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UNIVERSIDAD PARTICULAR DE CHICLAYO

FACULTAD DE DERECHO
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

EL PROCESO CAUTELAR

RESPONSABLES:

Mauricio Escuadra, Dayann Daniela.


Rojas Herrera, Nélida Patricia.
Vallejos Berru, Marilu.

CURSO:
Derecho Procesal Civil III.

DOCENTE:
Dr. Jorge Zamora Lazo.

AULA:

“A”, VII Ciclo 2020-II

pág. 1
Chiclayo, 07 de Diciembre del 2020

pág. 2
INDICE

INTRODUCCIÓN ……………………………………………………….………… 05

CAPITULO I

1. PROCESO ………………………………………….…………….………… 06
1.1. ANTECENDETES HISTORICOS DEL PROCESO CAUTELAR …..… 06
1.2. DERECHO A LA TUTELA CAUTELAR EFECTIVA …………………... 08
1.3. PROCESO CAUTELAR ………………………………...………………… 09
1.4. NATURALEZA JURÍDICA ………………………………….…………….. 10
1.5. DEFINICIÓN ………………………………………………...……………… 11
1.6. UNIVERSALIDAD DE APLICACIÓN ………………………..………….. 12
1.7. LA DEMANDA EN EL PROCESO CAUTELAR …………..…………… 12

CAPITULO II

2.1. NORMAS GENERALES DEL PROCESO CAUTELAR ……..…..…… 15

2.1.1. JUEZ COMPETENTE, OPORTUNIDAD Y FINALIDAD ….. 15

2.1.2. SUSTITUCIÓN DEL JUEZ ……………………………...……. 19

2.1.3. REQUISITOS DE LA SOLICITUD DE MEDIDA

CAUTELAR ……………………………………………………. 20

2.1.4. CONTENIDO DE LA DECICIÓN CAUTELAR …………….. 24

2.2. PROCEDIMIENTO CAUTELAR …………………….………………….. 28

2.2.1. AUTONOMIA DEL PROCESO ………….………………….. 28

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2.2.2. MEDIDA FUERA DEL PROCESO …………………..……… 29

2.2.3. TRAMITE DE LA MEDIDA CAUTELAR ……………………. 31

2.2.4. CONCURRENCIA DE MEDIDAS CAUTELARES ……….... 32

2.2.5. FORMACIÓN DEL CUADERNO CAUTELAR ……..……… 33

2.2.6. EJECUCIÓN DE LA MEDIDA ……………………………….. 34

CONCLUSIONES …………………………………………………………………. 36

BIBLIOGRAFÍA ……………………………………………………………………. 38

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INTRODUCCIÓN

“el derecho a la tutela jurisdiccional es el derecho de toda persona a que


se le haga justicia; a que cuando pretenda algo de otra, esta pretensión
sea atendida por un órgano jurisdiccional, a través de un proceso con
unas garantías mínimas”.

(Jesús Gonzales Pérez)

Uno de los mecanismos necesarios y trascendentales en el proceso civil es


la tutela cautelar, la cual tiene por objeto asegurar la eficacia y efectividad de la
decisión final que emite el juez en la sentencia.

Este objeto se torna necesario como consecuencia del trascurrir del proceso, la
dilación de los plazos procesales, la indebida actuación de algunos abogados
litigantes, la excesiva carga procesal, así como la carencia de recursos
técnicos en los órganos de justicia, que, combinados, hacen que el proceso se
prolongue más allá del tiempo que la norma prevé para la solución de aquel
conflicto de intereses o incertidumbre jurídica.

Ante esta situación creemos necesario abordar todo lo concerniente al proceso


cautelar que como estudiantes de derecho nos interesa, es por ello por lo que
la presente monografía vamos a tomar en cuenta dos capítulos donde
explicaremos al proceso cautelar desde las perspectivas de diferentes autores
como también su regulación en el Código Procesal Civil Peruano.

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CAPITULO I

1. PROCESO:

La palabra proceso no es una categoría exclusiva del derecho ni mucho


menos del derecho procesal; en su acepción común, sirve para indicar un
fenómeno considerado en su desarrollo; en tal sentido proceso viene a ser
el conjunto de actos concatenados para lograr determinado resultado o fin.

Para Eduardo J. Couture ‘‘El proceso resulta ser, en este sentido, en el


cúmulo de actos de la conducta jurídica, un medio idóneo para dirimir
imparcialmente, por acto de juicio de la autoridad, un conflicto de intereses
con relevancia jurídica.’’

- El proceso cautelar: Cuando hablamos de estos procesos cautelares,


nos estamos refiriendo a un tipo de procesos que reúnen determinadas
características que los hacen distintos a los demás, podremos
corroborar como es que operan estos, y sobre todo la vital importancia
que tienen los mismos.

1.1. ANTECEDENTES HISTORICOS DEL PROCESO CAUTELAR:

El Derecho Romano, que constituye la génesis de la ciencia de nuestro


Derecho, presenta tres etapas que caracterizan la evolución misma de las
leyes y el derecho acompasado a la propia evolución de la sociedad. Ellas
son:

A) Etapas del procedimiento formulario u ordinario:

En la primera etapa, como su nombre lo indica, requería la


especificación de las acciones que podían ejercerse, dentro de las que el

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propio derecho predeterminaba: 1) La actio sacramenti; 2) La judicis
postulatio; 3) La condictio; 4) La manus inyectio; y 5) La pignori capiu.

En las cuatro primeras acciones no se encuentran vestigios de que se


diera cabida a sistemas preventivos, pero en la última de ellas
encontramos ciertas raíces de lo que hoy se conoce como medidas
preventivas o cautelares.

Es así como la pignori capiu, contemplaba un procedimiento por medio


del cual cualquier acreedor tomaba a título de garantía ciertos bienes del
deudor hasta que éste cancelara su obligación. Esta acción era ejercida
excepcionalmente y los casos de procedencia estaban plenamente
especificados en el contexto de la acción.

En esta misma etapa encontramos la llamada Ley de las Xll Tablas,


donde aparecen también indicios distintivos de los que hoy constituyen
las medidas cautelares, y aun cuando no tenían tal finalidad, en la
intención y el objetivo buscado se vislumbra que eran medidas de
garantía, y que, sobre todo, estaban garantizadas por una característica
como la ya transcrita, es decir, por la aprehensión material por parte del
acreedor de bienes del deudor.

