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Servicios a la Comunidad 2017/2018
Los individuos mejoran cuando entran en un grupo, siempre teniendo en cuenta que
poseen el conocimiento y las capacidades necesarias para integrarse, en la medida en que
aumenta su motivación para hacer cosas, se sienten seguros para realizar una parte de una tarea
debido al apoyo que le presta el grupo y se atienden mejor sus capacidades, ya que obtienen
resultados más acertados y más arriesgados que cuando están solos.
La cohesión es una condición dinámica, puesto que cada miembro del grupo
experimenta constantemente presiones de atracción y repulsión. Según LEWIN, la cohesión
puede considerarse como resultado de dos tipos de fuerzas:
Fuerzas impulsoras: Aquellas que contribuyen a satisfacer las necesidades de los miembros
del grupo y las que le capacitan para esta satisfacción: amor a la familia, interés político, etc.
Fuerzas moderadoras: Aquellas que desde fuera apoyan a la cohesión del grupo, tales como:
normas sociales, temor a perder ventajas que proporciona el grupo, etc.
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La atracción personal: Que queda a su vez determinada por: la distancia física, la atracción
física, la semejanza en actitudes, personalidad, etc. la habilidad percibida en los demás y la
compatibilidad de necesidades.
Las actividades y objetivos del grupo: Sí las actividades no coinciden con lo que el sujeto
esperaba, éste terminará abandonando el grupo.
La necesidad inherente al ser humano de integrase y pertenecer a un grupo: Es una
necesidad innata de afiliación.
La necesidad de verse recompensado de forma externa al grupo : Por ejemplo, quién ingresa
en un club deportivo para obtener prestigio social.
Visto lo que lleva a un individuo a relacionarse en grupo, cabe preguntarse por los
elementos que influyen en la formación y desarrollo del grupo. Entre dichos elementos
destacan:
La cohesión: A mayor cohesión mayor rendimiento con respecto a lo que pretende el grupo,
mayor calidad en la comunicación entre sus miembros. De hecho, una cohesión alta aumenta en
las personas del grupo el sentido de lealtad, de autoestima y la satisfacción y seguridad
personales.
Las normas: Favorecen la cohesión de los grupos, pero en ocasiones pueden llegar a ejercer
excesiva presión sobre algunos miembros, generando conflictos, o pueden llevar a restringir la
creatividad del grupo. Esto ocurre cuando éste tiene una estructura “autoritaria”.
Las actitudes de los miembros del grupo : Investigaciones como las de MANN han
demostrado que hay rasgos de personalidad que llevan aparejadas actitudes que contribuyen a la
eficacia del grupo, por ejemplo, la capacidad de empatía, de tomar decisiones, etc. En cambio,
otras dificultan la cordialidad y cohesión en el grupo.
El tamaño del grupo: Al aumentar el tamaño del grupo aumentan los conocimientos y las
habilidades, pero también los problemas en su organización. En los de mayor tamaño es más
fácil que se formen subgrupos y que el número de miembros que participan en las tareas sea
menor, pero también hay mayor presión y está más generalizada la conformidad. Asimismo, es
más probable la emergencia de un líder en un grupo grande que en uno pequeño. También para
las personas tímidas es más atractivo un grupo grande, porque le permite mayor anonimato.
Junto a ello, el grado de homogeneidad-heterogeneidad de perfiles entre los miembros de un
grupo es un elemento que determina la formación y desarrollo de los grupos, de hecho, los
grupos heterogéneos en relación con las aptitudes de sus miembros son más eficaces, y los
grupos de composición sexual mixta son más acordes a las normas, menos eficaces y más
sociables.
El entorno físico: Existe una relación directa entre el espacio físico y la percepción que los
individuos tienen de él, en las dinámicas grupales y la forma en que el grupo se relaciona con el
entorno. Por ejemplo, cuanto mayor es el hacinamiento, mayor la tensión que se genera en las
relaciones.
