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CAPÍTULO 1

CARLOS MARX: EL MATERIALISMO HISTÓRICO –

EL MATERIALISMO DIALÉCTICO

“Un hombre listo dio una vez en pensar que los hombres se hundían en el agua
y se ahogaban simplemente porque se dejaban llevar de la idea de la
gravedad....” MARX

1. KARL MARX, ALGUNOS DATOS BIOGRÁFICOS


Karl Heinrich Marx era de origen alemán nació el 5 de mayo de 1818 en
Tréveris, Prusia occidental y falleció en Londres en 1883). Procedía de una
familia judía de clase media.
Fue el tercero de siete hijos, su abuelo paterno, Merier Halevi Marx, fue el
rabino de Tréveris desde 1723 y su abuelo materno fue un rabino holandés.
El padre de Karl, Herschel Mordechai, sería el primero en la línea en recibir
una educación laica. Herschel pertenecía a una clase media relativamente
próspera, era poseedor de algunos viñedos en Mosela y se convirtió del
judaísmo al protestantismo luterano antes al nacimiento de su hijo, tomando
en el nombre alemán de Heinrich Marx. Era un hombre inclinado a la
Ilustración, estaba interesado en las ideas de los filósofos Immanuel Kant y
Voltaire

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La madre de Karl, Henrietta Pressburg, era una judeo-holandesa que, a
diferencia de su marido, era semi-analfabeta.
Karl estudió en las universidades de Bonn, Berlín y Jena, doctorándose en
Filosofía en esta última en 1841.
A instancias de sus amigos y de Jenny (su futura mujer), en abril de 1841
presentó una brillante tesis doctoral que contrastaba la filosofía de Demócrito
y la de Epicuro, incluyendo la después famosa frase: «La crítica es también
teoría», con lo que se doctoró en filosofía cuando aún no había cumplido
veintitrés años. A principios del año siguiente se incorporó a una publicación
fundada por las fuerzas más progresistas de Colonia, entonces capital
industrial de Prusia: la Gaceta Renana (Rheinische Zeitung), donde comenzó a
utilizar conceptos hegelianos de la dialéctica en relación con sus ideas sobre el
socialismo.

Como redactor de la Rheinische Zeitung , Marx tomó contacto con las


realidades sociales y la naturaleza crudamente clasista de la legislación
prusiana. Nombrado otra vez director de la revista en octubre de 1842, sus
crónicas parlamentarias desde la Dieta renana denunciaban al Estado como
guardián y valedor de los intereses de los empresarios y expresaban su
interpretación radical del pensamiento hegeliano, en tanto que el Estado no
cumplía su función esencial como realización ética de la especificidad
humana. La censura prusiana presionó seriamente contra los editores de la
Rheinische Zeitung y Marx se vio obligado a dimitir. No deseaba regresar a la
carrera académica a causa del rígido control ideológico implantado por el
gobierno en la universidad.

Se trasladó a París en 1843 Allí conocería a la crema de la juventud


revolucionaria europea, como Heine, Borne, Proudhon y, sobre todo, Friedrich
Engels. Comenzó a escribir para otros periódicos radicales, como los Anales
Franco-Alemanes (Deutsch-französische Jahrbücher) y Vorwärts!, A pesar de
que los Anales franco-alemanes pretendía atraer a escritores tanto de Francia
como de los Estados alemanes, fue dominado por estos últimos, excepto por el
único escritor no alemán que era el exiliado ruso anarquista Mijaíl Bakunin. El
periódico fue relativamente exitoso, en gran parte debido a la inclusión de las
odas satíricas de Heinrich Heine sobre el Rey Luis I de Baviera, lo que hizo que
las copias enviadas a Alemania fueran confiscadas por la policía del Estado.

Se casó con Jenny von Westphalen en 1843. Marx tuvo con Jenny von
Westphalen 6 hijos, en 1849 esperaban ya el cuarto, en 1855 ya habían fallecido
tres -Guido, Franciska y Edgar- convulsiones, bronquitis y tuberculosis serían
las causas, la pequeña, Eleonora Marx formó parte del movimiento feminista y
Laura Marx, se casó con el dirigente socialista francés Paul Lafargue, y se
suicidó junto a él en 1911.

A partir de 1844 estableció una duradera amistad con Friedrich Engels, que se
plasmaría en la estrecha colaboración intelectual y política de ambos.

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En 1844 Marx escribió Manuscritos económicos y filosóficos, una obra que
abarca numerosos temas y entró en detalle para explicar su concepto del
trabajo alienado.

Fue expulsado de Francia en 1845 y se refugió en Bruselas donde fue una


figura importante en la Liga de los Comunistas o de los Justos, tras una breve
estancia en Colonia para apoyar las tendencias radicales presentes en la
Revolución alemana de 1848.

En 1845 Marx y Engels visitaron a los líderes de los cartistas, un movimiento


socialista en Gran Bretaña, usando el viaje como una oportunidad para
estudiar en varias bibliotecas de Londres y Manchester. En colaboración con
Engels, se dedicó también a escribir un libro que es a menudo visto como su
mejor planteamiento del concepto del materialismo histórico, La ideología
alemana, este trabajo no fue publicado mientras Marx estuvo vivo, se publicó
recién en 1932. Luego le siguió La miseria de la filosofía en 1847, que fue
una respuesta al libro La Filosofía de la miseria escrito por el anarco-
socialista francés Pierre-Joseph Proudhon y una crítica del pensamiento
socialista francés en general.

