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UST

Escuela de Psicología

Trabajo para la clase con cuento de los


“Monstruos Domésticos”
Pauta creada por Cynthia Donoso y Sergio Reyes (2020), a partir de
Marijanovic, S., (1997), Manual de monstruos domésticos, Madrid, Editorial Lumen.

La actividad toma elementos del Método Oaklander, que con sus 4 pasos: (a) Imagina, (b) Crea, (c)
Sé eso que creaste y (d) Asocia, incluye: una imaginería (el docente invita a los estudiantes a
disponerse a imaginar un viaje al interior de sí mismo, simbolizado en la “casa” y a conocer a sus
propios “monstruos”). También elementos del arte-terapia, consistente en la creación del propio
“monstruo”, posterior a la imaginería. En un tercer momento, se puede realizar un trabajo
(individual o colectivo) de reflexión, análisis y aplicación de los conceptos abordados en el Taller de
Identidad.

El texto muestra como lo “salvaje”, puede ser domesticado y transformarse en algo controlable,
reconocible y amigable, graficado en los “monstruos domésticos”.

Momento de la imaginería (PASO 1 OAKLANDER, IMAGINA)

Nos ponemos cómodos, con la menor distracción posible, respiramos profundo varias veces y
conscientemente hacemos un alto en nuestras preocupaciones, para focalizarnos aquí y ahora…

En primer lugar, los invito a recordar cuando éramos niños y nos leían cuentos, explorando como
nos sentíamos, en que posición estábamos, quienes lo hacían, qué cuentos me gustaban, o si yo he
podido leer cuentos a niños, cómo se prepara la atmósfera para la lectura de un cuento… (si se
hace presencial, se puede identificar quienes no han tenido esta experiencia).

Posterior a ello, el docente comienza a leer el cuento con todas las habilidades que implican leer un
cuento, (voz, acción, edición de partes a la luz de interés del grupo, etc).
H ace ya tiempo que constatamos por primera vez, la existencia de monstruos domésticos,
esas criaturas que viven en nuestros hogares inventando travesuras, maquinando y
conspirando para hacer nuestra vida cotidiana un poco más complicada de lo que
quisiéramos.

Así pues, decidimos un día ir a comprobar si era verdad que estos seres, sombríos y aterradores,
eran capaces de provocarnos tantos estragos como se decía que eran capaces…

Fue así como entramos dentro de nuestra propia casa… algunas tienen puertas anchas y coloridas,
como invitando a que otros entren… otros vieron que su puerta es estrecha, casi un premio
merecer quien logra ingresar. Otros tienen su puerta camuflada, para que casi nadie la
encuentre… contemplo mi puerta, tomo conciencia de cómo se ve…

Una vez dentro de nuestra casa, vemos que muchas habitaciones… Salones iluminados y amplios,
pero también algunas habitaciones lejanas y oscuras… Recorro dos amplias salas del primer piso,
una está dedicada a mi niñez… mis juguetes preferidos están aquí, fotos de mis amigos de ese
entonces, recuerdos de varios momentos. Una foto dice, un gran momento de la niñez… Y luego
paso a la siguiente sala, donde veo recuerdos de mi adolescencia; un ropero con la ropa que me
gustaba usar en ese entonces buscaba expresar mi interioridad e identidad… veo en los muebles
algunos recuerdos de mi enseñanza media… fotos con mis amistades, hasta pareciera que hubo
una fiesta y recuerdo algunas anécdotas vividas con ellas. En la sala principal está llena de objetos
de mi vida presente: fotos de las personas que actualmente me importan, una muralla con mis
triunfos, objetos que tienen historia para mí, recuerdos de viajes o de vacaciones, o de seres
queridos que han partido…

Decidimos subir por una escalera que cruje a nuestros pasos… Luego un pasillo largo y un poco
oscuro. Pero, aunque se siente un poco de temor, hay que entrar a esas también, capaz que allí se
oculten esos famosos monstruos… Cuando abrimos la puerta, que rechina en forma larga y casi
como una advertencia de peligro, es poco lo que logramos ver, alguna sombra parece moverse…
No vamos a negar que el corazón se pone a palpitar un poco más rápido… Pero ¿será que esa
extraña presencia que hay dentro de la habitación se estará escondiendo de mí? Porque a cada
pequeño movimiento pareciera querer ocultarse más… Pero ya vamos divisando sus ojos… ¿es
idea mía o los ojos de la criatura no dan miedo? Pareciera ser que no es un enemigo voraz ni
terrible… ¡Sus ojos parecen temer mi presencia!

