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Brie, en un breve y magnífico tratado, ofrece un panorama claro
de los seis hábitos del pensamiento riguroso.
Hábito de la definición.
Hábito de la distinción.
Hábito de la sistematización.
Hábito de la relación y de la causalidad.
Hábito de la síntesis.
Hábito de la crítica.
Ellos, una vez adquiridos por el ejercicio y la repetición, perfeccionan
el operar de la inteligencia en relación con la posesión de la
verdad acerca del objeto de conocimiento.
La ciencia –señala Brie– empieza por los hábitos intelectuales
que caracterizaremos a continuación, pero como hacer u operar humano
supone un proceso que termina en un producto, –las teorías científicas–,
y en un conocimiento causal a partir de los principios explicativos de la
realidad.
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Ejemplo: Uso de la palabra crisis
El término crisis, genera una indudable ambigüedad de significados
y es un ejemplo bastante frecuente que muestra un uso
indiscriminado de un mismo término para designar situaciones
o acontecimientos históricos globales, sectoriales, meros conflictos
o hechos puntuales, e incluso fenómenos personales4.
Ante los conceptos centrales que utilizaremos en nuestro trabajo
de investigación debemos preguntarnos:
1. ¿Cuáles son las notas o características que entran como
componentes esenciales de cada concepto clave? En este
punto conviene recordar que existen dos modos de definir:
por comprensión y por extensión. Todo concepto tiene un
contenido esencial que se expresa en los elementos que lo
constituyen. Es lo que en lógica se denomina la comprensión
de ese concepto. Las ideas o conceptos cuanto más
universales son, más alejadas de elementos de la experiencia
sensible y por ello, se hace más difícil su comprensión.
Sin embargo, la definición más acabada es precisamente la
definición por comprensión, es decir, por las notas esenciales
del concepto.
Ejemplo: Definición por comprensión de crisis
Si nos preguntamos: ¿cuáles son las notas esenciales del concepto
de crisis? Según diversos autores veremos que:
“... se relaciona con el cambio histórico-social o personal, en
dimensiones profundas de la existencia e indica un tránsito de
una situación positiva a una negativa, o de una superior a otra
considerada inferior”5.
Esto marcaría la comprensión del concepto de crisis.
2. ¿Cuál es la extensión del concepto? Se enumera a qué sujetos
les conviene esa idea. Equivale a describir los objetos
que entran en el concepto6.
4 BRIE, R. Op. cit. Diccionario de Sociología, p. 117.
5 BRIE, ídem.
6 CARMONA VÁZQUEZ, Antonia. 2003. Lo político en Sófocles. Estudio semántico. Tesis
Doctoral. Universidad de Cádiz, ISBN: 84-688-4029-7; Alicante, Biblioteca Virtual Miguel
de Cervantes. Introducción, p. 10.
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En el ejemplo del término crisis, para definirlo por extensión,
puedo expresar que la crisis se observa cuando:
“...el hombre percibe en sí la disolución del individuo en la
masa; el creciente anonimato del hombre de las grandes urbes
(Kafka, Lersch, Camus); la creciente pérdida del sentido de
pertenencia del hombre a aquellas estructuras sociales y familiares
que operaban como el sostén de las formas elementales
de convivencia, como Mannheim, Toennies, Dawson...”7.
Es decir que definimos crisis por extensión al enumerar las situaciones
que describen crisis: masificación, anonimato, pérdida del
sentido de pertenencia. Se trata de hacer un recuento lo más exhaustivo
posible de los objetos a los cuales se les aplica el término.
3. ¿Cómo hacer definiciones transparentes de términos polisémicos,
esto es, que el uso cotidiano ha cargado de ambigüedades
y subjetivismos?
Ejemplo: Polisemia del término crisis
Se confunde habitualmente crisis con:
“... coyuntura, conflicto, dificultad, cambio; son nociones emparentadas
con la crisis pero no son lo mismo. La investigación
comenzará tomando cuenta de la polisemia y aclarará el
sentido preciso del término que se utilizará” 8
4. La etimología, ¿qué muestra como variaciones históricas o
continuidad de significados de ese concepto?
Se puede atender a la etimología que define la palabra por su
origen en una lengua dada y a la semántica, que explica el sentido de un
término en un contexto (histórico, cultural)9.
7 BRIE, R. Op. cit. Diccionario de Sociología, p. 117.
8 BRIE, ídem.
9 La semántica es una parte de la lingüística que estudia las combinaciones de signos de una
lengua dada, tal como es utilizada en un periodo determinado, como instrumento de comunicación
por ciertos grupos sociales. En ello, es importante el estudio del contexto de comunicación,
porque ayuda a interpretar los significados de los términos usados.
