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Visita al Museo de la Shoá

EL HOLOCAUSTO:
la hora más oscura de la burocracia.

2do parcial - Melissa de los Santos - H3


Introducción

Sociología
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El Holocausto sucedió hace 83 años, cuando comenzaba la segunda Guerra Mundial. Fue una matanza
de aproximadamente 11 millones de personas, entre judíos, gitanos y otros grupos étnicos, sociales e
ideológicos. Hoy nos preguntamos, ¿Por qué por haber nacido en otro lugar, por creer diferente, por
sentir diferente o tan solo por no tener el mismo color de piel nos asesinarían? Así… “asesinarían”
porque muchos de ellos lograron soportar, lograron vivir e irse a otros países, recrearon su vida y
formaron familias, lograron sobrevivir para contar su historia, historia que marcó para siempre la
humanidad y que hoy todos deberíamos escuchar pero no para odiar y guardar rencor sino para que no
vuelva a ocurrir.

Los grupos de humanístico visitamos el Museo de la Shoa, el cual fue fundado en 1953 por
sobrevivientes del holocausto llegados a Uruguay. La directora de este museo es Rita Vinocur, hija de
Ana Benkel de Vinocur, una sobreviviente. En este museo recorreríamos la Biblioteca de Simón
Wiesenthal, Las Hojas de Testimonio, una línea del tiempo, una sala de espejos.

La biblioteca lleva el nombre de Simon Wiesenthal, sobreviviente del Holocausto, quien vivió los
horrores del régimen de Adolf Hitler y tras ser liberado de un campo de concentración decidió dedicar
su vida a la búsqueda de justicia. Las Hojas de Testimonio son paredes que recuerdan a las víctimas y
los testigos que perpetuaron su memoria. La línea del tiempo nos contaría cómo fue la matanza. La
sala de espejos tendría pertenencias de sobrevivientes, por ejemplo un pijama de una judía, una
cuchara, una trompeta, una muñeca, etc. También habían placas que los familiares de los
sobrevivientes hicieron en honor a ellos, y debajo de estás habían piedras blancas (ofrenda que los
judíos ponen en las tumbas de sus seres queridos). Muchos de los objetos que habían tenían una
historia grandiosa detrás, un ejemplo es la de la cuchara. Los judíos al llegar a los campos de
concentración eran enviados a diferentes tareas, una de ellas era separar las pertenencias de ellos y los
demás, un judío de tantos que estuvieron ahí tenía esa tarea encargada. El contaba que en los campos
comían con la mano y les daban un trozo de pan para 4 personas, él muy astuto dijo que no perdería el
ser humano que era y que comería como se debía, entonces escondió una cuchara de esas pertenencias
y del mango hizo un cuchillo para comer y para poder contar el pan en iguales trozos para todos.

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Lo más interesante fue la historia de Ana Benkel de Vinocur, una niña que vivió en la Segunda Guerra
Mundial y que logro sobrevivir. Estuvo en el ghetto de Lodz, en el campo de concentración y
exterminio de Auschwitz, en el campo de Stutthof y después llevada a buques de carga con otras
internadas de ese campo, como rehenes, en dirección a Alemania. Quedaron muy pocos
sobrevivientes en el mundo de esos barcos, y Ana Vinocur entre ellos. Quedó flotando en partes del
buque averiado en medio del mar Báltico. Otro buque vino a rescatarlas; eran soldados rasos alemanes
de la Wehrmacht. Estuvo dos años muy enferma en hospitales de Alemania. El primero de ellos en
Kiel, postrada. Luego viajó a Uruguay donde sabía que unos tíos habían emigrado desde Polonia,
antes de la guerra, contactándose a través de la Cruz Roja, permaneciendo unos meses antes en
Francia. Aquí en Uruguay se encontró con su amado hermano, Hersz Benkel, único sobreviviente
(además de ella) de toda su familia en Europa. Rita Vinocur en una de sus entrevistas dice "Trabajar
para que no se repitan ésta u otras barbaries." Algo que nos dejó muy claro desde el momento que
comenzó su charla fue la de contar la historia no por odio sino para que no se vuelva a repetir, algo
admirable.

De los temas dados en el año elijo profundizar en teoría de la personalidad autoritaria, teoría del chivo
expiatorio, teoría del Darwinismo social, racismo, estratificación social. También las organizaciones
formales y Max Weber.

