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Los distintos tipos de escucha son fundamentales dentro de la categorización de información propia
del ámbito sonoro. Por un lado, se encuentra la escucha ordinaria, esto significa que tiene una visión
más superficial sobre el sonido y suele estar relacionada a la recepción de información semántica.
Por el otro lado, la escucha reducida, tiene un carácter introspectivo sobre el sonido y está
relacionada directamente con el campo de nivel acústico.
Estos dos grandes campos de narración con sonido: el nivel semántico y el nivel acústico, se
complementan entre ellos y pueden ser apreciados durante todo el corto aportando a la
comprensión al discurso fílmico.
Atendiendo al nivel semántico, podemos decir que su característica principal es que funcionan como
índices, indican el acontecimiento que forman parte y se dan con respecto a la causa/consecuencia.
Para explicar esto con simples palabras decimos que el espectador tiene una gran facilidad para
reconocer algunos sonidos ya que los ha escuchado anteriormente y, sin necesidad de visualizarlo,
puede reconocer el motivo del sonido, relacionarlo con sucesos del cortometraje y determinar cuál
será la experiencia sensorial que le producirá la obra. Algún ejemplo que podemos apreciar dentro
del corto son los aplausos y ovaciones que recibe “El Niño y La pelota” después de realizar su acto
(*mostrar segmento 6:46/7:00*) que a pesar de que no vemos al público aplaudir, simplemente
relacionamos el conjunto de sonidos y deducimos que están realizando esta acción y lo hacen
porque el acto los conmueve o los emociona.
Ambos campos están presentes en toda y cada una de las escenas sonoras del cortometraje y, es
gracias a esto que podemos recibir, o en el caso de que nosotros realicemos la obra, construir un
discurso fílmico a través de la información que proporciona el sonido.