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ESQUEMA DE LA EVOLUCION ECONOMICA

DE VENEZUELA *

Todo 10 que, en relieve geográfico y formas del suelo, la


configura, todo 10 que la altitud y la latitud determinan para su
floray su fauna; los yacimientos que el proceso geológico ha
madurado en 10 soterraño; las aguas que recorren su superficie y
cargan sus nubes, todo ese vasto y variado escenario natural vivo
y conexo, constituye a la vez el cauce y la sustancia para la actividad
económica del hombre en Venezuela.

No todo ese inmenso potencial de riqueza y de destino


histórico puesto sobre nuestra tierra, ha sido aprovechado, sino en
parte mezquina y no siempre conveniente, pero lo que ha sido hasta
hoy nuestra vida colectiva, y lo que ella haya de ser mañana, está
escrito en esos ásperos anales telúricos, como en una sentencia
mágica que nunca sabremos declarar cabalmente.

La raza que los conquistadores encontraron poblando este


territorio se adaptaba a él con una fidelidad líquida. El panorama
natural no delataba la presencia del poblador. Los caminos estre-
chos hollaban apenas la forma del suelo. La vivienda se construía
con los despojos más espontáneos de la vegetación. Redondos
bohíos de palma y bejuco. El bosque daba frutos y raíces; la flecha
y la cerbatana proporcionaban carne; del mar venía la sal. Amalivac
o algún otro demiurgo habían ensenado el divino rito de encender

• A.U.P.: Sumarlo de Economía Venezolana para Alivio de Estudiantes.


Ediciones del Centro de Estudiantes de Derecho. UCV. Caracas, 1945,
p.288.

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el fuego. Con piedras labraban maderos, tejían esteras y telas
burdas. Extraían oro y 10utilizaban en objetos de adorno y de cul-
to. Cultivaban en superficiales conucos el maíz y el algodón.
Cantaban y danzaban al son de instrumentos roncos de madera y
pieles y el eje de su actividad era el despojo de la naturaleza o el
despojo del enemigo vencido.

Se ha estimado la población indígena para la época del


descubrimiento entre trescientos y cuatrocientos mil habitantes. En
las regiones del norte y el oriente predominaba la raza Caribe; y en
el sur y occidente los Aruacos.

El azar del descubrimiento puso a Bspaña en el trance de


crear un mundo sin plan y sin objetivos. Iban en busca de una nue-
va ruta para las Indias y las ricas islas de las especias y el prodigio-
so reino del gran Kan de Marco Polo y se encontraron con un
inmenso continente virgen que incorporar a la cultura y a la
economía occidentales. Un impulso humano: la codicia, y un
escrúpulo de conciencia: la obligación teológica de extender la fe,
vinieron a substituir, más mal que bien, los que hubieran debido ser
los móviles inmediatos y mediatos de tan desproporcionada em-
presa de colonización.

Las perlas y el oro que en el Golfo de Paria muestran los


indios a los conquistadores son desde entonces los dos elementos
que caracterizan la primera etapa de la conquista. La España de los
Austrias que después de siete siglos de terco guerrear arroja del
fértil suelo meridional a los horticultores moros para reemplazar-
los con cortesanos, clérigos y soldados, y que simultáneamente ex-
pulsa a los judíos, en el momento mismo en que empezaban a crear
las bases del capitalismo moderno, se situó estérilmente fuera de la
corriente económica de Europa y amarró a su botalón de orgullo-
sa inactualidad el gran continente que flotaba en el mar océano. Los
conquistadores hacen un primer establecimiento en Cubagua, en-
tre las islas de las perlas. Siete años después, en 1520, fundan a
Cumaná en la costa firme para iniciar el tráfico de esclavos

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indígenas. Siete años más tarde fundan a Coro en el saliente de las
tierras occidentales todavía desconocidas. Para entonces ya ha
nacido el mito admirable y simbólico de la conquista venezolana.
Se busca a Manoa, la ciudad de oro, la ciudad de El Dorado, que
contiene más metal precioso que todo el resto del mundo y que
resplandece a la orilla de un lago. Los establecimientos españoles
no son entonces sino meras rancherías transitorias donde pernoc-
tan los conquistadores barbudos y febriles, para proseguir el viaje
a Manoa. Es entonces cuando los Austrias ceden la provincia de
Venezuela a los Welsers. Son banqueros, prestamistas de los reyes
manirrotos y de los grandes imperios militares. Son del mismo
fabuloso oficio y fama del Fúcar. Contratan la administración de la
provincia para explotar las minas y para encontrar El Dorado. No
bien Ambrosio Alfinger (Ehinger) ha puesto pie en tierra de
Coriana cuando parte al encuentro de la ciudad de oro. La empresa
favorecida por los Austrias fué estéril. Nada dejaron los Welsers
fuera de la leyenda. El obispo Ballesteros, decía, veintidós años
después de fundada: "allé la ciudad de Coro, ques en la costa,
poblda con asta quarenta vecinos mui pobres y algunos enfermos...
en el pueblo de Coro ai una iglesia de paja de las mejores de Tierra
Firme'.

La fundación de El Tocuyo en 1545 establece el primer


asiento de colonización interior, y el centro de donde han de partir
todas las expediciones pobladoras. Es también el primer estable-
cimiento sedentario rodeado de campos de cultivo.

Fuera de la escasa explotación de las minas de oro de San


Felipe de Buría, la actividad económica se reduce al cultivo de
algunas plantas para el consumo de las pequeñas comunidades
aisladas. No existen caminos. La moneda es escasa. Se cuenta y se
paga, principalmente, en perlas. No existe intercambio comercial.
La mano de obra la proporcionan los indígenas en la forma defi-
ciente de los seres acostumbrados a una vida natural sin trabajo
metódico. Los españoles comienzan por proseguir los cultivos que
encontraron en los conucos de los indios: maíz y algodón, del que

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tejen algunas telas burdas. Las pequeñas exportaciones son de maíz
y de plantas medicinales. A mediados del siglo XVI se introduce la
cría de ganado vacuno en los llanos y comienza a incrementarse el
comercio de cueros.

