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PSICOLOGIA FORENSE

MODULOS 3 Y 4 PSICOLOGIA FORENSE

M3

L1 El delito y la pena I
El delito y la pena

El delito

Para definir el delito, se han emitido muchos conceptos, tanto desde el ámbito
doctrinario como en los códigos penales. Según el principio nullum crimen sine
lege, no existe delito sin una ley que lo tipifique como tal, pero esto es solo una
noción formal del delito pues, para comprender su concepto, debemos partir del
derecho penal positivo, ya que todo intento de definir el delito al margen del
derecho penal vigente es adentrarse en el terreno de la filosofía.

El término delito proviene del verbo en latín delinquere, que significa abandonar,
apartarse del buen camino, alejarse del sendero señalado por la ley. Si bien
nuestro Código Penal1 no lo define expresamente en su texto, la literatura
especializada coincide en entender por delito a toda acción típica, antijurídica y
culpable, que tiene como consecuencia una sanción penal.

Denominamos delincuente al sujeto que comete un delito, contemplado como


unidad biopsicosocial, donde intervienen factores biológicos, psicológicos y
sociales para su concepción como tal, y ya no como antiguamente era
considerado, solo bajo la perspectiva biopsicopatológica, es decir, como un ser
influenciado por deficiencias biológicas y/o psicopatológicas que lo conformaban
como desviado, antisocial o enfermo.

Las características comunes o elementos del delito son: la acción, la tipicidad, la


antijuridicidad y la culpabilidad. Debe tratarse de una acción u omisión, debe ser
doloso (intencional) o culposo (sin intencionalidad), y penado por la ley. Por lo que
podemos ampliar la definición del delito anotando que es una acción u omisión
típica, antijurídica, culpable y punible, sujeta a las llamadas condiciones objetivas
de punibilidad, ya que la acción no es castigable, sino que la pena recae sobre el
sujeto activo del delito y en él surgen las condiciones de punibilidad o
imputabilidad.

Elementos que configuran al delito:

 Acción – Es el comportamiento exterior evitable, es decir, que el autor


habría podido evitar si se hubiera motivado. La acción es el inicio de la
concepción del delito y se entiende como la dirección del comportamiento

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del autor que tiene una finalidad previa. Para actuar, se precisa haber
pensado previamente y proyectado un acto, para poder dirigirse a un
objetivo, por lo tanto, la representación, la idea, viene primero, antes de la
acción.
 Típica –La acción realizada debe, efectivamente, subsumirse bajo el tipo
penal, que es la descripción contenida en la ley de una acción contraria a
una norma. De toda la gama de acciones antijurídicas que se cometen, el
legislador ha seleccionado las más graves y las más intolerables, y las ha
conminado con una pena. “La adecuación de un hecho cometido a la
descripción que de ese hecho se hace en el Código Penal”. La tipicidad es
la garantía del principio de legalidad, pues, si la acción es antijurídica, pero
el hecho no es típico (no se ajusta a lo descrito en el código), no puede ser
considerado delito.
 Antijurídica – Establece “en qué casos una acción típica (contraria a una
norma) está justificada (autorizada) y si la acción concreta que se juzga
pertenece a estos supuestos” Es decir, trata de establecer si la realización
del tipo está o no amparada por una causa de justificación. Una es típica si
con ella se infringe una norma jurídica, y será antijurídica si no está
justificada por una causa, por ejemplo, la legítima defensa. Está claro que
no hay culpabilidad sin antijuridicidad, aunque sí hay antijuridicidad sin
culpabilidad.
 Culpable –Constituye el “conjunto de condiciones que determinan si el autor
de una acción típica y antijurídica es criminalmente responsable de esta”
“Mientras la antijuridicidad constituye un juicio despersonalizado de
desaprobación sobre el hecho, la culpabilidad requiere, además, la
posibilidad de atribución de ese hecho desvalorado a su autor” La
culpabilidad tiene un vínculo de naturaleza psicológica que enlaza al autor
con su acto, en donde el dolo y la culpa son sus formas de presentación. El
fundamento de la culpabilidad es la libertad, en la que el sujeto, dentro de
sus posibilidades, puede elegir una determinada forma de actuar o evitarla,
para no ser objeto de reproche.
 Sanción penal – Es el efecto jurídico-penal que deriva de una conducta
contraria a la ley, aplicada por el Estado, y puede consistir en la restricción
o pérdida de derechos subjetivos de quien la cometió. Conforme al artículo
5 del Código Penal argentino, las sanciones penales establecidas en
nuestro contexto son: reclusión, prisión, multa e inhabilitación.

El homicidio es un delito que consiste en matar a otra persona, es decir, la


acción es dar muerte a una persona. Por su parte, el robo es un delito que
consiste en apropiarse de los bienes o derechos de alguien por medio de la fuerza
o por intimidación. “El hurto es un delito que consiste en apoderarse de una cosa
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ajena sin el consentimiento del dueño y con ánimo de lucro, pero sin emplear la
fuerza ni en las personas ni en la cosa”

La psicología forense auxilia a los órganos de la justicia en su toma de decisiones


y se dedica al peritaje y a responder las peticiones de los juzgados. Para ello,
utiliza diversas técnicas e instrumentos. Entonces, el rol del perito psicólogo en
este ámbito es estudiar la personalidad y las profundidades del inconsciente, tanto
del delincuente como de la víctima, para asesorar al juez, con base en los hechos
y diagnósticos existentes. La psicología forense tiene injerencia en el ámbito de
los delitos para conocer las características de personalidad que presentan los
delincuentes desde el punto de vista psicológico, y los concibe como unidad
biopsicosocial.

Homicidio

El homicida es un individuo que tiene hábitos y normas sociales adaptadas a su


medio ambiente. Es decir, sus costumbres son socialmente adaptadas (vida
laboral, familiar, social), carecen de antecedentes policiales y penales. Pero la
investigación minuciosa de sus historias clínicas revela también que estos
individuos tuvieron numerosas dificultades en su vida de relación.

El homicidio como conducta individual se produce, por lo general, para solucionar


un conflicto interpersonal. El sujeto se encuentra ante el hecho de que debe
enfrentar un nuevo problema, y esa circunstancia, acumulada con otras, puede
descargar en él una intensa agresividad, un descontrol, a veces tan impulsivo,
donde, por ejemplo, no puede dejar de golpear a la víctima.

En el homicidio como conducta individual encontramos varias tipologías:

o Homicidio por alcoholismo: el alcohol, como factor coadyuvante en un


homicidio puede interpretarse desde dos ángulos: la actividad delincuente
hacia el alcohol en general y su actitud en el instante en que se cometió el
homicidio. Un alcohólico puede mostrar la misma pauta de conducta en el
instante de su homicidio que en estados alcohólicos anteriores, la única
diferencia es que, en estas últimas situaciones, su conducta no fue tan
extrema.
o Homicidio por discusión o pelea: el conflicto aquí está dado por una
discordia que puede ser causada por un motivo sutil o, por el contrario, por
una larga enemistad que conduce a la agresión homicida.
o Homicidio por cobertura: en este caso, se comete el hecho para ocultar un
hecho punible menos grave, por temor a ser denunciado o a la persecución.

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o Homicidio por identificación emocional (celos): algunos homicidios son el


resultado de un conflicto, donde se puede observar que el autor de la
conducta delictiva ha sentido que han herido su propia estimación y el
prestigio de su persona. Este tipo de conducta se manifiesta, por ejemplo,
en el individuo que cree poseer a su compañera y eso hace que sea celoso,
y mata a su compañera para establecer su propia estimación.
o Homicidio en estado psicótico: se desarrolla sin ninguna razón
manifiesta. Son bruscos, inesperados, impulsivos, aparentemente,
cometidos sin vacilación. El desencadenamiento imprevisto es propio de la
impulsividad esquizofrénica, que puede manifestarse en el odio agresivo
con respecto a un miembro de la familia o a un desconocido…. La conducta
delictiva irrumpe en estos sujetos de una manera brusca no acorde con su
modo de vida, utilizando su agresión hacia el mundo exterior, con el objeto
de impedir la disolución de su personalidad
o Homicidio sustituto: se trata de la muerte de una persona que sustituye al
individuo al que se pensaba matar. A primera vista, el homicidio parece
cometido en el curso de una agresión o de algún otro delito, sin embargo,
es posible que, al realizarse un examen psicológico, pueda descubrirse una
relación de carácter simbólico, entre el autor y la víctima en la que se
pensaba en principio.
o Homicidios por piedad: se refiere a ciertos individuos a quienes las ideas
delirantes de culpa, infelicidad o ruina los llevan a considerar como un peso
insoportable no solo la propia vida, sino también la de los demás,
especialmente, la de los familiares. Tal homicidio, comúnmente, va seguido
de suicidio.
o Homicidio asalariado: es cometido por individuos que presentan
características específicas de personalidad y realizan el delito a cambio de
una cantidad de dinero previamente estipulada, por lo común, desconocen
a su víctima y no planean el crimen, sino que se limitan a ejecutarlo, lo que
revela la índole de su patología.
o Homicidio político: el individuo que comete este tipo de homicidio
presenta una estructura de personalidad con marcados rasgos
psicopatológicos, con un gran monto de agresividad, que racionaliza su
conducta violenta y la justifica con sus ideas políticas. Es decir, el nivel
intelectual de estos sujetos (marcadamente psicópatas) los conduce a un
comportamiento "negador", utilizando mecanismos de defensa
intelectuales, donde se observa una profunda patología en el área afectiva.

En cuanto al homicidio de grupo, ocurre: Cuando al delito contribuye más de una


persona en calidades diferentes, con arreglo a la forma en que participan. [Así]
puede haber un autor o varios autores instigadores y cómplices, y estos pueden
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ser necesarios o secundarios. El autor principal del delito es el que lo ejecuta y lo


hace… Los coautores son los que toman parte en su ejecución, [en forma de
cooperación]. Los cómplices son los que prestan una ayuda sin lo cual el delito no
se hubiera cometido en la forma particular en que se cometió. Desde una
perspectiva psicológica, el homicidio de grupo nos indica que es necesario
estudiar la dinámica de la participación del sujeto en la conducta delictiva… En las
situaciones relacionadas con este tipo de homicidio, encontramos: homicidio por
robo (el grupo tiene por objeto apoderarse del dinero u otras pertenencias), por
ende, el homicidio puede deberse a múltiples situaciones. Finalmente, se
describen una serie de actos homicidas, patológicos, avanzando desde el más
automático al más consciente.

