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Universidad Nacional de Luján

Sede San Miguel

Tema:
“Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación: ¿Cómo influyen sus
modificaciones en el proceso de adopción en Argentina y en la
intervención del Trabajador Social?

Título:
“La adopción, una oportunidad”

Tutora: Dra. Ana Suarez

Estudiante: Eugeni, Sara Beatriz Legajo Nº 90.950

Año: 2020

1
Integrantes del Tribunal

2
A quienes siempre estuvieron, mis hijos. A mi entrañable amiga Mónica, y a mi tutora
Ana Suárez.

3
Índice de contenidos del Trabajo Final de Graduación
Introducción
Objetivo general
Objetivos específicos

Capítulo 1.- Niñez y Adopción. Un recorrido juntos

1.1 Definiendo la niñez………………………………………….…………….……… 9


1.2 La niñez a través del tiempo…………………………………………...…………. 12
1.3 Recorrido histórico de la legislación concerniente a la niñez en Argentina. Desde la
Ley 10.903 a la Ley 26.061: Una transición paradigmática ………………........... 14
1.4 Concepto de familia.
1.4.1 La importancia que tiene la familia, para el desarrollo bio- psico- social para el
sujeto……………………………………………………………….…………. … 27
1.5 Definiendo la adopción…………………………………….…………………….. 31
1.6 Orígenes de la adopción………………….………………………………………. 32
1.7 Importancia de la adopción………………………………………………………. 35

Capítulo 2 - Marco Legal de la Adopción en Argentina desde el año 1948 hasta la .


. actualidad.

2.1 Antecedentes legislativos del proceso de adopción ……………...………........... 37


2.2 Situación a partir de la sanción de la Ley N.º 26.061 …………………………... 43
2.3 Modificaciones del Código Civil y Comercial. Cambios en el proceso de . . . .
. .adopción…………………………………………………………………………. 44
2.4 Proceso de adopción.…………..……………………………………………….. 48
2.4.1 Declaración judicial de la situación de adoptabilidad……………….... 49
2.4.2 Guarda con fines de adopción………………………………………… 51
2.4.3 Juicio de adopción…………………………………………………...... 52

Capítulo 3.- Trabajo Social y Adopción

3.1 El abordaje del proceso de adopción en Argentina…….………………………… 55


3.2 El rol de los profesionales en el proceso de adopción…………………………… 62

4
3.3 El rol del Estado en el proceso de adopción ……………………………………… 65
3.4 El rol del trabajador social en el proceso de adopción ….……….…………....... 69
3.5 Diferencia entre el abordaje multidisciplinario interdisciplinario……………..... 72
3.6 La importancia del abordaje interdisciplinario…………………………………. 76

Consideraciones finales
Referencias Bibliográficas

5
Introducción

El presente trabajo final de graduación consiste en una monografía sobre el proceso de


adopción en Argentina, tiene como propósito visualizar las modificaciones en el Código
Civil y Comercial de la Nación (CCCN), si las mismas han producido un cambio
significativo en dicho proceso, y en la intervención del trabajador social; lo que implicó
el análisis de las instituciones familia y adopción, como así también del concepto de
niñez.

Asimismo, se propone reflexionar acerca de las posibles propuestas de intervenciones


del Estado y del trabajador social a partir de un abordaje integral de esta temática,
teniendo en cuenta además, el marco normativo vigente desde el año 1948 hasta la
actualidad en cuanto a los antecedentes y modificaciones legislativas en el proceso de
adopción, las leyes que regulan al mismo en Argentina, y los diferentes contextos
sociales, económicos y políticos vigentes al momento de la promulgación de estas; y
finalmente se describe el proceso de adopción en Argentina, y los distintos tipos de
abordaje en el mismo.

La metodología utilizada en este trabajo es de carácter exploratorio-descriptivo, se basa


en la investigación bibliográfica de libros, artículos, de revistas especializadas en la
temática como así también en la búsqueda de material pertinente a través de internet.
(Sautu, R., y otros, 2005).

Este Trabajo Final de Graduación está dividido en tres capítulos. En el capítulo 1


titulado “Niñez, familia y adopción. Un recorrido juntos” se define la niñez según
distintos autores, se desarrolla un breve recorrido histórico de la niñez en Argentina desde
la Ley 10.903 hasta la Ley 26.061. También, se define el concepto de familia, su
evolución a través del tiempo, y la importancia de la misma para el desarrollo bio-psico
social del sujeto, finalmente se define la adopción, los orígenes y la importancia de la
misma para los niños, niñas y adolescentes; que se complementa en el capítulo 2: “Marco
Legal de la Adopción en Argentina desde 1948 hasta la actualidad”, con la descripción
de cuestiones que se encuentran relacionadas con los antecedentes y modificaciones en el
proceso de la adopción.

En el capítulo 3 de nominado “Trabajo social y adopción” se describe el proceso de


adopción en Argentina, el rol que cumplen los profesionales y el Estado en el mismo, se

6
describen los distintos tipos de abordaje del proceso de adopción, especialmente desde la
mirada del trabajo social. Para finalizar se presentarán las conclusiones y las referencias
bibliográficas consultadas.

7
Objetivo General

1- Conocer como las modificaciones en el Código Civil y Comercial de la Nación


influyen en el proceso de adopción y en el rol del trabajador social.

Objetivos Específicos

1. Describir el recorrido histórico de los conceptos de niñez, adopción y familia en


Argentina.

2. Explicar el marco legal de la adopción en Argentina desde 1948 hasta la actualidad.

3. Identificar las modificaciones en el CCCN que influyen en el proceso de adopción.

4. Describir el proceso de adopción, los diferentes tipos de abordaje de este, la


participación del Estado y de los profesionales intervinientes, en especial el rol del
trabajador social.

8
Capítulo I Niñez, familia y adopción. Un recorrido juntos.

1.1 Definiendo la niñez

Si bien el concepto niñez es utilizado por todos en diferentes ámbitos, tanto académicos
como en los que no lo son, no hay una única definición de niñez/infancia, ya que la misma
dependerá del contexto histórico y social en el cual se desarrolle.

Además, resulta necesario sumar al análisis de esta concepción las visiones de la niñez
según diversas disciplinas como: Psicología, Sociología, Derecho, entre otras.

Según Fazzio, A y Sokolovsky, J. (2006, p.72) no se puede considerar a la infancia


como universal y absoluta, por lo cual no será igual para todos los niños, sino que mutará
según las variables sociales, culturales, económicas, históricas, religiosas, políticas,
espaciales, familiares y biológicas que darán forma al contexto histórico al que
pertenecen.

Siguiendo esta perspectiva, ya no se puede hablar de infancia, sino de “infancias’’. Si


bien es posible reconocer algunos procesos globales y habituales que las atraviesan,
siempre refieren a múltiples tramitaciones cada vez más afectadas por las desigualdades.

Según la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), en su art. 1° expresa que:
“Para los efectos de la presente Convención, se entiende por niño todo ser humano
menor de dieciocho años, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya
alcanzado antes la mayoría de edad”.

La concepción de la niñez recibe aportes desde las diferentes disciplinas. Desde la


disciplina del derecho, actualmente se considera a los niños como sujetos de derechos,
diferenciándolos del paradigma anterior en el cual eran “objetos” de control. Como dice
Marisa Herrera (2015, p. 38. párr. 1):

“La idea de los niños y adolescentes como sujetos plenos de


derechos significa un quiebre de paradigma en la historia
jurídica de la niñez, dejándose atrás la concepción
paternalista propia de la llamada doctrina de la “Situación
irregular” o modelo tutelar, que los consideraba como
“menores” o “incapaces” y, por ello, “objeto” de protección

9
y representación por parte de sus progenitores -o demás
representantes legales- y el Estado”.

Esto quiere decir, que tanto el Estado como los adultos responsables, deben procurar
el bienestar general de los niños, no basados en su supuesta “incapacidad” sino, en la
protección como sujetos de derechos.

Según Quicios Borja1 (2018, p. 1, párr.1 y 2)

“Cuando hablamos de infancia, nos referimos a la etapa que


transcurre desde el nacimiento hasta la madurez del niño. Dentro
de esta fase existen diferentes momentos que marcan el ritmo del
desarrollo de cada niño según sus características físicas,
psicológicas y sociales. Es por eso por lo que se dice que cada
niño es un mundo y no todos son iguales.

La infancia es un período de aprendizaje para el niño donde va a


adquirir las capacidades básicas para poder interactuar con el
mundo en el que viven. Esto supondrá una serie de cambios cada
vez más complejos en las áreas principales del desarrollo de los
pequeños: el área cognitiva, el área del lenguaje, el área socio-
emocional y el área motora. Y que conllevan la adquisición
progresiva de habilidades”.

En concordancia podría decirse que, según este concepto vinculado a las etapas del
desarrollo de la niñez, es necesario el acompañamiento que realicen los adultos en su
carácter de cuidadores, la puesta de límites y la trasmisión de normas y costumbres.

En este sentido, se entiende por “funciones parentales” según Paul Claude


Racamier2 (1961) (Citado en Esteban, M.L. 2018, p. 1, párr.11) a:

“… las llamadas función materna o de sostén y función paterna o


de terceridad de manera alternada, compartidas o fijas. Función
que comienza en la concepción y el nacimiento de los hijos, uno
hace al otro, nacen juntos simbólicamente.

1
Borja Quicios licenciado en psicología por la Universidad Autónoma de Madrid y posee un máster en
Psicomotricidad infantil (Centro de Formación psicopraxis de la Universidad Complutense de Madrid.
También tiene el Certificado Internacional de coach educativo, y está centrado en el mundo del
asesoramiento a padres sobre la educación de sus hijos.

2
Paul Claude Racamier (1924-1996) Psiquiatra y Psicoanalista francés.

10
En un principio, los hijos vivencian a los padres, como una
unidad internalizada, mucho más compleja que la sumatoria de
un papá y una mamá. Funciones que requerirán adaptaciones
progresivas durante el desarrollo del infante.

Que no van ligadas a un único sexo. Funciones no


necesariamente encarnada o representada por un sujeto
masculino o femenino, ni siempre por la misma persona. De
hecho, pueden alternarse, entrecruzarse y complementarse estas
funciones. Funciones que pueden cumplir en parte un educador,
un padre adoptivo”.

Según Pávez, I (2012, pp. 81-102) esto coincide con lo planteado desde la sociología
por Durkheim3, Parsons4 y otros. Hacia el siglo XX, consideraban la infancia como
un período de crecimiento en sentido físico y moral, como el período en el que la
persona está preparándose para entrar a vivir la verdadera vida social: “la adulta
salvaje” porque se desarrollarán de acuerdo con el plan de la naturaleza y con el
adoctrinamiento. Jean Jacques Rousseau 5 sostiene que las niñas y los niños son
comparables a su idea sobre el mito6 del “buen adulto”.

Esta idea del niño, niña, como un objeto a ser moldeado, sin voz ni intereses propios
que defender, cuyo único “valor” residía en su potencial como adulto, coincide con la
conceptualización que prevaleció durante el siglo XIX y XX, en las esferas
internacionales y locales.

La “sociología de la infancia”7 es una nueva rama de la sociología que entiende a la


niñez como una categoría permanente en nuestras sociedades, siendo además un
fenómeno socialmente construido y variable en los procesos históricos.

3
Émile Durkheim fue un sociólogo y filósofo francés. Estableció formalmente la sociología como
disciplina académica y, junto con Karl. Marx y Max Weber, es considerado uno de los padres fundadores
de dicha ciencia.
4
Talcott Parsons (1902-1979) sociólogo, profesor universitario y biólogo estadounidense. Su obra más
notable es: La estructura de la acción social.
5
Rousseau fue uno de los grandes representantes de la Ilustración. Nacido en el año 1712 en Ginebra
6
La palabra mito proviene del término griego "mythos", que significa historia.
7
Pávez Iskra Escritora y Dra. en Sociología (Universidad Autónoma de Barcelona, UAB), Magíster en
Sociología (UAB), Experta en Políticas Sociales de Infancia (Universidad Complutense de Madrid),
Diplomada en Estudios de Género (Universidad de Chile), Trabajadora Social (UTEM), Secretaria
(INSUCO), Instructora de Yoga (Egresada Surya Yoga).<br… more</br

11
Siguiendo esta línea de pensamiento se concibe a los niños y las niñas como “actores
sociales”, con un rol protagónico, en el que participan de diversas maneras en la vida
social, aunque de forma diferente a las personas adultas.

Como se puede observar, cada disciplina desarrolla un aspecto diferente de la niñez/


infancia. En líneas generales se puede ver que se pasó de un estadio de invisibilización
a otro donde se le reconocen al niño y la niña características y necesidades particulares.
Es en este reconocimiento que se le otorga entidad propia, atravesando procesos donde
se le atribuyen derechos y por consiguiente se brinda nuevos cuidados.

1.2 La niñez a través del tiempo

Como sociedad no siempre se le atribuyó la misma importancia o trato a la niñez,


según era el paradigma vigente, era la noción de niñez que reinaba. Para abordar la
concepción socio histórica de la niñez, resulta importante destacar cambios en los
conceptos desde el siglo XII hasta el siglo XIX.

Puerto Santos José (citado en Jaramillo, L., 2007, p. 111) expresa que hasta el siglo
IV se concibe a los niños como “yugos”. Aquí los padres eran los propietarios de sus
hijos, ellos los consideraban como carga.

Seguirá diciendo la autora que, en el siglo XIV se entiende que “los niños son malos
de nacimiento”, mientras que durante el siglo XV “el niño se concibe como algo
indefenso y es por ello que se debe tener al cuidado de alguien y se define el niño
“como propiedad”. (Jaramillo, L., p. 111, párr. 1º).

12
Continúa diciendo la autora que, en el siglo XVI, la concepción de niño es “de un
ser humano, pero inacabado”, se entendía al niño como un “pequeño adulto”. Lloyd
de Mausse (1974, s/p. párr.10º) también explica que, en el siglo XII, se entendía al niño
como un “pequeño adulto”, con todas las cualidades propias de esta caracterización, es
decir que era apto para realizar tareas por la cual la familia recibiere una retribución
económica, muchas veces el niño era aprendiz de algún oficio familiar, o era puesto al
servicio de un “maestro” que se encargaría de su formación.

“…padres que enviaban normalmente a sus hijos, a la edad de


siete años, a otras casas para servir en ellas como criados,
tomando a su vez otros sirvientes-niños, dice que en realidad lo
que les movía era el afecto, pues ello “indica que quizá los padres
no quisieran someter a sus propios hijos a la disciplina del
trabajo en el hogar”. (de Mausse, 1974, s/p, párr.10º)

Esta idea de niñez se revierte con la llegada de la Ilustración8.

Según la autora Leonor Jaramillo (2007 p.111), en los siglos XVI y XVII se le
reconoce al niño una condición innata de bondad e inocencia, es “como un ángel”, el
niño es vinculada a las concepciones religiosas. Mientras que en el siglo XVIII se le da
la categoría de infante, pero con la condición de que aún le falta para ser alguien; es el
infante “como ser primitivo”.

Como se puede visualizar, coexistieron diversas definiciones de niñez teniendo


como lugar común la cosificación del niño y de la niña, tanto como propiedad, como
“yugo” o como carga. A esto se le puede sumar la ausencia de derecho que el niño o
la niña tenía, situación que comienza a modificarse a partir del siglo XVIII. Cabe
destacar, que los cambios se ven plasmados en legislaciones internacionales a mediados
del siglo XX.

A partir del siglo XX hasta la fecha, se reconoce una nueva categoría: “el niño como
sujeto social de derecho”.

“La “reinvención” moderna de la infancia se inicia desde el siglo


XVIII en las sociedades democráticas y muy especialmente a

8
El término Ilustración se utiliza normalmente para designar a aquel movimiento de pensamiento que
cubrió gran parte de Occidente desde el siglo XVIII en adelante. Su punto de mayor auge sería
la Revolución Francesa. (https://www.definicionabc.com/historia/ilustracion.php)

13
través de Jean Jaques Rousseau 9 , quien advertía las
características especiales de la infancia. Son muy numerosos los
autores que a partir de este siglo comprendieron que la infancia
tiene formas particulares de ver, de entender y de sentir y que por
ello debían existir formas específicas de educación y de
instrucción”. (Jaramillo, 2007, p. 111, párr. 2º)

La concepción actual sobre infancia no es la misma que hace años atrás, por el
contrario, será recién a fines del siglo XIX y principios del siglo XX que se distinguirá
al niño del adulto y se los comenzará a considerar como sujetos de derecho.

1.3 Recorrido histórico de la legislación concerniente a la niñez en Argentina. Desde


la Ley 10.903 a la Ley 26.061: Una transición paradigmática

A lo largo de su historia la República Argentina ha desarrollado diferentes formas


de abordaje en relación con la niñez, éstas tenían como marco de referencia las
legislaciones vigentes.

En cuanto a las normativas internacionales el primer documento referido a los


derechos de la niñez fue la Declaración de Ginebra de 1924, que fue aprobada por la
Sociedad de Naciones Unidas (SDN) el 26 de diciembre de ese año. Dicho organismo
internacional aprobó en 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos que,
implícitamente, incluía los derechos de la niñez.

En 1959 la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprueba la Declaración de


los Derechos del Niño, que constaba de 10 principios, concretando para la niñez los
derechos contemplados en la Declaración Universal de Derechos Humanos

9
Jean Jaques Rousseau (1712-1778) de origen suizo. Fue escritor, filósofo. pedagogo, musico y
naturalista.

14
(Organización de las Naciones Unidas, 1948; Organización de las Naciones Unidas,
1959). (Farias-Carracedo. 2014, p. 262)10.

En el proceso iniciado en Argentina, se pueden visualizar tres momentos en los


cuales se interviene en relación en al abordaje de la niñez, y del cuidado de los niños
en la primera infancia.

La primera institución encargada de dar respuesta a la problemática de la niñez fue


la Casa de Expósito o también llamada Casa Cuna, creada en el año 1779 por el Virrey
Vértiz. El objetivo de esta era dar cuidados y albergue a los niños y niñas y recién
nacidos/as abandonados/as en las calles de la cuidad.

A partir de 1810 el gobierno patrio como representante y administrador del Estado


comenzó a intervenir en la Casa Cuna, es así como en ese momento se dio inicio a los
primeros esbozos de políticas públicas para la atención de la salud y asistencia de la
infancia en situación de abandono.

En el año 1820 Bernardino Rivadavia, ministro de la Provincia de Buenos Aires,


organizó la Sociedad de Beneficencia de Buenos Aires, la cual abordó, las principales
tareas de asistencia social y beneficencia. Esta fue la primera organización no
gubernamental del país la cual se hizo cargo de las instituciones de bien público
destinada a mujeres, niñas y niños. Asimismo, el Estado se encargó de contratar
“madres nodrizas” quienes se encargaban del amamantamiento de los niños que eran
abandonados en la Casa de Expósitos11 y de la realización de los controles médicos
adecuados; una vez que el niño llegaba a la edad de 4 años generalmente era “dado en
guarda” a la madre nodriza para su cuidado hasta la mayoría de edad, configurándose
de esta manera una especie de “adopción” con aval del Estado.

10
Farias-Carracedo, C. (2014) legislación en la República Argentina en materia de infancia: un recorrido
histórico. Revista Rayuela N° 10, pp 261-270. Recuperado de: http//WWW.ri.conicet.gov.ar
11
Casa de Expósito: Un expósito era un recién nacido abandonado o entregado por sus padres a
instituciones benéficas. Solían tratarse de partos ilegítimos o de familias en pobreza extrema. En España
estas casas contaban con un torno con apertura al exterior en los que se depositaban a los niños y se
tocaba una campana. Los expósitos recibían ropa, alimento y atenciones médicas durante los primeros
años de vida. Disponible en: pplicajaen.com/?load=applica&guia&punto=2077

15
En muchas oportunidades la Sociedad de Beneficencia permitía que los progenitores
retomaran el vínculo con los niños que habían sido abandonados, siendo necesaria su
autorización en caso de que los niños se encontraran en estado de adoptabilidad.

Es importante señalar que, unas de las posiciones más rígidas de la época en relación
con la adopción era la formulada por el Gobernador Valentín Alsina, quien en el año 1854
sostuvo que la adopción debía darse sin esperar la aprobación de los padres biológicos,
porque estos no tenían ningún derecho ya que los habían abandonado en el anonimato.
Esta postura recibió cuestionamientos entre ellos se puede citar el de Dalmacio Vélez
Sarsfield y Domingo. F Sarmiento, ya que opinaron que debía ser la Sociedad de
Beneficencia quien decidiera en cada caso particular, atendiendo siempre el bien de los
menores involucrados.