El afio de 1564 llega al puerto de Borburata, procedente de


Sevilla, la primera nave con carga de importación. Trae entre otras
cosas: doce sombreros forrados, treinta frenos, dos arrobas de
almendras, un quintal de pasas, cuatro barriles de atún, treinta pa-
res de zarcillos, mil alfileres, doce vasos de loza, catorce barriles de
aceitunas, ciento treinta y cinco botijas de aceite; once quintales de
jabón, treinta y dos resmas de papel, cinco pipas de vino, una
esclava y cuatro esclavos negros, y cuarenta y dos varas de da-
masco. Anteriormente, en 1560, Sancho Bríceño solicita permiso
para fletar una nave anualmente entre Sevilla y Borburata.

Al comienzo los pueblos viven aislados entre sí y el esca-


so comercio de tan vasto territorio se practica principalmente por
Borburata. Es mucho más tarde cuando las regiones naturales
imponen sus caracteres y la vida económica se organiza alrededor
de núcleos separados. La cordillera occidental se cierra alrededor
del lago de Maracaibo. Los valles y la llanura central tienen como
núcleos a Puerto Cabello y a La Guayra. Las puertas océanicas del
oriente son Cumaná y Barcelona; y el inmenso mundo por des-
cubrir fluye en el Orinoco.

Para el afio de 1599 los principales productos de la expor-


tación venezolana fueron:

3.200 arrobas de harina.


12 arrobas de queso.
318 cueros.
50 quintales de guayacán.
45 quintales de zarzaparrilla.
50 varas de lienzo criollo.

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Después de casi un siglo de iniciada la colonización, las
cifras que acabamos de citar revelan bien a las claras el penoso
desarrollo económico de la provincia ultramarina de la corona de
los Austrias.

Iniciado el siglo XVII, desaparece el cultivo del trigo y se


inician los de cacao y tabaco, en los valles del Tuy. Durante mucho
tiempo será el cacao el eje de toda la vida económica de Venezue-
la. En el orden cronológico es el primero de los grandes arbitrios
económicos que dominan, caracterizan y determinan toda la ac-
tividad de la vida venezolana. Durante largo tiempo, llena la
función absorbente y regularizadora que después desempeñará el
café y más tarde el petróleo. Toda la exportación se hace a base de
cacao. La tierra cultivada está cubierta de cacaotales. El capital yel
trabajo están invertidos principalmente en cacao. El comercio es a
base de cacao. La explotación es a base de cacao. La circulación
monetaria está regida por las exportaciones de cacao. Casi toda la
moneda de que disponía el país provenía de los quinientos mil pe-
sos anuales de cacao que se exportaban a México. Cuando la
cosecha era abundante la balanza de comercio era favorable,
circulaba dinero, se incrementaba el comercio. se construían nue-
vas casas. La gente más rica y distinguida eran "grandes cacaos".

La intensificación del cultivo del cacao incrementa la


importación de esclavos africanos. En las tierras bajas, cálidas y
húmedas donde se extienden los cultivos, el negro se adapta bien y
rinde un trabajo productivo incomparablemente superior al del
indio. El indio no resiste el trabajofuene y sistemático. Por otra
parte, su dieta es la conveniente para un ser que vive del despojo
natural con mínimos esfuerzos, pero que resulta enteramente
deficiente para nutrir un obrero agrícola sometido a rudas faenas.
El cultivo del cacao constituye el impulso económico que permite
la conquista de las tierras bajas tropicales e incorpora al negro al
torrente de la sangre venezolana.

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Al finalizar el siglo XVII, Venezuela, desengañada de El
Dorado, sigue el duro camino de la vocación agrícola. Una pobla-
ción que escasamente llegaría a los ciento cincuenta mil habitan-
tes, diseminada en un centenar de pueblos y aldeas, fuera de algu-
nas actividadessecundarias,vive del cultivo del cacao, de su trans-
porte, de su comercio. El valor anual de las exportaciones fluctúa
alrededor de quinientos mil pesos. La balanza de comercio es
generalmente favorable.

Con el siglo XVIII, en la persona de Don Felipe V, entra


una nueva dinastía y un nuevo espíritu al imperio de las Españas.
Un vivificante aire de Francia baja por el Pirineo a refrescar El
Escorial. Se inicia un cambio en el estilo de vida y en los pensa-
mientos de las gentes españolas, Con las casacas de colores y el
sombrero de tres picos se inicia un fermentode activa modernidad
en la vieja etiqueta teocrática y militar que habían mantenido los
Austrias.

Así como el reinado de los Austrias está marcado en la vi-


da venezolana con la tentativa de los Welsers y la conquista de
Manoa,la dinastíadelos Borbonesmarcasu entradaen nuestropaís
con una de las más extraordinarias empresas de toda la historia
colonial: la Real Compañía Guipuzcoana de Caracas. El espíritu
que anima el nacimiento de la Guipuzcoana es el del floreciente
mercantilismo europeo y el del joven capitalismo comercial, or-
ganizado en grandes compañías coloniales, que invade a España
con la nueva dinastía francesa. Se instala la empresa de los Bor-
bones en 1728,a los dos siglos largos de la fundación de Cubagua,
y desde el primer momento señala un cambio radical no sólo en la
vida económicade la provinciavenezolana,sino también en todos
los otros aspectos de su existencia. Nace Puerto Cabello, se desa-
rrolla La Guayra. Surgen grandes edificios blancos con sus oscu-
ros balcones vizcaínos.Se regularizael tráfico marítimo. Los ins-
trumentos de la vida civilizada se multiplican y se hacen más ase-
quibles. La compañíarecibeel privilegiodel monopoliocomercial
a cambio de ciertas obligacionesque van desde la persecución del

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contrabando hasta el mejoramiento de los métodos de cultivo yel
fomento de nuevas producciones. En 1720 la producción de cacao
se estimaba en sesenta mil fanegas anuales. Cuarenta años después
el cultivo se ha extendido y aumentado y la producción alcanza a
ciento treinta mil fanegas. Se inicia el cultivo del añil. Se extiende
el del tabaco y el de la caña de azúcar. La compañía crea un sistema
de crédito por medio del cual hace cuantiosos anticipos de dinero
a los cosecheros. Los ingresos fiscales dejaron de ser deficientes y
por primera vez pudo la provincia cubrir sus gastos con sus propias
rentas.