En este sentido, podemos distinguir:

a) Homicidios que son cumplidos en un estado de inconsciencia total o casi


total, tales son los cometidos en el curso de los estados confusionales o en
los estados crepusculares epilépticos, donde es habitual la amnesia
posterior.
b) Homicidios que son ejecutados en un nivel de trastornos menos profundos,
como son los perpetrados por enfermos demenciales o confusos, cuyas
impulsiones agresivas escapan al control de su inteligencia.
c) Homicidios por motivación delirante, que dependen de sentimientos o ideas
de persecución, de celos o de envenenamiento.
d) Homicidio por obsesión, impulsión a la cual el sujeto se resiste hasta el
límite de lo posible.

Robo – hurto

El robo representa una actitud, una conducta particular del sujeto con referencia a
la propiedad ajena, a los bienes del otro. Puede ser estimada su acción como una
conducta utilitaria, debido a que recae sobre objetos que tienen valor de venta o
sobre algo que sirve para satisfacer sus necesidades; pero esta finalidad utilitaria
aparece en el análisis psicológico como cobertura de motivaciones más difíciles de
captar.

El hurto puede considerarse como el delito típico de gente pobre, principalmente,


de adolescentes. Existen diversos modos de cometerlo, desde los más simples
hasta los más audaces y raros, por ejemplo, tener preferencia por determinados
objetos. Suele encontrarse en estos individuos un deseo disimulado de seguridad,
falta de lazos afectivos, a excepción de su relación con los miembros de una
banda. Todos estos factores los impulsan a interesarse por los bienes ajenos,

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considerados como objetos que se debe poseer, más que como un medio de
satisfacer necesidades materiales.

Así como la conducta del hurto, el robo presenta múltiples formas de ejecución,
por el lugar, modo, instrumentos utilizados, participación, etc. Asimismo, hemos
observado que muchos ladrones se especializan en determinados objetos, por
ejemplo: hurto de ropas, neumáticos de automóviles, alimentos, etc. El análisis de
estas conductas delictivas debe relacionarse siempre con la motivación del
individuo, es decir, por algo este sujeto, que presenta determinados rasgos, roba,
por ejemplo, radios, dado que el robo de determinados objetos posee un
significado especial

En el estudio de las historias clínicas de los delincuentes sentenciados por hurto-


robo, hemos observado que se caracterizan por haber tenido una infancia
desfavorable para el desarrollo de una personalidad sana; inadecuado control
familiar, debido a la falta de uno de sus padres o al abandono familiar del que fue
objeto; frustraciones a sus necesidades internas por la carencia de una adecuada
protección y también frustraciones a sus necesidades externas, es decir, falta de
vivienda, ropas, cuidados, posibilidades de instrucción, de aprendizaje de un
oficio. También que tienen personalidades inestables, inmaduras, con escaso
sentido de responsabilidad, gran rebeldía hacia las normas sociales, mínimos
sentimientos de culpa y carencia de remordimientos por sus actos y conductas
antisociales

Los rasgos de personalidad del ladrón, se asemejan en gran medida a la


personalidad psicopática [TAP]… es una persona altamente agresiva e impulsiva,
carece de sentimientos de culpa, es incapaz de crear lazos duraderos de afecto
con otros seres humanos, [es] frío y carente de compasión, trata a las personas y
a los objetos como medios para su placer y, a pesar de que puede llegar a crear
relaciones, estas carecen de profundidad emocional, y terminan, frecuentemente,
en explosiones agresivas, lo que muestra una capacidad de afecto seriamente
dañada. La personalidad antisocial del ladrón se expresa frecuentemente como
una brutal y sádica agresión.

L2 El delito y la pena II
El delito: chantaje y estafa

“el chantaje consiste en la conducta del sujeto que obliga a otra persona a realizar
una disposición patrimonial valiéndose de imputaciones contra su honor o de
violación de secretos. Es una extorsión caracterizada por el medio comisivo”

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“la estafa consiste en engañar a otro con ánimo de lucro induciéndolo a realizar un
acto de disposición en perjuicio propio o ajeno”

Acerca del campo de acción de la psicología forense en los delitos de chantaje y


estafa, para poder sistematizarlos, encausarlos, relacionarlos y aplicarlos en el
análisis de situaciones concretas. No todo estafador será psicópata, pues hay
otras psicopatologías en las cuales también se puede desarrollar la comisión de
un delito de estafa, sin olvidar que alguien, en un estado de normalidad psíquica,
también puede ser sujeto activo del mencionado delito. No obstante, en la mayoría
de los procesos judiciales, se evidencia en la persona del victimario una
constelación psicológica compatible con la psicopatía.

Chantaje

En el Código Penal argentino, se tipifica el delito de chantaje dentro de la


extorsión, en los siguientes términos: ART Será reprimido con reclusión o prisión
de cinco a diez años, el que con intimidación o simulando autoridad pública o falsa
orden de la misma, obligue a otro a entregar, enviar, depositar o poner a su
disposición o a la de un tercero, cosas, dinero o documentos que produzcan
efectos jurídicos.

ARTÍCULO 169. - Será reprimido con prisión o reclusión de tres a ocho años, el
que, por amenaza de imputaciones contra el honor o de violación de secretos,
cometiere alguno de los hechos expresados en el artículo precedente.

el chantaje, como delito, consiste en la acción ejecutada por una persona al


obligar a otra a entregar, enviar, depositar o poner a su disposición o la de un
tercero, cosas, dinero o documentos que produzcan efectos jurídicos,
amenazándola con imputaciones contra su honor o violación de secretos. La pena
aplicable es prisión o reclusión de tres a ocho años.

El chantajista emocional es un tipo de persona habituada a manipular a los demás


para conseguir beneficios personales. Es decir, se ha acostumbrado a utilizar
métodos para limitar el poder de sus víctimas hasta conducirlas a una decisión
determinada.

Es importante tener en cuenta que el chantaje emocional no es un rasgo de


personalidad, sino un modo de relacionarse o dinámica relacional, que ha sido
aprendida e interiorizada, muchas veces, incluso, de forma casi inconsciente. Esto
significa que el rango de tipos de personalidad que hay detrás de los chantajistas
emocionales puede variar, aunque hay algunos más que otros a caer en este tipo
de comportamiento. Así pues, para reconocer a los chantajistas emocionales no

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es tan importante estudiar la personalidad del otro, sino ver en tiempo real cómo
interactúa con los demás.

Los rasgos y hábitos propios del chantajista emocional:

1. Muestran vulnerabilidades de forma artificial: Es muy típico de los


chantajistas emocionales hablar de o referirse tácitamente a sus propias
debilidades, incluso cuando eso no encaja bien con el tema del que se está
hablando en determinado momento. Normalmente, esta clase de
comentarios "gratuitos" y fuera de contexto pueden ser interpretados como
una señal de alerta de que la otra persona se siente muy mal, en vez de
reconocer en ellos una estrategia para manipular.
2. Los comentarios victimistas van orientados a unas pocas personas: Los
chantajistas emocionales no realizan esta clase de comentarios pesimistas
ante cualquier persona con la que tienen confianza, sino solo ante aquellas
a las que se quiere manipular. Esto es algo que revela el afán instrumental
de este comportamiento. No se trata, simplemente, de pedir ayuda, sino de
hacer que alguien en concreto haga algo determinado.
3. El uso instrumental de indirectas: Los chantajistas emocionales utilizan la
ambigüedad a su favor para hacer que determinadas personas empiecen a
pensar que tienen motivos para sentirse culpables. Es por eso que suelen
recurrir a indirectas, bien sea de forma personal o publicada en distintas
redes sociales, de forma pública o semipública, a través de textos
relativamente cortos, para asegurarse de que sean leídos en su totalidad.
4. La difusión del rumor del conflicto: Los chantajistas emocionales rara vez
expresarán señales de enfado o enemistad ante las personas a las que
quieren manipular, pero pueden inocular la idea de tensión no resuelta
esparciendo rumores a través del círculo social de la persona.

Actitud pasivo-agresiva desconcertante: Los chantajistas emocionales no utilizan


la actitud pasivo agresiva constantemente, pero sí en momentos clave, para que
su uso tenga unos efectos más potentes. Esto significa que, en ciertas ocasiones,
la otra persona actuará como si no esperase nada de la víctima, de un modo tan
teatral que parece querer decir lo contrario: "podrías estar haciendo mucho más
por mí".

Estafa

Se entiende por estafa aquella acción por la que un sujeto utiliza un engaño para
conseguir que otro cometa un error que le induzca a un acto de disposición en
perjuicio ajeno o propio, por ende, siempre debe hacerse con ánimo de lucro.

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En el Código Penal argentino, se tipifica el delito de estafa en los siguientes


términos: ARTÍCULO 172. - Será reprimido con prisión de un mes a seis años, el
que defraudare a otro con nombre supuesto, calidad simulada, falsos títulos,
influencia mentida, abuso de confianza o aparentando bienes, crédito, comisión,
empresa o negociación o valiéndose de cualquier otro ardid o engaño.

La defraudación consiste en causar un perjuicio patrimonial mediante el fraude,


generalmente, logrando que la víctima haga una disposición patrimonial a través
de un ardid o engaño. Utilizando nombre supuesto, calidad simulada, falsos títulos,
influencia mentida, abuso de confianza o aparentando bienes, crédito, comisión,
empresa o negociación.