Desarrollo

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La vida del pequeño Hitler junto a su padre…

De su padre aprendió el amor por la literatura militar y la “resolución”, pero este autoritario personaje
también le propinaba habitualmente un sin fin de golpes, solía abandonar a sus hijos para darse a la
bebida y contaba a sus espaldas con un extenso currículum de adulterio.
Su padre poseía una personalidad dominante y se afanaba con impaciencia y sin darse el menor
respiro en conseguir sus objetivos. Tenía la capacidad de dominar de forma fría y calculadora a
quiénes le rodeaban, sabiendo impresionarles y convencerles.

La personalidad autoritaria es el conjunto de características individuales que, adquiridas durante la


infancia, predisponen a un individuo a aceptar y adoptar creencias políticas antidemocráticas,
encontrar satisfacción en la sumisión a la autoridad, dirigiendo la agresión hacia las minorías sociales,
étnicas o a los grupos sometidos a la marginación social. Esta personalidad se caracteriza por la
presencia de actitudes intolerantes como la xenofobia, el racismo o la discriminación social, entre
otros. También se caracteriza por unas formas de pensar muy determinadas y rígidas, es decir,
estereotipadas, con abundancia de prejuicios, actitudes propias del conservadurismo y actitudes
intolerantes.

Claramente, Hitler por su remota infancia adquirió todas las características de una persona autoritaria,
por herencia de su padre. Hablaré de Adolf Hitler y las características de su personalidad y sus
habilidades de liderazgo y manipulación, como por ejemplo podía observarse en su habilidad en el
uso de la retórica y la oratoria.
- Egolatría y complejo de Mesías: En los diferentes discursos y documentos que se conservan del
dictador, es posible observar como Adolf Hitler se consideraba una fuerza escogida para liderar
Alemania y llevarla a la victoria. Se consideraba a sí mismo una encarnación del bien, destinado a
liderar a su pueblo. Este hecho se vería favorecido por la adoración de gran parte del pueblo alemán
durante su ascenso al poder.
- Sentimientos de inferioridad y autodesprecio: Los diferentes estudios y perfiles que se han llevado a
cabo de su personalidad y de su historia indican que el dictador tenía un fuerte complejo de
inferioridad, que a su vez le impulsaba a buscar la superioridad y la autoafirmación. También resulta
en parte revelador que la raza aria que preconizaba gozaba de características de las que él mismo
carecía, cosa que parece favorecer la idea de la existencia de una autoestima baja y de sentimientos de
inferioridad.
- Desprecio hacia la debilidad: Asociado al rasgo anterior encontramos la presencia de un desprecio a
la debilidad. Este desprecio hacia quienes consideraba inferiores puede observarse en sus actos y la

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eliminación sistemática de quienes en la época eran considerados débiles, como las pacientes
psiquiátricos y los discapacitados intelectuales.
- Perseverancia: Los diferentes registros y comunicados parecen indicar que Hitler era especialmente
tenaz y obcecado en lo que se refería a sus objetivos, y le costaba mucho admitir la derrota.
- Carisma y capacidad de manipulación: Una de las facetas de la personalidad más conocidas de Adolf
Hitler es su elevada capacidad de carisma. El dictador alemán despertaba pasiones entre sus tropas y
entre las masas, como puede verse en los diversos documentos gráficos de sus discursos y el
comportamiento y lealtad acérrima hacia su figura por parte de la mayor parte de sus tropas. Así
mismo, destaca su habilidad para convencer y manipular tanto a las masas como a los individuos de
su postura y la veracidad de sus palabras.
- Teatralidad: Adolf Hitler poseía una gran capacidad de teatralización y al dramatismo, cosa que
favorecía que pudiera llegar fácilmente al pueblo y ayudaba a convencer a los demás de sus puntos de
vista.

Un chivo expiatorio es la denominación que se le da a una persona o grupo de personas a quienes se


quiere hacer culpables de algo con independencia de su inocencia, sirviendo así de excusa a los fines
del inculpador. De manera más específica, este apelativo se emplea para calificar a aquellos sobre
quienes se aplica injustamente una acusación o condena para impedir que los auténticos responsables
sean juzgados o para satisfacer la necesidad de condena ante la falta de culpables.
Esta teoria fue la fórmula ensayada por el nazismo para llegar hasta la catástrofe del Holocausto.

