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Introducción

En cuando al proceso preventivo o cautelar de lo que se trata en este tema, es


aquella garantía que tienen todas aquellas personas que están en un proceso, y
su objetivo es la de garantizar que se cumpla lo que un juez haya dictado en una
sentencia, y por medio de un proceso preventivo o cautelar que se puede
embargar un bien a la persona demandada con el propósito de que cumpla una
obligación que se le ha impuesto en un juicio y también para que la otra parte
tenga garantizado de que se le va a pagar algún dalo en sus bienes o prevenir
riesgo que puede dañar o lesionar su integridad física.

Objetivo
El objetivo principal del proceso preventivo es la de darle una garantía a la parte
que demanda a que se le cumpla lo que haya pedido por la parte demandada.

El objetivo es garantizar o prevenir cualquier incumplimiento de la parte


demandada sobre una obligación.
PROCESO PREVENTIVO O CAUTELAR
DENOMINACION
Nadie puede puntualizar qué recursos o medios tiene una persona para prevenir
una serie de consecuencias o de riesgos que puedan lesionar su patrimonio, su
integridad moral, su personalidad, etc., porque realmente la gama de recursos
debería de ser ilimitada, es decir, no estar fijada en preceptos legales que
contuvieran medidas concretas más que en casos determinados (v. gr. depósito
de personas, alimentos provisionales, etc.), sino' en disposiciones generales que
garantizaran en forma plena la función preventiva del derecho o de la jurisdicción.
La prevención de los males que aquejan a la sociedad es llenada en parte por la
función de policía, pero los sistemas jurídicos deberían arbitrarse otros medios
para evitar en un momento dado consecuencias de hechos que no tienen por qué
causarse si pueden prevenirse.
El proceso preventivo o cautelar (o de aseguramiento), llena un cometido singular
dentro de la función de prevención de consecuencias perjudiciales, que
posiblemente surgirán en un futuro inmediato de no ponerse en juego una medida
cautelar.
Sin embargo, ha sido muy discutida la autonomía del proceso cautelar. De la
Plaza ha sido uno de sus más fervientes defensores y tiene para él tanta
importancia que ha formulado una clasificación finalista de los procesos partiendo
de' la diferenciación en proceso cautelar, de cognición y de ejecución, la cual le
sirve de motivo principal para la sistematización de su obra.
Desde la clásica obra de Calamandrei, se han fijado con precisión los caracteres
de la providencia cautelar. Así el primer elemento que caracteriza a las
providencias cautelares es su provisoriedad, o sea la limitación de la duración de
sus efectos.
Esto es explicable porque, precisamente, esos efectos se producen en el lapso
comprendido entre la emisión de la providencia cautelar y la producción de la
providencia jurisdiccional definitiva.
El otro elemento característico está determinado por el periculum in mora, o sea lo
que Calamandrei califica como “La existencia de un peligro de daño jurídico,
derivado del retardo de una providencia jurisdiccional definitiva”. De manera que,
en aquellos casos en que se presente la necesidad de prevenir un daño que se
teme, el cual por la inminencia del peligro puede convertirse en daño efectivo si no
se dicta la providencia cautelar, encontramos los elementos propicios para
aproximarnos a la idea del periculum in mora, porque además de esos dos
elementos (prevención y urgencia) se requiere la “necesidad de que para obviar
oportunamente el peligro de-daño que amenaza el derecho, la tutela ordinaria se
manifieste como demasiado lenta, de manera que, en espera de que se madure a
través del largo proceso ordinario la providencia definitiva, se deba proveer con
carácter de urgencia a impedir con medidas provisorias que el daño temido se
produzca o agrave durante aquella espera”.
Entre las que se refieren al proceso cautelar, tenemos;
a) Carácter marcadamente instrumental. El Derecho Procesal « i sí participa de
este carácter instrumental, por lo que obviamente también tendrán esta naturaleza
sus diversos institutos. Pero cuando se piensa que las resoluciones obtenidas a
través del -proceso cautelar no son definitivas y que siempre tienen su explicación
en relación a cualquiera de los otros dos tipos de proceso (de cognición y de
ejecución), se comprende fácilmente que el proceso cautelar sirve principalmente
para los designios propios de los otros procesos, y por eso es instrumental en lo
que respecta a ellos. Tiene, por decirlo así, una instrumentalidad específica,
porque la satisfacción del interés no se logra directamente, sino a través de un
proceso ulterior;
b) por ese mismo carácter no definitivo se dice que este proceso es precario y
provisional; y
c) son verdaderos procesos jurisdiccionales, en cuanto que son actuados por
órganos del Estado que desempeñan una función jurisdiccional y no
administrativa.
Ahora bien, la acción que se ejercita en los procesos cautelares, está supeditada a
lo que en doctrina se le llama condiciones de la acción cautelar, que en este caso
son dos: a) un conocimiento prima facie del derecho invocado; y b) la posible
existencia de un daño (periculum in mora). La certeza de la existencia del derecho
no se requiere, precisamente por la naturaleza propia de este instituto, y la