Todas estas reformas trajeron la resistencia de los intere-


ses creados a la sombra de las antiguas circunstancias. La perse-
cución del contrabando de los holandeses dejó a muchas gentes sin
oficio ni beneficio. El incremento de la producción y la estabilidad
del comercio ocasionaron una baja notable de los precios de ven-
ta del cacao. El largo régimen de monopolio se prestó a abusos que
a la larga se hicieron odiosos. En 1749 Francisco de León encabe-
zó en Panaquire un primer movimiento de rebelión contra la com-
pañía. Su existencia posterior fué difícil. En 1778, la implantación
del libre comercio vino a darle el golpe de gracia, un año después
de haber sido proclamada la cédula que creaba la unidad de las
Provincias Unidas de Venezuela.

Su importancia en la evolución económica de Venezuela


es extraordinaria. Creó una agricultura rica, moderna y pujante. Los
campos se cubrieron de plantaciones y de aldeas en los valles de
Aragua y del Tuy. Quedaron establecidos los primeros sistemas de
crédito. Todavía cien años más tarde los visitantes extranjeros
admiraban los sistemas de riego artificial usados en las haciendas
venezolanas. Con los usos refinados de una vida más fácil y culta.,
los hombres y los buques de la Guipuzcoana trajeron las inquie-
tudes del siglo de las luces. Mucha filosofía política francesa vino
en las naves del cacao, patrocinada por los próceres de las So-
ciedades de Amigos del País. La Venezuela que conocieron los
viajeros de fines del siglo XVIII, tan llena de la dulzura de vivir y

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tan distante de las ásperas rancherías de los buscadores de Manoa,
era en gran parte la obra de la Guipuzcoana. Para estos años la
población venezolana se acerca a los ochocientos mil habitantes, y
la exportación alcanza un valor de veinte millones de bolívares.

Mientras promedia el siglo XVIII, los frailes ensayan en


algunas misiones de los llanos, el cultivo de una planta que produce
el café. Poco tiempo después de conclur su fecunda existencia la
Guipuzcoana, un afio después de haber nacido Bolívar, el padre
Mohedano, el padre Sojo y don Tomás Blandín iniciaron en 1784
el cultivo del café en el valle de de Caracas. Arístides Rojas ha
salvado para la posteridad la romántica estampa de la fiesta con que
se celebró en Chacao la primera taza de café.

El nuevo cultivo se ha de propagarcon una rapidez sorpren-


dente. Se introduce en los valles de Aragua. A partir de 1796 en
adelante todas las nuevas plantaciones fueron de café. El viajero
Depons atribuye este brusco incremento a la guerra de 1793 a 1801,
pues en vista de las dificultades para la exportación, el café podía
soportar en mejores condiciones que el cacao el largo almacena-
miento. Según datos de Humboldt la exportación de café fué de:

4.800 quintales en 1796


10.000 "en 1804
50.000 " e n 1810
El precio oscilaba entre 6 y 18 pesos el quintal.

El admirable desarrollo económico del país vino a inte-


rrumpirse al estallar la guerra de la Independencia. Entre 1812 y
1821, fueron asolados los valles agrícolas de la zona septentrional.
Los esclavos abandonaron los cultivos de café, cacao y tabaco, pa-
ra enrolarse en los ejércitos combatientes. Los grandes rebaños que
se habían fomentado en los llanos, vieron reducir su número, no
sólo porel abandono, y las necesidades de los beligerantes, sino por
la arrasadora propagación del robo y la destrucción de los ganados
por partidas de cuatreros.

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Al concluir la guerra, el impulso creador de riquezas que se
había forjado durante el siglo XVIII estaba destruido en gran parte.
Destruídas casi todas las riquezas. Desaparecida la clase dirigente
económicamente capaz. Alterados los hábitos de trabajo. Y los
campesinos transformados en soldados de montonera. La produc-
ción de cacao había bajado a la mitad. La población se había
reducido en una quinta parte. En 1824 se estimaba en 650.000 el
número de cabezas de ganado existentes en el país, que Depons, al
iniciarse el siglo XIX, había calculado en 1.200.000.

Concluída la gloriosa y cruenta guerra de la Independen-


cia. Venezuela se da a la tarea de reconstruir su vida económica. El
período que va de 1830 a 1858 es de activa labor para reparar los
daños de la guerra y recuperar el tiempo perdido. En toda esta etapa,
así como en el resto del siglo XIX, y aun hasta 1920, el café
desempefía el papel preponderante en nuestra economía y llena la
función básica que antes le correspondió al cacao y luego al
petróleo. Su cultivo se extiende por toda la región montafíosa y
comienza a invadir las faldas de los montes y las altas tierras
inclinadas, haciéndolas por primera vez económicamente útiles. El
café permite el aprovechamiento productivo de las tierras altas de
Venezuela, en las que son escasos los valles y mesetas. Sin la
propagación de este cultivo de ladera, acaso no hubiera sido posible
concentrar en los montes de la faja norte la gran cantidad de
población que en ellos se ha condensado, y el desarrollo económico
del país hubiera tenido que hacerse en tierras más bajas y cálidas y
porlo consiguiente menos salubres y favorables para la raza blanca.
El cultivo del cacao, pasa a segundo plano y se desplaza hacia las
costas del oriente. Ya para 1830 la exportación de café iguala a la
de cacao; para 1840 es cuatro veces mayor, y para 1850 la
sextuplica.