Cuando los alemanes fracasaron en la Primera Guerra Mundial buscaron a quién echarle la culpa. Y
eso, por necesidad, los condujo a todo aquel que sea diferente, como los judios. Esta guerra les había
dejado una inestabilidad económica y política de las peores de la historia y para expiar sus culpas
usaron a los judios como chivos expiatorios.
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La teoría del Darwinismo social dice que los animales de una especie compiten entre sí por comida,
refugio y por la capacidad de reproducirse. Solo los más aptos, es decir, aquellos que se adaptan mejor
a su entorno, lograrán reproducirse, por lo que sus rasgos se transmitirán a la próxima generación y se
volverán más comunes. Llevado a la vida humana se consideraba que las razas superiores podían
dominar a las inferiores. Adolf en muchos de sus discursos hacía hincapié en la evolución y la lucha
por la existencia, decía que Alemania necesitaba librar guerras para cumplir con las leyes de la
naturaleza y en uno de sus discursos explicó que “esta lucha conduce, en efecto, a una selección
inquebrantable y eterna, a la selección de los mejores y más fuertes”. Hitler consideraba la naturaleza
como la fuente de “la verdad final sobre la vida”. Tomaba principios como la lucha por la existencia,
la supervivencia del más apto y del más fuerte, por la ley de la naturaleza y los consideraba un
“imperativo superior” que debía regir también en la vida comunitaria de los hombres”. Hitler creía
que todo lo incapaz de vivir y todo lo débil sería eliminado, y así fue. Con sus discursos y propaganda
nazi llevo a Alemania a formar parte de la matanza de millones de personas por creer que eran mas
debiles o por ser diferentes en muchos sentidos.

El racismo es el odio, rechazo o exclusión de una persona por su raza, color de piel, origen étnico o su
lengua. Es originado por un sentimiento irracional de superioridad de una persona sobre otra.
Llevando al holocausto… Durante años, antes de convertirse en canciller de Alemania, Adolf Hitler
estuvo obsesionado con ideas sobre la raza. En sus discursos y en sus escritos, Hitler difundía su
creencia en la "pureza" racial y la superioridad de la "raza germana", lo que él llamaba una "raza aria
superior". Declaró que su raza debía permanecer pura para poder tomar el control del mundo algún
día. Para Hitler, el ideal "ario" era rubio, de ojos azules y alto.Cuando Hitler y los nazis llegaron al
poder, estas creencias se convirtieron en la ideología del gobierno y se difundieron en pósteres
exhibidos públicamente, en la radio, en las películas, las aulas y los periódicos. Los nazis comenzaron
a poner en práctica su ideología con el apoyo de científicos alemanes que consideraban que la raza
humana podía ser mejorada mediante la limitación de la reproducción de aquellas personas que
consideraban "inferiores". Hitler y otros líderes nazis consideraban a los judíos no como un grupo
religioso, sino como a una "raza" venenosa que "vivía a costa" de otras razas y las debilitaba. Después
de que Hitler llegara al poder, los maestros nazis en las aulas de las escuelas comenzaron a aplicar los
"principios" de la ciencia racial. El odio y la segregación llegaron al grado de no permitírseles usar
una banca en el parque o entrar al cine. Tener una mascota o ingresar a tiendas que no fueran para
judíos, era un delito que podía castigarse con golpes, tortura e inclusive la detención o el envío a un
campo de concentración. En cuestión de meses, los judíos perdieron la posibilidad de practicar la
medicina, pues los nazis creían que un doctor judío podía afectar a la población “aria”. Se asignaron
prohibiciones para que los alemanes visitaran tiendas, peluquerías, farmacias, lavanderías y
restaurantes que pertenecieran a familias judías. Las sinagogas eran consideradas lugares peligrosos,
por lo que la ley impidió tajantemente que el grueso de la población alemana circulara en las
vecindades de los templos. Además de las severas restricciones contra la vida judía, surgió entre la
población un miedo que, a pesar de ser infundado, se popularizó rápidamente: de acuerdo con las
teorías raciales, el judío era un “hongo venenoso” al que el ario debía identificar y, eventualmente,
exterminar. La condición “infrahumana” de los judíos les llevó a ser tratados como parásitos y, según
los nazis, debían apartarlos para evitar que se expandiera su malestar a otros sectores. De acuerdo con
el régimen, los gitanos también eran una raza “inferior”. Durante siglos fueron sujetos de
discriminación, pues habitaban los márgenes de las ciudades, viviendo en comunidad y,
desafortunadamente, sufriendo las inclemencias de la mendicidad. En lugares como Austria y
Checoslovaquia (territorios anexados), los gitanos fueron apartados por la ley desde mediados del
S.XIX. Los gitanos fueron objeto de destrucción por su condición comunitaria y despreciados como