necesidad de la medida, en la mayoría de los casos se manifiesta por sus
caracteres de urgencia.
En base a lo poco que he entendido a lo que trata el proceso preventivo o
cautelar en donde comenta que no debería de haber unos cuantos recursos
para proteger a las personas que hayan sido afectadas por otras personas
ya sea de sus bienes o su integridad física por esas causas las garantías
deberían de ser ilimitadas ya que se trata de proteger a las personas de otras
con malas intenciones, ya que la constitución misma garantiza la protección
de sus habitantes esto se encuentra en su artículo 2 donde comenta que es
deber del estado garantizarle a sus habitantes la vida, la seguridad, la paz y
entre otras, por la misma razón se debería de tener recursos ilimitados y sin
ningún plazo ya que se trata de personas de lo que la constitución habla en
sus artículos.
CLASIFICACION
Tampoco hay una posición unánime en la doctrina respecto a la clasificación de
los institutos cautelares, aunque las que se han esbozado parten de la propuesta
por Calamandrei en su monografía citada.
Calamandrei formula una clasificación en cuatro grupos:
A) Providencias instructorias anticipadas, que tienen en cuenta un posible futuro
proceso de cognición, y por ello, tratan de fijar y de conservar ciertas resultancias
probatorias, que serán utilizadas en aquel proceso en el momento oportuno. Aquí
se incluyen todas las hipótesis de conservación o aseguración de la prueba;
B) Providencias dirigidas a asegurar la futura ejecución forzada, entre las cuales
destaca como importante la figura del secuestro;
C) Providencias mediante las cuáles se decide interinamente una relación
controvertida, entre las cuales se incluyen las denuncias de obra nueva y de daño
temido, alimentos, providencias de “urgencia” o “temporales”; y
D) Providencias que imponen por parte del Juez una caución, la cual debe prestar
el interesado como condición para obtener una ulterior providencia judicial.
En opinión de algunos autores no todas las providencias incluidas por
Calamandrei en su clasificación tienen el carácter de cautelares, lo cual nos indica
que si desde el punto de vista doctrinario es difícil lograr una catalogación
adecuada, mayormente lo será en el plano legislativo en que hay que concretar en
normas, principios que todavía están sujetos a discusión.
El proceso cautelar conservativo tiene como objetivos mantener un estado de
hecho, o bien inmovilizar las facultades de disposición de un bien; en ambos casos
con el propósito de asegurar los resultados de un proceso ulterior de cognición o
de ejecución. Ejemplos los encontramos en los interdictos de obra nueva y de obra
peligrosa, en el secuestro, en la anotación de demanda.
El proceso cautelar innovativo asegura el resultado de un proceso ulterior, creando
nuevas situaciones de hecho que facilitan ese resultado. Ejemplos de ellos
tenemos en el depósito de personas, en los alimentos provisionales, en las
situaciones derivadas de la ausencia; en el embargo preventivo.
Calamandrei da su clasificación de las medidas que se pueden tomar en el
caso de los procesos preventivos o cautelares para asegurar que por medio
de estos recursos dicho por el autor antes mencionado se le pueda
garantizar a la parte dañada a que se le pague los daños que se le ocasiona,
pero otros autores han opinado de diferente forma sobre esta clasificación
de Calamandrei porque según estos autores no tienen carácter de
cautelares.
CODIGOS DE GUATEMALA
En la República de Guatemala la labor de codificación se llevó a cabo en el siglo
pasado, en el año 1877. En esa oportunidad se emitió el Código de Procedimiento
Civil de fecha 8 de marzo de 1877 y la Ley de Enjuiciamiento Mercantil de 20 de
julio de 1877, los cuales estuvieron en vigor hasta que fue promulgado el Código
de Enjuiciamiento Civil y Mercantil (CECYM ), sancionado por la Asamblea
Legislativa el 26 de mayo de 1934.
En el Código de Procedimiento Civil de 1877 se incluyó un párrafo en el Libro I,
Título IX dedicado a las providencias precautorias, entre las cuales se mencionaba
específicamente el arraigo, el embargo preventivo y la intervención de bienes (Art.
274).
Esta misma orientación se conservó en el CECYM, que incluyó un capítulo en el
Libro I, Título IV, al cual también llamó providencias precautorias, conservando el
arraigo, el embargo y la intervención de los bienes (Art. 193).
Desde luego, en otras partes dél CECYM aparecen otras providencias, que
pueden edificarse de precautorias y que no figuran en el Capítulo que trata de las
mismas.
En cuanto al arraigo, de acuerdo con la legislación anterior y la actual, basta que
se haya presentado la demanda para que la medida pueda ordenarse. Si se
solicitare previamente, lo cual no ocurre frecuentemente en la práctica, deben
llenarse las demás condiciones requeridas para el ejercicio de la acción cautelar, a
las cuales ya hemos aludido. Estas condiciones estaban previstas en el artículo
192 CECYM, que disponía: “ El que pida la providencia precautoria, deberá
acreditar el derecho en que se funde y la necesidad de la medida que solicita; y
está obligado: 1°) A determinar con claridad y precisión, lo que va a exigir del
demandado; 2°) A fijar la cuantía de la acción; y 3°) A indicar el título de ella. En
cuanto al arraigo, bastará haber presentado la demanda”.