En la segunda etapa del derecho romano, denominada etapa del


procedimiento formulario u ordinario, sin causa justificada desaparecen
los vestigios creados por la primera etapa, y aun cuando se trataron de
arbitrar factores y fórmulas para garantizar las acreencias, a diferencias
de la primera etapa, no eran reales, sino que estaban fundamentadas en
la ficción.

B) Etapa del procedimiento extraordinario:

En la tercera etapa o etapa del procedimiento extraordinario, tampoco se


avanzó mucho en el estudio o generación de las medidas preventivas, y
sólo aislados y particulares casos, permiten afirmar la existencia de
medidas de garantía, sin que en su forma y contenido tengan parecido

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con las actuales medidas cautelares, aun cuando pueda comparársele
con la prohibición de enajenar y gravar bienes.

En efecto, producida la litis-contestación, ella conlleva ope legis, un


efecto jurídico de indisponibilidad de la cosa litigiosa y una prohibición
rigurosa de que el deudor poseedor de la cosa la destruyera o la
deteriorara. Podrían también compararse con el secuestro de la cosa
litigiosa, pero en su análisis prioritario profundo, se observan reales
diferencias con esas medidas actuales.

Entonces llegamos a la legislación en sus diversas etapas históricas


llegamos a la legislación española, a la de las Siete Partidas, dictada por
Alfonso el Sabio, donde se configura lo que hoy se denomina medida
preventiva y en la Tercera Partida, Ley Trece, se evidencian los tipos de
medidas preventivas y las condiciones de procedencia, en forma tal, que
podríamos asegurar que es allí donde por primera vez se les califica con
el contenido y el objetivo que hoy tienen.

1.2. DERECHO A LA TUTELA CAUTELAR EFECTIVA:

Podemos conceptuar al proceso cautelar como una de las formas que


adopta la tutela jurisdiccional como deber de Estado; en tal sentido,
garantiza la efectividad de las tutelas jurisdiccionales de cognición y
ejecutiva para asegurar anticipadamente el óptimo rendimiento de
éstas, finalidad que se extiende a las pretensiones tramitadas en
procesos no contenciosos.

Por ello sostenemos que la tutela cautelar está al servicio de la ulterior


actividad jurisdiccional destinada a restablecer de un modo definitivo
la observancia del derecho.

Al respecto el TC en el pleno jurisdiccional 0023-2005-PI/TC


establece que “al igual que el derecho al libre acceso a la jurisdicción,
la tutela cautelar no se encuentra contemplada expresamente en la

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Constitución. Sin embargo, dada su trascendencia en el
aseguramiento provisional de los efectos de la decisión jurisdiccional
definitiva y en la neutralización de los perjuicios irreparables que se

podrían ocasionar por la duración del proceso, se constituye en una


manifestación implícita del derecho al debido proceso, consagrado en
el artículo 139° inciso 3 de la Constitución. No existiría debido
proceso, ni Estado Constitucional de Derecho, ni democracia, si una
vez resuelto un caso por la autoridad judicial, resulta de imposible
cumplimiento la decisión adoptada por ésta.
Asimismo, es necesario precisar que el reconocimiento del derecho a
la cautelar no implica el derecho a que, en todos los casos en que se
solicite una medida cautelar, ésta tenga que ser aceptada o
concedida. Es la respectiva autoridad judicial la encargada de valorar,
en función al caso concreto, si corresponde dictar una medida
cautelar o, en su caso, mantenerla o revocarla, por lo que todo juez
está facultado para aplicar la medida cautelar pertinente para así
garantizar el debido proceso de las partes del proceso.

1.3. PROCESO CAUTELAR:

La actividad de la jurisdicción para dirimir un conflicto y brindar tutela


efectiva pasa por una etapa previa de conocer los hechos alegados y
acreditados por las partes, para luego definir el derecho en discusión,
esto es, declara la existencia o no del derecho afectado; sin embargo,
a pesar de haberse establecido la certeza del derecho reclamado,
puede darse el caso que se mantenga la renuencia a satisfacerlo,
circunstancia que obliga a la parte beneficiada a recurrir a la
ejecución forzada de este.

En tanto sucede, la situación que justificaba la tutela del derecho


reclamado puede alterarse a tal punto que puede llegar a
desaparecer. Bajo este contexto, aparece el proceso cautelar para
cumplir una función diferente al proceso de conocimiento y de

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ejecución, dirigido a garantizar el eficaz desenvolvimiento de los
procesos anteriormente citados.

En ese sentido opina MARIANELLA LEDESMA:

“en el tiempo que transcurre, mientras se espera poder iniciar o


mientras se desarrolla un proceso, puede suceder que los medios
que les son necesarios pruebas y bienes) se encuentren expuestos
al peligro de desaparecer o, en general de ser sustraídos a la
disponibilidad de la justicia, genéricamente puede suceder que el
derecho cuyo reconocimiento se pide resulte amenazado por un
perjuicio inminente e irreparable. La acción cautelar esta siempre
vinculada por una relación de instrumentalidad, respecto de la
pretensión principal ya propuesta o por proponerse. Tiene como fin
garantizar el resultado de la pretensión principal”.

1.4. NATURALEZA JURÍDICA:

El proceso cautelar de naturaleza civil es aquel proceso civil cuya


finalidad está destinada a garantizar la eficacia de una decisión
jurisdiccional firme emergente de un proceso de cognición, de un
proceso ejecutivo e incluso de un proceso no contencioso en aplicación
del principio de universalidad de aplicación.

De acuerdo con nuestro ordenamiento procesal civil, toda medida


cautelar está “destinada a asegurar el cumplimiento de la decisión
definitiva.” así lo establece el artículo 608° del cpc.

Desde una perspectiva dinámica la expresión proceso cautelar se usa


para indicar el fenómeno del desenvolvimiento de la función
jurisdiccional civil cuando ésta se dirige a emitir decisiones cautelares.

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En opinión de Ugo Rocco “Cuando hablamos de un proceso cautelar,
entendemos referirnos a aquel tipo de proceso que tiene como finalidad
cautelar una situación de hecho o de derecho que es ya objeto de un
juicio pendiente de declaración de certeza, o que podrá más adelante
ser objeto de un juicio futuro de declaración de certeza sin que importe
el hecho de que la finalidad cautelar se presente como objeto principal al
cual se dirija la actividad jurisdiccional, o se presente ocaso como un
momento o una fase incidental, en otra forma, de actuación del derecho
y particularmente de declaración de certeza o de condena.”

