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Prosocialidad

Fase 1 Reconocimiento de los elementos del curso

Estudiante:
Janhia marcela marquez P.
CC.1062405079

Grupo:
403010A_1391

Tutora:

NANCY CABEZAS BURBANO

Universidad Nacional Abierta y a Distancia -UNAD-

Escuela de Ciencias Sociales Artes y Humanidades

2023
Introducción
La prosocialidad influye en la búsqueda de recompensas externas o materiales que favorecen a

otras personas o grupos sociales, la conducta favorece el sentido de ayuda desinteresada,

cooperación, entrega, y generosidad.

Delgado, R. (2016) señala “La

enseñanza actualmente todavía presenta muchos retos que afrontar en cuestiones sociales,

cooperación, y en el desarrollo de competencias, por lo tanto se tuvo en cuenta que la estrategia a

estudiar respondiera a unas claras expectativas como son la de favorecer el aprendizaje activo,

que promoviera el aprender a aprender, que estimulara el trabajo en equipo y la integración de la

teoría y la práctica hacia las actividades cotidianas de los aprendientes”.

¿Qué entiende por prosocialidad?


“En psicología el concepto de la prosocialidad toma relevancia al buscar potenciar

conductas de solidaridad, tolerancia, cooperación y ayuda; y al prevenir conductas antisociales

tales como la agresión, la violencia, la delincuencia, la xenofobia, la indiferencia, la falta de

conciencia ante los problemas de los otros y del medio ambiente”. Los comportamientos y

acciones llevadas hacia el apoyo social, donde se realizan obras de forma voluntaria, en pro de

grupos sociales o otras personas teniendo en cuenta que el rol de el aprendizaje experimentado a

lo lardo de la infancia, la educación , la familia, la cultura, y las concepciones ideológicas las

cuales cumplen una función en la sociedad de este apartado es importante destacar que la

experiencia vivida genera criterios propios, que vistos desde la Prosocialidad influyen en la

conductas futuras, positiva o negativamente.

● ¿Qué entiende por conducta prosocial?

En las dos últimas décadas se han buscado nuevas explicaciones acerca del fenómeno de la

delincuencia, búsqueda motivada tanto por factores sociales (la sociedad demanda explicaciones

satisfactorias y útiles) como por factores profesionales (los investigadores lograron avances en la

comprensión del proceso individual de la socialización).

Aplicando la teoría de Bandura del aprendizaje social, es posible desarrollar habilidades

prosociales como respuesta alternativa a la conducta agresiva. Este método para reemplazar la

conducta agresiva por conductas prosociales se basa en tres técnicas. Primero, por el modelado la

persona puede ver cómo otros se comportan en forma socialmente aceptable. Segundo, por la

práctica reiterada esa persona practica dicha conducta reiteradamente y en forma guiada.

Tercero, por la planificación del éxito, es decir que esa persona compruebe que comportarse de

esa manera reditúa beneficios o éxitos. Aplicando tal esquema se obtuvieron buenos resultados

no solo en delincuentes sino también en niños de comportamiento agresivo.


Las razones que justifican el empleo de métodos para obtener conductas prosociales son tres: a)

La deshumanización que ha producido el desarrollo de las grandes cuidades, b) el desarrollo

enorme de los medios de comunicación, que han hecho aumentar la difusión de información y

casos límites, y c) un paradójico aumento y reducción convergentes de la sensibilidad de la

sociedad ante situaciones de emergencia y de necesidad experimentadas por otros.

Condensado de González Portal M, Conducta prosocial: evaluación e intervención. Capítulo 1.

● según el OVI de la unidad 1 Familia y prosocialidad, responda ¿cómo influye la familia

en la conducta prosocial?

La familia influye de manera importante en nuestra personalidad, ya que las relaciones

entre los miembros determinan valores, afectos, actitudes y modos de ser que se van asimilando

desde el nacimiento. Son patrones que influyen en la conducta y que muchas veces se transmiten

de una generación a otra. Tienen una enorme importancia en el desarrollo personal porque cada

familia tiene unas peculiaridades propias, unas tradiciones, un modo de relación específico que

crea un ambiente familiar determinado.


Conclusión

A lo largo del texto han podido comprobarse los beneficios obtenidos en el estado psicológico

personal cuando se potencia el aprendizaje de la conducta prosocial durante la etapa de

desarrollo. Estas competencias son fundamentales, ya que ayudan a conectar con el resto de la

sociedad y beneficiarse de las ventajas que comporta ser un miembro activo de ella. Así, las

ventajas no sólo repercuten optimizando el estado emocional del individuo sino que el

comportamiento cooperativo se asocia a una mayor competencia académica, donde se facilita la

asunción de capacidades cognitivas como el razonamiento y el dominio del conocimiento

instrumental abordado durante la época escolar. Podría decirse por tanto, que el fomento de la

conducta prosocial deviene un gran factor protector psicológico para el sujeto en el futuro,

haciéndolo individual y socialmente más competente, a medida que tiene lugar su maduración

hacia la edad adulta. Aunque parezca paradójico, crecer, madurar y ganar autonomía pasa por

saber cómo encajar con el resto y gozar de su protección en algunos aspectos.


Referencias bibliográficas:

Bandura, A. (1977). Self-efficacy toward a unifying theory of behavioral change. Review of

Psychology, 84, 191-215.

Calvo, A.J., González, R., y Martorell, M.C. (2001). Variables relacionadas con la conducta

prosocial en la infancia y adolescencia: personalidad, autoconcepto y género. Infancia y

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Ortega, P., Minguez, R., y Gil, R. (1997). Aprendizaje cooperativo y desarrollo moral. Revista

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Ortiz, M.J., Apodaka, P., Etxeberrria, I., et al. (1993). Algunos predictores de la conducta

prosocialaltruista en la infancia: empatía, toma de perspectiva, apego, modelos parentales,

disciplina familiar e imagen del ser humano. Revista de Psicología Social, 8(1), 83-98.

Roberts, W., y Strayer, J. (1996). Empathy, emotional expressiveness, and prosocial behavior.

Child Development, 67 (2), 449-470.

Roche, R., y Sol, N. (1998). Educación prosocial de las emociones, valores y actitudes.

Barcelona: Art Blume.

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