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MANUSCRITOS ECONÓMICOS Y
FILOSÓFICOS DE KARL MARX
Por Pablo Aguilar de la Cruz
Índice
Contexto histórico............................................................................................................................... 2
El autor ................................................................................................................................................. 2
Estructura. ........................................................................................................................................... 3
Análisis de la obra .............................................................................................................................. 3
Primer manuscrito .............................................................................................................................. 3
El salario. ............................................................................................................................................. 3
El capital. ............................................................................................................................................. 4
Los beneficios del capital. ................................................................................................................. 5
Renta de la tierra. ............................................................................................................................... 5
Sobre el trabajo enajenado ............................................................................................................... 6
Segundo manuscrito. ......................................................................................................................... 7
Antítesis del capital y el trabajo. Propiedad privada y capital. .................................................... 7
Tercer manuscrito .............................................................................................................................. 8
Propiedad privada y trabajo. Economía política como producto del movimiento de la
propiedad privada....................................................................................................................... 8
Propiedad privada y comunismo...................................................................................................... 8
Requisito humanos y división del trabajo bajo el dominio de la propiedad privada. ............... 9
El poder del dinero ................................................................................................................... 12
Crítica de la dialéctica hegeliana y de la filosofía de Hegel en general........................... 12
Bibliografía y referencias ................................................................................................................. 14
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Memoria de los manuscritos económicos y filosóficos de Karl Marx
Contexto histórico.
La obra se escribió en 1844 aunque fue publicada póstumamente en 1932, en esta época
por excelencia de la burguesía triunfante, Luis Felipe se halla en el trono de Francia y se
consolida la independencia belga siendo la monarquía constitucional el sistema político más
popular en todo Occidente.
La opinión generalizada atribuye la miseria obrera a la carencia de virtudes de quienes la
padecen. La sociedad se espiritualiza y los nuevos príncipes burgueses se jactan de
considerarse superiores a los obreros revoltosos y sin ideas para prosperar.
Los obreros se organizan y estas asociaciones obreras son perseguidas adquiriendo un
carácter tenebroso y conspirativo, siendo las rebeliones más producto de la ira que dé la
razón. En Inglaterra se comienza a forjar un movimiento sindicalista razonado: Marx publica
sus manuscritos y se funda la asociación de los Equitable pioneros de Rochdele.
Al mismo tiempo, en el sur de Europa se lucha contra los vestigios del pasado y en los países
del centro y este europeo que habían vencido a Napoleón se mantienen las viejas formas.
Rusia se encierra en sí misma y Prusia absorbe los territorios de habla alemana.
En Renania, la tierra natal de Marx, la burguesía tolera cada vez menos la rigidez del
absolutismo teológico y burocrático de Berlín y se orienta hacia la monarquía constitucional.
Esta evolución se ve frenada por los peligros de los países adelantados de Occidente, los
movimientos del cuarto Estado.
El autor
Karl Heinrich Marx fue un filósofo, economista, periodista, sociólogo y político alemán,
considerado junto a Nietzsche y Freud uno de los fundadores de la Escuela de la Sospecha
y uno de los pensadores más influyentes de todo el s XX.
Nace en la ciudad de Tréveris, en aquella época perteneciente al reino de Prusia. Hijo de
una familia media acomodada, estudia en Born y Berlín, allí se interesa por la doctrina
hegeliana. Poco a poco va integrando el poder de la dialéctica hegeliana con las ideas
socialistas provenientes de Francia y comienza a escribir en varios periódicos de ideología
radical. En 1843 se instala en París donde continuaría escribiendo artículos y conoce a su
gran colaborador Friedrich Engels, hijo de un gran magnate textil de Manchester. Engels
financiará la publicación de las obras de Marx incluso tras su muerte y coescribirá gran
cantidad de obras junto a él. En 1845 ambos estuvieron exiliados en Bruselas y en Bélgica
allí Marx se convertirá en uno de los lideres de la Liga de los Justos, una organización
revolucionaria nacida en 1836 por la unión de una serie de emigrantes alemanes.
