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INTRODUCCIÓN

En este informe hablaremos acerca de la fructuosa, específicamente en su metabolismo, los


órganos en donde se da y las reacciones catabólicas por las cuales pasa a través de diferentes
enzimas para terminar en dos vías, siendo estas la gluconeogénesis o glucólisis, además de las
diferentes patologías que puede provocar por deficiencias en cuanto a sus enzimas, en su
participación en otras vías o debido a que se encuentra en altas cantidades en el organismo,
provocando diferentes problemas como obesidad o un aumento del ácido úrico. La fructosa es
un monosacárido que puede obtenerse de diferentes fuentes, siendo utilizado de manera
comercial como jarabe de maíz alto en fructosa y generado mayormente de la sacarosa que se
obtiene de la caña de azúcar, su consumo excesivo hoy en día presenta una gran problemática
debido a que puede generar obesidad, aumento de triglicéridos, entre otros efectos
perjudiciales.

CUESTIONARIO
La fructosa es un carbohidrato necesario para la dieta que puede encontrarse en distintas
fuentes, incluyendo verduras, miel, frutas y jarabe de maíz alto en fructuosa, utilizado para la
fabricación de alimentos y refrescos. Este monosacárido de manera comercial suele fabricarse a
partir de polisacáridos y principalmente sacarosa a través de procesos enzimáticos para
convertirlo, esto debido a que es más económico a diferencia del uso de la fructosa pura. Los
jarabes altos en fructosa suelen elaborarse a partir de almidón proveniente del maíz, aunque
también de tapioca, papa, trigo y arroz, es hidrolizado para obtener glucosa y posteriormente
convertido en fructosa por medio de isomerización enzimática, finalmente siendo utilizado en
productos de panadería y bebida endulzadas. Se puede obtener fructosa también a partir de
sacarosa, de la caña de azúcar y remolacha azucarada, calentándose soluciones de sacarosa para
hidrolizarla y obtener un jarabe invertido con cantidades iguales de sacarosa y glucosa. Se
produce fructosa también a partir de hidrólisis de polisacáridos de fructanos, los cuales se
producen como carbohidratos de almacenamiento de plantas y pueden ser el levan e inulina; se
da una hidrólisis ácida de inulina, usualmente enzimática. Otras fuentes de las cuales puede
provenir son de frutas disecadas, pasas de uva, higos y dátiles, además de alimentos en donde
se usa jarabe de maíz alto en fructuosa como gaseosas, cereales de desayuno, horneados,
helados, golosinas y postres.

En el metabolismo de la fructosa participan enzimas como la hexoquinasa la cual, en el tejido


adiposo y músculo, se encarga de fosforilar la fructosa, obteniendo fructosa 6 – fosfato que
participará posteriormente en glucolisis. Esta enzima fosforila una gran parte de las hexosas y
glucosa; esta reacción ocurre en el organismo en muy pequeña proporción debido a su mayor
afinidad con la glucosa. Otra enzima que también participa en su metabolismo es la
fructocinasa o cetohexocinasa, la cual es una enzima principalmente hepática independiente de
insulina y actúa en el hígado, intestino y riñones, en túbulo proximal. Se encarga de fosforilar
la fructuosa en su primera porción de carbono, produciendo fructosa 1- fosfato, siendo que una
gran parte de la fructosa se une a la vía metabólica por medio de la reacción catalizada por
fructocinasa ya que la glucocinasa tiene menos especificidad de sustrato para la fructosa. Esta
enzima tiene dos isoformas las cuales son la isoforma C y A, siendo la A la que tiene menor
afinidad por la fructosa y como resultado disminuye la cantidad de fructosa en el metabolismo
hepático, aunque esto se ve recompensado por la isoforma C, la cual incorpora de manera
rápida a la fructosa al metabolismo por su alta afinidad con esta, actuando en riñones, hígado e
intestinos; la activación de fructosa por medio de fructocinasa requiere de un fosfato,
disminuyendo niveles de fosfato intracelular y agotando ATP, se activa luego AMP desaminasa
y es estimulado el ácido úrico. 

