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Traducción de

TRANSICIONES DE LA ANTIGUEDAD
SANTOS JULIA
AL FEUDALISMO
por
PERRY ANDERSON

)J(()
siglo
lleintiuno
editores

1
J
1
1. EL MODO DE PRODUCCION ESCLAVISTA El modo de producci6n esclavista 11

primitivos de los invasores germanos qu~ sobrevivieron en sus


propias tierras tras las conquistas bcirbaras. Estos dos mundos
radicalmente · distintos habian sufrido una lenta desintegraci6n
y una silenciosa interpenetraci6n durante los Ultimos siglos de
la Antigiiedad.

Para ver c6mo se produjo todo esto es necesario volver la mi-


rada hacia la matriz originaria de toda la civilizaci6n del mun-
La genesis del capitalismo ha sido objeto de muchos estudios do clcisico. La Antigi.iedad grecorromana siempre constituy6 un
inspirados en el materialismo hist6rico desde el mismo momen- universo centrado en !as ciudades. El esplendor y la seguridad
ta en que Marx le dedicara algunos famosos capitulos de El de la temprana polis hel6nica y de la tardia repllblica romana,
capital. La genesis del feudalismo, por el contrario, se ha que- que asombraron a tantas 6pocas posteriores, representaban el
dado casi sin estudiar dentro de la misma tradici6n y nunca ha cenit de un sistema politico y de una cultura urbana que nunca
sido integrada en el corpus general de la teoria marxista coma ha sido igualado por ninglln otro milenio. La filosofia, la cien-
especifico tipo de transici6n hacia un nuevo modo de produc- cia, la poesia, la historia, la arquitectura, la escultura; el dere-
ci6n. Sin embargo, y coma tendrem6s ocasi6n de ver, su impor- cho, la administraci6n, la moneda, los impuestos; el sufragio, los
tancia para el modelo global de historia quiza no sea menor que la debates, el alistamiento militar: todo eso surgi6 y se desarroll6
de la transici6n al capitalismo. El solemne juicio de Gibbon sabre hasta unos niveles de fuerza y de complejidad inigualados. Al
la caida de Romay el fin de la Antigliedad aparece hoy, parad6- mismo tiempo, sin embargo, este friso de civilizaci6n ciudada-
jicamente, quiza par vez primera en toda su verdad: «Una re- na siempre tuvo sobre su posteridad cierto efecto de fachada
voluci6n que todavia sienten y que siempre recordarcin todas las en trompe l'oeil, porque tras esta cultura y este sistema poli-
naciones de la Tierra» 1• A diferen.cia del carcicter «acumulati- tico urbanos no existia ninguna economia urbana que pudiera
vo» de la aparici6n del capitalismo, la genesis del feudalismo medirse con ellos. Al contrario, la riqueza material que sostenia
en Europa se deriv6 de un colapso «Catastr6fico» y convergen- su vitalidad intelectual y civica procedia en su inmensa mayoria
te de dos anteriores y diferentes modos de producci6n, cuya del campo. El mundo clcisico fue mavisa e·-inv_ariablemente rural
recombinaci6n de elementos desintegrados liber6 la especifica en sus bcisicas proporciones cuantitativas. La agricultura repre-
sintesis feudal, que, en consecuencia, siempre retuvo un carcicter sent6 durante toda SU historia eJ ambito absolutamente domi-
hibrido. Los dos predecesores de! modo de producci6n feudal nante de producci6n y proporcion6 de forma invariable las
fueron, naturalmente, el modo de producci6n esclavista, ya en principales fortunas de las ciudades. Las ciudades grecorroma-
trance de descomposici6n y sobre cuyos cimientos se habia le- nas nunca fueron predominantemente comunidades de manu-
vantado en otro tiempo todo el enorme edificio del Imperio factureros, comerciantes o artesanos, sino que en su origen y
romano, y los dilatados y deformados modos de producd6n principio constituyeron agrupaciones. urbanas de terratenien-
tes. Todos los 6rdenes municipales, desde la democratica Ate-
nas a la Esparta oligcirquica o la Roma senatorial, estuvieron
i The history of the decline and fall of the Roman Empire, vol. I, 1896
(edici6n Bury), p. 1. Gibbon se retract6 de este juicio en. u~a nota ma- dominados especialmente por propietarios agricolas. Sus ingre-
nuscrita destinada a una revisi6n de su libro en la que hmltaba su re- sos provenian de los cereales, el aceite y el vino, los tres pro-
ferencia s6lo a los paises de Europa, y no a los del mundo. «(Tienen ductos bcisicos del mundo antiguo, cultivados en haciendas y
Asia y Africa, desde Jap6n a Marruecos, a~gU.n sentimien~o o recue.r~~
del Imperio rornano?», se preguntaba (op. _c1t., p. xxxv). Gibbon escr1b10 fincas situadas fuera del perimetro fisico de la propia ciudad.
dernaSiado pronto para ver en que medida habria de «Sentir» el resto Dentro de esta, las manufacturas eran escasas y rudimentarias:
del mundo el impacto de Europa y de las consecuencias fi!1ales de la la garna normal de mercancias urbanas nunca se extendi6 mu-
«revoluci6n» que habia descrito. Ni el remoto Jap6n ni el vec1no Marrue-
cos quedarian inmunes a la historia que esa revoluci6n habia inaugurado. cho mas alla de los textiles, la ceramica, los mueb!es y los ob-
1
12 La antigiiedad clasica El modo de produccion esclavista 13
jetos de cristal. La tecnica era sencilla, la demanda limitada y tarlo 120 kilometros en carretas '. As(, no es casual que Ja zona
el transporte enormemente caro. El resultado de ello fue que J de! Egeo -laberinto de islas, puertos y promontorios- haya
en la Antigliedad !as manufacturas se desarrollaron de forma
caracteristica no a causa de una creciente concentraci6n, como j sido el primer hogar de la ciudad-Estado; ni que Atenas, su
principal ejemplo, haya basado su fortuna comercial en el trans-
ocurriria en epocas posteriores, sino par la descontracci6n porte maritimo; ni que, cuando la colonizaci6n griega se exten-
y la dispersion, ya que la distancia, mas que la division de! tra- I di6 hacia el Oriente Pr6ximo en la epoca helenistica, el puerto
bajo, dictaba Ios costes relativos de produccion. Una idea gra- I de Alejandrfa se convirtiera en la mayor ciudad de Egipto y
fica del peso comparative de las economias rural y urbana en I fuera la primera capital maritima de su historia; ni que Roma,
el mundo cl:isico la proporcionan los respectivos ingresos fisca- finalmente, se convirtiera a su vez, aguas arriba del Tiber, en
Ies producidos por cada una e!las en el Imperio romano de! una metropoli costera. El agua era el medio insustituible de
siglo IV d. C., cuando el comercio urbano quedo definitivamen- i comunicaci6n y comercio que hacia posible un crecimiento de
te sometido por vez primera a un impuesto imperial con la una concentracion y complejidad muy superior al medio rural
collatio lustralis de Constantino: Ios ingresos procedentes de J! que lo sostenfa. El mar fue el vehiculo de! imprevisible esplen-
este impuesto en las ciudades nunca superaron el 5 por ciento dor de la Antigliedad. La especifica combinacion de ciudad y
de los impuestos sobre la tierra 2 •
Naturalmente, la distribucion estadistica de! producto de
ambos sectores no basta para re-star importancia econ6mica a
I campo que caracteriz6 al mundo clasico fue operativa, en Ulti-
mo termino, debido Unicamente al lago situado en su centro.
El Mediterr3.neo es el Unico gran mar interior en toda la cir-
!as ciudades de la Antigiiedad, porque en un mundo uniforme-
mente agricola el beneficio bruto de! comercio urbano ta! vez
I cunferencia de la Tierra: s6lo el ofrecia a una importante zona
geografica la velocidad de! transporte madtimo junto con Ios
no sea muy bajo, pero la superioridad neta que puede propor- refugios terrestres contra Ios vientos y el olea:je. La posicion
cionar a una economia agraria sabre todas Jas demas tal vez
sea decisiva. La condicion previa de este rasgo distintivo de la
civilizacion clasica fue su caracter costero 3• La Antigliedad gre-
l unica de la Antigliedad clasica en la historia no puede separar-
se de este privilegio fisico.
En otras palabras, el Mediterraneo proporcion6 el necesa-
corromana fue quintaesencialmente mediterranea en su mas pro- I
J
rio marco geogr3.fico a la civilizaci6n antigua, pero su conteni-
funda estructura, porque el comercio interlocal que la unfa do y novedad historicas radican, sin embargo, en la base so-
s6lo podia realizarse por mar. El comercio maritimo era el Uni-
'I cial de la relacion entre ciudad y campo que se estableci6 en
co media viable de intercambio mercantil para distancias me-
dias o Jargas. La importancia colosal de! mar para el comercio
puede apreciarse por el simple hecho de que en la epoca de
lI su interior. El modo de producci6n esclavista fue la invenci6n
decisiva de! mundo grecorromano y lo que proporciono la base
Ultima tanto de sus realizaciones como de su eclipse. Es preciso
Diocleciano era mas barato enviar trigo por barco desde Siria a subrayar la originalidad de este modo de produccion. La escla-
Espaiia -de un extrema a otro del Mediterraneo- que transpor- vitud ya habia existido en formas diferentes durante toda la An-
tigiiedad en el Oriente Pr6ximo, como habria de existir mas
adelante en toda Asia; pero siempre habia sido una condici6n
z A. H. M. Jones, The later Rom~n Empire, vol. I, p. 465. El impues-
to era pagado par los negotiatores, es decir, pr3cticamente par todos I_os
juridicamente impura -que con frecuencia tomaba la forma
que se dedicaban a cualquier tipo de producci6n comercial en las c1u- de servidumbre por deudas o de trabajo forzado-, entre otros
dades, ya fuesen mercaderes o artesanos. A pesar de su minima ~endi· tipos mixtos de servidumbre, y formado s6lo una categoria muy
miento, este impuesto se revel6 conio alga profundamente opres1vo e reducida en un continuo amorfo de dependencia y falta de li-
impopular para la poblaci6n urbana; hasta tal punto era fragil la eco-
nomia de las ciudades. bertad que llegaba hasta muy arriba en la escala social 5• La
1 Max Weber fue el primer investigador que hizo hincapi6 en este he- esclavitud nunca fue el tipo predominante de extracci6n de ex-
cho fundamental, en sus dos grandes y olvidados estudios, «Agrar_ver-
h8.ltnisse im Altertum» y «Die Sozialen Griinde des Untergangs der Ant1ken 4
Jones, The later Roman Empire, 11, pp. 841-2.
Kultur». VCase Gesammelte Aufsii.tze zur Sozial- und Wirtschaftsgeschichte, 5
M. I. Finley, «Between slavery and freedom», Comparative Studies
Tubinga, 1924, pp. 4 ss., 292 ss. in Society and History, VI, 1963, pp. 237-8.
14 La antigiledad cldsica