El GECYM establecía, en general, que las providencias precautorias podían


dictarse, a solicitud de parte, en los siguientes casos:
1° Cuando hubiere temor de qué se ausente u oculte la persona contra quien deba
entablarse o se haya entablado una demanda;
2! Cuando haya motivos para presumir que se ocultan o dilapidan los bienes sobre
los que debe ejercitarse una acción real; o cuando se causen deterioros, daños o
perjuicios por negligencia o por culpa, en los bienes sobre los que deba recaer la
acción; y
3° Cuando la acción es personal, si el deudor intenta, en perjuicio del acreedor,
ocultar, gravar o enajenar sus bienes, o cuando los dilapide.
En estos casos, de acuerdo con lo que establecía el CECYM, en el primero de
ellos, procedía el arraigo; en los otros dos, el embargo precautorio o la
intervención (artículos 189 y 193 C E C Y M).

En el Código Procesal Civil y Mercantil vigente se cambió la orientación referida,


en cuanto al extremo dé la comprobación de la necesidad de la medida. La
comprobación rigurosa que se exigía tanto del derecho en que se funda el
solicitante como de la necesidad de la medida, había producido en la práctica la
demora en el otorgamiento de tal medida, de manera que, cuando ésta llegaba, ya
no era oportuna ni necesaria. En el nuevo Código (Art. 531) se establece que el
solicitante de la medida precautoria está obligado:
1° A determinar con claridad y precisión lo que va a exigir del demandado;
2° A fijar la cuantía de la acción, si fuere el caso; y
3° A indicar el título de ella.
Se estimó que con el cumplimiento de estos tres requisitos y la de otorgar garantía
se llenaba la finalidad perseguida por los institutos cautelares. Además, su
funcionalidad se garantiza con la fijación de término para entablar la demanda,
cuando la medida se solicita previamente, y, además, tiene el demandado la
facultad de levantar la medida precautoria mediante la constitución de
contragarantía.
En el nuevo Código Procesal Civil y Mercantil, en el Libro V que comprende las
Alternativas Comunes a todos los Procesos, se incluyó un Título con la
denominación de Providencias Cautelares. En este Título se formaron dos
Capítulos: uno, destinado a las Medidas de Seguridad en las Personas, porque se
estimó con base en la realidad del medio guatemalteco, que era indispensable
regular este tipo de situaciones, comprendiéndolas dentro de los institutos
cautelares, pero se varió la regulación que del depósito de personas traía el
CECYM, Se formó otro capítulo con las restantes medidas de garantía, también de
naturaleza cautelar.