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raza. Para los nazis, las personas con alguna discapacidad representaban una carga y debía
prohibírseles la reproducción ya que podían manchar la supuesta pureza de los alemanes. Diversos
planes para erradicar a las personas con discapacidad se pusieron en marcha, en los que se
involucraron las autoridades y la población civil. Los intelectuales representaban una amenaza porque
eran considerados deformadores de la mente. Durante los primeros años del nazismo en Alemania,
fueron recluidos en campos, perseguidos, encarcelados e incluso se les restringieron sus libertades de
tránsito. Hacia 1935, algunos intelectuales liberales consiguieron escapar de los campos por
intervención de algunos miembros de la sociedad civil que pagaron altas fianzas o que, simplemente,
solicitaron un favor al gobierno de Hitler. Entre los nazis, los homosexuales eran considerados
corruptores de la sangre, pues se creía que aquellos que no se reproducían se negaban a proliferar la
raza alemana. De tal manera, se clausuraron bares de temática gay y se persiguió a los hombres cuyos
nombres aparecían en la lista rosa. Los Testigos de Jehová fueron catalogados como inferiores debido
a que no se subyugaban y no empuñaban armas. Asimismo, se negaron a rendir pleitesía a Hitler ya
que nada podía ser más importante que su fe. Los nazis persiguieron a los comunistas, pues era
necesario erradicarlos de la vida cotidiana de Alemania. Eran un sector vulnerable de la población que
podía ocultarse tras movimientos de oposición. Asi, y muchas ideas mas fueron llevadas acabo en el
holocausto dejando sin vida y quintandole todo a personas consideradas diferentes, asi Hitler con sus
discursos y su personalidad llevo a miles de personas a creer que lo que el decia estaba bien, Asi llevo
su “solucion final”.

La estratificación social da cuenta o es un medio para representar la desigualdad social de una


sociedad en la distribución de los bienes materiales o simbólicos, económicos o culturales. El
concepto de estratificación social suele implicar que existe una jerarquía social en términos de
desigualdad social estructurada.
Los primeros campos de concentración se establecieron a fin de disuadir a los posibles oponentes, y
aterrorizarlos, así como también a la sociedad en forma general. Las personas que fueron detenidas
durante este período eran definidas como "perjudiciales para la nación", pero a quienes, por medio de
un programa de tratamiento duro y condiciones severas se les podrían hacer cambiar sus posiciones
políticas y eventualmente ser liberados. Pero esto, por supuesto, se aplicaba sólo a aquellos que eran
considerados candidatos para la "re-educación". Aquellos que habían sido designados por la SS como
"incorregibles" podían esperar solamente convertirse en el objetivo de tratos extremadamente crueles
y de torturas. Los prisioneros del campo fueron definidos como "enemigos de la nación". Todos los
derechos civiles fueron revocados y no había ninguna forma de saber cuánto tiempo los presos
estarían encarcelados. Ahora los campos servían como cárceles para "elementos criminales" o "
elementos asociales," (por ejemplo: itinerantes, mendigos, gitanos, homosexuales y prostitutas
condenadas). Así, finalmente, los campos se convirtieron en lugares de acumulación, de aislamiento y
de exterminio físico de ciertos grupos específicos de los países ocupados, y en centros para el
exterminio total del pueblo judío.
Los Nazis utilizaron los campos de concentración como "un puño de hierro," desde su ascenso al
poder hasta la derrota de Alemania.

“Existe una cierta justificación para el nombre ‘la era de los campos’, que se le dio al siglo XX.
Después de la Era de la Razón y la revolución, en que la creencia del hombre moderno estaba
basada en la razón, la moral y la cultura, el repentino gobierno de masas por medio del terror,
surgió de un momento a otro, en forma amenazadora. A pesar de que muchos individuos, así como
grupos, han experimentado en muchas sociedades la experiencia de ser extranjeros o de ser
considerados innecesarios y como resultado de ello habían sufrido persecuciones, el campo fue
una estructura de un tipo totalmente diferente. Sirve más como lugar de encarcelamiento de

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enemigos políticos que como lugar para la transformación y la extinción de aquellos que no son
necesarios. En medio de la sociedad y de una compleja trama de instituciones políticas y
económicas, el campo de concentración es un cosmos en la frontera del mundo social, un cosmos
de destructividad sin precedentes”.