Será en 1847 y por iniciativa de Marx cuando esta organización cambiaría de nombre
pasándose a denominar “Liga de los Comunistas”, el programa de esta organización será
una de las obras cumbre y más conocidas de Marx, El Manifiesto Comunista de 1848.
En 1846 vuelve a la ciudad de Colonia, pero de nuevo se verá obligado a exiliarse, esta vez
a Londres, donde vivirá hasta su muerte en 1883. En esta época su familia se empobrecerá,
pero Marx seguirá desarrollando sus tesis y poco a poco se erige como una de las figuras
más destacadas de la Primera Internacional Socialista de 1864.
El marxismo sostiene que la base del avance de las sociedades es la lucha de clases, un
sistema que rescata de la filosofía de Hegel, pero dándole un sentido materialista y
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Memoria de los manuscritos económicos y filosóficos de Karl Marx
Estructura.
En los manuscritos económicos, los cuales los desarrolló en unas 36 páginas, las 22
primeras páginas estaban estructuradas en tres columnas (Salario, Beneficio del Capital y
Renta de la Tierra). Esta estructuración es fruto de su intención de desarrollar estos temas
de forma independiente.
Luego, la estructura final del volumen editado es sencilla, cada uno de estos temas más el
resto de los tratados en la obra se estructuran como capítulos independientes, algunos de
ellos con divisiones internas como puede ser el capítulo del capital.
Análisis de la obra
La obra, como ya hemos mencionado con anterioridad, se haya estructurada en tres grandes
manuscritos. El primero de ellos centrado en realizar un análisis de las relaciones laborales
entren los obreros y la burguesía, del capital y el salario, obviamente todo esto inundado por
el devenir de los primeros compases de la Revolución Industrial. El segundo y el tercero trata
este mismo tema desde un prisma más ideológico en el que se muestra también una crítica
al presente filosófico de la época.
Aunque, como bien he comentado, la obra narra los aspectos sociales de su época, me veo
obligado a utilizar el presente en las construcciones verbales con el fin de facilitar la lectura
y la comprensión de esta memoria.
Primer manuscrito
El salario.
Marx sostiene que el salario es fruto de una lucha entre el capitalista y el obrero en la que
triunfa necesariamente el capitalista, ya que el capitalista depende menos del obrero que
este del capitalista. Además, hay que tener en cuenta que en esta época el sindicalismo o
la asociación entre obreros estaba prohibida como bien se refleja en la siguiente cita “La
unión entre capitalistas es eficaz, la de los obreros es ilegal y tiene funestas consecuencias”.
Esta situación tiene como consecuencia directa que los obreros no puedan apoyarse entre
ellos, ya que, en cierta manera, el proletariado ha perdido gran parte del poder de decisión
o protesta que les otorgaba el sistema gremial.
Otro aspecto para destacar en el ámbito de la rivalidad entre capitalistas y obreros es el
hecho de que el capitalista puede agregar a sus rentas los beneficios industriales, mientras
que los obreros no pueden añadir nada a su renta que no sea el precio de su trabajo. Esto
hace que exista una gran rivalidad entre los propios obreros y como consecuencia de la ley
de la oferta y la demanda, el salario se reduzca al mínimo compatible con una existencia
animal.
En la actualidad, el Estado interviene en los salarios para proteger a los obreros con una ley
de salario mínimo, pero en la época en la que Marx escribe esta obra, el obrero experimenta
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Memoria de los manuscritos económicos y filosóficos de Karl Marx
Al ser el trabajo la única fuente de ingresos del obrero, el capitalismo con su afán acumulativo
de riqueza y la anarquía de la libre competencia, favoreció que el trabajador no tomara
consciencia del tiempo empleado en el trabajo ni de la cantidad de productos producidos,
haciendo que las jornadas laborales se dilataran al máximo, hasta que, gracias al movimiento
obrero inspirado por las ideas de Marx, consiguió regular dichas jornadas a 8 horas.
El capital.
Aunque desde el punto de vista teórico el capital es únicamente trabajo acumulado, Marx
reestructura esta definición para indicar que, realmente, el capital es la propiedad privada
del trabajo ajeno.
