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CAPITULO VII
,
VIAJE A EUROPA

Sale el Doclor Cuervo para Eu ropa. - El Magualena. - Ca.rtngena.-


Travesía hasta Génova. - Sociedades de que se hace miembro en
París.- Retrato de Caldas. -Medalla conmemor·ativa de la desig-
nación de las armas de la República. - Pinturas de Vasquez. -
Clase de g rabado . - Curso de las cosas públicas durante la ausen-
cia del Doctor· Cue r vo. - Muerte de José Maria Ser·na. - Lucha
electoral. - División de Jos liberales. - Triunfo de un candi-
dato civil. - Asonada por la c ustodia ele San Cal'los. - Santande 1'
sobre estos sucesos. -Elección de Má r·quez. - El nuevo pres iden le.
- Santander se hace jefe de la oposición. - Sus defectos y sus
méritos.

Quebrantada pues su salud y decaído el á nimo,


oye el Doctor Cuervo á los m6dicos y se res u elve á
buscar en un viaj e al extranjero el res lnbleci miento
de sus fuerzas. Salió de Bogotá el 3 de n1ayo de 1835,
triste como si al arrancarse d el seno de l a familia
temiera no volverla á ver.
Si ahora que la civilización va mejorando la condi-
ción d el país, no deja un viaje de inspirar temor al
que lo acomete, á causa de los climas delet6r eos, y
de las p ocas comodidades que se enc uentran ;
enton ces cuando el vap or no s uecaba aún las aguas
del Magdalena y se navegaba lcntisimamente en incó-


UUUO.!!U i l.


-1837] VIAJE A EUROPA 235

modas é infectas embarcaciones y á la m e rced de


b ogas incultos y voluntariosos, y e l océa no que l os
aguardaba so ofr ecía á l a imaginación lleno d e terror es
p or las narracion es de los que l o h abía n c ruzado en
buque de vela, un v iaje era un acto d e valor que á
much os aun cos taba la vida. Pot' eso hasta los de
alma mejor templada al desp edirse de los s uy os
d ejaban deslizar una lágrima, en la que estaban s im-
bolizad os los peligeos que los aguardaban ; y para
dist ra e r se y minorar los excesivos gastos que se
r eq ue rían , se fol'maban generalmente caravanas de
amigos. El Doctor Cuct'VO tuvo por com pañeros á
D. Ignacio Guliérrez y á n. Andrés Caiceclo, y á los
j óven es Francisco Caiccdo Jurado, Cayetano Lom-
bana y Mariano Ul'ibe, que se dirigían á Fr·ancia á
concluir s us est udios. E l nueve de dicho mes se
emba rcaron en Honda e n el champún Antbaly co men-
zaron esa larga serie de h ora s m ortales en que el
calor y los insectos parecían conjurados para devo-
rados, y e n que aun e l fresco d e la n oc he es Lome-
roso por las nuevas plagas que trae con sigo.
Las selvas bt'avías y la sol edad salvaj e qu e atra-
viesa e l :\Iagda lena, el modo primitivo de nav egado
y las r·uinas qu e e l clima y las gue rras ha n d ejado
e n sus orillas, hubici'On de inspira r melancólicas
m edi tacion es al Doctor Cuervo, como que en toda su
vida no había tenido Oll'O pensamiento qu e e l de la
pt'ospcridad y gl'Undcza de la Nación. Afol'tunada-
m c nlc poi' na tu raleza y co nvicción el'a o plimis ta, y
aca t·i<.: iaba la espera nza de día s m ejores, e nlazánd ola


236 CAPÍTULO VIII [1835-

con los recuerdos de las recientes glorias de la


República. Así lo asentaba eu el bt'eYisimo itinerario
que día por día iba llevando :

Yo como todo patriota (dice), he lam entado la suma


despoblación de las hermosas y fértiles vegas de este
importante canal, que está destinado por la naturaleza
para fomentar el comercio de las provincias interiores de
la Nueva Granada y con él su agricultura y sus artes.
Si, como es de esperarse, se consolida el país, se intro-
duce y arregla la navegación con el vapor y se estimula
y consigue la inmigración de útiles y laboriosos extran-
jeros que cultiven el tabaco, el cacao, el café, el algodón,
el añil , y entablen y mejoren las crías del ganado vacuno
y caballnr, las tierras que bniía el Magdalena, sernn una
fuente de riqueza para la Naciún, y un objeto de obser-
vación para el viajero, más bello ciertamente que el que
ahora ofrece con su natural y selvática h ermosura. Por
lo dem~is, el ~fagdalcna tiene la celebridad é importancia
que le dan los r ecuerdos de los triunfos espléndidos con-
seguidos en él por los patriotas durante la guerra de la
Independ encia ; y no es posible al pasar pot· los sitios de
Barbacoas, el Banco y Tenerife, dejar de pagnt· el tl'Íbuto
de admiración tí Jos intrépidos genera les Masa y Córdoba
qu e con un puñado de valientes humillaron el orgullo y
superioridad numérica de las huestes castellanas.

Al divisar á Cartagena, la saluda con el alborozo


de quien gua rda reverente en la memoria los hechos
heroicos de esa ciudad, que son de los mús bellos
uvvu ...v •~


-1837] VIAJE A EUROPA 237

ornamentos de la historia americana. Con ligeras


plumadas asienta en sus apuntes los fastos de aquella
amurallada plaza, la más formidable de las antiguas
colonias españolas, y después consigna las impre-
siones que en ella recibe :

La población de Cartagena en 18t0 pasaba de veinte


mil almas, mas hoy alcanza apenas á diez mil : tiene
muchas casas inhabitadas y medio destruídas, por conse-
cuencia de la guerra ; los edificios, sobre todo, que antes
eran conventos de frailes, están desiertos y arruinados ;
aun las murallas mismas presentan en muchas partes un
aspecto ruinoso : casi toda la artillería está desmontada,
y las balas, las granadas, las palanquetas y otros elementos
de guerra se hallan dispersos á la disposición de los par-
ticulares, que suelen aplicarlos á usos privados. A la
verdad es inexplicable tanta indolencia en los funcio-
narios públicos, que con un poco más de celo podrían
conservar sin grandes gastos las fortificaciones y los edi-
ficios públicos en un estado regular. A pesar de esto,
Cartagena es bajo todos aspectos la segunda ciudad de la
Nueva Granada : sus casas en lo gene1·al son grandes,
bien construidas y amuebladas con elegancia y aun con
lujo ; su alumbrado es el mejor ó quizá el único de la
República digno de este nombre; en ella reside el gober-
nador, un tribunal de apelaciones, un obispo y un bri-
llante cuerpo universitario. Los cartageneros son activos,
consagrados al tl'abajo, de buen trato y maneras agrada-
bles ; las señoritas especialmente son graciosas, amables,
amigas de la diversión, se visten con gusto, andan con
UVVUUV I .c;