Durante varios años en la República Argentina no se observaron modificaciones en


cuanto a las leyes concernientes a la niñez. Como refiere la autora Farías Carracedo (2014,
pp. 262-263, párr. 7º)12:

“En 1919 se promulga en Argentina la primera legislación


específica sobre la infancia, siendo, además, la primera en
toda América Latina. La Ley N°10.90313, más conocida como
Ley Agote; ésta modifica la concepción de la patria potestad
al establecer que se trata de un conjunto de derechos y
obligaciones respecto a todos los hijos nacidos dentro y fuera
del matrimonio. Ahora la función paterna se define en
beneficio del hijo. Lo que debemos resaltar especialmente de
esta ley es que establece la intervención del Estado en la
protección de la infancia, pudiendo intervenir cuando los
padres no cumplen adecuadamente su función y el menor se
encuentre en una situación de peligro moral o material
(República Argentina, 1919; Bringiotti, 1999). Esta
legislación, como se dijo anteriormente, estaba legitimada en
la protección de una infancia supuestamente abandonada y
delincuente por lo cual permitía una intervención estatal
ilimitada para “disponer” de aquellos “menores material” o
“moralmente abandonados”. La legislación establecía que en
todos aquellos casos de pérdida de la patria potestad o de su
ejercicio o de suspensión, los menores quedaban bajo el

12
Carolina Farías Carracedo Licenciada en Psicología por la Universidad Nacional de San Luis (UNSL),
Argentina; Profesora en Enseñanza Media y Superior de Psicología por la UNSL. Perteneciente al Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) e integrante de un proyecto de inves-
tigación consolidado de la UNSL.
13
Ver Anexo “Leyes sobre Infancia/Niñez” ley 10.903

16
patronato del Estado nacional o provincial, el cual se
ejercería por medio de los jueces nacionales o provinciales,
con la concurrencia del Consejo Nacional del Menor y del
Ministerio Público de Menores en jurisdicción nacional y de
este último en jurisdicción provincial o de ambos en las
provincias que se acogieran a los beneficios del Decreto-Ley.
Este patronato procuraba, a través de la tutela, atender a la
salud, seguridad, educación moral e intelectual del menor”.
(República Argentina, 1919).

Como se puede observar, en primera instancia el Estado no establece diferencia


entre los hijos que nacieron dentro y fuera del matrimonio, igualándolos en relación
con los padres en cuanto a derechos y obligaciones. Asimismo, en caso de que los
progenitores no “estén en condiciones” de ser responsables de su descendencia, es el
Estado quien debe asegurar el bienestar de estos, es importante señalar que
previamente, esta actividad era realizada por diferentes sociedades de carácter públicas
y/o privadas.

Como dice Ciafardo (1992)14:

“…es necesario aclarar que las leyes de menores no se dirigen a


toda la infancia en sentido general y esto responde al hecho de
que al interior del universo de la infancia podemos diferenciar
dos sectores: aquellos incluidos en las coberturas de las políticas
sociales (educación y salud) y los sectores excluidos. De esta
manera, los incluidos se transformarán en niños y adolescentes y
los excluidos en menores” (Ciafardo, 1992 citado por Farias
Carracedo, C. 2014, p. 263, párr. 13º)

Es decir, que las leyes de infancia15 focalizaban solo en un grupo de la sociedad, el


que se encontraba “en conflicto” 16 con la ley y con la moral, lo hacía de manera
estigmatizadora con las familias que no se correspondía a la idea de familia ideal/tipo
de la época, castigándolas por ello. Esta diferenciación también se visualizaba al

14
Ciafardo citado por Farías Carracedo. O. Cit.

15
Se utiliza este término para denominar a la ley de intervención de la infancia (Ley Agote)

16
Comillas de la Autora.

17
momento de nominarlos, diferenciando a los “niños” de “menores”, presuponiendo una
categoría superior y otra inferior de ciudadanos y personas.

Asimismo, y complementando esta idea de niños y niñas infractores la autora


García- Méndez (1995, citado en Farías Carracedo, C. 2014, p.263, párr. 5), manifiesta
que: “La ley no diferenciaba si esas dificultades eran, por ejemplo, de un niño infractor
de la ley o de un niño víctima de malos tratos”. Se podría decir que esta no
diferenciación traía consigo una misma forma de intervención, sin importar la situación
del niño o de la niña, si era “víctima o infractor17”

Si queremos rastrear el origen de esta “nueva forma” de abordaje de los problemas


sociales, se los puede encontrar en lo que se denominó Doctrina de la Situación
Irregular. “El atributo central de la Doctrina de la Situación Irregular era legitimar
cualquier acción judicial indiscriminadamente sobre aquellos niños y adolescentes en
situación de dificultad” (García- Méndez. 1995, citado en Farías Carracedo, C. 2014,
p. 263, párr. 5º).

A mediados de la década del ‘40 se produce un cambio en las incumbencias del


Estado en relación con las instituciones que abordaban la temática de la niñez, este
cambio coincide con el desarrollo del paradigma del Estado Benefactor18. En Argentina
una de las modificaciones más notorias fue la disolución de la Sociedad de
Beneficencia (era la encargada de las instituciones de bien público destinadas a
mujeres, niños y niñas, incluida la Casa de Expósitos), es a partir de allí donde el Estado
comenzó a intervenir en las políticas sociales directamente y las trasformó en políticas
de Estado. Durante este período se comenzó a hablar de derechos ciudadanos y a
incorporar los sectores populares a la política nacional. Es preciso señalar que, a pesar
de estos cambios continuó en vigencia la ley de Agote por más de medio siglo.

17
Se utiliza esta denominación de acuerdo con los textos trabajados.
18
Estado de Bienestar o benefactor. El estado deja de concebirse como gendarme y exclusivo protector
de los derechos individuales para convertirse en garante de los derechos sociales. Surge la imperiosa
necesidad política de atender las demandas de los nuevos sectores sociales constituidos en actores en la
escena política. Es un modelo que se caracteriza por la intervención, por su acción en forma de
prestaciones sociales, dirección económica y distribución del producto nacional. Este modelo está
asociado en nuestro país con el peronismo. Basa su legitimación en la respuesta del estado a las demandas
populares, en el distribucionismo y el liderazgo carismático como articulador de la movilización popular.

18
A finales de la década de los ‘70 se visualiza un movimiento a nivel internacional
que reconoce a los niños, niñas y adolescentes como portadores de derechos, es así
como el año 1979 es declarado el Año Internacional del Niño. En 1985 se celebró el
Año Internacional de la Juventud, esto permitió poner de manifiesto la problemática de
los jóvenes marginados. Finalmente, en el año 1989, la Asamblea General de las
Naciones Unidas aprueba la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), como
explica Nadine Perrault, Oficial del Programa de los Derechos del Niño de UNICEF.

“Lo que la Convención realmente significa es que los niños y


niñas son seres humanos, y como seres humanos tienen derechos
humanos. La Convención explica que un niño debe ser
considerado una persona con derechos, pero es también una
persona que necesita protección”19. (Farias Carracedo, 2014, p.
264, párr. 1º)

Esta Convención forma parte del paradigma de la “Doctrina de la Protección


Integral”.

En ella se pueden destacar dos “principios rectores”, el interés superior del niño” y
el del “niño como sujeto de derechos”. Según el marco normativo vigente,
considerando lo establecido por la Ley 13.298, art. 4º establece que:

“Se entiende por interés superior del niño la máxima satisfacción


integral y simultánea de sus derechos en un marco de libertad,
respeto y dignidad, para lograr el desenvolvimiento de sus
potencialidades, y el despliegue integral y armónico de su
personalidad”.

Para determinar el interés superior del niño, en una situación


concreta, se debe apreciar:

a) La condición específica de los niños como sujetos de derecho.

b) La opinión de los niños de acuerdo con su desarrollo


psicofísico.

19
Niles, C. (2005). El tratado de los derechos del niño celebra su décimo sexto aniversario. UNICEF.
(https://www.unicef.org)

19
c) La necesidad de equilibrio entre los derechos y garantías de
los niños, y las exigencias de una sociedad justa y
democrática.

“En aplicación del principio del interés superior del niño,


cuando exista conflicto entre los derechos e intereses de todos los
niños, frente a otros derechos e intereses igualmente legítimos,
prevalecerán los primeros” (Ley 13.298, art. 4º).

La Ley Nacional N° 26.061 en el art. 3º “entiende por interés superior de la niña,


niño y adolescente la máxima satisfacción, integral y simultánea de los derechos y
garantías reconocidas en esta ley”.

En el caso concreto de Argentina, la CDN fue aprobada por Ley de la Nación


23.849 el 27 de septiembre de 1990. No obstante, esta ratificación se realizó con
cuatro reservas20, la primera con relación a la definición de niño (tomándolo desde el
momento de la concepción, esto no estaba aclarado en la Convención). La segunda
reserva hace referencia a los requisitos necesarios para la adopción internacional, a
fin de evitar el tráfico de niños. La tercera acepción alude a la atención sanitaria en
relación a la planificación familiar, que para la Convención debe ser responsabilidad
de los Estados, y para Argentina es una cuestión familiar que atañe a los padres21. Por
último, se diferencia en la edad de participación en conflictos bélicos, siendo que la
República Argentina hubiese deseado que la participación en conflictos armados este
“terminantemente prohibida”. (Farías Carracedo, C. 2014, pp. 264-265)

El artículo 38 de la Convención sobre los Derechos del Niño establece:

1. Los Estados Parte se comprometen a respetar y velar porque


se respeten las normas del derecho internacional humanitario
que les sean aplicables en los conflictos armados y que sean
pertinentes para el niño.

2. Los Estados Parte adoptarán todas las medidas posibles para


asegurar que las personas que aún no hayan cumplido los 15
años no participen directamente en las hostilidades.

20
Farías Carracedo. Óp. Cit.

21
Es preciso señalar, que esta reserva no está vigente dado que en Argentina se ha sancionado la Ley de
Salud Sexual y Procreación Responsable (ley N° 25.673).

20
3. Los Estados Parte se abstendrán de reclutar en las fuerzas
armadas a las personas que no hayan cumplido los 15 años.
Si reclutan personas que hayan cumplido los15 años, pero
que sean menores de 18, los Estados Parte procurarán dar
prioridad a los de más edad.

4. De conformidad con las obligaciones emanadas del derecho


internacional humanitario de proteger a la población civil
durante los conflictos armados, los Estados Parte adoptarán
todas las medidas posibles para asegurar la protección y el
cuidado de los niños afectados por un conflicto armado.

La CDN fue incorporada a la Constitución Nacional en la reforma de 1994. En dicha


reforma, el artículo 31 establece que: “las leyes nacionales que se dicten en consecuencia
y los tratados internacionales son “Ley Suprema de la Nación” y las autoridades de cada
provincia están obligadas a conformarse a ellas” (Constitución Nacional de la República
Argentina, 1994).

El avance jurídico a nivel Internacional y Nacional, permitió que en el año 2005 se


sancione en la República Argentina la Ley 26.061, llamada “Ley de Protección Integral
de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes”, esta ley significó el fin de la Ley
de Agote, resignificando la función del Estado, quien asume la obligación de establecer
políticas públicas que garanticen respeto, protección y satisfacción de los derechos y
garantías de los niños, definiendo además, “las responsabilidades de la familia, la
sociedad, y el Estado con relación a los derechos universales y especiales por su
condición de personas en desarrollo”. (Fazzio, A. y Sokolovsky, J. 2006, p.95, párr. 2º).

La Ley 26.061, Ley de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes22, (2005) estableció la igualdad jurídica de todos los niños, reconociendo
su calidad de sujetos activos de derechos, habilitando para ellos el pleno ejercicio de la
ciudadanía.

Esta ley establece en contraposición al paradigma del Patronato, que las medidas de
internación o institucionalización de los niños, niñas y adolescentes deberían ser
excepcionales y ser decididas e implementadas por la autoridad de aplicación, reservando
a la justicia únicamente el papel de resolver sobre la legalidad de la medida tomada.

22
La Ley 26.061 Sancionada: 28/09/2005; Promulgada: 21/10/2005 Publicada: 26/10/2005

21
La nueva legislación y el Sistema de Protección Integral enfatiza el papel de las
políticas sociales y las políticas públicas para la infancia y adolescencia, poniendo el
acento en el fortalecimiento de políticas destinadas a la remoción y protección de sus
derechos.

Los Principios, Derechos y Garantías que rigen la Ley 26.061 son:

 Derecho a la vida.
 Derecho a la dignidad y a la integridad personal.
 Derecho a la vida privada e intimidad familiar.
 Derecho a la identidad.
 Garantía estatal de identificación. Inscripción en el registro del estado y
capacidad de las personas.
 Derecho a la documentación.
 Derecho a la salud.
 Derecho a la educación.
 Prohibición de discriminar por estado de embarazo, maternidad y paternidad.
 Medidas de protección de la maternidad y paternidad.
 Derecho a la libertad
 Derecho al deporte y juego recreativo.
 Derecho al medio ambiente.
 Derecho a la dignidad
 Derecho de libre asociación
 Derecho a opinar y a ser oído.
 Derecho al trabajo de los adolescentes.
 Derecho a la seguridad social.
 Garantías mínimas de procedimiento. Garantías en los procedimientos judiciales
o administrativos.
 Principio de igualdad y no discriminación.
 Principio de efectividad.
 Deber de comunicar.
 Deber del funcionario de recepcionar denuncias.

22
Para poder implementar dicha ley fue preciso generar la estructura institucional que la
ejecute, dándose origen así a la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia,
organismo del Poder Ejecutivo Nacional especializado en infancia y familia; y del
Consejo Federal de Niñez, Adolescencia y Familia, órgano deliberativo, consultivo y
planificador de políticas públicas para la infancia y la adolescencia en todo el territorio,
teniendo en cuenta y trabajando desde las distintas realidades del país.

El principal objetivo de las políticas implementadas por estos organismos consiste en


fortalecer a la familia, entendiéndola como base para un desarrollo humano sustentable y
como espacio afectivo fundamental para el crecimiento de niños, niñas y adolescentes. A
su vez, desarrollan un conjunto de acciones de atención directa en las temáticas de:
restitución de derechos y de adolescentes infractores de la ley penal. En el primer caso,
las acciones están dirigidas a proteger los derechos de niños, niñas y adolescentes que
atraviesan situaciones críticas a nivel familiar, social, jurídico o económico (víctimas de
violencia, trata, tráfico y trabajo infantil) promoviendo y fortaleciendo la permanencia en
su ámbito familiar y comunitario. El segundo caso agrupa todas aquellas acciones
destinadas a estimular la capacidad de jóvenes infractores de ejercer sus derechos, y
respetar los derechos de terceros.

Es preciso señalar, como dicen Adriana Fazzio y Jorge Sokolovsky (2006) que:

“En la base de este sistema se encuentra un conjunto de políticas


sociales básicas y universales, que definen la concepción del niño
y adolescente como sujeto de derechos; y las políticas necesarias
para su pleno desarrollo: educación, salud, cultura, recreación;
y la garantía estatal para el pleno desarrollo a las mismas, la
prioridad en la atención y la permanencia en ellas a lo largo de
todo su crecimiento’’. (Fazzio, A. y Sokolovsky, J., 2006, p.95,
párr. 3º)

De esta manera se podría decir que, lo principal de esta ley residió en reconocer como
trascendental el mejor interés del niño, niña y adolescente teniéndolo como sujeto de
derechos y en ese sentido, como titular con el mismo alcance que los derechos
personalísimos -derecho a la vida, a la intimidad, a la identidad, a la salud, a la libertad-
reconocidos previamente en la Convención sobre los Derechos del Niño en 1989.

23
Lo que se está tratando de lograr con la Ley es evitar la judicialización de aquellas
causas que deben ser resueltas por políticas dinámicas y eficientes del Estado, siendo la
misma la última instancia a la cual acudir para la “resolución del conflicto”.

1.4 Concepto de Familia.

Para poder entender la importancia que tiene la adopción para la vida de un niño, niña
y adolescente, es necesario conocer la importancia que tiene la familia, para el desarrollo
bio- psico- social del sujeto, teniendo en cuenta que su concepción también ha variado a
lo largo de la historia y de las culturas. No es un concepto estático, sino que ha ido
evolucionando en el tiempo, cambiando su estructura y funciones.

Parafraseando a Adriana Fazzio y Jorge Sokolovsky (2006, p.46) desde el período


romano hasta la edad media, se denominaba familia a todo grupo humano que convivía
dentro de una casa, incluyendo a esclavos y servidores, sin diferenciarlos por lazos de
parentesco. Como se puede observar, aquí la familia no está asentada en la biología ni los
lazos sanguíneos sino en la cotidianeidad y convivencia diaria.

Estos autores explican que, a través de estudios antropológicos y sociológicos, y con


base en los aportes del antropólogo Claude Lévi Strauss 23 (citado en Fazzio, A. y
Sokolovsky, J 2006), se comenzó a distinguir diferentes acepciones sobre familia,
diferenciando las concepciones de noción de familia, con la de grupo doméstico.
Asimismo, algunos aportes de la sociología instauran diferentes formas de familia,
clasificándolas en 3 tipos:

1. “Familia de origen”, referida al origen biológico;

2. “Familia de orientación o socialización”, encargada de transmitir las diferentes


pautas sociales y culturales (no necesariamente coincide con la de origen);

23
Claude Lévi-Strauss (1908-2009) antropólogo, filósofo y etnólogo francés, una de las grandes figuras
de su disciplina en la segunda mitad del siglo XX.

24
3. “Familia de procreación o familia propia” formada por personas de igual o distinto
sexo, ya que se parte de considerar de que no todas las parejas tienen como objetivo
procrear.

Es dable aclarar que “estas formas familiares pueden ser coexistentes dentro del curso
de vida de un mismo grupo familiar”. (Fazzio, A y Sokolovsky, J. 2006, p.47, párr.2º)

A partir del siglo XIX y hasta avanzado el siglo XX, se establece la definición de
familia tipo o clásica, la cual está compuesta por un padre, “proveedor”, la madre
“cuidadora” y los niños.

Como dice Aida Kemelmajer de Carlucci24:

“La familia “tradicional” es una familia “(…) matrimonializada


(fundada en el matrimonio), paternalizada y patrimonializada (o
sea, dependiente económicamente y en otros aspectos del padre),
sacralizada (nacida de formas más o menos solemne) y silogizada
(su fin principal es tener hijos) (…)”. (Kemelmajer de Carlucci,
A., citada en Herrera, M., 2015, p.11, párr. 3º)

Es por lo que Jelin, E. 25 (2015) señala que la defensa de la familia heterosexual


matrimonial, entendida como un único tipo de familia, invisibilizó otras formas de
organización de vínculos familiares, de convivencia, de sexualidades; expresando además
que

“…la familia nuclear arquetípica está muy lejos de cualquier


ideal democrático: se trata de una organización patriarcal,
donde el “jefe de familia” concentra el poder, y tanto los hijos
como las hijas como la esposa-madre desempeñan papeles
anclados en la subordinación al jefe (…)” (Jelin, E. citada en
Herrera, M 2015, p. 12, párr.1º).

Los cambios en el mundo del trabajo, legal y social ha modificado y diversificado el


concepto de familia en cuanto a sus formas, estableciendo nuevas maneras de entenderla
y vivirla, generándose así nuevas construcciones familiares. Así podemos hablar de

24
Aída Kemelmajer de Carlucci es una jurista argentina, oriunda de la provincia de Mendoza, donde fue
miembro de la Corte Suprema de Justicia provincial.

25
Jelin Elizabeth, Pan y Afectos. La transformación de las familias, según versión; Fondo de Cultura
Económica , buenos aires , 2010 , pp 23 y 24

25
parejas que no se casan, parejas del mismo sexo, hijos que nacen asistidos por técnicas de
reproducción, hogares encabezados por la madre o el padre con hijos bajo su cuidado,
familias que nacen después de una separación, divorcio o viudez, con hijos de uniones
anteriores a los cuales se agregan o no, hijos comunes, personas cuya identidad
autopercibida no se condice con el sexo con el que nacieron; siendo estas y cada una de
ellas una manera distintas de configuración familiar que difiere de la tipología típica.

Según el Psicólogo Juan Armando Corbin26 (2019, p.1) las familias están clasificadas
en los siguientes tipos:

 Familia nuclear: Es la familia formada por un padre, una madre y sus


hijos.

 Familia extensa: hablamos de familia extensa cuando hay familiares


convivientes (abuelos, primos, padres, etc.) que se hacen cargo de la
crianza de los hijos.

 Familia monoparental: En este caso uno de los progenitores se hace


cargo de la unidad familiar, y, por tanto, de criar a los hijos. Las causas
de la formación de este tipo de familias pueden ser, un divorcio, ser
madre prematura, la viudedad, etc.

 Familia Compuesta (ensamblada o mixta): hace referencia a las


familias conformadas por varias familias nucleares, en la cual uno o
ambos miembros de la actual pareja tiene uno o varios hijos de
uniones anteriores.

 Familia homoparental: son familias que se conforman por dos


padres o dos madres con hijos biológicos o adoptados.

26
Corbin, Juan Armando, Licenciado en Psicología por la Universidad de Buenos Aires. Máster en
Recursos humanos y experto en comunicación empresarial y coaching. Posgrado en Nutrición y
Alimentación Sanitaria y Social por la UOC. Especialmente interesado en el bienestar y el deporte.