Pasó a llevar una vida más estable en Londres, en donde desarrolló desde 1849
la mayor parte de su obra escrita. Su dedicación a la causa del socialismo le
hizo sufrir grandes dificultades materiales, superadas gracias a la ayuda
económica de Engels.

En Londres, la familia se redujo a la pobreza, pero Marx siguió escribiendo y


formulando sus teorías sobre la naturaleza de la sociedad y cómo creía que
podría mejorarse, así como una campaña por el socialismo y convirtiéndose en
una figura destacada de la Primera Internacional.

Marx y Engels expresaron sus ideas en el Manifiesto Comunista, escrito en


febrero de 1848, un panfleto de retórica incendiaria situado en el contexto de
las revoluciones europeas de 1848. Este estableció las bases de la Liga de los
Comunistas, un grupo que había comenzado a ser muy influenciada por Marx
y Engels, quienes argumentaron que la Liga debía hacer sus objetivos e
intenciones claras para el público en general en lugar de ocultarlos como
anteriormente lo había venido haciendo.

Durante su estancia en Inglaterra, Marx profundizó en el estudio de la


economía política clásica y, apoyándose fundamentalmente en el modelo de
David Ricardo, construyó su propia doctrina económica.
Fue aquí que fundó la nueva sede de la Liga de los comunistas, además, estaba
fuertemente involucrado con la Sociedad Londinense de Instrucción de los
Obreros Alemanes, que realizaba sus reuniones en la calle Great-Windmill, en
Soho, el distrito de entretenimiento del centro de Londres. Marx se dedicó a
dos actividades: a la organización revolucionaria y a intentar entender sobre
economía política y capitalismo.

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Partiendo de la doctrina clásica, según la cual sólo el trabajo humano
produce valor, Marx denunció la explotación patente en la extracción de
la plusvalía, es decir, la parte del trabajo no pagada al obrero y apropiada
por el capitalista, de donde surge la acumulación del capital. Criticó hasta
el extremo la esencia injusta, ilegítima y violenta del sistema económico
capitalista, en el que veía la base de la dominación de clase que ejercía la
burguesía.

Sin embargo, su análisis aseguraba que el capitalismo tenía carácter


histórico, como cualquier otro sistema, y no respondía a un orden natural
inmutable como habían pretendido los clásicos: igual que había surgido de
un proceso histórico por el que sustituyó al feudalismo, el capitalismo
estaba abocado a hundirse por sus propias contradicciones internas,
dejando paso al socialismo. La tendencia inevitable al descenso de las
tasas de ganancia se iría reflejando en crisis periódicas de intensidad
creciente hasta llegar al virtual derrumbamiento de la sociedad burguesa;
para entonces, la lógica del sistema habría polarizado a la sociedad en dos
clases contrapuestas por intereses irreconciliables, de tal modo que las
masas proletarizadas, conscientes de su explotación, acabarían
protagonizando la Revolución que daría paso al socialismo.

En otras obras suyas, Marx completó esta base económica de su


razonamiento con otras reflexiones de carácter histórico y político:
precisó la lógica de lucha de clases que, en su opinión, subyace en toda la
historia de la humanidad y que hace que ésta avance a saltos dialécticos,
resultado del choque revolucionario entre explotadores y explotados,
como trasunto de la contradicción inevitable entre el desarrollo de las
fuerzas productivas y el encorsetamiento al que las someten las relaciones
sociales de producción.

También indicó Marx el sentido de la Revolución socialista que esperaba,


como emancipación definitiva y global del hombre (al abolir la propiedad
privada de los medios de producción, que era la causa de la alienación de
los trabajadores), completando la emancipación meramente jurídica y
política realizada por la Revolución burguesa (que identificaba con el
modelo francés); sobre esa base, apuntaba hacia un futuro socialista
entendido como realización plena de las ideas de libertad, igualdad y
fraternidad, como fruto de una auténtica democracia; la «dictadura del
proletariado» tendría un carácter meramente instrumental y transitorio,
pues el objetivo no era el reforzamiento del poder estatal con la
nacionalización de los medios de producción, sino el paso -tan pronto
como fuera posible- a la fase comunista en la que, desaparecidas las
contradicciones de clase, ya no sería necesario el poder coercitivo del
Estado.

A fines de 1851 el New York Tribune lo designó corresponsal, lo que


alivió en parte su situación económica y mucho su dignidad. En once años
de colaboración, Marx escribió para ese diario más de quinientos artículos
y editoriales, un tercio de ellos con Engels.

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Desde diciembre de 1851 hasta marzo de 1852 Marx escribió El 18
brumario de Luis Bonaparte, una obra que trata sobre la Revolución
francesa de 1848, en ella expandió sus conceptos del materialismo
histórico, la lucha de clases y la dictadura del proletariado, avanzando el
razonamiento de que el proletariado triunfante tiene que destruir el Estado
burgués.

En 1857 llevaba escritas más de 800 páginas de notas y ensayos cortos


sobre el capital, la propiedad de la tierra, el trabajo asalariado, el Estado,
el comercio exterior y el mercado mundial; este trabajo no aparecerá
impreso hasta 1941, bajo el título de Grundrisse. En 1859, Marx publicó
la Contribución a la crítica de la economía política, que sería su primera
obra económica seria. En los años 1860 trabajó en la composición de tres
grandes volúmenes, comenzando con las Teorías de la plusvalía, donde
examinó a los teóricos de la economía política, especialmente a Adam
Smith y David Ricardo. Este trabajo es visto a menudo como el cuarto
libro de El Capital y constituye uno de los primeros tratados completos
sobre la historia del pensamiento económico. En 1867 se publicó el
primer volumen de El Capital, una obra que analiza el proceso de
producción capitalista. Aquí, Marx elaboró su teoría del valor-trabajo, su
concepción de la plusvalía y de la explotación que según él en última
instancia llevaría a una tasa de ganancia decreciente y al colapso del
capitalismo industrial .Los volúmenes II y III se mantuvieron como
manuscritos en los que Marx siguió trabajando para el resto de su vida y
fueron publicados póstumamente por Engels.