238 CAPÍ'l'ULO VIU [1835-

gracia, y tienen la particularidad de preferir en sus afectos


á los hijos del interior de la República y á los extranjeros.
Por lo que mira al comercio, el de Cartagena es bastante
animado, y lo será más todavía cuando se limpie y se
ponga corriente el hermoso dique que comunica el mar
con el Magdalena, porque entonces libres los comer-
ciantes de los gastos, molestias y dilaciones que ocasiona
el camino por tierra hasta Barranca, importarán al inte-
rior los efectos y frutos extranjeros y exportado los
nacionales por aquel corto y seguro canal. La mansa,
espaciosa y segura bahía de Cartagena atrae á su puerto
con más aliciente que ninguno otro de la República ~t los
buques que quieran cultivar relaciones mercantiles con
nuestro país. En cuanto á nosotros, siempre recorda-
remos con placer y gratitud las exquisitas atenciones con
que fuimos favorecidos durante nuestra mansión de
treinta días en esta ciudad. Las personas más condeco-
radas nos visitaron y atendieron con afecto singular, y
tuvimos el gusto de merecer la confianza y la franqueza
de algunas familias distinguidas. .

Habiéndose embarcado el 22 do Abril en el b er-


gantín sardo San José con dirección á Marsella, pasa-
r on el 6 de Junio por el estrecho d e Gibraltar. « Al
dirigir nuestras miradas », dice el Itinerario, « hacia
las cos tas de España, nu estros corazones se pene-
traron de 1.ma secreta y tierna al egria ; y parece que
la sangre que circula por nuestras arterias quería
saludar con fuertes vibraciones la t ierra de nuestros
padres. » Al día siguiente entran á la ciudad, y,
UUU0.3U i l


-1837] VIAJE Á EUROPA 239

prosigue la relación : « fue nuestro primer cuidado


dil'igirnos al templo de los católicos á dar gracias al
Altísimo por el feliz viaje que habíamos llevado. Yo

tenía un motivo peculiar para tributarlas con más
fervor, á saber, que ahora nueve años, en una festi-
vidad como la de hoy (pascua de Pentecostés) me
uní con los vínculos dol matrimonio ú una esposa,
cuyas virtudes han suavizado las penalidades de mi
vida ».
Nada merece tanto respeto como estas íntimas efu-
siones del alma, donde sin artificio aparecen los
afectos en toda su pureza y verdad. Una frase, una
palabra, es suficiente para sondear el carácter más
reservado ; y por esto en lo escondido del hogar y en
el santuario del alma es donde se deben buscar los
quilates del verdadero república ; como que en la
calle, en la tribuna, el ar'le hace iguales á buenos y á
malos. « La virtud de un hombre », dice Pascal, «no
debe medii·se por sus discursos, sino por lo que hace
ordinariamente. »Tal vez para los que pesan el valor
del homb1·e sólo por el poder que ejerce sin indagar
sus virtudes privadas, serán baladíes é insignificantes
estas que el cariño nos hace estimar como prendas
de gran precio ; pero aunque se mire n como peque-
ñeces, siempre será bollo que lo primero que hace un
viajero al pisar la playa extranjera tras largo navegar,
sea correr á un templo á bendecir al Altísimo y á
depositar· al pie del altar un recuerdo á la amada
compañera de su vida. Los apuntes del Doctor
Cuervo no son sino una muestra constante de la
UUUO,)U I ~



~40 CAPiTULO VIU (1835-

ternura de s us afectos; como prueba copiaremos


dos ft'agm entos más. El 13 de Junio , todavía á
bordo del S an José, << estuvimos », escribe, « frente á
Cartagena de Levante, y celebramos en este día el
cumpleaños, mi amigo Gutiéerez y mi pariente Lom-
bana de s us r es pectivas madres, y yo el de mi tierno
hijo Antonio Basilio. Se nos sirvió una fmgal
comida en que esLaban mezcladas las gallinas y
naranjas de Berhería, con las hortalizas y pan espa-
ñoles y el buen dulce bogotano. Fue día de mucho
conlenlo y se expresa ron tiernos sentimie ntos en
este

sing ular convite en que las producciones de
Africa, Europa y América se encontraron reunidas
para contribuir al regocijo de nuestros cor·azones. >>
El 21 contin úa : « Era el sexto aniversario del naci-
miento de mi querido Luis María, en cuyo ob sequio
hice sacrifi car un cabrito, que comimos fratemal-
men le acompañando colmadas copas de Champaña y
afectu osos brindis alusivos al objeto de la fi esta. »
Creen ya tocar el término de su largo viaje al
llegar el 24 á las inmediaciones de Marsella, p ero el
mar embravecido hace imposible arrimar al puerto,
y sin esperanza de que el tiempo abonance, res uelven
seguir hasta Génova, en donde desembarcan el 26 á
los ciento quince días de haber salido de Bogotá;
mas para colmo de las fatigas de tan abrumadora
Lt·avesía los aguat·daba una cuarentena de catorce
<lías, que pasar on en una aseada, aunque reducida
pieza, contigua á la oficina de salubridad, porque
estando el lazareto á dos millas de allí, el mar agi-


UUUO~UI.! -~~~~~~~~~~~~-

-183i) VIAJ E Á EUROPA 241

Lado no p ermitía llega r en lancha. En Génova visitan


con atención los establecimientos de beneficencia,
tales como el Conservatorio de huérfanos, el colegio
de sordom ud os y el hospital, cuyos reglamentos
consigue el Doctor Cuervo, junto con infinidad de
noticias sobremane ra preciosas para quien, como
él , tanto se desvelaba en beneficio de las clases
menesterosas. En fin, tomando el 30 un coche parti-
cular se dirigen á París por la vía de Turín.
Durante su permanencia en Europa y sobre todo
en Francia, n o cesó ele estudiar los progresos de la
civilizació n, con especialidad en cuanto concierne á
la mejora individual; se relacionó con las personas
qu e por s u posición y conocimientos podían impo-
nerle en los asuntos administrativos que ansiaba
conocer; y se consagró á indagar en orden á instruc-
ción pública y beneficencia lo qu e mejor se adaptaba
á las necesidades de nuestra patria. En junio de 1836
se recibió de miembro de la Société de la m01•ale
chrétienne, cuyas secciones se ocupaban en promover
la abo lición de la esclavitud y la trata, la moraliza-
ción de las prisiones, la colocación de los hué rfanos,
las obras de caridad y beneficencia, la paz, el pro-
g reso mo ral , la rehabili tació n d e los c riminales que
han cumplido s us condenas. Desde s u fundación en
1821 b abia contado y contaba en su seno la flor y
nata de los liberales d e Francia, y por este tiempo
le daban g ran realce Lamartine y o tros, discuniendo
en sus sesiones soh •·e los temas que más p reoc u-
pados traían los es píritus. Do mie mbros n o menos
16
'
CAPITULO Vlll [1835-