26
 Familia de padres separados: en este tipo de familia los padres se
han separado, pero deben continuar con sus responsabilidades
respecto a sus hijos, compartiendo además sus funciones parentales.

 Familias sin Hijos: estas familias no tienen hijos biológicos por


decisión propia o por no poder procrear, por lo cual en ocasiones
deciden adoptar un niño, niña y/o adolescente. Se debe considerar que
una familia no se define por la presencia o ausencia de hijos.

 Familia adoptiva: alude a las personas que deciden adoptar a un niño,


niña y/o adolescente y que desempeñan un rol equivalente al de los
padres biológicos.

Por todo lo expresado anteriormente, se observa la trasformación que ha tenido el


concepto de familia teniendo en cuenta los nuevos escenarios sociales en la que la misma
se conforma, esto es así ya que, la dinámica social contempla nuevas formas de
relacionarse, donde las personas construyen vínculos a través del afecto, el respeto,
convivencia y solidaridad, superando así la familia conformada solamente por pariente
vinculados a través de la consanguineidad.

1.4.1 Importancia que tiene la familia para el desarrollo bio-psico-social para el


sujeto.

A lo largo del tiempo se ha identificado la importancia que cumple la familia en el


desarrollo y evolución de un ser humano, desde la función básica de alimentación como
funciones superiores que se relacionan con el desarrollo del sujeto, en el aspecto social y

27
psíquico; concibiendo al sujeto no como un ente aislado sino relacionado con su contexto
inmediato (familiar, grupal).

Es así, que siguiendo las ideas de Bronfenbrenner (1986 citado en Fazzio, A. y


Sokolovsky, J., 2006 p.48) la conducta del individuo debe clasificársela teniendo en
cuenta su relación con la conducta de las demás personas que están presentes en una
situación o hecho determinado. Dichas manifestaciones “…habrá que considerarlas con
relación a su entorno, en referencia a la estructura social y al ambiente más cercano y
al más remoto…” (Fazzio, A. y Sokolovsky, J., 2006, p. 48 párr. 4º)

Es por ello continúan diciendo los autores que las conductas que desarrollan los chicos
se hallan mediatizadas por el juego y el aprendizaje de sus mayores, no pudiendo hacerlo
fuera de dicho contexto.

“Es así que el grupo familiar y las instituciones sociales y


culturales ofrecen un marco de referencia constituido por una
serie de identificaciones, ideales, valores y un sistema de
creencias que operan como sostén de un sujeto -un niño-
relacionado, en situación y producido por y con su ámbito grupal
familiar y contexto sociocultural” (Fazzio, A. y Sokolovsky, J.,
2006, p. 49, párr. 3º).

De allí, que estos autores consideran que a través de la familia (vínculos


interpersonales primarios) y fuera de grupo familiar (vínculos secundarios), se construyen
los aprendizajes de la conducta, los códigos de comunicación y la manera de interpretar
el mundo, de ahí la importancia de dichos entornos.

Asimismo, las variables culturales (conjunto de conocimientos, sentidos y saberes


heredados o transmitidos que incluyen entre otras cosas, usos y costumbres, las
concepciones religiosas, ideológicas, lingüísticas, y las pautas de comportamiento
asociadas a éstas) son las que “determinan a un sujeto como perteneciente a una
comunidad definida, y facilitan la conformación de cierto tipo de ideología y sistema de
creencias”. (Fazzio, A. y Sokolovsky, J.,2006, p. 49, párr. 6º).

Es a partir de este juego de múltiples influencias (grupo familiar, de referencia,


contexto sociocultural, institucional, económico y político) que

28
“…se puede entender que cuando se está frente a un niño (…)
estamos frente a un representante de sí mismo, y a un emergente
o resultante de la interacción entre su grupo familiar, su contexto
sociocultural, económico, institucional y político...”. (Fazzio, A.
y Sokolovsky, J., 2006, p.50, párr. 3º).

Siguiendo esta línea de razonamiento, desde el psicoanálisis existen aportes en


relación con las necesidades de un niño o una niña de tener referentes afectivos que le
den la posibilidad de saber que pertenecen a un grupo familiar que los contenga. Al
respecto León, S. (2013, p.89) hace referencia a que las funciones maternas favorecen la
representación de un ambiente facilitador (suficientemente bueno) y establecen un estado
básico de confianza que determina un adecuado desarrollo emocional del bebé.

En cuanto a la función adjudicada al padre en esta etapa, este autor sostiene que, se ve

“al padre como parte de un ambiente familiar suficientemente


bueno y sostenedor, que contribuye decisivamente a la salud y
felicidad del niño, ambiente que no solo tiene la tarea de contener
las ansiedades del infante, sino también las propias de los adultos
responsables, incluidas las del padre” 27 (citado en León, S.,
2013, p.87, párr.2)

Para reforzar la importancia que tiene la presencia de un adulto que cumpla con las
mencionadas funciones en el desarrollo de los niños se puede mencionar y explicar, el
Síndrome de Marasmo. (Ruiz, J.C. 2011, p.1, párr. 1;4;8 y 9)

“El marasmo institucional, es un síndrome, que se manifiesta con


perturbaciones psíquicas, emocionales y espirituales en niños
institucionalizados. Si bien se observa desde el comienzo de la
internación algunos síntomas, el agravamiento se agiganta desde
el tercer mes y se agrava de acuerdo a la duración del encierro.
(…)

Esta sensación lleva al bebé o al niño pequeño a una especie de


depresión, que obviamente, repercutirá en su circunstancia
física, que la pediatría llama: marasmo clínico.

Los síntomas van creciendo en la medida que aumenta el tiempo


de internación o separación del vínculo afectivo. (…). Si se
27
https://miguelparedesblog.files.wordpress.com/2014/08/el-lugar-del-padre-en-psicoanc3a3_lisis-freud-
lacan-winnicott.pdf

29
resuelve esa falta, el niño se recupera rápidamente, si no, puede
que se adapte, si no lo logra, se abandona, y se deja morir.

Un papá o una mamá le brindarán el sentimiento básico de estar


cuidado, amado y perteneciendo a un rol interactivo como es el
de ser “hijo”.

Asimismo, la teoría sociocultural desarrollada por Lev Vygotsky:

“(…) pone el acento en la participación proactiva de los menores


con el ambiente que les rodea, siendo el desarrollo
cognoscitivo fruto de un proceso colaborativo. Lev Vygotsky 28 ,
sostenía que los niños desarrollan su aprendizaje mediante la
interacción social: van adquiriendo nuevas y mejores habilidades
cognoscitivas como proceso lógico de su inmersión a un modo de
vida”.

“Aquellas actividades que se realizan de forma compartida


permiten a los niños interiorizar las estructuras de pensamiento
y comportamentales de la sociedad que les rodea, apropiándose
de ellas.”29 (Regader, B. 2020, p. 1, párr.1)

Resumiendo, la postura de los autores, estos dejan de manifiesto que, para garantizar el
bienestar y desarrollo de un niño, niña y adolescente es preciso contar con personas
capaces de ejercer las funciones de maternaje y paternaje, haciendo referencia en ellas a
la importancia de los cuidados, acompañamiento y orientación de estos.

28
Lev Vygotsky, Psicólogo ruso. (1896-1934)
29
Regader, B. español contemporáneo. Psicólogo educativo director de la Revista Psicología y Mente.

30
1.5 Definiendo la Adopción

Para empezar, según Eva Giberti (1992, p.15) es preciso señalar que la práctica de la
adopción se ha ido modificando desde la antigüedad, reconociéndola en los códigos
babilonios de Hammurabi, y regulada en forma legal en Grecia, Egipto y Roma hasta
llegar a la actualidad. Siendo esta evolución de la adopción revolucionaria por todos los
cambios que ha ido teniendo en las distintas etapas.

El Diccionario Magíster (1975) define “adoptar” como un término proveniente “del


latín ad, a, optare desear, recibir legalmente como hijo al que no lo es”. Otra definición
dice que el término “adoptar” viene del latín adoptare. Este término se compone de ad-
(idea de aproximación o asociación) y del término optare (elegir, escoger, desear), de
modo que adoptare expresa la idea de elegir o desear a alguien o algo para asociarlo o
vincularlo a sí mismo.

Como dice Adriana N. Krasnow30 (2006, p. 661 párr. 1º)

“La adopción es una institución de protección social y familiar


establecida en beneficio de la niñas, niños o adolescentes que no
tienen o no pueden permanecer en la familia de origen. A través
de la misma, se persigue la inserción en una familia que les
garantice un bienestar y desarrollo integral”.

El Código Civil y Comercial establece que

“La adopción es una institución jurídica que tiene por objeto


proteger el derecho de niños., niñas y adolescentes a vivir y a
desarrollarse en una familia que le procure los cuidados
tendientes a satisfacer sus necesidades afectivas y materiales,
cuando éstos no le pueden ser proporcionados por su familia de
origen. La adopción se otorga solo por sentencia judicial y
emplaza al adoptado en el estado de hijo…” (Herrera, M., 2015,
p. 546, párr. 1º)

La adopción es una institución a la que un niño o niña “sin padres y sin familia” tiene
derecho. Ese derecho es propio de todo ser humano, como lo es el de todo niño a tener y

30
Krasnow, Adriana Noemí, abogada especialista en Derecho de Familia, trabaja en Universidad de
Rosario.

31
vivir en una familia, colocándolo al mismo como principal protagonista de la adopción
(Herrera, M. 2015, p. 547).

Por lo expuesto, se entenderá a la adopción como la posibilidad de toda niña, niño,


adolescente a tener una familia, lo cual fue reconocido por la Convención sobre los
Derechos del Niño, y que el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación incluyo entre
sus modificaciones al sistema de adopción priorizando a los mismos, ubicándolos en el
centro de la escena.

1.6 Orígenes de la Adopción

La institución de la adopción fue cambiando a través del tiempo, dando respuestas a


diversas necesidades, sociales culturales y de las personas. Estos cambios pueden
visualizarse en las distintas legislaciones y paradigmas.

Fanzolato, E. (citado en Herrera, M. (2015, p.541, párr.1º) explica que:

“… la adopción aparecía ya regulada en el Código de


Hammurabi (1800 A.C) y en el Código de Manú, que tenía por
objeto asegurarle al adoptante que carece de descendencia
masculina “un hijo que celebre en honor suyo el servicio
fúnebre”. En este sentido, destaca el autor que “las antiguas
legislaciones, cuando reglamentaban la adopción, lo hacían en
interés del adoptante o de su familia (procurar un hijo a quien no
tiene ni espera tener descendiente o suministrar mano de obra
para tarea agrícolas a falta de esclavos) ignorando o
relativizando al máximo el interés del adoptado”.

Aquí la importancia esta puesta en cuestiones morales (como ser quien realice los
servicios funerarios y dé continuidad al apellido) y en cuestiones domésticas (quien ayude
con las tareas agrícolas), ambas cuestiones apuntaban a asegurar la continuidad tanto
física (al asegurar el alimento) como espiritual (salvando el honor del difunto).

32
Si bien en todos los sistemas legales de la antigüedad pueden encontrarse antecedentes
de la adopción, son las leyes romanas las que reflejan con mayor claridad la evolución de
esta. Asimismo, los cambios que surgen en la actualidad con respecto a la adopción
manifiestan las necesidades cada vez más complejas de nuestra sociedad. (Giberti, E.
1992, p.16)

“La ley romana reconocía dos clases de adopción: adrogatio y


adoptio. La adrogatio era la adopción de una persona que era
sui juris (sujeto de derecho) o persona independiente. La persona
adrogada perdía su independencia y quedaba bajo la patria
potestas del adrogans, o padre adoptivo, aportando
necesariamente a la nueva familia sus propios filii y su
patrimonio. La “adrogatio” era un contrato entre adultos en el
que una de las partes obtenía el beneficio de ver continuada su
línea familiar y su culto familiar ante la ausencia de
descendientes y la otra posibilidad de heredar bienes, conociendo
el adrogado su origen y el de su familia biológica; el “adrogado”
no era el abandonado, sino alguien que contractualmente pasaba
de su familia biológica a la del adrogante. El Estado y la religión
estaban interesados en el acto, por cuanto todo un grupo familiar
encabezado por el pater familias iba a incorporarse al grupo
familiar del adrogante” Giberti, E. (1992, p. 16, párr. 3º)

Así se advierte que la adopción surgió del interés de los que necesitaban continuar con
su estirpe y traspasar su patrimonio, teniendo propósitos sucesorios y religiosos.

Para Eva Giberti (1992, p. 22) la adopción vuelve a tener importancia en la legislación
europea luego de la Revolución Francesa, con algunos rasgos que presentaba el derecho
romano, esto se ve reflejado en el Código Napoleón. El mismo legisló sobre la adopción
en circunstancias que fueron difíciles de llevar a la práctica, siendo destinada sólo a
mayores de edad, no guardando de esta manera semejanza con la institución moderna.
Asimismo, consideraba a la adopción como un contrato, por el que se transmitía el
apellido y la fortuna. De todas maneras, el Código Napoleón influyó en algunas reformas
de las leyes americanas y europeas del siglo XIX y XX.

“La adopción está regulada actualmente en la casi totalidad de


las legislaciones de este siglo con la moderna finalidad de
proteger al menor que se halla en alguna situación de
desamparo. Ha dejado de ser un contrato librado al arbitrio de
las pares para convertirse en una institución en la que se halla
inserto el interés del Estado. Con estos dos rasgos comunes, los
requisitos varían de país a país, existiendo instituciones similares
33
de mayores alcances (…) y otras de efectos restringidos (…)”
(Giberti, E., 1992, p. 23, párr. 3º)

De esta manera se advierte que después de la Primer Guerra Mundial, ante la cantidad
de niños huérfanos, los estados europeos comienzan a darle a la adopción un alcance para
resolver la situación de los niños desamparados.

Finalmente, y siguiendo esta línea de análisis, la autora Marisa Herrera (2015; pp. 542-
543, párr. 4º) en su obra antes citada, plantea que:

“Es recién a partir del siglo XX (…) la adopción comenzó a


adquirir una connotación muy diferente, centrada en ser una
institución de cuidado y no de carácter patrimonial o económico.
Esta misma circunstancia ocurrió en la Argentina tras un
importante terremoto acontecido en la provincia de San Juan que
destruyó casi un 80% de la provincia y dejó como saldo una
importante cantidad de niños sin familia. En este contexto
adverso, se advirtió la necesidad de contar en el Derecho
argentino con una institución que pudiera dar respuesta integral
y de manera definitiva a esta situación de extrema vulnerabilidad
que por aquella época era definida como “abandono”, es decir,
la adopción comenzó a ser vista como una respuesta a la infancia
abandonada”.

Es decir que surge desde la sociedad y el Estado la necesidad de dar respuesta a la


cuestión de los niños huérfanos, tanto desde la creación de institutos destinados al abrigo
y cuidado, como así a la resignificación del concepto de adopción, superando la idea de
hijo=heredero e hijo=reemplazo, para ver en el niño un sujeto que necesita de cuidados y
acompañamiento familiar.

34
1.7 Importancia de la Adopción

La adopción es importante ya que es la única institución hasta el momento que


posibilita el desarrollo favorable y pleno de la vida de un niño, niña, y adolescente; no
existiendo con el paso del tiempo otra estructura familiar que ofrezca estas posibilidades.

Al hablar de adopción tal como dice Eva Giberti (2010, p.15, párr.2º) durante décadas
el foco estuvo puesto en los padres que no tienen la posibilidad de procrear
(biológicamente) ellos serían, “los pobres matrimonios que no pueden tener hijos”, en
contrapartida se presenta y refuerza, la figura de “esas madres desnaturalizadas que los
regalan o los venden”, complementando así la diada necesaria para el proceso de
adopción.

Es preciso señalar que esta idea de “madre abandónica” se plasma en expresiones


utilizadas inclusive en la actualidad, como ser: “hay tantos chicos en la calle y tantas
familias deseando tener un hijo” (Giberti, E., 2010, p.15, párr.2º), este enunciado posee
varias falencias las cuales no son tenidas en cuenta. En primera instancia se refuerza la
idea de que el factor económico es motivo suficiente para que un niño esté en peligro, por
otro lado, supone que no hay padres biológicos, y que están en estado de adoptabilidad;
sin tener en cuenta que estos niños se encuentran bajo patria potestad, y que difícilmente
los progenitores pierdan su ejercicio ya que para ello se necesita la autorización de un
juez.

Se puede observar que se priorizaba la necesidad y sentimientos del adoptante, es decir


que se trataba de dar respuestas a inquietudes que este tenga, nuevamente el niño es puesto
como objeto para cubrir una necesidad, por lo cual arribar a la idea de “respeto de la niñez
y su derecho”, implicará un cambio en el paradigma, tanto en las creencias de la sociedad,
como en las leyes.

Es así como: “… la adopción ingresa al ordenamiento civil argentino recién en el año


1948 tras la sanción de la ley 13.252 pues originariamente el Código Civil sólo cobijaba
una única causa fuente de vínculos filiales: la biológica o por naturaleza”. (Herrera, M.
2015, p. 542, párr. 3º).

35
En este año, también se firma el Pacto de San José Costa Rica31, por lo que se puede
identificar este momento como inicio de un proceso mundial donde se visibilizarían los
sectores vulnerados, antes ignorados, como ser los niños, las mujeres, entre otras.

En la actualidad se tiene…

“… la idea de la adopción como un medio para lograr la


satisfacción del derecho de todo niño a vivir en una familia
adoptiva cuando no puede hacerlo –por diversas razones, pero
nunca fundado en las carencias socioeconómicas o pobreza- en
su familia de origen. Estos diferentes estadios conllevan un modo
bien distinto de concebir la adopción que condiciona de manera
directa sus prácticas y a la par, su regulación…”. (Herrera, M.,
2015 p. 543 párr. 2º)

Con este párrafo, se deja de manifiesto el cambio de paradigma, donde el “riesgo


material y moral” no son motivos para separar a un niño de su familia de origen, se
entiende que el interés superior y el bienestar integral, supera la cuestión netamente
económica. Asimismo, se puede decir que, al modificarse el sujeto beneficiario de la
adopción, también se modificarán las normas que lo regulan, incorporando la visión del
niño, niña y adolescente como sujeto de derechos.

En el siguiente capítulo, se describirá el marco legal que rige el proceso de adopción


en Argentina, se expondrán los antecedentes legislativos, las leyes de adopción y el
proceso de esta, además de la reforma del Código Civil y Comercial de la Nación y los
consiguientes cambios referentes al proceso de adopción.

31
Pacto de Costa Rica es un Tratado Internacional dedicado a la promoción y protección de los derechos
humanos en el continente americano, adoptado el 22 de noviembre de 1969 por los Estados miembros de
la Organización de Estados Americanos y en vigor desde el 18 de julio de 1978.

36
Capítulo II Marco Legal de la Adopción en Argentina desde 1948 hasta la
actualidad

2.1 Antecedentes legislativos del Proceso de Adopción.

En el año 1948, y en el marco de una concepción sociopolítica basada en el Estado de


Bienestar ingresa al ordenamiento civil argentino el instituto de la adopción, bajo la ley
13.25232, ya que en sus orígenes el Código Civil consideraba a los vínculos filiales como
el biológico o por naturaleza como única fuente, ampliando de esta manera la causa fuente
filial. (Herrera, 2015, p. 542.).

En esta ley se regulaba un solo tipo de adopción donde sólo entre adoptante y adoptado
se producían vínculos jurídicos, no generándose vínculo entre el adoptado y la familia del
adoptante, “siendo éste el antecedente directo de la adopción simple” (op. cit. 543, párr.
3º). Además, esta ley no permitió romper la vinculación del adoptado con su familia de
origen exceptuando la patria potestad y los derechos hereditarios del adoptante con
respecto a su familia biológica.

La Ley 13.252 consideraba a la adopción como:

“…una solución viable únicamente para las personas menores de


dieciocho años; se exigía que el adoptante fuera por lo menos
dieciocho años mayor que el adoptado, tuviera más de cuarenta
años o en su defecto u matrimonio de más de ocho años; y no se
permitía adoptar en caso de existencia de descendencia…”
(Herrera, M. p. 543-544, párr. 3º)

Es así que siguiendo a María Felicitas Elías33 (2004, p.121), la adopción es creadora de
vinculo legal de familia para cualquier menor de 18 años, quedando el parentesco limitado
a adoptante y adoptado. Al hijo adoptivo se le asignaba legitimidad, sin que perdiera sus

33
Elías, María Felicita, Doctoranda del Programa de Doctorado en Ciencias Sociales, FCS, UBA. Magister
en Servicio Social, Políticas Sociales y Movimientos Sociales. (PUC-UNLP). Especialista en
Administración y Gestión de Políticas Sociales, Facultad de Ciencias Sociales, UBA, es Licenciada en
Servicio Social, UBA. Profesora Titular Regular, Facultad de Ciencias Sociales – UBA. Investigadora en
proyectos UBACyT. Directora de la Maestría en Políticas Sociales (Cat. A-CONEAU) en la Facultad de
Ciencias Sociales, UBA (2006 a 2008), entre otros.