Depons y Humboldt advierten como todo el trabajo agríco-


la y las pequeñas y contadas manufacturas artesanales estaban en
manos de esclavos. Para 1810 se calculaba que existían 62.000
esclavos negros. La Junta Suprema de 1810 abolió el ominoso

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tráfico; y el Constituyente de 1811 ratificó la prohibición. La guerra
de la Independencia ocasionó la liberación voluntaria o espontánea
de muchos siervos. Para 1839 Codazzi calculaba en 49.782 el
número de esclavos. Gran parte de estos se concentraban en las
faenas agrícolas de las tierras bajas y muy especialmente en los
valles del Tuy y en la provincia de Caracas. Las sucesivas leyes de
manumisión y el influjo de las ideas reinantes después de la
Independencia favorecieron la reducción continua del número de
esclavos. Cuando el Presidente de la República, General José Gre-
gario Monagas, puso la firma a la ley de abolición de la esclavitud,
quedaron libres 13.000 esclavos y 27.000 manumisos. El número
ya era bastante reducido para que hubiera de sentirse la repercu-
sión de la humanitaria providencia en forma desfavorable para la
agricultura.

En 1829, el General Páez instala solemnemente la So-


ciedad Económica de Amigos del País. Es muy significativo que,
en la hora de reanudar el esfuerzo para crear una economía
próspera, los próceres revivan en el hecho y aun en el nombre una
institución creada por los condes de Peñaflorida con la misma ma-
no con la que habían levantado la Guipuzcoana. Los esclarecidos
patriotas que integran la Sociedad se proponen estimular todas las
actividades productivas, trazar planes de acción civilizadora, ayu-
dar al Gobierno a la reconstrucción del país, y restablecer "entre
nosotros el amor al trabajo". Formulan cartillas de artes Yoficios,
introducen semillas. propagan mejoras en el cultivo del trigo, del
café, del cacao, formulan un plan de incremento de las vías de
comunicación, y toman con resuelto ademán la cabeza de lo que
debió transformarse en un gran movimiento nacional de progreso.

El esfuerzo de recuperación dió positivos resultados. La


exportación de café en 1830 era apenas de dos millones de kilogra-
mos, llega en 1840 a once millones. Durante la misma década el
valor total del comercio exterior pasa de 16 a 67 millones de
bolívares, los gastos públicos crecen en un cuarenta por ciento. El
índice de crecimiento vegetativo de la población alcanza a cifras

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tan altas que queda absorbida con creces la sangría de la guerra.
Empiezan a construirse y a repararse algunos caminos. Las viejas
pistas de recuas que unen a Caracas con La Guayra y con los valles
del Tuy, constituyen una rémora para el desarrollo de la agricultu-
ra. Se comienza a pensaren la posibilidad de construir ferrocarriles.
El país carece de unidad económica. No existe intercambio entre las
distintas regiones naturales, y aun dentro de ellas se establecen
comarcas de influencia económica aislada alrededor de un puerto.
Se establece una comarca occidental centrada sobre el Lago de
Maracaibo, Lara, Yaracuy, Carabobo y Aragua tienen como cen-
tro a Puerto Cabello. Los llanos están articulados por la red fluvial
del Orinoco. La vía más rápida y segura entre Caracas y Valencia
es la marítima entre La Guayra y Puerto Cabello.

Se comienza a pensar también en la necesidad de crédito


fácil y barato para el incremento de los cultivos y la apertura de
caminos. Se esbozan diversos proyectos con este fin, entre los
cuales el más interesante es el del Instituto de Crédito Territorial del
Licenciado Aranda.

Este esfuerzo de desarrollo sufre un grave tropiezo con la


promulgación de la famosa Ley de Libertad de Contratos, en 1834.
En virtud de esta Ley los prestamistas quedan en posición de injus-
to privilegio para fijar intereses excesivos, capitalizarlos y cobrar-
se a su guisa sobre los bienes del deudor, pudiendo también
concurrir al remate de éstos. A la sombra de tan nefasta institución
casi todo el capital monetario se transformó en instrumento de
usura y una gran parte de las haciendas pasaron injustamente de las
manos que querían y podían cultivarlas, a las de los prestamistas.
Los graves defectos de esta legislación no sólo se hicieron sentir en
el terreno económico, sino que también prepararon la honda
división social que más tarde desembocó en la cruenta y destructo-
ra guerra federal.

Al surgir la guerra federal queda destruída esta segunda


tentativa de progreso económico, en la misma forma en la que con

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la guerra de independencia quedó roto el impulso creador de
riquezas y bienestar que había logrado implantar la Guipuzcoana
en el siglo XVIII.

En 1859 entra el país en esa grave crisis de anarquía,


inseguridad y destrucción. Una guerra social, enfebrecida de odios
de raza y de clase, se extiende durante cinco años a casi todo el
territorio. Los trabajadores rurales se transforman en guerrilleros,
la garantía de la propiedad desaparece, tornan a extinguirse los
densos rebaños de ganados que se habían venido fomentando en los
llanos, el bandolerismo, el robo y los hechos ilícitos proliferan
como una infección incontenible. Pueblos y ciudades quedan
arrasados. Emigran poblaciones enteras. Los colonizadores de las
llanuras de Barinas y de Portuguesa buscan refugio en las monta-
ñas andinas protegidas por sus barreras naturales. La situación
económica regresó a un estado acaso más atrasado y bajo que el que
existía antes de la fundación de la Guipuzcoana. La miseria, el
atraso y la adversidad parecían haber paralizado todas las ac-
tividades útiles.

Después de 1873, en el período que podemos llamar de la


paz de Guzmán Blanco y que llega hasta 1892, y con posterioridad
hasta 1914, comienza una nueva etapa de reconstrucción económi-
ca del país, que es cronológicamente la tercera. Durante ella se
construyen caminos carreteros. Se instalan los primeros ferroca-
rriles. Se sanean las finanzas públicas y la producción del gran fru-
to de exportación alcanza su máximo crecimiento. Para 1893 se
exportan 57 millones de kilogramos de café. Se unifica y sistema-
tiza el sistema monetario con la creación del bolívar y se estable-
cen los primeros Bancos de comercio y de emisión.