Luego la enzima fructosa 1- fosfato aldolasa o aldolasa B degrada fructosa 1- fosfato en fosfato
de dihidroxiacetona y gliceraldehído.

Posteriormente se encuentran las enzimas isomerasa de triosafosfato y triosa cinasa, la primera


permite al fosfato de dihidroxiacetona entrar a glucólisis y la segunda se encarga de fosforilar
el gliceraldehído para generar gliceraldehído 3 – fosfato o GAP; las triosas fosfato se degradan
por glucólisis o sirven como sustrato para la gluconeogénesis para convertirse en glucosa. En la
ruta de los polioles, la aldosa reductasa convierte la glucosa en sorbitol, el cual se oxida a
fructuosa por la enzima sorbitol deshidrogenasa, la vesícula seminal, hepatocitos y células
ováricas expresan estas enzimas. La fructosa intracelular es fosforilada por la cetohexoquinasa
por una falta de retroalimentación negativa del sustrato, agotando reservas de ATP y ácidos
fosfóricos debido a una ingesta en exceso de fructosa, estimulando una activación de
desaminasa de monofosfato de adenosina o AMP, catalizando el AMP a hipoxantina y
aumentando los niveles de ácido úrico por medio de la vía de las purinas.

Puede producirse intolerancia a la fructosa debido a alteraciones en cuanto a la función y


expresión de enzimas que participan en la absorción y metabolismo de fructuosa; la
intolerancia hereditaria a la fructosa se produce cuando hay una deficiencia de la enzima
aldolasa B, lo que provoca que no se fosforile la fructosa-1-fosfato y haya una acumulación de
esta, generando síntomas como lesiones hepáticas y renales después de consumir fructosa,
hipoglucemia y síntomas abdominales graves. La intolerancia hereditaria a la fructosa también
puede estar relacionada con la fructosa bifosfatasa 1, la cual se encarga de regular la
gluconeogénesis.

Hepática en respuesta al estado energético, provocando hipoglucemia y acidosis metabólica


después del consumo de fructosa debido a que hay una alteración de gluconeogénesis; en esta
patología la deficiencia de aldolasa B impide que haya una transformación de fructosa 1,6
difosfato, fructosa-1-fosfato, dihidroxiacetona fosfato y gliceraldehído, en consecuencia se da
la hipoglucemia debido a que se inhibe la glucogenólisis por fructosa-1-fosfato por la
fosforilasa que libera glucosa de glicógeno para luego inhibir gluconeogénesis con fructosa 1,6
difosfato, acompañado de una disminución de ATP. Es una patología autosómica recesiva y se
relaciona con mutaciones en el gen de aldolasa B como N334K, A149P y A174D; al principio
no es detectada debido a la lactancia materna por la lactasa, posteriormente aparece al ingerir
azúcar por medio de medicamentos o fórmulas, provocando náuseas, sudoración, vómitos,
temblor, letargia y convulsiones por hipoglicemia. Si es que no se llega a detectar y a controlar
la fructosa puede haber hematomegalia con bilirrubina aumentada, transaminasas, edema,
ictericia, sangramiento y ascitis, y si es mantenido un consumo de fructosa habrá una alteración
de la función tubular proximal renal, con hiperaminoaciduria y protenuria, y una insuficiencia
hepática. Se diagnóstica al encontrar orina con fructosa, confirmándose con la medición de
actividad enzimática en hígado, y se trata excluyendo de manera estricta y permanente
alimentos y medicamentos con fructosa y toda fuente de esta como sacarosa, sorbitol y
fructosa; será necesario implementar ácido fólico ya que hay una deficiencia de vitamina C por
la exclusión de frutas y verduras. 

