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EL SEXENIO DEMOCRÁTICO (1868-1874).

El Sexenio Democrático es una de las etapas más agitadas del siglo XIX español. Fue el último episodio de la
revolución liberal y el intento fallido por democratizar el país.
La revolución Gloriosa (septiembre, 1868) estallaba en plena crisis política (agotamiento del régimen moderado,
inclinación de la oposición a la intervención militar, desaparición de los principales sostenes del sistema), económica
(financiera, textil catalán, de subsistencias…), social (aumento del paro, descontento popular,…) e ideológica
(represión, Noche de San Daniel, emergencia de nuevas fuerzas políticas como el partido demócrata…).
La revolución fue fruto de una larga conspiración que culminaba en la firma del Pacto de Ostende (1866), que aunque
no concretaba la forma del Estado sí apostaba por el sufragio universal masculino.
Estallaba al grito ¡Abajo los Borbones! y ¡Viva España con honra! y en ella destacó la intervención popular y de la
marina (Topete), aunque sus verdaderos artífices fueron los generales Serrano (Unión Liberal) y Prim (progresista).
Se formaba un gobierno provisional que aplicó los acuerdos de Ostende (y frenaba a las juntas) e hizo frente a
cuestiones de índole social (sublevaciones en el campo andaluz, levantamientos populares por la escasez y los
consumos, primeros pasos del movimiento obrero…); religiosa (relaciones con la Iglesia) o a la insurrección de Cuba
(Guerra Larga) y Puerto Rico.
En materia económica (Laureano Figuerola) destacó la creación de la peseta, la legislación minera (permitía inversiones
extranjeras) y la aplicación de medidas librecambistas, aunque fracasó la reforma fiscal (preveía supresión de
consumos).
En enero de 1869 se celebraban elecciones a Cortes Constituyentes mediante sufragio universal masculino que
daban una mayoría a unionistas, progresistas y algunos demócratas, frente a republicanos y carlistas.
Las Cortes aprobaron la Constitución de 1869 que reconocía una amplia serie de derechos y libertades (derechos
individuales tradicionales; presunción de inocencia; libertad de residencia, enseñanza y culto; inviolabilidad del correo;
derecho de reunión y asociación); sancionaba la separación Iglesia- Estado, la Soberanía Nacional y el sufragio
universal masculino (25 años); consagraba la separación de poderes y una monarquía parlamentaria cuyo poder
estaba limitado.
Aprobada la constitución comenzaba la Regencia del general Serrano con el general Prim al frente del gobierno
(ocupaba además la cartera de Guerra). El mayor foco de conflictividad en este periodo lo protagonizaron las
sublevaciones republicanas federales. Sin embargo, la cuestión clave sería la búsqueda de un nuevo rey. Finalmente,
las Cortes proclamaban rey de España a Amadeo de Saboya (el asesinato de Prim poco antes de su llegada lo dejaba sin
su principal apoyo).
El reinado de Amadeo (enero 1871-febrero 1873) se caracterizó por la permanente inestabilidad política y social.
La oposición a su reinado fue amplia (republicanos, carlistas, monárquicos, sectores del clero y de la nobleza, gran
parte del ejército y de la burguesía y amplias capas populares).
El estallido de la tercera guerra carlista (1872/76) agravaba todavía más la crítica situación a la que se unían además
la continuación de la guerra colonial, la creciente agitación obrera o el estallido en el verano de 1872 de varias
intentonas republicanas.
Finalmente, tras dos años de reinado, Amadeo presentaba el acta de abdicación.
Congreso y Senado proclamaban la Primera República (febrero 1873- enero 1874).
En once meses se sucedieron cuatro presidentes (Figueras, Pi y Margall, Salmerón y Castelar) y dos formas opuestas
de república (centralista y federal).
La república tuvo que hacer frente a una elevada abstención electoral, a una gran conflictividad social, al escaso
apoyo internacional (sólo reconocimiento de Suiza y EEUU), a la tercera guerra carlista y la guerra de Cuba, a la
crisis económica, a los intentos por derrocarla desde la derecha (ejército) y al levantamiento cantonal (verano 1873).
El movimiento cantonal estuvo protagonizado por sectores republicanos federales que desde Levante hasta Andalucía
impulsaron poderes locales que no reconocían la autoridad central (destacó el cantón de Cartagena).
No obstante, la Primera República emprendía importantes reformas como la eliminación de los consumos y del
sistema de quintas (no llegaron a materializarse), la creación de un ejército profesional, la separación Estado-
Iglesia, la reglamentación del trabajo infantil, la abolición de la esclavitud o el proyecto constitucional federal de
1873.
En enero de 1874 el golpe del general Pavía ponía fin a la Primera República e imponía el gobierno provisional del
general Serrano (integrado exclusivamente por monárquicos) cuyo principal objetivo fue reforzar el orden público.
Sin embargo, los sectores conservadores y monárquicos conspiraron en favor de la Restauración Borbónica (Cánovas
del Castillo, Manifiesto de Sandhurst).
En diciembre de 1874 un pronunciamiento militar en Sagunto, protagonizado por el general Martínez Campos,
proclamaba rey de España a Alfonso XII.
En 1874 no sólo se restauraba la monarquía de los Borbones en la persona de Alfonso XII, sino también el liberalismo
doctrinario derrotado en 1868.
La consolidación del Estado liberal en España finalizaba como había comenzado, con la intervención del ejército en
la vida pública.

Begoña Muro. 2021-22. Pá gina 1

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