37
derechos de sangre. Quedaban excluidos como posibles adoptantes las personas que
tuvieran descendientes naturales reconocidos, como así tampoco los matrimonios que no
hayan cumplido 40 años y los religiosos profesos de uno u otro sexo.

Según María Felicitas Elías (2004, p. 123) la finalidad de esta ley era la protección de
la niñez, cuyo propósito no era el de caridad, sino el de solidaridad humana.

Entre 1955 y 1971, se disipó la idea de la protección a la niñez como un derecho. El


Estado, comenzó a direccionar la creación de políticas públicas tendientes a “garantizar
mano de obra capacitada, alimentada y educada para encarar el tipo de desarrollo
industrial diseñado” (Elías, M.F., 2004, p. 107, párr. 1º).

Se crearon políticas sociales que apuntaron a la planificación y distribución de recursos


financieros y sanitarios, jerarquizándose nuevamente el papel ordenador de los adultos.
Por lo tanto, según Elías, M. F. (2004, p.108, párr. 1º) los niños “ya no eran niños
privilegiados, sino que volvían a ser objetos a controlar, ceder, ubicar, escriturar…”
empobreciéndose así el proceso de adopción en sede judicial.

En el año 1971 en el marco de gobiernos totalitarios, con la destrucción del Estado de


Bienestar, se sancionó la Ley 19.134 que modificó la Ley 13.252.

De acuerdo con la Dra. Marisa Herrera34 (2015, p.544, párr. 1º), esta nueva ley entre
otras cosas modificó la edad mínima del adoptante y redujo la cantidad de años de
matrimonio necesarios para adoptar:

“…al disponer que los adoptantes debían tener más de treinta y


cinco años de edad, o cinco años de matrimonio o la
imposibilidad de procrear y eliminaba la limitación de la ley
13.252 que permitía adoptar únicamente a aquellos que no
tuvieran hijos…”

Esta autora señala que se aceptó la adopción de más de un niño/a sin importar el sexo,
se autorizó la adopción aun habiendo hijos biológicos y se redujo el plazo de guarda.
“…La guarda previa se reducía de dos a un año y se permitía la entrega por acto

34
Marisa Herrera Doctora en Derecho, Facultad de Derecho, UBA. Investigadora Independiente del
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Especialista en Derecho de Familia, Facultad
de Derecho, UBA. Investigadora Adscripta del Instituto de Investigaciones Dr. Ambrosio L. Gioja, Facultad
de Derecho, UBA.

38
administrativo o instrumento público de los niños/as o adolescentes.” Herrera, M. (2015
p. 544, párr. 1)

La principal modificación de esta ley consistió en un doble tipo adoptivo: pleno y


simple. La adopción plena buscaba eliminar restricciones a las posibilidades de adoptar y
ser adoptado, jerarquizando el vínculo adoptivo y agilizaba los trámites. Siguiendo a
María Felicitas Elías (2004, p.130), si bien esta ley habilitó el ingreso pleno de las niñas
y niños a la familia adoptante, “también fue instrumento para borrar la identidad” y
allanaba el traspaso de los niños y niñas, quienes era “entregados mediante acta
notarial”. De esta manera este instrumento es considerado violatorio del derecho a la
identidad, colocando “al niño como objeto raso, sin historia, sin raíces, sin identidad”.
(Elías, F. 2004, p.131, párr. 2º).

Entre las principales medidas de la Ley 19.134 se observa que: “El padre o la madre
del menor no serán necesariamente citados a juicio y no se admitirá la presentación
espontanea…” (Elías, F. 2004, p.126, párr. 3º) todo ello cuando ya se había consentido
en forma fehaciente la adopción ante órgano estatal competente, autoridad judicial o por
instrumento público. Este consistía en la renuncia a la patria potestad frente a escribano
público, siendo considerado en la actualidad, como el principal instrumento violatorio del
derecho a la identidad, y promoviendo el tráfico y apropiación ilegal de niños, niñas y
adolescentes.

“Entre 1948 y 1971 las relaciones entre el Estado y la sociedad


civil se habían transformado profundamente, y los actores y los
usos del aparato del Estado también. El recorrido de la cuestión
infantil muestra el tono de estas mutaciones: los niños transitaron
de privilegiados a objetos escriturales y, más tarde, a la
desaparición forzada, la violencia, el reclamo por parte de sus
familiares, la lucha por la recuperación de sus orígenes.” (Elías,
F. 2004, p.127, párr. 4º).

Avanzados los tiempos, dicha ley fue mutando. Una de las renovaciones más
importante, fue la ocurrida en 1994, cuando la Constitución Argentina incorpora los
derechos de la infancia, establecidos por la Convención sobre los Derechos del niño.
Sobre esta base, en 1994 se propuso derogar la Ley 19.134, y se crea la Ley N.º 24.779.

39
Si bien esta nueva ley empieza a ser debatida en el año 1994, será recién en el año
1997 que se sanciona, incorporándose al Código Civil. Como progreso se destaca la
prohibición de entregar niños/niñas a través de escritura pública; y señala la obligación
de citar a los padres biológicos a fin de que den su consentimiento para la guarda
preadoptiva, con algunas excepciones. Siendo esta normativa el antecedente más directo
al régimen actual. (Herrera, M. 2015, pp. 544-545)

“Esta ley introdujo la regulación de la adopción al texto del


Código Civil. En términos generales, esta normativa mantuvo el
doble régimen adoptivo, simple y pleno; redujo aún más los
requisitos para ser adoptantes, prohibió la guarda por escritura
pública o acto administrativo como modo para iniciar un proceso
de adopción directamente instaurando en cambio un doble
proceso judicial –guarda preadoptiva y juicio de adopción-y
reguló el derecho del adoptado a conocer su “realidad
biológica...” (Herrera, M. 2015, p. 544, párr. 1º y 2º).

María Felicitas Elías (2004, p.147) considera que el objetivo principal de la misma es
posibilitar una mayor fluidez en la adopción, otorgando una mayor amplitud a la norma
y una mayor seguridad y protección en lo referente a la libertad de las niñas y de los niños.
Propone además reducir la edad para ser adoptante, razonando que no sólo se beneficiarán
los niños y las niñas que estén en condiciones de ser adoptados, sino que fortificará el
vínculo matrimonial.

Es dable aclarar que el sistema actual de adopciones en Argentina tiene base, en la Ley
N° 24.779, promulgada el 26 de marzo de 1997; pero asimismo, se complementa con la
Convención sobre los Derechos del Niño - ratificada el 4 de diciembre de 1990 y con
jerarquía constitucional desde el año 1994, con la Ley N° 26.061 de Protección Integral
de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes - promulgada el 21 de octubre de 2005
y con la Ley N° 25.854 - promulgada el 6 de enero de 2004 - que crea la Dirección
Nacional del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (D.N.R.U.A.).

Fazzio, A y Sokolovsky, J. (2006, p.105, párr. 4º) indican que es preciso señalar que
la CDN, cambió el modelo referido a la protección de la niñez, privilegiando el interés
superior del niño, “…al considerar al niño un sujeto pleno de derechos”.

Según la Convención sobre los Derechos del Niño en su artículo 9 establece

40
“…Los Estados Parte velarán por que el niño no sea separado
de sus padres contra la voluntad de éstos, excepto cuando, a
reserva de revisión judicial, las autoridades competentes
determinen, de conformidad con la Ley y los procedimientos
aplicables, que tal separación es necesaria en el interés superior
del niño”.

Al respecto, el art. 21 de dicha Convención manifiesta que:

“Los Estados Partes que reconocen o permiten el sistema de


adopción cuidarán de que el interés superior del niño sea
considerado primordial y velarán por que la adopción del niño
solo sea autorizada por las autoridades competentes, las que
determinarán, con arreglo a las leyes y a los procedimientos
aplicables y sobre la base de toda información pertinente y
fidedigna, que la adopción es admisible en vista de la situación
jurídica del niño en relación con sus padres, parientes y
representantes legales y que, cuando así se requiera, las personas
interesadas hayan dado consentimiento a la adopción sobre la
base del asesoramiento que pueda ser necesario”.

Una de las diferencias que presentó la Ley 25.854 en su artículo 1º es la de conferirle


carácter judicial a la guarda y que dispuso la creación del Registro Único de Aspirantes a
Guardas con Fines Adoptivos, con la finalidad de que se encargue de evaluar a los
posibles adoptantes.

Artículo 1° - Créase el Registro Único de aspirantes a Guarda


con Fines Adoptivos, con asiento en el Ministerio de Justicia de
la Nación, el que coordinará sus actividades, a efectos del
contralor y procesamiento del material.

A partir de la nueva Ley 24.779 se exigió a los adoptantes una residencia en el país de
5 años como mínimo.

Artículo 315.-Podrá ser adoptante toda persona que reúna los


requisitos establecidos en este Código cualquiera fuese su estado
civil, debiendo acreditar de manera fehaciente e indubitable,
residencia permanente en el país por un período mínimo de cinco
años anterior a la petición de la guarda.

41
Esta decisión se tomó para impedir que los niños y las niñas sean trasladados a otro
país. También se estableció que luego de la sentencia los padres adoptivos tienen la
obligación de hacerle conocer al adoptado su realidad biológica, y éste a partir de los 18
años según el artículo 328, tiene el derecho de tener acceso a su expediente para conocer
su historia y sus orígenes.

Artículo 328.-El adoptado tendrá derecho a conocer su realidad


biológica y podrá acceder al expediente de adopción a partir de
los dieciocho años de edad.

Otra de las modificaciones más importantes fue aprobar la posibilidad de que el niño sea
oído por el Juez, siempre que éste lo considere conveniente, durante el proceso de
adopción y de acuerdo con su edad. (Elías, M. F. 2004, p.152)

Artículo 314.-La existencia de descendientes del adoptante no


impide la adopción, pero en tal caso aquellos podrán ser oídos
por el juez o el Tribunal, con la asistencia del Asesor de Menores
sí correspondiere.

Marisa Herrera (2015, p.545) expresa que en el año 2003 se sanciona la Ley 25.85435
que regula el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines de Adopción que creó el
art. 2 de la ley 24.779 en el ámbito nacional, coexistiendo con los diferentes registros de
pretensos adoptantes que existen en los ámbitos locales.

La autora refiere que esta ley establece dentro de la órbita del Ministerio de Justicia
de la Nación, el funcionamiento de un Registro Nacional que tiene por objetivo formalizar
una lista de aspirantes a guardas con fines de adopción, la que será denominada “Nómina
de Aspirantes”. Asimismo, instituyó que las provincias, luego de firmar y conveniar,
dispondrían de una terminal de enlace informático con el Registro. Esta ley queda
reglamentada a través del decreto 303/05, el cual queda derogado por el decreto
1328/2009, que reformuló las funciones del Registro Nacional, al entender que constituye
una “Red de Registros”.

Es importante señalar, que la Red de Registros no constituye en sí, un registro paralelo/


superador al registro local de adoptantes que posea cada provincia, es, al contrario, un

35
Esta ley se desprende del artículo II de la ley 24779, donde se proyecta la creación de este organismo.

42
registro unificado de los mismo. Es decir que al inscribirse en un registro local/provincial
automáticamente se comparten los datos con el Registro Nacional de Adoptantes. Esta
modificación queda instaurada en el decreto N.º 1328/2009.

2.2 Situación a partir de la sanción de la Ley 26.061

El título VI del Libro Segundo del Código Civil y Comercial se concentra en la


regulación del instituto de la adopción, fundándose la misma en los principios de la
Convención sobre los Derechos del Niño, con el siguiente concepto:

“La adopción es una institución jurídica que tiene por objeto


proteger el derecho de los niños, niñas y adolescentes a vivir y
desarrollarse en una familia que le que le procure los cuidados
tendientes a satisfacer sus necesidades afectivas y materiales,
cuando éstos no le pueden ser proporcionados por su familia de
origen. La adopción se otorga sólo por sentencia judicial y
emplaza al adoptado en el estado hijo…” Herrera, M. (2015, p.
546, párr. 1º)

Marisa Herrera (2015, p.547) considera que el nuevo paradigma fortaleció el rol de la
familia y el derecho a vivir dentro de una familia que tienen todos los niños, niñas y
adolescentes, esto es la base del Sistema de Protección Integral que crea y regula la Ley
26.061.

Conforme a este nuevo modelo, la adopción basada en el interés superior del niño debe
garantizar su desarrollo integral y su bienestar dentro de una familia adoptiva luego de
haber agotado todos los recursos que permitan la permanencia del niño en su familia
biológica.

“De este modo, el derecho a vivir en una familia distinta a la de


origen mediante la figura de la adopción es una decisión a la que
se debe llegar después de haberse descartado la posibilidad de
que el niño pueda permanecer con su familia de origen o
ampliada…” Herrera, M. (2015, p.548, párr.3º)

43
Queda explicitado que la falta de recursos económicos no debe ser motivo de la
separación de un niño de su familia ni de su institucionalización.

“…la falta de recursos materiales de los padres, de la familia, de


los representantes legales o responsables de las niñas, niños y
adolescentes, sea circunstancial, transitoria o permanente, no
autoriza la separación de su familia nuclear, ampliada o con
quienes mantenga lazos afectivos, ni su institucionalización…”.
(Herrera, M. p. 547, párr. 4º)

Para que esto sea posible es necesaria la presencia del Estado, quien tiene la obligación
de poner a disposición de las familias todos los medios necesarios que le permitan
modificar esta situación, mediante políticas públicas y programas apropiados para ello.

‘’En la base de este sistema se encuentra el conjunto de políticas


públicas básicas y universales, que definen la concepción del
niño/a o adolescente como sujeto de derechos; y las políticas
necesarias para su pleno desarrollo: educación, salud, cultura,
recreación, participación ciudadana; y la garantía estatal para
el pleno desarrollo a las mismas, la prioridad en la atención y la
permanencia en ellas a lo largo de todo su crecimiento’’ (Fazzio,
A. y Sokolovsky, J. citados en Elías, 2004, p. 95, párr. 3º)

Parafraseando a Fazzio, A. y Sokolovsky, J. citados en Elías, M. F. (2004, p. 95), esta


nueva norma pondrá en pie de igualdad jurídica a todos los niños, las niñas y adolescentes,
reconociendo su calidad de sujetos activos de derechos, habilitando para ello el pleno
ejercicio de la ciudadanía. También, definirá las responsabilidades de la familia, la
sociedad, y el Estado con relación a los derechos universales y especiales por su condición
de personas en desarrollo.

2.3- Modificaciones del Código Civil y Comercial. Cambios en el Proceso de .


. Adopción.

Como ya se ha dicho el instituto de la adopción ha sido incorporado al derecho


argentino desde 1948, surgiendo como un cuerpo de normas especiales, y

44
complementarias del Código Civil, a través de la Ley 1.352, aunque luego fue modificado
a través de las Leyes 19.134 y 24.779.

Sin embargo, su régimen fue motivo de numerosas críticas, razón por la cual el 1º de
octubre del 2014 fue aprobado el proyecto de reforma del Código enviado al Congreso,
entrando en vigor el 1º de agosto de 2015. Fue realizado por una comisión presidida por
el Dr. Ricardo Lorenzetti e integrada por las Dras. Elena Highton de Nolasco y Aída
Kemelmajer de Carlucci.

Dentro del Nuevo Código en el Libro II: Relaciones de Familia, título VI (Adopción)
capítulos 1 al 6, desde el artículo 594 al 637 se encuentran explicitadas las disposiciones
generales en referencia a la institución de la adopción.

Es así como en el art 594 del Código Civil y Comercial de la Nación (CCCCN) se
conceptualiza la adopción como:

“... una institución jurídica que tiene por objeto proteger el


derecho de los niños, niñas y adolescentes a vivir y desarrollarse
en una familia que le procure los cuidados tendientes a satisfacer
sus necesidades afectivas y materiales, cuando estos no les
pueden ser proporcionados por su familia de origen…”

La norma antes citada se refiere a la adopción en general, estableciéndola como el


derecho de los niños, niñas y adolescentes a vivir en una familia, la misma tiene
excepciones tales como la adopción de integración, donde el objetivo no es suplir una
falencia de la familia de origen, sino que el adoptante tenga vínculo filiatorio con el hijo
de su cónyuge o conviviente, y así ser considerado como un hijo más. (Otero, M. 2015,
p. 114).

Otero, M. (2015, p.115. Párr.2º) explica que la adopción en Argentina se rige por los
siguientes principios contemplados en el art. 595 del CCCN:

 el interés superior del niño;

 el respeto por el derecho a la identidad;

 el agotamiento de las posibilidades de permanecer en la familia


de origen o ampliada;

45
 la preservación de los vínculos fraternos, priorizándose la
adopción de grupos de hermanos en la misma familia adoptiva o,
en su defecto, el mantenimiento de vínculos jurídicos entre los
hermanos, excepto razones debidamente fundadas;

 el derecho a conocer sus orígenes;

 el derecho del niño, niña o adolescente a ser oído y a que su


opinión sea tenida en cuenta según su edad y grado de madurez,
siendo obligatorio requerir su consentimiento a partir de los diez
años.

Con respecto al derecho de conocer sus orígenes (identidad) en el art. 596 se menciona
el acceso no sólo al proceso de adopción, sino a todo expediente o cualquier fuente de
información relativos al origen, biografía o historia del adoptado, no estipulándose una
edad determinada ya que se podrá realizar de acuerdo con la inquietud, con madurez
suficiente, que se tenga acerca de sus orígenes. Otero, M. (2015, p.127).

Si la persona es menor de edad el juez puede disponer la intervención de profesionales


especializados e interdisciplinarios. Es aquí donde se observa el mayor avance respecto a
su antecesor art. 328 del CC, ya que el derecho a conocer sus orígenes/realidad biológica
para el adoptado era a partir de los dieciocho años. Otero, M. (2015, p.128); y al contar
con equipo interdisciplinario podrá prestar colaboración a la persona menor de edad.

Este autor sostiene que los adoptantes deberán comprometerse expresamente a hacer
conocer sus orígenes al adoptado, quedando constancia de esa declaración en el
expediente. Otero, M. (2015, p. 127)

Merece una mención especial el Derecho de los Niños a ser Oídos y que su opinión sea
tenida en cuenta, dado que este principio está incluido tanto en la Convención sobre los
Derechos del Niño como en la legislación Nacional vigente (Ley de Promoción y
Protección de los derechos del Niño, Niña y Adolescente Ley 26.061), “Resulta una
novedad del CCCN el hecho de requerir el consentimiento previo de toda persona que se
encuentra transitando un proceso de adopción. Dicho extremo debe cumplirse siempre
que la persona tenga más de diez años de edad”. Otero, M. (2015, p.129, párr. 7º).

Con respecto a las personas que pueden ser adoptadas, el art 597 del CCCN no establece
grandes modificaciones en relaciona a su antecesor el art 311 de CC, es decir que como

46
regla general pueden ser adoptadas las personas menores de edad, no emancipadas,
(niños, niñas, adolescentes) declaradas en estado de adaptabilidad o cuyos padres
biológicos fueron privados de la responsabilidad parental.

“Excepcionalmente, puede ser adoptada la persona mayor de


edad cuando: a) se trate del hijo de cónyuge o conviviente de la
persona que pretende adoptar; b) hubo posesión de estado de hijo
mientras era menor de edad, fehacientemente comprobada”
(CCCN, art 597)

Se puede señalar que en este supuesto la finalidad no es dar una familia a un niño/a
adolescente, “…sino legitimar una posesión de estado que inicio durante la minoridad
de una persona”. Otero, M. (2015, p. 131, párr. 3º).

Con respecto al artículo 598 del CCCN si bien es similar al art 313 del CC ya que
mantiene el avance que represento la obligación del juez de oír a los descendientes del
adoptante este va más allá “al señalar que el magistrado interviniente debe valorar la
opinión de los hijos del adoptante de acuerdo con su edad y grado de madurez
(autonomía progresiva)”. (Otero, M. 2015, p. 131 párr. 7º). Además, “…se agrega otra
novedad, pues se equipara a los hijos biológicos y adoptivos de un mismo adoptante, a
los que considera “hermanos entre sí” (Otero, M. 2015, p. 131 párr. 8º).

En cuanto a quienes pueden adoptar, el artículo 599 del CCCN, incluye como
adoptantes a los integrantes de una unión convivencial e incluso a una persona sola, esto
debe complementarse con lo estipulado en los artículos 602 a 605 del mismo Código.
Otero, M. (2015, p. 132)

Con respecto a la adopción por parte de extranjeros el artículo 600 establece como
requisitos la acreditación de residencia permanente de por lo menos 5 años, computándose
desde la petición de guarda con fines de adopción.