Hemos visto sobre los códigos que han existido en Guatemala hasta llegar al
código actual que es el código procesal civil y mercantil en donde se puede
encontrar detalladamente sobre el proceso preventivo o cautelar en el libro
quinto de dicho código en donde se encuentran las medidas que puede
tomar aquella persona que demanda a otra por algún daño ocasionado ya
sea a su persona o a sus bienes.
PROVIDENCIAS PRECAUTORIAS EN EL NUEVO CODIGO
PROCESAL
A) Seguridad de las personas
La norma general está en el artículo 516 que dice; “Para garantizar la seguridad
de las personas, protegerlas de malos tratos o de actos reprobados por la ley, la
moral o las buenas costumbres, los jueces de Primera Instancia decretarán, de
oficio o a instancia de parte, según las circunstancias de cada caso, su traslado a
un lugar donde libremente puedan manifestar su voluntad y gozar de los derechos
que establece la ley. Los jueces menores pueden proceder en casos de urgencia,
dando cuenta inmediatamente al juez de Primera Instancia que corresponda con
las diligencias que hubieren practicado”.
Para llevar a cabo la medida de garantía, dispone el artículo 517: “El juez se
trasladará a donde se encuentre la persona que deba ser protegida, para que
ratifique su solicitud, si fuere el caso, y hará la designación de la casa o
establecimiento a que deba ser trasladada. Seguidamente hará efectivo el traslado
a la casa o establecimiento designado, entregará mediante acta los bienes de uso
personal, fijará la pensión alimenticia que deba ser pagada, si procediere, tomará
las demás medidas necesarias para la seguridad de la persona protegida y le
entregará orden para que las autoridades le presten la protección del caso.
Si se tratare de un menor o incapacitado, la orden se entregará a quien se le
encomiende la guarda de su persona”.