En 1864, Marx se involucró en la Asociación Internacional de


Trabajadores (también conocida como Primera Internacional). Se
convirtió en el líder de su Consejo General, siendo elegido en el
momento de su creación en 1864. En esta organización Marx estuvo
involucrado en la lucha contra el sector anarquista en torno a Mijaíl
Bakunin (1814–1876). Pero aunque Marx ganó esta disputa, la
transferencia de la sede del Consejo General de Londres a Nueva York
en 1872, apoyada por Marx, llevó a la decadencia de la Internacional. El
evento político más importante durante la existencia de la Primera
Internacional fue la Comuna de París de 1871, cuando los ciudadanos de
París se rebelaron contra su gobierno y retuvieron a la ciudad durante
dos meses. Durante la sangrienta represión de la rebelión, Marx escribió
uno de sus más famosos panfletos titulado, La guerra civil en Francia,
que fue una defensa de la Comuna.

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El levantamiento popular de París adoptó El capital como fundamento
teórico, proclamó la primera experiencia histórica de «dictadura del
proletariado» y difundió el nombre de Karl Marx por todo el mundo. La
mayor parte de los revolucionarios y líderes obreros adoptaron sus ideas
(aunque no todos las bebieran en su fuente original) y se inició la
veneración de su persona y su obra como quintaesencia del pensamiento
revolucionario.

Durante la última década de su vida, la salud de Marx declinó y fue incapaz de


prolongar el esfuerzo que había caracterizado su trabajo anterior. Su Crítica del
programa de Gotha se opuso a la tendencia de sus seguidores como Wilhelm
Liebknecht y August Bebel de comprometerse con el socialismo de Estado
propugnado por Ferdinand Lassalle en los intereses de un partido socialista unido.
Tras la muerte de su esposa Jenny en diciembre de 1881 y de su hija mayor, Marx
desarrolló una fuerte gripe que lo mantuvo con un mal estado de salud durante los
últimos 15 meses de su vida. Recibió en esta etapa final visitas y correspondencia de
líderes obreros y políticos.. Con el tiempo, contrajo bronquitis y pleuresía que lo
condujeron a su muerte el 14 de marzo de 1883 en Londres.

La lápida de Marx lleva el mensaje grabado: "¡Proletarios de todos los países, uníos!",
presente en la última línea del Manifiesto Comunista y la frase de la Tesis XI sobre
Feuerbach (editada por Engels): "Los filósofos sólo han interpretado el mundo de
distintos modos, pero de lo que se trata es de transformarlo".

2. SOCIALISMO UTÓPICO Y SOCIALISMO CIENTÍFICO

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“…la inmensa labor intelectual y práctica de Marx arranca de la crítica
certera del capitalismo, lo que le permitió descubrir su anatomía y sus
contradicciones insolubles, a partir de lo cual elabora una teoría eficaz para su
sustitución revolucionaria por una “sociedad libre de productores libres”. Así
crea un enfoque profundamente democrático, humanista y revolucionario para
accionar en la lucha de clases y transformar la realidad…” Rogelio Roldán

El socialismo utópico a través de Charles Fourier, Robert Owen y Saint Simón


había criticado al capitalismo desde una perspectiva humanitaria y había
propuesto voluntaristamente el paso progresivo a un régimen social basado en la
propiedad y el trabajo colectivos. Los socialistas utópicos criticaban la
explotación que el capitalismo ejercía sobre el proletariado y elaboraban
proyectos de una sociedad ideal pero, según Marx y F. Engels, no habían
logrado descubrir la esencia de la explotación de los obreros ni comprender el
papel histórico del proletariado, ni alcanzaron a descubrir las leyes del
desarrollo social.

“...Se pretendía sacar de la cabeza la solución de los problemas sociales...La


sociedad no encerraba más que males que la razón pensante era la llamada a
remediar...Tratábase por eso de descubrir un sistema nuevo y más perfecto de
orden social, para implantarlo en la sociedad desde fuera, por medio de la
propaganda, y a ser posible con el ejemplo, mediante experimentos que
sirviesen de modelo. Estos nuevos sistemas sociales nacían condenados a
moverse en el reino de la utopía...” Engels. Del socialismo utópico al
socialismo científico.1973

Frente a esta postura, Marx formula la doctrina del socialismo científico, en la


cual no es el impulso voluntarista sino el estudio crítico de la estructura
económica del capitalismo el que permitirá conocer las leyes dialécticas de su
evolución y descomposición y conforme a ellas proceder a su transformación.

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Marx designa materialismo histórico a la nueva ciencia o teoría científica de
la historia diferenciándola de las concepciones idealistas anteriores y
materialismo dialéctico a su filosofía.

Marx vincula su filosofía materialista a la práctica revolucionaria:

“Hasta el momento, los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo de
diversos modos, de lo que se trata es de transformarlo”.