1.5. DEFINICIÓN:

Es aquel proceso contencioso cuya finalidad está destinada a garantizar


la eficacia de una decisión jurisdiccional dictada en proceso contencioso
o no contencioso; se materializa a través de medidas asegurativas,
conservativas, transformativas y anticipatorias. La expresión proceso
cautelar se usa para indicar el desenvolvimiento de la función
jurisdiccional cuando se dirige a emitir decisiones destinadas a
garantizar la eficacia de una pretensión principal.

De otro lado, podemos concebir al proceso cautelar como el conjunto de


actos dirigidos a obtener una decisión jurisdiccional a efectos de
garantizar, asegurar o prevenir la efectividad de una decisión respecto
de un proceso principal o proceso cautelado.

Para Víctor Fairén Guillén la base de los procesos cautelares se halla en


la existencia de una “sospecha de buen derecho en el fondo”, del “fumus
boni iuris”, que autorizará su puesta en marcha, pero en cierta relación
con el proceso de fondo.
Si bien el proceso cautelar, dice el jurista argentino Palacio, carece de
autonomía con respecto al proceso principal cuya eficacia garantiza, la
tiene, sin embargo, en el ámbito conceptual. En las medidas cautelares
se anticipa la tutela del derecho invocado, y que se concede una
limitación cognoscitiva, y que no se presenta en otro tipo de procesos.

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1.6. UNIVERSALIDAD DE APLICACIÓN:

Dado el carácter doblemente instrumenta del proceso cautelar y debido


a su propia naturaleza podemos sostener que el proceso cautelar puede
ser aplicado a distintos procesos, independientemente de su carácter
contencioso o no contencioso.

A la autonomía del proceso cautelar se evidencia precisamente en la


posibilidad de poder servir a todos los procesos sin pertenecer
ontológicamente a la estructura de ninguno de ellos. En el Código
Procesal Civil peruano este principio subyace en toda la regulación
normativa inherente al proceso cautelar; es correcto que así sea pues es
la forma como existen o se manifiestan los principios, aunque en
determinados códigos o leyes ordinarias se suele positivizar los
principios en un título preliminar.

1.7. LA DEMANDA EN EL PROCESO CAUTELAR:

El artículo 610° del C.P.C. dispone que “el que pide la medida debe:

1. Exponer los fundamentos de su pretensión cautelar.


2. Señalar la forma de esta
3. Indicar, si fuera el caso, los bienes sobre los que debe racer la
medida y el monto de su afectación.
4. Ofrecer contracautela.
5. Designar el órgano de auxilio judicial correspondiente, si fuera el
caso. Cuando se trate de persona natural, se acredita su identificación
anexado copia legalizada de su documento de identidad personal”.

Por la naturaleza del trabajo, nos interesa abordar el tema de la


institución misma de la demanda, antes que el trámite o
procedimiento. Es frecuente denominar a la demanda cautelar,
simplemente como solicitud cautelar y ello no es un simple problema
lingüístico, sino que tiene su correlato en el tratamiento del tema

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cautelar como un proceso o como un procedimiento sin mayor
trascendencia.

Pues bien, sabido es que la demanda bajo criterios formales es el


medio de expresión del derecho de acción; su expresión material.
Desde una perspectiva sustancial la demanda es un acto jurídico
procesal unilateral por el cual el actor requiere al Estado en función
jurisdiccional el reconocimiento o amparo de una pretensión
contenciosa o voluntaria.

La demanda con pretensión cautelar no es una solicitud cualquiera,


no es un simple documento dirigido al órgano jurisdiccional; muy por
el contrario, es un típico acto jurídico procesal con una pretensión que
supera a la formulada en un proceso contencioso, ya que el amparo
jurisdiccional otorgado a una demanda cautelar, excedente en
oportunidad al momento de expresión de la sentencia del proceso al
cual garantiza.

Asimismo, no puede descartarse la existencia de contienda o litigio. El


auto cautelar contiene la decisión judicial para efectuar bienes y
derechos de las partes vinculadas por la relación material o de sus
sucesores en su caso. El auto cautelar, también conocido en otras
legislaciones, como providencia cautelar, es pronunciado y ejecutado
“inaudita pars”, por la naturaleza y finalidad especialísimo del proceso
cautelar; lo cual no implica negación del derecho a la defensa, puesto
que el afectado ejercita su derecho de contratación luego de
ejecutada la medida.

Concluimos en que la solicitud de medida cautelar constituye un típico


y especialísimo acto de postulación procesal, evidencia un pedido de
tutela jurisdiccional; afecta derechos y bienes del obligado, por
consiguiente, creemos que la denominación normativa debe ser
demanda y no solicitud.

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CAPITULO II

2.1. NORMAS GENERALES DEL PROCESO CAUTELAR:

2.1.1. JUEZ COMPETENTE, OPORTUNIDAD Y FINALIDAD


(Art. 608):

El artículo 608 del CPC; nos señala que: “Todo juez


puede, a pedido de parte, dictar medida cautelar antes
de iniciado un proceso o dentro de este, destinada a
asegurar el cumplimiento de la decisión definitiva”. Es
decir, la actividad de la jurisdicción para dirimir un
conflicto y brindar tutela efectiva, pasa por una etapa
previa de conocer los hechos alegados y acreditados por
las partes, para luego definir el derecho en discusión,
esto es, declara la existencia o no del derecho afectado;
sin embargo, a pesar de haberse establecido la certeza
del derecho reclamado, puede darse el caso que se
mantenga la renuencia a satisfacerlo, circunstancias que
obligan a la parte beneficiada a recurrir a la ejecución
forzada de este.

En el tiempo que transcurre mientras espera poder


iniciar o mientras se desarrolla un proceso, puede
suceder que los medios que le son necesarios (pruebas
y bienes) se encuentren expuestos al peligro de
desaparecer o, en general, de ser sustraídos a la
disponibilidad de la justicia; o, más genéricamente,
puede suceder que el derecho cuyo reconocimiento se
pide, resulte amenazado por un perjuicio inminente e
irreparable.

El proceso no se agota en un instante. El tiempo que


tome desde que se inicia el proceso hasta que se logre

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una sentencia, en definitiva, que dirima el conflicto,
podría llevar a buscar tutela para conservar o para
innovar la situación de hecho existente, prohibiendo su
transformación o imponiendo la mutación de ese estado;
pero también la tutela puede orientarse a asegurar a
futuro la ejecución forzada de una sentencia, como sería
el caso del embargo, que busca inmovilizar los bienes de
propiedad del obligado.

En ese sentido, el artículo en comentario reafirma esa


finalidad al señalar que la medida cautelar está
"destinada a asegurar el cumplimiento de la decisión
definitiva".