Los significados se “comprenden”: es decir, se interpreta el sentido colocado entre el signo y
la realidad a la que se refiere. La comprensión semántica se sitúa en el contexto que recubre
al signo (término o palabra) en cuanto a su relación con la realidad.
CARMONA VÁZQUEZ, Antonia. Op. cit. Lo político en Sófocles. Estudio semántico p. 12.
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Veamos cómo se procede para definir un
concepto desde la etimología y atendiendo a la semántica.
Ejemplo: Social.
Etimológicamente, del latín sociālis10.
1.Adj. Perteneciente o relativo a la sociedad.
2. Adj. Perteneciente o relativo a una compañía o sociedad, o a
los socios o compañeros, aliados o confederados. Y por esta
acepción el término está emparentado con el verbo sequor (ir
tras de, seguir).
Remite al hecho de trabar relaciones los hombres entre sí para
realizar una actividad solidariamente.
Atendiendo al contexto histórico y al nivel semántico del término
social, vemos que paulatinamente ese ir se fue extendiendo
a diversas formas del vivir o al vivir mismo (en cuyo
caso es un convivir)
De allí que fue adquiriendo un significado de praxis común o
colectiva: el obrar o hacer juntos con relación a un fin.
10ALBISU, Delia Maria.”Las llamadas ciencias sociales”. Moenia, Bs. As., Nr. XXIX, Sept.
1987.p. 32.
Y cita a LAMAS, Félix. 1985. Ensayo sobre el orden social. Bs. As., Moenia, XXII-XXIII,
L.II, cap. 1, p. 1-5.
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1.2 HÁBITO DE LA DISTINCIÓN
La distinción es una de las operaciones más naturales del entendimiento12,
por la cual se separa una cosa de otra, según dimensiones
formales. Por ejemplo, cuando en la distinción entre las ciencias, separamos
algunas que tienen el mismo objeto material – el hombre –, pero
diferente objeto formal, según la dimensión o el punto de vista desde el
cual lo estudian. Así varias ciencias que estudian al hombre se distinguen
por su objeto formal: unas lo ven desde su dimensión social (Sociología);
otras, desde sus creaciones culturales (la Antropología) y
otras, desde la dimensión mental (Psicología).
Conocer algo con mayor profundidad significa básicamente
separar las dimensiones formales que lo conforman. Es desagregar niveles
de especificidad por los cuales se avanza en el conocimiento de ese
asunto.
11 FERNÁNDEZ CEPEDAL, J. M. 1976. Diccionario de Filosofía Contemporánea. Salamanca,
Sígueme. p. 58-60.
12 BRIE, R. Op. cit. Los hábitos... p. 31.
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Todo análisis tiene la distinción como su punto de partida y
mecanismo fundamental.
En nuestra vida académica nos hemos habituado a analizar.
Estamos preparados para hacer desagregaciones conceptuales y progresivas
distinciones, pero debemos perfeccionarnos en ese difícil hábito
de pensamiento riguroso. La ciencia avanza a medida que crece en precisiones
analíticas.
Lo más importante es determinar en cada caso, cuál es el criterio
(categoría o dimensión analítica) que el investigador ha elegido para
distinguir algo de esa realidad que estudia.
Una forma de hacer más consciente ese procedimiento y de ser
más cuidadosos al usarlo es, por ejemplo, estudiando y comparando tipologías.
Las tipologías que los científicos han creado en diferentes campos
son un caso tipo de distinción. Se pueden exponer ante los estudiantes
diferentes tipologías sobre un mismo asunto y discutir comparándolas,
por ejemplo, cuáles son los criterios de distinción utilizados a fin de establecer
semejanzas, diferencias, validez y fundamentos teóricos.
Por ejemplo: la distinción entre ciencias especulativas y prácticas,
tiene como criterio clasificador, la forma que la ciencia establece
la verdad de sus afirmaciones; es decir, cómo se alcanza la perfección
del acto cognoscitivo13.
Entonces, si clasificamos las ciencias según ese criterio, tenemos:
1. Ciencias especulativas: establecen la verdad de lo que
afirman por la adecuación de lo que capta la inteligencia
con la realidad. Se afirma o se niega algo de la realidad
conocida.
2. Ciencias prácticas: establecen la verdad de lo que afirman
por la adecuación de la acción a la norma o fin. La acción
es un medio para un fin deseable como bien.
En ésta, como en toda clasificación o tipología, su fortaleza o
su debilidad radica en el criterio clasificador elegido, y la distinción de
los tipos o clases se sostiene, o no, en dicho criterio. Por lo tanto, la
discusión no debe centrarse en los términos (las palabras especulativo o
práctico en sí mismas), sino en analizar críticamente si el criterio de
distinción elegido es apropiado o no, para proponer otro, o buscar autores
que hayan usado otros criterios de distinción.
13 ALBISU, D. M. Op. cit. p. 40.