa
González.
Tal fue la conmoción popular que despertó el asesinato del guajirito que una
avileña, Carmelina Ruiz Panelas, conocida como «La poetisa sentimental», con el
apoyo del periodista e investigador Alfonso Server Rondón y del legislador Juan
Caballero Brunet, dejó para la posteridad un libro en décimas, donde se narra en
detalles el suceso. En la dedicatoria escribió:
Como mujer y como madre, siento en lo más íntimo de mí ser, la
horrible tragedia que está viviendo la madre de Emilito Tápanes
Martínez, he querido volcar en humildes décimas campesinas, toda la
ternura, todo el dolor, y a la vez, toda la indignación que tan
monstruoso hecho me ha inspirado, tejiendo en ellas, los más
sobresalientes pormenores, los más destacados detalles publicados por
la Prensa.

103
Inspirada, pues, en esa desgarradora tragedia que tanto ha
conmovido al noble pueblo cubano, he escrito este modesto libro de
décimas, que a ti, «Madre Mártir», dedico de todo corazón.19

En la palestra pública
El 26 de octubre de l956, estando en la palestra pública el señor Francisco Jiménez, a
quien el índice popular señalaba como presunto autor intelectual del crimen del
niño, declaraba al diario avileño El Pueblo:
Pretenden perjudicarme en mis actividades políticas como líder del
Partido Demócrata en Ciego de Ávila, pero aclaro que mi denuncia de
chantaje periodístico no implica a periodistas locales, que no he
entregado dinero a persona alguna, y que tengo la conciencia tranquila.
Pero si estoy dispuesto a contribuir a la colecta para sufragar gastos de
investigaciones o recompensas a quien ofrezca una pista sobre ese
hecho tan doloroso del niño Tápanes.20

Otras eran las versiones que corrían de boca en boca como se testimonió
anteriormente. Gran sensacionalismo causó el rumor de que una de sus criadas
apreció en el congelador manchas de sangre y restos de tela, presumiblemente de un
pulóver. Curiosamente entre los restos encontrados de Emilito apareció sólo un
pedazo del pulóver amarillo que vestía el día del secuestro y un tenis pertenecientes
a uno de sus hermanos, de una medida mayor al de sus pequeños pies.
A pesar de los murmullos populares y las denuncias públicas, las autoridades
se mantuvieron en silencio porque, como todo hace indicar, la justicia fue comprada
con grandes fajos de billetes, a pesar de la presencia de afamados investigadores del
Cuerpo del Ejército Constitucional y del Gabinete de Química e Identificación.
El siguiente testimonio, extremadamente delicado por sus implicaciones y
consecuencias familiares y sentimentales, arroja más incertidumbre sobre el caso.

104
Después del suceso algunas personas comentaban en el batey que el
padre de Emilito comenzó a tener una vida distinta, en su forma de
vestir, en las apuestas de dinero que hacía en la valla de gallos. Que
Dios me perdone, yo no creo en esos «cuchicheos», no concibo que él
haya estado implicado en el asunto, pero la gente lo murmuraba entre
dientes. Recuerdo que también al abuelo del niño lo llevaron preso
porque una persona dijo, creo que un espiritista o santero, que él sabía
dónde estaban los restos de Emilito y estuvo dos días detenido en el
cuartel de Ciego de Ávila por sospechoso, pero al final lo soltaron.
¡Cómo podrían haber hecho una cosa así, tan brutal, tan inhumana! Sin
pruebas no se puede asegurar nada, la gente es del carajo…, pero bueno
la vida está llena de sorpresas. Sí recuerdo que la madre de la criatura,
gracias a la caridad pública, tuvo que ser ingresada y atendida en La
Habana por especialistas en Psiquiatría para contrarrestar el duro
golpe, perturbador de sus facultades mentales. No era para menos. 21
Finalizando el año 1956 publicaba el diario El Pueblo:

Se investigará la muerte del niño Emilito Tápanes


La causa por el asesinato del benjamín Emilito Tápanes Martínez, se
nos acaba de informar que ha sido devuelta por la Audiencia a su
Juzgado de origen para que se practiquen nuevas investigaciones (…)
Los tribunales parece que quieren se haga luz en el crimen de Emilito
(…) Nuestras exhortaciones a las autoridades para que se aclareciera la
verdad han resultado inútiles. Desde el pasado jueves se hizo cargo de
la causa iniciada con la muerte del niño el Dr. Nicasio Pérez Gómez,
Juez de Instrucción de la ciudad de Morón, nombrado Juez Especial
para actuar en la misma. Dicho letrado será auxiliado por el Dr.
Naranjo, Secretario del Juzgado y designado por la Audiencia para ese
cargo.21

105
Lo cierto es que la Causa 61 de 1956 del Juzgado de Instrucción de Ciego de
Ávila por el rapto y asesinato de Emilito Tápanes Martínez, a pesar de la presencia de
especialistas de alto nivel y otras reconocidas autoridades judiciales actuantes en el
caso, de los reclamos de justicia de sus seres queridos y el pueblo o de las aparentes
preocupaciones del Presidente de la República y la Primera Dama, quedó en
tinieblas, mientras la revista Bohemia, en su resumen de l956, consideró el crimen
del niño avileño entre los hechos de sangre más trascendentales ocurridos en Cuba
durante ese año.

106
Notas y referencias

1
El Diferencial Azucarero fue una demanda salarial conquistada por los trabajadores azucareros en los
tiempos de Jesús Menéndez. En 1955 el régimen de Batista pretendió suprimirlo y los obreros se
lanzaron a la huelga con el apoyo de los estudiantes y otros sectores del pueblo. El régimen se vio
obligado a pagar, aunque en parte, lo que legalmente correspondía a los azucareros por la venta de la
zafra.
2
Sicarios repudiados por el pueblo avileño dada la actuación pública caracterizada por la prepotencia,
corrupción, abusos, crímenes y atropellos. Después del triunfo de la Revolución fueron condenados
por los Tribunales Revolucionarios.
3
Entrevistas realizadas en el central Venezuela a Raúl Tápanes Martínez (fallecido) hermano de
Emilito. Octubre de l984 y diciembre de 1985.
4
Leopoldo Pérez Coujil. Antes del 10 de marzo de 1952 alcanzó el grado de capitán. Por su
participación en el cuartelazo fue ascendido ese día a coronel. Ocupó diversas responsabilidades en el
ejército, dentro de ellas, jefe de Regimiento de la Guardia Rural en varias provincias del país;
vicepresidente Ejecutivo del Buró de Represión de Actividades Comunistas (BRAC); Jefe del Servicio
de Inteligencia Militar (SIM). En los momentos que se produce el asesinato de Emilito Tápanes era
Jefe del Regimiento Agramonte de la provincia de Camagüey. Estuvo considerado dentro de la
oficialidad élite del régimen batistiano. En 1958 fue uno de los principales responsables de la masacre
de Pino Tres, donde fueron asesinados varios integrantes de la Columna 11 «Cándido González» del
Ejército Rebelde. Operó como jefe militar contra las columnas invasoras de Camilo y Che a su paso
por territorio avileño. Huyó de Cuba junto a Batista en enero de 1959.
5
Se hace oportuno realizar una curiosa observación: en los rituales del calendario mexica (azteca)
aparece el nombre Atlacacauallo, que en su equivalente gregoriano corresponde al espacio que corre
desde el 2 de febrero al 2l del propio mes, período destinado en aquella época a los sacrificios de niños
en diversos montes con el ánimo de extraerles el corazón y realizar antropofagia ritual, ofrecida para
calmar a tres de sus deidades; también corrían la misma suerte los prisioneros capturados en acciones
de guerra.70 Introducimos la cita porque en ese período de tiempo, coincidentemente, se produjo el
asesinato del niño avileño.