“El citado recaudo tienen por fin limitar las llamadas adopciones
internacionales a través de las cuales los adoptantes extranjeros,
concurrirían al país, obtenían un niño para adoptarlo y luego de
realizado el trámite volvían definitivamente a su lugar de
origen”. (Otero, M. 2015; 133, párr. 2º)

47
Art 601- Restricciones para adoptar: se entiende por esto a las personas que no pueden
adoptar

 Quienes no hayan cumplido veinticinco años de edad, excepto


que su cónyuge o conviviente que adopta conjuntamente
cumpla con este requisito;

 El ascendiente a su descendiente;

 Un hermano a su hermano o a su hermano natural.

Con respecto a la adopción por personas casadas o en unión convivencial, como se dijo
anteriormente, son reglamentadas por los artículos comprendidos entre el 602 a 605 del
CCCN. Y como regla general, las mismas solo pueden adoptar de manera conjunta (art.
602). Como excepción estos pueden hacerlo de manera “unipersonal” en los supuestos
enumerados en el art. 603, si:

 El cónyuge o conviviente, ha sido declarado persona incapaz


o de capacidad restringida, y la sentencia le impide prestar
consentimiento válido para este acto.

 Los cónyuges están separados de hecho.

Otras personas que pueden adoptar de forma conjuntas son aquellas que, habiéndose
divorciado o finalizado una unión convivencial, han mantenido el estado de madre o padre
durante el periodo que estuvieron juntos siendo el juez quien determine dicha situación
conforme el interés superior del niño. (art 604).

También se podrá otorgar la adopción conjunta luego de fallecido uno de los


guardadores, siempre que la guarda con fines de adopción haya sido otorgada durante el
matrimonio o unión convivencial, completándose, los tiempos estipulados en el artículo
614 del CCCN se completa, luego de fallecido uno de los adoptantes. (art. 605).

48
2.4 Proceso de Adopción.

Es preciso señalar las continuidades y rupturas (o incorporaciones) que se han realizado


en el proceso de adopción. Dentro de las continuidades se pueden mencionar los procesos
judiciales (declaración Judicial de la situación de adoptabilidad y el juicio de adopción)
y en cuanto a las adiciones se destaca la figura provisoria de guarda con fines a adopción.
El proceso de adopción se inicia cuando se ha cumplido el período de guarda.

2.4.1 Declaración judicial de la situación de adoptabilidad.

Es preciso señalar que esta “declaración” se realiza luego de las intervenciones


realizadas por las instancias administrativas, prejudiciales. Cabe mencionar que cada
provincia tiene su ley de protección de la infancia las cuales tienen concordancia con la
Ley Nacional de Niñez.

“En este primer proceso autónomo, lo que se estudia es el trabajo


previo, realizado en sede administrativa, con respaldo en el
Sistema de protección integral. Así se podrá definir si un niño o
adolescente se encuentra en condiciones de ser adoptado.”
(Krasnow, A. p. 678 párr. 1º).

Otero, M. (2015, p. 136) explica que según el Art. 607 los supuestos que dan lugar a
un juez a declarar la situación de adoptabilidad son:

1) Niños sin filiación establecida o sus padres se encuentren fallecidos, siempre que se
haya agotado la búsqueda de familiares de origen en un plazo de 30 días prorrogables
por un plazo igual solo por razón fundada.

2) Decisión libre e informada de los padres de que su hijo sea adoptado, manifestación
que debe ser expresada solo luego de los 45 días de nacido el niño.

49
3) Las medidas excepcionales tendientes a que el niño, niña o adolescentes permanezca
en su familia de origen o ampliada, que no hayan dado resultado en un plazo máximo
de ciento ochenta días por lo cual el niño no puede regresar a su familia de origen o
ampliada. Allí el organismo administrativo debe oficiar sobre la situación de
adoptabilidad, comunicación que se realizará al juez interviniente en el plazo de 24
horas.

Según expresa el mismo artículo la declaración judicial de la situación de


adoptabilidad no se podrá dictar si algún familiar o referente afectivo del niño se ofrece
como tutor o guardador y se considera ese pedido como el adecuado según el interés
superior del niño. La situación de adoptabilidad deberá ser resuelta por el juez en un plazo
máximo de 90 días. (Otero, M., 2015, p. 136).

Por otro lado, el Art. 610 del CCCN refiere “La sentencia de privación de la
responsabilidad parental equivale a la declaración judicial en situación de
adoptabilidad”.

Mariano Otero (2015, p.137, párr. 4º) considera que la declaración judicial de situación
de adoptabilidad se basa en las reglas enumeradas en el art. 609 del CCCN, a saber:

a) tramitar ante el juez que ejerció el control de legalidad de las


medidas excepcionales;
b) Es obligatoria la entrevista personal del juez con los padres,
si existen, y con el niño, niña, o adolescente cuya situación de
adoptabilidad se tramita;
c) La sentencia debe disponer que se remitan al juez
interviniente en un plazo no mayor a los 10 días el o los
legajos seleccionados por el registro de adoptantes, y el
organismo administrativo que corresponda, a los fines de
proceder a dar inicio en forma inmediata al proceso de
guarda con fines de adopción”.

En el tiempo que dura el proceso de declaración de la situación de adoptabilidad la


familia de origen tiene un lugar principal adecuando así el texto del Código Civil y
Comercial a la Ley Nacional N.º 26.061 que establece que todas las partes intervinientes
deberán tener las debidas garantías constitucionales en los procedimientos
administrativos y judiciales que conducen a la adopción de un niño.

50
2.4.2 Guarda con fines de adopción.

Antes de explicar la guarda con fines de adopción es indispensable señalar y explicar


una forma de guarda ampliamente extendida en la República Argentina como lo fue la
guarda de hecho, la cual consistía en la entrega de los niños, niñas y adolescentes, sin
poseer documentación que legalizara dicha “entrega”. Es preciso señalar la conformidad
en este proceso de los padres biológicos y de los guardadores. La importancia de desterrar
este tipo de concesión es evitar que se la entienda como un medio para la posterior
adopción.

“Con la entrada en vigencia de la ley 24779, se buscó, a través


del desdoblamiento del proceso de adopción (en guarda
preadoptiva y juicio de adopción), poner fin a las guardas de
hecho. El único tipo de guarda que legitimaba la norma era la
guarda judicial con fines de adopción, como instancia previa
necesaria que habilitaba el posterior juicio de adopción”
Krasnow, A. (2016, p. 683, párr. 3º)

Es preciso mencionar la existencia de dos instancias previas que complementan, y


regularizan dicho proceso estas son la inscripción en el Registro Único de Aspirantes a
36
Guarda con fines Adoptivos (RUAGA.) y la declaración de la situación de
adoptabilidad (anteriormente desarrollada).

Para Mariano Otero (2015, p.140) una vez que el Juez declara el estado de
adoptabilidad, se está en condiciones de designar su guardador, a fin de darle protección
al niño que lo necesite, la guarda que se otorgue puede ser unilateral o conjunta

Krasnow, A. (2016, p. 686, párr. 3º) explica que el juez es quien

“… selecciona a los pretensos adoptantes de la nómina remitida


por el registro de adoptantes. A estos fines, o para otras
actividades que considere pertinente, convoca a la autoridad
administrativa que intervino en el proceso de la declaración en
situación de adoptabilidad, organismo que también puede
comparecer de manera espontánea”.

36
El Registro Único de Adoptantes fue implementado por La Dirección Nacional del Registro Único de
Adoptantes (DNRUA) que fue creada en el año 2005 mediante la ley N° 24.854

51
“(…) para la selección y a los fines de asegurar de un modo
permanente y satisfactorio el desarrollo pleno del niño, niña o
adolescente se deben tomar en cuenta, entre otras pautas: las
condiciones personales, edades y aptitudes del o de los pretensos
adoptantes; su idoneidad para cumplir con las funciones de
cuidado, educación; sus motivaciones y expectativas frente a la
adopción; el respeto asumido frente al derecho a la identidad y
origen del niño, niña o adolescente…” (CCCN, art 613 citado en
Krasnow, A. 2016, p. 686, párr. 3º y 4º)

Es preciso señalar que luego de esta selección el Juez, tiene la obligación de escuchar
al niño, y que su opinión sea tenida en cuenta según su edad y grado de madurez, de esta
forma se garantiza nuevamente, el derecho a ser escuchado.

Cumplido esta parte del proceso, “… el Juez dicta sentencia de guarda con fines de
adopción. El plazo de guarda no puede exceder los seis meses” (CCCN, art 614), es decir
que, en comparación con el Código Civil derogado, este se redujo (anteriormente era de
un año).

Cabe destacar que el juez en el proceso de selección de posibles adoptantes u otras


actividades relacionadas, convoca a la autoridad administrativa que intervino en el
proceso de la declaración de situación de adoptabilidad, asimismo, este puede comparecer
espontáneamente.

2.4.3 Juicio de adopción

Con respecto a la autoridad competente, el artículo 615 CCCN. dispone:

“Es juez competente el que otorgó la guarda con fines de


adopción, o a elección de los pretensos adoptantes, el del lugar
en el que el niño tiene su centro de vida si el traslado fue tenido
en consideración en esa decisión”.

52
Como se dijo anteriormente, una vez cumplido el plazo de guarda con fines de adopción
el juez de oficio o a petición de parte, o de la autoridad administrativa puede iniciar el
proceso de adopción, como reza el artículo 616 CCCN.

Krasnow, A. (2016, p. 688, párr. 5º) explica que en el artículo 617, se plantean las reglas
que debe seguir el proceso de adopción:

A- son parte los pretensos adoptantes y el pretenso adoptado; si


tiene edad y grado de madurez suficiente, debe comparecer
con asistencia letrada;

B- el juez debe oír personalmente al pretenso adoptado y tener


en cuenta su opinión según su edad y grado de madurez;

C- debe intervenir el Ministerio Público y el organismo


administrativo;

D- el pretenso adoptado mayor de diez años debe prestar


consentimiento expreso;

E- las audiencias son privadas y el expediente, reservado.

En esta instancia quedan excluidos los progenitores biológicos, dado que estos fueron
incluidos y escuchados en el proceso inicial de declaración de situación de adoptabilidad.
Otero, M. (2015, p. 146).

Tal como explica Adriana Krasnow (2006, p. 689), este proceso culmina con el
establecimiento del vínculo filial adoptivo, la sentencia que otorga la adopción tiene
efecto retroactivo a la fecha de la sentencia que otorga la guarda con fines de adopción,
en el caso de la adopción del hijo del cónyuge o conviviente, la misma se retrotrae a la
fecha de promoción de la acción de adopción. (art. 618)

El CCCN reconoce tres tipos de adopción, la plena, la simple y de integración, arts.


619-637.

Adopción Plena: (art.624) Es de carácter irrevocable. Confiere al niño adoptado la


condición de hijo y extingue los vínculos jurídicos con la familia de origen, se admiten el
reconocimiento posterior de los padres de origen solo a los efectos de los derechos
alimentarios y sucesorios del adoptado. Tomándose como propio el apellido del
adoptante, adquiriéndose derechos en relación con este (como el derecho hereditario). En

53
este caso se prioriza el derecho del niño, niña y adolescente a vivir en una familia. Posee
los mismos derechos y obligaciones que un hijo biológico.

Corresponde otorgar una adopción plena con preferencia (art. 625) cuando se trate de
niños, niñas y adolescentes huérfanos de padre y madre, que no tengan filiación
establecida, cuando se haya declarado el estado de adoptabilidad, cuando los padres estén
privados de la responsabilidad parental, y cuando los progenitores hayan manifestados
ante el juez su decisión libre e informada de dar a su hijo en adopción. (Krasnow, pp 691-
692).

Adopción Simple: (art 627) Se crea un nuevo vinculo de filiación, y a su vez se reconoce
el vínculo preexistente, esto permite que el adoptado conserve por ejemplo el apellido de
su familia de origen, y vínculos jurídicos, aquí se prioriza el derecho a la identidad. No
genera vínculo jurídico con los parientes ni con el cónyuge del adoptante.

Según el art. 629 la adopción simple será revocable por:

 Por haber incurrido el adoptado o el adoptante en las


causales de indignidad previstas en este Código;

 Por petición justificada del adoptado mayor de edad.

 Por acuerdo de adoptante y adoptado mayor de edad


manifestado judicialmente.

La revocación extingue la adopción desde que la sentencia queda firme en adelante.


Luego de revocada la adopción el niño pierde el apellido adoptivo, aunque, sin embargo,
y basado en el derecho a la identidad, el juez podrá autorizarlo a conservarlo.

Adopción por integración: (art 630) corresponde a la adopción del hijo del cónyuge y/o
conviviente, manteniendo el vínculo filiatorio y todos sus efectos entre el adoptado y su
progenitor de origen, cónyuge o conviviente del adoptante. Anteriormente estaba incluida
en la adopción simple, en este régimen puede ser plena o simple, “…según lo que indique
el mejor interés del adoptado, (…) y la determinación de la adopción como simple o
como plena siempre dependerá del interés superior del niño…” (Krasnow. p. 690, párr.
7º- 8º)

54
Asimismo, se admite la conversión de la adopción simple en plena, también se
flexibilizan los efectos en la adopción plena y simple, por ejemplo, en una adopción plena
el juez puede dictaminar, que el adoptado mantenga relación jurídica con algún miembro
de la familia de origen, y crear vínculos jurídicos con uno o varios parientes de la familia
del adoptante en la adopción simple. (Krasnow, A. 2016, p. 690).

Capítulo 3.- Trabajo Social y Adopción

En el presente capítulo se hará referencia al abordaje del proceso de adopción, al rol de


los profesionales, del Estado y del que posee el trabajador social dentro del proceso de
adopción y como este rol se ha sido modificado a través del tiempo, y en consonancia a
los paradigmas vigentes, dejando de ser una profesión auxiliar para convertirse en una
profesión independiente, cuyos aportes y especificidad brindan una comprensión del
sujeto desde su historicidad y su contexto social, económico, cultural y político.

3.1 El abordaje del Proceso de Adopción en Argentina

La adopción brinda la posibilidad a los niños, niñas y adolescentes adoptados y a sus


padres adoptivos de integrar una familia que no va a tener vínculos biológicos, y que
garantizará la satisfacción integral de sus necesidades cuando los mismos no cuentan con
una familia de origen o cuando se establece que esa familia no puede responsabilizarse
de su cuidado. (Guía de la Adopción, 2015, p. V).

Dicha institución constituye un modo diferente de acceder a la maternidad y paternidad


donde el lazo de filiación debe construirse gradualmente, necesitando muchas veces del
“acompañamiento profesional que habilite un espacio de escucha, contención y

55
orientación”. (Guía de la Adopción, 2015, p V, par. 3°). En este punto es importante el
trabajo de los profesionales, principalmente del trabajador social en concientizar en las
familias que la prioridad es el derecho de los niños, niñas y adolescentes a tener una
familia y no la necesidad de los padres de tener hijos.

Al respecto María Federica Otero (2018, p. 106) manifiesta que además es importante
analizar la verdadera motivación que hay en adoptar “…conocer que el posible proceso
de adopción que pudiera asumir ese adulto se basará en el interés superior del niño y no
estará centrado exclusivamente en compensar el vacío de “completud” de esa persona”
(Otero, M. F. p.106, párr. 3º)

Esta autora continúa expresando que, para desempeñar la tarea los profesionales deben
tener conocimientos especializados, vocación, empatía y rigurosidad, debiendo tener
además una actitud contenedora, no entendiéndose como “piedad”, sino como seguridad.
(Otero, M. F., 2018, p.118)

La duración y la frecuencia de estos encuentros van a depender de cómo se vaya


construyendo ese vínculo.

“La adopción comprende un doble proceso de aceptación y


conocimiento que será el punto de partida para la construcción
de futuro: el futuro de la niña, niño o adolescente; y el deseo de
los padres que, al ahijarlos, conformarán una familia”. Guía de
la Adopción (2015, p. V, párr. 4º).

Florencia Burdeos37 (2006, p.14, párr. 4º) en su ponencia explica que, en sí mismo el
proceso de adopción “implica varias etapas”:

 El período previo de trabajo con la familia biológica a fin de


intentar la permanencia del niño en su seno;

 La declaración del estado de adoptabilidad, cuando se


observa que no es posible el mantenimiento del niño en su
ámbito familiar;

37
Burdeos, Florencia, Becaria del CONICET. Auxiliar Docente de Derecho Civil V. Facultad de Cs.
Jurídicas y Soc. de la UNLP - florenciaburdeos@hotmail.com

56
 La evaluación de los futuros adoptantes, el trabajo previo a
realizar con los mismos, así como la vinculación con el niño
a adoptar;

 La necesidad de un seguimiento, una vez otorgada la


sentencia de adopción”38.

Teniendo en cuenta la primera etapa antes de declarar al niño, niña, adolescente en


estado de adoptabilidad, desde el Estado se intentará por todos los medios derribar los
obstáculos que no permiten el desarrollo de ese niño, niña, adolescente con su familia
biológica, por eso se deberá comprobar de manera fehaciente a través del auxilio de
equipos profesionales de diferentes organismos tales como la Dirección de Niñez y
Servicios Locales, la imposibilidad de rescatar los vínculos. Estos equipos evaluarán las
situaciones de los niños y deberán tomar todas las medidas necesarias para garantizar que
tengan la posibilidad de regresar con su familia, si no lograran hacerlo deberán informar
al juez para que decida si a partir de ese momento declarará judicialmente el estado de
adoptabilidad de los niños. Al respecto Florencia Burdeos (2006, p. 6) expresará que esto
no se lleva a cabo, ya que no se realiza “un trabajo de apoyo, contención y elaboración de
redes a fin de evitar la separación del niño de su medio familiar”; ni se advierte que la “la
madre y/o padre pueda elaborar la entrega de su hijo en adopción y comprender el
alcance de la decisión tomada”. (Burdeos, F. 2006, p.6, párr. 3º)

Como ya se ha dicho, el estado de adoptabilidad es una medida excepcional a la que


se recurre “cuando niñas, niños y adolescentes estuvieran temporal o permanentemente
privados de su medio familiar o cuyo superior interés exigiese que no permanezcan más
allí” art 39, ley 26061. Burdeos, F. (2006, p. 4, párr. 1º) dice que estos niños “antes de
ser integrados en una familia adoptiva, permanecen largos períodos de tiempo
internados sin que se defina su situación jurídica”. De esta manera, no sólo continúa la
cantidad de niños institucionalizados, sino que cada vez son mayores los períodos de
internación de estos y los plazos de espera de los aspirantes para adoptar. Por ende, cada
vez son menos los niños dados en adopción por año.

38
Burdeos, Florencia, “Derecho del niño a vivir en familia” Ponencia presentada en “Pluralidades. Quintas
Jornadas Nacionales de Investigación Social de la Infancia y Adolescencia, Convención de los Derechos
del Niño y las Prácticas Sociales”. UNLP, 2006.

57
La medida excepcional antes mencionada es limitada en el tiempo, perdurará mientras
existan las causas que le dieron origen, teniendo como objetivo que las niñas, niños y
adolescentes lleguen a recuperar el ejercicio y goce de sus derechos vulnerados.

Al respecto expresará Burdeos, F. (2006, p.6. párr. 1º) que los motivos por los cuales
las niños, niñas y adolescentes se encuentran privados de permanecer en sus familias están
“encabezados por razones económicas…siguiéndole en importancia la disfuncionalidad
de la familia y la incapacidad de maternar/paternar…”. Y que no existe además “por
parte del Tribunal ningún ofrecimiento de ayuda económica, ni de contención para evitar
la separación del niño de su familia de origen”. Burdeos (2006, p.6. párr.2º)

Es por ello que la autora manifiesta que sería importante realizar un trabajo psicológico
con las familias, para llegar a un diagnóstico que permita determinar la posibilidad de
ejercer “el rol materno”, llevando ello a una rápida inserción del niño, niña, adolescente
a un ambiente familiar, ya sea con su familia de origen o adoptiva en caso de que la
evaluación arroje resultados negativos. Todo ello provocaría la disminución de los
períodos de institucionalización que tantas consecuencias negativas acarrea para los
niños, niñas y adolescentes (Burdeos, M. F., p. 7)

Frente a situaciones donde una niña, niño o adolescente no puede continuar


conviviendo con su familia de origen por distintas razones debe ingresar a un hogar,
residencia o a una familia de tránsito; siendo esta una medida que toma el órgano de
protección de derechos correspondientes y que es supervisada por un juzgado. Es allí,
cuando vencidos estos plazos el juez debe dictar el estado de adoptabilidad en el plazo
máximo de 90 días. (Guía de la Adopción, 2015, p. 6).

Al respecto manifiesta Burdeos, M. F. (2006, p. 9) que en la realidad esto no ocurre


ya que tampoco se le fija un plazo a los jueces para que resuelvan la situación jurídica del
niño, que se encuentra bajo su disposición y alojado en un establecimiento de menores,
ya sea que la decisión sea el regreso con su familia biológica o su integración a un nuevo
medio familiar.

Toda esta situación favorecida por la ley de adopción que no define el momento que
una niña, niño o adolescente se encuentra abandonado, y por ende en estado de
adoptabilidad, ya que ello queda a criterio del juez.