cedente en estas monarqulas prehe!enicas, sino un fen6meno


l
I
El modo de producci6n esclavista

siglos v y IV a. C. y Roma desde el siglo n a. C. hasta el siglo


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residual que existia al margen de la principal mano de obra II d. C.- fuet"on aquellas en las que la esclavitud fue rnasiva y
rural. Los imperios sumerio, babil6nico, asirio _y egipcio -Es-
tados fluviales, basados en una agricultura intei:isiva y de re-
gadio que contrasta con el cultivo de tierras ligeras y de seca-
I general entre los otros sistemas de trabajo. El solsticio de la
cultura urbana cl::isica siempre presenci6 tambien el cenit de la
esclavitud, y la decadencia de la primera, en la Grecia helenis~
no del mundo mediterraneo posterior- no fueron economias tica o en la Roma cristiana, se caracteriz6 invariablemente por
esclavistas.- y sus sistemas legales carecian de una concepci6n la reducci6n de la segunda.
estrictamente definida de la propiedad de bienes muebles. A falta de estadisticas fiables, es imposible calcular con
Las ciudades-Estado griegas fueron las primeras en hacer de exactitud la proporci6n global de poblaci6n esclava en la tierra
la esclavitud algo absolute en su forma y dominante en su ex- originaria del modo de producci6n esclavista, la Grecia posarcai-
tensi6n, transformcindola asi de puro instrumento secundario ca. Las estimaciones mas dignas de credito varian enormemen-
en un sistematico modo de producci6n. Naturalmente, el mun- te, pero una reciente valoraci6n es que la proporci6n de escla-
do helenico cl3.sico no se bas6 nunca de forrna exclusiva en la vos/ciudadanos libres en la Atenas de Pericles era aproxima~
utilizaci6n de! trabajo de esclavos. En !as diferentes ciudades- damente de 3 a 2 7; en epocas diversas, el nUmero relativo de
Estado de Grecia, los campesinos libres, los arrendatarios de- esclavos en Quios, Egina o Corinto fue probablemente mayor,
pendientes y los artesanos de las ciudades siempre coexistieron mientras que en Esparta la poblaci6n ilota siempre super6 con
en diversas formas con los esclavos. Su propio desarrollo in- creces a la ciudadana. En el siglo IV a. C., Arist6teles podia
terno o externo podia cambiar notablemente la proporci6n de escribir sin darle mayor importancia que «los Estados est3.n
ambos de un siglo a otro: cada formaci6n social concreta es obligados a tener un gran ntlmero de esclavos», mientras que
siempre una especifica combinaci6n de diferentes modos de
producci6n, y !as de la Antigiiedad no constituyeron una ex- I Jenofonte elaboraba un plan para restaurar la riqueza de Ate-
nas en el que «el Estado poseeria esclavos pllblicos hasta que
cepci6n '. Pero el modo de producci6n dominante en la Grecia
clasica, el que rigi6 la articulaci6n compleja de cada economia I hubiera tres por cada ciudadano ateniense» 8• Asi pues, en la
Grecia cl3.sica los esclavos fueron utilizados por pririlera vez
local e imprimi6 su sello a toda la civilizaci6n de la ciudad-
Estado, fue el de la esclavitud. Esto mismo habria de ocurrir
I
!
y de forma habitual en la artesania, la industria y la agricultu-