Marchiori, citando Cesar Lombroso, refiere: "tiene un aspecto y un carácter


agradable que le es necesario para conquistar la simpatía y la confianza,
indispensables para una más fácil realización de su delito" El estafador, por su
comportamiento seguro, por la facilidad y naturalidad con que expone sus
invenciones y sus engaños, llega fácilmente a persuadir y a convencer, incluso, a
personas inteligentes. La fascinación de su personalidad radica en la fuerza de
autosugestión para convencerse a sí mismo de la verdad de sus palabras y de sus
hechos

El estafador siempre busca una identidad para justificar su narcisista concepción


de sí mismo, pero, a la vez, niega su propia identidad. Necesita satisfacer
fantasías de grandeza actuando y tratando de demostrar su concordancia y
semejanza con el ideal del yo. Es inteligente, observador y, entre sus rasgos más
acentuados, se encuentra una imaginación exuberante, un sentido exagerado de
la propia personalidad y una gran avidez.

El estafador explota la credulidad humana a través de sus mecanismos de


seducción y engaño... [Esto permite percibir] una falta de control social al engañar
a las víctimas. Existe una disminución de sus normas, falta de consideración e
insensibilidad ante la situación del otro.

El estafador no puede soportar la tensión ni la frustración, demuestra un tipo


particular de actitud hacia sus objetos, se dirige a las personas utilizándolas para
sus fines, presenta una específica combinación de defensas basadas en la
omnipotencia, que se manifiesta, particularmente, por su actitud de racionalizar o
intelectualizar sus conductas delictivas… El estafador tiene escasos sentimientos
de culpa por sus acciones, ya que, posiblemente, debido a su omnipotencia, a su
sentido exagerado de su propia personalidad, niega sus aspectos negativos y los
atribuye a los demás.

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En cuanto a los medios utilizados para cometer el delito, el estafador no usa


armas, pues rechaza la violencia y su yo no es suficientemente agresivo, sino que
sus instrumentos principales son su seducción y su habilidad para convencer a la
víctima.

L3 El delito y la pena III


El delito: delito sexual

Los delitos sexuales constituyen actos de violencia donde la fuerza física o la


intimidación son empleadas por una persona en contra de otra, para que participe
en actos sexuales a los que no dio consentimiento. Por su parte, “la conducta de
daño consiste en destruir, inutilizar o de cualquier modo dañar un objeto ajeno”
(Marchioni, 2004, p. 30). Puede estar dirigida a bienes de uso público, como, por
ejemplo, plazas, paseos, estatuas, bibliotecas, etc.; o a propiedades particulares,
casas muebles, automóviles, entre otros.

Que los delitos sexuales constituyen actos de violencia que: Pueden ser cometidos
por individuos que, por su conducta habitual, pueden considerarse adaptados, y la
dinámica de esa conducta está ligada a una momentánea exaltación erótica que
viene a desarrollarse, generalmente, bajo la influencia de condiciones ambientales
particulares, de leves estados de intoxicación (alcohol), de la lectura de impresos
pornográficos, etc.

La conducta de daño realizada por un individuo está dirigida a objetos que


pertenecen a personas con las cuales tiene cierta relación, por ejemplo, romper la
puerta del vecino que no lo saluda o los vidrios de un negocio cuyo dueño no le
vende cerveza o, en una discusión familiar, destruir objetos muebles. La conducta
reviste un carácter patológico cuando la agresividad es orientada
indiscriminadamente.

“La psicología forense estudia la conducta y los procesos mentales de


determinadas personas (presuntos delincuentes) para poder realizar un informe y
testificar en un juicio sobre ese informe. El trabajo del psicólogo forense se centra
más en el delincuente”

La conducta de violación, denominada más exactamente agresión sexual, “es la


relación sexual impuesta y consumada con violencia, en la cual la víctima es
forzada a realizarla. Se manifiesta, por lo general, como un delito propio de los
grupos rurales”. Las modalidades de la conducta de violación varían mucho, según
el agresor y las circunstancias. A veces, se trata de la violación llamada clásica,
entendida como conducta primitivamente agresiva, y también existen violaciones
particularmente sádicas. En esta última modalidad, los estudios han revelado que

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la satisfacción del violador o agresor sexual ha sido producida por la experiencia


de la agresión violenta y sádica sobre el cuerpo de la víctima, más que por la
significación genital de la conducta, pues algunos individuos se complacen en herir
a la mujer, golpearla o matarla.

La conducta de incesto “es la relación sexual entre parientes consanguíneos” y


se considera un delito de aislamiento. Los autores de estas conductas tienen poco
contacto con el mundo exterior. Frecuentemente, la madre ha desaparecido como
compañera y la hija ha pasado a ocupar su lugar. En algunos casos, la madre
tiene una parte de culpa y responsabilidad, porque tolera calladamente la relación
de su marido con la hija. Estas relaciones duran, a veces, años.

Hesnard (1973) señala que la exploración psicoanalítica en la conducta de incesto


puede revelar, en ciertos incestuosos, mecanismos psíquicos particularmente
especiales; por ejemplo, un padre se ocupa de una o varias hijas, después del
abandono de los niños por la mujer, y este interés adquiere progresivamente un
matiz erótico.

La impudicia con niños es un delito que cometen casi exclusivamente los


individuos de sexo masculino, y también es un delito típico de la ancianidad. Entre
los aspectos determinantes de esta conducta, debe mencionarse la demencia
senil en sus diversos grados. Por lo general, este delito es cometido por individuos
a quienes les es difícil conseguir una pareja adulta y, por ello, siguen la línea de
menor resistencia y buscan a un niño o a un adolescente.

Lawrenz distingue dos grupos en su estudio con respecto a la criminalidad de


edad avanzada:

a) Los que tienen una mayor edad: quienes refieren que mucho antes de la
comisión del hecho se había extinguido la potencia y la libido. Así, el llamado
resurgimiento del interés sexual manifestado en la deshonestidad con víctimas
jóvenes es considerado por estos individuos como un fenómeno sorprendente.
Este grupo está constituido, de forma predominante, por aquellos delincuentes en
los que se ven con mayor claridad los síntomas de un catabolismo demencial.

b) El segundo grupo de individuos es más joven y las referencias a una pérdida de


la libido son más escasas. El delito suele ser tan incompatible con su anterior
actitud y modo de vida como entre los autores del primer grupo.

El exhibicionista es un individuo que obtiene satisfacción exponiendo los


genitales. Esto va acompañado, generalmente, de gestos sugestivos y,
comúnmente, de masturbación. Muchos exhibicionistas han comenzado a serlo
como consecuencia de ciertos castigos infligidos, que se relacionan con la

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masturbación, en cuyo contenido estaba la amenaza de castración. Generalmente,


el exhibicionista no puede ser acusado por otro delito, no es agresivo como otros
delincuentes sexuales (violadores) y no es tan peligroso.

La prostitución. Lo sorprendente de esta conducta no es solo la entrega onerosa,


sino, sobre todo, la breve vinculación y el continuo cambio de pareja. Es evidente
que el hecho de que una mujer se entregue corporalmente para ganar un sustento
tiene un valor sintomático.

Las prostitutas tienen un pronóstico desfavorable, la terapia debería comenzar en


el periodo de incubación, es decir, que la prostitución debería ser orientada
preventivamente en lo general y terapéuticamente en lo individual, como es dable
observar ante cualquier enfermedad. Desde un punto de vista político-criminal, el
tratamiento de la prostitución no es un problema jurídico penal, sino psicológico y
social.

Daño

La conducta de daño consiste en destruir, inutilizar o, de cualquier modo, dañar un


objeto ajeno. En esta figura, también son múltiples las circunstancias relacionadas
con el lugar, modo e instrumentos utilizados para dañar. La conducta de dañar
puede ser dirigida a bienes de uso público, por ejemplo: plazas, paseos, estatuas,
bibliotecas, etc.; o propiedades particulares: casas, muebles, automóviles,
etcétera.

El daño puede cometerlo un individuo o un grupo. Aquí se acentúa la diferencia en


cuanto a los objetivos y el significado que adquiere la conducta. Si la realiza un
grupo, el daño se produce, por lo general, en el transcurso de una manifestación y
la conducta constituye una protesta o implica una reacción de determinadas
agrupaciones ante un sistema de gobierno, etc.

Otra conducta delictiva que puede considerarse como expresión de una particular
forma de agresividad destructiva dañosa es la del incendio. El individuo encuentra
una especial satisfacción al asistir a un incendio provocado por él. En la
piromanía, la vida humana no está directamente amenazada y, más que al
atentado contra el bien público o privado, apunta al fin emocional que causa el
incendio, que puede acarrear una catástrofe.

La conducta del dañador puede asemejarse a la del epiléptico: es una convulsión


motora en la que el yo pierde el control normal sobre los movimientos. Tanto en el
trastorno afectivo como en el ataque epiléptico, aparece un tipo de motilidad que
tiene cierto parecido con la motilidad afectiva del niño. Su inteligencia es inferior al
término medio, podemos hablar de una debilidad intelectual.

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El dañador posee una personalidad inmadura e infantil, su pensamiento es lento:


es sensible.

La conducta de daño se da más frecuentemente en los adolescentes. Su conducta


es una actitud de rebeldía hacia las imágenes de autoridad (padres, maestros,
policías, etc.)

También la realizan adultos alcoholizados. La conducta delictiva no es planeada,


es impulsiva, y el dañador, por lo general, no utiliza armas. En las historias clínicas
de los dañadores se observan dificultades en la relación con sus padres por no
haber recibido la atención adecuada y problemas en el aprendizaje de tareas,
especialmente, educativas. Estas situaciones son importantes y decisivas para su
posterior desenvolvimiento y determinarán, en gran medida, su conducta delictiva.

L4 El suicidio
“El suicidio es un enigma. En su análisis, se encuentran múltiples significaciones,
lo cual da cuenta de lo indescifrable del acto, así como la ausencia de referencia
concluyentes y explicaciones ante el hecho trágico”

¿Cuál es el perfil de un suicida? Según los psicólogos, una persona que comenta
a otra que quiere suicidarse es un candidato. Otro perfil destacado es el de aquella
persona que lleva tiempo pensando en la forma de acabar con su vida, a veces,
años. Igualmente, hay otros que lo intentan hasta dar con la forma menos dolorosa
o segura de llevarlo a cabo. Por ende, para reconocer el perfil de un suicida, es
necesario indagar en lo que acontece en la mente de una persona, bien sea que
insinúe o exprese ideas suicidas, lo intente por primera vez, repita el intento o que,
finalmente, ejecute el acto.