Debemos precisar que se pide el aseguramiento, no


para que la jurisdicción resuelva el conflicto, sino para
que genere otro tipo de respuestas, otras situaciones
que proporcionen una real efectividad del derecho; sin
embargo, existen medidas que buscan conservar
alguna situación de hecho en discusión o anticipar los
efectos de lo que se busca.

Frente a ellas, el aseguramiento se percibe como el


efecto tradicional en medidas cautelares, pues se invoca
la mínima injerencia en la esfera jurídica del demandado
hasta la emisión de la sentencia firme. Para el jurista
ORTELLS RAMOS, el aseguramiento se caracteriza por
mantener o constituir una situación adecuada para que,
cuando jurídicamente puedan hacerlo sin obstáculos de
difícil superación y con toda plenitud. El aseguramiento
no produce una satisfacción de la pretensión deducida
en el proceso principal, esto es, no significa que el actor
perciba la cantidad reclamada, sino la afectación de
determinados bienes para la futura ejecución forzada y

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cierta preferencia a percibir el producto resultante de
realización forzosa.

Por otro lado, las medidas cautelares pueden llegar a


tener unos efectos innovativos y anticipativos a la
satisfacción de la pretensión deducida en el proceso
principal. Ya no se trata que la conservación de cierta
situación implique satisfacción de derechos e intereses
que en aquella estaban siendo satisfechos, sino de
introducir una innovación, satisfaciendo lo que
extraprocesalmente nunca fue pacíficamente
reconocido.

La oportunidad en que puede operar la medida cautelar:


antes del proceso y luego de iniciado este.

En el primer supuesto, esta medida está sujeta a la


condición de formular su pretensión separativa ante el
juez dentro de los diez días posteriores a la ejecución la
misma exigencia corre para el caso de medidas
cautelares dictadas antes del inicio del procedimiento
arbitral. Ahora en el artículo 636 se condiciona que el
beneficiado con la medida debe interponer su demanda
ante el mismo juez, dentro de los diez días posteriores al
acto. Ello no implica que sea el mismo juez que recibió la
solicitud cautelar, sino el juez competente por razón de
grado para conocer la demanda próxima a interponerse.

La redacción del artículo en comentario hace referencia


a lo siguiente:

“Todo juez puede, a pedido de parte, dictar medida


cautelar antes de iniciado un proceso". Sobre esto, cabe
resaltar el comentario que hace RIVAS "el Artículo 608
del CPC no significa sino atribuir al juez el poder jurídico
de dictar tales medidas, pero no que por su sola
adopción puede fijarse definitivamente la competencia,

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alterándose la regla fundamental prevista al efecto. No
obstante, ello, el artículo 608 tiene otro significado, ya
que sirve para posibilitar que aun siendo incompetente,
en caso de urgencia o de necesidad, el magistrado
requerido puede dictar la medida cautelar sin perjuicio
de la ulterior radicación ante el juez competente.

¿Cómo se ejerce la pretensión cautelar?

Las medidas se promueven a iniciativa de parte, el


artículo 608 del CPC recoge la influencia del principio
dispositivo en la pretensión cautelar al señalar: "todo
juez puede, a pedido de parte, dictar medida cautelar".

A pesar de que el mismo artículo así lo regule,


consideramos la posibilidad de la intervención de oficio
del juez para adoptar medidas de protección, sin pedido
de parte, en casos relacionados con el cuidado de la
persona y bienes del menor, comparando como lo que
sucede en la judicatura argentina, se viene desarrollando
la llamada "cautela humanitaria", que es una especie de
justicia preventiva, que busca evitar por razones de
humanidad y solidaridad social, perjuicio a terceros.

Por otro lado, no podemos afirmar que solo el actor


puede solicitar las medidas cautelares según el artículo
en comentario se autoriza a "ambas partes" para solicitar
la medida cautelar, siempre que el demandado hubiere
acumulado a la demanda, una pretensión sucesiva.

El pedido cautelar puede solicitarse antes de la


interposición de la demanda o después de ella; esto lo
obtenemos del mismo artículo cuando señala: “Todo
Juez puede dictar medida cautelar antes de iniciado un
proceso o dentro de este”; pero esto no es de todo cierto
ya que existen medidas cautelares que por su naturaleza
solo pueden ser trabadas luego de haberse interpuesto

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la demanda, claro ejemplo de esto es la anotación de la
demanda en

Registros públicos o la autorización de vivir en domicilios


separados en el caso de separación y divorcio.

2.1.2. SUSTITUCIÓN DEL JUEZ (Art. 609)

Como sabemos una de las características básicas de la


medida cautelar es su instrumentalidad; por cuanto nace
al servicio del proceso definitivo. Por lo tanto, la medida
cautelar siempre está subordinada a un fallo definitivo
aun cuando precede al proceso definitivo.

Esto explica la razón para que cuando opere la


sustitución del juez en el conocimiento del proceso
principal, este también se extienda al conocimiento del
proceso cautelar; la función del proceso cautelar no es
independiente del proceso definitivo. Existe
subordinación por lo tanto no puede aparecer el proceso
cautelar sin la existencia del proceso definitivo. Esta
dependencia justifica también que, ante la sustitución del
juez, el conocimiento del proceso principal pase a otro,
quien también conocerá del proceso cautelar, por tal
razón no puede conocer indistintamente un juez el
proceso principal y otro distinto a éste, el proceso
cautelar.

La ley indica las causales de sustitución del juez siendo


estas:

 Impedimento

 Recusación

 Excusación o abstención;

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Cuando funcionen estos supuestos y el juez es
sustituido por las causales anteriormente señaladas, el
nuevo juez que conocerá el proceso principal debe
también asumir el proceso cautelar.

2.1.3. REQUISITOS DE LA SOLICITUD DE LA MEDIDA


CAUTELAR:

Como sabemos cuándo un sujeto requiere tutela


cautelar, lo hace mediante una solicitud, la misma que
hace efectiva la voluntad de pedir una medida cautelar.
En este orden de ideas, esta solicitud tiene como
objetivos iniciar el proceso cautelar y lograr un
pronunciamiento válido del juez al respecto.

Ahora esta solicitud genera ciertos efectos, como la


carga del actor para impulsar el procedimiento cautelar;
determina los sujetos del proceso cautelar y fija el objeto
de decisión. Si bien el juez dicta la medida cautelar en la
forma solicitada, ello no impide que pueda alterarse, si el
juez considera adecuada otra medida en atención a la
naturaleza de la pretensión principal.