Una vez definido el capital, Marx le atribuye la función de ser la llave para adquirir el poder
de compra y el poder de mando sobre el trabajo de otros o sobre los productos de este
trabajo
Para que un capital sea legal y no sea considerado como robo o malversación requiere del
control directo de la legislación vigente.
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Memoria de los manuscritos económicos y filosóficos de Karl Marx
• Las ganancias del capital se regulan en base al valor del capital empleado.
• El salario no guarda ninguna relación directa ni proporcional con el capital.
• Aunque el trabajo del propietario se reduce casi a nada, este reclama los beneficios
en relación al capital invertido
Obviamente el propietario reclama esta porción de ganancias en base a su inversión ya que
su propósito final es el enriquecimiento, así da sentido emplear a los obreros que le
proporcionará una mayor producción y por consiguiente una mayor rentabilidad.
Esta rentabilidad es obtenida en primera instancia del fruto del trabajo de los obreros y en
segundo lugar de la transformación de las materias primas
Según Marx, la tasa más baja de la ganancia debe ser algo más que lo necesario para
compensar las pérdidas, mientras que la más alta debe absorber la totalidad de las rentas
de la tierra y reducir el salario a lo mínimo.
Todo esto hace que la acumulación de activos en el gran capital sea más rápida que en el
pequeño capital, principalmente debido a dos factores:
1. Porque el gran capital tiene capacidad de influir en la fluctuación de los precios de
mercado.
2. Porque los aumentos de los pequeños capitales suelen tener techo de mercado,
haciéndose más difícil colocar este capital de manera ventajosa.
Cuanto más se fomente el trabajo productivo más fácil será para los obreros encontrar
empleo, y por ende, los capitalistas tendrán más dificultades en encontrar mano de obra Por
lo tanto, la competitividad entre capitalistas hace subir los salarios y bajar los beneficios. Así
el pequeño capitalista solo tiene dos opciones para sobrevivir:
1. Consumir el capital del que dispone porque no pueda vivir de los réditos, con lo que
a corto plazo dejaría de ser capitalista.
2. Montar un negocio e intentar vender sus productos más barato pese a tener que
elevar los salarios para retener al trabajador a su servicio. Esta situación es
complicada ya que, a diferencia del gran capitalista, él no puede comprar al por mayor
lo que le podría permitir vender más barato sin perder dinero.
Tras todos estos planteamientos puramente teóricos, Marx hace un análisis de los efectos
de esta situación en los distintos países.
Renta de la tierra.
Al comienzo de este capítulo Marx ya escribe unas frases lapidarias de Say y Adam Smith
en el que nos muestra de forma radical sus ideas sobre este tópico. La cita es la siguiente:
“El derecho de los terratenientes tiene su origen en el robo. Los terratenientes gustan de
cosechar donde no han sembrado y piden una renta incluso por el producto natural de la
tierra”.
Marx plantea que, aunque la renta de la tierra se pueda interpretar como el beneficio del
capital que el propietario utilizó para mejorar el suelo, hay exigencias del propietario como:
1. Una renta por la tierra que no ha experimentado mejoras.
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2. En algunos casos las mejoras no se hacen con el capital del dueño, sino que
proceden capital de colono y aun así este propietario exige un aumento de la renta
como si todo viniera de su propio esfuerzo económico.
3. Exigen una renta por terrenos que no se pueden mejorar por la mano del hombre.
Para reflejar este tercer y último punto, Marx hace alusión a una metáfora usada por Adam
Smith, donde se compara esta situación con un alga que crece en Gran Bretaña y que se
usa para hacer jabón, el salicor.
El pensador alemán también defiende que en la lucha entre el arrendatario y el terrateniente
se estructura como una relación de monopolio, en las que el propietario, tras estipularse las
cláusulas del arrendamiento, trata de dejar únicamente lo necesario para mantener el capital
simiente.
A parte de eso, el terrateniente aprovecha todas las ventajas que le otorga la sociedad. El
aumento de la población y los ferrocarriles aumentan la renta, por un lado, el incremento de
la población abre el espectro de clientes y por otro el ferrocarril aumenta, mejora y hace más
seguras las líneas de transporte por lo que el producto puede llegar a más personas, es
decir, a potenciales clientes.