6
Bernardino Sahagún (1558) Historia general de las cosas de la Nueva España. Libro II, texto en la
página web Arte - Historia, Junta de Castilla y León. Cada capítulo incluye la descripción de las
ceremonias de un mes.

7
Periódico El Pueblo. Ciego de Ávila, 11 de febrero de 1956. p.1. Colección de la Biblioteca Provincial
Roberto Rivas Fraga.

107
8
Periódico Ataja. La Habana, 12, 13 y 14 de febrero de 1956. p1. Archivos del autor.
9
Ibídem.
10
Ibídem.
11
Periódico La Región. Ciego de Ávila, 16 de febrero de 1956. p1. Colección de la Biblioteca Provincial
Roberto Rivas Fraga.
12
Periódico El Pueblo, Ciego de Ávila, 8 de marzo de 1956. p1. Colección de la Biblioteca Provincial
Roberto Rivas Fraga.
13
Entrevista realizada al señor Miguel Rosell en su domicilio del central Venezuela, 28 de septiembre
de 2000.
14
Entrevista realizada a la señora Asunción Álvarez Álvarez en su domicilio del central Venezuela, 8
de mayo de 1980.
15
Entrevista realizada al señor Alfredo Viviano Moreno Pujalte en su domicilio en la ciudad de Ciego
de Ávila, 2 de junio de 2008.
16
Francisco Tabernilla Dolz: Nació en La Habana, el 28 de enero de l888. En 19l7 ingresó como cadete
en el Ejército. En 1945 fue retirado con el grado de General de Brigada por el gobierno de Ramón Grau
San Martín. Por su participación en el golpe de estado dado por Batista el 10 de marzo de 1952, ese día
fue ascendido a Mayor General. Ocupó diversos cargos, entre ellos, Jefe del Estado Mayor del Ejército
y a partir de 1957 asumió el mando de Jefe del Estado Mayor Conjunto.
17
Carlos Saladrigas. Controvertida figura política de la Cuba republicana. Ministro de Estado.
Candidato a la presidencia de la República en las elecciones de 1944. Líder del ABC en la lucha contra
Machado. Senador por la provincia de Pinar del Río del Partido Demócrata, la misma organización
política en la que militaba su amigo el avileño Francisco Jiménez. El Partido Demócrata formó
coalición con el PAU (Partido de Batista) y otros para apoyar al sátrapa. Desahuciado por la ciencia
médica falleció en su residencia ubicada en Marianao, La Habana, el domingo 15 de abril de 1956,
víctima de una larga y penosa enfermedad que lo mantuvo alejado de sus funciones durante muchos
meses. El cadáver fue tendido en el Capitolio y el sepelio efectuado en la tarde del lunes 16. Murió tres
meses después del secuestro y asesinato del niño Emilito Tápanes.
18
Entrevista realizada al señor Alfredo Viviano Moreno Pujalte en su domicilio de la ciudad de Ciego
de Ávila, 2 de junio de 2008.
19
Periódico Revolución. La Habana, 20 de abril de 1959. Archivos del autor.
20
Carmelina Ruiz Panela: La trágica muerte del niño Emilito Tápanes Martínez. Texto poético editado
en Ciego de Ávila, julio de 1956. Archivos del autor.
21
Periódico El Pueblo. Ciego de Ávila, 26 de octubre de 1956. p.1. Colección de la Biblioteca Provincial
Roberto Rivas Fraga.
22
Entrevista realizada ¿ a quién? en su domicilio del central Venezuela, 14 de diciembre de 1999.

108
23
Periódico El Pueblo, Ciego de Ávila, 18 de diciembre de 1956. p1. Colección de la Biblioteca Provincial
Roberto Rivas Fraga.

109
III. VISTAZO DESDE LA ACTUALIDAD
OPINIONES DE UN INVESTIGADOR AVILEÑO

Una de las salas del Museo Provincial de Ciego de Ávila está dedicada a las religiones
afrocubanas, principalmente a las dos más importantes reglas practicadas en nuestro
país y la región, en la que se muestran diversos exponentes de ambas adoraciones.
El hecho nos llevó a la institución con el ánimo de recoger opiniones y
conocer de cerca las valoraciones de los especialistas. Para el museólogo e
investigador avileño Lic. Pedro Evelio Linares el tema de los sacrificios con fines
religiosos resulta controvertido:

No puede hablarse de manera absoluta de la inexistencia de los


sacrificios humanos; casos se conocen, algunos registrados
documentalmente por la prensa que apoyan esta aseveración.
Ahora bien, no parece que el sacrificio sensible sea una
característica definitoria de estas religiones, aunque es muy posible que
al igual que ocurrió en numerosas culturas, la muerte de personas haya
sido reverente en sus orígenes. Las prácticas del sacrificio humano
parecen ser casos de excepción […]. En el caso de Cuba ténganse en
cuenta que la mayor parte de los procesos conocidos tuvieron lugar
durante la República, en la que existían tantos analfabetos y muy bajo
nivel cultural, lo que unido a las realidades socio-políticas de esta época
pudieron muy bien, provocar una incorrecta asimilación de las esencias
verdaderamente notorias de estas religiones, y en consecuencia,
adulterar sus principios con practicas tergiversadas.1

Una voz autorizada

110
Ada Mirtha Cepeda, investigadora, profesora y estudiosa de la cultura afrocubana y
caribeña, presidenta de la UNEAC en Ciego de Ávila, respondió gentilmente un
cuestionario sobre algunos de los temas tratados en el libro y he aquí sus respuestas.