Otra patología asociada a una alteración de las enzimas del metabolismo de fructosa es la
fructosuria esencial o fructosuria benigna, la cual es un trastorno autosómico recesivo el cual se
caracteriza por una deficiencia en la fructoquinasa, dificultando que la fructosa se convierta a
fructosa-1– fosfato y no sea atrapada por los hepatocitos y que como consecuencia haya una
acumulación de fructosa en sangre, siendo excretado el exceso por la orina ya que la fructosa
tiene un umbral renal bajo. Esta condición no puede llegar a ser fructosemia debido a que los
niveles altos de fructosa en sangre llegan a ser metabolizados por acción de hexocinasa en
tejido extrahepático, lo que hace que la fructosa no se eleve constantemente en la sangre. Suele
ser benigna y se diagnostica de manera accidental en un examen de orina, dando negativo para
prueba de tira reactiva de glucosa y positivo para azúcar reductor, también puede utilizarse
como prueba de confirmación la cromatografía de orina para fructosa. 

La deficiencia de fructosa 1-6-difosfata también es una patología que impide que se forme
glucosa a partir de sustratos que son neoglucogénicos, alanina, glicerol, lactato y fructosa; hay
una mayor tolerancia a la fructosa que en pacientes que tienen intolerancia a la fructosa ya que
la fructosa se puede transformar en lactato, reduciendo las cantidades de fructosa-1- difosfata;
se clona el gen en el cromosoma 9q22.2-q22.3. Puede presentarse en las primeras horas con
hipoglucemia y una acidosis láctica grave, hay taquicardia, disnea, hiperventilación, apnea
acompañada de somnolencia e irritabilidad, letargia, convulsiones e incluso coma. También
hay hepatomegalia y debilidad muscular; las alteraciones ocurren al consumir fructosa o
glucosa, aunque en algunos casos el cuadro se presenta en años o meses. Puede llegar a dejar
secuelas como retardo mental por hipoglucemia, pero la mayoría suele tener una buena
recuperación y no presenta secuelas. Puede sospecharse un diagnóstico si el paciente presenta
hiperlactemia, hipoglucemia, aumento de ácido úrico, lípidos, piruvato, cuerpos cetónicos y
alanina. Hay una acumulación de piruvato que va hacia la síntesis de acetil-CoA y oxolacetato,
provocando que se sintetice más malonil-CoA y se inhiba la enzima carnitina-palmitoil
transferasa 1, lo cual impide que entren ácidos grasos a la mitocondria y que haya una
disminución de cetoneogénesis. Hay una acumulación de ácidos grasos en el hígado
acompañada de una infiltración de grasa y fibrosis leve. Se confirma el diagnóstico por medio
de la medición de glucosa en hígado, intestino y riñón, y se trata manteniendo a largo plazo
concentraciones de glucosa en el suero y plasma entre 70 y 120 mg/dL 3.9 a 6.7 mmol/l,
evitando ayunos de más de 5 o 7 horas y que se acumulen lípidos en el hígado.
La fructosa puede estar relacionada con un aumento de peso y obesidad debido a que es un
nutriente adipogénico y su ingesta crónica puede causar un aumento en el potencial
adipogénico de células precursoras de adipocitos; induce estrés oxidativo, adipogénesis,
inflamación y activación de glucocorticoides para
la adiposidad. Una ingesta excesiva de fructosa
aumenta los lípidos hepáticos, lipoproteína de baja
intensidad, triglicéridos y lipoproteína de muy baja
densidad, incrementando la adiposidad visceral. Se
aumentan las enzimas que participan en la
lipogénesis de novo; la fructosa regula
positivamente enzimas glicerol-3-fosfato
aciltransferasa y ácido graso sintasa, de esta
manera se incrementan las vesículas lipídicas las
cuales pueden conducir a obesidad.