Los requisitos para solicitar una medida cautelar, se


encuentran previstos en el artículo 610 de nuestro CPC.
Siendo estos:

a. Exponer los fundamentos de su pretensión


cautelar:

Es de vital importancia para conceder la medida


cautelar, pues en ella el interesado debe mostrar los
elementos de la cautela, siendo estos: la verosimilitud y
peligro en la demora; si se carece de estos, la pretensión

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se desestimará y carecería de objeto ingresar a analizar
la adecuación de la medida, la contracautela, tipo de
cautela, etc.

Como podemos apreciar, en los fundamentos se


encuentra el sustento de la cautela, debemos realizar
una apreciación más: acompañando a estos
fundamentos deben ir los medios probatorios que
sustenten los hechos alegados; es decir se debe aportar
prueba, preferentemente documental.

La prueba anexa a los fundamentos expuestos son los


referentes a los que acudirá el juez para aproximar la
probabilidad del derecho a tutelar y justificar la urgencia
que se requiere.

b. Señalar Ia forma de la cautela:

Pudiendo ser éstas: las medidas para futura ejecución


forzada (embargos), la anotación de la demanda, la
medida temporal sobre el fondo, la medida innovativa y
de no innovar y la medida genérica.

La forma de la cautela debe ser congruente y debe


guardar relación con la naturaleza jurídica del bien que
se quiere afectar y la pretensión que se busca asegurar.

c. Indicar, si fuera el caso, los bienes sobre los que


debe recaer la medida y el monto de su afectación:

Debemos precisar que no es suficiente designar el bien


que se desea afectar, sino que, además, se debe
acreditar, en la misma solicitud cautelar, que dicho bien
le pertenece al presunto obligado, claro ejemplo de esto
es el embargo.

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La posibilidad de la afectación del bien o derecho del
presunto obligado, tiene su justificación en el concepto
de patrimonio, el que es definido como: "el conjunto de
bienes, derechos y obligaciones que pertenecen a una
persona física o jurídica, destinado a lograr la
satisfacción de sus necesidades y a garantizar sus
responsabilidades". De otro lado, es de precisar que la
solicitud cautelar no solo afecta los bienes, sino que
también se extiende a los derechos del presunto
obligado.

d. Ofrecer contracautela:

La resolución cautelar no solo contiene una medida


cautelar a favor de quien la invoca sino que
necesariamente debe contener otra medida cautelar a
favor del ejecutado, para asegurar, no el derecho en
debate, sino los daños que le pueda generar la ejecución
de la medida cautelar.

Así la resolución cautelar contiene medidas precautorias


tanto a favor del actor como a favor del ejecutado, para
asegurar objetos diversos; de manera tal que, el actor
persigue el aseguramiento de la satisfacción del derecho
en discusión y el ejecutado el aseguramiento del daño
provocado por la ejecución cautelar.

De otro lado cuando el juez emite un pronunciamiento,


sin tener la certeza del derecho que asegura; solo la
mera apariencia de ese derecho le lleva a aproximarse a
una tutela cautelar, justificado por la urgencia de la
medida, por tal razón, ante la ausencia de certeza, el
juez tiene que también observar al ejecutado, para
brindarle otro tipo de tutela cautelar, frente al daño que
le pudiere generar su decisión. De tal forma que la

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medida cautelar tiene riesgos, dado que no opera con la
seguridad plena de un derecho, sino con la apariencia
del mismo, lo que hace que el riesgo mismo de la
adopción de la medida cautelar, sea asumido por quien
se considera beneficiado por la misma.

La contracautela precisamente tiene por objeto asegurar


al afectado con una medida cautelar, el resarcimiento de
los daños y perjuicios que pueda causar su ejecución, es
la seguridad que da una persona a otra que cumplirá lo
pactado o prometido. Implica que la medida cautelar sea
doble: por un lado asegura al actor un derecho aún no
actuado y por el otro al demandado la efectividad del
resarcimiento de los daños, si aquel no existiera.

e. Designar el órgano de auxilio judicial


correspondiente, si fuera el caso.

Todas las medidas cautelares exigen, en mayor o menor


medida, la colaboración y el apoyo de terceros o de los
propios interesados especialmente designados a tal fin,
para custodiar bienes o personas por mandato judicial.
En tal sentido considera como uno de los requisitos de la
solicitud cautelar, la designación del órgano de auxilio
judicial, si fuera el caso.

Este sujeto es un auxiliar externo de los jueces,


encargado de cumplir una medida cautelar, guardando o
vigilando bienes o personas que constituyen la materia
sobre la cual recae la medida.

La tutela cautelar no es ejercida en exclusividad por el


demandante, también podría ser invocada por el
demandado en la litis, siempre y cuando el proceso
principal tenga por finalidad concreta la dilucidación del

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derecho de propiedad o posesión sobre determinado
bien.

2.1.4. CONTENIDO DE LA DECISIÓN CAUTELAR:

El juez, atendiendo a Ia naturaleza de la pretensión


principal y a fin de lograr la eficacia de la decisión
definitiva, dictará medida cautelar en la forma solicitada
o en la que considere adecuada, siempre que de lo
expuesto y la prueba presentada por el demandante,
aprecie:

1. La verosimilitud del derecho invocado.

2. La necesidad de la emisión de una decisión


preventiva por constituir peligro en Ia demora del
proceso, o por cualquier otra razón justificable.

La medida solo afecta bienes y derechos de las partes


vinculadas por la relación material o de sus sucesores,
en su caso, La resolución precisará la forma, naturaleza
y alcances de la contracautela.

La decisión que ampara o rechaza la medida cautelar


será debidamente motivada, bajo sanción de nulidad.

Podemos decir de este artículo que la medida cautelar


es otorgada sin contradictorio y en forma inmediata.

Frente a ello, y a fin de que no sea arbitraria la decisión


que tome el juez, se exige la presencia de ciertos
elementos para concederla, como la verosimilitud del
derecho y el peligro en la demora.

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Este artículo establece también el peligro en la demora
que constituye el elemento más importante a tomar en
cuenta en el estudio de las medida cautelares; este
requiere ser alegado y justificado, más no probado;
BARRIOS DE ANGELIS nos dice que “todo el
fenómeno no determina un peligro actual para que el
objeto del proceso se modifique, por causa externa o
interna, antes de que las funciones principales se hallen
en estado de transformarlo; o que el peligro actual vierta
sobre la alteración de los medios de instrucción, por
causa externa sumada a la falta de instantaneidad del
proceso”. Se entiende que debe tenerse en cuenta el
daño previsible para la plena eficacia de las funciones
ejercidas en el futuro.