Pueden existir 32 años de diferencia entre un hecho y el otro, pero la


situación política es candente en las dos etapas y los resultados
económicos y sociales casi idénticos, con un racismo y una fuerte
discriminación hacia los haitianos a los que se les veía como
usurpadores del trabajo que les correspondía a los cubanos. ¿Por qué
las prácticas religiosas, en este caso el vudú, que es la religión popular
de los haitianos tienen que ser las responsables de los asesinatos de
ambos niños y no otros factores sociales que querían a toda costa sacar
a los inmigrantes antillanos de nuestro país?
La prensa era sensacionalista y con poder muy respetable, con
muchos periodistas que buscaban dinero extra que los ayudara a vivir y
por ello escribían con el interés de quitar las miradas de la situación
política y económica del país y en este caso de Ciego de Ávila que,
como parte de la provincia de Camagüey, se rebela contra la
sacarocrasia y sus fuerzas intermedias.2

Refiriéndose a las prácticas religiosas haitianas añade:

En todo proceso de la Cultura Popular Tradicional hay un factor


determinante: el contexto que es el que dicta la dinámica de su
creación, actuación y participación. Por ello el vudú de Cuba no puede
ser como el haitiano. El practicado en nuestro país tiene especiales
condiciones por cuanto se hacen sus prácticas en un contexto en el que
interactúan otras religiones populares. En Haití hay otras dinámicas
que son diferentes a las cubanas. Hay que considerar que el vudú no

111
viene escrito en ningún libro, viajó en el pensamiento de los emigrantes
que primero tuvieron que luchar con los factores de su lugar de
ubicación y con los cubanos que estaban a su alrededor, aunque hay
una rama del vudú llamado Petró que es la más fuerte y que se dice
nació en el Oriente cubano y de ahí viajó a Haití. El complejo haitiano-
cubano no contempló, como ninguna de las religiones de base
africanas, el sacrificio humano, ya que esta ancestral ofrenda tuvo
regulaciones, primero por la Iglesia católica y luego por las leyes
españolas.3

Sobre los posibles sacrificios humanos en la Regla Palo Monte apunta:

En los ejercicios de Palo Monte los sacrificios ocupan un lugar central


porque estos son ofrendas que equivalen a fuerzas, que dan potencia a
la entidad a los que se les dedica. En rituales prehistóricos localizados
en distintas latitudes del mundo, comerse a una persona ofrecida a las
fuerzas supremas constituía un acto de amor; en los sacrificios de base
conga sucede lo mismo, solo que se sustituye el ser humano por un
animal.4
No todos los calderos, cazuelas o prendas son ngangas, es decir que no
todos son centros de fuerza mágicas porque no todas cumplen con los
requisitos de poseer restos humanos en virtud de un pacto, alianza o
acuerdo y los huesos del esqueleto de quien en vida fuera alguien; de no
mediar el pacto carece de significado mayor. Estos restos humanos
depositados en la nganga no son debido a ningún asesinato, ni
resultado de ningún robo. Esos huesos se encuentran ahí por la propia
voluntad del difunto al cual pertenecían y, de hecho, siguen y seguirán
perteneciendo; si se han movido de la tumba en la que yacían, ha sido
en razón de un pacto o arreglo establecido entre el propio muerto y el

112
palero Tata, tomándose algunos huesos como puede ser el cráneo, la
mandíbula inferior o determinadas falanges de los dedos de las manos o
alguno de la tibia de las piernas que son escogidos según la
personalidad que tuvo el ser vivo.
Así las mejores nfumbis para poner en el caldero serán las
personas que mueren sin familia, sin descendencia o parentesco que los
reclame, gente con notable déficit de cariño, comprensión y ternura,
vidas transcurridas en precariedad y sufrimientos, presidiarios,
bandidos, delincuentes perseguidos con saña y entre ellos,
preferentemente, los que hayan muerto de forma violenta porque ese
nfumbi recibirá del palero lo que en vida no pudo recibir.5

Los conceptos del bien y el mal han sido causa de numerosos debates
religiosos. Muchas culturas y mitologías personifican el mal, como Satanás en el
cristianismo y otros describen a los espíritus y demonios malvados como los
incitadores de los actos de maldad.

Al respecto Ada Mirtha opina:

Un caldero o nganga puede ser especializado en lo dañino aunque


mantenga su capacidad para actuar en sentido del bien. El terreno del
demonio en Palo Monte puede llamarse Lukankasi, Kadenpembe o
Lucero, esta última denominación es la más generalizada,
fundamentalmente en la parte oriental del país. Lucero vive en los
árboles, hay tantos como árboles distintos existen en los montes
cubanos, sin embargo siendo muchos, es uno.

Es necesario decir que los trabajos llevados a cabo con la


intención de dañar son casi siempre a distancia. Se puede matar a una
persona sin tocarla siquiera, sin darle veneno alguno y, según ellos, este
ejercicio lleva implícito la impunidad contra el palero que mata a través
de esta acción al que no puede aplicarse operación policial o legal

113
alguna o al menos así lo creen ellos, porque no hay acción material, ya
que lo que trabaja es la fuerza del fundamento.

Dentro del Palo Monte existen tres variantes: Mayombe,


Vriyumba y Kimbisa, las que se presentan dentro del ámbito de los
ejercicios congos, aspectos formales diferenciados. El Mayombe no
incorpora al nganga el crucifijo, lo utiliza como apariencia a la hora de
trabajos, ya que se afana por los caminos del daño con la misma
propiedad que por los caminos del bien. Esta variante tiene la
posibilidad de enviar un mpungo para realizar trabajos maléficos. En los
sacrificios del Palo Monte Mayombe, el gato sustituye al niño o en otras
variantes de práctica; el felino se introduce en una vasija con agua
hirviendo, se mantienen ahí hasta que muere y la piel y la carne se
tornan fáciles para el desollamiento, se separan los huesos y el Tata,
asomado a un espejo, va mordiendo hueso a hueso mientras contempla
su imagen hasta que uno de los elementos óseos chille.

Aunque en Cuba no estuvo nunca permitido el sacrificio


humano, se debe considerar la particularidad de estas religiones
populares que consisten en la realización de ceremonias y ritos de
índole muy familiar, aunque en lo general se realicen las que obedecen
a esa denominación.

Como parte de la Cultura Popular estos sistemas religiosos están


sujetos a las condiciones naturales de vida y muerte y por ello se
pueden encontrar, como en otras esferas, las aberraciones.6

114
Dictamen de forenses avileños
La medicina forense, también denominada medicina legal, jurisprudencia médica o
medicina judicial es una rama de la medicina que determina la causa de muerte
mediante el examen de un cadáver. Estudia los aspectos médicos derivados de la
práctica diaria de los tribunales de justicia, donde actúan como peritos, es decir, es el
vínculo que une al derecho y a la medicina, proporcionando conocimientos para el
asesoramiento, perfeccionamiento y evolución de las leyes; tiene un profundo
compromiso con valores ético-deontológicos, básicos del ejercicio profesional.

Como es una ciencia basada en la evidencia, no admite como verdad lo que no


sea probado, ordenándose de lo sencillo a lo complejo, enumerando, no omitiendo
nada. Los médicos legistas están capacitados para realizar múltiples diligencias entre
las que destacan: determinación de las causas, mecanismo y manera de la muerte
cuando estas son de origen violento. En la investigación [derecho penal] la actuación
del médico forense es esencial.

Estas y otras razones motivaron la necesidad de obtener desde la actualidad la


opinión de médicos forenses avileños en lo relacionado con el dictamen practicado
en 1924 al cadáver de la niña América Luisa González, los que amablemente
accedieron a la petición formulando el siguiente informe:

En el Servicio Provincial de Medicina Legal de Ciego de Ávila se reunió


un colectivo de especialistas y residentes de Medicina Legal integrado
por: Dra. Miladys González Guerra, Dra. Norma Burgos Suárez, Dra.
Adolfina Reyes Díaz. Dra. Valia Pérez Pérez, especialistas de 1er Grado
en Medicina Legal, así como la Dra. Dairys Álvarez Casas, residente de
3er año de Medicina Legal y la Dra. Aidelys Del Risco Rodríguez,
residente de 2do año de Medicina Legal.