Concentrada la población venezolana desde los primeros


tiempos en la región montañosa del norte y en la costa, no tuvo,
fuera del mar, vías naturales que utilizar para la comunicación y el
intercambio. La llanura interior estaba separada del mar de las
Antillas. La empresa de construir caminos se revelaba sobrehu-

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mana. Por mucho tiempo no hubo sino picas de recuas entre los
lugares mas importantes, y por ello tendió a crearse una economía
local cerrada en las distintas regiones, sin ninguna forma práctica
de intercambio. Después del primer cuarto del siglo XIX comen-
zaron a construirse algunos contados caminos carreteables. Para
1880 el costo de la tonelada-kilométrica en las escasas carreteras
era de Bs. 1,23, casi veinte veces mayor que el mismo costo en los
ferrocarriles franceses de la época. En los últimos treinta años del
siglo XIX se comenzaron a construir los pocos e inarticulados
ferrocarriles con que cuenta la República. Hasta 1924 no hubo
tránsito por carretera desde Caracas hasta los estados andinos.

El balance de pagos de Venezuela, que se confunde casi


exactamente con su balance de comercio, y que está determinado
fundamentalmente por las exportaciones de café, es marcadamente
favorable. En los 88 años corridos entre 1830 y 1918, tan sólo en
once ocasiones anuales el balance de comercio es desfavorable para
Venezuela. 1

La exportación de cacao que se había mantenido estacio-


naria hasta 1870, crece en los últimos años del siglo XIX y alcan-
za a 18 millones de kilogramos en 1910, que representa seis veces
el volumen de-la de 1840.

A partir de 1880 el añil y el algodón dejan de figurar en


nuestras exportaciones, pero a poco aparecen algunos productos
nuevos tales como el dividive, la sarrapia, el caucho, las maderas
y las plumas de garza.

1 Desde 1830 hasta 1918 solamente en los siguientes años económicos el


balance de comercio fué desfavorable a Venezuela:
1831 - 1832 1840 - 1841 1868 - 1869
1832 - 1833 1857 - 1858 1876 - 1877
1834 - 1835 1863 - 1864 1916 - 1917
1839 - 1840 1867 - 1868

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El señuelo del oro que había determinado en gran parte la
conquista de Venezuela, y que había desaparecido al estructurarse
el país sobre una base exclusivamente agrícola, reaparece en la
segunda mitad del siglo XIX. Se descubren importantes yacimien-
tos en los hondones de la Guayana, y el mito de una riqueza fabulo-
sa y fácil vuelve a sacudir a los clientes de la economía cafetera. El
afiode 1866 se exportan 466 kilogramos de oro, en 1877: 3.029, y
en 1884 se llega alaciframáximade 7.018 kilogramos. En los años
siguientes la producción desciende y no vuelve a alcanzar sus
antiguos niveles hasta estos últimos años,

El desarrollo industrial es débil. El país carece de merca-


do interno suficientemente amplio y del progreso técnico necesa-
rio para el incremento de las industrias. Según datos del profesor
Vandellós, se inició en 1842 la salazón de carne en Unare, la
refinería de azúcar en Maracayen 1844, la fábrica de papel de las
Adjuntas en 1856, la centrífuga de azúcar en Valencia en 1859, el
gasómetro en Caracas en 1862, la primera máquina de moler maíz
en Caracas en 1863, el primer telar en Valencia en 1879, la fábri-
ca de pastas italianas en Caracas en 1879, la tejería al vapor en
Ciudad Bolívar en 1883. Existían además manufacturas de alpar-
gatas, sombreros, zapatos, jabón, velas, tabacos, cigarrillos, acei-
tes vegetales, tenerías y alfarerías. Para 1894 se calculaba que ha-
bía en Venezuela 1.310 carpinterías, 1.290 alfarerías, 991 he-
rrerías, 757 zapaterías, 516 hornos de cal, 222 fábricas de alpar-
gatas, 115 tenerías y 56 sombre rías como principales actividades
industriales.

La base del sistema tributario continuaba siendo el viejo


almojarifazgo establecido por la administración colonial. Los al-
tos aranceles constituían a la vez la próvida fuente de las principa-
les rentas públicas, y el invernadero artificioso a cuya sombra po-
día nacer endebles industrias anti-económicas. Nuestro sistema
tributario tiene parte muy directa en el alto costo de la vida vene-
zolana y en la defectuosa constitución de nuestro desarrollo indus-
trial.

1050 -
Las revueltas armadas que ocurren en la década que va de
1892 a 1902, crean condiciones desfavorables para el desarrollo
económico del país.

Cuando estalla la primera guerra mundial en 1914 el


esfuerzo de la tercera recuperación económica nacional continúa,
pero un ritmo lento y con un rumbo incierto. El café es todavía la
principal riqueza, y bajo la gratuita protección de la política de
valorización sostenida por el Brasil, se prepara a alcanzar los más
fabulosos precios de su historia. El quintal del grano que a lo lar-
go de un siglo había oscilado entre 30 y 80 bolívares de precio,
alcanza los cien bolívares y llega en ocasión a sobrepasar el nivel
de 140 bolívares. Estos altos precios no se reflejan ni en la exten-
sión de los cultivos, puesto que el volumen de la exportación
permanece estacionario, ni en la mejora de los sistemas agrícolas.
El cacao, la ganadería y el oro representan los otros renglones
notables de la exportación. El balance de comercio que se confun-
de casi exactamente con el balance de pagos tiende a estabilizarse
en un constante saldo favorable. Durante los cuarenta años corri-
dos entre 1876 y 1916 el balance de comercio no es desfavorable
ni una sola vez. Siendo la principal actividad productora el cultivo
del café, y confundiéndose la exportación de éste con el activo del
balance de pagos, el nivel interno de precios y la coyuntura toda de
la economía venezolana tiende a inscribirse con una fidelidad
extraordinaria en las curvas de los mercados mundiales. Este es uno
de los rasgos más característicos y permanentes de nuestra vida
económica, constituído por la importancia fundamental que en ella
tiene el comercio exterior, y la influencia de éste en la circulación
monetaria, los cambios, los precios, el mercado de trabajo y todos
los principales índices de nuestra actividad económica.