Para invocar el peligro, basta señalar -dice LIEBMAN -


un fundado temor que mientras se espera aquella tutela,
lleguen a faltar o alterar las circunstancias de hecho
favorables a la tutela misma, esto implica que el peligro
en la demora habrá de ser apreciado con relación a la
urgencia de obtener protección especial, dados los
hechos indicativos del grave daño que puede significar
esperar al dictado de sentencia; de ahí que la medida
cautelar no solo busque garantizar sino anticipar los
efectos de dicho fallo”.

Entonces se entiende que el peligro en la demora viene


configurada por la concurrencia en la persona del
deudor de ciertos indicios que puedan hacer sospechar
su sustracción a la momento de la ejecución de la
sentencia que en su día se dicte; el peligro puede
derivar de la conducta del obligado como la enajenación
de bienes del deudor; o por hechos ajenos a su voluntad
como la pérdida de cosechas o la caída de precios de
los productos de fabricación propia.

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PODETTI considera que en relación al peligro en la
demora, lo califica como el interés jurídico que justifica
una medida cautelar, no existe medida alguna que no se
dé para disipar un temor de daño inminente, es un
presupuesto específico y propio de las medidas
cautelares, exigible solo en ellas y lo explica así: "el
presupuesto de la existencia del derecho, es común con
el proceso donde se actuará, solo existe una diferencia
en cuanto a su prueba. En el proceso definitivo deberá
establecerse si existe o no ese derecho, ratificando o
desvirtuando la prueba sumaria rendida en el cautelar o
destruyendo la presunción admitida. En cambio, la
urgencia es el temor de daño, el peligro en la demora, y
no serán motivo de conocimiento y en consecuencia de
prueba en el proceso definitivo". El interés procesal en
las medidas cautelares no exige sea actual sino, en que
podría ser tarde para hacerlo efectivo, cuando la justicia
se pronunciara. Si existe un peligro en el retardo, existe
interés actual en obtener la medida cautelar, aun cuando
el interés sustancial que asegurará no sea actual.

La norma señala que solo se afecta bienes y derechos


de las partes vinculadas por la relación material o de sus
sucesores. Frente a ello tenemos que señalar que tanto
los bienes como los derechos forman parte del
patrimonio de una persona física o jurídica, destinado no
solo a la satisfacción de sus necesidades sino a
garantizar sus responsabilidades, derechos, que pueden
ser de naturaleza real y personal, así como los bienes
que lo integran tienen que ser susceptibles al tráfico
jurídico del comercio entre los hombres, los derechos
que no reúnen estas condiciones, no forman parte del
patrimonio, aunque pertenezcan a su titular.

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Un aspecto importante que precisar en el comentario del
artículo es que "solo se puede afectar los bienes del
obligado aunque se encuentren en poder de terceros" es
el efecto de la acción pauliana frente al acreedor y su
implicancia en la afectación del bien materia de
transferencia.

FERNANDO VIDAL RAMÍREZ sobre la acción pauliana


considera que "habría que plantear en primer lugar que
el acto fraudulento es perfectamente válido y eficaz,
tanto respecto de las partes como de los terceros, pero
inoponibles a estos cuando son acreedores del
enajenante, por cuanto pueden impugnarlo". También
señala el mismo autor, que "como en el régimen del
código la ineficacia solo favorece al acreedor
accionante, la declaración de ineficacia al no anular el
acto no modifica la relación jurídica entablada entre el
fraudador y el tercero adquiriente, limitándose tan solo a
posibilitar a que el acreedor pueda embargarlos y
hacerse pago con los bienes transferidos, aun cuando
estos se encuentren en el ámbito patrimonial del tercero
adquiriente". Debe tenerse en cuenta que la sentencia
no tiene efectos reales retroactivos respecto del bien
cuyo acto de disposición se declara ineficaz, ni efectos
devolutivos; sino que circunscribe a la demandante y
solo para los efectos del pago de su crédito probado
mediante el expediente que se acompaña.

Sobre la contracautela se funda en el principio de


igualdad, pues no solo se debe pretender asegurar al
actor un derecho no actuado, en atención a la
verosimilitud y el peligro en la demora, sino que también
debe preverse la posibilidad de asegurar al demandado
la efectividad del resarcimiento de los daños, generado
por la medida cautelar. Como señala CONIGLIO, la

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contracautela tiene una gran aplicación en las
providencias cautelares, "como el solo medio que pueda
servir para asegurar preventivamente, el eventualmente
crédito de resarcimiento, de aquellos daños que podrían
resultar de la ejecución de la medida provisoria, si en el
proceso definitivo se revela como infundada. De allí que
se pueda hablar con propiedad de una condición
impuesta por el juez para conseguir la providencia
cautelar''.

Existen diversos factores para fijar el monto de la


contracautela, como el derecho sustantivo a cautelar; la
condición socio-económico de quien peticiona la medida;
el mayor o menor grado de verosimilitud del derecho,
entre otros. LOUTAYF considera que "el juez debe
graduar, al proveer la medida precautoria la calidad y
monto de la caución, de acuerdo con la mayor o menor
verosimilitud del derecho y las circunstancias del caso".
Frente a ellos, es común en la actividad judicial de
asumir como referente para la contracautela la
probabilidad del derecho, de tal manera que, cuando el
derecho no tenga una alta apariencia, la contracautela
se torne más fuerte, ello lleva a sostener a algunos
jueces que "la contracautela es inversamente
proporcional al grado de certeza del derecho que se
pretende asegurar, a tal punto que cuando el derecho es
cierto, por existir una sentencia favorable al
demandante, no cabe exigir contracautela.

2.2. PROCEDIMIENTO CAUTELAR:

2.2.1. AUTONOMÍA DEL PROCESO:

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La autonomía del proceso cautelar es una característica
contemplada en el artículo 635 del Código Procesal Civil,
que expone: “Todos los actos relativos a la obtención de
una medida cautelar conforman un proceso autónomo
para el que se forma cuaderno especial.”

Si bien es cierto, como menciona Lino Palacio (1992,


Tomo VIII:45), “… El proceso cautelar carece, en rigor,
de autonomía funcional, por cuanto su finalidad
consiste en asegurar la eficacia práctica de la sentencia
o resolución que debe dictarse en otro proceso, al cual
se encuentra necesariamente vinculado por un nexo de
instrumentalidad o subsidiaridad”; sin embargo, cuenta
con una autonomía procedimental en cuanto a su
trámite, su forma de presentación, requisitos, forma de
ser concedida, concesión por parte del juez, ejecución,
entre otros requisitos y formalidades; que no tienen
ningún tipo de vinculación con los establecidos para la
pretensión principal.