Considerando los tipos de grupos, no es fácil hacer una clasificación general de los
grupos, pues los criterios son muchos, al igual que los enfoques teóricos. A continuación vamos
a ver diferentes clasificaciones que no son excluyentes entre sí, ya que surgen en función del
aspecto o relación bajo los que, en cada caso, se considera al grupo:
Grupos primarios/secundarios: Fue COOLEY (1990) quién elaboró estos términos:
Grupo primario: Número reducido de miembros que interaccionan cara a cara. Los
miembros se hallan ligados por lazos emocionales, y poseen una solidaridad inconsciente
basada en los sentimientos, y con carácter duradero en el tiempo.
Grupo secundario: Mantienen relaciones más impersonales y formales. Este grupo es el
medio para lograr otros fines, y las relaciones mantienen a través de comunicaciones indirectas.
Naturales/artificiales: Se diferencian por:
Natural: Con relaciones afectivas, cálidas y espontáneas, originadas por la existencia
natural, como la familia, los amigos, vecinos, etc.
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Artificial: Formado por algo ajeno a la voluntad de los miembros, por ejemplo, un
campamento.
Momentáneos/persistentes: Caracterizados por:
Momentáneo: Con duración limitada, que deja poco impacto en los miembros.
Persistente: Trata de prolongar su existencia durante largo tiempo, como el caso de la
familia, el grupo de amigos, etc.
Formal/Informal: Según GUKENBIELHL, se definen como:
Formal: Su origen está en una planificación racional, en su regulación funciona con
prescripciones fijas, y en su orientación se basa en los fines de la organización a la que
pertenece.
Informal: Su origen está en una interacción espontánea, en su expresión se manifiesta
sobre condiciones reales afectiva, en su regulación sobre acuerdos personales y en su
orientación se basa sobre necesidades personales.
De pertenencia/De relación: Se diferencian en:
De pertenencia: Aquel grupo en que uno se halla en un momento dado.
De relación: Uno se siente unido a este grupo, al menos por el sentimiento, aunque no
pertenezca a él.
Grupos experienciales/grupos de trabajo: Se definen como:
Grupos experienciales: Se utiliza el grupo como vehículo común para el desarrollo para
el individuo, a través de una dinámica de aprendizaje común que pone el énfasis en el proceso o
en la comunicación de sentimientos.
Grupos de trabajo. Su finalidad está centrada en la consecución de tareas muy concretas
referidas a objetivos externos al grupo.
Aun así, podemos seguir dando muchas más definiciones, pero nos interesa más
conocer las características de un grupo sano. Ante esto, JOSE LUIS SALAZAR, según recoge
PÉREZ SERRANO (1995), las características para definir la salud de un grupo son:
Sus miembros dicen, de buen grado lo que piensan, sienten y proyectan.
Se escuchan y tratan de comprender lo que los demás proponen.
Encuentran tiempo para discutir lo delicado e importante, dejando lo de menor importancia en
mano de sus responsables.
Los miembros competentes en el problema, son escuchados con más atención.
La opinión de un miembro es eximida de acuerdo con su importancia pero siempre con respeto.
Por otro lado, en la acción, las actividades de inventiva o creatividad son animadas y
favorecidas, junto a ello, los que experimentan fracasos en su vida personal, son atendidos por
el grupos, que les ayuda a rectificar y comprender sus intenciones. Además, el grupo rehúsa las
debilidades o defectos de algunos de sus miembros, y refuerza la participación de todos con el
intercambio, basado principalmente en la comprensión mutua y la simpatía.
Tras todo esto, dando paso al segundo punto de tema, hemos de conocer el (2)
REPARTO DE FUNCIONES EN EL GRUPO: LOS ROLES.