58
Como se expresó anteriormente, vencidos los plazos el juez debe dictar el estado de
adoptabilidad y en ese momento deberá comenzar la búsqueda de aspirantes dentro del
Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos entre aquellos que presenten
un perfil adoptivo acorde a la historia y necesidades de las niñas, niños o adolescentes.
(Guía de la Adopción 2015, p. 6).

Según María Federica Otero (2018, p. 114, párr. 2º) es importante el informe que
realice el profesional, ya que el mismo “…constituye la herramienta por excelencia para
que el juez establezca cuál es la familia más adecuada para un niño en situación de
adoptabilidad. Por eso es fundamental que no contenga información ambigua ni
imprecisa”

Esta búsqueda la iniciará el juez entre los inscriptos en el lugar donde la niña, niño o
adolescente tiene su centro de vida39.

En caso de no encontrar postulantes con el perfil adoptivo necesario, o bien cuando por
motivos fundados la niña, niño o adolescente debiera salir de esa jurisdicción, requerirá
al Registro Local que amplíe la búsqueda al resto de las jurisdicciones adheridas, en orden
de proximidad geográfica y manteniendo la prelación de la inscripción.40 (Guía de la
Adopción 2015, p. 6).

El Registro local trabajará en forma conjunta con el Registro Único de Aspirantes a


Guarda con Fines Adoptivos.

Es así como el Registro a requerimiento del juez tiene un plazo de 10 días para remitir
el o los legajos que haya seleccionado. Interviniendo en esta selección el órgano de
protección de derechos que intervino en el proceso de declaración de la situación de
adoptabilidad41. (Guía de la Adopción 2015, p. 6).

39
La ley 26.061, en su art. 3°, define al centro de vida como “el lugar donde las niñas, los niños y .
adolescentes hubieran transcurrido en condiciones legítimas la mayor parte de su existencia”.

40
http://www.jus.gob.ar/registro-aspirantes-con-fines-adoptivos/registros-de-la-republicaargentina.aspx

41
http://www.jus.gob.ar/registro-aspirantes-con-fines-adoptivos/registros-de-la-republicaargentina.aspx

59
Esta ha sido para la autora de mención (Burdeos 2006, p. 11) otra cuestión que ha
generado debate, y es la obligatoriedad o no de la inscripción en el Registro, a los fines
de acceder a una guarda con fines de adopción; esto teniendo en cuenta la gran cantidad
de guardas de hecho que existen en la práctica y que no han podido ser evitadas ni por la
Ley 24.779, ni por la nueva Ley 25.854 que crea el mencionado registro.

Ya que lo que se ha observado, es que muchos de los trámites

“de adopción se inician a raíz de una guarda de hecho, por


iniciativa de los guardadores, quienes solicitan la “guarda
judicial” o “guarda tutelar”, a los fines de percibir asignaciones
familiares y de incorporar a los niños a la obra social. En todos
los casos que existió una guarda de hecho previa, el expediente
culminó con la adopción del niño en guarda” (Burdeos, M. F.
2006, p. 11, párr. 3º)

Continuando con el procedimiento del Registro, las jurisdicciones adheridas conforman


la Red Federal de Registros, creada por decreto 1328/2009, reglamentario de la Ley 25.854.
Ingresando cada uno de estos Registros locales en la base informática los legajos de sus
postulantes, de esta manera se conforma un listado general. La Dirección Nacional del Registro
único de Aspirantes a Guarda con Fines de Adoptivos (DNRUA) del Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos de la Nación es el organismo que administra la base de datos. (Guía de la
Adopción, 2015, p. 7).

Es así, que, seleccionado el legajo de la nómina remitida por el Registro de Adoptantes,


el juez mantendrá con los postulantes una entrevista para conocerlos , debiendo valorar
sus condiciones personales, aptitudes, todo ello teniendo en cuenta las necesidades y los
intereses del niño (Bossert, G y Zannoni, E., 2005, p. 553), dando a conocer además la
situación actual de la niña, niño o adolescente, posibilitando además que concurran a la
institución donde este se encuentre para iniciar la vinculación o guarda. (Guía de
Adopción, p. 7)

Cuando efectivamente los aspirantes a guarda adoptiva comienzan a tener contacto con
las niñas, niños y adolescentes son los equipos técnicos, principalmente el trabajador
social quien realizará el acompañamiento y evaluará si la relación con la nueva familia y
el contexto en que se desarrolla son positivos para los mismos. A partir de estas
evaluaciones el juez podrá decidir otorgar la guarda con fines de adopción, que será un

60
lapso de convivencia no menor a los seis meses ni mayor a un año y el paso siguiente a
la guarda es el inicio de los trámites de adopción.

Por ello, María Otero manifestará que es

“…fundamental conocer las características de personalidad y su


“forma de ser en el mundo” de ese adulto en particular, a fin de
que (….) se pueda conocer si posee compatibilidad de
parentalidad adoptiva según las necesidades concretas del chico
al que la Justicia debe otorgarle una familia” (Otero, M. F. 2018,
p. 113, párr. 1º)

En las vinculaciones antes mencionadas expresa María F. Burdeos (2006, p.13), las
mismas son muy importantes para evitar las posibles “devoluciones” de los niños, ya que
ello ocurre cuando no se ha trabajado previamente con los pretensos adoptantes, y cuando
se trata de niños de mayor edad, ya que, al no realizarse un trabajo serio, la vinculación
ha fracasado puesto que el mismo no tiene resuelta la separación de su familia biológica.

Podrá iniciar el proceso de adopción el juez interviniente, de oficio o a pedido de parte


o de la autoridad administrativa. Esta etapa, denominada “juicio de adopción”, le otorga
seguridad jurídica a la niña, niño o adolescente. A partir de allí, comenzarán a detentar la
condición de hijo, y será sujeto de los mismos derechos que un hijo biológico.

“Aquí, y al igual que en las instancias anteriores, las niñas, niños


o adolescentes necesitarán escuchar con palabras claras y
sencillas lo que ocurrirá en esta etapa, en la que se
reactualizarán cuestiones en torno a su identidad y podrán surgir
preguntas relacionadas con su historia”. (Guía de la Adopción
2015, p. 13, párr. 3º).

En este proceso es importante que la nueva familia pueda acompañar a la niña, niño o
adolescente en la búsqueda e historización de sus orígenes, (quedando constancia de ello
en el expediente), contando si la situación lo requiere con la ayuda de profesionales
especializados en la temática.

Por ello, expresa María Otero que es necesario: “Promover que las personas
interesadas en adoptar comprendan realmente este proceso desde el punto de vista de las
necesidades concretas de los niños y puedan reflexionar acerca de qué sienten quienes
están en situación de adoptabilidad…” (Otero, M. F., 2018, p. 98, párr. 2º)

61
Cabe aclarar que:

“…el adoptado, con edad y grado de madurez suficiente, tiene


derecho a conocer los datos relativos a su origen y puede
acceder, cuando lo requiera, al expediente judicial y
administrativo en el que se tramitó su adopción y a otra
información que conste en registros judiciales o
administrativos”. (Guía de la Adopción, 2015, p.14, párr. 3º)

En la Argentina la adopción es judicial, constituyéndose en una institución jurídica


que forma parte del sistema de protección de la niñez y está encaminada a preservar el
interés superior del niño, siendo los jueces quienes pueden dar una niña, niño y
adolescente en adopción y teniendo cada provincia sus propias normas procesales

De lo expuesto surge que la adopción tiene como objetivo fundamental velar por el
interés superior de la niña, niño y adolescente, amparando su derecho a vivir y
desarrollarse en el seno de una familia que le brinde afecto y le procure los cuidados
tendientes a satisfacer sus necesidades en forma integral cuando ello no pueda ser
proporcionado por su familia de origen.

3.2 Rol de los profesionales en el Proceso de Adopción

En el proceso de adopción las intervenciones de los profesionales deben estar acordes


a las necesidades de las niñas, niños y adolescentes en condición de ser adoptados, es
decir el abordaje estará enfocado en el derecho que tienen los mismos a tener una familia
y no en la necesidad de los padres de tener hijos. Por lo tanto, las intervenciones además
estarán dirigidas a trabajar con las expectativas de los adultos, pretensos adoptantes,
quienes muchas veces buscan bebes ideales, sanos, y sin ninguna historia previa y no de
niños, niñas y adolescentes reales que necesitan una familia, solicitando “chicos”, con

62
características especiales, como si estos pudieran elegirse. Es así como “Los niños
esperan en los hogares porque dentro del listado de inscriptos no encuentran familias
que se hayan postulado para las características de esos niños” dicen Laura Rubio y
Laura Salvador, directoras de Ser Familia por Adopción (en Urdinez, M., Diario La
Nación, 2017, p. 2, párr. 11)

La intervención profesional deberá garantizar que los mismos sean dados en adopción
a una familia que pueda garantizar el desarrollo de forma sana y acorde a sus necesidades
particulares, por lo tanto, será un proceso profesional de toma de decisiones con el
objetivo de garantizar el mejor cuidado para los mismos. De allí la importancia de
“trabajar con los postulantes para que cambien su cabeza sobre cuáles son los chicos
que necesitan una familia”, dicen María Laura Casal y Mayra D’Assero, de la Fundación
Manos Abiertas. (en Urdinez, M., Diario La Nación, 2017, p. 1, párr. 13º)

Por lo dicho es imprescindible contar con profesionales capacitados, comprometidos


no sólo con el crecimiento de las personas, sino profesionales comprometidos con su
propio accionar, como dice Natalio Kisnerman: “…la capacitación debe ser constante,
permanente (…) porque un profesional tiene que tener actitud de estar siempre abierto
al conocimiento, incluso a los saberes de aquellos con quienes trabajamos”. (Kisnerman,
N. 2005, p. 163, párr. 3º)

Al respecto Florencia Burdeos destaca que:

“las dificultades que se presentan para los profesionales en


detectar la existencia de conflictos que puedan hacer
inconveniente acceder a la paternidad adoptiva o que necesiten
ser tratados, con la realización de una sola entrevista (…) cuando
el equipo técnico que realiza las evaluaciones, (…) no es un
equipo que se dedica exclusivamente a la adopción, sino que debe
realizar todos los informes de las distintas temáticas…”.
(Burdeos, F. 2006, pp.10-11, párr. 7º)

Al respecto otras de las dificultades que advierte Eva Giberti (en Otero, M. F., 2018,
p. 118) está relacionada con la capacidad de los profesionales y sus saberes que son una
realidad que va en proceso creciente, advirtiendo sobre una situación preocupante que se
vive en las universidades de nuestro país, cuyos programas no incluyen enseñanzas
específicas sobre adopción.

63
Además, en la actualidad es imprescindible abordar la complejidad y multiplicidad de
situaciones que se presentan en las distintas etapas del proceso, a saber: período de
vinculación, guarda preadoptiva y también después de dictada la sentencia de adopción.
Principalmente esto se puede llevar a cabo brindando un acompañamiento en la instancia
previa a la toma de la decisión de adoptar, acercando además información, y luego
aportando estrategias para superar los diferentes obstáculos que se presentan en dichas
etapas. Así la intervención de los equipos técnicos no queda centrada sólo en la necesidad
de garantizar las aptitudes de los pretensos adoptantes.

Es así como Burdeos, F. (2006, p. 13, párr. 4º) expresa la importancia de la vinculación
previa entre futuros adoptantes y el niño, niña y adolescente en condiciones de
adoptabilidad, ya que al no realizarse un trabajo previo “la vinculación ha fracasado en
virtud de que el niño no tiene resuelta la separación de su familia biológica”.

Al respecto esta autora expresa que:

“Una vez que el niño se ha incorporado ya a su nueva familia, se


plantea la necesidad de seguimiento y apoyo por parte del Estado
y sus entidades colaboradoras. El seguimiento constituye una
parte esencial del proceso adoptivo, para verificar si se ha
producido en condiciones adecuadas a la integración del niño a
su nueva familia. Está destinado no sólo a una certificación, sino
también y sobre todo a valorar el proceso de integración tal y
como lo están viviendo todos los implicados, a identificar tanto
los progresos como las dificultades, y a tratar de aportar aquellos
elementos que permitan la superación de estas últimas”.
(Burdeos, M. F., 2006, pp 13-14, párr. 6º)

Por su parte, los autores Fazzio, A y Sokolovsky, J. (2006, p. 152) expresan que los
profesionales y técnicos abocados al trabajo con niños, niñas y adolescentes, son los que
desde su accionar detectan según su formación-saber- el poder de establecer lo que es
“normal” y qué no lo es. Para ello deberán basarse en una mirada ética-reflexiva de las
consecuencias de su intervención, a la vez de utilizar una estética que permita armonizar
los diferentes recursos técnicos y operativos a su alcance para que su intervención no sea
vulneradora de los derechos que pretende garantizar.

Ello implica la excelencia de la formación, el compromiso con la tarea, la ética, y la


estética en el desempeño profesional y la realización de un trabajo interdisciplinario “…la

64
estética no está reñida con la ética, cuando el profesional pone lo mejor de sí para
brindar la mejor alternativa a quien pretende ayudar (…) pero sí lo está cuando su
discurso no coincide con su acción” (Fazzio, A. y Sokolovsky, J., 2006, p. 153, párr. 1º).

Dichos autores plantean que intervenir significa tomar parte activamente en un asunto,
hallar el mejor modo de modificar la realidad, lo que implicará un buen diagnóstico y la
utilización de las herramientas y estrategias necesarias.

Se puede decir entonces, que el compromiso de la intervención profesional está en


diseñar primeramente un diagnóstico lo más preciso posible, que procure visibilizar las
carencias como así también las potencialidades, incluyendo la familia ampliada, las redes
de apoyo y el entramado institucional. Finalmente, cuando todas las medidas tendientes
a la revinculación de la niña, niño, y adolescente con su familia de origen fracasaron, es
necesario impulsar la adopción de manera de garantizar la estabilidad indispensable para
su desarrollo.

3.3 El Rol del Estado en el Proceso de Adopción

El Estado participa como órgano diseñador de las políticas en materia de niñez y


políticas públicas para asegurar la atención de esta cuando se detecta la vulneración de
derechos. Para ello antes de recurrir al instituto de la adopción debe tratar de:

“…eliminarse las causas de abandono, fortaleciendo el rol de la


familia y brindándole la asistencia necesaria para que pueda
asumir su responsabilidad frente a la comunidad. De esta
manera, se atiende al derecho primordial que tiene todo niño a
ser criado y educado por su familia de origen…” (Burdeos, F.
2006, p.1, párr. 3º)

65
Al respecto continúa expresando Florencia Burdeos que, ese derecho tiene todo niño,
niña, adolescente a vivir en un ambiente familiar, para el pleno desarrollo de su
personalidad

“…no se ve respetado cuando los niños permanecen largos


períodos institucionalizados. Allí, es donde asumen un rol
fundamental los medios sustitutos, siendo que en nuestro derecho
la institución que goza de mayor aceptación y que se encuentra
reglamentada es la adopción”. (Burdeos, F. 2006, p.1, párr. 4º)

Así los niños que ingresan en el sistema administrativo-judicial quedan retenidos por
el mismo, sin que se resuelva su situación, negándole a la niña, niño, adolescente la
posibilidad de egreso con una familia, sea ésta la biológica cuando ello es posible o una
familia adoptiva, si fuera ésta la opción más saludable. La falta de premura para resolver
estas situaciones provoca esa retención institucional en los sujetos involucrados

Asimismo, Adriana Abeles 42 (en Urdinez, M. Diario La Nación, 2017, párr. 6º)
expresa que otro problema está relacionado con las largas esperas para poder adoptar, ya
que: “la lentitud en el sistema se produce por la falta de información a la comunidad
respecto de la posibilidad de adoptar niños no tan pequeños, con quienes los tiempos se
acortan muchísimo”.

Con lo dicho anteriormente acuerda Florencia Burdeos cuando expresa que “la larga
permanencia de los niños en las instituciones dificulta su posterior adopción, ya que los
aspirantes en general pretenden niños de 0 a 3 años” (Burdeos, F. 2006, p. 10, párr. 2º)

De allí la importancia de formular propuestas tendientes para hacer efectivo el derecho


fundamental que tiene toda niña, niño, adolescente a vivir en el seno de una familia.

Explica la autora que el compromiso por parte del Estado Argentino de incorporar la
Convención Internacional de los Derechos del Niño estuvo pendiente durante más de una
década, señalando de esta manera el Comité Internacional de Derechos del Niño la falta

42
Abeles Adriana, Psicoanalista. Fundadora y Presidente de la Fundación Campos del Psicoanálisis.
Asesora e integrante del Equipo de Adopciones Re-anudar de la Fundación Campos del Psicoanálisis.
Coordinadora General e Integrante del Equipo de Acogimiento Familiar.

66
de adecuación de nuestra legislación sobre infancia a la Convención Internacional de
Derechos del Niño, como la ausencia de políticas sociales focalizadas en niñez y
adolescencia (Burdeos, F 2006, p. 2). Ello sumado a la promulgación de la Ley 26061 y
las dificultades que existen para implementar el sistema diseñado a la nueva ley, es que
“se mantiene en la práctica, y se mantendrá hasta que pueda ser puesto en
funcionamiento el nuevo paradigma, el modelo del patronato” (Burdeos, F, pp. 2-3 párr.
5º)

Al respecto Florencia Burdeos manifiesta que:

“…la normativa vigente tanto en el ámbito interno (Ley 26.061,


a nivel nacional y Ley 13298, a nivel provincial, ambas de
Protección Integral de la Niñez y Adolescencia) como en el
ámbito internacional, consagra este derecho de la familia y del
niño, y la consiguiente responsabilidad del estado de brindar
asistencia, tanto espiritual como material, a fin de evitar la
separación del niño de su núcleo familiar. De esta forma, la
adopción aparecería en forma subsidiaria como remedio para
paliar la situación de los menores desamparados” (Burdeos, F.
2006, p. 4, párr. 4º)

De allí la importancia que sólo cuando los progenitores y sus familiares se encuentran
imposibilitados de criar a sus hijos, es responsabilidad del Estado establecer políticas
idóneas para la rápida integración definitiva de la niña, niño, adolescente a una familia
adoptiva, pero lo que:

“…se observa que los programas existentes tienen como


destinatarios a los niños o familias que ya han sido
judicializados, y que no existen programas que intervengan en
forma preventiva a fin de evitar la separación del niño de su
medio familiar y su posterior internación en un establecimiento
asistencial” (Burdeos, F. 2006 p.7, párr. 6º)

De esta manera una vez vulnerado el derecho a permanecer en una familia, careciendo
de medios suficientes para restablecer este derecho, en muchos casos la adopción parece
ser la mejor opción (Burdeos, F. 2006, p. 8)

Por lo antes expuesto, se podría arribar a que el “derecho del niño a permanecer en su
familia de origen”, siendo este el mandato principal de la Convención al Estado deviene
inexigible ante la falta de apoyo de este;

67
“…ya que el niño por su propia condición de tal se ve
imposibilitado de reclamar su cumplimiento, no pudiendo
hacerlo tampoco sus progenitores, debido a sus propias
incapacidades y ante la falta de apoyo por parte de sus propias
familias, de la comunidad y principalmente, del Estado”
(Burdeos, F. 2006, p. 8, párr. 2º)

Por todo lo dicho, es preciso analizar e interpelar la aplicación de la Ley 13.298 de


Promoción y Protección de los Derechos del Niño, particularmente la actuación de los
organismos administrativos de Derechos de los Niños, que son los encargados de
garantizar un sistema de protección de derechos, donde la pobreza y el desencuentro
familiar no debieran constituir causales de retención institucional de las niñas, niños y
adolescentes.

Así, el Estado debe:

 Promover políticas activas en defensa de los derechos de las


niños, niñas y adolescentes y sus familias poniendo en,
“funcionamiento la legislación nacional en materia de
infancia…” (Burdeos, F. 2006, p. 15, párr. 2º).

 Implementarse un trabajo responsable con las familias


biológicas a fin de lograr la revinculación del niño, niña y
adolescente para evitar las largas permanencias de estos en
establecimientos asistenciales, fijando un plazo máximo
donde el juez debe decidir con la mayor celeridad el estado de
adoptabilidad del niño. (Burdeos, F. p. 15).

 “Una vez declarado el estado de adoptabilidad del niño, (…)


realizar un trabajo de vinculación con los futuros adoptantes,
que no debe culminar con la sentencia de adopción…”
(Burdeos, F. p.16, párr. 1º).

Por lo dicho, es tarea del Estado garantizar los derechos fundamentales de las niñas,
niños y adolescentes que no cuenten con la posibilidad de permanecer en su seno familiar,
y agotadas las instancias efectivas y realistas de integración de estos a su familia de origen

68
deben reconocerse y garantizarse el derecho de acceder a una familia alternativa y
definitiva.

Pues, en efecto la Convención Internacional de los Derechos del Niño, postula que
“Los niños temporal o permanentemente privados de su medio familiar, o cuyo superior
interés exija que no permanezcan en ese medio, tendrán derecho a la protección y
asistencia especiales del Estado”. (art. 20, inc. 1º).