Tras todo este análisis, Marx señala como los planteamientos de Adam Smith y de la
Economía política se vuelven contrarios.
Por un lado, Adam Smith sostiene que el interés del terrateniente es idéntico al de la
sociedad, algo que Marx señala como una estupidez. Por el otro, la Economía Política,
sostiene que el interés de este es inverso al de la sociedad.
Lo único que puede salvar al arrendatario es el hecho de que el interés de un terrateniente
sea totalmente opuesto al de otro, creando una dura competencia entre ellos que acabará
beneficiándole.
Al capitalista le interesa más la propiedad de un gran latifundio que una pequeña propiedad
ya que éste acumula las ganancias que el capital del arrendatario ha empleado en la mejora
del suelo, mientras que la pequeña propiedad ha de emplear únicamente su propio capital,
escapándose toda esta ganancia. Este hecho convierte la división de la tierra en una gran
medida contra el monopolio.
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objeto que el trabajo produce se enfrenta a ellos. Esto se define en la economía política
como la desrealización del trabajo.
Todos estos problemas vienen determinados porque el trabajador se relaciona con el
producto de su trabajo como un objeto extraño, cuanto más se vuelca el obrero en su trabajo
más pobre son el mismo y su mundo interior. En este momento Marx realiza una durísima
crítica a la religión realizando un paralelismo entre el obrero y el creyente, ya que cuanto
más pone el hombre en Dios, menos guarda en sí mismo.
La enajenación del trabajador no está solo en su interior, sino que actúa como un poder
exterior independiente.
La naturaleza ofrece los medios de vida a la producción y los medios de subsistencia al
obrero. Cuanto más se apropia el obrero de los medios de vida del trabajo, menos víveres
para su subsistencia consigue, esto ata al obrero a su producto porque recibe un objeto de
trabajo y porque recibe medios de subsistencia. El colmo de esta servidumbre es que ya
solo trabajando puede mantenerse como sujeto físico y viceversa.
La economía política oculta la enajenación del trabajo por no considerar la relación inmediata
entre el trabajador y su producción es decir una relación de extrañamiento, ya que su trabajo
no le pertenece, sino que es propiedad de un agente externo, lo que produce la enajenación
del trabajador.
Segundo manuscrito.
Antítesis del capital y el trabajo. Propiedad privada y
capital.
Marx habla de que, en el trabajador, el capital es el hombre que se ha perdido a sí mismo y
esto da lugar a la desgracia del trabajador, el hecho de ser un capital viviente que pierde su
existencia cuando deja de trabajar.
Como capital, el precio de su trabajo e incluso su vida, está sujeto a la ley de la oferta y la
demanda. El trabajador produce capital y viceversa, es una mercancía producto de un
movimiento. Aunque, como hemos hablado antes en el apartado de la enajenación del
trabajo, el capital que produce le es extraño, esta relación entre ambos es tan fuerte que
cuando su producto deja de existir para el trabajador este deja de existir para sí mismo, por
ende, la existencia de este capital es su existencia, por lo que la economía política no conoce
al trabajador parado que se convierte en un fantasma fuera de su ámbito. Este planteamiento
hace que solo se necesita mantener al trabajador durante su actividad para que no se extinga
la raza de los obreros, este es el papel del salario.
La actividad productiva crea a un hombre deshumanizado, en una mercancía humana que
solo es valiosa por lo que produce, la mercancía con consciencia y actividades propias.
Tras estar un buen rato reflexionando sobre el mismo tema, Marx llega a percibir la relación
existente entre el terrateniente y el capitalista industrial, una relación hostil que básicamente
se resume en que el terrateniente es un ser rancio que aspira a ser un capitalista industrial
de la tierra, pero se resiste a avanzar por su orgullo y sus antiguos orígenes nobles.
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Tercer manuscrito
Propiedad privada y trabajo. Economía política como
producto del movimiento de la propiedad privada.
En este apartado el autor vuelve a remarcar la idea que la propiedad privada es el trabajo.