Luego de analizar el documento aportado consistente en


Dictamen forense de la necropsia practicada al cadáver de la niña

115
América Luisa González en Ciego de Ávila que data de marzo del 1924,
pudimos realizar las siguientes consideraciones:
1. Es importante señalar que el dictamen de necropsia fue
emitido en el año 1924 cuando aún en nuestro territorio no se contaba
con médicos especialistas en Medicina Legal, lo que explica las
irregularidades en su estructura.
2. De forma general la estructura del dictamen no es la misma
que actualmente realizamos y nos resulta algo incompleto, lo que
finalmente limita la posibilidad de esclarecer los objetivos que persigue
la necropsia médico legal y que son:
 Realizar o confirmar el diagnóstico de la muerte.
 Determinar la data de la muerte.
 Determinar las causas de muerte.
 Determinar las circunstancias en que ocurrió la muerte.
 Determinar la etiología médico legal, es decir si la muerte
ocurrió a causa de un accidente, un suicidio, un homicidio, aún se
encuentra por investigar.
3. En el exterior del cadáver sólo se describen los signos de
violencia, se omite el estudio del vestuario que ofrece múltiples
evidencias en la investigación, que van desde la confirmación de la
identidad de la occisa, hasta la posible presencia de manchas de
cualquier naturaleza, desgarros recientes, etc., que nos aportarían
mucho sobre la forma en que se produjo la muerte de la niña.
4. En la descripción de las heridas hubiese sido muy importante
que se refirieran a la vitalidad de las mismas, pues esto nos aclararía en
el orden que fueron provocadas, o si por el contrario se produjo la
muerte y luego se realizaron los diferentes cortes en el cuerpo de la
niña; tampoco se correlacionan las lesiones externas con las internas, lo

116
que nos hablaría a favor del trayecto de cada lesión realizada en el
exterior del cadáver.
5. Describir los órganos que fueron encontrados hubiese sido de
gran valor para determinar la causa de muerte de la niña, y el tiempo
de supervivencia a estos signos de violencia.
6. No obstante con los aspectos que nos aportan pudimos
concluir:
 Que la niña al ser encontrada estaba en estado de
putrefacción.
 Que al parecer las heridas que presentaba fueron producidas
con un arma blanca.
 Que por la localización de las heridas inferimos que fueron
elegidas estas regiones con el fin de eliminar volumen sanguíneo, pues
son zonas de fácil acceso a vasos sanguíneos importantes.
 Que existen sobre el cuerpo lesiones que nos hablan a favor
de métodos de tortura o ensañamiento.7
De la valoración anterior sobresalen aspectos que llaman la atención: el
conocimiento del autor del hecho sobre los puntos más vulnerables del organismo
humano con el fin de eliminar volumen sanguíneo y las lesiones practicadas sobre el
cuerpo de la menor que hablan a favor de métodos de alevosía, premeditación
conocida y ensañamiento, es decir, formas en la ejecución que tienden directa y
especialmente a asegurarla, sin riesgo para el agresor que proceda de la defensa que
pudiera hacer la víctima, aprovechando la particular situación de desvalimiento e
indefensión del agredido, frialdad de cálculo en la ejecución y una perseverancia en
la voluntad antijurídica representada por una decisión permanente, un lapso
temporal entre la resolución y la ejecución del delito.
Se desprende, además, el aumento de forma deliberada e inhumana del dolor
causado, tanto por la intención como por el objetivo de incrementar el sufrimiento

117
prolongando la agonía o actos realizados sobre el cadáver con posterioridad a la
muerte.
El daño se pudo causar de varias formas: mediante golpes, rotura de huesos,
desgarros musculares, castración, aplastamiento, cortes, desfiguración, quemaduras,
aplicación de temperaturas extremas, baños con substancias químicas entre otros
martirios; se supone entonces que tanto la pequeña como el menor sufrieron de
tales aberraciones delictivas y condenables en grado extremo.
Lo cierto es que la verdad sobre los asesinatos de ambos niños quedó en
penumbras, envuelta en un manto de sospechas, conjeturas, suposiciones, teorías,
incluso temores y recelos; aunque la opinión del pueblo e insinuaciones de la prensa
afirmaban que fue apagada y neutralizada por el poder y el dinero, al parecer pagado
a desequilibrados, fanáticos exaltados por credos personales basados en el sacrifico
humano, mientras los inconsolables familiares sufrieron en silencio la irreparable
pérdida ante crímenes sin castigo.

118
Notas y referencias

1
Entrevista realizada en el Museo Provincial coronel Simón Reyes Hernández de Ciego de
Ávila el 23 de enero de 2011.
2
Entrevista realizada a la especialista Ada Mirtha Cepeda mediante cuestionario en el mes de octubre
de 2011.

3
Ídem

4
Los druidas, sacerdotes célticos, los practicaban. Y eran rubios. (Nota de la editora).
5
Entrevista realizada a la especialista Ada Mirtha Cepeda mediante cuestionario en el mes de octubre
de 2011.

6
Informe rendido a petición del autor por el Servicio Provincial de Medicina Legal de Ciego de Ávila, 1
de noviembre de 2011.

119
Anexo l
Aclaración necesaria
El concepto de Brujería manejado por Fernando Ortiz en sus primeras obras de
investigación, aplicado de manera indiscriminada a las creencias y prácticas mágico-
religiosas de origen africano en Cuba, fue rechazado más tarde por el autor,
atribuyéndole en parte su empleo, en el libro Los negros brujos, a la influencia del
uso corriente, pero indebido, de este vocablo. En tal sentido apuntó:
Dada la ignorancia general del asunto, la palabra brujería prevaleció
para significar la magia de los negros, y el vocablo hechicería, para la
magia de los blancos. Durante los siglos XVI y XVII fue precisamente
cuando toda España estaba más cundida de brujos y demonios. Hasta
un rey murió embrujado.
Lógicamente, pues, cuando en las Antillas, antes de acabarse
dicho siglo XVI, se comenzaron a descubrir ciertos ritos misteriosos de
los negros esclavos, con liturgias extrañas, con músicas exóticas, y con
canturreos inteligibles, se les aplicó el mismo vocablo de brujería que se
les aplicaba en España a los ritos análogos, perseguidos por la Santa
Inquisición.
En 1906 publiqué mi primer libro, un breve ensayo de
investigación elemental acerca de la supervivencia religiosa y mágicas
de las culturas africanas en Cuba, tales como eran en realidad y no
como aquí eran tenidas. Es decir, como una variación extravagante de
la brujería de los blancos, o sea de este milenario trato con los
demonios o malos espíritus, donde se daban las horribles prácticas de
las brujas de Europa, las cuales chupaban la sangre de los niños y
volaban montañas en escobas en los aquelarres de Zagarramurdi para
entregarse a las orgías más repugnantes con el gran cubro satánico,
quien en sus entrañas engendraban seres monstruosos, semihumanos y
semidemonios.