distinguidos se gloriaba la Société pour l'instruction


élémentaire, de que el Doctor Cuervo fue hecho co-
r respondiente en Agosto del mismo año*; como ésle
era el modelo que había servido pa1'a la que existía
en Bogotá, era importante aprovechar la genero-
sidad con que, por sus institutos mismos, brindaba
á los extranjeros toda clase de noticias que pudieran
conlribuír al progreso de la instrucción primaria.
J ulio Simon **dice con grada que entre los miembros
de la Sociedad de la moral cr·isliana había hasta uno
que otro cristiano, y lo mismo puede decirse ele la
otra. Más bien dominaba en ellas aquel espíritu de
filantropía sentimental que bajo tantas formas se
manifestó en Francia desde la Restauración; así qne
por ahí pasar'on haciendo pie más ó menos tiempo
muchos sansimonianos y furieristas. En general
lodos eran sinceros, generosos y dispuestos á tra-
bajar de corazón por el bien de sus semejantes; de
suerte que sus luces y esfuerzos daban útiles ense-
ñanzas á quien quisiese aprovecharlas con discerni-
miento . Además fcecuentó la casa del barón de
Gérando, donde estuvo en contacto con gran parte
de los q ue rep resentaban el movimiento filosófico y
literario de Francia.
Avivado con la distancia su amor á la patria y el

• En el mismo día so recibió D. Ignacio Guliérrez. Bulletin de la


Société pour l' instruction élémentaire, no 91-92, Julio y Agosto
de 1836 .
.. Notice historiqu.e sur la vie et les travaux de M. lrfichel
Che1•alier.
UUUO.,Uil.

-1837] VIAJE Á EUROPA 243

entusiasmo por sus glorias, hizo litografiar para cir-


cularlo en Europa y Am6rica, ·un bello retrato de
D. Francisco José de Caldas, ejem piar insigne de la
altura á que pueden rayar en la raza hispanoamericana
las faculladcs intelectuales y las virtudes cívicas. Al
pie del retrato trazó los siguientes rasgos biográ-
ficos :

Nació en Popayán, ciudad notable de la Nueva Granada


en la América meridional. Dotado de talento y de una
aplicación sin igual, cultivó con provecho las ciencias
físicas y matemáticas, especialmente la botnnica y la
as tronomía, en la que hizo adelantos importantes, á pesar
de que carecía de recursos y de todo estímulo, bajo la
dominación de un gobierno colonial y opresor. Debióse
¡\ sus pl'opios esfuerzos el descubrimiento de medir las
alturas con el termómetro y el agua hirviendo, sobre lo
cual escribió una memoria que ha mcrccillo el aprecio de
los sabios de Europa. En el Semanario que publicaba en
Santa Fe de Dogotá, por los años de 1808 y 180ü, reveló
verdades utilísimas á los agricultores, despertó el amor
á las ciencias y animó el espíritu público. Fue uno de los
primeros ciudadanos que en 1810, levantaron el grito de
Libertad é independencia, á cuya causa consagró sin li mi-
tación alguna, su ploma y aun su espada; y cuando en 1816
la suerte de las armas puso al país, por segunda vez, bajo
la dominación española, Caldas fue también una de las
primeras víctimas sacrificadas por el jefe expedicionario
don Pablo Morillo. Subió al cadalso con la firmeza de un
republicano, y desde allí enseñó prácticamente á vivir y
UUUO,)U I .tt

244 '
CAPITULO VHI (1835-

morir por la Patria. Las ciencias lo lloran como al infor-


tunado Lavoisicr, y sus compatriotas tributan constan te-
mente á su memoria el homenaje de gratitud y admi¡·a-
ción. R. C.


Movido por los mismos sentimientos hizo en este
mismo viaje acuñar en la casa de moneda de París
una medalla de plata de 37 milímetr-os, con las armas
de la República y en la orla esta leyenda : República
de la Nueva Granada, con una estr·ella radiante ; en
el reverso una cor·ona de encina, y en el área esta
inscripción dividida en ocho líneas: Al- Cong·r eso-
de 1834 - que dec1·etó - las atmas - ele la - Repú-
blica - R. Cue·rvo; la úllima en caracteres más

pequeños. Destinó esta medalla para regalarla espe-
cialmente á los que habían intervenido en la desig-
nación del escudo nacional, que para él, lo mismo
que para los demás fundadores de la Nueva Granada,
era como la cotonación de sus esfue1·zos y el emblema
• de todas sus esperanzas .
También es digno de consignar aquí el empeño
que tomó por hacer conocer en Europa las pinturas
de nuestro paisano Vásquez, y ver si se podían rea-
lizar las que trajo pertenecientes á la Capilla del
Sagrario, que pasan por las mejores, y que, do
acuerdo con la autoridad eclesiástica, le habían dado
los patronos de aquella iglesia pa1·a que las ven-
diera. Desgraciadamente la opinión que tenemos de
Vásquez es en ext1·emo exagerada. El mérilo de
nuestro pinLo1· os relativo : g1'ando para nosotros,
UVUUUU I .C.

-1837] VlA.JE Á EUROPA 245

si se ve l a época y el teatro en que trabajó, pero


pequeño, insignificante, al lado de Jos maestros
inmortales. ¿Ni cómo p odía ser de otra manera si
Bogotá, donde nació y vivió , era apenas una aglo-
meración informe de emig ran tes, sin la menor idea
de lo que es el ideal y la belleza? Un poeta, un fiJ ó-
sofo pueden formarse en medió del desierto, pero
al pintor no le es dado brotar y desarrollarse sino
en medio de la civilización y de la opulencia. Hoy
mismo que nuestra América ha adelantado tanto, las
bellas al'tes están todavía en mantillas, por falta de
la atmósfera vivificadora que h a de hacerlas crecer.
Las pinturas d o Vásquez son para nosotros de suma
importancia y necesarias para la historia del arte en
nu estro suelo, y deben conservarse como monu-
mento, pero nunca como obras acabadas, p ues si en
Vásq uoz so deben admirar el talento y la fecundidad,
también se deben deplorar defec tos que no cuadran
con la idea que se tiene de un pintor excelente.
Un biógrafo del pintor bogotano da á entender,
movido de entusiasmo por su paisano, que en Europa
n o se hicieron los estudios con la atención y el escrú-
pulo debidos ; qn e si se hicieran, afirma, se le reco-
nociera el mérito y hoy los museos se disputarían
sus ob ras . Dejando á un lado que el Doctor Cuervo
y D. Ignacio Gutiérrez, que compartia con él el
en cargo, no e ran peesonas que fácilmente se dejaran
impresion ar por la opinión del primer conocedo 1', y
que los centros que fl'ecuentaban en Paeís los p onían
en contacto con los prim eros at'tistas, nos·o tros


UUUO.:tU i tl

246 CAPÍTULO VIII (1835-

hemos tenido ocasión de oír de los más afamados


expertos de Europa, con motivo de otros cuadros de
Vásquez, la corroboración de lo que se dijo á nuestro
padre hace más de medio siglo, y lo mismo oirá
todo el que quiera darle al pintor bogotano una
gloria que no le corresponde.
Con el fin de cumplir convenientemente la l ey do
20 de Abril do 1836 dirigida á unifol'mat' las monedas
de la República, comisionó el Gobierno al Doctor

Cuervo para contratar un grabador hábil que se
encargase do esto trabajo en la casa de moneda de
Bogotá. El contrato se celebró en París y fue apro-
bado con vivas expresiones de satisfacción y agrade-
cimiento. A poco de llegado el at'tista Mr. Lefevre,
se abrió (2 1 do Junio de 1837) en la casa de moneda
la clase gratuita de grabado, á que fue uno de los
primeros asistentes el entonces joven Ramón TorTes
l\Iéndez, que con el tiempo alcanzó tan distinguido
puesto entro los pintores nacionales* .