2.2.2. MEDIDA FUERA DEL PROCESO:

La medida cautelar dada fuera del proceso es conocida


comúnmente como medida cautelar anticipada.

Esta medida se solicita antes de darse la interposición


de la demanda y puede tramitarse y ejecutarse antes
que la demanda sea presentada ante el órgano
jurisdiccional correspondiente.

La causa de la medida fuera del proceso es la urgencia


del mandato cautelar al ser prácticamente inminente el
perjuicio que se quiere evitar con ella o porque hay un
potencial peligro en la demora.

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La medida cautelar anticipada, debido a su carácter
especial, requiere de una mayor acreditación de la
verosimilitud del derecho del peticionante, del Periculum
in mora y de una contracautela idónea.

De acuerdo con el artículo 636 del Código Procesal Civil,


todo Juez puede dictar medida cautelar antes de iniciado
un proceso, al ser ejecutada la medida el beneficiario
tiene un plazo de 10 días para para interponer su
demanda ante el mismo Juez (bajo sanción de nulidad
de las resoluciones cautelares dictadas, de acuerdo al
artículo 608 del C.P.C.). En el caso en que para la
procedencia de la demanda fuere necesario
procedimiento conciliatorio extrajudicial (el cual deberá
ser iniciado dentro de los cinco días hábiles desde el
conocimiento de la ejecución de la medida), el plazo de
la interposición de la demanda se computará desde la
finalización de dicho procedimiento conciliatorio.

La medida cautelar caducará de pleno derecho si:

 La demanda no se ha interpuesto oportunamente. En


cuanto a esto, la Corte Suprema de Justicia de la
República ha establecido los siguiente: “… El artículo
seiscientos treinta y seis del Código Adjetivo; dispone
que ejecutada la medida cautelar antes de iniciado el
proceso principal, el beneficiario debe interponer su
demanda dentro de los diez días posteriores a dicho
acto y si no se interpone la acción oportunamente, la
medida caduca de pleno derecho; (…) este dispositivo
legal se refiere a la ejecución de la medida y no a la
notificación de la misma” (Casación Nro. 1414-T-
97/Lima, publicada en el Diario Oficial El Peruano el 07-
07-1998, págs. 1406-1407).

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 Habiéndose interpuesto la demanda, ésta es rechazada
preliminarmente. En este caso la caducidad opera de
primera instancia, sin estar sujeta a que la resolución
pueda o no ser recurrida.
 No se acude al centro de conciliación en el plazo
indicado (5 días hábiles).

2.2.3. TRÁMITE DE LA MEDIDA CAUTELAR:

El procedimiento cautelar tiene una tramitación


expeditiva y casi inmediata. El trámite de la medida
cautelar se desarrolla de la siguiente manera:

 Se forma cuaderno especial para todos los actos


relativos a la obtención de la medida cautelar (art. 635
del C.P.C. – autonomía del procedimiento cautelar).
 Si es una medida cautelar anticipada, el cuaderno lo
conforma la solicitud y los anexos originales.
 Si es una medida cautelar con proceso principal en
trámite, el cuaderno cautelar lo conforma una copia
simple de la demanda, sus anexos y la resolución
admisoria. Estas se agregan a la solicitud cautelar y a
sus documentos sustentatorios. Para la tramitación de
este cuaderno está prohibido el pedido del expediente
principal, de acuerdo con lo establecido en el artículo
640 del C.P.C.
 Una vez presentada la solicitud cautelar, “es
concedida o rechazada sin conocimiento de la parte
afectada en atención a los fundamentos y prueba de
la solicitud” (art. 637 del C.P.C.).
 Si la medida cautelar es denegada, procede apelación
al auto que la deniega; sin notificar al demandado.
 Al dictarse la medida cautelar, la parte afectada puede
formular oposición dentro de cinco días, los cuales
son computados desde que el demandado toma

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conocimiento de la resolución cautelar, con el fin de
que pueda formular la defensa pertinente. La
formulación de la oposición no suspende la ejecución
de la medida (art. 637 del C.P.C.).
 Si la oposición es amparada, el Juez dejará sin efecto
la medida cautelar. La resolución que resuelve la
oposición, bien amparándola o desestimándola, es
apelable sin efecto suspensivo (art. 637 del C.P.C.),
por lo que la eficacia de la resolución recurrida en
apelación se mantiene, incluso para el cumplimiento
de ésta (art. 368, inc. 2° del C.P.C.).

2.2.4. CONCURRENCIA DE MEDIDAS CAUTELARES:


La concurrencia de medidas cautelares es una situación
procesal configurada en el artículo 639 del Código
Procesal Civil, situación en la que concurren dos o más
medidas cautelares, medidas que emergen de un
proceso distinto o de varios, que afectan un mismo bien.
El artículo antes mencionado, establece que “cuando
dos o más medidas cautelares afectan un bien, éstas
aseguran la pretensión por la que han sido concedidas”;
la eficacia de estas medidas cautelares se determina por
la primera medida que se ejecuta.
De acuerdo a lo mencionado por el artículo 639 del
Código Procesal Civil, la ejecución de la medida
cautelar, dentro de esta concurrencia, se da “atendiendo
a la prelación surgida de la fecha de su ejecución”, por lo
que podemos entender que regirá el principio de
prioridad que dará preferencia a la medida cautelar que
ha sido formalizada en primer lugar.
Sin embargo, el mismo artículo también menciona que
“si no se pudiera precisar fehacientemente la prelación,
se atenderá a la establecida por los derechos que
sustentan la pretensión”. En este caso ya no se habla de

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un criterio de temporalidad sino de una prelación
material, por lo que los derechos fundamentales operan
en primer orden frente a derechos patrimoniales.

2.2.5. FORMACIÓN DEL CUADERNO CAUTELAR:


El artículo 640 del Código Procesal Civil establece que
“En un proceso en trámite, el cuaderno cautelar se forma
con copia simple de la demanda, sus anexos y la
resolución admisoria. Estas se agregan a la solicitud
cautelar y a sus documentos sustentatorios. Para la
tramitación de este recurso está prohibido el pedido del
expediente principal.
Debido a que el proceso cautelar goza de autonomía, se
requiere que se forme cuaderno especial (art. 635°
C.P.C.), en este cuaderno se llevará una incorporación
cronológica de los escritos, documentos, actas y demás
diligencias que se presenten a lo largo del proceso, por
los sujetos, sus auxiliares y los terceros.
Se puede observar, de igual forma, que en el artículo
640 se establecen dos requisitos:
 Que la pretensión principal haya sido admitida a
trámite y que no se haya dado su conclusión por
medio de sentencia en primera instancia; para lo
que el artículo antes mencionado establece que,
el cuaderno cautelar se formará con la copia
simple de la demanda, sus anexos y la resolución
admisoria.
 En caso de que el peticionante no logre acreditar
la verosimilitud del derecho que sustenta su
pretensión principal, el juez de la demanda está
prohibido de pedir el expediente principal, ya que
éste debe resolver la tramitación de la medida
cautelar en atención a lo que para ella se expone
y con prueba anexa acompañada.