¿Qué ocurre cuando no existe claridad de que una muerte ocurrida se trata de un
suicidio consumado? En estos casos, debe efectuarse una autopsia psicológica
para evaluar “cómo era la víctima en vida, su comportamiento y estado mental,
tras una reconstrucción social, psicológica y biológica post mortem” comenzando
en la escena de muerte.

“La totalidad de los autores acuerda vincular los fenómenos del suicidio en general
con un modelo plurifactorial que implica, a la vez, factores socioculturales,
ambientales y psicopatológicos”

El suicidio. Nociones generales y conceptuales

La palabra suicidio procede del latín. Se compone de dos términos: sui (de sí
mismo) y caedere (matar). Etimológicamente significa matarse a sí mismo. Esta es
una definición muy amplia.

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La definición de lesiones sobre uno mismo con el fin concreto de quitarse la vida
es un poco más exacta. Esta finalidad, además, es lo que diferencia al suicidio del
autolesionismo y del accidente. [De allí que, para este autor] el suicidio es la
búsqueda de la muerte intencional, consciente y autoinfligida. Para nosotros, la
definición de suicidio es la acción de quitarse la vida de forma voluntaria y
premeditada. Significa, pues, darse muerte a uno mismo.

El suicidio es definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como todo


acto por el que un individuo se causa a sí mismo una lesión o un daño, con un
grado variable de la intención de morir, cualquiera sea el grado de la intención letal
o de conocimiento del verdadero móvil.

Los criterios para identificar si una muerte es un suicidio fueron valorados en un


grupo de trabajo de la OMS reunido en Nueva York en 1986 y después fueron
escogidos en un trabajo de Van Egmond y Cols (1989)”

Estos criterios que conforman, a su vez, un concepto del suicidio, son los
siguientes:

 “Un acto con una consecuencia fatal;


 cometido deliberadamente por el propio difunto;
 con conocimiento o expectativas de su desenlace fatal;
 mediante el cual el difunto pretendía producir cambios que él o ella
deseaban”

¿Cuáles son las causas del suicidio? “Desde la perspectiva filosófica, sociológica y
clínica, se pueden buscar múltiples factores que se pueden englobar en cuatro
causas”

1. Enfermedad depresiva: se puede determinar con intervención de la


psicopatología estudiando los síntomas, en consonancia con lo establecido
en el DSM al realizar la autopsia psicológica.
2. Falta de apoyo familiar y social: para abordar esta posible causa, es
necesario indagar, a través de técnicas propias de la psicología, como
pueden ser entrevistas a su entorno.
3. Letalidad. Conflictiva real: es la probabilidad de que un individuo específico
se mate a sí mismo en el futuro inmediato. Es sinónimo de la mortalidad del
acto y es una dimensión muy importante para entender a cualquier persona
potencialmente suicida.
4. Impulsividad (personalidad), esta eventual causa puede ser abordada
desde la psicopatología identificando las características de la personalidad,

14
PSICOLOGIA FORENSE

en consonancia con los trastornos de personalidad determinados en el


DSM al realizarse la autopsia psicológica.

¿Por qué en un determinado momento alguien toma esta decisión? Como base
cuatro teorías.

1. Teoría suicidio / enfermedad mental. Esta antigua teoría surgió al


comprobarse que el suicidio supone una ruptura de las normas sociales, en un
momento en el que este acto no se comprendía, sobre todo, en países
católicos, donde el suicida no podía ser enterrado en cementerios religiosos,
sino civiles. Así, el suicidio se justificaba con la enfermedad mental para poder
ser enterrado en suelo santo y solía dejar estigmas en el seno de la familia en
la que se producía.
2. Teoría suicidio / balance. Para esta teoría, una persona comete suicidio
cuando no existe un balance o equilibrio entre el esfuerzo por alcanzar un
logro aspirado, de cualquier naturaleza, y el esfuerzo para conseguirlo. Así, la
persona comete suicidio al concluir que el esfuerzo no se ha compensado.
3. Teoría suicidio en cortocircuito neuronal. Explica, muchas veces, el suicidio en
mujeres, sobre todo, tras un fracaso amoroso. También explica el suicidio con
otros problemas, ante los que la persona no sabe qué hacer. En estos casos,
la víctima no analiza la situación, que ve como insalvable, cuando, si se parara
a pensarlo, concluiría que no es para tanto.
4. Teoría suicidio inducido. Esta teoría considera dos tipos de suicidio: el
colectivo, asociado a sectas; y el suicido de a dos, asociado a parejas.

Ahora bien, los mecanismos suicidas siguen siendo clásicos y típicos, y se


engloban en tres grandes grupos:

 Métodos asfícticos: ahorcadura, sumersión.


 Grandes traumatismos: precipitación, atropello, tren, armas blancas
(sección de venas y degüello), armas de fuego.
 Intoxicaciones: barbitúricos (preferido por las mujeres), monóxido de
carbono, plaguicidas

Por su parte, los métodos comunes utilizados para llevar a cabo el acto suicida se
subdividen en dos grupos:

a) Métodos de acción lenta: ingestión de medicamentos o sustancias nocivas,


uso de bebidas alcohólicas, dejar de comer, uso de drogas.
b) Métodos de acción rápida: uso de armas de fuego, ahogarse, saltar de un
piso alto, tirarse de un auto en movimiento, accidente de autos,
ahorcamiento, cortarse las venas.

15
PSICOLOGIA FORENSE

Clasificación

 Conductas suicidas: son las encaminadas a conseguir ese fin — consciente


o inconscientemente— o el aniquilamiento de una parte de la persona.
 Simulación suicida: es la acción de suicidio que no llega a su fin, por no
existir auténtica intención de llegar a él.
 Riesgo de suicidio: es la posibilidad de que una persona atente
deliberadamente contra su vida. Dicho riesgo se incrementa si existe la idea
de minusvalía de la vida, deseo de muerte por considerarla un descanso,
amenazas y tentativas suicidas previas.
 Suicidio consumado: es el intento que ha tenido éxito, bien como expresión
de los auténticos deseos suicidas o como una casualidad no deseada
dentro del comportamiento suicida.
 Intento de suicidio o para suicidio: es aquel acto sin resultado de muerte, en
el que un individuo, de forma deliberada, se hace daño a sí mismo.
 Suicidio accidental: es aquel realizado con un método del cual se
desconocía su verdadero efecto, o con un método conocido, pero que no se
pensó que el desenlace fuera la muerte, no deseada por el sujeto al llevar a
cabo el acto.
 Suicidio intencional: es cualquier lesión autoinfligida deliberadamente
realizada por el sujeto con el propósito de morir y cuyo resultado es la
muerte.

En este sentido, es importante distinguir los síntomas que anteceden al acto


suicida, tomando en cuenta los siguientes indicadores:

 Reducción del ámbito de la vida psíquica, aislamiento y estancamiento de la


energía.
 Inhibición de las agresiones: al sujeto lo agreden y no puede descargar
hacia los demás, las soporta hasta que las vuelve contra sí mismo.
 Deseos de muerte y fantasía de autodestrucción
 Manejo del suicidio como solución en broma o en serio, directa o
indirectamente.

Diagnóstico

En el DSM-5, y por primera vez, aparece el suicidio como trastorno de


comportamiento. Los criterios propuestos para su diagnóstico son los siguientes:

 El individuo ha realizado un intento de suicidio en los últimos 24 meses. Un


intento de suicidio es una secuencia de comportamientos iniciada por el
propio individuo, quien, en el momento de iniciarlos, espera que el conjunto

16
PSICOLOGIA FORENSE

de acciones lleve a su propia muerte. El momento de inicio es el momento


en el que tuvo lugar un comportamiento vinculado al método del suicidio.
 El acto no cumple criterios para la autolesión no suicida, es decir, no
conlleva una autolesión dirigida a la superficie corporal que se realiza para
aliviar un sentimiento o estado cognitivo negativo o para conseguir un
estado de ánimo positivo.
 El diagnóstico no se aplica a la ideación suicida o a los actos preparatorios.
 El acto no se inició durante un delirium o un estado de confusión.
 El acto no se llevó a cabo únicamente con un fin político o religioso.

Pacto suicida

El pacto suicida es el acuerdo mutuo entre dos o más personas para morir juntos
al mismo tiempo, usualmente, en el mismo lugar y mediante el mismo método.
Generalmente, se trata de parejas muy vinculadas afectivamente como cónyuges
y familiares, o miembros de una misma organización política o secta religiosa.

Asistencia y prevención

El comportamiento suicida aparece más claro cuando se considera como una


forma de comunicación, pues, en la mayor parte de los casos, la actividad suicida
aparece al término de una larga cadena de acontecimientos que han llevado a la
persona a tomar la decisión de que la vida no vale la pena ser vivida, o que, con el
peligro de perder algo tan valioso para casi todos los seres humanos, como es la
vida, se puede manipular o presionar a los otros. En este sentido, deben
reconocerse tres importantes realidades:

 El suicidio es un suceso que pretende enviar un mensaje de una persona a


otra (incluye grupos sociales).
 Existe una persona específica o grupo social que se espera que reciba el
mensaje del suicidio. El acto suicida se comete por esa persona o grupo,
por encima de todo.
 El principal contenido del mensaje que se transmite es el enojo
desesperanzado.

La posvención incluye las actividades desarrolladas con los sobrevivientes de la


persona que comete suicidio, para reducir los efectos posteriores que el evento
traumático puede provocar en ellos, cuyas vidas cambiarán para siempre. El
propósito de la posvención es ayudar a los que sobreviven a vivir más, de forma
más productiva y con menos tensión de la que pudieran haber tenido, y así facilitar
su recuperación en relación con la pérdida sufrida y prevenir otras conductas
suicidas en los allegados.

17
PSICOLOGIA FORENSE

Referencias acerca de las políticas públicas que desarrolla la Argentina en el tema


de suicidio, con especial énfasis en adolescentes

La Ley Nacional de Salud Mental 26657, sancionada en 2010, fue reglamentada


en 2013 y es un marco de referencia clave para este tema.

