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Art 80 avocación de competencia

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La norma reconoce la posibilidad que la ley expresamente pueda autorizar a los órganos
superiores a avocarse el conocimiento y decisión de un asunto originalmente atribuido a otro
órgano, operando como una forma de ascenso o succión de la competencia por parte del
superior jerárquico. Como consecuencia de esta avocación, asume la competencia como propia
para decidir el asunto el órgano superior, y el acto se entenderá dictado por él, a todos los
efectos, incluso para definir la procedencia de los recursos.
Salvo en el supuesto de delegación de competencias, en el que las autoridades delegantes
están habilitadas a poderse avocar el conocimiento de los asuntos delegados, en todos los
demás, la existencia de la avocación necesita de una norma habilitante de efecto general para
que proceda. Pero la transferencia de competencia hacia arriba, no es posible realizarla en
base exclusivamente a los poderes jerárquicos y a la norma general, sino que la habilitación
general debe responder a uno de dos factores, la materia de que se trate y la estructura de la
entidad, justificación que es necesario explicitar en la decisión.
De lo expuesto se puede entender que la avocación opera en dos contextos posibles:
- En la relación orgánica de jerarquía, donde el superior y el inferior tienen una misma
competencia material y, por tanto, el superior asume como propia la competencia no obstante
el orden competencial establecido.
- En la relación de delegación, por la cual el delegante retiene la disposición última
- sobre la competencia.

El sentido de la norma es limitar las posibilidades de avocación de la competencia


administrativa, por cuanto representa varios inconvenientes: que se pueda distinguir en
función de las personas para decidir a cuáles casos se avocan y, ser adversa a una política de
descentralización.

Art 81.- disposición común a la delegación y avocación de competencia.

Los cambios de competencia que la ley contempla, requieren la concurrencia de cuatro


características. Como tal, el acto administrativo que aprueba la delegación o avocación de
competencias no refleja una facultad discrecional, sino reglada, con una serie de exigencias
que debe cumplir.
La norma bajo comento ha establecido cuatro exigencias:
* Temporalidad
Por la cual ninguna transferencia de competencias puede ser permanente ni inde-terminada,
sino debe estar sujeta a un término fijo para asegurar la previsibilidad en el accionar de la
administración pública
* Motivado
La segunda exigencia es que el acto que establezca la avocación o delegación, deba
fundamentarse en las causales previstas en la Ley en los artículos 67 y 69 para su procedencia.
La autoridad debe argumentar y convencer que si acuerda la delegación es porque existen
circunstancias de índole técnica, económica, social o territorial, que lo hagan aconsejable; o si
acuerda la avocación, deba responder a la materia de que se trate o en la estructura de cada
entidad

*Generalidad: referirse a una serie de actos o procedimientos


Como la transferencia de competencia es una figura prevista en función del servicio público y,
no de la situación particular de los administrados, la norma establece que tal disposición debe
referirse a una serie de actos o procedimientos y no a casos específicos. Esta misma norma
proscribe que la transferencia de competencias sirva para dar preferencias, privilegios o
generar discriminaciones entre los asuntos y administrados.

*Comunicación a los administrados


La transferencia de competencias no es un fenómeno de trascendencia meramente interna,
sino con importantes proyecciones en el estatuto del administrado. Po ello, se constituye en
una exigencia a favor del administrado, que la decisión de transferir la competencia se
notifique a los interesados en los expedientes en curso
afectos a esta decisión.

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