En el grupo no existen personas neutras. Según BRUNET & NEGRO (1996), todos
desempeñan algún “rol”. Se llama “rol” al comportamiento esperado por parte de un individuo
dentro del grupo. No obstante, puede ocurrir que no concuerde el deseo del sujeto con la
expectativa del grupo en el papel que ha decidido representar, el papel que cree representar, el
papel que le señalan, el que realmente representa, etc. Sin embargo, en la mayoría de los casos
existen bastantes coincidencias entre el rol esperado y el rol ejercido, sí existen muchas
diferencias, entonces o se modifica el rol o su ocupante deberá abandonarlo.
Junto con los roles “oficiales” que suelen existir en los grupos, existe un gran número
de formas de comportamiento, más o menos constantes, que aparecen siempre y tienen carácter
“funcional”, estando supeditada su aparición a expectativas y temores muy concretos. Hay otros
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roles que estimulan al grupo a conseguir la meta, y otros que apaciguan el clima de tensión:
tolerante, condescendiente, humorista, etc.
Por su parte, desde los temores disfuncionales o las negativas para el grupo, hay formas
de comportamiento que producen temor en el seno del grupo: dramatiza, compite, castiga,
ironiza, etc. hay otros que frenan la marcha del grupo hacia la meta y otro que crea situaciones
tensas como el descontento, sabelotodo, calculador, prepotente, etc.
Roles de trabajo: Tratan de facilitar la tarea propuesta. A este tipo de roles pertenecen todos los
que suponen colaboración en la consecución del objetivo. Se sitúan en el nivel de tarea.
Roles de solidaridad: Actitudes o intervenciones de miembros del grupo que fomentan la
cohesión y el progreso del mismo. Se sitúan fundamentalmente en el nivel socioafectivo.
Roles individuales: Persiguen un fin individual. Tratan de satisfacer necesidades, personales y
mediante ellos se busca la afirmación dentro del grupo. No tienen utilidad para el grupo y
constituyen un obstáculo para la cohesión del mismo.
Observar con atención los roles desempeñados por los miembros de un grupo nos
permite detectar el grado de cohesión o el nivel de madurez. Pero en realidad, el mismo
miembro de un grupo puede desempeñar distintos roles o cambiarlos a lo largo de la existencia
del grupo.
De manera más concreta, en cuanto a los estilos de liderazgo, el líder es una persona
que ejerce una influencia sobre los miembros del grupo superior a la que los demás realizan
sobre él. Es evidente que hay sujetos más propensos a ser líderes, bien sea:
Por su personalidad: Suelen ser personas de alta capacidad, alta sociabilidad y muy motivados
y motivadores.
Por la situación en que demuestra sus capacidades : Nadie es un líder nato, los rasgos son
tendencias que pueden cumplirse o no en determinadas circunstancias.
Por la situación del grupo: La situación más favorable para un líder es aquella en la que las
relaciones con el grupo son buenas, la tarea a emprender está estructurada y el poder social de
su posición es alto.
No obstante, en un grupo puede haber más de un líder en base a:
La estructura del grupo: Puede haber líderes formales y líderes informales.
El nivel del grupo: Puede haber líder a nivel de tarea y a nivel socioafectivo, que según la
misión encomendada a la tarea o el tipo de relaciones afectivas pueden ser diferentes personas o
la misma.
Líder estrella: Son los elegidos por personas que a su vez no tienen muchas elecciones. Es un
individuo que “cae bien”, pero a la hora de tomar decisiones que comprometan al grupo no tiene
demasiado peso, e incluso puede desviar la atención del tema que se debate.
Líder auténtico: Puede tener menos elecciones que el anterior, pero los que le eligen son
elegidos a su vez, y finalmente se sitúa en la cúspide de una pirámide muy estructurada. Sus
opiniones son respetadas y escuchadas por el grupo, sin que necesite sistemáticamente destacar.
Según la manera de ejercer la influencia y el poder social, los tres tipos de liderazgo que
existen y que fueron descritos por primera vez por LEWIN, WHITE & TIPPIT, son:
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colectivos o comunidades con los que trabaja, ya que dicha participación no sólo es un principio
metodológico de actuación de la animación sociocultural, sino además una finalidad.