También entra en juego en este apartado otro de los grandes nombres del comunismo de
Engels, el cual considera a Adam Smith como el Lutero de la economía, ya que al igual que
hizo el pastor alemán con la religión, Smith crea una economía intima del hombre no una
religión dominada por sacerdotes externos. Esto elimina a la economía de intereses externos
locales o nacionales.
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ateísmo. Mientras que el ateísmo nos plantea una filantropía filosófica abstracta, el
comunismo lo que hace es eliminar la abstracción y traer esa filantropía al mundo real.
En el último apartado de este capítulo habla sobre la importancia que tiene para la felicidad
y la prosperidad del hombre que se comprenda a si mismo como un ser social que vive en
comunidad.
Para concluir, explica la reflexión anterior sobre el ateísmo y el comunismo y básicamente
comenta que como el comunismo parte desde el punto de partida del ateísmo no necesita
todo ese trabajo previo que ha realizado esta postura y por tanto es más libre para
evolucionar.
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2.- Al emplear la existencia como medida, hace del obrero un ser sin sentido y sin
necesidades. Por eso todo lujo del obrero le resulta censurable y todo lo que excede la
necesidad le parece un lujo.
La economía política es así la ciencia de la renuncia. Esta ciencia de la industria maravillosa
convierte a su ideal en el ascetismo avaro. Su ideal es el obrero que lleva a la caja de ahorro
una parte de su salario, por esto la economía es la única ciencia moral. La autorenuncia a
toda la humana necesidad es su dogma, cuanto menos eres mayor es tu vida enajenada.
Todo lo que el economista te quita en vida te lo restituye en dinero y riqueza. Todas las
pasiones y actividades deben de disolverse en la avaricia.
En la economía política surge una controversia, mientras que un sector recomienda el lujo y
rechaza el ahorro, el otro recomienda el ahorro y rechaza el lujo:
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robo real de la esencia del hombre y lo concibe como un problema filosófico del espíritu,
concibiéndolo como un problema de actitud. Marx afirma que para Hegel la apropiación de
las fuerzas esenciales humanas del objeto enajenado solo opera en la conciencia, es decir
si quieres y te lo propones puedes adquirir riquezas. Resumiendo, el primer error de Hegel
es que no concibe esta enajenación de la conciencia como un problema real material.
El segundo error palpable, según Marx, se basa en que La reivindicación del mundo objetivo
para el hombre, mostrando la sensibilidad, la religión, el poder del estado, etc. Son esencias
espirituales ya que solo el espíritu es la verdadera esencia del ser humano y la verdadera
forma del espíritu es el espíritu pensante, lógico y especulativo. Esto según Marx no resuelve
el problema de la enajenación, ya que el estado y la religión son productos del espíritu
abstracto por lo que no es material y se contrapone con las instituciones, Hegel no logra
superar el estado y la religión ya que superarlas sería aniquilarlas.
A pesar de estos errores, Marx nos dice que “la Fenomenología es la crítica oculta, oscura
aun para sí misma y mistificadora; pero en cuanto retiene el extrañamiento del hombre se
encuentran ocultos en ella todos los elementos de la crítica y con frecuencia preparados y
elaborados de un modo que supera ampliamente el punto de vista hegeliano”, es decir, que
en la fenomenología se encuentran los elementos de la crítica, aunque de manera oculta,
estos elementos son: la dialéctica de la negatividad como principio motor, la autogeneración
humana, la objetivación como desobjetivación como enajenación y supresión de la
enajenación y por ultimo considera al hombre como resultado del propio trabajo, pero solo
ve el aspecto positivo.
En el capítulo final de la fenomenología, Hegel trata el saber absoluto y es donde Marx nos
da su interpretación del proceso de superación del objeto de la autoconciencia. Es principio
el objeto se presenta cono evanescente o sea no permanente o necesario, es decir parecía
una cosa y esa coseidad no es real sino que es fruto de la enajenación de la autoconciencia
la que puso la coseidad, es decir que la enajenación niega y afirma el objeto, por lo que la
autoconciencia conoce la negatividad del objeto por ser su autoenajenación pero supera la
enajenación, por lo que la conciencia se engaña a sí misma pero cuando la conciencia se
da cuenta de su autoengaño llega la autoconciencia. El ser objetivo actúa objetivamente y
no actuaría objetivamente si lo objetivo no estuviese implícito en su determinación esencial
por lo que Marx concluye que para Hegel superar la objetividad enajenada es superar la
objetividad no la enajenación por lo que la clave para Marx pasa por superar la parte
enajenada y no la parte objetiva.
