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¿Qué hacer del psicoanálisis?

Introducción

Antes de abordar el tema que les traje, me gustaría introducirme en el hilo


conductor de este congreso “cómo repensar la salud mental”. En primero lugar, el “cómo”
me parece preciso. Creo que, en la clínica psicoanalítica particularmente, es la mejor forma
de atender cierta incógnita, mucho mejor que los “por qué” principalmente porque el
primero nos sitúa de mejor manera para pensar caminos y formas, la pregunta por el
“cómo” no exige una limitante, involucra más participantes, actores y elementos en
determinada situación.

En segundo lugar, estoy desarrollando un vicio por buscar la etimología de


las palabras que me resultan interesantes o que son importantes en ciertas situaciones. En
este caso “salud” y “mente”. Del latín salus remite al adjetivo latino salvus, que significa
entero, intacto. Por otro lado, “mente” del latín mens, mentis, de la misma raíz indoeuropea
men- ‘pensar’. Tenemos pensamiento intacto o pensamientos entero, integridad de
pensamiento. “Cómo repensar la integridad de pensamiento” sería el desglose del título del
congreso, donde “integridad de pensamiento” aka “Salud Mental” funciona como máxima,
como ideal y hoy en día, como uno de los principales paradigmas biopolíticos.

La OMS define salud como el completo bienestar del ser humano, físico, mental
y social. A la salud mental la define como un estado de bienestar en el cual el individuo es
consciente de sus propias capacidades, puede afrontar tensiones normales de la vida,
trabajar de forma productiva y hacer una contribución a la sociedad.

El panorama local de la Salud Mental arrastra males automatizados. Podemos


plantear una lógica de anticipación en lugar de una de reacción para los que vivimos,
operamos, funcionamos, trabajamos como agentes de este campo. Las tácticas típicas han
sido desmanteladas, llevan al hastío y desgaste.
¿Cómo anticiparnos entonces? Considero la operación en pequeños grupos, en
células, en grupos sujeto1. La operación destituyente es más efectiva cuando todos los
integrantes del grupo saben que esta pasando y como este operando. Es más fácil coordinar
pequeños grupos que una institución entera y que todos estén en el mismo registro. Los
pequeños grupos necesariamente deben conectar con los otros una vez teniendo claro su
función. Así se inicia un nivel de coordinación y aplicación de prueba y ensayo a nivel
institucional. La puesta en acto de un plan flexible, de pequeñas practicas que si funcionan
siguen, si fallan se revocan en el acto. Esto hace que el viejo plan paso por paso, con una
meta única quede inoperante dado su linealidad y rigidez.

II

Fabrice Bourlez en Queer psicoanálisis nos recuerda una máxima del


psicoanálisis: el psicoanalista no sabe más que el sujeto. Para hacer una práctica posible se
debe valer de una reducción de elementos dentro de la propuesta dialéctica del dispositivo
psicoanalítico: Audible, la palabra tal y como pudo haber sido traumatizada por la lengua
dominante.

Sin desmerecer la pregunta ¿Qué cura el psicoanálisis?, atender de igual manera


¿cómo curamos? Creo que, para no quedar en un puro ejercicio socrático, para que el
vaciamiento de significado de ciertas regiones del discurso del analizante opere
posteriormente como sentido nuevo, es necesaria la transferencia.

El discurso del analizante lo veo como un terreno, un territorio, un ecosistema.


Dotado de colores, climas, fauna y flora. Enmarcado en una atmosfera sintáctica y
semántica. Provocar efectos de significación nuevos, reposicionar localidades, crear un
lugar habitable. Recordemos que se padece en el despliegue discursivo. El significante es
terreno, es vehículo y función. Félix Guattari hablaba de cartografiar como acto
(esquizo)analítico. La pregunta que me planteo es sobre el agotamiento del mapa, de los
sentidos posibles. No toda interpretación es posible. Hay que estar, hay que leer la lógica
del territorio, del discurso. Evitar lecturas comunes o codificaciones estáticas, los Edípos
típicos ergo, normativos. Respetar las particularidades no es singularizar. Los terrenos están
hechos de los mismos minerales significantes, la composición es la que cambia. Leer el
1
Guattari, F. (1972). Psicoanálisis y transversalidad. Siglo XXI.
clima en el que se juega, es leer los tiempos de señalamientos e interpretaciones, deviene en
¿qué hacer ahora? En una improvisación siempre fallida pero que permita vivir, proponer
lugares habitables.

En las partes más densas del territorio, ¿cómo operar? ¿cómo adentrarnos a
analizar lo que habita en determinados sectores? Es decir, la función del analista también es
la de acompañar. Contrario a Virgilio con Dante en su Comedia, el analista no introduce el
terreno, no explica que sucede de forma pasiva. Dona significantes, acompañar la búsqueda
de un nuevo sentido, acompañar a habitar los lugares. El análisis de esta relación entre
analista y analizante corresponde a la función transferencial. Es el acto de una repetición.

Hasta aquí solo he presentado mi forma de ver el campo en el que me


desempeño, espero atender las preguntas lo más claro posible.

III

Cuando planteo el que hacer del psicoanálisis hablo de uno en específico, del que
práctico y pienso. Si es que hay alguna invitación es la de apropiarse del campo donde nos
desempeñamos, sabiendo que, aunque no tengamos la suficiente voz dentro del mismo,
somos pieza y representantes.