B) Arraigo
Esta institución persigue que el demandado no se ausente del lugar en que deba
seguirse el proceso, o bien, evitar su ocultamiento. Sin embargo, en la forma en
que estaba regulado en el CECYM había perdido mucho de su efectividad.
A esto obedeció la nueva regulación que se introdujo en el Código Procesal en los
artículos 523 al 525. En el artículo 523 se establece que: “Cuando hubiere temor
de que se ausente u oculte la persona contra quien deba entablarse o se haya
entablado una demanda, podrá el interesado pedir que se le arraigue en el lugar
en que deba seguirse el proceso. El arraigo de los que estén bajo patria potestad,
tutela o guarda, o al cuidado de otra persona, solicitado por sus representantes
legales, se decretará sin necesidad de garantía, siendo competente cualquier
Juez; y producirá como único efecto, mantener la situación legal en que se
encuentre el menor o incapaz”.
Los efectos del arraigo estaban determinados en el artículo 524 en esta forma: “Al
decretar el arraigo el Juez prevendrá al demandado que no se ausente del lugar
en que se sigue o haya de seguirse el proceso, sin prestar la garantía a que se
refiere el artículo 533 y sin dejar apoderado con facultades suficientes para la
prosecución y fenecimiento del proceso. Si se prestare la garantía y se
constituyere apoderado con facultades suficientes, el Juez levantará el arraigo;
pero si el apoderado se ausentare del lugar donde se siga el proceso, el Juez
nombrará un defensor judicial del demandado, el cual, por ministerio de la ley,
tendrá todas las facultades judiciales en el proceso de que se trate, para llevarlo a
término. El Juez comunicará el arraigo a las autoridades de Migración y de Policía
y a las dependencias que estime necesario, para impedir la fuga del arraigado”.
Esta norma se propuso en esta forma por la Comisión que elaboró el Proyecto
para evitar el caso frecuente que ocurre en la práctica, de que con el objeto de
eludir el arraigo se constituían apoderados que después resultaban insolventes.
C) Anotación de litis
Esta es una medida de aplicación frecuente que está contemplada en el artículo
526 del Código Procesal, que dice: “Cuando se discuta la declaración,
constitución, modificación o extinción de algún derecho real sobre inmuebles,
podrá el actor pedir la anotación de la demanda, de acuerdo con lo dispuesto en el
Código Civil. Igualmente podrá pedirse la anotación de la demanda sobre bienes
muebles cuando existan organizados los registros respectivos. Efectuada la
anotación, no perjudicará al solicitante cualquier enajenación c gravamen que el
demandado hiciere sobre los mencionados bienes”.
En realidad esta medida precautoria no ha tenido mayores dificultades en la
práctica, especialmente en relación a los inmuebles, por existir bastante bien
organizado el Registro de la Propiedad Inmueble. -
Por la remisión que hace el artículo 526 del Código Procesal al Código Civil, debe
tenerse presente los casos en que puede pedirse la anotación de los respectivos
derechos, los cuales están puntualizados en el artículo 1149 del Código Civil. Dice
esta disposición: “Podrán obtener anotación de sus respectivos derechos:
1° El que demandare en juicio la propiedad, constitución, modificación o extinción
de derechos reales sobre inmuebles u otros derechos reales sujetos a inscripción,
o la cancelación o modificación de ésta;
2° El que obtuviere mandamiento judicial de embargo que se haya verificado sobre
derechos reales inscritos del deudor;
3° Los legatarios y acreedores ciertos del causante en derechos reales de la
herencia;
4° El que demandare la declaración o presunción de muerte, la incapacidad por
interdicción, la posesión de los bienes del ausente, o que se modifique la
capacidad civil de las personas en cuanto a la libre disposición de sus bienes;"
5° El que presentare título cuya inscripción no puede hacerse definitivamente por
faltas que sean subsanables en el término de treinta días, pasados los cuales la
anotación se tendrá por cancelada de hecho; y
6° El que en cualquier otro caso tuviere derecho a pedir anotación preventiva,
conforme a lo dispuesto en este Código o en otra ley”.
De conformidad con nuestro sistema la anotación de demanda no impide la
enajenación o gravamen del inmueble o derecho real y así lo dice claramente el
artículo 1163 del Código Civil: “Los bienes inmuebles o derechos reales anotados
podrán enajenarse o gravarse, pero sin perjuicio del derecho de aquel a cuyo favor
se haya hecho la anotación”.
D) Embargo
Es uno de los institutos cautelares más importantes. Según De la Plaza “tiene
como finalidad concreta la de limitar, en mayor o menor grado, las facultades de
disposición del titular de la totalidad o de parte de un patrimonio, o simplemente, la
de determinados bienes, con el designio de que no se frustre él resultado de un
proceso de cognición o de ejecución”.
Tiene también la particularidad de crear una nueva situación jurídica, modificando
la anterior situación del afectado, respecto de determinados bienes.
Del embargo que aquí se trata es del llamado embargo precautorio, toda vez que
el que se lleva a cabo en los procesos de ejecución tiene carácter ejecutivo.
El artículo 527 del Código Procesal establece: Podrá decretarse precautoriamente
el embargo de bienes que alcancen a cubrir el valor de lo demandado, intereses y
costas, para cuyo efecto son aplicables los artículos referentes a esta materia
establecidos para el proceso de ejecución.
La norma establece el derecho a pedir el embargo precautorio, remitiendo al
proceso de ejecución lo relativo a la forma de practicar el embargo, con el objeto
de no incurrir en repeticiones innecesarias.
E) Secuestro
Tiene una finalidad cautelar en sus dos formas: convencional y judicial. Ambas
persiguen sustraer de las facultades de disposición de una o de ambas partes,
determinado bien. En el primero, ello obedece a un acto de voluntad de los
contendientes; en el segundo, se produce por mandato de la autoridad judicial.
Generalmente él término secuestro se destina para denominar al ordenado por la
autoridad judicial.
Se diferencia del embargo, según de la Plaza, porque “aquel versa sobrecosa
determinada a la que pretendemos tener derecho y se limita, a establecer
provisionalmente una situación posesoria que puede ser de interés para los fines
del litigio; y, en cambio, el embargo, no recae sobre cosa a la que en especie
pretendemos inicialmente tener derecho, sino que constituye una garantía
patrimonial, que nos asegura, in genere, la satisfacción de unas responsabilidades
que pretendemos exigir”.