Marx y Engels demostraron que el materialismo, para ser científico debe ser
dialéctico y que la dialéctica será científica si es materialista. La creación de la
filosofía materialista dialéctica significó una auténtica revolución en la historia
del pensamiento humano. El materialismo dialéctico surge de la inversión de la
dialéctica hegeliana: el proceso dialéctico no se manifestará en el desarrollo de
la idea o espíritu como para Hegel sino en las transformaciones de la
infraestructura económica, o sea, en el mundo de las condiciones materiales de
la existencia.

“Mi método dialéctico es no sólo diferente del hegeliano, sino lo opuesto. En


Hegel, el método está de cabeza. Hay que ponerlo de pié.” (Marx, Prólogo de
El Capital).

“Para Hegel, el mundo real no es sino la forma extrema de La Idea y para mí,
por el contrario, la idea no es sino el mundo material reflejado por la mente
humana”. (Marx, Prólogo de El Capital).

“ No es la conciencia de los seres humanos lo que determina su ser, sino el


ser social lo que determina su conciencia” (Marx, Contribución a la crítica de
la economía política-1859).

“Hegel era idealista; es decir, que para él, las ideas de su cabeza no eran
imágenes mas o menos abstractas de los objetos y fenómenos de la realidad,
sino que estas cosas y su desarrollo se le antojaban, por el contrario,

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proyecciones realizadas de la “Idea”, que ya existía, no se sabe cómo, antes de
que existiese el mundo. Así, todo quedaba cabeza abajo, y se volvía
completamente al revés la concatenación real del universo...” Engels Op. Cit.

Según Marx, el capitalismo industrial (afirmación, tesis) engendra al


proletariado (negación, antítesis), y esta contradicción es superada en la
sociedad sin clases del socialismo (síntesis). El modo de producción del
capitalismo industrial conduciría inevitablemente a la superación de la
propiedad privada, no sólo por la rebelión de los oprimidos sino por la propia
evolución del capitalismo, en el que la progresiva acumulación del capital
determinaría la necesidad de nuevas relaciones de producción basadas en la
propiedad colectiva de los medios de producción.

“...el propio capitalismo ha creado a sus enterradores: los proletarios, los


encargados de poner fin a la contradicción entre la producción social y la
apropiación privada, generadora de crisis y miseria, e instaurar en su lugar la
sociedad socialista, donde no hay contradicción entre la producción y la
apropiación social.” (J. Laborde, prólogo a Del Socialismo utópico al
Socialismo científico, Engels, F. 1973)

“...Desde el momento mismo que nació, la burguesía llevaba en sus entrañas a


su propia antítesis, pues los capitalistas no pueden existir sin obreros
asalariados...”Engels, F. Op. Cit.

La interpretación de la historia cobra así un sentido dinámico. No es posible


considerar las diferentes etapas de la historia como situaciones estáticas,
inamovibles. Cada una es el resultado consecuente de las anteriores. Ese
resultado es, por ende, inevitable y previsible.

“Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen como quieren., bajo
condiciones elegidas por ellos sino en condiciones que encuentran, que les
son dadas y trasmitidas del pasado.”

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Son los factores materiales del desarrollo económico-social los que determinan
(por el proceso dialéctico mencionado) lo que ocurre en el presente y ocurrirá
en el futuro. La concepción materialista de la historia parte de la tesis de la que
producción, y tras ella el intercambio de sus productos es la base de todo orden
social.

“...La primera premisa de toda existencia humana y también, por tanto, de


toda historia, es que los hombres se hallen, para “hacer historia”, en
condiciones de poder vivir. Ahora bien, para vivir hace falta comer, beber,
alojarse bajo un techo, vestirse y algunas cosas más. El primer hecho histórico
es, por consiguiente , la producción de los medios indispensables para la
satisfacción de esas necesidades, es decir la producción la vida material
misma...” Marx y Engels. La concepción materialista de la historia, pp.28,1973

“según la concepción materialista de la historia, el elemento determinante de


ésta es en última instancia la producción y reproducción de la vida real. Ni
Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto; por consiguiente, si alguien lo
tergiversa transformándolo en la afirmación de que el elemento económico es
el único determinante, lo transforma en una frase sin sentido, abstracta y
absurda”.
Federico Engels

Las últimas causas de todos los cambios sociales no está en la filosofía, sino en
la economía de cada época: en las transformaciones operadas en el modo de
producción y de intercambio. El orden social vigente es obra de la clase
dominante durante la modernidad: la burguesía. El modo de producción
característico de la burguesía recibe el nombre de modo capitalista de
producción el cual era incompatible con el anterior modo de producción
feudal.
Para Marx, el perenne conflicto entre la clase desposeída (el proletariado) y la
poseedora (la burguesía) es la médula misma del devenir histórico. La burguesía
lucha para retener lo que posee, utilizando la explotación del hombre por el

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hombre, y el proletariado lucha para conseguir la posesión de los medios de
producción tratando de liberarse del yugo a que están sometidas.

“...Marx y Engels llevaron a cabo la gran tarea histórica de convertir el


socialismo de una utopía en una ciencia, demostrando que el socialismo es el
resultado necesario del desarrollo de la sociedad capitalista y la lucha de
clases del proletariado, cuya misión histórica consiste en destruir el
capitalismo y construir la sociedad socialista”.Laborde J. Prólogo del
socialismo científico al socialismo utópico.