En resumen, habían tres tipos principales de campos: los campos de trabajo forzado, los campos de
concentración y los campos de la muerte. Otro tipo de campo era el "campo de tránsito”, en donde se
concentraba a los judíos de Europa occidental antes de ser transportados a los campos de muerte en la
parte oriental.
Algunos campos, a pesar de tener la misma definición general, en realidad eran diferentes,
principalmente con respecto al tipo de presos que había en ellos, el régimen diario en los campos y las
posibilidades de supervivencia. Esto no cambia el horror general de estos campos, pero subraya la
complejidad del sistema.
En resumen, todos los campos fueron un instrumento en las manos del régimen Nazi para alcanzar sus
diferentes objetivos durante el período de su existencia. Las persecuciones políticas, las necesidades
económicas y el exterminio de los grupos étnicos motivado ideológicamente, estaban todos
entrelazados dentro del sistema del campo de concentración Nazi.

Las organizaciones sociales son grupos de personas que interactúan entre sí, y mantienen
determinadas relaciones sociales con el fin de obtener ciertos objetivos. Un gran ejemplo eran estos
campos de concentración, campos que no solo tenían presos y les encargaban tareas para realizar, sino
que detrás de estos habían personas encargadas de organizar las tareas, dividir los trabajos,
implementar horarios y demás. Max habla de la burocracia como modelo organizacional e identifica 6
elementos claves para esto. El primer elemento era la especialización, la burocracia asigna a los
individuos tareas especializadas. El segundo habla de las jerarquías, las pirámides de las sociedades es
un gran ejemplo. Cada miembro tiene un superior por encima de él, y al mismo tiempo puede
supervisar a otros. El tercer elemento habla de las reglas y normas, estas reglas controlan el
funcionamiento de la organización y también su entorno. El cuarto elemento habla de la competencia
técnica y nombra que sus funcionarios deben de tener la suficiencia para desempeñar sus
obligaciones. El quinto habla de la impersonalidad, las reglas tienen preferencia sobre los caprichos
personales. Y por último, las comunicaciones formales por escrito, se apoyan en los informes y
memorandos escritos.

Los campos de concentración manejaban estos puntos con total eficacia, así llevaban el control y el
exterminio de los prisioneros. El holocausto significo una organizacion, desde la carga de prisioneros
en los trenes hasta la llegada al campo. Los soldados nazis tenían diferentes tareas encargadas, por
ejemplo separar a los judios para las diferentes tareas dentro de los campos.

Para complementar el trabajo voy a explicar el segundo elemento de Weber el cual se ve reflejado en
los distintivos de los prisioneros. Los campos de concentración nazis poseían un sistema de marcaje
de prisioneros basado principalmente en triángulos invertidos. Los triángulos estaban hechos de tela y
se cosían sobre las chaquetas y camisas de los prisioneros. Estas marcas eran obligatorias y tenían
significados concretos que servían para distinguir las razones por las que el prisionero había sido
ingresado en el campo.
Las marcas clasificaban a los portadores en una categoría, que llevó a una auténtica jerarquía dentro
de los campos. Los diferentes grupos tenían una consideración muy distinta entre los vigilantes y
prisioneros.

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Violeta — prisioneros por religión: la dirección de los campos los apreciaba como sirvientes sobre
todo a los Testigos de Jehová por su buena conducta. Aun así, muchos murieron por el frío, las
enfermedades, el hambre o las propias ejecuciones.
Rojo — prisioneros políticos: los prisioneros políticos eran especialmente respetados por los demás
internos.
Verde — criminales comunes: en tercer lugar se encontraban los delincuentes comunes, que eran
empleados a menudo por los vigilantes como “Kapos”. Algunos se hicieron tristemente famosos.
Dos triángulos amarillos, es decir, una estrella de David amarilla— judíos: los judíos pertenecían a los
prisioneros despreciados y a menudo sufrían a manos de los demás reclusos.
Negro — “asociales”: los asociales se encontraban todavía en un escalón más bajo y eran
especialmente despreciados.
Rosa — homosexual: este era el escalón más bajo de la jerarquía de los campos de concentración y
era despreciado y maltratado por todos los demás prisioneros.1718
A través de este sistema de castas se facilitaba el control de los prisioneros por los vigilantes, ya que
incluso podían dificultar la vida en el campo cambiando la marca del prisionero. Especialmente en las
tres categorías más bajas —judíos, “asociales” y homosexuales— hay intentos documentados de
prisioneros de conseguir otro triángulo.
Esta jerarquía y categorización era utilizada como sistema de control para evitar la formación de una
gran comunidad entre los prisioneros.

