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RESUMEN TEMA 11: EL SEXENIO REVOLUCIONARIO (1868-1874)

INTRODUCCIÓN
El sexenio transcurrido entre 1868 y 1874 fueron años muy turbulentos para la historia de España, pues
se sucedieron acontecimientos políticos de gran alcance: una revolución, un gobierno provisional, una
monarquía, una república, dos guerras civiles y una insurrección en Cuba. Todo ello, en el contexto de
una grave crisis económica y la llegada a España de la Internacional de Trabajadores. Es difícil precisar
con exactitud qué factor fue más determinante en la Revolución de 1868, si la crisis política, la crisis
económica o la crisis social.
DESARROLLO
1. LA REVOLUCIÓN DE 1868 Y EL GOBIERNO PROVISIONAL (sep. 1868-nov. 1870)
El Pacto de Ostente (1866) reunió a los opositores de Isabel II: los progresistas, demócratas,
republicanos y los unionistas (ya fallecido O’Donnell). En este contexto, el 19 de septiembre de
1868, la armada española se sublevó en Cádiz al mando de Topete, la revolución se extendió por toda
España, dirigida por el unionista Serrano y apoyado por los progresistas Prim, Sagasta y Ruiz
Zorrilla. Se formaron Juntas Provisionales revolucionarias. El triunfo en Alcolea (28 septiembre) y
de la revolución en Madrid (29 septiembre) provocaron que Isabel II abandonara España.
En octubre se formó un Gobierno Provisional que suprimió las Juntas y desarmó a los milicianos
voluntarios, finalizando así el carácter popular de la revolución. Serrano presidió un gobierno
provisional, con los unionistas (Topete), los progresistas con Prim, Sagasta y Ruiz Zorrilla. Los
demócratas rechazaron entrar en el gobierno.
Este gobierno promulgó una serie de decretos que reconocían los derechos y libertades
fundamentales, como las de asociación, reunión, prensa y enseñanza. En materia económica, se
modificaron los aranceles para permitir la entrada de mercancías y capitales extranjeros, y se implantó
la peseta como unidad monetaria nacional.
En el Pacto de Ostente se había acordado la reunión de unas Cortes constituyentes elegidas por
sufragio universal (varones mayores de 25 años), que celebraron elecciones enero de 1869. los más
votados fueron los progresistas (159 diputados); unionistas y republicanos federales (69 cada uno);
demócratas monárquicos (20); 2 republicanos unitarios, 18 carlistas y 14 isabelinos.
La Constitución de 1869 proclamaba la soberanía nacional, la división de poderes y establecía una
monarquía, pero con un rey que reinaba pero no gobernaba. Las Cortes se reservaban el derecho de
elegir al rey (MUY IMPORTANTE: sería la 1ª vez que un Rey actuara como un jefe de Estado, no
gobernaría). Establecía unas cortes bicamerales y enunciaba la mayoría de derechos exigidos por los
republicanos, incluyendo la libertad religiosa y el Estado se comprometía a ayudar económicamente a
la Iglesia católica. Fue promulgada el 1 de junio de 1869.
Serrano fue nombrado regente y Prim presidente del Consejo de Ministros. España volvía a ser una
monarquía, pero había que encontrar un candidato al trono. Los Borbones quedaron descartados,
aunque Cánovas del Castillo estaba formando un partido alfonsino (Alfonso XII, hijo de Isabel II, aún
muy joven). Se barajaron dinastías europeas como los Coburgo, los Hohenzollern y la casa Saboya,
cuyo representante, Amadeo aceptó la oferta (hijo de Víctor Manuel II de Italia).
2. EL REINADO DE AMADEO I (nov. 1870-feb. 1873)
Amadeo I fue proclamado rey de España, votado en las Cortes el 6 de noviembre de 1870. Pero desde
el comienzo del reinado surgieron problemas: Prim, su principal valedor (apoyo) fue asesinado.
Amadeo visitó su capilla ardiente nada más entrar en Madrid (2-enero-1871).
El nuevo Rey se enfrentó al rechazo de casi toda la sociedad española: el pueblo lo consideraba un
extranjero; la nobleza era fiel a los Borbones; los republicanos no lo querían porque se oponían a la
monarquía; y los carlistas lo consideraban ilegítimo. La Iglesia española lo rechazaba porque
consideraba a la Casa de Saboya hereje (Víctor Manuel II había sido excomulgado por un conflicto con
el Papado). Amadeo contó con los apoyos de los progresistas, pero tras la muerte de Prim, estos se
escindieron en dos partidos, el partido Constitucional de Sagasta y el partido Demócrata-Radical
de Ruiz Zorrilla.
Ni Sagasta ni Ruiz Zorrilla nunca se llevaron bien y se entorpecían cada vez que uno era nombrado
como jefe del gobierno, y convocaban elecciones constantemente: tres durante el reinado, una en
1871 y dos en 1872. Además, los republicanos organizaban constantes revueltas aprovechando el
malestar social; los carlistas se sublevaron de nuevo comenzando la Tercera guerra carlista (1872-76,
con Carlos VII como aspirante al trono). En 1868 comenzó el levantamiento independentista de Cuba.
En esta época comenzó el movimiento obrero en España. Marx y Bakunin habían fundado en Londres
la AIT (Asociación Internacional de Trabajadores). A España llegaron las ideas anarquistas de Fanelli
y el marxismo con Lafargue. En 1872 las Cortes acordaron su prohibición en España alegando que
una organización internacional era incompatible con la Constitución.