La Ley 27130 o Ley Nacional de Prevención del Suicidio, sancionada en 2015,


tiene como objetivo la disminución de la incidencia y prevalencia del suicidio,
mediante la prevención, la asistencia y la posvención, que son las acciones
destinadas a trabajar con el entorno de la persona que se quitó la vida, para evitar
nuevos eventos.

El Plan Nacional de Salud Mental 2013-2018 (PNSM), aprobado por Resolución


Ministerial 2177/2013, prevé la capacitación continua, en el tema de suicidio.

En el marco de la Comisión Nacional Interministerial de Políticas en Salud Mental


y Adicciones (CONISMA), se ha conformado una mesa de trabajo intersectorial
con eje en el abordaje comunitario de la problemática del suicidio.

M4 - Víctima del delito I

L1 Víctima del delito


En psicología, la victimología es el estudio de las causas por las que determinadas
personas son víctimas de un delito y de cómo el estilo de vida de estas personas
conlleva una mayor o menor probabilidad de que una determinada persona sea
víctima de un crimen.

Victimología. Nociones introductorias. Concepto

Sus predecesores en los juristas cubanos: Diego Vicente Tejeda, Francisco


Fernández Plá y José Ramón Figueroa, quienes en el año 1929 presentaron en el
Colegio de Abogados de La Habana su disertación, titulada “La protección a la
víctima del delito”. Posteriormente, una década después, Benjamín Mendelsohn
realiza estudios e investigaciones definiendo la victimología como la ciencia
encargada del estudio de la víctima.

La victimología se refiere al estudio de las víctimas del delito, y dentro de ella cabe
diferenciar lo que los autores denominan “microvictimología” y “macrovictimología”.
“El primer término comprende, estrictu sensu, el estudio de las víctimas de las
infracciones criminales, mientras que el segundo comprende la victimización por
abuso del poder político, económico y religioso, es decir, por acciones que causen
daños físicos, psicológicos o económicos comparables a los producidos por el

18
PSICOLOGIA FORENSE

delito; dentro de la macrovictimología, entra también el estudio y la solución de


muchos problemas distintos de los tratados por el derecho penal tradicional”.

La victimología como disciplina (Mendelsohn) nace ligada a la criminología, tras la


Segunda Guerra Mundial, con el objeto de ocuparse del estudio científico de las
víctimas, esto en respuesta a que tanto el derecho como la criminología e incluso
la psicología forense se habían centrado solamente en el agresor o delincuente,
prestando escasa atención a la parte agraviada.

Para López Tapia, la victimología es una disciplina que, mediante el análisis de los
hechos ilícitos, testigos, policía y sucesos posteriores por los que pasó la víctima,
trata de buscar soluciones para recluir o eliminar la delincuencia y para reparar el
daño causado.

Para Tamarit, la victimología puede definirse hoy como la ciencia multidisciplinar


que se ocupa del conocimiento de los procesos de victimización y
desvictimización, es decir, del estudio del modo en que una persona deviene
víctima, de las diversas dimensiones de la victimización (primaria, secundaria y
terciaria) y de las estrategias de prevención y reducción de [esta], así como del
conjunto de respuestas sociales, jurídicas y asistenciales tendientes a la
reparación y reintegración social de la víctima.

Víctima. Concepto

“una víctima es una persona o animal que sufre un daño o perjuicio por culpa
ajena o por una causa fortuita. Cuando el daño es ocasionado por una persona,
esta recibe el nombre de victimario”

En esta dirección, la Real Academia Española (RAE) define a la víctima de cuatro


maneras diferentes:

 Persona o animal sacrificado o destinado al sacrificio.


 Persona que se expone u ofrece a un grave riesgo en obsequio de otra.
 Persona que padece daño por culpa ajena o por causa fortuita.
 Persona que muere por culpa ajena o por accidente fortuito.

Todas las personas que sufren un delito son víctimas de ese hecho, aunque hayan
padecido distintos tipos de daño. La víctima puede haber sido asaltada sin
ninguna consecuencia física (solo le sustrajeron dinero u otros bienes), golpeada o
lastimada en medio del robo (golpes de puño, heridas de arma blanca, balazos,
etc.) o puede haber fallecido como consecuencia directa de la agresión. En este
último caso, se habla de una víctima fatal.

19
PSICOLOGIA FORENSE

Una persona puede ser víctima de sus propias acciones, lo cual ocurre
especialmente en individuos que padecen ciertos trastornos de la personalidad.
Por diferentes motivos, algunas personas se conducen a sí mismas hacia el
fracaso laboral o emocional, o se producen algún tipo de daño físico.

Los desastres naturales también generan víctimas. Estos son los casos de fuerza
mayor, donde, en principio, no se puede hacer nada para evitar el daño. Sin
embargo, siempre hay formas concretas de minimizar las consecuencias de una
eventual catástrofe natural (inundaciones, sequías, erupción de un volcán, sismo),
aunque requieren de medios económicos y de voluntad política.

Numerosos autores e instituciones plantean sus constructos, entre los que cabe
destacar los siguientes:

 Mendelsohn. No identifica a la víctima con una persona, sino con un


carácter. Así, la víctima es la personalidad del individuo o de la colectividad,
en la medida en que está afectada por las consecuencias sociales de su
sufrimiento, determinado por factores de origen físico, psíquico, económico,
político o social. Considera a la víctima potencial, lo que importa tomar en
cuenta es su sufrimiento, independientemente de los factores que lo
producen.
 Stanciu. Para este autor la víctima es un ser que sufre de manera injusta.
Por tanto, la víctima es la persona sobre quien recae la acción criminal o la
sufre en sí misma, sus bienes o sus derechos, siempre que este sufrimiento
sea injusto (lo que no quiere decir que sea necesariamente ilegal, [pues]
también hay conductas legales que pueden producir sufrimiento).
 Hans Von Hentig decía que, para la ley penal, la víctima es un blanco fijo al
que el autor dirige sus disparos. Ella sufre, puede defenderse, pero su
resistencia es vencida, en casos graves, mediante la fuerza y la amenaza.
Por tanto, [para este doctrinario] la víctima es la persona que ha sido
lesionada objetivamente en alguno de sus bienes jurídicamente protegidos
y que experimenta subjetivamente el daño con malestar o dolor.

¿Qué importancia tiene el estudio de la víctima para la psicología forense? El


estudio de la víctima para la psicología [forense] resulta particularmente
importante en cuanto al rol participante o desencadenante que le compete a
[ellas]. Los psicólogos, [los profesionales del ámbito forense, las autoridades e
inclusive la ciudadanía] han de ser conscientes de la relación causal que existe
entre la ocurrencia del delito y la contribución del agraviado en su victimización,
por lo cual, [para el análisis de la conducta criminal], resulta primordial el ejercicio
técnico de poder determinar cuáles son las aportaciones tanto del agresor como
de la víctima en el hecho criminal.

20
PSICOLOGIA FORENSE

L2 Víctima del delito II


Luego de estudiar a la víctima y entenderla “como un sujeto sobre quien recae de
forma pasiva la acción del delito; a considerar su posible participación en los
hechos; a plantear que existe una relación compleja entre victimario y víctima”, es
posible comprender que existe una relación inversamente proporcional entre la
culpabilidad del victimario y la participación de la víctima en el hecho que lo
victimiza.

Al estudiar el concepto aportado por la psicología sobre [la victimización], nos


percatamos de que esta ciencia un tanto que niega la posibilidad real de que
exista victimización ante la ocurrencia de una conducta lesiva, pues para esta
rama de la medicina el fenómeno objeto de estudio está referido a la posición
tóxica que adopta una persona que se considera víctima de situaciones que
exagera y no necesariamente que lo victimizan, poniéndose en el centro de
ataques que no siempre lo son.

Relación autor-víctima. Víctimas vulnerables

Podríamos considerar al delito cómo una interacción física/conductual, observable


y multivariable, que para su comisión necesita de la “pareja delictual o criminal”,
compuesta por las acciones y omisiones tanto del agresor o victimario como de la
víctima en cuestión.

La interacción autor-víctima del delito es uno de los aspectos más importantes en


el análisis de la conducta delictiva. El delito es un proceso dinámico que se
establece en la relación autor-víctima, siendo esencial para el esclarecimiento de
las circunstancias que llevaron al delincuente a la agresión y la reacción de la
víctima.

La relación entre el delincuente y la víctima permite analizar las circunstancias del


encuentro autor-víctima y especialmente las relaciones interpersonales que
influyen para que el individuo sea la víctima. La complejidad de conocer qué
sucede en la interacción autor-víctima lleva a considerar que, así como cada
individuo es único, particular, así la relación que se establece entre ambos
también es única en su expresión, modalidad, calidad, en el valor que cada uno le
otorga, en las experiencias anteriores, en las vivencias, y en la historia de la
relación autor-víctima (tiempo, circunstancias de conocimiento, afecto, actividades
y vivencias compartidas). partiendo de una criminología clínica, Marchiori (1998)
nos ofrece una sistematización para llevarnos a la comprensión de la interacción
delictiva, referida fundamentalmente a la relación autor-víctima del delito, en que
se analizan los mecanismos psicológicos de las circunstancias del encuentro entre
ambos, donde distingue:
21
PSICOLOGIA FORENSE

1. El autor y la víctima pertenecen al mismo grupo familiar, señala el


maltrato a menores, homicidios por celos, alcoholismo, incesto y un gran
número de delitos que no son denunciados, como lesiones e impudicicias
con menores (Marchiori, 1998).
2. Víctima conocida para el autor, se dan diversas circunstancias: cercanía
domiciliaria, de trabajo, entre otras, que permiten conocer la situación y las
costumbres de la víctima, para cometer delitos de robo, sexuales,
homicidios por venganza, entre otros (Marchiori, 1998).
3. Víctima desconocida para el autor, casi siempre existe una visualización
previa de ciertas circunstancias, que también se refieren al lugar de
ocurrencia de la agresión, como en los casos de las pandillas que hacen
víctimas de delitos sexuales, o en casos de exhibicionistas que efectúan
una rápida selección de su víctima impresionable frente a su conducta
patológica.