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Conclusión

Como conclusión, quería agregar a un autor que estudió la teoría del chivo expiatorio y lo vinculó con
la pandemia.

René Girard

En su ensayo El chivo expiatorio, por ejemplo, Girard analiza los «estereotipos de la persecución» que
afloran en las sociedades humanas cuando entran en un estado de crisis que tarde o temprano acaba
resolviéndose mediante la proyección de la culpa sobre uno o varios inocentes. Las circunstancias que
detonan estas persecuciones pueden ser internas (disturbios políticos o conflictos religiosos, por
ejemplo) o bien externas (epidemias, sequías o inundaciones); y muy frecuentemente las
circunstancias internas y externas forman amalgama –como ha ocurrido con motivo de la plaga
coronavírica–, incendiando de pánico a los pueblos. En este clima de pánico se produce
invariablemente una disolución de los vínculos sociales, de los afectos y solidaridades que se entablan
en una comunidad sana, hasta que los pueblos degeneran en masa amorfa, en multitud o turba de
perseguidores que necesitan achacar a alguien su infortunio, hasta convencerse –citamos de nuevo a
Girard– «de que un pequeño número de individuos, o incluso uno solo, puede llegar, pese a su
debilidad, a ser extraordinariamente nocivo para el conjunto de la sociedad». El pánico degenera
siempre en eclipse de la conciencia, en irracionalidad rampante y orgullosa que sólo se aplaca cuando
encuentra una diana que satisfaga su apetito de violencia. Y esa diana es el chivo expiatorio, a quien
por supuesto los demagogos se apresuran a señalar, para hacer creer a la masa que velan por ella.

Los ‘no vacunados’ se han convertido hoy en los ‘enemigos’ de una sociedad pastoreada por
demagogos que comercian con sus miedos.

El pánico desatado por la plaga coronavírica, convenientemente azuzado por los demagogos, ha
favorecido la construcción de un ‘responsable’ del infortunio colectivo. Primeramente un
‘responsable’ externo, el malhadado virus que nos golpea incansablemente, haciendo caso omiso de la
protección de las llamadas ingenuamente ‘vacunas’, que poco a poco se revelan por completo
ineficaces. Pero, una vez inoculados, no podemos aceptar que aquella ‘vacuna’ que se nos presentó
como un antídoto infalible se revele un mejunje inane; y entonces nuestra conciencia moral se ofusca
y nos convencemos de que necesitamos construir también un ‘enemigo’ interno, un chivo expiatorio
sobre cuyos lomos podamos cargar nuestra frustración rabiosa. Ese chivo expiatorio es el ‘no
vacunado’, que ninguna culpa tiene de que las llamadas ‘vacunas’ hayan resultado un fiasco; pero
supersticiosamente hemos llegado a creerlo así, sobre todo después de que los demagogos lo señalen y
estigmaticen.

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“NUNCA SEAS VÍCTIMA


NUNCA SEAS VICTIMARIO
NUNCA SEAS OBSERVADOR DEL SUFRIMIENTO AJENO”

Hoy, después de tantos años de uno de los genocidios más


grandes de la historia volvemos a recordar a las víctimas y
pensamos ¿cómo la sociedad permitió esta atrocidad?, ¿como
algunos todavía niegan este genocidio? Hoy, dejamos de hacer
nuestras actividades para enfocarnos en este tema. El 27 de
enero de 1945 fue liberado el campo de concentración y
exterminio en Auschwitz que se ha convertido en el símbolo
más representativo del Holocausto, una herida aún abierta para
el mundo. El 27 de enero se ha convertido en una fecha
histórica que representa una amarga lección para el mundo de
lo que la humanidad tiene la obligación de no repetir. Son pocos
ya los testigos que puedan relatar de viva voz lo que ahí ocurrió
y la investigación sobre los hechos continúa en donde la muerte
adquirió carácter de industrialización por la estructura
organizativa y la minuciosa
planeación propia de un
estado con avance
tecnológico. Las diferentes
partes del campo se
encuentran a decenas de
kilómetros de distancia de la
famosa fotografía con
que se identifica Auschwitz y que representa la entrada al
campo, la reja de metal con la inscripción curvada que imprime
un encubierto carácter de amable bienvenida en la parte
superior, Arbeit macht frei, "el trabajo hace libre". Recordemos
este hecho sin odio, sin rencor, recordemos para que Auschwitz
no se vuelva a repetir.

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