En nuestro Código Procesal se fijan los límites del secuestro en el artículo 528,
que reza: “El secuestro sé cumplirá mediante el desapoderamiento de la cosa de
manos del deudor, para ser entregada en depósito a un particular o a una
institución legalmente reconocida, con prohibición de servirse en ambos casos de
la misma. En igual forma se procederá cuando se demanda la propiedad de
bienes muebles, semovientes, derechos o acciones, o que se constituya,
modifique o extinga cualquier derecho sobre los mismos”.

F) Intervención
Para ciertos bienes como los establecimientos o propiedades de naturaleza
comercial, industrial o agrícola, se prevé la intervención, con sus especiales
efectos. El artículo 529 regula esta situación en estos términos: “Cuando las
medidas de garantía recaigan sobre establecimientos o propiedades de naturaleza
comercial, industrial o agrícola, podrá decretarse la intervención de les negocios.
Podrá decretarse asimismo la intervención, en los casos de condominio o
sociedad, a los efectos de evitar que los frutes puedan ser aprovechados
indebidamente por un condueño en perjuicio de los demás. El auto que disponga
la intervención fijará las facultades del interventor, las que se limitarán a lo
estrictamente indispensable para asegurar el derecho del acreedor o del
condueño, permitiendo en todo lo posible la continuidad de la explotación.
Asegurado el derecho del acreedor, se decretará de inmediato el cese de la
intervención”.
Esta norma fue tomada del Proyecto Couture.13 -Se estimó conveniente para fijar
los límites a que debe circunscribirse la intervención como medida precautoria, y
evitar así los abusos a que puede llegarse, solicitando intervenciones
intempestivas y a veces no justificadas.

G) Providencias de urgencia
Del Código italiano14 se tomó la norma recogida en el artículo 530 del Código
Procesal que dice: “Fuera de los casos regulados en los artículos anteriores y en
otras disposiciones dé este Código sobre medidas cautelares, quien tenga
fundado motivo para temer que durante el tiempo necesario para hacer valer su
derecho a través de los procesos instituidos en este Código, se halle tal derecho
amenazado por un perjuicio inminente e irreparable, puede pedir por escrito al juez
las providencias de urgencia que según las circunstancias, parezcan más idóneas
para asegurar provisionalmente los efectos de la decisión sobre el fondo”.
Esta norma se hace necesaria, porque no es posible prever todas las situaciones
que pueden presentarse en materia de providencias cautelares. El Juez tendrá
que usar de su buen criterio, según los casos y circunstancias. Sin embargo, la
aplicación de esta norma no se sustrae a la disposición general que obliga a la
constitución previa de garantía para la adopción de medidas cautelares, salvo los
casos en que el Código permite que baste la presentación de la demanda para
que el Juez las ordene. Indudablemente que esta norma, de alcances tan amplios,
viene a atribuir al Juez un poder cautelar general que no se circunscribe a los
institutos cautelares hasta ahora enumerados y otros que puedan figurar
diseminados en el Código. Es este el poder cautelar general al que hacía
referencia Calamandrei, cuando preguntaba si debía reconocerse un poder de esa
naturaleza “ y en virtud del cual el Juez pueda siempre, cuando se manifieste la
posibilidad de un daño derivado del retardo de una providencia principal, proveer
en vía preventiva a eliminar el peligro en la forma y con los medies que considere
oportunos y apropiados al caso” cuando preguntaba si debía reconocerse un
poder de esa naturaleza “ y en virtud del cual el Juez pueda siempre, cuando se
manifieste la posibilidad de un daño derivado del retardo de una providencia
principal, proveer en vía preventiva a eliminar el peligro en la forma y con los
medies que considere oportunos y apropiados al caso”.