120
Fue suerte que ya en la primera investigación de la brujería en
Cuba y sus misterios, pudiéramos asegurar que aquí no había tales
vuelos de la aeronáutica diabólica y que la llamada brujería en Cuba era
sobre todo un complejo conjunto de religiones y magias africanas
mezcladas entre sí y con los ritos, leyendas hagiográficas y
supersticiones de los católicos y con las supervivencias del paganismo
precristiano que entre nosotros se conservan.»

Fuente: Nota al pie de Los negros brujos. Prólogo del Dr. Isaac Barreal. Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 2007, p.20. y Fernando Ortiz: Brujos o Santeras, en Estudios
Afrocubanos, pp. 87-88.

121
122
Anexo 2
ACTA DE DEFUNCIÓN DE AMÉRICA LUISA GONZÁLEZ

Ciudad de Ciego de Ávila, a una 1 p.m. del día 26 de marzo de 1924, el Sr. Felipe
Barón Maynat, juez municipal por designación por ante mí, Juan Gutiérrez Colina,
Secretario, dispuso la inscripción en este Registro Civil de la Defunción de América
Luisa González a virtud de mandamiento del Sr. Juez de Instrucción de este Partido:
en el sumario de este año nuevo ochenta y ocho que el mismo instruye por el delito
de Sustracción de menores y Asesinato de cuyo mandamiento y del certificado
médico acompañado expedido por los doctores Nicolás Barrios y Amador Romero
que le practicaron la autopsia por disposición judicial, constan las particulares
siguientes. Que la finada era hija de Arturo, de nacionalidad cubana: Que era de dos
años de edad, de raza mestiza, de esta naturalidad y vecina de la colonia
«Casualidad», en este término, la que falleció el día 19 del actual a consecuencia de
Hemorragia y que a su cadáver se le dio sepultura en el cementerio de esta ciudad.
Extendida la presente acta de defunción se archiva en este Registro Civil, el
certificado médico mencionado, devolviéndose el mandamiento con sus resultas y
certificación de la presente a su destino, se sella la presente con el de este juzgado y
la firma del Sr. Juez, por ante mí que lo Certifico. Felipe Barón.
Inscripción 128.
Certifico Felipe Barón

Fuente: Registro Civil de la Ciudad de Ciego de Ávila. Inscripción 128. Libro 1


correspondiente al año 1924.

123
124
Anexo 3
DATOS QUE APARECEN EN EL CERTIFICADO DE DEFUNCIÓN DE EMILITO
TÁPANES MARTÍNEZ

Juzgado de Instrucción de Ciego de Ávila.


Sumario 61 correspondiente al año 1956.
Mandamiento del Juez de Instrucción municipal Dr. Armando Cárdenas
Morales y actúa como Secretario Vicente Aragón Vera.
Emilio Tápanes Martínez, hijo de Pascual y de Paula, de tres años de edad.
No consta la hora ni la fecha de fallecimiento. Aparece la causa directa del
fallecimiento por síncope cardíaco y la indirecta, Homicidio por medio no
determinado.
Fue sepultado en el cementerio del barrio de Simón Reyes.
Fueron testigos en el mandamiento del Certificado del Juez de Instrucción los
ciudadanos Alfredo Moreno y José Rodríguez, vecinos de Jagüeyal y Simón Reyes,
respectivamente.
Asentado en el libro de Defunciones del Registro Civil de Ciego de Ávila, el 13
de febrero de 1956.

125
Fuente: Registro Civil de la ciudad de Ciego de Ávila. Libro de defunciones número 1
correspondiente al año 1956.

Anexo4

SÍNTESIS CRONLÓGICA DE LO PUBLICADO POR EL PERIÓDICO AVILEÑO


EL PUEBLO SOBRE EL SECUESTRO Y ASESINATO DEL NIÑO EMILITO
TÁPANES MARTÍNEZ DURANTE 1956

Lunes 6 de febrero
«Desde las dos de la tarde de ayer domingo desapareció del batey de la colonia Dos
Hermanos, del central Stewart, propiedad del señor Alfredo Moreno, el menor
Emilio Tápanes Martínez, de dos años de edad. Se teme que haya sido secuestrado
por personas dedicadas a las prácticas de brujería. La labor de búsqueda de las
autoridades es secundada por los vecinos de aquella zona»
Miércoles 8 de febrero
«Sin aparecer el menor. A pesar de la intensa búsqueda que realiza la fuerza
pública, secundados sus integrantes por los Exploradores y vecinos del lugar,
recorriendo toda la zona, no ha podido ser hallado el menor Emilito Tápanes,
desparecido de la colonia Dos Hermanos, central Stewart, desde el pasado domingo.
En horas de la mañana se rumoró que había sido localizado y cercado un cañaveral
cerca del batey de la Colonia, un individuo con quien se creía estaba el menor
Tápanes, pero más tarde se aclaró que no se había encontrado rastro alguno que
permitiera identificarlo con el secuestrador».
Jueves 9 de febrero
«Ciego de Ávila se vio invadida ayer por compañeros de Camagüey y La
Habana, en busca de noticias relacionadas con la desaparición del menor Emilito
Tápanes.

126
A medida que transcurren los días, aumenta la ansiedad del público en
relación con la desaparición del menor. La intensa búsqueda iniciada el domingo por
el teniente Luís Ramírez, jefe del puesto de Stewart, secundado por exploradores y el
pueblo en general, continua siendo dirigida ahora por el teniente coronel Antonio
Ramos Vila, Inspector Territorial del Ejército, el teniente Antonio Hernández del
SIR… sin que hasta el momento se haya logrado éxito alguno.
Han sido sometidas a investigación cuantas personas conocidas como
“santeros” en especial el individuo nombrado José Gutiérrez Villa, conocido por
Villita, de 62 años, de La Esperanza, que hace zafra en Stewart, de quien se afirma ha
participado en secuestros de niños en años anteriores».
Viernes 10 de febrero
«En relación con la desaparición del menor Tápanes, se ha podido conocer
que las autoridades han extendido la búsqueda hasta la costa sur, tratando de
encontrar alguna pista, se dice, y que, con motivo de los casos registrados en Minas y
Camagüey, se ha dispuesto una batida contra todos los individuos conocidos como
“santeros”. Además de Gutiérrez Villa, sometido a investigación como informamos
ayer, también se investigan los antecedentes del abuelo del menor, nombrado
Wenceslao Tápanes Rojo, de 75 años, y, como resultado de las investigaciones
realizadas ayer por el coronel Pérez Coujil, se encuentra detenido como posible
autor o cómplice, el nombrado Agustín Prombert, conocido como “El Jimagua”.
Terminada las investigaciones de ayer, el coronel Pérez Coujil regresó a Camagüey».
«Muerto a machetazos ayer, en una finca cercana a Minas, el menor Pedro
Salazar Pérez, de seis años de edad, cuando se dirigía de la escuela a su casa. Se
supone que haya sido víctima de brujos.
Continúa sin aparecer, además, el menor Eugenio González Mejía de once
años, perdido en Camagüey desde el miércoles. También se sospecha que puede
haber sido víctima de brujos».
Sábado 11 de febrero

