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1. Introducción
Se consolidan los estudios de Warburg en el Hamburgo de
los años 20 gracias al historiador del arte Erwin Panofsky,
quien formuló una metodología de la Iconología. La base,
además, de Warburg, también es el filósofo Ernst
Cassirer. Sin olvidar a Fritz Saxl, con estudios y
publicaciones en común con Panofsky. Ambos huyen del
nazismo y se establecen en Estados Unidos.
Nivel preiconográfico
El autor lo considera como el significado primario o natural de la obra que contiene a su
vez dos categorías: el significado fáctico (identificar y enumerar objetos más sus
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posibles relaciones entre ellos y su posible eje articulador en una escena) y el
significado expresivo (lo psicológico que se puede extraer por ciertas cualidades
sensibles). Este nivel lo relaciona el autor con el universo de los motivos artísticos.
Saber distinguir los objetos, sus relaciones, debe ser materia indispensable para quien se
acerque a estudiar la obra de arte.
La Visitación de María a Santa Isabel, 1306, obra de Giotto, Capilla de Arena, Padua
La Última Cena, 1495-97, Leonardo da Vinci, Santa María delle Grazie, Milán
Nivel iconográfico
Es sinónimo de análisis y se ocupa del significado
secundario o convencional de la imagen. Entra el
concepto o tema de la obra de arte, es decir, los
motivos artísticos, que contienen un significado
convencional y que Panofsky llama imágenes. La
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combinación de dichas imágenes se entiende como alegorías e historias, y constituyen la
esencia de la iconografía. Aquí, el bagaje cultural es indispensable, se deben conocer
fuentes literarias, otras imágenes, etc. Ejemplos: la descripción del motivo de una
figura masculina que lleva un cuchillo en su mano como atributo significa
convencionalmente la representación de san Bartolomé. Respecto a la obra de Giotto el
motivo es la visitación de la Virgen María a su prima Isabel porque la primera, por
mediación del arcángel Gabriel, sabe que la segunda está embarazada. Y eso “se sabe”
porque así está escrito en el Evangelio de Lucas o el Proto evangelio de Santiago.
Ahora bien, no siempre la fuente describe exactamente lo que puede apreciarse en una
obra de arte. Panofsky entra de nuevo y menciona otro principio correctivo de
interpretación, el de los tipos. El tema, por lo tanto, no debe confundirse con el tipo, que
se debe entender como la evolución de un tema o concepto, y que son abstractos, a lo
largo de la historia.
Nivel iconológico
Es sinónimo de significado intrínseco. La síntesis de los niveles anteriores. Se
corresponde con el estudio de todo un periodo, nación, clase social, creencia religiosa o
filosófica, es decir, posibles elementos de una obra de arte. Este nivel es el universo de
los valores simbólicos y el bagaje cultural debe estar a la altura pues se debe tener una
familiaridad con la esencia de la mente humana.
Ejemplo: La Virgen María representada en la Natividad de Cristo hasta los siglos
XIV y XV se mostraba tendida en un lecho, pero fue sustituido el tipo iconográfico y se
le empezó a mostrar arrodillada, en actitud de oración. De esta manera se ordenaron
formas y figuras.
El esquema ya no era triangular sino rectangular. Este cambio se produjo porque se
introdujeron nuevas descripciones textuales en obras de la época de autores
como Pseudo-Buenaventura o santa Brígida. Pero claro: aquí, lo subjetivo, abunda, y
depende del investigador el propio significado intrínseco.
Panofsky, por su parte, respecto al principio de correctivo de interpretación en este
nivel, tira de la historia de los síntomas culturales o símbolos, de cómo eran las
tendencias culturales y esenciales de la mente humana en distintas épocas, y esto supuso
un problema para el carácter científico que se supone tiene el método.
Cuadro sinóptico del método de Panofsky ↓
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2.2. Problemáticas comunes del método
Panofsky reconoce la autonomía de cada nivel y que la descripción puede llevar al
historiador del arte a actuar de forma subjetiva a la hora de expresar sus ideas, sus
pensamientos, sobre una obra de arte. Por ello, Panofsky advierte que se puede errar ya
en el primer nivel de su método, el preiconográfico, y pone como ejemplo La Visión de
los tres Reyes Magos, perteneciente a una de las escenas laterales del tríptico
de Rogier van der Weyden. En ella se muestran tres figuras masculinas arrodilladas y
ataviadas con ricas vestimentas en un paisaje abierto con una ciudad de fondo (sentido
fáctico) en una actitud de adoración en sus poses y gestos (sentido expresivo). Ahora
bien, el problema, si nuestro bagaje cultural fuera insuficiente radicaría en saber
describir qué es ese niño pequeño arriba a la izquierda de la imagen. ¿Es una aparición o
es otra cosa? ¿Lo es porque se encuentre rodeado por un halo de rayos dorados, porque
se encuentre gravitando en el espacio?
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tríptico, en la tabla central en este caso), e incluso en otras obras del periodo medieval,
numerosos seres humanos, animales y objetos también aparecen flotando en el espacio y
no son apariciones, no por motivos de dimensiones mágicas o divinas sino que se trata
de simples esquemas compositivos y formales medievales donde no se aplicaban los
principios de perspectiva renacentista ni la representación tridimensional del espacio.
Por ello, en estos casos, conociendo estos datos, entraría en juego la historia del estilo,
el principio de corrección de interpretación en este nivel.
En el segundo nivel, el iconográfico, la problemática se puede encontrar describiendo el
tema, como en el de Judith y Holofernes. Más concretamente a la hora de buscar en las
fuentes literarias. En la obra Judith, de Francesco Maffei, un investigador la identificó
con Salomé sosteniendo la cabeza de san Juan Bautista. En esta obra sí aparece una
mujer con una espada en su mano izquierda sosteniendo en la derecha una bandeja con
la cabeza de un hombre, pero si se revisan las fuentes literarias de Salomé en la Biblia
no existe un pasaje donde se explique este hecho. Lo que sí se muestra es que Salomé
ordenó que le llevaran la cabeza del bautista en una bandeja. Y esto mismo sí se muestra
en la obra Salomé recibiendo la cabeza del Bautista, de Bernardino Luini, donde quien
sujeta la cabeza es un verdugo.
Panofsky, quien explica esta confusión, recuerda que fue Judith la que decapitó a un
hombre (Holofernes) con una espada, así se explica en el Libro de Judith (13:6-10).
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“Judit se aproximó entonces a la barra del lecho que estaba junto a la cabeza de
Holofernes, descolgó de allí su espada, y acercándose al lecho, lo tomó por la
cabellera y exclamó: «¡Fortaléceme en esta hora, Dios de Israel!». Luego le asestó dos
golpes en el cuello con todas sus fuerzas y le cortó la cabeza. Hizo rodar el cuerpo
desde el lecho y arrancó el cortinado de las columnas. Poco después, salió y entregó a
su servidora la cabeza de Holofernes. Esta la metió en la bolsa de las provisiones, y las
dos salieron juntas, como lo hacían habitualmente, para la oración».
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2- Se puede apreciar más simbolismo del que el artista quiso expresar.
3-Como una consecuencia de las anteriores: centrarse en especular puede derivar en no
entender la esencia de la imagen (del autor, época, idea).
Bibliografía consultada
Molina Martín, A.: El método iconológico y sus aplicaciones en la historia del arte.
Imágenes de la tradición clásica y cristiana. Una aproximación desde la iconografía.
Editorial Universitaria Ramón Areces, UNED, Madrid, 2015. pp. 73-91.