La fructosa al ser ingerida


comienza su metabolismo en el intestino delgado, en el que se eliminan bajas dosis de fructosa
en un 90%, de esta manera actúa como una barrera que evita que grandes cantidades de
fructosa con posibles efectos tóxicos vayan al hígado, además de ser el lugar en el que es
absorbida, la glucosa adicional va a la circulación portal y luego al hígado; grandes cantidades
de glucosa, lactato y glicerato van hacia la sangre. La absorción de la fructosa se da en la luz
intestinal y va hacia la membrana apical por medio de los transportadores GLUT,
principalmente GLUT5 por su mayor afinidad; es absorbido en el borde del cepillo de la parte
inferior del duodeno y yeyuno por GLUT5 y va hacia la circulación por acción de GLUT2.  El
metabolismo de fructosa es principalmente dado en el hígado, en donde será degradado, siendo
captada la fructosa por el transportador GLUT2 y luego sufre de reacciones por enzimas para
producir sustratos que serán utilizados en otras vías metabólicas. También puede metabolizarse
en el riñón, en donde puede convertirse en glucosa a través de gluconeogénesis, en donde se
usa mayormente la fructosa como sustrato debido a su eficiencia y velocidad. En el túbulo
recto se expresa en el lado apical de la membrana basal GLUT5, es un sitio importante para
captar fructosa en la orina y para el metabolismo de fructocinasa. El túbulo contorneado
proximal expresa también aldolasa B y fructoquinasa, las cuales se inducen por fructosa. La
fructosa también puede metabolizarse por medio de hexoquinasa en el tejido adiposo y
muscular, siendo fosforilada para luego entrar a glucolisis.

A través de la fructólisis, la fructosa es fosforilada por cetohoxiquinasa obteniendo fructosa-1-


fosfato. Esta luego es transformada en fosfato de dihidroxiacetona y gliceraldehído. Una vez
formados, se fosforila el gliceraldehído por triocinasa, generando gliceraldehído – 3 – fosfato o
GAP, que junto a otras triosas fosfato se vuelve a sintetizar glucosa por gluconeogénesis o se
dirigen a la vía glucolítica para entrar a la vía de oxidación o lipogénesis. La dihidroxiacetonaa
también se transforma en gliceraldehído por una vía distinta por la isomerasa de trisofosfato. 
El gliceraldehído-3-P puede convertirse en piruvato y luego en acetil-coenzima A que puede
ser oxidada y producir energía o almacenar energía en forma de ácidos grasos por medio de
lipogénesis. También puede ser convertido en lactato y luego liberarse a la circulación,
aumentando la concentración de lactato plasmático que puede estar presente en una ingestión
de fructosa. Habrá una metabolización de fructosa sin control y rápida, por lo que la acetil-
coenzima A puede generarse de manera más fácil, lo que en algunos casos provoca una
excesiva producción de ácidos grasos, aumentan los triglicéridos postprandiales y en ayuno,
además de haber alteraciones en los lípidos séricos, aumento de ácido úrico, mayor presión
arterial, esteatosis hepática no alcohólica, resistencia insulínica y obesidad.

CONCLUSIONES
 La fructosa puede ser metabolizada en el intestino, riñones, tejido adiposo y muscular, y
principalmente en el hígado, mediante la participación de enzimas como la
fructoquinasa, almilasa B o triocinasa e isomerasa de triofosfata, mediante las cuales se
producir finalmente energía almacenada o en forma de ácidos grasos.
 Defectos en sus enzimas pueden ocasionar patologías como la fructosuria, en donde hay
una deficiencia de la enzima fructoquinasa, y la intolerancia a la fructosa hereditaria,
caracterizada por una deficiencia de amilasa; la primera no presenta síntomas y es
benigna pero la segunda es grave si es que no se controla.
 Hay otros efectos perjudiciales por la fructosa si es que se ingiere en mayor cantidad,
como la obesidad debido a una adipogénesis incrementada y el aumento de ácido úrico,
debido a un uso excesivo de reservas de ATP y ácido fosfórico.
BIBLIOGRAFÍA
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