Según Marx, el Estado es el simple instrumento de la clase poseedora para


hacer las leyes que “legalicen” sus adquisiciones y posesiones. Las guerras entre
naciones son producto del conflicto de clases extendido hasta más allá de las
fronteras. La gran industria y la implantación del mercado mundial dan
carácter universal a la lucha de clases y le imprimen una violencia inusitada. El
que sucumbe es aplastado sin piedad. Es la lucha darwinista por la existencia
trasplantada de la naturaleza a la sociedad.
El socialismo anterior a Marx criticaba al modo de producción capitalista pero
al no poder explicarlo no podía destruirlo y no podía más que repudiarlo. El
descubrimiento por parte de Marx de la plusvalía, vino a revelar que el régimen
capitalista de producción y la explotación del obrero, tenían por forma
fundamental la apropiación de trabajo no retribuido, que el capitalista, aún
cuando compra la fuerza de trabajo (energía humana empleada en el proceso
de trabajo) de su obrero por todo el valor que representa como mercancía, saca
siempre de ella más valor que lo que le cuesta. Esta plusvalía es de donde
proviene la masa cada vez mayor de capital acumulado en manos de las clases
poseedoras de los medios de producción.
“...a la acumulación del capital corresponde una acumulación igual de
miseria...”Engels, Del Socialismo utópico al socialismo científico.

3. IDEA DE HOMBRE:
La esencia del hombre la había buscado la filosofía moderna desde Descartes a
Hegel, de manera puramente interior al individuo y entonces lo había definido

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en función de la autoconciencia, en consecuencia había llegado a una
determinación válida para todo tiempo y lugar, y por ende abstracta.
Marx busca en cambio la esencia del hombre en las relaciones “exteriores” que
cada hombre mantiene con la naturaleza y con los otros hombres en el conjunto
de sus relaciones sociales. Esas relaciones y esa sociedad no las piensa Marx
como algo dado y estático, que fuera el objeto de pura contemplación (teoría),
sino como realizaciones del hombre mismo, como creaciones suyas. De tal
manera que se da un juego recíproco entre el individuo y la sociedad, en el que
ambos se constituyen.
Dicho de otro modo, Marx concibe al hombre como el ente que se produce
a si mismo. Y ese acto autogenerador del hombre es el trabajo. El trabajo es una
relación real del hombre con las cosas mismas, con la naturaleza y con los
demás hombres, praxis histórico-social.
El trabajo constituye entonces la esencia del hombre, el modo como este
concretamente es, el medio para su realización y para el desarrollo completo de
sus posibilidades, para su satisfacción y para su felicidad.

“...hasta cierto punto, debemos decir que el trabajo ha creado al propio


hombre...”Engels, El papel del trabajo en la transformación del mono en
hombre, 1973
El trabajo del hombre a diferencia de la actividad animal, está acompañado
de conciencia, es un trabajo social y se realiza en un proceso histórico. Está
siempre dirigido por una idea o representación, esto es, en el fondo, por las
conciencia. El trabajo consistirá pues en la objetivación o exteriorización en la
naturaleza de la idea que el hombre tenga, será una objetivación de sí mismo. El
trabajo entonces significa una humanización de la naturaleza, porque en ella el
hombre va dejando su huella, sus ideas, es decir, su propia esencia. Y ello
revierte sobre el hombre, porque la transformación introducida en la naturaleza
trae como consecuencia la transformación de las condiciones de la vida
humana. En este sentido Marx pone de relieve la enorme importancia que tienen
sobre la vida humana la ciencia moderna, la técnica y la industria con ella
relacionadas.

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Mientras el animal produce tan sólo en función de sus necesidades
orgánicas, biológicas, el hombre no se deja simplemente arrastrar por los
impulsos. Es capaz de mediatizarlos, porque entre el impulso y la producción
interpone la idea o representación, el fin que quiere realizar. El trabajo
verdadero es el trabajo libre de la necesidad orgánica. El no puede reducirse a la
mera actividad económica, a simple medio para mantener la vida orgánica, sino
que es, por el contrario, en su forma plena, actividad libre y conciente como
desarrollo y realización del ser. Si en cambio, el trabajo se rebaja a mero medio
de subsistencia, la esencia del hombre se invierte, el hombre se “aliena”. En la
sociedad capitalista el hombre está alienado, es decir, se encuentra “ajeno”a sí
mismo, vive desconociendo su esencia. Esta alienación tiene lugar en todos los
planos de la existencia humana: social, político, religioso, filosófico. Pero todas
las formas de enajenación tienen su raíz en el trabajo. En las condiciones
históricas que Marx describe, el trabajo, en lugar de significar la realización
espontánea, plena y gozosa de su humanidad, paraliza las actividades
propiamente humanas e impide cualquier tipo de satisfacción intrínseca.
En el trabajo de la sociedad capitalista, el trabajador, no se siente feliz, sino
desgraciado, no desarrolla una libre energía física y espiritual sino que mortifica
su cuerpo y arruina su espíritu. El trabajador se siente cómodo cuando no
trabaja, vale decir, cuando no se encuentra cumpliendo su verdadera esencia
sólo trabaja bajo la fuerza de una coacción, en cuanto esa presión desaparece,
abandona el trabajo porque éste no constituye de por sí fuente de satisfacción
ninguna.
Hay una enajenación en primer lugar respecto a su propia actividad porque la
experimenta como sufrimiento y no como despliegue de sus más peculiares
capacidades. En segundo lugar el trabajador está alienado respecto del producto
de su trabajo. Algo en lo que ha puesto su propia persona no le pertenece a él
sino al capitalista, al dueño de los medios de producción y en tercer lugar está
alienado porque no puede elegir su trabajo. No puede elegirlo libremente sino
tal como se lo prescribe el lugar que ocupe dentro del proceso social de
producción, lugar que a su vez está determinado por el sistema de producción,
la forma de distribución de la riqueza y el poder.