127
«Sobre el menor desaparecido. En la tarde de ayer fueron ingresados en el
vivac a disposición del Sr. Juez de Instrucción el anciano Wenceslao Tápanes Rojo,
abuelo del menor desaparecido y Agustín Prombert, “El Jimagua”, considerados
posibles autores o cómplices en la desaparición del niño.
Ayer visitó nuevamente la zona, el coronel Pérez Coujil, dirigiendo las
investigaciones con el teniente coronel Ramos».
Lunes 13 de febrero
«Murió el niño Emilito, a consecuencia de un golpe en la frente.
Poco después de las cuatro de la tarde de ayer fueron encontrados los restos
del cadáver del infeliz niño Emilito Tápanes Martínez, desaparecido del batey de la
colonia Dos Hermanos aproximadamente a la misma hora del domingo anterior.
Cuando logramos llegar hasta el lugar, gracias a la cooperación de amigos, se
encontraban en el sitio el cabo Pedro Paz y el soldado Pablo Aragón, del puesto
militar de Stewart, pudiendo conocer más tarde que los miembros del departamento
de Identificación del SIM (Servicio de Inteligencia Militar), habían realizado ya las
investigaciones previas. Con tal motivo el coronel Pérez Coujil y el teniente coronel
Ramos, el teniente Hernández, del SIR, y el personal a las órdenes de los mismos han
activado las pesquisas, tratando de localizar al autor del crimen.
Entre las últimas personas sometidas a investigación se encuentra el
nombrado Armando Valdés, vecino de Isabel número 76. Este, presidente de una
Sociedad Afro-cubana de Santa Bárbara y Socorros Mutuos, a quien se le ocuparon
infinidad de los útiles de los usados en los ritos de “santería” y Andrés Sánchez y
Camilo Hernández, Mayoral y Administrador respectivamente de la finca Siete
Leguas.
Se encuentran ya en libertad el abuelo del menor y el remendón Prombert.
Ha quedado aclarado que el móvil del suceso en que perdió la vida el niño de
seis años de edad Pedro Pablo Salazar, en Minas, Camaguey, no fue otro que una
discusión por unos caimitos que éste no quiso regalar a su primo Gilberto, quien así

128
lo declaró a las autoridades. Los médicos forenses certificaron que no había abusado
de aquel».
Martes 14 de febrero
«Teoría que sustentan muchas personas. Los restos del menor Tápanes,
encontrados el domingo, fueron arrojados en el lugar del hallazgo ese mismo día o la
víspera y nunca en la oportunidad de su muerte.
En la noche de ayer fue encontrada una calavera humana en las cercanías de
La Turbina, consignándose en acta que la misma parece ser usada en ritos de
santería, pues tenía una vela con manchas que pudieran ser de sangre.
Muchos comentarios han provocado en nuestra ciudad los excesos en las
informaciones por los colegas habaneros en relación con los individuos estimados
sospechosos en el caso del niño Tápanes.
Iniciada en Camagüey la batida contra las personas que se dedican a la
santería».
Jueves 16 de febrero
«Los vecinos del central Stewart están enviando mensajes a la prensa y a la
Primera Dama de la República, pidiendo mayor actividad para el esclarecimiento del
caso del menor Tápanes».
Viernes 17 de febrero
Editorialmente, el Noticiero Radio Cuba, recordó un caso similar al del niño
Tápanes, ocurrido en el año 23…En el mismo resultó víctima una niña, vecina de la
colonia Soledad, del central Stewart, tampoco fueron descubiertos los autores del
hecho»
Nota del Autor:
No fue en el año señalado, sino en 1924. La colonia donde ocurrió el hecho se llamaba
Casualidad, cerca de la mencionada Soledad.

Miércoles 22 de febrero
«A pesar de los días transcurridos, no hay noticias nuevas algunas que
indiquen adelanto en las investigaciones relacionadas con la muerte del niño
Tápanes. La Comisión de vecinos integrada en el central Stewart continúa pidiendo

129
actividad a los agentes del orden que actúan, y ya se comenzó una colecta de los mil
pesos para recompensar al que ofrezca algún dato que permita localizar a los autores
del hecho».
Miércoles 29 de febrero
«Muchos de los comentarios que han surgido con motivo de la exigencia de $
50 000 recibida por el coronel Pérez Coujill a quien se pidió esa cantidad para
denunciar los autores de la muerte del menor Tápanes, fijándose como condición
que se deposite la misma en la Emisora CMJK del compañero Don Pancho. El haber
aceptado el Jefe del Regimiento Agramonte las condiciones exponiendo su interés
por esclarecer el misterio, permite suponer que en breve quede aclarado el hecho,
aunque hay quienes estiman que con el envío de la carta se trata de despistar a las
autoridades».
Jueves 15 de marzo
«En entrevista radial el Dr. Vega, del Gabinete Nacional de Identificación,
habló sobre el caso del niño Emilito Tápanes. El reputado policiólogo declaró que
había sido víctima de un crimen».
Viernes 25 de marzo
«En incidente bastante delicado nos vimos envueltos en la mañana de hoy,
porque se estimaba que habíamos inculpado injustamente a determinadas personas
en el caso del niño Tápanes, cosa que no es cierta. Y todo el problema se originó,
según se explicó más tarde en la Estación de Policía, a una “broma” del capitán
Pizarro, a quien no tenemos el gusto de conocer. Afortunadamente, estimamos la
cuestión resuelta. Y esperamos que no se repita el “chiste”».
Lunes 7 de mayo
«A pesar del hermetismo en el sumario por el asesinato de Emilito Tápanes
Martínez, por el Juzgado de Instrucción de Ciego de Ávila, se conoció que el Juez
Especial doctor Nicanor Pérez Gómez, ha examinado a más de cien personas, de ellas
70 mantienen la opinión de que Emilito fue víctima de un asesinato y no de un
accidente.

130
El sumario consta de tres piezas de 200 fojas.
La misma opinión de asesinato la mantiene el laboratorista Gabriel Vega y el
Inspector Montelongo, los cuales no conciben que un niño de dos años,
semidesnudo, pudiera recorrer más de dos kilómetros en un lugar lleno de malezas,
ni tuviera la intuición − dada su corta edad − de pasar por debajo de las cercas para
llegar al lugar donde fue hallado el cadáver.
El Juez Especial elevará el sumario a la fiscalía de la Audiencia sin llegar a
conclusión alguna.
Los vecinos de la zona de Jagüeyal y Stewart han perdido la esperanza de
descubrir a los autores del horrendo crimen, comentándose a todos voces que la
investigación científica es muy deficiente, argumentándose que los técnicos no
recogieron porción de tierra alguna donde se halló la osamenta del niño para llegar a
la conclusión de si Emilito fue o no sacrificado en ese lugar. Igualmente se señala
que se precipitaron en el enterramiento de la osamenta sin examen en el laboratorio
del cráneo para determinar el motivo del hematoma que presentaba en el frontal.
Según la ampliación del informe de los médicos forenses dice que no pudo causarle
la muerte».
Lunes 4 de junio
«Continúan las investigaciones en relación con la muerte de Emilito Tápanes,
demostrando los técnicos el mayor interés en esclarecer la cuestión. Todos
esperamos que tengan éxito en sus labores».
Miércoles 17 de octubre
«Se ha anunciado que se están tomando declaraciones a nuevos testigos en el
caso del niño Emilito Tápanes. Se informa que se trata de personas que no se había
dispuesto a hacerlo hasta el presente»
Viernes 19 de octubre
«Se ha anunciado que los nuevos testigos en el caso del niño Emilito Tápanes
han hecho importantes declaraciones».
Lunes 22 de octubre