El balance favorable de nuestro comercio exterior hasta la


primera guerra mundial determina la marcada tendencia a la
estabilidad e incluso a la baja del cambio. Durante gran parte del
siglo XIX nuestros pagos internacionales se traducen en importan-
tes movimientos de moneda acuñada. Se hace poco uso del pago

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por medio de giros y libranzas. Las importaciones de oro y plata
amonedados no siempre coinciden con el monto de los saldos
favorables y ello se explica por la inveterada práctica del contra-
bando, para cuya financiación quedan sin repatriarse en forma
visible buena parte de esos saldos. Desde 1830 a 1909 las princi-
pales transacciones comerciales se celebran con Europa y la mone-
da de cambio que predomina en nuestro mercado es la libra
esterlina. A partir de 1909, predomina el dólar. La estabilidad de los
tipos de cambio durante todo el período que estamos consideran-
do, es digna de atención. Desde 1848 hasta 1910 la cotización más
baja de la libra esterlina fué de Bs. 24,98, y la más alta de Bs. 26,41,
llegando, sólo esporádicamente, en 1873 al nivel de 28,60.

Cuando la guerra mundial introduce un elemento de per-


turbación en nuestro desarrollo económico, nuestro país se com-
pone de dos millones y medio de habitantes que viven de la
actividad agropecuaria, sobre niveles de vida modestos y relativa-
mente estables, con un volumen total de comercio exterior que se
inscribe alrededor de los 150 millones de bolívares, con 60 millo-
nes de bolívares de gastos públicos, y con grandes problemas
latentes de salubridad, educación, trabajo, crédito, vialidad, etc.

Al término de la guerra sobreviene la crisis de 1921. Los


precios bajan. El cambio del dólar que había llegado a estar a Bs.
4,39 en 1918, sube al alto nivel de Bs. 6,32. El país atado al
monocultivo y con una economía simple e indiferenciada, se
resiente trágicamente de la fuerte sacudida de la crisis. Acaso ha-
ya de surgir entonces una nueva orientación, un nuevo y cuarto
esfuerzo para alcanzar un equilibrado, normal y completo desa-
rrollo de todas sus riquezas potenciales.

Es entonces cuando, inesperadamente, sin proponérselo ni


esperarlo siquiera, con algo de la actitud del que se siente arrastra-
do por la súbita creciente de un río, la Nación sufre el comienzo de
un profundo cambio estructural de su economía, que plantea nu-
merosos y nuevos problemas, y da un carácter peculiar y casi úni-
co a su vida económica.

1052 -
Ha surgido el petróleo. Para el afio de 1921, aquellos
extraños cateadores que se habían aventurado por las riberas
cálidas y fangosas del lago de Maracaibo, en busca del "mene", del
aceite mineral que sirve para encender las lámparas y para mover
los motores de explosión, alcanzan una faz importante de su
explotación e inician el embarque de cantidades de consideración.
En 1921 se exportan 218.146 toneladas métricas. En 1924 la
explotación alcanza a 1.334.871 toneladas métricas, con un valor
de más de cien millones de bolívares que ya iguala al de la expor-
tación de café y cuadruplica el de la de cacao; en 1928 se sobrepasan
los 15 millones de toneladas métricas, en 1930 los 20 millones, en
1939 los 30 millones. Otra vez un solo producto domina toda la
actividad económica de Venezuela. Pero ya no es el cacao de los
tiempos coloniales, ni el café del siglo XIX, sino el petróleo, y en
una proporción tan desmesurada y gigantesca que deja sin ningún
valor las experiencias adquiridas en la tradicional economía agro-
pecuaria de los venezolanos.

Analicemos brevemente los principales aspectos del cam-


bio estructural ocurrido en nuestra economía.

Los ponderados beneficios de nuestra economía agrope-


cuaria, sujetos al ciclo de los precios mundiales, ingresaban al país
por el canal de circulación de los comerciantes y de los agriculto-
res, se distribuían entre la población campesina y urbana y for-
maban la masa de poder adquisitivo, que por el mismo canal de los
comerciantes, aseguraba el flujo de la importación de las manu-
facturas necesarias y constituía el asiento del sistema tributario in-
tegrado por aranceles aduaneros. El desarrollo petrolero resta im-
portancia a las grandes casas de comercio, hace del Estado y de sus
servicios uno de los principales canales de circulación monetaria,
provoca un aumento de poder adquisitivo y con él hace elevar el
rendimiento de las antiguas rentas, pero a su vez crea nuevas y
cuantiosas fuentes rentísticas. Los gastos públicos que difícilmen-
te habían logrado alcanzar el límite del centenar de millones, lle-
gan vertiginosamente a la magnitud de los cuatrocientos millones.

- 1053
El volumen del comercio exterior se cuadruplica. El monto de la
riqueza nacional que se había calculado en 860 millones de bolíva-
res para 1913, llega a estimarse entre cuatro y cinco mil millones
de bolívares treinta años después. La existencia de oro de los Ban-
cos que era 9,4 millones de bolívares en 1913 sube a más de 300
millones.