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La sociedad existente es una sociedad de clases y la sola existencia de éstas,
contradice la libertad o la convierte en una idea abstracta. La libertad de cada
individuo está fijada por la clase a que pertenece, sin tener en cuenta las
necesidades de cada uno: no es la misma la libertad del obrero que la del
burgués.
En esta sociedad, tanto el trabajo como el trabajador se convierten en
mercancías, en un mundo en el cual cuanto más se valoran las cosas, tanto más
se olvida la humanidad del hombre. En lugar de estar las mercancías al servicio
del hombre, el hombre está al servicio de las mercancías. Los hombres se
consideran unos a otros sólo en función de las mercancías que producen,
compran o venden.
En la sociedad comunista, el hombre habrá superado la alienación,
desaparecerán las clases y el hombre podrá cumplir su esencia. Sólo entonces,
dice Marx, comenzará la verdadera historia del hombre, el reino de la libertad.
La historia, tiene para Marx, un fin: que el hombre llegue al conocimiento de
su propia esencia. Esto se logrará en libertad plena con el advenimiento de la
sociedad sin clases.

4. INFRAESTRUCTURA Y SUPERESTRUCTURA:

Marx y Engels han llamado infraestructura a la estructura económica de la


sociedad, y superestructura a las instituciones jurídico-políticas (Estado,
derecho,etc.) y a las formas de conciencia social propias de una determinada
infraestructura (estructura ideológica).

“...la estructura económica de la sociedad constituye en cada caso el


fundamento real a partir del cual hay que explicar en última instancia toda la
superestructura de las instituciones jurídicas y políticas así como los tipos de
representación religiosa, filosófica y de otra naturaleza, de cada
períodohistórico.”Marx, Antiduring,México,1964

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La infraestructura o estructura económica es la base de todo el edificio social.
Marx afirma pues que para estudiar la sociedad no se debe partir de lo que los
hombres dicen, imaginan o piensan sino de la forma en que producen los bienes
materiales necesarios para su vida.
Si bien , según la teoría marxista, se debe buscar en la infraestructura el hilo
conductor para explicar los fenómenos sociales, no se debe concluir de esto que
todo lo social es un simple reflejo de lo económico, si bien algunos textos de
Marx se prestan a esta interpretación. Si bien los elementos de la
superestructura están ligados a los cambios en la infraestructura, tienen también
su autonomía relativa y sus propias leyes de funcionamiento. Engels mismo
señala que el desarrollo de la filosofía no puede ser explicado exclusivamente a
partir del desarrollo económico:

“...El desarrollo político, jurídico, filosófico, religioso, literario, artístico,


etc.,descansa en el desarrollo económico. Pero todos ellos repercuten también
los unos sobre los otros y sobre su base económica. No es que la situación
económica sea la causa, lo único activo, y todo lo demás efectos puramente
pasivos.. Hay un juego de acciones y reacciones, sobre la base de la necesidad
económica., que se impone siempre, en última instancia.”

“...la filosofía de cada época tiene como premisa un determinado material de


ideas que le legan sus predecesores y del que arranca.” Engel, Carta a
Starkenburg, 1984.

La ideología como parte de la superestructura impregna todas las actividades


del hombre. Gobierna los comportamientos familiares de los hombres y sus
relaciones con los otros hombres. Llega a ser indiscernible de su experiencia
vivida. Cuando no se percibe su acción, se tiende a tomar la percepción del
mundo y de las cosas como percepciones de la “realidad misma” sin darse
cuenta de que esta percepción no se puede dar sino teñida de ideología.
Las ideologías no son representaciones científicas del mundo, sino
representaciones que expresan esperanzas, deseos, nostalgias, etc y predominan

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en ellas los elementos que tiene una función de adaptación a la realidad. Según
Marx, en una sociedad de clases la ideología está destinada a asegurar la
dominación de una clase sobre las otras haciendo aceptar a los explotados su
condición de explotación como algo natural y a la vez se ejerce sobre la clase
dominante para hacerles parecer como natural su explotación y dominio.

“...”la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al


mismo tiempo, su poder espiritual dominante.” Marx y Engels, La concepción
materialista de la historia, 1973.

5. TEORÍA MATERIALISTA DIALÉCTICA DEL CONOCIMIENTO:

El marxismo aborda el problema del conocimiento en relación con la práctica


social. Es práctico pues comienza por la experiencia, por la práctica que pone al
hombre en contacto con la realidad. Es social porque implica una permanente
interacción con otros.

“...El conocimiento del hombre depende principalmente de su actividad en la


producción material; en el curso de ésta, el hombre va comprendiendo
gradualmente los fenómenos, las propiedades y las leyes de la naturaleza, así
como las relaciones entre él mismo y la naturaleza, y también....va conociendo
paulatinamente y en diverso grado determinadas relaciones existentes entre los
hombres.” MAO-TSE-TUNG, Obras, Tomo 3. Cinco tesis filosóficas. 1973
“Si quieres conocer tienes que participar en la práctica transformadora de la
realidad” Mao-tse-Tung, Op.Ci .tpp. 13

Conocemos al tomar la práctica como punto de partida, reflexionamos sobre la


misma (teorizamos) y volvemos a la práctica enriquecida, transformada por la
teorización previa.

“El hecho de que la práctica constituya el punto de partida significa que la


teorización va a vincularse, va a amarrarse con una problemática concreta,
evitando la dispersión hacia temas ajenos a la realidad. Por eso la teorización

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no es un hecho intelectual desligado de la práctica, sino más bien un proceso
ordenado de abstracción, una visión más profunda y total de la realidad, una
nueva mirada crítica y creadora de la práctica...