tambien en Roma. El mundo antiguo nunca estuvo marcado en 7


A. Andrewes, Greek society, Landres, 1967, p. 135, quien' afirma que
su totalidad y de forma continua y omnipresente por el predo-
minio de! trabajo esclavo. Pero !as grandes epocas cltisicas en
!as que floreci6 la civilizaci6n de la Antigiiedad -Grecia en los
Ij el total de mano de obra esclava era en esta zona de 80 a 100.000 hom-
bres en el siglo v. cuando el nUmero de ciudadanos ascendia quiza a
unos 45.000. Este orden de magnitud exige probablemente un consenso
mas amplio que otras estimaciones mas bajas o mas elevadas. Pero todas
' A lo largo de este libro genefalmente se preferira el termino «for-
' las modernas historias de la Antigiledad se resienten de la falta de una
informaci6n digna de credito sabre el volumen de las poblacioneS y de
maci6n social» al de acsociedad». En el uso marxista, el prop6sito del con- las clases sociales. Jones pudo calcular la proporci6n de esclavos y ciu-
cepto de formaci6n social consiste precisamente en subrayar la plura- dadanos en el siglo IV, cuando ya habia disminuido la poblaci6n de Ate-
lidad y heterogeneidad de los posibles modos de producci6n dentro de nas, en 1 : 1 sobre la base de las importaciones de grano en la ciudad:
una totalidad hist6rica y social dada. Por el contrario, la repetici6n acri- Athenian democracy, Oxford, 1957, pp. 76-9. Finley, por su parte, ha argu·
tica del termino acsociedad» conlleva con demasiada frecuencia la presun- mentado que esa proporci6n pudo llegar a ser de 3 6 4 : 1 en los perfo-
ci6n de una unidad subyacente de lo econ6mico, lo politico y lo cultural dos punta de los siglos v y IV: «Was Greek civilization based on slave
dentro de un conjunto hist6rico, cuando de hecho esta simple unidad labour?», Historia, VIII, 1959, pp. 58-9. La monograffa moderna mas ex-
e identidad no existen. A no ser que se especifique lo contrario, las for-
maciones sociales son,- pues, en este libro combinaciones concretas de
diferentes modos de producci6n organizados bajo el predominio de uno
I tensa, aunque incompleta, sabre el tema de la esclavitud antigua el li-
bro de W. L. Westermann, The slave systems of Greek and Roman anti-
quity, Filadelfia, 1955, p. 9, llega a un nU.mero global semejante al acep-
de ellos. Para esta distinci6n, vease Nicos Poulantzas, Pouvoir politique tado par Andrewes y Finley, esto es, entre 60 y 80.000 esclavos a comien·
et classes sociales, Paris, 1968, pp. 10-12. [Poder politico y clases sociales zos de la guerra del Peloponeso.
en el Estado capitalista, Madrid, Siglo XXI, 1972, pp. 4-7] Una vez acla- 8
Arist6teles, Politics, VII, iv, 4. [Politica, Madrid, Espasa-Calpe, 1972].
rado esto, seria una_ pedanteria evitar por completo el familiar termino
de «Sociedad» y aqui no realizaremos ningUn esfuerzo por evitarlo. I Jenofonte, Ways and means, IV, 17. [La economia y Los medios de aumen-
tar las rentas.]
16 La antigiledad cldsica

ra en uha escala superior a la domestica. Al mismo tiempo, y


I El modo de producci6n esclavista

direcci6n fueran delegadas en inspectores y administradores escla-


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mientras el uso de la esclavitud se hacia general, su naturale-


za se hizo correlativamente absoluta: ya no consistia en una
forma relativa de servidumbre entre otras muchas, situada a
I
j
vos, que ponia'.n a trabajaren los campos a cuadrillas de esclavos u.
A diferencia del sefioria f£udal, la finca con esclavos permitia una
I
pt.rmanente disyunci6n entre la residencia y la renta; el excedente
lo l_argo de un continua gradual, sino en una condici6n extre- I con el que se amasaban las fortunas de la clase poseedora po-
ma de perdida completa de libertad, que se yuxtaponia a una dia extraerse sin su presencia en las tierras. El vinculo entre
~ibertad nueva y sin trabas. La formaci6n de una subpoblaci6n el productor rural inmediato y el apropiador urbano de su
~sclava nitidamente delimitada fue, precisamente, _lo que ele- prcducto no era consuetudinario ni estaba condicionado por la
v6 la ciudadania de las ciudades griegas a cimas hasta enton- localizaci6n de la tierra, coma ocurriria mas tarde con la ser-
ces desconocidas de libertad juridica consciente. La libertad y vidumbre adscripticia. Al contrario, ese v_inculo era el acto co-
la Esclavitud helenicas eran indivisibles: cada una de ellas era mercial universal de la compra de mercancias que se realizaba
la condici6n estructural de la otra, en un sistema diadico que en las ciudades, donde el comercio esclavista tenia sus tipicos
no tuvo precedente ni .equivalente en las jerarquias sociales de J mercados. El trabajo esclavo de la Antigiledad clasica encarna-
los imperios del Oriente Pr6ximo, que no conocieron ni la no- ba, pues, dos atributos contradictorios en cuya unidad radica
ci6n de ciudadania libre ni la de propiedad servil ~. Este pro- el secreto de la parad6jica precocidad urbana del mundo gre-
fundo cambio juridic;:o fue en si misnio el correlato social e corromano. Por una parte, la esclavitud representaba la mas
ideol6gico del «milagra» econ6mico praducido por la aparici6n
radical degradaci6n rural imaginable del trabajo, esto es, la
de! modo de producci6n esclavista.
conversi6n de los hombres en medios inertes de producci6n
La civilizaci6n de la Antigliedad clcisica, representaba, coma
mediante su privaci6n de todos loS derechos sociales y su asi-
ya hemos seftalada, la supremacia an6mala de la ciudad sabre
milaci6n legal a las bestias de carga. La teoria romana definia
el campa en el marco de una economia predominantemente ru-
al esclavo agricola coma instrumentum vocale, herramienta que
ral: era la antitesis de! primer mundo feudal que le sucedi6.
habla, y lo situaba un grado por encima del ganado, que c?ns-
A falta de una industria municipal, la condici6n de posibilidad
tituia un instrumentum semivocale, y dos grados por enc1ma
de esta grandeza metropolitana era la existencia de trabajo es-
de los aperos, que eran el instrumentum mutum. Por otra par~
clavo en el campo, porque solo los esclavos podian liberar de
te, la esclavitud era simult3.neamente la mas drclstica comercia-
sus bases rurales a los miembros de una clase terrateniente tan
radicalmente que llegaran a transmutarse en ciudadanas esen-
cialmente urbanos, por mas que siguieran extrayendo de la tie-
rra su riqueza b8.sica. Arist6teles expres6 la resultante ideolo-
gia social de la tardia Grecia cl~sica con esta ocasiOnal pres-
I lizaci6n urbana concebible del trabajo, es decir, la reducci6n
de toda la persona del trabajador a un objeto estandarizado
de compra y venta en los mercados metropolitanos de inter-
cambio de mercancias. El destino de la inmensa mayoria de los
cripci6n: «En cuanto a los que cteben cultivar la tierra, si cabe esclavos en la Antigiledad clasica era el trabajo agricola (aun-
elegir, deben preferirse los esclavos, y tener cuidado de que no
sean todos de la misma naci6n, y principalniente de que no
I que no fuera asi siempre ni en todas partes, si lo fue en con-
junto): su concentraci6n, reparto y envio se efectuaba normal-
mente desde los mercados de las ciudades, en las que muchos
sean belicosos. Con estas dos condiciones sercin excelentes para
el trabajo y no pensaran en rebelarse. Despues es conveniente de ellos, naturalmente, tambien estaban empleados. La escla-
mezclar con Ios esclavos algunos bcirbaros que sean siervos y que
tengan las mismas cualidades que aquellas» 10 • En el campo roma- 11 La misma ubicuidad del trabajo esclavo en el cenit de la repllblica