Desde la separación del Doctor Cuervo y durante


su ausencia continuaron los motivos de queja y opo-
sición para con el gobierno de Santander; fue el
primero en el orden del tiempo una nueva escena do
sangre que impresionó vivamente á la capital. D.
José María Serna, complicado, como ya vimos, en la
conspiración de 1833, había estado prófugo y esca-
pado á todas las pesquisas. Al fin se tuvo noticia de

"' Véase la Gacela de la Nueva Granada, núms. 2911 y 301.


VVVUUV I ..a;;;

-1837] VIAJE Á EUROPA 247

que andaba por los páramos de Carupa, en el cantón


de Ubaté, y de este lugar salieron en su persecución.
'
El, bien persuadido de la s uerte que le aguardaba,
resistió disparando una pistola sobre el primero que
se le acercó ; no obstante, herido él mismo, fue
preso y conducido á Bogotá. Condenado á muerte,
se negó la conmutación de la p~na contra el voto del
vicepresidente l\iárquez (vo to que después la Ban-
de1'a nacional) en nombre del ptog1·eso, calificó de
retróg'rado)*, y la ejecueión se llevó á efecto el
viernes 24 do Abril de 1835.
Pero fue sobro todo al acercarse la elección de
presidente, que debía verificarse en Agosto de 1836,
cuando más se avivó el espíritu de resistencia. La
Í1'acción exagerada del parlido dominante, á que
auhería el Pl'Csidente, y que había mantenido vivos
y alizado los odios, aseguraba que correría la Nueva
Granada á su ruina si se ponía en manos de un
civil, di ciendo no see llegada todavía la época de
hacer tan arriesgado ensayo, y qu e para salvar el
país se necesitaba un hombre d e espada ante quien
temblasen los enemigos del orden. Este hombre no
e1·a para ellos otro que Obando. Los liberales mode-
rados, anhelosos de ver el advenimiento de una era
de paz y do con cot·dia, ansiaban p or Lener un
gobierno civil cuyo j efe representase la parte culta
y letrada de la nación. Eslimulábalos lisonjeramente
, el ejemplo que había dado Venezuela eligiendo

"' Véasc el Argos do 26 de Agosto do 1838.


UUUOJU i l


218 CAPITULO VIII [1835-

para la primera magistratura al doctor Vargas, « sin


más recomendación que su virtud, sin más méi'Íto
que su saber y su amor desinteresado á la patria >> , y
el Ecuador nomb1·ando á Rocafuerte, amigo en París
cuando joven de Bolívar y de Cabal, y de cuyos
buenos estudios y cumplidas dotes de caballei'O
oímos hacer gratos recuerdos á su compañero en
esos tiempos el centenario químico Chevreul.
Algunos liberales pusieron los ojos en el doctor
Vicente Azuero, cuyo saber y patriotismo no podía
revocarse á duda, pero inaceptable para un cargo de
tanta gravedad por lo fogo so de sus pasiones y sus
doctrinas utópicas en materia de gobierno. Otros
con mejor acuerdo presentaron como candidato al
doctor José Ignacio Márquez, que había dado en su
corta administración prendas seguras de su capa-.
cidad y de su espíritu moderado y conciliador. Los
bolivianos de otro Liempo y lodos los descontentos
de la adminis tración que terminaba, sin titubear se
adhirieron á esta candidatura.
El22 do Marzo la mayoría de la Cámara de Repre-
sentantes (29 contra 23) declaró que el Gobierno
había procedido inconstitucionalmente en el modo
de celebrar con el Ministro de Venezuela la conven-
ción sobre el repa1·timiento de la deuda colombiana,
de donde se originaron las renuncias de D. Lino de
Pombo, Secr·etario del Inter·ior y Relaciones Exte-
riores, y de D. Francisco Solo, de Hacienda, como
para apronlarse á la acusación que debía acanearles
su participación en este negocio. Antes se había
VVVUUV I -'-

-1837] VIAJE A.' EUROPA 249

controverLido con diferentes razones la convención


dicha, sin que fuese móvil exclusivo do la aproba-
ción ó improb ación la buena ó mala voluntad al
gobierno ; pero en este lance el Presidente, muy
irritado, sugirió en un mensaje harto altanero, con
s u reticencia y s us puntos suspensivos, que en la
conducta de la Cámara se mez'claban intentos elec-
torales ; y lo mismo y en el mismo tono hizo D. Flo-
rentino González, que reemplazó á Pomho, en e l
Manifiesto á la Nació n que con tal motivo extendió
de orden del Poder Ejecutivo. Si esto era así, grande
debía de ser ya la división del partido que venía e n
el poder. El Gobierno empezó á usar de toda s u
influencia para alcanzar el triunfo del can dida to de
sus simpatías, y se juzgó que habia el intento de
imponer· á Obando como sucesor del presidente
actual ; dábase ya como cierta su e lección , y por el
mes de Mayo circuló en la capital el programa en
que el confiado candidato declaeaba la condu cta que
se proponía observar, prometiendo que no perdería
de vista la enérgica y sabia administración del gene-
ral Santander y que se consideearía feliz si alcanzaba
á imitar este modelo. Comenzaron con esto á e nfriar-
se muchos amigos de SanLander, á al ejarse de 61 y
aun sostener la candidatura de Márquez; por el mes
de Junio era público que así lo habían hecho Acosta,
Acevedo y el general López *; y en el mes de Sep-
tiembre estaban ya tan unidos los que constituían la

• Así lo hallamos en carla de una persona de nuestra familia.