Como podemos ver este nuevo código que el procesal civil y mercantil
incluyó en su quinto libor todas las garantías que la persona afectada tiene
derecho de pedirlas, donde podemos mencionar el arraigo, el secuestro, el
embargo y entre otras, estos son las medidas que se toman sobre aquellas
personas que han cometido una acción indebida hacia a otra persona, y esto
se hace con el fin de que dicha persona cumpla con su obligación ya sea
que se le embargue sus bienes para que la otra parte se le garantice el pago
por el daño que se le ocasiono.
OTROS INSTITUTOS CAUTELARES
A) En el Código Procesal
Como puede apreciarse de lo dicho, el Código Procesal de Guatemala reconoce
fundamentalmente el tipo de providencias que consideró adecuadas para una
futura ejecución forzada, entre las cuales pueden mencionarse especialmente la
anotación de Litis, el embargo, el secuestro, la intervención y las que pueda dictar
el Juez en casos de urgencia. En cierta forma, todas las medidas precautorias
contribuyen al mismo, designio, puesto que pueden facilitar la vía de la ejecución
forzada, eliminando obstáculos que podrían retardar el proceso. Así puede
suceder, por ejemplo en el caso del arraigo, ya que de otra manera tiene que
acudirse al procedimiento de declaratoria de ausencia. Lo mismo sucede con
aquel tipo de medidas que tienden a la conservación de medios probatorios, por
especiales circunstancias (informaciones ad perpetuam), para su utilización en un
proceso futuro, ya que de no conservarse dificultarían la obtención de una
declaración judicial necesaria para proceder a la ejecución forzada.
Ahora bien, en el Código se recogen estas modalidades de providencias
cautelares en otros apartados, sin que por ello se desconozca su finalidad
cautelar. Se generalizó la producción de pruebas anticipadas, dedicando a su
regulación una Sección del Capítulo I del Título I del Libro II que trata de los
Procesos de Conocimiento.
B) Prohibición de innovar
Esta medida precautoria, no existe, como norma general en la legislación
guatemalteca.
Alsina señala que esta institución data desde el Derecho Romano, por cuanto que
uno de los efectos de la Litis era la indisponibilidad de la cosa litigiosa.
Las Partidas establecieron que, si el demandado enajenaba la cosa después del
emplazamiento, la enajenación carecía de validez, perdiendo el comprador el
precio pagado, si tuvo conocimiento de la demanda. En el antiguo Derecho
Canónico la institución operaba en la misma forma. Sin embargo, señala Alsina,
que en el Derecho Moderno, la interposición de la demanda no impide la
enajenación de la cosa litigiosa, pero queda al buen cuidado y diligencia del actor
solicitar las adecuadas medidas precautorias para que los efectos de la sentencia
se extiendan a terceros.
Entonces la inalienabilidad de la cosa, fue tan sólo uno de los efectos de la
prohibición de innovar. Actualmente la intimación versa sobre la alteración de la
cosa en sí. Algunos casos de procedencia son específicos. Por ejemplo, y este
supuesto sí es aplicable a la legislación guatemalteca, en los interdictos de obra
nueva y de obra peligrosa.
En el Código guatemalteco, se faculta al Juez para que pueda acordar la
suspensión inmediata de la obra, si lo estimara justo, salvo prestación de garantía
por las resultas del juicio y por los daños y perjuicios (Art. 264). Asimismo, si la
obra fuere peligrosa, o la construcción por su mal estado pudiera causar daño, o si
existieren árboles de donde pueda éste provenir el Juez dictará en el acto las
medidas de seguridad que juzgare necesarias o el derribo de la obra, construcción
o árbol, sin ulterior recurso (Art. 265).
C) Inhibición general de vender o de gravar bienes inmuebles.
Este tipo de medida precautoria no es reconocido por la legislación de Guatemala.
En la legislación argentina, artículo 228 del nuevo Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación (1968), procede en aquellos casos en que habiendo lugar
al embargo preventivo, éste no puede hacerse efectivo por no conocerse bienes
que pertenezcan al deudor o sean insuficientes.
Por su naturaleza, es una medida que cesa cuando se presentan bienes o se da
garantía suficiente.
Por consiguiente, sus requisitos son:
a) Justificación prima facie del derecho;
b) Necesidad de la medida; y
c) Afirmación de que no se conocen bienes al deudor (puede también proceder
cuando habiéndolos resultan insuficientes).'
Se han alzado algunas objeciones en relación a este tipo de medida precautoria,
especialmente, se ha objetado su constitucionalidad. Sin embargo, se ha hecho
ver que se refiere a sólo una categoría de bienes (inmuebles) y que en el fondo
produce los mismos efectos que el embargo, o sea afectar la facultad de
disposición de los bienes, aunque se diferencia de éste, en que afecta a la
totalidad de bienes inmuebles.
Por esa razón, se señala por Alsina, la circunstancia de que no crea una
incapacidad, sino únicamente impide la enajenación de los bienes inmuebles o su
gravamen. Tampoco establece ninguna preferencia en cuanto a otra inhibición, ni
obstaculiza el embargo que algún otro acreedor pueda trabar en bienes sujetos a
la inhibición.
COMENTARIO
Todo lo que se ha expresado hasta ahora refleja la preocupación que existe para
lograr la eficacia práctica de las providencias judiciales. Esta preocupación debería
concretarse, aceptando que los jueces deben tener un poder cautelar general, que
les permita desenvolverse con más soltura y menos rigor en el ejercicio de la
tutela cautelar.
Calamandrei, en la época en que escribió su famosa monografía sobre las
providencias cautelares, opinó que en el Derecho italiano entonces vigente no
existía ese poder cautelar general, y por ello, las providencias cautelares se
debían considerar, iure condito, excepcionales; y que, por esa razón, las normas
que las regulan se consideran comúnmente strictae interpretationis. Sin embargo,
ya dijimos que actualmente el Código italiano regula las providencias cautelares
de urgencia en un precepto que sirvió de base para el artículo 580 de nuestro
Código Procesal.