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2.2.6. EJECUCIÓN DE LA MEDIDA:
De acuerdo con lo establecido en el Código Procesal
Civil:

 La ejecución de la medida cautelar será realizada por


el Secretario (quien es el auxiliar judicial encargado
de dar fe de las actuaciones y diligencias) que
corresponda, en día y hora hábiles o habilitados, y si
fuese necesario, con el apoyo de la fuerza pública
(art. 641 del C.P.C.).
 Con respecto al día y horas hábiles, el artículo 141 del
Código Procesal Civil, así como el artículo 124 de la
Ley Orgánica del Poder Judicial, determinan en días y
horas el tiempo dentro de los cuales es admisible la
ejecución de cualquier acto procesal, bajo sanción de
nulidad. Esta sanción aparece como innecesaria por
lo relativo de la nulidad, pues el acto realizado en día
y hora inhábil puede quedar convalidado si no se lo
impugna dentro del plazo pertinente.
 Cuando la norma menciona que se puede ejecutar la
medida en día y hora habilitados para ello, se puede
operar de oficio o a pedido de parte en aquellos casos
que no pueda realizarse una actuación judicial dentro
del plazo que el Código Procesal Civil establece o
cuando se trate de actuaciones urgentes cuya demora
puede perjudicar a una de las partes.
 Cuando la ejecución de la medida cautelar deba ser
cumplida por un funcionario público, el Juez remitirá,
bajo confirmación, vía correo electrónico el mandato
que ordena la medida de embargo con los actuados
que considere pertinentes o excepcionalmente por
cualquier otro medio fehaciente que deje constancia

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de su decisión (art. 638 del C.P.C.). Por mérito de su
recepción, el funcionario público queda obligado a su
ejecución inmediata, exacta e incondicional, bajo
responsabilidad penal (art. 638 del C.P.C.).
 Cuando por las circunstancias sea necesario el auxilio
de la fuerza pública, se cursará un oficio conteniendo
el mandato respectivo a la autoridad policial
correspondiente (art. 638 del C.P.C.). Por el mérito de
su recepción, la autoridad policial queda obligada a su
ejecución inmediata, exacta e incondicional, bajo
responsabilidad penal (art. 638 del C.P.C.).
 Puede autorizarse el descerraje u otros actos
similares, cuando el caso lo justifique (art. 641 del
C.P.C.). Es necesario señalar que el juez debe
autorizar tales apremios para que el secretario haga
uso de estas medidas al momento de la ejecución.
 Todas las ocurrencias de la ejecución de la medida
serán sentadas en un acta por el auxiliar, la que será
firmada por todos los intervinientes y certificada por
aquél. En su caso, dejará constancia de la negativa a
firmar (art. 641 del C.P.C.).

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CONCLUSIONES:

 Cuando hablamos de procesos cautelares, nos estamos refiriendo a un


tipo de procesos que reúnen determinadas características que los hacen
distintos a los demás, podremos corroborar como es que operan estos, y
sobre todo la vital importancia que tienen los mismos.
 Podemos conceptuar al proceso cautelar como una de las formas que
adopta la tutela jurisdiccional como deber de Estado; en tal sentido,
garantiza la efectividad de las tutelas jurisdiccionales de cognición y
ejecutiva para asegurar anticipadamente el óptimo rendimiento de éstas.
 la expresión proceso cautelar se usa para indicar el fenómeno del
desenvolvimiento de la función jurisdiccional civil cuando ésta se dirige a
emitir decisiones cautelares.
 El proceso cautelar es el conjunto de disposiciones relativas al desarrollo
de actos procesales que tienen que ver con las medidas cautelares que
requieren los procesos judiciales.
 Podemos afirmar que la demanda en la medida cautelar es la
disposición o mandato de un juez que tiene por objeto asegurar el
resultado de un proceso, o el de una sentencia, o cualquier otro título de
ejecución.
 El proceso cautelar tiene carácter autónomo en cuanto a su
procedimiento, por lo que se requiere formar cuaderno especial aparte.

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 La medida cautelar fuera del proceso es aquella que se solicita antes de
la interposición de la demanda. Esta medida anticipada responde a la
urgencia de evitar el inminente perjuicio hacia la pretensión de la
demanda o el potencial peligro en la demora.
 Para que se admita la medida cautelar anticipada es necesaria una
mayor acreditación de la verosimilitud del derecho del peticionante, del
peligro en la demora y de una contracautela idónea.
 Para el trámite de la medida cautelar se forma cuaderno especial; se
presenta la solicitud y ésta es admitida o rechazada sin el conocimiento
de la parte afectada; si es denegada se puede presentar apelación al
auto que la deniega. Al presentarse la medida cautelar, la parte afectada
tiene 5 días para formular oposición. Si se admite la oposición, se deja
sin efecto la medida cautelar.
 Cuando concurren dos o más medidas cautelares, se da prioridad a
aquella que se formalizó en primer lugar. Si no se puede identificar con
certeza la prelación, se dará prioridad a aquella que sea establecida por
los derechos que sustentan la pretensión.

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BIBLIOGRAFÍA:

GALLARDO, Miraval Juvenal (2000): CAUTELA Y CONTRACAUTELA EN EL


PROCESO CIVIL. Tesis, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima,
Perú.

CHEVARRIA, Alemán Raúl (2013): El proceso cautelar en el código procesal


civil y en la legislación comparada. Universidad Nacional de Tumbes, Perú.

PALACIO, Lino Enrique (1992): Derecho procesal civil. Tomo VIII, Ed. Abeledo
Perrot, Buenos Aires.

DIVISIÓN DE ESTUDIOS JURÍDICOS DE GACETA JURÍDICA (2015): Manual


del Proceso Civil. Tomo II, Ed. El Búho E.I.R.L., Lima.

LEDESMA, Marienella. Los nuevos procesos de ejecución y cautelar. Lima.


Primera edición. 2008. Gaceta Jurídica.

pág. 38

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