Por lo tanto, es indudable que las políticas de niñez deben precisar un lugar específico
para el instituto legal de la adopción, entendiendo a esta como una herramienta necesaria
dentro de esas políticas, a la que se debe acudir de modo extraordinario, cuando no existen
recursos familiares sostenibles dentro de su núcleo de origen, entendiendo como tal a los
padres biológicos y a la familia extensa.

3.4 El rol del Trabajador Social en el Proceso de Adopción.

Como se ha ido desarrollando a través del presente trabajo, el rumbo que ha transitado
la temática de adopción en Argentina ha estado en función de los diferentes momentos
socio históricos y las consecuentes políticas sociales implementadas sobre la niñez, por
lo que el trabajo social puede enmarcarse teniendo en cuenta el contexto de los grandes
procesos sociales y las características específicas del mismo en cada sociedad en
particular.

Desde una concepción tradicional el derecho y posteriormente la psicología, han


aportado la mayor cantidad de bibliografía y análisis sobre la temática adopción, con un
enfoque propio. Con los que respecta a las ciencias sociales existe una gran ausencia en
aportes que aborden esta temática, lo que convierte a la adopción en un hecho social
altamente complejo, pero no por eso inabordable. Paulatinamente desde el Trabajo Social

69
se está comenzando a decir que hay otra subjetividad en la temática, que tiene lecturas y
aportes propios que coadyuvan a esta construcción sociocultural. (Valdés, G. 2007 p. 1)

Si bien el Trabajo Social ha evolucionado históricamente en forma conjunta con las


problemáticas sociales, ha tomado ciertos elementos característicos propios de la
profesión; tal como lo es la identidad profesional, entendiendo a la misma como:

“…la fuerza de ser que permite, a través de la reflexión y del


distanciamiento óptimo ante los hechos, construirse y orientarse
con seguridad con una especificidad en un sistema de
significaciones profesionales. En esa autoevaluación es
importante advertir como construimos nuestra visión del mundo
y de nosotros mismos, como se va configurando nuestra
identidad, la que sólo puede ser comprendida a partir de las
prácticas que realizamos al confrontarnos con otros y de las
representaciones que hacemos de esas prácticas y esas
relaciones” (Kisnerman, N. 2005, p. 164, párr. 1º)

Por ello continúa diciendo el autor que, el trabajador social es un profesional que
enfrenta junto a las personas implicadas una amplia gama de necesidades y problemas
sociales, desarrollando su trabajo en un área específica. De esta manera será en esa
realidad concreta, en relación con los hechos o fenómenos que se estudian, donde realiza
su actividad pretendiendo transformar esa realidad en forma conjunta con las personas
involucradas. (Kisnerman, N. 2005 p. 161)

Siguiendo a Kisnerman estamos en una sociedad en crisis. En una sociedad donde las
rupturas son parte de la vida diaria, en la que ya ninguna disciplina puede arrogarse el
discurso hegemónico, donde hay que tomar medidas unificadas, donde reencontrar la
finalidad social de los saberes es una cuestión básica. (Kisnerman, N., 2005, p. 148).

Por ello Susana García Salord, citada en Kisnerman, sostiene “...que la especificidad
del Trabajo Social surge de precisar el objeto, los objetivos, quiénes son los sujetos
sociales y la estrategia teórico-metodológica de intervención” (Kisnerman, N. 2005, p.
149, párr. 1º)

Por otra parte, y haciendo referencia al trabajo social en materia de adopción Javier
Gómez Sastre (s/f p.1, párr. 1º) expresa:

70
“En la actualidad, la intervención del trabajo social en materia
de adopción tiene una serie de elementos y estrategias propias de
este colectivo de actuación que se identifica dentro de la
intervención familiar sistémica, es decir, la intervención con
familias”.

Siguiendo a este autor, la necesidad de especializarse en esta materia, de desarrollar y


aprender intervenciones específicas para actuar en estos casos, está relacionada con la
demanda de las distintas situaciones que han ido surgiendo dentro de esta modalidad
familiar; entendiéndose la misma como la integración de una niña, niño, adolescente que
se encuentra en estado de adoptabilidad a una familia, favoreciendo un contexto vital
adecuado.

Por lo dicho, antes de recurrir al instituto de la adopción es necesario tratar de remover


las causas que subyacen en la mayoría de las adopciones. “Es decir, que en primer
término la política familiar debe orientarse a eliminar las causas del abandono,
fortaleciendo el rol de la familia, y brindándole la protección y asistencia necesarias
para que asuma su responsabilidad frente a la comunidad”. (Burdeos F., 2015, p. 4,
párr. 3º)

En lo que respecta al trabajador social propiamente dicho, como profesional


especializado en el análisis de las complejas tramas de relaciones sociales, políticas,
económicas y culturales, fue incluido en el ámbito de la justicia civil con el objetivo de
colaborar en dar respuestas a los problemas familiares, lo cual implica una intervención
con personas y familias, no de manera inocua sino generando en dichos sujetos,
modificaciones y expectativas, aún más en aquellos casos en que dicha intervención
aborda la temática adopción, dado que se incluyen a niñas, niños y adolescentes, sus
familias de origen y sus futuros padres adoptantes.

Es importante tener presente que el rol del trabajador social esta:

“…contextuado y mediatizado por las variables que emanan


del marco ideológico, dominante, también por las políticas
institucionales, sean de promoción social, asistencia, seguridad
social, ya que las instituciones donde se inserta el TS.,
desarrollan políticas definidas por ellas y desde el Estado”.
(Elias, M. F. 1985, p.1, párr. 1º)

71
“La referencia al Estado, significa la instancia de reproducción
de relaciones sociales, a partir del marco definido por una
ideología, que es siempre la ideología de la clase dominante”.
(Elias, M. F., 1985, p. 1, párr. 2º)

Es así como su intervención está atravesada por un lado por la institución a la cual
pertenece el profesional y por otro, la demanda de los sujetos, resultando ello una tarea
poco fácil, teniendo en cuenta que los involucrados son niñas, niños y adolescentes sujetos
de derecho.

Por lo dicho anteriormente, Natalio Kisnerman expresa que esas dificultades y “…esas
situaciones deben actuar como estímulo para desarrollar creatividad y no como freno,
autolimitándonos, justificándonos (…), perdidos en rituales institucionales y, lo que es
peor, dando la imagen de una profesión burocratizada…”. (Kisnerman, N. 2005, p. 163,
párr. 2º)

De allí la importancia de abordar la temática de la adopción en forma conjunta con las


diferentes disciplinas, ya que cada uno de los profesionales que directa o indirectamente
intervengan en el tema aportarán una visión particular logrando un abordaje mucho más
amplio, teniendo en cuenta que dicha intervención lleva implícita la responsabilidad de
los efectos que provoque en cada uno de los sujetos involucrados.

3.5 Diferencia entre el abordaje multidisciplinario e interdisciplinario

La multidisciplina 43 es el manejo de varias disciplinas, las abarca o afecta, por


separado. Así en este abordaje los expertos de cada disciplina trabajan sobre el tema

43
Concepto de multidisciplina http://teodelentorno.blogspot.com/2017/10/multidisciplina-interdisciplina-
y.html

72
únicamente enfocándose en su área de estudio y no tomando en cuenta el trabajo de los
demás; por lo tanto, termina siendo una compilación del punto de vista de cada disciplina
sobre un tema específico.

De esta manera entendemos a la multidisciplina

“…como el esfuerzo indagatorio convergente de varias


disciplinas diferentes hacia el abordaje de un mismo problema o
situación a dilucidar. Por lo general, tal problema o situación ha
venido siendo indagado por una u otra disciplina como su objeto
de estudio, y, en cierto momento, dicho objeto de estudio
comienza a ser abordado “multidisciplinariamente” con el
concurso convergente (a veces de los métodos, a veces de los
desarrollos conceptuales) de otras disciplinas…” (Sotolongo
Codina, P. L., Delegado Díaz, C. J., 2006, p.66, párr.1º)

Por lo dicho, el abordaje multidisciplinario, hace referencia a las distintas disciplinas,


entendiendo Goldvarg que una disciplina es un campo de conocimiento hipotético que se
construye alrededor de partes específicas de un objeto de conocimiento, transformándolo
en su objeto de conocimiento y siendo autorizado. Que sea autorizado significa que es
convencional, y tiene legitimidad social, lo que implica que tiene autoridad legal y
cognoscitiva. (Goldvarg, N. 1993, p.86).

Por ello, para abordar cualquier campo determinado de la realidad existen múltiples
disciplinas que confluyen para su resolución.

“La multidisciplinariedad o pluridisciplinariedad supone un


conjunto de disciplinas, estudiando diferentes aspectos de un
mismo objeto y/o cooperando en su abordaje, desde cada una de
ellas. No están ligadas a ninguna modificación de sus estructuras
teóricas. Valga como ejemplo, el tan común de las consultas entre
médicos de distintas especialidades frente a un cuadro complejo
de enfermedad”. (Kisnerman, N., 2005 p..107, párr. 2º)

Por lo dicho, la multidisciplinariedad da cuenta de todas las ramas, ciencias y


disciplinas del conocimiento que tienen que ver sobre lo concreto de un problema, aunque
esto no implica la construcción de nuevos saberes.

73
Con respeto a la temática adopción como se mencionó anteriormente, es importante el
rol de los distintos actores. Desde su disciplina, cada uno de ellos serán quienes reflejarán
los diversos aspectos que operarán en la realidad que se pretende abordar; siendo dichas
disciplinas las que reflejen la necesidad de intervención de estos profesionales.

Por otra parte, la interdisciplina es un esfuerzo indagatorio convergente entre varias


disciplinas, pero su objetivo es obtener “cuotas de saber” acerca de un objeto de estudio
nuevo, diferente a los objetos de estudio que pudieran estar previamente delimitados
disciplinaria o incluso multidisciplinariamente. De esta manera se delimita
interdisciplinariamente un objeto de estudio previamente no delimitado
disciplinariamente, obteniendo así “cuotas de nuevo saber” acerca del mismo (Sotolongo
Codina, P. L., Delegado Díaz, C. J., 2006, p.66)

Asimismo,

“…la interdisciplinariedad articula dos o más disciplinas en un


equipo de trabajo, con un código y una metodología compartidas.
En algunos casos, llegan a fundirse y configurar un nuevo objeto
teórico (…) El abordar de esta manera un objeto en la práctica
profesional anticipa nuevas y más fructíferas perspectivas tanto
a la acción, como a la producción y a la enseñanza” (Kisnerman,
N., 2005 p. 107, párr. 3º)

Así la interdisciplina no solo es la suma de varias disciplinas sino una nueva manera de
entender y abordar un problema. Al respecto, y siguiendo a Fazzio, A. y Sokolovsky, J.
(2006)

“…supone la armonización de diferentes enfoques y miradas


sobre un mismo objeto de estudio, cuyo producto final excede a
una disciplina en particular, haciéndose casi imposible distinguir
los elementos propios de cada una de ellas. En este sentido es que
la totalidad es más que la mera sumatoria de partes, su
conjugación promueve un producto nuevo, original, imposible de
lograrse desde un solo enfoque”. (Fazzio, A. y Sokolovsky, J.,
2006, p.153, párr. 3º)

Por lo dicho, la interdisciplina no sólo es la suma de varias disciplinas sino también


una nueva forma de entender y resolver problemas. Es por ello que, para llevar a cabo un
trabajo interdisciplinario, debemos valorar y cuestionar el conocimiento y la subjetividad

74
de cada profesional, aceptar las limitaciones, aportar conocimiento y experiencia y
reconocer la producción en equipo que se puede producir.

Al respecto los autores Fazzio, A. y Sokolovsky, J. (2006) expresan que:

“…En ciencias sociales, el trabajo en equipo se transforma en el


eje central, que pone de relieve la acción interdisciplinaria”. (…)
“El trabajo en equipo es la expresión más frecuente de la
interdisciplina…” (…) “Agrupar armónicamente y
equilibradamente a diferentes agentes, requiere por parte del
conductor pericia, direccionalidad, tener una idea fuerza que
aglutine al grupo en un objetivo común y compromiso de todos
con la tarea…”. (Fazzio, A. y Sokolovsky, J., 2006, p. 153, párr.
4º)

Por todo lo expuesto, la interdisciplina a diferencia de la multidisciplina va más allá


de una disciplina específica, ya que ha logrado una nueva combinación teórica, y su
característica especial, es que no puede ser la suma combinada de contribuciones de varias
disciplinas, sino una nueva idea conceptual. (Egg, A. y Follari, R. (1988, pp. 22-23).

Finalmente, y retomando a los autores Fazzio, A y Sokolovsky, J. (2006, p.153, párr.


5º)

“La concepción de la inter (es decir, entre) disciplinas, implica


ejercer una acción recíproca desde los elementos propios de las
ciencias que están en juego. Hace intervenir no sólo a los
aspectos sustantivos de cada saber disciplinar sino a los sujetos
que lo llevan adelante. En ciencias sociales, el trabajo en equipo
se transforma en un eje central, que pone de relieve la acción
interdisciplinaria”.

Por todo lo dicho, resulta necesario poder determinar los motivos esenciales
relacionados con la elección de uno u otro abordaje para intervenir en la adopción de
niñas, niños y adolescentes.

75
3.6 La importancia del abordaje interdisciplinario

El enfoque interdisciplinario, como se expresó anteriormente, es un espacio de trabajo


donde las distintas disciplinas están relacionadas entre sí en función de un objeto común
y donde cada profesional podrá hacer un aporte a dicho abordaje. De allí que esta
modalidad sea cada vez más necesaria para resolver los problemas sociales, entre ellos la
problemática de la adopción.

En el proceso de adopción, como se ha dicho, el tipo de abordaje elegido será


importante ya que repercutirá en forma directa en los sujetos con los que se intervendrá.
Siguiendo a Sokolovsky y Fazzio:

“…la interdisciplinariedad no se limita a un concepto de


funcionamiento, de manera de hacer, sino que ello tiene una
implicancia absoluta en la vida de las personas con quienes
trabajamos, cobrando especial importancia si las mismas son
niños” (Fazzio, A y Sokolovsky, J., 2006, p. 155, párr.7º).

De allí, la importancia de la formación interdisciplinaria en los profesionales entre los


que se encuentra el trabajador social, lo que le permitirá intervenir en forma integral y
coordinada con profesionales de otras disciplinas para resolver los distintos conflictos, ya
que no se puede tratar la realidad social desde una sola perspectiva.

Al respecto, Adriana Fazzio y Jorge Sokolovsky expresan que:

“…los problemas humanos fueron tornándose cada vez más


complejos y la especialidad de las distintas disciplinas no
brindaban una mirada integral. Ello obligó a que se produjera
progresivamente un acercamiento a ellas, hacia una
epistemología convergente avecinando posturas y abriendo
mentes. Es dable decir que este acercamiento produjo y produce
notables resistencias, confrontaciones y luchas”. Fazzio, A y
Sokolovsky, J., 2006, p.153, párr.4º)

Como se ha dicho, para observar e intervenir en los problemas sociales, se debe hacer
desde una totalidad, pensando la realidad social desde la perspectiva de la complejidad,
debiendo intervenir y reflexionar desde distintas disciplinas, siendo el trabajo social una
de ellas.

76
Al respecto Fazzio y Sokolovsky advierten que

“El trabajo en equipo es la expresión más frecuente de la


interdisciplina, aunque no es la única. Los estudios e
investigaciones que combinan más de una mirada disciplinar a
veces son llevadas a cabo por un solo investigador que debido a
su capacidad e idoneidad logra sintetizar e integrar miradas
complementarias sobre un mismo objeto de estudio. Pero hay una
notable diferencia en los equipos interdisciplinarios de
investigación y de intervención: la investigación es la actividad
encaminada a descubrir nuevos conocimientos de la ciencia,
buscando mayormente un aporte original al conocimiento; en
cambio la intervención profesional implica una acción directa,
basada en los conocimientos de la ciencia, para modificar (o
tratar de hacerlo) en forma sustancial la vida de un sujeto o de
un grupo…”. (Fazzio, A y Sokolovsky, J., 2006, p.154, párr. 1.)

Por ello continúan diciendo los autores que, para que se produzca un cambio en la vida
de los sujetos las intervenciones que se realizan “…merece que pongamos lo mejor de
nosotros mismos, que cada uno de los miembros del equipo aporte los mejores elementos,
que los armonicemos entre todos y creativamente busquemos la mejor alternativa…”
(Fazzio, A y Sokolovsky, J., 2006, p.155, párr. 5º)

Por lo dicho, la importancia de un abordaje interdisciplinario está relacionado con los


aportes que cada profesional realice buscando siempre la mejor alternativa para los
sujetos involucrados, siendo que en el proceso de adopción los resultados de dichas
intervenciones afectarán directamente a las niñas, niños, adolescentes y a toda la familia
y redes sociales que los rodean.

77
Consideraciones Finales

La reforma en el Código Civil y Comercial de la Nación con relación a la institución de


la adopción fue realizada pensando en el interés superior de los niños, niñas y
adolescentes, reconocido en la Convención sobre los Derechos de los Niños.

Estas reformas hicieron hincapié en el derecho que tienen las niñas, niños y
adolescentes a ser oídos, a tener en cuenta su opinión de acuerdo con su edad y grado de
madurez, requiriendo además su consentimiento a partir de los diez años, respondiendo
ello al principio de autonomía progresiva; como así también el derecho a conocer su
verdadera identidad, a conocer sus orígenes, preservar los vínculos fraternos, y el
agotamiento de las posibilidades de permanencia en la familia de origen.

Asimismo, el CCCN dispone que pueden adoptar una única persona, como así también
de manera conjunta parejas no casadas o convivientes, además el divorcio durante los
trámites de adopción no impide la misma, pudiendo adoptar conjuntamente aún después
del divorcio o cuando haya cesado la unión de hecho, teniendo en cuenta siempre el
interés superior del niño, niña y adolescente Otro cambio de la legislación es que,
disminuyó la edad necesaria para ser adoptante a 25 años.

Este trabajo de investigación además permite observar los cambios que se produjeron
en la familia como institución y en la cultura de la sociedad. Antes la familia tradicional
estaba conformada por un padre, una madre y sus hijos, con el transcurrir del tiempo
surgen otros tipos de familia.

La adopción “es la oportunidad”, es el derecho de los niños, niñas y adolescentes a


tener y vivir en una familia, conllevando ello la posibilidad de asumir la maternidad y la
paternidad de una manera diferente, posibilitando así que las niñas, los niños y
adolescentes que no cuentan con una familia de origen o cuando la misma no pueda
hacerse cargo de sus cuidados puedan acceder a vivir en una familia que pueda satisfacer
de manera integral sus necesidades. De allí la importancia de la intervención, y del rol del
trabajador social en dicha materia para concientizar acerca de priorizar el bienestar y el
derecho del niño, niña y adolescente a tener y vivir en una familia, y no la necesidad de
los padres a tener hijos.

78
Partiendo que uno de los derechos básicos de todo niño, niña y adolescente es el de
tener una familia, lo cual fue reconocido por la Convención sobre los Derechos del Niño,
y el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación incluyó entre sus modificaciones al
sistema de adopción, es que se priorizó a los mismos ubicándolos en el centro de la
escena.

Asimismo, se advierte como este derecho, el de todo niño, niña y adolescente a vivir
en un ambiente familiar, no se ve respetado cuando estos permanecen largos períodos
institucionalizados. “Allí, es donde asumen un rol fundamental los medios familiares
sustitutos, siendo en nuestro derecho la institución que goza de mayor aceptación y que
se encuentra reglamentada es la de la adopción” (Burdeos, F. 2006 p.1, párr. 4º).

Así los niños, niñas y adolescentes quedan retenidos por el sistema, sin que se resuelva
su situación, privándolos de la posibilidad de egreso con una familia, sea ésta la biológica
cuando ello es posible o una familia adoptiva, si fuera ésta la mejor elección. Todo ello
por la falta de celeridad para resolver estas situaciones que provoca esa retención
institucional. Al respecto manifiesta Florencia Burdeos que, cuando se comprueba la
imposibilidad de rescatar los vínculos, o en los casos que éstos no estén determinados,
deberá declararse judicialmente el estado de adoptabilidad. “Sin embargo, tal decisión no
es tomada por los jueces de menores con la celeridad necesaria en función de las
necesidades del niño” (Burdeos, F., 2006, p. 9 párr. 2º). A ello se suma como se ha
explicitado en el trabajo la falta de formación en los profesionales para abordar la temática
de la adopción.

Por lo dicho, declarado el estado de adoptabilidad hay plazos que deben cumplirse, por
lo que la incorporación de un niño, niña, adolescente en una familia no puede dilatarse en
el tiempo, pero tampoco puede realizarse en forma precipitada donde no se haya podido
evaluar detenidamente sus circunstancias. Esto está relacionado con lo manifestado por
Burdeos (2006, p.9), con respecto a los plazos para declarar el estado de adoptabilidad,
ascendiendo los mismos a 14 meses promedio, oscilando entre los 9 meses y los 4 años
en algunos casos.