UVUUUV I - '


250 CAPITULO V III (1835-

nueva oposición, que firman confundidos bolivianos


con liberales, todos conocidos y muchos de g ran
represen lación, una solicitud para que sea nombrado
el general López .gobernador de la provincia de
Bogotá*.
Gracias á esla disgregación de los liberales,
Obando, qu e en un principio tenía todas las proba-
• bilidades de ser elegido, fue perdiendo terreno, y
sus partidarios, sintiendo la efervescencia que habían
suscitado y viéndose vencidos en el campo electo-
ral, abriel'on, aunque tarde, los ojos, y decidieron
volar en el congreso por Azuero, después de haberlo
combatido con el mismo encarnizamiento que á
Márq uez : triunfaba así la opinión nacional en favor
de un candidato civil **.
Pasadas las elecciones, se ofreció un incidente
que excitó contra Santander y sus amigos el espirilu
religioso de la población de Bogotá. El extranjero
Juan Francisco Arganil se presentó denun ciando
• como perteneciente al ramo de temporalidades una
custodia valiosísima que había sido de los jesuitas
expulsados en 1767, y pidiendo que se le adjudicase
median te la consignación de cierta suma en docu-
mentos de deuda consolidada, confoi'me á un decreto
dado por Bolívar el 27 de Febrero de 1830. La auto-

• G((.ceta de la Nttcva Granada, núm. 262.


** Los escrutinios dieron por resultado 615 Yolos en favor de Márquez,
541 en favor tle Ohan do , y 164 en favor de Azuero ; al p01·foccionarso la
elección por el Congreso obtuvo Márquez 58 votos, Azucro 21 y Obando 17.
UUU0.3U i l. -------

-1837] VIAJE A• EUROPA 251


rielad competente dispuso que mientras se averi-
guaba á quién conespondía la rica alhaja, se tuviese
de positada en la tesorería de Hacienda, y se señaló
el 22 de Octubre para trasladarla. Irritó sobremanera
á la gente piadosa la circunstancia d e estar sirviendo
actualmente la custodia para el culto, y más que todo
el carácter de Arganil, sujeto· entremetido, amigo
de bullir en toJos los n egocios y profesiones y ú
quien comúnmente se tenía por un desaforado y
sanguinario jacobino que había llegado al país
hu yendo el castigo de sus desmanes en la revolución
f1·ancesa *. Para impedir que se lleva ra á efecto la
entrega se agolpó una gran muchedumbre, sobre
todo mujeres, á la ig lesia y á la calle del convento de
la Enseiianza, donde estaba la custodia. Al em pleado
quo iba por ella, le llen aron de ins ultos, y al fin no
se la dejaron sacar. El Arzobispo trató de apaciguar
el tumulto, y también fue desacatado. Al caer de la

• Se ha dicho (v. gr . Caceta de Colombia, suplemen to al número do


28 ele Septiembre do 1828) que Arganil era porLuguós. En una carla de
recomendación que es lo snjelo dio nl Doctor Cnervo en J835 para el
Conclo do Survilliors, 6 sen José Bonapal'lo, car la q ue encontramos ce-
rrada con lacre y con un sello en que se reconoce el busto de Napoleón. y
car ta que el Doctor Cuervo no lllro ni la curiosidad ele abrir, se leen
estas frases : « Les Bourbons ne souillcront pas longtemps notre
chere patrie. » << Oui, ¡1fonsci¡;neur, quoique bien plus ágé que
vous, et dans des circonstances difficiles, je me flalte néanmoins
de voir se réaliser mrs e.c;ph·anccs ct d'en jouir mes derniers jours
au milieu de mes concitoyens. >> «le suis Fran~ais, mais je ne fais
pas consister la gloirc el la dignité de la France ú ,c;e mOnlrcr
sdverc etll•ers les faiblcs et souplc Mee les puisscwl$. » En toda ella se
muestra muy adicto y agradecido á los Bonapartcs.
UVV U-.1V I '

252 •
CAPÍTULO VIII [1835-

tarde crecía el alboroto, sin que valie ra la interven-


ción de los dos h ermanos el canónigo y el general
Herrán; antes se dirigieron los asonados á palacio
dando vivas y mueras, hasta que el gobe rnador D.
Florentino González logró dispersarlos á eso de las
- diez dé la noche, llevando á algunos á la cárcel. El
día siguiente era domingo, y aprovechando la calma
de esta tregua, el lunes temp ran o se llevó la custo-
dia á la tesorería sin aparato ni contradicción alg una.
A pocos días el cura de la Catedral doc tor D. Domingo
A. Riaño ocu rrió al juez compelen le, y lt' as un la rgo
pleito quedó esta parroquia en legítima posesión de
la disputada prenda*.

"' Sentencióse en última instancia este ruidoso pleito el 17 de Mayo


de 1839 ; con tal motivo hubo cohetes y algazara al publicarse la senLencia,
y por la nacho víctor y serenata al abogado defensor y á los j ueces. El
lector verá con gusto la descripción de la custodia, Lomada de un docu-
mento autorizado :
« La custodia preciosa. Es de una vara de alto, de oro, dividida en
tres cuerpos : los racüos, el mástil y el pedestal. Tiene en el circlllo del
viril cuarenta y dos perlas finas ; en el círculo concéntrico á ése, noventa
y seis esmeraldas por el frente y otras tantas por detrás ; en el otro cír-
culo noventa y tres esmeraldas por el frente y ciento ocho por detrás; en
el cuarto círculo ciento ·veintinueve esmeraldas por el frente y otras tantas
por detrás; en el quinto círculo, que es formado por una guirnalda de
uns, tiene por el frente ochenta amatistas y otras tantas por detrás ; en
la cruz tiene onco esmeraldas por ol frente y otras tantas por detrás ; al
pie de la cruz Lienc una esmeralda en forma de ojo do buey, y sobr e la
cabeza del ángel , que for ma el mlistil, un Lopacio y ocho esmeraldas por
el frcnto y una amatista grande por ol otro lado. En los veintidós radios
mayores Liene ciento noventa y ocho esmeraldas por el frente y otras
tantas por detrás ; ) en los meclios radios veinte perlas finas de medio
taladro ; en el cinturón dol ángel hay un jacinto y una esmeralda, más
UUUO-'U I "

-18d7] VIAJE Á. EUROPA 253

Lo que venimos relatando es comentario del


sig uiente pasaje de una carta del gene ral Santander
dil'igida al Doctor Cuervo en 30 de Diciembre de
1836, la cual, con todas sus disculpas y paliativos es
testimonio elocuente de los hechos :