131
«Periodistas y el reportero policiaco de CNC José Ramón Fernández en
actividades relacionadas en el caso del niño Tápanes, en el que no aparecen nuevas
pistas, a pesar de cuanto se ha informado recientemente».
Jueves 25 de octubre
«En el colega El Mundo leemos una información remitida por el compañero
Piña Varona, que visitó nuestra Ciudad recientemente, en el que afirma que el señor
Francisco Jiménez le aseguró que cuanto se ha dicho en el caso del niño Emilito
Tápanes en relación con él y su hermano Ángel, no es más que chantaje político y
periodístico.
También se nos dice que por CNC se han hecho informaciones similares, lo
cual resulta lógico ya que el reportero de dicha emisora, señor José Ramón
Fernández, acompañó al compañero Piña en sus investigaciones por Ciego de Ávila.
Y, según parece, se ha mencionado inclusive la cantidad de cuatrocientos
pesos, como entregada a algún periodista para que no continuara mezclando a los
hermanos Jiménez Hernández en esta cuestión.
Nosotros, que en el lamentable caso nos hemos limitado a ofrecer a nuestros
lectores cuanta información oficial ha sido posible conseguir, sin aventurar juicios
que puedan perjudicar a convecino alguno, cualquiera que sea su posición social o
económica (y cumpliendo con ello norma habitual), no podemos permitir que se
haga esa información sobre cantidad de dinero entregada por ellos a algún
periodista, que se diga el nombre de quien lo haya recibido en tales condiciones, y
que se especifique por qué se menciona el chantaje periodístico de una forma tan
vaga»
Viernes 26 de octubre
«Recibimos la visita del señor Francisco Jiménez, quien se ha mostrado
deseoso de hacer aclaraciones necesarias en torno a lo que ayer expusimos.
Nos expone que cuando fue entrevistado por otros compañeros declaró
terminantemente que estimaba trataban de hacer chantaje político para perjudicarlo
en sus actividades como líder del Partido Demócrata en esta localidad, y que en

132
cuanto al chantaje periodístico, lo cierto es que en los primeros momentos de las
investigaciones recibió dos llamadas telefónicas en que, individuos que no logró
identificar, y que dijeron ser periodistas, se le ofrecieron para escribir en su favor,
indicando las condiciones que podían fijarse para ello.
Agregó el señor Jiménez que en dicha oportunidad su respuesta fue decir “que
estaba preparado para recibir a quien fuera”, dando a entender con ello que el
recibimiento que haría al que se atreviera a visitarlo con tales intenciones, no sería
nada grato.
Aclara que al mencionar este asunto de chantaje periodístico no ha
querido referirse en ningún momento a los periodistas locales, ya que se sabe que
ninguno lo ha calumniado ni ha expresado intenciones de proceder en tal forma para
obtener retribución económica.
Continuó exponiendo que no es cierto que él haya entregado un centavo
siquiera a persona alguna, y que tampoco esté dispuesto a entregarlo para asunto
que se refiera a este caso, en el cual y tiene su conciencia tranquila. Que su único
deseo es que se esclarezca el crimen y que con respecto a ofertas de dinero por su
parte, se manifestó dispuesto a entregar cien pesos para contribuir a la colecta que se
anunció se haría para sufragar gastos de investigaciones o para recompensar a quien
ofreciera una pista.
Por nuestra parte, como nuestro propósito era el que quedara aclarado que en
ningún momento hemos procedido de mala fe, ni hemos buscado beneficio
económico, cumpliendo así, como dijimos ayer, con lo que es norma habitual en esta
publicación, aceptamos la explicación del señor Jiménez»

Fuente: Colección del periódico avileño El Pueblo. Año 1956. Biblioteca Provincial Roberto
Rivas Fraga, Ciego de Ávila.

133
134
Anexo 5
LA TRAGICA MUERTE DE EMILITO TÁPANES (FRAGMENTOS)

Lector amable y piadoso


Presta atención a esta historia
Y conserva en la memoria
Este crimen misterioso
Rogamos al poderoso
Que nos ponga en el camino
A ese traidor asesino
Que tiene al pueblo en un grito
Dándole muerte a Emilito
Tronchándole su Destino.

En este caso lamentable


Que voy narrando con ley
Fue en tierras de Camagüey
Para siempre inolvidable
Pero quizás el culpable
Caiga en la justicia un día
Y tras la reja umbría
El pagará amargamente
La vida de un inocente
Que arrebató a sangre fría.

La pobre madre se hallaba


En la cocina planchando
Quizás sin estar pensando

135
Lo que a su espalda llegaba
Ella muy confiada estaba
Porque cerca en un banquito
Había sentado a Emilito
Mientras su labor seguía
Y no vio cuando venía
El asesino maldito.

Al abuelo de Emilito
Por sospechas lo prendieron
Pero libertad le dieron
Porque no tenía delito
El lloraba el pobrecito
Muy triste y desconsolado
Diciendo desesperado
«Yo no soy un criminal
Como lo iba a matar
Si en mis brazos lo he criado».

Seguía en el desespero
El crimen de la maldad
Y unido a la Autoridad
Se encontraba el pueblo entero
En busca del paradero
Del inocente perdido
Que ha dejado entristecido
Un hogar santo y bendito
A madre, padre y abuelito
Y a sus hermanos queridos.

136
A ese que deja esta pena
Bien lo podemos llamar
Cobarde como el chacal
Y feroz como la hiena
Pero en la larga cadena
Que cruzamos en la vida
No ha de quedar escondida
La pena de un criminal
Quiera Dios que en el penal
Su causa sea cumplida.

El crimen queda en misterio


Como lo han visto lectores
Tan solo pondremos flores
En el triste cementerio
Conservemos con criterio
Esta lamentable historia
Terminando mi oratoria
Con un dolor infinito
Mientras que el niño Emilito
Va descansando en la Gloria.

Fuente: Carmelina Ruiz Panelas (La Poetisa Sentimental). La Trágica muerte del niño
Emilito Tápanes Martínez. Fragmentos del Libro Publicado en Ciego de Ávila, julio de 1956.
Primera Edición. Archivo del autor

137
Anexo 6

Al triunfo de la Revolución en 1959, el entonces jefe de la policía en Ciego de Ávila, Orlando


Rodríguez, miembro del Movimiento 26 de Julio, dada la presión popular, procedió a
detener al ciudadano Francisco (Paquito) Jiménez, como presunto autor intelectual del niño
Emilito Tápanes Martínez. Jiménez permaneció preso en la estación durante varios días,
pero hubo que liberarlo al no aparecer evidencias para procesarlo judicialmente. La gente lo
acusaba públicamente, y por eso fue detenido.