Antes de la transformación provocada por la industria


petrolera Venezuela era un país de moneda estable, sostenida por
un balance de comercio tenazmente favorable. El activo de su
balance de pagos era prácticamente igual al valor de las expor-
taciones, compuestas en su mayoría de productos agropecuarios.
Hoy, el activo del balance de pagos es notablemente inferior al
valor nominal de la exportación de petróleo y, a la vez, muy
superior al valor de todas las demás exportaciones, comprendidos
los productos agropecuarios tradicionales. Ello se debe a que en un
sentido estrictamente económico la exportación de petróleo no es
un renglón de la exportación venezolana, ya que al país no ingre-
sa el monto total de su valor, sino una parte variable que corres-
ponde a la suma de los pagos que las compañías explotadoras tie-
nen que hacer por concepto de impuestos, sueldos, salarios y de-
más gastos de explotación. Por virtud de esta circunstancia, aun
cuando el balance de comercio verdadero resulte marcadamente
adverso, el balance de pagos, por su parte, es señaladamente
favorable y suministra a Venezuela abundante provisión de divi-
sas para pagar el creciente flujo de sus importaciones. La posición
favorable del balance de pagos provoca una fuerte tendencia a la
valorización de la moneda y a la baja del cambio internacional; lo
que en otros términos significa crecientes facilidades para impor-
tar y crecientes dificultades para exportar, ya que, cada día más, un
bolívar se cambia por mayor cantidad de moneda extranjera, y al
mismo tiempo, la moneda extranjera en la que se pagan nuestras ex-
portaciones' se cambia por menor cantidad de bolívares. Estas cir-
cuntancias adversas a la producción nacional, se complican con dos
hechos: uno es el alza de los salarios provocada por la misma
industria del petróleo, el otro, es el escaso poder adquisitivo inter-

1054 -
no de nuestra moneda, y ambos se reflejan a su vez en la tendencia
al alza del costo de la vida. Con respecto al primer punto dice el
Profesor José A. Vandellós en su interesante estudio "El petróleo
en la economía venezolana" ("Proceedings: Eight American Scien-
tific Congress") del que he tomado muchas importantes referen-
cias: "Los sueldos y salarios pagados por la industria petrolera son
bastante superiores a los que se abonan en las demás actividades
productivas y, por lo tanto, su beneficio alcanza a un número
bastante más reducido de personas. Los sueldos y salarios que
pagan la industria y el comercio y que hemos cifrado en unos 130
millones se reparten entre unas 100.000 personas y en cambio los
90 millones de la industria petrolera no alcanzan a 25.000. Para
comprobar el aserto que hacíamos sobre el monto mayor de los
sueldos y salarios, basta decir que los sueldos medios en el Distri-
to Federal venían a ser de unos 230 bolívares y los salarios medios
de unos 7 bolívares mientras que, en la industria del petróleo, el
sueldo medio supera los 600 bolívares y el salario medio sobrepa-
sa los 11 bolívares". Esta situación se refleja en la tendencia al al-
za de salarios en todas las actividades productivas, y, como conse-
cuencia lógica, en la correspondiente alza de los costos de produc-
ción. El otro hecho que hemos señalado, proviene del escaso
volumen de la producción nacional, mantenida en altos costos, que
a pesar de una pesada protección arancelaria, no logra competir
contra la invasión de manufacturas importadas, y ello, en presen-
cia de un creciente volumen de circulación monetaria, contribuye
a precisar la tendencia al bajo poder adquisitivo interior de nuestra
moneda y el consiguiente estímulo al alza del costo de la vida.

La mayor parte de la nueva riqueza se distribuye direc-


tamente en los campos petroleros yen las zonas urbanas donde las
agencias gubernamentales tienen su asiento. Esta circunstancia
favorece la ya secular tendencia de la población venezolana a
concentrarse en la zona norte del país (montaña y costa).

Estos simples hechos bastan para revelar el profundo al-


cance que la transformación económica determinada por el petró-

- 1055
leo tiene para el presente y para el futuro de nuestra vida nacional.
Ante esairrupción violentade riqueza,todas las actividades económi-
cas tradicionales han quedado sumergidas, y se han formado con-
diciones cada vez más desfavorables para el desarrollo de activi-
dades distintas. La tendencia clara ha sido, por la simple mecánica
del juego de las fuerzas económicas, hacia la absorción en el pe-
tróleo de todas las actividades del país. Abandonada al libre juego
de esas fuerzas, Venezuela caminaba a transformarse en un vasto
campamento petrolero, que con petróleo y actividades derivadas
del petróleo paga todo cuanto necesita para vivir, adquirido de otros
países estructurados en forma normal. Esta tendencia en sus for-
mas extremas yen sus últimas consecuencias, nos llevaba hacia la
desaparición de todas las exportaciones no petroleras, hacia la
consecuente extinción de todas las actividades agrícolas, primero
las de exportación y luego las del mercado interno, muertas del
cáncer de su alto costo. Igual suerte hubieran corrido las activida-
des industriales. Venezuela hubiera llegado a ser una suerte de
Klondyke, desierto yermo y estéril, animado precariamente por la
explotación de una sola riqueza fabulosa del subsuelo.

Alterados el ritmo y la estructura de su vida económica,


Venezuela se abandonó a la corriente poderosa de la riqueza petro-
lera que la inundaba. Los gobiernos carecían de una política
económica digna de ese nombre, y acorralados en los viejos con-
ceptos de carácter liberal de nuestras instituciones, presenciaban
sobrecogidos e impotentes la metamorfosis que se realizaba en la
nación.

Sin embargo, los profundos efectos comenzaban a hacer-


se sentir en una forma cada vez más aguda y dramática. Se opera-
ban grandes desplazamientos de población. Crecía vertiginosa-
mente el dinero circulante. Entraron en una etapa de súbito creci-
miento las ciudades principales. Empezaron a subir los salarios y
con ellos el costo de todos los bienes indispensables para la vida. El
precio de los productos tradicionales de exportación era cada vez
más bajo. La tendencia a la baja del cambio vino a acentuarse

1056 -
trágicamente con el "krach" de New York y la subsiguiente
desvalorización del dólar. El valor y el volumen de la exportación
venezolana descendían en una curva sin inflexiones. En 1934, por
primera vez, se reconoció oficialmente que se estaba operando un
cambio estructural en la economía, cuyas graves consecuencias
exigían la intervención del Gobierno. En efecto, en dicho año se
realizó un convenio con las compaf'l.ías petroleras con el objeto de
estabilizar en Bs. 3,93 el cambio del dólar que había bajado hasta
Bs. 3,19. Esta medida, acompaf'l.ada del otorgamiento de un sub-
sidio de Bs. 10 por quintal a los caficultores, contuvo la amenaza
de la desaparición de toda exportación de café y el subsiguiente
paro y miseria de los centenares de millares de venezolanos que
viven de la producción, transporte y comercio de este cultivo tra-
dicional.