Con respecto a la existencia de tipologías victimológicas, existen disímiles criterios


doctrinales. Mendelsohn plantea que las víctimas se clasifican en tres grandes
grupos: en el primero se encuentra la víctima inocente; en el segundo, las víctimas
provocadoras, por imprudencia, voluntarias, y por ignorancia; y el tercero agrupa a
la víctima agresora, simuladora e imaginaria. Según Neuman, las víctimas se
clasifican en individuales, familiares, colectivas, sociales y la victimización
supranacional.

Landrove nos ofrece una clasificación interesante y por demás completa, que
seguidamente referimos:

1) Víctimas no participantes (o fungibles): También denominadas enteramente


inocentes o ideales. Su intervención no desencadena el acto criminal; la
relación entre el infractor y la víctima es irrelevante. A su vez, dentro de
esta categoría se distingue entre víctimas accidentales e indiscriminadas.
Las primeras son sustituidas por el azar en el camino de los delincuentes.
Las segundas integran un sector incluso más amplio que el anterior, al no
sustentar en ningún momento vínculo alguno con el culpable.
2) Víctimas participantes (o infungibles): Desempeñan cierto papel en el origen
del delito, interviniendo, voluntariamente o no, en la dinámica criminal. Se
habla de las víctimas alternativas, en alusión a aquellas que se sitúan
voluntariamente en posición de serlo, dependiendo del azar su condición de
víctima o de victimario (como sucede en algún duelo o pelea). Finalmente,
la mayor contribución se produce en el supuesto de las víctimas voluntarias,
que instigan el delito o lo pactan libremente.
3) Víctimas familiares: Pertenecen al núcleo familiar del infractor, y se
encuentran en una situación de especial vulnerabilidad por su relación
22
PSICOLOGIA FORENSE

convivencial o doméstica con aquel (lo que a su vez explica la amplia «cifra
negra» de los delitos producidos en este entorno). Los malos tratos y las
agresiones sexuales en el hogar tienen principalmente como objeto pasivo
a los miembros más débiles: las mujeres y los niños.
4) Víctimas colectivas: [Son aquellas que corresponden a] delitos que lesionan
o ponen en peligro determinados bienes cuya titularidad no corresponde a
una persona natural, sino a una persona jurídica, a la comunidad o al
Estado: delitos financieros, fraudes al consumidor, delitos informáticos y
otras defraudaciones de lo que suele denominarse delincuencia de cuello
blanco.
5) Víctimas especialmente vulnerables: [Son] aquellos sujetos que por
diversos motivos ofrecen una predisposición victimógena específica. Entre
esas circunstancias se encuentra la edad, ya que a los niños y ancianos les
suele resultar más difícil ofrecer una resistencia eficaz. También el estado
físico o psíquico del sujeto, debido a la mayor debilidad provocada por
ciertas enfermedades y minusvalías; la raza, que motiva [la] victimización
de algunas minorías; y el sexo, siendo generalmente mujer la víctima de
ciertos delitos producidos en el entorno familiar, laboral, etc.… Asimismo
existen factores sociales que proporcionan esa mayor victimización: la
desahogada posición económica, el estilo de vida, la ubicación de la
vivienda, el trato con grupos marginales, etc., amén del riesgo inherente al
ejercicio de algunas profesiones (policías, vigilantes, taxistas, empleados de
entidades bancarias, farmacéuticos…), y particularmente el ejercicio de la
prostitución.
6) Víctimas simbólicas: Algunas personas sufren actos dirigidos a menoscabar
un determinado sistema de valores, partido político, ideología, secta o
familia, a los que pertenece el agraviado, siendo un elemento
representativo de [ellos]; los asesinatos de Martin Luther King o Aldo Moro
suelen ser citados como ejemplos.
7) Falsas víctimas: Denuncian en delito que en realidad no ha existido,
ofreciendo una doble modalidad: simuladoras, que actúan conscientemente
poniendo en marcha el proceso con el fin de provocar un error judicial; e
imaginarias, que creen erróneamente (por causas psicológicas o por
inmadurez psíquica) haber sufrido un acto criminal.

Asistencia

La asistencia y el tratamiento clínico criminológico hacen referencia a los medios


para ayudar a la víctima del delito, entendidos como la aplicación de todas las
medidas tendientes al conocimiento, comprensión y ayuda a la víctima para
atenuar y superar las consecuencias producidas por la conducta delictiva. La

23
PSICOLOGIA FORENSE

asistencia victimológica “tiene por objeto principal atenuar las graves


consecuencias que deja el delito en la víctima y en su familia”.

La asistencia victimológica requiere, en sus pautas básicas, la comprensión, la


consideración prioritariamente de la vivencia de temor o pánico que sufre la
víctima, el miedo a la repetición del delito —hecho traumatizante—, la sensación y
vivencia se encontrase aún inmerso en la situación agresiva, lo que provoca una
desorganización, despersonalización y desrealización; pánico por la persistencia
de estar viviendo una situación de peligro, por el desamparo individual y familiar, y
una percepción de inseguridad y desprotección, de sentirse vulnerable y expuesta
ante el delincuente.

La asistencia victimológica comprende diversos niveles y momentos que operan


integralmente:

1) Nivel asistencial-terapéutico: La asistencia, en su primer momento o nivel,


implica la necesidad de una respuesta inmediata. En este sentido, el trabajo
victimológico está definido por una respuesta institucional-social para
atender el sufrimiento de la víctima rápidamente, para cubrir la urgencia, en
el tiempo y en la comprensión de la específica situación delictiva. La
asistencia parte esencialmente de una actitud de credibilidad del relato
victimológico, pues esto permite establecer una relación de confianza
basada en el respeto y la credibilidad de la víctima.
2) Nivel de información: Este segundo nivel abarca diversos momentos, desde
la información básica sobre los derechos de la víctima y la importancia del
acompañamiento profesional, por familiares o amigos (cuando no se
encuentra el grupo familiar), hasta las instituciones a las que la víctima
debe concurrir, como hospitales, policía o administración de justicia. La
información, orientación y acompañamiento a la víctima permite que el
problema se encauce por los procedimientos legales correspondientes, por
ejemplo, la denuncia. El valor del acompañamiento es que la víctima no se
sienta desprotegida y carente de información y orientación, y también tiene
un valor eminentemente terapéutico, teniendo por fin:
 Que la víctima vivencie que no se encuentra sola frente a las
consecuencias que le ha provocado el delito.
 Atenuar la angustia, miedo, temor y sensación de inseguridad y
vulnerabilidad personal.
 Poder enfrentar nuevas situaciones derivadas del delito, realizar la
denuncia del hecho, trasladarse a la policía, al juzgado, a las
instituciones donde debe someterse a las pericias criminológicas,
declaraciones ante el juez, proceso penal, enfrentarse con el victimario,
[con el abogado] defensor y con la familia [del autor]
24
PSICOLOGIA FORENSE

 Evitar nuevas victimizaciones, [pues] una víctima acompañada estará


menos expuesta a ser victimizada institucionalmente.

L3 Prevención del delito


La prevención del delito, desde una perspectiva criminológica victimológica,
comprende las diversas medidas para evitar o atenuar el delito.

La prevención del delito surge débilmente en la escuela clásica del derecho penal,
[en] relación [con] su vinculación con la pena, al considerarse que la pena
representa en sí misma una importante función de intimidación en la población y,
por consiguiente, de evitación del delito. Pero, para algunos criminólogos, como
José María Rico, la prevención tiene su origen en la escuela positivista unida al
concepto de tratamiento del delincuente.

El desarrollo de la psicología forense en los últimos tiempos ha generado nuevos


espacios en los que los profesionales psicólogos puedan incorporarse desde una
perspectiva de su disciplina que no tiene que ver únicamente con lo pericial-
tribunalicio. Estos nuevos espacios, entre otros, tienen que ver con las políticas
públicas, la gestión gubernamental, etc.…

Desde esta óptica, la psicología forense ha dejado de ser meramente del Poder
Judicial y ha comenzado a intervenir también desde las órbitas de los Poderes
Ejecutivo y Legislativo.

Por lo tanto, en el ámbito de la prevención del delito (más allá de la pena, es decir,
las estrategias de prevención del delito que son de carácter ejecutivo y que no
tienen que ver con la prevención “moderna iluminista” de la ley penal), es
importante que se tengan en cuenta los aportes de la psicología forense a los fines
de colaborar en la implementación de estrategias que apunten a la reducción del
delito.

Desde hace aproximadamente 40 años, se han venido desarrollando, con diversos


matices y múltiples resultados, toda una serie de estrategias de prevención de
delito que han dado en llamarse “más allá de la pena”.

Estas técnicas tienen la particularidad de que son corrientes dentro de la


criminología que se encuentran separadas del derecho penal y buscan intervenir
aún antes de la comisión de un delito.

Según Sozzo una estrategia de prevención del delito se define como una forma de
pensar y practicar la prevención del delito más allá de la pena, que posee efectos
sociales y culturales característicos. En [cuanto] forma de pensar, cada estrategia
involucra una serie de presupuestos teóricos y políticos que no solo articulan una

25
PSICOLOGIA FORENSE

visión acerca de la cuestión más estrecha de cómo prevenir el delito, sino que
involucran una serie de perspectivas acerca de un conjunto de problemas más o
menos conexos con aquel.