Antes de acercarme al monstruo, recuerdo tantos problemas que me ha provocado, cambiar de


planes a última hora, no decirle a esa persona que me gustaba, cometer un error del que había
sido advertido, decir cosas hirientes a quien quiero, rechazar amor del bueno, no ver las cosas
positivas que me rodean, querer perderme en algún vicio… Me invade una mezcla de rabia,
rencor, miedo, pero hoy por primera vez… curiosidad.
Llega un momento crucial, ¡a descubrir quién eres! Entonces encuentro el interruptor de la
habitación y enciendo la luz. Frente a mí, una criatura que me descoloca… ¿así de pequeña era?
¿Idea mía o tiene cara de travieso? Me mira con cara de asombro, pero con mucha familiaridad…

Pareciera que logro comenzar a entender lo que dice… Algún tipo de comunicación mental que me
permite saber sobre él… ¡Tiene un nombre! Me cuenta su origen, ¡quién lo diría! Cómo le gusta
molestarme, ¡cómo a veces cree que yo lo invoco! Pienso para mis adentros, ¡qué caradura! Cree
que yo le estoy pidiendo que apareciera… Me cuenta historias y anécdotas, ¡qué curioso que
algunas situaciones en las que creía que el mundo se acababa, mi monstruo las ve tan distinto!

Algo ha pasado en nosotros, en el monstruo y en mí… al saber su nombre y verlo como es, ahora
que lo pienso bien, ¡tiene un aspecto gracioso! Hasta que me dan ganas de venir a verlo más
seguido. Porque recordar esas escenas que pensé tan desagradables, con él las estoy entendiendo
de una manera distinta.

Así como un animal salvaje puede ser “domesticado”; mucho más nuestros pequeños monstruos
que habitan en nuestra casa. Lo más gracioso fue descubrir, con mi monstruo doméstico, que
viven varios otros más en mi casa… de distintas formas, colores, expresiones y tamaños. He ido
aprendiendo que muchas veces no quieren dejar de ser quienes son… Y siguen molestando,
haciendo travesuras o riéndose de mí… pero desde que los conozco yo mismo he ido cambiando…

Bajo nuevamente al primer piso de mi casa. Escucho que en las piezas oscuras del segundo piso se
mueven mis monstruitos… ya no siento el mismo temor. De hecho, una verdadera colección de
monstruos que vive allá arriba… Se aparecen en distintos momentos. Unos están inactivos hace
ratos, pero pasan cosas que los vuelven nuevamente traviesos.

Llegó la hora de salir de mi casa. Echo un último vistazo y salgo, cerrando mi puerta y
alejándome…

¿Veamos algunos monstruos?

En un PPT se proyectan algunos monstruos sacados del libro o de otros documentos, en los cuales
otras personas hayan construido sus monstruos.
Momento del Arte-terapia (PASO 2 OAKLANDER, CREA)

Finalizada la lectura se pide a los estudiantes que identifiquen cuál es su monstruo salvaje que
requiere ser domesticado y los invito a construir este monstruo en plasticina (o dibujarlo, si no
disponen de plasticina).

Se puede poner música suave y dejar que elaboren su monstruo doméstico. Luego dialoga con
él/ella…

 ¿Cuándo aparece?
 ¿Cómo actúa?
 ¿Cómo se originó?
 ¿En qué momento se vuelve más “salvaje”?
 Regálale a tu monstruo un NOMBRE (hagámoslo doméstico)

Momento de la reflexión (PASO 3 OAKLANDER, SÉ) y el diálogo (PASO 4 OAKLANDER, ASOCIA)

En el plenario de la presentación de nuestros monstruos se explora en temas como:

- ¿Cómo fue la experiencia de la imaginería? ¿Algo que me haya llamado la atención?


- ¿Qué resistencias o defensas me surgieron al construir mi monstruo? ¿Qué me revelan de
mí mismo/a?
- Cuáles son los aspectos salvajes del monstruo, como interfieren, desde cuando surgen, en
que momentos se vuelven más salvajes, que ha hecho para domesticarlo, etc. La idea es
que cada uno reconozca su aspecto “salvaje” pero comience a reflexionar en torno a
origen de éste, funcionalidad que ha tenido, que otro “animal” despierta etc.
- ¿Qué ventajas tiene aplicar como psicólogos las técnicas que utilizamos hoy?
- ¿Qué temas vistos en el taller de identidad se vinculan con la actividad de estos
“monstruos domésticos”?

Cierre de la actividad…

Se cierra mostrando que estos aspectos forman parte de nosotros y lo central es CONOCERLOS y
REGULARLOS, NO hacerlos desaparecer, o como dice el libro DOMESTICARLOS.

Se puede concluir recogiendo ¿cómo nos vamos después de esta actividad? ¿algo que me haya
quedado haciendo ruido interior?

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