En 1936, ocurrido el favorable cambio de régimen políti-


co, se implanta el sistema de las primas a la exportación del café,
el cacao y algunos otros productos. Estas primas tienen por objeto
compensar las condiciones desfavorables que el petróleo ha crea-
do para la agricultura de exportación. Sin embargo, el sistema es
defectuoso, se prestó a grandes abusos y ocasionó desembolsos de
gran consideración al tesoro que no guardaban proporción con los
exiguos resultados obtenidos. La prima otorgada indiscrimina-
damente, mantuvo la producción y la exportación cafetera, pero no
contribuyó a mejorar ni a racionalizar en nada el cultivo. Poste-
riormente filé substituída por el sistema conocido con el nombre de
"Dólar-fruto", que consiste en la creación de un tipo de cambio su-
perior al que rige en el mercado, para pagar a ese alto tipo las divi-
sas provenientes de la exportación de café y cacao. Este proce-
dimiento, más justo y menos oneroso que el de la prima, guarda una
estrecha relación con el precio efectivo que el fruto obtiene en los
mercados mundiales y por ello constituye un verdadero estímulo a
la producción de altas calidades, que ya se ha reflejado en el nota-
ble incremento que se viene observando en la producción de café
lavado fino, en lugar de los tipos trillados.

- 1057
Estas medidas protectoras y defensivas de la economía
venezolana, se complementaron con la iniciación de una política
comercial internacional, que, alejándose del arquetipo liberal,
pudiera satisfacer las necesidades peculiares de un país, que no de-
seaba ser arrastrado por la ola de riqueza petrolera, sino canalizar-
la y aprovecharla. En efecto, los viejos tratados de comercio, fue-
ron reemplazados por modi vivendi a corto plazo, basados en es-
tricta reciprocidad, que obligaban a los países que nos vendían a no
llevarse el precio de sus ventas en dividas o en petróleo, sino a
comprar productos venezolanos hasta una proporción determina-
da y cada vez mayor, con el objeto de estimularnuestra producción
asegurándole mercados interesados y de disminuir el desequili-
brio de nuestro balance de comercio.

Por otra parte, y con variable suerte, se inició una amplia


política de fomento de la producción por medio de créditos, exo-
neraciones, asesoría técnica, etc. Esta política todavía no ha alcan-
zado plenamente sus objetivos. La actual guerra mundial a su vez
ha creado condiciones propicias para el fomento de nuestras acti-
vidades productivas.

Está hoy en pleno desarrollo, por primera vez en nuestra


patria, una política económica que tiene conciencia de los proble-
mas nacionales y que conoce su objetivo. Su finalidad no puede ser
otra que sembrar el petróleo. Lograr por medio de la sabia inter-
vención del Estado que la transitoria riqueza petrolera se trans-
forme en actividades permanentes agrícolas, pecuarias e indus-
triales, para construir una nación normalmente desarrollada en
todos sus aspectos. Impedir que Venezuela siga a la deriva de la
corriente de la riqueza petrolera hacia un destino catastrófico,
convertirla en la consciente directora de ese inmenso flujo de
riquezas, en provecho propio, de todos sus hijos y de la humanidad
entera.

Ese esfuerzo está hoy en marcha y su programa consiste en


aumentar la población venezolana, conquistar económicamente

1058 -
todo el territorio, desarrollar todas las riquezas potenciales, crear
un amplio mercado interno y una producción vasta y diversificada
sobre bases sanas y sólidas, a fin de que la industria petrolera, le-
jos de absorber todas las actividades nacionales, llegue a ser ab-
sorbida dentro del complejo y poderoso organismo de una eco-
nomía normal y equilibrada.

Nadie que conozca la Venezuela de hoy el espíritu que


anima a sus hombres puede dudar de que ese difícil objetivo ha de
ser alcanzado plenamente y que, dentro de esas pautas, han de
discurrir el presente y el futuro de nuestra evolución económica.

- 1059
Comercio Exportación Exportación Gastos Predo Precio
Años Exterior café cacao Públicos promedio promedio Población
Millones Bs. Millones Kg. Millones Kg. Millones Bs, lOOkfios lOOkfios millares
café.Bs. cacao.Bs,

1830-31 16 2 2 5 91 110 785


1840-41 67 11 3 7 102 188 LUlO
1850-51 59 17 3 17 76 173 ----
1859-60 ---- 17 ---- ---- 110 176 ----
1860-61 54 ---- ---- 29 ---- ---- 1.650
1869-70 ---- ---- ---- ---- 106 130 ----
1870-71 78 ---- ---- lO --- ---- ----
1872-73 ---- 34 3 ---- ---- ---- ----
1880-81 113 ---- ---- 22 90 150 1.930
1881-82 ---- 42 5 ---- ---- ---- ----
1890-91 186 50 7 49 177 148 2.305
1893-94 ---- 57 7 ---- --- ---- ----
1900-01 135 38 8 37 80 150 2.391
1910-11 177 37 18 61 116 103 2.596
1920-21 311 37 17 102 121 103 2.816

cambio estructural provocado por el petróleo

1925-26 706 48 18 163 238 128 3.118


1930-31 1.012 57 18 260 124 98 ----
... 1935-36 934 58 16 233 53 52 3.491

...
O
0'1

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