En las últimas décadas, la prevención ha sido un tema central en la criminología y


la victimología. Entre las principales razones del estudio y aplicación de las
medidas preventivas, se pueden mencionar, a nuestro modesto criterio, los
siguientes aspectos:

1) El incremento de una delincuencia agravada en sus modalidades delictivas


y la aparición de nuevas formas de criminalidad… Estamos hablando de un
sistema colapsado.
2) Los gravísimos daños ocasionados en las víctimas y en la sociedad. Mayor
número de víctimas, no solo en aspectos cuantitativos, sino cualitativos,
esto es, elección del delincuente de víctimas vulnerables que no pueden
percibir el peligro, no pueden defenderse, ni solicitar ayuda. [Por ende],
sufren las más graves consecuencias que provoca el delito.
3) La impunidad en el accionar de los delincuentes, especialmente de la
criminalidad organizada. Se observa que solo un escaso número de
ciudadanos víctimas obtiene justicia por el daño sufrido…
4) La alta vulnerabilidad de las víctimas… Se observa en los últimos años un
agravamiento en los modos de la criminalidad, en las armas utilizadas, en la
crueldad hacia la víctima. Una víctima que precisamente es elegida por su
vulnerabilidad.
5) Los altos costos económicos, sociales, culturales y éticos que provoca la
delincuencia. Este aspecto, fundamental de política criminal y preventiva,
aún no está suficientemente comprendido por el Estado.
6) El colapso institucional policial y de la administración de justicia. El
agravamiento y [la] extensión de la criminalidad han conducido a un colapso
de las instituciones policiales y de administración de justicia donde se
advierte que muchas de las metodologías institucionales se perciben y
resultan obsoletas.
7) La reincidencia delictiva… implica múltiples fracasos: el penal, el [del]
sistema penitenciario, el fracaso del propio individuo y el de su familia para
ayudarlo en la recuperación… Constituye uno de los problemas más serios
a nivel institucional y social. La reincidencia es un agravamiento del delito,
un deterioro en la personalidad del delincuente y un revés de los medios
empleados para asistirlo.
8) Fracaso del sistema penitenciario en la recuperación individual y social del
delincuente. [Ocasiona] alta reincidencia…, en numerosas situaciones
provocada por sobrepoblación de las cárceles, la carencia de personal

26
PSICOLOGIA FORENSE

especializado, las infraestructuras inadecuadas, la cambiante política


penitenciaria que implica una crisis en el sistema penitenciario, donde se
han olvidado de que en ella ingresa el individuo: una persona.
9) La carencia de asistencia y ayuda a las víctimas de delitos. Son precarios
aun los programas de asistencia a los ciudadanos que han sido víctimas de
delitos. Aquí se observa que se carece de personal especializado. Si bien
es cierto que en los últimos años se ha avanzado, [este] está delimitado a
las zonas urbanas —grandes ciudades— o determinadas regiones.
10)El descalabro de las penas tradicionales, vinculadas a la reincidencia
delictiva… Se ha agravado el índice de la reincidencia —persistencia en el
delito— por la carencia de programas que realicen una tarea de redes
institucionales sociales, económicas, de vivienda, de asistencia familiar [y]
de tratamiento penitenciario para evitar la continuidad en el delito.
11)Débiles respuestas institucionales y estatales frente al crimen organizado.
Hace mucho tiempo que se está llegando “demasiado tarde” en los
aspectos de detección, tratamiento y prevención de los grupos delictivos y
de las organizaciones criminales. Se observa una alta impunidad, que
conduce a una situación social anómica y destrucción de los niveles de
redes sociales y culturales.
12)La carencia de investigaciones sobre la criminalidad que conduzca al
conocimiento de las formas de delincuencia por regiones y la
implementación de medidas preventivas. Esto implica un compromiso de
las universidades de los países latinoamericanos para conocer la
criminalidad de cada región teniendo en consideración los estudios e
investigaciones criminológicos y victimológicos. México es uno de los
principales países de Latinoamérica donde se advierte una real
preocupación de sus universidades por el problema de la criminalidad. En
Argentina, el CEPREDE se ofrece como la única alternativa científica que
ilumina dicha imprescindible tarea.
13)Carencia de personal especializado en los proyectos y aplicación de
medidas de prevención asociadas a políticas sociales. En todos los campos
y áreas de la criminología, se observa esta carencia de personal
especializado en criminología, victimología, ciencias penales,
penitenciarismo, adolescentes en conflicto con la ley penal, en adicciones,
mediación comunitaria, trabajadores sociales, expertos en evaluación de
programas, coordinadores barriales, encuestas de victimización, todo ello
en relación [con] las verdaderas necesidades de la región.
14)Se advierte un marcado atraso en las respuestas institucionales frente al
delito, a la criminalidad, al delincuente y hacia la víctima.

Modelos de prevención

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PSICOLOGIA FORENSE

Las estrategias de prevención del delito, más allá de la pena, se enmarcan en tres
grandes grupos, bien diferenciados entre sí:

La estrategia de prevención situacional-ambiental tiene que ver con medidas


dirigidas a formas altamente específicas de delito que involucran el management,
diseño o manipulación del ambiente inmediato en que estos delitos suceden, en
un modo tan sistemático y permanente como sea posible, de forma tal de reducir
las oportunidades de estos delitos, tal como son percibidos por un amplio conjunto
de potenciales ofensores.

El objetivo central de esta estrategia de prevención del delito puede ser sintetizado
como la reducción de las oportunidades para la realización de los delitos. De allí la
centralidad que tiene para esta estrategia la idea de “oportunidad”. Esta reducción
de oportunidades puede declinarse en tres direcciones:

 Aumentar los esfuerzos involucrados en la realización de los delitos.


 Aumentar los riesgos —ya sean reales o percibidos como tales— de
detección y detención del potencial delincuente.
 Reducir las recompensas de los delitos.

La estrategia situacional-ambiental se funda en una serie de presupuestos


teóricos que definen una determinada manera de pensar el delito y el control del
delito, sobre todo en su dimensión preventiva, que amalgaman elementos de
diversas construcciones teóricas generadas en el campo de la criminología.

La estrategia de prevención social está constituida por un conjunto complejo de


intervenciones que buscan afectar los procesos sociales y culturales que se
conciben como forjadores de condiciones de posibilidad para que un individuo se
comprometa en la realización de actividades delictivas. De este modo, se intenta
evitar dicho compromiso, removiendo lo que comúnmente es visualizado como sus
“causas”.

La estrategia de prevención comunitaria, que, según algunos autores, ha


intentado ser una estrategia en sí misma, pero terminó siendo un híbrido de las
anteriores mencionadas. Estas intervenciones tienen en común realizar una
apelación fuerte a la “comunidad”, antes que nada, como el espacio local de
interacción social en que los problemas de seguridad frente al delito se producen
y, por ende, donde deben ser enfrentados. En este sentido, “comunidad” desplaza
y reemplaza a “sociedad” (propio de las estrategias anteriores), y, evidentemente,
uno de los rasgos de estas intervenciones, por oposición a aquellas englobadas
en la prevención social, es ser “local”.

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PSICOLOGIA FORENSE

Por su parte, la vertiente criminológica-victimológica expuesta por Marchiori (2014)


incluye varios modelos:

- “El modelo clásico o punitivo, que resulta de la aplicación de la pena y tiene


como objetivo preventivo apartar al delincuente del delito”
- “El modelo médico-psicológico-terapéutico, que realiza la prevención del
delito por medio del diagnóstico y tratamiento individualizado del
delincuente para su readaptación y evitar la persistencia-reincidencia en el
delito”
- El modelo social, que parte del concepto [de] que la delincuencia surge en
un medio social y cultural propicio por las fallas en las estructuras y en la
organización sociales.
- Modelo preventivo comunitario, que consiste en la participación activa de
los vecinos para la transformación de su propio barrio o zona que habita. El
centro vecinal es el núcleo de la participación de los vecinos y sus
respuestas para la seguridad.
- “Modelo de prevención mecánico o físico, dirigido al manejo del espacio
inseguro y propicio a la victimización. La prevención significa la
modificación de los espacios a través, también, de la participación vecinal”
- “Modelo de diseño ambiental, consiste en la transformación de los espacios
inseguros por espacios seguros” (Marchiori, 2014, p. 3). En este modelo se
muestran aplicables las consideraciones anteriores.
- Modelo de seguridad urbana, que implica una respuesta a la problemática
del crecimiento descontrolado de las ciudades, que genera exclusión,
marginalidad, delincuencia.
- Modelo preventivo victimológico, cuyo objetivo es fortalecer las redes de
prevención de victimización. [Este] modelo preventivo está vinculado y
derivado del diagnóstico de la criminalidad, es decir, qué se desea prevenir,
qué tipo de delitos, a qué víctimas afecta y los daños provocados a la
comunidad, serán las bases para la puntualización del programa.

¿Es factible que la psicología forense intervenga en alguno de ellos?


Consideramos factible la intervención de peritos psicólogos en el modelo
preventivo victimológico para la asistencia y tratamiento, en conjunción con la
psicopatología, con el fin de aplicar medidas tendientes al conocimiento, la
comprensión y la ayuda a las víctimas para atenuar y superar las consecuencias
producidas por el delito, a nivel asistencial terapéutico, realizando entrevistas
iniciales con estas para elaborar el diagnóstico de la situación victimológica y
comenzar el tratamiento adecuado a su problemática específica.

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PSICOLOGIA FORENSE

De igual forma, podemos estimar: [Es] importante la intervención de la psicología


forense en el ámbito de la estrategia de prevención social, ya que se apunta en
este tipo de actividad a las causas de la criminalidad, y sus postulados teórico-
prácticos son afines a la disciplina que nos compete.

L4 Ética de la práctica profesional


¿Qué aspectos éticos debe tener presente el psicólogo forense al desempeñar su
rol? En el contexto donde trabaja el psicólogo forense…, suelen existir fuertes
diferencias de intereses entre las partes implicadas en el conflicto, y estas, a
menudo, por no decir en la mayoría de los casos, tratan de influenciar y presionar
directa o indirectamente al [especialista], tanto a nivel profesional como personal,
para que se realice una pericial que se ajuste y apoye los argumentos que van a
utilizar como prueba en el juicio… La realización del trabajo pericial se puede ver
afectada en su objetividad, por lo que el esfuerzo del perito debe de ser máximo
para mantener la mayor neutralidad e integridad en el conflicto, con el objeto de
minimizar los posibles daños que un informe mal elaborado pueda ocasionar…
Una de las reglas básicas [que] tener en cuenta en el trabajo forense es la de
aportar los datos disponibles de forma objetiva y rigurosa, y, de acuerdo con unos
principios éticos, los juicios y opiniones deben estar fundados en términos teóricos
y empíricos, lo cual viene a suponer que se debe realizar la actividad en términos
de máxima imparcialidad…la actuación profesional del psicólogo debe ser
realizada con las debidas garantías éticas y científicas, adaptadas a las
limitaciones recogidas en el Código Deontológico, como modo de prevenir y evitar
conductas que sobrepasen los límites de las normas de su ejercicio profesional

Ética y deontología. Conceptos generales. Código de Ética del Colegio de


Psicólogos

La deontología o teoría deontológica se puede considerar como una teoría ética


que se ocupa de regular los deberes, traduciéndolos en preceptos, normas
morales y reglas de conducta, dejando fuera de su ámbito específico de interés
otros aspectos de la moral. También se define como la “parte de la ética que trata
de los deberes y principios que afectan a una profesión”

La deontología de la psicología en Argentina surge a partir de la consolidación


institucional y académica de la profesión, proceso que culmina con la sanción de
leyes de ejercicio profesional en todo el territorio. En este contexto, los colegios
profesionales de las diferentes provincias fueron sancionando sus códigos de
ética, y en 1999 surge el Código Nacional de Ética de la Federación de Psicólogos
de la República Argentina como un intento de unificar criterios deontológicos.