no fue caracteristico del modo de producci6n esclavista completa- y el principado romanos tuvo el efect? .parad6jico. ~e prc;>mover a det~r­
minadas categorias de esclavos a pos1c1ones a~i:111,n1stratlvas ~ ~rofes10-
mente desarrollado el hecho de que incluso las funciones de nales de responsabilidad, lo que a su vez fac.1hto la mar:17m1s1on Y la
subsiguiente integraci6n de los hijos de los hbertos cual~f1~ados en l~
~ Westermann, The slave systems of Gr~ek and Roman antiquity, pi:i-
ginas 42-3; Finley, «Between slavery and freedom», pp. 236-9.
10
Politics, IV, ix, 9. [Politica, IV, ix.]
II
clase de los ciudadanos. Este proceso no fue tanto un pahativo hum~n1-
tario de la esclavitud cli:isica, cuanto una nueva prueba de la abs~enc16n
radical de la clase dirigente romana de cualquier forma de trabaJO pro-
ductive, incluso de tipo ejecutivo.
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18 La antigiiedad cldsica
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I El modo de producci6n esclavista 19

vitud era. pues, el gozne econ6mico que unia a la ciudad y el


campo, con un desorbitado beneficio para la polis. Mantenfa
aquella agricultura cautiva que permitia la diferenciaci6n radi-
I produjo una simple paralizaci6n final de la tecnica, pero, al misma
tiempo, nunca'. se produj6 una importante gama de invenciones
que empujaran a la economia antigua hacia unas fuerzas de pro-
cal de una clase dirigente urbana de sus origenes rurales y a I ducci6n cualitativame·nte nuevas. En una perspectiva comparada,
la vez promovia el comercio entre las ciudades que era el com-
plemento de esta agricultura en el Mediterraneo. Entre otras
ventajas, los esclavos eran una mercancia eminentemente m6vil
en un mundo en que los obstciculos en el transporte tenfan
II no hay nada mas sorprendente que el global estancamiento tecno-
16gico de la Antigliedad 14 • Sera suficiente comparar el historial de
sus ocho siglos de existencia, desde el ascenso de Atenas hasta la
caida de Roma, con el equivalente periodo de tiempo del modo de
I
una importancia capital para la estructura de toda la econo- producci6n feudal que le sucedi6, para percibir la diferencia
mia 12 • Los esclavos podian ser enviados par barco de una re- entre una economia relativamente estatica y otra din8mica. Mas
gi6n a otra sin ninguna dificultad; podian ser adiestrados en llamativo todavia fue, par supuesto, el contraste dentro del
numerosos y diversos oficios; ademas, en !as epocas de oferta propio mundo clasico entre su vitalidad cultural y superestruc-
abundante, los esclavos intervenian para mantener bajos los tural y su embotamiento infraestructural. La tecnalogia manuai
castes alli donde trabajaban obreros asalariados o artesanos in- de la Antigliedad fue exigua y primitiva, no s6Io si se mide por
dependientes, debido al trabajo alternativo que proporciona- el patr6n externo de una historia posterior, sino, sabre todo,
ban. La riqueza y el bienestar de la clase urbana propietaria si se ·compara con su propio firmamento intelectual, que en
de la Antigiiedad clasica -y, sabre todo, la de Atenas y Roma muchos aspectos fundamentales siempre se mantuva por enci-
en el momenta de su esplendor- se basaron en el amplio ex- ma de! de la Edad Media. Sin duda, la estructura de la econo-
cedente producido par la omnipresencia de este sistema de mia esclavista fue, en lo fundamental, la responsable de esta
trabajo, que no dej6 intacto ningiln otro. extraordinaria desproporci6n. Arist6teles, que para las epocas
El precio pagado por este instrumento brutal y lucrativo posteriores fue el pensador mas importante y representativo
fue, sin embargo, muy alto. En la epoca clasica, las relaciones de la Antigiiedad, resumi6 lac6nicamente este principio social
esclavistas de producci6n fijaron algunos limites insuperables
a !as fuerzas de producci6n de la Antigiiedad. Sabre todo, esas
l con Ja frase: «El Estado perfecto no admitira nunca al traba-
jador manuar entre Jos ciudadanos, porque la mayor parte de
relaciones tendieron en Ultimo termino a paralizar la produc- .bi ellos son hoy esclavos o extranjeros» is. Ese Estado representa-
tividad de la agricultura y de' la industria. En la economia de ba la norma ideal de! modo de producci6n esclavista, que nun-
la Antigiiedad clasica se produjeron tambien, par supuesto, al- ca se realiz6 en ninguna formaci6n social del mundo antiguo.
gunas mejoras tecnicas. Ningtin modo de producci6n esta des- Pero su 16gica siempre estuvo presente de forma inmanente
provisto de progresos materiales en su fase ascendente, y el en la naturaleza de los sistemas econ6micos clasicos.
modo de producci6n esclavista ·tegistr6, en su mejor momenta, Una vez que el trabajo manual quedaba profundamente aso-
algunos avances importantes en el equipamiento econ6mico ciado a la falta de libertad, no existia ningun espacio social li-
desarrollado en el marco de su nueva divisi6n social del tra- bre para la invenci6n. Los sofocantes efectos de la esclavitud
bajo. Entre ellos se puede seftalar la expansi6n de los cultivos sabre Ja tecnica no fueron un simple. producto de la baja pro-
vinicolas y oleicolas mas rentables; la introducci6n de molinos ductividad media de! propio trabajo esclavista y ni siquiera de!
giratorios para el grano y la mejora en la calidad de! pan.
Adem3.s, se diseftaron nuevas prensas de husillo, se desarrolla- schritt im rOmischen Reich, Wiesbaden, 1969, pp, 12-114; L. A. Moritz,
ron metodas de SOplado de Vidrio y Se perfeccionaron los sis- Grain-mills and flour in classical Antiquity, Oxford, 1958; K. D. White,
temas de calefacci6n. Es probable que avanzaran tambien la Roman farming, Landres, 1970, pp. 1234, 147-72, 188-91, 260-1, 452.
combinaci6n de cultivos, los conocimientos botanicos y el dre-
14
El problema general esta planteado energicamente, coma de cos-
tumbre, por Finley, «Technical innovation and economic progress in the
naje de los campos 13 • En el mundo clasico, par tanto, no se ancient world», Economic History Review, XVIII, ntim. 1, 1955, pp. 29-45.
Para las realizaciones especificas del Imperio romano, vease F. W. Wal-
12
Weber, «Agrarverhliltnisse im Altertum», pp. 5..6. bank, The awful revolution, Liverpool, 1969, pp. 40-1, 46-7, 108-10.
13
Vease especialmente F. Kiechle, Sklavenarbeit und technischer Fort- IS Politics, III, iv, 2. [Politica, III, iii, 2.]
20 La antiglledad cldsica · El modo de produccion esclavista 21
volumen de su utilizaci6n, sino que afectaron sutilmente a to· a la naturaleza y no coma transformaciones de esta; ambos eran
das !as formas de trabajo. Marx intento expresar el tipo de ac- formas de setvicio. Plat6n tambien desterr6 implicitamente a
ci6n que ejercieron en una frase famosa, aunque te6ricamente los artesanos de la polis; para el «el trabajo es algo ajeno a los
criptica: «En todas las formas de sociedad existe una detenni- valores humanos y en algunos aspectos incluso parece ser la
nada producci6n que asigna a todas las otras su 'correspondien- antftesis de lo que es esencial al hombre» 18 • La tecnica, considera-
te rango e influencia y cuyas relaciones, por lo tanto, _asignan da coma instrumentacion premeditada y progresiva de! mundo
a todas !as otras el rango y la influencia. Es una iluminaci6n natural por el hombre, era incompatible con la asimilacion glo-
general en la que se bafian todos los colores y que modifica !as bal de! hombre al mundo natural coma su «instrumento par-
particularidades de estos. Es coma un eter particular que de- lante». La productividad quedaba fijada por la perenne rutina
termina el peso especifico de todas las formas de existencia de! instrumentum vocalis, que devaluaba todo trabajo al impe-
que alli toman relieve» 16 • Como es evidente, los esclavos agri- dir la preocupaci6n permanente por los sistemas de economia.
colas tenian muy pocos incentivos para realizar sus tareas eco- La via tipica de expansi6n para cualquier Estado de la Anti-
n6micas de forma competente y concienzuda cuando se relaja- giiedad siempre fue, pues, una via «lateral» -la conquista
ba la vigilancia; su empleo optimo tenia lugar en los vifiedos geogr3.fica- y no el avance econ6mico. En consecuencia, la civili·
y los olivares. Por otra parte, muchos artesanos y algunos agri- zaci6n cl8sica tuvo un caracter inherentemente colonial: la ciu-
cultores esclavos poseian a menudo ·una destreza notable, den· dad-Estado celular se reproducia invariablemente a si misma,
tro de los limites de !as tecnicas dominantes. La compulsion en !as fases de auge, par medio de! poblamiento y la guerra.
estructural de la esclavitud sobre la tecnica no residia tanto en Los saqueos, los tributos y los esclavos eran Jos objetos funda-
una causalidad intraecon6mica (aunque esta era importante en mentales de! engrandecimiento, medios y a la vez fines de la
si misma) cuanto en la mediata ideologia social que rodeaba a expansion colonial. El poderio militar estaba quiza mucho mas
la totalidad de! trabajt> manual en el mundo clasico y contami- ligado al crecimiento economico que en ningiln otro modo de
naba al trabajo asalariado e incluso al independiente con el produccion anterior o posterior, debido a que la principal fuen-
estigma de la deshonra 17 • En general, el trabajo esclavo no era te de! trabaju esclavo era normalmente la captura de prisione-
menos productivo que el libre e incluso en algunos campos su ros de guerra, mientras que la formacion de tropas libres ur-
productividad era superior, pEro sent6 las bases de ambos, de banas con destino a la guerra dependia de! mantenimiento de
ta! forma que entre ellos nunca se desarrollo una gran diver- la produccion interna por .Ios esclavos. Los campos de batalla
gencia en un espacio econ6mico comlln que excluia la aplica· proporcionaban mano de obra para los campos de cereales y,
cion de la cultura a la tecnica para producir inventos. El divor- viceversa, los trabajadores cautivos permitian la creacion de
cio entre el trabajo material y la esfera de Ja libertad era tan
rigido que los griegos no tenian slquiera una palabra en su 'idio· 10
J, P. Vernant, Mythe et pensee chez les Grecs, Paris, 1965, pp. 192,
ma para expresar el concepto de trabajo, ni coma funci6n so· 197-9, 217. [Mito y pensamiento en la Grecia antigua, Barcelona, Ariel,
cial ni en cuanto conducta personal. El trabajo agricola y el 1974.] Los dos ensayos de Vernant, «Promethee et la fonction technique»
y «Travail et nature dans la Grece ancienne» ofrecen un an3.lisis sutil de
artesanal se consideraban esencia1mente coma «adaptaciones» las distinciones entre poiesis y praxis, y de las relaciones del agricultor,
el artesano y el prestamista con la polis. Alexandre Koyre intent6 de-
mostrar en una ocasi6n que el estancamiento tecnico de la civilizaci6n
16
Grundrisse der Kritik der politischen Okonomie, Berlin; 1953, p. 27. griega no se debi6 a la presencia de la esclavitud o a la devaluaci6n
[Elementos fundamentales para la critica de la economia politica, Ma· del trabajo, sino a la ausencia de la ftsica, que se hizo imposible por la
drid, Siglo XXI, 1972, pp. 27-8]. incapacidad de los griegos para aplicar las medidas matematicas al mun·
17
Finley sefiala que el termino griego penia, que habitualmente se do terrestre: «DU monde de l'a peu pres ft l'univers de la precision»,
opone a ploutos como «pobreza» a «riqueza», tiene en realidad el sentido- Critique, septiembre de 1948, pp. 8~8. Al hacer esto, Koyre intentaba
peyorativo m3.s amplio de «trabajo penOSO» 0 de «Obligaci6n de traba· explicitamente evitar una explicaci6n sociol6gica del fen6meno; pero,
jar», Y puede abarcar incluso a los pequefios y pr6speros arrendatarios, coma el mismo Koyre admiti6 implicitamente en otro lugar, la Edad Me·
sabre cuyo trabajo se ~ierne tambien la misma sombra cultural: M. I. Firi- dia tampoco conoci6 la fisica y, sin embargo, produjo una teCnologfa
ley, The ancient economy, Landres, 1973, p. 41. [La economia de la Anti- din3.mica: no fue el itinerario de la ciencia, sino el curso -de las rela·
guedad, Madrid, FCE, 1975.J ciones de producci6n, lo que marc6 el destino de la tknica.
22 La antiguedad cldsica 2. GRECIA