“...Saber es entonces descubrir la esencia de la realidad entre el bosque


enmarañado de las apariencias” Leis Raúl. El arco y la flecha. 1990

“En el proceso de la práctica, el hombre no ve al comienzo más que las


apariencias, los aspectos aislados y las conexiones externas de las cosas...A
medida que continúa la práctica social, las cosas que en el curso de la práctica
suscitan en el hombre sensaciones, impresiones, se presentan una y otra vez;
entonces se produce en su cerebro un cambio repentino en el proceso del
conocimiento y surgen los conceptos” Mao-Tse –Tung, Op. Cit. pp. 9

Saber entonces implica pasar del conocimiento sensorial (sensaciones,


percepciones) al conocimiento racional (conceptos, juicios, racionamientos).La
razón ordena y elabora los datos que brindan las sensaciones. Los conceptos
permiten captar ya no la apariencia sino la esencia de las cosas. El conocimiento
lógico permite alcanzar la esencia y las conexiones internas de las cosas.
Posibilita descubrir las contradicciones internas del mundo circundante.
El conocimiento avanza entonces de lo simple, lo parcial, lo inmediato lo
superficial; a lo complejo, lo global, lo mediato, lo profundo.
Lo sensorial y lo racional si bien son dos etapas cualitativamente diferentes,
forman parte de un proceso cognoscitivo único. No están desligados, sino
unidos sobre la base de la práctica.
“Nuestra práctica testimonia que no podemos comprender inmediatamente lo
que percibimos y que podemos percibir con mayor profundidad sólo aquello
que ya comprendemos” Mao-Tse-Tung, Op. Cit, pp.11

El movimiento materialista dialéctico del conocimiento desde lo sensorial a lo


racional tiene lugar tanto en pequeña escala (conocer una sola cosa) como en lo
macro (conocer una sociedad, una revolución).

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El aspecto fundamental de la filosofía marxista no consiste sin embargo en sólo
conocer y comprender las leyes del mundo objetivo sino en aplicar ese
conocimiento para transformar activamente al mundo. Esto es la praxis:
actividad práctico-teórica transformadora de la naturaleza y de la sociedad, y
simultáneamente formadora del hombre en su conocimiento y en su práctica.

6. LA EDUCACIÓN EN EL MATERIALISMO DIALÉCTICO :

Las raíces de la educación socialista del hombre arrancan de la teoría marxista


sobre la inevitabilidad de la revolución proletaria y la preparación del
proletariado para asumir esa tarea histórica. La educación, en la pedagogía
socialista, debe hacer posible el surgimiento del hombre plenamente
desarrollado, surgimiento que le posibilitará la transformación social. La
pedagogía socialista estará pues al servicio de la clase obrera y le dará los
instrumentos necesarios para superar su condición de dominada. La educación
debe acompañar y acelerar el desarrollo total del hombre y el cambio de las
relaciones sociales pero no es la encargada exclusiva de desencadenarlo ni
hacerlo triunfar.
La conciencia comunista no sería el fruto exclusivo de la educación intelectual,
sino que sería sobre todo, resultado de las experiencias de la acción
revolucionaria acometida por los obreros.
El futuro no es un ideal abstracto y utópico, no es una realidad que se espera,
sino una realidad que se crea a través de la práctica revolucionaria. Había pues
que organizar una educación capaz de preparar a los individuos para la misma.
A la pregunta: ¿hay que cambiar las condiciones sociales en que viven los
hombres o hay que cambiar a los hombres primero?, Marx contestaba que es
preciso lo uno y lo otro a la vez. “Las circunstancias crean a los individuos y los
individuos crean las circunstancias”.
Ni la formación intelectual, ni la educación moral, pueden realizarse como
procesos aislados de formación de los alumnos sino que deben vincularse con
las circunstancias concretas de su vida, con la acción concreta. La formación
intelectual debe partir de la aprehensión de la realidad para

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transformarla. La educación moral deja de ser una cuestión puramente interna
para convertirse en una integración en la acción. Su esencia estriba en la
participación del hombre en la lucha por el progreso histórico, llevada a cabo
mancomunadamente con los demás individuos. Lo que “ tiene que ser” no se
interpreta como una norma absoluta y desligada del tiempo, sino como una
orientación actual de la acción edificadora del futuro.
Es conocida la atención que Marx confería a la formación vinculada con la
actividad laboral. Marx advirtió el carácter educacional del trabajo previendo su
ligazón con la enseñanza para todos los niños. El trabajo realizado en las
condiciones del socialismo sería un factor de desarrollo moral e intelectual. El
trabajo dejaría de ser explotado por la clase dominante y se convertiría en una
forma de participación de todos los individuos en su vida social, en una
actividad vocacional, creadora, resultante de las aspiraciones y las facultades del
individuo.
En 1905, Lenín subrayó el nexo existente entre la pedagogía y la política.
Sostenía la necesidad de educar constantemente a nuevas capas de la clase
obrera para con la mayor paciencia y tenacidad elevar su nivel de conciencia
socialdemócrata, evitando reducir la ciencia a un mero dogma que sólo se
enseña a través de los libros, sino participando en la lucha cotidiana por la vida.
La educación de los “hombres nuevos” se habría de convertir en el elemento
esencial de la acción revolucionaria y de la posterior edificación de la sociedad
comunista.
El optar por el sujeto como punto de partida de las reflexiones caracterizaba al
idealismo, mientras que el optar por los objetos distinguía las posturas del
realismo y del materialismo vulgar. Los primeros sostenían que el mundo
objetivo surge de lo subjetivo, mientras que los segundos afirmaban que lo
subjetivo deriva de lo objetivo.
Desde el ángulo del materialismo dialéctico, el sujeto y el objeto no se
contraponen como elementos acabados y separados sino que se hallan
vinculados entre sí. El objeto fue siempre el objeto del sujeto y, a su vez, el
sujeto existió siempre en relación con el objeto.
El materialismo dialéctico centró siempre su atención en la parte activa del
individuo e interpretó su actividad social como el eslabón que lo une al mundo