En la cuestión eleccio naria h a habido mús pasiones


viles qu e pat1:iotismo. La venganza y los resentimientos
han obrado mús que el interés por el progl'eso de las
instituciones y del orden. Yo, como soy veterano en esto
de ser calumniado por la imprenta, h e mirado con des-
precio las calumnias de una docena de escritor es mise-
rables « que no pueden soportar mi superioridad en ser-
vicios, fidelidad y nmor á las libertades nacio nales en
t odos tiempos ». Ilc opinado por Obando quantl m~me ...
porque mi conciencia de patriota me lo aconsejó y la opi-
nión de hombres muy t'espctables en la N ucvu Granada
me reforzaron (sic) la mía. Como hombre comprometido
en el sistema predominante, h e debido buscar quien nos
dé g·arantías ; como amante de la libertad, quien sos tenga
las instituciones republicanas con vigor y energía. A
nadie he comprometido á seguir mi opinión ; con nin-
guna persona que ha opinado de diferente modo he roto
mis anteriores relaciones. He sido t olerante, he practi-
cado los principios teóricos de libertad de pensamiento,

grandes que los doce rubíes CJUO la circundan ; en los pies tiene cuatro
diamantes y en la cspalun onco ; en el pecho tiono diez rubíes y cuatro
diamantes. La pea11a tiene cuatrocientas una esmeraldas y ocho amatistas,
siendo de advertir que fallan cuatro remates. El poso lotal do la alhaja es
do diez y nueve libras y ocho onzas. »
,
254 CAPITULO Vlll [1835-

y me he portado como caballero : de otro modo que


hubiera obrado, ya estaría nombrado Obando de Presi-

dente ; pero yo me habría impuesto la responsabilidad de
todos sus actos indebida y malamente. No opiné por
Múrquez porque es Vicepresidente ; no debía tampoco
reunirme al bolivianismo y al fanatismo que tienen mucha
parte en su elección ; tampoco por Azuero porque con
sus teorías podría llevarnos al galope para el abismo; ni
por Soto porque no me parece apai'cnle su car:\eter para
presidente en 1837, ui por López porque es menester
dejar reservas ; ni por Rafael Mosquera por su notoria
nonchalance. Larga es de proseguir esta materia.
Pero hoy, después de lo que ha pasado de Junio á esta
parte y del resultado de las asambleas electorales, yo
votaría por Azuero, si fuera miembro del Congreso. Esto
no quiere decir que yo voy <t trabajar en el negocio : nada
de eso. Que el Congreso haga lo que le parezca. No
tomaré cartas en el particular. Obedeceré al que nombre
el Congreso, lo sostendré contra toda revolución y le
ayudaré si lo necesita. Si la administración subsiguiente
quisiere servir de instrumento de mis enemigos para
perseguirme, ella habrá adelantado mucho para su ruina
y descrédito en prestarse á ello. Yo tengo el orgullo y
estoy creyendo que valgo algo en la Nueva Granada :
Bolívar me lo hizo creer desde qu e me despreció y per-
siguió injustamente.

En esta ca rta aparece también el pt'Íncipal argu-


mento que se aducía contra la elección de Múrquez,
y de que tanto se abusó después para hacer dudosa


UUU0.3U i tl

-1837) ' EUHOP.\


VIAJE A -
95';)

Ja legitilnidad de s u •gobierno: decíase que por ser


vicepresidente n o podía set' elegido presidente. Pero
la constitución era clarísima : en su artículo 103
decía : « Los que hubie ren ejercido el poder ejecu-
tivo por dos años á lo menos, inmediatamente antes
de la elección ordinaria, no podrán ser elegidos
presidente y vicepresidente de la república en el
inmediato período. )) Se trataba pues de ejercer el
poder ejeeutivo y no de ser vicepresidente, cosas que
la misma constitu ~ i ón distinguía perfectamente en
los artículos 94, 98 y 101. Como l\lárquez no había
ejercido por dos años el poder ejecutivo antes de su
elección, el Congt·eso con toda justicia le declaró
constitucionalm ente electo el 4 de Marzo de 1837.
Es cierto que lo que más oponían los adversos á
Mát'<luez er a el articulo 98 de la constitución , que
tt·atando de los casos de falta absoluta en que e l vice-
presidente debía ser sustituido por el presidente del
Consejo de Estado , sólo señalaba los de muerte,
destitución ó renuncia, y no el de ser elegid o para
la presidencia ; pot· lo cnal, quedando de est.e modo
vacante el puesto de 1\lárquez, no habría quien le
reemplazase, y podl'ia suceder que fallara quien ejer-
ciese e l poder ejecutivo. Pero admitida r.omo estaba
por el artículo copiado arriba la constitucionalidad
de la elección, semejante deficiencia de redacción
afectaba más bien el título con que esott·o fnncio-
nat·io pudiera suplir la falta del vicepresidente*.

Enlre las muchas pul>lico.cioncs ocasionadas por cslo debato merece


UUVU>JV ! oo.


256 CAPITULO Vlll (1835-

Para remover toda eluda, dio el congreso, después


de acaloradísimas discusiones, la ley de 12 de Mayo
de 1837, según la cual siempre que conforme á la
constitución debiera encargarse del poder ejecutivo
el vicepresidente y faltara éste, debía hacerlo el pre-
sidente del Consejo de Estado.
La elección de l\Iá rqu ez merecía ser recibida con
júbilo por la mayoria de la Nación , pues sus an-
tecedentes eran esclarecidos cuanto pueden serlo
en un ciudadano de una república libre. No bien
entró el Libertador á la capilal después de la vic-
tol'ia de Boyacá, llamó á l\Iárquez á una fiscalía de la
Corte Suprema. Electo diputado á la Convención de
Cúcuta antes de contar vei nticinco años, ejerció
grande influencia en esta corporación compnesla de
los hombres más eminentes de Venezuela y de la
Nueva Granada, y ]a presidió mús de ocho veces,
tocándole el honor de recibir el juramento al Liber-
tador. Intendente de Boyacá, no sólo promovió Lodo
linaje de mejoras, sino que ostentó su lealtad á los
principios liberales estorbando eficacísi mamente la
formación de actas de dictadura. Fue presidente de
la Convención de Ocaña, y en la época triste que
siguió á esta asamblea, llamado en calidad de liberal
á la prefectura de Cundinamarca y lu égo á la secretaría
de Hacienda, eran sus opiniones acatadas por Bolívar.

especial mención el folleto anónimo de D. José Vicente Mnrlfnez, titulado


Palma de oro, on c¡uo se esfuerzan todas las razones co favor de la cons-
tilucionnlidnd do la elección de Márquez.
UUUO.)V I o! ~~~-~~-~~---~~---

-1837] VIAJE Á EUROPA 257

Secretario también de Mosquera, fue, con Azuero,


de los más odiados y perseguidos por los triunfa-
do 1·es del Santuario. Restablecido el gobierno legí-
timo en 1831, volvió á la secretaria de Hacienda y

redactó el plan orgánico que dio vida á ésta. Figuró
en la Convención de la Nueva Granada, y elegido vice-

presidente de la República, la rigió por siete meses
con tal tino y consagración, que al entrar el presi-
dente Santander, la constitución estaba planteada,
el gobierno organizado y la concordia en camino de
afianzarse. Dotado de clarisima inteligencia y ayu-
dado de los profundos estudios que le calificaban de
jurisperito eminente, desembrollaba las cuestiones
más arduas y descubría las providencias más opor-
tunas ; dialéctico consumado, afluente y ardoroso,
arrollaba á sus contrarios en los debates parlamen-
tarios ; su actividad verdaderamente maravillosa
todo lo emprendía y todo lo concluía sin aguardar
la ayuda de subalternos.
Desde su primera alocución al subir á la presi-
dencia confirmó las esperanzas que de él habían
concebido los que, anhelando por un gobierno nacio-
nal, pensaban que todos los granadinos eran igual-
mente desinteresados y leales, y que, llamados á los
puestos públicos, ni faltarían á sus juramentos ni
tendrían otra norma que el procomún. Para su minis-
terio conservó á dos de los que acompañaban á su
antecesor, que fueron el general Antonio O bando en
el despacho de Guerra y Marina y D. Lino de Pombo
en el del Interior y Relaciones Exteriores, y llamó
17
uvuu~u • ~