ejercitos de ciudadanos. En la Antigiiedad clasica pueden obser-


varse tres grandes ciclos de expansi6n imperial, cuyos rasgos
sucesivos y cambiantes estructuraron el modelo global del mun-
do grecorromano: el ciclo ateniense, el macedonio y e1 roinano.
Cada uno de ellos represent6 una soluci6n especifica a los pro-
blemas politicos y organizativos de la conquista ultramarina,
soluci6n qu~ qued6 integrada y superada por la siguiente, sin
que nunca se transgredieran las bases subternineas de una co-
mlln civilizaci6n urbana.
La aparici6n de !as ciudades-Estado helenas en la zona de! Egeo
es anterior a la epoca cl:isica, y con las fuentes disponibles, no
escritas, s6lo pueden apreciarse sus rasgos generales. Tras el
colapso de la civilizaci6n micenica hacia el aiio 1200 a. C., Gre-
cia sufri6 una prolongada «Edad Oscura» en la que la escritura
desapareci6 y la vida econ6mica retrocedi6 a un estadio domes-
tico rudimentario: es el mundo primitivo y rural reflejado en
la epica de Romero. Fue en la siguiente epoca de la Grecia ar-
caica, de! 800 al 500 a. C., cuando cristaliz6 por vez primera y
muy lentamente el modelo urbano de la civilizaci6n clasica. En
algiln momento antes de la aparici6n de los documentos his-
t6ricos, las monarquias locales fueron derrocadas par las aris-
tocracias tribales y, bajo el dominio de estas noblezas, se fun-
daron o desarrollaron algunas ciudades. El gobierno aristocratico
de la Grecia arcaica coincidi6 con la reaparici6n del comercio
de larga distancia (principalmente con Siria y con el Oriente),
con las primeras acufiaciones de moneda (inventadas en Lidia
en el siglo vu) y con la escritura alfabetica (derivada de Feni-
cia). La urbanizaci6n progres6 ininterrumpidamente, extendien-
dose a ultramar por el Mediterraneo y el Euxino, hasta que a
finales de! periodo de la colonizaci6n, a mediados. de! siglo VI,
habia alrededor de 1500 ciudades griegas en la patria he!enica
y en el extranjero, practicamente ninguna de ellas alejada mas
de 40 kil6metros de la costa. En lo esencial, estas ciudades eran
nUcleos residenciales donde se conce:htraban los agricultores y
los terratenientes. En la pequefia ciudad tipica de esta epoca,
Jos agricultores vivian dentro de sus murallas y cada dia salian
a trabajar a los campos, volviendo de noche, aunque el territo-
rio de las ciudades siempre incluia una circunferencia agraria
con una poblaci6n enteramente rural asentada en ella. La or-
ganizaci6n social de estas ciudades todavia reflejaba buena par-
te de! pasado tribal de! que habian surgido: su estructura in-
terna estaba articulada en unidades hereditarias cuya nomen·
clatura de parentesco representaba una traslaci6n urbana de
!. EL MODO DE PRODUCCION FEUDAL