Ahora, ¿Cómo curamos? Parto de una base ética para pensar la cura, desde el
deseo y el manejo de la transferencia. Para no perder tiempo delimitando conceptos diré
que parto de la noción lacaniana de deseo: diferente a necesidad (biológica) y a la demanda.
En “la significación del falo” de 1958, Lacan nos dice “no es ni el apetito de la satisfacción,
ni la demanda de amor, sino la diferencia que resulta de la sustracción del primero a la
segunda, el fenómeno mismo de su escisión”.

Otra consideración, donde he notado confusiones, deseo del Otro y un supuesto


deseo propio. El deseo es siempre deseo del Otro, esto significa que, aunque logremos que
“un sujeto, desde el lugar del Otro, se aproxime a la verdad de su deseo y realice su falta-
en-ser”2, su deseo no implica una separación del campo del Otro, sino que deje de hacer
síntoma, que no causa tanta molestia, que se pueda habitar el deseo de forma menos

2
Paschetta, D. (2022). La conjetura del sujeto II. Letra Viva
dolorosa. Este está articulado mas no es articulable, no se puede se puede decir “yo deseo
x”.

Hasta acá, para retomar el cómo, tenemos el campo del Otro y el deseo, ambos en
un sentido ético. Sabemos que operamos como ese Otro y en un determinado fin hacerse
caer de esa posición. Que el gran recorrido de un psicoanálisis sea develar la estructura del
deseo quiere decir también develar-interpretar la operatoria del síntoma. Aquí la brújula, la
embarcación es la transferencia.

Rápidamente, la transferencia la tomo como “el lugar privilegiado de ensayo,


recomposición y deconstrucción de los modelos de relación con el otro”3.

El punto que atraviesa transversalmente todos los cuestionamientos planteados es


el factor realidad material. El horizonte es el devenir politizado de la clínica. Si caemos en
la trampa de pensar nuestro trabajo como psicologxs, como algo ajeno a la realidad
material, si se cree que se trata de una práctica apolítica, estamos operando
hegemónicamente y muy probablemente repitiendo las lógicas que justamente son las que
aquejan a quienes nos consultan. Tal vez tuve que empezar con esta idea, ya que es lo que
propongo como la otra parte del problema en “¿Qué hacer del psicoanálisis?”

Esta primera pregunta toca a la segunda. En su sentido más qué técnico, donde
cada psicoanalista usara una base epistémica diferente, escuela y forma de poner a
funcionar los conceptos. En su sentido político-ideológico.

A la primera pregunta se respondería: haciendo uso de la teoría, desplegando sus


funciones. La segunda pregunta ¿Cómo adentrarnos a analizar lo que habita en
determinados sectores? En esta propuesta de mapa-terreno, sumo el contexto sociopolítico.

Dentro de mis citas favoritas de Louis Althusser, destaco una que tiene lugar en
la primera parte del libro “Para leer El capital”.

“Es visible todo objeto o problema que está situado sobre el terreno y en el
horizonte, es decir, en el campo estructurado definido de la problemática teórica de
una disciplina teórica dada. (…) La vista ya no es, pues, el acto de un sujeto
individual dotado de una facultad de ´ver´ que él podría ejercer sea en la atención,

3
Bleichmar, S. (2020). El psicoanálisis en debate. Paidós.
sea en la distracción; la vista es el efecto de sus condiciones estructurales, la vista es
la relación de reflexión inmanente del campo de la problemática con sus objetos y
sus problemas.”4

Creo que esta cita no solo responde a mi pregunta de cómo adentrarnos en


determinados sectores del discurso en el dispositivo psicoanalítico, también nos sirve para
repensar nuestra concepción de Salud Mental. Lo que nos dice Althusser es que lo que
vemos, lo que tomamos en cuenta y lo que hacemos nuestro objeto de estudio ya este dado,
es efecto de condiciones estructurales previas. Hacemos teoría sin siquiera saber que
partimos ya de teorías, no hay una visión total y nuestras problemáticas están siempre
situadas y contextualizadas.

Ahora sí, la invitación es revisar nuestras condiciones estructurales.

Finalmente quiero recomendarles otro libro, específicamente el capítulo 3 de


“Bíos” del filósofo italiano Roberto Esposito. Este capítulo aborda la temática de los
problemas inmunitarios de la biopolítica a la luz de las ideas de Nietzsche. A grosso modo,
dice que los programas inmunitarios terminan produciendo inmovilidad o mejor dicho,
paralizando el movimiento. Recordemos que el movimiento implica riesgo, no garantiza
mucho, a veces nada. El problema radica en que la vida es movimiento, es riesgo constante
y se perpetua a través de esta lógica. Para retomar las ideas del congreso, cómo repensar la
integridad de pensamiento, la sagrada Salud Mental que pareciera tiende cada vez más a lo
seguro de lo estático, de lo estable, que sin duda funciona, pero por cuanto tiempo, bajo que
contexto y condiciones estructurales. ¿Qué se entiende y cuáles son las prácticas de la
integridad de pensamiento para el postcapitalismo del S.XXI en nuestro tercer mundo? O si
lo quieren blanqueado ¿cómo se piensa la “Salud Mental en los países en vías de
desarrollo”?

Sin una cuota de vida, de movimiento y de riesgo, de exploración de sentidos,


sensaciones, ensayos y pruebas a todo nivel estructural, político-ideológico, económico,
macro y micro, nos acercamos más a la muerte. Tal vez los programas que velan por la
Salud Mental tratan de asegurar y paralizar el mínimo grado de funcionalidad en un

4
Althusser. L. & Balibar, E. (2004). Para leer El capital. Siglo XXI.
contexto donde el movimiento es desmedido, acelerado y violento. Puede que se llegue a la
muerte por exceso de vida.

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