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UNIVERSIDAD PEDAGOGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR

INSTITUTO PEDAGÓGICO DE CARACAS


DEPARTAMENTO DE CASTELLANO, LITERATURA Y LATÍN
ASIGNATURA: CULTURA Y DISCURSO LITERARIO

La literatura como discurso –


Teatro: Las torres y el viento

Rossmary Rengel
UNIVERSIDAD PEDAGOGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
INSTITUTO PEDAGÓGICO DE CARACAS
DEPARTAMENTO DE CASTELLANO, LITERATURA Y LATÍN
ASIGNATURA: CULTURA Y DISCURSO LITERARIO

El primer auge petrolero de Venezuela se dio en 1922. La riqueza del suelo


venezolano se demostró no solo en la agricultura y la ganadería sino también en la
explotación de minerales que impulsó a Venezuela económicamente en tiempos de Juan
Vicente Gómez como mandatario del país. En el estado Zulia comenzaron a instaurarse los
petroleros que abastecían de crudo al país y que se usaban también para la exportación.

La riqueza del suelo, sin embargo, fue muy mal aprovechada. Se concentró la
riqueza venezolana en el “oro negro” dejando de lado las actividades agrícolas que también
abastecían al país; la mala administración de recursos se vio reflejado en el país, que con
potencial se rico, terminó empobrecido. El petróleo fue explotado, y al comienzo dio sus
frutos, llegaron muchísimos productos del exterior al país, pero, lo que suponía ser un
triunfo terminó siendo la ruina. Sucedieron varias cosas que, aunque hicieron crecer la
productividad en el aspecto petrolero, bajaron en el área agrícola y ganadero. Los
campesinos emigraron de las zonas rurales a las ciudades, dejando los campos abandonados
y sin producir.

La obra teatral escrita por el dramaturgo venezolano César Rengifo, “Las Torres y el
viento”, tiene como tema principal la aparición del petróleo por primera vez en el siglo XX.
La puesta en escena narra los sucesos luego del auge petrolero en el país, así como su
declive. No es la única obra perteneciente a este autor en dónde César Rengifo expresa sus
frustraciones acerca de una realidad en Venezuela. En esta, se ve plasmado el sinuoso
destino de la renta petrolera, el descuido de la actividad agrícola, el éxodo de los
campesinos a las ciudades grandes y con un futuro incierto en sus lugares de destino.

“Una herencia de pozos muertos, de tubos carcomidos, de mechurrios apagados,


de cruces, cruces, cruces, cae como sentina inútil sobre quienes andan en procura de
camino y ansiosos de quebrar el espejismo negro, de saltar el torbellino trágico, de
superar la locura impuesta, de regresar a la tierra verde, ya despojada de la red y la
cadena”. (C. Rengifo. 1969. Las Torres y el viento)
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Venezuela, luego del boom petrolero entró en una época de aparente prosperidad,
con la venta de los barriles, toda tecnología y recursos entraba al país y era accesible para el
pueblo, eso para algunos. Los campesinos sufrieron las bajas en la parte agrícola pues ya no
se les financiaba para que trabajaran en la producción nacional. César Rengifo expresa que
era momento de volver al campo, de retomar las actividades agrícolas, pues los pozos
petroleros habían quedado ya en ruinas y arruinaban al país. Los campesinos dejaban sus
hogares en las zonas rurales para ir a las ciudades grandes. La población se concentró en
Valencia y Caracas, así como en el Zulia, donde los campesinos buscaban empleo en los
pozos petroleros. El desempleo creció pues esta parte de la población (los campesinos) no
poseía los estudios para adaptarse a la vida en ciudad. Con las bajas en la agricultura y
luego el descenso del precio del barril de petróleo dejó a Venezuela con una gigantesca
deuda interna y externa que llevó al país a la decadencia. En la obra se ve reflejado este
momento del país en dónde campesinos están en su éxodo buscando una nueva vida en la
ciudad.

“Muñeco III (A Antonio María): ¡No le crea! ¡Desde las torres se derramarán
dólares como doradas simientes! ¡Bajará la prosperidad! ¡Llegará el proceso!
¡Descenderá la dicha! ¡Florecerán los placeres! ¡Se entronizará el goce! ¡Y todos! ¡Todos
seremos felices! (La música crece con intensidad, sobre toda la escenografía se proyectan
autopistas, discotecas, centros comerciales, edificios, yates, piscinas, orgías, carnavales,
corridas de toros, manos removiendo billetes y montones de monedas. La voz del Muñeco
III continúa oyéndose, histérica) ¡Fiesta de oro para Venezuela! ¡Baño de oro para
Venezuela! (Baila) ¡Salten las torres! ¡Bailen las torres! ¡Canten las torres!
¡Emborráchense las torres! ¡Ja, ja, ja! ¡Ja, ja, ja!”. (C. Rengifo. 1969. Las Torres y el
viento)

Las personas creían realmente en el auge petrolero y confiaban en la prosperidad


que ofrecía, como lo vemos reflejado en el fragmento expuesto, pero al descuidarse otros
recursos y depender únicamente del petróleo hizo bajar sus entradas de dinero, muchas
inversiones cayeron y el país quedó sumido en un declive económico abismal. César
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Rengifo se burla en el fragmento de aquellos que confiaban en las riquezas que prometían
los pozos petroleros.

Esta situación es de lo más triste, pues Venezuela con todos sus recursos que posee
tenía potencial para ser un gran país con auge económico mundial, y Rengifo lo sabía, pues
con su personaje “Muñeco III” hace una sátira de aquellos que creían que el petróleo sería
el futuro de Venezuela, se burla de la “lluvia de oro” que todos esperaban, pues es obvio
que no solo debía basarse la economía del país en un producto limitado, sino también
explotar otras áreas igual de importantes. Las obras de Rengifo representan bien lo que él
creía que era lo mejor para Venezuela, pues se burlaba del sistema, el mismo sistema que
arruinaba el país una y otra vez.

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