El modo de producción feudal que apareció en Europa occi-


dental se caracterizaba por Una unidad compleja. Con frecuen-
cia, las definiciones tradicionales del feudalismo han dado cuen-
1 ta de este hecho sólo parcialmente, con el resultado de que es
difícil realizar un análisis de la dinámica del desarrollo feudal.
El feudalismo fue un modo de producción dominado por la
1 tierra y por la economía natural, en el que ni el trabajo ni los
productos del trabajo eran mercancías. El productor inmedia-
to -el campesino- estaba unido a los medios de producción
-la tierra- por una relación social específica. La fórmula li-
teral de esta relación la proporciona la definición legal de la
servidumbre: glebae adscripti, o adscritos a la tierra; esto es,
los siervos tenían una movilidad jurídicamente limitada 1• Los
campesinos que ocupaban y cultivaban la tierra no eran sus
propietarios. La propiedad agrícola estaba controlada privada-
mente por una clase de señores feudales, que extraían un plus-
producto del campesinado por medio de relaciones de com-
pulsión político-legales. Esta coerción extraeconómica, que
tomaba la forma de prestaciones de trabajo, rentas en especie
u obligaciones consuetudinarias del campesino hacia el señor,
se ejercía tanto en la reserva señorial, vinculada directamente
a la persona del señor, como en las tenencias o parcelas culti-
vadas por el campesino. Su resultado necesario era una amal-
gama jurídica de explotación económica con autoridad política.
El campesino estaba sujeto a la jurisdicción de su señor. Al
mismo tiempo, los derechos de propiedad del señor sobre su

1 Cronológicamente, esta definición legal apareció mucho después del

fenómeno fáctico que designaba. Fue una definición inventada por los
juristas del Derecho romano en los siglos XI y XII y popularizada en el
siglo XIV. Véase Marc Bloch, Les characteres originaux de l'histoire ru-
rale fran¡;aise, París, 1952, pp. 89-90 [La historia rural francesa: caracteres
originales, Barcelona, Crítica, 1978]. Encontraremos repetidos ejemi:>los de
este retraso en la codificación jurídica de las relaciones económicas y so-
ciales.
148 Europa occidental El modo de producción feudal 149
tierra eran normalmente sólo de grado: el señor recibía la in- sistencia campesinas, con decisivas consecuencias para la pro-
vestidura de sus derechos de otro noble (o nobles) superior, a ductividad agraria total 3• Además, dentro del mismo sistema
quien tenía que prestar servicios de caballería, esto es, provi- señorial, la estructura escalonada de la propiedad quedaba ex·
sión de una ayuda militar eficaz en tiempo de guerra. En otras presada en la característica división de las tierras entre el
palabras, recibía sus tierras en calidad de feudo. A su vez, el
~
l' señor ligio era frecuentemente vasallo de un superior feudal 2,
dominio del señor, organizado directamente por sus administra-
dores y cultivado por sus villanos, y las parcelas de los cam-
y la cadena de esas tenencias dependientes vinculadas al ser- pesinos, de las que recibía un plusproducto complementario,
vicio militar se extendía hacia arriba hasta llegar al punto más
1 alto del sistema -en la mayoría de los casos, un monarca-,
pero cuya organización y control de la producción estaba en
manos de los propios villanos 4• Así pues, no existía una con-
de quien, en última instancia, tocia la tierra podía ser en prin- centración sencilla y horizontal de las dos clases básicas de la
cipio dominio eminente. A comienzos de la época medieval, los
11 vínculos intermedios característicos de esa jerarquía feudal, eri-
economía rural en una sola y homogénea forma de propiedad.
Dentro del señorío, las relaciones de producción estaban media-
tre el simple señorío y la monarquía soberana, eran la castella-