Ante los continuos conflictos políticos y la inestabilidad gubernamental, sumado al conflicto por la
disolución del cuerpo de Artillería (por el nombramiento de Hidalgo como capitán general de Cataluña,
que había participado en un levantamiento), el Rey renunció al trono el 11 de febrero de 1873. Ese
mismo día las Cortes en sesión conjunta votaron por la República, comenzando así una nueva forma
de gobierno en España.
3. LA I REPÚBLICA (feb. 1873-ene. 1874)
Comenzó con una alianza entre los republicanos, que deseaban una república federal* y los radicales,
que preferían una república unitaria**. En junio de 1873 se eligió el modelo federal. Fue un gobierno
inestable y se sucedieron cuatro presidentes (del poder ejecutivo) en en menos de un año.
Estanislao Figueras (11 febrero - 11 junio 1873) fue el primer presidente, pero enseguida tuvo que
enfrentarse a las divisiones dentro de los republicanos federales, a la crisis de la Hacienda, a la guerra
carlista en el norte y a la insurrección de Cuba. En marzo de 1873 las elecciones a Cortes
Constituyentes contaron con poca participación y los republicanos federales obtuvieron 346 diputados
de un total de 383. Figueras dimitió el 11 de junio.
Le sucedió como presidente Francisco Pi y Margall (11 junio - 18 julio 1873), el máximo teórico del
federalismo en España. Se apartó a los republicanos unitarios, pero no se consiguió una cohesión, al
contrario, los federales se dividieron entre transigentes e intransigentes. Pi y Margall, perteneciente a
los transigentes, pensaba que la autoridad debía construirse desde abajo, comenzando en asociaciones
primarias, hasta llegar al Estado. Pero no fue así, estas células primarias más bien, tendían a destruir.
Ante tal división de fuerzas, Castelar presentó un proyecto de constitución federal que dividía España
en 17 estados, incluyendo Cuba y Puerto Rico, pero fue rechazado.
En junio de 1873, varias ciudades y comarcas del sur y el Levante se proclamaron independientes del
poder central, la llamada Revolución cantonal. Las clases populares se alzaron en insurrección para
solucionar problemas sociales y económicos, y pidiendo más protagonismo a las regiones frente al
centralismo del Estado. Pi y Margall, incapaz de controlar la situación, dimitió el 18 de julio.
Nicolás Salmerón (18 julio - 7 septiembre 1873) accedió a la presidencia y recurrió al Ejército para
atajar la revolución cantonal. Los cantones cayeron con relativa facilidad, salvo el de Cartagena.
Como se produjeron consejos de guerra y sentencias de muerte, Salmerón, incapaz de firmarlas por
problemas de conciencia, dimitió a los dos meses.
Emilio Castelar (7 septiembre 1873- 3 enero 1874) fue elegido presidente. Suspendió las Cortes y
gobernó por decreto para atajar la situación. Restableció la disciplina en el Ejército y aplastó los
cantones, excepto el de Cartagena. A la vez, se enfrentó a la guerra carlista y a la insurrección de Cuba.
Cuando se reabrieron las Cortes (2 enero 1874), Castelar solicitó una ampliación de poderes y planteó
una cuestión de confianza que perdió (120 votos contra 100). Mientras se discutía la elección de un
quinto presidente, el golpe de Estado de Pavía acabó con la república federal y dio paso a la
instauración de una república unitaria, bajo la dictadura del general Serrano, líder del conservador
Partido Constitucional. Los republicanos unitarios, los conservadores y los radicales se unieron en
un gabinete presidido por el general Serrano.
* República federal: dentro de una misma república existen estados que cuentan con autonomía (leyes, normas…) para
regir sus asuntos internos. Suelen coincidir en política exterior (ejército, economía...), marcada por la la Presidencia de la
República.
** República unitaria: ofrece una estructura fundamental del Estado, dentro del régimen democrático, que conserva la
unidad y uniformidad, administrativas, con leyes y códigos únicos para la Nación y una jerarquía general que concluye en
el gobierno.
4. PRESIDENCIA DE SERRANO (enero-diciembre 1874)
Serrano gobernó durante casi todo el año 1874. Algunos historiadores lo consideran un quinto
presidente y otros, califican su mandato como una especie de dictadura republicana. Como jefe del
gobierno, sofocó sin contemplaciones el último foco cantonal de Cartagena, dirigió en el norte la
guerra carlista y levantó el sitio de Bilbao, convirtiéndose en una especie de segundo Espartero. A
pesar de los conflictos: cantones y guerras carlista y cubana, la situación económica mejoraba y las
potencias europeas empezaban a enviar embajadores. Pero el gobierno actuaba con lentitud, más
preocupado en restablecer el orden que en definir un nuevo sistema político.
Así, fue forjándose la idea de restaurar a los Borbones, alentada por Cánovas, y apoyada por algunos
sectores del Ejército y de la burguesía catalana. Se consiguió sin un consenso por medio del
pronunciamiento de Martínez Campos (29 diciembre), quien proclamó en Sagunto a Alfonso XII
como rey de España.
CONCLUSIÓN
El Sexenio fue incapaz de establecer un régimen político estable, pues convivían fuerzas políticas,
ideológicas y sociales muy diversas, que solo coincidían en derrocar a la reina Isabel II. Además, estos
grupos ideológicos actuaron en más ocasiones de forma individual, que pensando en soluciones
colectivas y acuerdos que mejoraran la sociedad española.
Tras esta época, la Restauración aportó un periodo de estabilidad política, aunque supusiera un
retroceso en el objetivo de conseguir transformaciones liberales.

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