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Jurisdicción Inmobiliaria
La legislación, como forma de descentralizar funciones, creó cuatro órganos: Tribunales
Superiores de Tierras y Tribunales de Jurisdicción Original; Dirección Nacional de Registro de
Títulos; Dirección Nacional de Mensuras y Catastro y Comisión Inmobiliaria.
Los Tribunales Superiores de Tierras los conforman cinco departamentos. Son entidades
judiciales que están encabezadas por un presidente. Los de Jurisdicción Original de Tierras,
son 23 tribunales de primer grado, que conocen de las litis entre las partes bajo el derecho
registrado y las actuaciones administratrivas. Son unipersonales y están adscritos a un Tribunal
Superior de Tierras.
De todas las provincias solo Azua tenia un tribunal ordinario sin una sede de Registro de
Títulos, pero en julio de 2008 la Suprema creó el tribunal.
La Dirección Nacional de Registro de Títulos tiene 23 oficinas en todo el país que se encargan
de regular y coordinar el funcionamiento del registro de títulos. El titular es nombrado por la
SCJ.
La Dirección Nacional de Mensuras y Catastro se encarga de apoyar técnicamente a la
Jurisdicción Inmobiliaria y además dirige y coordina el trabajo de las direcciones regionales
que tienen que controlar los trabajos técnicos de mensuras y modificaciones parcelarias.
Tienen la autorización de otorgar designaciones catastrales de parcelas, y están divididas en
tres: La del Departamento Central que comprende el Distrito Nacional, las provincias Santo
Domingo, San Cristóbal, Monte Plata San Pedro de Macorís, El Seibo, Hato Mayor, La
Romana, La Altagracia, Peravia, San Juan, Bahoruco, Barahona, San José de Ocoa,
Independencia, Elías Piña y Pedernales.
También la dirección regional de mensuras catastrales del Departamento Norte con sede en
Santiago que comprende La Vega, Monseñor Nouel, Santiago Rodríguez, Espaillat, Valverde,
Puerto Plata, Montecristi y Dajabón, y la dirección regional del Departamento Noreste con sede
en San Francisco de Macorís y que abarca María Trinidad Sánchez, Samaná, Sánchez Ramírez
y Salcedo.
La migración a la capital agravó posesión de tierra
La migración campesina a las ciudades y zonas urbanas, principalmente a la capital, como
forma de mejoría en sus condiciones de vida, agravó el problema de la posesión de tierra
porque la gente comenzó a ocupar terrenos del Estado y privados en las periferias del Distrito
Nacional para construir sus casitas y evitar retornar a sus campos donde las oportunidades de
mejoría eran más limitadas.
Se establecieron barrios sin ningún control ni normas urbanas y se levantaron propiedades en
terrenos privados y del Estado sin tener el aval de una documentación que les garantizara el
derecho a la propiedad, lo que motivó que los terrenos usufructuados tuvieran que ser
declarados de utilidad pública para evitar desalojos masivos y convulsiones sociales que
afectaran la paz pública.