258 CAPÍTULO Vl U [1835-

para la cartera de Hacienda á D. J uan de Dios Aean-



zazu; entonces y después dio destinos de conside-
ración á los individuos más notables entre los
adversos á su elección, sin obedecer á otra conside-
ración que al mérito personal : así, Azuero fue invi-
tado á servir una legación importante, Soto nom-
brado contador general mayor de Hacienda, después
do haberle ofeecido otra legación, el coronel Gon-
zález jefe milita e y gober·nadot' del Socort·o, D. Eze-
quiel Rojas secretado de la comisión fiscal en
Londres y gobel'nadoe de Pamplona, y muchos otros
que sería largo enumerar. En su porte y vida pri-
vada fue ejemplo de sencillez y dignidad republi-
canas, como que siguió viviendo en su casa parti-
cular sin guardia ni aparato.
l\I ucho se habló sobre que los descontentos de la
elección del nuevo presidente intentaban por medio
de una revuella impedir que se posesionara; pero
sea de ello lo que fuet·o, nada bastó para <.lcsat'mar la
sañosa oposición que, sin saber cómo iba á gobc t'nar,
cm pezaron á hacerle sus émulos desde el día en qne
fue elegido. El general Santander·, q ue al bajar de
su elevado puesto, recibió de los habitantes de la
capital una sincel'a demostración del reconocimiento
público, pudo dar á la posteridad el noble ejemplo
de un viejo militar· que después de haber gobernado
por largos años á su patria, deja el mando sin pesar
y presta su apoyo al civil que le sucede ; pero no lo
hizo así, y dio el paso inconsulto de declararse
desde 1uégo su advet·sario, mús con el despecho de

-1837) VlAJE Á EUROPA 259

quien no sale con su pretensión que con aquel puro


civismo de que siempre se había gloriado. Un dicho
vulgar enseña que el ascenso de personas humildes
á pues tos de representación da á conocer los quilates
de s u carácter, y la experiencia comprueba que el
mismo efecto se observa al p~sar á la vida común
después de muchos años de mando. Defectos hay
que se disimulan bien con un cargo elevado : la
dureza y el entremetimiento apar·ecen como energía
y celo; la suficiencia, el ansia de aura popular, la
jactancia de los propios servicios semejan elevación
de sentimientos, conciencia del propio valer y de la
dignidad del empleo ; en el que manda nada de esto
ofende sino á caracteres muy dignos y enteros, pero
en un particular es á todos insoportable. La justicia

pido que, reconocidos los altos merecimientos de
Santander, confesemos no haber estado exento de
algunas de estas mezquindades, que han hecho su
memoria menos grata que debiera, sobre todo por
haberlas manifestado en los últimos tiempos de su
vida, con que ha sacado verdadera la sentencia del
gran dramático inglés : El mal que los hombres
hacen les sobrevive, al paso que el bien se entierra
á menudo con sus huesos*. Difícilmente pudo bo-
t' rarsc de la memoria que al día siguiente de pisar las
cosLas de su patt·ia en 1832, ofició al Secretario de
Hacienda para preguntarle « cuál era la deuda que
tenía contra el estado, y quién, cuándo y en dónde se

* Julius Cé1Jsar, m, 2.


260 '
CAPITULO VIII [1835-

le paga t'ía * ; )) tamp oco se olvidó s u excesivo t'igor


con los conspiradores de 1833 ; tampoco que por
Abril y Mayo do 1837, acabado de salir ele la presi-
dencia y sin tener cargo alguno público, asistia dia-
riam ente al local d el Congr eso para confe renciar con
los diputados amigos y sugcri rles proyectos y medios
de entorpecer y hostilizar al Gobierno , y no se reti-
raba hasta haber estimulado con s u presencia las
discusiones ; tampoco la arrogancia con que s e
apropió para sí y para su círculo ellítulo de patriotas,
jurando implacable guerra au n á los mej ores ciuda-
danos, como n o le siguie ran incondicionalmente y
osando requ erir con allanería á las autoridades**; ni
tampoco las inconsecuen cias en qu e incurría al pro-
pone rse espiar y acriminar los actos d e su s ucesor.
Así cuando clamaba por haber sido removidos do s
empleados, en emigos procaces del Gobierno , se le
echaba en cara que él había adoptado una absoluta y
confesada exclusión para quien n o fuera s u amigo
político; cuando exigía que se examinase si los indi-
viduos de la tropa llenaban las condiciones legales
para ser electores, le advertían que en los años ante-
riores jamás le bahía ocurrido tal escrúpulo; cuando
proclamó en el Congreso la santidad d el derecho de
insur rección, á tod os se les vino á la memoria el
castigo de los co ns pirad ores de 1833 . Por el con-

• Gaceta de la Nucl'a Granada, núm. 50 (9 de SepLiombro do 1832).


" Véase en el Argos do 27 de Mayo de 1838 una mucslra de esto en
el requerimiento que hizo sobre elecciones al alcalde y junta parroquial
de las ~ic,es el H del mismo mes, y la oportuna rcspucsln que recibió .


UVUU,;jV !&o.


-1837] VIAJE Á E UROPA 261

trario, pocos quieren hoy recordar que Santander


conservó en 1816 las r eliquias del ejército granadino
e n las inhos pitalarias llanuras del Arauca y del
Apure; que organizó la división de vanguardia que
por las Termópilas de Paya* abrió el camino hasta
Boyacá, y aseg uró con su actividad el 6xito de la
aventurada e m presa cuando al asomar á la cordillera
el ej6rcito carecía de todo; que á su inteligencia y
pasmos a eficacia des de que se encar gó de la vice-
presidencia de Cundinamarca y d espués de la de
Colombia , se debió la pronta y multiplicada organi-
zación de los varios cuerpos que salieron contra el
enemigo, su instrucción, equipo y armamento, ig ual-
mente que la rnat·ina de la Re pública**; elementos y