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objetivo en un conjunto dialéctico. Se opuso al concepto idealista que trata de
reducir toda la realidad a un estado de conciencia y al concepto materialista
vulgar que pretende concebir al individuo como un producto de fuerzas
naturales.
Tanto el objetivismo como el subjetivismo llegan a la conclusión de que el
orden social imperante no puede cambiarse. Los objetivistas porque consideran
inalterable el curso de las cosas. El individuo no las puede cambiar, están
determinadas inexorablemente. Los subjetivistas consideran que la causa de los
conflictos sociales está en el mismo individuo y no en la realidad exterior.
El marxismo, en cambio, trata a la sociedad como una realidad objetiva pero
considerándola como una realidad creada por la acción de los hombres, que
representa su producto y que puede ser transformada. Esclarece la profunda
unión dialéctica de los factores objetivos y subjetivos. La influencia recíproca
del mundo y el hombre enriquecen a ambos: el mundo subjetivo del hombre
cambia y se desarrolla bajo el influjo material y social de la realidad objetiva y
ésta se transforma y desarrolla bajo la influencia de las actividades humanas.
“cuando el sujeto transforma el objeto, siempre también el objeto transforma al
sujeto”. Teniendo en cuenta esta relación dialéctica, la educación es considerada
como el proceso de formación y desarrollo de la conciencia para la acción
transformadora de la realidad, partiendo a su vez de las necesidades y
características de una realidad en constante desarrollo.
El pedagogo socialista polaco Bogdan Suchodolski afirma que las finalidades
de la educación no estriban únicamente en impartir conocimientos sino que
además tiene que impartirles a los alumnos la capacidad de obrar por sí mismos
y de establecer los nexos comunitarios con los demás individuos, debe despertar
en ellos las facultades creativas más diversas, enseñándoles a participar
activamente en los asuntos esenciales de la vida.
Todo ello puede alcanzarlo la educación siempre y cuando no contemple la
civilización como un mundo extraño y objetivo de metas determinadas e
inmutables que al ser impartidas a los jóvenes les enseñe la subordinación y la
mera obediencia.
La doctrina socialista significa pues una construcción ética y antropológica cuya
dirección es la libertad, la ruptura con la enajenación. Pero ese paso no se puede

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dar en abstracto, ni de forma mecánica. La clase trabajadora, portadora de esa
nueva esperanza, la única capaz de suprimirse, suprimiendo todas las clases,
necesita de una conciencia, una teoría avanzada para realizar su misión
histórica. La escuela, al lado del partido y del sindicato, puede ser el espacio
indicado para esa elaboración.
Así la conciencia de clase pasa a ser el núcleo central del programa de la
escuela socialista, incluso en el interior de la sociedad capitalista, cuyo núcleo
central es otro: la disciplina. Por eso la educación socialista en el interior de la
burguesa sólo puede ser una pedagogía de la praxis.
Como la liberación no es un acto arbitrario, requiere de una preparación lenta,
una superación gradual de las contradicciones y dicotomías, una educación de
clase contraria a la burguesa, manipuladora y enajenante. Al mismo tiempo no
pueden ignorarse las conquistas técnicas y científicas de la escuela burguesa. La
comprensión y la asimilación crítica de esos avances posibilitarán el dominio de
los instrumentos técnicos-científicos, que se apropiaron las clases dominantes
exclusivamente. Sin embargo, en una concepción dialéctica y popular de la
educación, esa apropiación del conocimiento universal, de la riqueza y el saber
no se hace de manera individualizada como en el capitalismo. La nueva
cualidad de la apropiación del saber, desde el punto de vista socialista, se
orienta por la solidaridad de clase y por el amor y no por el deseo puro de
competir y superar al otro, el colega, el semejante.

BIBLIOGRAFÍA:
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Editor de América Latina, Bs.As. 1972.
 ENGELS, F. Del socialismo utópico al socialismo científico. El papel del
trabajo en la transformación del mono en hombre. Polémica, Bs. As. 1973.
 MARX, C y ENGELS, F. La concepción materialista de la historia.
Ediciones de la Larga Marcha. Bs. As. 1973
 MARX, C. El Capital. Claridad, Bs. As.
 LEIS, Raúl. El arco y la flecha. Humanitas/Cedepo, Bs. As, 1990.
 MAO-TSE-TUNG. Obras, Tomo 3, Ediciones de la Paloma, Bs. As. 1973

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 HARNECKER, Marta. Los conceptos elementales del materialismo
histórico. Siglo XXI, Bs. As. 1973
 LASKI, Harold. Carlos Marx. Comisión de cultura del partido socialista.
Bs. As. 1946 .
 GADOTTI, Moacir. Historia de las ideas pedagógicas. Siglo XXI, Méjico,
1998.
 SUCHODOLSKI, Bogdan. Fundamentos de pedagogía socialista. Laia,
Barcelona, 1974.

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