Para ello, vamos a conocer los aspectos más importantes al elegir una técnica, pues no
todas las técnicas sirven para todos los objetivos, ni pueden utilizarse en todos los sitios, ya que
son sólo un medio y nunca un fin. Así, desde la Animación Sociocultural, para seleccionar las
técnicas más convenientes, podemos considerar los siguientes factores:
Los objetivos: Definir primero los objetivos que se quieren conseguir.
Madurez y entendimiento del grupo: Si el grupo tiene poca práctica se debe empezar primero
por técnicas sencillas, con una participación gradual.
Tamaño del grupo: En los grupos pequeños la cohesión es más fácil y todos los sujetos
disponen de tiempo para intervenir. En los grupos medianos o grandes (más de 15 personas), es
preferible utilizar técnicas que permitan el trabajo en subgrupos con puesta en común.
Ambiente físico y temporal: A la hora de elegir una técnica hay que tener en cuenta el espacio
y tiempo disponibles, adecuándose a éstos.
Características de los miembros : Todavía hoy parece a muchos una pérdida de tiempo el
ocupar tiempo en aprender a trabajar en grupo o a conocerse mejor. Habrá que ir introduciendo
gradualmente determinados ejercicios y familiarizándose con la metodología empleada.
Capacitación del animador: Es importante que el animador tenga un dominio de las
situaciones que se pueden generar y las técnicas a utilizar, por ello se recomienda que hayan
sido experimentadas antes por él.
Por otro lado, a la hora de clasificar las técnicas de grupo, se pueden utilizar criterios
muy variados como el tipo de lenguaje utilizado, el objetivo que se pretende, el tema central que
permite desarrollar, la organización del grupo, el momento de evolución en que se encuentra el
grupo, etc.
Aquí nos vamos a referir a la clasificación según ANDER-EGG en cuatro categorías:
De iniciación: Propician las condiciones necesarias para que un grupo inicie su vida grupal,
fomentando el conocimiento mutuo y la desinhibición. También crean la atmosfera adecuada
para el trabajo. De hecho, podemos distinguir entre técnicas para conocer los nombres, para
conocerse personalmente y para crear confianza.
De cohesión: Favorecen dicho proceso en las diferentes etapas del desarrollo del grupo,
reforzándolo y manteniéndolo unido. Aquí se encuentran técnicas de afirmación grupal, de
fortalecimiento de la vida interna del grupo, de cooperación y de comunicación.
De producción grupal: Facilitan el cumplimiento de las tareas del grupo y ayudan a
organizarlo. Las hay en las que interviene sólo el grupo, en las que intervienen expertos, para
grupos grandes, para la toma de decisiones, para la creatividad, para la resolución de conflictos,
etc.
De mediación: Sirven para conocer cómo son las interacciones en el grupo y para evaluar el
funcionamiento grupal y su consecución. Se pueden diferenciar según lo que midan, como el
grado de participación, de consecución de objetivos, el clima socioafectivo, etc.
Como CONCLUSIÓN a este tema, recordar que es necesario que la metodología
“planificadora” se utilice para establecer una acción eficiente que no suponga un elemento
rutinario e inútil, pues aunque la tendencia actual es que los programas se someten a procesos de
evaluación, tanto interna como externa y con una finalidad sumativa y formativa, la realidad es
que hay tantas opciones de evaluación como tipos de programas.
Por ello, lo más importante es siempre conocer la opinión de los destinarios del
programa, pues a través de ellos conseguiremos saber realmente si hemos conseguido nuestros
propósitos y han mejorado, pues ya lo decía EDUARDO GALEANO “mucha gente pequeña, en
lugares pequeño, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”.
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BIBLIOGRAFÍA
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REVISTAS
Cáparra. Revista de Innovación Social. Nº 12.
RES: Revista de Educación Social. Nº 26.
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