• Expresión feliz do Bolívar en comunicación referente al acta hecha en


Cunclinamarca para reconocer el gobierno y la república do Colomhia :
« V. E. estaba llamado por su nacimiento, Yalor, Yirludcs y talentos á
ser el primer jefe de la nación granadina ; y V. E. ha preferido ser el
primer súbdito de Colombia. Yo que sé más que otro alguno á cuánto
ten(a derecho V. E. de aspirar , me asomhro al contemplar cuánto V. E.
ha renunciado por aumentar sus títulos á la gratitud nacional. ¡ Tílulos
que ya parecían completos! ¿No fue V. E. el primero quo levantó un
ejército para oponerse á la invasión clo Casanare por nuestros enemigos ?
¿ l\o fuo V. E. el primero quo restableció el orden y una sabia adm inis-
tración en las provincias lihres de Nue'a Granada? ¿ N'o fue V. E. el
primero en apresurarse á dar el complemento á su libertad? ¿ A abrimos
el camino por las Termópilas de Paya? ¿~o fuo V. E. el primero en
derramar su sangre en Gámcza? ¿El primero en Vargas y Boyacá en
prodigar su Yida? ¿No ha j11sliftcado V. E. mi elección por su inteli-
gencia. economía y rectitud en el gobierno de la NueYa Granada? Es pues
V. E. ol más acreedor á la gratitud do Colombia, q\JO por mi órgano la
manifiesta á V. E . » (Socorro, 25 do F ebrero de 1820).
•• Así lo declaró con absoluta unanimidad la Cámara de R epresen-
UUU0.3U I "



262 CAPITULO VII I [1835-

cooperación á que debió Bolívar combatir gloriosa-


mente en Bomboná, Sucre triunfar en Pichincha, y
sin los cuales las jornadas de J unín y Ayacucho no
hubieran dado libertad al Perú; por manera que,
como acertadamente ha apuntado un escritor iluslre
que casi por los mismos términos enume1·a estos
merecimientos, de Santander podemos decir con
mejor derecho y mayor exactilud q ne los fran ceses
de Carnot, que organizó la victm·ia *. Muy pocos
quieren r ecordat' que mient1·as ganaban nues tros
guorrot'OS nombre inmortal, él ct·eaba el gobierno
de Colombia y planteaba la libertad civil y política;
por lo cual Bolívar al saber que la Gran Br·etaña
había reconocido como nación á Colombia, le osc•·i-

bía : «Yo me cong•·atulo á mí mismo, á mi patr·ia y
á V. E. por el término de una empresa que colma do
bendiciones al pueblo, de laureles á los soldados y
de gloria al Gobic:H·no, que ha sido el arquitecto do
esta prodigiosa creación. El ejército en el campo, y
V. E. en la adminisL•·ación son los autores de la exis-
tencia y de la liberlad do Colombia. El primor·o ha
dado vida al suelo de sus padres y de sus hijos, y
V. E. la libertad , porque ha hecho regir las leyes
en modio del ruido de las armas y de las cadenas.

Lanlcs en 1823, dándolo por merecedor del Lílulo de General en Jefe;


voto que hizo suyo Bolhar al manifestar su sonlimienlo do que la
Cámara so lo hubiera anticipado en esto acto de justicia. Caceta do 8 de
Agosto de 1824.
• D. Antonio José do Suero en el Correo naciOilal de Bogotá, 25 de
Octubre de 1890.
UVVUUU !o.:;

-1837] VIAJE Á E UROPA 263 •

V. E. ha resuelto el más sublime problema de l a


política : si un pueblo esclavo puede ser lib re*. »
Muy pocos quie ren r ecordar que con est e prestigio
fu e cen tro de cohesión para la N neva Granada, y
que con su en te reza rep ublicana afi anzó la paz á la
sombra d el severo cumplimien to d e l as leyes y c reó
el espír·itu de n acionalidad. Muy pocos hablan ya
del orden y econ omía que asentó en la h acien da
púb lica; muy pocos de su am or á la j uventud y su
celo por la difusión de las luces** ; muy pocos de

• Se ha sugerido con mal igna agudeza que el calificalivo de !lombre


de las leyes que dio Bolívar ú Santander es denigrativo, como si hubiera
dicho leguleyo, hombre que para todo lrao á colación las leyes, para todo
las halla ó acomoda. Esta comunicación, fechada en Arequipa el 8 de
J unio ¡le 1825, explica el pensamiento de Bolívar , lanlo más que el cali-
ficalivo dicho es anlorior á toda. discordancia enlre los dos personajes.
Véase el Constaucional de Bogolá, número del 18 de Mayo ele 1826,
pág. 3. n, col. 3 .n.
** Mucho se ha dicho contra Santander por haher patrocinado en la
enseñanza los libros do T racy y Benlham, haciénclole único responsable ele
los males que sus doctrinas han causado ; poro debe considerarse que él
no los llo\Ó ni escogió, sino que siguió como la mayor par lo de los hom-
hrcs públicos ele nuestra nación la corriente del liberalismo español. Más
natural es suponer que Santander, militar, se dejase llevar por el parecer
de personas como las que redactaron el Plan do estudios de 1826, que no
que él ll·s impusieso sus opiniones. Por el hecho do haber prohibido
Bolívar cslas onseiinnzas, declarando que á su influencia corruptora so
clchió la conspiración ele Septiembre, acal>ó esto do volverse cuestión de
partido. El congreso do 1835 puso otra vez en vigor el Plan y con él
dichas enseñanzas, y no valieron las representaciones de varias cámaras
de pro\Ínci.n y respclablos Yecindarios para que el congreso ele 1836 las
prohibiese de nuevo, pues aunque en el senado so aprobó un proyecto en
esto sen tido, la cámara de ropresenlanles lo negó. En la resolución que
por medio del secretar io P ombo dictó en 1835 el Poder Ejecutivo sobro
UUUOJU I I.

264 CAPÍTULO VIII

aquella afable llaneza con que se confundía entre los


ciudadanos sin desdoro de su posición oficial ni de
su dignidad personal ; muy pocos en suma, del
magistrado que tenía por principio hacer sensible
dondequiera la acción del gobierno, interviniendo
en cuanto lo exigía la utilidad pública, bien diferente
de como se lo imaginan los qu e le dan por corifeo
de novísimas ideas disociadoras. Pero á la manera
que, habiendo venido á ser el nombre de Bolívat
enseña de un partido, casi nadie mentaba al héroe
por muchos años después de su muerte sin asociarle
el LJ'iste recuerdo de la dictadura; así tuvo Santander
la debilidad do hacerse centro do intrigas y dar el
pr'irner impulso para una de las más sangrientas

revoluciones de nueslr'a patria, y no es mucho que
su nombre, arrojado entre la discordia do los par-
tidos, sea infamado por unos y glorificado por otr·os
sólo en atención á Ja impl'esión última que como
hombre de partido les dejó. Para Bolívar la h ota de
la justicia y de la indulgencia ha llegado ; razonable.
es esperar que llegue también para Santander'.
Refeesquemos pues la memoria de sus beneficios
para que cubea sus defectos y la s inconsecuencias
de s us últimos días.

la solicih1d de la Dirección general do Instrucción p\ablica para quo se


sup1ianiera la enseüanza de Bonlham, so Ye claro que el espíritu do par-
tido andaha en lodo esto. Reconociendo lo peligroso del lexlo, atribuye
el ularma que excita á preocupaciones part•cidos ú las que ha ltnbiuo contra
las doctrino.s liberales. El gobierno CJUC ~isuió al do Santander continuó
sus ideas hasta el día en que so encontró á la caheza de otro parliuo.

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