Fuente: Entrevista realizada en La Habana, en 1988, por el hoy historiador de la ciudad de


Ciego de Ávila, Ángel Cabrera.

Esta información fue facilitada por el propio Cabrera.

138
139
TESTIMONIO GRÁFICO

140
BIBLIOGRAFIA

Barnet, Miguel: Biografía de un cimarrón. Editorial Letras Cubanas. Ciudad de


La Habana, Cuba, 1980.

-----------------------: La fuente viva. Editorial Letras Cubanas, La Habana,


Cuba, 1998.

Barreal, Isac: «Tendencias sincréticas de las culturas populares en Cuba», en


revista Etnología y Folklore, Academia de Ciencias de Cuba, La Habana, 1966. No. 1

Cabrera, Lydia: El Monte. Ediciones CR, La Habana, 1954.

Caso, Alfonso: El pueblo del sol. México: FCE/SEP, Lecturas Mexicanas 10,
1983.

Carbolell, Walterio: «Mayombe», revista Cuba, La Habana, diciembre de 1967.

Colectivo de autores: Ciencia y religión. Selección de artículos. Editora


Política, La Habana, Cuba, 1981.

-----------------------: De dónde son los cubanos. Editorial de Ciencias Sociales,


La Habana, 2007

------------------------: Índice histórico de la provincia de Camagüey. 1899 - 1952.


Instituto Cubano del Libro. La Habana, Cuba, 1970.

-------------------------: La República neocolonial. Anuario de Estudios cubanos


2. Editora Política, La Habana, Cuba, 1981.

-------------------------: Enciclopedia Judaica Castellana. Tomo 1. Editorial


Rambo. Madrid. España, 1975.

------------------------: Antropología Social. Selección de Lecturas. Editorial Félix


Varela. La Habana, 2005.

141
-----------------------: África en América. Centro de Estudios Económicos y
Sociales del Tercer Mundo, A.C. Instituto de Investigaciones Estéticas. Universidad
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en la Biblioteca Nacional: Ataja, Diario de la Marina, El Heraldo de Cuba, El Mundo,
El País, La Discusión, La Prensa, Revolución, Bohemia, Actas del Folklore, Cuba,
Catauro, Biblioteca José Martí, Del Caribe, Santiago.
Periódicos locales editados en Ciego de Ávila y consultados en la Biblioteca
Provincial Roberto Rivas Fraga: El Pueblo, La Región, El Justiciero.

FUENTES DOCUMENTALES
Archivos del Registro Civil de Ciego de Ávila. Libros de Defunciones, años 1924
y 1956.
Archivo Histórico Provincial Brigadier José Gómez Cardoso. Fondos:
Expedientes del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción de Ciego de Ávila.
Archivo Histórico Provincial Serafín Sánchez de Sancti Spíritus. Fondo: Valle
Iznaga.

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Olofin.com (red social de santería Osha Ifá)
Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta 2009. «Brujería.» Microsoft®
Encarta® 2009 [DVD]. Microsoft Corporation, 2008.
Enciclopedia de la Fundación Wikimedia en español, 2009.

FUENTES FOTOGRÁFICAS
Archivos de Cirilo Ruiz, Carmen Hernandez Peña y José Martín Suarez.
Fotocopias de Ataja, periódico editado en La Habana, febrero de 1956.

FUENTES TESTIMONIALES
Ada Mirtha Cepeda
Alfredo Viviano Moreno Pujalte
Antonio Suárez Pérez
Asunción Álvarez Álvarez
Bibiano Álvarez Alvarez
Cirilo Ruiz
Deisy Arcia Mejías
Elvira Junquera Forcades
Eva Llanes Marcel
Everildo Vigistaín Morales
Gilda González Marín
Gloria Naranjo Dueñas
José Ramón Agramonte Agramonte
Lorenzo Luis Lobaco
Marcelino Blanco Mousett
Miguel Rosell José
Nereida Delgado
Norma Rojas García
Pedro Evelio Linares
Roberto González Curbelo
Sebastián Nodarse Angulo

Otras entrevistas realizadas a personas que solicitaron el anonimato, aunque


sus nombres y testimonios se encuentran en los archivos del autor.

145
Currículo
José Martín Suárez Álvarez, (Ciego de Ávila, 1950). CI: 50030403741
Reside en Edificio 4 Apartamento 39. Reparto «24 de febrero», ciudad de
Ciego de Ávila. Teléfono particular 215974. Teléfonos del trabajo: 228431; 228128.
Licenciado en Estudios Socioculturales.
Historiador e Investigador del Centro Provincial de Patrimonio Cultural de
Ciego de Ávila.
Autor de la Obra Científica de la Historia Local del municipio Venezuela,
período 1898-1952 y de los libros Con el Arcón a Cuestas, Un Latido de España y El
Che y los que abrieron la senda, publicados por Ediciones Ávila en los años 2006,

146
2007 y 2008, respectivamente. Este último texto fue reconocido como la mejor
publicación territorial del año 2009 e incluido en la colección Puerta de Papel del
Instituto Cubano del Libro.
Trabajos suyos se han incluidos en Cuadernos de Historia Avileña I, II, II, IV y
V y VI publicados por ediciones Ávila (2006-2011).
Ganador del Premio Nacional de Patrimonio Histórico Azucarero durante los
años 2000, 2004, 2005 y mención en los años 2006, 2007 y 2008.
Reconocimiento de la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La
Habana y de la Dirección de Patrimonio de la República de Cuba por la obra titulada
«Azúcar – Identidad - Comunidad» (Año 2004. Inédito).
Ha recibido premios en Talleres Literarios de la provincia y en los Concursos
Literarios Nacionales Enrique Hart Dávalos y Jesús Menéndez, respectivamente.
Participó en ocho Seminarios Nacionales de Estudios Martianos, siendo
recomendadas a publicación cuatro de sus investigaciones y laureado con la Placa
Dorada por el estudio y la divulgación de la vida y obra de José Martí.
Premio Memoria 2006 del Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau.
Ganador de la Distinción Ornofay que otorga el Museo Provincial, en la
categoría de Promotor, años 2000 y 2005 y por la obra de toda la vida en el 2007.
Recibió el Premio Provincial de Cultura Comunitaria, 2006.
Ha sido finalista en el Concurso Pedro G. Subirats 2007 y 2008 que auspicia la
filial de la UNEAC en Ciego de Ávila y Mención en el Fausto Rodríguez que convoca
la propia institución.
Ostenta la Distinción Honorífica de Maestro de Azúcar y Vanguardia
Nacional del Sindicato Azucarero en el año 2000 y del Sindicato de Cultura en 2008.
Es miembro del Consejo Científico de Historia Regional Avileña, de la UNIHC
y de la Sociedad Cultural José Martí.
Ha publicado trabajos en diversos periódicos, revistas y sitios digitales.
Escribe programas históricos para la Radio y la Televisión avileña y asesora
del programa televisivo «Pie en tierra».

147
Ha participado en dos Congresos Científicos Nacionales de Historia y en
cuatro Congresos Obreros.

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