i
das a través de un estatuto agrario dual. Por otra parte, exis-
nía, la baronía, el condado y el principado. La consecuencia de tía a menudo una nueva disyunción entre la justicia a la que
tal sistema era que la soberanía política nunca se asentaba en estaban sometidos los siervos en los tribunales señoriales [ma-
' un solo centro. Las funciones del Estado se desintegraban en una norial] de su señor y las jurisdicciones señoriales [seigneurial]
distribución vertical de arriba abajo, precisamente en cada
del señorío territorial. Los señoríos no coincidían normalmente
uno de los niveles en que se integraban por otra parte las re-
con cada aldea, sino que estaban distribuidos entre varias de
laciones políticas y económicas. Esta parcelación de la sobera- éstas; de ahí que, a. la inversa, en cualquier aldea estuvieran
nía era consustancial a todo el modo de producción feudal.
entremezclados una multitud de dominios señoriales de dife-
De ahí se derivaron tres características estructurales del feu- rentes señores. Por encima de este enmarañado laberinto ju-
dalismo occidental, todas ellas de una importancia fundamental
para su_ dinámica. En primer lugar, la supervivencia de las
tierras comunales de las aldeas y de los alodios de los campe- J Engels siempre subrayó correctamente las consecuencias sociales de
las comunidades de aldea, integradas por las tierras comunales y el sis-
sinos, los cuales, procedentes de los modos de producción pre- tema de rotación trienal, para la condición del campesinado medieval.
feudales, aunque no generados por el feudalismo tampoco eran Esto fue, afirmó en El origen de la familia, la propiedad privada y el
incompatibles con él. La división feudal de soberanías en zo- Estado, lo que dió «a la clase oprimida de los campesinos, hasta bajo
nas particularistas con fronteras superpuestas, y sin ningún la más cruel servidumbre de la Edad Media, una cohesión local y una
fuerza de resistencia que no tuvieron a su disposición -los esclavos de la
centro de competencia universal, siempre permitía la existencia Antigüedad y no tiene el proletariado moderno», Marx-Engels, Selected
de entidades corporativas «alógenas» en sus intersticios. Y así, works, Londres, 1%8, p. 575 [Obras escogidas, Madrid, Akal, 1975, II, pá-
aunque la clase felldal intentara de vez en cuando imponer la ginas 3234]. Basándose en la obra del historiador alemán Maurer, Engels
creía equivocadamente que esas comunidades, cuyo origen remontaba
norma de nulle terre sans seigneur, en la práctica nunca lo hasta los comienzos de la Edad Oscura, eran «asociaciones de marcas»
consiguió en ninguna formación social feudal: las tierras co- cu~ndo, en realidad, éstas fueron una innovación de finales de la Edad
munales -dehesas, prados y bosques- y los alodios dispersos Media, que aparecieron por vez primera en el siglo XIV. Pero este error
no afecta a lo esencial de su argumento.
siempre fueron un sector importante de la autonomía y la re- • Los señoríos medievales tuvieron una estructura variable según el
equilibrio relativo que en ellos existió entre esos dos componentes. En
2 un extremo había [unas pocas] fincas consagradas por completo a la
El homenaje ligio era técnicamente una forma de homenaje que te- reserva señorial, tales como las «granges» cistercienses cultivadas por
nía primacía sobre todos los demás en aquellos casos en que un vasallo legos; en el otro extremo había ta_mbién algunas. fincas arrenda~as por
debiera fidelidad a muchos señores. En la práctica, sin embargo, los se- completo a campesinos arrendatarios. Pero el tipo más. extend1~0 fue
ñores ligios se hicieron muy pronto sinón,imos de cualquier superior feu- siempre una combinación de dominio señorial y tenencias en ~.hversas
dal, y el homenaje ligio perdió su primigenia y específica distinción, Marc proporciones: «Esta composición bilateral del señorío y de sus rentas
Bloch, Feudal society, Londres, 1962, pp. 214-18 [La sociedad feudal, México, siempre fue la verdadera nota distintiva del señorío típico», M. M. Postan,
UTEHA, 1958].
The mediaeval economy and society, Londres, 1972, pp. 89-94.
150 Europa occidental El modo de producción feudal 151
rídico se situaba normalmente la haute justice de los señoríos agricultura; la historia asiática es una especie de unidad indi-
territoriales, cuya zona de competencia era geográfica y no co- ferente de ciudad y campo (en este caso, las ciudades verdade-
correspondiente a los dominios 5• La clase campesina de la que ramente grandes deben ser consideradas meramente como cam-
se extraía el plusproducto en este sistema habitaba, pues, un pamento señorial, como una superposición sobre la estructura
mundo social de pretensiones y poderes _superpuestos, cuyas di- propiamente económica); la Edad Media (época germánica) sur-
versas y plurales «instancias» de explotación creaban latentes ge de la tierra como sede de la historia, historia cuyo desarrollo
intersticios y discrepancias, imposibles en un sistema juridico posterior se convierte luego en una contraposición entre ciudad
y económico más unificado. La coexistencia de las tierras co- y campo; la [historia] moderna es urbanización del campo, no,
munales, alodios y parcelas, con el propio dominio señorial, era como entre los antiguos, ruralización de la ciudad}> 6• Así pues,
constitutiva del modo de producción feudal en Europa occiden- la oposición dinámica entre ciudad y campo sólo fue posible en
tal y tuvo consecuencias fundamentales para su desarrollo. el modo de producción feudal: oposición entre una economía ur-
En segundo lugar, e incluso más importante que lo anterior, bana de creciente intercambio mercantil, controlada por merca-
la parcelación de soberanías produjo en Europa occidental el deres y organizada en gremios y corporaciones, y una economía
fenómeno de la ciudad medieval. Una vez más, la génesis de rural de intercambio natural, controlada por nobles y organiza-
la producción mercantil urbana no debe situarse dentro del da en señoríos y parcelas, con enclaves campesinos comunales
feudalismo como tal, porque evidentemente es anterior a él. Sin e individuales. No es preciso decir que la preponderancia de esta
embargo, el modo de producción feudal fue el primero que le última era enorme: el modo de producción feudal fue aplastan-
permitió un desarrollo autónomo en el marco de una economía temente agrícola. Pero sus leyes de movimiento, como veremos,
natural agraria. El hecho de que las mayores ciudades medie· estaban regidas por la compleja unidad de sus diferentes zonas
vales nunca pudieran rivalizar en magnitud con las de los im- y no por el simple predominio del señorío.
perios de la Antigüedad, o de Asia, ha ocultado frecuentemen- Por último, en el vértice de toda la jerarquía de dependencias
te la verdad de que su función dentro de la formación social feudales siempre hubo una oscilación y una ambigüedad intrín-
era mucho más avanzada. En el Imperio romano, con su ela- secas. La «cúspide>> de la cadena era en algunos aspectos impor-
borada civilización urbana, las ciudades estaban subordinadas tantes su eslabón más débil. En principio, el más alto nivel de
al dominio de los terratenientes nobles que vivían en ellas, pero la jerarquía feudal en cualquier territorio de Europa occidental
no de ellas. En China, las vastas aglomeraciones de las provin- era necesariamente distinto, no en especie, sino sólo en grado,
cias estaban controladas por los burócratas mandarines que de los niveles subordinados de señoríos situados por debajo de
residían en un distrito especial separado de toda actividad co· él. Dicho de otra forma, el monarca era un soberano feudal
mercial. Por el contrario, las paradigmáticas ciudades medieva- de sus vasallos, a quienes estaba ligado por vínculos recíprocos de
les de Europa, que ejercían el comercio y la manufactura, eran fidelidad, y no un soberano supremo situado por encima de sus
comunas autogobernadas, que gozaban de una autonomía cor- súbditos. Sus recursos económicos residían casi exclusivamente
porativa, política y militar respecto a la nobleza y a la Iglesia. en sus dominios personales como señor, y sus Ilártladas a sus
Marx vio esta diferencia con toda claridad y la expresó de for- vasallos tenían una naturaleza esencialmente militar. No tenía
ma memorable: «La historia antigua clásica es historia urbana, acceso político directo al conjunto de la población, ya que la
pero de ciudades basadas sobre la propiedad de la tierra y la jurisdicción sobre ésta estaba mediatizada por innumerables ni-
veles de subinfeudación. El mnnarca, en efecto, sólo era señor
5 de sus propios dominios; en el resto era en gran medida una
Hay un excelente análisis de los rasgos básicos de este sistema en
B. H. Slicher van Bath, The agrarian history of Western Europe, Lon- figura ceremonial. El modelo puro de este sistema, en el que el
dres, 1963, pp. 46-51 [Historia agraria de Europa occidental, Barcelona, poder político estaba estratificado hacia abajo de tal forma que
Península, 1974]. Donde no había señoríos territoriales, como en la ma-
yor parte de Inglaterra, los diversos señoríos que existían dentro de una
misma aldea daban a la comunidad campesina un margen considerable 6 Karl Marx, Pre-capitalist formations, Londres, 1964, pp. 7'7-8 ·[Ele-
p~ra su autorregulación; véase Pastan, The mediaeval economy and so- mentos fundamentales para la crítica de la economía política, Madrid,
ctety, p. 117. Siglo XXI, 1972, I, p. 442).
152 Europa occidental El modo de producción feudal 153
su cima no conservaba ninguna autoridad cualitativamente dis- Este sistema político imposibilitó necesariamente la apari-
tinta ni plenipotenciaria, nunca existió realmente en la Europa ción de una extensa burocracia y dividió funcionalmente de
medieval 7• porque la falta de un mecanismo realmente integra- una nueva forma al dominio de claSe. Porque, por una parte,
dor en lo más alto del sistema feudal, exigido por este tipo de Ja parcelación de la soberanía en la Europa de la Alta Edad Me-
sistema político, suponía una amenaza permanente a su estabi- dia condujo a la formación de un orden ideológico completa-
lidad y supervivencia. Una fragmentación completa de la sobe- mente separado. La Iglesia, que en la Antigüedad tardía siempre
ranía era incompatible con la unidad de clase de la propia había estado directamente integrada en la maquinaria del Es-
nobleza, porque la anarquía potencial que implicaba suponía nece- tado imperial y subordinada a ella, ahora se convirtió en una
sanamente la dislocación de todo el modo de producción en el institución eminentemente autónoma dentro del sistema políti-
que se basaban sus privilegios. Había, pues, una contradicción co feudal. Al ser la única fuente de autoridad religiosa, su do-
interna en el feudalismo entre su específica y poderosa tenden- minio sobre las creencias y los valores de las masas fue in·
cia hacia una descomposición de la soberanía y las exigencias menso, pero su organización eclesiástica era diferente a la de
absolutas de un centro final de autoridad en el que pudiera cualquier monarquía o nobleza secular. Debido a la dispersión
tener lugar una recomposición práctica. El modo de produc- de la coerción, que era intrínseca al naciente feudalismo occi-
ción feudal de Occidente especificó, pues, desde su origen, la dental, la Iglesia pudo defender, cuando fue necesario, sus in-
soberanía: hasta cierto punto, ésta existió siempre en un ámbi- tereses corporativos desde un reducto territorial y por medio
to ideológico y jurídico situado más allá del de aquellas rela- de la fuerza armada. Los conflictos institucionales entre los se-
ciones vasalláticas cuya cúspide podían ser los potentados du- ñoríos laicos y religiosos fueron, pues, endémicos en la época
cales o condales y poseía unos derechos a los que éstos últimos medieval y su resultado fue una escisión en la estructura de la
no podían aspirar. Al mismo tiempo, el verdadero poder real legitimidad feudal, cuyas consecuencias culturales para el pos-
siempre tenía que afirmarse y extenderse contra la disposición terior desarrollo intelectual habrían de ser considerables. Por
espontánea del conjunto del sistema político feudal, en una otra parte, el propio gobierno secular se redujo de forma no-
table a un nuevo molde y se convirtió esencialmente en el ejer-
lucha constante para establecer una autoridad «pública» fuera
cicio de la «justicia», que bajo el feudalismo ocupó una posi-
del compacto entramado de las jurisdicciones privadas. El modo ción funcional completamente distinta de la que hoy tiene bajo
de producción feudal de Occidente se caracterizó, pues, desde el capitalismo. La justicia era la modalidad central del poder
su origen y en su misma estructura por una tensión y contra· político, especificada como tal por la misma naturaleza del
dicción dinámicas dentro del Estado centrifugo que produjo sistema político feudal. Como ya hemos visto, la jerarquía feu-
y reprodujo orgánicamente. dal pura excluía toda forma de «ejecutivo», en el moderno sen-
tido de un aparato administrativo permanente del Estado para
7
El Estado de los cruzados en Próximo Oriente se ha considerado imponer el cumplimiento de la ley, ya que la parcelación de la
con frecuencia como el más cercano a una perfecta constitución feudal. soberanía lo hacía innecesario e imposible. Al mismo tiempo, tam-
Las construcciones ultramarinas del feudalismo europeo se crearon ex poco había espacio para un «legislativo» del tipo posterior, debido
nihilo _en un medi~ extra~o y asumieron, por tanto, una forma jurídica
e:ic-cepc1onalmente sistemática. Engels, entre otros, subrayó esa singula- a que el orden feudal no poseía ningún concepto general de
ndad: «¿Es que el feudalismo correspondió a su concepto? Fundado innovación política por medio de la creación de nuevas leyes.
en el rei~o de los francos occidentales, perfeccionado en Nonnandía por Los monarcas cumplían su función conservando las leyes tra-
los conquistadores noruegos, continuada su formación por los normandos
franceses en Inglaterra y en Italia meridional, se aproximó más a su dicionales, pero no inventando otras nuevas. Así, durante cierto
concepto en Jerusalén, en el ·reino de un día, que en las Assises de Je- tiempo, el poder político llegó a estar prácticamente id~ntifica­
rusale'fr! [código de Godofredo de Bouillon para el reino de Jerusalén do con la sola función «judicial» de interpretar y aphcar las
en el siglo XI. N. del E.] dejó la más clásica expresión del orden feudal», leyes existentes. Por otra parte, ante la falta de una burocracia
~arx-Engels, ~elected correspondence, Moscú, 1965, p. 484 [Corresponden-
cia, Buenos Aires, Cartago, 1973, p. 422]. Pero incluso en el reino de Jos pública, la coerción y la administración locales -los poder~s
cruzados las realidades prácticas nunca correspondieron a la codificación de policía, de imponer multas, recaudar peajes y h~cer ~ur:'~hr
legal de sus juristas baroniales. las leyes- se añadieron inevitablemente a la función ¡ud1cial.
154 Europa occidental 2. TIPOLOGIA DE LAS FORMACIONES SOCIALES
i
1
Por. tanto_.
. siempre
, es necesario recordar ·que Ja « J·u s t"1c1a»
· me~
d ieval inclu1a realmente un abanico mucho ma's am ¡· d
· ·d d . . . p 10 e ac- 1
1
t1v1 a es que la Just1c1a_ ?;1oderna, debido a que ocupaba es-
1 t~cturalme;i~e una pos1c1on mucho más central dentro del 1
1 s1sdtema poht1co globaL La justicia era el nombre ordinario del
po er.
1 1