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PSICOLOGIA FORENSE

El preámbulo contiene las bases del resto del texto, donde se determina que “los
psicólogos nucleados en las entidades que conforman la Federación de
Psicólogos de la República Argentina se comprometen a ejercer su profesión
guiados por los principios y reglas de acción que contiene este Código de Ética”.

La declaración de principios comprende los siguientes:

 Respeto por los derechos y la dignidad de las personas: Los psicólogos se


comprometen a hacer propios los principios establecidos por la
Declaración Universal de los Derechos Humanos. Asimismo, guardarán el
debido respeto a los derechos fundamentales, la dignidad y el valor de
todas las personas y no participarán en prácticas discriminatorias.
Respetarán el derecho a la intimidad, privacidad, autonomía y el bienestar
de las personas, grupos y comunidades.
 Competencia: Los psicólogos se comprometen a asumir niveles elevados
de idoneidad en su trabajo, reconociendo las fronteras de sus
competencias particulares y las limitaciones de su pericia. Proveerán
solamente aquellos servicios y técnicas para los que están habilitados por
su formación académica, capacitación o experiencia. Tendrán en cuenta
que las competencias que se requieren en la asistencia, enseñanza y/o
estudios de grupos humanos varían con la diversidad de dichos grupos y
épocas.
 Compromiso profesional y científico: Los psicólogos se comprometen a
promover la psicología en cuanto saber científico. En su trabajo, asumirán
sus responsabilidades profesionales, a través de un constante desarrollo
personal, científico, técnico y ético. Los psicólogos se mantendrán
actualizados en el conocimiento científico y profesional relacionado con su
ejercicio, reconociendo la necesidad de una formación continua, y harán un
uso apropiado de los recursos científicos, profesionales, técnicos y
administrativos.
 Integridad: Los psicólogos se comprometen a promover la integridad del
quehacer científico, académico, y de la práctica de la psicología. Al
informar acerca de sus antecedentes profesionales y curriculares, sus
servicios, sus honorarios, investigaciones o docencia, no deberán hacer
declaraciones falsas o engañosas. Se empeñarán en ser sumamente
prudentes frente a nociones que degeneren en rotulaciones que devalúen
o discriminen.
 Responsabilidad social: Los psicólogos se comprometen a asumir sus
responsabilidades, profesionales y científicas, hacia la comunidad y la
sociedad en la que trabajan y viven. Este compromiso es coherente con el

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PSICOLOGIA FORENSE

ejercicio de sus potencialidades analíticas, creativas, educativas, críticas y


transformadoras.

Las reglas que los psicólogos deberán observar en relación con el consentimiento
informado, el secreto profesional y sus límites, la responsabilidad en las relaciones
profesionales (con los destinatarios de los servicios profesionales, con los colegas,
con la profesión y la comunidad), la investigación psicológica, la docencia y las
declaraciones públicas (publicidad de sus servicios profesionales, divulgación y
publicaciones).

Es pertinente anotar: No existe un código de ética, o código deontológico


del psicólogo forense, al menos ninguno que sea universalmente aceptado.
La American Psychological Association, que posee un “Code of Ethics” del
psicólogo, ha optado por no tener un código específico para el psicólogo
forense, e insiste en el uso normativo del Código Ético General del
Psicólogo.

Dimensión ético-deontológica de la evaluación forense

Las dimensiones éticodeontológicas que se deberían englobar en la formación de


la especialidad en psicología forense se centrarían básicamente en [lo siguiente]:

 Cumplimiento estricto de las normas deontológicas colegiales que deben


regir cualquier intervención psicológica.
 Construcción y desarrollo de una práctica forense respetuosa con el
desarrollo y defensa de los derechos humanos…
 Tensiones y desafíos profesionales propios del entorno forense…,
implícitos al diálogo psicología-proceso penal…

Almendros (2012) plantea [que] el código de la APA, en 2002, adoptó cinco


principios éticos generales:

1. Principio de no-maleficencia, evitando dañar a los semejantes.


2. Principio de justicia, como concepto de equidad, sin que ello permita
discriminaciones en el ejercicio profesional en razón de edad, sexo, raza,
religión o cualquier otra circunstancia.
3. Principio de beneficencia, basado en la pretensión de que la actuación
profesional resulte beneficiosa procurando un bien objetivo, potenciando los
beneficios, y minimizar en lo posible los riesgos.
4. Principio de autonomía, participando de modo libre y consciente.

Mala práctica (mala praxis)

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PSICOLOGIA FORENSE

Si los códigos resguardan los derechos de los pacientes en [cuanto] sujetos de


derecho, y esto trasunta en los códigos en términos de obligaciones profesionales,
entonces existirán modos correctos y modos incorrectos de sostener esa
obligación jurídica. Los modos incorrectos redundarán en lo que se denomina
“mala praxis”.

La mala praxis constituye un concepto jurídico referido fundamentalmente a las


conductas que ponen en riesgo o dañan directamente aquellos bienes jurídicos
tutelados por las leyes y, en consecuencia, también por las normas deontológicas.
Necesariamente a bienes materiales; por ejemplo…, el deber de confidencialidad,
de consentimiento informado, las regulaciones respecto de las transgresiones de
los límites profesionales, etc., tienden al resguardo de los derechos a la intimidad,
autonomía [y] autodeterminación, respectivamente.

“Se trata de la responsabilidad civil derivada de las obligaciones civiles y


profesionales que se establecen en el Estado de derecho. En este sentido, el
propio profesional debe responder en ese campo en [cuanto] sujeto de derecho”

La mala praxis no es exclusiva de la práctica psicológica, sino que podría


imputarse a cualquier profesional… En los términos civiles del artículo 1109 del
Código Civil: “Todo el que ejecute un hecho que por su culpa o negligencia
ocasiona un daño a otro está obligado a la reparación del perjuicio”.

¿En qué supuestos se encuadran las acciones que ejecutó el psicólogo


denunciado que conllevaron el incumplimiento de sus obligaciones configurando
una mala praxis? Veamos:

 La imprudencia es entendida como falta de tacto, de mesura, de cautela,


falta de precaución, de discernimiento y del buen juicio debido por parte del
profesional de la salud, lo cual lo lleva a asumir riesgos innecesarios.
França-Tarragó la define en los siguientes términos: “osadía
desproporcionada en la que incurre un psicólogo al usar métodos que,
estando dentro del conjunto de conocimientos o prácticas de la profesión,
requerirían un entrenamiento específico no recibido por un determinado
psicólogo. La Asociación Argentina de Psiquiatras define a la imprudencia
como “falta de sensatez para elegir la alternativa terapéutica que resulte
más conveniente, con descuido de las precauciones necesarias”.
 La negligencia es entendida como la falta de cuidado y abandono de las
pautas ya estudiadas, probadas e indicadas de tratamiento. Es un acto
negativo; un psicólogo podría ser acusado de negligencia si no realiza la
interconsulta pertinente con un médico cuando sea necesario para, por

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PSICOLOGIA FORENSE

ejemplo, descartar el origen orgánico del cuadro (organicidad) [por] tratar y


así arribar a un diagnóstico adecuado.
 La impericia significa la falta o insuficiencia de conocimientos sobre los
procedimientos básicos o elementales para la atención de un caso, que se
presumen y se consideran adquiridos por la obtención del título profesional
y el ejercicio de la profesión. Es un elemento negativo (por ejemplo,
equivocar un diagnóstico y basar el tratamiento sobre ese diagnóstico
errado).
 La inobservancia de los reglamentos o deberes a su cargo
(apartamiento de la normativa legal aplicable). Es también un hecho
negativo que casi siempre es acompañado por una actitud de indiferencia o
de negación respecto de las disposiciones dictadas por una norma o por un
reglamento [que] cumplir. Acontece cuando, existiendo una normativa
positiva (por ejemplo, ley de internación psiquiátrica, códigos de ética, etc.)
o una exigencia verbal o escrita ordenada por un superior responsable, el
subalterno no le da cumplimiento, generando un resultado indeseable.

Respecto de la responsabilidad penal, se debe tener en cuenta que la mala


praxis no está tipificada como delito. En cambio, sí se sancionan las
consecuencias de una mala praxis, por ejemplo, los homicidios o lesiones
culposas. El artículo 84 del Código Penal Argentino establece que será reprimido
con prisión de 5 a 10 años e inhabilitación especial en su caso, por cinco a diez
años, “el que por imprudencia, negligencia, impericia, en su arte o profesión o
inobservancia de los reglamentos o de los deberes a su cargo, causare a otro la
muerte”. Mientras que el artículo 94 pena con prisión de un mes a dos años o
multa e inhabilitación especial de uno a cuatro años “al que por imprudencia o
negligencia, por impericia en su arte o profesión, o por inobservancia de los
reglamentos o deberes a su cargo, causare a otro un daño en el cuerpo o en la
salud”. Es decir, entonces, que los artículos 84 y 94 contemplan situaciones en
que una mala praxis pone a la otra persona en una situación de peligro que deriva
en la muerte o en un grave daño.

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