Si no se toma una decisión en tiempo y forma, la salud del niño, niña y adolescente
tanto espiritual como psicofísica pueden verse afectada, y esto ocurre muchas veces
porque el juez no posee un real conocimiento de las condiciones de vida de estos y no
decide con la urgencia del caso, sin tener en cuenta que se trata de un tiempo vital para el

79
niño. Por lo que es importante considerar lo expresado por Florencia Burdeos (2006, p.5)
que la gran mayoría de los niños institucionalizados provienen de familias vulnerables,
económica, social y culturalmente, provocando ello que se agudicen los problemas.

Además de la lentitud del sistema, la falta de información a la comunidad en referencia


a la posibilidad de adoptar niños de más edad que la que pretenden los aspirantes a guarda,
cuya edad oscila de 0 a 3 años prolonga la permanencia de las niñas, niños y adolescentes
en las instituciones.

Según las estadísticas de la Dirección Nacional del Registro Único de Aspirantes a


Guarda con Fines Adoptivos (2019)44, el 89% de los candidatos prefieren niñas o niños
de un año y el 74% extienden su búsqueda hasta los 4 años. El 17% la extiende a niños o
niñas hasta 8 años y sólo el 1% a niñas o niños hasta 12 años.

Por todo lo expuesto se puede decir que, el sistema estatal no realiza acciones que
garanticen que las familias superen las carencias, sino que refuerzan su desigualdad, todo
ello perjudica al niño, niña, adolescente con todas las consecuencias negativas que ello
conlleva. Por lo tanto, la participación del trabajador social en los equipos técnicos de los
diferentes espacios tanto de la Justicia como de los órganos administrativos del Estado
resulta fundamental a la hora de evaluar y acompañar a las familias y a los niños, niñas y
adolescentes que transitan por el camino de la adopción.

En cuanto a la adopción, se pudo observar que en la nueva legislación si bien la


guarda con fines de adopción solo puede otorgarse por medios judiciales y la entrega a
través de escritura pública o acciones administrativas está prohibida, previendo además
la creación de un registro único de aspirantes para lograr el propósito de la adopción, no
pudo detener la institucionalización de los niños, ni aumentó el número de adopciones,
ya que los tiempos para acceder a las mismas siguen siendo tiempos largos.

Por todo lo expresado a lo largo de esta investigación se puede concluir, que, si


bien la Argentina cuenta con un marco normativo como la Ley Nº 26.061, de Protección
Integral de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, y con el nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación las viejas prácticas todavía están muy enquistadas en los actores

44
Dirección Nacional del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos:
https://serfamiliaporadopcion.org/noticias/datos-estadistico-d-n-r-u-a/

80
del sistema de protección, lo que no ha permitido evidenciar cambios legislativos
significativos en la problemática de la adopción. En cuanto al rol que cumple el trabajador
social el mismo resulta fundamental en todo el proceso de adopción, ya que desde su
especificidad disciplinar propicia el desarrollo de estrategias de intervención que
garanticen los derechos de los niños, niñas y adolescentes a desarrollarse en forma
integral en una familia.

81
Referencias Bibliográficas

Bossert, G. y Zannoni, E. (2005) Manual de Derecho de Familia. p.553- Editorial Astrea.

Burdeos, F. (2006) Derecho del niño a vivir en familia – pp. 13-14. Ponencia presentada
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marzo de 1997. Disponible en: .
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Ley Nº 25.854 Guarda con Fines Adoptivos. Sancionada el 4 de diciembre de 2003.


Promulgada el 6 de enero de 2004. Disponible en: .
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/90000-94999/91602/norma.htm

Ley Nº 26.061 Ley De Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y
Adolescentes (2005) Disponible en: .
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/110000114999/110778/norma.htm

85
ANEXO

86
LA NACION | Comunidad | Historias que inspiran

Diez trabas de la adopción: pese a los avances, muchos


chicos aún esperan
Los especialistas señalan que falta priorizar el derecho de los niños a tener una familia por
sobre los deseos de los que quieren ser padres; mientras el 82% se anota para bebes, en los
hogares abundan grupos de hermanos y adolescentes

Micaela Urdinez

2070452 Diez trabas de la https://w w w .lana


9 de octubre de 2017

Mitos, desinformación, miedos y viejas prácticas son parte del combo que hace que
todavía la adopción no funcione de forma aceitada en la Argentina.

Si bien todos los actores involucrados (jueces, defensores de menores, abogados,


organizaciones sociales, psicólogos) señalan que el nuevo Código Civil trajo
importantes avances, también coinciden en que, al menos, existen diez trabas
importantes que erosionan el complejo engranaje de la adopción.

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"Hoy la situación de la adopción está mucho mejor que en el pasado. Hace 10 años ni
siquiera se pensaba en la posibilidad de adoptar a un chico más grande", sostiene Rosa
Cabral, auxiliar letrada del Juzgado de Familia de Pilar.

Fabiana Isa, psicóloga y coordinadora general del programa de extensión Atención de


Niños Privados del Cuidado Parental de la Facultad de Psicología de la UBA, aporta
claridad sobre el principal problema a resolver: "la adopción no tiene nada que ver con
la imposibilidad de concebir. Este es el principal malentendido. Hoy los postulantes
piden un hijo a la carta, en vez de buscar la mejor familia para cada chico. El sistema es
confuso".

Según el último estudio elaborado por la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia y


Unicef en 2015, cada vez hay menos chicos viviendo en una institución al cuidado del
Estado: son 9219 niños y adolescentes en esa situación, un 37% menos que en 2012.

Un inconveniente histórico han sido las largas esperas para poder adoptar. "La lentitud
en el sistema se produce por la falta de información a la comunidad respecto de la
posibilidad de adoptar niños no tan pequeños, con quienes los tiempos se acortan
muchísimo", cuenta Adriana Abeles, presidenta de la Fundación Campos del
Psicoanálisis y asesora del Equipo Reanudar.

Los datos aportados por el Registro Único de Aspirantes a Guardas con Fines Adoptivos
(Ruaga) confirman esta tendencia: mientras el 82% busca menores de un año, apenas el
1% de los chicos que esperan una familia responde a ese criterio.

87
Justamente, es en los menores que viven en hogares -esos que tuvieron que atravesar
situaciones de mucho dolor y sufrimiento para tener que ser arrancados de su familia
biológica- en quienes hay que poner el foco. Y ellos son, en su mayoría, grupos de
hermanos, chicos más grandes o con alguna discapacidad.

"Separar a chicos de sus hogares implica tiempo, primero porque los órganos
administrativos intentarán generar las condiciones aptas para la permanencia de los
niños en su familia. Vencidos el plazo y los recursos disponibles, recién ingresan en el
circuito judicial de la adopción. Esto genera que los chicos que están esperando
generalmente no sean bebes y no cumplan con esas expectativas creadas por los
adultos", agrega Cabral.

Ésta es otra de las trabas principales: aspirantes que buscan bebes ideales, sanos y sin
una historia previa, y los chicos reales que necesitan una familia.

"Los niños esperan en los hogares porque dentro del listado de inscriptos no encuentran
familias que se hayan postulado para las características de esos niños", dicen Laura
Rubio y Laura Salvador, directoras de Ser Familia por Adopción.

María Teresa Veltri, defensora de menores e incapaces del Ministerio Público de la


Defensa, respalda esta visión: "Algunos adoptantes piden chicos con características muy
específicas como si un hijo pudiera eligirse".

Más acompañamiento
¿Cuál es la solución? "Hay que trabajar con los postulantes para que cambien su cabeza
sobre cuáles son los chicos que necesitan una familia", dicen María Laura Casal y
Mayra D'Assero, de la Fundación Manos Abiertas.

Esta brecha, que todavía resulta insalvable en muchos casos, es la que lleva a que
algunos chicos lleguen con 18 años a egresar de los hogares y tengan que crecer de
golpe para poder hacerle frente a la vida adulta.

"Nosotros sabemos que a algunos chicos nunca les vamos a conseguir padres y entonces
desde el Estado tenemos que darles lo mejor que podemos", explica Lucas Aón, juez de
familia de la ciudad de Buenos Aires, que lleva actualmente 30 casos de adopción.

Para Isa lo peor que le puede suceder a una sociedad es naturalizar que la infancia
transcurra en las instituciones. "Sueño con llevar a cabo una movida social que instale el
tema de la espera de los niños para adopción, que los haga visibles. Es necesario que
quienes esperan en dos orillas diferentes, los adultos y los niños, puedan finalmente
encontrarse. El encuentro es posible", señala.

Cabral también aporta un balance positivo: "Puedo decir que el encuentro es posible, no
sin dificultes, pero vi niños florecer, familias que arremeten con todos los obstáculos y
luchan por ser felices".

88
Las familias que sólo buscan bebés es la principal dificultad de
la adopción en el país
10:53

Video

Los obstáculos más importantes


Falsa concepción sobre el sentido de la adopción

¿Qué se entiende por adopción? Una respuesta que parece tan simple es la que todavía
encierra la principal traba en el tema: el foco está puesto en el deseo de los padres de tener
hijos y no en el derecho de los chicos de tener una familia.

"Si no arrancás por la concientización de lo que es una adopción y priorizás el bienestar


del chico, no hay manera de que funcione por más organismos e instituciones que tengas",
dice Veltri.

Para Aón, aún no existe la cultura de que la adopción es una institución que tiene como
única finalidad darle una familia a un chico que no la tiene. "En el inconsciente colectivo
está la idea de que la adopción está para satisfacer los deseos de una maternidad frustrada.
Eso hace que sigamos teniendo chicos internados en instituciones", sostiene.

Cabral es testigo de muchas parejas que van a anotarse con un enojo hacia el Estado que
no les provee un hijo. "Los medios ayudan a construir la idea de que el Estado no hace
nada", señala.

Los aspirantes sólo quieren un bebe, y sano

Los números no mienten. Mientras el 82% de los aspirantes busca menores de un año,
apenas el 1% de los chicos que esperan una familia responde a ese criterio. ¿Qué tiene
que cambiar?

Éste es el desafío que tiene que enfrentar Aón todos los días: no encontrar candidatos para
los chicos a los que tiene que conseguirles una familia. "Hay muchas personas inscriptas
en el registro, pero no gente que esté dispuesta a la adopción de los candidatos que
nosotros tenemos, que en general son chicos con problemas de salud, grupos de hermanos
o chicos de más de 6 años", cuenta.

Hace falta visibilizar la realidad de los niños que esperan ser parte de una familia.

"Hoy, los aspirantes piden un hijo a la carta, el sistema les solicita que indiquen edad,
sexo, preferencia de salud, en vez de buscar la mejor familia para cada chico. Mirá qué
distinto sería si yo les contase a quienes se acercan cuáles son los chicos que están
esperando una familia", dice Isa.

No podían tener hijos y decidieron adoptar un chico de10 años


00:59

Video

89
Poca preparación y articulación de los equipos

Cada jurisdicción organiza sus servicios locales de protección y promoción de derechos,


que son los que toman las medidas de protección de los niños. Por eso hace falta
dotarlos de los recursos necesarios, como mejor presupuesto, equipos interdisciplinarios
suficientes, remuneraciones adecuadas y capacitación.

"Falta mucha capacitación de los operadores. También hay mucha precariedad de


contratos, y eso genera mucha rotación del personal en los servicios locales", expresa
Cabral.

Según la experiencia de Manos Abiertas, los servicios locales no trabajan de forma


coordinada con los equipos de los hogares. "El servicio local debería contar con los
mejores profesionales en temas de niñez y adolescencia, ya que ellos determinan si los
niños están en riesgo", dicen preocupados.

Desde Ser Familia por Adopción suman que falta preparación en la temática de la
adopción. "Las universidades no brindan en general formación en esta disciplina",
concluyen.

Los chicos pasan mucho tiempo en las instituciones

Todos coinciden en que el nuevo Código Civil ayudó a acortar los plazos. Sin embargo,
todavía hay chicos que esperan. "Hoy la ley dispone un plazo máximo de 180 días de
permanencia en los hogares", cuenta Cabral.

Para Aón, los plazos no pueden cumplirse principalmente porque faltan recursos fuera
del juzgado para analizar el estado de situación de los chicos. "Tenemos los plazos, pero
no los recursos. Ni tampoco los padres para los chicos", explica.

Es importante entender que no todos los chicos que viven en hogares están en
condiciones de ser adoptados porque se están buscando otras opciones dentro de su
familia extendida o se intenta solucionar las situaciones que los llevaron a irse de su
hogar. Por otro lado, también se denuncia una excesiva demora en los trámites internos
de los juzgados.

Una de las trampas vinculadas con los plazos es la posibilidad de que los jueces
renueven las medidas excepcionales indefinidamente.

Falta de acompañamiento a las familias

Existe una gran falta de acompañamiento a las familias en el período de guarda y la


etapa de la creación del vínculo adoptivo. Esto lleva, lamentablemente, a muchos
fracasos en las adopciones, lo que se denomina "devoluciones".

"Lo que pasa en ese estadio tiene que ver con la soledad de todos los involucrados. Es
una etapa que trae aparejadas muchas tormentas y dificultades. Yo lo llamo el tsunami.
Es estrictamente necesaria la creación de sistemas de acompañamiento, la flexibilidad
de los operadores del sistema judicial y del administrativo. Estar a disposición de esta
familia para que se estructure sobre bases sólidas", cuenta Cabral.

90
Lo que notan desde Ser Familia por Adopción es que la mayoría de las vinculaciones y
guardas no están acompañadas adecuadamente por profesionales que ayuden en estas
etapas. "Éstas son instancias fundantes de este proceso, donde tanto los adultos como
los niños necesitan contención", explican.

Los hogares no tienen suficientes vacantes

Desde Manos Abiertas sostienen que la falta de vacantes en los hogares se produce
porque al demorar la resolución de los casos se colapsa el sistema, al no producir
egresos. Otra consecuencia negativa es que al no existir la cantidad necesaria de hogares
para albergar a los chicos lo que sucede es que generalmente se los aleja de su barrio y
centro de vida.

"Muchos de los hogares que están conveniados con la ciudad de Buenos Aires quedan
en la provincia. Esto obliga a los chicos a cambiar de colegio, a dejar de ver a sus
amigos, a estar lejos de su familia. Como primera medida, intentaría mandarlos a
hogares dentro del primer cordón del conurbano", dice Aón.

Veltri coincide en que faltan hogares: "Hay muchos que están lejos del lugar de
referencia del chico. Y si la idea es intentar que vuelva a su casa, o encontrar a la
familia ampliada, le estamos cortando esa posibilidad. Además, esto coarta mucho la
posibilidad de control que se puede ejercer".

Se prioriza en exceso a la familia de origen

Si bien es primordial trabajar con la familia de origen del niño, es importante que esto
no sobrepase los 180 días establecidos para las medidas de abrigo y sólo se renueve esta
medida de manera excepcional y ante hechos concretos que visibilicen que la familia
está transitando un camino en pos de garantizar el interés superior del niño.

"Muchas veces los jueces priorizan la instancia familiar de origen aun en aquellos casos
en que no perciben intenciones de cambio, y posponen la decisión de poner a los niños
en situación de adoptabilidad no dimensionando lo perjudicial que es para ellos
permanecer por un largo tiempo en una institución", afirman desde Manos Abiertas.

Abeles plantea otro escenario conflictivo, que es cuando los chicos que viven en los
hogares tienen contacto con sus familias de origen. "Muchos de estos chicos no están
abandonados ni en situación de adoptabilidad, porque los visitan sus familias
respectivas".

Los jueces hacen pocos llamados a convocatorias

El juez tiene la obligación de probar todas las instancias que le permite la ley para
intentar conseguirle una familia al chico que la necesita. La última es una convocatoria
pública. "Cuando son muchos hermanos, a veces los jueces no quieren hacer las
convocatorias porque creen que las personas se conmueven al ver el pedido, pero no son
conscientes de lo que implica", cuenta Veltri.

Para Isa, las convocatorias públicas son una gran herramienta para conseguir
postulantes. "Existe un registro de postulantes pensado para chicos ideales, y para los

91
chicos reales existen las convocatorias. Mirá si se hicieran convocatorias públicas para
todos los chicos que hoy están esperando una familia. Es impresionante ver cómo las
familias responden y cuando ven que es una situación real y concreta no dudan."

Por eso es necesario utilizar las convocatorias para buscar familias dispuestas a adoptar
a grupos de hermanos y hacerlo con profesionalismo e idoneidad.

Viejas prácticas muy enquistadas en el sistemas

Si bien la Argentina cuenta con un marco normativo modelo como la ley 26.061, de
protección integral de los derechos de niños, niñas y adolescentes, de 2005, y con el
nuevo Código Civil, de 2016, las viejas prácticas todavía están muy enquistadas en los
actores del sistema de protección.

"Será un trabajo arduo que llevará mucho más tiempo", dice Isa. En esta misma línea,
Cabral sostiene que es necesario crear andamiajes institucionales para soportar la nueva
legalidad, que implica aplicar siempre la mirada desde el prisma del interés superior del
niño.

"La sola modificación de las leyes no cambia prácticas e ideas ancestrales, más aún en
temas de construcciones familiares", concluye Cabral.

Para Veltri, el problema no es la ley, sino que los juzgados, en general, son lentos: "Los
juzgados podrían funcionar mejor. Trabajamos todos juntos para que la adopción se dé
lo más rápido posible".

Escaso trabajo previo con postulantes

El trabajo con los postulantes es crucial para que puedan tomar conciencia de cuáles son
los niños que necesitan una familia y así estar dispuestos a adoptar a chicos más
grandes, con discapacidad y grupos de hermanos.

"Si bien es necesaria la creación de un registro nacional de adoptantes, esto conlleva


varias dificultades. El gran desafío es cómo hacemos sujetos a esos niños, cómo
trasmitimos sus necesidades, sus gustos y sus preferencias para encontrar los
postulantes que se adecuan mejor a ellos. Es muy difícil conseguir postulantes para
niños que superan la edad idealizada y muchas veces están invisibilizados en los
listados", dice Cabral.

Ser Familia por Adopción trabaja justamente en intentar cambiar la cabeza de los
postulantes. "Buscamos que comprendan cuáles son los niños reales que están
esperando. Vemos que con acompañamiento y aportes muchos pueden hacer el proceso
para ello, pero solos es muy difícil."

Datos estadísticos D.N.R.U.A.


21 Feb, 2019

En la página del Ministerio de Justicia y Derechos


Humanos de la Nación bajo el título «Un nuevo
92
paradigma para quienes buscan adoptar» publicaron
las estadísticas vigentes al 13/2/2019.
Los datos estadísticos que se presentan surgen de la base de datos que administra la Dirección
Nacional del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos, vigentes al 13 de
febrero de este año, y reflejan la disponibilidad adoptiva que presentan los postulantes
inscriptos a nivel nacional, respecto de las niñas, niños y adolescentes que desean adoptar.

Cantidad de solicitantes por legajo


 Legajos con un solo solicitante: 1020 (22%)
 Legajos con dos solicitantes (matrimonios, uniones convivenciales, parejas, matrimonios
igualitarios): 3560 (78%)
Disponibilidad adoptiva según edad
 De un total de 4580 legajos vigentes, 4097 (89%) manifiestan voluntad de adoptar niñas
o niños de 1 año de edad. En cambio, cuando la búsqueda se extiende hasta niñas o niños
de 4 años de edad, surgen 3409 legajos (74%).
 Respecto de la adopción de niñas o niños de 8 años de edad, 763 postulantes (17%)
cuentan con disponibilidad y tan solo 42 (1%) expresan la voluntad de adoptar niñas o
niños de 12 años de edad.
Disponibilidad adoptiva según la cantidad de niños o niñas que aceptan
 Sobre 4580 inscripciones vigentes, 2050 (45%) expresan la voluntad de adoptar solo un
niño o niña, mientras que 2350 postulantes (55%) adoptarían hasta dos niñas, niños o
adolescentes.
Distribución sobre la cantidad de niños o niñas que aceptan
 Respecto a esos 2530 legajos que aceptan la posibilidad de adoptar más de un niño o niña,
2325 (92%) aceptan hasta dos, 197 (8%) hasta tres, y tan solo 8 legajos (0,3%)
aceptarían adoptar hasta 4 niños o niñas.
Se procura que las hermanas o hermanos en situación de adoptabilidad sean recibidos por una
misma familia. Como los adoptantes suelen encontrarse con un sistema familiar constituido
con una historia compartida y con modos de relación específicos, que tendrán que
comprender, el acompañamiento profesional cumple en estos casos un rol fundamental en la
construcción y fortalecimiento del vínculo.

Disponibilidad adoptiva según discapacidad y/o enfermedad


 Sobre 4580 inscripciones vigentes, 3867 (84%) expresan la negativa de adoptar niñas,
niños y adolescentes con discapacidad y/o enfermedad, mientras que 713 (16%)
manifiestan que sí lo harían.
Desde abril de 2017 se implementa una nueva versión del sistema informático que permite
distinguir dentro de la disponibilidad adoptiva la enfermedad y/o tipo de discapacidad.

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