1
1 Hasta aquí hemos analizado la génesis del feudalismo en Euro-
pa occidental como una síntesis de elementos liberados por la
convergente disolución de los modos de producción primitivo-
1 comunal y esclavista. Hemos esbozado después la estructura
1 1 constitutiva del modo de producción feudal desarrollado como
;¡ tal en Occidente, Queda ahora por mostrar brevemente de qué
forma la naturaleza intrínseca de esta síntesis produjo una ti-
l. pología variada de formaciones sociales en la época medieval,
' 1:'
ya que el modo de producción que acabamos de esbozar nunca
:¡ existió en «estado puro» en ninguna parte de Europa, del mis-
mo modo que tampoco existiria más adelante el modo de pro-
ducción capitalista. Las formaciones sociales concretas de la
Europa medieval siempre fueron sistemas complejos, en los
que sobrevivieron y se entremezclaron con el feudalismo pro-
piamente dicho otros modos de producción: Jos esclavos, por
ejemplo, existieron durante toda Ja Edad Media, y los campe-
sinos libres nunca fueron liquidados por completo en parte
alguna durante la Edad Oscura. Así pues, es esencial analizar,
aunque sea muy rápidamente, la diversidad del mapa del feu-
dalismo occidental tal como se presentó a partir del siglo IX.
Las historiadoras soviéticas Liublinskaia, Gutnova y Udalisova
han propuesto correctamente una clasificación tripartita 1• En
efecto, Ja región central del feudalismo europeo fue aquella en
la que tuvo lugar una «Síntesis equilibrada» de elementos ro-
manos y germánicos, esencialmente el norte de Francia y sus
1 A. D. Liublinskaia, «Tipologiia Rannevo Feodalizma v Zapadnoi Evro-

pe i Problema Romano-Germanskovo Sinteza», Srednie Veka, fase. 31,


1968, pp. 9-17; Z. V. Udaltsova y E. V. Gutnova, «Genezis Feodalizma v
Stranaj Evropy», 13th World Congress of Historical Sciences, Moscú, 1970.
El problema de una tipología fue planteado anterior y brevemente por
Porshnev en su Feodalizm i Narodni Massi, citado más arriba, pp. 507-18.
El artículo de Udaltsova y Gutnova es serio y minucioso, aunque no
siempre puedan aceptarse sus particulares conclusiones. Las autoras con-
sideran al Estado bizantino de comienzos de la Edad Media com9 una
de las variantes del feudalismo, con una seguridad que es difícil com-
partir.

L'

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