Marx presenta al hombre como un ser natural vivo, activo pues tiene fuerzas vitales y
capacidades, pero al mismo tiempo es paciente ya que los objetos de sus impulsos existen
fuera de él, lo que lo convierte en un ser natural. Partiendo de esto Marx considera el ser sin
objeto de Hegel, un ser que no tiene ningún objeto fuera de si no es un ser objetivo. Un ser
que a su vez no es objeto de un tercero no tiene ningún ser como objeto suyo, por lo que no
se comporta objetivamente. Marx concluye: Un ser no objetivo es un no ser, un absurdo.
“El hombre como ser objetivo sensible es por eso un ser paciente, y por ser un ser que siente
su pasión un ser apasionado. La pasión es la fuerza esencial del hombre que tiende
enérgicamente hacia su objeto.”
Para Hegel, la apropiación del ser objetivo enajenado o la superación de la objetividad tiene
el significado de superar la objetividad, siendo el objeto un negativo. Pero Marx le rebate que
esta negatividad, para la consciencia tiene un significado positivo ya que la negatividad del
objeto es la auto confirmación de la no objetividad.
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Según el autor, el falso positivismo de Hegel está en reconocer la religión como producto de
la autoenagenación, aunque el hombre religioso podrá encontrar en él su confirmación.
Por último, Marx analiza lo que él llama “los momentos positivos de la dialéctica hegeliana
dentro de la determinación del extrañamiento” para ello Marx se basa en la dialéctica y sus
momentos positivos y negativos, rescatando precisamente los positivos, el extrañamiento, la
enajenación.
El primer momento positivo que trata es la superación como movimiento objetivo que retoma
la enajenación, que es ejemplificada por Marx como el ateísmo y el comunismo. Ambos
aspiran al humanismo, el ateísmo lo consigue con la superación de Dios y la religión, y el
comunismo con la superación de la propiedad privada.
Así el ateísmo será el humanismo teórico, mientras que el comunismo será el humanismo
practico, ya que revindica la vida humana real como propiedad de sí misma. En conclusión,
con la superación de la propiedad privada y de la religión se consigue el humanismo positivo.
Marx rescatará también de Hegel que las formas generales del pensar son momentos del
proceso de la abstracción resultado de la abstracción del pensamiento.
Marx está de acuerdo con Hegel (en su lógica especulativa) que las formas generales del
pensar son momentos del proceso de abstracción, pero sin embargo, considera conceptos
impertinentes el que Hegel coloque el acto de abstracción fija en el acto que gira en torno a
sí mismo.
En que hay que superar las formas generales del pensar, entre las cuales se encuentran el
mismo Hegel y el absoluto, esta idea del absoluto se supera mediante su negación, o lo que
es lo mismo la negación de la abstracción que lleva a la naturaleza en sí misma, así termina
diciendo:
«La revelación, que como idea abstracta es tránsito inmediato, devenir de la naturaleza, es,
como revelación del espíritu, que es libre, establecimiento de la naturaleza como mundo
suyo; un establecimiento que como reflexión es al mismo tiempo presuposición del mundo
como naturaleza independiente. La revelación en el concepto es creación de la naturaleza
como ser del espíritu, en la cual él se da la afirmación y verdad de su libertad... Lo absoluto
es el espíritu; esta es la definición suprema de lo Absoluto».
Bibliografía y referencias
• Video sobre la crítica de Karl Marx a la dialéctica hegeliana y a la filosofía de Hegel
https://youtu.be/QpitHlqtJLs
• Manuscritos económicos y filosóficos de Karl Marx (1844).
• Película “el joven Marx” de Raoul Peck.
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