PROCEDIMIENTO
Ya dijimos anteriormente que de conformidad con la segunda parte del artículo
531 del Código Procesal, con el objeto de que el Juez pueda determinar el monto
de la garantía que debe prestar el solicitante de la medida, éste está obligado: 1*?)
A determinar con claridad y precisión lo que va a exigir del demandado; 2?) A fijar
la cuantía de la acción, si fuere el caso; y 3°) A indicar el título de ella.
Como puede apreciarse, la comprobación de la necesidad de la medida ya no es
requisito indispensable. Con los elementos indicados hay suficiente base para que
el Juez pueda aplicar el párrafo primero del mencionado artículo 531, que se
refiere precisamente a la garantía, en estos términos: “ De toda providencia
precautoria queda responsable el que la pide. Por consiguiente, son de su cargo
las costas, los daños y perjuicios que se causen, y no será ejecutada tal
providencia si el interesado no presta garantía suficiente, a juicio del Juez que
conozca del asunto. Esta garantía, cuando la acción que va a intentarse fuere por
valor determinado, no. bajará del diez por ciento ni excederá del veinte por ciento
de dicho valor; cuando fuere por cantidad indeterminada, el Juez fijará el monto de
la garantía, según la importancia del litigio.
El Código también se refiere a las medidas cautelares solicitadas en la demanda,
en cuyo caso existe una regulación especial contemplada en el artículo 532, así:
“Cuando la medida precautoria no se solicita previamente, sino al interponer la
demanda, no será necesario constituir garantía en el caso de arraigo, anotación de
demanda e intervención judicial. Tampoco será necesaria la constitución previa de
garantía cuando en la demanda se solicite el embargo o secuestro de bienes, si la
ley autoriza específicamente esa medida en relación al bien discutido; o si la
demanda se funda en prueba documental que, a juicio del Juez, autorice dictar la
providencia precautoria. Sin embargo, en los casos de anotación de demanda,
intervención judicial, embargo o secuestro, que no se originen de un proceso de
ejecución, el demandado tiene derecho a pedir que el actor preste garantía
suficiente, a juicio del juez, para cubrir los daños y perjuicios que se le irroguen si
fuere absuelto. Si la garantía no se presta en el término y monto señalados por el
Juez, la medida precautoria dictada se levantará. Para los efectos del párrafo
anterior, el término para constituir la garantía no será menor de cinco días”.
Conclusión
En conclusión el proceso preventivo o cautelar es aquella garantía que se le da a
las personas que hayan sufrido un daño en sus bienes o en su integridad física y
que recurrieron a esta medida para que la parte demandada cumpla con su
obligación de pagar los daños que haya ocasionado a la otra persona. Esta
medida esta para hacer cumplir con las obligaciones de aquellas personas que
han cometido alguna infracción y deban cumplir con sus debidas obligaciones de
pagar por los daños que cometieron.

Bibliografía
Libro Procesal Civil-Tomo I Mario Aguirre Godoy-281-311

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